EL Contrato de Construccion Naval
EL Contrato de Construccion Naval
EL Contrato de Construccion Naval
UNIVERSIDAD DE CANTABRIA
Junio-2015
ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE NÁUTICA
UNIVERSIDAD DE CANTABRIA
Junio-2015
Índice
Índice ......................................................................................................................................... I
II.1.1.- Artículo 108. Concepto del contrato, naturaleza jurídica y régimen. ................. 50
I
II.1.4.-
Artículo 111. Obligación de construir. ............................................................... 59
II.1.6.- Artículo 113. Régimen de responsabilidad del constructor por vicios ocultos. . 64
Bibliografía.............................................................................................................................. 82
Aviso ....................................................................................................................................... 86
II
No quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer al Director
de éste trabajo, D. Pedro Laborda Ortiz la inestimable colaboración a
la hora de llevarlo adelante. Gracias por la paciencia, las
correcciones, el entusiasmo y el paciente trabajo de orientación en el
proceloso mundo del Derecho y que estoy descubriendo apasionante.
A mis padres.
III
Resumen
y
Palabras
clave
Pretende ser el objetivo de este trabajo el análisis del tratamiento que el contrato de
construcción naval ha recibido en la Ley 14/2014, de 24 de julio, de Navegación Marítima.
Para ello, se introducirá al lector en el entorno normativo previo a la entrada en vigor de la
Ley, tanto en el contexto nacional como en el supranacional, así como con la realidad
práctica habitual del contrato y la problemática que durante todos estos años ha derivado del
mismo judicialmente hablando. Posteriormente, con el nuevo texto normativo en la mano, y
la comparación del mismo con el Derecho positivo patrio en el paisaje pre-LNM, el extendido
Derecho de los formularios, la opinión de la doctrina científica, y las posturas que la
jurisprudencia nacional ha tomado en la resolución de los litigios ocasionados en la realidad
contractual previa a la regulación del contrato de construcción naval en la Ley de
Navegación Marítima, podremos estar en situación de determinar, desde el punto de vista
de un profesional del sector, el resultado de esa novedosa regulación específica y su
adecuación a las necesidades del sector, así como de su adaptación al contexto
internacional y del tratamiento que se ha hecho de todas las cuestiones que históricamente
han sido fuente de mayor litigiosidad.
The aim of this paper is to analyse the role of the shipbuilding contract in the 14/2014,
Maritime Navigation Law (MNL) of 24 July. Initially, the reader will be introduced in the legal
framework prior to the adoption of the present law both nationally and internationally. The
real use of the contract and the legal issues that have derived from it in the last few years will
be discussed. Finally, the new legal text will be compared with: i) the national law in the pre-
MNL framework; ii) the extended forms used in the international practice; iii) the opinion of
the scientific doctrine and; iv) the position that Spanish jurisprudence has taken in the
resolution of disputes concerning the contract.
It is then possible to determine, from a professional’s point of view, the result of this
novel specific regulation and its adaptation internationally. Furthermore, its adaptation to the
needs of the sector, and the legal treatment of the issues that have been a prominent source
of litigation can also be established.
IV
Planteamiento
del
problema,
introducción
y
objetivos:
La
Ley
de
Navegación
Marítima
y
el
contrato
de
construcción
naval.
Con fecha de 25 de septiembre de 2014 entra en vigor la Ley 14/2014, de 24 de julio,
de Navegación Marítima (en adelante, “LNM”).
Inmersos ya en la segunda década del S. XXI, dicha efeméride acaba con la dispersa
normativa en materia de Derecho de la navegación marítima de la que el ordenamiento
jurídico patrio adolecía; derogando la vetusta regulación del comercio marítimo contenida en
el libro III del Código de comercio de 18851, así como los artículos previstos en ése mismo
cuerpo legal que establecían los plazos de prescripción de las acciones nacidas del negocio
marítimo (artículos 951 a 954 del Código de comercio), la Ley de Hipoteca Naval de 21 de
agosto de 1893, o la conocida y problemática Ley de Transporte Marítimo de 22 diciembre
de 1949, entre otras disposiciones.
El objeto de este trabajo que ahora tiene entre las manos, es el de abordar un tema
muy concreto, el del contrato de construcción naval en tanto en cuanto el enfoque que el
legislador ha querido hacer del mismo en la nueva norma, y la adecuación de ésta a la
realidad contractual más difundida, enfatizando nuestro esfuerzo en analizar aquellos
aspectos concretos que a juicio de éste han requerido una especial atención o una
regulación específica determinada, teniendo en cuenta que se ha establecido un régimen de
derecho dispositivo2, y en el que no se regula el contrato en toda su amplitud; sino en
cuestiones muy particulares del mismo.
1
Real Decreto de 22 de agosto de 1885, por el que se publica el Código de Comercio. Libro III: Del comercio
marítimo.
2
Normas jurídicas de las cuales puede prescindirse en virtud del principio de la autonomía de la voluntad. Por
tanto, se reduce su ámbito normativo a los casos en los que los individuos no establecen una regulación distinta
a la establecida en dichas normas.
V
En el derecho español previo a la “LNM”, no existía una norma que definiese el
contrato de construcción de buque, careciendo prácticamente, de regulación legal
específica3; motivo por el cual se ha venido supliendo dicha insuficiencia de legislación
mercantil con los preceptos del Código civil aplicables al caso y relativos al arrendamiento
de obra o contrato de compraventa, contexto en el que se ha venido definiendo el contrato
de construcción naval; así como con la utilización en la práctica de los formularios tipo4,
anteponiendo la autonomía de la voluntad frente al derecho positivo5.
Es a raíz de la parquedad normativa hasta la fecha, que hemos querido estudiar qué
aspectos del contrato de construcción naval y de qué modo, han sido objeto de mayor
atención en la “LNM” y por tanto; merecedores de tratamiento en la misma, y a continuación
con qué grado de acierto lo ha hecho, enfrentando dicha regulación al análisis de la
concepción del contrato de construcción naval y del estado de la doctrina jurídica al respecto
con anterioridad a la “LNM”, a la práctica habitual de la utilización de los formularios tipo, a la
realidad económica de un tipo de contrato que manifiesta el deseo de sometimiento a
normas uniformes de aceptación internacional; y en resumen, a la problemática jurídica que
ha arrastrado consigo dicho contrato. Se trata de llegar a obtener respuesta a ciertas
cuestiones fundamentales.
3
En efecto, el Código de comercio se circunscribe a una mera alusión en el artículo 574; en el artículo 580.8 se
refiere a la parte del precio no pagada al astillero como un privilegio que admite la venta judicial del buque y, por
último, en el artículo 952.1 determina en un año el plazo de prescripción de las acciones nacidas por servicios,
obras, provisiones y suministros de efectos o dinero para construir el buque.
4
La ausencia de regulación legal viene suplida, en la práctica, a través de una serie de formularios de amplia
utilización en los contratos internacionales. Así pueden ser destacados: a) El Contrato de Construcción Naval del
los Astilleros de Europa Occidental (Shipbuilding Contract of West European Shipbuilders -AWES-). b) El
Contrato de Construcción Naval del Consejo de Subvenciones Marítimas del Departamento de la Administración
del Comercio Marítimo de los Estados Unidos (Shipbuilding Contract of the Maritime Subsidy Board of the United
States Department of Commerce Maritime Administration –MARAD Form-). c) El Contrato de Construcción Naval
de la Asociación de Astilleros de Japón (Shipbuilding Contract of the Shipowners Association of Japan –SAJ
Form-), seguido, en gran medida por uno de los modelos que más se han utilizado en España como el Contrato
de Construcción de Buque de Astilleros Españoles (Contrato AE), d) El Contrato Noruego Estándar de
Construcción Naval (Norwegian Standard Form Newbuilding Contract –NSF-), confeccionado como
consecuencia de las negociaciones entre las compañías de navieros y de constructores de Noruega; y
finalmente, e) el más moderno NEWBUILDCOM de The Baltic and International Maritime Council (BIMCO).
5
Conjunto de normas jurídicas realizadas por una soberanía; esto es, toda creación jurídica del órgano estatal
que detenta la función legislativa.
VI
En segundo lugar procedemos a cuestionar si esa compilación de reglas que establecen
el régimen legal del contrato de construcción naval, bailan al son del convencional que se
halla contenido en la realidad práctica de los contratos tipo más extendidos; y si en efecto,
nuestra legislación puede ser susceptible de adecuarse al contexto internacional, siendo un
hecho conocido que los astilleros pujan por establecer su cartera de pedidos casi
exclusivamente en el mercado internacional, hasta el punto de poder decirse que el mercado
de la construcción naval es un mercado único y supranacional (Arroyo I. , 2005), o si las
normas de la nueva ley, muy al contrario, carecen de realismo y se apartan de la práctica
convencional pudiendo dar lugar a focos de ambigüedad en el futuro en caso de
discrepancia de las partes.
No podemos terminar esta síntesis del objetivo del trabajo sin dejar de reseñar que lo
contenido en el Capítulo V de la “LNM” para el contrato de construcción naval, no debemos
circunscribirlo solamente a los complejos y grandes contratos de construcción de buques6,
sino que el legislador ha querido que sea también de aplicación a las embarcaciones7 y a los
artefactos navales8 (art. 116 LNM 14/2014 de 24 de julio); y por lo tanto es preciso
preguntarse si se adecúan las nuevas disposiciones normativas a las disparidades
estructurales de unos y otros, y en consecuencia a las diferentes necesidades contractuales
que derivarán a la hora de enfrentarse a sus respectivas construcciones.
Ya por último, tampoco podemos dejar de lado el hecho de que las normas que nos
atañen, son igualmente válidas para los contratos de reparación o remodelación naval
cuando la importancia de éstos así lo justifique9. Análogamente a lo apuntado en el párrafo
anterior será necesario estudiar la adecuación de la normativa a supuestos tan diferentes a
priori y su repercusión práctica real sobre ellos.
6
Buque: “Se entiende por buque todo vehículo con estructura y capacidad para navegar por el mar y transportar
personas o cosas, que cuente con cubierta corrida y de eslora igual o superior a veinticuatro metros” (art. 56
LNM 14/2014 de 24 de julio).
7
Embarcación: “Se entiende por embarcación el vehículo que carezca de cubierta corrida y el de eslora inferior a
veinticuatro metros, siempre que, en uno y otro caso, no sea calificado reglamentariamente como unidad menor
en atención a sus características de propulsión o utilización” (art. 57 LNM 14/2014 de 24 de julio).
8
Artefacto naval: 1. “Se entiende por artefacto naval toda construcción flotante con capacidad y estructura para
albergar personas o cosas, cuyo destino no es la navegación, sino quedar situada en un punto fijo de las aguas”,
2. “Se considera, asimismo, artefacto naval, el buque que haya perdido su condición de tal por haber quedado
amarrado, varado o fondeado en un lugar fijo, y destinado, con carácter permanente, a actividades distintas de la
navegación”. (art 58 LNM 14/2014 de 24 de julio).
9
“Las normas de éste capítulo serán de aplicación supletoria a los contratos de reparación o remodelación naval
cuando la importancia de éstas lo justifique”. (art 108.3 LNM 14/2014 de 24 de julio).
VII
El
contrato
de
construcción
naval
en
la
Ley
de
Navegación
Marítima.
I.- METODOLOGÍA
Dedicaremos éste capítulo a; primeramente, en la parte de “herramientas”, compilar y
recabar la información de las diversas publicaciones, textos legislativos, jurisprudencia,
artículos y cualesquiera otras fuentes de datos que puedan ser de utilidad en la
investigación; con el ánimo de que nos sirvan a nosotros y también cómo no, al lector; para,
con conocimiento de causa, asentarnos y ubicarnos en el entorno normativo previo y
posterior a la “LNM”, y así establecernos en posición de afrontar los objetivos descritos en la
introducción, con el respaldo cognitivo necesario para hacerlo con garantías. Acto seguido,
una vez recopilada la información bibliográfica, replantearemos el objetivo del trabajo en la
“metodología”, pero ahora ya sí, de una manera más concreta, para finalmente abordar su
tratamiento con la ayuda de; precisamente, esas herramientas previamente aportadas.
I.1.- Herramientas
Para ello comenzaremos con una breve reseña histórica acerca del origen del
contrato de construcción de buques. Ya en materia legislativa, seguiremos con el Código de
comercio y el Código civil, de manera que nos someteremos a las reglas del juego normativo
previo a la “LNM”; seguiremos por los contratos tipo, verdadera herramienta utilizada en la
práctica habitual, voz de la autonomía de la voluntad y fruto de la experiencia contractual
con carácter internacional; seguidamente, atenderemos a la opinión de la doctrina jurídica
nacional acerca de las tres herramientas anteriores, las cuales dibujaban en conjunto el
paisaje normativo nacional previo a la entrada en vigor de la norma. A continuación,
repasaremos la jurisprudencia en nuestro país durante los últimos años en relación al
contrato de construcción naval y al de reparación naval; de éste modo, estaremos en
posición de determinar qué camino han venido tomando los principales problemas judiciales
en España en relación a los referidos contratos y si efectivamente se han resuelto y de qué
modo, esos puntos candentes origen de un mayor número de discrepancias, en el nuevo
texto normativo.
1
El
contrato
de
construcción
naval
en
la
Ley
de
Navegación
Marítima.
1
Primera obra que recopila los usos y costumbres marítimas dispersas en el mediterráneo, procedentes de los
derechos romano, griego, bizantino, rodio, italiano, francés y español. Estuvo vigente en todo el mediterráneo
hasta la introducción por parte de Francia de L´Ordonnance de la Marine en 1681. En España, su aplicación
permaneció vigente hasta la introducción del Código de comercio. Se considera su origen en el establecimiento
del primer Consulado del Mar en Valencia en 1283, momento en el que el rey Pedro III de Aragón, ordenó que se
compilasen en dicho consulado los usos y costumbres marítimas de Barcelona, aún no codificadas, para
proceder a su aplicación.
2
La Ordenanza de la Marina francesa de 1681, se elabora con el ánimo de ordenar la actividad mercantil
marítima en el país vecino, después de haberlo hecho con el terrestre en 1673. En los años inmediatos a su
entrada en vigor, se consideró a su articulado el Derecho marítimo común del mundo civilizado. (Serna Vallejo,
2008).
3
Cuerpo de normas mercantiles elaboradas por el Consulado de Bilbao y sancionadas por Felipe V. Se
publicaron y difundieron por todo el mundo económico de la época, adquiriendo gran prestigio y aplicación en 19
repúblicas latinoamericanas y Filipinas, que las adoptaron como base de su Código de comercio.
2
El
contrato
de
construcción
naval
en
la
Ley
de
Navegación
Marítima.
Veamos pues qué incluía el referido y derogado Libro III en relación con el contrato
de construcción naval. Para empezar, en el Título I: De los buques, tenemos el articulo 574
que contiene lo siguiente:
[…] 8. La parte del precio que no hubiere sido satisfecha al último vendedor,
los créditos pendientes de pago por materiales y mano de obra de la
construcción del buque, cuando no hubiere navegado, y los provenientes de
reparar y equipar el buque y de proveerlo de víveres y combustibles en el
último viaje. Para gozar de esta preferencia los créditos contenidos en el
presente número deberán constar por contrato inscrito en el Registro
Mercantil, o si fueren de los contraídos para el buque estando en viaje y no
habiendo regresado al puerto de su matrícula, estarlo con la autorización
requerida para tales casos, y anotados en la certificación de inscripción del
mismo buque. […]
4
Publicación impresa de contenido informativo generalista con origen allá por 1661 y que desde 1762, por
iniciativa de Carlos III, pasa de control y dirección privada, a convertirse en medio de información oficial de las
decisiones del Gobierno. Desde septiembre de 1836, en el contexto del gobierno liberal progresista de José
María Calatrava, la publicación pasa a convertirse en órgano oficial de expresión legislativa y reglamentaria,
considerándose, desde entonces, que los decretos, órdenes e instrucciones que dicte el Gobierno, serán de
obligado cumplimiento desde la publicación de los mismos en Gaceta. Característica ésta que conserva en la
actualidad su sucesor el Boletín Oficial del Estado; y cuya cabecera es sustituida en 1936 por el nombre que ha
perdurado hasta nuestros días por el bando nacional en el contexto de la Guerra Civil. (Gobierno de España.
Ministerio de la Presidencia).
3
El
contrato
de
construcción
naval
en
la
Ley
de
Navegación
Marítima.
quiebra y de las prescripciones, Título II: De las prescripciones; y en su artículo 952 nos
encontramos:
Prescribirán al año:
1.Las acciones nacidas de servicios, obras, provisiones y suministros de
efectos o dinero para construir, reparar, pertrechar o avituallar los buques o
mantener la tripulación, a contar desde la entrega de los efectos y dinero o
de los plazos estipulados para su pago, y desde la prestación de los
servicios o trabajos, si éstos no estuvieren contratados por tiempo o viaje
determinado. Si lo estuviesen, el tiempo de la prescripción comenzará a
contarse desde el término del viaje o del contrato que les fuere referente; y
si hubiera interrupción de éstos, desde la cesación definitiva del servicio.
[…]
5
Los Créditos Marítimos Privilegiados son derechos de crédito (derechos personales, pues) que por ministerio
de la ley vienen dotados de la cualidad de gozar de preferencia para ser satisfechos respecto a otros créditos sin
tal cualidad. Tal preferencia opera tanto en procedimientos colectivos de ejecución (como el concurso de
acreedores) como fuera de ellos, esto es, en procesos de ejecución contra bienes singulares. Vienen regulados
en nuestro ordenamiento en el artículo 1921 y ss. Del Código Civil(Laborda Ortiz, Responsabilidad de los
intervinientes en la ejecución de los fletamentos marítimos, 2014).
4
El
contrato
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construcción
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en
la
Ley
de
Navegación
Marítima.
A la vista del escaso contenido del Código de comercio además, se puede deducir
que dichos preceptos se refieren a la construcción por economía; quizá más extendida en el
ámbito contemporáneo al mismo, y apenas utilizado en la actualidad; por lo que la
regulación no sólo se queda escasa sino que también, cerca de 129 años después, obsoleta
y lejana a la práctica actual.
5
El
contrato
de
construcción
naval
en
la
Ley
de
Navegación
Marítima.
Siguiendo en el ámbito que nos ocupa del Código civil, parece adecuado denominar
a las partes como comitente, en el caso del que encarga la ejecución de la misma y
contratista a aquel que se obliga a ejecutarla. El contrato de obra se diferencia del de
arrendamiento de servicios, ya que en él, el contratista promete el resultado de una labor.
Cabe también recalcar que el Código civil plantea el arrendamiento de obra desde una
visión estrecha del mismo, ya que sus disposiciones fueron pensadas mayoritariamente para
la construcción de edificios (Diez-Picazo y Gullón Ballesteros, 2001). Por último, y antes de
adentrarnos en el articulado propiamente dicho, recalcar que el contrato de arrendamiento
de obra no requiere de forma determinada, siendo consensual; por lo que habrá que estar a
lo establecido con carácter general, en lo que a los contratos se refiere, por el artículo 1278:
6
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en
la
Ley
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Navegación
Marítima.
En síntesis, los artículos aplicables del Código civil a nuestro caso, sin perjuicio de
otros cualesquiera en función de las particulares características del mismo, pudiesen ser
aplicados son los previstos para el arrendamiento de obra:
Artículo 1588.
Puede contratarse la ejecución de una obra conviniendo en que el que la
ejecute ponga solamente su trabajo o su industria, o que también suministre
el material.
Artículo 1589.
Si el que contrató la obra se obligó a poner el material, debe sufrir la pérdida
en el caso de destruirse la obra antes de ser entregada, salvo si hubiese
habido morosidad en recibirla.
Artículo 1590.
El que se ha obligado a poner sólo su trabajo o industria, no puede reclamar
ningún estipendio si se destruye la obra antes de haber sido entregada, a no
ser que haya habido morosidad para recibirla, o que la destrucción haya
provenido de la mala calidad de los materiales, con tal que haya advertido
oportunamente esta circunstancia al dueño.
Artículo 1591.
El contratista de un edificio que se arruinase por vicios de la construcción,
responde de los daños y perjuicios si la ruina tuviere lugar dentro de diez
años, contados desde que concluyó la construcción; igual responsabilidad, y
por el mismo tiempo, tendrá el arquitecto que la dirigiere, si se debe la ruina
a vicio del suelo o de la dirección.
Si la causa fuere la falta del contratista a las condiciones del contrato, la
acción de indemnización durará quince años.
Artículo 1592.
El que se obliga a hacer una obra por piezas o por medida, puede exigir del
dueño que la reciba por partes y que la pague en proporción. Se presume
aprobada y recibida la parte satisfecha.
Artículo 1593.
El arquitecto o contratista que se encarga por un ajuste alzado de la
construcción de un edificio u otra obra en vista de un plano convenido con el
propietario del suelo, no puede pedir aumento de precio aunque se haya
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la
Ley
de
Navegación
Marítima.
Artículo 1594.
El dueño puede desistir, por su sola voluntad, de la construcción de la obra
aunque se haya empezado, indemnizando al contratista de todos sus
gastos, trabajo y utilidad que pudiera obtener de ella.
Artículo 1595.
Cuando se ha encargado cierta obra a una persona por razón de sus
cualidades personales, el contrato se rescinde por la muerte de esta
persona. En este caso el propietario debe abonar a los herederos del
constructor, a proporción del precio convenido, el valor de la parte de obra
ejecutada y de los materiales preparados, siempre que de estos materiales
reporte algún beneficio.
Lo mismo se entenderá si el que contrató la obra no puede acabarla por
alguna causa independiente de su voluntad.
Artículo 1596.
El contratista es responsable del trabajo ejecutado por las personas que
ocupare en la obra.
Artículo 1597.
Los que ponen su trabajo y materiales en una obra ajustada alzadamente
por el contratista, no tienen acción contra el dueño de ella sino hasta la
cantidad que éste adeude a aquél cuando se hace la reclamación.
Artículo 1598.
Cuando se conviniere que la obra se ha de hacer a satisfacción del
propietario, se entiende reservada la aprobación, a falta de conformidad, al
juicio pericial correspondiente.
Si la persona que ha de aprobar la obra es un tercero, se estará a lo que
éste decida.
Artículo 1599.
Si no hubiere pacto o costumbre en contrario, el precio de la obra deberá
pagarse al hacerse la entrega.
Artículo 1600.
El que ha ejecutado una obra en cosa mueble tiene el derecho de retenerla
en prenda hasta que se le pague.
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6
Contrato que hace nacer a cargo de las partes, la obligación de hacerse prestaciones recíprocas.
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en
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construcción por empresa. Desde ésta perspectiva, en el primero de los supuestos, parece
que la opinión mayoritaria no deja dudas acerca de que se trata de un arrendamiento de
obra (Arroyo I. 2005,1993): El astillero se obliga a construir, aplicando su conocimiento y su
trabajo y a entregar el buque una vez construido. Es el segundo supuesto, en el que el
constructor proporciona también los materiales, es donde se han suscitado dudas acerca de
su calificación como compraventa o como arrendamiento de obra. Algún autor califica este
supuesto como compraventa, argumentando que los materiales predominan sobre el
servicio, y siendo la prestación característica del contrato la entrega de la cosa futura. Del
mismo modo, recurriendo al Derecho comparado7; la doctrina maritimista francesa entiende
que cuando es el propio constructor el que otorga los materiales, no podrá configurarse el
contrato como arrendamiento de obra sino como una compraventa; pero compraventa de
cosa futura o vente à livrer8 y así dejó constancia de ello el legislador en la Loi 67-5 du 3
janvier 1967 Portant Statut des Navires et autres Bâtiments de mer. Por su parte, el Derecho
Italiano se posiciona de manera totalmente contraria al francés y ello es fruto de una
doctrina italiana con postulados claramente encontrados con los franceses y en el que ya en
el Código civil de 1865 resolvía la cuestión estableciendo el contrato de construcción como
arrendamiento de obra9. Con posterioridad, con el Código civil de 1942 se consagró esa
posición, estableciendo como supuesto normal de appalto10 aquél en el que sea el propio
constructor el que aporte los materiales. En la misma línea, y también en 1942, la entrada en
vigor del Códice della Navigazione regula el contrato de construcción naval con expresa
remisión a las normas generales relativas al appalto en todo lo no previsto en él (arts. 232 a
244. Códice della Navigazione)11.
7
Técnica de estudio del Derecho caracterizada por contrastar instituciones o figuras jurídicas de distintos
ordenamientos con el fin de profundizar en el conocimiento del ordenamiento propio.
8
“Venta a la entrega”. Traducción literal.
9
Artículo 1634 de Código civil Italiano de 1865.
10
Contrato por el cual una parte asume, con la organización de los medios necesarios y con la gestión bajo su
propio riesgo, la obligación de cumplir a favor de otra parte, una obra o servicio.
11
Art. 241: “Per quanto no è disposto dal presente capo, al contratto di construzione si applicano le norme che
regolano il contrato de appalto (arts. 1655 y ss. Códice civile).
12
Artículo 1588 del Código civil: “Puede contratarse la ejecución de una obra conviniendo en que el que la
ejecute ponga solamente su trabajo o su industria, o que también suministre el material.”
11
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Ley
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Marítima.
prevalecen la prestación de los conocimientos técnicos y del trabajo del astillero, sin los
cuales los materiales no devienen en una cosa nueva (res nova). Esta argumentación
doctrinal tiene sólidos cimientos donde argumentarse, tanto en el derecho positivo, con el ya
apuntado artículo 1588 del Código civil13, como en la jurispudencia.
Habría que apuntar también que distinto es el caso en que un astillero (bien por
circunstancias excepcionales en contextos económicos difíciles, para mantener su actividad
y con la esperanza de colocar posteriormente el buque en el mercado, o bien en el caso de
los astilleros de construcción de pequeñas embarcaciones en serie) construya por cuenta
propia sin que exista contrato o encargo; encontrándonos aquí ante una potencial
transmisión por contrato de compraventa (Gabaldón García y Ruíz Soroa, 2006).
Por otra parte, del mismo modo también la doctrina en sintonía con la jurisprudencia,
ha venido calificando como arrendamiento de obra por empresa, la subespecie del contrato
de reparación de buques (Arroyo I. , 2005).
13
Ver página Nº 6.
12
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La opinión más fundada y más frecuente en este caso entre los autores
españoles, es la de entender que el armador se hace propietario del buque con la
entrega y que, hasta ése momento, el propietario de los materiales y equipos, así
como del buque en construcción, es el astillero (Matilla Alegre, 1995). Hasta ese
momento, es el astillero quien ha de soportar los riesgos , sufriéndolos además, con
un doble riesgo. Por pérdida de la obra en caso de construcción (periculum rei) y de
pérdida del derecho a reclamar el precio de la construcción al comitente quedando
además, obligado a reanudar la construcción (periculum obligationis). Estos dos
supuestos quedarían exceptuados en el caso de morosidad por parte del comitente
(mora accipendi)15 (Gabaldón García y Ruíz Soroa, 2006; Laborda Ortiz, 2014).
14
Artículo 6 de la Ley Francesa 67-5 de 3 de enero de 1967; ya mencionada con anterioridad, cuyo precepto
referido establece: “Excepto si existe un convenio en contra, el constructor es propietario del buque en
construcción hasta la transferencia de propiedad al cliente. Esta transferencia se realiza con la recepción del
buque después de pruebas”.
15
Artículo 1.589 del Código civil: Si el que contrató la obra se obligó a poner el material, debe sufrir la pérdida en
el caso de destruirse la obra antes de ser entregada, salvo si hubiese habido morosidad en recibirla.
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Arrendamiento de obra con aportación de los materiales por el comitente.
16
Artículo 1.590 de Código civil: El que se ha obligado a poner sólo su trabajo o industria, no puede reclamar
ningún estipendio si se destruye la obra antes de haber sido entregada, a no ser que haya habido morosidad
para recibirla, o que la destrucción haya provenido de la mala calidad de los materiales, con tal que haya
advertido oportunamente esta circunstancia al dueño.
17
Perfección del contrato: Momento en el cual el contrato nace como tal y empieza a generar obligaciones y
derechos para las partes (Laborda Ortiz, Propiedad del buque, 2014).
14
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en el Código de comercio, pero en la práctica rara vez tendrá aplicación ese plazo
tan breve ya que deriva en incumplimiento al equiparar la construcción viciosa a la
prestación diversa (aliud18). Esto es; si por ejemplo el motor consume más de lo
previsto; el plazo de denuncia de treinta días no es de aplicación porque el
incumplimiento, aún oculto en el momento de la entrega, afecta a la obligación
principal de entrega del buque en buen estado, pudiendo estar el comitente facultado
a rescindir el contrato por incumplimiento del astillero. Más allá de esto, el plazo
general de quince años para la prescripción de acciones viene a sustituir a los breves
plazos comentados con anterioridad. En opinión generalizada, parece absurdo un
plazo de prescripción de acciones que dure incluso más que la propia vida útil de
algunos buques; por lo que el contrato de construcción naval exige una brevedad en
las acciones entre tres y cinco años. Dado lo complejo de la cuestión, las partes
pueden, y de hecho lo hacen, modificar libremente los plazos fijado legalmente.
18
Locución latina cuyo significado es “otro”.
19
Saneamiento por evicción: Obligación de indemnizar que recae sobre el vendedor cuando se produce la
evicción de la cosa vendida.
En el contrato de compraventa tiene lugar la evicción cuando el comprador pierde la cosa en virtud de una
resolución judicial firme, por la que se reconoce un derecho anterior al de la compraventa. La evicción puede ser
parcial, cuando el comprador conserva parte de la cosa vendida, o total, en caso contrario. Da lugar a una
responsabilidad de indemnización a cargo del vendedor; el llamado saneamiento por evicción.
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Ley
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Marítima.
vicios ocultos, artículos 1484 y ss. del Código civil). Esto supone que habrá que
aplicar el plazo semestral que contempla el artículo 1490 del Código civil para el
ejercicio de acciones por vicios ocultos y no el de treinta días establecido en el
Código de comercio en su artículo 342.
20
Podrán ser objeto del seguro marítimo: 1º El casco del buque en lastre o cargado, en puerto o en viaje; 2º El
aparejo; 3º La máquina, siendo el buque de vapor; 4º Todos los pertrechos y objetos que constituyen el
armamento; 5º Víveres y combustible; 6º Las cantidades dadas a la gruesa; 7º Todos los objetos comerciales
sujetos al riesgo de la navegación cuyo valor pueda fijarse en una cantidad determinada.
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Marítima.
Para el caso del contrato de obra, el Código civil establece22 que el precio sea
cierto, lo cual significa que no ha de ser determinado en el momento mismo de la
contratación. Lo que sí es importante es que en el momento de la perfección, se
introduzcan los elementos necesarios para que las partes conozcan el importe del
precio una vez finalizada la obra. Asimismo, en el artículo 1.59323 del mismo texto
normativo, se exige que cuando la obra es encargada por un ajuste alzado, el
constructor no puede pedir aumento de precio pese a que por cualesquiera motivos
se aumenten los costes laborales o de los materiales; salvo que ese aumento de
precio sea debido a cambios en los planos, produciendo aumento de obra y con
autorización del comitente (Gabaldón García y Ruíz Soroa, 2006). Dado lo lesivo de
esta disposición para el astillero, en la práctica contractual se suele estipular que los
incrementos que puedan devenir durante la construcción son susceptibles de ajuste
siguiendo el índice de precios al consumo o cualesquiera otros índices aceptados en
el sector.
22
Artículo 1544 del Código civil: En el arrendamiento de obras o servicios, una de las partes se obliga a ejecutar
una obra o a prestar a la otra un servicio por un precio cierto.
23
El arquitecto o contratista que se encarga por un ajuste alzado de la construcción de un edificio u otra obra en
vista de un plano convenido con el propietario del suelo, no puede pedir aumento de precio aunque se haya
aumentado el de los jornales o materiales; pero podrá hacerlo cuando se haya hecho algún cambio en el plano
que produzca aumento de obra, siempre que hubiese dado su autorización el propietario.
24
El comprador está obligado a pagar el precio de la cosa vendida en el tiempo y lugar fijado por el contrato.
Si no se hubieren fijado, deberá hacerse el pago en el tiempo y lugar en que se haga la entrega de la cosa
vendida.
25
Referido en la nota al pie Nº 19.
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buques; y ello por dos motivos principales. Por un lado, porque el importe suele ser
elevado y el riesgo asumido por el astillero no puede ser excesivo; y otro, porque el
naviero suele encargar la construcción en base a plan crediticio, de modo y manera
que es la entidad financiera quien responde en última instancia frente al astillero por
la operación.
Por otra parte, cabe señalar la facultad legal del constructor consistente en el
derecho de retención del buque hasta que se le pague el precio íntegramente, cuyo
régimen legal se encuentra contemplado en el artículo 1.60026 del Código de civil. En
opinión de Gabaldón y Ruiz Soroa (2006), esta facultad reflejada en el artículo 1.600,
26
El que ha ejecutado una obra en cosa mueble tiene el derecho de retenerla en prenda hasta que se le pague.
19
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sólo tiene sentido cuando la obra pertenece al comitente; esto es, cuando es éste
quien aporta los materiales; ya que en caso contrario (el habitual de que el propio
astillero aporta los materiales), nos veríamos enmarcados en lo dispuesto en el
artículo 146627 para la compraventa, la llamada exceptio non adimplendi28. Por su
parte Arroyo (2005), entiende lo contenido en el artículo 1.600 plenamente aplicable
en ambas variantes, tanto si el constructor aporta los materiales como si no. Del
mismo modo que Arroyo, parece que se pronuncia Ruiz Soroa (1990).
27
El vendedor no estará obligado a entregar la cosa vendida si el comprador no le ha pagado el precio o no se
ha señalado en el contrato un plazo para el pago.
28
En un contrato sinalagmático (ver nota al pie nº 6), medio de defensa de una de las partes consistente en no
cumplir su obligación mientras el otro contratante no haya hecho su prestación.
29
Expresión latina que significa "para una futura reforma de la ley", o "con motivo de proponer una ley". Es decir,
recomendación que debe ser tenida en cuenta como conveniente en una próxima enmienda legislativa.
(Rodríguez y Galetta de Rodríguez, 2008).
30
Ver página 4.
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31
Artículo 1.594 del Código civil: El dueño puede desistir, por su sola voluntad, de la construcción de la obra
aunque se haya empezado, indemnizando al contratista de todos sus gastos, trabajo y utilidad que pudiera
obtener de ella.
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ofertas, se seleccionan las más competitivas y se discuten con más detalle la infinidad de
términos y especificaciones que han de tomar parte en el proceso de construcción.
Finalmente, ya con el proyecto bien definido, y ajustados los precios, es el armador quien ha
de decidir por qué astillero decantarse en función de su precio, facilidades de financiación,
cercanía geográfica, calidades a utilizar, tiempo de entrega, diseño, o cualquier otra
circunstancia que pese más en la balanza. Suele decirse que no se ha de aceptar ni la
oferta más barata, ni la más cara (Stopford, 1997).
Una vez que las negociaciones han llegado a su fin, suele establecerse entre las
partes la firma de un documento de intención, como base del desarrollo final de los detalles
del diseño del buque que las partes habían acordado, y del contrato de construcción. Esta
fase resulta muy delicada, sobre todo para el astillero que dedica una importante cantidad
de recursos a la elaboración de dicho documento, ya que generalmente, el documento no es
vinculante. El coste de un diseño detallado para un ferry o un buque portacontenedores
puede exceder con facilidad el millón de dólares.
23
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Patrón típico de un pago de un buque al astillero en pagos fraccionados (Stopford, 1997).
24
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Por destacar alguno de los más utilizados nos podemos encontrar con los
siguientes32:
Dado las similitudes sustanciales de uno y otros, a efectos de nuestro estudio vamos
a echar un vistazo más detenido al AWES, de muy extendida utilización en Europa, así
como el NSF; y también al NEWBUILDCOM, al ser el más moderno de todos e irrumpir en la
práctica contractual con relativa novedad. Daremos un repaso a cada uno de ellos y su
clausulado, para ver de qué modo tratan los distintos formularios con aquellos aspectos del
contrato que albergan complejidad jurídica y hemos venido viendo hasta ahora.
32
Previamente referidos en el pie de página 4 de la Introducción (Pág. IV)
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Artículo 4: Pruebas de mar. Especifica este artículo los términos bajo los
cuales se llevarán a cabo las pruebas de mar, así como las condiciones bajo
las que se llevarán a cabo las mismas y el derecho del constructor a
retrasarlas o repetirlas si fuese necesario. Se establecen los términos bajo los
cuales el armador aceptará el resultado de las pruebas si éstas arrojan como
resultado que el buque cumple con lo especificado.
Artículo 6. Entrega del buque. Fijación del lugar de entrega del buque, así
como la fecha y la documentación que acompañará a la misma. Se concretan
también las bonificaciones o recargos que conlleva la entrega del buque
antes o después de la fecha concretada. Se definen los casos de “fuerza
mayor”, bajo cuyas circunstancias se acepta un retraso en la entrega, dando
lugar a los denominados “días permisibles”.
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Artículo 11. Moras por parte del astillero. Derechos de que el comitente
sea abonado con indemnizaciones en el caso de que el constructor incumpla
alguna de sus obligaciones contractuales.
Artículo 15. Arbitraje. Incluye el régimen legal y las condiciones que se han
de dar, para acudir a un experto independiente de las partes con el ánimo de
resolver posibles disputas que puedan nacer entre las partes.
28
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Físicamente, la disposición del contrato es muy similar a la del contrato AWES y otros
contratos, haciendo sencilla su interpretación y la familiarización de sus usuarios. Consta de
19 artículos, divididos en cláusulas; que del mismo modo que hicimos con el AWES, vamos
a describir someramente a continuación.
33
SAJ : Contrato de Construcción Naval de la Asociación de Astilleros de Japón (Shipbuilding Contract of the
Shipowners Association of Japan –SAJ Form-.
34
Contrato NEWBUILDCOM.
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Sección 1. El buque.
35
Baltic and International Maritime Council; Asociación internacional de armadores, que engloba cerca del 65 %
del tonelaje de la flota mundial, y formada por entidades de más de 120 países, incluyendo brokers, armadores y
otros integrantes del negocio marítimo. El objetivo de la asociación es proveer a sus asociados de información y
consejo de calidad, promoviendo las correctas prácticas en el sector y facilitar la armonización y estandarización
de las prácticas comerciales y sus contratos.
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Cláusula 15: Pagos. El primer plazo no vencerá ni deberá pagarse hasta que
se ofrezca la garantía de reembolso. No obstante, existe la posibilidad de que
las partes omitan este paso. Se establece el cálculo del plazo que debe
pagarse a la entrega. Se contempla la posibilidad de que si el comprador no
paga los plazos a tiempo, al constructor suspenda los trabajos pendientes de
pago.
Sección 3. Producción.
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Sección 4. Entrega.
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ser, aunque en la mayoría de los casos no será así, la fecha real en la que se
entregue el buque, y la fecha de entrega, que puede variar como resultado de
la ejecución de esta cláusula. Los daños liquidados que pueden pagarse por
retraso según lo indicado en la cláusula 13 se aplican en referencia a la fecha
de entrega, así como el derecho por parte del comprador a dar por finalizado
el contrato en virtud de la cláusula. Se identifican dos clases de casos que
podrían tener categoría de retraso permitido, ampliando así la fecha de
entrega:(i) casos de fuerza mayor (en otras palabras, sucesos fuera del
control del constructor) y (ii) otros casos que puedan ser clasificados como
acontecimientos provocados por el comprador o que sean responsabilidad del
comprador.
Cláusula 36: Ingeniero de garantía. Cualquiera de las partes puede solicitar los
servicios de un ingeniero de garantía.
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Para complementar las herramientas sobre las que vamos a asentar el desarrollo
posterior del trabajo, hemos considerado adecuado la inclusión de alguna información
relevante sobre jurisprudencia española. De este modo, nos haremos una idea de lo que en
los últimos años ha sido más problemático y digno de la atención de los juristas en asunto
de litigios en torno al contrato de construcción naval. No es la intención de éste apartado, ni
mucho menos, hacer una estadística detallada de cuál ha sido esa problemática, ni de
reproducir cada sentencia al pie de la letra; sino de establecer a grandes rasgos y
guiándonos por los casos que más han atraído la atención de la doctrina, cuáles han sido
precisamente esos aspectos del contrato y su regulación legal que más problemática han
ocasionado y cómo se han resuelto por parte de los tribunales y con ello “pulsar” cuáles han
sido, si los hay, los “puntos débiles” de nuestra normativa histórica en esta materia, bien por
propiciar la litigiosidad, bien por “complicar la labor” al juez. Podemos adelantar aquí que,
en materia de asuntos problemáticos a la luz de la jurisprudencia, sin duda destacan las
disputas acerca de la naturaleza jurídica del contrato y de la prescripción de las acciones,
como apreciaremos más adelante.
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El Tribunal Supremo (TS) es el órgano constitucional español que se encuentra en la cúspide del Poder
Judicial. Es el tribunal superior en todos los órdenes, salvo en los dispuesto en materia de garantías
constitucionales, cuya responsabilidad recae en el Tribunal Constitucional.
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responde a uno cuyo carácter responde a la de uno de construcción y venta del buque de
carácter mixto que no ha de separarse de la genérica consideración de compraventa.
Podríamos decir que, bajo la regulación vigente con anterioridad a la “LNM” ha sido
recurrente la necesidad de los tribunales de pronunciarse acerca de la naturaleza jurídica
del contrato que nos ocupa, así como sobre su carácter civil o mercantil. La relevancia
práctica de tal debate es de primerísimo orden, pues la respuesta que se dé incide
directamente sobre el régimen jurídico aplicable (si se entiende al contrato como un
arrendamiento de obra, le es de aplicación la regulación, fundamentalmente civilista a falta
de otra, para este tipo contractual, pero si se entiende como una compraventa, le serán de
aplicación las normas de la compraventa; si prima el carácter mercantil sobre el civil, habrá
que atender con preferencia a las normas legales del Código de comercio sobre las del
Código civil), y la solución al caso concreto varía a su vez en función del régimen
correspondiente. Como hemos visto, en este caso la respuesta jurisprudencial se ha
decantando mayoritaria, pero no unánimemente, por el carácter mercantil y de
arrendamiento de obra. Dicha falta de unanimidad, junto al hecho mismo de que el juzgador
se haya visto en la tesitura de tener que discernir repetidamente sobre la materia, resultan
sintomáticos a los efectos de este estudio.
37
Artículo 1.588 del Código civil: Puede contratarse la ejecución de una obra conviniendo en que el que la
ejecute ponga solamente su trabajo o su industria, o que también suministre el material.
38
Los Tribunales Económico-Administrativos de España son órganos administrativos independientes de
la Administración General del Estado, adscritos estructuralmente al Ministerio de Economía y Hacienda, que
resuelven las reclamaciones económico-administrativas. Constituyen en España un recurso especial para
impugnar los actos tributarios ante la propia administración que los dicta.
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traslativo de dominio de cosa, que aún siendo construida por encargo y para una persona
determinada, fue de la propiedad del constructor hasta el momento de su entrega previo
pago del precio.
39
Artículo 1.596 del Código civil: El contratista es responsable del trabajo ejecutado por las personas que
ocupare en la obra.
40
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justificar impago de la deuda, por lo que el comitente queda obligado al pago de precio
convenido por la reparación. Además, no existe certeza ni prueba por parte del comitente de
que efectivamente esas reparaciones hayan sido defectuosas. En cuanto al retraso en la
entrega del buque, sólo puede dar lugar a penalización cuando las partes así lo hayan
previsto en las disposiciones contractuales, circunstancia que no se daba en éste caso.
40
Artículo 1.101 del Código civil: Quedan sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios causados los que
en el cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en dolo, negligencia o morosidad, y los que de cualquier modo
contravinieren al tenor de aquéllas.
41
Ver página 4.
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y suministros de efectos o dinero para construir, reparar, pertrechar o avituallar los buques
[…]. En este caso el TS decide hacer una interpretación restrictiva de lo anterior, no
cabiendo considerar entre los referidos el contrato de suministros de materiales; aunque
sería materia de discusión si no cabría incluir el suministro de materiales cuando éstos son
destinados o forman parte de la construcción o reparación entre los supuestos anteriores y
por lo tanto, sujeto a los contenido en el artículo referido.
Seguimos con el Tribunal Supremo, esta vez con sentencia de 14 de mayo de 1996.
Habiendo sido una prestación por parte de una subcontrata durante la construcción de un
buque como de contrato de arrendamiento de obra (ya que consta del diseño, fabricación,
instalación y puesta en funcionamiento de unas grúas pórtico) y no de suministro, se
originan disputas entre la citada subcontrata y el comitente. Con origen en esas disputas
nace un litigio judicial en el que se ponen en liza los plazos de prescripción de las acciones.
El Tribunal Supremo, al haber considerado el contrato como de arrendamiento de obra,
sujeta dichas prescripciones a lo contenido en el Código civil para el arrendamiento de obra,
establece el plazo de prescripción de las acciones en quince años. De haberse considerado
el contrato como de suministro, nos habríamos de atener a lo contenido en el artículo 952
del Código de comercio, que fija en un año. No cabe duda que el TS es coherente con la
concepción del contrato; pero al aplicarse dichas normas civiles por analogía a las
particularidades de la disciplina marítima, el plazo de prescripción quizá no revista lógica al
compararlo con la práctica real del ámbito que refiere.
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43
Artículo 1.964 del Código civil: La acción hipotecaria prescribe a los veinte años, y las personales que no
tengan señalado término especial de prescripción, a los quince.
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La Ley lleva a cabo una reforma amplia del Derecho marítimo español, contemplando
todos sus aspectos. Se trata de una renovación; que no solamente busca la actualización y
codificación del mismo, sino la coordinación de este con el Derecho marítimo internacional y
con la práctica actual.
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Tras 129 años, España, un país referente en industria pesquera y náutica deportiva,
con 8.000 kilómetros de costa bañados por dos mares y un océano y situada
estratégicamente; con el segundo puerto mundial en su territorio en tráfico de cruceros como
es Barcelona, y con una producción derivada del sector marítimo en torno a los 55.000
millones de euros que representa el 2,6 % de la economía española y genera cerca de
medio millón de trabajos directos; por fin cuenta con la unánimemente reclamada reforma en
el sector. Para llegar a ello, hemos de situar los antecedentes allá por 1980, cuando se
elaboró un borrador por la Asociación Española de Derecho Marítimo. Sobre esa base, se
nombró en 1999 una comisión de ocho expertos que redacta el anteproyecto y el 13 de
noviembre de 2006 el Consejo de Ministros lo remite a las Cortes para su aprobación
parlamentaria. Lamentablemente, quizá por la existencia de otras urgencias electoralmente
más rentables para nuestros representantes o porque hasta ahora, con la ratificación de
diferentes convenios internacionales, se ha venido “saliendo del paso”, no pudo ser hasta el
pasado 24 de julio de 2014 cuando el Rey Felipe VI se estrenaba como Jefe del Estado
sancionando la tan esperada Ley de Navegación Marítima (Arroyo I. , Las reglas de juego en
el mar, 2014).
Ahora bien, ¿responde la nueva ley a todo aquello esperado por la doctrina?; ¿es,
efectivamente, una ley normalizadora y actualizada?; ¿realmente está coordinada con el
Derecho marítimo internacional?, ¿y con la práctica real del transporte?.
Nosotros, como ya adelantamos en los objetivos de este trabajo ya nos hemos hecho
tales preguntas, pero de un modo muy concreto, centrándolas en lo relativo al contrato de
construcción naval. Y pensamos en el contrato de construcción naval por su escasísima
regulación normativa anterior, por su carácter eminentemente internacional y por su
tremenda importancia económica.
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Para llevar esta labor a cabo recurriremos a la disciplina del análisis comparativo; y
ello lo realizaremos con el planteamiento del problema que ya nos hicimos en las primeras
páginas de éste trabajo. Una vez planteado, establecemos las herramientas de las que nos
vamos a servir, que no son otras que los textos normativos previos a la “LNM”, la práctica
real a nivel internacional, la jurisprudencia y la opinión de la doctrina científica previa a la
entrada en vigor de la ley; las cuales han quedado establecidas en la fase de Herramientas.
En el Desarrollo, analizaremos cada uno de los artículos de la “LNM” del contrato de
construcción naval, estableciendo un criterio de análisis, que en nuestro caso será el de ir
artículo por artículo estableciendo un análisis comparativo de lo que el legislador ha querido
dejar patente en él, con lo que a ese respecto quedaba recogido en el estado normativo pre-
LNM, lo que contemplan los contratos tipos acerca del mismo, de los problemas judiciales
que ha acarreado en el pasado, y así sucesivamente con cada una de las fuentes que
hemos establecido en las herramientas. Del análisis y estudio de dicha comparación,
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II.- DESARROLLO.
Comenzamos pues, tal y como habíamos adelantado, la labor de comparación del
texto normativo con las herramientas aportadas. Lo haremos en el mismo orden que el
articulado del Capítulo V del Título II de la “LNM” con el fin de facilitar su asimilación y
establecer una cierta coherencia con la ley. Recordemos que estamos hablando de los
artículos 108 a 116 (ambos inclusive).
Como vemos, el intento de Uría se queda en algo más supeficial, sin profundizar
sobre la determinación de los intervinientes en el contrato, algo más generalista, más en
línea con su especialización mercantilista; yéndose por su parte Arroyo a una definición del
contrato más técnica, más maritimista, en la que caracteriza a los intervinientes por astillero
a la parte ejecutora de la obra, y comitente a la que la encarga. Y que además, enriquece
con la clasificación de bilateral, oneroso y sinalagmático para terminar con el apunte de que
la finalidad última del mismo es la transmisión de la propiedad del buque al naviero, quizá
motivada por las discrepancias que este acto, el concreto de la transmisión del buque, ha
propiciaco en lo relativo al “cuándo”. De hecho podemos interpretar que Arroyo nos está
queriendo dar a entender, ya en la definición del propio contrato de construcción naval, que
la propiedad del buque y los riesgos derivados de ello pertenecen al constructor durante
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toda la obra hasta el momento que efectivamente, se transmite al comitente dicha propiedad
con la aceptación del mismo. Resultado de la interpretación de esa definición podemos
deducir también que el autor está queriéndose referir de manera clara a la construcción por
empresa que nos lleva por, ende, a establecer la naturaleza jurídica del contrato como de
arrendamiento de obra, precisamente por ese encargo del trabajo de una persona a otra.
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didáctica entre los tipos de construcción no ha de ser objeto de un texto legal así como
porque la construcción por economía realmente no es un contrato, que es de lo que el
legislador quiere tratar, sino de una organización de recursos para un fín, organización que
en términos jurídicos no precisa de particular atención legislativa. En cuanto a la naturaleza
del mismo, a pesar de no establecerla de manera expresa, el propio hecho de darle al
contrato concepción legal y máxime en el modo en que se ha hecho, sitúa al legislador en la
posición de arrendamiento de obra, en línea con la opinión seguida por la doctrina y por la
propia jurisprudencia. Efectivamente, el concepto del artículo 108.1 está describiendo
netamente un arrendamiento de obra, con un comitente (incluso emplea esta expresión
repetidamente en varios artículos posteriores), un constructor y una obra, el buque, y donde
el origen, a nivel de propiedad, de los materiales que se van a incorporar a la obra, no va a
ser determinante para la calificación jurídica del tipo contractual. Si lo comparamos con la
definición del Código civil del contrato de arrendamiento de obra, en su artículo 1544, la
similitud es patente: “En el arrendamiento de obras [..], una de las partes se obliga a ejecutar
una obra [..] por precio cierto”. Para el efecto del origen de los materiales, veamos el artículo
1588 Código civil, en el que no encontramos: “Puede contratarse la ejecución de una obra
conviniendo en que el qe la ejecute ponga solamente su trabajo o su industria, o que
también suministre el material”.
Sí que el legislador de la “LNM” deja claro, en el segundo apartado del artículo 108,
antes de que el lector se pueda adentrar en el resto del articulado, el carácter dispositivo de
las normas contenidas en el mismo, con la salvedad de la responsabilidad del constructor
por vicios ocultos en caso de dolo o culpa grave (artículo 113.4). Por lo demás, en base a lo
previsto en este segundo apartado, parece que existe una intención de no encorsetar a las
partes, permitiéndoles darle al contrato el contenido que más les convenga.
Por último, el tercer apartado del artículo 108 de la “LNM” concreta que las
disposiciónes contenidas en el Capítulo V, es decir, las disposiciones para el contrato de
construcción naval son extensibles a los contratos de reparación o remodelación naval
dejando de lado por fin el legislador el histórico “olvido” del que habían adolecido dichas
modalidades. Del mismo modo, nos resulta obligado apuntar cómo de esta manera, el
legislador dota a los contratos tanto de construcción, como de reparación y remodelación
naval, de un régimen jurídico básico del que carecían y por tanto, de una más que necesaria
y demandada seguridad jurídica. La importancia de ello no es baladí, ya que precisamente a
esta nueva regulación creada a la sombra de la “LNM” se le otorga un campo de aplicación
amplísimo y además, allí donde puede resultar más necesaria: en todo ese mercado de
pequeños contratos de reparación y/o remodelación de buques donde en comparación con
los grandes contratos de construcción, puede ser más habitual encontrarse con que no
todos los aspectos del contrato determinados por la voluntad expresa de las partes, se
manifieste posteriormente en la plasmación escrita del mismo. Además, resulta también más
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probable que la legislación aplicable a este tipo de contratos “menores”, cuando se celebren
y ejecuten en nuestro país, sea precisamente la española, y por tanto la “LNM”, ya que se
antoja improbable que el contrato se detenga a pormenorizar cuál será el ordenamiento
jurídico aplicable en caso de posibles disputas o el arbitraje al que acudir. En cualquier caso,
hay que advertir que la “LNM” añade dos matices al ámbito de aplicación de las normas del
contrato de construcción naval: el primero, que tal aplicación a los contratos de reparación y
remodelación naval será “supletoria”44; el segundo, que tal aplicación –ya supletoria– tendrá
lugar cuando la reparación o la remodelación naval sean tales que su “importancia lo
justifique”45. Tales matizaciones, en especial la segunda, en cierto modo desdibujan un tanto
la certeza jurídica aportada por el impulso inicial de adjudicar un régimen jurídico específico.
Efectivamente, carácter “supletorio” podría entenderse en el sentido de meramente
“dispositivo” de las normas legales de la construcción naval de la “LNM” para estos otros
contratos, que también tradicionalmente han venido considerándose como “de obra por
empresa”, lo cual nada varía el régimen general. Pero el hacer depender la aplicación o no
de las normas sobre la “importancia” de la reparación o la remodelación concernidas,
introducen un elemento de inseguridad tal vez innecesario. Es posible que el legislador a lo
que quiera aludir sea a que la aplicación de las reglas de los artículos 108 a 116 (el referido
Capítulo V del Título II de la “LNM”; Del contrato de construcción naval) tal vez sólo tenga
sentido o sea necesaria en contratos que implican aportaciones de materiales o
potencialidad de presencia de vicios ocultos tales que sea previsible que esas normas
tengan visos de ser realmente “útiles”. Sin embargo, nada hubiese restado en tal caso omitir
tal alusión al grado de “importancia” de la obra, que sólo introduce el debate acerca de qué
criterio se habrá de emplear para determinar el umbral de importancia a partir del cual las
normas de la “LNM” son invocables o no en la reparación y la remodelación naval.
44
Artículo 108.3 LNM.
45
Artículo 108.3 LNM.
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Marítima.
La “LNM” no parece que aporte ninguna innovación con respecto a lo que contenía el
artículo 573 del Código de comercio al prevenir que “El contrato de construcción naval
deberá constar por escrito y para su inscripción en el Registro de Bienes Muebles habrá de
elevarse a escritura pública”. Si acaso, se podría advertir “novedad” sobre la escritura
pública. Ciertamente, y a efectos prácticos dicha novedad no lo es tal si nos atenemos a las
exigencias de la titulación pública registral47, que ya pedían exigían dicha escritura como
46
Artículo 1278 del Código civil.
47
Artículo 18.1 del Código de comercio y 5 del Reglamento del Registro Mercantil, de 19 de julio de 1996.
54
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Marítima.
condición para su inscripción en el Registro de Bienes Muebles48. Con todo ello, y sobre la
base de que nos hallamos, como hemos ya visto, en un contexto de derecho dispositivo,
tenemos que el contrato de construcción naval continúa siendo esencialmente consensual,
con lo que existirá con el mero pacto de las partes. Pero, eso sí, esa apelación a la forma
escrita, e inmediatamente relacionada con el requisito de escritura pública para acceder al
Registro de Bienes Muebles, da pie a que las partes puedan mutuamente compelerse a
otorgar contrato escrito y a su elevación a escritura pública ante Notario, con la vista puesta
en conseguir los efectos registrales en perjuicio de tercero (artículos 127949 y 128050 del
Código Civil), y en congruencia con el principio de titulación pública para la inscripción del
acto en el Registro de Bienes Muebles (artículo 73 “LNM”51) .
48
Anteriormente, en la época de redacción el Código de comercio, Registro Mercantil. Por lo que podemos decir
que nos referimos al mismo estamento.
49
Artículo 1.279 del Código civil: “Si la ley exigiere el otorgamiento de escritura u otra forma especial para hacer
efectivas las obligaciones propias de un contrato, los contratantes podrán compelerse recíprocamente a llenar
aquella forma desde que hubiese intervenido el consentimiento y demás requisitos necesarios para su validez”.
50
Artículo 1.280 del Código civil: “Deberán constar en documento público:
1.Los actos y contratos que tengan por objeto la creación, transmisión, modificación o extinción de
derechos reales sobre bienes inmuebles.
2. Los arrendamientos de estos mismos bienes por seis o más años, siempre que deban perjudicar a
tercero.
5. El poder para contraer matrimonio, el general para pleitos y los especiales que deban presentarse en
juicio; el poder para administrar bienes, y de cualquier otro que tenga por objeto un acto redactado o que
deba redactarse en escritura pública, o haya de perjudicar a tercero.
51
Artículo 73 LNM: Principio de titulación pública.
1. La inscripción en el Registro se practicará en virtud de escritura pública, póliza intervenida por notario,
resolución judicial firme o documento administrativo expedido por funcionario con facultades suficientes
por razón de su cargo.
2. El notario español o cónsul de España en el extranjero que autorice una escritura pública o intervenga
una póliza relativa a buques, embarcaciones o artefactos navales deberá obtener de la Sección de
Buques del Registro de Bienes Muebles, con carácter previo al otorgamiento, la oportuna información
sobre la situación de dominio y cargas y deberá presentarla, directamente o por testimonio, en la forma y
por los medios que reglamentariamente se establezcan”.
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la
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Navegación
Marítima.
Artículo 15 (Sección 2ª. Matrícula Provisional): “El expediente se iniciará en el distrito marítimo del lugar de
construcción una vez concedida por la dirección General de la Marina Mercante la autorización de construcción
solicitada por el astillero constructor y el titular contratante. En el folio en que corresponda en la Lista Novena,
se hará constar la fecha de concesión de la autorización de construcción, nombre del astillero constructor y del
titular contratante; características del buque, valor presupuesto y reparos o advertencias al proyecto que
deberán ser subsanadas durante la construcción. Posteriormente se harán constar en dicho asiento cuantas
visicitudes, gravámenes y demás circunstancias ocurran durante el desarrollo de la construcción. Este asiento
provisional permanecerá abierto hasta que se termine el expediente de construcción y matrícula. En caso de
que el armador solicite reserva de folio en otra provincia marítima, se hará constar en su hoja de asiento este
dato con el folio reservado, no pudiendo en ningún caso reservarse más de un folio por cada buque”.
56
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Marítima.
inscribirse también el derecho real de hipoteca sobre él, derecho que para nacer precisa ser
registrado, pues la eficacia de su inscripción es constitutiva53. La inscripción de la propiedad
de los buques en construcción, en caso de hipoteca, se practicará en una Sección especial
dedicada al Registro de naves en construcción, y esta inscripción tendrá carácter provisional
hasta que se termine la construcción del buque y sea matriculado en el Registro Marítimo,
después de lo cual se convertirá en inscripción definitiva, trasladando a este efecto la
inscripción provisional al Libro donde ya se registran ordinariamente todos los buques.
En sintonía con lo comentado, la “LNM” establece en sus artículos 68.254 y 69.355 las
disposiciones relativas a la inscripción registral de los buques, y en concreto, se refiere a la
de los buques en construcción, concluyendo de ello en definitiva, que la formulación del
artículo 109 acerca de la forma del contrato es coherente con la práctica histórica en nuestro
Derecho y con las reglas de nuestra legislación para el registro del buque (en construcción)
y su titularidad.
Artículo 609.
“La propiedad se adquiere por la ocupación. La propiedad y los demás
derechos sobre los bienes se adquieren y transmiten por la ley, por donación,
por sucesión testada e intestada, y por consecuencia de ciertos contratos
mediante la tradición. Pueden también adquirirse por medio de la
prescripción”.
Artículo 1095.
“El acreedor tiene derecho a los frutos de la cosa desde que nace la
obligación de entregarla. Sin embargo, no adquirirá derecho real sobre ella
53
No existe hasta que no se inscribe en el Registro.
54
“La primera inscripción de los buques se practicará en el Registro designado en la demarcación que
corresponda al lugar de su matrícula y, la de los buques en construcción, en el de la demarcación que
corresponda al lugar en que se construyan”.
55
“Los buques en construcción podrán inscribirse en cualquier caso, pero será obligatoria su inscripción cuando
vayan a ser hipotecados de conformidad con lo previsto en esta ley. A estos efectos, se llevará en la Sección de
Buques del Registro de Bienes Muebles un libro especial para inscribir los actos y contratos relativos a los
buques en construcción hasta que, terminada ésta, se trasladen al Libro de Buques construidos en la forma en
que se determine reglamentariamente”.
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58
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con la teoría del título y el modo del ordenamiento jurídico español, así como con el sistema
de quién sufre el “periculum rei” (riesgo de pérdida de la cosa, en el sentido de cosa
“material”) del artículo 1.589 del Código civil. En definitiva, sufre el riesgo el constructor y a
la vez propietario, y deja de sufrirlo precisamente cuando deja de ser tal propietario,
momento que debe entenderse como aquél consecuentemente derivado de la aceptación
del mismo por parte del comitente tras las pruebas del mar y el recibo de toda la
documentación necesaria para su despacho, así como del abono por su parte del precio
convenido.
Por parte del texto de la LNM, nos encontramos con que el legislador sigue la línea
definida por la práctica contractual corroborada por la jurisprudencia y la opinión mayoritaria
de la doctrina. Divide el artículo en 2 apartados, dedicando el primero a asignar la propiedad
de la construcción al constructor hasta el momento de la entrega y siempre, salvo pacto
expreso en contrario. En el caso de los materiales aportados por el comitente, expresa el
apartado segundo, que éstos serán propiedad del mismo hasta su incorporación a la obra.
Parece que con lo dispuesto, la LNM quiere intentar resolver el problema de la propiedad del
buque de manera simple, haciéndolo además no sólo para el supuesto de que el astillero
aporte en su totalidad los materiales, sino también para cuando los proporcione el comitente.
Como vemos, mantiene la coherencia con la teoría del título y el modo de nuestro
ordenamiento jurídico por la cual es la entrega el momento en el que se opera el cambio de
propiedad, , y a la vez la coherencia con el principio de que quien sufre el “periculum rei” en
definitiva es siempre el propietario (“res perit domino”, o “la cosa perece para su dueño”):
durante la construcción, el constructor; tras la entrega, el comitente.
56
Locución latina que significa “de nuevo, nuevamente”.
59
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Marítima.
precisamente, esa actividad creadora del que se compromete como ejecutor de la misma; el
denominado opus consumatum et perfectum57, en expresión jurisprudencial.
En cuanto a lo que tiene que decir la jurisprudencia en este aspecto, no parece que
la obligación de entrega por parte del constructor haya sido un asunto especialmente
litigioso, ya que parece que es claro desde todos los puntos de vista y asumido por todas las
partes intervinientes en el contrato, que la aceptación de un contrato de construcción asocia
de manera indivisible la de la ejecución de un trabajo por parte del empresario y por lo tanto
el compromiso de la obtención de ése resultado. La litigiosidad en relación a las
obligaciones del constructor, parece que deriva más en la línea de la entrega y los
pormenores del momento de ejecución de esta, que en el acto de la obtención del resultado
de la construcción en sí mismo.
Ahora bien, si resulta claro por los comentado que la obligación de la construcción no
parece albergar mayor problemática, no es menos claro que en la práctica contractual, y con
ello nos vamos al Derecho de los formularios, la obligación de construcción se antoja como
de gran importancia en tanto en cuanto a cómo se realiza ésta se refiere; al ser tratadas de
manera similar en todos los estudiados y ya en los primeros artículos de los mismos58, las
especificaciones técnicas de la construcción objeto de la prestación. Dicho clausulado se
57
Locución latina cuyo tenor literal de la misma resulta en “obra consumada y perfecta”.
58
Artículo 1 del Contrato AWES; artículo 2 del contrato NSF; cláusulas 1 y 2 del NEWBUILDCOM.
60
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Como comprobamos a resultas de la lectura del artículo 111 de la “LNM”, parece que
el legislador quiere dar reconocimiento legal en nuestro ámbito normativo a la práctica
contractual del Derecho de los formularios y a la opinión de la doctrina científica nacional,
abrazando en el mismo artículo, la referida obligación del constructor como obligación de
ejecución conforme a lo pactado, y haciéndolo además, con un guiño a lo contenido en uno
de los contratos de más extendida utilización como lo es el NSF. No parece que quiera ir
más allá el legislador de la mera referencia a la ejecución de una obligación conforme a
unas condiciones determinadas, no ahondando en si es definitiva la ejecución de la obra en
sí misma o no, ya que ha de considerarse como inherente e indisolublemente adherida al
contrato.
61
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Podemos comprobar pues, que el “LNM” ha querido seguir en la línea del artículo
111 y extender lo adoptado en el mismo de dar reconocimiento legal a lo utilizado en el
Derecho de los formularios; especificando en el apartado 1:
“la entrega ha de hacerse en el lugar y fecha pactados, una vez cumplidas las
pruebas de mar y demás condiciones, acompañándose los documentos
necesarios para su despacho”
Del mismo modo, el apartado 2 refleja, del modo dicho más arriba, unos plazos
determinados para la indemnización por parte del astillero al comitente y la capacidad de
resolución del contrato por éste en caso de retrasos injustificados, del mismo modo que lo
que los formularios reflejan en las fechas de entrega y cancelación del buque.
62
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59
Artículo 1.594 del Código civil: “El dueño puede desistir, por su sola voluntad, de la construcción de la obra
aunque se haya empezado, indemnizando al contratista de todos sus gastos, trabajo y utilidad que pudiera
obtener de ella”.
60
Cláusula 6.a de AWES.
63
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Una vez más, el texto normativo de la nueva Ley, se crea con el ánimo de plasmar
en él, la práctica habitual, dándole a dicho texto un carácter de adecuación a la realidad
contractual del contrato de construcción de buques.
Este dato de la imperatividad merece la pena que sea subrayado en los términos de
la “LNM”, el simple pacto limitativo o exonerativo de responsabilidad por vicios ocultos sí es
posible, apartándose del régimen del apartado 1 del artículo 113: pero no lo es, o no tiene
valor alguno ante dolo o culpa grave en la causación de esos vicios. Pero hay que partir
siempre de la primera situación: es decir, una presunción de mala fe es contraria a ciertos
principios de base del Derecho, pues no debe existir presunción sin que un texto legal
explícito lo determine, aparte de que es la buena fe y no la mala la que se presupone
siempre (Emparanza Sobejano y Martín Osante, 2006). Ello permite entender que solo en
aquellos supuestos en los que efectivamente se haya probado el dolo o culpa grave
respecto a los vicios ocultos harán decaer las eventuales cláusulas de limitación o
exoneración ya que, con carácter general no se hayan expresamente prohibidas (Rueda
Martínez, 2006). Esta posición que sigue la “LNM” no parece que siga la línea contractual ya
que en el contrato AWES, el artículo 8.b, propiedad del buque, establece: “Con la entrega
del buque al armador, cualquier responsabilidad relativa a la seguridad y en general a la
condición del buque, se transfiere al armador y, en consecuencia, cesará cualquier
responsabilidad del constructor con excepción de las previstas en el artículo 12 de este
contrato”, con lo que se aprecia que convencionalmente se prefiere, en principio, no dar la
oportunidad al constructor de liberarse de responder en cualquier caso por los vicios ocultos
del buque construido.
Por otra parte, la “LNM”, acorde con la atención doctrinal que hemos venido viendo,
establece en un año el periodo de responsabilidad del constructor por vicios o defectos
ocultos, entendiendo por tal el periodo de garantía al que se ve sujeto el comitente, todo ello
sin perjuicio de que la ley establece más adelante, en su artículo 115 un régimen único de
prescripción de acciones. En el primer apartado del articulo que estamos comentando, el
legislador no ha querido ampliar la responsabilidad por los vicios o defectos ocultos a
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El apartado 113.2 de la “LNM” prevé, y puede entenderse que también para defectos
no ocultos, el criterio legal para, ya no sólo contentarse con la reparación o la
responsabilidad por los defectos de la obra que se le entrega o se le entregó (y a los que no
les fue de aplicación la antes citada posibilidad de resolución del artículo 112.3 para
incumplimientos “graves” de especificaciones pactadas), sino para instar la resolución del
contrato: que los vicios o defectos hagan inútil al buque para su uso normal.
Parece que queda también subsanado el problema al que debía de hacer frente la
jurisprudencia de la duración del periodo de responsabilidad por vicios o defectos ocultos de
la construcción, problema que ha venido presentado elevados índices de litigiosidad
precisamente en relación a ésa concreta cuestión de la prescripción de acciones.
61
Apdo. 2, art. 112 LNM
62
Artículo 1.599 del Código civil. “Si no hubiere pacto o costumbre en contrario, el precio de la obra deberá
pagarse al hacerse la entrega”.
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como son determinación del mismo, vencimiento del pago, lugar y moneda para realizar el
mismo, garantías y prescripción.
Volviendo al Código civil, su artículo 1.54463 exige para el contrato de obra que el
precio sea cierto, lo que no significa que haya de determinarse necesariamente en el
momento de la contratación, pero sí que se introduzcan al momento de la perfección del
contrato los elementos necesarios para que una vez concluida la obra, las partes conozcan
el importe del precio. Por otra parte, el artículo 159364 del mismo texto, establece que en el
caso de que la obra se encargue por un ajuste alzado, el constructor no puede pedir
aumento del precio aunque se vayan incrementando los costes de ejecución del proyecto.
63
Artículo 1.544 del Código civil: “En el arrendamiento de obras y servicios, una de las partes se obliga a ejecutar
una obra o a prestar a la otra un servicio por precio cierto”.
64
Artículo 1.593 del Código civil: “El arquitecto o contratista que se encarga por un ajuste alzado de la
construcción de un edificio u otra obra en vista de un plano convenido con el propietario del suelo, no puede
pedir aumento de precio aunque se haya aumentado el de los jornales o materiales; pero podrá hacerlo cuando
se haya hecho algún cambio en el plano que produzca aumento de obra, siempre que hubiese dado su
autorización el propietario”.
65
Artículo 1.600 del Código civil: “El que ha ejecutado una obra en cosa mueble tiene el derecho de retenerla en
prenda hasta que se le pague.”
67
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materia de gran controversia si no es una vez más, por el plazo de prescripción de las
acciones, caso que se tratará en el siguiente artículo de la “LNM”.
El artículo 114, parece que se hace una vez más eco de las necesidades reales;
estipulando, que salvo pacto en contrario, y en línea con lo contenido en nuestra
regulación66, el momento de abono del precio como el momento de la entrega, reiterando
además el carácter dispositivo de la misma, consciente de la práctica común en el sector de
los pagos adelantados parciales. Junto a ello se prevé que el comitente, contra esos pagos
parciales, puede conseguir del constructor certificaciones de pago, las cuales le servirán
para, entre otras cosas, acreditar las inversiones mínimas que nuestra legislación exige para
poder constituir hipoteca naval sobre buques en construcción (art 131 “LNM”67)
66
Artículo 1.599 del Código civil: “Si no hubiere pacto o costumbre en contrario, el precio de la obra deberá
pagarse al hacerse la entrega”.
67
Hipoteca sobre el buque en construcción. “Para que pueda inscribirse la hipoteca sobre un buque en
construcción es indispensable que esté invertida en ella la tercera parte de la cantidad en que se haya
presupuestado el valor total del casco y que la propiedad del buque figure inscrita en el Registro de Bienes
Muebles”.
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el italiano, donde basta que se produzca el negocio jurídico habilitante para el cambio de
propiedad y que tal cambio de propiedad tenga lugar, independientemente de la entrega, lo
habitual es que el riesgo de la pérdida de la cosa pese sobre el adquirente. Pues bien, el
ordenamiento jurídico español presenta la peculiar anomalía, con hondas raíces históricas
de que, aun operando la teoría del título y el modo, el traslado del riesgo de la pérdida
fortuita de la cosa tiene lugar ya con el negocio jurídico base del cambio de propiedad, en
virtud de los principios que introducen los antes citados artículos 1096 y 1182 del Código
civil. Si bien todo esto, explicado en su más desnuda sencillez, requiere multitud de
matizaciones, y además en el campo del arrendamiento de obra hay reglas específicas para
esta cuestión, en concreto las de los artículos 158968 y 159069 del Código civil, lo cierto es
que resulta del mayor interés, estando ante un contrato puntual y concreto, como es el de
construcción de buque, contar con unas normas que eviten cualquier asomo de duda o de
perturbación, especialmente en algo del calibre económico que estamos tratando (duda, por
no ser los artículos 1589 y 1590 del Código civil lo suficientemente explícitos para el caso
que nos ocupa; perturbación, por la distorsión conceptual que introduce el sistema español
de traslado del riesgo en relación con el del traslado de la propiedad). Por ello el apartado 2
del artículo 114, en combinación con el artículo 110, otorga una notable seguridad jurídica,
dejando bien sentado que, salvo morosidad o salvo que la destrucción se deba a la mala
calidad de los materiales aportados por el comitente, el riesgo de la pérdida de la obra recae
sobre el astillero, hasta la entrega del buque, y que ello, respecto al aspecto concreto de los
materiales, supone que quien corre con su pérdida es siempre el astillero, con la excepción
de los aportados por el comitente mientras no hayan sido aún incorporados al buque en
construcción. Una vez más, vemos que con la “LNM” quedan acomodados titularidad del
riesgo y titularidad de la propiedad. Lógicamente, esto a su vez explica de modo indirecto el
habitual tratamiento en los contratos del asunto del seguro del buque durante la
construcción, recayendo sobre el constructor la carga de suscribirlo, como una de las
obligaciones características.
Por lo que hace al periculm obligationis, es decir, al trabajo ya hecho (nos referimos
aquí a las horas invertidas de dedicación y resultado, no a los materiales que constituyen la
obra, a los cuales estaría referido el periculum rei) y que se “pierde” al destruirse la obra,
con el artículo 114.1 se conserva la regla del artículo 1.590 del Código civil: es del
constructor, que nada podrá exigir al comitente por todo el (infructuoso) laboreo que ha
68
“Si el que contrató la obra se obligó a poner el material, debe sufrir la pérdida en el caso de destruirse la obra
antes de ser entregada, salvo si hubiese habido morosidad en recibirla”.
69
“El que se ha obligado a poner sólo su trabajo o industria, no puede reclamar ningún estipendio si se destruye
la obra antes de haber sido entregada, a no ser que haya habido morosidad para recibirla, o que la destrucción
haya provenido de la mala calidad de los materiales, con tal que haya advertido oportunamente esta
circunstancia al dueño”.
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Por último el tercer apartado del artículo 114 faculta al constructor, en el supuesto de
que el comitente recaiga en incumplimiento de su obligación pactada de constituir garantías
a favor del primero que cubran el pago del precio, a rescindir el contrato o exigir su
cumplimiento y, en cualquiera de los casos, de exigir al comitente indemnización por daños.
Esto supone una protección legal adicional a favor del constructor, en tanto en cuanto
compele al comitente ya no a cumplir su obligación de pago del precio, sino a la de constituir
una garantía de la misma si así se pactó.
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años, demandado repetidamente por la doctrina, como bien comentaba Arroyo (2005)
exigiendo el ejercicio de las acciones una brevedad entre tres y cinco años. No conviene
olvidar de todos modos, que el plazo de un año para la denuncia queda subsumido en el de
prescripción de tres años, pues ambos comienzan a correr desde la entrega del buque.
Parece sin embargo a todas luces plausible que el tema más “espinoso” en lo que a
índices de litigiosidad se refiere, el de los plazos de prescripción de acciones; ya sea por
vicios ocultos o defectos, como de incumplimientos de una u otra parte, ha quedado en la
“LNM” lo suficientemente aclarado para que en el futuro; aunque ello esta por ver, no se
ocasionen las disputas que históricamente se han venido sucediendo a este respecto.
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III.- CONCLUSIONES
Parece que ahora ya sí nos encontramos en la situación de abordar el tratamiento
del contrato de construcción naval en cuanto al enfoque que el legislador ha querido hacer
del mismo en la nueva Ley de Navegación Marítima, y la adecuación de ésta a la realidad
contractual más difundida, enfatizando nuestro esfuerzo en analizar aquellos aspectos
concretos que a juicio de éste han requerido una especial atención o una regulación
específica determinada, teniendo en cuenta que se ha establecido un régimen de derecho
dispositivo, y en el que no se regula el contrato en toda su amplitud; sino en cuestiones muy
particulares del mismo.
A lo largo del desarrollo del trabajo, hemos intentado ponernos en una situación que
nos permita contextualizarnos en la realidad normativa histórica del contrato de construcción
naval. Para ello nos hemos servido de las herramientas, donde hemos conocido los remotos
orígenes del contrato, y hemos llegado hasta 1885; donde con la inclusión en el
ordenamiento de un Código de comercio, se regula la actividad mercantil marítima, pero
como hemos visto, con carencias importantes en lo relativo al contrato de construcción
naval, maximizadas si acaso por el paso de los años. Por culpa de la falta de contemplación
del contrato, hubimos de conocer lo que el Código civil nos dice en cuanto a arrendamiento
de obra y contrato de compraventa, al entender que la doctrina había de aplicar las
disposiciones contenidas en él a la regulación del contrato de construcción naval.
Inevitablemente, en el devenir de los años, con los cambios normativos, económicos,
sociales, se sobrevienen polémicas judiciales que ocasionan litigios y han de ser resueltos
por nuestros Tribunales con aplicación por analogía de normativas muy diferentes a la
especificidad de un contrato como el de construcción naval. Eso conlleva decisiones
polémicas, a veces muy criticadas, que gozan del análisis pormenorizado de la doctrina
maritimista, principal fuente de estudio del contrato, y ariete del legislador en busca de la
adecuación de las normas al contexto actual y a la mejora continua del derecho positivo de
nuestra legislación. Finalmente, hemos estudiado el texto del, espero que ahora ya familiar,
Capítulo V del Titulo II de la Ley de Navegación Marítima; para por último, desglosar cada
uno de sus artículos de manera detallada utilizando el análisis comparativo de todo lo
adquirido con anterioridad.
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No cabe duda que la nueva Ley de Navegación Marítima era necesaria y esperada,
recogiéndose en un texto único, normas de derecho público y de derecho privado,
contemplando entre sus disposiciones la realidad del tráfico marítimo actual, que se
manifiesta en un escenario único interrelacionando el régimen de los puertos y el régimen de
la navegación (Emparanza Sobejano y Martín Osante, 2006). El carácter anacrónico del
texto del Libro III del Código de comercio, complementado con normas de diferentes épocas,
hacía necesaria la presentación de una normativa modernizada, sistemática, aglutinadora y
reformadora en los ámbitos nacionales y supranacionales. El texto de la Ley de Navegación
Marítima es amplio, comprendiendo un articulado completo y actualizado y es por eso, que
desde nuestra posición de profesionales del sector, hemos querido humildemente exponer
este modesto análisis de una parte muy concreta del mismo, siempre con la intención de
hacerlo de manera clara y de fácil lectura para el profano en la materia, intentando poner al
lector en situación con respecto a todo aquello que se ha mencionado a lo largo del trabajo,
no pretendiendo en nuestro esfuerzo adoptar, ni mucho menos, la posición de reputados
maritimistas o de expertos en Derecho.
Veamos pues, lo que deducimos del tratamiento del contrato de construcción naval
en la “LNM”, ahora que nos hallamos respaldados con un cierto bagaje formativo. Y lo
haremos siguiendo la tónica utilizada hasta el momento. Nos referiremos al orden del
articulado en la propia Ley.
Para empezar, hemos visto que la “LNM” conceptúa y establece el régimen del
contrato de construcción naval. Como hemos comprobado, éste quedaba carente de
definición y de clasificación jurídica. Más allá de ser éste un tema superficial, su
trascendencia ha sido fundamental. Precisamente con origen en la falta de regulación
específica en la materia, ha nacido una polémica prolongada sobre si el tratamiento del
contrato había ser de arrendamiento de obra o de compraventa, y ello en base a las
diferencias que ya vimos en su momento de contrato por economía o por empresa. Ya
cortando de raíz una de las polémicas fundamentales y sobre las que han brotado otras a
continuación, el artículo 108. 1 de la “LNM”, engloba al contrato de construcción naval a todo
aquel en el que una parte encarga a otra la construcción de un buque a cambio de un precio
y siendo los materiales aportados en parte o en su totalidad por cualquiera de las partes. De
ésta manera se termina definitivamente con la larga discusión, pero quizá demasiado tarde;
el mero hecho de que en la “LNM” quede contemplado el contrato de construcción del
buque, y se le dedique un capítulo, hace a éste portador de una regulación específica,
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Es la formalidad impuesta por la ley para la validez del acto jurídico, y no solamente para su prueba. Se opone
a la forma ad probationem.
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comitente, este decide aceptar el buque. En cualquier caso, como hemos podido ver en la
práctica del Derecho de los formularios, se encargan los clausulados de prestar especial
atención al momento de la entrega del buque y por tanto de traspaso de los riesgos,
determinando lugar, forma, documentación, etc. Recordemos que la propiedad del buque
quedaba ampliamente condicionada por la naturaleza jurídica que se le diese al contrato, si
éste era considerado como compraventa, la transmisión de la posesión del buque se
adquiría en el momento que el armador lo aceptaba tras las pruebas de mar; si el contrato
era considerado como arrendamiento de obra con aportación del astillero de los servicios y
materiales necesarios, la opinión mayoritaria era que el buque era propiedad del astillero
mientras su construcción, y su dominio era traspasado con la entrega; y la última y tercera
opción era que el contrato se considerase como arrendamiento de obra con aportación de
los materiales por el comitente, siendo en este caso la opinión doctrinal que la propiedad del
buque queda ostentada por el comitente desde el primer momento. A todos los efectos, la
“LNM” zanja la polémica considerando al astillero como propietario del buque hasta la
entrega al comitente del mismo, independientemente de quién suministre o aporte los
materiales (los cuales pertenecerán al comitente hasta que se incorporen a la construcción
en caso de que sea este quien los suministre, ya sea en su totalidad o en parte). Con estas
disposiciones, queda claro que quién ostenta en cada momento la posesión y la propiedad
del buque y de los materiales que lo forman (antes y después de incorporarse a la obra), y
quién ha de soportar además los riesgos, en un doble sentido, por perdida de la obra
durante la construcción (periculum rei) y por pérdida de derecho a reclamar por el trabajo
invertido en ella junto a la eventual carga de comenzar de nuevo la obra (periculum
obligationis): hasta la entrega de la obra terminada, es el constructor el propietario de la
obra, salvo por lo que se refiere a los materiales aportados por el comitente mientras aún no
se hayan incorporado a su vez a la obra; y, coordinadamente con el artículo 114.2, es el
propietario en cada momento quien sufre el periculum rei, y en cualquier caso el constructor
quien sufre el periculum obligationis durante la obra. Y todo ello, a su vez, queda coordinado
con el principio de res perit domino (“la cosa perece para su dueño”), con los principios de
los artículos 1589 y 1590 del Código civil sobre arrendamiento de obra, con la “teoría del
título y el modo” de la adquisición de la propiedad, y evitando al tiempo el efecto perturbador
que podría introducir en el caso el sistema español de traslado del riesgo de la perdida de la
cosa debida entre deudor y acreedor, de los artículos 1096 y 1182 del Código civil.
Recordemos que las disposiciones permiten pacto en contrario; pero vemos que siguen muy
en la línea de lo establecido en los formularios tipo utilizados en la práctica real; haciendo
que el constructor adquiera la obligación accesoria de asegurar el buque en construcción,
incluso por su propio interés, a fin de minimizar el daño que ha de soportar proveniente de
las responsabilidades derivadas en caso de pérdida del buque durante la construcción.
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El artículo 112, recoge la obligación de entrega del buque por parte del constructor;
segunda de las obligaciones principales que el contrato hace recaer sobre él, y la obligación
de recepción del mismo por parte del comitente, obligación accesoria a la anterior. Del
mismo modo que el artículo anterior, y tal como exponen los propios legisladores en la
exposición de motivos de la memoria del Anteproyecto de Ley (2004), se limita éste a la
plasmación nuevamente de lo contenido en los formularios; esto es, se determina la entrega
en fecha y lugar bajo pacto y en la inherente condición de navegabilidad exigida al buque
según las características previamente acordadas con además, la documentación necesaria
para su despacho. Se contempla, al igual que hacen los formularios la posibilidad de
establecer una fecha de entrega estimada y una fecha de finalización, que permite la
rescisión del contrato por parte del comitente. Derivado de lo anterior, se le otorga la
capacidad al comitente de no aceptar el buque e incluso solicitar daños y perjuicios si se
incumplen las especificaciones pactadas; previendo asimismo la capacidad del constructor
de recibir indemnización de daños y perjuicios por incumplimiento de la obligación de
recepción por parte del comitente.
Hagamos ahora un pequeño salto, yendo del artículo 112 directamente hasta el 114.
En él; se contempla la segunda obligación principal del comitente, el pago del precio. De
este modo, dejamos analizadas las obligaciones del comitente (obligación de aceptación del
buque, art. 112 y obligación de pago del precio, art. 114), a la par que lo hacemos con las
del constructor (obligación de entrega del buque, art. 112 y obligación de construir, art. 111).
En todos los casos el contenido legal que nos presenta la “LNM”, se corresponde con las
prácticas contractuales habituales, no habiendo lugar a más análisis que la constatación de
la voluntad del legislador por dar cabida en el texto normativo a lo establecido en la práctica.
Sí que importa hacer una referencia a la prescripción de acciones nacidas de la falta de
pago del precio. El legislador establece como tres años el plazo desde la fecha prevista en
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vicios ocultos, instar la resolución del contrato, y que se centraban en que los vicios o
defectos hiciesen inútil al buque para su uso normal.
Para terminar, el artículo 116 engloba a los artefactos navales y a las embarcaciones
menores en el contrato de construcción y reparación de buques, siendo por ende, totalmente
aplicable a casi todos los ámbitos de la construcción naval.
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Por último, y antes de concluir se hace necesario de nuevo resaltar cómo se crea un
contexto normativo más amplio que el de la construcción de grandes buques,
propiamente dicha, al que el legislador se refiere explícitamente en la “LNM” y que
comprende, no sólo esos grandes contratos de construcción naval, sino también los
pequeños contratos de embarcaciones menores, o artefactos navales, así como a los
contratos de reparación o remodelación naval. No nos cansamos de repetir que el
alcance de esta cuestión, resulta de una relevancia importantísima, al quedar acogidos a un
régimen normativo propio que les otorga una más que necesaria y demandada seguridad
jurídica. Esta cuestión se convierte en aún más relevante si además pensamos en todos
aquellos contratos dentro de nuestras fronteras que hasta la fecha se habían hecho con
precariedad de contenido, y que precisamente, requieren de ésa ayuda normativa con la que
ahora, con la “LNM”, encuentran el respaldo necesario.
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