Notas e Impresiones
Notas e Impresiones
Notas e Impresiones
647-653
Reseña
NOTAS E IMPRESIONES
DE LA LECTURA DE UN LIBRO
O de la necesidad de «Nosotros» y de convocar a otros “Nosotros”*
ANTONIO PADILLA ARROYO
Antonio Padilla Arroyo es profesor investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos:
Av. Universidad núm. 1001, col. Chamilpa, 62209, Cuernavaca, Morelos. CE: antonin_19@yahoo.com.mx
* Este texto fue leído en la mesa redonda “La educación en México en la primera mitad del siglo XX, a través
de tres libros. Un diálogo entre autores y textos”, en el marco de los trabajos del seminario de Historia
Contemporánea que se realiza en El Colegio Mexiquense, coordinado por Alicia Civera, Carlos Escalante,
Carmen Salinas y Paolo Riguzzi. Si bien el título de la mesa alude a dos personajes primordiales de una obra,
me permití agregar un tercer interlocutor, los lectores.
Sí, esos días fueron definitivos en el futuro cultural no sólo del grupo sino
del país mismo. Baste recordar el programa de José Vasconcelos, tanto en su
carácter de secretario de Educación Pública como de Rector de la Universi-
dad Nacional Autónoma, la difusión masiva de los autores clásicos, la pre-
La cita era la noche del 25 de diciembre de 1908 […] el contingente era más
reducido y homogéneo: ninguno de los jóvenes rebasaba los 30 años, todos se
conocían de tiempo atrás y comenzaban a destacar en la cohorte cultural de la
ciudad de México. La tertulia no fue ni un acto común para curar la resaca de la
Nochebuena ni un ritual casero con motivo navideño. El propósito que convo-
có a quienes acudieron al convite era festejar el nacimiento de Dionisio […]
Los invitados a la residencia de Agustín Reyes se reunieron al caer el sol, dis-
puestos a festejar toda la noche manteniendo a raya el sueño y el silencio. Al
igual que en El Banquete, lo sustancial del diálogo ocurrió en la oscuridad […]
(Quintanilla, 2008:113, 120, 122).
Nosotros, los que firmamos al calce, mayoría de hecho y de derecho, del núcleo
de la juventud intelectual, y con toda la energía de que somos capaces, protesta-
mos públicamente contra la obra de irreverencia y falsedad que, en nombre del
excelso poeta Manuel Gutiérrez Nájera, se está cometiendo con la publicación de
un papel que se titula Revista Azul […] Somos modernistas, sí, pero en la amplia
acepción de este vocablo, esto es: constantes revolucionarios, enemigos del estan-
camiento, amantes de todo lo bello, viejo o nuevo, y en una palabra, hijos de
nuestra época y de nuestro siglo.
¡Momias, a vuestros sepulcros! ¡Abrid el paso! ¡Vamos hacia el porvenir!
(Quintanilla, 2008:54-55).
Fue la amistad en nuestro grupo literario una gran escuela, y nuestras charlas
instructivas y luminosas. Comentábamos mutuas lecturas, discutíamos proble-
mas, aclarábamos incertidumbres y el reconocimiento de cada quien y la sim-
patía por afinidades generales fueron lazos de nuestra vinculación (Quintanilla,
2008:70).
Para concluir, recuerdo una frase que Susana escribió en un prólogo breve
y que en ese momento no comprendí del todo ni menos aún los motivos
que la inspiraban. Ahora, al leer este texto, creo haber hallado el impulso
primordial que la inspiró. Ella evocaba a esos jóvenes, a los que ella misma
pertenece por derecho, por herencia y por identidad, que apenas atisbaban
lo que con el tiempo serían al congregarse en el Ateneo de la Juventud.
Susana escribió lo siguiente: “Cualquiera que lea este libro podrá advertir
que muchos de sus temas son vigentes y que casi todas sus tramas ocurren
día a día (suprimo del texto original cinco palabras y añado “en los círcu-
los intelectuales”), de la época actual. Eso sí, ahora se utilizan otras pala-
bras, menos hermosas y precisas, para describirlas”.2 Y de eso, Susana tiene
un largo y sinuoso recorrido, como lo testimonia su obra.
No resisto la tentación de transferir un párrafo en el que Alfonso Re-
yes responde a una larga carta que le había sido enviada por María Zambrano,
una de las personas más afines y cercanas a él, a propósito de las opinio-
nes que había publicado acerca de las obras de Goethe y Nietzche. El
texto alude a la sabiduría ya acumulada y muestra la generosidad, los
lazos afectivos, el balance y el valor de la amistad que Reyes prodigó
desde sus años mozos:
Callo y medito. Pero, en el fondo, amiga querida, ¿no cree usted que este diálogo
está más allá de las palabras, más allá de la inteligencia y se agarra en subsuelos de
sensibilidad y el temperamento, donde las palabras pierden su oficio? Téngame
en su recuerdo como de un cordón suave de seda y siéntame siempre a su lado.3
Notas
1
Johan Huizinga, Entre las sombras del ma- noma del Estado de México/Miguel Ángel
ñana. Diagnóstico de la enfermedad cultural de Porrúa, 2004, p. 12.
3
nuestro tiempo (traducción de María Meyere, “México, DF, 4 de septiembre de 1954. Sra.
revisada por María Rossich), Barcelona, Península, María Zambrano. Piazza del Popolo, 3. Roma,
2007. Italia. Alfonso Reyes. Av. Industrial, 122, Méxi-
2
Susana Quintanilla, “Prólogo”, en Anto- co, 11, DF”, en Alberto Enríquez Perea (com-
nio Padilla Arroyo con la colaboración de María pilación, estudio preliminar y notas). Días de exilio.
del Carmen Gutiérrez Garduño, Tiempos de re- Correspondencia entre María Zambrano y Alfon-
vuelo: juventud y vida escolar (El Instituto Cien- so Reyes 1939-1959 y textos de María Zambrano
tífico y Literario del Estado de México , sobre Alfonso Reyes 1960-1989, México, DF, Taurus/
1910-1920), México, DF, Universidad Autó- El Colegio de México, 2005, p. 258.