Articulaciones Cabeza y Cuello Rouviere
Articulaciones Cabeza y Cuello Rouviere
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ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR
7 I. ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR 0
J SUPERFICIES ARTICULARES. Las superficies articulares son, por una parte, la fosa
mandibular y el tubérculo articular de cada uno de los huesos temporales y, por otra
parte, las apófisis condilares de la mandíbula (fig. 44).
1. Tubérculo articular y fosa mandibular. El tubérculo articular o raíz transversa de
la apófisis cigomática del hueso temporal es una eminencia casi transversal, un poco
oblicua medial y posteriormente. Es convexo de anterior a posterior y ligeramente
cóncavo de lateral a medial. ❏ Su extremo lateral corresponde al tubérculo cigomáti-
co anterior. El tubérculo articular se continúa anteriormente con la superficie plana, y
subtemporal y posteriormente con la fosa mandibular (fig. 48).
La fosa mandibular es posterior al tubérculo articular, anterior al conducto auditivo
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
externo, medial a la raíz longitudinal del arco cigomático y lateral a la espina del hue-
so esfenoides (fig. 48). Es ancha, profunda y oblonga. Su eje mayor sigue la misma di-
rección que el tubérculo articular. Está dividida por la fisura petrotimpánica en dos
partes: una anterior, articular, en continuidad con la vertiente posterior del tubérculo
articular; otra posterior, no articular, que se confunde con la pared anterior del con-
ducto auditivo externo.
El tubérculo articular y la parte de la fosa mandibular situada anteriormente a la
fisura petrotimpánica constituyen la superficie articular del hueso temporal (fig. 115).
2. Apófisis condilares. Las apófisis condilares son dos eminencias oblongas, alar-
gadas de lateral a medial y un poco de anterior a posterior. Están inclinadas en sentido
medial y sobresalen marcadamente de la cara medial de la rama de la mandíbula.
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ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR
Cada una de las apófisis condilares presenta una cara superior en lomo de burro,
la cabeza de la mandíbula o cóndilo de la mandíbula, cuyas vertientes anterior y poste-
rior están separadas entre sí por una cresta roma paralela al eje mayor de la apófisis
condilar. La vertiente anterior es convexa. La vertiente posterior es aplanada y des-
ciende casi verticalmente, estrechándose. Tiene continuidad con el borde posterior de
la rama de la mandíbula.
La superficie articular de la apófisis condilar comprende la vertiente anterior, la
arista y la parte inmediata de la vertiente posterior. Está revestida, al igual que el tu-
bérculo articular del hueso temporal, por una delgada capa de fibrocartílago.
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ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR
Ligamento lateral
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Las fibras cortas forman, en la parte posterior de la cápsula articular, un haz fibro-
elástico grueso y corto que se extiende entre la fisura petrotimpánica y el borde pos-
terior del disco y que se denomina freno discal posterior. Indicaremos su función al es-
tudiar la mecánica de la articulación.
Además las fibras cortas forman, según Farabeuf, otros tres frenos: un freno pos-
terior discomandibular y dos frenos anteriores, uno temporodiscal y otro discoman-
dibular. Estos tres frenos discales tienen poca importancia (J. Œconomos).
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ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR
Lig. med.
M. pterigoideo lat.
Apófisis estiloides
Lig. estilomandibular
Rafe pterigomandibular
Lig. esfenomandibular
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ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR
rafe pterigomandibular (fig. 117). No son verdaderos ligamentos, sino simples cintas fi-
brosas que carecen de función en el mecanismo de la articulación.
El ligamento esfenomandibular es una parte engrosada de la fascia interpterigoidea y
será descrito junto con ésta.
El ligamento estilomandibular es una cinta fibrosa que se inserta superiormente en el
borde lateral de la apófisis estiloides, cerca del vértice de ésta, e inferiormente en el án-
gulo de la mandíbula y en el borde posterior de este hueso superiormente al ángulo.
Hemos demostrado, con E. Olivier, que este ligamento se forma como consecuencia
de la regresión fibrosa del haz mandibular del músculo estilogloso y representa el arco
fibroso que unía primitivamente los haces estiloideo y mandibular de este músculo.
El rafe pterigomandibular debe considerarse como una intersección tendinosa entre
los músculos buccinador y constrictor superior de la faringe. Se inserta medialmente
en el vértice y el borde inferior del gancho de la lámina medial de la apófisis pterigoi-
des. Desde este punto, el ligamento va ensanchándose lateral, inferior y anteriormen-
te, y termina en el lado medial del borde alveolar de la mandíbula, posteriormente al úl-
timo molar.
J MEMBRANA SINOVIAL. El disco articular, unido por su borde periférico a la cápsula ar-
ticular, divide la articulación temporomandibular en dos articulaciones secundarias: una
temporodiscal y otra discomandibular.
Para cada una de estas articulaciones
existe una membrana sinovial que tapiza
internamente la parte correspondiente de
la cápsula articular.
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El movimiento de proyección anterior del disco es detenido por la tensión del freno discal posterior.
El movimiento de elevación se realiza en sentido inverso. Suele admitirse, siguiendo a Sappey, que, en el
movimiento de elevación, el freno discal contribuye, debido a su elasticidad, a reponer el disco posterior-
mente.
b) Movimiento en la articulación discomandibular. Al mismo tiempo que se produce el desplazamiento ante-
rior del disco articular, las cabezas de la mandíbula giran sobre un eje transversal que pasa por el centro de
curvatura de las dos cabezas. Este movimiento de rotación provoca la abertura de la boca. Está limitado por la
tensión del ligamento lateral.
2. MOVIMIENTO DE PROPULSIÓN Y RETROPROPULSIÓN. El movimiento de propulsión desplaza la mandíbula ante-
riormente; la retropulsión es el movimiento inverso. Estos movimientos se producen sobre todo en la articula-
ción temporodiscal. Ya hemos indicado el mecanismo de este movimiento, que está normalmente asociado a
la rotación de las cabezas de la mandíbula en el movimiento de descenso o elevación de ésta.
3. MOVIMIENTOS DE LATERALIDAD O DE DIDUCCIÓN. Estos movimientos desplazan el mentón a derecha o iz-
quierda. Cuando el mentón se dirige hacia un lado, la cabeza de la mandíbula del mismo lado pivota sobre
sí misma, en tanto que la cabeza de la mandíbula del lado opuesto avanza y se coloca bajo el tubérculo ar-
ticular.
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En este apartado se incluyen las articulaciones del atlas con el axis, las del hueso oc-
cipital con el atlas, y los medios de unión entre el hueso occipital y el axis.
El atlas y el axis están unidos: a) por una articulación atlantoaxial media; b) por dos
articulaciones atlantoaxiales laterales, y c) por los ligamentos atlantoaxiales.
A A. Articulación atlantoaxial media o atlantoaxoidea media
El diente del axis está contenido en un anillo osteofibroso formado anteriormente
por el arco anterior del atlas y posteriormente por una lámina fibrosa, el ligamento
transverso del atlas.
El anillo del atlas y el dien-
Atlas
te del axis se unen mediante
dos articulaciones trocoides: la Articulación atlantoaxial media
articular elíptica, de eje mayor vertical, cóncava de superior a inferior, convexa trans-
versalmente y revestida de cartílago.
El ligamento transverso del atlas es una lámina fibrosa, aplanada de anterior a poste-
rior, gruesa y densa, que se extiende entre los tubérculos de las masas laterales del
atlas, describiendo una curva de concavidad anterior. Su cara anterior, revestida de
cartílago, se corresponde con la cara posterior del diente del axis.
De la parte media de los bordes superior e inferior del ligamento transverso del
atlas parten dos fascículos longitudinales (fig. 120). ❏ El fascículo superior, también de-
nominado ligamento occipitotransverso, es ascendente y se fija superiormente en el clivus
del hueso occipital, muy cerca del agujero magno; ❏ el fascículo inferior, también de-
nominado ligamento transversoaxial, es descendente y termina en la cara posterior del
cuerpo del axis. El aparato ligamentoso en forma de cruz constituido por el ligamen-
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Fascículo longitudinal
Membrana tectoria
Fascículo longitudinal
Lig. transverso del atlas
Lig. transverso del atlas
Articulación atlantoaxial lat.
Fig. 120 ▪ Articulaciones de la cabeza con la columna vertebral. Ligamentos cruciforme, alares y del vértice del
diente. La membrana tectoria ha sido dividida por una incisión crucial y se han separado los cuatro colgajos para
mostrar el ligamento cruciforme. El fascículo longitudinal superior de este ligamento se ha seccionado para mostrar
los ligamentos alares y del vértice del diente.
J MEDIOS DE UNIÓN. Dos cápsulas articulares laxas distintas rodean las superficies
articulares de la articulación atlantoaxial media. Cada una de ellas se inserta a cierta dis-
tancia del revestimiento cartilaginoso, en particular la cápsula articular posterior, cuyas
inserciones laterales están muy cerca de las de la cápsula articular anterior (fig. 119).
J MEMBRANA SINOVIAL. Cada una de estas articulaciones posee una membrana si-
novial muy laxa, como la cápsula articular que tapiza.
J SUPERFICIES ARTICULARES. Son, por un lado, las caras articulares inferiores de las
masas laterales del atlas y, por otro, las caras articulares superiores del axis.
En el hueso seco, las caras articulares del atlas están orientadas inferior y medial-
mente; son convexas de anterior a posterior y planas o cóncavas transversalmente.
Las caras articulares del axis se orientan superior y lateralmente; son convexas de
anterior a posterior y planas transversalmente.
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En el hueso en estado fresco, estas superficies articulares están revestidas por una
capa de cartílago más grueso en el centro que en la periferia. Son convexas en todos
los sentidos; sin embargo, la convexidad anteroposterior es siempre más acentuada
que la transversal.
Las superficies articulares, al ser ambas convexas, no son concordantes. No obs-
tante, no existe menisco o fibrocartílago interarticular. Sólo delgadas franjas sinovia-
les llenan el espacio comprendido entre las superficies articulares. Más adelante expli-
caremos las consecuencias de esta disposición en la mecánica de estas articulaciones.
J MEDIOS DE UNIÓN. La cápsula articular es muy laxa y permite movimientos articula-
res muy amplios. Su inserción se localiza a cierta distancia de las superficies articu-
lares; esta distancia es mayor lateral que medialmente.
La cápsula articular está reforzada medialmente por un fascículo fibroso atlanto-
axial conocido como ligamento lateral inferior (de Arnold).
J MEMBRANA SINOVIAL. Muy laxa, sobre todo lateralmente, algunas veces comunica
medialmente con la de la articulación entre el ligamento transverso del atlas y el
diente del axis.
A C. Ligamentos atlantoaxiales
Son dos, uno anterior y otro posterior.
El ligamento atlantoaxial anterior es una lámina fibrosa vertical, gruesa en su parte
media y delgada en sus partes laterales. Se extiende del borde inferior del arco anterior
del atlas a la cara anterior del cuerpo del axis. Este ligamento se confunde a los lados
con la parte anterior de las cápsulas articulares atlantoaxiales laterales (fig. 121).
El ligamento atlantoaxial posterior es una membrana delgada y laxa, que une el borde
inferior del arco posterior del atlas al borde superior de las láminas y de la base de la
apófisis espinosa del axis. Está atravesado a los lados por el segundo nervio cervical o
por sus dos ramos terminales (fig. 122).
A A. Articulaciones atlantooccipitales
Estas articulaciones son condíleas.
J SUPERFICIES ARTICULARES. Por parte del hueso occipital, las superficies articulares son
dos cóndilos orientados inferior y lateralmente. Los cóndilos son elípticos, alargados de
posterior a anterior y de lateral a medial.
Por parte del atlas, las superficies articulares o caras articulares superiores son cónca-
vas, elípticas y alargadas de posterior a anterior y de lateral a medial, paralelamente al
eje mayor del cóndilo del hueso occipital. Se orientan superior y lateralmente. ❏ Las ca-
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ras articulares superiores del atlas y los cóndilos del hueso occipital presentan frecuen-
temente un estrechamiento hacia su parte media. Algunas veces cada una de estas su-
perficies está dividida por una escotadura transversal en dos caras articulares distintas.
A. carótida Fascículo
int. atlantooccipital
ant. lat.
V. yugular int. Membrana
Membrana atlanto-
atlantooccipital ant. occipital ant.
Fascículo
N. C1
atlantooccipital
(ramo ant.)
ant. lat. Lig.
longitudinal
ant.
Lig. atlantoaxial ant.
Fig. 121 ▪ Articulaciones del hueso occipital con el atlas y con el axis (visión anterior).
Las superficies articulares están revestidas por una delgada capa de cartílago.
J MEDIOS DE UNIÓN. El contacto entre las superficies articulares tiene lugar gracias a una
cápsula laxa insertada alrededor del revestimiento cartilaginoso en el cóndilo del hueso oc-
cipital y a cierta distancia de dicho revestimiento en la cara articular superior del atlas. La
cápsula es delgada medial y anteriormente, y está reforzada lateral y posteriormente por
fascículos verticales y oblicuos, que constituyen el ligamento atlantooccipital lateral (fig. 122).
A B. Membranas atlantooccipitales
Estas membranas son dos y unen el hueso occipital con los arcos anterior y poste-
rior del atlas.
1. La membrana atlantooccipital anterior está formada por dos láminas fibrosas, si-
tuadas una anteriormente a la otra, que descienden desde el borde anterior del aguje-
ro magno hasta el borde superior del arco anterior del atlas (fig. 121).
La lámina fibrosa profunda es delgada y se confunde lateralmente con la cápsula ar-
ticular de la articulación atlantooccipital. ❏ La lámina superficial es más gruesa. Está
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reforzada, en su parte media, por un fascículo anterior, vertical y saliente, que se ex-
tiende desde el hueso occipital hasta el tubérculo anterior del atlas. Anteriormente a
este fascículo asciende el ligamento longitudinal anterior, al cual volveremos a refe-
rirnos más adelante.
Muy a menudo, la capa superficial de la membrana atlantooccipital anterior está
también reforzada, a cada lado y anteriormente a las articulaciones atlantooocipitales,
por un ligamento atlantooccipital anterolateral de espesor variable, orientado oblicuamen-
te en sentido inferior y lateral desde el hueso occipital hasta el tubérculo de la apófi-
sis transversa del atlas (fig. 121).
Membrana
atlantooccipital
post.
Lig. atlantooccipital
A. vertebral lat.
N. C1
N. C2 (ramo ant.)
Lig. atlantoaxial post.
N. C2 (ramo post.)
Fig. 122 ▪ Articulación del hueso occipital con el atlas y con el axis (visión posterior).
gura 122). Esta membrana se une lateralmente a la cápsula de las articulaciones atlan-
tooccipitales; limita con una parte de ésta un orificio por el que pasan la arteria verte-
bral y el primer nervio cervical.
Dubreuil-Chambardel describe con el nombre de gran ligamento circular atlantoocci-
pital un sistema ligamentoso que incluye las membranas atlantooccipitales anterior y
posterior, unidas entre sí a cada lado por el ligamento atlantooccipital lateral.
El hueso occipital está unido al axis por ligamentos muy potentes: la membrana
tectoria, los ligamentos alares y el ligamento del vértice del diente.
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a) MEMBRANA TECTORIA. Es ancha y resistente. Desde el cuerpo del axis, donde se in-
sertan, sus fibras ascienden posteriormente al ligamento cruciforme y se dividen en
tres fascículos más o menos diferenciados, uno medio y dos laterales (fig. 123). El fas-
cículo principal o medio asciende verticalmente y termina en el clivus del hueso occipital
algunos milímetros anterior al agujero magno. ❏ Los fascículos accesorios o laterales,
oblicuos superior y lateralmente, se fijan en el hueso occipital entre el borde del agu-
jero magno y el orificio medial del conducto del hipogloso. Estos fascículos se con-
funden inferiormente con los ligamentos de las articulaciones atlantoaxiales, a los cua-
les recubren.
Membrana tectoria
(fascículo medio)
Lig. atlantooccipital lat.
Membrana tectoria
(fascículo lat.)
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EQUILIBRIO DE LA CABEZA SOBRE LA COLUMNA VERTEBRAL. Cuando la vertical del centro de gravedad de la cabeza
pasa por el eje transversal de los cóndilos del hueso occipital, la cabeza se halla en equilibrio inestable, ya que
el centro de gravedad se sitúa superiormente a dicho eje; la cabeza entonces se halla en un equilibrio «casi como
el de un huevo sobre su punta» (Roud). El mantenimiento de este equilibrio requiere la intervención de los múscu-
los antagonistas de los movimientos de inclinación que la cabeza tiende a ejecutar.
En el individuo vivo, el peso de la cabeza, según Braune y Fischer, sería de 4,14 kg y su centro de gravedad
se localizaría 1 cm posterior a las apófisis clinoides posteriores. La vertical trazada desde este centro es sólo li-
geramente anterior al eje transversal de los cóndilos occipitales.
La gravedad tendería a causar la caída de la cabeza anteriormente si la tonicidad de los músculos de la
nuca y la resistencia elástica del ligamento nucal no se opusieran. Esto es lo que representa el verdadero agen-
te de equilibrio cefálico; desde luego, sería una verdadera neoformación (Vallois), relacionada con la adquisi-
ción de la posición vertical.
Sin embargo, el equilibrio de la cabeza es precario y debe ser continuamente mantenido por la acción de los
músculos de la nuca y del cuello en el curso de sus cambios de posición en el espacio.
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A fortiori, los músculos intervienen cuando esta inclinación es efectiva. «En la posición más habitual de la ca-
beza, cuando miramos directamente hacia el frente… la vertical del centro de gravedad de la cabeza es anterior
al eje de los cóndilos» (Roud). En este caso, la cabeza mantiene el equilibrio sobre la columna vertebral me-
diante un mínimo esfuerzo de los músculos de la nuca. Por el contrario, cuando la cabeza se inclina posterior-
mente, la vertical de su centro de gravedad es posterior al eje de los cóndilos y el equilibrio de la cabeza se man-
tiene gracias a la contracción de sus músculos flexores.
Según Delattre y Fénart, la morfogénesis de la cabeza en el hombre, como en los demás mamíferos, de-
pende del vestíbulo y, más específicamente, de los conductos semicirculares laterales. Éstos informan sin ce-
sar al individuo de la posición de la cabeza en el espacio en relación con la verticalidad. El plano horizontal ves-
tibular permite determinar la posición fisiológicamente normal de la cabeza en el espacio. Este plan fisiológi-
co es aquel en el cual la mirada puede explorar el suelo durante la marcha en búsqueda de alimento. En este
caso, la cabeza debe ser sostenida activamente por acción de los músculos de la nuca, lo cual no ocurre en el
plano de la cabeza que se levanta para mirar a lo lejos, que es cuando se necesita un menor gasto de energía.
MOVIMIENTOS DE LA CABEZA SOBRE LA COLUMNA VERTEBRAL. La cabeza puede ejecutar tres tipos principales de mo-
vimientos: a) movimientos de flexión y de extensión; b) movimientos de inclinación lateral, y c) movimientos
de rotación.
Movimientos de flexión y de extensión. Estos movimientos se localizan en las articulaciones atlantooccipitales y se
efectúan en torno a un eje transversal que pasa por el centro de curvatura de los cóndilos occipitales.
En la flexión, el mentón desciende hacia el tórax; la extensión produce el movimiento inverso.
La amplitud del movimiento de flexión es de 20°; la del movimiento de extensión es de 30°; por tanto, la
amplitud total es de 50°. No obstante, los movimientos de flexión y de extensión de la cabeza pueden ser mu-
cho más amplios; en la flexión extrema de la cabeza, el mentón puede llegar a ponerse en contacto con el pe-
cho; en ese caso, una gran parte del movimiento se realiza en las articulaciones de todas las vértebras cervi-
cales.
El movimiento de flexión en las articulaciones atlantooccipitales está limitado por la tensión de la mem-
brana atlantooccipital posterior, los ligamentos alares y la membrana tectoria. Los movimientos de exten-
sión se detienen por la tensión de la membrana atlantooccipital anterior y los ligamentos atlantooccipitales la-
terales.
Movimientos de inclinación lateral. Estos movimientos se realizan en las mismas articulaciones atlantooocipitales.
Se efectúan en torno a un eje medio anteroposterior que pasa por el centro de curvatura transversal de los dos
cóndilos. Los cóndilos occipitales representan, en efecto, los segmentos de una misma esfera maciza, que se
deslizan en los segmentos análogos de una esfera hueca: las caras articulares superiores del atlas.
La amplitud máxima del movimiento de inclinación lateral de un solo lado, localizado en las articulacio-
nes atlantooocipitales, es de 20°. Está limitada por la tensión de las membranas atlantooccipitales, la membra-
na tectoria y el ligamento alar del lado opuesto. Cuando el movimiento de inclinación es más acentuado, es eje-
cutado por toda la columna cervical.
Los movimientos de inclinación lateral y los movimientos de flexión y de extensión pueden producirse
también en las articulaciones atlantoaxiales laterales; no obstante, estos movimientos son de extensión muy
limitada.
Movimientos de rotación. Estos movimientos se localizan en las articulaciones atlantoaxiales media y laterales.
En los movimientos de rotación, el atlas, que arrastra consigo la cabeza, gira sobre el axis alrededor de un
eje vertical que pasa por el diente del axis.
Las masas laterales del atlas se deslizan en sentido inverso sobre las caras articulares superiores del axis.
Ahora bien, en este movimiento, el atlas no se mantiene en un mismo plano horizontal. Las superficies opues-
tas en las articulaciones atlantoaxiales laterales son ambas convexas y, cuando la cara se halla orientada ante-
riormente, estas superficies entran en contacto por su parte más saliente. Cuando se realizan los movimientos
de rotación, una de las masas laterales se dirige anteriormente, se desliza sobre la vertiente anterior de la su-
perficie axial convexa y, en consecuencia, desciende un poco; la otra masa lateral es desplazada posteriormen-
te, se desliza sobre la vertiente posterior de la convexidad axial y se abate del mismo modo. El abatimiento má-
ximo que puede experimentar el atlas se mide por la distancia vertical que separa el punto más saliente del pun-
to más deprimido de la superficie axial; es aproximadamente de 2 mm.
El movimiento del atlas sobre el axis es «un movimiento de tornillo, que consiste en una progresión ascenden-
te o descendente» (Roud).
La mayor amplitud del movimiento de rotación de un lado, ejecutado por las articulaciones del atlas con
el axis, no excede los 30°. Sin embargo, el movimiento de rotación de la cabeza puede alcanzar aproximada-
mente 80° a la derecha y a la izquierda. En este caso, la mayor parte de la columna vertebral participa en el mo-
vimiento.
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