Metafísica y Familia, Tomo II (FINAL)
Metafísica y Familia, Tomo II (FINAL)
Metafísica y Familia, Tomo II (FINAL)
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Metafísica y Familia.
Homenaje a Tomás Melendo.
Tomo II. Aplicación
Presentación
Gabriel Martí Andrés 7
5. La libertad y la verdad
Carlos Augusto Casanova Guerra 143
8. La antropología metafísica
en la práctica médica
Antonio Porras Torres 205
Introducción
Los avances en la ciencia médica han sido orientados
habitualmente a procurar una mejor atención sanitaria
a través de un buen diagnóstico y de tratamientos más
efectivos que procuren mejorar la calidad de vida. En
alguna ocasión, sin embargo, aparecen excepciones
revestidas de progreso técnico que son contrarias a la
buena praxis médica y confunden la ciencia biomédica
con intereses ideológicos y políticos. La bioética ha
surgido en gran medida, como respuesta a estos nue-
vos escenarios, promoviendo un espacio de reflexión
que oriente las decisiones de los profesionales sanita-
rios en torno a conflictos morales. Conflictos que apa-
recen con frecuencia como consecuencia de la aproba-
ción de leyes que violentan los valores humanísticos
de la medicina. En la práctica son muy conocidos los
principios éticos derivados del Informe Belmont,1 y
los sistematizados posteriormente por Beauchamp y
Childress.2
1
Informe Belmont. Principios y guías éticos para la protec-
ción de los sujetos humanos de investigación, Estados Unidos,
1979.
2
Beauchamp, T.L. y LeRoy, W., Principios de Ética Biomédi-
ca, Barcelona: Masson, 1999.
19
3
Proposición de ley orgánica de regulación de la eutanasia.
Congreso de los Diputados, 24 de enero de 2020.
4
Diccionario de la Lengua Española. Edición Tricentanar-
io. Real Academia Española. Actualización 2019.
5
Constitución Española. 1978. art. 10.1: “la dignidad de la
persona, los derechos inviolables que le son inherentes […] son
fundamento del orden político y de la paz social”.
6
Informe Belmont.
20
7
Proposición de ley orgánica de regulación de la eutanasia.
21
10
Cardona, C., “Filosofía y cristianismo (En el centenario
de Heidegger)”, Espíritu, núm. 39, 1990, pp. 17-18.
11
Melendo, T., “Metafísica de la dignidad humana”, en An-
uario Filosófico, vol. 24, núm. 1, 1994, pp. 15-34.
23
2016.
14
Declaración de la amm (Asociación Médica Mundial) so-
bre la eutanasia y suicidio con ayuda médica. Adoptada por la
70ª Asamblea General, Tiflis, Georgia, octubre de 2019.
15
Nuevo Juramento Hipocrático. Declaración de Ginebra.
68ª Asamblea General de la amm, Chicago, Estados Unidos, oc-
tubre de 2017.
25
2016.
18
Declaración de la amm sobre la eutanasia y suicidio con
ayuda médica…
19
Declaración de la amm sobre la eutanasia y suicidio con
ayuda médica…
20
Asamblea General Posicionamiento del cgcom ante la eu-
tanasia y el suicidio asistido Melilla, 21 mayo de 2018.
27
21
Posicionamiento de la Comisión de Deontología…
22
Declaración de la amm sobre la atención médica al final
de la vida. 62ª Asamblea General de la amm, Montevideo, Uru-
guay, octubre de 2011.
23
Artículo 36. Código de Deontología Médica. omc. Madrid,
2016.
28
3. Precisiones terminológicas
La propia Ley Andaluza Derechos y Garantías de la
Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte,28
25
Convenio del Consejo de Europa para la Protección de
los Derechos Humanos y la Dignidad de los pacientes. Oviedo,
1997
26
Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad.
27
Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la
autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia
de información y documentación clínica.
28
Ley 2/2010, boja de 8 de abril, de Derechos y Garantías de
la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte.
30
30
Declaración de la amm sobre la atención médica al final
de la vida…
32
Pons, J. J.; Clark, D.; Hasselaar, J.; Ling, J.; Mosoiu, D.; Cen-
teno, C., EAPC Atlas of Palliative Care in Europe 2019, Pam-
plona, 2019.
37
27/10/2020: https://www.elcorreo.com/opinion/tribunas/urgen-
cia-eutanasia-20201027223249-nt.html
38
320:1395-1398.
43
nto nº 4.
45
5.3. El individualismo
Vivimos en una sociedad en la que prima el propio in-
terés, el egoísmo. Diseñamos nuestro propio proyec-
to personal en completa autonomía, donde los demás
sólo entran en la medida en que no se interponga a la
realización de dicho proyecto. Esta tendencia se puede
manifestar tanto en el ámbito profesional, como fami-
liar y social, en el primero –el laboral– donde sólo nos
interesa escalar posiciones para satisfacer el ego, ad-
quirir cuotas de poder o demostrar a la humanidad mi
valía intelectual. En el ámbito familiar, cada miembro
tiene su propio plan y no está dispuesto a ceder en sus
planes y preferencias. No necesita de nadie. Confía en
su capacidad de control de la vida y la muerte.
La medicina actual deshumanizada deja de des-
empeñar el papel que durante siglos o milenios se le
encomendó, que fue la “cura” (en el sentido de “cui-
dado”) de las personas enfermas; y se le asigna la mi-
sión de “cura” (en el sentido de “eliminación”) de la
enfermedad. El hombre moderno ya no necesita una
comunidad que lo cuide cuando está enfermo (y, cuan-
do la necesita, descubre que no la tiene); y exige avan-
ces científicos y tecnológicos que le confirmen que la
enfermedad puede ser eliminada, para poder tener el
47
cia.info/noticia/2624/mirando-al-exterior/mirando-al-exteri-
or:-el-40-de-los-belgas-se-muestran-partidarios-de-dejar-de-
atender-a-las-personas-mayores-de-85-anos.html
51
Bibliografía
Arias-Casais, Natalia; Garralda, Eduardo; Rhee,
John Y.; Lima, Liliana de; Pons, Juan José; Clark,
David; Hasselaar, Jeroen; Ling, Julie; Mosoiu,
Daniela; Centeno, Carlos, EAPC Atlas of Palliati-
ve Care in Europe 2019, Pamplona, 2019.
Artículo 36. Código de Deontología Médica. omc. Ma-
drid, 2016.
56
Gonzalez Barón, M., “Eutanasia, la solución equivoca-
da”, abc, 11 de diciembre de 2020.
57
Informe del comité de bioética de España sobre el final
de la vida y la atención en el proceso de morir, en el marco de
debate sobre la regulación de la eutanasia: propuestas para la
reflexión y la deliberación. CBE Madrid, 6 de octubre de 2020.
56
Domèmec Melè
Universidad de Navarra
Introducción
Parece existir la costumbre no escrita de que, en los
libros de homenaje a destacados académicos, los au-
tores se fijen es aspectos de la obra del homenajeado,
o incluso en su obra completa. En esta ocasión qui-
siera fijarme en la relación que Tomás Melendo esta-
blece entre la dignidad y singularidad de la persona
y la exigencia ética de tratar a cada persona con una
actitud de gratuidad. Así lo apunta, por lo menos, al
final de su Introducción a la antropología: la perso-
na, donde, tras una amplio desarrollo, presenta como
primera, y más básica y universal, conclusión, que “el
valor eminente de las personas –lo que calificamos
como dignidad– guarda una estrecha relación con el
hecho de ser extremadamente singulares o, si se pre-
fiere, únicas e irrepetibles, incomparables o, mejor to-
davía, insustituibles”.1 A partir de aquí, afirma que el
trato con las personas, en lo que tiene de estrictamente
personal, ha de ser de gratuidad, puesto que no pue-
den pagarse con nada. “Lo cual –añade– equivale a
sostener que las relaciones propiamente personales se
fundamentan en el amor y que éste, a su vez, es por na-
turaleza gratuito”.2 Al hablar de amor, como veremos
más abajo, Melendo se refiere al amor de amistad entre
humanos: querer el bien del otro. Este amor de amis-
tad o benevolencia, en sentido estricto, es un privilegio
exclusivo de las personas.
Me atrevería a afirmar que la mayoría de las per-
sonas familiarizadas con la empresa dirían que en esta
1
Melendo, T., Introducción a la antropología de la persona,
Madrid: Ediciones Internacionales Universitarias, 2005, p. 151.
2
Melendo, T., Introducción a la antropología de la persona,
p. 152.
61
3
Otra fórmula posible sería bis dat qui cito dat, cuya traduc-
ción literal sería: “Quien da sin dudar da dos veces” o, sencilla-
mente, “dar sin esperar nada a cambio”. También cabría utilizar
dare inopinate (o inopinanter) que equivaldría a dar inopinada-
nente, es decir “dar sin hacer un juicio previo del motivo o la
persona que recibe la donación”. Agradezco el apoyo en este
punto al Dr. Juan A. Romero, especialista en lenguas clásicas.
4
Derrida, J., Dar (el) tiempo. 1. La moneda falsa, traduc-
ción de Cristina de Peretti, Barcelona: Paidós, 1995.
5
Lo simbólico abre y constituye el orden del intercambio y
de la deuda, la ley o el orden de la circulación en donde se anula
el don. Basta, pues, con que el otro perciba el don, que lo perci-
ba no sólo en el sentido en que, como suele decirse en francés o
en castellano, se percibe un bien, un dinero o una recompensa,
sino que perciba la naturaleza de don, que perciba el sentido o
la intención, el sentido intencional del don, para que este sim-
ple reconocimiento del don como don, como tal, incluso antes
de convertirse en reconocimiento como gratitud, anule el don
como don. La mera identificación del don parece destruirlo”.
Derrida, J., Dar (el) tiempo. 1. La moneda falsa, pp. 22-23.
64
6
Derrida, J., Dar (el) tiempo. 1. La moneda falsa, p. 23.
65
9
“Es cierto que la caridad de gentes bien dispuestas le sumi-
nistra la subsistencia completa [a los mendigos]; pero, aunque
esta condición altruista le procure todo lo necesario, la cari-
dad no satisface sus deseos en la medida en que la necesidad
se presenta: la mayor parte de sus necesidades eventuales se
remedian de la misma manera que las de otras personas, por
trato, cambio o compra. Con el dinero que recibe compra comi-
da, cambia la ropa vieja que se le da por otros vestidos viejos
también, pero que le vienen mejor, o los entrega a cambio de
albergue, alimentos o moneda, cuando así lo necesita”. Smith,
A., La riqueza de las naciones, Lib. I, cap. 2.
10
“En verdad, su intención, en general, no es la de servir al
interés público, ya que él mismo no sabe hasta qué punto puede
ser útil a la sociedad. Prefiriendo el éxito de la industria nacio-
nal al de la industria extranjera, no piensa más que en darse
68
ten con los pobres el fruto de todos sus progresos. Son conduci-
dos por una mano invisible a realizar casi la misma distribución
de las cosas necesarias para la vida que habría tenido lugar si la
tierra hubiera estado repartida en porciones iguales entre todos
sus habitantes, y entonces sin pretenderlo, sin saberlo, promue-
ven el interés de la sociedad y aportan medios para la multi-
plicación de la especie”. Smith, A., Teoría de los sentimientos
morales, parte IV, cap. I, pp. 184-185, pár. 10.
13
Así, Michael Jensen, un renombrado autor de manage-
ment, escribe: “200 años de valiosos trabajos económicos y fi-
nancieros indican que el bienestar social es maximizado cuando
todas las empresas de una economía maximizan el valor de la
empresa”. Jensen, M. C., “Value Maximization, Stakeholder
Theory, and the Corporate Objective Function”, en European
Financial Management, vol. 7, núm. 3, 2001, pp. 297-317.
14
Cf. Greenwald, B. y Stiglitz, J. E., “Externalities in
Economies with Imperfect Information and Incomplete Mar-
kets”, en Quarterly Journal of Economics, vol. 101, núm. 2,
1986, pp. 229-264.
70
16
Zamagni, S., “Fraternidad, don y reciprocidad en la Caritas
in veritate”, en Revista Cultura Económica, vol. 27, núms. 75-
76, 2010.
17
Segarra, J. A., “La Fageda: Otra empresa es posible…”, en
Universia Business Review, 2º Trimestre, 2011. https://sid.usal.
es/idocs/F8/ART19259/segarra.pdf. Acceso el 28 de agosto de
2020.
74
18
Caritas in veritatem, n. 38.
19
Caritas in veritatem, n. 36.
75
20
MacIntyre, A., Animales racionales y dependientes, Bar-
celona: Paidós, 2001.
21
Gobout, J. T. & Calillé, A., L’esperit du don, Paris: Le
Découverte, p. 20.
22
Caritas in veritatem, n. 6.
76
37
El trabajo como medio de desarrollo personal, p. 49; én-
fasis del original.
38
Melendo, T., Las dimensiones de la persona, pp. 82-83.
80
43
Melendo, T., Las dimensiones de la persona, p. 82.
86
46
Is 32,17.
88
49
Como explica Polo, “ni en Aristóteles ni en Platón, la vo-
luntad es posesiva: es precisamente no posesiva, tendencial. In-
cluso es de notar que la palabra ‘voluntad’, que viene del latín,
no tiene equivalente en griego. Lo que se corresponde con lo que
nosotros llamamos voluntad es óresis, que significa deseo. Ahora
bien: se tiende o se desea aquello que no se posee; no se tiende
a lo que se posee”. Polo, L., “Tener y dar”, en Fernández, F.
(Coord.), Estudios sobre la “Laborem exercens”, Madrid: BAC,
1987, p. 223.
50
Cf. Polo, L., “Tener y dar”, p. 225.
89
51
Melendo, T., Las dimensiones de la persona, p. 154.
52
Cf. Melendo, T., La dignidad del trabajo, p. 79.
53
“Todo lo que tiene voluntad se dice que es bueno en cuanto
tiene buena voluntad; pues por la voluntad disponemos de todo
lo que hay en nosotros. Por eso no se llama hombre bueno al
inteligente, sino al que tiene buena voluntad. Por su parte, la
voluntad va referida al bien como a su fin y objeto propio. Así,
al decir porque Dios es bueno existimos, hay que referirlo a la
causa final” (S. Th. I, q. 4, a. 4, ad 3).
54
Melendo, T., Introducción a la antropología de la persona,
p. 71.
90
60
Melendo, T., La dignidad del trabajo, p. 62.
61
Guitián, G., “Service as a bridge between ethical princi-
ples and business practice: a Catholic Social Teaching perspec-
tive”, en Journal of Business Ethics, vol. 128, núm. 1, 2015,
pp. 59-72.
62
Baviera, T.; English, W. & Guillén, M., “The ‘Logic of
Gift’ Inspiring Behavior in Organizations Beyond the Limits
of Duty and Exchange”, en Business Ethics Quarterly, vol. 26,
núm. 2, 2016, pp. 159-180.
63
Legutko, B., “An Exploration of Authentic, Servant,
Transactional, and Transformational Leadership Styles in For-
tune 500 CEO Letters”, en Journal of Leadership Studies, vol.
14, núm. 2, 2020, pp. 44-51.
92
Conclusión
Hemos tratado de responder a la pregunta formulada
en el título, de si tiene sentido el amor y la gratuidad
en la empresa, y hemos llegado a una respuesta plena-
mente afirmativa. Es verdad que la actividad económi-
ca y las organizaciones empresariales se han desarro-
llado en base a los intercambios, bajo el lema: “te doy
para que me des”, con la vista puesta en la eficiencia
objetiva y, como señala Buttiglione,65 con despreocu-
pación por la experiencia subjetiva del trabajador66 (y
de otros agentes, añadiríamos). Sin embargo, como
hemos tratado de mostrar aquí, en la actividad comer-
cial y en las organizaciones nunca se dan transacciones
económicas, sin más: en ellas hay siempre personas.
Ver estas actividades como meras transacciones es una
abstracción incompleta de la realidad y, lo que es más,
significa desgajar la actividad empresarial y el trabajo
de la vida en su conjunto y, en definitiva, deshumani-
zar la relaciones humanas en la empresa o en la entera
actividad económica.
Bibliografía
Alberoni, F., Enamoramiento y amor, Barcelona: Ge-
disa, 1996, 6ª ed.
Barnard, C. I., The Functions of the Executive. Intro-
duction of K. Andrews, London: Oxford University
Press, 1968[1938].
Baviera, T.; English, W. & Guillén, M., “The ‘Logic
of Gift’ Inspiring Behavior in Organizations Be-
yond the Limits of Duty and Exchange”, en Busi-
ness Ethics Quarterly, vol. 26, núm. 2, 2016, pp.
159-180.
Benedicto XVI, Carta-Encíclica “Caritas in verita-
tem”, Vaticano: Liberia Editrice Vaticana, 2009.
Buttiglione, R., El hombre y el trabajo, Madrid: En-
cuentro, 1984, p. 16.
94
Introducción
El interés por la Sostenibilidad se remonta a 1987, fe-
cha en la que la Comisión Mundial para el Medio Am-
biente y el Desarrollo de la ONU elabora el Informe
Brundtland. Sin embargo, es a partir de 2002, año en
que se celebra en Johanesburgo la cumbre mundial so-
bre Desarrollo Sostenible, cuando la ONU insiste con
firmeza en la necesidad de alcanzar un compromiso a
nivel global capaz de garantizar la sostenibilidad del
planeta y asegurar un relevo íntegro a generaciones
futuras.
98
3
United Nations Research Institute for Social Development,
UNRISD, 2011.
4
Nota conceptual para el Día Internacional de las Familias
de Naciones Unidas, 2014.
100
5
Fundación The Family Watch, 2020.
101
1. Familias sostenibles
La familia nace con vocación de continuidad (no se
inicia un proyecto con la creencia de que no prospera-
rá, y aún menos, con la intención de hacerlo fracasar)
y, sin embargo, a veces resulta difícil garantizar su via-
bilidad y sostenibilidad. Hoy la familia sufre violencia.
No sólo causada por la presión fiscal o el desempleo
de sus miembros y sus dramáticas consecuencias –eco-
nómicas, psicológicas y sociales-, sino también por la
presión generada por la sociedad y los poderes públi-
cos, que a veces por omisión, otras por no reconocer
el valor que la familia tiene, relega a segundo o tercer
plano la atención que ésta merece.
Actualmente, y en un horizonte temporal de al
menos diez años, tenemos un compromiso con la sos-
tenibilidad, con diecisiete objetivos concretos orien-
tados a mejorar la calidad de vida de las personas en
el planeta, sin que entre ellos encontremos referencia
expresa a la familia. Se hace alusión a los derechos del
individuo y de los grupos, pero no a la unidad familiar.
Este olvido nos puede hacer pensar si realmente pro-
mueven el desarrollo integral global, toda vez que la
familia es la base sobre la que la sociedad se construye.
En el contexto marcado por la definición gene-
ralmente aceptada de Sostenibilidad, hablar de familia
sostenible es referirse a aquella familia que cumpla las
condiciones para promover el bienestar de sus miem-
102
6
The Family Watch, informe 2009.
103
7
The Family Watch, informe 2020.
104
8
Libremercado, julio, 2020.
105
9
Bukodi, E. & Goldthorpe, J., “Class origins, education and
occupational attainment in Britain”, en European Societies, vol.
13, núm. 3, 2011, pp. 347-37; Marks, G. N., “Reproduction of
economic inequalities: Are the figures for the United States and
United Kingdom too high?”, en Birkelund, G. E. (Ed.), Class
and stratification analysis (Comparative Social Research, vol.
30), Emerald Group: Bingley, 2013, pp. 341-363..
10
Reay, D., “Habitus and the psychosocial: Bourdieu with
feelings”, en Cambridge Journal of Education, vol. 45, núm.
1, 2015, pp. 9-23.
106
b) Apoyo institucional
Sin perjuicio de que la unidad familiar procure lograr
su propia autonomía financiera –principalmente vía
ingresos por renta derivada del trabajo y en ocasiones
por una financiación complementaria– el apoyo de las
instituciones debería ser una realidad, no sólo en tér-
minos económicos, sino además en políticas familia-
res que redunden en el bienestar y el progreso familiar.
La familia hoy es frágil y necesita apoyo social.
Las rupturas familiares son cada vez más frecuentes
y precipitadas; lejos de ser la solución a un conflicto,
suelen ser un agravante más, una mayor causa de su-
frimiento. Se recurre a la ruptura como primera solu-
ción en un alto porcentaje de casos de desavenencia.
Los datos son demoledores por las consecuencias que
tienen principalmente en los hijos, pero también en la
pareja que se destruye y en el conjunto de la sociedad.
En términos cuantitativos, 2019 ha batido récord en
España por registrar el número de matrimonios más
bajo desde 2014, según el Instituto nacional de estadís-
tica. El récord que se espera este año es por el número
de divorcios, que se ha disparado llegando a superar
107
ABC, 2020.
11
13
The Family Watch, barómetro 2020.
109
14
Chinchilla, N.; Jiménez, E. y García-Lombardía, P., Inte-
grar la vida. Liderar con éxito la trayectoria profesional y per-
sonal en un mundo global, Barcelona: Ariel, 2018.
15
Fernández, J. L.; Fernández, M. A.; De Querol, N. &
Callejón, A., “Happiness at work, Business behav iour, and
worker Perceptions: a case Study”, en Ramon Llull Journal of
Applied Ethics, núm. 8, 2017, pp. 33-64.
110
Evolución demográfica
La baja natalidad compromete seriamente la sosteni-
bilidad familiar. La evolución demográfica en España
ofrece datos preocupantes. Nuestro país es el segun-
do país europeo con nivel de natalidad más bajo de
Europa,17 después de Malta. Ser madre por primera vez
a mayor edad es una de las principales causas por las
que la mujer española tiene una media de tan sólo 1.34
hijos, aunque el 75% de las mujeres reconoce que qui-
siera tener al menos dos.
16
Fernández, J. L.; Fernández, M. A.; De Querol, N. &
Callejón, A., “Happiness at work…”.
17
BBVA Communications 27 noviembre 2019.
111
La afectividad en la familia
Además de estos factores a los que nos hemos referido
como externos, es la afectividad entre los miembros de
la familia, el factor ad intra garante de sostenibilidad.
La unidad familiar está sustentada por la afecti-
vidad. Sólo es posible asegurar su continuidad cuando
se construye sobre el amor, cuando se aprecia el valor
de cada persona por el mero hecho de serlo, sin atender
a sus logros. Cuando se reconoce su dignidad. El ma-
yor bien al que aspiran las personas buenas es hacer fe-
lices a los que aman, de ahí que la familia se considere
112
2003.
113
2. La participación de la familia en el
desarrollo sostenible
Educación financiera
Desde una perspectiva antropológica, podríamos de-
cir que somos seres relacionales con dimensión eco-
nómica; la economía está naturalmente inmersa en la
sociedad. En este sentido, Amartya Sen,21 Premio No-
bel de Economía en 1998, sostiene que no sólo están
relacionadas, sino que la economía debe ayudar a crear
buenas sociedades.
Es precisamente en la familia donde se reciben
las primeras nociones de educación financiera; una
parcela de la educación imprescindible para el de-
sarrollo integral de la persona –personal y profesio-
nal– porque de una forma u otra, todos somos agentes
económicos. Una educación financiera que no sólo se
refiere al desarrollo de competencias técnicas, sino que
se completa con una formación ética. La educación
20
Green, F.; Henseke, G. & Vignoles, A., “Private schooling
and labour market outcomes”, British Educational Research
Journal, vol. 43, núm. 1, 2017, pp. 7-28.
21
Sen, A., El desarrollo como libertad, en Gaceta Ecológica,
núm. 55, 2000, pp. 14-20 [Consulta 20 de abril de 2021]. Di-
sponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53905501
115
22
Rodriguez Gomez, S.; Lopez Perez, M.V.; Garde Sánchez,
R. y Rodríguez Ariza, L., “Factors in the acquisition of ethical
training”, Education + Training, vol. ahead-of-print No. ahead-
of-print. 2020. https://doi.org/10.1108/ET-01-2019-0006
23
Zizca, 2017.
116
Educación en el consumo
El mayor volumen de transacciones económicas se rea-
liza, sin embargo, entre la familia y la empresa, aunque
estas relaciones de consumo nazcan desde cada uno
de los miembros de la familia, individualmente con-
siderados. La familia demanda bienes y servicios que
sólo la empresa puede ofrecer; las relaciones que sur-
gen entre ellas se derivan del consumo familiar, cuya
contraprestación es monetaria y se concreta en un pago
presente o futuro. Son las entidades financieras las
que, en muchos casos, facilitando financiación hacen
posible el consumo. Producción y consumo van de la
mano; una tasa elevada de ahorro –como actualmente
está sucediendo, que se ha situado a niveles superiores
al 31% al finalizar el segundo trimestre de 2020 según
datos del INE– provoca una ralentización de los flu-
jos monetarios y una consecuente desaceleración de
la economía: si la familia no consume, las empresas
no producen y la mano de obra resulta excedentaria,
lo que genera desempleo. Esto provoca mayor incerti-
dumbre y aversión al gasto, desembocando nuevamen-
te en mayor tendencia al ahorro. Cuando esto sucede,
hay que procurar que se recupere la confianza en los
mercados para que el ahorro se convierta en inversión.
La incertidumbre es el gran enemigo de la economía.
Sin embargo, hablar de consumo no es suficien-
te, lo que debemos procurar es un consumo respon-
117
29
Maslow, A., “A theory of human motivation”, en Psycho-
logical Review, vol. 50, núm. 4, 1943, pp. 370-396; y Herz-
berg, F., “One more time: How do you motivate employees?”,
en Harvard Business Review Press, 2008.
30
Guillén, M.; Ferrero, I. y Hoffman, W. M., “The neglect-
ed ethical and spiritual motivations in the workplace”, Journal
of Business Ethics, vol. 128, núm. 4, 2015, pp. 803-816.
31
Llano, A., El hombre y el trabajo. En El hombre, el paro y
la economía, IESE. Universidad de Navarra, 1985.
121
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Chinchilla, N.; Jiménez, E. y García-Lombardía, P.,
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profesional y personal en un mundo global, Barce-
lona: Ariel, 2018.
D’Angelo, F., Filosofía de la familia, Instituto de
ciencias para la familia, 2006.
Fernández, J. L.; Fernández, M. A.; De Querol, N. &
Callejón, A., “Happiness at work, Business behav
iour, and worker Perceptions: a case Study”, en Ra-
mon Llull Journal of Applied Ethics, núm. 8, 2017,
pp. 33-64.
Green, F.; Henseke, G. & Vignoles, A., “Private
schooling and labour market outcomes”, British
124
1
Cf. Ratzinger, J., “Verdad y libertad”, en Humanitas, núm.
especial, 2005, p. 61: “El verdadero Dios es por su propia natu-
raleza enteramente un ser-para (Padre), un ser a partir de (Hijo)
y un ser-con (Espíritu Santo). El hombre, por su parte, es pre-
cisamente a imagen de Dios en la medida en que el ‘a partir
de’, el ‘con’ y el ‘para’ constituyen el patrón antropológico fun-
damental. Cada vez que existe una tentativa de liberarnos de
este patrón, no estamos en el camino hacia la divinidad, sino
hacia la deshumanización, hacia la destrucción del propio ser
mediante la destrucción de la verdad”.
2
Cf. Melendo, T., Ocho lecciones sobre el amor humano.
Más allá de la unión afectiva, México: Trillas, 2000, pp. 36-40.
130
3
Cf. Melendo, T. y Menchén, B., “Esbozo de una metafísica
de la afectividad (I)”, en Metafísica y persona, núm. 1, 2009,
p. 143: “Por consiguiente, al contrario de lo que parece que
sucede en el pensamiento griego, no es el amor natural de uno
mismo el que, al madurar, debe englobar el amor electivo de
lo bueno en sí y del otro en cuanto tal, sino este segundo –el
amor libre o electivo y, por ello, propiamente humano– el que
asume, sin anularlo, el amor de sí, simplemente natural y como
tal siempre permanente en el hombre, pero ahora sublimado en
el amor electivo”.
133
4
Cf. Ambrosio de Milán, Elías y el ayuno. Nabot. Tobías,
Madrid: Ciudad Nueva, 2016.
5
Cf. Melendo, T. y Millán-Puelles, L., La pasión por la
verdad, Pamplona: EUNSA, 1997, p. 69: “ ‘¡Conóceme, que
para algo soy’!, parece ser el grito primordial de lo existente.
Y conóceme, habría que añadir, en la proporción exacta en que
soy, en la medida de mi propia consistencia o importancia”.
135
6
Melendo, T., Ocho lecciones…, p. 38.
7
Melendo, T., Ocho lecciones…, p. 28.
136
11
Cf. Suma Teológica, I-II, q.65, a.1, co.
138
13
De Potentia Dei IX, 4.
14
Suma Teológica, I-II, q.96, a.3, co.
15
Suma Teológica, III, q.63, a.3 ad 1.
141
Bibliografía
Ambrosio de Milán, Elías y el ayuno. Nabot. Tobías,
Madrid: Ciudad Nueva, 2016.
Buber, M., Yo y tú, Madrid: Caparrós, 1995.
Levinas, E., Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exte-
rioridad, Salamanca: Sígueme, 1999.
Melendo, T. y Menchén, B., “Esbozo de una metafí-
sica de la afectividad (I)”, en Metafísica y persona,
núm. 1, 2009.
Melendo, T. y Millán-Puelles, L., La pasión por la
verdad, Pamplona: EUNSA, 1997.
Melendo, T., El ser humano: desarrollo y plenitud,
Madrid: Ediciones Internacionales Universitarias,
2013.
Melendo, T., Introducción a la filosofía, Pamplona:
EUNSA, 2007.
Melendo, T., Ocho lecciones sobre el amor huma-
no. Más allá de la unión afectiva, México: Trillas,
2000.
Ratzinger, J., “Verdad y libertad”, en Humanitas,
núm. especial, 2005.
5. LA LIBERTAD Y LA VERDAD1
1
Una versión previa de este texto fue presentada como con-
ferencia en la Facultad de Derecho Canónico San Pío X, de
Venecia, el 8 de marzo de 2018.
144
1. La libertad fundamental
Partamos con una observación elemental: los ani-
males no son libres. Sólo los hombres somos libres.
¿Por qué es esto?
Hagamos una segunda observación, también ele-
mental: los hombres tenemos dos maneras de actuar
(por lo menos). Como distinguieron bien Platón en Re-
145
2
Respublica, en Platonis, Opera, Tomo IV, Oxford: Oxford
University Pressl, 1972.
3
Uso la edición bilingüe: Ética a Nicómaco, Madrid: Insti-
tutos de Estudios Políticos, 1970.
4
IV, 430e-432a, donde se habla de la moderación como auto-
dominio. En ese mismo libro, cuando habla de la justicia y la
moderación del alma, muestra que es esclavo aquél en quien la
concupiscencia gobierna a la razón, y dueño de sí y justo, en
cambio, aquél en quien manda la razón y en quien hay armonía
entre la razón y la concupiscencia (441d-442d). Al fin del libro
IX, cuando Platón introduce la alegoría del hombre grande que
tiene dentro un hombrecito, un león y un monstruo de muchas
cabezas, establece más claramente que la libertad reside en el
gobierno de la razón y en la virtud, que incluye el auto-dominio:
cf. 588b-592b.
146
15
Sigo la traducción de Nácar-Colunga.
16
Melendo percibe esto bien. En su artículo “La libertad:
crecimiento y plenitud”, p. 387, lo dice así: “como reitera To-
más de Aquino apoyado en la autoridad de Boecio y Anselmo
de Aosta, la libertad humana perfecta no consiste siquiera en
esa capacidad de elegir, sino en la de elegir bien el bien” (se
refiere a un pasaje de santo Tomás en que cita a las otras dos
autoridades, In I Sent., 42, 2, 1 ad 3m). Existe, sin embargo, una
diferencia en el modo como propongo esto aquí y el modo como
lo concibe el profesor Melendo: en algunos pasajes, éste parece
concebir el “amor natural” tomando en consideración el amor
del recién nacido por su madre, que es un cierto “amor de sí”, a
lo semejante o a lo que es para mí benefactor (cf. “La libertad,
crecimiento y plenitud”, pp. 376-377; también, “Primum cog-
nitum, primum volitum, primum electum I”, p. 44). En otros,
habla del “amor natural” a Dios y a la plenitud de la persona (cf.
“La libertad, crecimiento y plenitud”, pp. 372, 381; en sentido
semejante, “Primum cognitum, primum volitum, primum elec-
tum I”, p. 47). Pienso que la obra de Melendo sobre este tema
podría completarse con un estudio cuidadoso del despertar de
la voluntad que se da en el momento de la primera captación
intelectual, cuando el niño de aproximadamente año y medio se
da cuenta de que todo tiene un nombre; y del proceso que lleva
a la adolescencia o juventud en que la persona de ordinario hace
una elección relativa a su “fin último en concreto”, como dice
Melendo (cf. “La libertad, crecimiento y plenitud”, p. 369).
151
2. La libertad cívica
Alguno pensará que al menos en este plano la verdad
está reñida con la libertad: si quien detenta el poder
pretende “tener la verdad”, entonces oprimirá a sus
súbditos. Ésta es la dóxa que se impuso en el mundo
occidental y que persiste al menos hasta que la repú-
blica es destruida, y tarde despiertan algunas víctimas
de esta dóxa.
La se-dicente “ilustración” sostuvo que el bien
inteligible no se puede conocer. Así Hobbes,18 Locke,19
17
Cf. República II, 368c-369a.
18
Cf. Leviathan I, capítulo VI. Las palabras de Hobbes son
éstas: “But whatsoever is the object of any mans Appetite or
Desire; that is it, which he for his part calleth Good: and the ob-
ject of his Hate, and Aversion, Evill; And of his Contempt,Vile
and Inconsiderable. For these words of Good, Evill, and Con-
temptible, are ever used with relation to the person that useth
them: There being nothing simply and absolutely so; nor any
common Rule of Good and Evill, to be taken from the nature of
the objects themselves; but from the Person of the man (where
there is no Common-wealth;) or, (in a Common-wealth,) from
the Person that representeth it; or from an Arbitrator or judge,
whom men disagreeing shall by consent set up, and make his
sentence the Rule thereof”. Nótese que la unión política no se
produce por amor del sumo bien, sino por temor del sumo mal
(Part II; chapter 17).
19
Ensayo sobre el entendimiento humano (cit.) II, capítulo
20. Nótese que define el bien como lo que produce placer. No
hay intelección de lo bueno.
152
20
Cf. Treatise on Human Nature, Part III, section IX, donde
Hume dice que el bien y el mal están fundados en las pasiones
del placer y el dolor. Pero Hume las combina con las pasiones del
orgullo o la humildad, de modo que elabora una psicología más
complicada que la de Locke, pero siempre meramente sensorial.
21
Cf. Sent. i, d. 2, q. 9, BB (Franciscan Institute ed.), ii,
p. 321, citado por Clark, D. W., “William Ockham on Right
Reason”, en Speculum, vol. 48, núm. 1, 1973, p. 23. La dife-
rencia entre la noción de bien descrita aquí por Ockham y la
concepción clásica es sutil: según la concepción clásica, todo
lo que es, es bueno. El bien es un trascendental del ser (cf. San-
to Tomás de Aquino, Quaestiones disputatae de veritate, q. 1,
a. 1, c.). La voluntad puede querer lo que es metafísicamente
bueno con un acto ordenado o con un acto desordenado. En el
segundo caso, no quiere “conforme a la recta razón” y, por eso,
no hay bien moral. – Pero sigue habiendo bien metafísico (cf.
Summa theologiae i-ii q. 18, a. 1 ; a. 2, especialmente el ad 1m.
Ambas obras de santo Tomás se han consultado en el Corpus
Thomisticum, editado por Enrique Alarcón, y disponible aquí :
www.corpusthomisticum. org). He tratado este tema en mi artí-
culo “¿Es voluntarista la ética de Guillermo de Ockham?”, Acta
Philosophica, vol. 28, núm. 1, 2019, pp. 113-130.
22
Cf. Crítique of Practical Reason, Parte I, Libro I, Capítulo
1, Teorema 2, Observación I, p. 134 (p. 42 de la edición orig-
inal), en Critique of Practical Reason and Other Writings in
Moral Philosophy.
153
23
Tengo en mente autores como Herbert Marcuse, que en su
Repressive Tolerance propone la dictadura para subvertir al pue-
blo, y sostiene que las opiniones y los votos de la mayoría no son
verdadera democracia porque esa mayoría no es revolucionaria
y, en consecuencia, no apunta al interés general, sino a sus in-
tereses privados. Cf. Represive Tolerance, en especial, pp. 120-
121, en Wolff, R.; Barrington, P. Jr. y Marcuse, H., A Critique
of Pure Tolerance, Boston: Beacon Press, 1970, pp. 81-123.
24
Cf. Metafísica de las costumbres, Doctrina del Derecho,
Parte II Sobre el Derecho público, § XLVI. En el parágrafo §
XLVIII Kant añade que la voluntad del Legislador es infalible,
154
26
Cf. Voegelin, E., From Enlightenment to Revolution,
Durham: Dike University Press, 1975, pp. 51-52.
27
Cf. Mill, J. S., Utilitarianism, en Plamenatz, J. (Ed.), The
English Utilitarians, Oxford: Basil Blakcwell, 1949, p. 179,
capítulo 2.
156
28
Cf. “On the Common Saying, ‘This May Be True in The-
ory, but It Does not Apply in Practice’”. Tuve noticia de este
pasaje gracias a Galston, W. A., Liberal Purposes, Cambridge:
Cambridge University Press, 1991, p. 83.
29
Cf. Arendt, H., The Origins of Totalitarianism, Nueva York:
A Harvest Book, Harcourt, Inc., 1976, Part III, pp. 364-365.
30
Cf. Tesis 2 y 11. En la versión editada por Frederick En-
gels, pp. 6-8, en Marx, K., Collected Works of Karl Marx and
Frederick Engels Tomo V (1845-1847), Nueva York: Interna-
tional Publishers, 1976, pp. 6-9.
157
31
Cf. Sabiduría 2, 12-20.
32
Uso la edición bilingüe: Política, Madrid: Centro de Estu-
dios Constitucionales, 1983.
33
Cf. Ética a Nicómaco X 9, 1181b11-15.
159
34
Cfr. Política II, capítulo 5, 1264b15-25.
160
35
EN VI 6, 1134a35-b1.
161
36
EN X 9, 1180a22-25.
162
37
Cf. Leviathan, Part II, Chapter 16. Nótese que la ley ya
no se define como una “ordenación de la razón”, sino como un
mandato de la voluntad del soberano.
163
38
Cf. Second Treatise of Government, Chapter 8, §§ 95-99.
En la obra de Locke se disimula el positivismo jurídico porque el
Leviatán (Locke así lo llama en un par de ocasiones) está funda-
do en el pacto, que a su vez se funda en la necesidad de proteger
la propiedad y la vida. Por eso, si el Legislador no asegurara
esos bienes, se disolvería el pacto. Pero, entonces, no es que se
aplique el Derecho natural, sino que se vuelve al “estado de na-
turaleza” o de guerra de todos contra todos. En el estado civil,
en cambio, los jueces aplican sólo las leyes dadas por el poder
legislativo (cf. § 131). El positivismo aparece más claramente
en el Ensayo sobre el entendimiento humano, en el que se niega
que haya leyes naturales, porque se afirma que no hay ley sin
sanción. Cf. Book I, Chapter 3, §§ 5-13. Ver estos parágrafos en
conjunción con Second Treatise of Government, § 125.
39
El Abbé Agustín Barruel mostró en sus Memoirs for the
History of Jacobinism, tomo II, p. 58, que Rousseau sostuvo
precisamente la opinión que Kant manifiesta en su Metafísica
de las costumbres, es decir, que “la ley no puede ser injusta”
porque ha emanado del pueblo soberano, y “ninguna persona
puede ser injusta consigo misma”. Esto efectivamente se deriva
de lo que dice explícitamente Rousseau en The Social Contract
and Discourses J.M. Dent and Sons, Toronto, 1923, libro II,
capítulo 4: “en tanto en cuanto los ciudadanos se someten a
esas convenciones [entre el cuerpo político y cada uno de sus
miembros, lo cual se da cuando el soberano toma decisiones
que miran al “interés general”], ellos no obedecen a nadie, sino
solamente a su propia voluntad”.
40
Arriba ya mostramos brevemente la concepción de Kant.
164
41
EN X 9, 1180a22. Recuérdese que en su estudio de las
virtudes dianoéticas Aristóteles afirma que el arte, la prudencia,
la ciencia, el intelecto y la sabiduría son virtudes “con las que
el alma dice la verdad, tanto en el afirmar como en el negar”
(EN VI 3, 1139b15-16. Ver, también, capítulo 2, 1139b12-14).
165
42
Cf. Leyes IV, 719e y ss.; VI, 777d-778a. Leyes, en Pla-
tonis opera, Tomo V, Oxford: Oxford University Press, 1967.
43
Sobre todo, lo que se le ha atribuido a Kelsen en este pá-
rrafo, cf. Teoría pura del Derecho, Buenos Aires: Eudeba, tra-
ducción de la edición francesa de 1953, capítulos 1, secciones
2-3; 2; 3, secciones 2-4; 4, secciones 2-3; 7; 8; 9; 10, sección 7;
y 12, sección 2.
44
“Leyes que no son Derecho y Derecho por encima de
las leyes”, p. 3, en: Radbruch, G.; Schmidt, E. y Wenzel, H.,
Derecho injusto y derecho nulo, Introducción, traducción y se-
lección de textos por José María Rodríguez Paniagua, Madrid:
Aguilar, 1971, pp. 3-22. Radbruch ha sido acusado de ingenuo
por muchos. John Finnis ha salido en su defensa en su artículo
“On ‘Positivism’ and ‘Legal Rational Authority’”, en Oxford
Journal of Legal Studies 5, 1985, p. 83, argumentando que Max
Weber, tenido como riguroso y penetrante, dijo lo mismo [que
Radbruch] en Economía y sociedad. Esbozo de sociología com-
parada, México: Fondo de Cultura Económica, 1964, pp. 639-
660. Finnis fue citado por Cristóbal Orrego (cf. H. L. A. Hart.
Abogado del positivismo jurídico, Pamplona: Eunsa, 1997, pp.
166
45
Ética a Nicómaco VI 7, 1140b18-22.
168
46
Cf. Ética a Nicómaco X 7, 1177a12-1178a8; y 8, 1178b7-
33. Nótese su semejanza con Banquete, 212a.
47
Yo llegué a conocerla recientemente, gracias al trabajo del
profesor Rafael Tomás Caldera, “Para la libertad”, conferencia
169
Bibliografía
Arendt, Hannah, The Origins of Totalitarianism,
Nueva York: A Harvest Book, Harcourt, Inc., 1976.
Aristóteles, Ética a Nicómaco, Madrid: Institutos de
Estudios Políticos, 1970.
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Constitucionales, 1983.
Barruel, Abbé Agustín, Memoirs Illustrating the His-
tory of Jacobinism, Nueva York: Hartford, 1799,
Tomo II.
Casanova Guerra, Carlos Augusto, “La verdad prác-
tica como piedra angular de la ética”, en Cuader-
nos salmantinos de filosofía, vol. XXXIV, 2007, pp.
403-434.
Casanova Guerra, Carlos Augusto, “Una reconside-
ración del De motu animalium y el silogismo prác-
171
Trabajo desarrollado
La juventud es un periodo de la vida de la persona que
ha empezado a estudiarse recientemente, a cuenta de
los estudios de la historia total, y su segmentación en
profundidad con estudios sobre género o periodos de-
terminados de edad. La historiografía sobre la juven-
tud y los movimientos juveniles en la edad contempo-
ránea han alcanzado un gran desarrollo en las últimas
décadas. De la mano de la historia social, de la historia
política o cultural, se han desarrollado investigaciones
orientadas al nacimiento y desarrollo de la juventud
como grupo social, la formación de su cultura juvenil,
su organización, o su participación en la conflictividad
social y política.
En el caso de la juventud, los estudios son muy
recientes, y corresponden a la época contemporánea,
aunque siempre se hable de ella desde tiempos remo-
tos como Grecia o Roma. Sin embargo, ese periodo de
salida de la niñez hasta llegar a los niveles estipulados
de la adultez, siempre han conformado unas fronteras
no muy precisas. En la edad media o moderna, la ju-
ventud no se eximía de obligaciones laborales, guerre-
ras o incluso matrimoniales, en el caso de las familias
reinantes. Lo que sí se puede tratar es que cuando la ju-
ventud es estudiada como un periodo autónomo, previo
a la adultez, pero separado de una niñez subordinada a
la madre, es en la frontera de la sociedad industrial de
los siglos XIX al XX, cuando la transformación eco-
175
1
Vecchi, F., Arditismo civile, Milán, 1920.
177
2
Gentile, E., Storia del PNF, Roma-Bari, 1989. Fincardi,
M., “Italia: Primer caso de disciplinamiento juvenil de masas”,
en Hispania, núm. 225, Madrid, 2007, pp. 43-72.
178
El sueño alemán
Alemania es el país que ha monopolizado parte de la
historiografía sobre la juventud. El gran desarrollo
económico obtenido durante la parte final del siglo
XIX y los inicios del XX, convirtieron a Alemania en
el modelo a seguir por muchos. Su fuerte demografía,
bien ordenada por un magnífico sistema educativo ba-
sado en una intensa formación profesional y una gran
preparación universitaria para una minoría capacitada,
será uno de sus pilares de crecimiento.3 Antes de la
unificación, con un débil crecimiento industrial, los
estados alemanes se encontraron obligados a exportar
parte de su población al continente americano, deman-
dados por sus cualidades laborales. Pero la Alemania
unificada, marcada por un gran crecimiento industrial
y transformador, se verá también en la necesidad de
educar una juventud en los marcos nacionales de un
Estado recién constituido. En esa labor serán pioneros
los Wandervögel, asociaciones juveniles nacionalis-
3
Guillen, P., El imperio alemán 1871-1918, Barcelona,
1973.
179
7
Tönnies, F., Comunidad y sociedad, Barcelona: Península,
1979.
8
Salomón, E., Los próscritos, Barcelona: Luis de Caralt,
1966.
9
Jünger, E., Tempestades de acero, Barcelona: Tusquets,
1987.
181
10
Harvey, E., Youth and the Welfare State in Weimar Ger-
many, Oxford, 1993, p. 107.
11
Peukert, D., “The Lost Generation: Youth Unemployment
at the End of the Weimar Republic”, en Evans, R. J. y Geary,
D. (Dirs.), The German Unemployed: Experiences and Conse-
quences of Mass Unemployment from the Weimar Republic to
the Third Reich, Londres, 1987.
182
14
García Pelegrín, J. M., La Rosa blanca, Barcelona: Li-
bros libres, 2006.
15
Culla y Clará, J. B., El republicanisme lerrouxis-
ta a Catalunya (1901-1923), Barcelona, 1986, pp. 139-155;
González Calleja, E., La razón de la fuerza. Orden público,
subversión y violencia política en la España de la Restaura-
ción (1875-1917), Madrid, 1998, pp. 381-389; Aróstegui, J.,
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Aportes, núm. 8, Madrid, 1988, pp. 3-23.
184
16
Juliá, S., “Ser intelectual y ser joven, en Madrid, hacia
1930”, en Historia contemporánea, núm. 27, Bilbao, 2003, pp.
749-777.
17
Boletín de la ACN de P, núm. 790, 1 de enero de 1965.
185
20
Payne, S., Falange. Historia del fascismo español, Ma-
drid, 1973, p. 45.
21
Ledesma Ramos, R. “Hacia el sindicalismo nacional de las
Jons”, en Aparicio, J., JONS, Madrid, 1939, pp. 46-53.
187
24
Juan Pablo II, Memoria e identidad, Madrid: La esfera de
los libros, 2005, pp. 87-88.
195
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Católicos: Orígenes, primeros pasos y consolida-
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139-155; González Calleja, Eduardo, La razón
196
1
Juan Pablo II. Carta 13 de diciembre de 1994.
204
Introducción
Tener la ocasión de participar en este homenaje al pro-
fesor y al amigo, es mucho más que un privilegio, es
un hermoso fruto de la amistad que en Tomás y en mí,
sólo el Espíritu, silenciosamente, ha venido entrete-
jiendo. Y como no hay Tomás Melendo sin Lourdes
Millán, sea ella igualmente homenajeada pues no po-
dría ser de otro modo el fruto compartido. Precisamen-
te, la elaboración de este trabajo se inició con un texto
206
1
Melendo, T. y Millán, L., Dignidad: ¿una palabra vacía,
Pamplona: EUNSA, 1996.
2
Cf. Juan Pablo II, Fides et ratio (Carta encíclica), Ciu-
dad del Vaticano: Editrice Vaticana, 1998. http://www.vatican.
va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_
enc_14091998_fides-et-ratio.html [consulta 18-09-2020].
3
Véase Martínez-Hernáez, A., Antropología médica: te-
orías sobre la cultura, el poder y la enfermedad, Barcelona:
Anthropos, 2008.
207
4
Véase Martínez-Hernáez, A.; Masana, L. y Digiacomo,
S.M., Evidencias y narrativas en la atención sanitaria, Una per-
spectiva antropológica, Tarragona: Publicaciones Universidad
Rovira i Virgili, 2013.
5
Martínez-Hernáez, A., What’s behind the symptom? On
psychiatric observation and anthropological understanding,
London & New York: Routledge, 2000.
208
6
Véanse, de Cardona, C., Metafísica del bien y del mal,
Pamplona: EUNSA, 1987; y Olvido y memoria del ser, Pam-
plona: EUNSA, 1997.
7
Marías, J., Antropología Metafísica. La estructura empíri-
ca de la vida humana, Madrid: Revista de Occidente, 1970,
p. 59. file:///C:/Users/user/Downloads/antropologia-metafisi-
209
ca-la-estructura-empirica-de-la-vida-humana%20(3).pdf [con-
sulta: 14-09-2020].
8
Marías, J., Antropología Metafísica…, p. 60.
9
Stein, E., Der Aufbau der menschlichen Person — Vorle-
sung zur philosophischen Anthropologie (1932), Freiburg-Ba-
sel-Wie: Herder, 2004. Edición en español: La estructura de la
persona humana, Madrid: BAC, 2002; y en Obras completas,
vol. IV. Burgos: Monte Carmelo, 2003.
210
10
Frankl, V., Psicoanálisis y existencialismo: de la psico-
terapia a la logoterapia, México: Fondo de Cultura Económi-
ca, 1978, p. 48.
211
11
Porras Torres, A., “Verdad encontrada y sentido en la
vida personal”, en Metafísica y Persona, núm. 3, 2010, pp. 107-
129. file:///C:/Users/user/Downloads/2815-Texto%20del%20
art%C3%ADculo-8996-1-10-20170531%20(2).pdf- [consulta:
29-08-2020].
12
No olvidemos que los clásicos medievales llamaban Sim-
plicísimo a Dios. Cf. Sellés, J. F., Antropología para incon-
formes, Madrid: Rialp, 2006.
212
13
Cf. Melendo, T., Las dimensiones de la persona, Madrid:
Palabra, 1999, 2ª ed., p. 35 y ss.: “Algo es ab-soluto […] en la
213
14
Véase Boixareu, R. M. (Ed.), De la antropología filosó-
fica a la antropología de la salud, Barcelona: Herder, 2008.
De especial interés son, entre otros, los capítulos siguientes:
Francesc Torralba, “El ser humano, una realidad personal”; “La
antropología filosófica en el marco de las ciencias de la salud”
y “El sufrimiento: Una exploración conceptual. La cuestión del
sentido”; y Rosa M.ª Boixareu, “Las raíces de la antropología
de la salud” y “La enfermedad cuestión antropológica”.
215
15
Frankl, V., Ante el vacío existencial, Barcelona: Herder,
2001.
16
Frankl V., La voluntad de sentido, Barcelona: Herder,
1991, p. 246.
216
19
Llano, A., La nueva sensibilidad: En la era de la descon-
exión, Madrid: Palabra, 2017.
20
Cf. con esta frase de Marcel Proust: “El verdadero viaje de
descubrimiento consiste no en encontrar nuevos paisajes, sino
en mirar con ojos nuevos”.
21
Cf. Congregación para la Educación Católica, Varón y
mujer los creó. Para una vía de diálogo sobre la cuestión del
“gender” en la educación, Ciudad del Vaticano, 2019. https://
www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/docu-
ments/rc_con_ccatheduc_doc_20190202_maschio-e-femmi-
na_sp.pdf. [consulta: 12-09-2020]. También accesible en http://
www.gratisdate.org/archivos/pdf/67.pdf. Juan Pablo II, Hom-
bre y mujer los creó. Catequesis sobre el amor humano, Ma-
drid: Cristiandad, 2010, 2.ª ed.
218
23
Cf. Melendo, T., La belleza de la sexualidad, Pamplona:
EUNSA, 2007.
24
Melendo, T., La belleza de la sexualidad, nota 1, p. 112.
220
25
Melendo, T., La belleza de la sexualidad, p. 119.
221
26
Melendo, T. y Millán, L., Dignidad: ¿una palabra vacía?,
pp. 144-148.
223
27
Melendo, T. y Millán, L., Dignidad: ¿una palabra vacía?,
p. 119.
28
Llano, A., La nueva sensibilidad…
224
29
Polaino-Lorente, A., La familia y la autoestima.
30 Jn 18, 37-38.
225
31
Cf. Melendo, T., “Persona, personalidad y libertad”, en
Metafísica y Persona, núm. 3, 2010, pp. 83-105.
32
Melendo, T. y Millán, L., Dignidad: ¿una palabra vacía?,
pp. 122-123; las cursivas son mías.
227
35
Porras Torres, A., “Cura, cuidado, y servicio en psico-
terapia: Verdad y sentido de la vida sexual humana personal”,
en Metafísica y Persona, núm. 7, 2012, pp. 69-99. https://revis-
tas.uma.es/index.php/myp/article/view/2770/2569 [consulta:
20-08-2020].
36
Melendo, T. y Millán, L., Dignidad: ¿una palabra vacía?,
nota 1, p. 118.
229
37
Cf. Sarah, Cardenal R. & Diat, N., La fuerza del silen-
cio, Madrid: Palabra, 2017.
230
38
Cf. Nicolosi, J., Terapia reparativa de la homosexualidad
masculina. Un nuevo enfoque clínico, Lanham, Maryland (EE.
UU.): Jason Aronson, Inc., 1991. https://www.pfox.org/ebook_
Terapia_Reparativa_Nicolosi.pdf [consulta: 27-08-2020].
231
40
Calabrese, C. C. y Junco, E., “Sentido cultural y person-
al de la enfermedad según Thomas Mann”, en Cultura de los
cuidados, vol. XXIII, núm. 55, 2019, p. 48. https://rua.ua.es/
dspace/bitstream/10045/100850/1/CultCuid_55-45-56.pdf
[consulta: 05-09-2020].
41
Calabrese, C. C. y Junco, E., “Sentido cultural y personal
de la enfermedad…”, p. 47.
235
A modo de epílogo
Estas reflexiones tienen en sí mismas algo muy impor-
tante: están hechas por amor a nuestro homenajeado
y el amor tiene un gran efecto multiplicador, como él
mismo siempre nos indica: uno va y viene a lo escri-
to, introduce modificaciones, corrige errores. Lee lo
escrito, vuelve a leer, pero algo importante ha surgido
en ese ir-y-venir a las cosas. Quien suscribe estas pala-
bras, por ellas mismas ha quedado recogido…, incluso
cuestionado, se ha abierto a ellas y las palabras le to-
maron su primer paciente. Mucho antes que médico,
el médico es (está) enfermo, y el médico ha de velar
de un modo perseverante por su salud y por su propia
42
Mt. 6, 34.
43
De una carta de Rilke a la condesa Sizzo. Apud Frankl, V.,
El hombre doliente. Fundamentos antropológicos de la psico-
terapia, Barcelona: Herder, 4ª ed., 2000.
237
Bibliografía
Badoiu, Alain, “Prólogo”, en Han, Byung-Chul, La
agonía del eros, Barcelona: Herder, 2014.
Boixareu, R. M. (Ed.), De la antropología filosófica
a la antropología de la salud, Barcelona: Herder,
2008.
Calabrese, Claudio César y Junco, Ethel, “Sentido
cultural y personal de la enfermedad según Thomas
Mann”, en Cultura de los cuidados, vol. XXIII,
núm. 55, 2019, p. 48. https://rua.ua.es/dspace/bits-
tream/10045/100850/1/CultCuid_55-45-56.pdf
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Cardona, Carlos, Metafísica del bien y el mal, Pam-
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Cardona, Carlos, Olvido y memoria del ser, Pamplo-
na: EUNSA, 1997.
Congregación para la Educación Católica, Varón y
mujer los creó. Para una vía de diálogo sobre la
cuestión del “gender” en la educación, Ciudad del
Vaticano, 2019. https://www.vatican.va/roman_cu-
ria/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_
ccatheduc_doc_20190202_maschio-e-femmina_
sp.pdf. [consulta: 12-09-2020]. También accesible
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Frankl, Viktor, La voluntad de sentido, Barcelona:
Herder, 1991.
Frankl, Viktor, El hombre doliente. Fundamentos
antropológicos de la psicoterapia, Barcelona: Her-
der, 2000, 4ª ed.
Frankl, Viktor, Ante el vacío existencial, Barcelona:
Herder, 2001.
239
Cordicópolis
Según explica Muray,1 Cordicópolis empezó a cimen-
tarse con el aplauso de todos. Es la capital del imperio.
Y, al mismo tiempo, bien podría ser cualquier ciudad
del mismo. Es la ciudad de la corrección política, el
resultado de la ideología invisible que viene dando
forma a nuestro mundo desde hace décadas. Muray
hablaba de los cordicólatras, los cordicolianos, los cor-
1
Cf. Muray, Ph., El imperio del bien, Granada: Nuevo Ini-
cio, 2012.
244
2
Estos neologismos empleados por Muray están relaciona-
dos con la raíz latina cor-cordis.
245
3
Clement, O., El otro sol, Madrid: Madrid, 1983.
247
4
Sánchez Nogales, J.L., Filosofía y fenomenología de la reli-
gión, Salamanca: Secretariado Trinitario, 2003, p. 291.
249
5
Sánchez Nogales, J.L., Filosofía y fenomenología de la re-
ligión.
250
6
“En ellas se ve el hombre remitido a la dimensión más
honda de sí mismo, en donde sus decisiones no se basarán en
un marco conceptual o axiológico heterónomo, sino en libertad
y la incondicionalidad en las cuales el hombre experimenta ‘in-
objetivamente un toque con lo infinito’. Arrojado a este núcleo
inobjetivable de su mismidad, el hombre consigue un último
apoyo trascendente y una fuerza vital que genera nuevas actitu-
des y sentimientos frente a la vida. Ante las situaciones límite
falla la soberanía del saber objetivo y la seguridad de los pro-
cedimientos racionales para la solución de problemas. Todo es-
fuerzo por ‘imponerse’ a ella fracasa encontrándose el hombre
en la experiencia de una absoluta soledad. Es desde aquí desde
donde le es posible el ‘salto’ hacia la posibilidad de su existen-
cia en la historicidad y a un acto de resolución-elección: aceptar
el propio ser en el límite y las posibilidades de autorrealización.
“Como límites, estas situaciones sólo dejan tres salidas: re-
belarse estérilmente contra ellas; evadirse en la superficialidad
y la inautenticidad; o aceptar en ellas la limitación del exis-
tir. Sólo en esta última posición existencial se puede superar,
justamente, la limitación. El hombre ante la muerte, cuando la
acepta y acoge como su límite, realiza un acto de grandeza tal
que lo remonta por encima de su mera biologicidad animal. El
hombre, aceptando la muerte como su finitud ya se revela como
estando por encima de la simple descomposición o ruina de la
existencia empírica. El límite expresa entonces que ‘hay otra
cosa’ que no es perceptible en la conciencia de la existencia em-
pírica. La conciencia empírica ante ella se abate. Pero la ‘exis-
tencia’ reacciona autorrealizándose en ellas. En la muerte la
existencia vive sin el recurso de una seguridad religiosa en un
más allá. Ante el sufrimiento, combatirlo y soportarlo. Frente a
la lucha violenta de la existencia empírica, una lucha amorosa
en el diálogo, la sinceridad y la comunicación. La culpa debe
ser asumida con responsabilidad frente a toda autojustificación
superficial. En la determinación histórica de la existencia, per-
cibir en los golpes del destino oportunidades para la elección de
la propia historicidad tomando en serio la existencia concreta.
251
7
“Larry opinaba que cuando las palabras explicitaban la ig-
norancia, quedaba espacio libre para que empezaran a entrar la
información, del mismo que el problema de la superpoblación
procedía, obviamente, del de los alimentos. De hecho, lo suce-
día al día siguiente.
“El grupo coincidió en que era, básicamente, un problema de
los gobiernos nacionales. Cuando se ha nacido en el seno de un
sistema de los clasificados Estado Providencial, que asume la
responsabilidad de todo, la tendencia general suele ser dejarlo
todo a su cargo. La natalidad afecta a la comunidad entera, de
modo que el Estado debería...
“¿Debería qué?
“Larry subrayó los intentos que se habían hecho en el pasa-
do: esterilización reversible e irreversible, decretos limitando
el tamaño de la familia, concesión selectiva del derecho a pro-
crear, castigos salvajes a la concepción ilegal, exhortaciones
de líderes carismáticos y aberraciones tan grotescas como la
segregación de los sexos o el estímulo a las relaciones homo-
sexuales.
“Las dos últimas las veíamos claramente como rechazos de
la genética heterosexual”. Turner, G., Las torres del olvido,
Barcelona: Ediciones B, 1987, p. 298.
255
La neolengua
Algo en lo que coinciden el pensamiento de Philip-
pe Muray y la obra narrativa-distópica de Orwell es
el poder manipulador de la lengua. En realidad, ese
poder es uno de los que ejerce todo estado totalitario.
Basta leer los aterradores apuntes del filólogo Victor
Klemperer para entenderlo.8 Analizando la lengua del
tercer Reich, llega el autor a la conclusión de que se
conformó un auténtico lenguaje totalitario. Empezó su
trabajo en 1933, cuando los nazis alcanzaron el poder.
La redacción de la obra se prolongó mientras trabajaba
en una fábrica y residía en una “casa de judíos”. Esta
obra imperecedera advierte sobre los graves peligros
que conlleva la manipulación de la lengua.
En la pesadilla orwelliana asistimos al hecho de
que una realidad totalitaria ha logrado prácticamente
aniquilar la libertad, la intimidad y el espíritu crítico.
Aquellas palabras que se consideran con cierto poten-
cial subversivo, son absolutamente prohibidas, de tal
suerte que la crítica se torna tarea imposible.
9
El documento, cuyo título original es Familjen i framtiden
en socialistisk familjepolitik, fue publicado en 1972 y reedit-
ado en varias ocasiones. Hemos accedido a la quinta edición
del texto, disponible en la web: data.s-info.se/data_associa-
tion/404/documents/120229_familjframtid.pdf
Las consideraciones que aquí hacemos del documento tie-
nen en cuenta tanto la literalidad del documento como las con-
258
10
Turner, G., Las torres del olvido, pp. 298-299.
263
Bibliografía
Clement, O., El otro sol, Madrid: Narcea, 1983.
Klemperer, V., LTI La lengua del Tercer Reich, Barce-
lona: Ed. Minúscula, 2001.
Muray, Ph., El imperio del bien, Granada: Nuevo Ini-
cio, 2012.
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religión, Salamanca: Secretariado Trinitario, 2003.
Turner, G., Las torres del olvido, Barcelona: Edi-
ciones B, 1987.
10. MELENDO, T., LA DIGNIDAD DEL
TRABAJO, MADRID: RIALP, 1992, 229 PP.
EDUCACIÓN, HIJOS
1. CONOCER A REALIDAD COMO HIJO.
APUNTES DE LA RELACIÓN ENTRE
METAFÍSICA Y FAMILIA
Lluis Clavell
PontificiaUniversità della Santa Croce
El “ser” de la familia
Este verano, andaba yo de excursión con un amigo y
se me ocurrió comentarle que estaba preparando un
artículo para un número de una revista filosófica que
trataría el tema “Metafísica y familia”. Su comentario
fue para mí desconcertante: “¿Y qué tendrá que ver
la metafísica con la familia?”. En el fondo, latía un
desconocimiento muy extendido, y quizás la objeción
debería haberla formulado con alcance casi universal:
¿qué tendrá que ver la metafísica con la realidad? Por-
que, curiosamente, a pesar de ser la rama del pensa-
miento que trata del ser y de su esencia, es decir, de
lo que es y, por lo tanto, de lo real, en el imaginario
290
De lo valioso a lo útil
Estas dos citas sirven para enmarcar la cuestión que
quiero tratar, para lo cual he de remontarme a finales
de los años sesenta, cuando un grupo de matrimonios
preocupados por la educación de sus hijos se planteó
1996, p. 45.
292
La educación, en la familia
Por esta razón, el enfoque ha sido siempre intentar
despertar a los padres para que no abdiquen de su de-
recho-deber de educar a sus hijos, utilizando para ello
cualquier método que sea respetuoso con la persona
y la familia, de modo que sean éstas quienes, en un
proceso de reflexión libre y voluntario, elaboren su
propio, único e intransferible proyecto personal, ma-
trimonial y familiar. Como explica Carlos Cardona, el
“amor es natural, espontáneo, en los padres respecto
de sus hijos, que son carne de su carne. Pero éticamen-
te ellos deben hacerlo también reflexivo, voluntario,
libre, ético”7.
La inhibición de la familia suele dar paso a la
inmisión del Estado o de la Escuela, que tienen una
7
Cardona, C., Ética del quehacer educativo, p. 38.
297
8
Hadjadj, F., “¿Qué es una familia?”, en Quaderns de Poli-
tiques Familiars, Institut d’Estudis Superiors de la Família,
p. 4, http://quadernsdepolitiquesfamiliars.org/uploads/articu-
los/24/pdf/UIC_QPF_NOTAS_Qesunafamilia_Hadjadj.pdf,
acceso electrónico el 15 de abril de 2021.
298
9
Hadjadj, F., “Qué es una familia?”, p. 3.
10
Hadjadj, F., “Qué es una familia?”, p. 2.
299
11
Cardona, C., Ética del quehacer educativo…, p. 147.
12
El Estatus Consultivo General ante el Consejo Económico
y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) es el rango más
alto otorgado por la Naciones Unidas a las organizaciones no
gubernamentales (ONG), lo que les permite participar en la
labor de las Naciones Unidas. Hay tres categorías de carácter
consultivo: consultivo general, consultivo especial y de lista.
El carácter consultivo general se reserva para las grandes ONG
internacionales cuyo ámbito de trabajo cubre la mayoría de
los temas en la agenda del Consejo Económico y Social y sus
órganos subsidiarios, y están establecidas con amplio alcance
geográfico. Las organizaciones con estatus consultivo ante el
Consejo Económico y Social son auténticos actores en el siste-
ma de la ONU –sujetos de derechos y deberes–, junto a los Es-
tados miembros, aunque tengan evidentes limitaciones respec-
300
13
Bogenschneider, B.; Little, O.; Ooms, T.; Benning, S.;
Cadigan, K., “The Family Impact Rationale -An Evidence Base
for the Family Impact Lens”, en Policy Institute for Family Im-
pact Seminars, 2012, http://www.familyimpactseminars.org/fi_
rationale_0712.pdf, acceso electrónico el 15 de abril de 2021.
302
15
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la misma tarea, el mismo esfuerzo, diferentes soluciones”, en
V.V.A.A., Family Futures, UK: Tudor Rose, 2014, pp. 21-23.
16
Gardner, F.; Montgomery, P.; Knerr, W., “Transport-
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and Meta-Analysis”, en Journal of Clinical Child & Adoles-
cent Psychology, vol. 45, núm. 6, 2016, pp. 749-762, https://
www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/15374416.2015.10151
34, acceso electrónico el 15 de abril de 2021.
17
Cf. Eurochild: Family and Parenting Support in Chal-
lenging Times, Eurochild, 2013, https://issuu.com/eurochild_
org/docs/eurochild_annual_report_2013, acceso electrónico
el 15 de abril de 2021. SOS Aldeas Infantiles Internacionales:
Informe anual internacional, SOS Aldeas Infantiles Internacio-
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18
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304
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19
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https://undocs.org/ A/C.3/67/L.12/Rev.1, acceso electrónico el
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32
The civil society declaration on the occasion of the twenti-
eth anniversary of the International Year, proposed and dissem-
inated by the International Federation for Family Development,
was sponsored by 27 international entities and signed by over
542 civil society representatives from 285 national organiza-
tions, as well as by elected officials, academics and individuals.
Cf. A/70/61-E/2015/3, 45, https://www.undocs.org/A/70/61,
acceso electrónico el 15 de abril de 2021.
33
Declaration of the Civil Society on the Occasion of the
20th Anniversary of the International Year of the Family, 2014,
310
http://www.familyperspective.org/decl/DecBook.pdf, acceso
electrónico el 15 de abril de 2021. Cf. “Confronting family
poverty and social exclusion; ensuring work-family balance;
advancing social integration and intergenerational solidarity in
Europe”, en European Expert Group Meeting (Recommenda-
tions), Brussels, 6-8 junio de 2012.
34
“Celebration of the twentieth anniversary of the Inter-
national Year of the Family in 2014”, en Report of the Secre-
tary-General, A/70/61, https://undocs.org/A/71/61, acceso
electrónico el 15 de abril de 2021. Crepaldi, C.; Molinuevo, D.,
“Parenting support in Europe”, en European Foundation for the
Improvement of Living and Working Conditions (Eurofound),
2013, https://www.researchgate.net/publication/302959472, ac-
ceso electrónico el 15 de abril de 2021.
311
38
SOS Children Villages International: Child at risk: The
most vulnerable children, who they are and why they are at
risk, 2016, https://www.sos-childrensvillages.org/getmedia/99
ed8967-5f6c-4765-89c7-5d3822b08fbe/Child-at-Risk-Report-
2016-ECOM-for-web.pdf, acceso electrónico el 15 de abril de
2021.
39
Ministry of East African Community, Labour and Social
Protection (Draft). Government of Kenya, National Family
Promotion and Protection Policy, 2017, https://www.social-
protection.go.ke/wp-content/uploads/2018/12/DRAFT-FAMI-
LY-POLICY-APRIL-2017.pdf, acceso electrónico el 15 de abril
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40
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Framework Programme, 2015, http://www.familiesandsociet-
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41
“Promotion and protection of the rights of children”, en
Report of the Third Committee of the United Nations, A/72/435,
313
46
Canada, Iceland, Iran, Ireland, Sweden, Holland, and
Puerto Rico; two in Norway; three in Hong Kong and five in
the United Kingdom. Thus most took place in Europe or North
America, and a few in Latin America, Asia, and the Middle
East. Gardner, F.; Montgomery, P.; Knerr, W., “Transport-
ing Evidence-Based Parenting Programs for Child Problem
Behavior (Age 3-10) Between Countries: Systematic Review
and Meta-Analysis”, en Journal of Clinical Child & Adoles-
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47
Doha International Family Institute, International
Conference on “Parenting, Child Wellbeing, and Develop-
ment”, 2018, https://www.difi.org.qa/events/difi-announc-
es-its-international-conference-october-2018-in-partner-
ship-with-unicef-menaro/, acceso electrónico el 15 de abril de
2021.
316
48
35 Signatories: The Doha International Family Institute
(DIFI), The International Federation of Family Development
(IFFD), World Family Organization (WFO), International Fed-
eration for Home Economics (IFHE), Focus on the Family
Malaysia, Fathers in Africa, Ngala Parenting with Confidence,
European Large Families Confederation (ELFAC), Parents
Forum. https://www.difi.org.qa/difi-unveils-civil-society-state-
ment-on-parenting/, acceso electrónico el 15 de abril de 2021.
49
Promundo, State of the World’s Fathers: Unlocking the
Power of Men’s Care, 2019, https://men-care.org/wp-content/
uploads/sites/3/2019/06/SOWF-2019 006 WEB.pdf, acceso
electrónico el 15 de abril de 2021. Fathers in Africa: An in-
troduction, http://fathers.co.za/wp-content/uploads/2015/02/
Fathers in Africa Corporate Intro.pdf, acceso electrónico el 15
de abril de 2021.
50
International Federation for Family Development,
“Written statement”, en Fifty-second session of the Commission
for Population and Development, 2019, E/CN.9/2019/NGO/4,
https://undocs.org/E/CN.9/2019/NGO/4, acceso electrónico el
317
El camino a seguir
Además del reconocimiento institucional de la educa-
ción de los padres y la amplia respuesta de las organi-
zaciones no gubernamentales, otras instituciones tam-
bién han desempeñado un papel importante. A título de
ejemplo, a principios de 2019, el New York Times anun-
ció el lanzamiento de su nueva Sección de “Parenting”.
La sección abarca cuestiones relacionadas con la fertili-
dad y el embarazo, los bebés, los niños y la vida de los
padres con ellos. El editor se comprometió a ayudar a
los padres con soluciones basadas en la evidencia, apo-
yándose en la profunda información de los periodistas y
el asesoramiento de expertos examinados.59
Se llamó la atención de los países más ricos con
el informe sobre las políticas favorables a la familia
en la OCDE y la UE. En el estudio se sugirió que hay
margen para que esas naciones mejoren sus políticas
familiares y reúnan mejores datos.60 Posteriormente,
ONU-Mujeres compartió un informe en el que se exa-
59
New York Times, “We’re Introducing a New Parenting
Section, and We Want to Hear From You”, 2019, https://www.
nytimes.com/2019/03/19/reader-center/parenting-section-ti-
ny-victories.html, acceso electrónico el 15 de abril de 2021.
New York Times, “Introducing our Parenting Team”, https://
www.nytco.com/press/introducing-parenting-team/, acceso
electrónico el 15 de abril de 2021.
60
Chzhen, Y.; Gromada, A.; Rees, G., Are the world’s rich-
est countries family friendly? Policy in the OECD and EU,
UNICEF Office of Research, Florence, 2019, https://www.
unicef-irc.org/publications/pdf/Family-Friendly-Policies-Re-
320
64
UNICEF: “Call to action: Investing in family-friendly
policies”, 2019, https://www.unicef.org/early-childhood-devel-
opment/family-friendly-policies, acceso electrónico el 15 de
abril de 2021.
65
United Nations: “2020 International Day of Families
‘Families in Development: Copenhagen & Beijing+25’”, 2020,
https://www.un.org/development/desa/family/internation-
al-day-of-families/2020-2.html, acceso electrónico el 15 de
abril de 2021.
322
66
United Nations, Policy Brief: The Impact of COVID-19
on children, 2020, https://www.un.org/sites/un2.un.org/files/
policy_brief_on_covid_impact_on_children_16_april_2020.
pdf, acceso electrónico el 15 de abril de 2021. United Nations,
Policy Brief: The Impact of COVID-19 on older persons, 2020,
https://unsdg.un.org/sites/default/files/2020-05/Policy-Brief-
The-Impact-of-COVID-19-on-Older-Persons.pdf, acceso elec-
trónico el 15 de abril de 2021. United Nations, Shared Re-
sponsibility, Global Shared Responsibility, Global Solidarity:
Responding to the socio-economic impacts of COVID-19, 2020,
https://unsdg.un.org/sites/default/files/2020-03/SG-Report-So-
cio-Economic-Impact-of-Covid19.pdf, acceso electrónico el
15 de abril de 2021. “Global Day of Parents”, en Resolución de
Asamblea General de Naciones Unidas, A/RES/66/292, https://
undocs.org/A/RES/66/292, acceso electrónico el 15 de abril de
2021. SOS Children Villages International, The best place
for children is with their mom and dad, 2020, https://www.
sos-childrensvillages.org/news/international-day-of-families,
acceso electrónico el 15 de abril de 2021.
323
Recomendaciones
Promover políticas que permitan el equilibrio entre el
trabajo y la familia, como los acuerdos de trabajo y
licencia flexibles, la licencia parental, el cuidado de
los niños asequible, accesible y de buena calidad, e
iniciativas para promover el reparto equitativo de las
responsabilidades domésticas, incluido el trabajo de
cuidado no remunerado, entre hombres y mujeres;
Invertir en programas de educación para padres
que aborden la diferente gama de necesidades y dimen-
siones de la educación de los hijos; empoderar a los
padres y a los cuidadores para que sigan aprovechando
sus buenas prácticas y, al mismo tiempo, permitirles
adoptar otras que mejoren la salud, el desarrollo, el
aprendizaje y el bienestar de los niños y garanticen su
protección;
Hacer del bienestar de los padres, los niños y
otros cuidadores el objetivo explícito de las políticas
y programas de educación, invirtiendo al mismo tiem-
po en programas y servicios universales y positivos de
crianza que tengan en cuenta las necesidades de las
familias individuales y las diferentes necesidades de
las madres, los padres y otros cuidadores;
Reconocer la responsabilidad de los hombres
para con las familias y alentar su contribución, ela-
borando políticas para hacer frente a la ausencia de
hombres/padres en el bienestar familiar, y promover la
paternidad activa y presente;
Reconocer la valiosa contribución de los abuelos
y otros familiares en la educación de los hijos e inver-
tir en políticas y programas familiares que promuevan
fuertes interacciones intergeneracionales, como los
acondicionamientos de vivienda intergeneracional y la
324
Bibliografía
35 Signatories: The Doha International Family Ins-
titute (DIFI), The International Federation of Fa-
mily Development (IFFD), World Family Organi-
zation (WFO), International Federation for Home
Economics (IFHE), Focus on the Family Malay-
sia, Fathers in Africa, Ngala Parenting with Con-
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difi-unveils-civil-society-statement-on-parenting/,
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ter/parenting-section-tiny-victories.html, acceso
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https://www.ngala.com.au/news/report/, acceso
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a systematic review of the global evidence”, en
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55, núm. 11, 2014, pp. 1187-1212, https://pubmed.
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Global Perspective, Routledge, 2015.
Preparations for and observance of the twentieth an-
niversary of the International Year of the Family”,
Resolución de Asamblea General de Naciones
Unidas, A/C.3/67/L.12/Rev.1, https://undocs.org/
A/C.3/67/L.12/Rev.1, acceso electrónico el 15 de
abril de 2021.
333
vas. Las personas son mejores que las cosas y, por eso,
es más importante mejorar a las personas que producir
o facilitar cosas mejores. Hacer buenas carreteras o
disminuir el consumo de gasolina son metas excelen-
tes, pero la educación persigue fines más altos, pues
las carreteras o los motores son sólo medios, mientras
que cada persona tiene un valor propio e incondicio-
nal. Por eso, todo cuanto contribuya al bien personal
de cada hombre es mejor que lo que perfecciona a las
cosas que usa o disfruta.
Análogamente, la tarea educativa alcanza su más
profundo sentido cuando no se limita a aportar capaci-
dades, sino que ayuda a descubrir su empleo más va-
lioso. Y es que los fines son mejores que los medios,
y ayudar a descubrirlos supone una mayor aportación,
un mayor beneficio al otro. No merecería el nombre de
educación aquella que no transformase interiormente
al estudiante, afectando de lleno a la manera en que
actúa, al modo en que vive y al fin al que aspira.
Sería un grave error interpretar ese cambio como
una intromisión artificiosa, una manipulación. Por el
contrario, es un cultivo de lo propio de cada persona,
de lo que lleva dentro de sí, de aquello a lo que está
llamado por su propia naturaleza humana: precisamen-
te cuando se reconoce, se respeta y se procura ese fin
propio, connatural a cada persona, la labor formativa
nunca la rebaja a la condición de instrumento, sesgan-
do sus metas o entorpeciendo su libertad.
La específica dignidad de la educación estriba en
la de la persona, pues ella es su directa beneficiaria. Si
el fin de la educación no fuese la calidad humana en
profundidad, la acción educativa se tornaría banal. Por
el contrario, si se pretende la mejora del hombre como
tal, es preciso ayudar a descubrir metas que valgan la
341
Autonomía universitaria
Si, por el contrario, la educación se concibe sólo como
un medio de formación profesional, la universidad no
sólo se minusvalora, sino que queda afectada profun-
damente. Ya hemos visto que las instituciones de en-
355
Introducción
El interés filosófico por el hecho de orientarse está en
estrecha relación con el problema del sentido y el des-
cubrimiento de un punto de referencia capaz de ilu-
minar la posición del hombre en el universo. Tal in-
terés tiene su punto de partida en el momento en que,
agudizado el sentimiento de desorientación a raíz del
resquebrajamiento de verdades sólidas y de larga data
en el ámbito de la religión, la cosmología, la moral
y la antropología, surge la necesidad de hallar racio-
nalmente un punto de referencia capaz de ofrecer una
360
1
Vlastos, G., Plato’s Universe, Washington: University of
Washington Press, 1975, pp. 3-22.
2
Pascal, B., Pensamientos, Madrid: Alianza Editorial,
1996, p. 76.
3
Pascal, B., Pensamientos, p. 79.
4
Pascal, B., Pensamientos, p. 81.
5
Pascal, B., Pensamientos, p. 79.
363
6
Pascal, B., Pensamientos, p. 81.
7
Pascal, B., Pensamientos, p. 77.
8
Pascal, B., Pensamientos, p. 75.
9
“el hombre se configura como lo más ente, más real; por
eso se erige como referencia básica y obligada de la metafísica,
que es ciencia de todo lo que existe, pero en su particularidad y
en su rango”. Melendo, T., Metafísica de lo concreto, Madrid:
Ediciones Internacionales Universitarias, 2009, p. 25.
10
Kant, I., Logik, Akademie Textausgabe, vol. IX, Berlín:
Walter de Gruyter, p. 25.
364
11
Kant, I., Was heißt: Sich im Denken orientieren?. Insel
Verlag, Frankfurt am Main, 1964, Bd. III. Las citas de este artí-
culo se tomarán de su traducción al español (Cómo orientarse
en el pensamiento, Buenos Aires: Editorial Quadrata, 2005).
12
Kant, I., Cómo orientarse…, pp. 43-44.
365
13
Ha sido una constante en la historia de la humanidad el
deseo de liberarse de este peso tal como lo constatan las mi-
tologías en la antigüedad (el deseo de volar como las aves, de
hacerse invisible, de reencarnarse en otros seres vivos, etc.).
14
“La interioridad sólo puede sentirla el que tiene, al menos,
la posibilidad de estar fuera de sí mismo; más todavía: el que
de hecho, aunque sea sólo con una parte mínima de su ser, está
fuera de sí. De lo contrario, no hay interioridad alguna, sino
disolución interna, o bien una identidad mecánica”. Guardini,
R., El contraste, Madrid: BAC, 1996, p. 115.
367
15
Melendo, T., Las dimensiones de la persona, Madrid: Pa-
labra, 1999, p. 23.
16
Spaemann, R., “Sobre el concepto de dignidad humana”,
en Revista Persona y Derecho, núm. 19, 1988, p. 20.
17
Más adelante afirma el mismo autor: “Sólo el valor del
hombre ‘en sí’ –no únicamente para los hombres– hace de
su vida algo sagrado y confiere al concepto de dignidad esa
dimensión ontológica sin la cual no puede pensarse siquiera
lo que con ese concepto se quiere expresar”. El concepto de
dignidad significa algo sagrado. En última instancia, se trata de
una idea metafísico-religiosa. El concepto de dignidad significa
algo sagrado”. Spaemann, R., “Sobre el concepto de dignidad
humana”, p. 21.
18
Levinas, E., Totalité et infini, The Hague: Martinus Ni-
jhoff Publishers, 1984, p. 89.
368
19
Melendo, T., Las dimensiones de la persona, p. 41.
20
Así, Platón: “sostenemos con absoluta corrección que
aquello de lo que decimos que habita en la cúspide de nuestro
cuerpo nos eleva hacia la familia celeste desde la tierra […] de
allí, de donde nació la primera generación del alma, lo divino
cuelga nuestra cabeza y raíz y pone todo nuestro cuerpo en po-
sición erecta” (Platón, Timeo 90 a). Por su parte, Aristóteles de-
cía: “Puesto que está erguido por naturaleza, no tenía ninguna
necesidad de miembros delanteros, sino que a cambio de ellos
la naturaleza lo dotó de brazos y manos. Así, Anaxágoras afirma
que el hombre es el más inteligente de los animales por tener
manos, pero lo lógico es decir que recibe manos por ser el más
inteligente”. Aristóteles, De partibus animalium 687 a 7ss.
21
Melendo, T. Las dimensiones de la persona, p. 41.
369
22
Housset, E., “La patience des mains”, en Fontaine, P.;
Simhon, A., Emmanuel Levinas. Phénoménologie, Éthique,
Esthétique, Herméneutique, Paris: Le Cercle Herméneutique,
2007.
23
“sólo hay encuentro en el verdadero sentido de la palabra
para seres dotados de interioridad”. Marcel, G., El misterio del
ser, Buenos Aires: Ed. Sudamericana, 1953, p. 133.
370
24
Guardini, R., “L’incontro. Saggio di analisi della struttura
dell’esistenza umana”, en Persona e libertà. Saggi di fondazi-
one della teoria pedagógica, Brtescia: La Scuola, 1990, p. 30.
371
25
“Mi peso es mi amor; él me lleva doquiera soy llevado”.
San Agustín, “Las confesiones”, en Obras de san Agustín, Ma-
drid: BAC, Libro XIII, cap. IX, p. 561.
26
Marcel, G., El misterio del ser, p. 337.
27
Chesterton, G. K., G.F. Watts, Sevilla: Espuela de Plata,
2011, p. 108.
28
Chesterton, G. K., G.F. Watts, p. 108.
29
Marcel, G., El misterio del ser, p. 251.
372
30
Ortega y Gasset, J., “Estudios sobre el amor”, en Obras
completas. Tomo V (1933-1941), Madrid: Revista de Occiden-
te, p. 559.
31
“La plegaria […] aparece como supeditada a la misteriosa
voluntad de una potencia incomprensible cuyos designios son
impenetrables para nosotros. Quien ora, se piensa como incier-
to en cuanto a la respuesta que se dará a su plegaria […]. Lo que
probablemente es verdadero es que, cuando la plegaria es pura,
no puede concebirse sin respuesta”. Marcel, G., El misterio
del ser, p. 285.
373
32
Levinas, E., Totalité et infini, p. 235.
33
San Agustín, “De doctrina christiana”, en Obras de San
Agustín, vol. XL Escritos varios, Madrid: BAC, 1995, p. 65 (I,
4, 4,).
34
“Intuí cómo un hombre, despojado de todo, puede saborear
la felicidad –aunque sólo sea un suspiro de felicidad– si con-
templa el rostro de su ser querido. Aun cuando el hombre se
encuentre en una situación de desolación absoluta, sin la posib-
ilidad de expresarse por medio de una acción positiva, con el
374
4. Amor y fecundidad
La persona, además de definirse como un ser para el
encuentro, procede de una relación y vive en una re-
lación. Desde esta perspectiva la proximidad entre las
personas alcanza una intimidad e intensidad inéditas.
Así, en la generación del hijo se establece una lógica
novedosa que abandona el registro dual, para abrirse a
un registro de tres actores. Si bien el hijo es generado a
partir de la relación del padre y de la madre, cada uno
de ellos procede a su vez de una relación previa, la de
sus padres, con la cual forma una terna. De este modo,
a partir de dos ternas precedentes, la del padre y la de
la madre, se genera una tercera, aquélla que ambos for-
marán con su hijo.35 Este espacio interpersonal formado
por la terna padre-madre-hijo es el vínculo originario
a partir del cual pueden incorporarse otras formas de
relación (duales, como en la amistad, o de más de tres
términos, como en una escuela, un corporativo, etc.).
La primordialidad de la terna padre-madre-hijo
sólo puede explicarse a partir del carácter singular del
amor que la origina; un amor fundado en el encuentro
con la otra persona y en la decisión libre de ambos
para unir sus vidas y dar inicio a una historia común
en un nuevo hogar. Este dirigirse hacia el nuevo hogar
se lleva a cabo a partir de un principio de orientación
36
La radicalidad de este vínculo filial con el origen puede
apreciarse en el testimonio de Albert Camus, quien perdió a su
padre cuando aún no cumplía un año de edad. En una nota al
margen en su último manuscrito inacabado escribía: “He inten-
tado descubrir yo mismo, desde el comienzo, de pequeño, lo
que estaba bien y lo que estaba mal, ya que nadie a mi alrede-
dor podía decírmelo. Y ahora reconozco que todo me abandona,
que necesito que alguien me señale el camino y me repruebe
y me elogie, no en virtud de su poder, sino de su autoridad,
necesito a mi padre”. Camus, A., El primer hombre, Barcelona:
Tusquets, 1995, p. 40.
37
“Precisamente porque el otro no existe, una instrumentali-
zación real es imposible, mientras una gratuidad imponderable
es necesaria y, en algunos aspectos, inevitable. En el fondo, un
padre que decide entrar en la esfera de la generación, está casi
correlativamente obligado a afirmar al otro, al hijo, en su total
misteriosidad”. Serretti, M., El misterio de la comunión, p. 119.
38
G. Siewerth habla de una “percepción del corazón”. Cf.
Siewerth, G., Aux sources de l’amour. Métaphysique de l’en-
fance, Langres: Parole et Silence, 2001, p. 105.
377
41
Guardini, R., Antropología cristiana, Brescia: Morcellia-
na, 2013, p. 39.
42
Afirma Ferdinand Ulrich: “El rostro humano es la primera
gramática del niño”. Ulrich, F., L’uomo come bambino. Per
un’antropologia filosófica dell’infanzia, Roma: Librería Ate-
neo Salesiano, 2013, p. 105.
379
43
“Afirma Serretti: “Es incomparablemente más fuerte el
instinto que, en una situación de relaciones regulares, vincula
al hijo a la unidad de la pareja de progenitores respecto a aquel
que lo vincula aisladamente a alguno de ellos. El hijo se auto-
comprende no como hijo del padre o de la madre, sino como
hijo del amor que une a los dos […]. La comunión es la casa
del hombre”. Serretti, M., El misterio de la comunión, p. 110.
380
Bibliografía
Aristóteles, Partes de los animales – Marcha de los
animales – Movimiento de los animales, Madrid:
Gredos, 2000.
Camus, A., El primer hombre, Barcelona: Tusquets,
1995.
Chesterton, G. K., G.F. Watts, Sevilla: Espuela de
Plata, 2011.
Frankl, V., El hombre en busca de sentido, Barcelona:
Herder, 2004.
44
Ulrich, F., L’uomo come bambino…, p. 127.
45
“Es el niño el que ha posibilitado en el espíritu del hombre
la posibilidad […] de orientarse, de encaminarse para buscar
su camino en la vida […]. Se puede decir que la naturaleza ha
dado al hombre, a través del niño, una brújula para orientarse en
el mundo. Montessori, M., L’enfant, Paris: Desclée de Brou-
wer, 2004, p. 50. La traducción al español es mía.
381
Introducción
Hoy que vivimos en los tiempos y en los aires de lo
políticamente correcto, resulta sin duda, una suerte de
atrevimiento, una osadía, un envalentonamiento, ha-
384
1
Martín Seco, J.F, “La dictadura de lo políticamente cor-
recto”, Republica.com, https://www.republica.com/contrapun-
to/2020/07/02/la-dictadura-de-lo-politicamente-correcto/ (con-
sultada el 20 de agosto de 2020).
2
Ventoso, L., “El virus de lo políticamente correcto corroe
la libertad de expresión”, abc.es, https://www.abc.es/cultura/
cultural/abci-virus-correccion-politica-corroe-libertad-expre-
sion-201812020129_noticia.html (consultado el 22 de agosto
de 2020).
385
1. Primer contacto
En busca de aprovechar el verano del 2003 para in-
crementar saberes para servir mejor en mi actividad
de orientador familiar, localicé en internet el nombre
del Dr. Tomás Melendo. En ese entonces ya circulaban
profusamente en la red artículos y reseñas de libros de
su autoría. Las redes eran, después lo supe, el nuevo
campo escogido por Tomás para dar batalla en favor de
la familia. Tomás había entendido la finalidad de estar
ahí, y de hacerlo de una manera incluso mejor que los
que se dedicaban enteramente a esto. “Hay que demos-
trar que somos buenos también en esto, en la técnica”,
le escuché decir con convencimiento.
Efectivamente, nada daña más a la filosofía y a
su difusión, que esta extendida idea que presenta a la
filosofía como ciencia de un saber abstruso, y al filóso-
fo como alguien despegado de la realidad que vaga es-
térilmente en los confines de lo etéreo. El libro del Dr.
Tomás Melendo Metafísica de lo concreto sobre las
389
2. Lumen-Uma-Edufamilia
El primer convenio de colaboración internacional que
involucró a UMA y a Edufamilia lo firmó el Dr. To-
más Melendo con LUMEN, estoy seguro de que no es
el más importante académicamente hablando, sé que
después firmó con universidades mexicanas y de otras
partes de Iberoamérica, en Perú y en Chile, de mucho
reconocimiento, pero sin duda alguna este convenio es
uno de los más queridos por Tomás; eso sí lo sé de
cierto.
El arreglo consistió, originalmente, en un pro-
grama de fortalecimiento académico del profesorado
de LUMEN en el que, con el apoyo de la iniciativa
privada, representada por los generosos mecenas de
LUMEN, don Sergio y doña Magda Argüelles de la
393
2.1. Ronda
El convenio de colaboración entre Sociedad Formado-
res LUMEN de México y la Universidad de Málaga,
España, ya echado a rodar, se oficializó en la ciudad de
Ronda, en una magnífica comida en el Parador Turís-
tico, con la presencia de la familia Argüelles quienes,
repito, sustentaban económicamente a Lumen; de un
servidor, acompañado de mi esposa Tere, en mi cali-
dad de director de Lumen y de la Fundación FINSA;
del doctor Tomás Melendo y de algunos miembros de
su familia; del Dr. Gabriel Martín, y de otros catedráti-
cos de la Universidad de Málaga.
Pido perdón por la deriva excesivamente testi-
monial, pero quiero hacer notar la honda impronta que
causó en mí ver la coherencia manifiesta entre las en-
señanzas del doctor Melendo y su vida ordinaria, el
amor, la paciencia y el trato personalísimo que Tomás
y Lourdes se confieren mutuamente; es una demos-
tración palpable de todo el poder y el bien del amor.
Recuerdo, casi como si lo escuchara hoy, decir al Dr.
394
3. Líneas pedagógicas
En este apartado intentaré dibujar lo que a mi juicio
son, en el campo que conozco (la orientación familiar),
las principales aportaciones del Dr. Melendo, que, a
manera de líneas pedagógicas maestras, permean todo
el discurso de su trabajo profesional.
3
Melendo, T., Todos educamos mal…pero unos peor que
otros, Madrid: Ediciones Internacionales Universitaria, 2008,
p. 23.
400
4
Montaigne, M., “Ensayos”, Biblioteca Virtual Miguel
de Cervantes, http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/
ensayos-de-montaigne--0/html/fefb17e2-82b1-11df-acc7-
002185ce6064_158.html#I_34_ (consultada el 17 de agosto).
401
5
Lerma Jasso, H., “La odisea del siglo XXI: El rescate de la
de familia”, en Revista Panamericana de Pedagogía, núm.11,
Los saberes y quehaceres del pedagogo, Ciudad de México,
2007, p. 25.
403
6
Péguy, Ch., Temporal and eternal, Nueva York: Clio I
Cahiers, 1958, p. 108.
405
8
Horacio, Epíst., II, 1, 40:
Sapere aude,
incipe: vivendi recte qui prorogat horam
rusticus expectat dum defluat amnis; at ille
labitur, et labetur in omne volubilis aevum
407
9
Melendo, T., La belleza de la sexualidad, Madrid: Edi-
ciones Internacionales Universitarias, 2007, p 16.
411
Conclusión
Las aportaciones del Dr. Tomás Melendo Granados,
en diversos campos del análisis científico y de la di-
vulgación educativa (Filosofía, Metafísica, familia,
educación de los hijos, sexualidad humana etc.) han
significado para muchas personas una fuente esperan-
zadora y luminosa para abrevar verdad, belleza y bien.
Su compromiso profesional aunado a su don de gentes,
su trato impecable a la persona humana, “cada una de
todas”, su capacidad de servicio y de trabajo han hecho
que muchas personas vivan mejor y que hayan crecido
espiritualmente, aprendiendo a amar más y mejor, al
tener contacto con sus ideas, en libros, en conferen-
cias, personalmente o en videos.
Su capacidad creativa para diseñar, nuevos “gi-
ros pedagógicos” que permiten el mejor entendimiento
de ciertos temas, su claridad para presentar lo hondo
y complejo, con sencillez y operatividad, su empeño
trasmisor de las buenas ideas de otros (Cardona, Escri-
vá, Fabro, etc.), su gusto por el lenguaje y la palabra
bien puesta, aunada a su facilidad para enhebrar cien-
412
Agradecimiento:
Agradezco en el alma al Dr. Gabriel Martí por todo
el apoyo, la motivación y los consejos que me brindó
para este artículo y por su amistad a lo largo de los
años.
413
Bibliografía
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te de la de familia”, en Revista Panamericana de
Pedagogía, núm. 11, Los saberes y quehaceres del
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to corroe la libertad de expresión”, abc.es, https://
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politica-corroe-libertad-expresion-201812020129_
noticia.html (consultado el 22 de agosto de 2020).
6. LA FE, UN FUNDAMENTO FIRME,
CUANDO TODO SE CAE
Introducción
Ante un mundo que fluctúa, y parece tambalear, ante
un escenario en el que una serie de factores se ven
caer,1 el ser humano busca un punto de apoyo firme,
1
Caer puede significar perder el equilibrio e ir a dar al sue-
lo, incurrir en un error, quedar atrapado en una trampa, venir
impensadamente a encontrarse en alguna desgracia o peligro
416
4
FR 107.
5
Rm 8,28.
418
6
Ratzinger, J., Introducción al Cristianismo, Salamanca:
Ediciones Sígueme, 2005, p. 66.
7
Is 7,9. Esta es la traducción que utiliza en el texto inme-
diatamente citado el autor. Aunque existen otras traducciones,
como “si ustedes no creen, no subsistirán”. Cf. Traducción de la
Biblia que se utiliza en la página de la Santa Sede. http://www.
vatican.va/archive/ESL0506/__P9R.HTM
8
Ratzinger, J., Introducción al Cristianismo, Salamanca:
Ediciones Sígueme, 2005, p. 63.
9
Ratzinger, J., Introducción al Cristianismo.
419
15
Fernández Rodríguez, P., Biografía de la Madre Mª. An-
gélica Álvarez Icaza, Salamanca: Editorial San Esteban, 1993, p.
367. Esta cita data de 1915, de hecho, el convento les fue quitado
a las monjas contemplativas visitandinas y acabaron refugián-
dose en España.
16
Meester, C., Así era Sor Isabel, Burgos: Editorial Monte
Carmelo, pp. 64-65.
422
2. Fe e infancia espiritual
En el mundo actual el hombre quiere ser grande, quie-
re decidir, quiere tener en sus manos la dirección de
los hombres y de los acontecimientos, quiere sobre-
salir, quiere tener una imagen respetable, también una
imagen virtual atractiva. Es fácil de entenderlo y po-
demos hablar de ello como una necesidad de ser reco-
nocidos, es un deseo natural querer ser grande. Incluso
podríamos afirmar que no lograrlo causa en muchos un
sufrimiento, una insatisfacción y frustración.
Pero frente a este deseo natural de crecimiento
personal y llegar a ser grande, encontramos que al-
gunos han vivido con extraordinario gozo la infancia
espiritual. Hacerse como niños, hacerse pequeño. La
paz de la infancia espiritual reside en saberse peque-
ño, pero amado por Alguien en quién se puede confiar,
que puede resolver todo cuanto se nos pueda presentar.
Como un niño cargado por su padre no necesita ser
capaz de todo, porque cuanto necesita se lo procura su
padre, así la infancia espiritual despierta en el corazón
gran paz y confianza.
Es la paz de quien se abraza a la voluntad del
más tierno amante, a pesar de que esto no excluya el
dolor, sacrificio, dificultades, despojos…
La desconfianza despierta un clima de peligro
y miedo, fuente de gran sufrimiento. El programa del
17
Michalenko, S., Biografía de Sor Faustina, Quito: Libre-
ría Espiritual, 1987, p. 296.
423
18
Cf. Dajczer, T., Meditaciones sobre la fe, Puebla de los
Ángeles: Impresos Diego, 2007, pp. 73 y 77.
19
Meditaciones sobre la fe, p. 78.
20
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux, Doctora de la
Iglesia, Madrid: B.A.C., 1998, p. 92.
21
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 91.
22
Lc 18,17.
424
23
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, pp. 161 y 182.
24
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 98.
25
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 98.
26
Cf. Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 63.
27
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, II-II q. 161 a. 5.
28
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 94.
425
3. La fe no es siempre sentida
La pandemia mundial ha puesto de manifiesto, de ma-
nera histórica, la pequeñez del ser humano, su fragi-
lidad, sus limitaciones y la caducidad de la vida pre-
sente. Cuanto representa una tragedia puede también
significar la oportunidad de revisar en qué o quién se
ha puesto la seguridad. El creyente afirma en su co-
razón: Yo sé en Quién puse mi esperanza. Teresa de
29
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 97.
30
Cf. Lc 1,48-49.
31
“¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿de
qué te glorías?”. 1 Cor 4,7.
426
32
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 87.
33
Michalenko, S., Biografía de Sor Faustina, p. 257.
34
Escrivá de Balaguer, J., Surco, Madrid: RIALP, 1986,
nn. 43-44.
35
Ratzinger, J., Introducción al Cristianismo, p. 45.
36
Ratzinger, J., Introducción al Cristianismo, p. 44.
427
37
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 97.
38
Lc 23,46.
39
Cf. Ratzinger, J., Introducción al Cristianismo, pp. 41,
42 y 49.
428
40
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 214.
41
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 215.
429
42
Ratzinger, J., Introducción al Cristianismo, p. 49.
43
Mt 16,1. Cf. CEC 153. “Creer es un acto del entendimiento
que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida
por Dios mediante la gracia”. S. Tomás de Aquino, S. Th. 2-2,
2, 9.
44
Cant 3,2.
430
45
Esquerda Bifet, J., Hemos conocido el amor, Madrid:
B.A.C., 1987, p. 88.
46
Esquerda Bifet, J., Hemos conocido el amor, p. 89.
47
Cant 3,1-2.
48
Cf. Sal 9,11.
49
“Su claridad nunca es oscurecida. Y toda luz de ella es
venida. Aunque es de noche”. Cantar del Alma V.
“La fe nos da y comunica al mismo Dios pero cubierto”. San
Juan De la Cruz, Obras completas, Burgos: Ed. Monte Carme-
lo, 1959, p. 1193.
50
Cf. Esquerda Bifet, Hemos conocido el amor, p. 90.
51
Cf. Esquerda Bifet, Hemos conocido el amor, p. 93.
431
52
DeV 41.
53
Lubich, Chiara, Yo te amo a ti, Jesús Abandonado, Lop-
piano, 2 de enero 1999.
Video recuperado en Agosto de 2020 por: https://www.you-
tube.com/watch?v=sGpQrlu8l5Y
54
San Juan de la Cruz, Obras completas, Llama de amor
viva, canc. 2, n. 34.
55
Isabel de la Trinidad, Testamento espiritual, Burgos: Ed.
Monte Carmelo, 1981, pp. 17-67.
432
56
Isabel de la Trinidad, Testamento espiritual, pp. 17 y 18.
57
“Lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquel-
lo que Dios preparó para los que lo aman”. 1Cor 2,9.
58
Sn. Alfonso María de Ligorio, Preparación para la
Muerte, México: Tradición, 1977, p. 74.
59
Sada Fernández, R., La Eucaristía en la teología vivida
de los Santos, México: Minos, 2005, p. 151.
433
Conclusiones
La sola luz de la razón autónoma no logra iluminar
suficientemente el futuro, el ser humano queda en la
oscuridad, y su corazón, con el miedo a lo desconoci-
60
Álvarez Icaza, M. A., Encantos del Amor Divino, Diario,
Tomo I, México: Abacar Ediciones, 2014, p. 65.
61
Isabel de la Trinidad, Testamento espiritual, p. 139.
62
Cf. Sada, R., Saber mirar es saber amar, México: Minos
III Milenio, 2014, p. 27.
63
Royo Marín, A., Santa Teresa de Lisieux…, p. 153.
434
64
“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o
una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con
una Persona”. DC 1.
435
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436
1
Melendo, T., Metafísica de lo concreto, sobre las rela-
ciones entre filosofía y vida, Barcelona: Ediciones Internacio-
nales Universitarias, 1997.
2
Melendo, T., Metafísica de lo concreto…, pp. 172-173.
439
recuperado de http://www.digitalpeirce.fee.unicamp.br/home.
htm, consultado el 26 de diciembre del 2011, p. 3.
440
4
CP 5.51-5.59, 1903.
5
CP 7.647, 1903.
6
Barrena, S., “Charles S. Peirce: Razón creativa y edu-
cación”, en Utopía y Praxis Latinoamericana, vol. 13, núm.
40, 2008, p. 23.
441
7
El término Bildung hace referencia al proceso de autoedu-
cación; es una especie de actitud de automejora, a partir de la
cual el ser humano se comprende a sí mismo y es capaz de
desarrollarse. Se trata de una teoría para la autoformación a
partir de la relación del hombre con el mundo y la repercusión
del mundo en su psique, para lo cual el lenguaje tiene un papel
fundamental.
8
CP 5.439, 1905.
9
Colapietro, V. et al., “Introduction: Peirce and Educa-
tion: The Conflicting Processes of Learning and Discovery”,
en Studies in Philosophy and Education, núm. 24, 2005, p. 171.
10
En español: “Experiencia y realidad como proceso: Charles
S. Peirce, diseño de una gramática especulativa del ser”.
442
11
Colapietro, V. et al., “Introduction: Peirce and Educa-
tion...”, p. 171.
12
CP 5.313, 1868.
13
Semetsky, 2005, p. 153.
443
14
Peirce, 1882/1958, p. 337
15
Peirce 1900/1958, p. 332
16
Peirce, 1898/1992, p. 178.
444
23
Smith, H. A., “Peircean Theory, Psychosemiotics, and Ed-
ucation”, en Educational Philosophy and Theory, vol. 37, núm.
2, 2005, p. 191.
24
Melendo, T., “Metafísica de la dignidad humana”, en An-
uario Filosófico, núm. 27, 1994.
25
Melendo, T., “Metafísica de la dignidad humana”.
448
26
Cabe señalar que se trata de aquella autonomía que Melen-
do define a partir de Kant, Kierkegaard y Spaemann, siguiendo
a Tomás de Aquino como: “autonomía intimísima, por cuanto
el ser que constituye su fundamento se configura, en cabal vi-
sión metafísica, como lo más nuclear y profundo de cualquier
persona”. Melendo, T., “Metafísica de la dignidad humana”.
27
Smith, H. A., “Peircean Theory, Psychosemiotics, and Ed-
ucation”, p. 192.
449
ucation”, p. 198.
450
33
Melendo, T., “Metafísica de la dignidad humana”.
34
Santi, G., “Objectification and semiotic Function”, en Ed-
ucational Studies in Mathematics, vol. 77, núm. 2, 2011, p. 288.
453
35
Cf. Smith, H. A., Psychosemiotics, New York: Peter Lang,
2001. Howard A. Smith establece siete formas de modos sígni-
cos (signways), al respecto afirma: “The seven signways and
their particular representational forms are as follows: (a) lin-
guistic, operations; (d) spatial, referring to visual-spatial arrays;
(e) bodily-kinesthetic, involving use of the body and its parts; (f
) social-personal, concerning the signs of knowing about others
and oneself, and (g) naturalistic, involving the recognition of
patterns in the natural and cultural worlds and the classifica-
tion of objects and events. In this listing, the social-personal
signway eliminates Gardner’s distinction between intraperson-
al and interpersonal factors while at the same time highlighting
the sociocultural bases of signs”. Smith, H. A., “Peircean Theo-
ry, Psychosemiotics, and Education”, p. 200.
454
36
O’Neil 2008, p. 150.
456
37
CP 5.265, 1868.
38
Redondo, I., “Significado, interpretante y mediación. Una
aproximación a la comunicación en Charles S. Peirce”, Semi-
nario del grupo de estudios peirceanos: Universidad de Nava-
rra, 2005, recuperado de http://www.unav.es/gep/SeminarioRe-
dondo.html, consultado el 27 de diciembre 2011, p. 4.
39
Smith, M., “Communicative Behavior”, en Psychological
Review, vol. 53, núm. 5, 1946, p. 294.
458
46
EP 2 1903, p. 197.
47
CP 6.63, 1892.
462
50
CP 1.590, 1900.
464
51
402 | El ser humano, un signo en crecimiento. Barrena,
S., “Charles S. Peirce: Razón creativa y educación”, p. 211.
52
L 387, 1894.
53
CP 1.591, 1903.
465
54
CP 1.591, 1903.
466
55
Potter, S.J., V. G., “Peirce’s Analysis of Normative Sci-
ence”, Transactions of the Charles S. Peirce Society: A Quar-
terly Journal in American Philosophy, vol. 2, núm. 1, 1966, pp.
202-203.
56
Peirce establece las ciencias normativas como ciencias
que, si bien son teoréticas, tienen un gran impacto en la con-
ducta (EP 2.372). Es así como las ciencias normativas son con-
dición de posibilidad, se observa así un modelo teleológico y
evolucionista. Al ser las ciencias normativas condicionantes de
la conducta es necesario que la menta tenga una idea de fin o de
un ideal, la ética es la que se encarga de tal ideal de modo que
es la ética o antética quien deberá definir el ideal del Summun
bonum es decir la idea del fin último y que la acción deberá ir
en conformidad con dicho ideal (EP 2.377).
467
cación”, p. 20.
468
58
CP 2.292, 1893.
469
59
MS 540, 1903.
60
EP 2:11, 1894.
61
EP 2:247, 1904.
62
EP 2:346, 1905.
63
Romé, N., “Temporalidad semiótica. Algunos aportes para
la reflexión en ciencias sociales”, Peirce en Argentina, II Jorna-
das GEP Argentina, 7-8 de septiembre de 2006, p. 66. Dispo-
nible en http://www.unav.es/gep/IIPeirceArgentinaRomé.html
consultado el 11 de abril 2012.
470
64
MS 540 1903.
65
MS 478 1903.
471
66
MS 404 1894.
67
Jimenez, R., Lo desconocido es entrañable, México: Jus,
2008.
68
CP 6.156, 1891.
472
69
CP 6.157, 1891.
70
CP 1.336, 1905.
71
CP 1.348, 1903.
72
CP 1.434, c.1896.
473
73
Colapietro, V. et al., “Introduction: Peirce and Educa-
tion…”.
74
CP 1.436, c.1896.
474
81
Vélez, A., “La adquisición de hábitos como finalidad de la
educación superior”, en Educación y educadores, vol. 11, núm.
001, Colombia: Universidad de La Sabana, 2008, p. 9.
477
82
Riesman 1971, 16
83
Bourdieu 1988, 26
478
84
Polo 1993, p. 134
85
Polo 1996, p. 59
86
Polo 1996, p. 53
480
87
Hookway, P., Peirce, London: Routledge and Kegan Paul,
1985, p. 275.
88
CP 5.372, 1877.
89
CP 6.156, 1891.
481
90
CP 5.130, 1903.
482
91
CP 5.402 n. 3, 1878.
92
Potter. 1997, p. xviii.
483
93
CP 5.552, 1905.
94
CP 1.615, 1903.
484
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Melendo, T., Metafísica de lo concreto, sobre las rela-
ciones entre filosofía y vida, Barcelona: Ediciones
Internacionales Universitarias, 1997.
485
1. Introducción
La situación actual en la que se encuentra nuestra so-
ciedad se caracteriza por una evidente crisis moral, que
ha originado una enorme confusión para la mayoría
de los jóvenes y también para muchos adultos, sobre
lo que es realmente bueno y lo que es malo; optando
por una mentalidad y actitud relativista para justificar
su confusión. Esta situación, sin duda, está influyendo
en los diversos estilos de vida que han asumido, al no
tener claridad cómo deben vivir para sentirse llenos.
488
2
Corazón, R., Saber, Entender… Vivir: Una Aproximación
a la Filosofía, Madrid: RIALP, S.A., 2002, p. 23.
3
Castillo, G., Hacia el conocimiento de uno mismo, Piura:
UDEP, 2000, p. 16.
491
5
Frankl, V., Fundamentos y aplicaciones de la logoterapia,
p. 109.
493
1962, p. 13.
494
7
Wojtyla, K., Amor y Responsabilidad. Estudio de Moral
Sexual, 3ª ed., Madrid: Editorial Razón y Fe, S. A., 1978, p. 16.
495
8
Guardini, R., El fin de los tiempos modernos, Buenos Ai-
res: Edit. Sur, 1958, p. 78.
497
9
Cardona, C., Ética del quehacer educativo, p. 16.
10
Cardona, C., Ética del quehacer educativo, pp. 15-16.
498
13
Melendo, T., Todos educamos mal… pero unos peor que
otros, Madrid: EIUNSA, 2008, p. 21.
500
14
Melendo, T., Todos educamos mal…, p. 20.
501
15
Melendo, T., Introducción a la antropología: la persona,
Madrid: EIUNSA, 2005, p. 21.
16
Citado por Melendo, T., El ser humano: desarrollo y plen-
itud, Madrid: EIUNSA, 2013, p. 12.
502
17
De Potentia, q. 9, a. 4.
18
Melendo, T., Introducción a la antropología…, p. 29.
503
22
Wojtyla, K., Amor y responsabilidad…, p. 9.
23
Guerra López, R., Afirmar a la persona por sí misma.
La dignidad como fundamento de los derechos de la persona,
Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2003, pp. 141-
142.
507
24
Melendo, T., Invitación al conocimiento del hombre, Ma-
drid: EIUNSA, 2009, p. 27.
508
25
Melendo, T., Invitación al conocimiento del hombre, p.
27.
509
26
Melendo, T., Invitación al conocimiento del hombre, p.
28.
27
Wojtyla, K., Amor y responsabilidad, p. 18.
511
28
Melendo, T., El ser humano: desarrollo y plenitud, p. 38.
512
29
García-López, J., La persona humana, p. 183.
513
30
García-López, J., La persona humana, p. 184.
31
Melendo, T., El ser humano: desarrollo y plenitud, p. 39.
514
35
Melendo, T., Todos educamos mal…, p. 22.
517
36
Melendo, T., Matrimonio y felicidad, Madrid: Editorial
Palabra, S.A., 2003, p. 27.
37
Castillo, G., Educación de la afectividad, Piura: UDEP,
2003, p. 150.
519
38
Melendo, T., Todos educamos mal…, p. 49.
39
Citado por Melendo, T., Todos educamos mal…, pp. 49-
50.
520
40
Melendo, T., Todos educamos mal…, p. 72.
521
41
Melendo, T., Todos educamos mal…, p. 22.
523
42
Cardona, C., Ética del quehacer educativo, p. 37.
524
43
Citado por Melendo, T., Todos educamos mal…, p. 59.
44
Viladrich, P., El pacto conyugal, Madrid: Rialp, 2002,
p. 76.
525
45
Viladrich, P., El pacto conyugal, p. 77.
46
Melendo, T., Todos educamos mal…, p. 59.
527
47
Melendo, T., Todos educamos mal…, p. 60.
528
49
Viladrich, P., El pacto conyugal, p. 65.
530
Conclusión
La visión educativa que parte de una concepción re-
duccionista de la persona humana ha originado que en
la práctica educativa sólo se busque como fin la mera
transmisión de conocimientos y el desarrollo de ha-
bilidades técnicas en las personas, olvidándose de lo
más propio del ser personal, como es el desarrollo de
su autotrascendencia, para sacar o educir lo mejor de
sí en beneficio de las demás personas.
Por eso, hay necesidad urgente de promover un
modelo educativo que se fundamente en la excelencia
del ser personal, teniendo en cuenta todas sus dimen-
siones, ayudando a los sujetos de la educación a valo-
rar la integridad de la excelencia de su ser, teniendo
en cuenta no sólo su dimensión corpórea, sino sobre
todo su dimensión espiritual, que le exige trascender lo
meramente sensible hacia valores superiores como la
verdad, el bien y la belleza, con sentido objetivo, para
lograr la plenitud humana como fin de una educación
con visión integral.
La propuesta de este modelo educativo se con-
cretiza en que el educando, en primer lugar, debe reco-
nocer la grandeza de su ser personal para valorarse y
amarse, lo que le llevará a descubrir el enorme poten-
cial que tiene su ser para desarrollarse, tomando con-
ciencia que tiene necesidad de trascender lo límites de
su ser individual para darse a los demás, descubriendo
el verdadero sentido de su existencia: el amor. Y que
sólo la vivencia plena de esta realidad explica todas
las dimensiones de la estructura de su ser personal:
corporal, psicológica y espiritual. De ahí se deduce la
necesidad de una educación integral para niños y ado-
lescentes, que implica una educación de su sensibili-
531
Bibliografía
Cardona, C., Ética del quehacer educativo, 2ª ed.,
Madrid: Ediciones RIALP, S.A., 2001.
Castillo, G., Educación de la afectividad, Piura:
UDEP, 2003.
Castillo, G., Hacia el conocimiento de uno mismo,
Piura: UDEP, 2000.
Cerini, Ana, Humanismo pedagógico, Buenos Aires:
Dunken, 2006.
Corazón, R., Saber, Entender… Vivir: Una Aproxima-
ción a la Filosofía, Madrid: RIALP, S.A., 2002.
Frankl, V., Fundamentos y aplicaciones de la logote-
rapia, Barcelona: Herder Editorial, S. L., 2012.
García-López, J., La persona humana, Pamplona:
Universidad de Navarra, Anuario Filosófico, 9,
163-189, 1976.
Guardini, R., El fin de los tiempos modernos, Buenos
Aires: Edit. Sur, 1958.
Guerra López, R., Afirmar a la persona por sí mis-
ma. La dignidad como fundamento de los derechos
de la persona, Comisión Nacional de los Derechos
Humanos, 2003.
Melendo, T., Solución: la familia, Madrid: Palabra,
2002.
532
1. Dedicación a la familia
“La familia es tabla de salvación o sima de perdición”.
Allá por el año 1986, más de un siglo después de que
fueran escritas por Goethe, Tomás Melendo se topó
con estas palabras del literato alemán, y fueron un de-
534
1
Cf., por ejemplo, Melendo, T., “Desafíos actuales para
la familia”, en Actas del cuarto congreso Familia para todos,
Santiago de Chile: Instituto Berit de la familia, 2014, p. 17.
2
Juan Pablo II, Familiaris consortio, 1981-11-12. 5ª ed.
3
Juan Pablo II, Homilía en Nowy Targ, 8-VI-1979, en Juan
Pablo II a las familias, Pamplona: Eunsa, 1982, n. 90.
4
Melendo, T., La hora de la familia, Pamplona: Eunsa,
1995, p. 16.
535
5
Melendo, T., La hora de la familia, p. 21.
6
Melendo, T., Universidad y familia, Presentación del
Máster en Ciencias para la familia de la Universidad de Málaga,
en Revista Arbil, núm. 87, http://www.arbil.org/(87)mast.htm
7
Melendo, T., “Desafíos actuales para la familia”, en Actas
del cuarto congreso Familia para todos. Instituto Berit de la
familia: Santiago de Chile, 2014, pp. 17-18.
536
9
Schelling, F., Del yo como principio de la filosofía o Sobre
lo incondicionado en el saber humano, Madrid: Trotta, 2004,
p. 65.
538
3. Para terminar
Son muchos más los testimonios que podrían recoger-
se, innumerables las palabras de agradecimiento que
muestran la profunda huella que el conjunto de Es-
tudios sobre la familia deja en todos aquellos que se
acercan a ellos.
Pero en algún momento hay que concluir. Y no
hay mejor modo de hacerlo que dejando que sea de
nuevo uno de los alumnos quien resuma esa impronta
indeleble que los Estudios le han dejado:
“Temo que este testimonio no le hará justicia a
la enseñanza tan profunda, hermosa y verdadera del
Máster. No puedo expresar correctamente cómo este
curso me ha salvado y ha llevado a una relación más
profunda y completa con mi esposo, mis hijas, mi fa-
milia y mi comunidad. En gran parte, el Máster me
ha salvado de cometer los mismos errores de nuestros
tiempos. Volveré siempre al Máster para profundizar
más en las asignaturas ya que estoy segura que no he
rasgado ni la superficie de la profundidad de su ense-
ñanza”.
547
Bibliografía
Juan Pablo II, Familiaris consortio, 1981-11-12.
Juan Pablo II, Homilía en Nowy Targ, 8-VI-1979,
en Juan Pablo II a las familias, Pamplona: Eunsa,
1982, n. 90.
Melendo, T., La hora de la familia, Pamplona: Eunsa,
1995.
Melendo, Tomás, “Desafíos actuales para la familia”,
en Actas del cuarto congreso Familia para todos,
Santiago de Chile: Instituto Berit de la familia,
2014.
Melendo, T., Universidad y familia, Presentación del
Máster en Ciencias para la familia de la Universi-
dad de Málaga, en Revista Arbil, núm. 87: http://
www.arbil.org/(87)mast.htm
Melendo, Tomás; Melendo, Irene, La persona huma-
na, fundamento de la familia, Amazon: 2020.
Schelling, Friedrich, Del yo como principio de la filo-
sofía o Sobre lo incondicionado en el saber huma-
no, Madrid: Trotta, 2004.
10. MELENDO, T.; MELENDO, I.,
PARADOJAS DE LA FELICIDAD…
TAMBIÉN EN EL MATRIMONIO, USA:
EDUFAMILIA, 2020, 198 PP
1
Los números entre paréntesis hacen referencia a los númer-
os de página en la obra de Tomás e Irene Melendo.
550
2
Wojtyla, K., Persona y acción, Madrid: Palabra, 2014, p. 73.
551
3
Bauman, Z., Amor líquido, Buenos Aires: FCE, 2005, p. 70.
552
Bibliografía
Bauman, Z., Amor líquido: acerca de la fragilidad de
los vínculos humanos, traducción de Mirta Rosen-
berg, Jaime Arrambide, Buenos Aires: FCE, 2005.
Francisco, Amoris Laetitia, la alegría del amor: sobre
el amor en la familia, México: Buena Prensa, 2016.
2016.
556