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Esclavitud, Resistencia

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Esclavitud, resistencia

y participación de los
afrodescendientes durante la
independencia
Rocío Rueda Novoa
Historiadora. Taller de Estudios Históricos (TEHIS) Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador.

Introducción

E
n 1808, a raíz de la presencia de de operaciones en donde se desarrollaron
tropas francesas en la Península y confrontaciones complejas y violentas, y al
la consecuente crisis de la monar- igual que en España, se conformaron juntas
quía española reflejada en la for- locales de gobierno lideradas por criollos en-
mación de juntas regionales, en las colonias tre 1809 y 1810. Estas juntas se establecieron
americanas, si bien se dio un rechazo unáni- en Santa Fe de Bogotá, Quito, Chuquisaca y
me a la invasión extranjera, también se vivió Santiago de Chile, y desde las ciudades capi-
un ambiente de pugnas políticas y agitación tales manifestaron su lealtad al rey Fernando
social liderada por la élite criolla empeñada VII y demostraron un claro afán por imponer
en arrebatar el poder a los peninsulares. La su posición política a las provincias, lo que de-
América andina, al igual que todo el mundo sató fuertes tensiones que desembocaron en
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hispánico, se convirtió en el principal teatro verdaderas guerras civiles .

General Otamendi, Colección Jijón Caamaño. AHBCE


En esta coyuntura de crisis se involucraron Sociedad de castas,
diversos sectores sociales: la élite criolla, esclavitud y formas de resistencia
mestizos, negros, indios, mulatos, blancos
pobres, que indistintamente abrazaron la cau- A finales de la época colonial la sociedad con-
sa de la independencia de España o defendie- tinuó con su tradicional estructuración jerár-
ron la restauración del imperio español. En quica en torno a las castas, estamentos, y con
la historiografía de los países andinos se han un fuerte discurso racista. En teoría, las castas
privilegiado estudios sobre la participación estaban conformadas por individuos de origen
de sectores como la nobleza criolla, la igle- racial mixto (mestizos, mulatos, zambos y de-
sia, el ejército, dejando al margen un campo más), pero en la práctica se extendió a indios
temático como la contribución histórica que y negros. Este sistema socioracial de poder ci-
realizaron los indios, negros libres, esclavos mentado en la dominación de las castas califi-
y demás grupos subordinados en la fase de có a los negros como seres inferiores, relega-
independencia. Sólo en los últimos tiempos dos a la escala más baja de la jerarquía racial y
y a propósito de la celebración del bicentena- socio-económica, justificando de esa manera
rio de las independencias, se han adelantado acciones de dominación y explotación.
avances investigativos en torno a la presencia Esta condición de subordinación se esta-
de los indios y de la población de ascendencia bleció claramente en la legislación en donde
Afese 300 africana en esta etapa de la historia. Interesa
aproximarnos entonces a conocer sobre cuál
aparecen como sujetos carentes de derechos,
sometidos a práctica degradantes que acen-
fue el rol de la población negra libre y de los 3
tuaba su marginalización social . En opinión
esclavizados durante los acontecimientos. de Carlos Aguirre, «la percepción de los
¿Qué motivaciones tuvieron para apoyar la negros como inferiores estaba generalizada
causa realista o insurgente y cuáles fueron dentro del mundo letrado español y criollo, lo
las modalidades de participación política en que marcó la presencia de fronteras sociales
los espacios andinos y en particular en la Au- y culturales que los marginaban y les ofrecían
diencia de Quito? Antes es preciso conocer escasas oportunidades de dejar atrás el estig-
algunos elementos constitutivos de la estruc- 4
ma asociado a su condición» .
tura social al declinar la colonia y el espíritu de
lucha que animó a esta población. Siguiendo Esta exclusión social de los esclavos se exten-
a Christine Hunefeldt, para entender la po- dió a los libre de color. En la Capitanía Gene-
sición que tomaron los negros y sus descen- ral de Venezuela, en la colonia tardía se llevó
dientes en las contiendas, hay que remitirse a la práctica una serie de medidas tendientes a
necesariamente al largo plazo, es decir, más la discriminación socio-jurídica por ser consi-
allá de la coyuntura independentista en donde derados gente de calidad «inferior» por des-
se evidencia un nutrido historial sobre acumu- cender de africanos y en el caso de los mulatos
lación de agravios y mecanismos de exclusión por tener un «origen envilecido», producto
de la unión no sacralizada por vía de matrimo-
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y diferenciación social .
nio. Otras formas comunes de exclusión eran
las medidas que impedían el ascenso social
de los negros hasta prácticas cotidianas como
prohibición de portar armas o caminar junto a en la gobernación de Guayaquil, en el valle del
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un blanco . río Baba, Daule, Palenque y Portoviejo, traba-
jaron en cultivos de cacao y tabaco. Los mu-
La situación de esclavitud, explotación y do- latos, negros y zambos, esclavos o libres, que
minio a que fue sometida la población negra vivían en la ciudad de Guayaquil se dedicaron
en las diversas actividades económicas que a las labores domésticas y como artesanos mu-
impuso el régimen colonial, estaban orienta- chos se emplearon en el astillero en calidad de
das a consolidar una cultura de la opresión. aserradores, carpinteros y hacheros. La go-
Esto se hizo evidente en las colonias de Suda- bernación de Esmeraldas albergó a la pobla-
mérica, en donde la mano de obra esclava se ción libre y esclava dedicada a la agricultura,
concentró en la agricultura comercial y en la así como a la minería de oro de aluvión que se
ganadería; el trabajo artesanal, doméstico y de desarrolló, en la cuenca del río Santiago al
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comercio y en los centros mineros producto- norte de la costa Pacífica.


res de oro. En Venezuela los esclavos perma-
necieron en la franja costera y en las hacien- En las ciudades andinas como Quito, Cuenca,
das cacaoteras de la provincia de Caracas, así Santa Fé de Bogotá, La Plata, Lima, a pesar de
como en labores artesanales y domésticas de contar con servidumbre indígena, poseían es-
las poblaciones de la región. En Nueva Gra- clavos como símbolo de prestigio social. Con
nada realizaron labores de pastoreo y cultivos
en las haciendas de Cartagena y Santa Marta,
el tiempo, además del servicio doméstico rea-
lizaron actividades como el pequeño comer- 301 Afese
mientras que al sur, en las haciendas del valle cio y oficios artesanales.
del Cauca y en la costa pacífica, en Barbacoas
y el Chocó, se dedicaron a la minería del oro Los esclavos, frente al rigor del trabajo, el
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al igual que en Antioquia . En el virreinato castigo físico, la deficiente alimentación o
peruano se concentró la población esclava en el deseo conciente de desafiar los principios
los valles de la costa pacífica; Lima y sus alre- mismos del sistema esclavista y la falta de au-
dedores ocupó esclavos en chacras dedicadas tonomía para regir su propia vida, adoptaron
al cultivos de caña de azúcar, viñedos, trigo y diversas y creativas formas de acción política
otros productos que eran comercializados en o de resistencia en los varios espacios geográ-
los mercados urbanos. La población de as- ficos de explotación. Estas formas de resis-
cendencia africana de la Audiencia de Char- tencia iban desde negarse a trabajar para que
cas se ubicó en las haciendas de producción los dueños mejoraran las condiciones de vida,
de frutas, cocales, olivares y en centros mine- hasta acciones radicales como la insurrección
ros como Porco, donde acudían a contratarse armada.
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como mano de obra libre . La población ne- Una de las formas más comunes de resistencia
gra de la Audiencia de Quito fue minoritaria fue el cimarronaje o fuga. Las mujeres huían
en relación a la población total y se concentró de las casas de sus amos y los hombres de las
en la sierra norte, en el Valle del Chota, que haciendas, chacras y minas, los que eran cap-
bajo el régimen hacendatario se dedicaron a la turados pasaban a ser castigados o vendidos a
agricultura con énfasis en la producción azu- bajo precio y junto a su nombre se registraba
carera y de aguardiente. En la costa pacífica, 9
su condición de «cimarrón» . Los fugitivos
generalmente se ubicaron en sitios inaccesi- altiplano. En 1795 los esclavos del partido de
bles y en condiciones extremas de subsisten- Coro, en Caracas, influidos por la Revolución
cia, lugares a los que se denominó palenques, Francesa y la rebelión de los negros de Hai-
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nombre también utilizado en México, Cuba, tí , se levantaron en rechazo a la negativa de
Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, mientras los dueños de aplicar el Código Negro vigen-
que en Venezuela se les llamó cumbes y en te en las colonias caribeñas. Los ex esclavos
el Brasil, quilombos, mocambos, ladeiras y de las haciendas jesuitas en el valle de Nepe-
mambises. ña, Perú, se rebelaron debido a los cambios
introducidos por la nueva administración de
El palenque era una modalidad de pobla- prohibir la entrega de chacras, así como el in-
miento clandestino que reproducía formas cremento del trabajo. Una situación similar se
de organización social jerárquicas propias del vivió en el valle del Chota-Mira con los escla-
dominio español y acogía a una población he- vizados de las haciendas Cuajara y Concep-
terogénea: esclavos, mestizos, negros libres e ción, quienes se opusieron a que los nuevos
indios y a todos aquellos que se encontraban propietarios, los terratenientes quiteños o
«fuera de la ley». El objetivo fundamental de ibarreños, vendieran los esclavos y desarticu-
los palenques era conformar comunidades li- laran las familias, a diferencia de la costumbre
bres fuera del alcance de los amos y del estado que tenían los jesuitas de incentivar la unión
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colonial. familiar entre los negros e impedir la separa-
Afese 13
En estos escenarios, en la Colonia temprana ción de sus miembros a través de la venta .
se preservaron las costumbres africanas o se Una tercera forma de resistencia consistió en
adaptaron a las circunstancias de la vida coti- aprovechar el sistema jurídico español, que
diana. En Colombia, para el siglo XVIII, entre permitía denunciar su situación de injusticia,
otros palenques se registran el de San Basilio, e iniciar litigios ante los tribunales para bus-
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El Castigo, Cartago, Otún ; en Ecuador, el car protección y amparo. Entre las peticiones
gran palenque de Esmeraldas, el de las mon- está el cambio de amo por malos tratos, sevicia
tañas de Malbucho y el del río Tululbí. En el o incumplimiento de las obligaciones de cui-
Perú se registran los palenques de Huachipa, dado con sus esclavos, en cuanto al vestido,
Supe y Andahuasia. Al finalizar el siglo XVIII, alimentación y servicio religioso al que tenían
estos refugios decayeron debido a que los fu- derecho. En 1178, en la Audiencia de Quito,
gitivos operaron como pandillas multiétnicas varios esclavos de la hacienda Concepción se
dedicadas a robar a los viajeros o a las pobla- quejaron ante el presidente Josef Diguja por
ciones locales, mientras que en Venezuela, falta de alimentación, vestido y sobre los ma-
alrededor de 20.000 cimarrones habían con- los tratos impartidos por el administrador de
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formado comunidades de esclavos libres . la hacienda Francisco Aurreco Echea .
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Otra modalidad de resistencia colectiva fue- Asimismo, demandaban el cumplimiento de


ron los levantamientos, motines o desórdenes la costumbre legitimada por las leyes reales
civiles, comunes en zonas con alta concen- de conceder el día sábado para el «descanso,
tración de población esclava como ocurrió la iglesia y para complementar su dieta alimen-
en las zonas tropicales a diferencia de las del ticia». En este día dependiendo de la iniciativa
de los esclavos, podían acceder a otras fuentes de la vía legal con la intención de alcanzar la
de proteínas, realizar pequeños cultivos junto condición de «libres» y conformar sociedades
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a sus ranchos, cazar ciertos animales y recolec- en medio de la libertad .
tar frutos silvestres del bosque, así como apro-
vechar la explotación de ciertos cortes mine- Esta conducta permitió establecer límites
ros abandonados, práctica común en las zonas al poder de sus amos y de las autoridades, a
mineras de Barbacoas, El Chocó y Raposo .
15 través de efectivas y creativas estrategias in-
dividuales y colectivas, a su vez que forjaron
Finalmente, aunque la manumisión por com- lazos de solidaridad y de cohesión social y,
pra no fue una estrategia legal generalizada, en algunas comunidades una cierta identidad
consistió en una práctica en que el esclavo lo- contestataria y de resistencia que se expresó
graba la libertad mediante el pago a su amo de en su lucha por la libertad y el territorio, como
una cantidad equivalente a su precio, que po- medio de reproducción social, económica y
día ser con oro de las minas obtenido los días simbólica, como sucedió con los esclavizados
sábados o con el dinero que lo acumulaban en del distrito minero de Esmeraldas.
su trabajo como jornaleros o vendedores am-
bulantes en las ciudades.
Participación de los negros
Estas modalidades de resistencia tuvieron un en las contiendas por la Independencia
único fin: mejorar su condición de vida den-
tro del rígido sistema colonial, para terminar En la primera década del siglo XIX, varios he- 303 Afese
con los excesos del régimen esclavista y obte- chos relacionados con procesos de liberación
ner ciertos espacios de libertad. Al respecto, de los esclavizados preocuparon al poder co-
la obra de Orlando Patterson sobre el Perú, lonial. Esto se evidenció con la multiplicación
señala que en las sociedades pre-modernas el y radicalización de acciones en los palenques,
ideal contrapuesto a la esclavitud no era ne- reductos libertarios a los que llegó el eco del
cesariamente la autonomía. Sugiere que los proceso haitiano, primera revolución exitosa
esclavos lo que pretendían era el cumplimien- anti-esclavista ocurrida el primero de enero
to de ciertos derechos fundamentales como de 1804 y que terminó con el modelo de do-
tener una familia, alimentación, buen trato, lo minación económico, social y racial impuesto
que al parecer se convirtió en un patrón regu- por Francia. Las autoridades civiles y militares
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lar entre los esclavizados . Un planteamiento españolas tomaron medidas para evitar la pro-
que es compartido por Carlos Aguirre, quien pagación de la noticia y mantener bajo control
encuentra que los esclavos en el Perú para ob- a los esclavizados y a las poblaciones libres
tener mejoras en su condición social midieron de color. Providencias que en Puerto Rico,
muy bien sus objetivos en función de las he- Cuba y Venezuela no surtieron efecto, pues,
rramientas que disponían y las reales posibili- décadas más tarde grupos de negros de Santo
dades de éxito. Pero no descarta la presencia Domingo participaron activamente en rebe-
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de esclavos que reivindicaron y persiguieron liones . El virrey Antonio Amar y Borbón de
la libertad así como erosionar el sistema escla- Santa Fe, temeroso comunicó a los oficiales
vista, muchos de los cuales lo hicieron a través reales de Quito que arresten a todo hombre
de color procedente de Santo Domingo y a
los colonos que entren en contacto, ya que se fuego, cumplir labores de espías y chasquis
conocía de la presencia de emisarios enviado intercambiando información, hasta cocinar
por el ex-esclavo Desalines con la misión de para la tropa o transportar vituallas para las
organizar una revolución de esclavos en las guerras.
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colonias americanas .
En los albores de la independencia, en Nue-
A la liberación haitiana se sumó la abolición va Granada, Perú, la Capitanía General de
de esclavitud en territorios ingleses (1808), y Venezuela y Charcas, la participación de la
los esfuerzos internacionales así como los es- población negra a favor de la causa realista
fuerzos de otros países europeos en apoyo a la fue crucial. Al principio de las contiendas se
causa abolicionista, procesos que junto a las alistó a la población de negros libres, la incor-
guerras de independencia abrieron el camino poración de esclavos fue gradual, debido al
que conduciría a la manumisión oficial de los temor de los amos quienes creían que una vez
esclavos por parte de los nuevos Estados re- armados, aquella violencia contenida por años
publicanos. Con la supresión de la trata de es- de explotación se volviera en su contra, peli-
clavos, se limitó el ingreso de nueva población grando sus propiedades y ellos mismos, una
negra a lo que se sumaron las ideas de libertad posibilidad que llevó a los dueños a solicitar
e independencia, lo cual dio a los esclavos la compensaciones por enviarlos a los campos

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posibilidad de negociación con los amos y de batalla .
Afese sustentar de mejor manera sus causas ante los
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tribunales de justicia . La participación efectiva de negros en las mi-
licias a favor de la Corona o del bando realista,
Con el nuevo escenario político a propósito se evidencia en diversos hechos, a propósito
de las contiendas por la independencia entre de los enfrentamientos por la independencia.
1807 y 1825, la población negra vio la necesi- En Quito, en agosto de 1809, una vez que la
dad de defender sus conquistas e idear nuevas élite quiteña estableció una Junta Suprema de
estrategias que le permitiera caminar hacia la gobierno y proclamó la lealtad a la Corona es-
ansiada libertad. pañola, desde Lima el Virrey Abascal envió tro-
pas comandadas por Manuel Arredondo para
Una significativa población negra, mulata, contrarrestar al movimiento: La Junta quiteña
zamba, esclava o libre, se enroló junto a cam- renunció, mientras el Batallón Real de Lima
pesinos indígenas, mestizos —que indistin- formado en su mayoría por fusileros pardos,
tamente formaron parte del ejército patriota ejecutaron a los líderes y saquearon la ciudad
o realista— a cambio de la misma promesa: la el 2 de agosto de 1810. En respuesta a estas ac-
libertad. La disposición especialmente, de los ciones el batallón de pardos fue reemplazado
esclavos los motivó a huir de las plantaciones por negros locales voluntarios encargados de
y casas de los amos, lo cual demuestra que los mantener el orden monárquico. El calificativo
caminos alternativos a la libertad no eran de- de pardos, se atribuía al cruce étnico entre ne-
masiados y que había que confiar en la oferta gros y blancos o, en general, para designar el
de la libertad. Las tareas asignadas a la gente color de la piel oscura. Para la misma época en
que se incorporó a las milicias fueron diversas: la ciudad de Bogotá, en julio de 1810, cuando
desde pertenecer a la caballería, usar armas de
Detalle del cuadro Caciques negros de Andrés Sánchez Gallque. FONSAL
los criollos depusieron al virrey y se estableció negra tuvo un único fin, impedir la desesta-
la república de Cundinamarca, las ciudades se bilización de su tradicional forma de vida co-
rehusaron a aceptar el liderazgo de Bogotá, lectiva construida con amplios márgenes de
mientras que en Cartagena, los negros, par- tolerancia y defender sus propias conquistas
dos y mulatos libres cumplieron un papel des- libertarias.
tacado como defensores de la ciudad-puerto y
en la proclamación de independencia el 11 de La incorporación de esclavos a las filas pa-
noviembre de 1811 .
22 triotas, en muchos casos obedeció al mandato
de sus amos involucrados activamente con la
Otra evidencia de la lealtad de los negros a la insurgencia, fueron reclutados mediante el
Corona española se registra en la gobernación uso de mecanismos coactivos en defensa de
de Popayán, una vez que el gobernador Mi- una causa ajena a sus intereses. Como ocu-
guel Tacón Rosique fue derrotado por fuerzas rrió luego de 1810 en el Río de la Plata, donde
republicanas conformadas por las Ciudades más de 2000 esclavos, artesanos y domésticos
Confederadas del Valle del Cauca en la batalla fueron incorporados a los ejércitos patriotas
de Palacé en marzo de 1811. A partir de enton- quienes fueron reconocidos por San Martín
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ces, decidió ampliar su ejército y con este fin en su campaña hacia Chile , por la destreza
decretó la libertad de los esclavos para aque- y valor que demostraron. Existieron casos en

Afese 306 llos que tomen las armas a favor de la religión


y el rey, respuesta que la obtuvo de la pobla-
que los esclavos se rehusaron a cumplir con el
mandato del amo de formar parte de las mili-
ción del Valle del Patía conformada por ne- cias insurgentes, como sucedió con los escla-
gros libres o esclavos, refugiados de las minas vos Antonio Ávila, Rafael Bermudes, Antonio
de la costa Pacífica y de las haciendas del Valle Benavides y otros de la ciudad de Quito que
del Cauca. Esta sociedad patiana estaba orga- desertaron y fueron condenados a varias pe-
nizada en torno a los lazos familiares, la agri- nas. En 1812, con el retorno de las autorida-
cultura y un efectivo sistema defensivo que les des coloniales al poder, solicitaron al gobier-
permitió resistir a los continuos ataques de las no se les concediera la libertad por no haber
autoridades locales. Su fuerte oposición hacia disparado «ni una sola bala» en contra de las
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los propietarios de las minas o republicanos milicias reales .
del Valle, quienes en los enfrentamientos in-
cendiaron el pueblo del Patía, los motivó a en- Se dieron casos singulares de negros que, de-
rolarse a favor de los realistas. Los patianos, bido a su audacia y astucia, se destacaron como
a través del ejercicio de la guerra irregular y líderes en las luchas independentistas, como
liderazgo popular, esto es, mediante un efec- el del mulato Francisco Ríos, alias «El quita-
tivo sistema de guerrillas que usaba formas de capas», cuya actuación tuvo como escenario
acción militar, como redes de espionaje en los la ciudad de La Plata (actual Sucre), sede de
caminos, ataque sorpresa y simultáneo en co- la Audiencia de Charcas. Fue así como Ríos,
ordinación en el ejército realista, hostigaron a el 15 de mayo de 1809, en coordinación con
las tropas republicanas desde 1811 hasta 1821 la burocracia local asumió el liderazgo polí-
en su avance para la liberación de los pueblos tico del levantamiento de la plebe en contra
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del sur . La participación de esta población del último Presidente de la Audiencia, Ramón
García Pizarro, acciones que realizó debido a gobernadores, ayuntamientos locales y de las
su historia de convivencia y mestizaje con sec- provincias vecinas. La respuesta de las au-
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tores de la sociedad colonial de Charcas . toridades y de las élites de Guayaquil, Popa-
yán, Cuenca, Riobamba y Pasto, fue de total
En la Audiencia de Quito y como caso repre- rechazo, ratificaron su lealtad al soberano y
sentativo de la participación colectiva de los amenazaron con iniciar acciones de defensa,
negros a favor del ejército insurgente, nos mientras los rebeldes y sediciosos quiteños
detendremos un poco en la lucha de los es- persistieran en su empeño. Una medida in-
clavos de las minas de Esmeraldas, quienes mediata fue bloquear los caminos para impe-
al igual que los negros del Patía, solo que del dir las comunicaciones entre Quito y Santafé.
otro bando, actuaron motivados por el deseo Con este fin, el Teniente de Tumaco, José Ni-
de continuar con su tradicional forma de vida colás Uriguen, el 10 de septiembre de 1809,
en medio de la libertad, una práctica que a los se tomó el puerto de La Tola, que junto al
ojos de la sociedad blanca dominante era cali- puerto de Carondelet eran sitios estratégicos
ficada de subversiva e ilegal. del camino de Malbucho, como vía de enla-
ce entre la costa Pacífica y la región andina y
Los esclavos de Esmeraldas: paso obligado de mercaderes y viajeros, que
en busca de la libertad, transportaban productos desde las poblacio-
autonomía y territorio nes andinas con destino a Barbacoas, Iscuan-
dé y Tumaco .
27 307 Afese
A partir de 1750 los esclavos de las minas de
Playa de Oro, Cachaví y Guembí, ubicadas a El gobernador de Popayán, Miguel Tacón y
orillas del río Santiago, al norte de Esmeral- Rosique, férreo opositor de la Junta quiteña,
das y como resultado de una serie de estrate- inició la ofensiva realista desde el norte con el
gias y acciones colectivas, en una zona minera ánimo de restaurar el orden colonial. Una de
de ecología selvática y difícil acceso, de escaso sus objetivos en la costa Pacífica era el control
control colonial y de abandono de las minas de Esmeraldas con el fin de sujetar a los escla-
por parte de sus dueños, ocuparon paulati- vos de las minas que transitaban por el camino
namente estos territorios y conformaron so- Malbucho transportando armas, cañones y
ciedades incipientes en medio con cierta mo- según las noticias que circulaban, mantenían
vilidad y autonomía. Mientras, en el Pacífico «inteligencia» con los quiteños.
Norte esmeraldeño, la población esclava ade- Mientras Tacón operaba en la Costa Pacífica,
lantaba un proyecto de conformación social. el Soberano Congreso de Quito, instalado en
Las élites quiteñas en 1809, frente a la crisis febrero de 1811, luego de prolongadas discu-
política de la monarquía española, apostaban siones que se extendieron hasta el 15 de febre-
por un proyecto político-económico autóno- ro de 1812, declaró la independencia de Espa-
mo que suponía terminar con la subordina- ña y promulgó la Constitución denominada
ción de los virreinatos de Santa Fe y Lima y «Artículos del pacto solemne de sociedad y
a su vez, mantener los lazos con la Corona. unión entre las provincias que forman el Es-
Estas aspiraciones buscaron el apoyo de los tado de Quito». Las resoluciones adoptadas
abrieron dos frentes antagónicos al interior de Malbucho, que albergaban a cimarrones de
del Congreso, uno en torno al Márquez Jacin- las haciendas del Valle del Chota, Chamanal,
to Sánchez de Orellana, quien presentó una Cuajara y Tumbabiro, y en las minas de Ca-
posición radical al defender la independencia chaví, Guembí y Playa de Oro, ofrecieron la
de España y la instauración de un gobierno libertad a los esclavos e iniciaron maniobras
republicano. El otro frente, el de los Montufa- conjuntas para enfrentar la arremetida realista
ristas, aliados en torno a la familia Montúfar, desde Tumaco y Barbacoas.
si bien aceptaba la independencia de España,
pretendía continuar con el sistema monárqui- En enero de 1813, el oficial español José Fa-
co y la fidelidad a Fernando VII. Una pugna brega, junto a tropas de Panamá subió por el
interna que debilitó la fuerza del movimiento río Santiago y capturaron a varios prófugos,
insurgente quiteño que no pudo enfrentar las entre otros, a Nicolás de La Peña y su esposa
fuerzas militares que envió el virrey Abascal Rosa Zárate, quienes fueron enviados a Tuma-
desde Lima .
28 co para ser ajusticiados. Fueron pasados por
las armas y luego, decapitados y sus cabezas
Con el presidente Toribio Montes a la cabe- enviadas a Quito para ser exhibidas en la plaza
za, las milicias realistas provenientes de Lima, pública como escarmiento a los sediciosos.
Cuenca y Guayaquil, el 8 de noviembre se
Dentro de este ambiente de insurgencia so-
tomaron Quito, mientras la población huyó a
Ibarra. En esta ciudad la derrota quiteña y gra- cial, los esclavos, que sumaban alrededor de
quinientos, además de albergar a los rebeldes
309 Afese
nadina fue rotunda: se ajustició a varios de los
oficiales rebeldes, mientras otros huyeron por en las minas, participaron como soldados ar-
el camino de Malbucho a Esmeraldas con la mados con fusiles, sables, cañones, lanzas y
intención de pasar al puerto de Dagua y llegar bodoqueras. Realizaron varios ataques sorpre-
hasta Cali para reunirse con sus coidearios. sa al pueblo de La Tola y luego de apropiarse
Entre los fugitivos estaban la plana mayor de de los alimentos, el ganado de la cofradía de la
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la insurgencia: el obispo caleño Cuero y Cai- Virgen y las armas, lo incendiaron . Además
cedo, quien actuó como presidente de la Junta colaboraron como centinelas en el camino de
quiteña; los hacendados Ramón y José Joaquín Malbucho, en su papel de chasquis intercam-
Chiriboga; el minero y comerciante Carlos biaron comunicaciones entre la insurgencia
Araujo; Nicolás de la Peña Montenegro y su
29 granadina y quiteña, construyendo efectivas
30
esposa Rosa Zárate , acusados por las agre- redes de información. Como propagadores
siones y posterior muerte del Conde Ruiz de de rumores sobre la capacidad operativa de las
Castilla. Manuel López Moreno de Popayán, fuerzas insurgentes, generaron desconcierto,
Gregorio Estacio, Joaquín Montúfar, José An- temor entre los realistas y efectos desestabili-
tonio Pontón y su tío Baltasar Pontón, el cale- zadores en toda la región.
ño Vicente Lucio Cabal, el cabo Landázuri, los El clima de violencia que se vivía en Esme-
párrocos Francisco Saa de Esmeraldas y José raldas llevó al Presidente de la Audiencia,
Correa del barrio de San Roque, los presbíte- Toribio Montes, a insistir en el control de los
ros Joaquín Paredes y Manuel Quiñónez. Es- esclavos alzados en armas. Para el efecto se
tos insurgentes se refugiaron en las montañas tomaron varias medidas como el envío de un
mayor número de soldados para perseguir a la dificultad de un control efectivo de las mi-
los fugitivos y vender en Tumaco a los negros nas, debido a lo fragoso de los caminos y lo
cabecillas calificados de seductores, pues en distante de las minas, ameritaba una supervi-
33
opinión de las autoridades, «separados del sión ocasional .
suelo patrio olvidarán las ideas de libertad e
independencia». Don Jacinto Caamaño, sar- En los libros de Real Hacienda consta el pago
gento mayor de las milicias disciplinadas de de tributos hasta 1826, año en que los capita-
Guayaquil, propuso a Toribio Montes com- nes de las minas, ante la dificultad de pagar las
prar los esclavos de las minas de Playa de Oro altas tasas tributarias impuestas y la continua
y Guimbí, de propiedad de la Hacienda Públi- presencia de unos individuos que en nombre
ca, con el fin de emplearlos en sus fincas de de los amos subían a las minas a robarles y
tabaco de Guayaquil . El oficial José Fabrega quemar sus casas, apelaron a la justicia. Pre-
era partidario de esta compra debido al estado sentaron un documento a las autoridades a
estéril de las minas, la permanente subversión través del Protector General de esclavos, en
de los negros y la amenaza que suponían para él describen la situación de barbarie en que
los esclavos de la mina de Cachaví y los veci- se encuentran, en medio del concubinato,
nos de La Tola. cubiertos por una pampanilla de cáscara de
árbol, faltando a las leyes del pudor, la hones-

310
Estas disposiciones agudizaron los enfrenta- tidad y sin ningún alimento temporal ni espi-
Afese mientos. El gobernador de Esmeraldas, An-
34
ritual . Añaden que viven alejadas del ideal de
drés de Castro, interesado en terminar con ciudadanos o nuevos sujetos como proponía
la desobediencia y controlar a los esclavos la modernidad republicana. Así mismo, seña-
rebeldes cambió de estrategia. En 1815, junto lan que cuentan con minas productivas, con
al párroco de Carondelet, José Félix Barre- quinientos esclavos que podrían ser útiles al
no, visitó las minas de Playa de Oro, Cachaví Estado republicano, siempre que éste cumpla
y Guimbí y les manifestó sobre la obediencia con el derecho de los esclavos de contar con
que deben al rey y a la iglesia. En respuesta, alimento, vestido, herramientas y los días li-
los esclavos, de manera estratégica, describie- bres para complementar su sustento diario.
ron la situación de extrema pobreza en que vi-
vían y la falta de minas productivas, destruidas Frente a la trabas impuestas para continuar
por las continuas inundaciones de los ríos y la con el proceso de conformación de socieda-
dificultad de ponerlas a producir debido a las des libres, debido al incumplimiento de las
altas inversiones. Ante esta situación, propu- autoridades al fijar altas imposiciones tribu-
sieron hábilmente negociar con Castro la en- taria, a lo que se sumó el atropello de ciertos
trega de una pensión o jornal cada seis meses, individuos que deterioraban sus condiciones
en San Juan y Navidad, a cambio del usufructo de vida, los esclavos apelaron a las autorida-
de las minas. Esta modalidad de tributarios des con el fin de preservar lo que considera-
permitía a los esclavos acercarse al status que ban derechos adquiridos, como el territorio
tenían los indios, esto es, «legalmente libres» que había garantizado su subsistencia colec-
y con cierta autonomía. La oferta de los escla- tiva y la construcción de una identidad forja-
vos fue aceptada por Andrés de Castro, pues da con cierta libertad, desde la selva, los ríos,
las minas y mediante el encuentro multiétni- Para finalizar, los esclavizados de Esmeral-
co en la región. Una manera de fortalecer das en las contiendas por la independencia,
este proceso y darle continuidad era terminar periodo de convulsión social, se mostraron
con los antiguos lazos de sujeción esclavista, políticamente activos afectando con su par-
el reconocimiento como hombres libres y ticipación la serie de acontecimientos que se
ciudadanos, pero dentro de los marcos le- suscitaron en esta región. Mediante variadas y
gales del nuevo Estado republicano. ¿Acaso creativas acciones de resistencia acordes con
el discurso oficial republicano no proponía el momento particular en que les tocó actuar,
integrar a todos los sectores subordinados y como el cimarronaje o fuga, la negociación, el
heterogéneos bajo unas mismas nociones de enfrentamiento violento, la propagación de
libertad e igualdad, base de los nuevos ciu- rumores o el litigio judicial, lucharon por lle-
dadanos o sujetos políticos? ¿Simón Bolívar var adelante un proyecto que suponía mejorar
no había hecho explícito su compromiso de su condición social, preservar la reproducción
liquidar la esclavitud de los territorios his- material y cultural de sus sociedades en un te-
panoamericanos? Después de todo, fue por rritorio propio y en medio de la libertad. Pos-
la posibilidad de la libertad, promesa reali- teriormente, para sustentar esta especie de
zada por los insurgentes cuando encontra- ideología libertaria y asegurar una respuesta
ron refugio en las minas, que los esclavos se efectiva del nuevo sistema político a favor de
movilizaron a favor de la causa patriota. Así
lo certifican los capitanes de las minas en el
sus propias reivindicaciones etno-sociales, se
apoyaron en la retórica liberal puesta en cir-
311 Afese
documento presentado al Protector General culación por los líderes de la independencia
de esclavos, al señalar que: en el horizonte político de la nueva república:
conceder la libertad, y ciudadanía, una pro-
Son muy adictos al Gobierno pues lo han manifestado
puesta que suponía terminar con las prácticas
desde el tiempo del Gobierno Español que en su recinto
coercitivas y serviles de marginación y exclu-
abrigaban a todos los que en ese tiempo tenían el epi-
sión social.
tafio de insurgentes, sosteniéndoles con alimentos del
monte, no por días, sino por meses, haciendo gloriosos
35
sacrificios en obsequio de la independencia .
Notas:
1 Jaime Rodríguez O, «Las primeras juntas autonomis- 11 Miguel Acosta Saignes, Vida de los esclavos negros
tas 1808-1812», en Historia de América Andina. Crisis en Venezuela, Caracas, 1967, p.283.
del régimen colonial e independencia, Volumen 4. Qui- 12 Anthony Mcfarlane, «Desórdenes civiles e insurrec-
to, Universidad Andina Simón Bolívar, 2003, p. 167. ciones populares»…, p. 295.
2 Christine Hunefeldt, «Trasfondo socioeconómico: un 13 Emmanuelle Bouisson, «Esclavos de la tierra: Los
análisis sobre los albores de la independencia y las par- campesinos negros del Chota-Mira, siglos XVII-XIX»
ticularidades económicas y sociales andinas de fines del en, Procesos. Revista ecuatoriana de historia, N° 11, II
siglo XVIII y principios del XIX» en Historia de Améri- Semestre, Quito, Corporación Editora Nacional, 1997,
ca Andina…, p.27. pp. 54-55.
3 En el siglo XVIII, si bien se emitieron algunas instruc- 14 Ibíd., p. 50.
ciones como la de 1789, en donde se consideraban me- 15 Mario Diego Romero, Poblamiento y sociedad en el
jores condiciones de vida de los esclavos, su aplicación pacífico colombiano, siglos XVI al XVIII, Santiago de
fue parcial debido a la oposición, especialmente de los Cali, Universidad del valle, Editorial Facultad de Huma-
mineros de Barbacoas. Manuel Lucena Salmoral, San- nidades Historia y Sociedad, 1995, pp. 49-50.
gre sobre piel negra. La esclavitud quiteña en el contexto
del reformismo borbónico, Quito, Ediciones Abya-Yala, 16 Orlando Patterson, «Esclavitud y revueltas esclavas:
1994, pp. 48-49. análisis sociohistórico de la primera guerra cimarrona,
1665-1740», en Richard Price, ed., Sociedades Cima-
4 Carlos Aguirre, Breve historia de la esclavitud en el rronas. México, Siglo XXI Editores, 1981, p. 82.
Perú. Una herida que no deja de sangrar, Lima, Fondo
Editorial del Congreso del Perú, 2005, pp. 43-54. 17 Carlos Aguirre, Agentes de su propia libertad. Los

312
esclavos de Lima y la desintegración de la esclavitud
5 Alejandro Gómez, «La Revolución de Caracas desde 1821-1854, Perú, Pontifica Universidad Católica del
Afese abajo», Nuevo Mundo Mundos Nuevos. (En línea), De- Perú, Fondo Editorial, 1995, pp. 213-214.
bates, 2008, Puesto en línea el 17 de mayo 2008. URL:
http://nuevomundo.revues.org/, p. 35. 18 Johanna Von Grafenstein, «La Revolución Haitiana,
1789-1804» en Jaime E. Rodríguez O. (coord.), Revo-
6 Anthony Mcfarlane, «Desórdenes civiles e insurrec- lución, independencia y las nuevas naciones de América,
ciones populares», en Historia de América Andina. Vol. Madrid, Fundación Mapfre-Tavera, 2005, pp. 57-58.
3: El sistema colonial tardío, Ecuador, Libresa, p. 290.
19 AN/PQ, tomo 446. Santafé, 1807-VI-23. Superior
7 Esther Aillón Soria, «El mulato Francisco Ríos: masa orden del Virrey Amar al Presidente de Quito transcri-
y líder en mayo de 1809». Ponencia presentada en el biéndole la Real Orden ordenando se capture a todo
Seminario Internacional Etnia, color y clase en la inde- hombre de color que llegue a las Colonias Españolas pro-
pendencia de los países andinos, Universidad Nacional, cedentes de la Isla de Santo Domingo porque hay algunos
Bogotá-Colombia, 27 al 29 de agosto del 2008, p. 4. emisarios del jefe Dessalines que recorren las Américas
8 Rocío Rueda N., «Esclavos y negros libres en Esmeral- para organizar una revolución de los esclavos. Fl. 22.
das s. XVIII-XIX, en Procesos, Revista Ecuatoriana de 20 Carlos Aguirre, Breve historia de la esclavitud en el
Historia N: 16, Quito, Corporación Editora Nacional, Perú…, p.161.
2001, pp. 3-32.
21 Christine Hunefeldt, «Esclavitud, percepciones ra-
9 Carlos Aguirre señala que los castigos a los esclavos ci- ciales, y lo político: la población negra en la era inde-
marrones capturadas iban desde permanencia en el cepo, pendentista en Hispanoamérica», en Seminario Inter-
azotes, hasta la muerte. En el Perú, en la hacienda Laredo nacional, Etnia, color y clase en la independencia de los
en 1787 algunos cimarrones fueron arrastrados por caba- países andino, Bogotá-Colombia, 27 al 29 de agosto de
llos antes de ser ejecutados, mientras que sus cómplices 2008, p.13.
fueron castigados con 200 azotes. Carlos Aguirre, Breve
historia de la esclavitud en el Perú …, p. 138. 22 Ibíd., p. 14.
10 Nina S. de Friedeman, La saga del negro. Presencia 23 Una vez que los republicanos incendiaron el pueblo
africana en Colombia, Santa Fé de Bogotá. Centro Edi- del Patía en 1811, los negros radicalizaron sus acciones
torial Javeriano, 1993, p. 71. a través del sistema de guerrillas, pues veían en esta nue-
va afrenta la intención de desestabilizar su forma de vida
libre y de establecer nuevas prácticas que desconocían hombres de agosto. Documentos Históricos, Boletín de
sus tradiciones. Luís Xavier Ortiz M, «Participación de la Academia Nacional de Historia N° 56, Vol. XX, 1942,
los sectores populares en la Independencia de Pasto Quito, Litografía e imprenta Romero, p. 25.
1809-1824» en Revista de Extensión Cultural, Nº 22, 30 Rosa Zárate fue acusada de concubinato y adulterio
diciembre, Medellín, 1986, p.35 con el capitán Nicolás de la Peña, se le denunció por
24 Christine Hunefeldt, «Esclavitud, percepciones ra- participar en los eventos del barrio de San Roque y de
ciales, y lo político…», p.16. proveer armas a los indios para oponerse al Conde Ruiz
25 AN/PQ., tomo 470. 812. Representación de los de Castilla. Lucía Moscoso Cordero, «Mujeres de la
negros esclavos Antonio Ávila, Rafael Bermudes, An- independencia: el caso de Rosa Zárate», en Guadalupe
tonio Benavides y otros pidiendo que se les declare su Soasti Toscano, compiladora, Política, participación y
libertad. Fl . ciudadanía…, pp. 281-287.
26 Esther Aillón Soria, «El mulato Francisco Ríos: masa y 31 AN/PQ, tomo 474. La Tola, 1813-III-12. Oficio
líder en mayo de 1809», en Seminario Internacional, Et- del Comisionado Manuel Antonio Pérez y Valencia a
nia, color y clase en la independencia de los países andino, Toribio Montes sobre los movimientos de las tropas in-
Bogotá-Colombia, 27 al 29 de agosto de 2008, pp. 3-4. surgentes. Fl. 71-72.
27 AC/C, Seg. 1158, Col CIV-11g, Nº 64. Tumaco, 32 AN/PQ., tomo 500. Guayaquil. 1814-VII-6. Don
1809-IX-20. Comunicación del Cabildo de Barbacoas a Jacinto Caamaño hace a S.E. Don Toribio Montes una
Don José Nicolás de Uriguen, Teniente de Tumaco. Fl. 8 formal propuesta para la compra de los negros de Playa
de Oro ofreciendo poner su precio al contado en las Ca-
28 Jaime E. Rodríguez O. La revolución política durante
jas Nacionales. Fl./39v-40/.

313 Afese
la época de la independencia. El Reino de Quito 1808-
1822, Quito, Universidad Andina Simón Bolívar, Ecua- 33 AN/PQ, Esclavos, caja 19. San José de Cachaví.
dor-Corporación Editora Nacional, 2006, pp.77-79. 1817-I-25. Estado que manifiesta el total de ingresos
de lo que ha producido el arrendamiento de la hacienda
29 El Procurador General y Síndico de la ciudad de Quito,
Molina y la pensión de las minas embargadas de Playa de
Ramón Núñez del Arco, en relación a Nicolás de la Peña
Oro, Guimbí . Fl. /14v/.
manifiesta «Don Nicolás de la Peña, criollo, insurgente
seductor. En la primera Teniente Coronel de Falange; 34 AN, Esclavos, caja 29. Quito, 1826. Expediente
en la segunda cometió los homicidios del Señor Conde sobre solicitud de los capitanes de las cuadrillas de las
Ruiz de Castilla […] debiéndose comparar muy bien con minas de Playa de Oro, San José y Guimbí al Señor Pro-
Robespierre y otros tiranos de la Francia. Este fugitivo tector General de Esclavos. Fl. /2/.
en compañía de otros, tienen levantada la gente de aquel 35 Ibíd., fl. / 8v-9/.
territorio donde existen». Ramón Núñez del Arco, Los
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