Edad Media Renacimiento

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Cuando hablamos de Edad Media, hablamos de un período histórico que abarca desde el

siglo V hasta el siglo XV. Diez siglos de historia que comienza con la caída de Imperio
Romano de Occidente, en el año 476 d.C. y que se da por finalizado a finales del siglo
XV, en 1492, con el descubrimiento del Continente Americano.

Otros historiadores los finalizan en el año 1453, haciéndolo coincidir con la Caída del
Imperio Bizantino, una fecha muy fácil de recordar ya que coincide con uno de los
inventos que revolucionarían el mundo entero, la invención de la Imprenta, sin meternos a
batallear ya que también coincide con el fin de la Guerra de los Cien Años. 

Cuando hablamos de Edad Media, nos debemos referir única y exclusivamente a todos los
hechos y sucesos acaecidos en Europa, el motivo es muy sencillo, las características que
llevan a llamar a un período de 1000 años con tal nombre, responde a unas características
que sólo se dieron en Europa. La separación entre el Imperio de Oriente y de Occidente
en época romana, significó también una separación de culturas y un hermetismos cada
emperador, hacia su imperio.

Pronto el Islam terminó de separar a las distintas creencias, los persas, los otomanos, etc.
Las invasiones extranjeras, del norte que sufrió la Europa Occidental, hicieron que fueran
mucho más reservados con sus fronteras. Por otro lado, en oriente, el proceso fue
totalmente distinto, ellos nunca vivieron la Edad Media, como nosotros la vivimos o
entendemos.
Japón sufrió también una política basada en el feudalismo, como ocurrió en Europa pero se
produjo aproximadamente en el año 1.000 hasta el 1.800. Por lo tanto tampoco es
equiparable en un espacio temporal.

La India llevaba un proceso totalmente distinto, basado en sus tradiciones y religiones,


ajenos a los problemas que se vivían en cualquier otra parte del mundo, su dedicación al
comercio, base de su economía, provocaban distintos problemas de los que se vivían en
Europa.

América, no tenemos que mencionar el porqué no vivió un proceso como el Europeo,


teniendo en cuenta que la Edad Media acaba con el descubrimiento del nuevo continente,
nunca podrían haber vivido este período.

Pero una cosa es cierta, la Edad Media fue un período de la historia europea que dejó
profundas huellas en el continente. Marcada por importantes acontecimientos históricos,
el inicio y el final de este período estuvo marcado por grandes cambios culturales, políticos,
religiosos, sociales y económicos, convirtiéndose en uno de los períodos más fascinantes de
la historia.
El paso de la edad antigua a la conocida como edad media, no fue algo inmediato sino que
, evidentemente, se desarrolló de modo gradual ya que hubo una transición en diversos
ámbitos:

 Economía: se sustituye el modelo de producción esclavista al de producción feudal.


 Sociedad: desaparece la ciudadanía romana y la definición de los estamentos
medievales.
 Política: descomposición de las estructuras centralizadas romanas y dispersión del
poder entre los pueblos bárbaros.
 Ideología y cultura: sustitución de la cultura clásica por el teocentrismo cristiano o
musulmán.

La Edad Media | Qué Períodos Abarca


La Edad Media suele ser situada por los historiadores entre dos sucesos de suma
importancia. El primero, que marca su inicio, se le atribuye a la caída del Imperio
Romano de Occidente (476), dándole fin al período de la Edad Antigua o Clásica.
Por otro lado, el hecho que marca el fin de la Edad Media es la caída del Imperio
Romano de Oriente en 1453. Pero muchas eran las profundas transformaciones que
estaban ocurriendo en aquel momento (siglo XV y XVI), entre ellas:

 El Renacimiento,
 El descubrimiento de América,
 la incorporación de la Imprenta,
 la Reforma Protestante de Lutero.

Resumiendo, según la periodización tradicional la Edad Media va del año 476 (fin de la
Edad Antigua) y el año 1453 (comienzo de la Edad Moderna). Desde una perspectiva un
poco más abierta, se considera que la etapa Medieval abarca aproximadamente los años 500
a 1500 d.C.

La Edad Media | Etapas de la Edad Media


La Edad Media se divide en tres etapas: la Temprana Edad Media, Alta Edad Media y la
Baja Edad Media. Veamos en qué consisten básicamente cada una de ellas.

La Edad Media – Etapas de la Edad Media | Temprana Edad Media

 Comienza a fines del siglo V y llega hasta fin del siglo VIII. Se caracterizó por la
fusión de las culturas germánicas y la latina (heredera del Imperio Romano ya
desaparecido). Desde el punta de vista político se ve la desintegración del Imperio
Romano de Occidente, y la formación de los llamados Reinos Romano
Germánicos. En este período se desarrolló también el Imperio Carolingio. En la
economía se ve la transición desde el modo de producción esclavista
característico de Roma al Sistema Feudal que será característico de la siguiente
etapa.

La Edad Media – Etapas de la Edad Media | Alta Edad Media

 Abarca los siglos IX a XI. Se trata del momento de auge del feudalismo o modo de
producción feudal, con una producción basada en una mano de obra servil y
centrada en los Señoríos. Políticamente es un momento de descentralización del
poder, en el que los Reyes son poco más que pares de los Grandes Señores y tienen
muy poco poder efectivo.

La Edad Media – Etapas de la Edad Media | Baja Edad Media

 Comienza a inicios del siglo XII y llega hasta mediados del siglo XV. Es un
momento de reapertura, donde lentamente vuelven a ganar importancias las
ciudades y las actividades comerciales, surgiendo un nuevo grupo social: la
burguesía. Es el momento en que empiezan a desarrollarse las primeras
transformaciones que luego llevarán en la edad Moderna al surgimiento del sistema
capitalista.

La Edad Media | La cultura en la edad Media


Tradicionalmente, se ha considerado que la Edad Media fue una época culturalmente
oscura que se desarrolló entre los dos momentos de grandes avances para la cultura humana
que se consideran que fueron la civilización romana y la época del Renacimiento. Sin
embargo, pese a este mito de ser una época bárbara, violenta y donde la cultura era algo
eminentemente residual, la Edad Media fue un momento en el que se realizaron grandes
avances en el ámbito de la cultura, que han quedado ensombrecidos por los grandes éxitos
cosechados por los periodos entre los cuales se ubica.
La copia era la forma de sacar duplicados de las obras

Dada la extensión de la Edad Media y la división geográfica que se experimentó durante la


misma, los cambios culturales que se experimentaron durante la misma fueron muy
numerosos. Desde el nacimiento de la cultura carolingia hasta el florecimiento de la cultura
islámica, muy notable por sus avances en el ámbito de la medicina, las matemáticas y el
arte, pasando por las grandes obras asociadas a la escolástica y al renacimiento de las
ciudades durante los últimos siglos de la Edad Media, los cambios culturales que se
llevaron a cabo fueron muy diferentes según la época y la zona. Pero existen algunos
avances en particular que se vinculan especialmente con esta época histórica, entre los que
destacan los siguientes:

La Edad Media – La cultura en la edad Media | El Arte


En el ámbito del arte, la edad Media verá el nacimiento del arte islámico, con sus grandes
construcciones cubiertos por atauriques, lacerías, una cuidada y colorida decoración y
grandes avances arquitectónicos como sus cuidados arcos, sus grandes cúpulas y su
destacada atención por todo lo relacionado con los jardines, como podemos ver todavía en
los monumentos que perviven de esta época, como la preciosa Alhambra de Granada.
En el ámbito de la Europa cristiana, destacan dos estilos artísticos, el románico y el gótico,
aunque también se apreciaron otros estilos menos conocidos como el prerrománico, el
bizantino o el carolingio, por citar solo algunos. Pero son el románico y el gótico los que
se consideran los estilos predominantes de la Edad Media.
El románico se extendió por Europa durante los siglos XI y XIII y se vincula
especialmente con el auge de los monasterios durante esta época, caracterizándose por ser
grandes construcciones de piedra, con grandes bóvedas, arcos de medio punto y grandes
portadas esculpidas, por citar solo algunas características.
Catedral de Toledo de estilo gótico

Por su parte, el estilo gótico, que se extendió entre los siglos XIII y XV, es un arte
eminentemente urbano vinculado a la construcción de magníficas catedrales de grandes
vidrieras, altos muros y pilares y enormes naves y girolas que querían presentar la
magnificencia del poder de Dios que se extendía hacia el cielo, estilo que dará ya paso al
renacentista, donde el hombre se convertirá en el centro del universo y la cultura.

La Edad Media – La cultura en la edad Media | La Filosofía

Respecto a la filosofía, durante la edad Media será una ciencia íntimamente relacionada con
la religión, hasta el punto que difícilmente se puede separar del ámbito de la teología.

Entre los temas más tratados en el ámbito de la filosofía se encontraban la relación entre la
fe y la razón, la libertad del hombre frente al plan divino, la naturaleza y a interpretar desde
este nuevo prisma religioso las enseñanzas de grandes filósofos precristianos como Platón y
Aristóteles.
Entre los filósofos más destacados de este periodo se encuentran San Agustín de Hipona,
Ramón Llul, Guillermo de Ockham y, sobre todo, Santo Tomás de Aquino, cuyos
escritos sobre la relación entre la fe y la razón siguieron activas durante los siglos
posteriores

La Edad Media – La cultura en la edad Media | Literatura

Por último, las obras literarias son enormemente extensas y, durante esta época, se
trataron una enorme cantidad de temas diferentes. Generalmente, se suele dividir en dos
bloques, la literatura religiosa y la profana, aunque esta continúa siendo una división muy
simplista.

En una sociedad donde la religión era un aspecto vital de la existencia humana, las obras
literarias tuvieron un gran protagonismo, destacando las obras hagiográficas, los poemas
religiosos como los famosos poemas dedicados a la Virgen María por Gonzalo de Berceo,
considerados como uno de los primeros testimonios conservados del uso escrito del
castellano o compilaciones narrativas como la popular Leyenda Dorada.
Pero también hubo una gran cantidad de textos vinculados a temas profanos, como los
famosos poemas épicos o cantares de gesta, que cantaban las aventuras de héroes como el
Cid, el rey Arturo o Beowulf, los poemas vinculados al amor cortés y obras narrativas más
extensas con un importante contexto sociológico y filosófico como son la famosa Ciudad
de las Damas, de Christine de Pizán, los célebres Cuentos de Canterbury, de Chaucer o, ya
en los albores del Renacimiento, la Divina Comedia, de Dante o El Decamerón de
Boccaccio.

La Edad Media | En la Península Ibérica


En España también se vivió, obviamente la Edad Media, pero nosotros la vivimos con
unos matices distinto al del resto de Europa. Con la decadencia del Imperio Romano en
Hispania, al rededor del siglo III, las revueltas y los conflictos sociales, comenzaron a
sucederse, las rebeliones campesinas, dieron lugar a diversos actos de bandolerismo, ante la
falta de alimento, la población robaba.

La Edad Media – En la Península Ibérica | Los Visigodos en la Alta Edad


Media

La vida en las ciudades fueron deteriorándose, con una falta casi total de administración, las
ciudades ya no dan de comer y la población vuelve al mundo rural, en busca de
oportunidades para vivir.  Las ciudades que antes gozaban de todo tipo de lujos,
empiezan a dejar de ofrecer estos servicios, la ciudad comienza a deteriorarse.
Ante la debilidad del imperio y la dificultad de mantener sus fronteras seguras, las
invasiones bárbaras comienzan a ocupar el gran territorio del Imperio. Por otro lado la
cristianización en Hispania se había inciado muy tempranamente en algunas zonas, a
partir del siglo IV, el cristianismo sería la religión generalizada.

Pero a mediados del siglo V, Roma no pudo contener más invasiones del norte y poco a
poco tribus como los suevos, vándalos y alanos, cruzaron su frontera natural, el Rin y se
dirigieron hacia las Galias, Máximo líder militar romano, pactó con estos pueblos
incorporándolos a su ejército y así fue como llegaron a cruzar los Pirineos. Pronto estos
nuevos soldados dejaron de percibir sus salarios y decidieron cobrárselos a través de actos
de pillaje.
De todos los pueblos germánicos fueron los visigodos los que finalmente se instalaron en la
Península Ibérica, los suevos que había entrado de la mano de Máximo fueron los únicos
que resistieron las ofensivas visigodas, retirándose a la zona más noroccidental donde
formaría el reino suevo de Braga. Mientras que los vándalos consiguieron cruzar el
estrecho y así cruzar para seguir sus incursiones en África.

Los visigodos llegaron y se quedaron, fundando el Reino Visigodo de Tolosa.


Tras sufrir la derrota de Vouillé, ante los francos, los visigodos se ven obligados a
replegarse hacia el sur, primero en Toledo y zonas aledañas. Eran la tribu dominante en la
Península Ibérica, sólo el reino Suevo de Braga, que se mantenía independiente y una tribus
locales que se localizaban en la cornisa cantábrica, como eran los astures, cántabros y
vascones. Las zonas tanto Bética como Lusitania todavía se mantenía bajo dominio de la
nobleza o aristocracia hispano-romana.

La zona que abarca desde Cádiz hasta Alicante, además de Baleares y la parte norte de
África, bajo el dominio del Imperio Bizantino de Justiniano.
Corona de Recesvinto

La capital se fijó hacia el año 567 en Toledo, el reino visigodo de Toledo como pasó a
llamarse, introdujo cambios según fueron fortaleciéndose en su reino. Reformas
monetrarias y distintas campañas militares contra suevos y bizantinos fueron las que
marcaron reinados como el de Leovigildo. Recaredo fue el siguiente rey visigodo y el
primero en convertirse al catolicismo y con el se convirtió todo el reino visigodo.
Así se fueron sucediendo entre disputas, riñas e intrigas, se sucedieron los reyes visigodos,
Suintila expulsa a los bizantinos en el año 620, Recesvinto emprende reformas
legislativas en el 650.

Iglesia Visigoda de San Miguel de Lillo (Oviedo)

Aparecen figura de gran influencia cultural como Ildefonso de Toledo, Braulio de


Zaragoza. Los monasterios empezaron a florecer por toda la Península Ibérica,
desarrollando una liturgia hispana distinta totalmente a la Romana.

Pronto todo este panorama cambiaría con la aparición de tribus procedentes de África y que
llegarían Al Andalus para quedarse durante muchos siglos.

La Edad Media | Curiosidades de la Edad Media


Sin duda, algo de lo que hablar. Cierto es que la cultura y la filosofía, el arte y la música
marcaron un antes y un después en le Edad Media y que siempre fueron admiradas las
obras que surgieron de esa época y que actualmente, se comparte con los amantes del arte y
el regodeo del pasado, pero la Edad Media, tenía sus curiosidades.

La Edad Media – Curiosidades de la Edad Media | Las curiosidades de la


Edad Media: higiene
Mencionar higiene en la Edad Media, era lo único higiénico que se hacía, porque lo que
menos había allí era higiene. El suelo, al no estar pavimentado de ni asfaltado, era el
objetivo de pies que iban descalzos y como los baldes se tiraban por la ventana (los cubos
llenos de excrementos), esperando que todo acabase filtrándose, mientras, era pisoteado por
pies desnudos. Sí, caminaban sobre excrementos.

La ropa que llevaban era siempre la misma y lo de lavarla no existía. O acababa


rompiéndose o se hacían otras prendas, pero eso de lavar la ropa, era bastante común. El
baño era otra cosa, especialmente para las damas de la alta nobleza, que se bañaban, por
ser de la alta nobleza, dos veces al año. Por lo que entre los campesinos, el baño, era
mucho menos común. En algunas ciudades, como Londres, el olor era bastante fuerte.
Lavarse las manos no era muy común tampoco y aunque hubiese cubiertos, sólo se
habían inventado el cuchillo y la cuchara, que se utilizaban en momentos puntuales, así que
todos los alimentos eran manoseados y se llevaban a la boca, de manera que muchas
infecciones e intoxicaciones, se producían de manera masiva en los banquetes que se
celebraban en la Edad Media.

La Edad Media – Curiosidades de la Edad Media |  Juicios

No había leyes por así decirlo lógicas. Se decía que la ley o funcionaba muy bien o
funcionaba muy mal y como en la Edad Media se juzgaban, se juzgaban hasta a los
animales, hasta el punto de que se les acusaba de robo y de asesinato. Puede que no
terminara de ser lógico, porque la pobre criatura tendría que cargar con una culpa y sufrir
las consecuencias, por no saber hablar, pero hacían las cosas así.

La Edad Media – Curiosidades de la Edad Media |  Deportes


Sí, había deportes. En este caso, se habla del rugby como deporte que hoy en día
conocemos, pero de una manera medieval, por supuesto. El balón se hacía con la vejiga de
un cerdo y tenían que competir para poseer el balón, pero a diferencia que el deporte actual,
ellos simplemente se paraban y comenzaban a pelearse. Al parecer, competían sin pensar
en las consecuencias, con graves heridas y posibles muertes. Debido a los problemas
sociales que había en la época, el deporte se descontroló y tuvo que prohibirse durante largo
tiempo.
La tauromaquia también fue uno de los deportes más disfrutados durante la edad media, en
gran parte como herencia de la dominación romana y de sus espectáculos en los anfiteatros
y circos, donde las luchas entre hombres y bestias eran las preferidas de la sociedad del
momento. En la Edad Media siguió siendo una parte importante y considerado como
deporte en gran parte de la costa mediterránea.

Pero el deporte rey, que sólo las altas clases sociales disfrutaban eran las luchas de justas y
torneos. Unos torneos en los que se trataba de insertar unas anillas en una lanza mientras se
cabalgaba a todo galope, pasar por sinuosos recorridos donde tarugos de madera,
empujaban al participante inevitablemente a la caída. Recreaciones hemos visto muchas en
las películas, pero en algunos lugares de nuestra geografía se siguen celebrando, por
ejemplo en Menorca.

Sin duda, en la Edad Media, ocurrieron cosas maravillosas que se quieren mostrar a todo el
mundo, pero también curiosidades de las que nadie sospechaba, que llegan a sorprender a
más de uno. Seguro, que se irán descubriendo muchas más curiosidades.

La Edad Media | Personajes destacados de la Edad


Media
Dos de los personajes principales durante la Edad Media fueron San Luis de Francia
(Luis IX), Carlomagno y Cristobal Colón entre muchos otros. Luis IX caracterizó a la
perfección el período: una profunda devoción y fe, condimentada con el espíritu guerrero
de la nobleza.

Carlomagno fue quien impulsó un gran avance cultural y legislativo unificando y


completando las leyes de los pueblos que se encontraban bajo su mando. También fue
durante su mandato un período de prosperidad arquitectónica, siendo numerosas las
obras de gran valor que fueron construidas en aquella época.

En cuanto a Cristobal Colón, fue el personaje más destacado dentro de una era de
exploraciones que llevaron al descubrimiento de América, expandiendo las raíces
europeas en el nuevo continente y marcando el fin de la Edad Media.
Renacimiento (arte). Movimiento cultural que surge en Europa el siglo XIV y que se
muestra como característica esencial su admiración por la antigüedad grecorromana. Este
entusiasmo, que considera las culturas clásicas como la realización suprema de un ideal de
perfección, se propone la limitación en todos los ordenes, lo que explica el calificativo de
Renacimiento, pues en verdad, se trataba de un renacer, de un volver a dar vida a los ideales
que habían inspirado aquellos pueblos.

Contenido
 1 Historia
 2 Características
 3 Significado del período
o 3.1 Principales exponentes artísticos
 3.1.1 Leonardo Da Vinci
 3.1.2 Miguel Ángel Bounarotti
 4 Véase además
 5 Fuentes

Historia
No fue una simple exhumación de las artes antiguas. El interés por el arte grecorromano fue
una consecuencia. En principio, se aspiro a una renovación en todas las parcelas de la
cultura humana, filosofía, ética, moral, ciencia, entre otras, encaminada a la hechura de un
hombre que fuera comprendido y resumen de todas las perfecciones físicas e intelectuales.
El hombre integral, el genio múltiple, en el que se concilian todas las ramas del saber en
una actitud fecunda, fue la gran creación del Renacimiento que cristalizo en figuras que
mantienen viva la admiración a través de los tiempos, como Leonardo da Vinci, Miguel
Ángel y Rafael.

Características
Esta época se caracteriza, en otro sentido, por una ampliación de los horizontes históricos y
geográficos. Renacimiento quiere decir ante todo, resurrección de las antiguas
civilizaciones de Grecia y de Roma. La lengua griega hacía tiempo que era enseñada en
Italia y parecía como si la curiosidad y el espíritu de libre investigación que había
caracterizado a la cultura ateniense resurgieran con el estudio del idioma.

El renacimiento es una consecuencia lógica de un proceso que venía gestándose


tempranamente desde el siglo XII, y este proceso trae consigo no solo cambios económicos,
políticos y sociales, sino una nueva concepción del hombre. Pero el resquebrajamiento del
antiguo régimen feudal, se manifiesta verdaderamente en Florencia, ciudad cuna del
Renacimiento.
La etapa histórica del renacimiento es muy compleja y difícil de abarcar, no solo porque
aun existen cuestiones que se están investigando y sobre las cuales no se ha llegado a un
acuerdo, a parte de que hay diversas opiniones respecto a los términos Renacimiento y
Humanismo. En la cultura Europea en general, el Renacimiento se manifiesta en el período
comprendido entre los siglos XIV y XVI.

En el siglo XVI, el centro se desplaza a Roma, motivo por el cual se denomina el


Renacimiento Romano o Renacimiento Clásico, y no solo es el momento de más alto
desarrollo de este estilo, sino el de la disolución de las formas renacentistas, que darían
origen al Renacimiento tardío de las últimas décadas del siglo XVI.

La época del Renacimiento reveló de nuevo el valor estético autónomo de los objetos del
mundo sensorial. La afirmación de la dignidad del individuo y de las posibilidades
ilimitadas de su desenvolvimiento universal fue el principio central de una cosmovisión
nueva. Todo ello estimuló el poderoso florecimiento de las artes y brindó nuevas
posibilidades para la educación estética y artística. En los titanes universalmente
desarrollados del renacimiento encontramos una combinación orgánica de la actividad
artística y científica de la teoría y la práctica, de la palabra el hecho.

En el renacimiento, la nueva ideología humanista permite adoptar otro punto de vista: el


hombre renacentista ya no tiene por qué sentir esa vocación hacia la eternidad, ya no tiene
por qué abominar su cuerpo y aspirar solo el espíritus puro, sino a una armónica dualidad
de cuerpo y alma. Por tanto, la naturaleza (cuya presencia está en obras plásticas) deja su
carácter pecaminoso y se integra al destino y realización del hombre. Desde el punto de
vista teológico, la sensorialidad ahora será una prueba más de la existencia de un Dios,
capaz de elaborar un mundo bello. El Renacimiento aspira al racionalismo. El hombre
renacentista aspira a eternizarse en memoria de la posteridad, los términos “fama” y
“gloria” serán muy importantes en este período. Toda la vida del hombre estará consagrada
tanto a la acción como al pensamiento. El hombre de letras es, a la vez, el hombre práctico,
como veremos por ejemplo en el caso de Leonardo Da Vinci.

Significado del período


Artículo principal: Renacimiento italiano.

Este período adoptó una visión nueva del mundo, que trajo consigo derivaciones y
resultados fecundos en el siglo XVI. Emerge una cultura y una visión del mundo centrada
en el hombre. Esta se orienta hacia los valores de la naturaleza y, así, indirectamente se
fomenta el espíritu aventurero que había de fructífero en los descubrimientos.

Principales exponentes artísticos

Leonardo Da Vinci

Leonardo da Vinci, constituye una de las principales figuras en el florecimiento del


Renacimiento. Hasta cierto punto la iglesia fue su primer cliente, pero no resistió la
tentación de cuajar sus pinturas religiosas de simbolismos eróticos. Murió en soledad y
trabajando. Para muchos, su legado es el patrimonio artístico de valor incalculable que
dejaba para la Humanidad.

Para algunos pocos, su verdadero legado va más allá. Lo más importante de su herencia
puede que haya estado protegido por un sistema de apertura retardada, que ahora mismo
está a punto de activarse y develarnos su contenido. Justo en estos momentos de cambio
global y de profunda transformación, es cuando se hace necesario ampliar las fronteras
mentales para internarnos en otras dimensiones de la realidad. Algo en lo que Leonardo, sin
duda, también fue un maestro.

Miguel Ángel Bounarotti

Miguel Angel,llegó a Roma en 1496, puso manos a la obra fruto de esta época es el David,
este joven de mármol es el mejor himno de admiración a la belleza del ser humano. Por ese
mismo tiempo, dio forma a La Piedad, escultura que representa a la virgen con el cuerpo de
Jesús en sus brazos.

Entre 1536 y 1531, encontramos a Miguel Ángel trabajando nuevamente en la Capilla


Sixtina. Esta vez le tocó hacer un imponente fresco en la pared tras el altar mayor, en el
cual representó magistralmente El Juicio Final. La expresividad y el estudio de los cuerpos,
patentes en esta obra, han maravillado a la gente por siglos.
Qué fue el Renacimiento

Como ya lo expresamos, se denomina Renacimiento al fenómeno cultural o movimiento


de revitalización cultural que surge en Europa Occidental durante el siglo XIV, que se
desarrolla en los siglos XV y XVI y que se muestra como característica esencial su
admiración por la antigüedad grecorromana. Este entusiasmo, que considera las culturas
clásicas como la realización suprema de un ideal de perfección, explica el calificativo de
Renacimiento, pues en verdad se trataba de un renacer, de un volver a dar vida a los ideales
que habían inspirado aquellos pueblos.

En principio, se aspiró a una renovación en todos los aspectos de la cultura humana,


filosofía, ética, moral, ciencia, etcétera encaminada a la hechura de un hombre que fuera
compendio y resumen de todas las perfecciones físicas e intelectuales. Pero lo más
característico de esta época es la separación entre lo cívico y lo religioso .

También se puede afirmar que el Renacimiento es uno de los grandes momentos de la


historia universal que marcó el paso de mundo Medieval al mundo Moderno . Es un
fenómeno muy complejo que impregnó todos los ámbitos yendo, por tanto, más allá de lo
puramente artístico como ha querido verse.

La educación empieza a cobrar una importancia primordial y, como las normas medievales
no funcionan, se acude a los clásicos de la Antigüedad, quienes actúan como modelos y
estímulo. La recopilación de los códices antiguos, el análisis y asimilación del espíritu que
animaba a griegos y romanos constituye el movimiento denominado Humanismo.

El término Renacimiento , entonces, simboliza la reactivación del conocimiento y el


progreso tras siglos de predominio de la mentalidad dogmática establecida en la Europa de
la Edad Media . Esta nueva etapa planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser
humano, el interés por las artes, la política y las ciencias, revisando el teocentrismo
medieval y sustituyéndolo por un cierto antropocentrismo.
Para algunos, la
llegada de Colón a
América en 1492
marca el inicio del
Renacimiento.

Para muchos autores empieza en 1453 con la conquista turca de Constantinopla. Según
otros es un nuevo periodo que surge desde el descubrimiento de la imprenta, e incluso se
considera que no se produce hasta que Copérnico descubre el sistema heliocéntrico; pero la
fecha tope considerada  como su inicio es 1492, cuando ocurre el descubrimiento de
América .

El término Renacimiento deriva de la expresión italiana rinascita , vocablo usado por


primera vez por el literato Petrarca .

El Renacimiento es, ante todo, un espíritu que transforma no sólo las artes, sino también las
ciencias, las letras y formas de pensamiento. En su conjunto, como ya dijimos, se ha visto
una clara reacción al espíritu teológico de la Edad Media; sin embargo, la ruptura no se
produce de manera violenta.

Durante buena parte del siglo XV se mantienen las formas del arte medieval, iniciándose
una convivencia entre los clasicismos, que poco a poco van a ir imponiéndose a los
elementos góticos en autores como Brunelleschi o Fra Angelico que ensayan movimientos
que posteriormente se van a desarrollar. Esta serie de fenómenos nos dan a entender que
hablar de ruptura no es del todo correcto, es quizá más una evolución que nos permite
comprender mejor ciertas manifestaciones del siglo XV.

Orígenes del Renacimiento


El Renacimiento tuvo su origen en Italia en los siglos XIV y XV, llegando a su apogeo al
iniciarse el siglo XVI. De Italia se extiende lentamente por Europa excepto Rusia.

Filipo
Brunelle
schi,
arquitect
oy
escultor
pionero
del
Renacim
iento.

En el transcurso de los cincuenta años que van desde 1520 a 1570, discurre la madura
plenitud del Renacimiento y también se percibe su ocaso. Toda la Europa de Occidente
toma parte ahora en el movimiento de las artes y de las letras.

La recepción de los gustos italianos se generaliza, los grandes maestros surgen ya no sólo
en Italia, sino en todo el ámbito de las monarquías occidentales. Pero el desarrollo normal
de la cultura renacentista se ve afectada por el hecho simultáneo de las luchas religiosas
derivadas de la revolución protestante.

Las transformaciones culturales del Renacimiento

En cuanto a cultura y modo de vida en el Renacimiento, se puede decir que mientras en la


era anterior, que a su vez marca el principio del renacimiento, la gente vivía dentro de
grandes propiedades de nobles de la época llamadas feudos y cada uno de estos tenía
dentro de sus propiedades todo lo que necesitaba para ser autosuficiente, ahora se cambia
este tipo de vida y comenzaron a desarrollarse propiamente lo que son las ciudades y las
villas o poblaciones, pasando poco a poco el dominio de la comunidad a los comerciantes y
fabricantes de todo tipo de bienes (tanto de necesidad como suntuarios) y que la gente, ya
fuese noble o plebeya, requería o deseaba poseer.

En el Renacimiento cabe destacar también el desarrollo de la arquitectura, así como la


creación de grandes obras de la literatura universal como "La Divina Comedia", de Dante
Alighieri; obras también surgieron de Francisco Petrarca y Juan Boccaccio y muchos otros
literatos.

Petrarca.

Que el origen del Renacimiento sea italiano es porque Italia es fundamental por su pasado
histórico que ahora se quiere recuperar e impulsar. Además hay otro factor relevante y es
que en Italia nunca hubo un arraigo total y fuerte de lo medieval como ocurrió en el resto de
Europa, precisamente porque aún estaba latente el espíritu clásico.

Las Cruzadas habían intensificado el tráfico comercial entre Oriente y Occidente,


enriqueciendo especialmente a las ciudades italianas Venecia, Génova, Pisa y Florencia.
Dentro de sus muros y al amparo de sus escuadras, un grupo de banqueros, comerciantes,
industriales y artesanos consiguieron la seguridad y la libertad para el despliegue de sus
capacidades personales.

Estos burgueses aprendieron, mediante la experiencia personal y colectiva, que el éxito de


sus empresas económicas dependía de la capacidad para calcular y anticiparse a las
circunstancias mediante decisiones oportunas. Su posición individual en la sociedad no
dependía del nacimiento ni del arbitrio del señor ni de la voluntad divina, sino de sí
mismos.
Políticamente, Italia se organizó en torno a ciudades-estado que obtuvieron un gran auge
artístico y político encabezadas por Florencia.

En el Renacimiento, entonces, la historia de Italia es la de sus cinco estados principales:


Florencia, Milán, Nápoles, Venecia y el Papado. Las constantes luchas por ampliar las
fronteras hicieron posible la creación de un nuevo grupo social: los Condottieri , que  eran
personajes especializados en la guerra, grandes estrategos que estaban generalmente al
mando de una compañía, aunque, en última instancia, su suerte la decidían el poder, las
necesidades, los objetivos y los recursos del príncipe o Estado al que servían.

Las guerras entre los estados italianos se hacían mediante contratos, por tanto, a través de
los condottieri, durante casi dos siglos. Esta tradición seudo-mercenaria se hizo presente en
Europa desde el siglo XIII, gracias en parte al desarrollo económico de las ciudades, el
crecimiento demográfico y la tradición de las Cruzadas, haciendo posible que parte de la
clase de terratenientes se aúnen para producir un gran excedente de grupos armados
fuertemente cualificados.

Estatua
de un
condotti
eri
italiano.

Desde finales del siglo XV los condottieri fueron personajes para los que la guerra era una
empresa esporádica más que una actividad permanente; la clave de este sistema se basaba
en la condotta, contrato en el que se especificaban las condiciones de los servicios
prestados por el capitán y sus soldados y su retribución por ellos.
Este tipo de contrato se utilizó en otros ámbitos, gracias al nacimiento de una fuerte
burguesía próspera que buscaba su propio beneficio. Nace ahora la clientela , debido a que
la economía se va liberando y van tomando autonomía los pequeños comerciantes y
banqueros que, con su mecenazgo, van a impulsar relaciones comerciales a nivel nacional
e internacional.

Pero este movimiento de capital no estaba controlado por un Estado fuerte que promoviera
dichas iniciativas, sino que generalmente funcionaban como empresas privadas,
gestionadas a menudo sobre una base familiar, subordinándose a la iniciativa de un linaje o
clase social acomodada. Generalmente se trataba de aristócratas que no eran miembros de
la nobleza ni pretendían serlo, y, sin embargo, eran reconocidos como personajes de alto
prestigio en la sociedad renacentista. Se mantenían al margen de la corte, valiéndose de la
situación de que el príncipe o monarca no conocían los mecanismos financieros, abriéndose
para ellos un campo extraordinario de oportunidades como operadores económicos o
intermediarios entre ellos financiando algunos de los gastos extraordinarios de la corte.
Pero aun sin pertenecer a la clase nobiliaria y eclesiástica, gracias a su capital rivalizaron
con ellos.

Mapa conceptual
Fuente Internet:

http://
maryeli18ij.files.
wordpress.com/
2008/06/
renacimiento1.jp
g

Ya hemos dicho antes que el Renacimiento surgió en Italia, pero, además, el Renacimiento
del siglo XV se da sólo en este país. Se puede decir que en Francia, España y Alemania
hacia 1450 a 1500 ya se conoce este movimiento, pero no se desarrolla plenamente hasta el
siglo XVI.

El renacer de Italia estuvo ligado a la idea de la recuperación de la grandeza de Roma, que


tras la caída del Imperio Romano, y un periodo de anarquía y confusionismo, desde el
quattrocento se trata de romper con esa etapa bárbara para volver a esa idea de grandeza
latina. La pérdida de poder de la iglesia hizo que se propagaran las herejías , que a fines del
siglo XVI propiciarán la Reforma Protestante .

En esta época el Imperio Bizantino se tambaleaba por los turcos; la economía europea
estaba en crisis y las revueltas se propagaban. Esta etapa de crisis afectó al pensamiento: el
escolasticismo de la Edad Media cae en un escepticismo radical. Los primeros pensadores
cristianos concedían una primacía al espiritualismo sobre lo material, existía una visión
providencialista, el poder de los Papas sobrepasaba al de los Príncipes y esto dio lugar a
inicios del Renacimiento a enfrentamientos entre ambos poderes.

Dante.

Teorías de inicios del Renacimiento proponen que el gobierno es una institución terrenal
pero de origen divino. Surgen entonces nuevos pensadores que renuevan la teoría política,
exigiendo la separación de poderes: el gobierno es una institución terrenal de invención
humana que no tiene nada que ver con la divinidad. Uno de los primeros teóricos en afirmar
esta otra teoría fue Dante , que, en su obra De Monarquia defiende la autoridad civil sobre
la eclesiástica. Otros tantos pensadores también proponen esta división.

La teoría política de este periodo llega a su apogeo con Nicolás Maquiavelo , pensador que
influirá posteriormente en el pensamiento del Barroco. Como secretario de la Cancillería
florentina, cumple numerosas misiones al servicio del gobierno de su ciudad. Es un
excelente observador y en sus escritos refleja el apasionante mundo político de su época.
Su vida y personalidad se hubiera limitado a la urgente y múltiple actividad diplomática si
sus rivales no le hubieran enviado al destierro durante doce años. En el retiro redacta las
obras que lo han inmortalizado. En ellas se presenta un conjunto de máximas prácticas,
sugeridas por sus observaciones personales y el estudio de la historia romana.

Maquiavelo propone por primera vez la total separación de poderes entre la Iglesia y el
Estado, pero incluso fue más allá: en su obra Discursos afirmó que el objetivo de un buen
gobernante debía ser el bienestar de su comunidad, por tanto el soberano podía saltarse
cualquier cuestión moral, ética o religiosa.

Nicolás
Maquiav
elo.

La polémica estaba servida en los núcleos eclesiásticos, culminando con la Reforma .


Todas estas ideas fueron posibles también gracias a los avances científicos de este periodo.
La ciencia cobrará un fuerte desarrollo gracias al humanismo y la inquietud intelectual.

El humanismo tiene sus antecedentes en plena Edad Media, en la modernidad del


pensamiento de Abelardo , filósofo francés del siglo XII, que propugno una filosofía
individualista ensalzando la grandeza humana, en un momento en que domina la idea de
Dios sobre lo terrenal.

El término Humanismus fue acuñado en 1808 por el alemán Netharmer , refiriéndose al


valor formativo en la educación de los clásicos grecolatinos. El humanista del
Renacimiento era por definición un erudito, un hombre culto, enamorado de la antigüedad y
preocupado por el estudio de todas las disciplinas en el campo del saber. Se siente atraído
por la filosofía de Platón.
El hombre humanista se centra en el estudio de la cultura clásica, en el estudio del hombre
como individuo y en su capacidad intelectual para el estudio de todos los campos del saber:
ciencia, filosofía, arte... El ideal es un hombre completo, armónicamente desarrollado en lo
físico y en lo espiritual que no limita su saber a un campo concreto, sino abierto a lo
universal. La plena confianza que se tiene en el hombre da lugar al antropocentrismo .

El intelectualismo de este periodo produjo grandes avances en el mundo de las ciencias,


acrecentado por el descubrimiento de la imprenta que ayudó a la difusión del
conocimiento por todas las cortes europeas.

La invención de la imprenta

Aunque los chinos desde el siglo VII eran ya capaces de producir impresos, no sería sino
hasta 1447 cuando se conoció la imprenta de caracteres movibles gracias a los esfuerzos de
un hombre llamado Johannes Gensfleich (mejor conocido como Gutenberg) . Con él
apareció una técnica de imprimir basada en la fundición de caracteres de plomo y estaño.

Se puede decir que esta técnica contribuyó en mucho a la difusión del conocimiento por el
ser humano, pues antes elaborar un libro requería de muchísimo trabajo y dedicación,
principalmente por parte de los monjes, para realizar una copia manuscrita de cualquier
texto para su difusión.

El hombre en el terreno científico trata de profundizar en las aplicaciones y fundamentos de


la ciencia; así hay un gran desarrollo de la oftalmología; las cátedras de cirugía y anatomía
en las Universidades serán desarrolladas por los médicos que se van dirigiendo cada vez
más por el camino práctico como Miguel Servet , quien publicó el Tratado de
Terapéutica donde manifiesta ser el descubridor de la circulación pulmonar, dejando la
puerta abierta para que posteriormente se descubra la circulación de la sangre.
La astronomía fue uno de los campos más importantes en el progreso científico, que
influirá en el cambio de pensamiento de los europeos gracias a la obra de Copérnico De
Revolutionibus Orbium Caelestium donde tira por la borda las teorías geocentristas de
Ptolomeo , afirmando un sistema heliocéntrico que explica de manera más efectiva los
fenómenos astronómicos observados. Se producen también extraordinarios inventos en el
campo de la navegación , impulsados por el descubrimiento de América : aparecen el
astrolabio y el nocturlabio, la carta náutica o portulano , inventos que facilitaron la
navegación y el afán de aventura y conquista de nuevos territorios.

A partir del siglo XVI estos conocimientos comienzan a difundirse por toda Europa.

El Humanismo

El humanismo (representantes principales Maquiavelo, Tomas Moro) como tema hace


referencia, principalmente en los grandes pensadores de la época, tanto en lo cultural como
en lo histórico a seis aspectos generales:

1.- Antropocentrismo (es decir enfoque en el ser humano) en lugar de Teocentrismo


(enfoque en Dios), ya que las principales ideas y obras del renacimiento buscan tributar
honor al hombre, centro de sus preocupaciones y su inspiración.

2.- Retorno a los cánones griegos: tanto la escultura como la pintura retoman los ideales
clásicos y griegos como modelo de sus obras.

3.- Preponderancia de las artes sobre la ciencia y la filosofía.

4.- Reforma protestante: a partir del siglo XVI el cristianismo comienza a verse divido por
gran variedad de religiones protestantes, cuyo principio básico, que es el libre examen,
tratará de echar por tierra la autoridad papal.

5.- Fin del Feudalismo : como ya se había mencionado con anterioridad, la desaparición de
los feudos por las necesidades del comercio con otras partes del mundo, lo cual traerá
consigo el nacimiento de ciudades y estas a su vez el nacimiento de naciones.

6.- Inventos y descubrimientos: Principalmente entre los primeros la imprenta y en los


segundos el continente americano y con los segundos el nacimiento de los grandes imperios
como el Español y el Inglés.
Renacimiento
Para otros usos de este término, véase Renacimiento (desambiguación).

Hombre de Vitruvio, dibujo de Leonardo da Vinci, expresión del canon estético renacentista.

Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en


Europa Occidental durante los siglos XV y XVI. Fue un período de transición entre la Edad
Media y los inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes se hallan en el campo
de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales
como humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de
este movimiento, que se extendió después por toda Europa. El Renacimiento fue fruto de la
difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y
del mundo. El término «renacimiento» se utilizó reivindicando ciertos elementos de la
cultura clásica griega y romana, y se aplicó originariamente como una vuelta a los valores
de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de
predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa
medieval. En esta nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser
humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las
ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por el antropocentrismo.

En ese sentido, el historiador y artista Giorgio Vasari formuló una idea determinante: el
nuevo nacimiento del arte antiguo (Rinascita), que presuponía una marcada conciencia
histórica individual, fenómeno completamente nuevo. De hecho, el Renacimiento rompió,
conscientemente, con la tradición artística medieval, a la que calificó como un estilo de
bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo de Gótico. Sin embargo, los cambios tanto
estéticos como en cuanto a la mentalidad fueron lentos y graduales. El concepto actual de
renacimiento será formulado tal y como hoy lo entendemos en el siglo XIX por el
historiador Jules Michelet.

Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento


significó una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese momento había sido
«supranacional». El Renacimiento no fue un fenómeno unitario desde los puntos de vista
cronológico y geográfico: su ámbito se limitó a la cultura europea y a los territorios
americanos recién descubiertos, a los que las novedades renacentistas llegaron tardíamente.
Su desarrollo coincidió con el inicio de la Edad Moderna, marcada por la consolidación de
los estados europeos, los viajes transoceánicos que pusieron en contacto a Europa y
América, la descomposición del feudalismo, el ascenso de la burguesía y la afirmación del
capitalismo. Sin embargo, muchos de estos fenómenos rebasan por su magnitud y mayor
extensión en el tiempo el ámbito renacentista.1

Índice
 1 Aspectos generales
o 1.1 Contexto histórico
o 1.2 Definición
o 1.3 Estética
 2 Arte
o 2.1 Etapas
o 2.2 Italia
 2.2.1 Arquitectura
 2.2.2 Pintura
 2.2.3 Escultura
o 2.3 España
o 2.4 Francia
o 2.5 Alemania
o 2.6 Flandes y Países Bajos
o 2.7 Otros países
o 2.8 Arte colonial hispanoamericano
o 2.9 Artes gráficas y decorativas
o 2.10 Jardinería
 3 Literatura
 4 Teatro
 5 Música
 6 Danza
 7 Filosofía
 8 Ciencia
 9 Vida y costumbres
 10 Véase también
 11 Referencias
 12 Bibliografía
 13 Enlaces externos
Aspectos generales
Contexto histórico

Artículo principal: Edad Moderna

Véase también: Renacimiento del siglo XII

Imprenta europea del siglo XV. La difusión de la cultura gracias a la imprenta fue una de las
principales causas dinamizadoras de la nueva corriente cultural renacentista.

El Renacimiento marca el inicio de la Edad Moderna, un período histórico que por lo


general se suele establecer entre el descubrimiento de América en 1492 y la Revolución
francesa en 1789, y que, en el terreno cultural, se divide en el Renacimiento (siglos XV y
XVI) y el Barroco (siglos XVII y XVIII), con subdivisiones como el manierismo, el rococó y
el neoclasicismo. Otros historiadores sitúan la fecha de inicio en 1453, caída de
Constantinopla, o bien remarcan un hecho trascendental como la invención de la imprenta
(hacia 1440 aproximadamente, de la mano de Johannes Gutenberg).2

Los antecedentes históricos del Renacimiento cabe situarlos en la decadencia del mundo
medieval ocurrida a lo largo del siglo XV por diversos factores, como el declive del Sacro
Imperio Romano Germánico, el debilitamiento de la Iglesia católica a causa de los cismas y
los movimientos heréticos —que darían origen a la Reforma protestante—, la profunda
crisis económica derivada del anquilosamiento del sistema feudal, y la decadencia de las
artes y las ciencias, lastradas por una teología escolástica sumida en el escepticismo.3

Frente a esta decadencia, los principales centros académicos europeos buscaron regenerarse
a través del retorno a los valores de la cultura clásica grecorromana. A su vez, comenzó a
fraguarse una nueva sociedad fundamentada en el auge de los nuevos estados centralizados,
con poderosos ejércitos y administraciones burocratizadas —inicio del autoritarismo
monárquico preconizado por Maquiavelo—, así como en el crecimiento demográfico y una
economía centrada en una nueva clase social emergente, la burguesía, que puso los
cimientos del capitalismo y una economía mercantil y preindustrial; todo ello coadyuvado
por el progreso técnico y científico experimentado durante este período, fundamentado en
la imprenta y la consiguiente velocidad de difusión de las novedades.4 Surgió así una visión
del mundo más antropocéntrica, desligada de la religión y el teocentrismo medieval, en la
que el hombre y los avances científicos supondrán la nueva forma de valorar el mundo: el
humanismo, un término inicialmente aplicado a los especialistas en disciplinas grecolatinas
(derecho, retórica, teología y arte), que se haría extensivo a filósofos, artistas, científicos y
cualquier estudioso de las diversas ramas del conocimiento que comenzaron entonces a
aglutinarse en un concepto de cultura general.3

En Italia, el epicentro de la cultura renacentista, la división del territorio en ciudades-estado


con diferentes regímenes políticos —repúblicas como Florencia o Venecia, estados
monárquicos como Milán y Nápoles o el dominio papal en Roma— propició el ascenso de
una élite económica que patrocinó la cultura y el arte como instrumentos de propaganda del
estado, cada uno rivalizando con los demás en magnificencia y esplendor. La educación se
volvió más accesible, dejando de estar circunscrita al clero, y se favoreció el debate
intelectual, con la fundación de universidades y el patrocinio de la literatura.5

Por su parte, el siglo XVI estaría marcado por los grandes descubrimientos geográficos
iniciados con la llegada de Colón a América en 1492 (establecimiento de la ruta del Cabo
por Vasco da Gama, 1498; vuelta al mundo de Magallanes, 1519-1521; desembarco de
Cortés en México, 1519; conquista de Perú por Pizarro, 1530-1533), así como por la
ruptura de la unidad cristiana causada por la Reforma protestante de Martín Lutero (1520),
el desarrollo de la ciencia y la técnica (Nova Scientia de Tartaglia, 1538; De revolutionibus
de Copérnico, 1543; Anatomía de Vesalio, 1543) y la expansión del humanismo (Erasmo
de Róterdam, Giovanni Pico della Mirandola, Ludovico Ariosto, Tomás Moro, Juan Luis
Vives, François Rabelais).3

Definición
La Fornarina, pintura de Rafael, expuesta en el Palacio Barberini de Roma. En el Renacimiento se
afianza el retrato como género autónomo. Aquí se aprecia además el interés por el desnudo,
procedente del arte clásico, dando como resultado una imagen heroica de la dama representada.

El término «Renacimiento» procede del italiano Rinascita y fue acuñado por el artista e
historiador Giorgio Vasari en sus Vidas (1542–1550), en alusión al renacer de la cultura
clásica tras el oscurantismo medieval. Como tal, supone un fenómeno tanto social como
político y cultural que abarcó todo el continente europeo durante los siglos XV y XVI.3 En la
historiografía moderna, la primera definición del Renacimiento procede del historiador
francés Jules Michelet (La Renaissance, 1855),6 mientras que la visión actual del mundo
renacentista fue forjada por Jacob Burckhardt en su ensayo La cultura del Renacimiento en
Italia (1860).4

Aunque se suele situar el inicio del Renacimiento en el siglo XV numerosos historiadores lo


retrotraen al siglo XIV o aun al XIII, a la obra de algunos artistas considerados precursores,
como Cimabue y Giotto en pintura o Nicola Pisano en escultura. Estos sentaron las bases de
los primeros artistas plenamente renacentistas en la Florencia del primer cuarto del
siglo XV, como el pintor Masaccio, el escultor Donatello o el arquitecto Brunelleschi, todos
ellos interesados en el naturalismo, la armonía y las proporciones matemáticas. 7

En este clima cultural de renovación, basado en modelos de la antigüedad clásica, surgió a


principios del siglo XV un movimiento artístico en Italia de gran vitalidad, que se extendería
de inmediato a otros países de Europa.8 El artista tomó conciencia de individuo con valores
intrínsecos, se sintió atraído por la cultura y el saber en general, y comenzó a estudiar los
modelos de la antigüedad, a la vez que estudiaba disciplinas como la anatomía e
investigaba nuevas técnicas, como el claroscuro y la perspectiva, desarrollándose
enormemente las formas de representar el mundo natural con fidelidad. El paradigma de
esta nueva actitud es Leonardo da Vinci, quien se interesó por múltiples ramas del saber,
pero del mismo modo Miguel Ángel Buonarroti, Rafael Sanzio, Sandro Botticelli y
Bramante fueron artistas conmovidos por la imagen de la antigüedad y preocupados por
desarrollar nuevas técnicas escultóricas, pictóricas y arquitectónicas, así como por la
música, la poesía y la nueva sensibilidad humanística.9

No cabe duda de que el Renacimiento evolucionó en buena medida del arte medieval, una
parte del cual no había dejado de valorar e imitar el arte clásico; pero el artista renacentista
buscó imperiosamente distanciarse de la etapa posterior, a la que menospreciaban por su
supeditación a los valores religiosos y por su estilo antinaturalista, proveniente no de una
falta de habilidad técnica en imitar a la naturaleza, sino de una voluntad propia de eludirla
para enfatizar otros valores más subjetivos, ligados a la espiritualidad. Sin embargo, el
propio artista renacentista no valoró este hecho y se sintió distinto, «renacido»; así, Lorenzo
Valla llegó a afirmar que no sabía por qué las artes «habían decaído hasta tal punto, y casi
muerto; ni tampoco por qué habían resurgido en esa época; apareciendo y triunfando tantos
buenos artistas y escritores».10

David (1440), de Donatello, Museo Nazionale del Bargello, Florencia. En esta obra se representa
un personaje bíblico como un héroe de la Antigüedad clásica, una clara muestra del nuevo
concepto renacentista del arte.

Buena parte del surgimiento de esta nueva escala de valores, en que artistas y literatos serán
exaltados por encima de personajes de noble cuna, proviene del sistema de ciudades-estado
italianas de tipo republicano, alejadas así de los modos autoritarios de la aristocracia y el
clero, con sociedades en que se valoraba más el mérito propio que no el proveniente del
nacimiento en una determinada estirpe. En esta nueva sociedad se valora más la virtud
cívica que la caballeresca o contemplativa, el talento personal —fuese en los negocios, la
ciencia o el arte— que el rancio abolengo.11

Conviene remarcar que un factor que coadyuvó enormemente al éxito de las nuevas teorías
artísticas fue el mecenazgo, tanto de ciudades y entidades de diversa índole como de
personajes provenientes tanto de la aristocracia y el clero como de la nueva burguesía
emergente. Para estos personajes, el patronazgo de la cultura era una señal de poder y
estatus social, que otorgaba a quien lo ejercía prestigio y ostentación frente a sus
semejantes. Algunos de los mecenas más distinguidos fueron: el florentino Lorenzo de
Médicis, apodado «el Magnífico»; Federico da Montefeltro, duque de Urbino; Ludovico
Gonzaga, marqués de Mantua; Alfonso el Magnánimo, rey de Nápoles; Francesco y
Ludovico Sforza, duques de Milán; además de los papas y cardenales de la Iglesia.12

El artista renacentista es heredero de los preceptos de la cultura clásica, pero los reiterpreta
a través del humanismo, reafirmando los valores intrínsecos del mundo perceptible y del ser
humano como parte de esa realidad sensible. Aunque no renuncia a la religión y los valores
de la realidad cristiana, da preponderancia a esta nueva visión humanística por encima de la
trascendencia religiosa. Así, a la visión estática del universo preponderante durante la Edad
Media se sucede una visión dinámica que se sustenta en la exprimentación y en la
revalidación del método científico como fuente de conocimiento.13 Por otro lado, los
nuevos valores supremos del artista serán la belleza y la armonía, desligadas de la religión y
sustentadas en el estudio de la naturaleza, que a través de la medida y la proporción otorgan
al artista nuevas herramientas para realizar sus obras.14

Mientras surgía en Florencia el Quattrocento o Primer Renacimiento italiano —así llamado


por desarrollarse durante los años de 1400 (siglo XV)—, originado por la búsqueda de los
cánones de belleza clásicos y de las bases científicas del arte, se produjo un fenómeno
similar y coetáneo en Flandes —especialmente en pintura—, basado principalmente en la
observación de la naturaleza. Este Primer Renacimiento tuvo gran difusión en la Europa
Oriental: la fortaleza moscovita del Kremlin, por ejemplo, fue obra de artistas italianos.9

La segunda fase del Renacimiento, o Cinquecento (siglo XVI), estuvo marcada por la


hegemonía artística de Roma, cuyos papas (Julio II, León X, Clemente VII y Pablo III,
algunos de ellos pertenecientes a la familia florentina de los Médici) apoyaron
fervorosamente el desarrollo de las artes, así como la investigación de la antigüedad clásica.
Sin embargo, con las guerras de Italia (saco de Roma en 1527), muchos de estos artistas
emigraron y propagaron las teorías renacentistas por toda Europa.9

Así, a lo largo del siglo XVI el Renacimiento italiano se extendió por toda Europa, desde
Portugal hasta Escandinavia, y desde Francia hasta Rusia. Muchos artistas viajaron en
busca de formación o mecenazgo, y las grandes cortes europeas —como Fontainebleau,
Madrid, Praga o Dresde— se llenaron de artistas de múltiples nacionalidades. Se valoraba
especialmente a los artistas italianos, pero numerosos extranjeros que fueron a formarse a
Italia adquirieron así una nueva reputación. Un factor coadyuvante de la difusión del nuevo
arte fue el grabado, cuya fabricación en serie permitió expandir las obras de los artistas por
todo el continente.15 También aumentó considerablemente el mercado del arte, y la labor de
los marchantes fue esencial para conectar a artistas y compradores; uno de los mayores
centros de mercado del arte de la época fue Amberes.16 También creció el coleccionismo, y
aparecieron las llamadas «cámaras de arte» (Kunstkammern), generalmente pertenecientes a
personajes de la aristocracia y la realeza, unas estancias donde se exponían objetos de arte
de todo tipo, libros y objetos de toda clase, e incluso minerales o muestras naturales, de la
flora y la fauna; una de las más afamadas fue la de Rodolfo II en Praga.17
Características

De forma genérica se pueden establecer las características del Renacimiento en:

 La «vuelta a la antigüedad»: resurgieron tanto las antiguas formas arquitectónicas como el


orden clásico y la utilización de motivos formales y plásticos antiguos. Asimismo, se
tomaron como motivos temáticos la mitología clásica y la historia, así como la adopción de
antiguos elementos simbólicos. Con ello el objetivo no era efectuar una copia servil, sino la
penetración y el conocimiento de las leyes que sustentan el arte clásico. Buena parte de
esta revalorización del arte clásico vino por los hallazgos arqueológicos de piezas como
monedas, camafeos o esculturas romanas, así como la recuperación de tratados clásicos
como los de Vitruvio, esenciales en la renovación de la arquitectura. 8

 Surgimiento de una nueva «relación con la naturaleza», que iba unida a una concepción
ideal y realista de la ciencia. La matemática se va a convertir en la principal ayuda de un
arte que se preocupa incesantemente en fundamentar racionalmente su ideal de belleza.
La aspiración de acceder a la verdad de la naturaleza, como en la antigüedad, no se
orienta hacia el conocimiento de fenómeno casual, sino hacia la penetración de la idea. 8

 El Renacimiento hace al «hombre» medida de todas las cosas. Presupone en el artista una
formación científica, que le hace liberarse de las actitudes gremiales y mecanicistas más
propias del medievo y elevarse en la escala social. Esto supone revestir al artista de una
nueva consideración, la de «creador». La figura humana es el nuevo centro de interés del
artista, que estudia con detenimiento la anatomía para hacer una representación
fidedigna, al tiempo que valora aspectos como el movimiento y la expresión. 8

 El «mecenazgo»: las clases altas patrocinaban y encargaban obras constantemente, ya que


el arte era visto como un instrumento de prestigio y refinamiento, lo que condujo a un
momento de gran brillantez en todas las disciplinas artísticas. Los principales centros de
mecenazgo fueron la Florencia de los Médicis en el Quattrocento y la Roma papal en el
Cinquecento.8

Estética
Ejemplo canónico para representar la cabeza humana acorde con La Divina Proporción de Luca
Pacioli.

La cultura renacentista supuso el retorno al racionalismo, al estudio de la naturaleza, la


investigación empírica, con especial influencia de la filosofía clásica grecorromana. La
estética renacentista se basó tanto en la antigüedad clásica como en la estética medieval,
por lo que a veces resultaba algo contradictoria: la belleza oscilaba entre una concepción
realista de imitación de la naturaleza y una visión ideal de perfección sobrenatural, siendo
el mundo visible el camino para ascender a una dimensión suprasensible.18

Uno de los primeros teóricos del arte renacentista fue Cennino Cennini: en su obra Il libro
dell'arte (1400) sentó las bases de la concepción artística del Renacimiento, defendiendo el
arte como una actividad intelectual creadora, y no como un simple trabajo manual. Para
Cennini el mejor método para el artista es retratar de la naturaleza (ritrarre de natura),
defendiendo la libertad del artista, que debe trabajar «como le place, según su voluntad»
(come gli piace, secondo sua volontà). También introdujo el concepto de «diseño»
(disegno), el impulso creador del artista, que forja una idea mental de su obra antes de
realizarla materialmente, concepto de vital importancia desde entonces para el arte
moderno.19

En ese contexto surgieron varios tratados más acerca del arte, como los de Leon Battista
Alberti (De Pictura, 1436-1439; De re aedificatoria, 1450; y De Statua, 1460), o Los
Comentarios (1447) de Lorenzo Ghiberti. Alberti recibió la influencia aristotélica,
pretendiendo aportar una base científica al arte. También habló de decorum, el tratamiento
del artista para adecuar los objetos y temas artísticos a un sentido mesurado,
perfeccionista.20 Fue Alberti quien agrupó a la arquitectura, la escultura y la pintura en el
grupo de las artes liberales, ya que hasta entonces eran consideradas como artesanía; con
ello, elevó al artista a la categoría de creador intelectual.21 Ghiberti fue el primero en
periodificar la historia del arte, distinguiendo antigüedad clásica, período medieval y lo que
llamó «renacer de las artes» (Renacimiento).22

El Renacimiento puso especial énfasis en la imitación de la naturaleza, lo que consiguió a


través de la perspectiva o de estudios de proporciones, como los realizados por Luca Pacioli
sobre la sección áurea: en De Divina Proportione (1509) habló del número áureo —
representado por la letra griega φ (fi)—, el cual posee diversas propiedades como relación o
proporción, que se encuentran tanto en algunas figuras geométricas como en la naturaleza,
en elementos tales como caracolas, nervaduras de las hojas de algunos árboles, el grosor de
las ramas, etc. Asimismo, atribuyó un carácter estético especial a los objetos que siguen la
razón áurea, así como les otorgó una importancia mística.23

Por otro lado, Giorgio Vasari, en Vida de los más excelentes arquitectos, pintores y
escultores italianos desde Cimabue hasta nuestros tiempos (1542–1550), fue uno de los
predecesores de la historiografía del arte, al confeccionar una crónica de los principales
artistas de su tiempo, poniendo especial énfasis en la progresión y el desarrollo del arte.24

Arte
Artículo principal: Arte del Renacimiento

Etapas

David de Miguel Ángel. Diseñada y ejecutada para presidir la plaza principal de Florencia, esta
escultura es en realidad una estudiada alegoría política bajo la apariencia del tema cristiano. La
visión resulta amplificada por las dimensiones colosales de la estatua, pensada para no perderse
en el espacio de la plaza. Hoy en día la sustituye una copia, mientras que el original está en la
Academia de Florencia.

Diferentes etapas históricas marcan el desarrollo del Renacimiento: la primera tiene como
espacio cronológico todo el siglo XV: es el denominado Quattrocento, y comprende el
Primer Renacimiento —también llamado «Renacimiento temprano» o «Bajo
Renacimiento»—, que se desarrolla en Italia; la segunda surge en el siglo XVI y se
denomina Cinquecento: su dominio artístico queda referido al clasicismo o Alto
Renacimiento —también llamado «Renacimiento pleno»—, que se centra en el primer
cuarto del siglo. En esta etapa surgen las grandes figuras del Renacimiento en las artes:
Leonardo, Miguel Ángel, Rafael. Es el apogeo del arte renacentista. Este período
desemboca hacia 1520-1530 en una reacción anticlásica que conforma el manierismo, que
dura hasta el final del siglo XVI. Mientras que en Italia se estaba desarrollando el
Renacimiento, en el resto de Europa se mantiene el arte gótico en sus formas tardías,
situación que se iba a mantener, exceptuando casos concretos, hasta comienzos del
siglo XVI.25

En Italia el enfrentamiento y convivencia con la antigüedad grecorromana, considerada


como un legado nacional, proporcionó una amplia base para una evolución estilística
homogénea y de validez general. Por ello, allí fue posible su surgimiento y precedió a todas
las demás naciones. Fuera de Italia, el desarrollo del Renacimiento dependería
constantemente de los impulsos marcados por Italia: artistas importados desde Italia o
formados allí harían el papel de verdaderos transmisores. Monarcas como Francisco I en
Francia o Carlos I y Felipe II en España impusieron el nuevo estilo en las construcciones
que patrocinaban, influyendo en los gustos artísticos predominantes y convirtiendo el
Renacimiento en una «moda».

Italia

Arquitectura

Artículo principal: Arquitectura del Renacimiento

La Iglesia de Santa Maria Novella, en Florencia, con fachada de Leon Battista Alberti. La ordenación
geométrica que propone Aberti en el diseño queda mitigada por el empleo de mármoles
polícromos, conforme a la tradición local.

La arquitectura renacentista tuvo un carácter marcadamente profano en comparación con la


época anterior. Surgió en una ciudad en donde la arquitectura gótica apenas había
penetrado, Florencia. A pesar de ello, muchas de las obras más destacadas fueron edificios
religiosos.

Con el nuevo gusto, se buscaba ordenar y renovar los viejos burgos medievales e incluso se
proyectaban ciudades de nueva planta. La búsqueda de la «ciudad ideal», opuesta al modelo
caótico y desordenado del medievo, sería una constante preocupación de artistas y mecenas.
Así, el papa Pío II reordenó su ciudad natal, Pienza, convirtiéndola en un auténtico
muestrario del nuevo urbanismo renacentista. En sí, las ciudades se convertirían en el
escenario ideal de la renovación artística, oponiéndose al concepto medieval en el que lo
rural tenía un papel preferente gracias al monacato.

Al tomar elementos de la arquitectura clásica, los arquitectos renacentistas lo hacían de


forma selectiva, así por ejemplo en lugar de utilizar la columna dórica clásica se prefirió el
orden toscano. Igualmente se crearon formas nuevas, como la columna abalaustrada,
nuevos órdenes de capiteles o decoraciones que si bien se inspiraban en la antigüedad
habían de adaptarse al uso religioso de las iglesias. Así, los amorcillos clásicos que
acompañaban a Venus en las representaciones griegas o romanas pasan a ser angelotes
(putti).

Los arquitectos emplean las proporciones modulares y la superposición de órdenes que


aparecía en los edificios romanos; las cúpulas se utilizaron mucho como elemento
monumental en iglesias y edificios públicos. A partir de este momento, el arquitecto
abandona el carácter gremial y anónimo que había tenido durante la Edad Media y se
convierte en un intelectual, un investigador. Muchos de ellos escribieron tratados y obras
especulativas de gran trascendencia, como en el caso de Leon Battista Alberti o Sebastiano
Serlio.

Los elementos constructivos más característicos del estilo renacentista fueron:

 Estructurales: arco de medio punto, columnas, cúpula semiesférica, bóveda de cañón y


cubierta plana con casetones.26 Todos ellos habían sido usados en la antigüedad,
especialmente por el arte romano, y se recuperan ahora, modificándolos. Decae
paulatinamente el tradicional método de construcción del gótico, y se abandona en gran
medida las bóvedas de crucería, el arco apuntado, las naves escalonadas y, sobre todo, la
impresión de colosalismo y multiplicidad de los edificios medievales. Predominarían ahora
valores como la simetría, la claridad estructural, la sencillez y, sobre todo, la adaptación
del espacio a la medida del hombre.

 Decorativos: pilastras, frontones, pórticos, motivos heráldicos, almohadillados, volutas,


grutescos, guirnaldas, motivos de candelieri (candelabros o pebeteros) y tondos o
medallones. Algunos de estos ya se habían utilizado en el gótico, otros son creaciones
originales y la mayoría se inspiraron en modelos romanos y griegos. En cuanto a la
decoración, el Renacimiento preconizó el despojamiento, la austeridad, el orden. Solo a
finales del siglo XVI esta tendencia se rompería en favor de la fantasía y la riqueza
decorativa con el manierismo.

Por etapas, se pueden distinguir dos grandes momentos:

Basílica de San Pedro, obra de Bramante y Miguel Ángel, autor del diseño final que se ejecutó en
su mayor parte; la cúpula fue terminada por Giacomo della Porta, y la fachada es obra de Carlo
Maderno, de época barroca. Concebida inicialmente según un diseño centralizado, las variaciones
en la dirección de la obra dieron como resultado un nuevo prototipo de iglesia, llamado a
extenderse con la Contrarreforma.

 El Quattrocento tuvo su centro neurálgico en Florencia y la Toscana. La sencillez y claridad


estructural y decorativa fue el rasgo fundamental de la arquitectura de este momento. Los
modelos clásicos se someten a un proceso de estilización y se adaptan al templo cristiano.
Fue frecuente recurrir a los órdenes clásicos, con columnas y pilastras adosadas, capiteles
(con preferencia el corintio, aunque sustituyendo los caulículos por figuras fantásticas o de
animales), fustes lisos y casi omnipresencia del arco de medio punto. Se usa también la
bóveda de cañón y de arista, y cubiertas de madera con casetones. Lo que
fundamentalmente distingue a la arquitectura del Quattrocento de la del Alto
Renacimiento es la decoración menuda (putti, guirnaldas de flores o frutos, grutescos,
etc.), las cúpulas con nervios, con ciertos resabios góticos (catedral de Florencia, de Filippo
Brunelleschi) y las fachadas simétricas de pisos superpuestos (palacio Medici−Riccardi, de
Michelozzo) o con sillares almohadillados (palacio Rucellai, de Bernardo Rossellino,
proyecto de Alberti, palacio Pitti). En general, la arquitectura cuatrocentista da la
impresión de orden, sencillez, ligereza y simetría, predominando en el interior de los
edificios la luminosidad y la desnudez. Los arquitectos más destacados de este período
fueron Brunelleschi (Basílica de San Lorenzo, 1420; Basílica del Santo Spirito, 1436) y Leon
Battista Alberti (San Andrés de Mantua, 1460); y la principal obra fue la catedral de Santa
María del Fiore de Florencia y su famosa cúpula, obra de Brunelleschi. 27 Del resto de Italia
destacan: la Cartuja de Pavía, de Giovanni Antonio Amadeo (1475); la iglesia de San
Zacarías de Venecia, de Mario Codussi (1470); y el Castel Nuovo de Nápoles, de Francesco
Laurana (1453).28

 El Cinquecento tuvo como centro Roma: en 1506 Donato Bramante terminaba su célebre
proyecto para la Basílica de San Pedro en el Vaticano, que sería el edificio que marcaría la
pauta en lo restante del siglo XVI.29 En esta etapa, los edificios tienden más a la
monumentalidad y la grandiosidad. Miguel Ángel introdujo el «orden gigante» en su
proyecto para la basílica vaticana, lo que rompió con el concepto de «arquitectura hecha a
la medida del hombre».30 Los palacios se adornaban con elaborados bajorrelieves (palacio
Grimani de Venecia, 1549, obra de Michele Sanmicheli) o de esculturas exentas (Biblioteca
de San Marcos, 1537–1550, Venecia, obra de Jacopo Sansovino). Predominaría de este
modo la idea de riqueza, monumentalidad y lujo en las construcciones. A medida que
avanza el siglo, el manierismo se introdujo en la arquitectura, con edificios cada vez más
suntuosos, rebuscadas decoraciones y elementos que pretenden captar la atención del
espectador por su originalidad o extravagancia (palacio del Té, en Mantua, de Giulio
Romano). Podemos distinguir, de este modo, como en las demás disciplinas artísticas, dos
periodos: el «clasicismo» de principios de siglo, con autores como Bramante, Miguel
Ángel, Antonio da Sangallo el Viejo, o Jacopo Sansovino;31 y el «manierismo», que se da a
partir de 1530, siendo sus principales autores Andrea Palladio, Giorgio Vasari, Giulio
Romano, Jacopo Vignola y Vincenzo Scamozzi.32 Hay que apuntar que la ruptura del
manierismo no fue radical puesto que ya en la obra de Miguel Ángel aparecen elementos
que la preludian.33

Pintura

Artículo principal: Pintura renacentista


El Nacimiento de Venus, obra de Botticelli, conservada en la Galleria degli Uffizi, Florencia. El
paganismo se introduce en el arte renacentista como contrapunto al mundo hermético y cerrado
del medievo en el que Dios era el fin de todo. El ser humano en su individualidad y diversidad será
a partir de ahora el objeto máximo del interés de los artistas.

En pintura, las novedades del Renacimiento se introdujeron de forma paulatina pero


irreversible a partir del siglo XV. Un antecedente de las mismas fue Giotto, pintor aún
dentro de la órbita del gótico, pero que desarrolló en sus pinturas conceptos como volumen
tridimensional, perspectiva y naturalismo, que alejaban su obra de los rígidos modos de la
tradición bizantina y gótica y preludiaban el Renacimiento pictórico.

En el Quattrocento (siglo XV) se recogieron todas estas novedades y se adaptaron a la nueva


mentalidad humanista y burguesa que se expandía por las ciudades-estado italianas. Los
pintores, aun tratando temas religiosos la mayoría de ellos, introdujeron también en sus
obras la mitología, la alegoría y el retrato, que se desarrollarían a partir de ahora
enormemente. Una búsqueda constante de los pintores de esta época sería la perspectiva,
objeto de estudio y reflexión para muchos artistas: se trató de llegar a la ilusión de espacio
tridimensional de una forma científica y reglada. La pintura cuatrocentista es una época de
experimentación; las pinturas abandonan lenta y progresivamente la rigidez gótica y se
aproximan cada vez más a la realidad. Aparece la naturaleza retratada en los fondos de las
composiciones, y se introducen los desnudos en las figuras.34

Los pintores más destacados de esta época fueron: en Florencia, Fra Angélico, Masaccio,
Benozzo Gozzoli, Piero della Francesca, Filippo Lippi y Paolo Uccello; en Umbría,
Perugino; en Padua, Andrea Mantegna; y, en Venecia, Giovanni Bellini. Por encima de
todos ellos destaca Sandro Botticelli, autor de alegorías, delicadas madonnas y asuntos
mitológicos. Su estilo dulce, muy atento a la belleza y sensibilidad femeninas, y
predominantemente dibujístico, caracterizan la escuela florentina de pintura y toda esta
época. Otros autores del Quattrocento italiano son Andrea del Castagno, Antonio
Pollaiuolo, Pinturicchio, Domenico Ghirlandaio, Cima da Conegliano, Luca Signorelli,
Cosimo Tura, Vincenzo Foppa, Alessio Baldovinetti, Vittore Carpaccio y, en el sur de la
península, Antonello da Messina.35

El Cinquecento (siglo XVI) fue la etapa culminante de la pintura renacentista, y denominada


por ello a veces como «clasicismo». Los pintores asimilan las novedades y la
experimentación cuatrocentistas y las llevan a nuevas cimas creativas. En este momento
aparecen grandes maestros, cuyo trabajo servirá de modelo a los artistas durante siglos. El
primero de ellos fue Leonardo da Vinci, uno de los grandes genios de todos los tiempos.
Fue el ejemplo más acabado de artista multidisciplinar, intelectual y obsesionado con la
perfección, que le llevó a dejar muchas obras inconclusas o en proyecto. Poco prolífico en
su faceta pictórica, aportó sin embargo muchas innovaciones que condujeron a la historia
de la pintura hacia nuevos rumbos. Quizá su principal aportación fue el sfumato o
claroscuro, delicada gradación de la luz que otorga a sus pinturas una gran naturalidad, a la
vez que ayuda a crear espacio. Estudiaba cuidadosamente la composición de sus obras,
como en la Última Cena, donde las figuras se ajustan a un esquema geométrico. Supo unir
en sus trabajos la perfección formal a ciertas dosis de misterio, presente, por ejemplo, en la
celebérrima Gioconda, La Virgen de las Rocas o el San Juan Bautista.36

La Virgen, el Niño Jesús y santa Ana, por Leonardo da Vinci, Museo del Louvre, París.
«Verdaderamente celestial y admirable fue Leonardo [...]. Hizo un cartón de Nuestra Señora y
santa Ana, con Cristo, que también les pareció maravilloso a todos los artistas; una vez terminado,
estuvo expuesto dos días para que lo vieran los hombres y las mujeres, los jóvenes y los viejos,
como se va a las fiestas solemnes, para ver las maravillas de Leonardo, que hicieron asombrar a
todo este pueblo». Giorgio Vasari, Las Vidas.
Retrato de Eleonora Gonzaga, por Tiziano. La dama se muestra en la lejanía aristocrática de su
opulento atuendo, pero con ciertas alusiones a la vida cotidiana (reloj, ventana abierta al paisaje,
perrito dormido) que la acercan al espectador. Galleria degli Uffizi, Florencia.

Miguel Ángel es, cronológicamente, la segunda gran figura. Fundamentalmente escultor, se


dedicó a la pintura de forma esporádica, a petición de algunos admiradores de su obra,
sobre todo el papa Julio II. Los frescos de la Capilla Sixtina muestran el atormentado
mundo interior de este artista, poblado de figuras monumentales, sólidas y tridimensionales
como si fueran esculturas, y de llamativa presencia física. En su obra cobra mucha
importancia el desnudo, aun cuando la casi totalidad de la misma fue hecha para decorar
iglesias.37

Rafael Sanzio completa la tríada de genios del clasicismo. Su estilo tuvo un enorme éxito y
se puso de moda entre los poderosos. La pintura de Rafael buscaba ante todo la grazia, o
belleza equilibrada y serena. Sus madonnas recogen las novedades de Leonardo en lo que
se refiere a composición y claroscuro, añadiendo una característica dulzura. Anticipa
claramente la pintura manierista en sus últimas obras, cuyo estilo agitado y dramático
copiarán y difundirán sus discípulos.38

Con la aparición de estos tres grandes maestros, los artistas contemporáneos asumen que el
arte ha llegado a su culmen —concepto recogido en la obra de Giorgio Vasari Las Vidas—
39
y se afanarán por tanto en incorporar estos logros, por un lado, y en la búsqueda de un
estilo propio y original como forma de superarlos. Ambas cosas, junto con el ambiente
pesimista que se respiraba en la Cristiandad en la década de 1520 (Saco de Roma, Reforma
protestante, guerras), hizo surgir con fuerza a partir de los años 1530 una nueva corriente, el
Manierismo. Se buscaría a partir de entonces lo extravagante, lo extraño, lo exagerado y lo
irreal. Pertenecen a esta corriente pictórica Jacopo Pontormo, Bronzino, Parmigianino,
Rosso Fiorentino o Francesco Salviati. Otros autores tomarían algunas novedades
manieristas pero siguiendo una línea más personal y clasicista. Entre ellos podemos citar a
Sebastiano del Piombo, Correggio, Andrea del Sarto o Federico Barocci.40

Dentro de las diferentes escuelas que surgen en Italia en el Cinquecento, la de Venecia


presenta especiales características. Si los florentinos ponían el acento en el disegno, es
decir, en la composición y la línea, los pintores venecianos se centrarían en el color. Las
especiales características del estado veneciano pueden explicar algo de esta particularidad,
puesto que se trataba de una sociedad elitista, amante del lujo y muy relacionada con
Oriente. La escuela veneciana reflejaría esto mediante una pintura refinada, hedonista,
menos intelectual y más vital, muy decorativa y colorista. Precursores de la escuela
veneciana del Cinquecento fueron Giovanni Bellini y, sobre todo, Giorgione, pintor de
alegorías, paisajes y asuntos religiosos, melancólicos y misteriosos. Deudor de su estilo fue
Tiziano, el mayor pintor de esta escuela, excelente retratista, quizá el más demandado de su
tiempo; autor de complejas y realistas composiciones religiosas, llenas de vida y colorido.
En la última etapa de su vida deshace los contornos de las figuras, convirtiendo sus cuadros
en puras sensaciones de luz y color, anticipo del impresionismo.41 Tintoretto, Paolo
Veronese y Palma el Viejo continuaron esta escuela llevándola hacia el manierismo y
anticipando en cierta manera la pintura barroca.42
Escultura

Artículo principal: Escultura del Renacimiento

Como en las demás manifestaciones artísticas, los ideales de vuelta a la antigüedad,


inspiración en la naturaleza, humanismo antropocéntrico e idealismo fueron los que
caracterizaron la escultura de este período. Ya el gótico había preludiado en cierta manera
algunos de estos aspectos, pero algunos hallazgos arqueológicos (el Laocoonte, hallado en
1506, o el Torso Belvedere) que se dieron en la época supusieron una auténtica conmoción
para los escultores y sirvieron de modelo e inspiración para las nuevas realizaciones.

El condotiero Gattamelata, en Padua, por Donatello. El monumento ecuestre conmemorativo


apenas sobrevivió a la antigüedad. La plástica renacentista recuperó esta tipología típicamente
romana y la aplicó, en este caso, al héroe característico de la época: el condotiero o capitán
mercenario.

Detalle de la Puerta del Paraíso, en el Baptisterio de Florencia, obra de Lorenzo Ghiberti. Fue
Miguel Ángel quien, admirado por la perfección de los relieves de esta puerta, dijo que merecería
ser la del propio Paraíso.

Aunque se siguieron haciendo obras religiosas, en las mismas se advierte un claro aire
profano; se reintrodujo el desnudo y el interés por la anatomía con fuerza, y aparecieron
nuevas tipologías técnicas y formales, como el relieve en stiacciato (altorrelieve con muy
poco resalte, casi plano) y el tondo, o composición en forma de disco; también la
iconografía se renovó con temas mitológicos, alegóricos y heroicos. Apareció un inusitado
interés por la perspectiva, derivado de las investigaciones arquitectónicas coetáneas, y el
mismo se plasmó en relieves, retablos, sepulcros y grupos escultóricos. Durante el
Renacimiento decayó en cierta manera la tradicional talla en madera policromada en favor
de la escultura en piedra —mármol preferentemente— y se recuperó la escultura
monumental en bronce, caída en desuso durante la Edad Media. Los talleres de Florencia
fueron los más reputados de Europa en esta técnica, y surtieron a toda Europa de estatuas
de este material.43

Los dos siglos que dura el Renacimiento en Italia dieron lugar, igual que en las demás artes,
a dos etapas:

 El Quattrocento (siglo XV): el centro escultórico principal fue Florencia, donde la familia


Médicis y, con posterioridad, la República, ejercieron de mecenas de numerosas obras.
Lorenzo el Magnífico era aficionado a las esculturas griegas y romanas y había formado
una interesante colección de las mismas, poniendo de moda el gusto clásico. Los autores
más destacados de la época fueron Lorenzo Ghiberti (Puerta del Paraíso del Baptisterio de
Florencia), Andrea Verrocchio (Monumento al condotiero Colleoni), Donatello, el taller de
los hermanos Della Robbia —que introdujeron la cerámica vidriada y policromada como
novedad, utilizándola en decoraciones de edificios—, Jacopo della Quercia, Desiderio da
Settignano y Bernardo Rossellino. El más importante de ellos es Donatello, gran creador
que, partiendo de los supuestos del gótico, estableció un nuevo ideal inspirado en la
grandeza clásica. Suyo es el mérito de rescatar el monumento conmemorativo público —
su Condotiero Gattamelata es una de las primeras estatuas ecuestres de bronce desde la
antigüedad—, la utilización heroica del desnudo (David) y la intensa humanización de las
figuras, llegando al retrato en ocasiones, pero sin abandonar nunca una orientación
claramente idealista.44

La Piedad del Vaticano, de Miguel Ángel, encargada por el cardenal francés Jean Bilhères de
Lagraulas para su sepultura, hoy se encuentra en la Basílica de San Pedro. El idealismo e
impasibilidad de los dioses clásicos se traslada aquí a un tema cristiano; la serena belleza de María
y de Cristo apenas se ve alterada por el dolor o la misma muerte.
 El Cinquecento (siglo XVI): esta época está marcada por la aparición estelar de uno de los
escultores más geniales de todos los tiempos, Miguel Ángel.45 Hasta tal punto marcó la
escultura de todo el siglo que muchos de sus continuadores no fueron capaces de recoger
todas sus novedades y estas no se desarrollaron hasta varios siglos después. Miguel Ángel
fue, como tantos otros en esta época, un artista multidisciplinar. Sin embargo, él se
consideraba preferentemente escultor. En sus primeras obras recoge el interés
arqueológico surgido en Florencia: así, su Baco ebrio fue realizado con intención de que
aparentara ser una escultura clásica. Igual espíritu se aprecia en la Piedad, realizada entre
1498 y 1499 para la basílica vaticana. Protegido primero por los Médicis, para los que creó
las Tumbas Mediceas, soberbio ejemplo de expresividad, marchó luego a Roma, donde
colaboró en los trabajos de construcción de la nueva basílica. El pontífice Julio II lo tomó
bajo su protección y le encomendó la creación de su Mausoleo, denominado por el artista
como «la tragedia de la sepultura» por los cambios y demoras que sufrió el proyecto. En
las esculturas hechas para este sepulcro, como el célebre Moisés, aparece lo que se ha
venido denominando terribilitá miguelangelesca: una intensa a la vez que contenida
emoción que se manifiesta en anatomías sufrientes, exageradas y nerviosas —músculos
en tensión—, posturas contorsionadas y escorzos muy rebuscados. Los rostros, sin
embargo, suelen mostrarse contenidos. En sus obras finales el artista desdeña de la
belleza formal de las esculturas y las deja inacabadas, adelantando un concepto que no
volvería al arte hasta el siglo XX. Miguel Ángel continuó con la tradición de monumentos
públicos heroicos y profanos que inició Donatello y la llevó a una nueva dimensión con su
conocido David, esculpido para la Piazza della Signoria de Florencia.46 En los años finales
de la centuria, la huella de Miguel Ángel tuvo sus réplicas en Benvenuto Cellini (Perseo de
la Loggia dei Lanzi de Florencia, espacio concebido como museo de escultura al aire libre),
Bartolomeo Ammannati, Giambologna y Baccio Bandinelli, que exagerarían los elementos
más superficiales de la obra del maestro, situándose plenamente todos ellos en la
corriente manierista. Destaca en esta época también la saga familiar de los Leoni,
broncistas milaneses al servicio de los Habsburgo españoles, auténticos creadores de la
imagen áulica, un tanto estereotipada, de estos monarcas. Su presencia en España llevó
allí de primera mano las novedades renacentistas, extendiendo su influjo hasta la
escultura barroca.47

España

Artículo principal: Renacimiento español


El Greco, La Resurrección de Cristo, pintado para Santo Domingo el Antiguo de Toledo. El Greco
rebasa el concepto de artista renacentista por su constante búsqueda de un universo propio y
original. Influido por Tintoretto y Miguel Ángel, su arte va a conocer su mayor desarrollo en
Toledo.

En España el cambio ideológico no es tan extremo como en otros países; no se rompe


abruptamente con la tradición medieval, por ello se habla de un Renacimiento español más
original y variado que en el resto de Europa. Así, la literatura acepta las innovaciones
italianas (Dante y Petrarca), pero no olvida la poesía del Cancionero y la tradición anterior.
En cuanto a las artes plásticas, el Renacimiento hispano mezcló elementos importados de
Italia —de donde llegaron algunos artistas, como Paolo de San Leocadio, Pietro Torrigiano
o Domenico Fancelli— con la tradición local, y con algunos otros influjos —lo flamenco,
por ejemplo, estaba muy de moda en la época por las intensas relaciones comerciales y
dinásticas que unían estos territorios a España—. Las innovaciones renacentistas llegaron a
España de forma muy tardía: hasta la década de 1520 no se encuentran ejemplos acabados
de las mismas en las manifestaciones artísticas, y tales ejemplos son dispersos y
minoritarios. No llegaron a España plenamente, pues, los ecos del Quattrocento italiano —
solo por obra de la familia Borja aparecen artistas y obras de esa época en el área levantina
—, lo que determina que el arte renacentista español pase casi abruptamente del gótico al
manierismo.
Monasterio de El Escorial, Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, San Lorenzo de El Escorial.

En el campo de la arquitectura, tradicionalmente se distinguen tres periodos: plateresco


(siglo XV-primer cuarto del siglo XVI), purismo o estilo italianizante (primera mitad del
siglo XVI) y estilo herreriano (a partir de 1559-mediados del siglo siguiente). En el primero
de ellos, lo renaciente aparece de forma superficial, en la decoración de las fachadas,
mientras que la estructura de los edificios sigue siendo gotizante en la mayoría de los casos.
Lo más característico del plateresco es un tipo de decoración menuda, detallista y
abundante, semejante a la labor de los plateros, de donde deriva el nombre. El núcleo
fundamental de esta corriente fue la ciudad de Salamanca, cuya Universidad y su fachada
son el paradigma del estilo. Arquitectos destacados del mismo fueron Rodrigo Gil de
Hontañón y Juan de Álava. El purismo representa una fase más avanzada de la
italianización de la arquitectura. El palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, obra
de Pedro de Machuca, es ejemplo de ello. El foco principal de este estilo se situó en
Andalucía, donde además del citado palacio destacaron los núcleos de Úbeda y Baeza y
arquitectos como Andrés de Vandelvira y Diego de Siloé.48 Finalmente, apareció el estilo
escurialense o herreriano, original adaptación del manierismo romano caracterizada por la
desnudez y el gigantismo arquitectónico. La obra fundamental fue el palacio-monasterio de
El Escorial, trazado por Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, sin duda la obra más
ambiciosa del Renacimiento hispano. Lo escurialense traspasó el umbral cronológico del
siglo XVI llegando con gran vigencia a la época barroca.49

En escultura, la tradición gótica mantuvo su hegemonía durante buena parte del siglo XVI.
Los primeros ecos del nuevo estilo corresponden por lo general a artistas venidos de fuera,
como Felipe Vigarny o Domenico Fancelli, que trabajó al servicio de los Reyes Católicos,
esculpiendo su sepulcro (1517). No obstante, pronto surgieron artistas locales que
asimilaron las novedades italianas, adaptándolas al gusto hispano, como Bartolomé
Ordóñez y Damián Forment. En una fase más madura del estilo surgieron grandes figuras,
creadoras de un peculiar manierismo que sentó las bases de la posterior escultura barroca:
Juan de Juni y Alonso Berruguete son los más destacados.50

La pintura renacentista española está determinada igualmente por el pulso que mantiene la
herencia del gótico con los nuevos modos venidos de Italia. Esta dicotomía se aprecia en la
obra de Pedro Berruguete, que trabajó en Urbino al servicio de Federico de Montefeltro, y
Alejo Fernández. Posteriormente aparecieron artistas conocedores de las novedades
italianas coetáneas, como Vicente Macip o su hijo Juan de Juanes —influidos por Rafael—,
Luis de Morales, Juan Fernández de Navarrete o los leonardescos Fernando Yáñez de la
Almedina y Hernando de los Llanos.51 Pero la gran figura del Renacimiento español, y uno
de los pintores más originales de la historia, se inscribe ya en el manierismo, aunque
rebasando sus límites al crear un universo estilístico propio: El Greco.52

Francia

Artículo principal: Renacimiento francés


Vista del Patio del Caballo Blanco del palacio de Fontainebleau, con la famosa escalera, preludio de
las formas barrocas. Fontainebleau fue la auténtica capital artística de Francia durante el
Renacimiento. En el conjunto palaciego intervinieron algunos de los mejores artistas del
momento.

En Francia la influencia italiana se dejó sentir desde muy temprano, favorecida por la
cercanía geográfica, los vínculos comerciales y la monarquía, que ambicionaba anexionar
los territorios limítrofes de la península italiana, y lo consiguió en algunos momentos. Sin
embargo, el impulso definitivo a la adopción de las formas renacentistas se dio bajo el
reinado de Francisco I. Este monarca, gran mecenas de las artes y aficionado a todo lo que
procediera de Italia, protegió a importantes maestros, solicitando sus servicios para la corte
francesa —entre ellos el mismo Leonardo da Vinci, que murió en el castillo de Cloux—, a
la vez que emprendió un ambicioso programa de revitalización cultural que revolucionó el
desarrollo de las artes en el país. Conviene tener presente que Francia fue la cuna del gótico
y que, por tanto, este estilo estaba fuertemente arraigado y podía ser visto como un estilo
nacional. De ahí que las formas góticas continuaran presentes durante un tiempo, a pesar
del nuevo estilo impuesto por la corte.

En cuanto a la arquitectura, la monarquía, fortalecida y en período de expansión territorial,


había patrocinado ya desde el siglo XV la remodelación de los viejos châteaux medievales y
la creación de nuevas residencias más acordes con los tiempos. Pero fue precisamente
Francisco I el que dio un impulso definitivo a esta operación renovadora, que tuvo varios
focos. El primer edificio renacentista en Francia fue el castillo de Saint-Germain-en-Laye,
imponente fortaleza de ladrillo y piedra en la que aparecen pequeños detalles renacentistas,
dentro de una general sobriedad de aire militar. De estilo más avanzado fueron los castillos
del valle del Loira, conjunto de mansiones para la realeza y la nobleza que muestran los
rasgos más característicos del Renacimiento francés: decorativismo de raigambre
manierista, recuerdos goticistas en las estructuras, y quizá lo más novedoso: una perfecta
integración de los edificios en la naturaleza circundante, como se ve en el grácil puente del
castillo de Chenonceau. El más célebre dentro de este conjunto es el castillo de Chambord,
que presenta grandes audacias estilísticas, como una escalera interna helicoidal. Otros
ejemplos de estas residencias suburbanas son los castillos de Amboise, Blois y Azay-le-
Rideau.53

Además de todas estas realizaciones, Francisco I se embarcó en la que quizá fue la obra
fundamental de este período: el palacio de Fontainebleau, vieja mansión de los reyes
franceses que se renovó totalmente. En el edificio en sí se aprecia ya el triunfo de las
formas italianas, aunque adaptadas al gusto francés con sus típicas chimeneas y mansardas.
Incluye fragmentos de desbordante creatividad, como la célebre Escalera Imperial, anticipo
de soluciones barrocas. No obstante, quizá lo más destacado del proyecto fue que involucró
a creadores de prácticamente todas las disciplinas artísticas, algunos venidos expresamente
de Italia, como los pintores Francesco Primaticcio o Rosso Fiorentino, el famoso escultor
Benvenuto Cellini o el arquitecto Sebastiano Serlio, importante autor de tratados de
arquitectura del que apenas se conocen obras salvo este palacio. Las novedades que se
fraguaron aquí trapasarían el ámbito local y darían origen a todo un estilo, el «estilo de
Fontainebleau», un manierismo refinado al servicio de los gustos aristocráticos.54

Tras Francisco I, las formas «a la italiana» acabaron imponiéndose definitivamente en la


arquitectura bajo Enrique II, cuya esposa, Catalina de Médicis, pertenecía a la familia
florentina más poderosa. Bajo su mandato (1547-1559) se reformó la antigua sede de la
corte en París, el palacio del Louvre, convirtiéndolo en un moderno edificio de estética
plenamente manierista. La reforma fue dirigida por uno de los arquitectos franceses más
destacados del momento, Pierre Lescot, que diseñó el gran patio central (Cour Carrée), con
características fachadas en las que utiliza el módulo de arco de triunfo clásico.55 Asimismo,
estos monarcas iniciaron la construcción de un nuevo palacio, enfrente del Louvre, el
palacio de las Tullerías, en el que intervino el otro gran arquitecto francés del
Renacimiento, Philibert Delorme.56

La Resurrección, obra de Germain Pilon. Todo procede aquí de Miguel Ángel: la anatomía hercúlea
de Cristo, los escorzos, el efecto «no acabado». Hasta el diseño general del grupo remite a las
Sepulturas Mediceas del florentino. Museo del Louvre, París.

La escultura del Renacimiento en Francia fue también al compás de lo dictado por Italia.
Francia dejó de ser ya a finales del siglo XIV el gran centro escultórico de Europa que fue
gracias a los talleres catedralicios, situación que continuaría durante el siglo XV, y aún más
en el XVI. Es paradójico y a la vez revelador que esta situación coincida con la
consolidación progresiva de la institución monárquica, evidentemente deseosa de renovar
su imagen y dispuesta a usar el arte como instrumento propagandístico de primer orden. No
obstante de la pérdida de hegemonía en este campo, que de todas formas nunca había sido
definitiva, surgieron grandes figuras al calor de los proyectos reales; es de destacar el
carácter ornamental y decorativo que tuvieron las esculturas, subordinándose al proyecto
general de los edificios e integrándose en estos. Dos fueron los autores más sobresalientes:
Germain Pilon y Jean Goujon.57

La pintura también experimentó el progresivo declive de las formas góticas tradicionales y


la llegada del nuevo estilo. Como se ha señalado, se conocieron en Francia de primera
mano las formas pictóricas italianas en el siglo XVI gracias a la llegada de autores muy
innovadores, como Leonardo o Rosso Fiorentino. Francisco I impulsó la formación de
artistas franceses bajo la dirección de maestros italianos, como Niccolò dell'Abbate o
Primaticcio, siendo este último el responsable de la decoración del palacio de
Fontainebleau y la organización de las fiestas de la corte, y teniendo por tanto a sus órdenes
a muchos artesanos y artistas. Esta convivencia de talentos, escuelas, disciplinas y géneros
dio origen a la llamada «escuela pictórica de Fontainebleau», una derivación del
manierismo pictórico italiano que incide en el erotismo, el lujo, los temas profanos y las
alegorías, todo ello muy del gusto de su clientela principal, la aristocracia. La mayor parte
de los artistas de Fontainebleau fueron anónimos, precisamente por esa integración de las
artes que se propugnaba y por el magisterio de los artistas consagrados. No obstante,
conocemos los nombres de algunos pintores, figurando Jean Cousin el Viejo o Antoine
Caron entre los más destacados. Sin embargo, el pintor francés más importante de la época,
a la vez que uno de los grandes retratistas de todos los tiempos, aunque gran parte de su
obra se haya perdido, fue François Clouet, que superó a su padre, el también apreciable
Jean Clouet, en la fiel plasmación de la vida de los poderosos de la época, con una
profundidad psicológica y brillantez formal cuyo precedente hay que buscarlo en Jean
Fouquet, gran pintor del siglo XV aún en la órbita del gótico.58

Alemania

Artículo principal: Renacimiento alemán

La liebre, obra de Durero. El interés por los fenómenos y los elementos de la naturaleza fue uno de
los pilares del humanismo. Durero analiza el mundo vegetal y animal en multitud de dibujos,
bocetos y acuarelas caracterizados por su precisión de científico. Albertina, Viena.

El Renacimiento artístico no fue en Alemania una tentativa de resurrección del arte clásico,
sino una renovación intensa del espíritu germánico, motivado por la Reforma protestante.
Alberto Durero fue la figura dominante del Renacimiento alemán. Su obra universal, que ya
en vida fue reconocida y admirada en toda Europa, impuso la impronta del artista moderno,
uniendo la reflexión teórica con la transición decisiva entre la práctica medieval y el
idealismo renacentista. Sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte
ejercieron una profunda influencia en los artistas del siglo XVI de su propio país y de los
Países Bajos. Durero comprendió la imperiosidad de adquirir un conocimiento racional de
la producción artística, e introdujo el idealismo de raigambre italiana en el arte alemán.59

La pintura germánica conoció en esta época uno de sus mayores momentos de esplendor.
Junto a la figura fundamental de Durero surgieron otros grandes autores, como Lucas
Cranach el Viejo, pintor por antonomasia de la Reforma protestante; Hans Baldung Grien,
introductor de temáticas siniestras y novedosas, deudoras en cierto modo del arte medieval;
Matthias Grünewald, uno de los precursores del expresionismo; Albrecht Altdorfer,
excelente paisajista; o Hans Holbein el Joven, que desarrolló casi toda su producción,
centrada en el retrato, en Inglaterra.60

En escultura pervivieron las formas góticas hasta bien entrado el siglo XVI. Destaca la obra
de Peter Vischer, autor de las tumbas imperiales de Innsbruck (1513) y de la tumba de San
Sebaldo en Nürnberg (1520). También trabajaron aquí algunos artistas flamencos, como
Hubert Gerhard, autor del San Miguel de la fachada de la iglesia de San Miguel de
Múnich.61

En arquitectura, los primeros exponentes de relevancia fueron los edificios patrocinados por
la familia Fugger en Augsburgo, como la Capilla Fugger en la iglesia de Santa Ana (1509-
1518) o el barrio de casas obreras llamado Fuggerei (1519-1523).62 Tras la Reforma, el
mecenazgo de la nobleza alemana se centró en primer lugar en la arquitectura, por la
capacidad de esta para mostrar el poder y prestigio de los gobernantes. Así, a mediados del
siglo XVI se amplió el castillo de Heidelberg, siguiendo las directrices clásicas. Sin
embargo, la mayoría de los príncipes alemanes prefirieron conservar las obras góticas,
limitándose a decorarlas con ornamentación renacentista.63

Flandes y Países Bajos

Artículo principal: Pintura flamenca (siglos XV y XVI)

Pieter Brueghel el Viejo: El regreso de los rebaños. El paisaje se ha convertido en el tema principal
del cuadro. Brueghel introduce casi siempre la figura —en este caso, los pastores— como
anécdota o contrapunto a un universo del que el ser humano solo es una parte, mínima y frágil.
Obsérvese el interés por la plasmación de los efectos atmosféricos en los nubarrones que
oscurecen el cielo. Museo de Historia del Arte, Viena.
A la par que se desarrollaba en Italia el Cinquecento la escuela flamenca de pintura alcanzó
un desarrollo notable, como heredera y continuadora de la tradición tardogótica anterior
representada por Jan van Eyck, Rogier van der Weyden y otros grandes maestros. Se
caracterizó por su naturalismo, rasgo que comparte con los maestros italianos, aunque se
llegó más a él por la experimentación que por la teoría o los avances científicos, como en
Italia. Los modos del gótico pervivieron con mayor fuerza, aunque matizados con
características singulares, como cierta vena caricaturesca y fantástica y una mayor
sensibilidad a la realidad del pueblo llano y sus costumbres. Se recoge ese interés en obras
de carácter menos idealizado que las italianas, con una marcada tendencia por el detallismo
casi microscópico que aplican a las representaciones —influjo de los maestros tardogóticos
ya mencionados y la miniatura—, y tendencia hacia lo decorativo, sin demasiado interés
por disquisiciones teóricas. Por otro lado, la gran aportación del arte flamenco en esta época
fue la técnica de la pintura al óleo.64

A mediados del siglo XVI el clasicismo italiano entra con fuerza en la pintura flamenca,
manifestándose en la llamada Escuela de Amberes y en pintores como Jan van Scorel o
Mabuse, algunos de los cuales permanecieron en Italia estudiando a los grandes maestros.
A la difusión de los nuevos modelos contribuyó sobremanera el grabado, que puso al
alcance de prácticamente cualquier artista las obras producidas en otras escuelas y lugares,
poniendo muy de moda en toda Europa el estilo italianizante. Algunos grandes nombres de
la época fueron Joachim Patinir, uno de los creadores del paisaje como género autónomo de
la pintura, aunque apegado todavía al gótico; Quentin Metsys, que se inspiró en los dibujos
caricaturescos de Leonardo y en las clases populares para retratar vicios y costumbres; el
retratista Antonio Moro; el Bosco, uno de los pintores más originales de la historia,
apegado formalmente a la tradición de la vieja escuela flamenca, pero a la vez innovador,
creador de un universo fantástico, casi onírico que lo sitúan como uno de los precedentes
del surrealismo (El jardín de las delicias, 1500-1505); y Pieter Brueghel el Viejo, uno de
los grandes maestros del paisaje y las costumbres populares, quizá el más moderno de todos
ellos, aun cuando en su pintura glose sentencias morales y de crítica social que tienen algo
de medieval (El triunfo de la Muerte, 1563).65

En el campo de la escultura destacó Adriaen de Vries, autor de expresivas obras —


generalmente de bronce— en las que el movimiento, la línea ondulada o serpentinata y el
desnudo heroico las caracterizan como excelentes ejemplos de manierismo escultórico
fuera de Italia.

En arquitectura el gótico siguió teniendo una gran preponderancia hasta bien entrado el
siglo XVI, en que se recibió la influencia de la arquitectura renacentista francesa, como se
denota en el Ayuntamiento de Amberes (1561-1565), obra de Cornelis Floris de Vriendt.63

Otros países
Convento de Cristo de Tomar (Portugal), obra de Diogo de Torralva (1554-1562).

 Inglaterra: en arquitectura, durante prácticamente todo el siglo XVI pervivió el estilo Tudor


de origen gótico, mientras que las novedades renacentistas fueron adoptadas únicamente
en algunos elementos ornamentales; así, por ejemplo, en la tumba de Enrique VII en la
abadía de Westminster, realizada arquitectónicamente en el más puro estilo gótico, se
contrató al artista italiano Pietro Torrigiano para realizar la decoración escultórica.66 Otros
ejemplos de estilo Tudor serían los palacios de Sutton (1523), Nonsuch (1530) y Hampton
Court (1514-1540).67 Más adelante se recibió la influencia palladiana, que se desarrolló
especialmente en la construcción de palacios. 63

 Portugal: en arquitectura, el gótico pervivió hasta bien entrado el siglo XVI en el llamado


estilo manuelino. A mediados de siglo se recibió la influencia de arquitectos italianos como
Serlio o Palladio, como se denota en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia en Évora (1536)
o en el claustro del convento de Cristo de Tomar (1554-1562), obras de Diogo de
Torralva.63 En este país trabajó el arquitecto italiano Filippo Terzi, autor de la iglesia de San
Vicente de Fora en Lisboa (1582).68

 Austria y Bohemia: unidos por el imperio de los Habsburgo, estos países contaron con la
labor patrocinadora del emperador Rodolfo II, un gran coleccionista que atesoró en su
corte de Praga una gran variedad de obras de arte y objetos de todo tipo (joyas, minerales,
relojes, autómatas, instrumentos científicos), ya que también era un gran amante de la
ciencia. Adquirió cuadros de artistas como Brueghel, Tiziano, Leone Leoni o Durero, y
acogió a artistas como Giuseppe Arcimboldo, un original pintor de retratos confeccionados
con elementos propios de los bodegones.69 En Bohemia se construyeron diversos palacios,
como el Comunal de Pilsen y el de Schwarzenberg en Praga; y castillos, como los de
Litomyšl, Černý y Kostelec.70

 Suiza: la influencia italiana se notó especialmente en el cantón de Ticino, como se


evidencia en las catedrales de San Lorenzo de Lugano (1514) y San Francisco de Locarno
(1528). En pintura destacó la obra de Niklaus Manuel, aún cercana al gótico tardío.71

 Hungría: este país contó con el gran mecenazgo del rey Matías Corvino, un gran amante
del arte italiano, quizá por influjo de su esposa, Beatriz de Nápoles.72 El monarca compró
numerosas obras de arte italianas, y contrató artistas y arquitectos italianos para reformar
y decorar sus palacios, como Benedetto da Maiano, Clemente Camicia y Giovanni Dalmata;
el miniaturista Attavante degli Attavanti fue autor del Breviario de Matías Corvino y del
Códice de Marciano Capella; el escultor Andrea Ferracci realizó el altar de la Anunciación
de la catedral de Esztergom.73

 Polonia: como en otros países, las novedades renacentistas llegaron de la mano de artistas
italianos llegados al país, como los arquitectos Franciscus Italus y Bartolomeo Berecci
(Palacio Real de Cracovia), Gian Maria Mosca (Palacio Episcopal de Cracovia) y Giovanni
Battista di Quadro (Palacio Municipal de Poznań); y los escultores Santi Gucci (capilla de
Segismundo de la catedral de Cracovia), Girolamo Canavesi (monumento de Gorka,
catedral de Poznań) y Domenico Veneziano (monumento sepulcral de Esteban I Báthory,
catedral de Cracovia). En cambio, en pintura trabajaron mayormente artistas alemanes,
como Hans Sues von Kulmbach, Louz von Kitzingen y Martin Koeber. También se
desarrolló notablemente la miniatura, en la que destacan el Códice de Baltasar Behem y el
Libro de preces de Segismundo I.74

 Rusia: durante esta época continuó la tradicional arquitectura rusa de influencia bizantina,
pero se recibió alguna influencia del Renacimiento italiano a través del arquitecto boloñés
Aristotele Fioravanti, que viajó en 1475 a Rusia invitado por Iván III, donde construyó la
catedral de la Dormición en el Kremlin de Moscú (1475-1479); otro arquitaliano, Aloisio
Nuovo, fue el encargado de construir la catedral del Arcángel Miguel también en el
Kremlin (1505-1508). La influencia italiana se denota igualmente en la catedral de San
Basilio de Moscú, obra de Póstnik Yákovlev (1555-1560).75

Arte colonial hispanoamericano

Artículo principal: Arte colonial hispanoamericano

Catedral de Puebla.

Las primeras muestras de arquitectura colonial en América tuvieron, al igual que en la


metrópoli, cierta pervivencia de rasgos góticos, si bien pronto empezaron a llegar las
nuevas corrientes que se producían en España, como el purismo y el plateresco (Catedral de
Santo Domingo). Al iniciarse la colonización, la arquitectura que se desarrolló
principalmente fue de signo religioso: por orden real, el primer edificio que se debía
construir en cualquier nueva ciudad debía ser una iglesia. Durante la primera mitad del
siglo XVI fueron las órdenes religiosas las encargadas de la edificación de numerosas
iglesias en México, preferentemente un tipo de iglesias fortificadas, en un conjunto
almenado con iglesia, convento, un atrio y una capilla abierta —llamadas «capillas de
indios»—, como el Convento de Tepeaca, el de Huejotzingo y el de San Gabriel en
Cholula.76 A mediados de siglo se empezaron a construir las primeras grandes catedrales,
como las de México, Puebla y Guadalajara. Se sigue por lo general la planta rectangular
con testero plano, tomando como modelos la Catedral de Sevilla, la de Jaén y la de
Valladolid. En Perú, en 1582 se inició la Catedral del Cuzco y, en 1592, la de Lima, ambas
obras del extremeño Francisco Becerra. En Argentina destaca la Catedral de Córdoba, obra
del jesuita Andrés Blanqui.77

Las primeras muestras de pintura colonial fueron las de escenas religiosas elaboradas por
maestros anónimos, realizadas con medios precolombinos, con tintas vegetales y minerales
y telas de trama áspera e irregular. Destacaron las imágenes de la Virgen con el Niño, con
una iconografía de raíces autóctonas donde, por ejemplo, se representaban los arcángeles
como arcabuceros contemporáneos. La producción artística hecha en Nueva España por
indígenas en el siglo XVI es denominada arte indocristiano. Adentrado el siglo XVI
surgieron los grandes frescos murales, de carácter popular. Desde mediados de siglo
empezaron a llegar, procedentes de Sevilla, maestros españoles (Alonso Vázquez, Alonso
López de Herrera), flamencos (Simon Pereyns) e italianos (Mateo Pérez de Alesio,
Angelino Medoro).78

En escultura, las primeras muestras fueron nuevamente en el terreno religioso, en tallas


exentas y retablos para iglesias, confeccionadas generalmente en madera recubierta con
yeso y decorada con encarnación —aplique directo del color— o estofado —sobre un
fondo de plata y oro—. A principios del siglo XVII nacieron las primeras escuelas locales,
como la quiteña, la cuzqueña y la chilota, destacando la labor patrocinadora de la orden
jesuita.

Artes gráficas y decorativas


Ilustración del Apocalipsis (1561), de Jean Duvet.

Las artes industriales tuvieron un gran auge debido al gusto por el lujo de las nuevas clases
adineradas: se desarrolló la ebanistería, sobre todo en Italia y Alemania, destacando la
técnica de la intarsia, embutidos de madera de varios tonos para producir efectos lineales o
de ciertas imágenes. La tapicería destacó en Flandes, con obras basadas en bocetos
desarrollados por pintores como Bernard van Orley. La cerámica se elaboró en Italia con
barnices vidriados, consiguiendo tonos brillantes de gran efecto. El vidrio se desarrolló
notablemente en Venecia (Murano), decorado a veces con hilos de oro o con filamentos de
vidrios de colores. La orfebrería fue cultivada por escultores como Lorenzo Ghiberti o
Benvenuto Cellini, con piezas de gran virtuosismo y elevada calidad, destacando
especialmente los esmaltes y camafeos.79

En esta época se desarrollaron notablemente las artes gráficas, especialmente gracias a la


invención de la imprenta, apareciendo o perfeccionándose la mayoría de las técnicas de
grabado: calcografía (aguafuerte, aguatinta, grabado al buril, grabado a media tinta o
grabado a punta seca), linograbado, xilografía, etc. En Italia se desarrolló el grabado en
metal, practicado especialmente por los orfebres florentinos durante los siglos XV y XVI,
mientras que en el Cinquecento se perfeccionó el aguafuerte gracias a la obra del
Parmigianino. En Alemania destacó la obra de Durero, especialista de la técnica del buril,
aunque también realizó xilografías. En Francia, el grabado fue practicado por la escuela de
Fontainebleau, en la que destacó Jean Duvet, famoso por su serie del Apocalipsis (1561).
En Flandes surgieron notables grabadores en la ciudad de Amberes, como los hermanos
Wierix, autores de estampas de excelente técnica y detallismo, aunque basadas en
composiciones ajenas; o Hieronymus Cock, que reprodujo numerosas obras de Brueghel.80

Jardinería

Artículo principal: Jardín italiano

Jardín del Château d'Ambleville, Francia.

En el Renacimiento la jardinería cobró una especial relevancia, en paralelo al impulso


otorgado a todas las artes en esta época, principalmente gracias al mecenazgo de nobles,
príncipes y altos cargos de la Iglesia. El jardín renacentista se inspiró en el romano, en
aspectos como la decoración escultórica o la presencia de templetes, ninfeos y estanques.
Los primeros ejemplos surgieron en Florencia y Roma, regiones con una orografía
accidentada y grandes desniveles de terreno, lo que originó el efectuar estudios previos de
índole arquitectónica para planificar la estructura del jardín, originando la arquitectura
paisajística. Un ejemplo de ello son los Jardines del Belvedere en Roma, proyectados por
Bramante en 1503, el cual resolvió los desniveles con un sistema de terrazas, a las que se
accede por amplias escalinatas y que están rodeadas de balaustradas, esquema que pasaría a
ser típico del jardín italiano, que se convertiría en el prototipo de jardín renacentista. Se
otorgó una especial importancia a la obra hidráulica, con estanques y fuentes de gran
complejidad, como los de la Villa de Este en Tivoli, diseñados por Bernini. Estos diseños
pasaron al resto de Europa, donde destacan por su magnificencia los jardines franceses,
como los de los castillos de Amboise, Chambord y Villandry. En Francia era costumbre
subdividir el jardín en diversas zonas especializadas (jardín geométrico, medicinal,
silvestre), así como la construcción de canales que permitían el paseo en barca. En esta
época comenzó la costumbre de recortar los setos, apareciendo los primeros jardines en
forma de laberinto. También hay que resaltar la llegada de nuevas especies gracias al
descubrimiento de América, lo que favoreció la apertura de jardines botánicos dedicados al
estudio y catalogación de las plantas.81

La teoría jardinística renacentista se nutrió especialmente de la concepción elaborada por


Leon Battista Alberti de la casa y el jardín como una unidad artística basada en formas
geométricas (De Re Aedificatoria, IX, 1443-1452), así como en el modelo expuesto por
Francesco Colonna en su Hypnerotomachia Poliphili (1499), que introducía el uso de
parterres y el empleo del arte topiario para dar formas caprichosas a los árboles, o el diseño
de las eras a partir de formas axiales, expuesto por Sebastiano Serlio en Tutte l'opere
d'architettura (1537).82

Literatura
Artículo principal: Literatura renacentista
Don Quijote (1605), de Miguel de Cervantes.

La literatura renacentista se desarrolló en torno al humanismo, la nueva teoría que


destacaba el papel primordial del ser humano sobre cualquier otra consideración,
especialmente la religiosa. En esta época el mundo de las letras recibió un gran impulso con
la invención de la imprenta por Gutenberg, hecho que propició el acceso a la literatura por
un público más mayoritario. Ello conllevó a una mayor preocupación por la ortografía y la
lingüística, surgiendo los primeros sistemas de gramática en lenguas vernáculas (como la
española de Elio Antonio de Nebrija) y apareciendo las primeras academias de lenguas
nacionales.83

La nueva literatura se inspiró como el arte en la tradición clásica grecolatina, aunque


también recibió una gran influencia de la filosofía neoplatónica desarrollada
contemporáneamente en Italia. Por otro lado, refleja el nuevo ideal de hombre renacentista,
que se ejemplifica en la figura del «cortesano» definida por Baldassare Castiglione: debía
de dominar las armas y las letras por igual, y tener «buena gracia» o naturalidad sin
artificio.84

En Italia, cuna del nuevo estilo, perduraban aún los ecos de tres grandes autores medievales
considerados a veces precursores del nuevo movimiento: Dante, Petrarca y Boccaccio.
Entre los literatos surgidos en esta era conviene destacar a: Angelo Poliziano, Matteo Maria
Boiardo, Ludovico Ariosto, Jacopo Sannazaro, Pietro Bembo, Baldassare Castiglione,
Torquato Tasso, Nicolás Maquiavelo y Pietro Aretino. Su influencia se denotó en Francia,
donde descollaron François Rabelais, Pierre de Ronsard, Michel de Montaigne y Joachim
du Bellay. En Alemania, la reforma protestante impuso una mayor austeridad y una
temática religiosa, cultivada por Ulrich von Hutten, Sebastian Brant y Hans Sachs. En
Inglaterra, cabe citar a Tomás Moro, Edmund Spenser, Michael Drayton, Henry Constable,
George Chapman, Henry Howard y Thomas Wyatt. En Portugal se halla la figura
predominante de Luís de Camões.84

En España comenzó una edad dorada de las letras, que se prolongaría hasta el siglo XVII: la
poesía, influida por la italiana del stil nuovo, contó con las figuras de Garcilaso de la Vega,
fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús; en prosa surgieron los
libros de caballería (Amadís de Gaula, 1508) y se inició el género de la picaresca con el
Lazarillo de Tormes (1554), mientras que despuntó la obra de Miguel de Cervantes, el gran
genio de las letras españolas, autor del inmortal Don Quijote (1605).

Teatro
El teatro renacentista también acusó el paso del teocentrismo al antropocentrismo, con
obras más naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal como son. Se
buscaba la recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de la figura humana en el
espacio, en las tres dimensiones, creando espacios de efectos ilusionísticos, en trompe-l'œil.
Surgió la reglamentación teatral basada en tres unidades (acción, espacio y tiempo),
basándose en la Poética de Aristóteles, teoría introducida por Lodovico Castelvetro. En
torno a 1520 surgió en el norte de Italia la Commedia dell'arte, con textos improvisados, en
dialecto, predominando la mímica e introduciendo personajes arquetípicos como Arlequín,
Colombina, Pulcinella (llamado en Francia Guignol), Pierrot, Pantalone, Pagliaccio, etc.
Como principales dramaturgos destacaron Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé
Torres Naharro, Lope de Rueda y Fernando de Rojas, con su gran obra La Celestina
(1499). En Inglaterra descolló el teatro isabelino, con autores como Christopher Marlowe,
Ben Jonson, Thomas Kyd y, especialmente, William Shakespeare, gran genio universal de
las letras (Romeo y Julieta, 1597; Hamlet, 1603; Otelo, 1603; Macbeth, 1606).85

Música
Artículo principal: Música del Renacimiento

Orfeo - Toccata

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Toccata, de La favola
d'Orfeo, una de las primeras
óperas (1607), compuesta
por Claudio Monteverdi.
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La música renacentista supuso la consagración de la polifonía, así como el afianzamiento


de la música instrumental, que iría evolucionando hacia la orquesta moderna. Apareció el
madrigal como género profano que aunaba texto y música, siendo la expresión
paradigmática de la música renacentista. En 1498 Ottaviano Petrucci ideó un sistema de
imprenta adaptado a la música, en pentagrama, con lo que se empezó a editar música. Las
primeras novedades se produjeron en Flandes, donde se desarrolló la llamada polifonía «a
la flamenca», cultivada por Guillaume Dufay, Johannes Ockeghem y Josquin des Prés.
También cultivaron el madrigal Orlandus Lassus, Luca Marenzio, Carlo Gesualdo, Claudio
Monteverdi, Cristóbal de Morales y Tomás Luis de Victoria, mientras que en polifonía
religiosa destacó Giovanni Pierluigi da Palestrina. En música instrumental descolló
Giovanni Gabrieli, quien experimentó con diversos timbres de instrumentos de viento y con
efectos de sonido cruzado y de relieve.86

En los países protestantes la música cobró gran relevancia, ya que el propio Lutero defendía
la importancia de la música en la liturgia religiosa. Aquí se cultivó especialmente el coral,
un género musical a capella o con acompañamiento instrumental, generalmente a cuatro
voces mixtas. Algunos de los compositores que lo cultivaron fueron Johann Walther y
Valentin Bapst.87

A finales del siglo XVI nació la ópera, iniciativa de un círculo de eruditos (la Camerata
Fiorentina) que, al descubrir que el teatro griego antiguo era cantado, tuvieron la idea de
musicalizar textos dramáticos. La primera ópera fue Dafne (1594), de Jacopo Peri, a la que
siguió Euridice (1600), del mismo autor; en 1602 Giulio Caccini escribió otra Euridice; y,
en 1607, Claudio Monteverdi compuso La favola d'Orfeo, donde añadió una introducción
musical que denominó sinfonía, y dividió las estructuras cantadas en arias.88

Danza
Artículo principal: Danza renacentista

La danza renacentista tuvo una gran revitalización, debida de nuevo al papel preponderante
del ser humano sobre la religión, de tal manera que muchos autores consideran esta época
el nacimiento de la danza moderna. Se desarrolló sobre todo en Francia –donde fue llamado
ballet-comique–, en forma de historias bailadas, sobre textos mitológicos clásicos, siendo
impulsado principalmente por la reina Catalina de Médicis. Se suele considerar que el
primer ballet fue el Ballet comique de la Reine Louise (1581), de Balthazar de Beaujoyeulx.
Las principales modalidades de la época eran la gallarda, la pavana y el tourdion. En esta
época surgieron los primeros tratados sobre danza: Domenico da Piacenza escribió De arte
saltandi et choreas ducendi, siendo considerado el primer coreógrafo de la historia; Thoinot
Arbeau hizo una recopilación de danzas populares francesas (Orchesographie, 1588).89

Filosofía
Artículo principal: Filosofía renacentista

Tiziano: Amor sacro y amor profano (Galería Borghese, Roma, 1514). Esta obra representa la
contraposición entre el amor humano (Venus Vulgaris) y el amor divino (Venus Caelestis), un
reflejo de la teoría neoplatónica de la época sobre que la belleza terrenal es un reflejo de la belleza
celestial, propugnada por Marsilio Ficino y la Academia Platónica Florentina.

La filosofía renacentista estuvo marcada en su origen por el declive de la teología, en un


mundo abocado a la modernidad que, sin renunciar aún a la religión, la circunscribe al
ámbito espiritual y personal del individuo. La nueva forma de afrontar los problemas del
ser humano será el racionalismo, el uso de la razón aplicada a la sociedad y a la
naturaleza.90 Aun así, la religión siguió presente en buena medida durante esta época,
aunque derivó de la teología escolástica hacia el misticismo, hacia una relación con Dios
basada más en el sentimiento que no en el conocimiento, así como en la acción, la obra de
acercamiento a Dios, como se percibe en la obra de Jan van Ruysbroek, Dionisio Cartujano
y Tomás de Kempis.91

La nueva corriente de estos tiempos será el humanismo, más interesado en el hombre y la


naturaleza que en las cuestiones divinas y espirituales. El naturalismo impregna todos los
ámbitos del saber, y así se habla no solo de la ciencia natural, sino también del derecho
natural, la moral natural e, incluso, la religión natural, una religión que abandona todo lo
sobrenatural (revelación, dogma) para ser fiel reflejo de la posición del ser humano en el
mundo.92 El humanismo se fundamenta, como el arte, en la oposición a la cultura medieval
y el retorno a la antigüedad clásica; sin embargo, buena parte de la filosofía renacentista
evoluciona de la medieval en una línea continua que llega hasta Descartes, no en vano la
escolástica medieval estaba fundamentada en la filosofía griega platónica y aristotélica.93
Aun así, numerosos humanistas despreciaron el aristotelismo escolástico por ser
excesivamente teologizado, y abordaron a Platón desde la obra de sus seguidores
posteriores, el llamado neoplatonismo, especialmente desde el terreno de la filosofía estoica
que, como la renacentista, incidía más especialmente en el ser humano como medida de
todas las cosas. Sin embargo, muchos de estos autores abordaron el tema desde una postura
superficial y poco rigurosa, sin profundizar en los aspectos ontológicos y metafísicos de los
clásicos griegos, sin analizar la nueva situación intelectual del ser humano alejado de Dios,
cuestión que no llegará hasta el cartesianismo.94

El pensamiento humanístico nació en Italia, especialmente en torno a la Academia


Platónica Florentina patrocinada por Cosme de Médici, que aglutinó a pensadores como
Marsilio Ficino, Giovanni Pico della Mirandola, Cristoforo Landino, Angelo Poliziano o
Benedetto Varchi. Otros se encaminaron más hacia la política, como Nicolás Maquiavelo,
forjador del autotitarismo monárquico como seña de identidad de las nuevas naciones-
estado surgidas en esta época; o hacia el naturalismo, como Leonardo Da Vinci y
Bernardino Telesio.95 En Francia, el humanismo tuvo un componente más escéptico,
representado por Michel de Montaigne o Pierre Charron, mientras que algunas figuras se
adhirieron a la reforma protestante, como Pierre de la Ramée o Henri Estienne.96 En
Inglaterra destacó la figura de Tomás Moro, canciller de Enrique VIII, quien lo decapitó
por oponerse a la reforma anglicana; fue autor de Utopía, un esbozo de estado ideal de
reminiscencias platónicas.97 Pero el más afamado humanista surgió en Holanda: Erasmo de
Róterdam, que escribió en latín, con un estilo vivo y elegante, fiel al dogma católico, pero
de mentalidad abierta y comprensiva, reflejo de un espíritu de concordia; fue autor del
Elogio de la locura (1511).97

En Alemania no recaló tanto el humanismo de carácter marcadamente literario como en


otros países europeos, y la filosofía se encaminó más a la mística especulativa, heredera del
Maestro Eckhart; otras figuras mezclaron esta tendencia con elementos de las ciencias
naturales o aun de la alquimia y la astrología, como Agrippa von Nettesheim o Paracelso.
Por otro lado, la Reforma protestante contó con figuras como Martín Lutero, Zwinglio,
Philipp Melanchthon, Sebastian Franck y Jakob Böhme.98

En España el pensamiento filosófico no rompió del todo con el pasado medieval, y mostró
un especial interés por la lingüística, tanto clásica como vernácula (Antonio de Nebrija,
Benito Arias Montano). La corriente escéptica estuvo representada por Francisco Sánchez,
mientras que el humanismo antiescolástico —pero heredero de la tradición católica— contó
con la figura de Juan Luis Vives, preocupado especialmente por la moral y la educación.
Por otro lado, una reacción escolástica estuvo originada por la Contrarreforma tridentina
que revivió el misticismo y contó con figuras como santa Teresa de Jesús y san Juan de la
Cruz.99

Por otro lado, además del humanismo hay otras corrientes de pensamiento que a través de
diversas vías, aparentemente dispares, convergerán en la filosofía cartesiana y en los
fundamentos de la filosofía moderna: una es heredera del pensamiento medieval,
representada por Nicolás de Cusa o por la escolástica española; otra está más preocupada
por la naturaleza y dará origen a la ciencia física moderna.100 Nicolás de Cusa, cardenal y
obispo de Bresanona, intentó conciliar la doctrina católica con la teoría platónica, a través
de una noción de Dios infinito y trascendente en el que se aglutinan la verdad y la realidad
(De docta ignorantia, 1440).101 La escolástica española estuvo muy ligada a la
Contrarreforma, y se asoció especialmente con la orden de los jesuitas; de influencia
tomista, estuvo representada por Francisco de Vitoria, Alfonso Salmerón, Luis de Molina y,
especialmente, Francisco Suárez.102 El estudio de la naturaleza dio en el terreno filosófico la
relevante figura de Giordano Bruno, autor de una doctrina panteísta por la que fue quemado
por hereje, y defensor de la razón y la experiencia como única vía para conocer el mundo.103
También influyeron en la filosofía las nuevas teorías científicas de Nicolás Copérnico,
Johannes Kepler y Galileo Galilei.104

Ciencia
Artículo principal: Historia de la ciencia en el Renacimiento
El sistema copernicano (De revolutionibus orbium coelestium).

Durante el Renacimiento la ciencia cobró un gran auge, ligada a la nueva visión


antropocéntrica del humanismo, y favorecida por la invención de la imprenta y por los
viajes y descubrimientos geográficos ocurridos en esta era.105 Las ciencias naturales,
fundamentadas en la metafísica nominalista, se diferenciaron de los estudios anteriores —
de raíz aristotélica— en dos factores esenciales: la idea de la naturaleza y el método
físico.106 La primera evoluciona desde la física ontológica aristotélica hacia un discurrir
simbólico fundamentado en las matemáticas, pasando de analizar el «ser de las cosas» a
interpretar «variaciones de fenómenos»; por tanto, se renuncia a conocer las causas a
cambio de medir los fenómenos, sentando las bases de la ciencia positiva.107 El método
físico, por otro lado, se fundamenta en el empirismo, basado en el «análisis de la
naturaleza», el cual parte de una hipótesis de origen matemático para llegar a una
comprobación a posteriori de esa premisa apriorística.108 Uno de los principales teóricos de
la nueva ciencia fue el filósofo inglés Francis Bacon, padre del empirismo filosófico y
científico; su principal obra, Novum organum, presenta la ciencia como técnica,
experimental e inductiva, capaz de dar al ser humano el dominio sobre la naturaleza.109

Una de las disciplinas científicas que más se desarrolló en esta época fue la astronomía,
gracias especialmente a la figura de Nicolás Copérnico: este científico polaco fue el difusor
de la teoría heliocéntrica —los planetas giran alrededor del Sol— frente a la geocéntrica
admitida en la Edad Media —la Tierra es el centro del universo—. Expuso esta teoría,
basada en la de Aristarco de Samos, en su obra De revolutionibus orbium coelestium
(1543).110 Este sistema fue posteriormente desarrollado por Johannes Kepler, quien
describió el movimiento de los planetas conforme a órbitas elípticas (Astronomia nova,
1609).111 Por último, Galileo Galilei sistematizó estos conocimientos y formuló los
principios modernos del conocimiento científico, por lo que fue procesado por la
Inquisición y obligado a retractarse; sin embargo, está considerado por ello el fundador de
la física moderna.112 Otro astrónomo destacado de este período fue Tycho Brahe, creador
del observatorio de Uraniborg, desde el que realizó numerosas observaciones astronómicas
que sirvieron de base a los cálculos de Kepler.113 También cabe remarcar que en 1582 el
papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano, que sustituyó al anterior calendario
juliano.114
Ilustración de De humani corporis fabrica, de Andrés Vesalio (1543).

Las matemáticas también avanzaron notablemente en esta época: Christoph Rudolff


desarrolló la utilización de las fracciones decimales; Regiomontano estudió la trigonometría
esférica y rectilínea en De triangulis omnimodis (1533); los italianos Gerolamo Cardano y
Lodovico Ferrari resolvieron las ecuaciones de tercer y cuarto grado, respectivamente; otro
italiano, Tartaglia, utilizó el triángulo aritmético para calcular los coeficientes de un
binomio (Tratado general de números y medidas, 1556); Rafael Bombelli estudió los
números imaginarios (Álgebra, parte mayor de la aritmètica, 1572); François Viète efectuó
importantes avances en trigonometría (Canon mathematicus, 1579), y creó el simbolismo
algebraico (Isagoge in artem analyticam, 1591); Simon Stevin estudió las primeras tablas
de intereses, resolvió el problema de la composición de fuerzas y sistematizó las fracciones
decimales.115

En ciencias naturales y medicina también hubo importantes avances: en 1543 Andrés


Vesalio publicó De humani corporis fabrica, un compendio de anatomía con profusas
ilustraciones considerado uno de los más influyentes libros científicos de todos los tiempos;
Bartolomeo Eustachio descubrió las cápsulas suprarrenales; Ambroise Paré inició la cirugía
moderna; Conrad von Gesner inauguró la zoología moderna con una primera clasificación
de animales por géneros y familias; Miguel Servet describió la circulación pulmonar, y
William Harvey la de la sangre; Gabriele Falloppio estudió la estructura interna del oído;
Ulisse Aldrovandi creó el primer jardín botánico en Bolonia; Bernard Palissy fundamentó
la paleogeografía; Caspar Bauhin introdujo un primer método de clasificación de las
plantas; y Zacharias Janssen inventó el microscopio en 1590.116

También avanzó notablemente la geografía y la cartografía, gracias a los numerosos


descubrimientos realizados en esta época. Cabe destacar la labor del flamenco Gerardus
Mercator, autor del primer mapa del mundo (1538) y descubridor de un método de
posicionamiento geográfico sobre un mapa del rumbo dado por una aguja imantada.117

En el terreno de la química, relacionada todavía con la alquimia medieval, hubo escasos


avances: Georgius Agricola fundó la mineralogía moderna, clasificando los minerales
según sus caracteres externos (De Re Metallica, 1556); Paracelso aplicó la alquimia a la
medicina, estudiando las propiedades de los minerales como fármacos, en el transcurso de
cuyas investigaciones descubrió el cinc; Andreas Libavius escribió el primer tratado sobre
química con una mínima base científica (Alchimia, 1597), e introdujo diversos preparados
químicos, como el ácido clorhídrico, el tetracloruro de estaño y el sulfato amónico, así
como la preparación del agua regia.118

Por último, conviene citar la figura polifacética de Leonardo da Vinci, ejemplo del hombre
renacentista interesado en todas las materias tanto artísticas como científicas (homo
universalis). En el terreno de la ciencia, realizó varios proyectos como máquinas voladoras,
concentradores de energía solar o calculadoras, que no pasaron de meros proyectos
teóricos. También realizó trabajos de ingeniería, hidráulica y mecánica, y estudios de
anatomía, óptica, botánica, geología, paleontología y otras disciplinas.119

Vida y costumbres

Diseños de moda de los siglos XV y XVI.

Con el Renacimiento y su cultura más humanista e individualista, así como el despegue


económico y su consecuente grado de ostentación social, y unido a los avances
tecnológicos, se desarrollaron notablemente todos los aspectos relacionados con el aspecto
individual y el cuidado personal, como la peluquería y la moda. La peluquería sufrió una
profunda transformación y un gran auge en cuanto a establecimientos y productos
dedicados al cuidado del cabello. Se puso de moda la depilación de las cejas, así como de la
frente, a veces hasta medio cráneo. Aumentó el gusto por el teñido, siendo el rubio el color
preferido. Por lo general, los peinados incluían un tocado, con cinco tipos principales: las
tocas, las cofias o albanegas, los bonetes, los rollos y los sombreros. Desde el siglo XVI los
peinados, especialmente los femeninos, fueron ganando en complejidad, con sofisticadas
estructuras de rizos, encajes, cintas y muselinas.120

En el Renacimiento surgió el concepto de moda tal como lo entendemos hoy día: se


introdujeron nuevos géneros y la costura adquirió un alto grado de profesionalización. En la
Italia renacentista aparecieron los trajes más ricos y espectaculares de la historia, de vivos
colores y formas imaginativas y originales, que otorgaban gran relevancia a las mangas, a
los pliegues y a las caídas de tela de forma vertical, con finos bordados y rica pasamanería.
En el siglo XVI el calzón corto era a modo de bombacho, y continuó usándose el jubón
medieval, junto a capas de diverso tipo y adornos como la gorguera, una tela de encajes
fruncidos que cubría el cuello. En el atuendo femenino apareció el corsé, que ceñía la
cintura, sobre una falda en forma de campana llamada crinolina, hecha de tela y crin de
caballo, y reforzada con aros metálicos.121

También cobró una especial relevancia la gastronomía, que llegó a altas cotas de
refinamiento y sofisticación. Destacó la cocina veneciana, que gracias a su comercio con
Oriente favoreció la importación de todo tipo de especias: pimienta, mostaza, azafrán, nuez
moscada, clavo, canela, etc. Un factor determinante para una nueva gastronomía fue el
descubrimiento de América, de donde llegaron nuevos alimentos como el maíz, la patata, el
tomate, el cacao, los frijoles, el cacahuete, el pimiento, la vainilla, la piña, el aguacate, el
mango o el tabaco.122
Renacimiento
Inicio » Edad Moderna » Renacimiento

Renacimiento, se llama al gran fenómeno artístico social y político que tuvo lugar durante
los siglos XV y XVI y que consistió en una transformación cultural abandonando las
normas de la edad media y adoptando una nueva concepción de la vida.
Este fenómeno tiene el nombre de Renacimiento, porque hubo la creencia de que la
humanidad durante la Edad Media vivió una época de atraso. Las culturas griegas y romana
han sido las mas avanzadas, se decía, y por consiguiente hay que hacerlas revivir, hay que
hacerlas renacer. Por lo tanto en los siglos XV y XVI predominó el espíritu greco-latino.

Causas del Renacimiento


Entre los principales causas del renacimiento, se encuentran los siguientes:

1. Las nuevas relaciones comerciales y culturales de Europa con el Oriente, a raíz de las
cruzadas; y con Occidente, a raíz de los descubrimientos.
2. La huida de muchos artistas griegos hacia Europa, después de la Toma de Constantinopla
por los turcos.
3. La invención de la imprenta, que propagó la cultura.
4. La protección brindada a los artistas y escritores por algunos acaudalados señores.

Precursores
El Renacimiento comenzó propiamente, al finalizar la Edad Media y los artistas y escritores
que se anticiparon a este gran movimiento fueron los llamados Precursores
Los más notables precursores del renacimiento en Italia fueron cuatro: Dante Alighieri,
Francisco Petrarca, Juan Bocaccio y Juan Giotto.

Dante Alighieri (1265-1322)


Dante Alighieri

Fue uno de los escritores más famosos del renacimiento en la literatura de todos los
tiempos.

Su obra maestra La Comedia, que la posteridad llama con justicia “La Divina Comedia“,
es un extenso poema fantástico, dividido en tres partes: El infierno (34 cantos), El
Purgatorio (33 cantos), y El Paraíso (33 cantos).

Esta obra se hizo famosa, porque:

1. Contribuyó a la perfección de la lengua italiana actual.


2. Satirizó las costumbres y personajes del siglo III, pues muchos grandes grandes señores
figuran en el primer canto ocupando las celdas del infierno.
3. Demostró la insuperable fantasía de su autor, ya que todos sus cantos son de un realismo
tan desgarrador que más parecen vividos que soñados.

Francisco Petrarca (1304-1374)

El poeta que fue coronado de laurel en el Capitolio de Roma, escribió numerosas poesías
inspiradas por una dama llamada Laura de Noves. Se le considera el creador del soneto,
bella forma de poesía que aún subsiste y consta de 14 versos divididos en 2 cuartetos y 2
tercetos.
Escribió también una obra de carácter épico titulada Canto al África.

Francisco Petrarca

Juan Bocaccio (1313-1375)

Fue un brillante escritor florentino del renacimiento cuyo estilo ligero y alegre ha quedado
como modelo de naturalidad y sana critica burlesca. Su obra El Decameron, es una
colección de cuentos divertidos, escritos a raíz de unas vacaciones en un lugar cercano a
Florencia, hacia donde huyeron unas damas y unos caballeros para librarse de la peste que
azotaba a la ciudad.
Pintura alusiva al cuento El Decameron de Bocaccio.

Juan Giotto (1266-1336)

Fue el pintor más notable del renacimiento de fines de la Edad Media. La naturalidad de sus
figuras y la esplendidez de su colorido, hacen que se le considere un verdadero maestro de
la pintura. Sus frescos en la Basílica de Asís y sus frescos en la iglesia de Padua sobre la
Vida de la Virgen, han inmortalizado su nombre.
Pintura de Giotto en la Basilica San Francisco de Asis

El Humanismo
La filosofía del Renacimiento fue el Humanismo, gran movimiento renovador que
conmovió a toda Europa. Decían los escritores del siglo XVI que el Arte y la Ciencia
durante la Edad Media, habían tomado un carácter poco humano, artificioso y antiviral. La
filosofía se había vuelto escolástica, es decir, sujeta a reglas de raciocinio invariables y
rígidas. El Arte había perdido toda la gracia que tuvo en los días de Grecia y Roma, para
adquirir una Tendencia Mística, con el exclusivo objeto de hacer catedrales y figuras de
santos. La ciencia se había estancado en los laboratorios de los alquimistas y los doctores
de la iglesia negaban toda verdad que se opusiera al dogma católico. Por consiguiente había
que Humanizar la cultura:

1. Libertando a la filosofía de la tendencia Escolástica, para que el espíritu pudiera seguir


todos los caminos de la especulación.
2. Libertando el Arte del Misticismo, para hacerlo más realista.
3. Devolviendo a la ciencia toda su libertad, para que pudiera investigar todo fenómeno,
aunque fuera contrario a las creencias religiosas.

Esto fue el Humanismo y los escritores que lo difundieron se llamaron


humanistas. Destacaron entre todos los humanistas Erasmo de Rotardam (1467-1563)

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