La conciencia moral es la capacidad de juzgar los propios actos y los de los demás a la luz de los valores morales. Puede estar bien formada o deformada. Las deformaciones incluyen la conciencia inmadura, laxa, voluntariamente ciega o cegada por valores sociales distorsionados. Cada persona tiene la obligación de formar su conciencia y dejarse guiar por ella en el ejercicio de su profesión. Cuando la conciencia es dudosa, se debe buscar más información para tomar una decisión moral clara.
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La conciencia moral es la capacidad de juzgar los propios actos y los de los demás a la luz de los valores morales. Puede estar bien formada o deformada. Las deformaciones incluyen la conciencia inmadura, laxa, voluntariamente ciega o cegada por valores sociales distorsionados. Cada persona tiene la obligación de formar su conciencia y dejarse guiar por ella en el ejercicio de su profesión. Cuando la conciencia es dudosa, se debe buscar más información para tomar una decisión moral clara.
La conciencia moral es la capacidad de juzgar los propios actos y los de los demás a la luz de los valores morales. Puede estar bien formada o deformada. Las deformaciones incluyen la conciencia inmadura, laxa, voluntariamente ciega o cegada por valores sociales distorsionados. Cada persona tiene la obligación de formar su conciencia y dejarse guiar por ella en el ejercicio de su profesión. Cuando la conciencia es dudosa, se debe buscar más información para tomar una decisión moral clara.
La conciencia moral es la capacidad de juzgar los propios actos y los de los demás a la luz de los valores morales. Puede estar bien formada o deformada. Las deformaciones incluyen la conciencia inmadura, laxa, voluntariamente ciega o cegada por valores sociales distorsionados. Cada persona tiene la obligación de formar su conciencia y dejarse guiar por ella en el ejercicio de su profesión. Cuando la conciencia es dudosa, se debe buscar más información para tomar una decisión moral clara.
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La Conciencia Moral de la
persona
Expositora: Maritza Verástegui Corrales
Descripción de la conciencia moral
Se puede describir la conciencia moral
como la capacidad que tiene la persona de enjuiciar sus actos y los actos de los demás a la luz de lo que percibe como valores morales objetivos. Todas las personas tienen una conciencia moral. Pero no todas son capaces de dialogar reflexivamente con ella. La conciencia moral es un fenómeno universal. La Conciencia La conciencia tiene la función de guía en la conducta y también es testigo y juez de los actos que realiza la persona. La conciencia tiene actividad propia porque es un acto de la razón, un juicio del entendimiento con relación a una conducta concreta. La conciencia, que es norma próxima de moralidad, se abre a los principios, los valores y las normas universales. Descripción de la conciencia moral
Cuando una persona no ha pasado de una
moralidad prereflexiva a una moralidad reflexiva en algún área de su vida, su conciencia moral formula juicios en esta área sobre la base de valores morales que percibe en forma global como intuiciones o sentimientos de justicia. Función y formación de la conciencia moral La función de la conciencia moral es presentar a la voluntad de la persona juicios de valor moral. Por ser libre y por tener voluntad propia, cada persona puede aceptar o pasar por alto lo que le dice su conciencia. La formación de la conciencia moral es un proceso continuo que ocurre a lo largo de la vida. Función y formación de la conciencia moral Por ejemplo, cuando un niño sale del ambiente de su familia para asistir a la escuela. Un curso de ética o moral profesional ayuda a los profesionales a formar su conciencia moral para la difícil tarea de integrar valores y principios morales en la toma de decisiones. Deformaciones de la conciencia moral Se considera que la conciencia moral de una persona está bien formada cuando le revela correctamente la moralidad de una acción. En cambio, está deformada cuando no logra percibir lo bueno como bueno, o lo malo como malo, debido a uno o más defectos en su formación. Deformaciones de la conciencia moral Tanto la conciencia bien formada como la deformada puede manifestarse mediante sentimientos e intuiciones, o mediante principios claramente elaborados. Por ejemplo, es posible que frente a los clientes, el profesional tenga su conciencia moral bien formada, con respecto a su obligación de darles valor por valor recibido. En cambio, frente a sus obreros, es posible que tenga alguna deformación que le impida ver su obligación de pagarles lo que es justo. Tipos de deformaciones de la conciencia moral Conciencia inmadura o infantil. Conciencia laxa o manga ancha. Conciencia voluntariamente ciega. Conciencia cegada por valores morales distorsionados de la sociedad. Conciencia escrupulosa. Conciencia enfermiza. Conciencia errónea. La conciencia inmadura o infantil En algunas áreas de su vida se muestra inmaduro e incluso infantil en su modo de tomar decisiones morales. De allí el nombre de esta deformación: la conciencia inmadura o infantil. A veces esta deformación afecta los juicios morales en todas las áreas de su vida. La conciencia inmadura o infantil Se ve un ejemplo de esta deformación en personas que, siendo mayores de edad, dependen totalmente del parecer de sus padres al formular sus juicios morales en una o más áreas de su vida. A veces la persona que sufre de esta deformación no es consciente de su situación. La conciencia laxa o manga ancha Una de las deformaciones más frecuentes en el mundo de los negocios. Una persona se da cuenta que no debe hacer algo. A pesar de todo, lo hace o por lo menos desea hacerlo. Busca, entonces, alguna manera de justificarse, aunque sea sólo delante de sí mismo. Usa argumentos tales como: “Todo el mundo lo hace”, “Hay muchas personas aquí que hacen cosas peores”, “¿Qué se va a hacer?... Así son las cosas!” La conciencia voluntariamente ciega
La persona que padece de una conciencia
voluntariamente ciega rehúsa examinar la moralidad de sus actos. Puede tomar esta actitud en forma general o en una o más áreas de su vida. Cuando alguien cuestiona la moralidad de sus actos, su reacción es: “tú, ¿qué sabes?”. La conciencia voluntariamente ciega
Cuando esta deformación afecta a un
profesional con relación a su trabajo, muchas veces alega que el problema que tiene entre manos es demasiado complicado como para intentar formular juicios morales. Al tomar sus decisiones se limita a preguntarse si tal o cual decisión va a ser efectiva para lograr sus fines. La conciencia cegada por valores morales distorsionados en la sociedad Cuando una persona no logra ver correctamente sus obligaciones en algún área de su vida, no porque rehúsa examinar la moralidad de sus actos, sino porque existen valores distorsionados en la sociedad que le rodea que ha asimilado, adolece de una deformación de conciencia cegada por valores morales distorsionados en la sociedad. La conciencia cegada por valores morales distorsionados en la sociedad No son válidos argumentos tales como: “las cosas son así…. hay que actuar según la costumbre establecida”. Este argumento es típico de una conciencia laxa o de una conciencia voluntariamente ciega. Si la persona tiene una actitud moral fundamental sana es relativamente fácil superar esta deformación, siempre y cuando desee hacerlo y se le presente la oportunidad. La conciencia cegada por valores morales distorsionados en la sociedad Un ejemplo de este tipo de deformación es lo que a veces se llama el pecado social. Hay injusticias que nadie ve, no por mala voluntad, sino porque han existido por tanto tiempo que no llaman la atención. Ejemplo: la mala distribución de la riqueza en la sociedad; y la falta de oportunidades de trabajo a causa del egoísmo de los que podrían crear nuevas fuentes de trabajo. La conciencia escrupulosa
No se da con mucha frecuencia en el
mundo de los negocios. Es lo contrario a la conciencia laxa. Esta deformación se llama conciencia escrupulosa. La conciencia moral de una persona es escrupulosa cuando inventa obligaciones morales que en realidad no existen, o cuando exagera sus obligaciones. La conciencia enfermiza
Es una deformación que ocurre con poco
frecuencia. Se trata de una deformación relacionada con enfermedades mentales. No suele implicar responsabilidad moral por parte de la persona. La conciencia errónea Cuando una persona adolece de una conciencia errónea percibe algo que, según la moralidad objetiva, es malo como si fuera bueno o viceversa. Siempre actúa de buena fe. Es sincero en su deseo de saber lo que debería hacer. Se esfuerza al máximo de su capacidad por saber lo que es correcto. La conciencia errónea
Es importante no confundir la conciencia
errónea con la conciencia laxa ni con la conciencia cegada por valores distorsionados en la sociedad. La conciencia errónea supone mucho más que un error de juicio moral. La conciencia errónea
Sólo existe deformación cuando se
cumplen las siguientes condiciones: 1. El egoísmo y la soberbia de la persona no están influyendo en la decisión tomada. 2. La persona ha agotado los medios a su disposición para saber lo que debería hacer. Normalmente, al tratarse de decisiones en el mundo profesional, esto incluye consultar con alguien que tenga valores y principios morales claros y que cuente con cierta experiencia en este campo. La conciencia errónea
Sólo existe esta deformación cuando se
cumplen las siguientes condiciones: 3. Además, la persona debe mantenerse abierta a la consideración de nueva información que pudiera cambiar su parecer en el futuro. Si no se mantiene abierta a esta posibilidad, no es sincero en su búsqueda de la verdad. Por lo tanto, no tiene una conciencia verdaderamente errónea. Es muy importante saber lo que es y no es la conciencia errónea. Las obligaciones morales de la persona frente a su conciencia Cada persona tiene la obligación de formar su conciencia a lo largo de su vida. El profesional debe prestar especial atención a la formación de su conciencia con referencia a su trabajo. Cada persona tiene la obligación moral de dejarse guiar por su conciencia bien formada en el ejercicio de su profesión. Las obligaciones morales de la persona frente a su conciencia Hay dos maneras en que un profesional puede faltar a su deber al no escuchar a su conciencia: ◦ Cometer un acto que no debería hacer. ◦ Dejar de hacer lo que debería hacer en función de su cargo. Por ejemplo, conceder el visto bueno para un contrato a un amigo cuando debería concederlo al mejor postor. Esto constituye falta por acción. Las obligaciones morales de la persona frente a su conciencia Por ejemplo, si por flojera un ingeniero no controla bien la calidad de la producción, constituye lo que se llama una falta por omisión. Los dos ejemplos constituyen falta morales en el ejercicio de la profesión. La conciencia dudosa: ¿qué hacer? La conciencia moral es segura de sí misma cuando no duda de un juicio que emite referente a un acto determinado. En cambio, es dudosa cuando no logra percibir con claridad su moralidad por carecer de la información necesaria para juzgar. La conciencia dudosa: ¿qué hacer? ¿Cómo debe reaccionar un profesional cuando no ve con claridad lo que debe hacer para ser ético? En primer lugar, tiene la obligación moral de resolver su duda lo mejor que pueda antes de actuar. Pero a veces, ni con la mejor voluntad es posible despejar su duda. En tales situaciones, debe escoger el camino del bien mayor.Venciendo sus propios deseos e intereses, debe intentar ser lo más objetivo posible al determinar cual es el bien mayor. La conciencia dudosa: ¿qué hacer? A veces la conciencia moral es dudosa frente a un conflicto entre dos derechos. Por ejemplo, frente a una recesión económica, un gerente puede verse en la necesidad de reducir el personal de su empresa. Por un lado, los trabajadores que aportan lo que deben a la empresa tienen el derecho a una relación estable de trabajo. La distinción entre el resultado de un acto malo y la culpabilidad o la responsabilidad moral de la persona
Es importante distinguir entre el resultado
de un acto que es contrario al deber profesional y la responsabilidad o la culpabilidad moral de la persona que realiza tal acto. La distinción entre el resultado de un acto malo y la culpabilidad o la responsabilidad moral de la persona Supongamos que el gerente de una empresa presiona a su contador para preparar un balance fraudulento con fines de evasión tributaria. El contador protesta. Los dos discuten acaloradamente. Al final, el contador acepta porque el gerente le amenazó con despedirlo si no lo hacía. Da la casualidad que el contador tiene problemas coronarios. El gerente no lo sabe. A causa de la discusión, el contador sufre un infarto y se muere antes de poder hacer el trabajo. ¿De qué es moralmente culpable el gerente? La distinción entre el resultado de un acto malo y la culpabilidad o la responsabilidad moral de la persona La responsabilidad moral de la persona no depende del resultado de su acto. Depende de los siguientes factores: 1. La seriedad del acto cometido u omitido. Es decir, la gravedad del acto (pensamiento, etc.) que hizo la persona. 2. El conocimiento que tuvo la persona acerca de su deber moral en el momento de actuar. ¿Hasta qué punto sabía la persona que lo que iba a hacer era malo? Para que exista algo de responsabilidad moral, es suficiente que esta conciencia haya sido una intuición. La distinción entre el resultado de un acto malo y la culpabilidad o la responsabilidad moral de la persona La responsabilidad moral de la persona no depende del resultado de su acto. Depende de los siguientes factores: 3. La intención de la persona cuando hizo el acto. ¿Qué pretendía hacer? Tener una buena intención no es una justificación válida para usar un medio moralmente no aceptable para lograr un fin bueno. 4. El grado de libertad con que la persona actúo. Es decir, ¿hasta qué punto actuó libremente, por voluntad propia? La distinción entre el resultado de un acto malo y la culpabilidad o la responsabilidad moral de la persona En el mundo de los negocios es importante tener presente la distinción entre el resultado de un acto inmoral y la culpabilidad moral de la persona que hizo tal acto. La amistad: un valor distorsionado en el mundo profesional Uno de los valores que se suele percibir en forma distorsionada en nuestra sociedad es la amistad. La amistad tiene límites. No debemos hacer cualquier cosa por un amigo aun a costa de sacrificar nuestros principios morales. La Amistad Sócrates prefería a un amigo a todos los tesoros de Darío. Platón en la Leyes diserta acerca de la amistad y las clases de amor. Aristóteles dedica a la amistad los libros VIII y IX de la Ética a Nicómaco. Hay tres clases de amistad: ◦ Por interés ◦ Por placer, ◦ Perfecta, en la que ambos desean el bien mutuo y es propia de las personas buenas y virtuosas. La amistad: un valor distorsionado en el mundo profesional
Los profesionales que creen que tienen el
deber sagrado de favorecer a sus amigos por encima de los principios morales, manifiestan una conciencia cegada por valores distorsionados en la sociedad. Características de la verdadera amistad
Una verdadera amistad existe entre dos o
más personas cuando comparten valores, sentimientos, principios y responsabilidad por el bien del amigo. En una sana relación de amistad, todo parte de compartir valores genuinos. Los sentimientos, como manera de expresar estos valores, son sanos. Los principios son buenos a la luz de la moralidad objetiva. Características de la verdadera amistad
Y la responsabilidad por el bien del otro
incluye la posibilidad de criticarle cuando sea necesario por su propio bien. La forma en que dan sentido a su vida determina cómo comparten sus valores. Cualquier amistad implica un sentido de responsabilidad por el bienestar del amigo. El grado de responsabilidad depende del grado de amistad; pero en todo caso, tiene límites. Características de la verdadera amistad
Es verdad que la amistad es un valor. Pero
no es menos verdad que los principios de uno mismo deben prevalecer sobre supuestas obligaciones con los amigos, que en realidad no existen. La amistad en la selección de personal
No es moralmente aceptable dar a un
amigo o a un recomendado un puesto para el cual no está preparado porque en la selección de personal, cualquier profesional tiene la obligación moral de defender los legítimos intereses de su empresa o institución. La amistad en la selección de personal
La experiencia indica que en la mayoría de
los casos es más difícil exigir el cumplimiento a un amigo que a una persona que no goza de nuestra amistad. Lo importante es tomar la decisión que mejor favorezca los legítimos intereses de la empresa o la institución. La amistad en la selección de personal
¿Qué puede decirse acerca de la moralidad de
contratar a familiares para cargos vacantes? La experiencia indica que, por lo general, es muy difícil exigir un buen cumplimiento a los familiares que están bajo las órdenes de uno mismo. Por este motivo, son muchas las empresas y las instituciones que tienen como política no contratar a parientes de sus empleados. Esta política representa un juicio práctico acerca de un medio necesario o conveniente para defender un valor. La amistad y contratos con proveedores ¿Un profesional debe contratar a sus amigos para proveer de bienes y servicios a la empresa cuyos intereses él representa? La respuesta a esta pregunta es la misma que en el caso de contratar a sus amigos como empleados. Lo importante es que en cada caso se tome la decisión que mejor favorezca el cumplimiento del contrato. La amistad: un valor relativo
En nuestra sociedad se suele percibir este
valor en forma distorsionada. Este problema se da con mayor frecuencia en personas cuya moralidad más prereflexiva. Una de las ventajas de pasar una moralidad más reflexiva es que se aumente la probabilidad de percibir la amistad en su verdadera dimensión. La amistad: un valor relativo
Es necesario que las personas desarrollen
su capacidad de dar prioridad a sus principios morales frente a lo que perciben como las exigencias de la amistad. CASO 2: DE LA AGENCIA DE VIAJES VUELO ALTO S.A. Lecturas de la Semana 4: • Eduardo Schmidt:, La Amoralidad: consecuencia de la falta de preparación para integrar valores éticos en la toma de decisiones.
Tarea: Desarrollar y presentar por escrito la tarea señalada por el profesor.