AFRODITA
AFRODITA
AFRODITA
Culto[editar]
Culto en la actualidad[editar]
Afrodita es una de las deidades adoradas en el actual culto dodecateista. Las ofrendas
comunes que se le ofrecen a la diosa son granadas, manzanas y limas. 8 Uno de los rituales
modernos más sencillos y que forman parte de una tradición popular, consiste en nadar en
torno a la roca Petra Toy Romiou en Chipre entre Limasol y Pafos, lugar donde Afrodita
nació. 9 Este ritual le aseguraría a la persona que lo realiza una eterna belleza o al menos ser
afortunado en el amor. 10
Prostitución ritual[editar]
Un aspecto universal del culto de Afrodita y sus predecesoras que muchos mitógrafos de los
siglos XIX y XX han omitido11 es la práctica de la prostitución religiosa en sus santuarios y
templos. El eufemismo griego para estas prostitutas es hieródula, ‘sierva sagrada’. Esta
costumbre fue una práctica inherente a los rituales dedicados a las antecesoras de Oriente
Medio de Afrodita, la sumeria Inanna y la acadia Ishtar, cuyas meretrices de los templos eran
‘mujeres de Ishtar’, ishtarium.12 Esta práctica ha sido documentada en Babilonia, Siria y
Palestina, en ciudades fenicias y en la colonia tiria de Cartago, y para la Afrodita helénica
en Chipre, el centro de su culto, Citera, Corinto y Sicilia.12 Afrodita es en todas partes la
patrona de las heteras y cortesanas. En Jonia, en la costa de Asia Menor, las hieródulas
servían en el templo de Artemisa.
Nacimiento[editar]
Artículo principal: Venus Anadiomena
Vida adulta[editar]
Afrodita no tuvo infancia: en todas las imágenes y referencias nació adulta, núbil e
infinitamente deseable. En muchos de los mitos menores tardíos en los que participa se la
presenta vanidosa, malhumorada y susceptible. Aunque casada en el panteón griego, le es
infiel a su marido, algo común en el Olimpo. Hefesto es una de las deidades helénicas más
ecuánimes; en el relato recogido en la Odisea Afrodita parece preferir a Ares, el voluble dios
de la guerra. Es uno de los pocos personajes que desempeñó un papel importante en la causa
original de la propia guerra de Troya: no solo ofreció a Helena de Esparta a Paris, sino que el
rapto se llevó a cabo cuando este, al ver a Helena por primera vez, se vio abrumado por el
deseo de poseerla, lo que corresponde a la esfera de Afrodita.
Debido a su inmensa belleza, Zeus temía que Afrodita fuera la causa de violencia entre los
otros dioses. Por ello la casó con Hefesto, el severo, cojo («rengo») y malhumorado dios del
fuego y la fragua. Otra versión de esta historia cuenta que Hera, la madre de Hefesto, lo arrojó
del Olimpo al considerarlo feo y deforme. Este obtuvo su venganza atrapándola en un trono
mágico y exigiendo a cambio de su liberación la mano de Afrodita. Hefesto estaba
contentísimo de haberse casado con la diosa de la belleza y forjó para ella hermosa joyería,
incluyendo el cesto, un cinturón que la hacía incluso más irresistible para los hombres.
Afrodita y Psique[editar]
Artículo principal: Eros y Psique
Afrodita aparece como un personaje secundario en la historia de Eros y Psique, que aparecía
al principio como una digresión narrada en la novela de Apuleyo, El asno de oro, escrita en el
siglo II a. C. En ella Afrodita estaba celosa de la belleza de una mujer mortal llamada Psique:
sus templos comenzaron a vaciarse, la población entera comenzó a adorar a esta nueva y
bella mujer. Pidió a su hijo Eros (Cupido, en la mitología romana), que usara sus flechas
doradas para hacer que Psique se enamorase del hombre más feo del mundo. Eros accedió
pero terminó enamorándose él mismo de Psique, al pincharse con una flecha dorada por
accidente.
Mientras tanto, los padres de Psique estaban preocupados porque su hija siguiera soltera.
Consultaron un oráculo que les dijo que ella no estaba destinada a ningún amante mortal, sino
a una criatura que vivía en la cima de cierta montaña, a quien incluso los dioses temían. Eros
había preparado al oráculo para que dijera esto. Psique se resignó a su destino y subió a la
cumbre de la montaña, pidiéndole a los ciudadanos que la seguían que la dejaran y le
permitiesen afrontar sola su destino. Allí Céfiro, el viento del oeste, la bajó flotando
suavemente hasta una cueva. Psique entró y se sorprendió de hallarla llena de joyas y
adornos. Eros la visitaba cada noche en la cueva y hacían el amor apasionadamente. Le pidió
solo que no encendiese jamás ninguna lámpara porque no quería que Psique supiera quién
era (sus alas lo hacían inconfundible). Sus dos hermanas, celosas, la convencieron de que su
marido era un monstruo y que debía clavarle una daga. Así que una noche encendió una
lámpara, pero reconoció a Eros al instante y dejó caer su daga. Una gota de aceite caliente
cayó sobre el hombro de Eros, lo despertó y huyó, diciendo: «¡El amor no puede vivir donde
no hay confianza!»
Eros y Psyque. Eros, dios del deseo, hijo producto del romance entre Afrodita y Ares.
Cuando Psique contó a sus celosas hermanas mayores, estas se regocijaron secretamente y
cada una de ellas fueron por separado a la cima de la montaña e hicieron como Psique les
había dicho para entrar en la cueva, esperando que Eros las preferiría a ellas. Eros seguía
con el corazón roto y no las cogió, por lo que murieron al caer hasta la base de la montaña.
Psique buscó a su amante por buena parte de Grecia, tropezando finalmente con un templo
a Deméter, donde el suelo estaba cubierto de montones de grano mezclado. Empezó a
ordenar el grano en montones ordenados y, cuando hubo terminado, Deméter le habló,
diciéndole que la mejor forma de encontrar a Eros era buscar a su madre, Afrodita, y ganarse
su bendición. Psique encontró un templo a Afrodita y entró en él. Afrodita le asignó una tarea
similar a la del templo de Deméter, pero le dio un plazo imposible de cumplir. Eros intervino,
pues aún la amaba, e hizo que unas hormigas ordenaran el grano por ella. Afrodita se
enfureció por este éxito de Psique y le dijo que fuese a un campo donde pastaban unas ovejas
doradas y consiguiese lana de oro. Psique fue al campo y vio las ovejas, pero fue detenida por
el dios del río que tenía que cruzar para llegar al campo. Este le dijo que las ovejas eran
malas y crueles y podían matarla, pero que si esperaba hasta mediodía, las ovejas irían a
buscar la sombra en el otro lado del campo y se dormirían, y que entonces podría agarrar la
lana que quedaba enganchada en las ramas y la corteza de los árboles. Psique así lo hizo y
Afrodita se enfureció todavía más al ver que había sobrevivido y superado su prueba.
Por último, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como
resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza.
Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su
belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre,
decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el
último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además
de decirle cómo pasar al perro Cerbero, Caronte y los otros peligros de dicha ruta. Psique
apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que la llevase al
Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel
de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone dijo que estaría encantada de hacerle el
favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.
Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí
misma, pensando que si hacía esto Eros la amaría con toda seguridad. Dentro estaba un
«sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que la había perdonado, voló hasta su cuerpo y
limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse
con Psique. Estos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros
y Psique, y la hija que estos tuvieron se llamó Hedoné (Placer) o Voluptas en la mitología
romana.
Adonis[editar]
El juicio de Paris[editar]
Artículo principal: Juicio de Paris
Pigmalión y Galatea[editar]
Pigmalión era un escultor que no había hallado mujer alguna digna de su amor. Afrodita se
apiadó de él y decidió enseñarle las maravillas del amor. Un día, Pigmalión fue inspirado por
un sueño de Afrodita para fabricar una mujer de marfil semejante a ella, a la que
llamó Galatea. Pigmalión se enamoró de la estatua y decidió que no podría vivir sin ella. Rezó
a Afrodita, quien llevó a cabo la última parte de su plan infundiendo vida a la exquisita
escultura. Pigmalión amó a Galatea y pronto estuvieron casados.
Otra versión de este mito cuenta que las mujeres de la ciudad en la que Pigmalión vivía se
enfadaron de que no se hubiera casado, y pidieron a Afrodita que lo obligase. Afrodita aceptó
y fue esa misma noche a ver a Pigmalión, pidiéndole que eligiese una mujer con la que
casarse y advirtiéndole de que si no, lo haría ella en su lugar. No queriendo casarse,
Pigmalión le suplicó más tiempo, pidiéndole que le permitiese hacer una escultura de Afrodita
antes de que tuviese que elegir novia. Halagada, aceptó.
Pigmalión empleó mucho tiempo haciendo pequeñas esculturas de arcilla de la diosa,
afirmando que era necesario para poder elegir la pose adecuada. Cuando comenzó a hacer la
escultura real, quedó sorprendido al descubrir que quería terminarla, incluso sabiendo que
tendría que casarse con alguien al hacerlo. La razón de esto era que se había enamorado de
la escultura. Cuanto más trabajaba en ella, más la cambiaba, hasta que no se pareció a
Afrodita en nada.
En el mismo momento en que Pigmalión se separó de la escultura terminada, Afrodita
apareció y le dijo que eligiera a su novia. Pigmalión eligió la estatua, a lo que Afrodita
respondió que no podía ser, pidiéndole que eligiese otra. Pigmalión abrazó la estatua, y pidió
a Afrodita que lo transformase en estatua para así poder estar con ella. Afrodita se apiadó de
él y en vez de esto infundió vida a la estatua.
Otras historias[editar]
Afrodita de Cnido