La Voz de La Torah - Parashat Bejukotai
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BEJUKOTAI
Y GUARDAN MIS PRECEPTOS. Najmánides (Com. sobre el Lev. XVIII,4) indica a qué
categorías de individuos van dirigidas las promesas siguientes: para los que ejecutan
las Mitzvót con la intención de obtener en ello una recompensa, numerosos beneficios
se preveén en este mundo; para los que las realizan con la vista puesta en una
recompensa en el mundo futuro, su alma encontrará paz y reposo. Pero aquí se alude
a aquellos que ejecutan los mandamientos, sin esperar una recompensa en ello; los
múltiples beneficios enumerados en nuestro capítulo se realizarán a favor de estos;
aquellos que, en fin, cumplan la palabra de Dios, desdeñando todo provecho material,
se verán resucitar en una nueva vida, como Janój y el Profeta Eliyáhu.
5 – Y COMEREIS VUESTRO PAN HASTA LA SACIEDAD. “Se comerá poco, pero esta
acción estará bendecida en su vientre”, señala Rashí. Esto no debe tomarse en sentido
literal, pues la idea de abundancia, está implicada en la primera parte del versículo;
pero la promesa consiste en que Israel tendrá cosechas abundantes, mientras que las
otras naciones conocerán el hambre: Israel, por simpatía, les venderá una cantidad tal
de alimentos, que le quedará poco para alimentar a sus propios habitantes, pero eso
será suficiente.
15 – MAS ROMPIEREIS MI PACTO. Lo que equivale, dice Rashí, a negar a Dios. Hay
siete pecados, el primero conduce al segundo y así sucesivamente hasta el séptimo:
no se estudia, no se practica, se desdeña a los que practican, se odia a los Sabios, se
impide a los otros practicar, se niegan los mandamientos, se niega el principio de la
Divinidad. Es toda la historia de la decadencia de los judíos, a quienes la {tojajáh} da
así una solemne advertencia. Siete castigos se prevén para los siete pecados, como lo
indica Rashí en el vers. 18. Rabí Bajyéh explica cómo se presentaron los siete castigos
mencionados en diferentes ocasiones en el curso del capítulo; pero si, según él, ahí
figuran completamente los castigos, Rabí Sorotzkin, por el contrario, introduce un
análisis que mostraría la ausencia del séptimo castigo: el que está previsto para el
último pecado, o sea la ruptura de la Alianza. Ahora bien, por esta falta, el Eterno no
aplica castigo en absoluto, como se ha dicho en el vers. 44: “Y sin embargo, incluso
entonces, cuando se encuentren en el país de sus enemigos, no los desdeñaré ni los
rechazaré hasta el punto de aniquilarlos, de disolver Mi Alianza con ellos, pues Yo Soy
el Eterno, su Dios”.
Rabí A. Ibn Ezrá señala que las maldiciones parecen más numerosas que las
bendiciones, pero esto no refleja la realidad, pues estas últimas se citan brevemente,
mientras que las maldiciones se exponen en detalle con el fin de horrorizar a los que
las escuchan, y de ese modo disuadirlos del pecado. Pero el Medrásh Tanjumáh explica
el hecho del predominio de las maldiciones de la manera siguiente: “Las maldiciones
comprenden veintinueve versículos, mientras que las bendiciones no ocupan más que
once. Sin embargo, Rabí Samuel decía: “Cualquiera que preste bien atención, verá que
las bendiciones están en mayoría. Pues las bendiciones comienzan por una {álef} {im
bejukotái} y terminan por una {Tav} {komemiyút}. {vav} {veim lo tishme'ú}. Ahora bien,
entre la {vav} y la {hei} no hay lugar para las maldiciones. Otra explicación, Dios les
decía: “Si hacéis lo que deseo, aunque las bendiciones sean poco numerosas, Yo las
haré abundar sobre vosotros, y dejaré las maldiciones a un lado”. Es como si de alguna
manera, Dios les hubiera dicho: “Yo sé que no tenéis fuerza suficiente para soportar las
maldiciones, pero también Estoy presto a celebrar un compromiso con ustedes”.
¿Estaba justificado este compromiso? ¿Por cuál actitud de Israel? Debido a que Israel
ha echado sobre sus hombros voluntariamente decretos y prohibiciones que superan
el número de los que Dios le ha ordenado, sus miembros los han cumplido fielmente.
El Cantar de los Cantares hace el elogio del Pueblo de Israel: “Nuevos y antiguos
(decretos) que Yo he reservado para ti, mi bien amado”. (VII, 14; Talm. ‘Eruvín 21b;
Lam. Rabbá II, 26). Además, en el futuro haré desaparecer — dijo el Eterno— todas las
maldiciones y no tendréis más que bendiciones, como Yeshayáhu el Profeta, célebre
por sus profecías (LXI, 19): “También su posteridad será señalada entre las naciones,
y sus descendientes entre los pueblos. Todos los que los vean los reconocerán como
pertenecientes a una raza que Dios ha bendecido”.
Y TAMBIEN DE MI PACTO CON YITZJAK. Rashí señala: “Si los Patriarcas son citados
en orden inverso, es para decir que los méritos de Ya'akóv, el más joven de ellos,
bastarían para justificar esta liberación, a la cual, si no fuera suficiente, se podrían
añadir los de Yitzják, y si todavía con esto no bastara, los de Abrahám tendrían toda la
fuerza necesaria”. Nuestra teoría es que Ya'akóv está más cerca que ninguno al
corazón de los Israelitas; pues Abrahám tenía un hijo — Yishma'él — al cual arrojó de
su casa debido a su mala conducta; únicamente Ya'akóv encontró el medio de bendecir
— sin excepción — a sus doce hijos, todos equivalentes en dignidad.
ANULANDO MI PACTO CON ELLOS. Nuestra Alianza con Dios es tradicional: nunca
el Eterno la disolverá, ya sea como resultado de la peor de las defecciones como de un
exceso de cólera.
POR CUANTO YO SOY ADONAI, SU DIOS. Esta es la primera vez que el Nombre del
Eterno aparece en este capítulo de exhortaciones. En efecto, Su rostro permanece
oculto para nosotros, y no reaparecerá más que al comienzo de la era de la liberación.
Hasta ese momento Dios se ha hecho siempre llamar {af aní} o bien {gam aní}; la
expresión {af aní} indica irritación, enojo, pero {gam aní}, la misericordia (Medrashím):
la asociación armoniosa de los términos {af} y {gam} significa que Dios, en sus
exhortaciones, desea hacer prevalecer una justicia atemperada por la clemencia.
PARA SER SU DIOS. Rabí Meír de Dunaburg traza las grandes líneas de la historia del
Galút. Muestra cómo Dios, aunque haya decretado el exilio, ha tratado siempre de
impedir que sus hijos sean absorbidos por los países en que viven, liberándolos en cada
oportunidad después de varios siglos, antes de imponerles un nuevo exilio. Cita como
ejemplo la conducta de Ya'akóv en el curso del primer exilio en Egipto, cuando hizo
jurar a sus hijos que transportarían sus huesos a Kená'an, para recordarles que aquél
era su país de origen. Y habla a continuación del exilio — contemporáneo — en
Alemania, con el riesgo de asimilación que supone, particularmente amenazante; Berlín
no es Jerusalén, escribe, y de esta manera predice que el comienzo de la catástrofe se
producirá en Alemania.
46 – ESTOS SON LOS ESTATUTOS. Cabría haber esperado que este versículo
apareciera al final del libro Levítico, tanto más cuanto que las instituciones que figuran
en el mismo fueron enunciadas en el Monte Sinái, en tanto que las prescripciones del
libro de Números fueron comunicadas en la Tienda de Asignación. Pero a continuación
vamos a abordar un capítulo que trata de los votos que se pueden formular, para
prometerle al Eterno el valor estimativo de una persona. Ahora bien, ¿cuál es la relación
de este capítulo con el que precede? Pues el hombre no debe pensar, después de las
terribles maldiciones que acaba de escuchar, que él no tiene ningún valor personal: la
Toráh le significa que conserva siempre su valor personal. Además es recomendable
hacer voto en los momentos de pesar, como lo hizo Ya'akóv al abandonar la casa
paterna (ver Com. Gén. XXVIII, 20). También la Toráh nos recuerda (ish ki yafle néder)
un hombre que exprese un voto…
CAPITULO XXVII
1 – Y HABLO ADONAI A MOSHE, DICIENDO:
{´erkeja}. Rashí declara no poder explicar el origen de la doble {jáf} (no tomando el
segundo por un sufijo pronominal). En el Medrásh Exo. Rabbá cap. 32 se nos cuenta
que Moshé había igualado, en Egipto, los cargos entre hombres y mujeres, grandes y
pequeños, lo que le permitió conocer las leyes del valor estimativo; y este es el motivo
por el cual se las habrían imputado a él personalmente: {vehayáh ‘erkejá}.
5 – Y SI FUERE DE EDAD DE CINCO AÑOS. Una mujer de menos de veinte años está
proporcionalmente subestimada en relación con un hombre de la misma edad. La razón
de esto puede estar quizás en la serie de ejemplos que encontramos en Sanh. 100b,
sobre los peligros a los cuales está expuesta la mujer.
6 – Y SI FUERE DE LA EDAD DE UN MES HASTA LA EDAD DE CINCO AÑOS,
SERA EL AVALUO DE VARON, CINCO SICLOS DE PLATA.
30 – TODO DIEZMO DE LA TIERRA. La Toráh habla del “segundo diezmo”, dice Rashí.
Maimónides precisa por lo demás, que las leyes concernientes al diezmo y al
primogénito de un animal son idénticas; se actúa con una y otra de la misma manera,
los dos eran sacrificios con un carácter de santidad secundaria, cuya sangre se vertía
en el Altar; pero la carne del primogénito era consumida por los Cohaním, la del diezmo
por el propietario del animal (Bejorót VI, 4). Así, al comienzo — con el primogénito —
como al final — con el diezmo — nuestros productos están consagrados al Eterno, lo
cual le otorga un sello de santidad a todo alimento.