Evolución de La Figura Del Agente Residente en Panama

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

Revista “Centro Financiero”

Septiembre / Octubre / Noviembre 2011 – Año 24, No. 151.

EVOLUCIÓN DEL “AGENTE RESIDENTE” EN PANAMÁ

Por: Julio E. Linares Franco


Bufete Tapia, Linares y Alfaro

La Ley 32 de 1927 sobre sociedades anónimas incluyó en el numeral 7 de su


artículo 2 la figura del “agente en la República” como uno de los contenidos
indispensables para formar parte del pacto social. Posteriormente a través del Decreto
No. 147 de 4 de mayo de 1966 que reglamenta la inscripción de ciertos documentos en
el Registro Público, se aclara que solamente un abogado o sociedad de abogados hábiles
para ejercer la profesión pueden ser “agentes” de una sociedad anónima, tomando en
cuenta que el numeral 7 del artículo 2 arriba mencionado agregó que éstos podrán ser
“personas jurídicas”.

Sin embargo no se dio una definición a la figura, que por lo menos aclarara el
concepto de que su función era solamente de enlace entre la persona jurídica a la que le
servía como tal y las autoridades nacionales o terceros. Consideramos que esta especie
de vínculo facilita la comunicación, por ejemplo, con aquellos clientes o beneficiarios
extranjeros no domiciliados en Panamá. Esa calificación como sujeto facilitador sin las
facultades de mando, disposición, representación o notificación que cabrían por ejemplo
a un apoderado, se manifiesta en una sentencia de la Corte Suprema de Justicia cuando
el 12 de agosto de 1996 destaca lo siguiente:

“La función de agente residente que realizan los abogados o firmas de


abogados es un trabajo profesional, el cual no es vinculante con las acciones o
gestiones derivadas de las operaciones de las sociedades que representan; no
obstante esto no es óbice para que el abogado o firma de abogados que actúa
como agente residente de una sociedad anónima panameña conozca al cliente y
que mantenga información suficiente para identificarlo, ante las autoridades
competentes cuando así le sea requerido”.

Notarán que de esta definición se deriva la obligación de “conocer al cliente”.


Responsabilidad que se da a tono con el Decreto Ejecutivo No. 468 de 19 de septiembre
de 1994 en el que se le asigna al Agente Residente este deber, además de mantener
información suficiente para identificar al cliente; la cual se entregaría a las autoridades
competentes a petición del Ministerio Público u Órgano Judicial sobre delitos
relacionados con el Narcotráfico, el Blanqueo de Capitales y el Terrorismo por razón de
procesos ya iniciados en la República de Panamá o amparados bajo el Tratado de
Asistencia Legal Mutua. La especificación de los delitos fue definida por el Decreto
Ejecutivo No. 124 de 27 de abril de 2006, que modificó sobre el particular el Artículo
Segundo del Decreto Ejecutivo 468.

Posiblemente la única facultad otorgada al Agente Residente como ente


representante de una persona jurídica (siendo una excepción a ese ejercicio de
facilitador que lo caracteriza), es la necesidad de recibir notificaciones en defecto de un
apoderado, solamente si ante la fusión de una sociedad panameña y otra extranjera
sobrevive esta última. Esta disposición de notificarse de cualquier acción contra la
ahora sociedad extranjera sobreviviente, deberá ejercerla por lo menos 5 años a partir de
la fusión, tal como de detalla el artículo 11-A del Código de Comercio.

En la Ley No. 2 de 1 de febrero de 2011, la normativa panameña define ahora al


Agente Residente así: “Abogado o firma de abogados que presta sus servicios como
tal y que deberá llevar los registros exigidos por esta Ley para las entidades jurídicas
constituidas de conformidad con las leyes de la República de Panamá y con las cuales
mantiene una relación profesional en el presente.” Y es que la Ley 2 lo que hace es
regular las medidas que deben ejercer los agentes residentes de personas jurídicas
panameñas, en lo que respecta al conocimiento del cliente.

Esta ley describe las situaciones que obligan al Agente Residente a aplicar las
medidas para conocer al cliente, debiendo mantener un mínimo de información que
detalla la propia Ley (v.g. nombre completo, dirección física, número telefónico,
dirección de correo electrónico, actividad principal, etc.). De no obtener la
información el Agente Residente se debe abstener de realizar cualquier transacción con
ese cliente. Se establecen sanciones importantes a los agentes residentes que
incumplan sus obligaciones que van desde la amonestación, multas de hasta 5 mil
balboas e incluso la suspensión temporal para ejercer la profesión de abogado a título
individual o del bufete, sanciones éstas que impondría la Sala Cuarta de Negocios
Generales de la Corte Suprema de Justicia. Igualmente se describe el procedimiento
ante la presentación de la denuncia respectiva contra aquel Agente Residente que haya
incumplido con sus deberes definidos en la Ley 2 de 2011. En síntesis se exige al
Agente Residente tener a mano un mayor detalle sobre beneficiarios finales en las
estructuras corporativas panameñas (sociedades anónimas, de responsabilidad limitada,
fundaciones de interés privado o fideicomisos), incluyendo la ubicación de quienes
posean acciones al portador.

Sugerimos como documento de obligatoria lectura el escrito titulado


“Responsabilidad Administrativa de los Agentes Residentes bajo la normativa de
la Ley 2 de 2011” cuyo autor es el abogado penalista Rosendo Miranda, publicado en la
Revista “Centro Financiero” No. 148 – Enero / Febrero / Marzo 2011 (Año 24).
Atinadamente el autor describe las obligaciones de los agentes residentes bajo la Ley 2
de 2011 a saber, la responsabilidad de identificar al cliente, identificar el propósito para
lo cual se crea la entidad jurídica, colaborar con las autoridades, actualizar la
información del cliente y mantener su registro, capacitar y entrenar los ejecutivos y
empleados de mandos medios, aplicar la política de conocer al cliente, cumplir los
requerimientos de información de parte de la autoridad competente, el secreto
profesional, el régimen administrativo sancionador, la suspensión temporal para ejercer
como agente residente y las denuncias.

Vale la pena destacar que muchos abogados coinciden que la Ley 2 de 2011
representa una desventaja competitiva frente a legislaciones más flexibles en la
organización de instrumentos corporativos. Que en realidad nos apresuramos en acceder
a las presiones de la OCDE la cual nos impone condiciones que sus propios miembros
incumplen. Por ejemplo, los Acuerdos de Intermediarios Calificados entre el IRS con
sus enlaces financieros extranjeros permiten entre otras cosas ocultar, incluso al IRS, la
identidad de los clientes foráneos. Con total velo además, sobre sus cuentas e
inversiones en los Estados Unidos. Esto contrasta con la obligación del Agente
Residente en Panamá de conocer al cliente y la obligatoria publicidad registral de su
identidad, al punto que la Procuraduría General de la Nación certificara lo siguiente:

“Cabe señalar, que el sistema panameño que da publicidad de quienes


son los directores, dignatarios y agente residente de cualquier sociedad,
mediante el registro público, permite que las autoridades tengan vías para
investigar quién es el último beneficiario de una sociedad anónima en Panamá,
aunque se hubiesen emitido acciones al portador. Ejemplo de lo anterior, son
los casos en que, a través del agente residente, hemos podido ubicar el último
beneficiario de estas empresas, dada la obligación que éste tiene de ‘conocer a
su cliente’, en base a lo dispuesto en el Decreto Ejecutivo No. 468 de 19 de
septiembre de 1994”.

La imposición de las multas en la Ley 2 por ejemplo, no va acorde con el cobro


anual por un cargo de Agente Residente que en comparación, es irrisorio. Asimismo
ir la ley más allá de los delitos de lesa humanidad como son el narcotráfico, el
terrorismo y el blanqueo de capitales e incluirse lo relacionado al intercambio de
información en materia de impuestos con Estados Unidos o con cualquier otro país,
trastoca nuestra economía de servicios e integridad fiscal territorial ante la posibilidad
de penalizar al Agente Residente por supuestamente, no cumplir con las medidas
necesarias para prevenir aparentes delitos que en Panamá no existen o por lo menos, que
no califican como tales en nuestro ordenamiento criminal.

También podría gustarte