Mignolo analiza el concepto de posoccidentalismo y cómo surgió en América Latina como una forma de pensamiento crítico que trasciende las limitaciones del occidentalismo. El posoccidentalismo reconoce las epistemologías producidas en Latinoamérica y otras regiones del mundo no occidental, desafiando las narrativas y categorías impuestas por el pensamiento occidental. Mignolo también distingue entre los términos "occidentalización", referido a la imposición de valores e ideas occidentales, y "posoccidentalismo", que busca
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Mignolo analiza el concepto de posoccidentalismo y cómo surgió en América Latina como una forma de pensamiento crítico que trasciende las limitaciones del occidentalismo. El posoccidentalismo reconoce las epistemologías producidas en Latinoamérica y otras regiones del mundo no occidental, desafiando las narrativas y categorías impuestas por el pensamiento occidental. Mignolo también distingue entre los términos "occidentalización", referido a la imposición de valores e ideas occidentales, y "posoccidentalismo", que busca
Mignolo analiza el concepto de posoccidentalismo y cómo surgió en América Latina como una forma de pensamiento crítico que trasciende las limitaciones del occidentalismo. El posoccidentalismo reconoce las epistemologías producidas en Latinoamérica y otras regiones del mundo no occidental, desafiando las narrativas y categorías impuestas por el pensamiento occidental. Mignolo también distingue entre los términos "occidentalización", referido a la imposición de valores e ideas occidentales, y "posoccidentalismo", que busca
Mignolo analiza el concepto de posoccidentalismo y cómo surgió en América Latina como una forma de pensamiento crítico que trasciende las limitaciones del occidentalismo. El posoccidentalismo reconoce las epistemologías producidas en Latinoamérica y otras regiones del mundo no occidental, desafiando las narrativas y categorías impuestas por el pensamiento occidental. Mignolo también distingue entre los términos "occidentalización", referido a la imposición de valores e ideas occidentales, y "posoccidentalismo", que busca
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Mignolo, Walter, “Pos-Occidentalismo: el argumento desde América latina”, en Santiago
Castro-Gómez y Eduardo Mendieta (coordinadores), Teorías sin disciplina.
Latinoamericanismo, pos-colonialidad y globalización en debate, México, University of San Francisco, 1998, pp. 31-58. 1. ¿Cómo caracteriza Mignolo la historicidad de los estudios sobre Latinoamérica ¿considera especialmente él término estudios de área? El congreso de LASA (Guadalajara 1997) pone en marcha el debate sobre los estudios culturales, subalternidad y pos-colonialidad. Estos son vistos con sospecha debido a que proceden principalmente del imperialismo. Para explicar esto el autor usa las nociones de occidentalismo y pos-occidentalismo, conceptos que en América latina se usan para articular los cambiantes órdenes mundiales y el movimiento de las relaciones coloniales. Un autor que trata esto es Roberto Retamar (1976), quien hace una revisión del pensamiento en América Latina en un intento de definir el ámbito histórico de nuestra América. Respondiendo no solo a una cuestión de verdad histórica sino también a categorías Geo-culturales y a sus relaciones con el conocimiento y el poder, en donde las preocupaciones fundamentales son la relación entre América Latina, Europa y América sajona (Norte América). A finales del siglo XIX nos encontramos con un escenario mundial en el que los imperios emergentes son testigos de una nueva fuerza imperial que llegara a su apogeo medio siglo más tarde con la segunda Guerra Mundial. En este contexto los pensadores en América Latina ven el cruce de los poderes imperiales no como una colonización si no como una occidentalización. Es por esta Razón “Post-occidentalismo” (en vez de Pos-Modernismo y Pos-Colonial) es una palabra que encuentra su lugar natural en la trayectoria del pensamiento de América Latina, así como el Pos-Modernismo y Pos-Colonialismo lo encuentra en Europa. Retamar Considera que los latinoamericanos verdaderos no son europeos si no occidentales, que y son herederos directos de las primeras víctimas de la Civilización devastadora. En la cual hay una Cosificación del concepto de cultura, que sirve para la construcción de Occidente como si-mismo que está en contraposición con el resto del planeta al cual ve como una otredad. El problema en Latino América es que es una Entidad Geo-Cultural creada por los diseños Imperiales y que se fue configurando conflictivamente en ese mismo Proceso de Occidentalización. Es decir, es heredera de un discurso Imperial. Esto da lugar a las bases del Pos-Occidentalismo, el cual ya no es una ideología Occidental y dota al mundo no Occidental del instrumento idóneo para entender cabalmente su dramática Realidad y sobrepasarla. Fomentando así una critica hacia las investigaciones Imperialistas, pensando además en los nuevos movimientos y transformaciones sociales. En este sentido, Oscar del Barco habla sobre la teoría-practica Leninista y sus extremos. Poniendo de relieve el hecho de que la teoría puede convertirse en una fuerza material de control y de justificación de decisiones. Dando cuenta así de que hay una lucha constante entre opresores y oprimidos. El autor tiene en cuenta no solo la opresión por clase social sino también el resto de las opresiones que tienen que ver con política, género o religión. Señala además que los movimientos sociales que trabajan contra las formas de opresión y en favor de condiciones satisfactorias de vida, teorizan a partir de su misma práctica sin necesidad ya de teorías desde arriba que les guien. La rearticulación de las relaciones entre prácticas sociales y prácticas teóricas es un aspecto fundamental del Pos-Occidentalismo como condición histórica y horizonte intelectual. Tanto Retamar como del Barco muestran como la producción intelectual en américa latina se desdibuja debido a que la teoría internacional está dominada por una fuerza hegemónica, y asimismo el debate gira en torno al pos-modernismo y pos-colonialismo. Durante la década del 60 y 70 surgieron dos teorías: la teoría de la dependencia (en sociología y economía) y la teoría del colonialismo interno (en sociología y antropología). Ambas son a su manera reflexiones "Pos-Occidentales" en la medida en que buscan proyectos que trasciendan las dificultades y los límites del occidentalismo. Ambas son respuestas a nuevos proyectos de occidentalización que no llevan ya el nombre de "cristianización" o de "misión civilizadora", sino de "desarrollo". Sin embargo, esta historia no se cuenta de este modo, sino que, sobre todo con la teoría de la dependencia, tiende a integrarse a otra historia: la historia de los "Estudios de Área". En la cual se lleva adelante una colonización intelectual donde América Latina deja de ser el lugar donde se producen teorías, para continuar siendo el lugar que se estudia. Convirtiendo así a Latinoamérica en un área de estudio y no un espacio de producción de pensamiento crítico propio. 2. ¿Qué vínculos establece entre estos y la política mundial? Retamar habla de una ruptura fundamental en el relato histórico de las Américas, cuyas consecuencias no se han explotado todavía debido a la hegemonía del legado colonial hispánico en la construcción de categorías Geo-culturales en América. Propone pensar la influencia que tuvieron las diferentes colonizaciones en la configuración Geo-cultural de Latinoamérica, la cual muestra una trayectoria ideológica diferente al orientalismo. De ahí que sea posible y coherente ligar el pensamiento poscolonial y concebirlo como su contrapartida crítica, aunque la Pos-Colonialidad, como discurso, resulte ajeno y encuentre resistencia en América Latina. Pos-Occidentalismo, repitamos, concebido como proyecto crítico y superador del occidentalismo, que fue el proyecto pragmático de las empresas colonizadoras en las Américas desde el siglo XVI, desde el colonialismo hispánico, al norteamericano y al soviético. Hay tres momentos que marcan la construcción de una proyección Post-Occidental: la independencia haitiana entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX; las independencias de los países iberoamericanos a partir de 1810, y la independencia de Cuba en 1898. Es aquí donde la comienza a gestarse la idea de que el proyecto Pos-Occidentalista no puede gestarse sólo sobre la base de la lucha de clases, sino que debe igualmente forjarse en la memoria de los tres grandes genocidios de la modernidad, en los cuales las Américas están implicadas: el genocidio indígena con la llegada de los españoles, el genocidio de la diáspora africana, y el genocidio que comienza con la gestación misma de la modernidad (la expulsión de los judíos de España) y que marca la crisis del proyecto. La crisis de la modernidad, que se manifiesta en el corazón mismo de Europa, tiene como respuesta la emergencia de proyectos que la trasciendan. En esta línea de razonamiento, el proyecto inconcluso de la modernidad es el proyecto inconcluso de los sucesivos colonialismos y de los legados coloniales activos en la etapa actual de un capitalismo sin fronteras. Entiendo, entonces, los cuatro "pos" como proyectos críticos de superación del proyecto de la modernidad y de una democracia global apoyada en un capitalismo sin fronteras. Es decir, contribuyen a la restitución de las historias locales como productoras de conocimientos que desafían, sustituyen y desplazan las historias y epistemologías globales.
3. ¿Cómo caracteriza los términos ‘occidentalización’ y ‘posoccidentalismo’?
Las diferencias radicales entre el Occidentalismo y el Orientalismo son, primero, que el Occidentalismo comienza a gestarse a fines del siglo XV y es no es un opuesto irreductible como lo es el oriente. Hay tres grandes momentos de este occidentalismo: el de los grandes relatos que legitiman la anexión y conversión de los indios, que son producidos durante y en complicidad con el imperio hispánico. Todos estos discursos configuran el macro-relato del primer momento del occidentalismo. El segundo relato del occidentalismo es el relato de la conversión de los "salvajes" y "caníbales" alejados en el espacio (Indias Occidentales) a "primitivos" alejados en el tiempo. En el tercer relato la modernidad se piensa en torno al progreso de la investigación científica. Por otro lado, el anti-occidentalismo establece una particular relación con los tres grandes relatos que mencioné más arriba: el gran relato de las Indias Occidentales es el pasado concluido; de otro lado, el gran relato de la conversión de los salvajes en el espacio en los salvajes en el tiempo, y el gran relato de la tecnología y la modernidad, le son contemporáneos. Es a partir de esto que se busca una superación de la modernidad, un trascender tales categorías manteniendo las de la epistemología moderna, y trascenderlas en la integración de lo que esas mismas categorías negaron. La incorporación de la negación en lo que la categoría afirma, es al mismo tiempo su superación (incorporar la historia oculta de Latinoamérica). Dando lugar así a la a generación de una epistemología de frontera desde varios espacios del Tercer Mundo configurado por diferentes legados coloniales, para el conocimiento y la civilización planetaria. Por tanto, el Occidentalismo es una serie de estrategias cognoscitivas, ligadas al poder, que dividen el mundo en unidades bien delimitadas, separan las conexiones entre sus historias, transforman las diferencias en valores, naturalizan tales representaciones e intervienen, a veces sin designios perversos (lo cual no es necesariamente justificable), en la reproducción de relaciones asimétricas de poder. A su vez, las múltiples formas de teorización y conceptualización que se organizan en torno a palabras-claves como posmodernidad, poscolonialidad, posoccidentalismo están desarticulando las conceptualizaciones del discurso de la modernidad y poniendo de relieve un nuevo mapa en el que no se sostienen las categorías de pensamiento del occidentalismo.
El pensamiento latinoamericano debe repensar la conceptualización misma de América
Latina que revisa y ordena Fernández Retamar en el momento en que las utopías socialistas han caído, el capital internacional comienza a construir nuevas regiones. También debe repensar las relaciones entre pensamiento y estudios latinoamericanos en el ámbito de la producción intelectual y académica. El proyecto posoccidentalista será construir, por un lado, una nueva América Latina en la escena global y, por el otro, construir el puente entre pensamiento en América Latina y estudio de América Latina. En el caso particular de América Latina, la perspectiva posoccidentalista como perspectiva crítica de pensamiento tendrá un papel fundamental si no se quiere continuar reproduciendo la estructura de los estudios de área. La tarea intelectual académica se divide entonces entre zonas donde se produce "conocimiento" sobre ciertas regiones y zonas EN donde se produce "cultura".
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