Introduccion y Conclusiones
Introduccion y Conclusiones
Introduccion y Conclusiones
profetas escritores que vivieron desde el 850 al 450 a.C. Con frecuencia los
maestros bíblicos hablan de estos dieciséis como los profetas clásicos. La palabra
clásico tiene que ver con ciertos estándares o características. Estos profetas son
llamados clásicos porque sus ministerios tuvieron los mismos estándares o
similitudes. Primeramente, escribieron sus mensajes, y adicionalmente, la mayoría
de las veces siguieron cinco pasos:1Hablaron a toda la gente no sólo a los
líderes.Declararon que Dios estaba enojado por causa del pecado.Advirtieron que
el juicio de Dios llegaría.Llamaron a la gente a arrepentirse.Prometieron la
salvación de Dios a los que obedecieran.Los dieciséis profetas clásicos fueron
mensajeros de Dios. Pero no fueron ni los únicos ni los primeros profetas. Las
Escrituras se refieren a Abraham (Gn 20:7) y a Moisés (Dt 18:15) como profetas.
Jueces 6:8 habla de un profeta. Elías y Eliseo fueron profetas bien conocidos.
Samuel comenzó la escuela de los profetas (1 S 19:20). Hechos 2:29-30 se refiere
a David como un profeta Esto nos lleva a un asunto relacionado. No todos los que
profetizaron vivieron en el rol ni en el oficio de un profeta. Algunos ejemplos son:
Enoc, el séptimo desde Adán (Jud 14), Noé (Gn 9:25-27), José (Gn 37:6-7) y
Jacob (Gn 49:10). El Espíritu Santo capacitó a personas como estas a profetizar,
aunque no fueron conocidas como profetas.
Dios inspiró a Moisés a orar: “…ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y
que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos” (Nm 11:29). Esta oración llegó a ser
una realidad para millones hoy que son conocidos como pentecostales y
carismáticos.Llenos con el Espíritu Santo, oran por los enfermos y son testigos
valientes de Jesucristo. Son como Jesús, quien fue un profeta, poderoso en
palabra y hecho(Lc 24:19). El Espíritu del Señor que estaba sobre Jesús está
sobre ellos. Los ha ungido para predicar las buenas nuevas a los pobres, para
pregonar libertad a los cautivos, dar vista a los ciegos, y libertad a los oprimidos y
para predicar el año agradable del Señor (Lc 4:18-19; Is 61:1-2).