Libro Recuerdos PDF
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RECUERDOS DE
APARECIDOS
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1º Edición.
Impreso en Argentina
I.S.B.N. 978-987-86-8109-2
CDD A863.
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INDICE
Prólogo ………………………………………………………….. 9
Agradecimientos …………………………………………….. 15
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Pandemia en el monte ………………………………… 93
Blas …………………………………………………………… 95
El preso………………………………………………………. 101
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Catinga americana
Prólogo al libro “Recuerdos de aparecidos”, de Luis Zapiola
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Constitución Nacional Argentina (1853); en su artículo 67 inciso 15
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como “territorio”, expresa a las claras lo irrelevante del tema
también para nuestra sociedad provincial, y esta aculturación
a la que estamos sometidos.
Sobre las culturas qom, pilagá y wichí sabemos muy poco. Son
parte de nuestra provincia, sabemos que están, pero no nos
atrevemos todavía y nos cuesta horrores, identificarnos con
ellos.
Por ello esta incursión literaria que nos ofrece Luis Zapiola
titulada “Recuerdos de aparecidos” es muchísimo más que
una mera descripción con voces autóctonas; o un simple relato
costumbrista. Se trata nada más y nada menos de un intento
de construir un nuevo paradigma cultural, de una nueva y
sólida relación dialogal; de una mancomunión desde el origen
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para diseñar juntos nuestro destino; de “un viaje de ida a los
recuerdos que entibian el corazón para pensar el futuro”,
como lo define el autor en el título de esta obra; que está en
sus manos, y tiene “catinga americana”. Vale la pena leerla;
para ir reconociendo nuestros propios olores, nuestra
diversidad de categorías y nuestro origen común como pueblo
y como especie.
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Jóvenes wichí. Foto 1926. Colección Milda Rivarola
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Agradecimientos
Mi agradecimiento de aparecido a todos aquellos que de un
modo u otro colaboraron en la realización de este libro. En
particular a los originarios de los pueblos qom y wichí, que con
su amistad inquebrantable posibilitaron profundas charlas
que me permitieron asomarme a una mirada del mundo que
desconocía. Muchos de ellos me honraron y aún lo hacen con
su amistad, un tesoro que llevo en el corazón.
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A los Maestros Especiales en Modalidad Aborigen (MEMA) de
Formosa.
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Unas palabras de aparecido
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La gran paradoja es que al tiempo de arribo de los aparecidos,
los originarios fueron desapareciendo, en el sentido de
volverse invisibles a los ojos, los corazones y las
preocupaciones de la cultura dominante.
En mis primeros contactos con los wichí, los qom y los pilagá
se abrió ante mis ojos un mundo nuevo, de una riqueza
cultural y espiritual que golpea la conciencia y que te lleva a
replantearte tu lugar en el mundo y un “ser” vivenciado desde
lo colectivo. El derecho contiene en sus formulaciones teóricas
esta posibilidad de “ser en lo colectivo”, pero con el no alcanza.
Además, lo jurídico, las leyes y los Tratados de Derechos
Humanos son aspectos extremadamente importantes que, si
quedan solo en manos de abogados y jueces, pueden
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convertirse en elementos peligrosos para los anhelos de sus
destinatarios.
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Las narraciones, en algunos casos rescatan aspectos de la
cultura y la espiritualidad presente o pasada de las
comunidades y pueblos originarios. En otros casos se trata de
historias de base real en las que me tocó actuar como abogado,
con los alcances y salvedades del caso. Quien quiera hallar en
esta obra repudios o toma de posiciones propias y adaptadas
por la fuerza a la realidad, deberá buscar otras fuentes.
Tierra con memoria y ríos que son caminos, “con gente que da
la mano y saluda al sol”, como decía Hamlet Lima Quintana.
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Un día quise atrapar una parte de ella en un letra para
chamamé, aun inconclusa:
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EL VUELO DEL HECHICERO
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monte de los wichí a un rey y a una reina que los originarios
debían aceptar y adorar para evitar que los maten.
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El espíritu de la anciana tendió su mano al anciano mago y
juntos volaron por el monte impenetrable en busca de sus
cuerpos. Cuando llegaron, pudieron verse desde el aire. Ella
acostada en el piso y el viejo chamán canturreando
antiquísimas tonadas de su monte lleno de memorias.
Hiyawu w’ekyaj
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T’ot’aye wichi w’et nohusewos ineyhatpa nohusew’et häp tä
isej wichi tä yenlhi. Ichufwi hupna hal’ä tä notechaynej hal’ä
p’ante nopajtej hin’o lhäs häpet wichi ch’isukwyaj tä tamenej.
Tä nichäte lawhäy tä lhamil yenifwala kaifwalaya, lhamil
lhayhutwek tä iwoye lanokwhayaj. Lhamil iwahnej tat wichi
chi lhamil ilach’oyey n’ohusew’et.
Iwotesa lawhäy tä iche m’ek tä iche tha nemhit iche elh chi
nitäfwelej wet tä tetso nemhit iche elh chi yenlalhämet’a.
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¡ESTO ES PARA USTED DOCTORA ¡
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terminó en violación. Los líderes de su comunidad, advertidos
del ultraje cometido a una de sus miembros, de tan solo
dieciséis años, la fueron a buscar y con muchas heridas en el
cuerpo, y mucho más en el husek, su espíritu, la internaron en
el hospital.
-Quiero decir que para Audencia y los testigos wichí que van a
declarar, es obligatorio que tengan traductor. Así lo dice el
Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo
que es ley de nosotros los originarios. No queremos que estos
señores salgan libres porque nuestros hermanos no entienden
las preguntas-.
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EL SUEÑO DE LAISHI
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Pasaron los años y en la década de 1953 los sacerdotes pidieron
autorización para vender las tierras. Recién en 1958 se les
concedió esa autorización. De a poco, el sueño que fue la tierra
terminó en pesadilla. En los albores del siglo XXI vendieron
las ultimas hectáreas que quedaron.
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EL CONSEJO DEL MORIBUNDO
Al costado del Teuc, que los siwele llaman Rio Bermejo tenían
sus campamentos de verano los wichí. Las aldeas se sucedían
frente a sus orillas y los hombres celebraban la pesca con sus
redes tijera en busca del sábalo, el bagre y a veces algún surubí.
En el paraje Tas Tas, las mujeres construían sus chozas en
forma de cúpula. Luego de siglos de construcciones en el
mismo lugar, la zona del lewet era un poco más elevada por el
apisonamiento del suelo año tras año. Restos de cerámica son
mudos testigos de ese mundo de risas, abuelas contando las
historias de los antepasados a sus nietos, hombres danzando
con sus brazos entrelazados formando un círculo y una vida
cotidiana sin violencia y solo buscando la buena voluntad.
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En esos tiempos los enterramientos de los wichí comenzaron
a ser señalados por un objeto sobre el terreno, a veces una lata
u otro objeto, y finalmente con una pequeña cruz de madera.
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nombre de su grupo era Bunge y Born. Por esas soledades
cuentan que se escondió en algunas ocasiones Segundo David
Peralta, alias Mate Cocido, un famoso bandolero anarquista,
amigo de los pobres y desheredados de la tierra. Así lo
apodaban por una herida que tenía en la cabeza.
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Las palabras del anciano Lusa eran un wit ole, el consejo del
moribundo. La misión encomendada de regresar a la tierra
prometida era un mandato que Ramón no podía rechazar. En
la espiritualidad wichí, no aceptar hubiera vuelto el consejo en
su contra y convertido en una maldición.
Lusa häpe p’ante wichi ta tewok elh Bermejo lhele wet law’et
yäme tha iche p’ante ta nekchä 20. Lawhäytso kamaj wichi
häpkhihent’a p’ante iyhäj ta law’et lhipna Argentina, tsi lhamil
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hiw’enhit’a p’ante n’olheyis hi ta yakalelhät elh ta häpe wet
lhip ta law’et. Lako hápe p’ante Arcelia, niyat ta matche ta
wichi nitäfwelej häpe p’ante ta lhäse lhey p’ante Afwenche wet
ahätäy lhayis yokw Pajarito.
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lhipeyna. Ramón lhäy’e law’et lheley yikhen p’ante ta ituyey
Lomitas tsi t’unläk iche m’ek ta isej lhäy’e law’et lheley.
Wet nech’e Tas Tas tso tha tsilak at n’ot’olis ta ihi, n’ohusew’et
w’et, wet iyhäj meyhey ta yakalelhät ta wichi w’et ta pajche,
honhat, tayhi tewok yokw tam tsi wichi yikhen nemhit tewoye
ifwalas p’ante näl ta wichi tat ta law’etes lhipeyna.
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EL LUGAR DONDE CAYÓ EL RAYO
Un relato de la dignidad wichí.
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aprobaban o reprobaban las palabras de los hombres. La
palabra para ellos era la expresión de su pensamiento. Y su
lengua, el wichí lhamtes, un signo de identidad cultural.
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Apenas se fue el bolichero en su vieja camioneta, con su esposa
canadiense cargada atrás, los wichí desarmaron esa casa y el
bar, madera por madera, chapa por chapa, horcón por horcón,
y limpiaron el terreno hasta tal punto que no se notaba que allí
había existido una construcción.
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Foto: Gustavo Molfino
Foto gentileza
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Aníbal
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EL LORO ATRAPADO
Lucía se había hecho fama entre las mujeres siwele, las criollas
del pueblo, como curandera, en especial de señoras de buena
posición económica que recurrían a ella en especial por
“amarres” de amor. En esos menesteres había progresado y se
había construido una casa en el pueblo y comprado una moto
que utilizaba para llegar a su comunidad todos los días para
cuidar sus cabras.
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Don Cuellar era un celoso de esos con el golpe de puño a la
mujer y el cinturón siempre preparado y era de la convicción
que golpear a Lucía y celarla era una forma de “demostrar
amor”. Innumerables veces la había golpeado a ella y a sus
hijos e hijas que la vida y los amores de la tierra le habían
dejado. Incluso un día la corrió por el pueblo con un cuchillo
en mano intentando matarla. En esas soledades las mujeres no
sabían que existía eso que los blancos llamaban “derechos”,
una palabra que no tiene traducción en la lengua de los wichí.
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Se sentó en la puerta de su casa con la mente en blanco y llena
de temores. En minutos la casa se llenó de policías y Lucía
cambió la libertad por una celda en la cárcel del pueblo.
En los meses que estuvo presa, las mujeres criollas del pueblo
la visitaban y desde allí ejercía sus tareas para garantizar el
amor. En esos tiempos fue la única mujer originaria detenida
en todo el país. También encerrada tuvo a su hijo.
Allí volvió Lucia con sus hijos, con sus cabras sabiendo que
nunca más permitiría que la golpearan.
A partir de ese día Lucía voló libre, ejemplo para las mujeres
de su comunidad.
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¡PRESTAME A TU SEÑORA ¡
Era la zona por donde los cazadores iban y venían del paraje
de Estero en el Paraguay cuando el territorio era todavía libre.
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En sus días de abrazo al vino, a Don Juárez le pesaba la
soledad, que no alcanzaba a menguar la vecindad de su hijo
mayor Audencio, el único que seguía viviendo en la zona. Los
otros cuatro habían partido buscando mejores vidas y
conchabos en distintos parajes de la región.
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Foto: Gustavo Molfino
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Inaa sentía que la vida se le iba por la falta de aire. - ¡Prestame
a tu señora te dije indio sucio! le recriminaba mientras
apretaba aún más el cuello del nivaclé.
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ANSELMO EL RECOLECTOR DE MIEL
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El Niyat salió con su grupo a buscarlo antes de la salida del
sol. Siguió la ruta prefijada el día anterior por el anciano
recolector de miel. Al llegar a “Aguada Grande” no tardaron
mucho en encontrar el cuerpo del abuelo wichí. Estaba de
costado junto a su fuego a medio preparar. Lo primero que
notaron fue su cara. Estaba azulada y la sangre ya seca que
había salido de sus ojos todavía se podía ver.
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desde unos veinte metros tomó su lapicera y escribió “paro
cardiorrespiratorio” sin revisar al finado.
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Nilataj creó la tierra y un enorme viento la arrastró y por eso
existe el monte.
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- ¡Les pago el muerto! - y oscureció el lugar y la buena
voluntad, provocando más tensión de todos.
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de cerca de treinta personas. Rápidamente llegaron también
los hombres de guerra wichí.
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afwenchey pej ta iwosilätaye chi sip’äl t’ot’aye lhip ta lhamil
ihi. Lhamil isej tat tayhi wet tewokw tejta häpe lhip ta matche
ta afwitäyhtsaj ta häp ta lhamil law’etes tat, ichufwenej ta
lhayämhin’ohlä lawitäyhyaj.
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N’oyämetha ifwalas ta t’ichun wet tsilak p’antet hin’ol ta i’pe
honhat. Atsinhay tso ta ip’ante puleye. Katetsel. Lhamil
nekche pej lakanyhäy ta neke hin’ol lhäk, lhamil t’etane wet
lawhäy ta häpe wet n’oyiset lhamil lanäyij wet nemhit isakaney
pule wet nech’e iyej tat hin’ol ta yen law’etlheleya. Iyhäj
atsinhay imälheyey t’at pule wet ta honatsi wet näleyhen wet
wichi yent’itsekayejen ta yakalelhät lhipey ta lhamil ihiche.
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-olhamil onämhen ta oneke n’opitsek olhamil oyenlhi autopsia
tsi olhamil owatläk kalelhäj m’ek ta tamenej ta y’il- wichitso ta
iyahen t’at tsi chi lhamil nitäfwelche m’ek ta häpe autopsia wet
lhämet ta yokw owatläk kalelhäj m’ek ta tamenej ta y’il.
Ramón tahuyej laka wichi wet t’alhe chi lhayhutwek ta ihi lhip
ta atofwehlä ahätäy lhayis pajlatha kalelhäj lhamil
latichunhayaj.
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häp ta tamenej ta y’il tsi nemhit t’otle tumlä m’ek ta n’owoyeje
pej.
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ENTIERRO PARA EL DIABLO
“José” era un hiyawu. Allá por la década del cuarenta del Siglo
XIX pescaba con su familia con red tijera y trampas para peces
en el río, en los campamentos de verano. Los wichí
trashumaban el territorio en busca de los recursos que Nilataj,
el eterno principio de la vida plena había puesto en el almacén
de la gente, las selvas y los ríos.
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enviaba al fondo. El frente de bancos del templo siempre fue
para los ricos del lugar.
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LAS MANOS DEL ARTESANO
"Amarga es la madera
De Palo Santo
(Jose Pedroni)
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LOS FORTINEROS
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-Estuvimos en el paraje Bajo Hondo de asamblea. Éramos
unos 35 cristianos y unos 20 aborígenes- relató muy seguro de
si mismo.
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DECLARAR EN UNA LENGUA EXTRANJERA
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dominante, pero siempre extranjera para aquellos que no la
comprendían.
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“causa”? -. El originario luego de unos segundos se limitó a
levantar los hombros y con mirada asustada contestó – No-.
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PANDEMIA EN EL MONTE
En sus parajes se cuidan porque saben que ese virus que nos
cambió la vida a todos llega también allí a través de aparecidos
que sin proponérselo lo traen a sus lugares. Saben que del otro
lado del Bermejo, su Teuc hay hermanos contagiados.
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BLAS
"A toda esa gente que quiso un camino nuevo pa’ su pago, pero que no
precisa un camino nuevo pa’ llegar a mi memoria”. (Ruben Lena-Braulio
López).
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Allá por los años cuarenta del siglo veinte, una de estas
comunidades, se asentaba en las proximidades de Las
Lomitas. Después de la invasión grande llamada por los
aparecidos “La Conquista del Chaco” allí se instaló el ejercito
fundando el Fortín Soledad. Era un territorio de espeso monte
combinado con inmensos pastizales que hacían confluir cielo
y tierra, en una explosión de naturaleza aprisionada por dos
ríos móviles, el Pilcomayo y el Bermejo, que con el correr de
los siglos le dieron a esa geografía una particular belleza. En
1963, uno de los cambios de cauce del Pilcomayo originó un
inmenso humedal, el Bañado La Estrella, a uno de cuyos
márgenes quedó ese Fortín con el que los pilagá convivieron
junto a familias de aparecidos criollos que se instalaron en el
lugar.
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Allí, con sus vestimentas ancestrales y sus pinturas rituales,
danzaban al son del pin pin mientras Luciano repartía Biblias
traídas del Chaco que, aseguraba, tenía poderes que salvarían
a los pilagá.
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copado por sectores que respondían a la ultraderecha
peronista y sus dirigentes perseguidos y encarcelados.
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los derechos de todos y en especial de los que siempre llegan
tarde al reparto.
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EL PRESO
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- ¿Y vos quien sos?-, preguntamos pensando en asesorarnos
con él, quien quizás conocía aún mejor todos los sitios del
monte de la región.
N’OLHÄYTSEK
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EL CAZADOR Y EL FISCAL
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El abogado les explicaba que eso era simplemente una
investigación policial, y que el juez debía ordenar una pericia
judicial que establezca las causas y circunstancias de la muerte
de Cirilo. Y que los resultados podían ser tres: que el cazador
haya sido asesinado, o que se trató de un accidente como decía
la policía, o como pasa a veces que haya dudas y no se pueda
saber de cual de esas dos posibilidades se trata. Que había que
buscar otras pruebas para el juez.
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