Edad Media Renacimiento
Edad Media Renacimiento
Edad Media Renacimiento
siglo V hasta el siglo XV. Diez siglos de historia que comienza con la caída de Imperio
Romano de Occidente, en el año 476 d.C. y que se da por finalizado a finales del siglo
XV, en 1492, con el descubrimiento del Continente Americano.
Otros historiadores los finalizan en el año 1453, haciéndolo coincidir con la Caída del
Imperio Bizantino, una fecha muy fácil de recordar ya que coincide con uno de los
inventos que revolucionarían el mundo entero, la invención de la Imprenta, sin meternos a
batallear ya que también coincide con el fin de la Guerra de los Cien Años.
Cuando hablamos de Edad Media, nos debemos referir única y exclusivamente a todos los
hechos y sucesos acaecidos en Europa, el motivo es muy sencillo, las características que
llevan a llamar a un período de 1000 años con tal nombre, responde a unas características
que sólo se dieron en Europa. La separación entre el Imperio de Oriente y de Occidente
en época romana, significó también una separación de culturas y un hermetismos cada
emperador, hacia su imperio.
Pronto el Islam terminó de separar a las distintas creencias, los persas, los otomanos, etc.
Las invasiones extranjeras, del norte que sufrió la Europa Occidental, hicieron que fueran
mucho más reservados con sus fronteras. Por otro lado, en oriente, el proceso fue
totalmente distinto, ellos nunca vivieron la Edad Media, como nosotros la vivimos o
entendemos.
Japón sufrió también una política basada en el feudalismo, como ocurrió en Europa pero se
produjo aproximadamente en el año 1.000 hasta el 1.800. Por lo tanto tampoco es
equiparable en un espacio temporal.
Pero una cosa es cierta, la Edad Media fue un período de la historia europea que dejó
profundas huellas en el continente. Marcada por importantes acontecimientos históricos,
el inicio y el final de este período estuvo marcado por grandes cambios culturales, políticos,
religiosos, sociales y económicos, convirtiéndose en uno de los períodos más fascinantes de
la historia.
El paso de la edad antigua a la conocida como edad media, no fue algo inmediato sino que
, evidentemente, se desarrolló de modo gradual ya que hubo una transición en diversos
ámbitos:
El Renacimiento,
El descubrimiento de América,
la incorporación de la Imprenta,
la Reforma Protestante de Lutero.
Resumiendo, según la periodización tradicional la Edad Media va del año 476 (fin de la
Edad Antigua) y el año 1453 (comienzo de la Edad Moderna). Desde una perspectiva un
poco más abierta, se considera que la etapa Medieval abarca aproximadamente los años 500
a 1500 d.C.
Comienza a fines del siglo V y llega hasta fin del siglo VIII. Se caracterizó por la
fusión de las culturas germánicas y la latina (heredera del Imperio Romano ya
desaparecido). Desde el punta de vista político se ve la desintegración del Imperio
Romano de Occidente, y la formación de los llamados Reinos Romano
Germánicos. En este período se desarrolló también el Imperio Carolingio. En la
economía se ve la transición desde el modo de producción esclavista
característico de Roma al Sistema Feudal que será característico de la siguiente
etapa.
Abarca los siglos IX a XI. Se trata del momento de auge del feudalismo o modo de
producción feudal, con una producción basada en una mano de obra servil y
centrada en los Señoríos. Políticamente es un momento de descentralización del
poder, en el que los Reyes son poco más que pares de los Grandes Señores y tienen
muy poco poder efectivo.
Comienza a inicios del siglo XII y llega hasta mediados del siglo XV. Es un
momento de reapertura, donde lentamente vuelven a ganar importancias las
ciudades y las actividades comerciales, surgiendo un nuevo grupo social: la
burguesía. Es el momento en que empiezan a desarrollarse las primeras
transformaciones que luego llevarán en la edad Moderna al surgimiento del sistema
capitalista.
Por su parte, el estilo gótico, que se extendió entre los siglos XIII y XV, es un arte
eminentemente urbano vinculado a la construcción de magníficas catedrales de grandes
vidrieras, altos muros y pilares y enormes naves y girolas que querían presentar la
magnificencia del poder de Dios que se extendía hacia el cielo, estilo que dará ya paso al
renacentista, donde el hombre se convertirá en el centro del universo y la cultura.
Respecto a la filosofía, durante la edad Media será una ciencia íntimamente relacionada con
la religión, hasta el punto que difícilmente se puede separar del ámbito de la teología.
Entre los temas más tratados en el ámbito de la filosofía se encontraban la relación entre la
fe y la razón, la libertad del hombre frente al plan divino, la naturaleza y a interpretar desde
este nuevo prisma religioso las enseñanzas de grandes filósofos precristianos como Platón y
Aristóteles.
Entre los filósofos más destacados de este periodo se encuentran San Agustín de Hipona,
Ramón Llul, Guillermo de Ockham y, sobre todo, Santo Tomás de Aquino, cuyos
escritos sobre la relación entre la fe y la razón siguieron activas durante los siglos
posteriores
Por último, las obras literarias son enormemente extensas y, durante esta época, se
trataron una enorme cantidad de temas diferentes. Generalmente, se suele dividir en dos
bloques, la literatura religiosa y la profana, aunque esta continúa siendo una división muy
simplista.
En una sociedad donde la religión era un aspecto vital de la existencia humana, las obras
literarias tuvieron un gran protagonismo, destacando las obras hagiográficas, los poemas
religiosos como los famosos poemas dedicados a la Virgen María por Gonzalo de Berceo,
considerados como uno de los primeros testimonios conservados del uso escrito del
castellano o compilaciones narrativas como la popular Leyenda Dorada.
Pero también hubo una gran cantidad de textos vinculados a temas profanos, como los
famosos poemas épicos o cantares de gesta, que cantaban las aventuras de héroes como el
Cid, el rey Arturo o Beowulf, los poemas vinculados al amor cortés y obras narrativas más
extensas con un importante contexto sociológico y filosófico como son la famosa Ciudad
de las Damas, de Christine de Pizán, los célebres Cuentos de Canterbury, de Chaucer o, ya
en los albores del Renacimiento, la Divina Comedia, de Dante o El Decamerón de
Boccaccio.
La vida en las ciudades fueron deteriorándose, con una falta casi total de administración, las
ciudades ya no dan de comer y la población vuelve al mundo rural, en busca de
oportunidades para vivir. Las ciudades que antes gozaban de todo tipo de lujos,
empiezan a dejar de ofrecer estos servicios, la ciudad comienza a deteriorarse.
Ante la debilidad del imperio y la dificultad de mantener sus fronteras seguras, las
invasiones bárbaras comienzan a ocupar el gran territorio del Imperio. Por otro lado la
cristianización en Hispania se había inciado muy tempranamente en algunas zonas, a
partir del siglo IV, el cristianismo sería la religión generalizada.
Pero a mediados del siglo V, Roma no pudo contener más invasiones del norte y poco a
poco tribus como los suevos, vándalos y alanos, cruzaron su frontera natural, el Rin y se
dirigieron hacia las Galias, Máximo líder militar romano, pactó con estos pueblos
incorporándolos a su ejército y así fue como llegaron a cruzar los Pirineos. Pronto estos
nuevos soldados dejaron de percibir sus salarios y decidieron cobrárselos a través de actos
de pillaje.
De todos los pueblos germánicos fueron los visigodos los que finalmente se instalaron en la
Península Ibérica, los suevos que había entrado de la mano de Máximo fueron los únicos
que resistieron las ofensivas visigodas, retirándose a la zona más noroccidental donde
formaría el reino suevo de Braga. Mientras que los vándalos consiguieron cruzar el
estrecho y así cruzar para seguir sus incursiones en África.
La zona que abarca desde Cádiz hasta Alicante, además de Baleares y la parte norte de
África, bajo el dominio del Imperio Bizantino de Justiniano.
Corona de Recesvinto
La capital se fijó hacia el año 567 en Toledo, el reino visigodo de Toledo como pasó a
llamarse, introdujo cambios según fueron fortaleciéndose en su reino. Reformas
monetrarias y distintas campañas militares contra suevos y bizantinos fueron las que
marcaron reinados como el de Leovigildo. Recaredo fue el siguiente rey visigodo y el
primero en convertirse al catolicismo y con el se convirtió todo el reino visigodo.
Así se fueron sucediendo entre disputas, riñas e intrigas, se sucedieron los reyes visigodos,
Suintila expulsa a los bizantinos en el año 620, Recesvinto emprende reformas
legislativas en el 650.
Pronto todo este panorama cambiaría con la aparición de tribus procedentes de África y que
llegarían Al Andalus para quedarse durante muchos siglos.
No había leyes por así decirlo lógicas. Se decía que la ley o funcionaba muy bien o
funcionaba muy mal y como en la Edad Media se juzgaban, se juzgaban hasta a los
animales, hasta el punto de que se les acusaba de robo y de asesinato. Puede que no
terminara de ser lógico, porque la pobre criatura tendría que cargar con una culpa y sufrir
las consecuencias, por no saber hablar, pero hacían las cosas así.
Pero el deporte rey, que sólo las altas clases sociales disfrutaban eran las luchas de justas y
torneos. Unos torneos en los que se trataba de insertar unas anillas en una lanza mientras se
cabalgaba a todo galope, pasar por sinuosos recorridos donde tarugos de madera,
empujaban al participante inevitablemente a la caída. Recreaciones hemos visto muchas en
las películas, pero en algunos lugares de nuestra geografía se siguen celebrando, por
ejemplo en Menorca.
Sin duda, en la Edad Media, ocurrieron cosas maravillosas que se quieren mostrar a todo el
mundo, pero también curiosidades de las que nadie sospechaba, que llegan a sorprender a
más de uno. Seguro, que se irán descubriendo muchas más curiosidades.
En cuanto a Cristobal Colón, fue el personaje más destacado dentro de una era de
exploraciones que llevaron al descubrimiento de América, expandiendo las raíces
europeas en el nuevo continente y marcando el fin de la Edad Media.
Renacimiento (arte). Movimiento cultural que surge en Europa el siglo XIV y que se
muestra como característica esencial su admiración por la antigüedad grecorromana. Este
entusiasmo, que considera las culturas clásicas como la realización suprema de un ideal de
perfección, se propone la limitación en todos los ordenes, lo que explica el calificativo de
Renacimiento, pues en verdad, se trataba de un renacer, de un volver a dar vida a los ideales
que habían inspirado aquellos pueblos.
Contenido
1 Historia
2 Características
3 Significado del período
o 3.1 Principales exponentes artísticos
3.1.1 Leonardo Da Vinci
3.1.2 Miguel Ángel Bounarotti
4 Véase además
5 Fuentes
Historia
No fue una simple exhumación de las artes antiguas. El interés por el arte grecorromano fue
una consecuencia. En principio, se aspiro a una renovación en todas las parcelas de la
cultura humana, filosofía, ética, moral, ciencia, entre otras, encaminada a la hechura de un
hombre que fuera comprendido y resumen de todas las perfecciones físicas e intelectuales.
El hombre integral, el genio múltiple, en el que se concilian todas las ramas del saber en
una actitud fecunda, fue la gran creación del Renacimiento que cristalizo en figuras que
mantienen viva la admiración a través de los tiempos, como Leonardo da Vinci, Miguel
Ángel y Rafael.
Características
Esta época se caracteriza, en otro sentido, por una ampliación de los horizontes históricos y
geográficos. Renacimiento quiere decir ante todo, resurrección de las antiguas
civilizaciones de Grecia y de Roma. La lengua griega hacía tiempo que era enseñada en
Italia y parecía como si la curiosidad y el espíritu de libre investigación que había
caracterizado a la cultura ateniense resurgieran con el estudio del idioma.
La época del Renacimiento reveló de nuevo el valor estético autónomo de los objetos del
mundo sensorial. La afirmación de la dignidad del individuo y de las posibilidades
ilimitadas de su desenvolvimiento universal fue el principio central de una cosmovisión
nueva. Todo ello estimuló el poderoso florecimiento de las artes y brindó nuevas
posibilidades para la educación estética y artística. En los titanes universalmente
desarrollados del renacimiento encontramos una combinación orgánica de la actividad
artística y científica de la teoría y la práctica, de la palabra el hecho.
Este período adoptó una visión nueva del mundo, que trajo consigo derivaciones y
resultados fecundos en el siglo XVI. Emerge una cultura y una visión del mundo centrada
en el hombre. Esta se orienta hacia los valores de la naturaleza y, así, indirectamente se
fomenta el espíritu aventurero que había de fructífero en los descubrimientos.
Leonardo Da Vinci
Para algunos pocos, su verdadero legado va más allá. Lo más importante de su herencia
puede que haya estado protegido por un sistema de apertura retardada, que ahora mismo
está a punto de activarse y develarnos su contenido. Justo en estos momentos de cambio
global y de profunda transformación, es cuando se hace necesario ampliar las fronteras
mentales para internarnos en otras dimensiones de la realidad. Algo en lo que Leonardo, sin
duda, también fue un maestro.
Miguel Angel,llegó a Roma en 1496, puso manos a la obra fruto de esta época es el David,
este joven de mármol es el mejor himno de admiración a la belleza del ser humano. Por ese
mismo tiempo, dio forma a La Piedad, escultura que representa a la virgen con el cuerpo de
Jesús en sus brazos.
La educación empieza a cobrar una importancia primordial y, como las normas medievales
no funcionan, se acude a los clásicos de la Antigüedad, quienes actúan como modelos y
estímulo. La recopilación de los códices antiguos, el análisis y asimilación del espíritu que
animaba a griegos y romanos constituye el movimiento denominado Humanismo.
Para muchos autores empieza en 1453 con la conquista turca de Constantinopla. Según
otros es un nuevo periodo que surge desde el descubrimiento de la imprenta, e incluso se
considera que no se produce hasta que Copérnico descubre el sistema heliocéntrico; pero la
fecha tope considerada como su inicio es 1492, cuando ocurre el descubrimiento de
América .
El Renacimiento es, ante todo, un espíritu que transforma no sólo las artes, sino también las
ciencias, las letras y formas de pensamiento. En su conjunto, como ya dijimos, se ha visto
una clara reacción al espíritu teológico de la Edad Media; sin embargo, la ruptura no se
produce de manera violenta.
Durante buena parte del siglo XV se mantienen las formas del arte medieval, iniciándose
una convivencia entre los clasicismos, que poco a poco van a ir imponiéndose a los
elementos góticos en autores como Brunelleschi o Fra Angelico que ensayan movimientos
que posteriormente se van a desarrollar. Esta serie de fenómenos nos dan a entender que
hablar de ruptura no es del todo correcto, es quizá más una evolución que nos permite
comprender mejor ciertas manifestaciones del siglo XV.
Filipo
Brunelle
schi,
arquitect
oy
escultor
pionero
del
Renacim
iento.
En el transcurso de los cincuenta años que van desde 1520 a 1570, discurre la madura
plenitud del Renacimiento y también se percibe su ocaso. Toda la Europa de Occidente
toma parte ahora en el movimiento de las artes y de las letras.
La recepción de los gustos italianos se generaliza, los grandes maestros surgen ya no sólo
en Italia, sino en todo el ámbito de las monarquías occidentales. Pero el desarrollo normal
de la cultura renacentista se ve afectada por el hecho simultáneo de las luchas religiosas
derivadas de la revolución protestante.
Petrarca.
Que el origen del Renacimiento sea italiano es porque Italia es fundamental por su pasado
histórico que ahora se quiere recuperar e impulsar. Además hay otro factor relevante y es
que en Italia nunca hubo un arraigo total y fuerte de lo medieval como ocurrió en el resto de
Europa, precisamente porque aún estaba latente el espíritu clásico.
Las guerras entre los estados italianos se hacían mediante contratos, por tanto, a través de
los condottieri, durante casi dos siglos. Esta tradición seudo-mercenaria se hizo presente en
Europa desde el siglo XIII, gracias en parte al desarrollo económico de las ciudades, el
crecimiento demográfico y la tradición de las Cruzadas, haciendo posible que parte de la
clase de terratenientes se aúnen para producir un gran excedente de grupos armados
fuertemente cualificados.
Estatua
de un
condotti
eri
italiano.
Desde finales del siglo XV los condottieri fueron personajes para los que la guerra era una
empresa esporádica más que una actividad permanente; la clave de este sistema se basaba
en la condotta, contrato en el que se especificaban las condiciones de los servicios
prestados por el capitán y sus soldados y su retribución por ellos.
Este tipo de contrato se utilizó en otros ámbitos, gracias al nacimiento de una fuerte
burguesía próspera que buscaba su propio beneficio. Nace ahora la clientela , debido a que
la economía se va liberando y van tomando autonomía los pequeños comerciantes y
banqueros que, con su mecenazgo, van a impulsar relaciones comerciales a nivel nacional
e internacional.
Pero este movimiento de capital no estaba controlado por un Estado fuerte que promoviera
dichas iniciativas, sino que generalmente funcionaban como empresas privadas,
gestionadas a menudo sobre una base familiar, subordinándose a la iniciativa de un linaje o
clase social acomodada. Generalmente se trataba de aristócratas que no eran miembros de
la nobleza ni pretendían serlo, y, sin embargo, eran reconocidos como personajes de alto
prestigio en la sociedad renacentista. Se mantenían al margen de la corte, valiéndose de la
situación de que el príncipe o monarca no conocían los mecanismos financieros, abriéndose
para ellos un campo extraordinario de oportunidades como operadores económicos o
intermediarios entre ellos financiando algunos de los gastos extraordinarios de la corte.
Pero aun sin pertenecer a la clase nobiliaria y eclesiástica, gracias a su capital rivalizaron
con ellos.
Mapa conceptual
Fuente Internet:
http://
maryeli18ij.files.
wordpress.com/
2008/06/
renacimiento1.jp
g
Ya hemos dicho antes que el Renacimiento surgió en Italia, pero, además, el Renacimiento
del siglo XV se da sólo en este país. Se puede decir que en Francia, España y Alemania
hacia 1450 a 1500 ya se conoce este movimiento, pero no se desarrolla plenamente hasta el
siglo XVI.
En esta época el Imperio Bizantino se tambaleaba por los turcos; la economía europea
estaba en crisis y las revueltas se propagaban. Esta etapa de crisis afectó al pensamiento: el
escolasticismo de la Edad Media cae en un escepticismo radical. Los primeros pensadores
cristianos concedían una primacía al espiritualismo sobre lo material, existía una visión
providencialista, el poder de los Papas sobrepasaba al de los Príncipes y esto dio lugar a
inicios del Renacimiento a enfrentamientos entre ambos poderes.
Dante.
Teorías de inicios del Renacimiento proponen que el gobierno es una institución terrenal
pero de origen divino. Surgen entonces nuevos pensadores que renuevan la teoría política,
exigiendo la separación de poderes: el gobierno es una institución terrenal de invención
humana que no tiene nada que ver con la divinidad. Uno de los primeros teóricos en afirmar
esta otra teoría fue Dante , que, en su obra De Monarquia defiende la autoridad civil sobre
la eclesiástica. Otros tantos pensadores también proponen esta división.
La teoría política de este periodo llega a su apogeo con Nicolás Maquiavelo , pensador que
influirá posteriormente en el pensamiento del Barroco. Como secretario de la Cancillería
florentina, cumple numerosas misiones al servicio del gobierno de su ciudad. Es un
excelente observador y en sus escritos refleja el apasionante mundo político de su época.
Su vida y personalidad se hubiera limitado a la urgente y múltiple actividad diplomática si
sus rivales no le hubieran enviado al destierro durante doce años. En el retiro redacta las
obras que lo han inmortalizado. En ellas se presenta un conjunto de máximas prácticas,
sugeridas por sus observaciones personales y el estudio de la historia romana.
Maquiavelo propone por primera vez la total separación de poderes entre la Iglesia y el
Estado, pero incluso fue más allá: en su obra Discursos afirmó que el objetivo de un buen
gobernante debía ser el bienestar de su comunidad, por tanto el soberano podía saltarse
cualquier cuestión moral, ética o religiosa.
Nicolás
Maquiav
elo.
La invención de la imprenta
Aunque los chinos desde el siglo VII eran ya capaces de producir impresos, no sería sino
hasta 1447 cuando se conoció la imprenta de caracteres movibles gracias a los esfuerzos de
un hombre llamado Johannes Gensfleich (mejor conocido como Gutenberg) . Con él
apareció una técnica de imprimir basada en la fundición de caracteres de plomo y estaño.
Se puede decir que esta técnica contribuyó en mucho a la difusión del conocimiento por el
ser humano, pues antes elaborar un libro requería de muchísimo trabajo y dedicación,
principalmente por parte de los monjes, para realizar una copia manuscrita de cualquier
texto para su difusión.
A partir del siglo XVI estos conocimientos comienzan a difundirse por toda Europa.
El Humanismo
2.- Retorno a los cánones griegos: tanto la escultura como la pintura retoman los ideales
clásicos y griegos como modelo de sus obras.
4.- Reforma protestante: a partir del siglo XVI el cristianismo comienza a verse divido por
gran variedad de religiones protestantes, cuyo principio básico, que es el libre examen,
tratará de echar por tierra la autoridad papal.
5.- Fin del Feudalismo : como ya se había mencionado con anterioridad, la desaparición de
los feudos por las necesidades del comercio con otras partes del mundo, lo cual traerá
consigo el nacimiento de ciudades y estas a su vez el nacimiento de naciones.
Hombre de Vitruvio, dibujo de Leonardo da Vinci, expresión del canon estético renacentista.
En ese sentido, el historiador y artista Giorgio Vasari formuló una idea determinante: el
nuevo nacimiento del arte antiguo (Rinascita), que presuponía una marcada conciencia
histórica individual, fenómeno completamente nuevo. De hecho, el Renacimiento rompió,
conscientemente, con la tradición artística medieval, a la que calificó como un estilo de
bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo de Gótico. Sin embargo, los cambios tanto
estéticos como en cuanto a la mentalidad fueron lentos y graduales. El concepto actual de
renacimiento será formulado tal y como hoy lo entendemos en el siglo XIX por el
historiador Jules Michelet.
Índice
1 Aspectos generales
o 1.1 Contexto histórico
o 1.2 Definición
o 1.3 Estética
2 Arte
o 2.1 Etapas
o 2.2 Italia
2.2.1 Arquitectura
2.2.2 Pintura
2.2.3 Escultura
o 2.3 España
o 2.4 Francia
o 2.5 Alemania
o 2.6 Flandes y Países Bajos
o 2.7 Otros países
o 2.8 Arte colonial hispanoamericano
o 2.9 Artes gráficas y decorativas
o 2.10 Jardinería
3 Literatura
4 Teatro
5 Música
6 Danza
7 Filosofía
8 Ciencia
9 Vida y costumbres
10 Véase también
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
Aspectos generales
Contexto histórico
Imprenta europea del siglo XV. La difusión de la cultura gracias a la imprenta fue una de las
principales causas dinamizadoras de la nueva corriente cultural renacentista.
Los antecedentes históricos del Renacimiento cabe situarlos en la decadencia del mundo
medieval ocurrida a lo largo del siglo XV por diversos factores, como el declive del Sacro
Imperio Romano Germánico, el debilitamiento de la Iglesia católica a causa de los cismas y
los movimientos heréticos —que darían origen a la Reforma protestante—, la profunda
crisis económica derivada del anquilosamiento del sistema feudal, y la decadencia de las
artes y las ciencias, lastradas por una teología escolástica sumida en el escepticismo.3
Frente a esta decadencia, los principales centros académicos europeos buscaron regenerarse
a través del retorno a los valores de la cultura clásica grecorromana. A su vez, comenzó a
fraguarse una nueva sociedad fundamentada en el auge de los nuevos estados centralizados,
con poderosos ejércitos y administraciones burocratizadas —inicio del autoritarismo
monárquico preconizado por Maquiavelo—, así como en el crecimiento demográfico y una
economía centrada en una nueva clase social emergente, la burguesía, que puso los
cimientos del capitalismo y una economía mercantil y preindustrial; todo ello coadyuvado
por el progreso técnico y científico experimentado durante este período, fundamentado en
la imprenta y la consiguiente velocidad de difusión de las novedades.4 Surgió así una visión
del mundo más antropocéntrica, desligada de la religión y el teocentrismo medieval, en la
que el hombre y los avances científicos supondrán la nueva forma de valorar el mundo: el
humanismo, un término inicialmente aplicado a los especialistas en disciplinas grecolatinas
(derecho, retórica, teología y arte), que se haría extensivo a filósofos, artistas, científicos y
cualquier estudioso de las diversas ramas del conocimiento que comenzaron entonces a
aglutinarse en un concepto de cultura general.3
Por su parte, el siglo XVI estaría marcado por los grandes descubrimientos geográficos
iniciados con la llegada de Colón a América en 1492 (establecimiento de la ruta del Cabo
por Vasco da Gama, 1498; vuelta al mundo de Magallanes, 1519-1521; desembarco de
Cortés en México, 1519; conquista de Perú por Pizarro, 1530-1533), así como por la
ruptura de la unidad cristiana causada por la Reforma protestante de Martín Lutero (1520),
el desarrollo de la ciencia y la técnica (Nova Scientia de Tartaglia, 1538; De revolutionibus
de Copérnico, 1543; Anatomía de Vesalio, 1543) y la expansión del humanismo (Erasmo
de Róterdam, Giovanni Pico della Mirandola, Ludovico Ariosto, Tomás Moro, Juan Luis
Vives, François Rabelais).3
Definición
La Fornarina, pintura de Rafael, expuesta en el Palacio Barberini de Roma. En el Renacimiento se
afianza el retrato como género autónomo. Aquí se aprecia además el interés por el desnudo,
procedente del arte clásico, dando como resultado una imagen heroica de la dama representada.
El término «Renacimiento» procede del italiano Rinascita y fue acuñado por el artista e
historiador Giorgio Vasari en sus Vidas (1542–1550), en alusión al renacer de la cultura
clásica tras el oscurantismo medieval. Como tal, supone un fenómeno tanto social como
político y cultural que abarcó todo el continente europeo durante los siglos XV y XVI.3 En la
historiografía moderna, la primera definición del Renacimiento procede del historiador
francés Jules Michelet (La Renaissance, 1855),6 mientras que la visión actual del mundo
renacentista fue forjada por Jacob Burckhardt en su ensayo La cultura del Renacimiento en
Italia (1860).4
No cabe duda de que el Renacimiento evolucionó en buena medida del arte medieval, una
parte del cual no había dejado de valorar e imitar el arte clásico; pero el artista renacentista
buscó imperiosamente distanciarse de la etapa posterior, a la que menospreciaban por su
supeditación a los valores religiosos y por su estilo antinaturalista, proveniente no de una
falta de habilidad técnica en imitar a la naturaleza, sino de una voluntad propia de eludirla
para enfatizar otros valores más subjetivos, ligados a la espiritualidad. Sin embargo, el
propio artista renacentista no valoró este hecho y se sintió distinto, «renacido»; así, Lorenzo
Valla llegó a afirmar que no sabía por qué las artes «habían decaído hasta tal punto, y casi
muerto; ni tampoco por qué habían resurgido en esa época; apareciendo y triunfando tantos
buenos artistas y escritores».10
David (1440), de Donatello, Museo Nazionale del Bargello, Florencia. En esta obra se representa
un personaje bíblico como un héroe de la Antigüedad clásica, una clara muestra del nuevo
concepto renacentista del arte.
Buena parte del surgimiento de esta nueva escala de valores, en que artistas y literatos serán
exaltados por encima de personajes de noble cuna, proviene del sistema de ciudades-estado
italianas de tipo republicano, alejadas así de los modos autoritarios de la aristocracia y el
clero, con sociedades en que se valoraba más el mérito propio que no el proveniente del
nacimiento en una determinada estirpe. En esta nueva sociedad se valora más la virtud
cívica que la caballeresca o contemplativa, el talento personal —fuese en los negocios, la
ciencia o el arte— que el rancio abolengo.11
Conviene remarcar que un factor que coadyuvó enormemente al éxito de las nuevas teorías
artísticas fue el mecenazgo, tanto de ciudades y entidades de diversa índole como de
personajes provenientes tanto de la aristocracia y el clero como de la nueva burguesía
emergente. Para estos personajes, el patronazgo de la cultura era una señal de poder y
estatus social, que otorgaba a quien lo ejercía prestigio y ostentación frente a sus
semejantes. Algunos de los mecenas más distinguidos fueron: el florentino Lorenzo de
Médicis, apodado «el Magnífico»; Federico da Montefeltro, duque de Urbino; Ludovico
Gonzaga, marqués de Mantua; Alfonso el Magnánimo, rey de Nápoles; Francesco y
Ludovico Sforza, duques de Milán; además de los papas y cardenales de la Iglesia.12
El artista renacentista es heredero de los preceptos de la cultura clásica, pero los reiterpreta
a través del humanismo, reafirmando los valores intrínsecos del mundo perceptible y del ser
humano como parte de esa realidad sensible. Aunque no renuncia a la religión y los valores
de la realidad cristiana, da preponderancia a esta nueva visión humanística por encima de la
trascendencia religiosa. Así, a la visión estática del universo preponderante durante la Edad
Media se sucede una visión dinámica que se sustenta en la exprimentación y en la
revalidación del método científico como fuente de conocimiento.13 Por otro lado, los
nuevos valores supremos del artista serán la belleza y la armonía, desligadas de la religión y
sustentadas en el estudio de la naturaleza, que a través de la medida y la proporción otorgan
al artista nuevas herramientas para realizar sus obras.14
Así, a lo largo del siglo XVI el Renacimiento italiano se extendió por toda Europa, desde
Portugal hasta Escandinavia, y desde Francia hasta Rusia. Muchos artistas viajaron en
busca de formación o mecenazgo, y las grandes cortes europeas —como Fontainebleau,
Madrid, Praga o Dresde— se llenaron de artistas de múltiples nacionalidades. Se valoraba
especialmente a los artistas italianos, pero numerosos extranjeros que fueron a formarse a
Italia adquirieron así una nueva reputación. Un factor coadyuvante de la difusión del nuevo
arte fue el grabado, cuya fabricación en serie permitió expandir las obras de los artistas por
todo el continente.15 También aumentó considerablemente el mercado del arte, y la labor de
los marchantes fue esencial para conectar a artistas y compradores; uno de los mayores
centros de mercado del arte de la época fue Amberes.16 También creció el coleccionismo, y
aparecieron las llamadas «cámaras de arte» (Kunstkammern), generalmente pertenecientes a
personajes de la aristocracia y la realeza, unas estancias donde se exponían objetos de arte
de todo tipo, libros y objetos de toda clase, e incluso minerales o muestras naturales, de la
flora y la fauna; una de las más afamadas fue la de Rodolfo II en Praga.17
Características
Surgimiento de una nueva «relación con la naturaleza», que iba unida a una concepción
ideal y realista de la ciencia. La matemática se va a convertir en la principal ayuda de un
arte que se preocupa incesantemente en fundamentar racionalmente su ideal de belleza.
La aspiración de acceder a la verdad de la naturaleza, como en la antigüedad, no se
orienta hacia el conocimiento de fenómeno casual, sino hacia la penetración de la idea. 8
El Renacimiento hace al «hombre» medida de todas las cosas. Presupone en el artista una
formación científica, que le hace liberarse de las actitudes gremiales y mecanicistas más
propias del medievo y elevarse en la escala social. Esto supone revestir al artista de una
nueva consideración, la de «creador». La figura humana es el nuevo centro de interés del
artista, que estudia con detenimiento la anatomía para hacer una representación
fidedigna, al tiempo que valora aspectos como el movimiento y la expresión. 8
Estética
Ejemplo canónico para representar la cabeza humana acorde con La Divina Proporción de Luca
Pacioli.
Uno de los primeros teóricos del arte renacentista fue Cennino Cennini: en su obra Il libro
dell'arte (1400) sentó las bases de la concepción artística del Renacimiento, defendiendo el
arte como una actividad intelectual creadora, y no como un simple trabajo manual. Para
Cennini el mejor método para el artista es retratar de la naturaleza (ritrarre de natura),
defendiendo la libertad del artista, que debe trabajar «como le place, según su voluntad»
(come gli piace, secondo sua volontà). También introdujo el concepto de «diseño»
(disegno), el impulso creador del artista, que forja una idea mental de su obra antes de
realizarla materialmente, concepto de vital importancia desde entonces para el arte
moderno.19
En ese contexto surgieron varios tratados más acerca del arte, como los de Leon Battista
Alberti (De Pictura, 1436-1439; De re aedificatoria, 1450; y De Statua, 1460), o Los
Comentarios (1447) de Lorenzo Ghiberti. Alberti recibió la influencia aristotélica,
pretendiendo aportar una base científica al arte. También habló de decorum, el tratamiento
del artista para adecuar los objetos y temas artísticos a un sentido mesurado,
perfeccionista.20 Fue Alberti quien agrupó a la arquitectura, la escultura y la pintura en el
grupo de las artes liberales, ya que hasta entonces eran consideradas como artesanía; con
ello, elevó al artista a la categoría de creador intelectual.21 Ghiberti fue el primero en
periodificar la historia del arte, distinguiendo antigüedad clásica, período medieval y lo que
llamó «renacer de las artes» (Renacimiento).22
Por otro lado, Giorgio Vasari, en Vida de los más excelentes arquitectos, pintores y
escultores italianos desde Cimabue hasta nuestros tiempos (1542–1550), fue uno de los
predecesores de la historiografía del arte, al confeccionar una crónica de los principales
artistas de su tiempo, poniendo especial énfasis en la progresión y el desarrollo del arte.24
Arte
Artículo principal: Arte del Renacimiento
Etapas
David de Miguel Ángel. Diseñada y ejecutada para presidir la plaza principal de Florencia, esta
escultura es en realidad una estudiada alegoría política bajo la apariencia del tema cristiano. La
visión resulta amplificada por las dimensiones colosales de la estatua, pensada para no perderse
en el espacio de la plaza. Hoy en día la sustituye una copia, mientras que el original está en la
Academia de Florencia.
Diferentes etapas históricas marcan el desarrollo del Renacimiento: la primera tiene como
espacio cronológico todo el siglo XV: es el denominado Quattrocento, y comprende el
Primer Renacimiento —también llamado «Renacimiento temprano» o «Bajo
Renacimiento»—, que se desarrolla en Italia; la segunda surge en el siglo XVI y se
denomina Cinquecento: su dominio artístico queda referido al clasicismo o Alto
Renacimiento —también llamado «Renacimiento pleno»—, que se centra en el primer
cuarto del siglo. En esta etapa surgen las grandes figuras del Renacimiento en las artes:
Leonardo, Miguel Ángel, Rafael. Es el apogeo del arte renacentista. Este período
desemboca hacia 1520-1530 en una reacción anticlásica que conforma el manierismo, que
dura hasta el final del siglo XVI. Mientras que en Italia se estaba desarrollando el
Renacimiento, en el resto de Europa se mantiene el arte gótico en sus formas tardías,
situación que se iba a mantener, exceptuando casos concretos, hasta comienzos del
siglo XVI.25
Italia
Arquitectura
La Iglesia de Santa Maria Novella, en Florencia, con fachada de Leon Battista Alberti. La ordenación
geométrica que propone Aberti en el diseño queda mitigada por el empleo de mármoles
polícromos, conforme a la tradición local.
Con el nuevo gusto, se buscaba ordenar y renovar los viejos burgos medievales e incluso se
proyectaban ciudades de nueva planta. La búsqueda de la «ciudad ideal», opuesta al modelo
caótico y desordenado del medievo, sería una constante preocupación de artistas y mecenas.
Así, el papa Pío II reordenó su ciudad natal, Pienza, convirtiéndola en un auténtico
muestrario del nuevo urbanismo renacentista. En sí, las ciudades se convertirían en el
escenario ideal de la renovación artística, oponiéndose al concepto medieval en el que lo
rural tenía un papel preferente gracias al monacato.
Basílica de San Pedro, obra de Bramante y Miguel Ángel, autor del diseño final que se ejecutó en
su mayor parte; la cúpula fue terminada por Giacomo della Porta, y la fachada es obra de Carlo
Maderno, de época barroca. Concebida inicialmente según un diseño centralizado, las variaciones
en la dirección de la obra dieron como resultado un nuevo prototipo de iglesia, llamado a
extenderse con la Contrarreforma.
El Cinquecento tuvo como centro Roma: en 1506 Donato Bramante terminaba su célebre
proyecto para la Basílica de San Pedro en el Vaticano, que sería el edificio que marcaría la
pauta en lo restante del siglo XVI.29 En esta etapa, los edificios tienden más a la
monumentalidad y la grandiosidad. Miguel Ángel introdujo el «orden gigante» en su
proyecto para la basílica vaticana, lo que rompió con el concepto de «arquitectura hecha a
la medida del hombre».30 Los palacios se adornaban con elaborados bajorrelieves (palacio
Grimani de Venecia, 1549, obra de Michele Sanmicheli) o de esculturas exentas (Biblioteca
de San Marcos, 1537–1550, Venecia, obra de Jacopo Sansovino). Predominaría de este
modo la idea de riqueza, monumentalidad y lujo en las construcciones. A medida que
avanza el siglo, el manierismo se introdujo en la arquitectura, con edificios cada vez más
suntuosos, rebuscadas decoraciones y elementos que pretenden captar la atención del
espectador por su originalidad o extravagancia (palacio del Té, en Mantua, de Giulio
Romano). Podemos distinguir, de este modo, como en las demás disciplinas artísticas, dos
periodos: el «clasicismo» de principios de siglo, con autores como Bramante, Miguel
Ángel, Antonio da Sangallo el Viejo, o Jacopo Sansovino;31 y el «manierismo», que se da a
partir de 1530, siendo sus principales autores Andrea Palladio, Giorgio Vasari, Giulio
Romano, Jacopo Vignola y Vincenzo Scamozzi.32 Hay que apuntar que la ruptura del
manierismo no fue radical puesto que ya en la obra de Miguel Ángel aparecen elementos
que la preludian.33
Pintura
Los pintores más destacados de esta época fueron: en Florencia, Fra Angélico, Masaccio,
Benozzo Gozzoli, Piero della Francesca, Filippo Lippi y Paolo Uccello; en Umbría,
Perugino; en Padua, Andrea Mantegna; y, en Venecia, Giovanni Bellini. Por encima de
todos ellos destaca Sandro Botticelli, autor de alegorías, delicadas madonnas y asuntos
mitológicos. Su estilo dulce, muy atento a la belleza y sensibilidad femeninas, y
predominantemente dibujístico, caracterizan la escuela florentina de pintura y toda esta
época. Otros autores del Quattrocento italiano son Andrea del Castagno, Antonio
Pollaiuolo, Pinturicchio, Domenico Ghirlandaio, Cima da Conegliano, Luca Signorelli,
Cosimo Tura, Vincenzo Foppa, Alessio Baldovinetti, Vittore Carpaccio y, en el sur de la
península, Antonello da Messina.35
La Virgen, el Niño Jesús y santa Ana, por Leonardo da Vinci, Museo del Louvre, París.
«Verdaderamente celestial y admirable fue Leonardo [...]. Hizo un cartón de Nuestra Señora y
santa Ana, con Cristo, que también les pareció maravilloso a todos los artistas; una vez terminado,
estuvo expuesto dos días para que lo vieran los hombres y las mujeres, los jóvenes y los viejos,
como se va a las fiestas solemnes, para ver las maravillas de Leonardo, que hicieron asombrar a
todo este pueblo». Giorgio Vasari, Las Vidas.
Retrato de Eleonora Gonzaga, por Tiziano. La dama se muestra en la lejanía aristocrática de su
opulento atuendo, pero con ciertas alusiones a la vida cotidiana (reloj, ventana abierta al paisaje,
perrito dormido) que la acercan al espectador. Galleria degli Uffizi, Florencia.
Rafael Sanzio completa la tríada de genios del clasicismo. Su estilo tuvo un enorme éxito y
se puso de moda entre los poderosos. La pintura de Rafael buscaba ante todo la grazia, o
belleza equilibrada y serena. Sus madonnas recogen las novedades de Leonardo en lo que
se refiere a composición y claroscuro, añadiendo una característica dulzura. Anticipa
claramente la pintura manierista en sus últimas obras, cuyo estilo agitado y dramático
copiarán y difundirán sus discípulos.38
Con la aparición de estos tres grandes maestros, los artistas contemporáneos asumen que el
arte ha llegado a su culmen —concepto recogido en la obra de Giorgio Vasari Las Vidas—
39
y se afanarán por tanto en incorporar estos logros, por un lado, y en la búsqueda de un
estilo propio y original como forma de superarlos. Ambas cosas, junto con el ambiente
pesimista que se respiraba en la Cristiandad en la década de 1520 (Saco de Roma, Reforma
protestante, guerras), hizo surgir con fuerza a partir de los años 1530 una nueva corriente, el
Manierismo. Se buscaría a partir de entonces lo extravagante, lo extraño, lo exagerado y lo
irreal. Pertenecen a esta corriente pictórica Jacopo Pontormo, Bronzino, Parmigianino,
Rosso Fiorentino o Francesco Salviati. Otros autores tomarían algunas novedades
manieristas pero siguiendo una línea más personal y clasicista. Entre ellos podemos citar a
Sebastiano del Piombo, Correggio, Andrea del Sarto o Federico Barocci.40
Detalle de la Puerta del Paraíso, en el Baptisterio de Florencia, obra de Lorenzo Ghiberti. Fue
Miguel Ángel quien, admirado por la perfección de los relieves de esta puerta, dijo que merecería
ser la del propio Paraíso.
Aunque se siguieron haciendo obras religiosas, en las mismas se advierte un claro aire
profano; se reintrodujo el desnudo y el interés por la anatomía con fuerza, y aparecieron
nuevas tipologías técnicas y formales, como el relieve en stiacciato (altorrelieve con muy
poco resalte, casi plano) y el tondo, o composición en forma de disco; también la
iconografía se renovó con temas mitológicos, alegóricos y heroicos. Apareció un inusitado
interés por la perspectiva, derivado de las investigaciones arquitectónicas coetáneas, y el
mismo se plasmó en relieves, retablos, sepulcros y grupos escultóricos. Durante el
Renacimiento decayó en cierta manera la tradicional talla en madera policromada en favor
de la escultura en piedra —mármol preferentemente— y se recuperó la escultura
monumental en bronce, caída en desuso durante la Edad Media. Los talleres de Florencia
fueron los más reputados de Europa en esta técnica, y surtieron a toda Europa de estatuas
de este material.43
Los dos siglos que dura el Renacimiento en Italia dieron lugar, igual que en las demás artes,
a dos etapas:
La Piedad del Vaticano, de Miguel Ángel, encargada por el cardenal francés Jean Bilhères de
Lagraulas para su sepultura, hoy se encuentra en la Basílica de San Pedro. El idealismo e
impasibilidad de los dioses clásicos se traslada aquí a un tema cristiano; la serena belleza de María
y de Cristo apenas se ve alterada por el dolor o la misma muerte.
El Cinquecento (siglo XVI): esta época está marcada por la aparición estelar de uno de los
escultores más geniales de todos los tiempos, Miguel Ángel.45 Hasta tal punto marcó la
escultura de todo el siglo que muchos de sus continuadores no fueron capaces de recoger
todas sus novedades y estas no se desarrollaron hasta varios siglos después. Miguel Ángel
fue, como tantos otros en esta época, un artista multidisciplinar. Sin embargo, él se
consideraba preferentemente escultor. En sus primeras obras recoge el interés
arqueológico surgido en Florencia: así, su Baco ebrio fue realizado con intención de que
aparentara ser una escultura clásica. Igual espíritu se aprecia en la Piedad, realizada entre
1498 y 1499 para la basílica vaticana. Protegido primero por los Médicis, para los que creó
las Tumbas Mediceas, soberbio ejemplo de expresividad, marchó luego a Roma, donde
colaboró en los trabajos de construcción de la nueva basílica. El pontífice Julio II lo tomó
bajo su protección y le encomendó la creación de su Mausoleo, denominado por el artista
como «la tragedia de la sepultura» por los cambios y demoras que sufrió el proyecto. En
las esculturas hechas para este sepulcro, como el célebre Moisés, aparece lo que se ha
venido denominando terribilitá miguelangelesca: una intensa a la vez que contenida
emoción que se manifiesta en anatomías sufrientes, exageradas y nerviosas —músculos
en tensión—, posturas contorsionadas y escorzos muy rebuscados. Los rostros, sin
embargo, suelen mostrarse contenidos. En sus obras finales el artista desdeña de la
belleza formal de las esculturas y las deja inacabadas, adelantando un concepto que no
volvería al arte hasta el siglo XX. Miguel Ángel continuó con la tradición de monumentos
públicos heroicos y profanos que inició Donatello y la llevó a una nueva dimensión con su
conocido David, esculpido para la Piazza della Signoria de Florencia.46 En los años finales
de la centuria, la huella de Miguel Ángel tuvo sus réplicas en Benvenuto Cellini (Perseo de
la Loggia dei Lanzi de Florencia, espacio concebido como museo de escultura al aire libre),
Bartolomeo Ammannati, Giambologna y Baccio Bandinelli, que exagerarían los elementos
más superficiales de la obra del maestro, situándose plenamente todos ellos en la
corriente manierista. Destaca en esta época también la saga familiar de los Leoni,
broncistas milaneses al servicio de los Habsburgo españoles, auténticos creadores de la
imagen áulica, un tanto estereotipada, de estos monarcas. Su presencia en España llevó
allí de primera mano las novedades renacentistas, extendiendo su influjo hasta la
escultura barroca.47
España
En escultura, la tradición gótica mantuvo su hegemonía durante buena parte del siglo XVI.
Los primeros ecos del nuevo estilo corresponden por lo general a artistas venidos de fuera,
como Felipe Vigarny o Domenico Fancelli, que trabajó al servicio de los Reyes Católicos,
esculpiendo su sepulcro (1517). No obstante, pronto surgieron artistas locales que
asimilaron las novedades italianas, adaptándolas al gusto hispano, como Bartolomé
Ordóñez y Damián Forment. En una fase más madura del estilo surgieron grandes figuras,
creadoras de un peculiar manierismo que sentó las bases de la posterior escultura barroca:
Juan de Juni y Alonso Berruguete son los más destacados.50
La pintura renacentista española está determinada igualmente por el pulso que mantiene la
herencia del gótico con los nuevos modos venidos de Italia. Esta dicotomía se aprecia en la
obra de Pedro Berruguete, que trabajó en Urbino al servicio de Federico de Montefeltro, y
Alejo Fernández. Posteriormente aparecieron artistas conocedores de las novedades
italianas coetáneas, como Vicente Macip o su hijo Juan de Juanes —influidos por Rafael—,
Luis de Morales, Juan Fernández de Navarrete o los leonardescos Fernando Yáñez de la
Almedina y Hernando de los Llanos.51 Pero la gran figura del Renacimiento español, y uno
de los pintores más originales de la historia, se inscribe ya en el manierismo, aunque
rebasando sus límites al crear un universo estilístico propio: El Greco.52
Francia
En Francia la influencia italiana se dejó sentir desde muy temprano, favorecida por la
cercanía geográfica, los vínculos comerciales y la monarquía, que ambicionaba anexionar
los territorios limítrofes de la península italiana, y lo consiguió en algunos momentos. Sin
embargo, el impulso definitivo a la adopción de las formas renacentistas se dio bajo el
reinado de Francisco I. Este monarca, gran mecenas de las artes y aficionado a todo lo que
procediera de Italia, protegió a importantes maestros, solicitando sus servicios para la corte
francesa —entre ellos el mismo Leonardo da Vinci, que murió en el castillo de Cloux—, a
la vez que emprendió un ambicioso programa de revitalización cultural que revolucionó el
desarrollo de las artes en el país. Conviene tener presente que Francia fue la cuna del gótico
y que, por tanto, este estilo estaba fuertemente arraigado y podía ser visto como un estilo
nacional. De ahí que las formas góticas continuaran presentes durante un tiempo, a pesar
del nuevo estilo impuesto por la corte.
Además de todas estas realizaciones, Francisco I se embarcó en la que quizá fue la obra
fundamental de este período: el palacio de Fontainebleau, vieja mansión de los reyes
franceses que se renovó totalmente. En el edificio en sí se aprecia ya el triunfo de las
formas italianas, aunque adaptadas al gusto francés con sus típicas chimeneas y mansardas.
Incluye fragmentos de desbordante creatividad, como la célebre Escalera Imperial, anticipo
de soluciones barrocas. No obstante, quizá lo más destacado del proyecto fue que involucró
a creadores de prácticamente todas las disciplinas artísticas, algunos venidos expresamente
de Italia, como los pintores Francesco Primaticcio o Rosso Fiorentino, el famoso escultor
Benvenuto Cellini o el arquitecto Sebastiano Serlio, importante autor de tratados de
arquitectura del que apenas se conocen obras salvo este palacio. Las novedades que se
fraguaron aquí trapasarían el ámbito local y darían origen a todo un estilo, el «estilo de
Fontainebleau», un manierismo refinado al servicio de los gustos aristocráticos.54
La Resurrección, obra de Germain Pilon. Todo procede aquí de Miguel Ángel: la anatomía hercúlea
de Cristo, los escorzos, el efecto «no acabado». Hasta el diseño general del grupo remite a las
Sepulturas Mediceas del florentino. Museo del Louvre, París.
La escultura del Renacimiento en Francia fue también al compás de lo dictado por Italia.
Francia dejó de ser ya a finales del siglo XIV el gran centro escultórico de Europa que fue
gracias a los talleres catedralicios, situación que continuaría durante el siglo XV, y aún más
en el XVI. Es paradójico y a la vez revelador que esta situación coincida con la
consolidación progresiva de la institución monárquica, evidentemente deseosa de renovar
su imagen y dispuesta a usar el arte como instrumento propagandístico de primer orden. No
obstante de la pérdida de hegemonía en este campo, que de todas formas nunca había sido
definitiva, surgieron grandes figuras al calor de los proyectos reales; es de destacar el
carácter ornamental y decorativo que tuvieron las esculturas, subordinándose al proyecto
general de los edificios e integrándose en estos. Dos fueron los autores más sobresalientes:
Germain Pilon y Jean Goujon.57
Alemania
La liebre, obra de Durero. El interés por los fenómenos y los elementos de la naturaleza fue uno de
los pilares del humanismo. Durero analiza el mundo vegetal y animal en multitud de dibujos,
bocetos y acuarelas caracterizados por su precisión de científico. Albertina, Viena.
El Renacimiento artístico no fue en Alemania una tentativa de resurrección del arte clásico,
sino una renovación intensa del espíritu germánico, motivado por la Reforma protestante.
Alberto Durero fue la figura dominante del Renacimiento alemán. Su obra universal, que ya
en vida fue reconocida y admirada en toda Europa, impuso la impronta del artista moderno,
uniendo la reflexión teórica con la transición decisiva entre la práctica medieval y el
idealismo renacentista. Sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte
ejercieron una profunda influencia en los artistas del siglo XVI de su propio país y de los
Países Bajos. Durero comprendió la imperiosidad de adquirir un conocimiento racional de
la producción artística, e introdujo el idealismo de raigambre italiana en el arte alemán.59
La pintura germánica conoció en esta época uno de sus mayores momentos de esplendor.
Junto a la figura fundamental de Durero surgieron otros grandes autores, como Lucas
Cranach el Viejo, pintor por antonomasia de la Reforma protestante; Hans Baldung Grien,
introductor de temáticas siniestras y novedosas, deudoras en cierto modo del arte medieval;
Matthias Grünewald, uno de los precursores del expresionismo; Albrecht Altdorfer,
excelente paisajista; o Hans Holbein el Joven, que desarrolló casi toda su producción,
centrada en el retrato, en Inglaterra.60
En escultura pervivieron las formas góticas hasta bien entrado el siglo XVI. Destaca la obra
de Peter Vischer, autor de las tumbas imperiales de Innsbruck (1513) y de la tumba de San
Sebaldo en Nürnberg (1520). También trabajaron aquí algunos artistas flamencos, como
Hubert Gerhard, autor del San Miguel de la fachada de la iglesia de San Miguel de
Múnich.61
En arquitectura, los primeros exponentes de relevancia fueron los edificios patrocinados por
la familia Fugger en Augsburgo, como la Capilla Fugger en la iglesia de Santa Ana (1509-
1518) o el barrio de casas obreras llamado Fuggerei (1519-1523).62 Tras la Reforma, el
mecenazgo de la nobleza alemana se centró en primer lugar en la arquitectura, por la
capacidad de esta para mostrar el poder y prestigio de los gobernantes. Así, a mediados del
siglo XVI se amplió el castillo de Heidelberg, siguiendo las directrices clásicas. Sin
embargo, la mayoría de los príncipes alemanes prefirieron conservar las obras góticas,
limitándose a decorarlas con ornamentación renacentista.63
Pieter Brueghel el Viejo: El regreso de los rebaños. El paisaje se ha convertido en el tema principal
del cuadro. Brueghel introduce casi siempre la figura —en este caso, los pastores— como
anécdota o contrapunto a un universo del que el ser humano solo es una parte, mínima y frágil.
Obsérvese el interés por la plasmación de los efectos atmosféricos en los nubarrones que
oscurecen el cielo. Museo de Historia del Arte, Viena.
A la par que se desarrollaba en Italia el Cinquecento la escuela flamenca de pintura alcanzó
un desarrollo notable, como heredera y continuadora de la tradición tardogótica anterior
representada por Jan van Eyck, Rogier van der Weyden y otros grandes maestros. Se
caracterizó por su naturalismo, rasgo que comparte con los maestros italianos, aunque se
llegó más a él por la experimentación que por la teoría o los avances científicos, como en
Italia. Los modos del gótico pervivieron con mayor fuerza, aunque matizados con
características singulares, como cierta vena caricaturesca y fantástica y una mayor
sensibilidad a la realidad del pueblo llano y sus costumbres. Se recoge ese interés en obras
de carácter menos idealizado que las italianas, con una marcada tendencia por el detallismo
casi microscópico que aplican a las representaciones —influjo de los maestros tardogóticos
ya mencionados y la miniatura—, y tendencia hacia lo decorativo, sin demasiado interés
por disquisiciones teóricas. Por otro lado, la gran aportación del arte flamenco en esta época
fue la técnica de la pintura al óleo.64
A mediados del siglo XVI el clasicismo italiano entra con fuerza en la pintura flamenca,
manifestándose en la llamada Escuela de Amberes y en pintores como Jan van Scorel o
Mabuse, algunos de los cuales permanecieron en Italia estudiando a los grandes maestros.
A la difusión de los nuevos modelos contribuyó sobremanera el grabado, que puso al
alcance de prácticamente cualquier artista las obras producidas en otras escuelas y lugares,
poniendo muy de moda en toda Europa el estilo italianizante. Algunos grandes nombres de
la época fueron Joachim Patinir, uno de los creadores del paisaje como género autónomo de
la pintura, aunque apegado todavía al gótico; Quentin Metsys, que se inspiró en los dibujos
caricaturescos de Leonardo y en las clases populares para retratar vicios y costumbres; el
retratista Antonio Moro; el Bosco, uno de los pintores más originales de la historia,
apegado formalmente a la tradición de la vieja escuela flamenca, pero a la vez innovador,
creador de un universo fantástico, casi onírico que lo sitúan como uno de los precedentes
del surrealismo (El jardín de las delicias, 1500-1505); y Pieter Brueghel el Viejo, uno de
los grandes maestros del paisaje y las costumbres populares, quizá el más moderno de todos
ellos, aun cuando en su pintura glose sentencias morales y de crítica social que tienen algo
de medieval (El triunfo de la Muerte, 1563).65
En arquitectura el gótico siguió teniendo una gran preponderancia hasta bien entrado el
siglo XVI, en que se recibió la influencia de la arquitectura renacentista francesa, como se
denota en el Ayuntamiento de Amberes (1561-1565), obra de Cornelis Floris de Vriendt.63
Otros países
Convento de Cristo de Tomar (Portugal), obra de Diogo de Torralva (1554-1562).
Austria y Bohemia: unidos por el imperio de los Habsburgo, estos países contaron con la
labor patrocinadora del emperador Rodolfo II, un gran coleccionista que atesoró en su
corte de Praga una gran variedad de obras de arte y objetos de todo tipo (joyas, minerales,
relojes, autómatas, instrumentos científicos), ya que también era un gran amante de la
ciencia. Adquirió cuadros de artistas como Brueghel, Tiziano, Leone Leoni o Durero, y
acogió a artistas como Giuseppe Arcimboldo, un original pintor de retratos confeccionados
con elementos propios de los bodegones.69 En Bohemia se construyeron diversos palacios,
como el Comunal de Pilsen y el de Schwarzenberg en Praga; y castillos, como los de
Litomyšl, Černý y Kostelec.70
Hungría: este país contó con el gran mecenazgo del rey Matías Corvino, un gran amante
del arte italiano, quizá por influjo de su esposa, Beatriz de Nápoles.72 El monarca compró
numerosas obras de arte italianas, y contrató artistas y arquitectos italianos para reformar
y decorar sus palacios, como Benedetto da Maiano, Clemente Camicia y Giovanni Dalmata;
el miniaturista Attavante degli Attavanti fue autor del Breviario de Matías Corvino y del
Códice de Marciano Capella; el escultor Andrea Ferracci realizó el altar de la Anunciación
de la catedral de Esztergom.73
Polonia: como en otros países, las novedades renacentistas llegaron de la mano de artistas
italianos llegados al país, como los arquitectos Franciscus Italus y Bartolomeo Berecci
(Palacio Real de Cracovia), Gian Maria Mosca (Palacio Episcopal de Cracovia) y Giovanni
Battista di Quadro (Palacio Municipal de Poznań); y los escultores Santi Gucci (capilla de
Segismundo de la catedral de Cracovia), Girolamo Canavesi (monumento de Gorka,
catedral de Poznań) y Domenico Veneziano (monumento sepulcral de Esteban I Báthory,
catedral de Cracovia). En cambio, en pintura trabajaron mayormente artistas alemanes,
como Hans Sues von Kulmbach, Louz von Kitzingen y Martin Koeber. También se
desarrolló notablemente la miniatura, en la que destacan el Códice de Baltasar Behem y el
Libro de preces de Segismundo I.74
Rusia: durante esta época continuó la tradicional arquitectura rusa de influencia bizantina,
pero se recibió alguna influencia del Renacimiento italiano a través del arquitecto boloñés
Aristotele Fioravanti, que viajó en 1475 a Rusia invitado por Iván III, donde construyó la
catedral de la Dormición en el Kremlin de Moscú (1475-1479); otro arquitaliano, Aloisio
Nuovo, fue el encargado de construir la catedral del Arcángel Miguel también en el
Kremlin (1505-1508). La influencia italiana se denota igualmente en la catedral de San
Basilio de Moscú, obra de Póstnik Yákovlev (1555-1560).75
Catedral de Puebla.
Las primeras muestras de pintura colonial fueron las de escenas religiosas elaboradas por
maestros anónimos, realizadas con medios precolombinos, con tintas vegetales y minerales
y telas de trama áspera e irregular. Destacaron las imágenes de la Virgen con el Niño, con
una iconografía de raíces autóctonas donde, por ejemplo, se representaban los arcángeles
como arcabuceros contemporáneos. La producción artística hecha en Nueva España por
indígenas en el siglo XVI es denominada arte indocristiano. Adentrado el siglo XVI
surgieron los grandes frescos murales, de carácter popular. Desde mediados de siglo
empezaron a llegar, procedentes de Sevilla, maestros españoles (Alonso Vázquez, Alonso
López de Herrera), flamencos (Simon Pereyns) e italianos (Mateo Pérez de Alesio,
Angelino Medoro).78
Las artes industriales tuvieron un gran auge debido al gusto por el lujo de las nuevas clases
adineradas: se desarrolló la ebanistería, sobre todo en Italia y Alemania, destacando la
técnica de la intarsia, embutidos de madera de varios tonos para producir efectos lineales o
de ciertas imágenes. La tapicería destacó en Flandes, con obras basadas en bocetos
desarrollados por pintores como Bernard van Orley. La cerámica se elaboró en Italia con
barnices vidriados, consiguiendo tonos brillantes de gran efecto. El vidrio se desarrolló
notablemente en Venecia (Murano), decorado a veces con hilos de oro o con filamentos de
vidrios de colores. La orfebrería fue cultivada por escultores como Lorenzo Ghiberti o
Benvenuto Cellini, con piezas de gran virtuosismo y elevada calidad, destacando
especialmente los esmaltes y camafeos.79
Jardinería
Literatura
Artículo principal: Literatura renacentista
Don Quijote (1605), de Miguel de Cervantes.
En Italia, cuna del nuevo estilo, perduraban aún los ecos de tres grandes autores medievales
considerados a veces precursores del nuevo movimiento: Dante, Petrarca y Boccaccio.
Entre los literatos surgidos en esta era conviene destacar a: Angelo Poliziano, Matteo Maria
Boiardo, Ludovico Ariosto, Jacopo Sannazaro, Pietro Bembo, Baldassare Castiglione,
Torquato Tasso, Nicolás Maquiavelo y Pietro Aretino. Su influencia se denotó en Francia,
donde descollaron François Rabelais, Pierre de Ronsard, Michel de Montaigne y Joachim
du Bellay. En Alemania, la reforma protestante impuso una mayor austeridad y una
temática religiosa, cultivada por Ulrich von Hutten, Sebastian Brant y Hans Sachs. En
Inglaterra, cabe citar a Tomás Moro, Edmund Spenser, Michael Drayton, Henry Constable,
George Chapman, Henry Howard y Thomas Wyatt. En Portugal se halla la figura
predominante de Luís de Camões.84
En España comenzó una edad dorada de las letras, que se prolongaría hasta el siglo XVII: la
poesía, influida por la italiana del stil nuovo, contó con las figuras de Garcilaso de la Vega,
fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús; en prosa surgieron los
libros de caballería (Amadís de Gaula, 1508) y se inició el género de la picaresca con el
Lazarillo de Tormes (1554), mientras que despuntó la obra de Miguel de Cervantes, el gran
genio de las letras españolas, autor del inmortal Don Quijote (1605).
Teatro
El teatro renacentista también acusó el paso del teocentrismo al antropocentrismo, con
obras más naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal como son. Se
buscaba la recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de la figura humana en el
espacio, en las tres dimensiones, creando espacios de efectos ilusionísticos, en trompe-l'œil.
Surgió la reglamentación teatral basada en tres unidades (acción, espacio y tiempo),
basándose en la Poética de Aristóteles, teoría introducida por Lodovico Castelvetro. En
torno a 1520 surgió en el norte de Italia la Commedia dell'arte, con textos improvisados, en
dialecto, predominando la mímica e introduciendo personajes arquetípicos como Arlequín,
Colombina, Pulcinella (llamado en Francia Guignol), Pierrot, Pantalone, Pagliaccio, etc.
Como principales dramaturgos destacaron Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé
Torres Naharro, Lope de Rueda y Fernando de Rojas, con su gran obra La Celestina
(1499). En Inglaterra descolló el teatro isabelino, con autores como Christopher Marlowe,
Ben Jonson, Thomas Kyd y, especialmente, William Shakespeare, gran genio universal de
las letras (Romeo y Julieta, 1597; Hamlet, 1603; Otelo, 1603; Macbeth, 1606).85
Música
Artículo principal: Música del Renacimiento
Orfeo - Toccata
Menú
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Toccata, de La favola
d'Orfeo, una de las primeras
óperas (1607), compuesta
por Claudio Monteverdi.
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En los países protestantes la música cobró gran relevancia, ya que el propio Lutero defendía
la importancia de la música en la liturgia religiosa. Aquí se cultivó especialmente el coral,
un género musical a capella o con acompañamiento instrumental, generalmente a cuatro
voces mixtas. Algunos de los compositores que lo cultivaron fueron Johann Walther y
Valentin Bapst.87
A finales del siglo XVI nació la ópera, iniciativa de un círculo de eruditos (la Camerata
Fiorentina) que, al descubrir que el teatro griego antiguo era cantado, tuvieron la idea de
musicalizar textos dramáticos. La primera ópera fue Dafne (1594), de Jacopo Peri, a la que
siguió Euridice (1600), del mismo autor; en 1602 Giulio Caccini escribió otra Euridice; y,
en 1607, Claudio Monteverdi compuso La favola d'Orfeo, donde añadió una introducción
musical que denominó sinfonía, y dividió las estructuras cantadas en arias.88
Danza
Artículo principal: Danza renacentista
La danza renacentista tuvo una gran revitalización, debida de nuevo al papel preponderante
del ser humano sobre la religión, de tal manera que muchos autores consideran esta época
el nacimiento de la danza moderna. Se desarrolló sobre todo en Francia –donde fue llamado
ballet-comique–, en forma de historias bailadas, sobre textos mitológicos clásicos, siendo
impulsado principalmente por la reina Catalina de Médicis. Se suele considerar que el
primer ballet fue el Ballet comique de la Reine Louise (1581), de Balthazar de Beaujoyeulx.
Las principales modalidades de la época eran la gallarda, la pavana y el tourdion. En esta
época surgieron los primeros tratados sobre danza: Domenico da Piacenza escribió De arte
saltandi et choreas ducendi, siendo considerado el primer coreógrafo de la historia; Thoinot
Arbeau hizo una recopilación de danzas populares francesas (Orchesographie, 1588).89
Filosofía
Artículo principal: Filosofía renacentista
Tiziano: Amor sacro y amor profano (Galería Borghese, Roma, 1514). Esta obra representa la
contraposición entre el amor humano (Venus Vulgaris) y el amor divino (Venus Caelestis), un
reflejo de la teoría neoplatónica de la época sobre que la belleza terrenal es un reflejo de la belleza
celestial, propugnada por Marsilio Ficino y la Academia Platónica Florentina.
En España el pensamiento filosófico no rompió del todo con el pasado medieval, y mostró
un especial interés por la lingüística, tanto clásica como vernácula (Antonio de Nebrija,
Benito Arias Montano). La corriente escéptica estuvo representada por Francisco Sánchez,
mientras que el humanismo antiescolástico —pero heredero de la tradición católica— contó
con la figura de Juan Luis Vives, preocupado especialmente por la moral y la educación.
Por otro lado, una reacción escolástica estuvo originada por la Contrarreforma tridentina
que revivió el misticismo y contó con figuras como santa Teresa de Jesús y san Juan de la
Cruz.99
Por otro lado, además del humanismo hay otras corrientes de pensamiento que a través de
diversas vías, aparentemente dispares, convergerán en la filosofía cartesiana y en los
fundamentos de la filosofía moderna: una es heredera del pensamiento medieval,
representada por Nicolás de Cusa o por la escolástica española; otra está más preocupada
por la naturaleza y dará origen a la ciencia física moderna.100 Nicolás de Cusa, cardenal y
obispo de Bresanona, intentó conciliar la doctrina católica con la teoría platónica, a través
de una noción de Dios infinito y trascendente en el que se aglutinan la verdad y la realidad
(De docta ignorantia, 1440).101 La escolástica española estuvo muy ligada a la
Contrarreforma, y se asoció especialmente con la orden de los jesuitas; de influencia
tomista, estuvo representada por Francisco de Vitoria, Alfonso Salmerón, Luis de Molina y,
especialmente, Francisco Suárez.102 El estudio de la naturaleza dio en el terreno filosófico la
relevante figura de Giordano Bruno, autor de una doctrina panteísta por la que fue quemado
por hereje, y defensor de la razón y la experiencia como única vía para conocer el mundo.103
También influyeron en la filosofía las nuevas teorías científicas de Nicolás Copérnico,
Johannes Kepler y Galileo Galilei.104
Ciencia
Artículo principal: Historia de la ciencia en el Renacimiento
El sistema copernicano (De revolutionibus orbium coelestium).
Una de las disciplinas científicas que más se desarrolló en esta época fue la astronomía,
gracias especialmente a la figura de Nicolás Copérnico: este científico polaco fue el difusor
de la teoría heliocéntrica —los planetas giran alrededor del Sol— frente a la geocéntrica
admitida en la Edad Media —la Tierra es el centro del universo—. Expuso esta teoría,
basada en la de Aristarco de Samos, en su obra De revolutionibus orbium coelestium
(1543).110 Este sistema fue posteriormente desarrollado por Johannes Kepler, quien
describió el movimiento de los planetas conforme a órbitas elípticas (Astronomia nova,
1609).111 Por último, Galileo Galilei sistematizó estos conocimientos y formuló los
principios modernos del conocimiento científico, por lo que fue procesado por la
Inquisición y obligado a retractarse; sin embargo, está considerado por ello el fundador de
la física moderna.112 Otro astrónomo destacado de este período fue Tycho Brahe, creador
del observatorio de Uraniborg, desde el que realizó numerosas observaciones astronómicas
que sirvieron de base a los cálculos de Kepler.113 También cabe remarcar que en 1582 el
papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano, que sustituyó al anterior calendario
juliano.114
Ilustración de De humani corporis fabrica, de Andrés Vesalio (1543).
Por último, conviene citar la figura polifacética de Leonardo da Vinci, ejemplo del hombre
renacentista interesado en todas las materias tanto artísticas como científicas (homo
universalis). En el terreno de la ciencia, realizó varios proyectos como máquinas voladoras,
concentradores de energía solar o calculadoras, que no pasaron de meros proyectos
teóricos. También realizó trabajos de ingeniería, hidráulica y mecánica, y estudios de
anatomía, óptica, botánica, geología, paleontología y otras disciplinas.119
Vida y costumbres
También cobró una especial relevancia la gastronomía, que llegó a altas cotas de
refinamiento y sofisticación. Destacó la cocina veneciana, que gracias a su comercio con
Oriente favoreció la importación de todo tipo de especias: pimienta, mostaza, azafrán, nuez
moscada, clavo, canela, etc. Un factor determinante para una nueva gastronomía fue el
descubrimiento de América, de donde llegaron nuevos alimentos como el maíz, la patata, el
tomate, el cacao, los frijoles, el cacahuete, el pimiento, la vainilla, la piña, el aguacate, el
mango o el tabaco.122
Renacimiento
Inicio » Edad Moderna » Renacimiento
Renacimiento, se llama al gran fenómeno artístico social y político que tuvo lugar durante
los siglos XV y XVI y que consistió en una transformación cultural abandonando las
normas de la edad media y adoptando una nueva concepción de la vida.
Este fenómeno tiene el nombre de Renacimiento, porque hubo la creencia de que la
humanidad durante la Edad Media vivió una época de atraso. Las culturas griegas y romana
han sido las mas avanzadas, se decía, y por consiguiente hay que hacerlas revivir, hay que
hacerlas renacer. Por lo tanto en los siglos XV y XVI predominó el espíritu greco-latino.
1. Las nuevas relaciones comerciales y culturales de Europa con el Oriente, a raíz de las
cruzadas; y con Occidente, a raíz de los descubrimientos.
2. La huida de muchos artistas griegos hacia Europa, después de la Toma de Constantinopla
por los turcos.
3. La invención de la imprenta, que propagó la cultura.
4. La protección brindada a los artistas y escritores por algunos acaudalados señores.
Precursores
El Renacimiento comenzó propiamente, al finalizar la Edad Media y los artistas y escritores
que se anticiparon a este gran movimiento fueron los llamados Precursores
Los más notables precursores del renacimiento en Italia fueron cuatro: Dante Alighieri,
Francisco Petrarca, Juan Bocaccio y Juan Giotto.
Fue uno de los escritores más famosos del renacimiento en la literatura de todos los
tiempos.
Su obra maestra La Comedia, que la posteridad llama con justicia “La Divina Comedia“,
es un extenso poema fantástico, dividido en tres partes: El infierno (34 cantos), El
Purgatorio (33 cantos), y El Paraíso (33 cantos).
El poeta que fue coronado de laurel en el Capitolio de Roma, escribió numerosas poesías
inspiradas por una dama llamada Laura de Noves. Se le considera el creador del soneto,
bella forma de poesía que aún subsiste y consta de 14 versos divididos en 2 cuartetos y 2
tercetos.
Escribió también una obra de carácter épico titulada Canto al África.
Francisco Petrarca
Fue un brillante escritor florentino del renacimiento cuyo estilo ligero y alegre ha quedado
como modelo de naturalidad y sana critica burlesca. Su obra El Decameron, es una
colección de cuentos divertidos, escritos a raíz de unas vacaciones en un lugar cercano a
Florencia, hacia donde huyeron unas damas y unos caballeros para librarse de la peste que
azotaba a la ciudad.
Pintura alusiva al cuento El Decameron de Bocaccio.
Fue el pintor más notable del renacimiento de fines de la Edad Media. La naturalidad de sus
figuras y la esplendidez de su colorido, hacen que se le considere un verdadero maestro de
la pintura. Sus frescos en la Basílica de Asís y sus frescos en la iglesia de Padua sobre la
Vida de la Virgen, han inmortalizado su nombre.
Pintura de Giotto en la Basilica San Francisco de Asis
El Humanismo
La filosofía del Renacimiento fue el Humanismo, gran movimiento renovador que
conmovió a toda Europa. Decían los escritores del siglo XVI que el Arte y la Ciencia
durante la Edad Media, habían tomado un carácter poco humano, artificioso y antiviral. La
filosofía se había vuelto escolástica, es decir, sujeta a reglas de raciocinio invariables y
rígidas. El Arte había perdido toda la gracia que tuvo en los días de Grecia y Roma, para
adquirir una Tendencia Mística, con el exclusivo objeto de hacer catedrales y figuras de
santos. La ciencia se había estancado en los laboratorios de los alquimistas y los doctores
de la iglesia negaban toda verdad que se opusiera al dogma católico. Por consiguiente había
que Humanizar la cultura: