Liderazgo y Gobierno en La Iglesia Local
Liderazgo y Gobierno en La Iglesia Local
Liderazgo y Gobierno en La Iglesia Local
Introducción
La rendición de cuentas es esencial para que cualquier modelo de gobierno sea efectivo.
Ningún ministro es una isla. Ningún ministro debería siquiera pensar que el ministerio fiel puede
sostenerse y ser expresado adecuadamente sin los modelos y sistemas apropiados de rendición de
cuentas. Es la responsabilidad del ministro proveer el tipo de liderazgo que establecerá una
atmósfera y un clima de responsabilidad.
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Todas las citas bíblicas provienen de la Nueva Versión Internacional (NVI) (1999), a menos que se indique otra versión.
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El Nuevo Testamento extiende la función sacerdotal a todos los creyentes (1 Pedro 2:5,9;
Apocalipsis 1:5–6). Durante la Reforma, la doctrina del «sacerdocio de todos los creyentes»
llegó a ser fundamental para la teología protestante. Esta verdad es el fundamento teológico y
bíblico para el gobierno compartido. Dado que todos los creyentes deben servir en un rol
sacerdotal, se podría deducir que la pluralidad del liderazgo debería ser la norma. Este
entendimiento da credibilidad a la participación congregacional en el gobierno de la iglesia.
Cuando el Espíritu que vino sobre Moisés fue compartido con los setenta ancianos en la
tienda de reunión a fin de capacitarlos para asistir en el servicio del pueblo (Números 11:24–30),
el Espíritu afectó a dos hombres en el campamento. Ante este acontecimiento, la respuesta de
Moisés fue: «¡Cómo quisiera que todo el pueblo del Señor profetizara, y que el Señor pusiera su
Espíritu en todos ellos!» (Números 11:29). Esta declaración profética comenzó a cumplirse en el
Día de Pentecostés (Hechos 2:1–4) y continúa hasta el día de hoy. El sermón de Pedro en
Pentecostés, basado en Joel 2:28–32, afirmó que el Señor había derramado su Espíritu sobre
todas las personas, habilitándolas para profetizar (Hechos 2:17–21).
Anciano (presbyteros)
La iglesia del primer siglo encontró en el oficio tradicional del anciano un modelo
conveniente para el liderazgo en la iglesia. Los ancianos apoyaban a Santiago en su obra pastoral
en Jerusalén (Hechos 11:30; 21:17–19) y tenían un rol importante en la toma de decisiones de la
iglesia en general (Hechos 15:2). Pedro se dirigió a los ancianos en la primera epístola y parece
contarse a sí mismo entre ellos (1 Pedro 5:1). Pablo recalcó la importancia del liderazgo de
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ancianos en la provincia de Asia al nombrarlos en cada ciudad en la que había sido establecida la
iglesia (Hechos 14:23; Tito 1:5).
En Efesios 4:11, Pablo identifica a los pastores y maestros (un rol) entre los dones de
Cristo para la capacitación y edificación de Su cuerpo. El pastor es responsable de la vida de la
comunidad de fe, y la enseñanza es un aspecto vital de su oficio. El uso de poimen, pastor, que
describe este rol vital en la Iglesia, evoca la imagen de ovejas que necesitan un pastor. Jesús fue
y es el Buen Pastor (Juan 10:1–18) y Él da a aquellos con esa misma función pastoral la gracia
de alimentar a la congregación local.
Diácono (diakonos)
El término diakonos denota servicio, por ejemplo, servir las mesas. Por definición, el
diácono es un «servidor». El apóstol Pablo se refiere a sí mismo como un siervo o un «diácono»
(1 Corintios 3:5; Efesios 3:7), una descripción también usada para Jesús (Romanos 15:8–9).
más amplia, su nombramiento no obstante prefigura lo que se convirtió en una práctica común en
la iglesia a través de los siglos. El Nuevo Testamento sí presenta una descripción clara, aunque
general, de este oficio en la iglesia.
Jesús personificó y enseñó que el aspecto central del liderazgo en la comunidad cristiana
es el servicio. En Juan 13, Jesús demostró la lección al lavar los pies de los discípulos, y
concluyó la lección práctica con las siguientes palabras: «Les he puesto el ejemplo, para que
hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más
que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió» (Juan 13:15–16).
En otra ocasión, Jesús rechazó el pedido de la madre de los hijos de Zebedeo: que se les
diera reconocimiento especial en el Reino. La indignación entre los demás discípulos ante esa
petición, motivó a Jesús a enseñar: «El que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su
servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del
hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos»
(Mateo 20:26–28).
La otra posición de liderazgo para la cual Pablo da una lista de requisitos es la de diácono
(1 Timoteo 3:8–13). El diácono también debe mostrar un carácter honorable, estar
profundamente comprometido con la «fe», ser puestos a prueba y tener experiencia, y mantener
una relación familiar saludable. Pablo no quiere que el liderazgo de la iglesia sea hallado
culpable de ataques debilitantes sobre su carácter, y por eso insiste en que cada uno se cuide a sí
mismo como es debido. La plenitud del Espíritu —que produce fruto y dones— es crucial para
alcanzar estos objetivos.
Las tareas de liderazgo pastoral en la iglesia local son numerosas y variadas. Este ensayo
trata tres áreas esenciales del ministerio pastoral.
El ministerio de la Palabra
Ante la necesidad de que todas las viudas recibieran una distribución equitativa de
alimento, el liderazgo de la iglesia en Jerusalén articuló su función primaria: «el ministerio de la
palabra» (Hechos 6:2). El trabajo de capacitar a los santos para las obras de servicio (Efesios
4:12) incluye la predicación y la enseñanza de las verdades de la fe, para que estas se arraiguen
en el corazón y la mente de la congregación. La predicación sana y la enseñanza saludable
servirá para fomentar el conocimiento bíblico y teológico en la congregación. El esfuerzo de
preparar sermones y lecciones incluye la implementación de todas las habilidades adquiridas a
través del estudio y la aplicación diligente a la tarea de interpretar la Palabra de Dios. Cuando
esos esfuerzos son acompañados de la oración y son ungidos por el Espíritu Santo, el pueblo está
preparado para el servicio al cual fue llamado.
El cuidado pastoral
El uso de la imagen del pastor en relación con las funciones de liderazgo en la iglesia
local enfatiza la necesidad del cuidado pastoral en la congregación (Hechos 20:28–31; 1 Pedro
5:2–3). Los miembros de la congregación tienen problemas y preocupaciones que requieren
ayuda espiritual que el liderazgo de la iglesia local puede brindar. La consejería, la oración, el
aliento, el desafío y la corrección, cuando sean necesarios, sirven para fortalecer la iglesia
mientras esta crece para conformarse a la imagen de Cristo. El cuidado amoroso mostrado a los
creyentes cuando atraviesan las dificultades de la vida marca la diferencia en mantener la fe y en
que esta sea fortalecida. El liderazgo en la iglesia local debe incluir el cuidado pastoral de la
congregación.
El liderazgo
Una función crucial del liderazgo en la iglesia local es determinar la dirección y los
objetivos de la congregación. Esto incluye la tarea vital de la administración y, lo que es aun más
importante, escuchar la voluntad de Dios para la iglesia y comunicarla con claridad a las
personas. La administración ayuda a la iglesia a llegar al objetivo, pero el liderazgo anuncia el
objetivo. El análisis de la situación, el potencial, las habilidades y los recursos disponibles, la
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La elección de pastores
El liderazgo en la iglesia local está abierto a todos a quienes Dios llame, sin restricción de
género. El reglamento de las Asambleas de Dios, Artículo VII, Sección 2, afirma que «las
mujeres con un llamado divino y que cumplen con los requisitos pueden también servir a la
iglesia en el ministerio de la Palabra», y «están cualificadas para servir en todos los niveles de
los ministerios de la iglesia, y/o en el distrito y en el liderazgo del Concilio General». El llamado
de Dios es lo que determina el derecho y privilegio de servir en la iglesia local. Él derrama Su
Espíritu sobre toda carne, capacitando a cada persona para el ministerio en Su reino (Hechos
2:17–18, citando a Joel 2:28–29)2.
El equipo ministerial
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Para una presentación más completa de la posición de las mujeres en el liderazgo y ministerio, véase el Informe de
posición de las Asambleas de Dios, “The Role of Women in Ministry” (“El rol de las mujeres en el ministerio”),
https://ag.org/Beliefs/Position-Papers/The-Role-of-Women-in-Ministry.
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De acuerdo con los modelos del Antiguo Testamento, la iglesia del primer siglo continuó
distinguiendo a aquellos nombrados como ancianos (presbyteros). Los ancianos estaban
asociados con Santiago en la administración de la iglesia en Jerusalén (Hechos 11:30; 21:18). El
rol de los ancianos se expresa más ampliamente en la vida de la iglesia, como se ve en Hechos
15:6, 23. El apóstol Pablo no menciona a ancianos en las primeras epístolas, posiblemente
sugiriendo que la «forma» seguía a la «función», y que la estructura se establecía cuando había
una necesidad. Sin embargo, Pablo nombró ancianos en cada una de las iglesias que él fundó
(Hechos 14:23). El nombramiento de los roles de liderazgo tenía un propósito: mantener y
sostener la obra del Espíritu Santo en la vida de la iglesia. Como se notó antes, los términos
«anciano» (presbyteros) y «sobreveedor u obispo» (episkopos) se usan de manera intercambiable
en Hechos 20:17, 28 y en Tito 1:5–9, y probablemente expresan el rol ministerial del pastor.
Modelos contemporáneos
1. Cualquier búsqueda de control sobre el cuerpo de Cristo que no esté equilibrada con un
espíritu de humildad genuina impedirá el progreso de la iglesia local. Un espíritu de
poder ilimitado es una violación del liderazgo de servicio.
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2. Los títulos de liderazgo descritos en la Escritura hablan más de la función del ministerio
que de una posición personal. Los títulos están subordinados y son secundarios al trabajo
que surge de un llamado genuino. La presencia o ausencia del título de «apóstol» o
«profeta» no excluye la presencia de formas de ministerio «apostólico» o «profético».
A menudo, el servicio de adoración del campus principal se transmite por video en cada
sitio, así que hay una experiencia compartida de adoración y de enseñanza mediante el sermón.
Este modelo, que es cada vez más popular, permite la extensión del ministerio y la rendición de
cuentas de cada local.
Entre los cambios de gobierno hay un «modelo del oficio de anciano» en el que se da
gran autoridad a un grupo de ancianos, en vez de depositarla solo en la congregación. Las
ventajas de este modelo, o una de sus muchas variaciones, es que provee más flexibilidad, alienta
a un liderazgo de emprendimiento y cabe decir que es más consistente con una forma
«apostólica» de liderazgo.
Entre las muchas variaciones del «modelo del oficio de anciano» se encontrará mayor o
menor participación de la congregación, definiciones específicas de roles dentro del grupo de
ancianos, y una gran variedad de sistemas de informes y rendición de cuentas. En este modelo de
gobierno, hay un cambio claro de un gobierno congregacional a un gobierno designado o
nombrado.
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Algunos defensores del «modelo del oficio de ancianos» lo ven como más consecuente
con los modelos de liderazgo observables en la iglesia del primer siglo. Argumentan en contra de
un enfoque «democrático electoral» de gobierno y están a favor de un método de gobierno más
«apostólico» o «guiado por el Espíritu». La evidencia del Nuevo Testamento, sin embargo,
muestra tanto el nombramiento como «la elección» de liderazgo en la iglesia.
En Hechos 14:23, Pablo y Bernabé «nombraron ancianos» en las iglesias que fundaron.
El apóstol Pablo declara que Tito fue «elegido por las iglesias para acompañarnos» (2 Corintios
8:19). La palabra griega que se utiliza en ambas instancias es cheirotoneo, que etimológicamente
se traduce por «escogido, elegido a mano alzada». Tal práctica sugiere una estrategia
participativa para la selección del liderazgo. La iglesia del primer siglo practicaba una diversidad
de métodos por los cuales los líderes eran seleccionados para el ministerio y el servicio. Esto
habla de una clase de estrategia fluida y flexible a las prácticas y modelos de gobierno en la
iglesia del Nuevo Testamento. Esta observación resulta instructiva cuando la iglesia de hoy
considera modelos y formas bíblicas en torno al gobierno de la iglesia.
Las iglesias afiliadas al concilio del distrito todavía no cumplen los requisitos para estar
afiliadas al Concilio General y están bajo la supervisión del distrito o la red de ministerio, según
la constitución y los estatutos del distrito o la red.
Las iglesias hijas afiliadas están bajo la supervisión de una iglesia matriz, según la
constitución y los estatutos de la iglesia matriz. La relación entre la iglesia matriz y la iglesia hija
afiliada varía mucho. Por lo general, entran en el modelo de gobierno de múltiples locales
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mencionado antes. Las fronteras geográficas no limitan a las asambleas afiliadas a una iglesia
matriz.
Asambleas Cooperadoras
Las asambleas cooperadoras son iglesias que están de acuerdo con la Declaración de las
Verdades Fundamentales de las Asambleas de Dios, y entran en una categoría de cooperación
con un distrito o una red. Estas iglesias no se han afiliado oficialmente al distrito o a la red,
aunque pueden hacerlo cuando cumplan las expectativas del distrito o la red.
La iglesia local debe ser consciente de las reglas que rigen a los grupos sin fin de lucro y
seguirlas en el lugar donde estén. Cada iglesia local debe indagar acerca de la inscripción y los
requisitos para los informes que se rinden a los gobiernos locales, estatales y federales, y debe
implementar un proceso para el cumplimiento de estas exigencias. La presentación de la iglesia
local siempre debe dar evidencia de compasión y compromiso con las necesidades de su
comunidad, las cuales pueden ser mejoradas cuando la iglesia cumple con las normas locales. La
única excepción sería en el caso de una situación extrema de un conflicto con leyes que limiten
una clara enunciación del mensaje del evangelio.
Conclusión
El apóstol Pedro hace una declaración útil y desafiante que resume el tema del liderazgo
y el gobierno en la Iglesia: «Cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por
3 John P. Joseph, “Church Incorporation: Right or Wrong?” (La personería jurídica de la iglesia: ¿Es una acción correcta o
incorrecta?) http://www.enrichmentjournal.ag.org/201002/201002_036.incorporating.cfm.
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Para una explicación más completa de la relación entre la iglesia local y el gobierno, véase Richard R. Hammar, Pastor,
Church & Law (El pastor, la iglesia y la ley), Tercera Edición (Matthews, NC: Christian Ministry Resources, 2000); Richard R.
Hammar, Church Governance: What Leaders Must Know to Conduct Legally Sound Church Business (El gobierno de la iglesia:
Qué deben saber los líderes para conducir negocios sólidos y legales en la iglesia) (Carol Stream, IL: Christianity Today
International, 2019); Richard R. Hammar, 2019 Church & Clergy Tax Guide (Guía para los impuestos de la iglesia y el clero)
(Carol Stream, IL: Christianity Today, 2019).
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obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. No sean tiranos
con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño» (1 Pedro 5:2–3).
Las consecuencias de este retrato son profundas. El liderazgo espiritual, que consiste en
cuidar a la congregación, así como el pastor cuida a las ovejas, se basa en la disposición a servir.
Lamentablemente, algunos han buscado regir más que servir, aspirar a un título y prestigio en
vez de emular los atributos de un siervo. El servicio debe marcar la actitud del líder y determinar
la forma y la implementación del modelo de gobierno para la iglesia local.