Universidad y Politica

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LA EDUCACION Y LA POLTICA

¿Dimensiones sociales antagónicas?

Uno de los valores más preciados en sociedad es la educación. Es por ello que cabe
preguntarse si realmente la sociedad actual se funda en una consigna que media entre las
características más relevantes de la educación para el progreso y el desarrollo, entendido
como el mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos; o simplemente se diluye
en un fango de competencias innecesarias que reproduce los intereses de la perpetuación
del sistema establecido como el frente del servilismo y el conformismo político y social. De
esta manera, el esquema tradicional de la educación encamina los procesos de aprendizaje y
en sí, el desarrollo del individuo como un ente de reproducción del sistema, en el cual se
busca perpetuar los valores tradicionales, pese a que reflejen la desigualdad social.

De allí que el análisis de la educación como un engranaje que hace parte del eje de
la sociedad trae consigo la inclusión de la política dentro de su ejecución, cuestión que se
manifiesta en la academia del pueblo, es decir en la educación pública.

Comenzar a analizar el termino público en ambientes que responden a dichas


características, hace imprescindible que se genere cierta controversia en torno a este. Sin
caer en pretensiones idealistas cargados de tintes políticos poco implementados en
Colombia, lo público dentro de las universidades (establecidas como oficiales), parece ser
sinónimo de derecho. De esta manera, la exigencia frente al mismo, se convierte en un
deber para que el que se identifique y hace parte de la institución universitaria, que no se
limita a una mera crítica, sino a toda una lucha a favor de la garantía de lo público. Sin
embargo, hasta qué punto es efectivo lo que se hace? ¿Por qué considerar lo público como
un problema a mejorar?

Especificando los imaginarios entorno a lo público, en primer lugar, hay que


denotar la participación y vinculación directa del Estado para considerarlo algún servicio u
organización de tal dimensión, que por lo regular deben atender a las necesidades sociales
de clases desprotegidas, garantizando la inclusión de todos los ciudadanos en pro de la
satisfacción de la calidad de vida, de esta manera, pareciera que tanto el ámbito de la
educación como de la política se pertenecen entre sí, hasta tal punto de ser inseparables.

Visto de esta manera, la educación se convierte en un fortalecedor de la estructura y


pensamiento de los intereses políticos actuales, que en teoría deberían reflejar los intereses
sociales en expresiones de nación y Estado convertidos en la imagen del interés colectivo,
es decir el espacio que implica el concepto educación tendría que garantizarse a cada
ciudadano que lo desease. Sin embargo, no se desconoce que cada proyecto educativo está
vinculado a un proyecto político, que generalmente están asociados a corrupción y
clientelismo, a favor de la oligarquía, que desfavorece los derechos del pueblo tales como
calidad académica, posibilidad real de ingresar y mantenerse en la academia universitaria,
mejoramiento de infraestructura física y académica en áreas rurales, garantías
profesionales para docentes, entre otras. Ello supone que en Colombia las licitaciones
educativas prevalecen los intereses de unos pocos al mando, que pretenden reducir
subsidios y aumentar los precios, para generar más ganancias, viendo conveniente entregar
la educación al ámbito privado.

Como consecuencia epistemológica de lo público, gobierno y organización social


son entes interdependientes, que sirve como mediador para la participación social en la
ejecución de proyectos y leyes, con lo que es de suponerse que mediante lo público, la
política deje de ser un escenario limitado, para convertirse en un mecanismo real e
incluyente, (en teoría). Dentro de los ámbitos estudiantiles públicos, se exige al gobierno la
seguridad de que sean salvaguardados los intereses de todos los ciudadanos, y la procura de
la mejora del bienestar de vida, acusando a los representantes políticos de responder a
intereses de la oligarquía colombiana, justificando la desigualdad social por medio de leyes
y recortes.

De esta manera, desde las universidades se propone y desea un proyecto reformista


que genere la modernización del Estado y de la política, donde se incluya una innovación
democrática, relacionada directamente con la intervención ciudadana en la decisión y
gestión de las necesidades colectivas. Así, podrían controlarse y asegurarse el desarrollo de
lo que se considera un buen gobierno que no se limite a la eficiencia de los funcionarios
públicos, sino a la posibilidad misma de que se realicen y traslapen a la realidad. Más aún,
involucraría procesos de trasformación de lo público en una realidad a nivel de políticas y
distribución equitativa de recursos.

Por esta razón, dentro de lo que se identifica en la academia publica, cabe resaltar
ciertas preocupaciones en torno al pensamiento de lo público como un mecanismo para
afianzar la democracia, que sirva como un constructor para la integración social, lo que
resultaría en el cambio a nivel ético en la política.

Frente a la ineficacia estatal en la solución oportuna de las necesidades básicas de la


población colombiana, se agudizan las problemáticas sociales en torno a la pobreza y al
acceso de derechos necesarios para el desarrollo ideal de los sujetos, tales como servicios
de salud adecuados y educación de calidad, que terminan con enfermedades no tratadas,
dolores curados con acetaminofén y clases mediocres. Por consiguiente, es posible traducir
que si se posee dinero, se tendrá el “privilegio” de vivir y conservarse como humanos, si
no, que “se los coma el tigre.”

Con lo anterior, desde las universidades (e inclusive desde la escuela) se busca


formar una plataforma en pro de lo público, haciendo referencia a bases tales como la
pluralidad, la igualdad y la justicia, entramando un tejido de garantes de derechos sociales,
civiles y políticos.

Otra concepción relacionada con la política en las entidades educativas oficiales,


gira entorno a la identidad de pertenencia asociado a un sistema de valores que posibilitan
la reconstrucción de una realidad más favorable. Ello involucra un sentimiento de exclusión
frente a lo que se considera privado, dado que es percibido como entidades que buscan el
beneficio de unos pocos, frente a las miserias de la gran mayoría.

Dicho de esta forma, las responsabilidades sobre lo público, recaen en manos


competentes estatales, mediante la participación política directa que representa un Estado
Social de Derecho en su mejor expresión, favoreciendo a la comunidad en general, y en
especial a la población vulnerable o en situación de riesgo.

Planteado de esta manera, desde las aulas, la educación respondería entonces aun
derecho inherente, que permite la inclusión indiscriminada de los individuos como salvedad
para su propio desenvolvimiento, pero sobre todo a la calidad de los servicios o
instituciones que se brinda, eventos que se imposibilitan gracias a las clases políticas
corruptas e ineficientes, en la que los partidos son rutas directas al poder buscando el
beneficio propio, y cuyas promesas de mejoría publica son una herramienta para
conseguirlo. En consecuencia a ello, lo público se convierte en la forma más adecuada de
reconstruir (desde lo ético), el manejo de lo común.

El incluir la ética, como una exigencia del pueblo, reconoce el principio


fundamental de dignidad humana y trae a colación la lucha por la salvaguardar los
Derechos Humanos, de todos los ciudadanos sin excepción, en el que las instituciones
estatales se acomoden y adapten a ello.

Por otro lado, dentro de las concepciones referidas en la universidad y dentro del
discurso de los estudiantes, se encuentra una fuerte asociación entre público y calidad,
donde se espera y exige que la meta de toda entidad, institución o servicio oficial brinde la
satisfacción a las necesidades de las personas a través de servicios de calidad y excelencia,
que representa la forma actual de entender el deber de las instituciones estatales de
desarrollar su labor dentro del marco común de garantías a los derechos y libertades de los
ciudadanos.

Por consiguiente, es posible, que dentro de los debates estudiantiles, se genere un


análisis a la administración del dinero público destinado a servicios ofrecidos a la
comunidad y como ello influye y repercute en la excelencia de la misma. Dentro de la
universidad, e incluso dentro de las diferentes escuelas, se considera que el dinero
destinado a la inversión de la misma, está siendo mal utilizado por los respectivos decanos,
mal gastando el bien público en contrataciones dudosas y malos pagos a docentes.

Con todo lo tomado anteriormente, puede inferirse, que dentro del discurso
universitario alrededor de lo público, se busca rescatar la responsabilidad social, basada en
el equilibrio de los beneficios de las diferentes comunidades, como principal estrategia para
conseguir un verdadero Estado de Derecho. Proponer desde las aulas un proyecto basado en
la responsabilidad social, implica empoderar a los grupos vulnerables.
Dadas las propuestas mencionadas, es de suponerse que se espere un fuerte impacto
sobre las áreas socioeconómicas y políticas actuales, promoviendo un cambio hacia el
ideal, considerando la realidad como un conjunto, y cuya mirada holística es una necesidad
urgente.

Por ende, la educación es sinónimo de derecho en la medida, en que debe ser un


servicio básico a disposición de la ciudadanía, en especial de las poblaciones riesgo, que
sufre de pobreza, desempleo, violencia, desplazamiento, etc., situaciones que le piden al
Estado tomar una postura más paternalista que actúe a favor de la colectividad,
implementando medidas eficaces de intervención comunitaria, que promuevan la salud, la
educación, los servicios públicos y el bienestar en general.

Finalmente, puede concluirse que lo educación está asociado al amplio término de


derechos inherentes a la cualidad humana, que supera las limitaciones estatales pero no
siempre políticas. El concepto atañe un análisis a la administración oficial, que no ofrece
las garantías necesarias para la prestación de servicios e instituciones de calidad que
satisfagan de manera eficaz las necesidades sanitarias, salubres, sociales, psicológicas y
materiales de la población vulnerable que es la gran mayoría. Desde las aulas y espacios de
la universidad pública, se propone una reforma democrática, que implique la participación
real y vinculativa de las distintas esferas sociales, en donde el bien común supere los
intereses políticos oligárquicos, o los ideales utópicos de otros para convertirse en una
sociedad. Rememorando la lucha contra la usurpación de los derechos tales como acceso a
la atención profesional en salud, cuidado del patrimonio natural y social, destinación de
más presupuesto a proyectos de interés social, a una mayor participación de las
comunidades dentro de su propio desarrollo, y al avance integral de las comunidades, no
olvidar que “los derechos no se mendigan, se arrancan al calor de una lucha organizada”.

Lecturas tomadas como referencia para la elaboración del ensayo:

Pineda, J. (2007). Lo público y lo privado en nuestra actualidad. Revista Actual de


Debates Políticos.
Recuperado de: http://jose-l.lacoctelera.net/post/2006/09/07/lo-publico-y-privado-nuestra-actualidad
Bonamusa, M., Segura, R. y Villa, R. (2006). La sociedad civil y la redefinición de
lo público. Revista Colombia Internacional, Universidad de los Andes: (34): 26-33.

Recuperado de: http://colombiainternacional.uniandes.edu.co/view.php/234/index.php?id=234

Solarte, M. (2003). Moral y ética de lo público. Pontificia Universidad Javeriana.


Recuperado de: http://www.bibliotecavirtual.info/wp-content/uploads/2011/03/e-mep.pdf

Jolly, J. (2002). Lo público y lo local: gobernancia y políticas públicas. Tesis


doctoral.
Recuperado de: http://www.grupochorlavi.org/gobernanzaambiental/Documentos/Lopublicoylocal .pdf

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