Volumen 3

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HISTORIA CRITICA

DE ESPAÑA,

Y DE LA CULTURA ESPAÑOLA

E N TODO G E N E R O .
HISTORIA CRITICA
DE ESPAÑA*
Y DE LA CULTURA ESPAÑOLA
EN T O D O GENERO,
E S C R I T A EN I T A L I A N O

FOR D. JUAN FRANCISCO DE MASDEU,


BARCELONÉS.

T R A D U C I D A AL, I D I O M A E S P A Ñ O L

P O R I ? . . . 2V. . .

T O M O I.
E S P A Ñ A

PARTE SEGUNDA.

CON LAS LICENCIAS NECESARIAS..

E N M A D R I D : POK D O N ANTONIO DE S A N C H A .
A S O DE M. DCC. I X X X V .

Se hallará en su Librería en Ja Aduana vieja.


• I. J L a Á rudeza de los siglos In- Mmem
• . o de esta según'
mediatos -al diluvió universal, la es^ «fa P « « .
caséz de noticias < de unos tiempos
tan remotos , la dificultad que ha-
llamos en tomar partido en los in-
tereses é historia de Naciones tan
antiguas y desconocidas, habrán sin
duda influido mucho para la mo-
lestia , que por ventura ha -causa-
do a nuestros Lectores la primera
Parte -de la España antigua. Esta se-
gunda que les ofrezco , comprehen-
de tiempos meóos.,remotostrata de
pueblos no solo mas cultos 5. sí, tam-
bién ¡mas famosos • :. describe hechos
grandes acontecimientos notables*
3

ca-
VÍ PROLOGO.
capaces de elevar el espíritu y de-
leitar el ánimo : finalmente descu-
bre el origen de una gran parte de
las artes y ciencias , ocupación hoy
dia la mas gloriosa del hombre , y
ornamento el mas bello de nuestra
edad. Fenicios Griegos, y Carta-
9

gineses objeto^ de los tres Libros


y

de esta segunda. Parte , son tres nom-


- ''. bres insignes que por sí mismos lla-
man la atención de todos: tres cé-
lebres naciones , de ' quienes ha de-
rivado la cultura á los Romanos, y
á los demás pueblos, que reconocen
por madre y maestra a la antigua
Roma,
sedará*** Empiezo este volumen con
manta tiste- breve historia de la Nación Fe-
u n a
ria de la Na- . . . . •
tmfcma*. cicia. Sin un conocimiento claro del
origen y antigüedad de estos pueblos
no se puede dar la luz necesaria á
la España antigua, de quien ellos fue-
ron una parte muy principal. Este
es el pueblo de los hombres mas cul-
tos y memorables de la antigüedad,
Au-
PROLOGO. VII
•Autores principales de la ^cultura Grie-
ga , y Cartaginesa. Con todo, los Es- Sli hhtor¡A

critores asi antiguos como modernos^¿?¿ a mas


a

han dexado su historia casi sumergi-


da en el ¿olvido. Procuraré no -can-
sar la atención de mis Lectores con
indagaciones prolixas acerca de su ori-
gen. Algunos -Españoles y France-
ses , con preferencia _á todos.el Aba-
te Mignot, han demonstrado ultima-
mente con pruebas evidentes , que
los Fenicios no son descendientes de
Esaú , ni originarios del mar Roxo:
han hecho ver que descienden de
Canaanhijo de Chám. Sin otro exa-
men puedo suponer este origen de
los Fenicios. Hablaré con mas ex-
tensión de su c u l t u r a y a porque de
ella se derivó toda la instrucción es-
pañola ; ya también porque los L i -
teratos de nuestro siglo imitando á

los antiguos en dar al Egypto la pre-


ferencia en todo género de glorias,,
no tienen regularmente el debido con-
cepto de las ciencias y artes feni-
cias.
viii PROLOGO.
cías. N o creo perder el tiempo , ni
emplearlo inútilmente , tomando de
proposito el empeño de ilustrar aque-
llos objetos, que pueden comunicar
mayores luces á la Historia. EL Lec-
tor no desaprobará la previa noticia
de uñ pueblo famoso injustamente ol-
vidado hasta ahora de los Históricos
de toda las edades.

IN-
tx
Í N D I C E
DE LOS LIBROS Y ARTÍCULOS
de este volumen.

ESPAÑA ANTIGUA.
L I B . I V . . . España Fenicia. Pag. i
N ^ M . I . „ . Los Fenicios ocuparon la tierra
de Canaan en el siglo XXIII.
antes de Jesu-Christo ibid.
II En el siglo XXII. algunos pa-
saron d Egypto donde domina-
ron tres siglos ibid.
III Los Palestinos Egypcios se in- /

troduxeron en Fenicia el siglo


XXL 3
IV Antigüedad de las Ciudades
Fenicias , y su número ibid.
V Los Fenicios-eran mas antiguos
y cultos que, los Egypcios 4
VI Tubieron Historias muy anti-
guas , y públicos archivos.... 6
VII Fueron los primeros y mas cé-
lebres Mar me f os. Historia chro-
nológica de su náutica ibid.
VIII Fueron los mejores negociante s t

e inventores del dinero ro


IX Artes y manufacturas de los
Fenicios n
X Fueron inventores del Alfabeto,
y del arte de escribir 12
XI... Son inventores de las antiguas
notas numéricas , que sirvieron
** de
XX
de modelo d'lás 'romanas y ara-
higas, , . 15
XII Poesía y Música de los Fenicios* 20
XI11. :<.V.-.I- JV ogresoi en "las • ciencias.-'; i -.'•. SU - 1

XIV Religion. : , _ ...'>


k 27
XV. Gobierno y M'licia 29
X V I . . . . . . . . Z>ot. Fenicios en el sigh XVI..
. -J habían ya .corrido'.todas ta? - 1

• Costas Españolas del Mediter-


¡ . raneo. . ¡. .. .: . .". XI
X V I I . . . . . . Después se ¿stablecieron-en Ms->-m á
:

•paña.. . . . . . . . . ^ : . . . . . 33
X V I I I . . . * . .9* establecieron en el sjgio XV.
- quando aún no.habia-n enviado. ,'. í
Í - , ninguna Colonia 4 Grecia 3$
XIX Xrfi primer as Colonias >de Es-
• ^¿WLTF fueron las de Santi Petri ., • í.
•• • Cádiz.. . . . ¿ . . . . . . r 37
^X....... ..F^n*Í?5 nombres antiguos de las
í

:-\ --'I. 'Colonias dichas. - . . . . . . . . . . 38


X X I . . . . . . . . Establecimiento, primero de los
; < Y . F e n i c i o s . , y 4ugar del Templo de
., . . . Hercules ,. fue Erythia b la Is-
ia. Santi Petri 4r
• X X I I , . . . . 4 É p o c a de la fundación de Ca-
••• diz.. .... . . . . . . . . . . . . . . . 42
XXUI. .:,.; 'Los- Fenicios erigen-en el Estre-
1

.U/ji , . , , . cho dos Columnas con la inscrip-


,-• \.Í don Non- plus ultra.. ... . 43
íXXIV......Verisímilmente abrieron el Es-
trecho dando.comunicación d los
Í • . , do.s, mares, ..... 44
XXV.,,..... Dan principio al tráfico en (as
s• . . Costas de Andalucía.;. > 48
X X V I . . . . . Extiendtn el comercio en lo de-.
más de la Bética , y,Espa-
ña
ña-. Tarraconense. . . . . . . . . . . 50
XXVII.... Diversas Colonias Fenicias en la
. ,Bética o Andalucía en el siglo
XII. antes de Jcsu-Christo..-. t> 51
X X V I I I . . Navegación, de los Fenicios por
. ríos , y canales que abrieron. . 54
X X I X , . . . . » Costeando el Occeano Español >'-.-.
r". . . . .-.abordan, d Inglaterra -, y aun
. • --pasan ' adelante. . . . 5^
X X X * , . . . < Abren el Comercio en las Cos-
.• . . tas .Africanas del Occeano , y
lo introducen en el mar Roxo. . '58
X X X I . . . . . La: fama de este comercio mue-
ve d Salomón d enviar.susJio-
. tas de conserva con las de Ty-
y vo de los puertos del mar Ro-
zo d las Costas de Andalucía.. 60
X X X I I . . . . Propagación de losHispano-Fe-
nicios en Andalucía*, dan el nom-
bre de España d aquella Pro-..
[ vincia. llamada antes Tartesía. 63-
X X X I I I . . Los Andaluces con la. instruc-, • .
cion. de los Fenicios .aprenden la
- navegación y .-.el comercio...... • ,6.5
XXXIV.. Se formaron los mas.-cultos de
: España. . . . .- .... 67
X X X V . . . . Desde el siglo XV.antes de Je su-i. X"
Cristo tenían escrituras 68
X X X V I . . . Historias, Leyes , y Poemas.. 72
. X X X V I J L Conclusión, de este Lib.ro 74
L U Í . V . . . ' : . España Griega*. . -¿ L ¿j$6
NÜM> I . . . . , Los .Fenicios y'Egyp.chs culti-
• .varón Ja. nación Griega el si-
glo XVantes 'del.Mesías.,. .TvíbTd.
•I I En el siglo XIII. dieren prin-
cipia ; ¡qs Griegos,d sus navega- í
- ** 2 CÍO-
XII
tiones acia el Asia. Se forma
una nueva Grecia mas culta
que la primera. 77.
I I I . . . . . . . . . . El año novecientos pasa de la
nueva Grecia una Colonia de
Isleños de Rodas d Cataluña. . 78
IV A las Gymnesias y d la For-
mentera. ........... . . . 79
V Homero no viajé d España:
el viage de Licurgo tiene ma-
yor probabilidad. Siglo IX. . . 81
VI.»rt Los Samios fueron los prime-
ros entre los Griegos , que pa-
saron el Estrecho de Gibral-
tar el siglo VIII. 82
VII...: Algunos Griegos continuaron
el tráfico en España ibid.
VIII Acaso fundaron d Sagunto
en el siglo VIL 84
IX Los Fócenses fueron d Harte-
so el año 555 85
X............ El Rey Argantonio los recibió
ion humanidad y magnificencia. 87
XI..-.. Vuelven d Focea : la abando-
nan con la fuga : se estable-
cen en Córcega en 553 91
XII... El año se transfirie-
ron d Calabria ,y después d
, Francia : fundaron d Mar~
sella. , . . 92
XIII>.•••••• El año 545. entraron en Cata-
luña : fundan Ampurias In-
sular. 94
XIV Habitaron después el Conti-
nente ibicL
XV Ocuparon la Ciudad de Rodas,
hoy
XIII
hoy Rosas . 95
XVI Formaron otros establecimien-
tos en el Reyno de Valencia. . . 96
XVII Comercian por el Ebro y au-
mentan sus Colonias 97
X V I I I . . . » Avanzan acia el Reyno de Gra-
nada ,y ocupan dos Ciudades. . 98
XIX Religión , y gobierno de las Co-
lonias Griegas de la Celtiberia. 99
XX... Alfabeto Griego introducido en
España . . . . . . . 100
XXI Denina y otros modernos han
tratado con demasiada super-
ficialidad la Historia de la
España Griega. Conclusión de
este Libro «. ibid.
L I B . V I . . . España Cartaginesa 103
N U M . I.... Cartago fundada en el siglo
IX. antes de Christo ibid.
II En el siglo VIII. envió una
Colonia d Iviza... s. 104
III Los Cartagineses desde enton-
ces se aplicaron al comercio es-
pañol 105
XV.,... Abrieron varias minas en Es-
paña ; origen de su poder. ... 106
V Enemistad de Cartagineses y
Griegos: aquellos toman d estos
las Gymnesias en el siglo VIL . 1 0 7
V I . . . . . . . . . . En el siglo VI. los Cartagine-
ses dieron una batalla d los
Focenses , y ocuparon los Esta-
dos del Rey de Tarteso en An-
dalucía. 108
VII Hicieron desde entonces gran-
des guerras , y se sirvieron de
los
XIV
los Españoles como de Hos me- .
¡ores Soldados. ... n i
;

VIII Aprendieron, de los Españoles


el comercio de las Casitévides,. ¡ í i ó
ÍX..... En él siglo Vi hicieron desde
Gades dos. grandes .-sxpedicÍá-¿ - A
í •. nes por las Costas. de-África
y Europa -i . . . v V ' í b i d l
X...... Antiguas navegaciones'^.de Es-
paña d el' América i .-.. .•; ¡u-. • í'i-S
I
XI En el. siglo IV. los Cartagi-
neses descuidan de la España^ • • ••
y los Españoles hacen una em-
baxada d Alexandro Magno.. xii
XII.. -No- obstante continuaron los
. Cartagineses su comer ció.por las
Costas de España. .......... 1H2
XIII..; Desembarco de tropas Carta* •-
. ginesas en España 237. años
antes del Mesías. . . . 1.23
.;XIV Las guerras de~ Amikar en
:

España que .duraron mueve. '•••'^


años escasos. . . . :.i 124
'<XV.... Las de Hasdrubal que dura-
ron ocho años. . . . . . . . . . iéj
íXVI Doscientos y veinte años antes
'' • del nacimiento del Salvador* co-. Y
menzaron las guerras de Ha-
\ '•• • < nibal'en España.-.-.. . . . .. 130
XVII. Sitio memorable de SaguntOn. .. I 3/4
XVIII Hanibal -hace -Otras conquistas
• en España ,-y parte d Italia
21-8. años-antes, del'Mesías. . . 142,
< X I X . . „ . . , . Costumbres y usos de las Pro-
vincias- de España d donde.'i y
no se extendió el dominio Car-
ta-
tagines ,• ni de otra alguna •'. -
nación exirangera. . ... 145
X g L . U s o s y -costumbres de los Celti-
beros d tiempo de los "Carta-,
<:L: t gineseS.-v. . : . . ¿ . . , • 152
X X I . . i . . . . . Costumbres-, de los: Españoles, 17
"" IsieñOs.'. . . i . . . . .
% 15^
X X I L . . . , . Antigua escritura- hispánica
; : , . . / su. origen. Monedas, b me-
. dallas >de la-España - antigua ".' I
\•: .'• . y sus .cuños.: 159
XXIIIv.i... Loé antiguos Españoles se pue-..\ F
\ :. •, . den 'igualar, .con qualesquier
.otras naciones Europeas. . . . . 1 6 3
X X I V . . . . . De 'la- España pasaron anti-
- - . . , guamente -varias costumbres d
;". Inglaterra. . . . . . . . .164
X X V . . . A Italia.......... . . . . . . . . 165
XXVI A Francia. .....167
X X V i l . . . Conclusión de este tomo. . . , . 1 7 3

: , ILUSTRACIONES

SOBRE LA ESPAÑA FENICIA. '

ILUSX. I . . . Contra el Señor Baüly. Los pri-


;. r. . . . . meros..pobladores del mundo des-
pues del Diluvio no salieron ~del\..z~A
Septentrión. . . . .: 173
J í u S . I . , . N'ovedad falsa y peligrosa del
: sistema de Bailly. . . . . . . . . . ibilfc
I I . . . . £ < ? propag-acion de país-es tem-
,U4\ . . . , piados --d los- frips no .es inve-
-,-ris..imiL . ;.. ...;.\.>. •>...
<5 v 174
^ I I < . E J , Septentrión .rió .es la patria •
?

x . dtJos, alimentos[primitivos. . . . i j 6
XVI
IV. La primera población del Glo-
bo terrestre no se ha de bus-
car en la Tartaria 178
V . . . . . . . . . . . . El Infierno de los Gentiles no
estaba situado en la Tartaria, 180
VI Homero no insinuó la situa-
ción septentrional del Infierno',
lo colocó en España cerca de
los campos Elisios.... . . . . . . 18*
V i l . . . . . . . . . La etymologia de los nombres
del Infierno no es septentrional. 1 8 7
VIII Se refuta el sistema de la frial-
dad sucesiva de la tierra.,. . . . 188
IX :. Las reflexiones de Bailly no
conventen la dicha frialdad de
nuestro Globo 197
X...... Extravagante sistema de Bai-
lly acerca de la diminución de
las estaturas. . . .' 201
XI.... , . El sistema de Bailly se opone
al lugar de la división de las
gentes establecido por él mismo. 203
I L Ü S T . I I . . Contra el mismo Señor Bailly.
La religión , las ciencias , las
costumbres de los orientales no
tubieron origen en el Septen-
trión 205
N U M . I . . . . Sistema de Bailly acerca del ori-
gen septentrional de las cien-
cias. ibid.
II. Los finales de los Orientales
no prueban que su cultura vi-
no del- Septentrión. . . . . . . . . ibid.
III La lengua antigua de la In-
dia, no era extrangera. . . . . . 2 0 9
IV... .La ignorancia de los Indianos
mo-
XVII
modernos no es- prueba'de..un .
origen extrangero de - su cultura
antigua. .............. 210
V....; De la uniformidad, de las ideas
orientales se deduce la mutua
comunicación de los pueblos, y el
común origen de aquellas \ pero
no una fuente septentrional. . . 2 1 1
VI Las observaciones astronáuti-
cas de los antiguos no se hi-
cieron en la Tartaria. . . . . . 2 1 4
V I I . . . . . . . . . . El uso de adorar las Columnas
no lo tomaron los Fenicios de
la Tartaria 217
VIII... El culto.del.Sol de los Egyp-
cios y Fenicios tampoco se de-
rivó de. la Tartaria b Scythia:. 2 1 8
IX Los Versas no recibieron el culto
del fuego del Septentrión 221
X ........ No aprendieron de los Tarta- '
ros sus. tradiciones. . . 222
X I . . . E l arte de escribir no se in-
ventó en el, Septentrión 223
XII Pruebas de Bailly cacadas de
las etimologías. 224
X I I I . . . . . . . . . Conclusión......... *...... 225
ILUST. I I I . En defensa* de las antiguas na-
• • legaciones Fenicias. La gloria
del origen de la náutica debida
d los Fenicios , injustamente se
• atribuye á los Egypcios, d, los :
; Eritréos., Meonios , Etruscos,
••• Griegos-, y Pelasgos....... . 227
N U M . I . . . . El arte náutica no tubo ori-
gen de los Egypcios íbid.
II , Ni de los Eritréos 230
*** Ni
XVIII
III ..... Ni de los Meonios. . V ; . . . . . 2 3 3
IV Ni de los Etrnscos 23$
V Ni de los Griegos 238
VI Ni de los Enótrios,ni Pelasgosé "241
I L U S T , I V , Contra Gouguet. Plinio censu-
rado injustamente de contradi-
cen afirmó claramente el ori-
gen Fenicio del Alfabeto 245
N U M . I . . . , Plinio en el lib. V. concede d •
los Fenicios la invención del
Alfabeto. ibid.
II En el libro VIL habló con cía-
ridad y sin contradicion 246
III.. Plinio sin contradicion -pudo
atribuir d los Asirios el Al-
fabeto , que habia atribuido d
:
- los Fenicios 247
IV.... Inteligencia de Harduino acer-
ca de las palabras de Plinio. . 248
V............ En la opinión de varios Au- •
tores citados por Plinio , los
' Egypcios y Babilonios prari-
caron Id escritura después de
los Fenicios. 250
I L U S T . V . . Los Feniciosposeian la Isla de
Tyro desde el siglo XVIL an-
tes de la Era Christiana..... 252
N U M . I . . . . Los Sidonios fundaron d Pa-
letyro 1700 años ante de Chris-
to , ibid.
II Los de Paletyro fundaron la
nueva Tyro pocos años después. 253
III Error de varios modernos que
atrasan mucho la fundación
de Tyro 255
ILUST. V I . Las Casitérddes que freqüen-
ta-
XIX
.toban los Fenicios son las Sor-
lingas cercanas de Inglater-
ra 257
N U M . I . . . . Antiguas descripciones de la
situación de las Casitéridcs.... ibid.
II Convienen d las Sorlingas. . . . 258
III..... Examen de la opinión contra-
ria de Campomanes y de Risco. 259
IJCUST.VII. Se defiende d Relande. El Ophir
de Salomón estaba situado en
la India acia las cercanías
de Goa 263
NUM. I El viage de Ophir era dife-
rente y y mas breve que el de
Tarsis ibid.
II... El Ophir de Salomón no es-
taba en América 265
III Tampoco en África... 267
IV. Su situación en la India Orien-
tal. . 269
V Particularmente en Goa. . . . . 270
VI. Se proponen algunas congetu-
, ras. ......... 271
I H J S . V I I I . En defensa de Pineda, Tar-
sis de Salomón estaba sitúa"
da en Tarteso de la España
Bética. 273
N Ü M . I . . . . Tarsis de Salomón era un país
determinado '.- ibid.
II.... No era Tarso de Cilicia , ni
Tarsis de la India 27^
III Era. Tarseyo de España. . . . 278
IV... Profecía de David que con-
firma esta opinión. 279
V . . . . . . . . . . . . Los textos de la Escritura que
hablan de Tarsis , convienen
*## 2 d
d España.'. . . . . . 5 . . . . . . 280
VI,.„..,.,. Las flotas de- Salomón- partían
de los,puertos- del mar Roxo,
no del Mediterráneo , para pro*
veerse de las mercancías de la-
• • India y- del África 28a
V I I . . ; . . . . . . Las mercaderías que transpor-
;

taba la fiot'a'de lar sis eran


producios de África y de Es-
. paña. 283

ILUSTRACIONES

SOBRE LA ESPAÑA GRIEGA.

ILUST. I... Homero no estubo en España. 286


NUM. I.... Homero no vino d Italia como.
"•;•'-. • • piensan Guarnacci y Tirabas- •
' ' chi. .-'-...- ibid,
II No lo instruyeron los Etruscos. 288
I I I . . . . . . . . . . No -viajó d Toscana ni d Es-
paña. 290
I L Ü S T . I I . Es incierto - que- Licurgo viajó
J d España. . . 292
N U M . I . . . ) . Testimonio del viage de Licur-
go d España ¿ ibid.
I I . . . . . . . . . . . . Razones contrarias ibid.
IÍI.... Razones d favor. 293
I I Ü S T . I I I . Historia-del Alfabeto Griego. 295
N U M . I . . . . El Alfabeto Griego tubo origen
Fenicio. De'nina duda sin ra-
zón. .................. ibid.
I I . . . . . . . . . . . . Los Griegos hasta el siglo XV. .
antes del Salvador no conocie-
ron el alfabeto. Un -Anónimo
erudito lo ha negado sin grave
fun-
XXI
fundamento :..~. 301
Antes del Diluvio de Deuca-
lion en Grecia se ignoraba la
Escritura 304
Cadmo introduxo el alfabeto
en Grecia el siglo XV. antes
del Mesías. Entonces se com-
ponía de 16 letras. . . . . . . . . 307
Lino, primer Escritor Griego ,
no fue coetáneo de Cadmo , ni
éste lo pudo perseguir. . . . . . . 308
Lino escribió en el siglo XIII.
antes de Jesu-Christo mas de
un siglo y medio después de
Cadmo 310
Fue Autor de la escritura lla-
mada Busto-freda j á la qual
dieron también el nombre de
Jónica. 311
El Alfabeto con el nombre de
JPelasgo pasó deja Grecia á
Italia en.el mismo siglo XIII. . 3 1 4
En el siglo XII añadieron los
Griegos ocho letras al alfabeto
primitivo ; pero sin mucha ne-
cesidad 318
El Alfabeto completo de 24 le-
tras no ~tuvo el nombre pecu~
liar de Jónico 321
Como mil años antes del Salva-
dor se introduxo la nueva forma
occidental de escribir 322
Del Alfabeto Griego occidental
se formó el Latino , que hoy
dia se usa en Europa 323

ILUS-
xxir

ILUSTRACIONES

SOBRE L A ESPAÑA CARTAGINESA.

ILUST. L . . . Los Gaditanos antiguos nave-


garon d la América 324
N U M . I . , . . Las navegaciones antiguas d
la América son objeto digno
de examen , no de desprecio. . . ibid.
I I . . . . . . . . . . . . Autores antiguos que párete
tubieron noticia del América.
Solón y Platón 325'
III Aristóteles.. ibid.
IV Diodor o Sículo 326
V. Posidonio y Strabon ibid.
VI Séneca 327
V I I . . . . . . . . . Plinio .,. ibid.
VIII San Clemente. . . . . . . . . . . . . . 328
IX Éliano ibid.
X..... Apuleyo ibid.
XI Orígenes. 3 29
lili......... Interrupción de la noticia de
la América en la Iglesia des-
. de el siglo V. ibid.
XIII Se conservó entre los Árabes. 3 3 1
XIV No fue invención de Platón... ibid.
XV.... Los viages de la América se
hadan desdé la África al Bra-
sil • . 333
XVI Los Fenicios Gaditanos hacían
estos viages , y probablemen-
te emprendieron la dicha na-
ve-
XXIII
vegacion en el siglo XIV. an-
tes del Mesías. . . ........335
XVII Confirmación de este sistema
sacada de las modernas histo-
rias ¿imericanas 33^
X V I I I . . . » Bailly colocó la Atlántida en
el Septentrión 34 2

XIX... Respuesta al argumento prin-


cipal de Bailly 343
XX . Se refutan las demás razones
de el citado Autor 344
ILÜST. I I . Sobre las gúmenas antiguas
que subministró la España d
la Marina. Se examina un pa-
sage de Ateneo , que el Señor
uibate Tiraboschi entendió mal
en su Historia de la Litera-
tura Italiana 347
N U M . I.... Dos errores de Tiraboschi en--
la exposición de un texto Grie-
go de Ateneo. . fbid.
II udtenh acostumbraba llamar d
la España con el nombre de
Iberia 348
III.... Las gúmenas de que habla
este Autor se trabajaban de
materiales trahidos de Espa-
ña. . . 349
IV Verdadera inteligencia del tex-
to griego de ¿Itenéo 351
V Confirmación de la dicha in-
teligencia- 3152
VI En las Provincias extrange-
ras se trabajaba el cordage
de materiales de España. . 1 . 253
VII.
xxiy
VIL.. Con particularidad lo- usaban
los Siracúsanos , que comer-
ciaban con los Españoles.... 354
V I I I . . . . . . . liraboschi insinuó sin razón
'• ' , el equivoco déla palabra lbe=
"a. .. 3 56

Apéndice en. defensa de los Gallegos, perte-


neciente al tomo primero u Discursopreli-
- minar de la historia crítica de España. 358

LI-
PARTE SEGUNDA.
DE LA ESPAÑA ANTIGUA
L I B R O QU A R T O
ESPAÑA FENICIA.

'Anáan , hijo de Chin y Nieto de Noé , fue Los Tenidos


ocuparon la
Padre de los Fenicios. Tomando estos el cami- Tierra de Ca-
no de las llanuras de 'la Caldea , lugar de la náan en el si-
división común de las gentes, ciento y cincuenta glo xxm. an-
años después del Diluvio, dos mil docientos qua- tes de?. C.
renta y siete antes de la venida del Mesías,
como lo sentamos en el Libro de la España
primitiva, llegaron a la provincia marítima
de la Siria a la qual dieron los Hebreos el nom-
bre de Tierra de Candan , y. los Griegos el de
Fenicia , dos mil docientos quarenta años con
poca diferencia antes de la Era christiana ( i ) „
A los principios esta región fue habitada por
once pueblos(2)i número que se aumentó en p o -
co tiempo , como se puede inferir de las nuevas
denominaciones introducidas en aquellos países
trecientos años después de su primera pobla-
ción ( 3 ). En el siglo»
I I . Un siglo escaso después del primer in- XXII. i _ a g u

nos pasaron
greso en la tierra de Candan, abandonaron algu a Egypto,
A nos donde domi-
naron eres si-
( i ) Se advierte que en toda la glos.
aquella época seria , cosa molesta.
serie de esta Historia , hasta la v e - (i) Se hallan notados en el Gé-
nida del Mesiás , en el cómputo de nesis", cap. 1 0 . v . t<¡. & c .
siglos y de años, tendré siempre (3) Génesis , cap. 15. y . 19. 10,
á la mira la Era Christiana. El re» 21.
petirlo á cada paso que se insinúa
2 E S P A Ñ A
nos de los Fenicios su patria , y penetrando en
Egipto se apoderaron de muchos territorios don-
de erigieron una nueva Monarquía , cuyos S o -
beranos fueron conocidos baxo del nombre de
Reyes Pastores. Oumberland y Mignot, han ilus-
trado bastante este punto de Historia , y yo no
me detengo en confirmarlo con nuevas pruebas
por no-Faltar a la brevedad que me he propuesto.
Hermanó W i t s , y otros Escritores eruditos, si-
guiendo á Grocio , y al Jesuíta Abrahan , con-
funden con poca razón a los Reyes Pastores con
los Hebreos , y el Imperio de aquellos en la
Ciudad de Menfis, con la esclavitud de éstos,
baxo la tiranía de Faraón ( r ) . Dominaron cer-
ca de dos siglos y medio, después de cuyo tiem-
po , batidos por todas partes dé los Reyes de la
Tebaida confederados con los demás Príncipes
de Egipto perdieron sus dominios , y arrojados
de todo el país, volvieron á su antigua patria,
donde conservaron el nombre particular de Ca-
nanéos , que los distinguía de los otros pueblos
del mismo origen , que tenían cada uno su nom - 1

bre diferente ; diversidad que Moysés insinuó


varias veces en su Historia (2). Manuéton , Sa'-
cerdote Egipcio , trata de los Reyes Pastores en
un fragmento que nos han conservado Joseph He-
breo, y Euse*bio de Cesárea (3). Userio , Rollin
y otros muchos Históricos , venerando con ra-
zón la autoridad del antiguo Escritor de Egip-
to. Suponen que la Monarquia de que habla-
mos , comenzó en el siglo veinte y u n o , y
tu-
fa) Flavio Joseph , Opera, Tomo
' rumami luebrúas. collutlom. L i b . 3 . i . coutra Apionera. L. 1 ; num. 1 4 .
cap. 3. desde la c o l . S 4 ° - ' P g ' 4 4 4 - Eusebio. Prxpar, Evang.
a

(1) Génesis cap. 1 1 . v . 6. c a p . L . 1 0 . c. 13. desde i a p . 5 0 0 ,


1 3 . v . 7 . cap. 1 5 . v . 1 1 .
Fenicia. 5
tuvo su término en el diez y nueve , cuya opi-
nión la convence con pruebas eficaces el Aba-*
teMignot(i).
I I I . Mientras los Fenicios se ocupaban en los vdesú-
la conquista de algunas Provincias de Egipto¿ . ¿ip" > m s E 05

un pueblo de- naturales de esta región, se trans^ ; r m m F e n k a

finó á la tierra de Canáan. Parece que estas gen- d siglo xxi,


tes conocidas baxo de los nombres de Pelusio-
tas, Palestinos , y Filisteos, habitaban las costas
del Mediterráneo desde Pelusio hasta el Moiv?
te Casio. Si las excursiones militares de los Pas-
tores-Fenicios, obligaron aquellos E g i p c i o s ^
hacer esta transmigración , debió acaecer en el
siglo veinte y uno. Quando Abrahan en el si-
glo inmediato llegó a Fenicia , se habian ya i n -
ternado en el país avanzando hasta Gerara , don-
de habia fixado la Corte su Soberano (2). Cuatro-
cientos años conservaron estos dominios sin am-
pliarlos, y sin. perder un palmo de terreno (3);
pero después dilataron su Imperio , extendién-
dose por las tierras fenicias hasta Accaron (4)*
E l poder de este pueblo , y la ampliación desús
Estados dieron ocasión a que con. el: tiempo»
toda la Cananea tomase la denominación de Pa-
lestina, y que los Griegos confundiesen baxo del
nombre de Fenicia , los países de los Palestinos,
y de los Cananeos (5).
I V . Desde tiempos muy remotos la Nación Antigüedad.
Fenicia habia hecho muchos'establecimientos en duFenS^
las regiones ocupadas por ella , después de la su número. '
dispersión del genero humano. Son famosos los
A a nom-
( 1 ) Mígnot Sur .les VhcmcUns. tet.-cap.-1, r. '
Mem. 1 . desde la p. 1 3 5 . A i j j . ( 4 ) Jbsüe cap. 13'. V. ¿ . ' 3 .
1

(1) Génesis cap. 1 0 . v . i . c a p . 16. ( 5 ) Strabon Rerum geegrqk T,


T l
¿. 16. p. ¿ 0 5 7 .
(5) Éxodo cap, 1 3 . v . 1 7 . Deu-
% .Espasa' -

nombres de Sidón , de Bibio , Paletyro , T y r o ,


de Jerusalen,y otros. E n la Historia de Abrahan
que corrió aquellos países , trecientos años des-
pués de la primitiva población , entre las C i u -
dades fenicias, se hace mención de Sichérn,
B e t h é l , Hai, Sodóma , Gomórra , Adama , Se-
boim, Damas , Salém , Gerara , y Hebrón , y
habia sin duda un número mayor de Ciudades,
que el Historiador Sagrado no tuvo ocasión de
nombrar ( i ) . Quatro siglos y medio después
ijosué encontró tanto número de ellas , que solas
las que reduxo al dominio de Israel, pasaban de
trecientas. Esto puede servir de prueba de la
grande población, y riqueza de la Fenicia, y de la
Potencia respetable que Formaba aquella nación.
Algunas de las Ciudades dichas estaban fabricadas
con magnificencia , y gusto. E n Tyro habia un
Templo suntuoso, se veia gran cantidad de bellos
edificios, y se admiraba la perfección de las esta-
tuas , que adornaban sus plazas (2). Esta descrip-
ción de T y r o , hecha por Ezechiel Profeta, nos
puede dar alguna idea de la noble construcción
de las otras.'
us Venidos- V . Las artes y las ciencias florecieron, en
^"«fls^T cuí- fenicia s que en Egipto : La opinión con-
a n t e

^os^que /»itraria muy uniyersal entre los Literatos es un


C

£¿¡pcios. error común , en que nos han embebido las His-


torias de los Griegos. Los Sabios de esta N a -
ción , que éu tiempos antiguos tuvieron mas co-
municación con los Egipcios que con otros
pueblos mas orientales, se olvidaron de las
obligaciones, que tenían con los Fenicios pri-
mer Pueblo , dice Joseph Hebreo, que conocie^
ron los Griegos ,y que les dio noticia de los Egip-
cios,

(1) Génesis cap'. 1 2 . i). 14.10, (1) Ezequiél cap. xi. y, 11,11,
*3<
FENICIA. ?
cioí , y sucesivamente de las demás Naciones de
donde exportaban las mercancías. ( i ) . Los Egip-
cios se gloriaban de haber sido Padres del G e -
nero humano , Legisladores del mundo,y maes-
tros universales de las ciencias, artes , y de toda
la cultura. Los Griegos que oian las narraciones
de los Sacerdotes de Egipto , traspasaron á la
posteridad con el titulo de historia, aquellas
vanas ideas de la antigüedad incomparable de los
Egipcios, y con empeño tomaron partido en
ella , por la gloria que les resultaba de ser los
mas immediatos Discípulos del primer Pueblo
de la tierraj pues reconocían por sus princi-
pales maestros a los Egipcios. Pero lo cierto es,
que según el orden natural de las primeras trans-
migraciones , los hombres no debían ocupar el
Egipto sin haber poblado primero los países mas
cercanos del centro de la división, la Caldea, la
Asiría, y la Fenicia. Puede servir de prueba lo
que atestigua Moyses : es á sabeF , que Hebron,
Ciudad de esta ultima región, fue edificada siete
años aiites que Tanis una de las Ciudades mas
Orientales de Egipto , y por consiguiente de las
mas antiguas (2). Si la cultura, como se cree c o -
munmente entre los Sabios , exceptuado el Se-
ñor Bailly , vino junta con el Genero huma-
no de las campañas de Sennaár, los países mas
vecinos , y los primeros pueblos debieron ser
los mas cultos. E l dicho Señor Bailly , Acadé-
mico Francés, pretende que los primitivos po-
bladores salieron del septetrion ; y se persua-
de haber hallado entre el hielo de aquellas re-
giones el verdadero origen de las ciencias, de
las

(1) Tkvio José Opera. T . x. De nem. t . i . num. 1 1 . 4 4 4 .


ám'njwu JuAmnm unirá A¡U- ( 1 ) Numet. cap. 1 3 . v . 1 3 .
6 EsPASf A
las costumbres , y de la Religión délos Orien-
tales. A lgunos de mis ledtores gustarán tal vez de
oír refutada en mis ilustraciones la extravagancia
de este sistema mas digno a la verdad de una No-
vela que de la Historia' (a).
„ . ,. V I . Una de las mejores pruebas de la ins-
Tuvieron bis- . , . ' ,. . . . r

toñas muy anr trucion y cultura de un pueblo es el cuidado


tíguas, yjK- de recoger y conservar los monumentos y rae-
blicosarchivas. m o r ¡ a s ¿ e S L 1 Nación. Los Fenicios no se dexa-
ron vencer en esto de ninguno de los pue-
blos de la antigüedad. Sus archivos fueron los
mas antiguos, y acreditados , de suerte que na-
die se atrevía a oponerse al testimonio de sus
escrituras, según asevera Joseph Hebreo que los
consultó ( i ) . San Coniaton Escritor del siglo
duodécimo , examinó los de Berito, en donde
se conservaban los Anales de Taaut poco pos-
teriores á la población de la Fenicia (2).
Fuem los V I I . Pero para formar una justa idea será
primeros y mas necesario descender a los ramos particulares de
célebres Man- j i a d aquel pueblo. Sus • monumentos
c u t u r a e

ñeros. Historia T ^ . r . . . . . ,
de Náutica compiten en antigüedad con la mis*
cronológica de
su marica, ma Nación. Si el nombre fenicio de Sidon
significa Pescador, como nota Wasero con otros
muchos, se podrá decir que aquel pueblo em-
pezó a entrar en el mar con.barquillos aptos pa-
ra la pesca, en el mismo tiempo de Sidón , uno
de los primitivos Pobladores (3). San Coniaton,
nos asegura que los hijos de Sidyc , llamados
Dioscuros por el Griego Traductor , hallaron
el
Ot) Ilustraciones i . y i. critiques. T . i . X. i . Sen. ; . pag.
(i) Flavio Joseph. Hebr. CMr* ?S.
Aplanem- L. i . num. i . e. 1 7 . p. (¿) "Waser Ve antlquis nummis.
4 J g . 440. 4 4 7 . y otros lugares. L. i . c. 4 . fol. t i . llana 2 . Génesis
( 1 ) Eusebio Vrapat. Evang. L . cap. 1 0 . v . l f .
1 . c . 9 p. 3 1 . Fourmont Rtjlcxlotis
FENICIA 7
el arte de construir un batel en el siglo veinte
y dos , época que corresponde puntualmente
á la edad de Sidón ( 1 ) . Prosiguiendo su narrati-
va el mismo Escritor, cuenta que en tiempo de
Crono ( del siglo veinte , según los cómputos
de Fourmont) los descendientes de los Sidy-
chéos, navegaron por el mar en jangadas forma-
das, y bateles construidos por ellos mismos (2).
No disputemos á Bardeti que aquella primera
navegación fue muy corta , sin atreverse á apar-
tarse mucho de las orillas, y como cuenta el
mismo Historiador Fenicio , solo hasta el Mon-
te Casio situado a los confines del Egipto (3);
pero no se puede negar que es la navegación
mas antigua de que se conserva memoria entre
los hombres. Las historias Griegas no solo con-
firman esta época déla navegación délos F e -
nicios ; más también nos dan pruebas seguras de
sus rápidos progresos en el mar , comenzando
desde aquella edad. En el siglo diez y nueve
antes del nacimiento de Jesu-Christó , familia-
rizados con el mar y perdido ya el temor á las
}

aguas , aportaron á Argos cargados de mercan-


cías de Egipto , y del Asiría , y en esta oca-
sión cometieron la indignidad del rapto de la h i -
ja del Rey Juaco, sorprendiendo a J o , esta Real
Doncella; hecho en que van acordes las relaciones
dé los Griegos, de los Persas, y de los mismos F e -
nicios.^), Diez y siete siglos antes de la Era Chris-
tiana murió Jacob , y en las bendiciones que este
- Pa-
(1) San Coniaton. I ? fragnient ('Italia. P. i . cap. 3. art. s. pag. 5 9 .
»Md«iV. art. 5. $ . ? 4 pag. r i . (4) Herodoto Hiuñarum "t. ¡ .
(1) San Coniaton citado art. S. desde la p. 1. Mussancio, Tabuü
§. 1 8 . p. 1 4 . Fourmont. T . 1 . I. cromlogu*. Edad 3. T a b . 3. num. 6.
i. Sec. 3. cap. z. pag. S i . p. u .
Ü) Bardeíti De'jmml xbhatoñ del
8 ESPAÑA
Patriarca d-ió á sus hijos, hizo mención del arse-
nal de las naves , y de los puertos de mar de las
costas Sidonias , que habían de ser la posesión
de la descendencia de su hijo Zabulón (r). En
el siglo quince eran freqüentisimos y dilatados
los viages por mar de los Fenicios. Prácticos
Pilotos , y atrevidos Marineros emprendieron
muchos establecimientos en varias islas , y cos-
tas del Mediterráneo en Asia , África , y E u -
ropa , como se dirá a su tiempo. Resonaba por
todas partes la fama de sus progresos en la na-
vegación , de suerte que los pueblos a compe-
tencia empezaron a valerse de ellos para todas
las expediciones marítimas como de los hombres
mas hábiles en el arte náutica. En el siglo duo-
décimo Semiramides llamó de la Fenicia los
constructores de los baxeles , que debian ser-
vir á la guerra indiana (2) ; y al fin del undé-
cimo los Pilotos de Hirám , Rey de Tyro, en-
señaron la navegación con. feliz éxito a los
Hebreos, y sirvieron de guias, a las flotas, que
Salomón habia establecido en los puertos de
Elath , y de Esiongaber, b hicieron aquellas
navegaciones tan famosas , que celebra la Escri-
tura santa , y de que se hablará mas abaxo. En
el séptimo Necao , ó como lo llaman otros Ne-
con I I . Rey de Egipto, proyectó una larga na-
vegación , tomando la derrota desde el mar
rojo , por las orillas del África , hasta el estre-
cho , y continuándola después por el Medi-
terráneo hasta las bocas de Nilo. Una empresa
semejante no juzgó poderla fiar á otros que á
los Fenicios. De hecho ellos la executaron con
el

(1) Génesis cap. ¿9. v. ij. toma. T o m . 1, Lib. z . p . i z j . i j » .


(z) Diodoro Sículo Biblioteca hls-
FENICIA. 9
el buen suceso que deseaba el Principe y die-
ron aquella vuelta estupenda, que olvidada con
la' serie de los años , y renovada por los Por-
tugueses con tanta »utilidad , y ventajas de su
comercio , les ha dado tanto honor y ha sido la
admiración de .estos últimos siglos , ( 1 ) . Carnr
•bises, Rey de Persia, meditando lárüiná.de Cárr
tágo, hubo de suspender las armas enmedio de su
ira j porque los Fenicios de quienes pendía to-
da la armada , como dice Herodoto , y sin
cuya dirección no'habia Soldados , ni Marineros
capaces de sostener una batalla naval, rehusa-
ron servir al Monarca Persiano , no queriendo
dirigir el rumbo, ni entrar en cqmbate con-
traen pueblo de su mismo origen (2). Baxo la
conduela de los Fenicios se executaron las
famosas expediciones de Xerges en el siglo quine-
to , y la mayor parte de la Armada la formaban
las Galeras Fenicias , y las naves: Sidonias eran
las mas veleras de todas. Los gefes mas prin-
cipales eran Tetramnesto Sidonio, Mapeno T y -
rio, y Merbalo Aradio. El Rey montaba la Ca^-
pitana , baxel Sidonio , y sentado en Trono dé
oro , corrió todos los buques para pasar revista,
En los Consejos de guerra , en que tomaban
asiento los Oficiales mayores , según el orden
de su grado , ocupaban el primer puesto el Gene-
ral Sidonio , el segundo el Tyrio ,y sucesivamen-
te los demás (3). En una. palabra , los Fenicios
fueron sin disputa los Marineros mas hábiles,
mas prácticos , y mas atrevidos de la antigüedad.
Eri efecto ¿ qué Nación hay en el mundo que
B pue-
(<) Herodoto HUteriarm» Lib,. 203. . . . :

4. pag. ni. ' (,) Herodofo l i b . 7. pag.'54*.


U) Herodoto citado Lib: 3- pag. 547. 4 8 . 4 5 . y Lib. 8. pag. 6 4 5 ,
lo ESPAÑA
pueda como la Fenicia, a pesar de los pocos mo-
numentos que nos quedan /presentar una his-
toria náutica sin interrupción desde el siglo vein-
te y d o s , hasta el quarto antes de la era vulgar,
en que Tyro fue expugnada , y arruinada por
las armas del ambicioso Monarca de Macedonia
Aíexandro? lias preocupaciones griegas, iy por
ventura el ciego amor de la patria , son las úni-
cas razones , que han movido á muchos Sabios
á dar a otras Naciones el honor de la preferencia
en la náutica (b)
Tuero» los V I I I . N o fue la ambición de mayor domi-
mejores negó- - . ] q
0 a movió a los Fenicios a sulcar las
U e

vemom de la ondas del mar; el amor del comercio los esti-


moneda. mulo á emprender la navegación. Su mismo
nombre de Cananeos se ha tomado siempre en el
significado de negociantes ( 1 ) . Sus Colonias
Asiáticas, Africanas , y Europeas , eran Plazas
de comercio. Yá en el siglo décimo nono se
ocupaban, dice Herodoto , en dilatadas navega-
ciones para transportar las mercancías extran-
jeras d varios Puertos de-diferentes Naciones ( 2 ) ,
y mantuvieron siempre el crédito de mejores y
mas famosos Negociantes de la tierra; como ase-
guran Platón , Cicerón , Rufo Avieno, y mu-
chos otros ( 3 ) . Y o creo que se puede atribuir
á los Fenicios la útilísima invención de la mo-
neda. M i l novecientos treinta y ocho años an-
tes del nacimiento del Salvador, Abrahan ha-
bí-

(i) Ilustración 3. (1) Herodoto WistnrUrum Lib. 1.


( 1 ) Véase en el Original hebreo pag. 1 .
el cap. 4 0 . v . 2 5 . de J o b . Isaías cap. (?) Véase Gaspar W a s e r de an-
1 3 . v . 8. Oseas cap. 12, v . 7 . Bochart tlquisnurnmis. L . i . c . 4 . fol. 1 1 . lla-
Geographla Sacra V. t . Vhtleg. L . 1 . na 1 . Abundio Colina Consideración!
t. i. col. 1 1 . y L. 4 cap. 34. col. •historiche sopra Vorlgiae titila bmstl*.
300. W a s e r de anttyuit itummis. L, P. 1 . cap. 1 . p. 4 .
1. cap. 16. fol. 4 3 . llana 1.
F E N I c r A. II
hitante de aquel país, compró él un campo pa-
ra enterrar á su esposa Sara , y pagó á Efrón.
Hetéo quatrocientos sidos de buena moneda pu-
blica de plata ( i ) . En las historias de las Nacio-
nes no hay memoria de dinero mas antigua
que ésta. E l P. Calmet pretende que el uso de
la moneda es mas moderno , porque dice , el
siclo antiguo era un nombre de peso, mas no
de dinero (2) ; razón insuficiente , pues no hay
oposición en que una moneda tenga el nombre
de algún peso; como de hecho las onzas Sici-
lianas son monedas de oro de veinte y quatro
julios, y en muchas provincias corren también
otras monedas con el nombre de libras , y
asi la libra como la onza, son denominaciones de
pesos. Los Banqueros de Londres, de Holanda,'
de Cádiz, de Genova , son hoy ios Jueces, que
según la alteración del negocio, alteran el valor
del cambio del dinero: á este modo en los
tiempos antiguos la Ciudad de T y r o era el
Tribunal donde se apreciaba él valor de las mo-
nedas forasteras ( 3 ) .
I X . Un pueblo á&ivo en el comercio , y Artasy mx-
dado a la navegación necesariamente debia ha- "¿fpf^ r
d e

ber hecho progresos eñ la mayor parte de las


artes y manufacturas. Los Egipcios eran toda-'
vía novicios en la Agricultura , quando y a los
Fenicios se habían adelantado estupendamente
en ella; de suerte, que mientras los primeros pa-
ra sembrar las campiñas , seío arrojaban el gra-
no en las tierras empapadas pasada la inunda- t

ción del Nilo ; los segundos sabían ya romper


B 2 con
(í) Génesis cap. r j . v . rfi. la pag. 1 8 ; a l a i ? .
< (1) Calmet Vnlcgom. T . i.Disquir (3) W i s i i ' de MUquis >¡t<mmis
iit. de vetusute maneta slgnut , desde L.- i . c a p . 1 8 . íbl. 3%. llana 1 .
12 E S P A Ñ A
con el arado, la tierra., y abrir los su Icos.: y era
tal su'industria , que poseyendo un terreno es-
téril , ingrato, é infecundo por naturaleza , lo
hacían fructificar extremadamente ( i ) . Tres efec-
tos necesarios , pan* vino , y aceite , se. halla-
ban con abundanciaen Fenicia desde tiempos
mas. remotos ( 2 ) , y, en la edad de Judas , y aún
de Abrahan , consta que estaba en uso el trasqui-
lar las-ovejas , hilar las lanas , y texerlas (3). Se
veían fábricas de velos, de telas delgadísimas,
estofas de bellisimis cintas y primorosos texi-
dos de lino y seda , de que fueron inventores
(4). Nadie les ha negado la invención de la
púrpura : (powí<r<ra> en griego .significaba ensan-
griento ú doy el color roxo (povyÍKíoq roxo u pu-
niceo ; (pbmuig vestido purpureo. Ellos hallaron el
modo de hacer el vidrio , le daban todos los co-
lores, y sacaban vasos muy grandes (5:). Tenían
plateros que hacían pendientes, brazal etes,ani líos,
y otras labores primorosas de 'oro y plata (ó).
Había mercados públicos de hierro; trabajado,
y de otras manufacturas (7) ; se abrían las. mi-
nas , y se-laboreaban los metales de hierro, y
de cobre , para usos diferentes (8); se vaciaban
ídolos , se labraban estatuas, y se hacían baxos
relieves ( 9 ) . , -
Una

, ( 1 ) Sanconíaton le frJgmeHt llana 1 .


trtuhút. T . 1 . L. 1 . cap. i . desde la (5) Plinio Histeria naluralis T .
pag. 3. Genes, cap. 16. v . n. c. 4 3 . 1 . L. 5. cap. j s . num. 1 7 . p. 1 6 4
V. 1 1 . Num. cap. 1 3 . v. 24. 1 8 . Mignot sur les lenices meinor. 6. p .
(z) Génesis cap. 1 8 . V. 6 . c. 1 ? . 191. "Waser fol. cit. lian. 1.
y . 3 - v . , t 8 . c. 1 8 . v. 1 8 . (6) Génesis cap. 1 4 . v . iz. y 5 3 .
' (3) Gehesiscap. 3 8 . v . 1 . 1 1 . 1 3 . cap. 38. v . 1 8 .
cap. 1 4 . v . a 3 . (7) Ezequiél cap. 17. v . I S .
(4) Gen. cap. 1 0 v . 16. cap. 1 4 . (8) Deuteton. c a p . 8. v . 9. cap.
T. ? } • « 5 - cap. 5 8 . v . 14. 1 7 . 3 0 . 33. v . 1 5 .
Bochart Geog. Stera P. 1 . Pbaleg. L. (S) Deuter. cap. 7 . v . f. 1 5 . cap.
4 . cap. 3 5 . col. 3 0 3 . W a s e r Bian- i ! , v . 3.
t'iqtás ¡mmmis L . 1 . cap.l 4 . fol. s 1 .
FENICIA. 13
X . Una arte, entre muchas de los Fenicios, ^ ^ "~
v
e v
d

merece particularísima atención , y se me per- ZlfZtly Li


mitirá que hable de ella con mas extensión. E l arte de esiri-
arte de escribir es la invención mas ingeniosa - bir

del hombre , las palabras son una pintura v o -


lante y pasagera de nuestros pensamientos. Las
letras escritas son un retrato permanente que so-
brevive no solo a los pensamientos , sí también
a nosotros mismos. E l entendimiento humano
solo sucesivamente y por grados ha llegado a.
esta arte tan gloriosa. Se comenzó por el di-
seño , ü por el retrato de los objetos , y de
este se pasó por motivo de mayor brevedad
á los geroglíficos. N o sé con que razón se atri-
buye a los Egipcios la gloria de este genero de
escritura simbólica. Los Indianos , los Chinos,
los Fenicios, los Etiopes , los Etruscos, has-
ta los Scythas del Septentrión , los Salvages del
África , y los moradores del América, todos
tienen un derecho igual a este genero de h o -
nor. Antes bien me parece cosa poco honorífi-
ca al Egipto , que después de muchos siglos de
la invención del alfabeto , haya proseguido
haciendo uso de sus antiguas gerigonzas. Los Fe-
nicios al contrario observaron ingeniosamente
que un número determinado de sílabas, con
diversas combinaciones forma todas nuestras pa-
labras , y que por consiguiente , contadas todas
las silabas de una lengua , no sería difícil esta-
blecer un igual numero de signos ó señales dife-
rentes. Descubiertos en las sílabas los miem-
bros de la palabra ; prosiguieron la anatomía, y
hallaron también en cada sílaba sus pequeños;
miembros, á los quales dieron el nombre de
le-
14 ESPAÑA
letras, ó caraófcéres. Advirtieron que de estos, aun-
que poquísimos en número/e forman admirable-
mente todas las sílabas*, todas las palabras , y to-
dos los idiomas, y establecieron otros tan-
tos signos, con los quales combinados en mil
modos diferentes , pudiese la pluma repre-
sentar en el papel tantas cosas , quantas expri-
men el sonido y articulaciones de la v o z del
hombre. Se asegura constantemente que la his-
toria no nos da él nombre de inventor de es-
te arte admirable , y nos quieren persuadir que
el entendimiento mas feliz , y el ingenio mas
glorioso de todos se ha ocultado a la fama de
la posteridad. Pero Sanconiaton el mas anti-
guo de los profanos escritores da este honor á
Jaaut, el qual inventó las trece primeras le-
tras , á las quales añadió otras tres__ Isiris , her-
mano de Chna , llamado el Fenicio , según los
Griegos, Jaaut que floreció en el siglo veinte
y uno, fue natural de Fenicia , consejero de
l i o , uno de los Reyes mas antiguos de aque-
lla nación. Inventado el alfabeto , enseñó el ar-
te de escribir a siete primos suyos, hijos de S y -
dic , y les dio el empleo de públicos Analistas,
y después de algunos años se transfirió al Egip-
to , acompañando en este viagé a l i o su Sobera-
no , de cuya mano recibió el cetro de un Rey-
no en aquellos países ( i ) . Las historias E g i p -
cias , las Hebreas , las Griegas , y las Latinas,
están conformes en esto, de suerte que no nos per-
miten dudar de la veracidad de la relación de este
Escritor. Es verdad que el Egipto atribuye esta
y otras nobles invenciones al famoso JJtouf,
pe-
(i) Sanconiaton y Filón de B ¡ - EvazgeUcx. L. I . cap. 1 0 . p . 5 í -
blos , citados por Eusebio Braftraú» }í>. 4 0 .
FENICIA. -15
pero sabemos por los testimonios de Filón, Por-
firio , y Eusebio , que este hombre extraordi-
nario es el mismo Taaut^ que de la Fenicia ha-
bia pasado a aquella región (i).LaCiudad Fenicia
conocida con el nombre de Dabir en tiempo de
Josué, dice la Historia Sagrada, que antiguamen-
te se llamó Cariat Sepher , que significa Ciu-
dad de las letras , ó cuentas , ó de los archivos,
ó libros (2). E n la Idumea , confinante de la Fe-
nicia , estaba ya en uso la escritura , pues J o b ,
que floreció el siglo décimo oftavo, la sabía
perfe£tamente(3),pero no se sabe que losHebréos,
mientras se mantuvieron en Egipto escribiesen,
ni que hubiesen tenido aun noticia de la escri-
tura ; y su primer escritor fue Moysés, posterior
dos siglos á J o b , y solo escribió en los contor-
nos de la Idumea. Los autores Griegos, q u e , á
pesar de su natural orgullo , se muestran ciega-
mente apasionados por los Egipcios, confiesan
haber recibido de los Fenicios la. escritura al-
fabética en el siglo décimo quinto , y atribuyen
esta gloria á Cadmo (4). Délos Latinos no hay
uno solo que haya dudado de este punto de his-
toria , teniendo constantemente á los Fenicios
por inventores de esta arte , de suerte que G o u -
guet, en vano nos ha querido persuadir que P u -
nió fue de opinión contraria (c).
X I . Somos deudores de la utilisima inven-
ción
(1) Véase Eusebio citado pag. 3 5 . 3 . num. 66. pag. 1 } S . Dionisio Mi-
Founnout Reflexión* critiques. T o m . lesio cit. por Diodoro lugar dicho.
>. L. 1 . cap. 1 . p. 3 . 1 , . u, Filostrato, Cricia, Zenodoto, Esichio,
(1) Jo.ue cap. 1 5 . v . 1 5 . Ateneo, Plutarco y otros que pue-
(3) Job.cap. 1 3 . v. 16. cap. 1 9 . den ver en Bochan Geograpti.it , p .
V. n . 1 4 . Petavio Ratlonnrium Tem- *„- Chanáau L. 1 . cap. 1 0 . col. 4 4 8 .
forum T . 1 . L. i . c a p . 3. p. , ,
I 2
449-
(4) Herodoto Historiar um L. f. p. {c) Véase la Ilustración 4 .
3í>?. Diodoro Siciilo Blblkikeei L i b .
i6 • España
Son inven' c l
^ Aritmética al feliz hallazgo del Alfa-
o n

wesdélasan- beto. E n dos maneras se sirvieron los antiguos


tiguas mas de i letras en lugar de cifras numerales. La pri-
a s

7¡rvkron ^Te m
j ^ señalar el número con la primera Ie-
e r a u e

mudch a i s tra de la palabra, ó nombre con que se denomi-


a

romanasyara- na. Asi por exempló , los Griegos con una J


'
,gas
querían decir Ja : esto es Uno , con una P. Pen-
te ó cinco, con una D Deca , d i e z , con una
E Ecaton, ciento , con una X Xilia, m i l : para
señalar el resto de los números intermedios des-
de uno á cinco , de cinco a diez , de diez á
ciento duplicaban , triplicaban , y quadruplica-
ban las notas del uno , cinco , y diez. E l otro
modo de dar á las letras el valor numérico , fue
cortando en dos partes el Alfabeto : con las nue-
v e primeras letras se señalaban las unidades; de
suerte, que la primera servía al uno , la segunda
al d o s , y asi de las otras : las demás señalaban
las decenas , la decima indicaba el número diez;
la undécima el veinte ; la duodécima el treinta.
Para seguir multiplicando se añadió alguna co-
ma , ó pequeña raya equivalente a nuestro cero
árabe. Estas dos formas de numeración , que
usaban los Griegos , de las quales a la primera
y o llamaría verbal, y literal, á la segunda'; sin
duda tuvieron origen de los Fenicios, hombres,
dice Strabon , que dieron -principio d sus ciencias
por la logística o arte de calcular ( i ) . Si los Grie-
gos hubieran sido los inventores de la una , ó
de la otra manera de contar , hombres tan va-
nos y orgullosos no eran capaces de sepultar
en el olvido esta gloria de su nación ; por el
contrario, constandonos que los Fenicios inven-
ta-

co Strabon tsmm ¡eograjihk. T . 2 , Lib. i S . pag. 1098.


F JE N I C I A . *7
taron el alfabeto , y que instruidos antes que
los demás hombres en la náutica y astronomía,
fueron padres del comercio ; se puede con-ra-
zón juzgar que se aplicaron también antes que
los demás á la Aritmética tan útil y necesaria
á los referidos exercicips , y que .ellos, hallaron
también las cifras numerales , género de;.escritu-
ra propriamente mercantil. Hoy dia en. Europa
se usan dos formas de cifras Aritméticas,las Ro-
manas y las Arábigas ¡aquellas son una copia per-
fecta del primer sistema fenicio, que y p llama
verbal', quien .desee, enterarse lp puede hacer fá-
cilmente cpn ppcas reflexiones. Las segundas , ó
las Arábigas, sospecho que se formaron sobre el
modelo de las fenicias literales. Doy una tabla
de cotejo.dispuesta cpn las. letras , ó caracteres
de nuestro, al fubetp ,. que m e t a parecido subs-
tituir a ios Fenicios para ,maypr claridad b in-
teligencia. . .;/$

NÚMEROS
Fenicios . , , Arábigos
a .1
E s P AS A

NÚMEROS
Fenicios Arábigc
n • .20
na . . . . . . 2t
nb.. . . 22
ni. . . . . . . 29
' o. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .30
P- • • • 40
q..-.... 50
r. i...... 00
s. .70
T ... ..80
v ....................90
¿

va...... 91
vb..... .92
vi.. .. ....99
a .'. . . , . . ; . . . , . . . . . . . . . 100
;

a'a . .101
a'b 102
a'l .109
a'm. .110
a'v...... .......190
b'. . . . . . . ; 200
b'a. 201
b'b 202
b'J. . . .209

b'm..................210
b'n ,22o
b'v. 290
C; 3°o
d\ . • 400
e\ .500
f 600
g\ 700
FENICIA. 19

NÚMEROS
Ara bigo.s
..800
.900
ra 1000
11 2000
o .3000
.4000
,500o
,600o
7000
8000
v 9000

Sin mucho estudio se, puede ver, en esta


tabla la gran semejanza de los dos,sistemas.
Ambos proceden por decenas : uno y otro ,
terminadas las cifras ó los números , los vuel-
ve á repetir , y esta repetición'aumenta el v a -
lor con el socorro de un zero , u de, otra fi-
:

gura , que por sí sola no lo tiene. Toda la di-


ferencia consiste en el número de cifras , que
en el sistema Fenicio son diez y ocho , y en
el Arábigo solas nueve. E l menor número de
cifras, ó figuras , es una perfección <iel .siste-
ma Arábigo.; pero precisa a hacer uso delzero,
y á multiplicar las figuras desde el número diez.
E l mayor número de cifras es un defecto del
sistema Fenicio ; pero traite consigo la venta-
ja de no multiplicar las figuras en las decenas
de llegar hasta el número ¡ciento sin un z e r o ,
y con uno solo hasta, nueve mil. E l erudito
Vosio no observó esto ,¡ quando dixo que ni
Romanos ni Griegos podían exprimir con sus
cifras los periodos de las decenas; razón por«.
C2 que
20 ESPAÑA-
que no podían alcanzar a la perfección de la
Aritmética ( i ) . N o es mi animo preferir el sis-
tema Fenicio al Arábigo ; me contento de ha-
ber demostrado , que- e l segundo se-formó so-
bre el modelo del primero. '
X I I . Los Fenicios desde los tiempos mas
( Poesía y remotos cultivaron con pasión el estudio de la
Ttúc¡J.
e l
° S
» Y de-la poesía. El fragmento mas an-
m i < l s i c a

tiguo de poesía profana que nos queda conser-


vada por Moy-ses es- Fenicio ( 2 ) . Salomón to-
mó un grari- número -de muge res- extrangeras ,
entre ellas una-doncella de la -Gasa Real de
Egypto'; con todo se dedicó principalmente á
celebrar en, verso la hija.de. Hirám , Rey de
Xyro ( 3 ) . Esta Princesa es el noble objeto de
Tos cáhtarés-y-del Saktio quarenta- y quatró de
David j dosiiTsigilés epitalamios consagrados a
;

esta Real Consorte ( 4 ) . Esta distinción con que


se trata la ilustre Esposa de Tyro es á mi ver ,
una prueba 'evidente del gusto de su país , y de
laaplieaéiona-todá especie de cantares , prin-
cipalmente nupciales estudio y ocupación en
1

que hacían ventajas notables á los demás pue-


blos. Los himnos , que inventó la antiquisima
Cantora Sidonia , el fenicismo de la palabra
¿llleloujah con que los Griegos de Delfos daban
principio alas alabanzas sagradas ,. el origen fe-.

(i> Gerardo Juan ' Vosio Opera' el objeto de este cántico fue la hija
T . 1 . De artium Se. L. 3 ; c. ? . § , del Soberano de T y r o ; lo mismo dice
1 . pag. 71. col.' i y —. del Salmo quarenta y quatro i porque
(1) Nurtieros/cap-.: i r . desde el .-. los Huertos de que se habla , los J a r -
T. 1 7 . hasta el 34. . ' diñes', las cazas de la Esposa , se ba-
. ( | ) ; Tacianó' citado jíor : E n s e b i o l i a b a n en los contornos de Tyro , las
Eziaxg. h. i p . c . 1 1 , p. 4 5 3 . , Damas de Corte eran Tyrias. Los ricos
' (4) Muchos'Intérpretes y otros 5a-- '• dones-, y regalos, que Se le hicieron,
bios son d«. parecer:,. que los cantares se sacaron de las Ciudades sugetasá
son un Epitalamio que Salomón cora- aquella Metrópoli. Véase el citado
puso con ocasión de svr matrimonio Millot Sur lesVhoüc'uns. Memoria i i .
con la, hija del Rey. de E g y p t o , pero desde la j>ag. 1 4 3 .
fl Señor A b . Millot^ convence que ~ • - ' • - _ • . .1.
nielo del canto lúgubre de Lino , de las cancio-
nes Adónicas , del Bormo alegre y gracioso can-
tarcillo , son-argumentos convincentes de la pa-
sión que reynaba entre los Fenicios por la Poe-
sía y la Música ( i ) ; lo que se fortifica mas con
la variedad de instrumentos de viento y de
cuerda que tenian : unos de los quales se tañían
con los dedos ; y otros con el socorro del arco
Gingro ; Kitmdr, Nébel, Sambuca , Magdda,
PeBis Sindapto , Clepsiambo Enneacordo ,
r r

Triángulo son nombres de otros tantos instru-


mentos ,. sin contar otros- muchos inventados ,
la mayor parte por ellos mismos (2). La Maga-
da en particular se acercaba mas que otros ins-
trumentosa los agudos, y los Griegos del voca-
blo fenicio magád, que significa sobrepujar, for-
maron el verbo ¡xetya$ifcuv magadizar para ex-
presar el canto a la Octava.. E l Abate Mignot
que escribió con mucha erudición sobre esto,
observa que los Hebreos en Egypto ,,y antes de
su arribo á Fenicia, tuvieron mucha escasez de
instrumentos , y que los Griegos por confesión
de Píndaro y de Plutarco ,.habiendo aprendido
de Cadmo la música fenicia , en vez de adelan-
tarse y perficionarse en ella ,. no supieron hacer
otra cosa que echarla a perder (3). E l P. Maes*-
tro Martini (*) pudiera haber añadido a su His-
toria déla Música estas y muchas otras noticias
dignas de saberse.
XIII. Los Fenicios no contentos de SU CUl- Progresos en
tu- ^ üw* - as 11

(1) Véase Sanconiatcm. te trttg- (3) Mignot Lugar,citado..


Vtenl iraduit, T . 1 . L. 1 . c. 1. desde (*) Fray Juan Bautista Martina Ma-
la p. 3. Mignot Surles thematns Me- ñor conventual Académico del Insti-
moria 1 3 , pag. 56. Mem. H . p. $7. tuto de las ciencias, y Filarmónico de
99-loe. 101.. Bolonia , insigne Maestro de Música
(1) ídem. Memoria 1 1 ; desdéla en su Convento de Bolonia, mutite
j a g . 1 0 1 , á la m . este año de 1 7 8 4 .
22 ESPAÑA
tura en las artes , se aplicaron también con feliz
éxito a las ciencias , de suerte que no se dexaron
vencer en ellas de otros pueblos. Desde tiempos
muy remotos , y a los principios mismos de la
nación, tomaron á pechos el estudio de la M e -
dicina , y Monsieur Gouguet, que manifiesta
muy poca pasión por estos pueblos, siguiendo
en esto ia costumbre de otros Literatos, los qua-
les no se empeñan en sus elogios, los nombra
no obstante entre los primeros que se dedica-
ron con particularidad á esta ciencia útil y ne-
cesaria al cuerpo humano ( i ) . Manifestaron gran
talento y genio para la Astronomía ; observado-
res diligentes y constantes de los Cielos , adqui-
rieron antes que los demás hombres , dice Dioni-
sio , el difícil conocimiento de las Estrellas , y fue-
ron los primeros que descubrieron aquel A s -
tro inmoble, que llamamos Estrella Polar, guia
Ja mas fiel y segura de los navegantes (2), Fulle-
ro y otros muchos les atribuye el hallazgo de la
virtud directiva del Imán ( 5 ) ; y en vano Sal-
masio , Bochart, y W i t s se esfuerzan en refutar
esta opinión con pruebas poco dignas de su in-
genio ( 4 ) ; ni es menester que yo me ocupe en
demonstrar su insubsistencia. Otro progreso de
mucho honor, c utilidad en la Astronomía ,
es la corrección del año; gloria que se debe con
mucho fundamento a los Fenicios. Entre algunas
naciones el año se componía de doce meses lu-
nares , ó trescientos cincuenta y quatro dias.
Otras contaban doce meses de treinta dias cada
uno,
(i) Góugét da I' origine desloix.
(3) Véase Fabricio B'M'iegraph'a
T . 1 . P. 1 1. 3.
c. t. p. 4 0 3 .
atitiquar'ui T . 1 . c a p u . num. • ; .
(1) Luciano Sámowteno Operx pag; 9 7 5 . W i t J MisceUanea Suerte
DiSUgo Meniífut. fol. 1 5 9 . üana i . T . 1 . Exercitatto t5. p. 4 1 1 . 4 1 3 .
Dionisio Perigetá Oitis Desenfilo, pag. (4) Véase W i t s T . cit. Exertlt*'
« 7 7 . Igino Poética» Astnwmkum L. tk 1 4 . pag. ifi. ¿61.
1 . cap. 1 . pag. it.
F E N I C I A. 23
uno, que componían el número de trescientos
sesenta dias. Las observaciones astronómicas
obligaron a añadir otros cinco , con cuya adi-
ción se acercó mas al año Solar. Muchos Sa-
bios , siguiendo el parecer de Jorge Sincelo ,
hacen Autor de esta corrección al ultimo de
los Reyes Pastores Soberanos , como yá nota-
mos de la nación Fenicia , establecida en Egyp-
to ( 1 ) . Sin algún estudio en la Mecánica y G e o -
metría no podian aquellos hombres haber h e -
cho las dilatadas navegaciones , que sabemos, en
baxeles de buena construcción y bien equipa-
dos. Plinio les atribuye también la invención
de la Catapulta ; y Vitrubío la del Ariete , má-
quinas horribles de guerra: aquella servia para
arrojar dardos , piedras , flechas y lanzas ; ésta
para batir las murallas de las plazas enemigas
(2). Por lo que mira a la ciencia geográfica de
los Fenicios basta traher á la memoria los testi-
monios repetidos de Strabon , que les concede
mayor habilidad encella que á los demás pue-
blos , y confiesa , que ellos fueron los Maestros
de Homero á tiempo en que los Griegos toda-
vía rudos en esta ciencia , apenas habian saluda-
do los umbrales de ella (3). N o tuvo esto pre-
sente el erudito y estudioso Español Don Juan
Andrés, que escribe actualmente en Italia con
bien merecido aplauso de los Sabios de esta
nación , quando para exaltar la náutica de los
Griegos, traxo en prueba de ella las luces geo-
gráficas esparcidas en las obras de aquel Poeta:
debia haber advertido que las noticias acerca de
la
fe) SinceJo CiomgrtpH* ad at> { ; ) Strabon ttmm Geetraph'cur.
num M. 5 7 1 6 . p. 1 1 3 . T . 1 l . 1 . p. } . Lib, 3 . pag. n{.
(1) Véase Mignot Sur ¡es Pira*- 114.
¿em, Memoria 1 0 . pag. 1 1 3 . 1 1 4 .
24 E S P AS A'
la Geografía , que se hallan en el famoso Poe-
ma , no son adquiridas de los nacionales ; antes
fueron mendigadas de un pueblo extrangero
( i ) . La Física , y la Filosofía son dos ciencias
en que tuvieron el primer lugar los Fenicios, lle-
varon ventajas a los pueblos antiguos de la tier-
ra. Tenemos una prueba ilustre en el origen fe -
nicio de los principios de la Filosofía de los Grie-
gos : Thalés ó Thaletes y Pitágoras son los dos
Gefes de ella j aquel fue Autor del systéma J ó n i -
co ; este del Itálico. Thalés , según algunos Es-
critores , era Fenicio \ otros establecen su patria
en Mileto (2). Sígase si se quiere este parecer ;.no
se opone á nuestra opinión , porque los Mile-
sios eran hijos de los Cretenses , y nadie ignora
que Creta fue el establecimiento mas célebre de
los Fenicios y por consiguiente el origen mas
antiguo de toda suerte de Religión y cultura
griega (3). Fuera de eso , los principales estu-
dios de aquel Filósofo fueron aquellos en que
mas se distinguió la Fenicia, pues él se hizo
famoso por sus observaciones astronómicas,
principalmente acerca del S o l , de la Ursa me
ñ o r , y de la Estrella Polar. Por lo que mira á
Pitágoras en su vida , escrita por Jámblico , ve-
mos á este Filósofo ir en busca de los Sacerdo-
tes y Sabios de Fenicia , a quienes trata y con-
sulta , y que se aplica con particular cuidado e«
adquirir las luces de los Discípulos de Mosco.
Eusebio, Suidas y otros muchos atestiguan que
su Maestro principal fue Terecid.es S i r ó , hom-
bre que aprendió y. bebió toda su doctrina de
los
(r) Andrés Dell' Origine,.pregressi, 10. c , ' 4 , pag. 471»
eitaio aiiuale ü\ qgm Lttretaturg* T . (5) Véase D.odoro Sículo Bibllotiu
1. cap 3. pag. 3 c . ¡usier, Lü>. 5. n. 6i¡. p . } 8 i .
(;) Eusebio Trujar. Evxng. Lüb.
F E N I C I A. 27
los autores Fenicios (1). E l primer bosquexo.
del systema atomístico de los Griegos fueron
las Monadas Pitagóricas, inventadas en la E s -
cuela de Mosco , Filósofo insigne ; natural dei.
Sidon , autor de varias obras traducidas al;Grie-<;
go por A sito (2) Bruckero enemigo de la glo-
ria de los Fenicios,, trabaja, inútilmente en des-
pojar á Mosco de la prerrogativa del primer
autor del systéma 'corpuscular, título que le
conceden Posidonio , Strabon , Sexto EmpírU
co , y Jamblico (3). Es verdad que Demócrito
y Leucippo han sido tenidos por padres ; pero
no hace fuerza, ni debe causar admiración;
porque también Epicuro entre los antiguos , y
modernamente el célebre Gasendo pretendieron
este honor. E l . systéma es noble y glorioso , y
por eso siempre que se ha propuestocon algu-
na pequeña novedad , ha excitado fácilmente la
ambición de quien haya aspirado á la fama dé
inventor.
; X I V . E l Fuego, el V i e n t o , el S o l , la L u - Rell
S 10n
-
na fueron los Dioses mas antiguos de>Fen¡cia
(4). T a a u t , Maestro de, los Fenicios , y después
de los Egypcios, reduxo á systema esta primera
idolatría, nacida quizá en la Caldea , y la exten-
dió al culto de los animales (5) ; pero ni él,
ni sus succesores violentaron las conciencias ,
ni impidieron el exercició de la Religión an-
tigua : por el contrario podemos sospechar con
razón , que se iba introduciendo la intolerancia
en los paises mas Orientales; pues Dios para pre-
D Ser-
tt). Eusebio Vritf. Ev. Lifa. 1 0 . c. 130.
4 . pag. 4 7 0 . Suidas Historia, artic. (4) Eusebio Prtparatit Evang. I.
Vhertryies. Col. j f f . . _ 1 . c. í . p. 1 7 . Filón citado por E u -
(1) Taciano citado por Eusebia sebio cap. 9. pag. 3 3 .
L. 1 0 . c. 1 1 . pag. 4 9 3 . ^ (5) Sanconiacon en Eusebio c i t .
(3) Bruckero Histor. critica P/ji'/a- t , i , c. 1 0 . p . 5 5 . 4 0 . 4 1 .
«i'fóe T . 1 . L. i . c. í. desde la pag.
¿8 É S P A'ft A
servar a su Siervo Abraham, le mandó: que aban-
donase su patria , que era la Ciudad de Ur en
la Caldea ; este Patriarca , lleno de f é , obe-
deció al Señor, y pasó a establecerse en la
Palestina, y en tiempo de una horrible carestía
tío tuvo dificultad de pasar a Egypto ( i ) . E n el
systema religioso de Taaut, no sé miran los hom-
bres colocados en el orden de los Dioses. Auto-
res de este error fueron los Fenicios posteriores,
que pensaron deificar los bienhechores mas in-
signes del'género humano ( 2 ) , de los quales los
mas célebres fueron Hércules , Neptuno , los
Dioscuros y demás Dioses marinos. Este culto
particular de los Dioses dichos no pudo tener
otro principio , que la reputación y aprecio en
que estaba la náutica en Fenicia á diferencia del
Egypto , en donde no tuvieron culto Neptuno
y otras principales Deidades del mar (3). Los pri-
meros Simulacros de la Divinidad entre los Fe-
nicios fueron las columnas, á estas las dieron
poco á poco el semblante y fisonomía humana ,
y con el tiempo se vieron transformadas en Es-
tatuas (4). Sus Templos principales eran algunos
bosques cerrados de una muralla sin techo y des-
cubiertos para permitir libertad a la vista , y por
der levantar los ojos al Cielo en tiempo de sus
oraciones (5). E n estos recintos-habia mesas y al-
tares , y para el uso de los sacrificios se conser-
vaba el fuego perenne; elemento venerado entre
los Fenicios ¿orno la cosa mas semejante d la Di.
•vinidad (6). Sus. primeros sacrificios.fueron pa-
cí-
( 1 ) Juditf». cap. j . v . 7 . - ' L. 1 . cap. l ó . p . ' 3 7 . Líb. t. Re-
<*') Filón de Biblo citado por E u - gum. ,cap.'.- 5 . v . 4.
sebio Vrufít. Evang. Lib¡ tvcap. 9. (5) Eusebio Frxpar. Búa», t . r.
pag. 5 1 . cap. _6.!p; 1 7 . : E x o d o c a p . 34. y . 13.
- (3) Herodoto KstorUrum. Lib. 1 . Deuteren. cap; 7 . v.i ^.
pag. 1 1 4 . i j t . , : (6) Teofrasto y Porfirio citad, por
(4) Sanconiaton cit. por Eusebio Eusebio. Ü b . 1 . c. s * p. i g .
F E N I C I A.
cíñeos é incruentos de solas hierbas y otros fru*.
tos de la tierra: de estos pasaron a derramar san*
gre de los animales , y después con una mons^
tniosidad espantosa llegaron á degollar víctimas
humanas; costumbre bárbara común a otros pue-
blos feroces de la antigüedad, que perseveró hast-
ia el Imperio de Adriano ( i ) . E n todas las Ciu-
dades de Fenicia los Ministros del Templo eran
Depositarios de las tradiciones , y de las me-
morias antiguas (2). Los Sacerdotes eran muchos
ordinariamente , y se aumentaba el número a
proporción de la utilidad que se esperaba de las
funciones sagradas (3) ; regularmente se obtenía
la dignidad Sacerdotal por sucesión de sangre ; lo
que se vio también practicado en sus colonias (4).
X V . E l gobierno mas antiguo de aquellos^ ¡i¡ ¡j M c

países fue el mondrehico , cada Ciudad tenia su


pequeño Soberano ( 5 ) ; y este uso quita la ad-
miración que puede causarla relación que nos
hace la Escritura Santa del gran número de R e -
yes que dominaban en aquel pais al ingreso de
los Israelitas (6). La autoridad real entre los Fe-
nicios tuvo antiguamente alguna dependencia
del pueblo (7) ; pero llegó á hacerse absoluta
con la serie de los siglos. E l Reyno en sus prin-
cipios , acaso fue electivo ; mas en breve tiempo
pasó por herencia al sucesor. T y r o nos submi-
nistra una prueba , puesto vemos hereditario en
la familia de Hirám, porque Abibal, Rey , fue
padre de Hirám, Hirám de Balazar, éste del R e y
D2 AdaS-
La) Teofrasto.Palade, y Porfirio en (4) Diod. Sículo BiMiof/j. Wst.
EusebioLib. 1. c. 9. p. 2.8.y en el Lib. Lib. 5. num. 58. pag. 3 7 7 .
4 . cíp. i S . p. U S . cap. 1 7 . p. 1 S 4 . (,) Strabon Rimm geo?m[ih. T . z.
Éxodo.cap. 340. v . 1 5 . Deuteren.cap. lib.(6)i S . Josué
p. 1 0 5cap.
4 11. Judicura cap.
• (1) Herodoto Historiar.Lib. i . pas. t ., v . 7 .
">f- • • (7)
(7) CGénesis c a p . 1 3 . cap. 34.
(3) Lib. 3. R e j a » cap. 1 8 . v . 19.
3o E SP A S A
Adastarte, y a este modo dominaron los demás
Reyes, empuñando el cetro por sucesión, mien-
tras no,interrumpía la linea ó la falta de Here-
dero , ú la violencia de algún usurpador. E l
gran número de Príncipes en una Región poco
estendida fue ocasión de muchas guerras. Los
mas poderosos invadían los derechos de los de
menores fuerzas, ya despojándolos de la autori-
dad real, ya haciéndolos tributarios ( i ) . E l
Soberano era el Conductor ó" General de los
exércitos, guiaba sus tropas al combate , expo-
niéndose siempre al mayor peligro, como se de-
duce de las batallas dadas en tiempo de la guer-
ra de Josué , y entonces tenian ya los Fenicios
buen nervio de caballería que tardó mucho 4
introducirse en las otras naciones (2). Usaban en
la llanura de un género de carros armados , car-
ros falcados , diferentes de los de servicio para
transportar el bagage : estaban guarnecidos de
cantidad de armas de hierro y acero bien afila-
das, dispuestas a manera de herizos, sacadas acia
afuera , guiados de un hombre y tirados violen-
tamente de los caballos acometían con rápida
carrera á los enemigos , y rompiendo los esqua-
drones , y desordenando las filas, llevaban el ter-
ror y el estrago al exército enemigo (3). A mas
de esto , tenian muchas suertes de armas defen-
sivas y ofensivas , que no estaban en uso entre
otros pueblos antiguos. Iban a la pelea armados
de grevas, de escudo , coraza , morrión adorna-
do el capacete de penachos de plumas vistosas.
Se servían de la ballesta, arrojaban el dardo, y
la
(1) -Génesis, cap. 1 4 . r . 4. J u - <¡) Josué cap. 1 7 . v . I Í . i g . J .
u

dicum cap. 1. v . 7 v dicum. cap. 1 . v . 1 9 . c . 4 . v . 3.


(í) Josué cap. IT. V. 4. 6. 9. Regum L . i . c. 1 3 . v . 5 . L. 1 . c,
Regum. L. 1 . c. 1 3 . v . 5 . L. 1, c. 10. v. 18.
l o . Y. I Í .
FENICIA; T 3Í
la saeta roxa ó encendida, usaban de la onda y de
la seguí", ceñían lá. espada , y manejaban la lanza;
El erudito Mígnot ha tratado largamente esté ar-
gumento en una de sus memorias académicas;
(1). Si la nación Hebrea sojuzgó sin gran difi-
cultad muchos de estos pueblos , no fue ordi-»
«ariamente el valor de Israel quien los venció^
sus victorias fueron efectos de la protección y.
poder del Dios de Abraham y de Jacob. Por l o
demás , es incontestable que eran guerreros i n -
trépidos , habilísimos en el arte militar : el Pue-
blo Judaico probó este esfuerzo no pocas veces,
y gimió freqüenteiriente baxo el yugo de aquella
nación feroz sin poder sacudirlo hasta que el
brazo omnipotente le daba un Libertador.
XVI. L a nación Fenicia, cuya historia acá- . L q s

bo de escribir ó de insinuar, aplicada al comer- ; \ ¡. c o se n t s

ció , y emprendidas' navegaciones dilatadas ; en glo XVI. ha- 1

el siglo decimosexto , y quizas aun antes arribó rídVco'd " 5r

a los últimos confines de la España. Tenemos las costas Es-


indicios manifiestos de estos viages en la Histo- pañolas del
ría S a g r a d a y en las profanas. E l estaño, produc- dicerrá- Me

tp de España , ó dé las Casiterides, venia anti-


guamente por mano de los Fenicios de aquella
Península , y los Escritores que han hablado de
é l , como Herodoto , Diodoro Sículo , Posi-
donio , Strabon , Plinio , y otros varios, no tu-
vieron conocimiento de otro alguno sino de éste
(2). Ahora, pues, Moyses que murió mil quatro
cientos setenta años antes de 1.a venida del Me-
sías , entre los metales de que se servían en su
tiem-
(O Mignot Sur les Pfiea'c'eH! me- Huta*. L 5. n. 38". p. jfit. Posido-',
moría t ? . riesde la pag. 7 6 . hasta nio citado por Strabon T . 1 . L . 3 .
la 90. p . 1 1 9 . i i o . Strabon L . cit. p . 1 * 5 .
(1) Herodoto ffísroriarum. I-ib. 3. Plinio Wstor. nalur. T . 1 . I . 34. c .
p. 1 5 4 . Diodoro Sículo Bibliuhec* 16. a. 4 7 . pag. £68-.
3* ESPAÑA
tiempo , hace mención del estaño ( i ) . Midacri-
t o , que fue el primero en transportarlo á el Asia,
según Plinio, era sin duda un Mercader Fenicio
anterior á Moyses (2); pero él no pudo navegar
adas Islas Casiterides en busca de este metal, co-
mo parece que lo creyó el Histórico Natural,
pues estas Islas se descubrieron posteriormente
por los Fenicios Españoles que las freqüentaron
después : por consiguiente , Midacrito tomó es-
te género de la España Occidental , adonde se
hallaba con tanta abundancia , que Avieno ates-
tigua que el nombre Casiteron que los Griegos
dan al estaño, tiene su origen del Monte Cassio
situado en la España Turdetana (3). Midacrito ó
qualquiera otro Mercader Fenicio, que pasó pri-
mero á España, recibió el honor del nombre fa-
moso y divino de Hércules ,que significa HOMR
bre de gran valor y esfuerzo ( 4 ) , y por tradi-
ción antigua de los Gaditanos, su viage fue muy
anterior a los de los Tyrios Fundadores de Cádiz
(y). L a misma tradición se conservaba en Feni-
cio ; porque hablando Strabon de los viages anti-
guos de que se informó Homero en aquel pais,
en primer lugar hace mención de la derrota a
España de aquel Negociante antiguo , y en se-
gundo lugar trata de los viages de los demás F e -
nicios ( 6 ) ; y habiéndose hecho estos en el siglo
décimo quinto , como diremos después , se si-
gue , que el primer viage de , Midacrito , lla-
mado Hércules , precedió un siglo Á los otros.
El
(i) Numeror. cap. 3 1 . r . z i . 1 5 9 . í j i . y siguientes pag. 1 j 3 f .
( 1 ) Plinio ífij/or. notar. T . i. (4) Véase la España fabulosa num.
t . 7 . c. 5 5 . num. 5 7 . pag._ 4 1 1 . 6.
. Harduino no leyó bien en Plinio Mi- (¡) Strabon Rerum Getgrajih. T .
da Vrigio, por Miiacríto. 1 . L. 3. pag. 1 5 8 .
(3) Plinio Hlstor. nitur. T . 1. L. (6) Ídem. T . I ,L. i , p a g . 4 . Lib.
3 4 . c . 16, num 4 7 . p. S ó 8 . Rufo 3 . pag. 1 1 3 .
F-ató Avieno Or/C marítima verso.
FENICIA, 33
E l ' eruditó'Mr. Huet me subministra otra razórí
en prueba de esta época. Entre las doce pie-
dras preciosas , que servian de adorno al ráelo- 1

nal , ó pectoral sagrado de Aarón se contaba l i


Tarsis ( 1 ) . Los Setenta , el autor de la Vulga-'
ta , Aquila , Joseph Hebreo , Gerónimo, Epi-^
fanio , y muchos otros antiguos y modernos'
entienden el Crisólito, que antiguamente lo'
transportaban de España , según atestigua Bocea
citado por Plinío (2). Las razones , que yo tra-
xeen el libro de la España primitiva en prue-
ba; del origen Tartesio ó Tarsiano de los Espa- ;

ñoles , y las que espero proponer para demons-


trar que la antigua Tarsis á donde dirigían el
rumbo las flotas de Salomón estaba situada en
la Bética , hacen mas verisímil lo que dixi-
m o s : esto es , que la piedra preciosa del pecto-
ral de Aaron , llamada Tarsis , fue sacada de al»
guna mina de España. Sabemos también que
en aquellos siglos los únicos Navegantes y
Mercaderes de alguna fama, capaces de hacer el
tráfico de los Crisólitos, y otras mercaderías de
España eran los Fenicios , y así tenemos todo
t

el fundamento de aseverar que ellos ya enton-


ces acostumbraban tomar su derrota acia las cos-
tas de la Bétioa , ó Andalucía.
- X V I I , E l tiempo de las promesas de Dios
hechas á Abraham y confirmadas con juramen- f e
D e s

to , había llegado. La posteridad de este gran en :

Patriarca debia entrar en la posesión de la tier- ña .


ra de Canaan ó Fenicia. Josué , Conductor ilus-
tre del Pueblo escogido ¿ lo' introduxo espada en"
manp , y se apoderó de una gran parte de aque-
lla provincia y de varios: terrenos confinantes.'
Los
(1) finid» cap; 1 8 . v . 1 0 ; cap.. Huet De nAv'gaüombu' Safa
3S-v. 13. mems. Cap. 7 . num. 8. col. 1 5 4 1 »
34 ESPAÑA
Los antiguos moradores, atónitos de las vic-
torias de los Israelitas,-y estrechados en un rin-
cón de sus antiguas posesiones , para consolar-
se en sus pérdidas y aun indemnizarse, si pudie-
sen , no tenían otro recurso ¿ que el de solici-
tar todos .los medios de extenderse , buscando
otros puestos y establecimientos. Con las fre-
qüentes navegaciones habian adquirido un per-
fecto conocimiento de la mayor parte del mun-
do descubierto : tenían noticia de los países mas
ricos , mas aptos para'ei comercio, y mas fáciles
a ser ocupados. Volvieron los ojos á los últi-
mos confines del África y de España , situación
ventajosísima para abrir nuevo camino por ma-
res quizás no sulcados hasta entonces , y dilatar
por este medio su comercio, dominando en
el Mediterráneo, y en el Occeano al mismo
tiempo. Según la tradición de los Fenicios un
Oráculo les inspiró esta resolución , mandándo-
les que fuesen á formar un nuevo estableci-
miento en aquel mismo parage , en donde Hér-
cules .habia.erigido mucho antes dos columnas
(i). E l consejo era muy acertado, pues la si-
tuación del Estrecho gaditano ú de Gibraltar,.
era la mas feliz para el comercio , y la distan-
cia de la Cananea los ponia á cubierto de las
temidas armas de su formidable enemigo J o -
sué. Esto me hace sospechar que los astutos
Sacerdotes atribuyeron su pensamiento a la Di-
vinidad para alentar por este medio al vulgo
rudo a. la execueion del gran proyecto , como
efectivamente lo hicieron los Tyrios en el siglo
decimoquinto , mas de doscientos años después
de la fundación de su patria (d).
Al-
(i) Strabon Rerum Geograpí. Tom. (i) Ilustración f.
I. lib. 3. pag, i<¡«.
FENICIA. 3J
X V í I I . Algunos Sabios tienen por impro- Se estable-
bable la antigüedad tan remota de estos estable- ««<¡n
cimientos en el Estrecho. Ferreras fixa su épo- ndo aún qua

ca cinco siglos después , y Mariana supone aún no habían


posteriores los viages de estas Colonias: Otros « J ™ ? £ * d
b

muchos modernos , y últimamente el Académi- g colo- Lina

co Madréense Don Ignacio López de Ayála nía.


son de esta opinión (i). La poca exactitud de
los Antiguos que freqüentemente confunden el
nombre de Púnicos con el de Fenicios , ha da-
do , á mi'vér, ocasión á esta variedad de parece-
res ; y la ha confirmado la mala inteligencia de
un lugar de Strabon. Se piensa que este A u -
tor fixó el primer arribo de los Fenicios á Cá-
diz después de la guerra Troyana; pero el Geó-
grafo Griego solo habló de la multitud de fun-
daciones de varias Ciudades Fenicias a lo largo
de las costas de África y de España (2). E l mis-
mo Strabon me dá luz del viage de .los Feni-
cios al Estrecho en tiempo de Josué. Quería
dar alguna idea de la antigüedad de Tyro , que
puede competir con la de Sidon , y para esto
dice , que de aquella Ciudad salieron las anti-
guas Colonias Fenicias, que penetraron en Áfri-
ca y España, y pasaron á la otra parte de las
Columnas (3). Obsérvese que un ^Escritor Grie-
E go
( 1 ) Ferreras Hltte're genérale d' Troyana. Se han de distinguir en este
ILspsgm. T . I. P. 1 . pag. 9. Mariana lugar las dos proposiciones que en él
Histor. de rebusHispams lib. 1 . cap. 2 . se contienen. En U primera habla de
p. 1 0 8 . 1 0 9 . y c a p . 1 5 . pag. m Lo- los viages mas antiguos de los Fe»i-
pez de Ayála Historia de Gibrahar. cios hasta Cádiz i en la segunda de po-
lib. 1 . num. 8. pa". u . blacion y esparcimiento por las cos-
( 1 ) El texto de Strabon sacado tas. l a época insinuada por Sttabonie
del Tomo I. lib. 1. p. Si. es como se refiere i la segunda ; no i la primera,
sigue-: Es célebre por su fama la nave- porque de otra suerte se opondría asi-
l a r a s de las Fenicios , los quales fue- misino el Geógrafo con una contradi-
ría aún mas alia, de las Columnas de cion manifiesta. ,
Hércules ;y en aquellos Valses ,y en las ( } ) Strabon Rerum ge'ograpi'xar,
piafas mmt'mas del África edificaron T . 1 . lib. iC. f, 1 9 5 7 .
Ciudades fui después de la ¡uttra
36 EsPASA
go hablando de las mas antiguas colonias de
los T y r i o s , solo hace mención de, las que ocu-
paron las extremidades de África y de España;
pero no nombra entre ellas las de Cadmo y de
los Gefireos , que fueron á Samotracia , á Beo-
eia , y a otros muchos países de la Grecia ; lo
que , á mi ver e s una prueba de la mayor an-
r

tigüedad de aquellas; y no pudiera verificarse,


si las dichas expediciones no fuesen á lo menos
contemporáneas al ingreso de los Israelitas en la
Palestina solos cinqüenta años anterior a la fun-
dación de Tebas en Beocia atribuida á Cadmo
( 1 ) . E l mismo Strabon , tratando de las navega-
ciones antiguas acia la España , cuenta en primer
lugar la de Hércules , inmediatamente pone las
de los otros Fenicios , y en último lugar hace
mención de la de Ulyses ( 2 ) . Las aventuras de
este Caballero andante de la Grecia pertenecen
según las narraciones poéticas, á los tiempos
troyanos , y al siglo duodécimo, lo que prueba
la mayor antigüedad de las expediciones Feni-
cias al Estrecho gaditano. L o dicho se conven-
ce con la autoridad de Procopio. Con ocasión
de la guerra de los Vándalos , cuya historia es-
cribió , estuvo en África, en qüalidad de Se-
cretario del General de los exércitos de Justi-
niano , y atestigua haber visto en Tánger cerca
de una fuente abundantísima dos columnas de
piedra blanca con esta inscripción en idioma y
caradores fenicios: Nosotros llegamos aqui , hu-
.yendo de las armas del Usurpador Josué hijo di
Nave (3). N o se puede prudentemente refutar
es-
to) Mtisanzío Taltd* Chromlog. (3) Procopio Historiaran! su¡ ten-
Tab. I J . Edad. 4 . p . 19. porisllbri ocio. De Bello Vandálico. I. J-
{1) Strabon.T. I. lib. 1 . pag. 4. lib. c. io> p. 1 5 8 . Nasllsumus qul fv¿¡-
3.pag-n3. .mus afaríe Jesu Latroais fití Nave.
F E N I C I A . 37
este testimonio, porque Procopio cuenta lo que
vio y no se puede sospechar que tuviese el atre-
vimiento de publicar una fábula , exponiéndo-
se á la vergüenza de ser desmentido de todo un
exército testigo de la verdad , ó falsedad de la
relación. Fuera de que , es muy verisímil la nar-
rativa de Procopio , yá por la costumbre de los
Fenicios de levantar columnas en memoria de
los acontecimientos mas famosos ; yá porque
todos los Escritores antiguos convienen en que
practicaron lo mismo , quando abordaron al
Estrecho de Gibraltar ; yá , finalmente, porque
Pomponio Mela, natural de Julia Traducta, Ciu-
dad de España en frente de Tánger , a donde
fueron transportados los Tangitanos , asevera ,
que su patria á la qual él llama Segunda Tánger ;
era habitada por los Fenicios venidos del Áfri-
ca ( 1 ) .
x i x . De la inscripción que trahe Procopio £ ¡ _ a s p r m e

se infiere , que los Fenicios , que desampararon ras Colonias


su patria a tiempo de Josué , formaron su p r i - d e España
mer establecimiento en las costas de Tánger : 5""°Vetr^
apoyo mi pensamiento con la tradición de los y Cádiz,
Gaditanos, que refiere Strabon , según la qual
los Tyrios antes de tomar la Isla de Cádiz , ha-
bían hecho otras dos expediciones, y ocuparon
en ellas otros dos parages del Estrecho (2). Es
muy verisímil que uno de estos sus primeros
establecimientos fue Tánger , de donde pasaron
a la costa opuesta de España , y se establecieron
en la Isla de Santi Petri , y luego en Cádiz.
La situación feliz y favorable para el comercio
E 2 con
( 1 ) Mela Dé sita Orbis. Lib. i . var, la división de los capítulos es di-
cap. 8. pag. 40. Advierto que esta va. versa i y se halla corrupto el lugar ci-
me he valido de la edición corregida tado, ai en él se lee segunda Tánger.
de Reynold. En las ediciones masan- ( i ) Strabon T . I. lib. 3 . pag. 2<S.
liguas, como la del Valenciano Oli-
38 ESPAÑA
con la inmediación de dos mares; la resisten-^
cía que hallarían en los Españoles del conti-
nente ; el aspecto de una Isla semejante en su
disposición á la de T y r o ; la vecindad de la tier-
ra firme ; un canal ó brazo de mar , que sepa-
rándola de ella los defendía de qualquier asalto,
ü insulto enemigo : eran todas circunstancias
que brindaban á los Tyriós a preferir aquel es-
tablecimiento. Los Escritores antiguos Grie-
gos y Latinos Herodoto , Diodoro Sículo ,
Strabon , Plinío , Velleyo Patérculo , Festo
Abieno , y otros, todos convienen en el orii
gen dicho de las Islas mencionadas ( i ) .
VARIOSNOM- X X . L a Colonia Gaditana ha sido conoci-
d/laTcolo- ^ k
a
de nombres diferentes , que nos han
a x o

sias dichas, conservado Plinio y otros varios Autores (2).


Se denominó Gadir , Tarteso , Cotinusa , E r i -
thia , Afrodisia y Junonia. Algunos Escritores
antiguos, y mas ordinariamente los modernos,
han confundido sin razón estos nombres entre
s í , sin observar , que de todos ellos , los tres
primeros pentenecen á Cádiz, y los demás son
denominaciones peculiares de la pequeña Isla
cercana. Esta diversidad de Islas, que Vosio y
Reland no acertaron á,entender , la notaron
Gadir. exactamente Strabon , Plinio y Avieno (3). Ga-
dir , que los Latinos llaman Gades, los Árabes
Kades, y nosotros Cádiz, es un vocablo Feni-
cio , que significa Recinto ü Lugar ceñido ú cer-
ta-
ii) Herodoto títstoriatum. Lib. 4 . 139.
pag. 1 8 3 . Diodoro Sícalo Biblkth. Ai/- (i) Plinio Histor. natur. T. 1.1. 4.
tortea lib 5. num. 1 0 pag. 345. Stra- cap. 1 1 num. 56. pag. 1 3 0 .
bon Rerara geographíit T. 1. lib. 3. (}) Reland, y Vosio citado por
pag. 1 5 8 . 1 5 9 . 260. í\uúoffisl.Namr. el primero, Visenaliones miscela-
T. 1.1. 4 . cap. 11. num. 36. pag. 1 3 0 . « M . T-. I. Disert. 2. p. 1 1 4 . Strabon
lib. 5 cap. 1 j . num. 1 7 . pag 2 Í 4 los T. L 1 . 3 . p. 1 5 7 . Plinio ut supra , Ru-
demas Autores se pueden ver en las fo Avieno Ora maritimtt verso 167. J;
Notas de Harduino i Plinio pag. 1 3 0 . 3°9-.
FENICIA. 39
eado ü ais-fado , que con razón los Fenicios pu-
dieron dar a aquel su pequeño dominio situado
en medio del mar. Este es el origen que dan
al nombre Gadir atribuido á la Isla , Plinio ,
Solino , Avieno y otros Sabios ( 1 ) ; pero co-
mo en Fenicia hubo antiguamente una Ciudad
llamada Gader , de la qual hablan los Historia-
dores sagrados y profanos , y cuyo Rey es uno
de los que fueron batidos por Josué (2), se pue-
de congeturar, que entre los Fenicios que huyen-
do del estrago que hacian en su patria las armas
de Israel, y tomaron la derrota acia el Estrecho,
se hallaban algunos ciudadanos principales de
Gader, los quales dieron á la nueva Ciudad
Española el nombre de la Fenicia antigua , con-
solándose en sü pérdida con renovar, aunque en
suelo extrangero, la memoria de su patria. Tar-
teso no era un nombre peculiar de sola Cádiz,
convenia también á otras dos Ciudades situadas,
una a la embocadura del Betis , otra conocida
también con el nombre de Carteya , en las cer-
canías del Monte C a l p e , ó Peñón de Gibraltar.
Fuera de esto, primitivamente toda la Bética ,
y especialmente el Betis , ó Guadalquivir , que
la riega, tuvo la denominación de Tartesia ( j ) .
Todo lo dicho me persuade á que esta denomi-
nación tan estendida tuvo su origen , no de los
Fenicios, como aseguraron los Mohedanos ( 4 ) ;
sino de los antiguos descendientes de Tarsis, pri-
mitivos pobladores de aquella parte de Espa-
ña , como lo insinuó Rufo A v i e n o , y que a
Ca-
(1) VéaseBochan Geografía Sacra. i 36. Casaubon ta StraUmm T. I. fib.
P. 1. Pbaleg. lib. j . cap. 7 . p. 1 6 7 . 3. pag. o $ . Bochan Gcogr. Sacra. P.
2

(1) Josué cap. n . v. 1 3 . 1 . Chavaan cap. 3 4 . col. (06.


( ) ) Strabon Rerum geogriph'ic. T. (4) Mohedano Hlsto,'.aliteraria de
1.1._ 3 . pag. n r . Véase Hatduino I» , España. T. 1. Diseft. I. §. 7. num, 34.
ttíxkm T. I. 1. 3. c. 1. num. 3. pag. p. 20?,
4o ESPAÑA.
Cádiz , le apropiaron aquel nombre por perte-
necer a la Bética ó España Tarsiana. De hecho
los Tartesios mas famosos, y que tanto celebran
Heródoto , Anacreonte , Strabon , Cicerón ,
Plinio , Valerio Máximo y otros, todos eran
Españoles; como también era Español , y no
Fenicio de origen su Príncipe Argantonio ( i ) .
Algunos Sabios han dado origen griego , ü lati-
no \ Cotinusa , tercer nombre de la Isla de Cá-
diz , y Harduino lo deriva de TTOTÍJP Pozo , co-
mo si hubieran dicho Potinusa (2). Por ventura
este autor fundó su etimología en la noticia de
un pozo de Cádiz que varios lo describieron
como cosa muy singular (3) ; pero yo no tengo
razón suficiente para adoptarla, porque hallo en
los antiguos dominios fenicios del Estrecho ga-
ditano un espacio de pais a l o largo de las cos-
tas de África llamado Coti , y otro en las orillas
de España con el nombre de las Cotinas , en
cuyos parages no se sabe que hubiese algún po-
• zo digno de celebrarse (4). Quien no ve un
común origen en estos tres nombres Coti , Coti-
nas , y Cotinusa, todos propios de países habita-
dos por Fenicios, y por consiguiente que el ter-
cer nombre atribuido a la Isla de Cádiz es de
origen fenicio. Los otros tres nombres propios
de otra Isla cercana son, a mi ver, derivados del
griego. Es muy.verisímil que los Fenicios die-
ron á aquella pequeña Isla el nombre de su
Diosa Astarte , y como los Griegos tomaron es-
ta Divinidad ora por Venus , ora por Juno ,
Ha-
( t ) Véase Rufo A'vienó Orx ma- (5) Straben y otros citados por &,
r'ttimtt v. 85. 169. Strabon T. I. lib. 5. Refum geografic. T. I. lib. 3. desde, la
pag. i z ^ . Casaubon la Straboaem en pag. 2.61. De este pozo se hablará en
la misma pagina. el nura. } ) .
(i) Harduino I» Fllnimi. Tom, I. (4) Strabon T. II. lib. 16. pag.
1. 4. c. to. pag. ijs>. 1 1 8 1 . y eu el T. I. lib. }, p. zio.
FENICIA. 41
llamaron también á la Isla y a Afrodisia de
A'typo^ÍTtj nombre griego de V e n u s , yá Erithia,
no del mar Erythreo, que es la opinión co- Ery^-
mun , sino de E'p«t-0e7#, ó E'p^QeT*, que significa
Diva-Juno , y de ahí se ve el origen del tercer
nombre de Junonia atribuido á la Isla vecina j j , u n o n a

de Cádiz ; y se ha de notar que ella entre los


Sabios Griegos y Latinos no se llamó Erythrea,
sino Erythia ; observación que sirve de nueva
prueba a la etimología , que hemos insinuado.
X X I , El Dofto P. Juan de-Mariana es de Establecí-
parecer que la Isla Erithia fue sumergida en el miento pri-
mar (1). Monsieur de la Nauze piensa, que por \ d e os

, v
' t • • . ui •/>.<£ Fenicios, y lu-
algun acontecimiento memorable se u n i o a C a - gardelTem-
diz ; apoya su opinión en la longitud de quinr pío de H é r -
ce millas que hoy día tiene toda estalsla, la qual j h ! " ó la is- E

en tiempo antiguo no pasaba de doce ó trece, la sanri Pe-


si merece fe la autoridad de Plinio (2). E l E s - tri.
pañol Salazar pretende que Erythia es aquel es-
pacio de terreno , que llamamos Isla de León,
y Harduino parece que aprueba esta opinión
(3) ; pero los Monédanos con mas razón , y fun-
damento atribuyen esta denominación á la pe-
queña Isla de Santi Petri (4). Efectivamente sa-
bemos por las relaciones de Polibio , P l i n i o ,
Strabon , Filostrato , que Erythia estaba situa-
da al oriente de Cádiz muy cercana del C o n -
tinente , y era de tan pequeña extensión ,
que solo el Templo de. Hércules la ocupaba
en gran parte ( 5 ) . Estas circunstancias, que no
se
(1) íTutor. derel. Hisp. lib. i . cap. España. T. II. P. i . Bisen. S. T. i.
ai. p. 1 3 1 . § . 5. num. ¿ 3 - pag. 9 9 .
(i) De la Nauze Jastífcausa de (5) Véanse Plinio y Polibio citado
Tliae pag. 1 7 5 . por é l , H'nior'ia naturaVis- T. I. lib. 4 .
(3) Harduin la Vümum. T. 1,1. 4 . cap. 1 1 . num 36. p. 1 3 0 . Strabon T .
c. i i . n. 36. p. 1 5 0 . _ 1. lib. 3. desde la pag. 1 5 7 . Mohedaac
(4) Mohedano Historia literaria de lugar arriba citado.
42 E 3 P AS? A .
se pueden adaptar á la Isla de León , convienen
perperfeítamente á la de Santi Petri. E l año
treinta del siglo corriente se retiró mucho el
mar , y se descubrieron las ruinas de aquel
T e m p l o ; en el de 1748 por razón de un ac-
cidente semejantesacaron varios fragmentos de
estatuas , y otros monumentos apreciables de
antigüedad. De donde se vé que los Fenicios
fundaron su célebre Templo en esta Isla ; y
Mariana erró en su libro primero de la Espa-
ña poniéndolo en Medina Sidonia , engañado
sin duda del apellido Sidonio de Medina. Ella
fue el primer establecimiento de los Tyrios ,
que después se transfirieron á Cádiz ; lo qual
se apoya con la autoridad de Strabon y Plinio,
que sitúan en Erythia la primitiva Gadir (1). L a
estrechez de esté territorio les precisó por ven-
tura a buscar otro de mayor extensión , y los
principios que tuvo en aquella pequeña Isla la
ramosa Colonia de Cádiz dio ocasión á varios
de los antiguos'Escritores de comprehender es-
tas dos Islas baxo del nombre de Gades.
, X X I I . Algunos Sabios dan él honor de la
fundación de Cádiz á Hércules Tyrio , otros
atribuyen esta gloria a Archelao nieto de C a d -
m o , Samuel Bochart quiso acordar estos pare-
ceres , é hizo de estos dos héroes uno solo. Es
un empeño inútil el buscar el nombre del fun-
dador de aquella Ciudad , careciendo de fun-:
dameto en los antiguos Escritores, que no nos
han conservado esta noticia. Se halla también
variedad acerca de la época de esta fundación.
Los que la atribuyen á Archelao la suponen
mil y quatrocientos años antes del Nacimiento
del
(1) Strabon Rerumgmgraphk. T. I. T. I. 1 . 4 . c. t i , num. 36. p. I J O .
1. 5. p. i ( 7 . Plinio Historia natural*.
FSNICIA. 43
del Salvador ; los otros , siguiendo el cómpu-
to de Velleyo Patérculo , la fixan en el siglo
doce , suponiendo que los viages de los Feni-
cios á España solo se verificaron después de la
guerra de Troya. E n una palabra, acerca del ori-
gen de Cádiz solo sabemos con certeza , que
la fundaron los Tyrios , que llegaron á España;
el siglo decimoquinto antes de la Era vulgar :
a esta fundación precedió la de Santi Petri: de
esto se sigue , que el establecimiento de Ca-
diz no pudo ser muy posterior á aquellos
tiempos.
X X I I I . A perpetua memoria del arribo al Los Feni-
Estrecho de Gibraltar erigieron los Fenicios , '§
c i o s er eH

j , . ° . . en el Escre-
dos Columnas con esta inscripción en su pro- h d o s C o -
c 0

prio.-idioma : Non flus ultra. No se pasa-\maxss& con


adelante. N o hay Escritor antiguo , que haya ^ inscrip-
dudado de esta tradición. A mi ver , los A u - ^ " t o * . ^ *
tores de estas Columnas no fueron los funda-
dores de Cádiz , sino los Fenicios que aporta-
ron á aquellas orillas mas antiguamente .como
diximos. Los Tyrios que, avanzaron hasta Ca-¡
diz , situación que descubre un grande espacio
de país todavía mas occidental hasta el Cabo de
San Vicente en el Algarve , no podian haber
dispuesto , ni grabado aquella inscripción. Las
Columnas por una tradición constante han si-
do siempre apellidadas de Hércules , nombre
que los Gaditanos dieron , y ha hecho famoso
a aquel Mercader atrevido de su nación , que
descubrió el Estrecho. Disputan los sabios so-
bre la. situación de. aquellas Columnas , y los
antiguos se han dividido en diferentes opi-
niones , que se pueden v e r e n Strabon ( i ) . E n
F el
W Strabon Tom. I. Hb. J . pag. xf 8.
44 E S P A Ñ A .
el templo de Hércules, edificado en la Isla de
Santí Petri, se conservaban dos columnas' de
metal de ocho codos de alteza con una inscrip-
ción al rededor , dispuesta verisímilmente a
imitación de lasque v i o Herodoto en el tem-
plo de T y r o ( i ) ; y Posidonio'cree que estas
son las columnas tan celebradas; pero Strabon
observó sabiamente , que no se v e grabada en
ellas la inscripción Non plus ultra , sino otra
muy diferente , en qué se notaban las sumas
empleadas en aquel edificio suntuoso. Otros
las colocan en la Isla de Cádiz , y hay alguno
que las pone mas distantes. Algunos Jas elevan
sobre los dos Promontorios de Abila y Calpe,
ó en dos Islitas cercanas de estos montes. E s
cierto que.los antiguos dieron el nombre de
Columnas de Hércules a las dos montañas Abi-
l a y Calpe , la primera situada en África don-
de se v e hoy dia Ceuta , la segunda en Anda-
lucía bien famosa por las fortificaciones de G i -
braltar. De ahí se sigue , que las dos Columnas
se erigieron sobre los dos peñones, y arruina-
das con el tiempo, dexaron su nombre a los dos
Promontorios. Este es el parecer de Strabon ,
Dionysio Periegeta , Rufo Avieno , y de otros
muchos, y yo lo hallo el mas verisimil, y bien
fundado ( 2 ) .
Verisimil- X X I V , Una tradición antigua nos conser-
mente abrie- va la memoria de que los dichos montes, últi-
ron el Estre- m o términos de África, y Europa, estaban uni-
s
chodandoeo- , , T I ' 1 TJ- • • I . "
municacioná dos > 7 ° Hercules fenicio abno un
e n t r e 8 1
l
u e

los dos ma- canal de comunicacioit con los dos mares. Es-
-
res
ta
(1) Herodoto fílstorUrum. Lib. u tt<,. S6g. Rufo Testo Avieno Ota
f,. 1 1 4 . maxitme. v. 86. 87. pag. 1 3 3 4 . y,
(1) Strabon T. I. lib. 3 . pag. 1%). nuevamente en la pag 1 3 3 Í ,
tío. Dionysio Qrbis Dexrift'u. pag.
F E N I C I A . 45
ta empresa' gloriosa del esfuerzo humano la
cuentan entre las fábulas Plinio y Pomponio
Mela ( 1 ) . N O obstante Strabon , y otros Escri-
tores insinuaron esta comunicación de los dos
mares no como abierta por Hércules, sino co-
mo originada ó de la vehemencia de un terre-
moto , ó dé la fuerza de una marea extraordi-
naria , ó de otro desorden semejante, ó con-
fusión de la naturaleza (2). Este segundo sis-
tema ha encontrado la aprobación de . algunos
sabios Españoles., y Ferreras pensó hallar la
causa en aquella sequedad horrible dé qué hi-
cimos- mención en la España fabulosa , y fixa
este acontecimiento á los años dos mil trecien-
tos.)' dos de la Creación del Mundo , que cor-
responde en su Chronologiaal.mil seiscien-
tos noventa y ocho antes de la avenida del Me-
sías ( 3 ) . Parece incontestable que el Estrecho
gaditano se ha ido con el tiempo dilatando,
como se infiere de la variedad de relaciones
de los Autores. Scilace\.que floreció quinien-
tos años antes de Jesu-Christo , le da media
niilla de latitud ; Eu£temon del siglo quarto,
quatro millas escasas : Turranio Gracile T r á -
gico Español anterior un siglo a la Era v u l -
gar , cinco •. Tito L i v i o del siglo primero chris-
tiano lo extiende a siete millas; V i & o r Viten^
se del siglo quinto , hasta doce ; los Españoles
modernos hallan el dia de hoy en la menor
distancia catorce millas. Estas observaciones,
que después de Enrique F l o r e z , hizo López
de Ayála en su Historia de Gibraltar , le per-
F 2 sua-
. (t) Plinio T. I. -lib. 3. Proemio: (i) Strabon Vlgr.-teHyaph.-l'.l. lib.
pag. 1 3 5 , Mela citado por Harduino i . desde, la pa». rofi
en la? anotaciones al dicho lugar- • (¡y Ferreras Histdre gémtgU d'Es-
°-
d e P h n i
fW*. T . I p. , . p a . 7 .
S
46 ESPAÑA
suadíeron la posibilidad de la antigua comu-
nicación del África con'la España, y la inun-
dación originada por algún accidente ( 1 ) . A
mas de esto yo hallo también en los Autores an-
tiguos , que el Estrecho era de menor longitud;
porque si desde, los tiemposde Strabon y So-
:

lino se ha ensanchado , también sé ha alargado


hasta treinta millas , mientras en los cómputos
de los antiguos encontramos quince solamen-
te (2). De donde se sigue, que las dos lenguas
de tierra , que de las partes de África y España
partian a unirse , se iban adelgazando á medi-
da de su mayor cercanía. Con razón, pues, po-
demos sospechar , que el terreno que servia
de dique á los dos mares impidiendo su co-
municación , ocupaba primitivamente un espa-
cio de cinco millas, y por ventura aun menos:
la tierra debia ser baxa , pues la expansión su-
cesiva del Estrecho (que poco á poco forma-
ron ó las mareas excesivas , ó la violencia de
las ondas) prueba evidentemente , que Abila
y Calpe quanto mas se avanzaban acercando- 1

se a su unión , tanto mas declinaban en falda


y llanura. Estas reflexiones no solo me repre-
sentan posible y muy fácil la abertura del Es-
trecho originada de algún accidente , ó revo-
lución de la naturaleza ; mas también me ha-
cen creíble la tradición , que atribuye á los
Fenicios el principio de este canal , ó comu-
nicación de las inmensas aguas del Occeano con
el Mediterráneo. E n una lengua de tierra b a -
xa,

(i)yDoT¡ Ignacio topez de Ayála (i) Strabon Tom. I. lib 1 7 . pag.


fíincr. de Gibraltar lib. r númcr. 60. 1 1 8 3 . Solino cit. por Mariana Lib. 1,
píg. 7 ? . Hénrique Florez España Sa- de la tíisi. de España cap. i . p. 4,
¿rada. T. IV. trat.i. cap.i. J . 3. num. edic. de Madrid 1 6 3 5 .
4 1 . p. 1 5 .
F E N I C I A . 47
Xa , ó de poca elevación , de una anchura a lo
mas de cinco millas, no era ardua empresa
abrir un canal de poca profundidad suficiente
á dar ingreso á las aguas , con la esperanza de
que empapando la tierra , y socabandola , ven-
cido todo quanto les pudiera resistir , llegarían
a encerrarse en un lecho ü madre , que ellas
mismas formasen. E l canal, que ideó Sesostris
para unir el Nilo con el mar Roxo era mas di-
fícil , y de mayor trabajo que el Gaditano,
pues lo superaba excesivamente en longitud:
no obstante , puso la primera mano aquel So-
berano Egypcio , lo continuó Dario Príncipe
Persa , y Tolomeo Primero lo reduxo á per-
fección ( 1 ) . Según esto , ¿qué razón me pue-
de precisar á refutar la tradición , que se nos
ha conservado del canal Gaditano obra de la
industria y constancia délos Fenicios? Eran
ricos y poderosos , y los testimonios unáni-
mes de los. antiguos convienen , en que des-
de su ingreso en España aumentaron sus rique-
zas , y creció notablemente su poder : luego
tenían medios que sobraban para executar el
gran proyecto. Eran hombres de ingenio,
acostumbrados a grandes empresas , y á vencer
los mayores obstáculos : las dificultades de la
obra no debían asustarlos. Aplicados á la na-
vegación tenían una especie de entusiasmo por
el comercio :-no debe hacer harmonía el que
tomasen á pechos un trabajo , que tenia por
objeto el alimentar su pasión dominante. A
mas de esto , como se dirá después, abrieron
otros
(i) Herodoto H'utoriar, lib. i . p. lng. cit. Strabon T. II. 1. 1 7 . p. i i r í .
1 8 r . Aristóteles y Diodoro Sículo ci- 1 1 5 7 . Plinio y Casaubon en las no-
tados por Wesseiin^io In Heratlotum. tas al citado lugar de Strabon.
48 E S P A Ñ A
otros muchos canales en Andalucía. T o d o lo
dicho prueba gusto , genio , y aplicación a f o r -
m a r nuevos caminos, y dar nuevas comunica-
ciones , y cursos a las aguas p a r a facilitar el
comercio , y se ve también la gran práctica,
que tenian en aquella suerte de trabajos. Y o
no tengo dificultad de llamar del. profundo
del olvido la antigua tradición , aunque ordi-
nariamente los Escritores de España se desde-
• ñan de darle fe ( 1 ) .
Dan prh- XXV". Formado el establecimiento de Ca-
i c o en "las ^ ' dieron principio los Fenicios á su tráfi-
0 z

Costas de co P°r las vecinas Costas de Andalucía , don-


Andalucía, de habitaban los Turdetanos. Hallaron una
Provincia , dice Strabon , que por la excelencia
de las producciones de la tierra , y del mar , no
es inferior d otro país alguno' del mundo habi-
• tado (2). E l mar presentaba abundante y esco-
* Toda cogida pesca , ostras, nácar , conchas, * mure-
suertedema- ñas, congrios, lampreas , estoriones, púrpuras,
riscos. atunes, mugiles , y otras mil especies de ani-
males marinos , que los podían preparar y con-
servar para transportarlos á otras Provincias,
con el beneficio de la sal de óptima calidad
que se encontraba en aquellos contornos. E l
terreno era feraz de trigo , de viñas , y oliva-
res : cubierto de pingues pastos sustentaba nu-
jnerosas y escogidas greyes, que subministra-
ban

( 1 ) Mariana De rtius Hisptm* tiguan lo contrario , afirmando que


1 . 1 . c. x. p. i o s . dice , que atribu- lo abrió. De hecho una Nación aten-
yeron á Hércules el haber cerrado el ta al comercio debia antes bien abrir
Escreeho con grandes peñascos. Este el pato al traficó que cerrarlo: fuera
insigne Histórico habrá dado fe á de que lo primero es verisimil; lo
Diodoro Sículo , á Rufo Avieno , que segundo mas difícil,
suponen este acontecimiento. Pero la k i ) Strabon Rerum ¿íO¿raph':c. T.I,
tradición , y los Autores antiguos ates- lib. 3. p. I O J .
F E N I C I A . 49
ban las mas finas y excelentes lanas, que en-
tonces se conocían. La xniel, la cera , el miño,
y la grana eran quatro géneros muy estimados.
( 1 ) Hallaban también una abundancia extraor-
dinaria de metales. Es una cosa bien rara ( de-
cía atónito el Geógrafo Griego) encontrar uni-
das en un país la copia de metales , y la abun-
dancia de cosechas : mas extraordinario es aún,
el hallar todo esto en un mismo terreno de poca
extensión. Con todo, la Turdetania y sus con-
tornos producen frutos , y metales tan perfec-
tos , y en una tan grande cantidad , que excede
todos los elogios que se pueden hacer. Hasta
ahora no se ha descubierto un país sobre Ja tier-
ra , de minas de oro , plata , cobre , y hierro
tan abundantes y de tan buena calidad (2).
¡Theatro excelente por cierto para una nación
comerciante! ¿ Qué mas podía desear la avari-
cia de los Fenicios? La tierra les presentaba
los frutos , y metales de toda suerte. E l E s -
pañoltodavía bozal y sencillo , contento , y sa-
tisfecho de aquellos, no conocía el valor de
estos. Asi cupo a. los Fenicios la bella suerte
de ser los primeros, que chuparon la substan-
cia de una tierra virgen , é intacta. L o que han
hecho los modernos Españoles en América,
executaron mucho antes los Fenicios en la T u r -
detania , y con otros pueblos de la Bética ó
Andalucía. Mercancías de poco valor daban
en trueque de los ricos metales; algunas me-
nudencias , y bagatelas pueriles eran el v i l pre-
cio á que compraban los géneros mas pre-
cio-
(t) ídem pag. l i l . 1 1 3 . 1 1 4 . 1 i f . las notas de Casaubon sóbrelos di-
Plinio , Justino , Vitrubio , y otros chos lugares de Strabon.
Escrit. que se pueden ver citados en (i) Strabon cit. pag. 1 1 6 .
¿o E S P A Ñ A
ciosos , y los transportaban a Grecia , Asia,
y Egypto con provecho y ganancia indeci-
ble ( i ) .
Esclencien XXVI. De las Costas de la Turdetania
el comercio fueron introduciendo el tráfico por las tierras
en lo demás m . , , -.r , V ^ i r>
de la Bécica,
a s
vecinas del Mediterráneo , hasta los P y -
y España rineos , penetrando á veces en lo interior del
Tarraconen- p {¿ principalmente de Granada , Valencia , y
a

Cataluña. Estaparte de España es fértilísima,


y daba á los Fenicios la mayor comodidad pa-
ra el comercio , pues costeando sin apartarse
de las orillas podían tomar las mercaderías en
sus viages de España á el Asia. Habiendo en-
trado en los Pyrineos, su primer pensamien-
to fue de abrir las minas de aquellas monta-
ñas , que habiendo permanecido verisimil-
mente siempre cerradas a la curiosidad, y ocul-
tas á la diligencia de los naturales, estaban lle-
nas de metales. Es indecible lo que cuentan
Aristóteles , y Diodoro Sículo : las narrativas,
que nos hacen estos Autores exceden todo en-
carecimiento , pues según ellas, los Fenicios
sacaban tanta cantidad de plata., que llenando
las naves les servia de carga , y de lastre , y
para aprovecharse mas arrojaron los plomos
de las áncoras substituyendo en su lugar el :

metal rico , y estimado ( 2 ) . Esta cantidad in-


mensa de plata transportada á Grecia y , otras
partes , d i o ocasión á la fábula del incendio
de los Pyrineo s. Contaban , que habiendo he-
(

cho fuego los pastores de aquellas montañas,


propagándose la llama por la espesura de los
bosques, ardió todo el monte ; de suerte que
in-
(1^ Diodoro Sícu'o BíWisf. ffuttr. (i) Diodcro lugar cit,
T. I. lib. f. n. j j . p . j j 8 .
F E N I C I A . 51
inflamada la superficie de la tierra , y pene-
trando el fuego, derritió la materia encerrada
en las entrañas de ella , corrieron arroyos de
plata por muchas partes. Strabon y Plinio tie-
nen con razón por fabulosa esta relación ; la
creyeron no obstante algunos Griegos , los qua-
les se persuadieron con facilidad , que el nom-
bre de Pyrineo trae su origen del vocablo n¡vp,
que significa fuego (1). Es verisímil que esta
fábula fuese una invención de los Fenicios;
propagada con arte , para que la repentina for-
tuna á que habían llegado siendo dueños de un
tesoro tan r i c o , se.atribuyese á un aconteci-
miento pasagero , y de esta suerte no despertar-
se los zelos de otras Naciones , y las inflamase
en deseos de ir en busca de aquellos metales,
creyéndolos ya derretidos y exhaustos. LosFe-*
nicios eran un pueblo astuto , y zeloso extre-í
mámente de su comercio; y los Griegos con
menores luces no tuvieron dificultad en dar
f e a estas relaciones: ni debe causar admira-
ción , tratándose de tiempos bárbaros y de ig-
norancia , supuesto , que en nuestros siglos no
ha parecido increíble á De-Marca , á Gouguet,
y á otros literatos.
X X V I I . Amigos los Fenicios de los Turde- Diversas
taños y Bastetanos, dos pueblos de la Bética cer- Colonias Fe-
canos de la Colonia de Cádiz , formaron es; Bética ó A n -
tablecimientos en aquellos parages para facili- dalucía°en el
tar el tráfico con los demás pueblos de Espa- «gloXU. an-
ña. La comunicación freqüente de los Fenicios ¿ ' K s < i e , c

Cadiceñoscon los de Palestina , como se dedu-


G ce
( 0 Strabon T . 1 . 1 . 3 . p . « 7 . Pli- fh'ia Sacra.V.i.Chanaa»lib.i.cap. jj.
rtio ff/rt. Hatur. T . 1.1. J . c. i. num. c o l . ó i s . busc6 si origen del nombje
}. pag. 1 3 7 . Diodoro Sículo T . I. 1. Fj/meo en el vocablo fenicio üujtw,
j . aum. 3 $ . p. 558. Bochart Get¿ra- que significa RAmst,
52 E S P A Ñ A
ce de los inmensos provechos » y ganancias,
que. de España se conducían a aquellos puer-
tos , me hace sospechar , que a la multiplica-
ción de aquellas Colonias concurrieron tam-
bién los Palestinos. L a extensión por las orillas
de la Bética ó. Andalucía pudo acaecer acia el
siglo, doce antes del Salvador ,. época que da
Strabon a- sus fundaciones á lo largo- de las Cosi-
tas, de África y España ( i ) . Una de las C o l o -
nias mas. antiguas, fue probablemente la de Cal-
pe ,. que llamamos. Gibraltar , y los Italianos.
Gibüterray cuyos arsenales, y murallas se con-
servaban a. tiempo de Thimostenes. Antigua-
mente tubo, el nombre de Heraclea , y su fun-
dación se atribuye k Hércules. Las Colonias
griegas no avanzaron tanto ,. y no habiendo-
llegado a aquel parage, no- se puede- dar el ho-
nor de esta denominación a los adoradores de
Hércules G r i e g a , sino á los del Tyrio (2). Ma-
laca y Abdera hoy dia Málaga ciudad ,, y
t

Adra villa d e l i e y n a de Granada sobre el Me-


diterráneo deben su fundación a los Fenicios,,
según atestigua Strabon ( 3 ) . El Geógrafo Grie-
go hace mención de los peces que se salaban
en aquella ciudad, eran muy estimados, y parece
que era grande el consumo,y célebre el co-
mercio que se hacía de ellos ; y si esto es asi,
será muy verisímil la etimología de Málaga ha-
llada por Bochart: esto es , que los Fenicios la
llamaron con este-nombre tomándolo de Ma~
lach , en hebreo lo mismo que Salar ( 4 ) . E n -
tre

(1)' Véase lo que- diximos en- ta (3)- Strabon- T . I. lib. 3 . desde 1»


•ota. 1» pag. 3 ^ pag. z ¡ 6 .
(O; Véase Strabon y Timostenes (4) Bochart P. 1 . Vhtdeg lib. 3. c.
citado por aquel ea el. T. I. lib. 3 . 7 . col 157.. p.i. CltaatMn. Ub.i.cap.
p. t o j . . 3 4 . col. 6 1 6 .
F E N I C I A . 53
tre estos antiguos establecimientos se puede
contar la famosa Córdoba , llamada por Strabon
Ciudad de Gaditanos , ó de Fenicios de Cádiz,
( i ) Esto se hace muy verisímil, si observamos
que ella fue una de las ciudades mas célebres
y cultas de la Turdetania , por cuya razón en-
tre docientas ciudades , que se contaban en
aquella pequeña región de España , la escogie-
ron los Romanos para establecer en ella su pri-
mera Colonia (2). E l Etimologista Francés
piensa , que tomó el nombre de Córteba en
arábigo ú fenicio Molino de azeyte (3). De he-
cho antes del establecimiento de los Fenicios,
los Andaluces, que tenían gran abundancia de
azeytunas excelentes, ignoraban el arte de ex-
primir el azeyte , y esta falta era común á toda
la España, de modo que en los países Septen-
trionales , en donde no habían penetrado los
Fenicios, no se conocía todavía su uso á tiem-
po del ingreso de los Romanos (4). Habiéndo-
se celebrado la ciudad de Córdoba por los
molinos de azeyte, no se hace inverisímil, que
los Fenicios pusiesen sus fábricas en este para-
ge antes que en otras partes , pudiendo contri-
buir & esto , entre otras cosas , la -comodidad
de poderse utilizar de las aguas del Betis , ó
Guadalquivir, famoso rio que la baña. N o muy
distante de Córdoba se halla la antigua Tucci
denominada de los Latinos ciudad de Marre;
los Españoles la llaman Martos, situada al pie
de un peñón elevado en el reyno de Jaén. A
mi v e r , fue esta también Colonia fenicia, co-

(1) Strabon T . I . lib. j . pag. 107. cap. 34. col. 601.


(1) Strabon citado. (4) strabon cit. lib. f.f. ifU
(« Bocha» p. x. Chuma» I A . 1, 1
54 E S P A Ñ A
mo se deduce del nombre de Columna dé Hé"re-
cules , que se le dio antiguamente, y del culto
con que se veneraba aquella Deidad en una
gruta , el qual observaron religiosamente los
Romanos , como consta de las inscripciones,
que se conservan ( i ) . Isbilia entre los Latinos
Ilispalis , y en español Sevilla sobre las ribe-
ras del Guadalquivir: Lisbistina¡que los Grie-
gos denominaron Lygustina en un lago que-
forma el dicho rio : Castulone ó Castlone, mo-
dernamente Cazlona en los confines orientales
de Andalucía acia Castilla la nueva ; Onoba,
Nebrissa , Asta ,y Menesteo no muy lexos del
mismo Betis ó Guadalqiiivir, conocidas baxo.
de los nombres, de Huel'va , Lebrija , Mesa de-
Asta y y Puerto de Santa Maña : Todos estos
lugares , y muchos otros de aquella parte de
España célebres, por su antigüedad y cultura,
fueron habitados, ó a lo menos freqüentados.
por los Fenicios , que hacían en estos parages
. un comercio continuo.
Navega- X X V I H . Los mejores establecimientos de
cion de los i o s Fenicios Andaluces , como todos pueden
r i o s ^ y por observar , estaban situados en Jas cercanías del
5

canales,,que mar , 6 de los ríos. Su genio , y su pasión los


abrieron. estimulaban á escoger las situaciones, mas fa-
vorables al comercio. Por medio de los rios
llevaban el tráfico á toda la Andalucía. E l Be-
tis era el mas freqiientado por su mayor como-
didad , y cercanía de las mejores poblaciones.
Navegaban desde el Occeano hasta Sevilla en
llaves de carga de grande buque '.. en esta c i u -
dad tomaban baxeles menores hasta Hipa, el dia
de hoy Peñañor , y concluían la navegación
' has-
fi) Véase Henrique Florez tspa- I I . 1 1 . pag. j y j . 3 5 4 .
ña Sagraaa I . X 1 I . trac,40. num. 1 0 .
FENICIA. 55
hasta Córdoba en barcos pequeños por razón
del baxo fondo de las aguas. Los Romanos en-
contraron en aquel rio este sistema de nave-?
gacion , que era sin duda el mismo que habían
introducido los Fenicios , y continuado los na-
turales ( 1 ) . Pero no satisfecha su avaricia de la
comodidad de los rios , que les ofrecía la na-
turaleza , su industria les sugirió los medios d e '
penetrar por todas partes , de correr con las
naves los terrenos destituidos de aguas , acor-
tar los caminos al comercio , atravesar de un
rio a otro sin tardanza , y sin la detención que
causan los transportes por tierra. A este fin ,
abrieron canales , recogieron las aguas de los
rios y de los torrentes , forzaron á entrar en
ellos las aguas del mar , formando tageas y fo-
sos para dar corriente a las lagunas , que el gran
fiuxo , y las extraordinarias mareas habían es-
tancado acia el Estrecho (2). Estas operaciones
son una prueba ilustre del espíritu de indus-
tria , que animaba a los habitantes de Anda-
lucía.
XXIX. E l tráfico de la España y del Me- Costean-
diterráneo era pequeño objeto á la grandeza de ° - c l o e l c c e a

ánimo de los Fenicios. Veían la inmensidad abordan"" ] 0

del Occeano : miraban de una y otra parte las Inglaterra, y

Costas.de África y de Europa , y deseaban lle--* P un a s a n a _

gar a los confines de la tierra y del mar. E m V e a n I : e ,

pezaroná costear la España occidental y sep-


tentrional , y con repetidas tentativas navega-
ron también por las Costas de Francia , y abor-
daron finalmente a las Islas Casiterides ó del Es-
taño. Todos los antiguos Escritores son garan-
tes de esta navegación. La situación de estas

(I) Strabon T. I. lib. 3. pag. icg. (i) IJem pag. xrr.


56 ESPAÑA
Islas es el único punto obscuro y dudoso de es-
te lugar de la Historia. Ocasionaron esta obs-
curidad los zelos acerca del comercio de los
Fenicios Españoles, los quales no quisieron
descubrir jamás el parage acia donde tomaban
la derrota , y era tal el cuidado de encubrirla,
que sospecho, que aun en T y r o su matriz la
ignoraban ; porque Herodoto , que viajó a
esta ciudad con ánimo de recoger todas las noti-
cias que pudiese , asevera que no encontró
quien le informase. Ni la supieron los Carta-
gineses descendientes de los Tyrios hasta pasa-
dos algunos siglos, quando las descubrió Imil-
con su General, como se dirá en la España
Cartaginesa ( 1 ) . E n efecto los Fenicios de
Cádiz , los únicos , dice Strabon , que comer-
ciaban antiguamente con las Casiterides , hicie-
ron tanto estudio en ocultar este tráfico , que
siguiendo una vez una nave Romana el rum-
bo y aguas de un baxel Fenicio para aprender
la derrota, el astuto Piloto gaditano d i o arti-
ficiosamente en un baxio , para que naufraga-
se también, ó se estrellase el buque Romano.
Esta acción fue aplaudida como una azaña en
Cádiz, y se mandó , que el Piloto fuese indem-
nizado a costas del erario público (a). Con todo,
a pesar de la incertidumbre , en que nos dexa-
ron los Hispano-Fenicios , todos los antiguos
Escritores convienen , en que las Casiterides
estaban al septentrión de España , j después d e
las investigaciones de algunos modernos se pue-
de establecer que son las Sorlingas , situadas al
Oc-
(t) Herodoto rTulirUf. lib. 5. (1) Straboa T . I. lib. j . pag.
F E N I C I A . 57
Occidente de Inglaterra a la distancia de trein-
ta millas del Cabo deCornwal (e). De estas
Islas navegaron á las Costas cercanas de la Gran
Bretaña , de donde transportaban también el
estaño al continente opuesto de las GaHas , si
merece fe el testimonio de Diodo Sículo ( 1 ) .
Cornelio Tácito , Dionysio Alexandrino , y
Rufo Avieno hacen particular mención de los
viagesde los Hispano-Fenicios á Inglaterra , y
piensan -, que formaron también allí algunos
establecimientos , y asientos (2). Obsérvese
que el nombre de Silures convenia a las Sorlin-
gas y á aquella Provincia de Inglaterra que lla-
r

man Wallia los naturales: que algunos antiguos


Escritores las comprehendieron confusamente
baxo del nombre de Cdsiterides-. que según nota
Cornelio Tácito , había una gran semejanza en-
tre los Silures de Inglaterra , y los Iberos de
España. Estas pocas reflexiones hacen mas v e -
risímil el establecimiento ü asiento que hemos
dicho de los Hispano-Fenicios en aquellos pa?«
rages. Las principales mercaderías de que se pro-
velan en estos puertos consistían en estaño, plo-
mo y otros metales? en trigo, ganado y pieles: da-
ban en cambio en este comercio sal y vagillas de
barro y de cobre ( 3 ) . Rufo Avieno es de parecer
que freqüentaron la Irlanda ;; Bochart sigue esta
opinión y piensa que navegaron también has-
r

ta la Islandia , ó á otro país Septentrional cono-


cido en la antigua geografía con el nombre de
Thtt"
fe). Ilustración- 6. 71% Dionysio- Periégete Orb's Aes-
(i)- Dicdoro Sículo BiM/eíJ'.. T. I'. cr'pi'o: pag. 6 7 1 . Ruto Avieno OrA
lib. s;. n.. j 8 . p. 36r.. marítima v. n ; . pag. 1334.
•1) Cornelio Tácito 0pem..T. II.. 13). Strabon T . I. lib. 3 . pag.
Vita JWt AgtiaU. num. 1 1 . pag.. z¿j.
58 ESPAÑA
Thule (r). Le sirve de prueba el vocablo' Thu-
le , que en lengua fenicia significa Tinieblas b
Sombras / nombre adaptado con propriedad a
aquella Isla poco favorecida de los rayos del
S o l } y apoyado con la autoridad de F o c i o ,
trae el testimonio de Antonio Diógenes antiguo
Escritor Griego , el qual Contaba , que quan-
do Alex^ndro Magno tomó la ciudad de T y -
ro , se desenterraron ciertas inscripciones sepul-
crales , en las quales se referia una navegación
a Thule hecha por los Tyrios. N o disputemos
está narrativa ó verdadera ó falsa del E s -
critor Griego ; mas no es inverisímil, que los
Fenicios industriosos , intrépidos , y experi-
mentados en la marina hiciesen las mayores
tentativas para dilatar sus navegaciones hasta las
últimas extremidades de la tierra.
Abren el XXX. Efectivamente no se contentaron
conucos 0
* P ^ Y descubrimientos hechos por
as r u e a s

tas africanas l Occeano septentrional, los hicieron también


fi

del Occea-por el meridional y Costas de África. Usaban


no, y lo m- p j e r c i o africano de naves de diferen-
a r a e c o r a

troducen en r
, • , . .
clmarRoxo. buques ; los mayores servían para la nave-
tes

gación del Occeano hasta el mar Indiano ; y


los pequeños llamados Caballos•-, de la figura
de este bruto , que llevaban por insignia en la
proa , eran barcos destinados a la pesca que se
hacía a lo largo de las Costas de la Mauritania
hasta el rio L i x o . Hannon , Eudoxo , Posido-
íiio i y Strabon nos han comunicado estas no-
ticias (2). E l sabio y erudito Ilustrisimo Señor
Conde de Campomanes hablando de las pe-
que-
íi) Bochar Geegrafia. P. 1. Cbí' (1) Hannon VcrlpU p. 4 1 . Eu-
áí¿8. Lib. 1 . c. 5?. 7 40. desde la doxío , Posidonio , y Strabon Rwaa
col. 654. Rufo Avieno Onemañúiñit ¿eo¿rafh. T. 1 . 1 . i. p a j , 1 5 5 .
desde el r. 1 0 S . pag. 1 3 3 4 -
FENICIA. 59
quenas naves gaditanas , que costeaban el Áfri-
ca , observa que uno de los ramos mas prin-
cipales de sus pescas debia ser el del atún ,
pues freqüentemente se veia grabado este pez
en las medallas antiguas de Cádiz , y que el
rio k donde arrivaban era el Missa, que des-
emboca junto al Cabo de Non enfrente de las
Islas Canarias ( 1 ) . E l mismo promontorio á
donde terminaban sus derrotas los modernos
Españoles antes de las famosas navegaciones
Y

de los Portugueses , era el término ordinario


de los antiguos pescadores gaditanos; pero las
naves de carga , ó mercantiles dilataban mas el
rumbo : pasaban el Cabo V e r d e , montaban el
Promontorio meridional, que el dia de hoy
11a mam os Cabo de Buena-Esperanza , llegaban
a Melinde , y dirigían su rumbo por el mar
Roxo. E n prueba de esto cuenta Plinio, que
los Romanos descubrieron en el golfo Arábi-
go los fragmentos de algunas naves Españolas,
que habian naufragado en tiempos remotos (2).
Eudoxío natural de Spiga , mucho antes habia
hallado en aquellas mismas aguas la proa de
una navecilla con la insignia de un caballo , y
oyó decir que habia venido de Occidente , y
algunos^ hombres prácticos é inteligentes le
aseguraron que era gaditano ( 3 ) . Celio Anti-
patro anterior un siglo a la Era christiana di-
ce que conoció un Mercader, el qual con mo-
tivo del comercio navegó de España á la Etio-
pia ( 4 ) . Estos testimonios no dexan lugar a la
duda del antiguo tráfico de los Españoles, y
H Fe-
(1) Campomanes El Verlplo de (5) Posidouio citado por Sttabon.
Human ilustrado p. 56. 5 7 . T \ \\^ 1 # t j£.
(1) Plinio Histor. Notar. T. I. lib. ' (4}. Plia'io arriba citado,
i.cap. Sy. num. 57. p. 1 0 7 .
6o E S P A Ñ A
Fenicios Cadiceños en las Costas de África y
Asia.,-dirigiendo el rumbo hasta la India. Por
medio de estos dilatados viages se abrieron co-
mercio en el Oriente, de suerte que pasaban
por su mano los efectos mas ricos de -aquellas
regiones , y apoderados al mismo tiempo de
todo el tráfico del Occeano septentrional, y
de gran parte del negocio del Mediterráneo , se
hicieron dueños, se puede decir , de las rique-
zas del mundo.
La fama X X X I . X a s proezas de estos ricos nave-
de este co- g hacían mucho ruido en la Corte de Sa-
a n t e s

ve á Salo- lomón. Veia atónito este Soberano los prodi»


"món á en- giosos efectos de su esfuerzo : observaba que
VI3r
¿g o^ el mar R ó x o era el emporio del comercio de
US
C

serva con las Asia , y el" depósito general de donde se re-


de T y r o , de -partían las producciones y utilidades inmensas
los puertos j
d ; j
I n d ja dj A •f S a b f a

del mar Ro- . * J


• 1
' i r
T -
xo alas eos- cipales agentes de este comercio eran los r e -
tas de Anda- nicios de España descendientes de T y r o . E n
lucia
* .éxecucion de las ordenes de su padre habia
emprendido la gran fábrica del templo de J e -
rusalén , y para acabarla con perfección , y
suntuosidad , é introducir en sus estados la
opulencia , deseaba tener parte en los manan-
tiales de las riquezas de los Hispano-Fenicios.
Siendo los Hebreos poco experimentados en
la marina , necesitaban de la ayuda de un pue-
blo hábil , y práctico para esta empresa. Hírám
•Rey de T y r o mantenía con el Soberano de J u -
dea la amistad y correspondencia , que tubo
con David su padre. Estos dos Príncipes es-
tablecieron sus flotas en el puerto de Esion-
gabér ,'llamado Berenice , en tiempo de J o -
seph Hebreo , poco distante de Elana á las
ori»
FENICIA. 6r
orillas del mar Roxo ( i ) . Los pilotos de T y -
ro enseñaron la navegación á los Hebreos , y
sirvieron de guias á las flotas de Salomón , que
iban de conserva con las de T y r o . Algunos
baxeles tomaban la derrota cada año acia el
Oriente, y abordaban en Ofir de donde v o l -
vían cargados de oro , de pedrerías, y de ma-
deras preciosas , entre las quales se admiraba
un género de ellas muy estimado por su sin-
gularidad y belleza. Las demás naves costea-
ban el circuito del África , dirigiendo el rumbo
á Társis , y tardaban tres años en volver de es-
te viage : lo continuaron después yendo de tres
en tres años a España , ó Társis , siempre con
grande utilidad y ganancia. Los géneros de que
volvían cargados á sus paises consistían en oro,
dientes de elefantes, ó marfil; en monos , y pa-
vos reales, trahian también esclavos de la Etio-
pia , y sobre todo una cantidad tan prodigio-
sa de plata , que sería increíble lo que se nos
cuenta , si no tubiese por garante la autoridad
infalible de la Santa Escritura ; era aquel me-
tal tan vil en Jerusalén, que Salomón lo des-
terró de su palacio , en donde el trono , los
muebles, los vasos, la baxilla , y otros utensi-
lios destinados al uso del Soberano eran de oro.
(2) Los sabios modernos están divididos acer-
ca de la situación de Ofir , y de Társis : en-
tre la variedad de opiniones me parece mas
bien fundada la de Reland , el qual coloca a.
Ofir en Sofira en las cercanías de G o a , lo que
ha demonstrado con reflexiones convincentes:
H2 por
(1) Lib. 3 . Reg. cap, 9. v. zS. (1) Regum t . 5. cap. 1 0 . r . r r .
Paralipom. Lib. 1. c. 8. v. 1 7 . Fia- 1 4 . 1 1 . 1 1 . Paralip. lib 1 . cap. ?. v.
YÍO Joseph Opera. T. I. Anliquit. Jn- ta. 1 3 . 1 0 . 1 1 . Joseph Hcb. L. 8.
cap.í. pag. 4 5 7 . c. r- P- 4 5 - Y 3 5 -
8
Ú2 E S P A Ñ A
por lo que mira al país de Társis se sabe por
incontestables pruebas de algunos doftos , priu
cipalmente del P. Juan de Pineda , que era I
Bética 6 España en general (f). Los subdito
de Hiráin , y de Salomón pudieron hacer t
comercio de la plata , y otros metales é in
mensos provechos de Társis inmediatamente
con los Fenicios Gaditanos , dándoles en cam-
bio otras mercaderías, ó con los mismos E s -
pañoles naturales, los quales les permitiesen
trabajar en alguna mina. Se ignora el método,
que observaron en este tráfico ; pero a mi ver,
los Fenicios de Cádiz atentos á mantener
la privativa del comercio español , y zelosos
del secreto de sus negocios en el Septentrión,
no permitirian esta novedad sin algunos pac-
tos y limitaciones. A no hacerlo asi, es muy
verisímil, que el Rey de Tyro , y sus succe-
sores hubieran continuado aquella navegación,
y formado algunos establecimientos' en aque-
llos parages , lo que ciertamente no execu-
taron. Pero sease de esto lo que se fuere , es
incontestable , que las dilatadas navegaciones
de las flotas de Salomón á Társis serán siem-
pre gloriosas a la España , y el comercio de
aquel Príncipe será en todos tiempos una me-
moria tierna á los Españoles , con particula-
ridad a los pueblos felices de Tartesia ó A n -
dalucía , los quales concurrieron con sus te-
soros á la magnificencia del palacio del Sobe-
rano mas insigne de la tierra , y lo que les da
mas honor a. la suntuosidad , esplendor , y de-
coro del primero y mas famoso templo consa-
grado á la Divinidad.
Apli-
(f) Véate h Ilustración y, i.
F E N I C I A . 65
X X X I I . Aplicados los Fenicios a promo- Propaga-
ver su comercio , y a enriquecerse con el au- " ? ' n d e o s

, , ' J
. 1
, Hispano-R-
mento de las ganancias , se estendieron por la ni ¡ scr,An-
c 0

Andaiucía , introdujeron su lengua , y sus eos- dalucía: dan


tumbres , y se iba propagando insensiblemen- elnombrecie
• t - J 11 -n • • 11 Tierna, a a-
te su nación, l e d a aquella Provincia se Ue- q i l a 1--ro- l i e

ñó de denominaciones fenicias , y se le atri- vincia llama-


buyo el nombre general de España , que an- ^ ^ '" n t e s T r t

tes no tenia. Los primitivos pobladores, que,


como ya diximos , eran descendientes de Tár-'
sis, la denominaron Tarseya , 6 Tartesia. Con
los nuevos huespedes perdió este nombre, y
adquirió el de Spania ; asi la llaman varios
Escritores antiguos , antes bien que Hispania.
(1) Este vocablo es fenicio , tomado de la pa-
labra Sphan , ó Span , que en aquel idioma sig-
nifica Conejo ; y de él se compuso el nombre
Sphanija , ó Spanija , como si dixeramos Ca-
nicularta , b tierra de conejos. Esta etimolo-
gía insinuada por Bochart parece la mas veri-
símil de todas (2), Obsérvese que el nombre
de España , como probé en otro lugar , era
particular de aquella Provincia , y de sus cer-
canías , a diferencia de los demás del país, que
propriamente se llamó Iberia ( 3 ) : que los Fe-
nicios establecidos en ella introduxeron su len-
gua , como se deduce de las medallas anti-
guas de Andalucía : que el conejo finalmente
en aquellos tiempos era peculiar de España,
no sabiéndose que lo conociesen en otros paí-
ses de Europa. Los Griegos ignoraban hasta
el nombre , de suerte que faltándole el voca-
blo
<i) Véase Cosaubou ín StraU- naam. L!b. t. cap. 3 5 . col. « 3 1 .
» í w . T . I. L. 3 p. a j í . (3) Véase la España Primith.
<%) Bochart Geografía P. 1 . P/jj- num.í. L» sMiiíáca números í . ¡y 7 .
k¿. L. 3 . c. 7 . col. 1 6 Í . P. a. Cha-
64 E S l'-A S A
blo a Strabon , lo llamó en su lengua Gaza-
pillo de Liebre , b Liebrastón. Los Romanos
lo tomaron de los Españoles (1). Eliano E s -
critor de la Historia de los animales en tiem-
po de Adriano Emperador , cuenta que los
Españoles quisieron adaptar un nombre lati-
no á un animal , que tanto busca los escondri-
jos de la tierra , y le aplicaron el de Cuniculus,
tomando la metáfora de aquellas sendas sub-
terráneas y ocultas , llamadas en latin Cuniculi ,
en italiano Mine , y en castellano Minas. D e
donde se ve claramente que se piensa sin ra-
zón que la Mina tomó el nombre latino Cuni-
culus del animalejo , siendo cierto , que á éste
se lo apropriaron los Españoles tomándolo de
Cuniculus , nombre adaptado á la Mina, por-
que acaso se empleaban las cuñas llamadas Cu-
nei en el idioma latino , para abrirla, Strabon
insinúa el modo de la propagación de los c o -
nejos por el resto de la Europa. Piensa que se
estendieron hasta la Provenza , y que del con-
tinente fueron transportados á las Baleares :
donde (dice) á tiempo de los Romanos hi-
cieron daños considerables á los campos, has-
ta que se pensó al remedio valiéndose de los
gatos africanos, que llamamos hurones, de los
quales se sirven el dia de hoy con buen efec-
to los cazadores , pues este animal por natu-
ral instinto persigue al conejo , lo saca de la
madriguera , y lo presenta al tiro del cazador.
(2) Roma ha creído siempre , que el conejo
era peculiar de España como se puede inferir
de haber dado el Poeta Catülo á la Celtiberia
el
(1) Eliarto citado por Florez Me- (1) Strabon T. I. lib. 3. p j j . 1 1 4 .
Adlm...ie EffMí. Tabla 1 . pag.ioS. 15*.
F 3E N I C I A. 65
el epíteto de Cunieulosa , y de que el E m p e -
rador Adriano en la capital del mundo hizo
acuñar en bronce monedas de forma grande;
otras se fabricaron con cuño mediano ; y fi-
nalmente se acuñaron también en pro. E n to-
das se representaba la España grabada en figu-
ra humana de muger sentada en tierra , apo-
yada sobre los Pyrineos con un ramo de o l i -
v o en la mano, y un conejo á los pies ( 1 ) .
E l ingenioso Español D . Josef Francisco de
Isla , fallecido pocos años ha en Bolonia , bien
conocido en Italia y fuera de ella por su ge-
nio festivo , y por sus amenas producciones
españolas , una de las quales hizo mucho rui-
do , y excitó la curiosidad y aplauso de la
nación Inglesa que la traduxo á su idioma,
refutó esta etimología como ridicula y ver-
gonzosa a la España (2) ; pero otros sabios
piensan diversamente , y las reflexiones que
acabo de hacer me obligan á preferirla á qual-
quiera otro origen.mas noble y mas glorio-
so ; fuera de que el honor de los reynos y
naciones no se ha de buscar en las etimo-
logías. '
X X X I I I . La comunicación freqüente de Los Ánda-
los Fenicios en Andalucía mudó el semblante ? uces c o
" l a

j 1 • t • / t 1 t 1 \ . instrucción
de aquel país. Inspiro en el pueblo basto e íg- de los Feni-
. norante una civilidad de trato hasta entonces " o s napren-
desconocida , y á poco tiempo los naturales os-
» • 1 1 1 .1 .
ave
r
gacion, y el
d e n l a

tentaron aquel ayre de cultura , que recibieron comercio.


de los extrangeros. La navegación y el comer-
cio , ocupaciones de la pasión dominante de
aquel
. <i) Florez arriba citado. J>, Dwcíww, miiuiio. T.I. P.i. pag.
(1) Isla ComfenXio.il la Historia xt. is. e» U ñuta.
Me España escrito e:i francés por el R.
66 E S P A Ñ A
aquel pueblo laborioso , se introducirían entre
los Españoles antes que ningún otro exercicio.
E n efecto*yo hallo que los Griegos y Romanos
que hablan del tráfico a lo largo del Betis y del
Occeano , no lo atribuyen á los Fenicios en
particular, solo hacen mención en general de
los Cadiceños y de los naturales de aquellas
costas. Gaditana se dice que era , no fenicia , la
navecilla que halló Eudoxío en el mar Roxoj y
a los baxeles , que encontraron los Romanos ,
110 los llamaban Fenicios, sino Españoles ( i ) .
Melot no tuvo presentes estas observaciones , y
asi atribuyó sin razón el comercio de las Casi-
terides a los Fenicios del Asia , y no á los es-
tablecidos en España , y mucho menos á los
naturales de esta Provincia. Por esto no pudo
comprehender , como los Cartagineses ignora
fon la situación de aquellas Islas , y como so*
lo estaban descubiertas al conochniento de los
Cadiceños (2). Nótese , que establecidos los
Fenicios en Andalucía , sus hijos y nietos eran
por nacimiento y domicilio Españoles , y los
naturales primitivos del pais se hicieron F e -
nicios por educación y cultura. Los Fenicios
negociantes y marineros, contratadas alianzas
de amistad y quizás de sangre con los antiguos
Españoles, los instruyeron en la náutica y en la
ciencia del comercio: navegaban en conserva
unos y otros. La escuela , la comunicación , y
la práctica los hizo pilotos y mercaderes , y si
no igualaron á sus maestros mas atentos á los
provechos y ganancias, mas aplicados, mas

(1) Véanse los Autores citados en commerce des Isles Bñtan¡ques desde
1 neta. 3. pag. to. la pag. iff,
(1) Melcí Sur U revtlut'ma da
FENICIA. 67
prácticos , y mas astutos que ellos; debieron á
lo menos imitarlos , y freqüentemente ayudar-
los y seguirlos en sus viages. Las reliquias de
la lengua vascuence , y de algunas costumbres
españolas , que varios Escritores han hallado
en Inglaterra y en Islandia , pueden servir de
prueba de haber navegado á aquellos parages
los antiguos Españoles ó en compañía de los
Fenicios de C á d i z , ó solos , con el objeto del
tráfico del estaño.
X X X I V . Mas la cultura de los antiguos Se forma-
Andaluces no se limitó á las lecciones que re- " , r 0 loi m a s

... j / • j e.. 1 cultos de to-


cibieron de náutica y de comercio, btrabon ¿ ¡ a a g p -S a

hace memoria de las observaciones risicas de ña.


los Cadiceños sobre elfluxoy refluxo del mar;
sobre el período annuo de las mareas , y sobre
las causas de un fenómeno , que notaron cerca
del templo de Hércules (1). Había un pozo,
cuyas aguas baxaban muchas brazas quando el
mar estaba en aquella creciente que llamamos
fíuxo , y al contrario subían , quando el mar
se retiraba , ó quando estaba aquella men-
guante á- que damos el nombre de refluxo. Sé
que Posidoniose ríe de estas observaciones
de los Cadiceños acerca de esta estravagancia
de la naturaleza; pero Strabon las defiende con
empeño. A mas de esto , el Príncipe'de los
Geógrafos Griegos celebra con encomio la ci-
vilidad de ios TUrdetános. Estos, dice, siendo
muy cultos, humanos , y suaves , acostumbra-
dos al trato de los extrangeros , fueron los pri-
meros de todos los Españoles , que se adopta-
ron a los usos y costumbres de los Romanos.
(2) Los Turdetanos , añade , sm reputados los
I mas
W Strabon T . l . Lib. 3. desde 1* (1) ídem pag. 115.
p. IÍI.
68 E spas a
mas sabios de ¡a España , tienen gramática ,-
conservan escritas las memorias de la antigüe-
dad, y tienen poemas , y leyes en verso , com-
puestas , como ellos dicen , seismil años ha ( i ) .
Desde el XXXV.
Esta maravillosa antigüedad de. las ;

té s°de ' c
S V a
•^ Turdetanas ha asustado á muchos
s c r l t u r a s

tenían escri- i° > °i


s a D
se han detenido en hacer un
s u e
n o

turas. examen desapasionado. Entre los Españoles D .


Blas Antonio Nasarre , los Historiadores lite-;
rarios, y el Ilustrador reciente de la obra de
Mariana; de los extranjeros Bochart, Guarnacci,
y Tiraboschi:, refutan como absurda la narra-
tiva de Strabon,, y. el último de estos no omi-
, tiendo las ocasiones que se le presentan de esr
grimir la espada con su contrario español D .
Xavier Lampillas , hecha mención de los seis-
mil años dichos de la Escritura Turdetana re-,
mite a los Españoles' d tratar este punto., en*
tendiéndose con los Chinos (2}. Pero yo pienso,
de un modo diferente, y juzgo que con to-
da seguridad se puede establecer un principio:
;

esto e s , que los años de que habló el G e ó -


grafo Griego no. eran solares. Strabon; era sa-
bio , juicioso , uno de los mejores críticos de
su edad, y ciertamente sabía, qué e.l mundo no
contaba, aún seismil años, midiéndolos según,
el curso annuo deí.Sol 5 no lo ignoraban tam-
poco Jos Turdetanos, hombres educados des-
de tiempos: remotos .en las artes dé los Feni-
cios , y Carrigineses , y entre quienes florecía
ya la cultura: Romana á tiempo de Strabon.
v:. \. Lue-i
(1) .ídem p. 1 0 4 . . . . vachises $. 4 . p. 3 5 1 . Bochart P. a.
'(2) Nasarre Prólogo "k la Volígrájü '' Chanaa'n. L. 1 . c. 34. col 6 0 1 . Guar-
Eipañola de Dt.ChrlstQval.Rodrigue^. •'qacciOriginiItallchc.T.I¡ L.
v 3. c. r.
fol. 3. Monedarlo Historia Literaria de , p. 43 r. Tiraboschi Stor'sa della Lette-
Ispañ.T. I. L. r. desde el num. 7 0 . ratura Italiana. T . JX. Aggiunte al
pag.79. Anónimo'Híroft'i* General de X I . pag. 3.
España, .. ilustrada. Tom. I. Obser- ... •
F E N I C I A . 69
Luego no podemos sospechar que hablasen
de años solares , quando daban tanta antigüe-
dad á sus poemas, leyes, anales y demás es-
crituras. A mas de esto , sabemos por los tes-
timonios de Diodoro Sículo , Varron , Plinio,
Solino, Plutarco, Censorino , Macrobio , Sui-
das , S. Agustín , y Laclando , que entre va-
rias naciones antiguas estuvo en uso el año
de uno , de tres , quatro , y seis meses (1).
E n efecto es muy verisímil , que los hom-
bres antes de conocer perfectamente la carre-
ra del Sol en la revolución de un año , se sir-
viesen d é medidas mas fáciles según una du-
ración conforme , y constante. La alternación
periódica de calor y frió pareció a propósito
para distinguir los años, y de ahí tubo origen
el año de seis meses j se observó que entre
el calor y el frió hay un tiempo medio , y es-
ta observación d i o motivo á contar los años
de quatro meses ; pero se hizo reflexión á que
los tiempos medios eran dos, uno entre el in-
vierno y verano, ü entre el frió y calor que
llamamos primavera ; otro entre el calor y
el frió , ó que media entre el verano é in-
vierno , que llamamos otoño. Esta observación
hizo fixar quatro estaciones, y de ellas resul-
taron quátró años compuestos de tres meses
cada uno. La Luna fue la medida mas senci-
lla de que se podían valer. Sus diferentes pha-
ses , ó aspectos se presentaban por sí mismos
a los ojos de los hombres , los quales obser-
vando su período constante de creciente y
menguante pudieron establecer por punto fixo
Í2 EL

(1) Véase Luis Vives Comment/trli cap. lo, col. 67$. y Í 7 7 .


i» D.Agust. Libros de C'iv'tt. Dsi, L . 1 1 .
7"o ESPAÑA.'
el novilunio , y formaron el año lunar , ó de
un mes escaso. E l Cardenal de Noris , y los
Señores Freret y DeLa-Nauze en sus doctos
tratados de los años de las antiguas naciones,
los consideran de la misma medida de los
nuestros con poca diferencia , porque no dis-
tinguen en aquellas naciones los tiempos re-
motos , y groseros , de los menos antiguos y
mas cultos (i). De estos Escritores citados,
Freret piensa sin razón alguna , que la opinión
antigua de la variedad de los años estubo su-
mergida en el olvido sin hallar quien la reci-
biese , hasta que un Cronologista apasionado
por las opiniones singulares la renovó el siglo
pasado (2). Pero el sabio Francés no tubo pre-
sente que tres célebres Españoles Juan Luis
V i v e s , Alfonso García Matamoros , y Bernar-
do Aldrete , anteriores todos > el primero un
siglo y medio , el segundo un siglo , y mu-
chos años el tercero al Autor de la nueva Cro-
nología , defendieron aquella opinión , que él
refuta , y la han seguido otros muchos , y úl-
timamente Calmet , Gouguet , y Bailly (3).
Luego la opinión no es extravagante , ni tan
nueva ; tiene también el apoyo de muchos an-
tiguos Escritores , que mejor que nosotros po-
dían estar informados de los usos y costum-
bres

( 0 Noris Amus et V-pcch* Syre- Clvit. Deí. L. t i . c. io.coI.tf7fi- 677.


Maceionum. Disert. i c. t. p.i. 3 . 4 . Matamoros Ve Acaiem'ús et doSíis Vi-
y otros lugares. Freret Observañans sur rls HlspanUtv. 80•,. Aldrete Vel ori-
les années empioyées a Babilone. des- gen de la lenga Castellana. Lib.i.c.12.
de la p. Í O Í . De l' ándeme année des fol. 3 ( . col. 1 . Calmet Prolegomena.
Terses desde la p. 1 3 3- De la Ñauze Tit. üisquisit'tones in Chromlogiam. p,
fTistoiredú Caleiidrier E^yptien.P.iAe.'- 16. %9. CouguetDí ['Omine desloix.
de la pag. 3 34. P. 2.. desde la p. 1 7 0 . T. 1 . P. X. L. 3- c. a. art. z desde la
[i) Freret Sur les années employées pag. 476. Bailly Wnteíre de t Astroso-
¡i B-b'done p. 2 1 1 . míe ándeme, Lib. 1. §.¡. desde la
(3) Vives Ja D.August. lib. De pag. 8.
F E N I C I A . y I
bres de Ja antigüedad. ¿ Pero qual fue la medi-
da del año Turdetano ? Bernardo Aldrete ]uz-
ga , que se componía de tres meses , porque
según este cálculo formaban los antiguos Arca-
des el suyo ( i ) . Matamoros y D'Hermilly le
dieron quatro meses fundados enXenofonte,
el qual en el libro de los equívocos afirma,
que el año mas común de los Iberos fue de
quatro meses (2). E l erudito Caballero Velaz-
quez , Académico Madrítense, quedó suspenso
sin resolver qué partido debia tomar ( 3 ) . Y o no
adopto las razones de los Autores citados; por-
que los Arcádes es verisímil , que no pusie-
ron pie en España ; mucho menos en An-
dalucía , y el libro de los Equívocos de Xe-
nofonte tiene el mismo origen que otras di-
versas obras publicadas por Annio de V i -
terbo, las mas de ellas apócrifas. N o obstante,
siendo incontestable que los años de los T u r -
detanos no eran solares , tengo por cierto , que
estos pueblos distinguían las quatro estaciones
de primavera , verano , otoño , é invierno , y
que componiendo cada una de estas una re-
volución de tres meses, formaron el año se-
gún este cálculo de los tres meses dichos. E n
este sistema, el principio de las Escrituras Tur-
detanas conviene con la época de las prime-
ras Colonias fenicias en España , de las quales
aprendieron el arte de escribir. Establezcamos
la dicha época nueve años después del ingre-
so de los Israelitas en la tierra de Canaan á la
condu&a de Josué en los años antes del
Me-
co Aldrete citado; _ (fí luis José Velazquez Eíisayt
(2) Matamoros lugar citado. Her- sobre los Alfabetos, Artículo i. a. 3 .
milly H'sioire geaer. «¡' Esfa¡. liad. p. 1 0 .
Pref. pag. 1 1 .
72 " ESPAÑA
Mesías,
Strabon debió escribir poco después
de la muerte de Augusto , imperando
Tiberio el año de la Era Christiana. . . 20.
Estos años me dan la suma de 1480.
M i l quatrocientos ochenta años comprehen-
den diez y siete mil setecientos sesenta me-
ses-: formando de ellos los años de tres meses
'cada uno , se computan cinco mil novecien-
tos y veinte , suma poco distante del núme-
ro entero y redondo de seis mil años que los
Turdetanos daban á sus Escrituras.
Historias, X X X V 7 . Estas Escrituras comprehendian
yes y poé- j
a s i - s históricas de aquellos Españoles,
m e m o r a
as
' algunos de sus poemas, y las leyes de la na-
ción compuestas en verso. Esto prueba que ni
D . Bernardo Aldrete , ni otros sabios hicie-
ron injuria á los Romanos , quandó aseveraron
que la España fue literata , cultivó los estu-
dios, y tubo libros antes que la antigua Roma.
( 1 ) N o pretendo por esto ensalzar el mérito per-
sonal de los Españoles sobre los Romanos y
otras naciones de la antigüedad. Sé que fué un
acaso que los Fenicios formasen sus estableci-
mientos antes bien en España , que en otras
Provincias: esta suerte feliz fue gloriosa a los
Españoles , pues á ella debieron su cultura en
muchas artes y ciencias con preferencia de an-
tigüedad a los demás pueblos de la Europa. Las
Colonias fenicias instruyeron y cultivaron ia
Grecia antes que al L a c i o ; y por medio de
ellas los Españoles fueron eruditos y doctos
primero que los Griegos. Hemos dicho no una
SO-
fi) Aldrete Del origen Ac U lengua. Casttllán*.Lib. i.cap. n.01.34,
F E N I C I A . 73
sola v e z , que los Fenicios eran amantísimos de
la poesía y de la música , aplicados mas que
otros pueblos a conservarlas memorias histó-
ricas de su Nación. Es muy verisímil que es-
tablecidos en España conservasen esta pasión
natural , y la alimentasen con estos agradables
exercicios ; ¿qué. sospecha mas bien fundada-,
como, la de que inspiraron este gusto en los
Españoles , cuya amistad debían cultivar por;
todos los medios posibles? E l trato , y la en-
señanza produxeron sin duda este buen efecto
en aquellos naturales, que se aplicaron con fe-
liz éxito á estos nobles y útiles exercicios. Los
Historiadores literarios de España son de pare-
cer que los poemas, y las leyes de los Turde-
tanos son mas antiguas que las Colonias de Cá-
diz , y que estos pueblos, conservando en la
memoria estas obras enseñadas por tradición de
padres á hijos , empezaron a escribirlas habien-
do aprendido esta arte de los Fenicios ( 1 ) . N o
refuto la autoridad de estos sabios ; pero no
hallando indicio en ningún Escritor antiguo,
no me atrevo, á dar esta gloria á los Españo-
les primitivos. A mi ver , es mucho mas v e -
risímil- que una nación cultísima , la qual des-
de tiempos tan remotos habitaba las Costas, y
otros parages de Andalucía , fuese el origen de
la instrucción de aquellos naturales. : ni yo
puedo concebir otra razón de la civilidad.,
doctrina , é industria de los Turdetanos á di-
ferencia de los demás pueblos de España entre
quienes no se hospedaron las artes y las cien-,
cia.s ni tan presto , ni con tanta constancia.
Pe-
(1) Moliedano Hi:toria literaria pag. 8S. y t o j .
de Espaita T. I. L. i . n. 7 5 . y s i .
74 -ESPAÑA
Conclusión X X X V I I , Pero de esta cultura volvere -
de este Li- mos á hacer mención., quando se hablará de
^un^Tos ^ '§ a n l
° n e d a s españolas, en muchas de
u a s m

Españoles la ^ q a ' s están grabados los caradores feni-


as u £

preferencia cios. Voy á poner fin á este libro , el qual


entre "todos §a s e
^ Españoles la gloria de haber si-
u r a a o s

los Euro- d° l ° primeros Europeos , que tubieron c o -


s

peos, municacion con un pueblo de hombres sa-


bios , é iluminados , de quienes tomaron la
civilidad , y aprendieron algunas artes y cien-
cias útiles a la sociedad. El Señor Abate T i -
raboschi en su elegante Historia de la L i t e -
ratura Italiana estableció en sus primeras pá-
ginas como dos principios ciertos y funda-
mentales , que se debe á la Italia el glorioso
nombre de madre y nutriz, de las ciencias y
bellas artes ••. que de los Italianos partió pri-
mero aquella brillante luz , que resplandecien-
do d los ojos de los estiangeros los dirigió d
ver objetos para ellos hasta entonces desconoci-
dos : que hs Etruscos fueron p$r ventura los
primeros que cultivaron las ciencias en Euro-
pa -(i').' 1 O con método muy diverso no he
querido dar á la España ninguna prerogativa,
sino después de haber sacado de la Historia
aquellas pruebas capaces de convencer la glo-
ria á que son acreedores los Españoles con
preferencia á los demás pueblos de la Europa.
M e lísongeo , que mis razones son muy di-
versas de las del Autor del Origen antiguo de
Italia, el qual haciendo todas las tentativas po-
sibles para exaltar su nación , entre otras re-
flexiones observa geométricamente que la Ita-
lia
(i) Tirabosrhi Slerla ¿ella Leí- yV. i . num, 5. pag. 34.
Malura Italiana. T. I Pref. pag, [t.
FENICIA- 7-5
Ha tiene figura quasi triangular : la qual no
^e la concedió la naturaleza sin misterio , por-
que asi como el triángulo es la primera de las
figuras angulares ; asi también ella entre to-
das las Provincias de Europa tiene el Prin-
cipado no solo por • razón de fertilidad , sí
también por razón de Potencia ,y de Mages*
tad ( 1 ) .

(r) Ori¡m<e *míc* dctt'ItdU. C i p . J. folia S. Umu i.

K LI-
7 6

LIBRO QUINTO
DE L A E S P A Ñ A ANTIGUA.
E S P A Ñ A G R I E G A .

Los Fenü- L.
Historia de la Grecia nos pre-
J L Í A
E ° icios cu?
S s e n t
famosa >que de principios los.
a
u n a
- m c l o l x

tivanrnLina-'
m
humildes , los mas rudos , y obscuros su-
a s

cion Griega bió al grado mas elevado de reputación , y

XVancesIeL ^ ^ °- ^ g ^ * -En ^ tiempos de D a -


a c o n 1 0 e a l0r a o s

Mesías.. y de Cadmo era este pueblo tan barba-.


l i a o

ro y grosero , que no se puede escribir su


historia sino para confusión de la humanidad.
Aquellos dos estrangeros, el primero E g y p -
cio , Fenicio el segundo que florecían a la y

mitad del siglo decimoquinto' antes del na-


cimiento deí Salvador „ difundieron los pri-
meros rayos de luz sobre aquellos hombres
bozales.. L o s Fenicios ,. a quienes no se les.
puede disputar el honor de primeros maestros
de la Grecia , establecieron algunas Colonias
ilustres en Tebas de Beocia ,. en Dodona de
Epíro , y en las Islas de Samotracia , Creta,
Taso , y Tera , y de ahí pasaron á establecer-
se succesivamente en Atenas, metrópoli del
Ática , y en otros parages de aquel continen-
te ( i ) . Éstos hombres cultos, y de feliz en-
tendimiento domiciliados entre los Griegos, y

los
(0
Hürodbto Kstmar: -L. i . p:. culo dlbl'ot. hístar. L. 4 . a. x. p. 1 4 7 .
n i . Lib. 4. p.
I i ? . n 8 . 1 1 9 . 130. L. n. 4 8 . y 4 9 . p. 3 7 0 . num. 6 4 .
34j., L. j . p. 3J9. 401. Diodoro Sí- p. 3 8 1 . 3 8 1 . num. 7 8 . p. 3 9 4 .
G H I Í G A . 77
los instruyeron poco a poco en todo género
de artes , y de ciencias, principalmente en la
escritura, poesía, música , aritmética , en la
astronomía , y en la náutica.
I I . Después de dos siglos de escuela F e - ¡ _ L o s G r e

nicia empezaron los Griegos á abrirse camí g s en el si- 0

no por el mar , y se dieron á conocer en el gloxni.die-


mundo. Su primera derrota fue la que em- ¿ u ' a v ° on
S S
n
n e

prendieron los Argonautas de Tesalia á la em- gacionesácia


bocadura del Phaso en Ja Mingrelia mil docien- «1 Asia. Se
tos sesenta y un años antes de la Era vulgar: °™^ n

viage de tan poca consideración que el dia de cia mas culta


hoy las barcas de Turquía hacen otro tanto ; y 1 P ¡" l i e l a r

* m^i*3
si los Griegos lo miraron como una hazaña
portentosa , merecen que los disculpemos por
haber sido la primera empresa de sus Pilotos.
E n el siglo siguiente hicieron la segunda ex-
pedición , la qual habiéndoles costado muchas
fatigas y sudores , tubo por efecto la memora-
ble ruina de Troya mil ciento ochenta y qua-
tro años antes de Jesu-Christo. Experimenta-
dos en aquella navegación , y prácticos de
aquellos mares se atrevieron , pasados sesenta
años, a enviar Colonias á el Asia menor, y
ocuparon la Eolia ; y al cabo de un siglo de
esta expedición , sé hicieron dueños de la
Jonia , de la Dórida , y de algunas otras de
aquellas Provincias. El año de mil estaba ya
formada perfectamente esta segunda Grecia en
Asia. En aquellos nuevos establecimientos en-
contraron los Griegos diversas Colonias Feni-
cias domiciliadas de tiempo mas remoto , par-
ticularmente en las Costas de la Cilicia , y en
las Islas de Chipre , y de Rodas ( i ) . Fuera
Ka de
(i) Herodoto L. 7. p. 54?. y 547. Diodoro Sículo L. 5. n. j 8 . p. 3 7 7 .
78 E S P A Ñ A
de esto , el comercio de los Fenicios y de
otros pueblos era mayor y mas freqiiente en
Asia que en Europa , lo que proporcionó a.
los Griegos establecidos en aquella parte del
mundo á continuar sus progresos en los prin-
cipios adquiridos de sociedad y policía , y
por este medio se adelantaron tanto en todo
género de cultura , y ciencias , que superio-
res en luces , y sabiduría á los Europeos, fue-
ron sus maestros en muchas materias. Home-
ro , T a l e s , y Herodoto , príncipes de la poe-
sía , de la filosofía , y de la historia , eran na-
turales del Asia menor; y la arquitectura j ó -
nica , y la dórica tubo sus principios en aque-i
lia Provincia.
^ Por tos I I I . De los puertos del Asia menor , ilus-
a
a° S
^de T' ^ ^ ^
t f e C U n a
g g , > tomaron los
e a c u m r a r l e a

nueva Gre- Griegos sus derrotas para los mas dilatados via-
da una Co- ges. L a Grecia Europea envió sus Colonias á
lefias de Ro" ^ ^ b r i a y a Sicilia; pero la Asiática acostum-
das á Cata- brada á las ondas , y mas atrevida , las condu-
Ma. xo hasta España. Los naturales de Rodas eran
los mas hábiles pilotos, y los mejores mari-
neros de su nación ; el comercio los hizo cé-
lebres , y por medio del trato , y de las lec-
ciones que recibían de los Fenicios domici-
liados en la misma Isla , se aventajaron á to-
dos los demás nacionales. Eusebio y los mejo-
res Cronólogos modernos ponen los principios
de su potencia marítima novecientos catorce
años antes del nacimiento de Jesu-Christo ( 1 ) .
E n este tiempo acaecería sin duda la célebre
expedición de Cataluña , de la qual habla Stra-
bon.
(1) Eusebio Chronicon baxo del sanzio TabuU Chnnoh¿ic&. Edad j .
año de Abraharn 1 1 0 0 . pag. 86. Mu- Tab. i z . pag. 4 1 .
GRIEGA.' 79 K
bon. Se cuenta , dice , de los Isleños de Rodas
lo siguiente: que sus negocios marítimos se ma-
nejaron con feliz éxito, no solo desde la fundan
tion de aquella ciudad que el dia de hoy exis-
te , sino mucho antes de la institución de las
Olimpiadas , en que expidieron lexos de su pa-
tria una armada naval , y abordaron d las
Costas de España , donde fundaron la ciudad
de Rodas que después ocuparon los de Mar-
y

sella ( i ) . La institución de las Olimpiadas fue


el setecientos setenta y seis. El viage de los
Isleños de Rodas á España se executó mu-
chos años antes de esta institución , en tiempo
de la prosperidad, de sus negocios marítimos,
y asi se debe establecer , á mi juicio , cerca
de novecientos años antes de la Era Christia-
na , que corresponde exactamente al tiempo
de su brillante fortuna , y poder , que duró
veinte y tres años como asegura Eusebio. La
ciudad de Rodas , fundación de aquellos Grie-
gos.en Cataluña , se conserva hoy en la pequej
ña villa de Rosas en la Costa del Mediterrá-
neo entre los Pyríñeos, y Gerona.
I V . E n el Mediterráno entre las Costas de A l a s G y m -
Cataluña y Valencia se descubren las Baleares " >y * e s i a s

Mallorca , Menorca , Iviza , y Formentera. Las e r i ° " t


E m e a

dos Islas primeras se distinguían con los nom-


bres de Gymnesias, y las otras dos con el de
Pitiusas (2). Prosigue Strabon su narrátivade los
Griegos Asiáticos, que abordaron á España , y
dice : Algunos cuentan que los Isleños de Rodas
d su vuelta de la guerra de Troya poblaron
las Gymnesias ( 3 ) . Este modo indeciso de ha-
blar
(i)- Strabon IXerum geogmfh.T.IT. I. Lib. 3. pag. 1 5 4 .
I . 14. p. SiíS. %y, (3) Strabon T. II. L. 1 4 . p. 9<f£,
ti) Asi se dedtip de Strabon
8o -ESPAÑA
blar del Geógrafo Griego ha hecho sospechar
álos históricos literarios de España , que por
Ventura es incierto el establecimiento de los na-
turales de Rodas en las Islas referidas , y con
crítica severa dudan de su viage á Cataluña , y
por consiguiente de la fundación de Rosas en
aquellas playas ( i ) . Y o pienso que Strabon
solo dudó déla antigüedad , que atribuían á
algunas de las Colonias de Rodas ; pero no de
su establecimiento en las Gymnesias. Fixaban
su fundación en los tiempos tróvanos : anti-
güedad inverisímil; no solo porque los Grie-
gos eran todavía novicios en la navegación-;
sino mucho mas porque no habían entrado
aun en la Isla de Rodas. Concluida la guer-
ra de Troya se pasaron sesenta años , antes de
penetrar en el Asia menor , y la ocupación
dé la Dórida , á cuya Provincia pertene-
cía aquella Isla , solo se verificó un siglo des-
pués. De esta suerte no era posible la trans-
migración de los Griegos de Rodas á las Gym-
nesias ; pues todavía no se habian establecido
en aquella primera' Isla ; pero no hay repug-
nancia cuque lá población de las Gymnesias
por los Griegos acaeciese en tiempo de su po-
tencia marítima , quando pasaron á Cataluña.
La cercanía del continente á que abordaron
aquellos pueblos ; la comodidad para el co-
merció ; el nombre griego de Gymnesias, son
tres razones , que hacen' verisímil el estableci-
miento de los naturales de Rodasen ellas, quan-
do lisongeados de su brillante fortuna , y de
la prosperidad de sus negocios creyeron po-
der

(ij Mohedano.fíííí»/-;'a Literaria i 8 . desde la pag, 1 5 $ .


Ai España. T. II. l\ 1 . L. 4 . aam.zj.
GRIEGA^ 8. I
dér competir con los demás pueblos , aspiran*
do a la gloria del comercio y de la navega-
ción. Las Pitiusas son unas Islas de menor ex-
tensión y mas occidentales , situadas enfrente
del Cabo de S. Martin sobre las Costas del rey-
no de Valencia.-La codicia del-tráfico que se
hacia en España cuyas noticias pudieron ha-
ber adquirido por medio de la freqüente co-
municación con los Fenicios , los pudo mo-
ver á pasar á la Formentera última de aquellas
Islitas. Y o no hallo entre los historiadores Es-
pañoles uno que haga mencion.de este esta-
blecimiento pero- sabemos que Ophiusa es el
nombre mas antiguo de la Isla de Rodas en el
Asia menor , y observo que este es también
el nombre antiguo de la Formentera ( i ) . N o
ignoro que esta identidad de nombres . se pue-
de atribuir á un accidente ; pero sé al mismo
tiempo, que los Griegos naturales de Ophiusa
de Asia se establecieron en Cataluña , y en las
Islas cercanas.
V . Pocos anos después de la potencia ma- Homero no
rítima de los Griegos dé Rodas, Homero , y viajó á E s -
Licurgo , príncipes de la poesía y de la legisla- pana. El v í a -
° r
* \ •i t
r J
• F . se de Licur-
c i o n , empezaron a ilustrar su patria , el pn- g tiene ma- 0

mero' en la Grecia Asiática , el segundo- en la yorprebabi-


Européa (2). Algunos se han persuadido á que j ^ " S °
a r S l l

estos dos célebres Griegos del siglo nono via-


jaron a España ; pero yo tengo por fabulosa Ja
pretendida navegación de Homero al Estre-
cho executada en compañía de ,un Mercader..
La de Licurgo tiene mayor viso de probabi-
lidad.. E n otro lugar disputaremos sobre el
ho-
(<)' StraBon T. Ii; I. 14. p; J í í ' . y ro y Licurgo vea;e Símanzio. Edad
T. L.Lib. j . p; 1 5 4 . . 5. Tab. 10. p. 40. y Tab. 1 1 . Noca,
(i); Acerca-de la edadt de Home- A. p. 41...
82 E S P A Ñ A
honor , QUE SE puede atribuir , ó negar A LA E s -
paña DE haber hospedado á estos dos hombres
grandes , É ilustres (a).
LOSSAMIOS V I . Parece que el primer buque Griego,
fueron los que sulcó las ondas del Estrecho gaditano .fue
primeros en- * j o j - • «j t >i V-<
tre los Grie- nave de Samos dirigida por el piloto C o -
u n a

gos,quepa- leo. Navegaba cargada de mercancías A E g y p -


trecho^eGi"t 0
' ' U
f"
n v
Y continuo de la parte
e n t o r e s c o

brakar el si-del Est ó DE Oriente LA abligó á propasar EL


GLO VIII. puerto , É impeliéndola la hizo embocar el Es-
trecho , y abordó á Tarteso. E n esta ciudad
DE comercio , á donde no habia arribado has-
ta entonces ningún Griego , (dice Herodoto)
vendieron los Samios sus mercaderías por el
precio DE sesenta talentos. Este rico prove-
cho , sin otro exemplar que las ganancias de
Sostrato Egineto hijo de Laomedonte, con-
tentó la avaricia de aquellos hombres , y que-
riendo pagar algún tributo á la religión , des-
tinaron LA decima parte en la construcción DE
una gran Copa de bronce , que colocada sobre
TRES colosos de la altura de siete codos hinca-
dos de rodillas, la consagraron á Juno en su
Templo ( i ) . Herodoto garante de esta noti-
CIA , AÑADE , que hicieron ESTA dedicación quan-
DO los naturales de Tera enviaron una C o l o -
nia á LA conducta de Bato A la Cirenaica SETE-r
cientos sesenta y quatro AÑOS antes de la Era
Christiana (2). De donde se INFIERE que el
viage de los Samios SE executó en aquellos
MISMOS años.
ALGUNOS V I I . Los Isleños DE Rodas y de Samos r

2iuaronC°eÍ ^ P algunos OTROS Griego prácti-


o r v e n t u r a

trá- , . e o s
(a) Iteraciones 1 . y 1 . (1) Herodoto pag. 344. 345. Eu-
(1) Hetodsto H'uUriarum Lib. 4. sebio Cbronkou al año de Abrahan»
f. . 348.
3 4 7 t i j o . pag.sí.
GRIEGA. 83
eos de las Costas de España , prefiriendo el im- tráficoenEs»
portante negocio del comercio á qualquiera *
p a n a

otro proyecto especioso , es verisímil que con-


tinuasen los' viages que habían emprendido
con tanta utilidad. Es verdad que no eran
todavía muy hábiles en Ta marina, y que a
pesar de la escuela de los Fenicios, y de Ls
lecciones que habían recibido de estos insig-
nes maestros , hicieron lentos progresos en la
náutica y geografía. N o obstante , las riquezas
adquiridas de los Samios en Tartesia debieron
excitarla codicia de sus paisanos , estimulan-;
dolos á aquella navegación de tanta utilidad:
y el domicilio de los de Rodas en Cataluña
y en las Baleares era un medio oportuno pa-'
ra mantener comunicación y correspondencia
de los Griegos Asiáticos con los Catalanes.
Habiendo sido, a juicio de Herodoto , los ha-
bitantes de Focea en Jonia , los primeros en-
tre los Griegos que emprendieron nuveg.icio-
nes dilatadas , se puede creer que estos no tar-
daron mucho a seguir los pasos délos, dichos
Isleños. De hecho , sus freqüentes excursio-
nes los instruyeron de suerte que pudieron co-
municar á la Grecia noticias mas exactas de
las que allí se tenian de las Costas de Adria,
de Tirrenia , Iberia Tartesia ( 1 ) . E l orden
mismo con que nombra Herodoto estos para-*
ges freqüentados por los Focenses correspon-
de á la situación que les dio la naturaleza , y
esto puede ser alguna prueba de que las cer-
canías del Ebro fueron el término de los pri-
meros viages de los Griegos , y que se abrie-
ron el comercio en aquellos parages antes que
L en
(>) Herodoto Lib. i . pag. 7 7 .
84 E SP A Ñ A
enTartesia.; De donde se sigue que habiendo
ellos abordado á la Bética en el siglo sexto,
como diremos después , se puede con razón
aseverar que mucho antes hacian el tráfico eh
Cataluña en donde se hallaban establecidos los
naturales de Rodas. Sé que en todo el siglo
séptimo no hay memoria de alguna nueva
fundación griega en España ; pero este silen-
cio no prueba que los Griegos hubiesen aban-
donado aquella navegación. Acaso se forma-
ron entonces, algunos establecimientos que ig-
noramos; ó los zelps de los Fenicios , que
dominaban, principalmente acia el Estrecho ,
se opusieron vigorosamente a los ulteriores
progresos de los Isleños de Samos , los quales,
con el cebo. de.la plata y oro de Tartesia , y
demás ricos productos de la Bética harian to-
das-las. tentativas posibles para entrar en la po-
sesión del tráfico con aquellas, cultas é invi-
diables Provincias , con preferencia a las, de
Cataluña y Valencia ., aunque mas cercanas.
Acasofon-? V I I I . Entre-las; Colonias de época incier-
daron á Sa- ta?, juzgo que se ;'puede contar, como fundación
f^loVll.6
de estos tiempos la famosa Sagunto antigua
ciudad griega del;Reyno de Valencia , que
hoy llamamos Morviedro. B o c o , Strabon, Tito-
L i v i o , Plinio , y Apiano lá atribuyen a los
Isleños de Z a n t e , y el primero ds estos E s -
critores la supuso docientos años anterior a la
guerra de Troya (.1)-; pero antigüedad tan re-
mota es inverisímil, no solo porque enton-
ces los Griegos todavía no habían navegado
. . . . V

" (i) Boceo citado por Plinio. Stra- . I . 16. c. 40, h. 7 9 . Appiáno' Ale»
bon T. I. L. 3. p. 1 4 0 . Tito Livio . xandrino Romanar. Histcr.T.l.L. De
citado por Casaubon In Strabonem Bellls Bisjiamos, p. 4 1 5 .
lug. dicho. Plinio H'uior. Natur. T.II.
G R I E G A . 85
á parte' alguna , ni aún habían hecho el viage
,en busca del vellocino de oro ; sino porqué
las mismas fábulas griegas suponen á Zacin-
to fundador de Zante , coetáneo de Hércules
Tébano j y por conseqüencia necesaria poste-
rior a la época insinuada. Fuera de eso , se
1

sabe que los Griegos'Asiáticos emprendieron


sus largas derrotas mucho antes que los Euro*
péos. Esto convence que las expediciones dé
los Isleños de Zante fueron posteriores á las de
los Asiáticos v como se deduce también de la
misma situación dé Morviedro , donde estos
se establecieron ; porque es muy verisímil
que los Griegos qué aportaban á España in-
tentasen abanzar acia la Bética , célebre em-
porio de los Fenicios, y lugar el mas a propo-
sito para el tráfico por los dos mares. E n el si-
glo nono antes de Cliristo los Isleños de R o *
das ocuparon las primeras Costas de Cataluña*
E n el sexto los Focensés propasado el rio X ú -
car se internaron hasta Cartagena. Luego en
el-séptimo los Isleños dé Zante , que llegaron
á España después de los de Rodas y antes de
los Focénsés, ocuparon la ciudad de Morvie-
dro situada entre las posesiones de los primé*
ros y dé los segundos. La situación poco dis-
tante del Mediterráneo , y del rio Guadalá--
viár , les facilitaba el negocio marítimo y de
tierra. •'
I X . Los Focérises bastante peritos dé las LosFocen-
Costas orientales de España abalizaron acia él ses fueron á
Estrecho, y tomaron puerto en Tartesia. He- ^ " a e s o e l

rodoto pone este viage en el tiempo del ma-


yor esplendor y grandeza de la monarquía de
los Medos. E l joven Ciro por muerte de As-
tiages su abuelo materno ¿ tomó el gobierno
L2 del
86 E S P A S A
del reyno de Persía quinientos cincuenta y
nueve años antes de la venida del Salvador ,
y el año quinientos quarenta a la testa del exér-
cito de su tío Darío Rey de Media se apode-
ró de Babilonia , y dos años después entrando
por muerte de su Tio en posesión de la M e -
dia , unió estos dominios con los de Babilo-
nia y Persia , formando de ellos un vasto y
famoso Imperio ( i ) . Según esto los Foncenses
pudieron entrar en las aguas ó puertos de Tar-
tesia como quinientos cincuenta, y cinco años
antes de la Era vulgar , quatro años después
del principio de la fortuna brillante y feliz de
la monarquía Media , la qual después de otros
diez y siete años llegó a la cumbre de gloria
y poder. Un erudito Académico de Madrid
que atrasa el viage de los Focenses a Tartesia
mas que yo , pretende no obstante , que ellos
fueron los primeros descubridores, y trae en
prueba el testimonio de Herodoto (2) : pero
yo me persuado que este Autor habla de so-
los los Griegos, mas no de todos los extran-
jeros ; y ni aun en esta hipótesis se puede
atribuir esta gloria á los Focenses , pues Hero-
doto cuenta que la expedición de los Samios
fue mucho mas antigua , quando Tarteso (res-
pecto de los Griegos) era un emporio toda-
vía intatlo ( 3 ) . Si este Autor asevera que los
Focenses dieron d conocer d ¡os Griegos el Adria,
la Tirrenia , Iberia y Tartesia , no intentó
t

por eso que ellos fuesen los primeros que des-


cubrieron estas regiones, ó que la Grecia has-
ta
(1) Musanzio Tabul<eCliro»olog'c*. fíiiUrU de G'Araltar, tib. i , num. i .
Edad 5. T a b . j . p. 35. Edad 6. Tab. pag. 1 0 7 .
5. pag. 4 ? , '- (j> Herodoto Hitloriarum. Lib. 4,
(1) D. Ignacio López de Ayála pag, 348; El mismo L. 1. p. 7 7 .
G R I E G A . 87
ta entonces estubo destituida de todas las no-
ticias 5 solo quiso atribuirles un conocimiento
mas individual ó exacto adquirido por me-
dio de la mayor freqüencia de viages. E l c i -
tado Académico piensa que los Focenses ins-
piraron a la Grecia las ideas magníficas de las
riquezas de la Bética , de la felicidad de sus
naturales, de la situación de los Campos Eli-
sios en aquellos fértilísimos países; pero en el
poema de Homero se hallan esparcidas todas
aquellas brillantes imaginaciones é ideas. ¿ Y
quién dirá que las pudo tomar de aquellos
viajeros habiendo florecido trescientos años
antes que ellos?
X . A l arribo de los Focenses á Tarteso, ELREYAR-
era esta ciudad la Corte de Argantonio , Cice- ^ ^ g " ^ 1 0

ron y Plinio le dan el título de Rey de los humanidad,


Tartesios ; Herodoto , Apiano Alexandrino, y y magnificen-
Strabon lo llaman Rey de la ciudad de Tarte- C13
'
so , y el último de estos añade , que la ciudad
denominada a su tiempo Carteya era la misma
que Tarteso, según EL parecer de varios ( 1 ) . Se
ha de notar que entre Gibraltar y Tarifa es-
taba situada una famosa ciudad Española , car
pital DE una Provincia á la qual Eratostenes
llamó Tartesides , y fue conocida antigua-
mente con el nombre DE Tarteso; EN tiempo
de los Cartagineses tubo EL DE Carteya , y
posteriormente después DE su ruina SE deno-
minó Cartagena , nombre que conserva hoy
dia una TORRE levantada EN aquel mismo pa-
rage. Pomponio Mela , Strabon, Plinio, y Pau-
sanias hablan DE esta ciudad , y HACEN men-
ción
( 0 Cicerón De SeneUute Hura.ff?. rorloto Lib. I. p. 7 7 . Appiano T . T.
pag. 13 3'. Plitiio Hlilor. natur. T . I. Lib. De Bellls khfamh. p. 4 1 4 . Stra-
L. 7 , cap. 4 8 , num. .49. p. 4 0 1 . He- bon T . 1. L. 3 . p. 12.5.
88 España.
cion de los dos primeros nombres succesivos,
que fue adquiriendo (r).;De donde SE infie-
re , que aquella Provincia era él Rey no , y
aquella ciudad la Corte de Argantonio. El mo^
derno literato Español oculto baxo del ape-
llido de Porras Machuca no hizo por VENTUR-
ra estas reflexiones sobre los Autores antiguos,
y por eso astableció la Corte de aquel PRÍIIR
cipe en la Isla de Cádiz (2). N o ignoro que
Plinio le llamó Gaditano , y que Cicerón co-
locó la capital de su Reyno en Gades ; pero
en la antigüedad Gades no era un nombre pe-
culiar de la ciudad de Cádiz , convenia tam-
bién á todo el país a lo largo de las Costas
del Estrecho. Fuera de esto , Cádiz es cierto
que se llamó Tarteso por pertenecer Á la Es*
paña Tarsiana , ó Á la Provincia de Tarte-
sia ; pero NUNCA la conocieron b a x o . d e l
nombre de Carteya. Estos dos nombres JUN-
tos solo convinieron a l a Tarteso de que hi-
cimos mención arriba. E l Señor Porras Ma-
chuca puso en Cádiz la Corte de Argantonio
para defender su sistema , en ei.quil se exclu*
yen los Fenicios de todos los establecimientos
antiguos de España! Dio impulso á su opinión
el zelo de remover de la España la infamia y
oprobrio, que le puede resultar del. origen de
la primera cultura atribuido a los Fenicios hi-
jos de Canaan , raza maldita , y proscrita desti-
nada á la esclavitud. Mas esta es una piedad
mal entendida , y una preocupación de la ni-
ñ e z , que da poco honor a un hombre sabio
y
(i) Eratostenes citado por Stra- dicho lugar de Plinio.
bon T. I. L. 3 . p. ÍÍI. Plinio Blstor. (i) Gil Porras Machaca Cirta Órl-
mturdls. T. I. L. 3. cap.• 1. num. 3 . tica á los RR. PP. MoiüAams '§. ¡,
p. t;S. Mela , Strabon , Pausanias num.7i.pag.fi..
citados por Harduino en las notas al
G R I E G A . 89
y erudito, que no debe ignorar que la ins-
trucción en las artes y ciencia recibida ora de
éste , ora de aquel pueblo , no sirve de igno-
minia á ninguna nación. El. reyno de Arganto-
nio duró ochenta años : estaba este Príncipe,
quando empuñó el cetro, en los quarenta , y
murió de ciento y veinte de edad , en cuya
prueba se puede citar los testimonios de H e -
rodoto , Cicerón , y Plinio ( 1 ) . Anacreonte le
dio mas largo imperio y mas larga vida : Yo
no deseo (dice) reynar ciento cincuenta años
sobre los felices Tartesios (2). Esta exageración
poética del célebre Lírico de Teos es el único
apoyo de algunos Escritores que atribuyen al
Soberano de Tartesia la larga edad de ciento
y cincuenta años. Argantonio fue un Príncipe
benigno , espléndido , y cortés : honraba el
mérito de los sugetos , sin excepción de los
extrangeros , atento siempre á las ventajas de
su reyno , y á la felicidad de sus vasallos. N o -
tó que los Focenses podian ser útiles a sus
pueblos comunicándoles nuevas luces , y por
ventura también el estado , socorriéndolo con
sus ferzas para reprimir los progresos de la am-
bición de los Fenicios Gaditanos sus confinan-
tes : intentó persuadirlos á que se domiciliá:-
sen en sus dominios formando establecimien-
to. E l amor a l a patria amenazada de una in-
vasión por parte de los Medos, no les permitió
condescender con los ruegos de un Príncipe
extrangero : témieron'hacerse' reos abandonan-
do su patria al furor de un enemigo podero-
so,
(1) Herpdotb Lib. i . p. 7 7 . Ci- bbn Tom. I. Lib. 3. p. izf. Lo que
cerón Ve SenecÍMe n. 69. p. 1 3 3 . dice Silio Itálico L. 3 . p. s;8. que Ar-
Plinio Historia natur. T.I.L. 7. c . 4 8 . gantonío vivió trescientos años., es s¿-
num. 4 9 . pag. 4 0 1 . bra'da exageración.
lz) Anacreonte citado por Stra-
90 E S P A Ñ A
so , y' prefiriendo sus ventajas personales en
medio de la tranquilidad y reposo , á los tra-<
bajos y calamidades , que iban á descargar so-
bre sus naturales. E l sabio Argantonio encan-
tado de estos sentimientos de honor y del ze-
lo de sus huespedes , alabó su determinación^
los despidió con todas las demostraciones de
humanidad repartiéndoles regalos suntuosos con
munificencia real, y haciéndoles contar de su
erario una suma de dinero para los gastos de la
construcción de fuertes murallas , que ciñen-
do la ciudad la pusiesen en estado de defensa
contra qualquiera asalto enemigo ( i ) . Mariana
es de parecer que en esta ocasión se estable-
cieron los Focenses en algunas Islitas vecinas
á Gibraltar , y todo el apoyo de este His-
toriador pudo ser la autoridad de Apiano A l e -
jandrino (2) ; mas este Escritor no favore-
ce la opinión del célebre Historiador Espa-
ñol; pues Apiano no estaba muy bien infor-
mado , y él mismo confiesa que solo hablaba
por meras congeturas : y aun solo dixo en
general , que los Focenses habiendo estado en
la Corte de Argantonio se establecieron en Es-
paña sin determinar el tiempo : el domici-
lio se verificó efectivamente después de algu-
nos años ( 3 ) . •
Res-

Oí) ta substancia de esta nar- exStmnar qtiimts la ocuparon después.


ración es sacada de Herodoto Lib, t . Con todo , me parece («oí í"«X5i<c.<)
pag. 7 7 . 78. _ <¡ue penetraron en ella los Celtas pit
(.1) Mariana De Relias tíispantte. los Pyr'meos. Me parece 'también (•?!-
Lib. 1 . cap. 1 7 . p. i i < . jcotíri « 0 1 ) que fueron los Venidos
f J> Las palabras de Apiano Ro-
movidos del comercio... y que algu-
manarum Historlarum , T. < I. Lib De
Bellls Híspanlas p. 4 1 4 sua estas: nos- de los Griego - habiendo abordado a
Escribiendo yo las Historias Remanís, lor Estados de Arzaritmio Riy de Tar-
KO me toca Indagar el origen de los teso , se establecieron en España,
primeros moradores de España , ni
G R I E G A . 91
X I . Restituidos aquellos Griegos a su pá- vuelven 5
tria , emplearon las gruesas sumas del Rey de F o c e a : l a a -
Tarteso en circuirla ciudad de fuertes muros ¡- r b a n l o a r a

.. , con l a r u g a :
de piedra labrada , de no pocos estadios de re- cstabie- s e

cinto ( 1 ) . Este exeraplo antiguo d é l a profu- cen en Cor-


sion española se ha visto inumerablés -veces S 5 53- c e A E L

renovado en España en la serie de los siglos


con utilidad indecible de los extrangeros , sin
otra recompensa de parte de estos que la de
algunas expresiones momentáneas , señales de
una gratitud pasagera ; se presentan mil monu-
mentos de la beneficencia de la nación Espa-
ñola ; pero nó permanece la memoria del re- 1

conocimiento. Los Focenses, á pesar de sus for-


tificaciones, no pudieron resistir al esfuerzo de
las tropas de C i r o , comandadas por A r p a g o ,
que los atacaron acia el año quinientos cin-
cuenta y tres , poco después de su vuelta de
Tarteso. Constantes en mantener su libertad
sin querer rendirse , tubieron la felicidad de
retirarse embarcando sus caudales , y -abando-
nando la ciudad desierta y despojada al ven-
cedor. Hicieron vela acia Chio : su intento
era de establecerse en las Enusas ; pero no efec-
tuándose la compra que trataban con los Isle-
ños de Chio , y habiendo muerto Argantónib,
de cuya magnificencia podian prometerse el
mejor recibimiento, dirigieron el rumbo a
Córcega , donde los años antecedentes habián
dexado una Colonia ( 2 ) . Se puede sospechar
que con la muerte del viejo R e y de Tarteso
las ideas políticas de aquella Corte tomaron
otro aspecto. Es verisímil que el sucesor en
M vez
( 1 ) Hetodoto tTisierUrum, Lib. i . (x) Herodoto en el lugar ci.
P-78. tado.
t)l Es? AS A
vez de promover los establecimientos extran-
geros , daria las providencias oportunas para
impedirlos con EL rezelo de que ó los Focenses,
íi otros pueblos forasteros se armasen con el
tiempo contra su bienhechor. Estos justos te-
mores le obligarían á preferir LA seguridad del
Reyno , y LA tranquilidad de sus vasallos á
qualquiera otra ventaja , q u e . pudiera ser de
utilidad AL Estado : política menos brillante,
menos popular , y mas tímida que LA de Arg.in-
tonio ; pero mas segura y anivelada con las RE-
GLAS de lá prudencia.
EL AÑO de X I I , ' Los Griegos de Focea permanecie-
5*o se tras-
r o n p otiempo en Córcega. La memoria de'
c o
lineronaLa- • ',. \ , , . D

labria,ydes- senono perdido estimulaba su ambición , y


pues á FRAN-aunque se hallaban a manera de huespedes en
RON Á MAR-
F U N
P* a s
§ » aspiraron al dominio de
e 3 C t r a n e r o

sella. aquella Provincia , é intentaron sojuzgar á los


Isleños. Los Cartagineses confederados con los
T i rrerios los atacaron , les.dieron una batalla
n a v a l , los batieron furiosamente , y los obli-
garon á abandonar todos los puestos , que ha-
bían ocupado (i)» Vencidos y fugitivos los
Focenses habiendo procurado , en vano , esta-
blecerse en Marsella , abordaron á Regio DE
Calabria, fundaron la ciudad DE Velia en LA
Basilicata , é hicieron nuevas tentativas para in-
troducirse en Francia , y DE hecho formaron
su establecimiento en Marsella (2). Según los
cómputos hechos pudieron haberse domicilia-
do en esta ciudad quinientos cincuenta años
antes del nacimiento de Jesu Christo , después
de tres años del arribo á Córcega. A mi ver,
Igi--
(1) Herodoto, citado pag. 7 9 , 7 Herodoto l i b . i . p . ' 7 ? .
(x Strabon T . I. L. 6. pag. 3«8-.
G R I E G A . 93
Tgino , y A u l o Gelio que hablan de estas fun-
daciones de Velia y de Marsella van acordes
con mi cálculo , pues estos Autores las ponen
en el reynadú de Servio Tulio en Roma , y mas
de seiscientos años después déla venida de Eneas
d Italia ( 1 ) . E l reyno de Servio Tulio tubo
principio quinientos sesenta y seis años, y el
arribo de Eneas se verificó mil ciento ochen-
ta y dos antes del Mesías, de lo que se dedu-
ce , que en mis cómputos la fundación de
aquellas dos ciudades corresponde perfectamen-
te al año veinte y seis del reyno de T u l i o ,
y seiscientos treinta y dos después de la veni-
da de Eneas. Eusebio Cesariense y con su au-
toridad los Historiadores literarios de Francia,
y muchos otros Escritores, la mayor parte Fran-
ceses , anticipan medio siglo esta época , por-
que suponen la fundación de la Colonia grie-
ga de Marsella seiscientos años antes del R e -
dentor (2). Los Focenses entrados en. la po-
sesión de aquel país , observando el terreno es-
téril , é ingrato al arado , no reconociendo
aquellos campos aptos para destinarlos á tierras
de pan llevar , descuidaron de su labranza., y
se dedicaron á la navegación , esperando ma-
yores provechos y utilidades del mar que de
la tierra. Hallándose con fuerzas suficientes in-
vadieron algunos parages vecinos , y para con-
servar sil dominio edificaron varias ciudades,
en una y otra parte de los Pyrineos, fortificán-
dose contra Franceses y Españoles ( 3 ) .
Mí Por

(1) Aulio Gelio, á Igino citado de Abrahara 1 4 1 0 . pag. m . Hlstere


por el primero, Noc~ies Aitit*, L. 10. Litteralre de la ~Srai.ce. T , I P . i . pag.
«ap. iS. p. 1 8 1 . ... 16. y 41.
(1) Eusebio Cbtmatn i Ioj años (¿) Srraboa T. I. Lib.4, p a g . 1 7 1 .
94 - E S P A Ñ A
EÍaí!of4í X I I I . 'Por los años quinientos quareh-
entraron en ta y cinco penetraron en Cataluña, y forma-
C a t a U í n a . Q n s u p r i m e r establecimiento en una peque-
Rindan Am- - t i l - 1 1 c t u
purias Insu- n ¿-tii al ingreso de los confines , y la llama-
a

sular. ron Emporcó , que significa Feria , b Mercado.


( i ) Este nombre sirve de prueba de que el
comercio fue todo el objeto de esta fundación.
Eligieron también los Focenses esta Isla aun-
que pequeña , ó por haberla encontrado de
sierta , ó por haber hallado resistencia y opo-
sición en los Españoles del continente. Las for-
tificaciones que dice Strabon , que levantaron,
pueden ser'indicio de los esfuerzos de los na-
turales en rechazarlos: el establecimiento mas
antiguo de los Griegos de Rodas fue por ven-
tura una experiencia funesta que escarmentó la
fácil condescendencia de los Catalanes , y lo's>
, - hizo cautos en permitir en adelante nuevos
domicilios a pueblos extrangeros.
Habitaron X I V . E n el continente que mira la Isla
después el de Ampurias habitaban los Indieetas , pueblos
y fundaron españoles confinantes de la G.ilia Narbonen-.
otra Ampu- se , los quales poseían una ciudad con un puer-
'
n a s
to cómodo en aquella Costa. Estevan Bizan-
tino la llama Ce/tica , E^tto^iov ttóáí? jceAtmcíj.
Pareció á Gasaubon un error grosero el nom-
bre Céltico que aquel Griego atribuyó á un
país Español (2),; pero el Bizantino no sinra-
zón dio ;está denominación á la ciudad , y a
aquella parte de España , de donde partieron
los primeros Celtas que pasaron a Francia,
dos siglos después de la época de que habla-
mos ( 3 ) . E l país de los Indige'tas , dice Stra-
. bon, :

(1) Strabon T. I. I. 3. p 1 4 1 . . (3) Véase 1« Hipáñá CMber'tcA


(1) Casaubon I/i Strafoncm T. I. num. 1 3 .
I.3. p.i4i.
G R I E G A . 9$
bon , era excelente ¿ ¡y tenia buenos puertos.
Los nuevos habitantes de la Isla de Ampurias
encontraban con ventajas quánto podían desear.
Contentos de su suerte buscaban medios para
extenderse con la ocupación .del terreno; pero
esta empresa era superior á sus fuerzas ; y asi.,
ó con pactos razonables , después de algunas;
tentativas inútiles , ó por medio de tratados
lisongeros de utilidad á los naturales , obtu-
bieron el derecho de domicilo. Entraron en
la .ciudad , y un cordón ó muralla que tira-
ron dividía las dos naciones. Los Griegos sé
apostaron en la parte mirítima, cuya circunfe-
rencia no excedía el ámbito de quatrocientos
pasos ; los Españoles habitaban la parte de tier-
ra , que comprehendia el circuito de tres mi-
llas. Cada pueblo se gobernaba con sus propinas
leyes, independiente uno del otro ( 1 ) . Esta es-
pecie de división es una prueba de que los
Españoles permitieron á los Griegos el comer-
cio solo marítimo sin dominio , ni o ra inge-
rencia en la tierra. E l nombre de Emporio ds-
que gozaba la pequeña Isla , se aproprió á . la-
ciudad Hispano Griega , que hoy subsiste con
el de villa de Ampurias ; y la población de la
Isla se llamó desde entonces Ciudad Vieja (2).
X V . Los extrangeros de la segunda Ampu- Ocup.-iro»
rias sufrían, con pesadumbre Lupequeñéz de su I , j a c ll,dac d e

j . , v _ . 1
.* -r, . Rodas, hoy
r

terreno reducido a quatrocientos pasos. Busca-' R . 0 s a s

ban medio para extenderse ; pero ncr era po-


sible tomar el puesto á los Españoles vecinos,
como se convence de que al ingreso deTos
Romanos en aquella ciudad ta hallaron toda*
via
(1) Strabon T , : I . Lib. j . p. 1 4 1 . Casaubon.
Tito Lirio allí citado en las Notas de (i) Strabon citado.
96 ESPAÑA-
vía dividida entre las dos naciones Griega,
y Española. La ciudad de Rosas , estableci-
miento de los Isleños de Rodas de tres siglos
de antigüedad , fue blanco de la ambición de
los Focenses ; y se apoderaron de ella ( 1 ) . La
historia no: nos ha conservado k memoria del
modo como los Focenses entraron en posesión
de Rosas; pero no es verisímil que la ocupa-
sen pacíficamente , y sin algún ataque entre los
dos pueblos Griegos.
Formaron X V L Una nación , que permite a un pue-
otros esta- blo extrangero algún establecimiento en su
blecimentos p p i reyno, aunque limitado , por las con-
r 0 r o
en el reyno \. . r
0 . 1 j
de Valencia, dicionss y pactos los mas prudentes y acerta- !

dos , siempre tiene motivos de reprehender


su condescendencia. El extrangero no pone
límites á su ambición y avaricia , y buscando
el modo de engrandecerse, jamás lo hace sin
invadir los derechos de los naturales. Los Grie-
gos de Focea no se contentaron, del pequeño
recinto de Ampurias : tampoco se hallaron sa-
tisfechos de la i nueva posesión de Rosas: aspi-
raron á un dominio mas vasto. O porque en
la dulzura-natural de los pueblos Valencianos
hallaron menos resistencia que en el valor de
los Catalanes ; ó por el deseo de internarse
mas, y de acercarse al manantial de las rique-
zas del tráfico de los Fenicios .costearon to-
r

da la. Cataluña, y pasado el Xúcar , rio que


trae su origen de Castilla la nueva , y dividien-
do en dos partes el reyno de Valencia desembo-
ca en el mar cerca de Cullera , se establecieron
en aquel parage , formando tres Colonias (2).
La
(¡) Strabon. T. IT.Lib. 1 4 . p. 9 6 7 , (1) Strabon T. I. Lib. J . F. 1)9,
tom. 1. Lib. 5. p. 1 4 1 .
G R I E G A . 97
La mas insigne fue Dianio , el dia de hoy De-
nla. La hizo célebre una alta torre que fabri-
caron los Griegos destinada al servicio de o b -
servatorio , llamada en su idioma Hemerosco -
1

pio, y su famoso templo de Diana freqüentado


de un gran concurso de adoradores ( i ) . Se ig-
noran los apellidos.de las otras dos Colonias;
pero situándolas Strabon a corta distancia; del
(

Xúcar se puede con razón sospechar que es-


tiban en los territorios de Gandía , y de San
Felipe. •
X V I I . Las Colonias griegas de que hemos ; C o m e r c 3 n

hecho mención , se-extendian desde Jos Pyri- p o r e l E b r o ,


neos por las Costas de Cataluña, y Valencia, y aumentan
Es verisímil que esta nación ocupase también - s u s C c i o n i a s

otros puestos de aquellas Provincias , cuyos


nombres se han sumergido en el olvido. R u -
fo Testo Avieno •, Geógrafo Español del si-
glo quarto: christiano , en ,1a descripción de las
.playas marítimas de España sacada de las re-
laciones.de los Autores mas célebres de la an-
- tigüedad , nombra varias ciudades de aquellas.
:

: riberas, que.tienen todo el ayre de un origen


; griego (2). Tales son,Ghersoneso , bien cono-
cida con él nombre moderno de Peñiscola en
: e l reyrio. de. Valencia , la pequeña Isla de M i -
.. nerva abundante de olivas , y las ciudades de
Histrav e Hila£te , cuya situación no.sabré de-
terminar. Fuera de esto , añade en general, que
los pueblos mas .célebres, que habitaban aque-
•yllas :orillas , eran los.-Griegos los quales po- y

. seian un terreno pingue. , cubierto de ganados,


- abundante de trigo y.vino, y te aplicaban al
. , - trans-
••• (1) Rufo Avieno Ota murh'imx „ • ¡ (i) ,Rufo Avieno versos 4 9 1 , 4 9 5 .
verso 47,á.,p.;i.357. Sttabpn citado. 4 9 7 . pag. 1 3 3 7 . • .|. •
o3 E S P A Ñ A '
transporte délas mercaderías extrangeras por el
rio Ebro ( i ) . Este rio se descuelga de las mon-
tañas de Santularia en los confines de Asturias,
baña la Rioja y Navarra , atraviesa obliqua-
mente el reyno de Aragón, pasa por Catalu-
ña y desagua en el Mediterráneo mas abaxó de
Tortosa cerca de los confines del reyno de
Valencia. Introduciendo los Griegos su tráfico
por este rio , es verisímil que abanzasen has-
ta su mismo origen. N o debe causar admi-
ración que hiciesen esté trato en estas Provin-
cias antes bien que en la Bética•', porque los
Fenicios qué la ocupaban debían hacer todos
• los esfuerzos para impedir el comercio que les
pudiese perjudicar , cerrando las puertas del
Estrecho , cuya posesión les pertenecía.
Abanzan X V I I I . N o obstante , se hallaban en la Bé-
ácia el reyno-tica dos ciudades \ que muchos las atribuyen
^ o a i ^ a n d o s ^ clominio griego. Ménácaera la una , y otra
a

ciudades. ° U l i s é a , ambas situadas en el reyno de Grana-


S

da ; la primera á lo largo de la Costa antes da


Málaga , y sus ruinas , dice Strabon , manifies-
táwíos vestigios de una- ciudad Griega (2). La
segunda con un templo dedicado á Minerva
en las Álpuxarras, conocida de Posidonio , Ar-
. temidoro , y Asclepiades Mirleano ( 3 ) . . Care-
cemos de noticia cierta del tiempo de su fun-
dación , pero viéndolas situadas en lo; inte-
rior de España acia e l Estrecho-gaditano , es
muy verisímil qué sean posteriores a las otras
de que hemos hablado. Pero no se debe dar
fe a la narrativa de Asclepiades , el qual ase-
guraba que en su tiempo se divisaban, en Uli-

FI) Rufo Testo Avieno cicada • (i) Strabon T I¿ Lib. ? . p í g i j í .


desde el verso 4$». :
, • (j$ Ídem lugar cit v e a la p'.tHi
G R I E G A .
99
sea muchos vestigios délos viages deülíses,
pues sabemos , que este Autor siendo Maestro
de la lengua griega en la Bética inventó mu-
chas fábulas y las esparció por aquellas Pro-
vincias, ( i ) .
X I X . Los Griegos engañados del falso ze- Religión, y
lo de su Religión la introduxeron con sus ri- gobierno de
tos supersticiosos y sacrificios en la parte de " j " ' ? 1 :
e
C o l s

España , donde estaban domiciliados : propa- celtiberia. 3

garon con mas empeño el culto de Diana-Efesi-


na , Deidad , á la qual juraron los Focenses por
protectora de su navegación. L a dedicaron
Templos en Ampurias , en Rosas y en los tres
establecimientos cercanos del Rio Xúcar (2).
Con todo , no fueron ellos los primeros que
contaminaron la Celtiberia con la idolatría.
Autores principales de esta monstruosidad fue-
ron los Hispano-Fenicios , que con el comer-
cio enseñaron estos absurdos ; ó acaso se debe
atribuir á los antiguos Celtas , que desampa-
rando los confines occidentales de Andalucia se
extendieron por la mayor parte de España. E l
gobierno de las Colonias griegas era aristocrá-
tico , muy semejante al de los Griegos de Mar-
sella , que nos describió Strabon ( 3 ) . Seiscien-
tos ciudadanos nobles llamados Timucos en
su idioma , formaban el gran Senado. E l em-
pleo era perpetuo : para obtenerlo debia el no-
ble tener sucesión y probar el orden de ciuda-
dano por tres generaciones continuas. E l Magis-
trado se componía de quince Senadores los
quales entraban en los Juzgados ordinarios don-
de se trataban los negocios que ocurrían en el
día.
(3) ídem T. cit. lib". 4. p. 1 7 1 ,
- ioo ESPAÑA • .
día. La s u m a autoridad residía en-tres Presiden-
tes elegidos por el Senado. Un genero de go-
bierno tan sistemático debía ir acompañado de
muchas disposiciones excelentes; entre otras se
admiraba el uso de tener siempre expuestas al
público las leyes del Estado , para que ningu-
no pudiese alegar ignorancia de ellas.
X X . Los Griegos antes de sus derrotas a Es-
Alfabeto p g a a i j„i ( j i
e n £ s quinto habian apren-
0 e c m o

u n c i d o en dido de Cadmo el Alfabeto fenicio de diez


España. y seis-letras , y le añadieron en el siglo duodé-
cimo otras ocho , aunque de poca necesidad :
en el undécimo transformaron los caracteres, es-
cribiendo de Ja parte izquierda á la derecha con-
tra la práctica de los Fenicios. Me contento de
insinuar aqui estas variaciones sucesivas de la
Escritura , reservándome á tratar de ellas , con
mas extensión y de propósito en las Ilustracio-
n e s , no sin esperanza de añadir alguna nueva
luz a este punto no despreciable de la Histo-
ria griega (b). La España que , como diximos
en el libro quarto, desde el siglo décimo quin-
to hizo uso del Alfabeto fenicio , recibió tam-
bién el de los Griegos. La Sede principal del
primero fue la Bética , y la del segundo la Cel-
tiberia ; pero con el tiempo uno y otro se pro-
pagaron confusamente extendiéndose- fuera de
los proprios límites , é introduciéndose el feni-
cio en la España Tarraconense , y el griego en
la Bética. Hablaré de esto en ocasión mas opor-
tuna.
X X I . La Historia de la España Griega ,
otros moder- l b ° de escribir con la mayor brevedad,
c u e a c a

nos han tra- no ha merecido lugar en las obras de los Escri-


t ado con de- to-
fo) La Ilustr. 3. Historia del Alfabeto griego.
GRIEGA, IOI
tores modernos , que se han dedicado á tratar { ¿ . m a s a 3 Sl!

con empeño de la nación Griega. Entre to- perficialidad


dos el Señor Carlos Denina excita particular--la E s p a ñ a
mente mi admiración. Este Autor determinó ^oncíusíon
publicar una Historia completa de la Grecia, deestejibro.
que corrigiese los yerros, y enmendase los de-
fectos de las antecedentes , y entre los muchos,
que ha omitido sin observación , uno es este ,
el qual se nota en su Historia como en las de los
demás. De las Colonias griegas de España so-
lo dice en su obra , que los Isleños de Rodas
enviaron en diferentes tiempos varias Colo-
nias d diversas partes del mundo , como dita-,
lia y d España : añade que los Griegos conocian
d los Iberos , porque algunas tropas de estos se
hallan nombradas en la guerra del Peloponeso :
finalmente supone como cierto , que los Espa-
ñoles en tiempo de esta guerra eran todavía un
pueblo bárbaro y grosero que no conocia , si-
quiera , la Escritura ( i ) . Una noticia indecisa ,
vaga , sin examen de ciertas navegaciones de
los Isleños de Rodas ; la guerra del Pelopo-
neso trahida por única prueba de la comunica-
ción de los Griegos con los Españoles, quan-
do hay otras muchas mas antiguas y concluyen-
tes i una falsedad manifiesta acerca de la cultu-
ra y arte de escribir de los Españoles antiguos,
es todo quanto comprehende la Historia de los
Griegos de España , que escribió el Señor Car-
los Denina. Si este Autor hubiera leido con
mas atención las obras de los Antiguos , y hu-
biera hecho mas estudio en la crítica para dis-
tinguir lo cierto de lo incierto , lo falso de lo
N 2 - ver-
(O Denina,fror¡<t política elettera- p. m . Tom. IV. lib 1 3 . cap. t. pag.
ría Aclla Grecia. T. I. lib. 3. cap. 8. 5. 6.
102 EsPAKA
verdadero , y para determinar de alguna suerte
los tiempos de los sucesos que cuenta , su obra
sería mas digna de la aprobación del público ,
que hallaría en ella mayor erudición , y mas
exactitud no solo acerca de los Griegos Espa-
ñoles , sino también sobre otros muchos artícu-
los de la Historia de la Grecia.

LI-
103

LIBRO SEXTO
DE L A E S P A Ñ A ANTIGUA.
- ESPAÑA CARTAGINESA.

I. JE¿¿Nel siglo nono, antes del nacimien- CartágoFun-


to del Redentor , se echaron los cimientos de 4 ^ " Q¿ C
0

Cartágo Famosa Metrópoli de África , que des- ances^de


pues de algunos siglos de su fundación compi- Christo.
lió con Roma y aspiró á la Monarquía univer-
sal. La Viuda Elisa , que tanto ruido hizo y
hace en la posteridad con el nombre de Dido ,
que significa en lengua fenicia Viag'era '(*) ,
movida del deseo de vengar la alevosa muer-
te de su marido , huyó de su patria , llevando
consigo los envidiados tesoros de Sichéo, abor-
dó a el África , y edificó aquella Ciudad en
nna playa del Mediterráneo. Los Fenicios y las
Doncellas de Chipre formaron esta población,
y en ella estableció su Corte aquella famosa
Heroína , haciéndola capital del Imperio Car-
taginés. Monumento insigne del valor y auda-
cia de una muger, quandó la anima el espíritu
de la venganza. Los Fenicios que desde el siglo
decimoquinto habitaban en África , particular-
mente los naturales de Utica , ayudaron á aque-
lla Princesa con sus socorros. La Ciudad tomó
el nombre de Kartha-harath , lo mismo que
en nuestro idioma Ciudad Nueva ; Los Grie*
gos
(*} Vatios Sabios interpretan Miigcr fuertt.
104 ESPAÑA
gos Ja llamaron' Car che don y los Latinos Car-
tazo. E l nombre de Carchedon , y_el de Tsór
6 Tyro , de donde eran originarios los Cartagi-
neses , dieron por ventura fundamento á los
Griegos para atribuir la fundación á Carchedon
y á Zoro, dos hombres, á lo que parece , inven^
tados a capricho (i)
Enelsíelo Parece que la Isla de Iviza enfrente de
odtavoenvió las costas de Denia fue el establecimiento délas
á iviza°
n
P ^
l 0 m 3
r
Colonias Cartaginesas que pasaron á
m e r a s

Esp?ña, y Diodoro Sículo pone este viage cien-


to sesenta años después de la fundación de Car-
tágo , que corresponde afines del siglo octavo
(2). E l citado Autor atestigua , xjue esta Colo-
nia.fue famosa, y floreció con esplendor y gran-
deza : poseía buenos puertos , estaba guarnecida
de fortalezas construidas con toda e l arte, y se
admiraba un gran número de edificios suntuo-
sos y de buen gusto , conforme al uso de aque-
llos tiempos. Su comercio era abundante en va-
rios géneros principalmente en lanas de singular
delicadeza : tráfico que atraía á sus puertos mu-
cha gente forastera. E l nombre antiguo de la
Isla era Ebuso \y Ereso el de la Ciudad ; voca-
blos fenicios , de los quales el primero se deri-
vaba por ventura de los Fenicios Jebuseos ,
como congetura Bocfiart , y el segundo sig-
nifica Colonia de Marineros b Navegantes , co-
mo observa el Ilustrísimo Señor Conde de
Campomanes (5). Los Cartagineses en su pri-
mer viage á España se establecieron en Iviz Is-
la mas occidental y mas distante de Cartágo
que
(1) Véase Apiano Alexandrino « r . T . 1 . 1 . 5. n. t í . p. 343.
Romanar. Historiar. T. I. L. De Btllis (3) Bochart Geographia Sacra. P.
punías, pag. 1 . y la Nota en la mis- - 1 . Vhaleg. lib. 4. c. 55. col. 50.1.
ma pag. Campomanes Discurso Preliminar so-
(1) Diodoro Sículo Bibüoth. VIS- bre la Marina, p. 33-
CARTAGINESA. J05
que las otras Baleares , porque estas las ha-
bían ocupado un siglo antes los Isleños de
Rodas (1).
I I I . Ebusó fue la escala del comercio de LOS Carta-
los Cartagineses , y principio del gran poder gíneses des-
de su república. Su puerto era freqüentado de d e
,v" "
e n c

i -Kt 1 J T - - r> • ^ T- • s e
aplicaron
los Mercaderes de España ora Griegos o btm- l comercio
a

cios ; ora Naturales de nuestro continente ; y Español,


los Cartagineses no omitían medio alguno de
contentarlos, usando con ellos de la mayor hu-
manidad y cortesía , y dándoles señales no equí-
vocas de una sincera amistad. Esta era una polí-
tica acertada para abrirse de esta suerte el paso
libre al comercio de la España. De hecho : el
arte , y la dulzura de trato acompañada de la as-
tucia, fueron el medio que les facilitó el ingre-
so en lo interior del país. Los pueblos extran-
geros no habían ocupado todavía las costas de
Valencia y de Murcia ; y éstas á mi ver ,-fue-
ron las primeras que freqtientaron los Cartagi-
neses ; pues en aquel espacio de terreno de Es-
paña fundaron después la Ciudad de Cartage-
na , y de ahí se extendieron por las riberas si-
tuadas mas hacia el Norte y Occidente de aque-
lla marina hasta Cataluña , y se introduxeron
en Aragón. Se conservan las memorias de este
comercio , y acaso de algunas Colonias tam-
tambien en las denominaciones fenicias , que
se oyen por aquellos países. E l rio Guadala-
viar que brotando en Aragón corre á fertilizar
el Reyno de Valencia , y se precipita en el M e -
diterráneo , se llamó Tyrio (*) ; y Tyrsis fue el
nombre de Valencia ó de otra Ciudad vecina
de
(1) Véase La España Gr'ega.. ña , nombre que todavía se con-
num. 4. serva.
{*) Los Romanos lo llamaron T«-
106 ESPAÑA
de aquel parage situada á poca distancia de la
embocadura del rio : Tyrulium, ó Turulium
la Ciudad de Teruel á las orillas de las mismas
corrientes en Aragón : Tyriche otra célebre Ciu-
dad no distante de losbocas del Ebro (i). Los
antiguos Escritores no nos han comunicado no-
ticias mas individuales de los principios del co-
mercio de los Cartagineses en España, ni sabe-
mos quales eran sus ramos principales , ni qué
géneros se daban en este tráfico.
Abrieron IV". Pero podemos' aseverar con certeza ,
varias minas que ellos se aplicaron desde luego á trabajar las
origen de su
P m x m s
aquellas Provincias. Por ventura ,
d e

poder. una de las primeras que abrieron , por razón


de la cercanía , fue la de Cartagena , que
tanto ruido hizo entre los antiguos por la rw
queza y abundancia de sus metales (2). De
ésta pasaron á examinar las otras; de suerte ,
que á tiempo del César los Romanos aun no
habían descubierto una sola que se hubiese
ocultado a l a diligencia de Fenicios, ó Car-
tagineses ( 3 ) . - Los mismos Griegos confesa-
ban que nuestras minas eran muy diferentes de
las Áticas, las quales eran tan avaras de plata y
oro , que á veces no daban el metal necesario
para indemnizar a los propietarios de los gas-
tos hechos en su trabajo : las de España eran
fecundísimas, y sus provechos y ganancias muy
considerables. De ellas se derivó todo el ma-
nantial de las riquezas y del gran poder de Car-
ta go : ellas proporcionaron aquel pueblo para
formar establecimientos en Sicilia , Cerdeña ,
Cór-
(t) Tirio , Tiras y Tinque'son (i) Véase Strabon Tom. I. lib. 3 .
nombres que encontramos niencio- pag n a .
nados desde el verso 4 8 1 . hasta el (3) Diodoro Sículo BibUolbee». T .
too. del Poema Ors maritim* de 1, L. 5. nura. 38. pag. 560.
Ritió Ayieno pag. 13 37-
CARTAGINESA. 107-
Córcega , y en la misma España: ellas le dieron
el nervio de la fuerza con que sojuzgó en Afri- '
ca trescientas Ciudades : ellas lo hicieron por
algún tiempo el terror de Griegos , Africanos,
y aun de la misma Roma (1).
V . La Colonia deEbuso ü Iviza era vecina Enemistad
dé las Colonias griegas establecidas en las otras Is- ^tsefy Gne-
las Baleares. Ambos pueblos traficaban en las mis- gos. Aque-
mas costas : aspiraban al dominio en el mismo líos toaian á
país : se empeñaban a competencia en agotar los . n e ^ ^ n " ^
mismos minerales. Los Griegos mas antiguos mi- siglo sepa-
raban con zelos y con envidia! un nuevo pue- nio-
bio extrangero , que venido con pocas fuerzas y
ostentando un ayre de dulzura y de amistad iba
cada dia extendiéndose astutamente y adqui-
riendo mayor Señorío. Los Cartagineses, ha-
biendo gustado las riquezas de España no po-
dían sufrir aquellos émulos industriosos capa-
ces de frustrar sus esperanzas, debiendo dividir,
con ellos los tesoros. Este fue el origen de la
discordia entre los Griegos y Cartagineses. Los
Históricos antiguos nada nos dicen de las guer-
ras que hubo entre ellos : nada de sus pérdi-
das ; nada de sus victorias ; pero observo que
las dos Gimnesias Mallorca y Menorca , que
ocupaban los Isleños de Rodas desde el siglo
octavo , después de algún tiempo, pasaron al do-
minio de los Cartagineses , los quales en sus
campañas se sirvieron freqüentemente de los
soldados , y de los diestros honderos de aque?>
llaslslas como de subditos; ó de amigos (2).
Por otra parte ignoramos que los Cartagineses
antes del siglo sexto tuviesen algún dominio en
O el
(I) Diodoro citado pag. 3^5». 360. (i) Strabon T . T. I 3 pag. ¿ ? ^ .
3íi. Strabon T. 11. lib. 1 7 . pag. 1 1 8 ? . Diodoro Sículo 1. j . 1 1 . 1 7 . p. 344.
io8 ESPAÑA .
el continente de España. Esto me persuade que
la emulación entre los dos pueblos se encendió
bien presto ; que el siglo séptimo los Cartagine-
ses tomaron las Gimnesias á los Griegos , y que
estos negociaron con los Españoles, que no per-
• mitiesen establecimiento alguno en las Costas
de Valencia y Cataluña a los nuevos comer-
:

, ciantes.
Endsi^lo V I . E l arribo de los Focenses á Tarteso,
sexto los y los estrechos lazos de amistad que los unió
Cartagineses ó c i R Argantonio , encendieron mayor-
n e e v

dieron una „ _ , / j- j , ^ •
batailaá los m
- e
odio de fos. Cartagineses , y.encen-
n t e
«1
Focenses, v dieron su ira contra los Griegos sus rivales,
ocupáronlos £ Focenses habían ocupado lalsla de Córce-
o s
Estaaos del i u ' • i —
Rey de Tar- 8 > Y tecelaba no sin razón , que con el tiem-
a s e

teso en An- po se hiciesen formidables. Estos temores pró-


dalucia. duxeron una alianza de. Cartagineses y Tirrenosj
los quales sospechaban también de sus vecinos
los Griegos. Armaron sesenta baxeles , qui-
nientos y cincuenta ó cincuenta y un años an-
tes de la venida del Salvador fueron en busca
de ellos , y les presentaron batalla en las aguas
de Cerdeña ; los Focenses entraron en el c o m -
bate'con fuerzas iguales ; se peleo con furor
de ambas partes , pero habiendo perdido Jos
Griegos quarenta buques en la batalla , se reti-
raron con los otros veinte muy maltratados , y
abandonaron lalsla al vencedor (i).Arganto-
•nio había muerto , y dexó un reyno podero-
so y floreciente. O porque el succesor ene-
migo de los extrangeros, y ambicioso de di-
latar sus dominios hizo algunas tentativas , co-
mo insinúa Justino , para echar á los Fenicios
Ga-
• :ft) Herodóro Mst»tU*m lib. i . Griega. Num. 1 1 . • ;-
, J . 7 ? . -Véase el Libro de 1* España
CARTAGINESA. 109
Gaditanos de los puestos que ocupaban en lá
Bética ; ó porque estos concibieron algunoá
zelos de su poder; el disgusto degeneró eii
discordia , y prorrumpiendo con estruendo,
se declaró la guerra entre los dos pueblos. S i .
fuera cierto lo que escribió el Señor Abate
1 ) . Antonio Eximeno : esto es, que los Celtas
se establecieron en la Bética antes que los Car-
tagineses , y que instruidos en aquella Provin-
cia e n artes y "ciencias, se formaron los mas
cultos de la Europa ; yo no tendría dificultad
de hacer autor de esta guerra al pueblo vale-
ioso y feroz d e los Celtas, antes bien que á
los naturales dulces y humanos d e Tartesia (1).
Pero yo no hallo e n los autores antiguos in-
dicio alguno de aquel establecimiento , ni de
Ja cultura d e los Celtas; y sospecho que él
Señor Abate Eximeno se ha equivocado , pues
la única prueba que trae es el elogio que ha-
te Plinio dé los po'e'mas', y de las leyes de los
Celtas Españoles : fundamento fdso , pues en
la España Fenicia vimos , que los autores' de
las leyes y poesías que celebra , no ITinio,
sino Strabon •, fueron los Tufdetanos , pero n o
los Celtas. -Los Gaditanos originarios de T i -
ro pidieron socorro á los Cartagineses que enn
descendientes déla misma patria. Esta emb'a-
Xada lisongeaba la ambición de Un pueblo , que
solicitaba todos los medios de forrrnr algún
establecimiento en aquella Provincia , a don-
de podian penetrar con el tiempo los Focen-
ses sus rivales. Llevaron el socorro a k>s Ga-
ditanos , batieron a sus enemigos, y les resti-
02 tUr

(t) Eximeno Vetl' tr'g'me , i. ¿elle }. pag. $84.


n&oíe ¿dio. Musita lib. 3. cap. i. ait.
no ESPAÑA.
luyeron la posesión de Gadir , 6 Cádiz , que
les habían tomado los Españoles. En esta oca-
sión se inventó , a mi juicio , el Ariete ( * ) ,
máquina militar que Vitruvio atribuye a Pe-
fásmeno Tirio , que se hallaba en el exército
de Cartago en el sitio de Cádiz ( i ) . Los Car-
tagineses no hicieron la guerra sin razones de
interés y de política : ellos buscaban sus ven-
tajas personales , y se apoderaron de la mayor
parte de los dominios de Tarteso ( 2 ) . Por ven-
tura los Gaditanos les cedieron también en re-
compensa de sus servicios la pequeña Isla de
Santi Petri ; pues~Rufo Avieno asegura , que
la habitaron ciudadanos de Cartago ( 3 ) . Esta
primera intrusión de los Cartagineses en la Bé-
tica pudo acaecer pasada la mitad del siglo
¡sexto , quando aún se conservaba reciente la
:

,mem"oria_de Argantonio ; porque habiendo re-


suelto este Príncipe .echar de los límites de su
reyno á los Fenicios Gaditanos , como se de-
', duce de los tratados de alianza que queria con-
. cluir con los Focenses , es verisímil que el su-
cespr considerándose con fuerzas bastantes hi-
\ ciese algunas tentativas á este efecto. E l tiem-
po y el lugar de la invención del Ariete con-
firman mi pensamiento. Según la narrativa de
Vitruvio se inventó mucho antes del reyha-
do de Felipe de Macedonia que imperaba a la
mitad del siglo quarto ; pues en las guerras de
este Príncipe,, Polido de Tesalia perficionó es-
^- .: • - 7¡ :. .. vía
" i .•' - '
(*) Máquina' militar cíe qne*lisa« ' (ij Vitmbio Ve Arch'íeltura.L rb.
1 1

lan antiguamente, para batir las mu- x. t,j> p, ijp,


rallas de las ciudades. Llamóse asi (íj Justino HUtorix VbUippkx. L,
• poique en la punta de esta máqui- 44. c. 5. p. 1 Í 4 .
n a , que era una viga.grande , se po- (j) Rufo Avieno Ore m.w'.t'tn*
»>* «na pieza de Berra.grande co- desde el v. 3 0 9 . p. I 3 5 j .
lado en forma de cabeza' de carfiér». '. " „.
C A UTA G I N É S A. III
ta máquina , y antes ya la habia adelantado y
mejorado Géra Charkedónio. Según esto es
muy verisímil que el sitio de Gadir en que
se hizo uso del Ariete acaeciese en el tiempo
arriba dicho. Añádese á esto que.por aquel
tiempo : esto es , acia el año de quinientos qua-
renta y cinco entraron los Focenses en Cata-
luña y Valencia , y es muy posible que logra-
ron estos establecimientos en los momentos fe- -
lices , en que los Cartagineses estaban empeña-
dos en el sitio de G a d i r , y en otras expedi-
ciones militares de aquella Provincia.
V I I . E l pequeño estado , que estos hora- Hicieron,
bres adtivos é industriosos formaron á lo largo d | " esdeent< n
s

de las Costas del Estrecho de Hércules, ó G i - querrás, y se


braltar , les proporcionó todos los medios de sirvieron de
enriquecerse y hacerse respetables por su po- } P °~
os E s a n

, 1
... J . r
les como de t v

der , dilatando sus conquistas ; de suerte que ¡ mejores


A

os

con una fortuna propicia y feliz , al cabo de soldados.


- pocos años habian ocupado la Cerdeña , y una
parte de la Sicilia. Famosos desde entonces con-
cluyeron un tratado de alianza con Ja repú-
blica Romana que estaba en sus principios;
y quatrocientos ochenta años antes del Mesías
se hallaron en estado^de confederarse con Xer-
xeS , y de hacer , como auxiliares de aquel
Monarca una obstinada guerra contra la Gre-
cia ( i ) . Hicieron reclutas en España, y uni-
das estas tropas á las de otras naciones for-
maron un exército fuerte de¡ trescientos; mil
hombres ¿ y una armada naval de .dosmil ba-

fi) Polibio ffiiteñaruin T. I. L . J . íomo algunos modernos han:pensa-


p. 245. habla del primer tratado de do', sino por no iluminar i los Ro-
los Cartagineses con los Romanos. . manos, y porque Roma no conociese
En él los Cartagineses no hablaron sus emporios , como lo insinúa eí
de España, no porque todavía, no mismoíolibio en la pag. 3.47,
hubiesen entrado á dominar er¡ ella,
Il2 E SP AS A
seles de guerra, y dé mas de tresmil de trans-
porte ( i ) En todas sus expediciones milita-
res se valieron desde entonces de las tropas
Españolas como de las mas fieles y esforza-
das , y como nervio del exército. De la Espa-
ña , dice Diodoro Sículo, sacaron todas sus ri-
quezas , y fuerzas; de la España aquellos solda-
dos llenos de espiritti.y denuedo , que les sirvieron
en las guerras mas arduas de su república (2).
En los sitios de las dos fuertes ciudades de Si-
cilia Salinunte y Iméra los Españoles, abierta
la muralla y se alojaron, intrépidamente en la
brecha , y después de un porfiado combate en-
traron en la ciudad , llevando consigo él ter-
ror y la ruina. A tiempo de Dionysio Prime-
ro de Siracusa se distinguieron en varias bata-
llas ; pero particularmente , se hizo admirar su
ánimo heroico en ocasión de la peste , que
desoló el exército de G-irtago , de suerte que
ciento cincuenta mil cadáveres de los solda-
dos yacían sin sepultura. Los Xefes con una
indignidad , y vileza increíble, hicieron un
tratado secreto con Dionysio , en virtud del
qual habiéndole pagado la suma de tréscien^
íos talentos , unieron todas las tropas de su
nación , y protegidos de la obscuridad , -y si-
lenció de la noche se retiraron , abandonan-
:

do al furor, del enemigo todos los extrangeros,


•qué militaban á sü sueldo. Los Sicilianos, y
á su exemplo las demás naciones, aconseján-
dose con una situación tan desesperada , to-
maron precipitadamente la fuga; algunos pues-
tas las arnaas á tierra se rindieron á discreción,
Pi-
(i) Diodoro Sículo T . I. t . f l . ti) Diodoro citado T . l . Lib. f.
pag. 405. 404. 4 1 9 . num. 3 8 . pag. jSo.
CARTAGINESA. 113
pidiendo por gracia la vida. Solos los Españo-
les , dice DiodoYo ¡formando un esquadron con
las armas en la mano se encaminaron al ene-
migo , y pidieron la capitulación. Dionysio hizo
un tratado con ellos ,y los alistó entre sus sol-
dados estipendiarios. N o tubo motivo aquel
Príncipe de arrepentirse. Conocía el valor de
las tropas Españolas, se sirvió de ellas siem-
pre que pudo en sus campañas, y envió al-
gunas Legiones á Grecia en socorro de los Es-
partanos. E n el principado de Agatócles te-
nían los Cartagineses en Sicilia, mil de aque-
llos diestros honderos de las Baleares , que mu-
chas veces fueron el nervio , y la mas segura
esperanza de los exércitos de Cartago ( 1 ) . Pe-
ro donde brilló con mil prodigios el valor
militar de las tropas Españolas fue a la con-
ducta de Hanibal en Italia. L a caballería de
nuestra nación , la infantería de la Celtiberia,
los honderos de las Baleares eran las principa-
les fuerzas de su exército. La primera dificul-
tad que se presentó al General Cartaginés fue
en el Ródano : se habia de vadear el rio : era
esta una empresa ardua , pues los batallones
de los Gaulas cubrían las opuestas riberas ,
apostados para impedir el paso. Hanibal fió
esta acción difícil á los regimientos Españo-
les , que la executaron con la mayor felici-
dad. Dispusieron un gran número de balones
de pellejos , encerraron dentro sus vestidos,
cargaron encima los escudos ¡ y puestos^ sobre
ellos pasaron en'estos estraños baxeles las cor-*
Tien-

to "Todo lo que digo de tos Es- 't. ?. n. 1 7 . p. 344. Lib. 1 4 . ir. 75;.
pañoles eti la guerra de Sicilia se p. 700. T. II, L. 1 5 . n. 70. p. 5 7 . L.
puede ver en Diodoro Sículo» T. I . , 1 9 . u. 106. p.
H4 ESPAÑA
rientes del r i o , y-atacando improvisamente y
con el mayor ímpetu al enemigo, facilitaron
el paso , y la victoria al resto del exército. E n
las mas sangrientas batallas , que dio Hannibal
a Scipion , á Sempronio , á Flaminio, y á Mar-
celo , los Españoles , como mas robustos y alen-
tados, pelearon á la vanguardia. Los Españo-
les persiguieron a los Romanos fugitivos des-
pués de la derrota del Trasimeno , hoy lago de
Perugia , y los obligaron á rendirse. E n la
memorable jornada de las Cannas , en que
fueron hechos piezas quarentamil Romanos,
muchos Senadores , y un gran número de C a -
balleros , de suerte que Hanibal envió a Carta-
go mas de dos celemines de anillos de los
Caballeros muertos en la.batalla ; Apiano Ale-
Xandrino atribuye la principal parte de esta
acción á quinientos Celtiberos. Instruidos de
lo que debían executar , pasaron á los Roma-
nos en ademan de desertores , entregaron los
escudos , los dardos , y las espadas. SerVilio te-
niéndolos desarmados , incautó los puso á la
retaguardia sin entrar en ninguna sospecha.
•Empeñados los dos exéreitOs en la pelea, quan-
do estaban en el mayor ardor del combate,
echaron mano los Españoles a los puñales' que
llevaban ocultos debaxo de las corazas , cer-
raron con las últimas filas, é hicieron una hor-
rible carnicería ; se aprovecharon de las armas
de los muertos y continuaron el estrago en
los demás batallones del exército Romano.
Quando en el reyno de Ñapóles el General de
Cartago supo vencer a Fabio engañando su
astucia con el estratagema de las haces encen-
didas sobre los cuernos de dosmü bueyes, los
Españoles sin duda fueron autores de la vic-
to-
C A R T A G I N E S A. rr 5
toria , 6 los que mas parte tubieron en ella.
E n el sitio de Capua un batallón de infante-
ría Española rechazó una legión entera de R o-
manos compuesta de cinco mil infantes y tres-
cientos caballos : ni hubiera jamás aquel cuer-
po vuelto la espalda , si Hannibal no querien-
do comprar la victoria a tan caro precio , c o -
mo la pérdida de una tropa tan denodada que
sostenia el peso de la batalla , no les hubiese
obligado á dexar el puesto mandando tocar
la retirada. E n una palabra , los Romanos no
hallando medio de resistir a las fuerzas de Han-
nibal , tomaron el expediente de reclutar tro-
pas Españolas, las únicas que se podían opo-
ner a las de la misma nación , que servían eri
el exército enemigo. Las ciudades de la C e l -
tiberia sujetas á Roma enviaron un cuerpo de
Caballería. La cercanía de los acampamentos
daba lugar á diversos abocamientos o conver-
saciones entre los soldados Españoles de am-
bos exércitos ; en ellas cada uno procuraba
atraer a su partido al vecino. Esto produxo
muchas deserciones de Españoles de ambos
exércitos. Serían mas freqüentes en el exér-
cito Cartaginés ; porque sabemos que Han-
nibal Heno de sospechas y rezelos entró en
desconfianza , y se rompió la buena inteligen-
cia entre él y los Españoles. Punto crítico y
fatal para Cartago ; pues desde entonces , dice
Appiano Alexandrino, cayó de ánimo el ge~
neral Cartaginés , y el valor de sus tropas co-
menzó d desmayar. N o obstante , no fue esta
toda su desgracia ; la mayor calamidad , que
le pudo suceder al héroe Africano , fue el no
haber llegado á incorporarse las nuevas tro-
pas Españolas c o u que venia su hermano &
P so-
V :i16 E s P . A sr A
socorrerlo. Si Asdrubal no se dexa Sorprehen-
d e r de Claudio Nerón , y llega al campo de
Hannibal con el refuerzo , el ejército de Car-
fago hubiera sido invencible , asegura Appiano
Alexandrino , y Roma , dice Floro , hubiera
contado el último de sus dias (i).
Aprendie- V I H . Los Cartagineses no solo fueron deu-
ron de los Es-.dores á la España, de la. gloria militar á que
j?Q^ "
r 0 ¿l subieron ; lo son también de la que adquirie-
las Caskerí-ton en la náutica. Los Españoles de Tartesia
des. instruidos en la marina por los Fenicios G a -
ditanos ^navegaban con -freqüencia a l a s Sor-
lingas por.el tráfico del estaño. Dueños los
Cartagineses de aquella Provincia , como d i -
ximos , aprendieron de sus nuevos vasallos
aquella navegación. Rufo Avieno insinuó con
claridad, que los Tartesios habían hecho aquel
comercio antes, que los Cartagineses.(2) ; y es
muy verisímil que llegó á la mayor prosperi-
dad en el largo y feliz reynado de Arganto-
nio, y que.los succesores lo continuaron con.
actividad. Pasado a manos- de los Cartagineses
la mayor parte del negocio de los Andaluces,
y de los Fenicios Gaditanos , la vandera de
aquella República fue bien presto la dominan-
te en el Mediterráneo , y en el Occeano.
Enelsigto IX. Acia la mitad del siglo quinto ha-
V . hicieron liándose, la potencia de Cartago en el mayor
expedidones ^ 8 > meditaron dos expediciones marítimas,
u e

porlas C o s - y las. executaron , dice P l i n i o , á un mismo


tas de África, tiem-
y de Europa.
. (r) Tengo por 'garantes de los Floro Rerm» Romanarum Lib. %. cap.
hechos , que he contado acerca de 6. derde.lap. M 7 - Tito Livio Histt-
las guerras de Hannibal , á Appiauo rairm» T. 111. Decade 3. L. 11. cap.
AlexandrinoRomxnarum Historiar. T. • 1 7 . pag. 3 1 . 33. L-'iS cap. 5. p . j i j .
I. L. Dt Sella AambaUcU > p. 550. 320. y en otros lugares.
561. eyi. f(;r. Polibio Historiar. TA. • ' (i) Ruto Festo Avieno Orx mari-
J.. 3. p. 3 1 1 . 3 1 ^ . 3 1 5 . 3 1 9 . 340. timte desde el v . 1 1 3 - f. 1 3 3 4 .
CARTAGINESA. 117
tiempo (1). Algunas naves partieron desde Cár-
tago ; los demás baxeles se hicieron a la vela
en Gades , dice el Historiador natural ; y se-
gún Rufo A v i e n o , desde las Columnas de Hér-
cules (%). Estos Autores se pueden acordar fá-
cilmente , pues las denominaciones de Gades
y de Columnas de Hércules convenían a la Is-
la de Santi Petri~, y a la ciudad de Tarteso;
una y otra obedecían a los Cartagineses, y en
qualquiera de estos parages podían equiparse,
y proveerse de lo necesario ambas flotas. Imil-
con Comandante de una de ellas dirigió el rum-
bo acia poniente y septentrión costeando la
Europa. Hannon Gefe de la segunda tomó la
derrota á medio dia y levante , y corrió las
orillas de el África. Los dos Generales escri-
bieron los diarios dé sus viages. Nos queda
el jornal de Hannon en lengua griega, y F l o -
rian de Ocampo es el primero entre los m o -
dernos que lo describió , é ilustró difusamen-
te. É l Ilustrísimo Señor Conde de Campcmá-
ries.', hoy" digno Gobernador del Consejo de
Castilla , elaño de mil setecientos cincuenta y
séis publicó en Madrid una elegante traduc-
!

ción Castellana acompañada de sabias refle-


xiones , y en ella se quexa con razón de mu-
chos Escritores extrangeros, que han hablado
del Periplo de Hannon , los quales habiendo
añadido muy poco á lo que dixo Ocampo , no
se han dignado de hacer mención de este Es-
pañol ( 3 ) . Esta es la desgracia de los libros
transpiréneos , ó escritos ew España. Los eru-
P2 •. di-
(0 Plinio íJlitor. Natttr. T.I. L . i . (;) Campomanes Ar.iipled.'d mi.-
C 6 7 . p. 1 0 7 . riiima de la refiibV.cn de Cartagp. Dis-
(1) Pliuio lugat cít. Rufa Avieno curso preliminar, p . So.
deni.
118 E S P A D A
ditos extrangeros se aprovechan de ellos , los
saquean , y hacen rico botin de sus noticias;
- ^ pero no dan el honor debido á sus Autores de
citarlos. Ocampo fixa la época de los viages de
los dos famosos Cartagineses quatrocientos qua-
renta años antes del nacimiento del Salvador;
Mariana la anticipa algunos pocos años ; y
el Conde de Campomanes la pone algo mas
tarde.
Antiguas ^ viage de Hannon costeando el Afri-
n a v e g a c i o - ca lo hicieron muchas veces los Cartagineses.
nesdeEspa- ( i ) N o eran ellos solos los que navegaban por
rica.
3 A m e
"
e s t o s
t » ° s , los Gaditanos y los Españoles
r u m

•de la Bética tomaban ya estas derrotas desde


tiempos mas antiguos, como diximos en la Es-
paña Fenicia. Alguno de estos muchos nave-
gantes que zarpaban de los puertos de la Béti-
ca para el comercio que se hacia dando la
vuelta á el África , y penetrando en el mar
R o x o , pudo tener la suerte de descubrir el
América. Este descubrimiento no era tan d i -
fícil como parecerá a primera vista. Las Cos-
tas del Brasil y dé la Guinea están situadas quasi
enfrente unas de otras. Atendida la longitud de
sus extremidades corre entre ellas la distancia
de solos veinte grados: pero como la punta
•del Brasil mas cercana de la Guinea se aparta
cinco grados del Equador acia el Sud , y la de
Guinea menos distante del Brasil se separa seis
grados acia el Norte : observada esta diferen-
cia de once grados de latitud , se pueden aña-
dir ocho escasos á la distancia mutua de aque-
llas dos regiones; y asi podemos suponer que un
fla-
to Véase Campomanes citado. pag. J4--ÍÍ*.
3T¡t, Jluumlt» al PeripU de fía/ifm-
CARTAGINESA. 119
navegante para abordar de las Costas de África
a la América debe caminar veinte y ocho gra-
dos con corta diferencia , que hacen la suma
de setecientas leguas de veinte y cinco en gra-
do, j Puede parecer imposible , é inverisímil
que un viento recio y constante impeliese al-
gún buque Fenicio ; de suerte que haciéndole
correr por entre montañas de agua , hiciese
todo este camino? Por un medio semejante
Pedro Alvarez de Cabral á tres de Mayo de
mil quinientos descubrió el Brasil en lugar de
tocar en la India , mientras de orden de su
Soberano dirigía la derrota á ella , dando vuel-
ta á el circuito de el África ( 1 ) . Pero antigua-
mente era todavía mas fácil este pasage. E l
grande espacio de mar , que divide el Brasil y
la Guinea , está lleno de Islas, escollos, y ban-
cos de arena. E l Señor Presidente de Broses
hizo esta misma observación en una nota so-
bre algunos fragmentos de Salustio, que publi-
có en francés, y sospechó que si hubo algu-
na vez comunicación entre los dos mundos
sería antes bien entre estas dos regiones , que
en otra parte (2). Y o no me persuado a tal
unión de los dos continentes , pues no hallo
indicio , ú vislumbre alguna de ella en los an-
tiguos Escritores, y porque sabemos que en
diferentes tiempos los Fenicios, Españoles, He-
breos, Egypcios, y Cartagineses dieron la vuel-
ta costeando toda el África. Mas 110 es inveri-
símil que los escollos, baxios, y las Islas pe-
queñas del mar del Brasil formasen antiguamen-
te

(i) fíistolre ¿éntrale des voyages. ti) El Presidente de Groses, Trag-


T.l. P. 1. L. 1. c. j . §. 1. año 1500, mem de Sdluste , pag. i}.
jag. 60,
iao ESPAÑA,.
te una grande Isla situada en medio de los dos
continentes. E n esta hipótesis , los antiguos
Andaluces pudieron sin dificultad pasar de
las Costas de África a aquella Isla,, y de las ri-
beras de ésta a. las de América. Platón , el me-
jor depositario de las antiguas tradiciones cuen-
ta , que en tiempos remotos , en las derrotas
que sé hacían desde el Estrecho de Hércules
dando la vuelta á ' l o largo de las playas del
: A frica , se hallaba enfrente de ellas una Isla
quadrilonga de tresmil estadios , esto es, tres-
cientas setenta y cinco millas de longitud ; y
dos'mil estadios, ó doscientas cincuenta millas
de latitud : añade que se encontraban en sus
cercanías otras Islas menores , y que á mayor
distancia se extendía un vasto continente: que
un terremoto sumergió en el Occeano la gran-
de Isla , cuyas ruinas esparcidas por aquellas
aguas formaron, otros, tantos escolios, que h i -
cieron peligrosa la navegación por aquel pié-
lago , y los baxeles no se atrevieron en ade-
lante a sulcar sus ondas: finalmente , que in-
terrumpido este comercio , y dexados abso-
lutamente estos, viages y navegaciones , se per-
dio también la memoria de este camino , y de
aquella parte de nuestro globo. La Isla de que
habla Platón estaría , a mi ver , entre el Bra-
sil y la Guinea, y era la escala de la navega-
ción de los'antiguos a el América. E n las
Ilustraciones hablaré de este mi sistema , y
traeré las pruebas, demonstrando particular-
mente la comunicación antigua entre los F e -
nicios de Gadír , y los pueblos de la América
meridional (a).
El
(a) Ilustración t.
CARTAGINESA. 121
X I . " E l comercio de los' Cartagineses de En el siaio
España se habia puesto en un estado el mas l o s G a r -
l v
:

rí . J • 1 • 1 • • tagmeses des-
floreciente , quando en el siglo quarto cier- cuidan déla
tos sucesos adversos empezaron a turbarla re- España; y los
pública. E l General Cartaginés hizo en Sicilia hacen"°una
algunos agravios a. las tropas extrangeras que embaxada á
servían en su exército. Doscientos mil bom- A l e x a n d r o
bres en el África irritados se conmovieron, y 3 -
M a n 0

prorrumpieron en una abierta rebelión contra


Cartago. E n todo aquel siglo la Sicilia había
sido un teatro de glorias en las continuas vic-
torias ; pero al mismo tiempo una-tumba de
honor de sus exércitos , cuyos triunfos repe-
tidos no los indemnizaban en sus pérdidas y
desgracias. Roma, señora ya de Italia, empezó á
proteger con fuerza laTibertad de Sicilia , y a
mover los zelos de los Cartagineses. Crecía :
también entonces la; monarquía Griega baxo
del poder de Akxandro, cuyo valor , y la for-
tuna de sus exércitos esparcían el terror sobre
la tierra. Estas combinaciones funestas obliga-
ron á los Cartagineses á desampararlos pues-
tos que ocupaban-en. la Bética para correr al
socorro de su patria : ó acaso los Andaluces
se valieron.de estas críticas circunstancias pa-
ra rechazarlos. Dueños aquellos Españoles de >
su libertad , sacudido él yugo cartaginés, te-
mieron por otra parte las ..armas del'héroe de
la Grecia , cuyos golpes descargados en Orien-
te, resonaban en el Occidente. E l temor no es-
taba destituido de razón , pues los pueblos de
Ta. Bética habían mantenido la amistad y cor-
respondencia con los Fenicios de Tiró , ciu-
d a d entonces sitiada por las tropas de aquel
Monarca. Pensaron ganarlo con la lisonja , y
le enviaron un Embalador' español que le
die-
;I22 E S P A S A T

diese el parabién de las insignes hazañas con


que inmortalizaba su nombre , y disculpase al
mismo tiempo a su nación de los vínculos
antiguos , que la habían unido con los Tirios;
y finalmente le ofreciese la amistad y alianza
de los Españoles ( i ) . Es verisímil que los An-
daluces quedaron muy satisfechos del éxito de
su embaxada , porque en testimonio de su ve-
neración y gratitud levantaron una estatua en
el Templo ele Cádiz á aquel Príncipe guerre-
ro : obsequio que no dexaria de adular el áni-
mo ambicioso y soberbio de aquel conquis-
tador (2).
No obstan- X I I . Aunque los Cartagineses desampara-
te continúa- n la Bética, ó no tenian tanto cuidado de
f 0

tagines^sü ^ » e
olvidaron por eso de España:, ni
a n o s e

c o m e r c i o dexaron su comercio , cuyos ricos provechos


por las Cos- e [ principal apoyo de su república. E n
r a n e

ras e
P " i
E s a
eg d de paz que puso fin á la primera
t r t a 0

guerra púnica, aunque ellos recibieron la ley


y perdieron la Sicilia , quisieron conservar á
todo trance el comercio del Mediterráneo , y
tenerla libertad de traficar en los países que
babian cedido. La estupenda nave construida
de orden de Geron Rey de Siracusa después
del referido tratado , es una prueba de la con-
tinuación del comercio que mucho antes ha-
bían abierto los Cartagineses entre la España
y
. ít) Dioáoro Sículo B'i&íífs. T . Ha Bélgica , y Orosio quiso hib'ar de
fl 'L. 17. n. ti'J. P . S 4 9 . Justino Bis • estos, qumdo entre ios EmbajraJo-
' Sor'm Pbüpícx. L. si- c. 1 3 . p. 1 3 8 . res, que se presentaron a aque' Prín-
Pablo Orosío Hijtoriarum. I_. 3. c 1 0 . cipe , nombró ffitpanHm , Morintum.
p. 194 t. 6. c. i t . p. 4 4 Í . AigUMos el Bspañti , y el Mtrv». ^
JHistoriadores Fípañoles han creído (z) Dion Casio HLnrite Rom T.f.
por error, que el Embaxadorde Es- L. 37- rium. \i. p. 1 4 4 . Sustonio ea
paña enviado i Alenandro Magno se la vida del Cesar citadop.r el AnoU.
llamaba Mct'jio , y c¡;an á Orosio. dor de Dion eri el lugar dicho,
los Morinor eran pueblos de ia Ga-
CARTAGINESA. 123
y la Sicilia. E l famoso campo June ario h. de '
juncos en Cataluña contribuyó á los aparejos
de aquel navio , subministrando los materiales
necesarios para las gúmenas , otros cables, y
demás xarcia necesaria , - y los transportaron
probablemente los Cartagineses que freqüenta-
ban las Costas de España y de S i c i l i a ( i ) . E l
Señor Abate Tiraboschi entendió m a l , y por
ventura ni aun examinó á Ateneo garante de
esta noticia , y por eso sospechó sin razón
que los materiales para el cordage del baxel de
Siracusase sacarían antes bien de la Iberia Asiá-
tica que de la Española (b).
, X I I I . Mas Ja ambición y orgullo de Car- Desembar-
tago no podía sufrir un mero comercio en Es- ca«ag?n«as
paña sin algún ayre de dominio. La primera en España el
guerra púnica , los sangrientos motines de los año 1 3 7 an-
soldados estipendiarios, las sumas': exhorbitan- " M c

fes-qüe^lá prepotencia Romana les exigió , y


ellos se vieron precisados á pagar para librar-
se de mayores vexaciones, habían quebranta-
do sus fuerzas , y abatido su poder. Non obs-
tante , a pesar de estas desgracias , conservaban
la superioridad de ánimo •", y se'•alentaban Con
la esperanza de Ja venganza; de suerte que ce-
sadas las hostilidades pusieron la mira én los
antiguos dominios Españoles , y avergonzados
de haberlos ó perdido ü abandonado , se pre-
pararon , dice Polibio , para restablecerse en
ellos. Amilcar Barca , h o m b r e de ilustre - naci-
miento , concluida felizmente en África la
!

guerra contra los amotinados , fue nombrado


para hacerla en España. T o m ó su derrota des-
: Q. de
(1) Ateneo Dt'ifiienpli'istaritnf. (t) ilustración t.
124' E r ASA s

de Cartágo doscientos treinta y siete años an-»


tes deja Era Christiana : llevaba baxo de su
conducta un poderoso "exército ; y desembo-
cado el Estrecho de Hércules ó Gibralrar , des-
embarcó sus tropas en Cádiz , ciudad que , co-
mo se deduce de este mismo'hecho , mantenía
aún la antigua amistad y correspondencia con
los Cartagineses. L o acompañaron en esta ex-
pedición su primogénito Hannibal , niño' tier-
no en la edad de nueve años , y un joven ga-
llardo llamado Asdrubal, a quien honró des-
pués dándole á su hija por esposa. Estos dos
mancebos educados entre el ruido .de las ar-
mas baxo dé la dirección de este gran Capitán,
aprendieron en su escuelaeL arte militar , y
.. salieron- tan hábiles en. ella , que merecieron
ser sus succesores en el mando de los exér-
citos de España ,, •
Las ner- ^IV. Amilear Bajea conduxo sus- tropas
ras de A m i i - d e Cádiz al continente y abrió la campaña
car en Espa- talando improvisamente las tierras de los Espa-
ña, que du- ñ o l e s d e

quienes .dice Apiano Alexandrino,


rsron nueve • «' • • *
años escasos, np. habia ne§ib.ido. ningún, 'agravio : saqueó tam-
bién muchos 1 ugares , y el .botín que hacia en
sus excursiones,lo dividía regularmente en
tres partes. Uüa-k-;distribuia á las tropas para
contentarlas , y tenerlas prontas a qualquiera
acción : destinaba otra para hacer varios rega-
los a las principales cabezas del gobierno de
Cartago ,-cultivando por este medio su pro-
tección y favor para asegurarse un podero-
so -partido en la capital de la república : en-
. : via-
(i) Cornelio Nepos Van &c. en l. i f . n. t. p. 5 1 0 . Appiano Ale-
la vicia de Amilear n. j . p. 1 1 4 . Po- • xandrino T. I. Pe Bcllis Híspanlas,
libio H'uioriarum. T . I . L. i. p. l i f . .pag,- 417.....
116'. Diodoro Sículo Blblktkca.T.II. . ¡- .
CARTAGINESA. 125
viaba la tercera parte al Senado en prueba de
sus fatigas , y en testimonio de los servicios
hechos al estado en tan ricas conquistas. Sa-
queadas las Costas mas cercanas de Cádiz ^cor-
rió el exército una gran parte de la Bética , y
penetró por varios países de la, Extremadura
y Portugal¿'Las batallas mas sangrientas que dio
A mil-car fueron a quatro pueblos principales:
los Tartesios que habitaban cerca de las orillas
del Estrecho en los antiguos dominios de A r -
gantonio : los Iberos , pueblo de la Bética , se-
gún atestigua R u f a Avieno , el qual se dio es-
te nombre del rio Ibero , llamado hoy Hio-
Tinto , bien diferente del famoso Ibero de Ara-
gón , conocido vulgarmente con el nombre
de Ebro : los Celtas , gentes , como se dixo en
el libro de la España Celtibérica , de los con-
fines'de la Andalucía y Portugal , y de aque-
llos países occidentales : los Vetones pertene-
cientes a la Lusitania acia la raya de Extrema-
dura y del Reyno de León. Las armas de A m i l -
car en estas expediciones militares tubierón
regularrhenté una fortuna propicia y feliz. E l
sujetó muchos pueblos fuertes y belicosos:
deshizo un exército de Celtas baxo de la con-
duela de Istolazió ; alistó a sus banderas tres-
mil Españoles prisioneros que quisieron to-
mar partido en sus tropas: alcanzó una com-
pleta victoria contra lndorte que mandaba
cincuenta mil Celtas ; la mayor parte quedó
sobre el campo , y otros muchos con su G e -
neral fueron hechos prisioneros. -Pero la gloria
de esta victoria la eclipsó Amilcar con la in-
humanidad usada con lndorte. T r j t ó á este
ilustre prisionero con suma barbarie , y con
exceso.de crueldad: llegó á sacarle los ojos.
126 E S P A Ñ A
y lo hizo morir con infamia colgado de una
horca. En estas conquistas no se sirvió solo de
las armas; se valió también de la persuasión
y de las lisonjas, de suerte que una vez dio
libertad a diezmil prisioneros para ostentar el
ayre de dulzura, y generosidad. Hacía todas
las tentativas posibles : ora procuraba espantar
a los pueblos con el rigor: ora los atrahia con
la humanidad. Estos medios le dieron la po-
sesión de muchas ciudades , y logró con ellos
gozar de algunos dias de tranquilidad y reposo
en el seno déla paz. En estos momentos de
tregua edificó en los países Célticos de sus
conquisras una ciudad con el nombre corres-
pondiente á nuestro idioma de Castel-blanco,
y la destinó para quarteles de invierno. M o v i ó
después las armas contra los Vetónes y puso
sitio á la ciudad de Hélice , cuya precisa situa-
ción ignoramos. Algunos pequeños Régulos
de aquella parte de España se confederaron
contra el enemigo común. Orison uno de ellos,
fingiendo que se iba á juntar con Amilcar, in-
troduxo un socorro de tropas en la plaza. A I
mismo tiempo los demás Príncipes con su exér-
cito se cubrieron , apostándose detrás de unos
carros cargados de haces de leña , que los co-
locaron á vista del campo enemigo. Los Car-
tagineses ¡no penetrando la astucia de este es-
tratagema prorrumpen en grandes risadas , y
en voces de desprecio; vuelven la espalda á
la plaza , y marchan acia aquel generó de es-
pantajo. E n un momento los Españoles en-
cienden las faginas; y aguijonean los bueyes
contra el exército Cartaginés. La confusión,
el incendio, el ímpetu de-Ios. carros desorde-
denan el exército : la guarnición , y ©tras tro-
pas
CARTAGINESA. 127
pas que estaban emboscadas salieron impro-
visamente , iy; atacaron con tanto denuedo al
enemigo, que-habiendo hecho, .un grande es-
tragóle obligaron a tomar la fuga. Este estra-
tagema de los bueyes incendiarios sorprehen-
dió. de tal manera á los Cartagineses , é hizo tal
impresioriíen Hánnibal , que lo tubo graba-
do en la memoria , y al cabo de algunos años
10 imitó en Italia burlando con él a Fabio , y
venciendo por este medio a sus tropas , c o -
rno insinuamos al número V I I . Barca carga-
do de los escuadrones, de Orison al pasar el
Guadiana fue herida gravemente , cayó del
caballo , y se.ahogó; en las aguas de aquel rioi
Este es el fin délas empresas de'Amilcar por
el espacio de quasi nueve años. Es indecible
el. botín qué. hizo en estas expediciones: Cor^
nelid Nsepós asegura , que el África.' enrique-
ció-sumamente por medio de esta,guerra , y
que Cartago estaba llena de hombres , de ar-
mas , caballos , y de dinero. Narración nada
inverisímil , pues Strabon asegura , que aquel
General halló, ¡en los países delosTurdétanos
tanta quafttidad7.de. plktá ¿. que;basta las tinajas
y los pesebres eran de este metal. "
X V . E l joven A s d r u b a l y e r n o de Barca, Las de A s -
tomó el mando del exército por decreto del drubaldura-
Senado^ Para honrar la memoria del suegro, y ° "
o c i l a

premiar eí valor de Hannibal su cuñado , que


se había salvado; retirándose á-Castel-blanco,
lo hizo Comandante d¿ da caballería, y su T e -
niente General, con aplauso de los soldados
que lo amaban. Cartago , que tomaba á pechos
la .conquista de España por dos inmensos teso-
ros que sacaba de ella , envió un refuerzo de
-tropas. Asdrubal se puso; luego en campaña
con
I,a8 É S p;A.ff. A <-
con cincuéntamil Infantes'; seismil Caballos,
y doscientos Elefantes. Dio. la batalla áOrison,
y á sus aliados , y por fruto de su ¡victoria se
apoderó de doce ciudades. T o m ó después el
camino de la Celtiberia hasta las cercanías del
Ebro. Hizo en • esta marcha rápidas ¡conquis-
tas ampliando en un modo indecible los do-
minios de Cartago. Mereció este ^General los
mayores elogios por haber sabido ahorrar la
sangre asi de-sus tropas , como de las enemi-
gas. Sola la necesidad le obligaba á usar de la
fuerza , y entonces se valia .delardor y fuego
del joven Hannibal. Por lo demás , lisongea-
ba , trataba con dulzura , premiaba ; de modo
que se pudo llamar con razón el conquistador
de los Españoles , antes bien que el domador
de España. Se hizo amar tanto de la misma
nación , á la qual ponia, con blandura el yu-
go sobre el cuello j que muchos'pueblos lo
aclamaron su General, y fallecida su muger
le ofrecieron una Princesa Española , á quien
dio la mano de esposo. Y o creo que el Capi-
tán de Cartago mereció particularmente estas
demonstracíones de afecto, de los pueblos de
Valencia y Murcia , cuya dulzura da , á la ver-
dad , honor a l a sociabilidad. Los habitantes,
participando de la suavidad del ayre que_respi-
ran , son afables, y de un corazón sensible y
amoroso; y su natural se uniformaba al de el
Gefe extrangero , que poseía en grado eminen-
te estas bellas qualidades : en efecto él escogió
uno de aquellos parages para establecer su ca-
pital. Entre los confínes de estas dos amenas
Provincias edificó a las orillas del mar una
ciudad con buenas fortificaciones y buen puer-
to . a. la qual honró c o n el hombre de la ca-
be-
CARTAGINESA. 129
béza'del Imperio llamándola Cartago nueva,
bien conocida el dia de hoy con el de Carta-
gena , célebre departamento de nuestra mari-
na , é insigne por su astillero , y por su di-
que. Ella fue destinada no solo á Corte de los
Cartagineses , sino también á quartel general
de las tropas , arsenal de las naves, emporio
del comercio , y finalmente vino á ser el ma-
nantial mas fecundo de sus riquezas. Fuera de
esto , fundó también Asdrubal algunas otras
ciudades menos célebres , movido de la vani-
dad de un nombre postumo superior al de sü
sueg'ro , que solo hizo la fundación de Castel-
b.lanco. Levantó también un cuerpo de ocho
mil caballos , y r'eclutó ün exército dé sesen-
ta mil Infantes la mayor parte Españoles. Los
Saguntinos , los Ampuritános, y demás pue-
blos originarios de la G r e c i a , que habitaban
las Costas de Cataluña y Valencia, temieron
el ,poder de los Cartagineses , y no conside-
rándose con fuerzas capaces de resistir en ca-
so de rompimiento , enviaron una embaxada
a. Roma , pidiendo la protección y alianza de
la república. El Senado., que no podia mirar
con indiferencia el dominio tan vasto, que.ad-?
quiria eñ España Cartago, cuya potencia le da-
ba zelos , recibió la súplica de aquellos pue-
b l o s , y despachó embaxadores a el África. Es-
tos manejaron la negociación de modo que con-
cluyeron un tratado éntrelas dos potencias', en
virtud del qual se estipuló la libertad délas
Colonias Griegas de España, y se señaló el Ebro
por límites de las conquistas de Cartago. Este
aspecto tenían los negocios de aquella repú-
blica, quando una muerte violenta cortó el
hilo dé las grandes ideas de.Asdrubal en el año
oc-
130 1
E S P A Ñ A
octavo de su gobierno. Este Capitán condenó '•
a muerte entre tormentos crueles y desacos-
tumbrados á un Señor. La Historia calla el
nombre de este infeliz , y no nos ha revelado
el delito , ü la sinrazón ; pero nos cuenta que
un esclavo Celta Español (los Historiadores
literarios de España , y otros Escritores , Jo lla-
man Gaula ó Francés por error) determinó ven-
gar la muerte de su amo. Esperó que Asdru-
bal siguiendo su inclinación y costumbre fue-
se á la caza , y espiando el momento en que'
estaba mas descuidado , le dio alevosamente un
golpe mortal que le quitó Ja vida,
Doscientos ' X V I . E l exército apellidó á Hannibal, y
y veinte años i Senado confirmó la elección. Este nuevo
e

^ t m ! , }% General tenia veinte y cinco años. V i n o á Es-


[

Salvador co- pana en la edad de nueve , tomo muger E s -


menzaronlas pañola , v i v i ó continuamente en estas Provin-
Hannibal en cias habiendo seguido las armas • baxo de la
España. conducta de su padre quasi nueve años;, y
otros ocho tubo el mando de la caballería á
los órdenes de Asdrubal su cuñado. El clima
de España,.que en todos los¡siglos, ha pro-
ducido insignes guerreros ^yTósexemplos con»
tínuos de valor repetidos a sus ojos en los
combates de ambas partes , 1 b ' infundieron un
corage extraordinario superior al común de
los demás héroes fuertes y alentados. Esta ob-
servación obligó á Lucio Floró á dar á la
España el glorioso título- de maestra de Han-
nibal eln el arte militara La primera acción del
nuevo General fue el castigo de el'agresorl ale-
v o s o . , que se executó con exceso de-rigor,
que degeneró en inhumanidad. Justino , Va-
lerio Máximo ,.. y otros antigubS'Escritores
cuentan .-atóiiitos4a-constañeia de"! aquel infeliz
-y.} - " Es-
CARTAGINESA. 131 ¡
Español , que asombró á todos loscpresentes.
Gritaba entre los tormentos que todo su de-
lito era amor y fidelidad á su A m o y Señor. La
serenidad de su semblante j la alegría del áni-
mo , y el valor de su corazón que manifestó en
el suplicio, triunfaron de la crueldad de los
verdugos. Inmediatamente comenzó Hannibal
sus excursiones por España. Marchó hacia Cas*
tilla la nueva y en las primeras campañas sujetó
los Oleadas , apoderándose de la capital Altea,
Ciudad grande y opulenta , que Tito L i v i ó
llamó Carteya por error. El año siguiente en-
tró en el Reyno de León-, é hizo Ja guerra á
los Vacceos , á quienes les tomó Arbúcala , y
Elmantica.. La primera , hecha alguna resis^
tencia , se rindió á las fuerzas superiores del
enemigo. Elmantica , hoy Salamanca, burló la
astucia de Hannibal de un modo muy singu-
lar de que han hecho mención Polieno y
Plutarco. Los ciudadanos capitularon la liber-
tad , dejando las armas , y entregando la pla-
za al enemigo. Salieron los hombres desarma-
dos ; pero las mugeres sacaron las espadas ,
teniendo la advertencia de ocultarlas debaxo
de sus vertidos., bien persuadidas á que el
enemigo no tendría el atrevimiento de reco-
nocerlas. Hannibal encargó a un cuerpo de
Caballería , que guardase las puertas de E l -
mantica , y velase sobre los vencidos , mien-
tras el resto del exército se entregaba al saco de
la Ciudad. La guardia de Caballería abandonó
el puesto por Ja. codicia del pillage , y dio
tiempo y oportunidad á que las mugeres divi-
diesen las armas con los maridos , y entrasen
en la Ciudad sorprendiendo á los Cartagine-
ses , y cerrando con ellos con tanto v a l o r ,
R que
132 ESPAÑA
que varios fueron hechos piezas , y otros to»
marón la fuga. Entre otras acciones se cuenta
una hazaña estupenda de una muger que se ha
hecho famosa en la Historia. Observó un sol-
dado Cartaginés llamado Hannon,. bien armado
con una lanza en la mano ; lo acometió con
tal denuedo que se la quitó , y revolviéndola
contra él lo hirió gravemente. Después de la
primera sorpresa el exército púnico se reunió.
Los Salmantinos no- pudiéndose mantener en
la C i u d a d , se retiraron cargados del enemi-
go , y ganaron la cima de un monte á don-
de se fortificaron ,, y se mantuvieron algún
tiempo á la presencia de los Cartagineses , has- -
taque la necesidad les obligó á rendirse. L o
hicieron con honor habiendo obtenido el per-
don y la libertad devolver á su patria. Conclui-
da esta expedición se retiró Hannibal a Car-
tagena.. Cien mil hombres Carpetanos , Olea-
das , y de otros pueblos, confederados salieron
á disputarle el paso por Castilla la nueva. Los
primeros ataques desordenaron la retaguardia j
de suerte que Hannibal juzgó acertado el reti-
rarse ,. y puso el campo á las orillas del Tajo.
Los Españoles se mantuvieron formados es-
perando que el enemigo pasase el rio para
atacarlo al mismo tiempo : pero el prudente
Hannibal aguardó á que la noche con su obs-
curidad y silencio cubriese su marcha. Quan-
do lo observaron los Españoles, creyendo que
la retirada era fuga consultando con su intrepi-
dez y valor , sin esperar las ordenes de sus Ge-
fes , se pusieron desordenados en movimien-
to , y persiguieron al .enemigo con suma con-
fusión por el rio. Hannibal no perdió esta oca-
sión : ordenó oportunamente los Elefantes so-
bre
CARTAGINESA. 135
bre las riberas : formó en quadro la Caballe-
ría ; y volviendo la frente a los enemigos ,
mientras pasaban desordenados el T a j o , los
consternó y los deshizo, venciendo asi la pru-
dencia y arte militar de Hannibal la poca ex-
periencia y la animosidad incauta de los Es-
pañoles. Se cuentan otras expediciones de este
Héroe ; mas no refiere la Historia si fueron mi-
litares ó pacíficas. Estuvo en las ultimas extre-
midades occidentales de España ; y cerca del
cabo de San Vicente , el Puerto de Hannibal
tomó este nombre de aquel Capitán , ó por-
que él lo formó , ó por alguna hazaña alli exe-
cutada ó por alguna otra acción memorable.;
Viajó a Navarra y abrió en los montes Pirineos 7

de aquellaprovincia las famosas minas llama-


das los pozos de Hannibal , de uno de los qua-
les se sacaban trescientas libras de plata cada
dia. Pero las ideas de este General eran mas
Vastas ; no se limitaban a la conquista de E s -
paña ; pues esta la consideraba como un me-
dio para habilitarse á mas gloriosas empresas.
Era hijo de unvaleroso Cartaginés , que habia
muerto con el dolor de no haber adquirido
ventajas sobre los Romanos en la primera guer-
ra púnica. Su padre lo educó con este odio , y
en la tierna edad de nueve años le hizo ju-
rar sobre las aras de Júpiter una enemistad irre-
conciliable contra Roma. Conservaba también
fresca la memoria de la perfidia y violencia
conque los Romuios quitaron a su nación la
Cerdeña, ínterin que reynaba entre ambos pue-
blos la unión y concordia : la declaración de
una guerra injusta , á tiempo en que no podían
aguantarla: las sumas considerables que les obli-
garon á pagar sin otro motivo que el de la su-
R 2 pe-
perioridúd que tenia Roma sobre Cartago. T o -
cias estas razone? fermentaban en el corazón de.
Ha'nnibM 1 1 deseo) derla, venganza.: C o n c i b i ó ,
pues i;él'4esrgn.i;o de;conducir sus armas á Ita-
lia-, y llevar la-'guerra a las mismas puertas y
debaxo de Ios-muros de Roma, Dueño de una
gran parte de España se juzgaba capaz de aquel
proyecto :• las provincias que él y sus anteceso-
res conquistaron , le submíhistraban iiinume.-;
rabies soldados dé un valor; incomparable : las
ricas minas lo proveían de dinero para los
gastos de la guerra. Pensaba adquirir una glo¿
ría inmortal; en la- posteridad,; porque si sus
armas eran afortunadas en Italia , daba ei:>Im-
per.i.o del. mundo á su patria ; pero aunque la
guerra no tuviese un éxito propicio y felizi, su,
nombre se citaría siempre con reputación ; lá
magnanimidad de su corazón , la superioridad
de su ánimo , y el esfuerzo, de su valor ocu-,
parían un lugar distinguido en la historia , y
se. -leerían en ella con asombro de las naciones.
Lleno de estos heroicos pensamientos se deter-
minó á la ardua empresa. • ••• .a
Sitio me- X V I I . Sagunuto , hoy Morviedro , era de
morable de origen? griego i en virtud de los .tratados go-
Sagunto. zaba de la protección de Roma > y no podían
molestarla los-Cartagineses sin ofensa de aque-,
lia república, y sin una manifiesta infracción de
los tratados. E l sitio de esta plaza importante era
el medio m;;s seguro para irritar a los Romanos,
y. provocarlos á.la guerra. Hannibal no tenia
orden , ni estaba autorizado para.abalizar-un pa-
so tan atrevido. El odio y la venganza , pasio-
nes violentas é ingeniosas , le sugirieron el me-
dio para la execucion de sus ideas. Los Sagun-
tinos habían,talado, las campañas de los Torbo-
-•yr< 1
- lé-
C A R * A G I N E S A. I35\
létas sus confinantes , a quienes Tito L i v i o por
equivocación llamó Turdetanos. Hannibal hi-
zo amistad con estos pueblos , y envió algunos
de los naturales de Cartago acompañados de.,
cartas para el Secado , en las qüales falsa-
:

mente exponía que los Romanos turbaban la


paz de España , valiéndose de los Sagúntinos
para' inquietar , y ' sublevar los aliados de
Cartago. Repitió vareas veces sus quexas escri-'
tas con toda la acrimonia y fuego , exageran-
do la temeridad , orgullo y mala fe de los
Romanos ; hasta que el Senado lo hizo arbi-
tro de los negocios de España , con un am-
plio poder de obrar como júzgase oportuno
y conveniente sin ninguna limitación. Car-
tago seducida por el ardor indiscreto , ' y por'
el .odio implacable de su General dio un paso"
imprudente , que después de excesivos gastos
en~ una .guerra obstinada y sangrienta , la hizo
caer de uno en otro precipicio : y finalmente'
lacónduxoá su ultima ruina. E l ínconsiderai 1

do Hannibal lleno de gozo con los poderes


del Senado , citó a los Sagúntinos para que ;

respondiesen á las quexas de los Torbolétas ;'


pero estos no queriendo reconocer aquel Tri- :

bunal dominado de la prepotencia y apela-V


ron á los Romanos en cuyas manos deposita-
ban todo aquel negocio. E l orgulloso África-'
no , poco Señor de su cólera \ solo tardó una f

noche á mover su exército , tomando la mar-'


cha hacia Sagunto. Los ciudadanos sorpreheri-*:
didos de esra novedad , despacharon un Ern-,
baxador á R o m a , conjurando á la república'
con la mas viva instancia, que no los abando-
nase en aquellas circunstancias. El Senado , en
vezdeun exército, envió á España quien acor -¡
- da-
136. ESP.ASA
dase al General Cartaginés los artículos de las
convenciones firmadas entre las dos repúbli-
cas, ínterin las tropas enemigas habían ya tala-
do la campaña , y ciento cincuenta mil hom-
bres sitiaban la Ciudad : se habia tirado la l i -
nea de circunvalación , y se habían levanta-
do trincheras guarnecidas de toda suerte de
máquinas militares cerca de las murallas. Han-
nibal no se dexó ver de los Embixidores R o -
manos , y afectando un ayre de superioridad,
con una jactancia propria del gusto de los
Paladines modernos, les hizo decir que los Car.
tagineses , por educación y por costumbre
protegían á los miserables tiranizados , y que
asi , habiendo Roma en los años pasados con-
denado injustamente a varias personas prin-
cipales de Sagunto por razón de ciertas in-
quietudes , de cuya causa esta Ciudad ha-
b.ia hecho arbitro al Senado Romano; él c o -
mo Garante de la tranquilidad , no podía t o -
lerar esta opresión : que su intento.era des-
agraviar las familias ofendidas , y restituir a
los Sagúntinos los derechos de la libertad
que Roma les habia usurpado. Los E m b a -
xadores mal despachados en España , mar-
charon a Cartago , y delante de los padres ex-
pusieron la admiración del pueblo Romano,
y los graves motivos de justo resentí miento
por la infracción de los tratados. El Senado
culpó a los Sagúntinos , los quales sin respe-
tar el poder y autoridad de Cartago molesta-
ban con mil agravios á los subditos de aque-'
lja república. Los Enviados de Roma roga-
ron que la satisfacción de los agravios se de-
xáse al arbitrio de su pueblo ; pero Cartago
respondió que tenia fuerzas para vengar por
CARTAGINESA. 137
sí mísmíi las injurias que se le hacían. Esta
respuesta sorprehendió a los Romanos , y
junto el Senado hubo muchos debates y alter-
caciones entre los padres divididos en varios'
pareceres : unos querían , que sin dilación se
enviase un buen socorro a los sitiados : otros
se opusieron ,. pretendiendo que se difiriese ,
pues no estaban obligado^ á socorrerlos. Los
primeros alegaban los sagrados vínculos de la
alianza , y la protección acordada: los segun-
dos decían que S.igunto era un pueblo ami-
g o ; mas no subdito de Roma. Aquellos re-
presentaban el honor de la repvjblica vulne-
rado en las personas de los Embaxadores mal
recibidos é injuriados 1 estos respondían, que
r

a Roma interesaba recuperar las Ciudades per-


didas en la Esclavonia , y asi era prudencia su-
frir un poco-, re frenar el ímpetu de la vengan-
za ,, y dexar que prorrumpiese á mejor tiem-
po. Este vil partido de una política interesada
prevaleció^ en el Senado , y fue abrazado este
consejo contra el propio honor y contra los
deberes de la amistad y alianza. ínterin los in-
felices Sagúntinos sufrían con una constancia
heroica y con un valor maravilloso todos los
horrores de un sitio el mas terrible : los alen-
taba la engañosa esperanza de un socorro opor-
tuno en la mayor necesidad. Los primeros ata-
ques de los Cartagineses para batir los muros
fueron poco afortunados : al contrario los Sa-
guntinos- no solo hacían una vigorosa defensa;
sino también tentaron muchas salidas , todas
con éxito feliz. El valor de Hannibal lo con-
duxo a. la escala pero tuvo la desgracia de
recibir en un muslo una herida de un golpe
de trágula , y después de varios combates sus
tro-
ESPAÑA •:")
tropas fueron rechazadas hasta los aprbchesTVol-
vieron después de; algunos dias los Cartagine-
ses con .ardor y. empeño á los ataques, y abrie-
ron diferentes brechas; los sitiados con una in-
trepidez, indecible las ocuparon inmediata-
mente , y las cubrían con su valor sin retro-
ceder un paso, y las defendían del ímpetu
del enemigo arrojando sobre él una continua
lluvia de. fuego en una multitud de faláricas
incendiarias-(i).. Estas armas atravesábanlos
escudos, y de tal suerte los encendían , que
abrasándose el soldado , no pudiendo resistir
a la vehemencia del fuego, lo arrojaban sin
libertad , y desarmado asi el cuerpo , lo ex-
ponía descubierto a los golpes del enemigo.
E l fuego de las faláricas arrojadizas fue tan ac-
tivo , que los sitiadores se retiraron cargados
de los Saguhtinos , que hicieron una brava sa-
lida ,,hasta su acampamento. En este interva-
lo pudieron los sitiados reparar las brechas;
y. Hannibal habiendo dejado en su lugar á Ma-
harbal, marchó á quietar los pueblos Oretanos
y Carpetanos-, que sufrían de mala gana las le-
vas que hacia en sus tierras el'Cartaginés.
Vuelto al sitio de Sagunto, y empeñado en
la redención de la plaza, hizo fabricar una gran
torre de madera , que excedía en alteza á los
edificios de Sagunto, y conduciendo esta gran
máquina dando vuelta al circuito de los mu-
ros , hizo jugar con sumo vigor las catapul-
tas , y vallestas: minó ocultamente el terreno,
y sorprehendió la plaza , introduciendo sus.
tropas dentro de ella. No. perdieron el ánimo
los
Ci) Dé las faláricas, tragulas , y el Tomo de la España Romana,
•otras armas Espartólas,' se hablará en \
CARTAGINESA. 139
los Saguntihos , los quales aunque se veían
abrumados del gran.numero de los enemigos,
con una vizarria , y con una intrepidez ¡increí-
ble , unidos en varios pelotones se retiraron al
centro de la plaza , y se fortificaron en uii
pequeño recinto a donde encerraron sus fa-
milias y sus haberes. Mantuvieron este puesto
con una audacia incomparable , hasta que con-
sumidos los víveres, oyendo con indignación
las condiciones propuestas de Hannibal indignas
de su heroico valor y reputación , persuadidos
con una estraña delicadeza de honor , que no
podían!sin infamia hacer amistad con los ene-
migos irreconciliables del pueblo Romanó (que
llamaban su aliado , aunque los habia desampa-
rado), tomaron la resolución ó magnánima ó de-
sesperada de morir combatiendo , creyendo mas
decoroso vender sus vidas al caro precio de la
sangre:de Cartago , y caer como esforzados , an-
tes que dexarse consumir de la hambre. Encen-
dieron una grande hoguera , y arrojaron en ella
la plata y todo quanto tenian para que consu-
miéndolo lasilamas no pudiese servir á sus ene-
migos , ni estos se pudiesen aprovechar de las
1

riquezas de Sagunto contra los Romanos. E s -


peraron que da noche. cubriese con sus densas
sombras, la tierra , y entonces hicieron el ulti-
mo esfuerzo de su valor moribundo con una
impetuosa salida. Sorprehendieron el exército,
lo atacaron con furor y. r a b i a b hicieron un es-
trago y una horrible carnicería. Muchos Car-
tagineses fueron hechos piezas en sus mismas
tiendas ; otros murieron medio armados; y
otros muchos fueron pasados a cuchillo habien-
do hecho .-una larga resistencia. E l combate fué
obstinado., los Españoles sitiados pelearon cd-
S mo
14o E S P A Ñ A
rao leonés, ni cesó el estrago de los Cartagi-
neses, sino quando dexaron de vivir losSa-
guntinos. Las mugeres observaban desde las
murallas ó trincheras la sangrienta pelea , y
testigos del destrozo de una y otra parte , quan-
do conocieron , que el acero enemigo habia
consumido á sus maridos , y á toda la juventud
de Sagunto , se, dieron priesa en quitar la vida
á sus tiernos hijos , y después sacrificaron las
suyas al rigor de la espada manejándola contra
sí mismas , para privar de esta suerte al G e -
neral Africano de la gloria del triunfo. Han-
nibal frustrado de sus esperanzas, viéndose
después de ocho meses de fatigas , y de un si-
tio memorable, vencedor de un montón de
ruinas, y dueño solamente de las pocas ri-
quezas que el fuego no había consumido j ca-
liente .con la ira , no hallando objeto en quien
Vengar su cólera con una crueldad indigna
de un Héroe que debe respetar en el enemigo
la fidelidad y el valor , hizo morir a los pocos
prisioneros , y á los niños , que sobrevivieron
a la total ruina de Ta patria. Este es el fin-la^
mentable, pero. glorioso- de una Ciudad flo-
reciente y rica. Cayó Sagunto vicrima-SDE su
constancia, y de la lealtad que habí».jurado
a sus amigos ¿ que la dexaron perecer aban-
donándola al furor y a la venganza de un
poderoso enemigo de Roma. La' memoria de
esta ruina es gloriosísima á Sagunto j pero no
es menos infame al ,pueblo Romano., que no
:

quiso acordarse ó ;despreció los. vínculos de


la amistad. Atónito Valerio Máximo de la fi-
delidad inviolable de, este pueblo: En la rui-
na de Sagunto , exclamó , veo la mismar fideli-
dad, afligida , / melancólica ¿n el semblante,
\ mi-
CARTAGINESA. 141
mirando condenados por la iniqua fortuna d uñ
fin tan funesto d sus mas religiosos y constantes
adoradores.
Almas celestes, venerable turba,
A quien no igualarán los venideros ,
Id , honor de la tierra, d los Elisios
A honrar la patria de las almas buenas ( 1 J ,
Asi cantó Silio Itálico, hablando poética-
mente y con los sentimientos de un gentil con
las almas de los Saguntinos. E l valor de estos
Españoles es mas digno de admiración , cote-
jadas sus fuerzas con las de los sitiadores. Una
Ciudad sola sin socorro , desamparada de los
aliados , resistió ocho meses a un exército de
ciento cincuenta mil hombres a la conduda de
uno de los mas famosos y experimentados Ca-
pitanes , el qual poco después con menor nú-
mero de combatientes esparció el terror por
toda la Italia , hizo frente a todos los exér-
citos de Roma , destrozó en solos dos años
doscientos mil Romanos , y no tomó y arrui-
nó á R o m a , porque no quiso. Sagunto fue ree-
dificada por Hannibal , que la hizo Colonia
Cartaginesa : a perpetua memoria de su victo-
ria parece que este General dexó algunas má-
quinas de que se sirvió en aquel sitio ; pues se
conservan aun hoy tres fragmentos de Arietes
llamados Arietes de Hannibal, como consta
de los inventarios que se hacían quando se en-
tregaba la fortaleza de Morviedro a los nuevos
Gobernadores. E l Serenísimo Señor Infante
Don Gabriel en su elegante traducción al idio-
ma castellano del Salustio ha presentado al pú-
S 2 bli-
fc) Ad vos Svderea? , quas nulla & castas sedes decórate piorum. Si-i
Eqaaverit actas , ite decus terrarum , lio Itálico,
auimae, venerabile vulgus, Elysium,
142. ESPAÑA
blico las figuras de aquellos arietes en bellísi-
mas láminas , explicando con la mayor exac-
titud su construcción , su peso y medida (1).
Hannibal X V I I I . La noticia de la ruina de Sagun-
hace otras so conmovió al Senado de Roma , el qual des-

embajada , y miró con horror el entregará su


General. E l Embajador de Roma, desnudan-
do el seno y mostrando el pecho a los Senado-
res : Aqui dentro, dixo, b Cartagineses, os trai-
go la paz ,y, la guerra ; escoged lo que quisie-
reis. Nosotros, respondieron los Cartagineses,
en tu mano dexamos la elección de nuestra amis-
tad b de nuestro odio. E l Romano no acostum-
brado á sufrir en otros el orgullo propio de
Roma declaró allí mismo la guerra : la aceptó
Cartago , y la publicó con todas las formali-
dades , asi satisfizo a los deseos de Hannibal.
Al primer aviso hizo este Capitán todos los
preparativos para llevar las armas á Italia : per-
mitió á los soldados Españoles que fuesen a
v e r , y se despidiesen de sus mugeres é hijos:
y él entre tanto se fue á Cádiz á visitar el
templo de Hércules , ofreciendo sacrificios á
aquella Deidad , para que le fuese propicia en
las guerras de .Italia. Vuelto a Cartagena , di-
1

vidió sus Tropas en tres cuerpos. Uno envió


á el África para cubrirla de qualquiera inva-
sión de los Romanos , otro dexó en España
para mantener la tranquilidad de aquellos do-*
minios á los ordenes de su Hermano Asdru-
bal:
(1) El Serenísimo Señor Infante Usjimol. Titulo linfas al Jugarla pag.
Don Gabriel Cayo Salusim Crispo en
CARTAGINESA. 143
bal • el tercero' debaxo de los suyos l o des-»
tino á la expedición de Italia , y marchó de
Cartagena hacia Francia con el designio, de pe-
netrar hasta Roma. Este ultimo exército se
componía de noventa mil Infantes y doce mil
Caballos de gente por la mayor parte Espa-
ñola y Africana. El cuerpo que partió á el Áfri-
ca era de trece mil ochocientos y cincuenta
Infantes, ochocientos y setenta Baleares, y mil
doscientos Caballos , todos Españoles. E l que
quedó en España se formaba de once mil ocho-
cientos cincuenta Africanos de Infantería , dos
mil quinientos cincuenta hombres de caballería
de la misma nación , quinientos Baleares , tres
cientos Ligures y mas de veinte Elefantes. E s -
ta división es una prueba de la sagacidad y
advertencia de este General, metiendo guar-
nición Española en África , y de tropas Afri-
canas en España. E l mismo procuró conser-
var á la posteridad la memoria de esta pru-
dencia militar en una inscripción que man-
dó grabar en el bronce , y leyó Polibio en
una Ciudad antigua del Abruzo situada en
el Promontorio Lacinio , el dia de hoy Ca-
bo de las Columnas. Dexó también en el
mar de Cartagena al Almirante ó General de
Marina Hannon con cincuenta naves de cin-
co ordenes de remos, y otros vasos menores
de quatro y tres ordenes. T o m ó la marcha por
Valencia y Cataluña : y el exército pasó el
Ebro en tres columnas. Con lisonjas , con
amenazas , y con la fuerza sujetó aquella par-
te de España que mantenía aun su libertad. E n
•Barcelona puso una Colonia , y Guarnición de
Cartagineses para cubrir las nuevas conquistas.
E n un monte cerca de Ampuriashízo ciertas
ca-
144 ESPAÑA
cabás llamadas antiguamente hs Escaleras de
Hannibal, Algunas tropas se detuvieron en
Cataluña a la disposición de Hannon. Dio la
licencia a. once mil Españoles que le pidieron
el retiro : finalmente pasó los Pirineos, y en
las Galias por Rosellon. con cincuenta mil In*
fantes y nueve mil Caballos. Barcelona capir
tal de las nuevas conquistas , tomó por ven-
tura entonces el nombre de Barcino , ó por
habérselo dado alguno de la célebre familia
Barcina que se distinguió en estas expedicio-
nes , ó en memoria de Amilcar Barca padre
de Hannibal ; pero no hay razón ni probabi-
lidad de atribuirle esta fundación. Las tropas
Cartaginesas partieron de Cartagena dos cien-
tos diez y ocho años antes de la Era Christia-
na hacia la mitad del mes de Junio , según se
puede colegir de Tito L i v i o . E l dominio pú-
nico se extendía por las costas orientales y me-
ridionales de nuestro continente desde los Pi-
rineos hasta el cabo de San Vicente , y se in-
ternaba por varias Ciudades de Aragón , Casti-
lla , Extremadura y León. La Cantabria , la
Galicia y casi todo Portugal, se mantuvie-
ron independientes sin doblar la cerviz al
yugo de Cartago, y conservaron su primiti-.
va libertad ( i ) .
De-
(i) Todo lo que he dicho de las Alexandrino T. 1.1. De Bellis Hispa-
guerras de los Cartagineses en Espa- nicls desde la p. 4 1 7 , hasta 4 5 8 . 1.
ña desde el num. 1 4 . hasta este lugar, De Bellis Hannlbalicls p. f S 8 . Strabon
lo he sacado de las noticias esparcí- T . I. lib. 3. pag. 1 1 4 . i ¡ 9 . Justino
das en los siguientes Escritores anti- Histeria Vhllifpicie lib. 44. c. 1 . p.
guos. Polibio Historiar im. T. 1.1. : . 648. Lucio Floro Rerum a Remanís
p. 1 3 . 1 1 3 . I. 1 . p. n6. t4o. 1 4 1 . gestarum. 1.1. c.S p. i48.Rufo Testo
1 5 7 . 1 7 1 . 1 . 3. desde pa». 1 3 0 . has- Avieno One mmnmx. desde el v.
ta 2 í S . Diodoro Sículo Blblhtheca T. 1 4 8 p. 133^. Valerio Máximo Vacío-
x. 1. af. num. 1 . p. 5io. f i r . num. rum memorabllium 1. 3. c. 3. fol. S 8 .
f. p. j 1 1 . Cornelio Nepos vita ex- col. 1.1. 6 . c. 6. fol. 1 4 8 . col. 1 . Po-
aüeututm Imperatorum vida de Amil- lieno Stratagematum. 1 7. c. 48. p.
car y de Hannibal p. 1 1 3 . Appiano 4 3 1 . Plutarco. Opera T . a. 1. De mu-
CARTAGINESA. 145
X I X Dexemos a Hannibal que encendido Cosmm-
en ira, y lleno de pensamientos sangrientos, v u s o s

ambicioso de la gloria de famosas conquistas i n c i a s t e " v

marcha con su exército en busca de los Roma- E s p a ñ a á


nos para abatir su orgullo , oprimir su poder y ^.. ,° doncl n s e
£

destruir su república.. ínterin volvamos.los " o m h i i o


ojos a los países libres é independientes de cu- Cartaginés
yos usos y costumbres no debo i defraudar á j n d e o t r a

la historia , antes de venir á la época de los ^ " " e x t r a n -


Romanos. Portugal, y la España septentrional, gera.
provincia por su situación y distancia las mas
agenas de la comunicación con los pueblos
extrangeros, mantuvieron mas que otros pai-
ses su primera simplicidad y grosería. C o -
mo algunas partes de aquellas regiones son
montuosas , alpestres , escasas de frutos y
avaras de cosechas, no encontrando los na-
turales de otro recurso para poder v i v i r , sino
en las posesiones vecinas favorecidas de la na-
turaleza , empezaron a hacer excursiones por
las campañas , robaban los frutos de ellas , y
se acostumbraron de tal suerte al pillage , que
todo lo llenaron de terror y perturbaron la
tranquilidad de las antiguas familias , las quar
les pasaban alegres la vida inocente en me-
dio de la abundancia de sus fértilles terrenos.
Los habitantes de la llanura atacados por todas
partes de aquellos hombres montaraces, se vie-
ron precisados a. armarse , e hicieron resonar
ert el yunque las espadas para defender sus
haciendas , y aun sus vidas. E l continuo exer-
cicio de las armas hizo insensiblemente de los
Españoles Occidentales, y del Norte otros tan^
tOS'

Uerum virtut'ibus p. 2 4 8 . 1 4 9 . Tito 4. y sig. y en otros lugares Silio Itali.


Livio • Hhtoríarum T. 3 . Decade 3. co De billa primeo 1. 1 . p. í . 8. 8 s .
1.11. desde el cap. 1 . al cap. 36. p. sig. 1. i . p. 45.1. 3. p. 46 Scc.
146 ESPASA
tos pueblos guerreros y feroces. Dexarón la
dulzura de la vida rústica .y pastoril , á pesar
de la multitud de greyes .y ganados que poseían.
Descuidaron de lá labranza , y abandonaron
los hombres el cultivo de aquellas tierras fe-
races , crasas , de mucha miga, que se miraban
cubiertas de -útiles.plantas y vestidas de loza-
nía, l í o : se alimentaban otros pensamientos que
de sangre y de guerra. A los divertimientos
suaves, pacíficos é inocentes , sucedieron las
justas luchas y otros combates fingidos, ora
á pie , ora á caballo. Estos y otros semejantes
exercicios se hicieron de moda y degusto. Se
buscaba el enemigo en el seno de la patria ¿
quando no se encontraba fuera de ella;. E l mo-
rir peleando en la campaña era Una gloria : la
muerte en el ocio se reputaba infamia : no se
deseaba la vegéz , pues se despreciaba la vida»
N o hay duda qué estos exercicios é ideas ha-
cían á los Españoles bárbaros ; pero también
los formaban excelentes guerreros ? y les inspi-
raban un animo atrevido , y un corage superior
al común de los demás pueblos del mundo.
Eran de miembros sueltos , y muy veloces eri
la carrera, acostumbrados á la fatiga y á la ham-
bre , muy peritos en los ardides y asechanzas,
ingeniosos en los estratagemas , ó industrias y
artes de. la guerra, intrépidos y ardientes en
los asaltos, inmobles en resistir , impertérri-
tos y serenos en la muerte.. Sus armas ordi-
narias eran el puñal , la espada , alabarda , lan-
za y otras semejantes, y tal vez la honda. EnTa
antigüedad eran muy célebres estas armas, prin-
cipalmente las de los Gallegos por el excelen-
te temple que daban al acero las aguas del rio
Calibe. Para su defensa se servían de ciertos
es-
CARTAGINESA. 147
escudos texidos de nervios de solos dos pies de-
diámetro : usaban el yelmo de tres crestas , las
grevas que defendiesen las piernas , y una co-
raza ligera de lino, y a veces también de cue-
ro. Peleaban á pie~y montados, y eran tan dies-
tros ginetes,que en la carrera sabian mante-
nerse doblándolas rodillas sobre la silla. Mar-
chaban con variedad de sonatas y de cintos
que los alentasen a la batalla , y manifestasen
la serenidad de ánimo con que iban á encon-
trar el peligro. Celebraban la memoria de los
mas famosos guerreros con suntuosas exequias.
Vestido el cadáver con pompa y magestad se ex-
ponía al público con la mayor magnificencia,y
después lo echaban en una grande hoguera. V a -
rios hombres bien armados á pie y á caballo ro-
deaban el cuerpo del difunto , dando vueltas al
túmulo , y formaban los elogios de aquel hé-
roe , publicando sus hazañas. Por ultimo se ha-
cían torneos, y otros juegos militares sobre el
sepulcro en que se recogían las cenizas después
de quemado el cadáver. En la mesa -eran muy
frugales , principalmente los Montañeses; pues
en las sierras , la comida ordinaria eran las be-
llotas, y la bebida el agua pura de aquellas fuen-
tes ó frescos arroyos. Las bellotas se exponían
al sol dos veces al año > y quando estaban bien
secas, las mondaban, las molían, y hacían pro-
visión de harina para seis meses. Fuera de las
montañas la mesa era mas abundante , era ser-
vida también mas civilmente, y con mayor
limpieza , se brindaba la cerveza , y no faltaba
el vino ; guisaban con manteca: hacían alegres
convites , respetando siempre a la templanza,
y llamaban á ellos los parientes y otros amigos.
Comían sentados, pero sin mesas, y á este fin
T en
148 E S P A S A
en la pieza destinada habia varios asientos, que
estrivaban en la pared. Los primeros puestos
los ocupaban los mas dignos ó por ancianidad,
ó por otro título. Los manjares se servían con
orden, y se presentaban dando vuelta á los asien-
tos para que cada uno tomase a medida de su
apetito , y de su gusto. Concluido el banque-
te baylaban al son de trompas y de flautas, y los
hombres hacían entre sí ciertas danzas con pan-
tomimas , y movimientos violentos dirigidos á
exercitar las fuerzas. E n los países mas cultos
se mezclaban las mugeres en estos bayles, que
se hacían con menos violencia , y con acciones
mas sosegadas, mas graves, y modestas. E l ves-
tido de los hombres era de lana de color ne-
gro , doble , y velloso , y se. prendía ó con la-
zos , ó con hévillas , ó de algún otro modo
semejante ; los antiguos Españoles lo llamaban
sagum. Las mugeres usaban Jos vestidos texi-r
dos con variedad de flores de diversos colo-
res ; y sus adornos son dignos de particular men-
ción. Algunas aliñaban el cuello con gargan-
tillas de acero , de las quales se levantaban su-
biendo acia la cabeza ciertos hierrecillos encor-
bados y sobre ellos extendían un velo que
cubría modestamente el rostro. Otras se apre-
taban la cabeza hasta las orejas con una suerte
de cerco , que descendiendo por la espalda se
iba ensanchando poco a poco. Tenían su vani-
dad en la anchura de la frente , y para que apa-
reciese mas espaciosa délo que era en realidad se
rasuraban la parte superior , y la bruñían quan-
to les era posible. E l peinado era muy particu-
lar y extravagante : colocaban encima de la ca-
beza una colunita de un pie , y en sortijaban los
cabellos al rededor de ella de varias maneras,
ador-
CARTAGINESA. 149
adornando este disforme tupé con un velo ne«
gro. Este uso no sería, indigno de nuestro si- ¡
glo : la moda que vemos hoy en Italia , y se
practica en otros parages de Europa : ciertos
peinados á guisa de crestones ó de castillos: las
cofias elevadas como torres , y el globo aereos-
tatico introducido modernamente , y-suspendi-
do de varios cordoncitos de perlas: no sé que
tiene de menos extravagante y ridículo , que
el peinado de las antiguas Españolas, y yo no
hallo otra diferencia entre ellos, sino que el
moderno es mas rico , y fomenta la vanidad y
el luxo. -Las camas eran S e hierbas; muchos:
hombres quando iban á tomar el reposo de las
fatigas del dia , se reclinaban sin desnudarse el
sayo ú gabán para estar prontos a qualquiera mo-\
virulento del enemigo. Los enfermos se.expo-
nían al público para mover la compasión de
todosespecialmente de los que habían pade-
cido el mismo accidente. Se exercitaba la jus-
ticia , y las leyes prescribían castigos corres-
pondientes a los delitos, y quando se conde-
naba al reo a muerte; lo mas ordinario era des-
peñarlo de alguna- cima, ó de otro precipicio..
Para que no quedase rastro del cadáver del'par-
ricida conducían a.este monstruo fuera de los
confines , y allí moría apedreado. Acostumbra-
ban un género de veneno extrahido de una
hierba parecida ai apio t este jugó ai extracto
quitaba la vida sin dolor. De él se valían no
solo en la adversidad de fortuna , y eii qual-
quiera accidente funesto que podia suceder; si-
no también para sacrificarse en.obsequioso tri¿
buto de la amistad. Ha sido uso de muchos
pueblos bárbaros, y se ve de quando en quandoi
practicado de algunos hombres de naciones cuU
T2 tas
150 . E S P A S A
tas el dársela muerte en los reveses de h for-
tuna , por un efecto de desesperación ; pero ha-
cerse víctimas del culto religioso de la amistad
fue costumbre característica de los Españoles,
de que han hecho mención muchos antiguos
Escritores. E n los matrimonios los maridos do-
taban a. las mugeres. Alterada la tranquilidad
de ios pueblos con las continuas excursiones
de los vecinos, y habiendo los hombres, co-
mo, diximps , descuidado de la agricultura, las
mugeres tomaran el gobierno de la casa, la ad-
ministración de la hacienda , y se aplicaron al
cultivo de la campaña , quedando asi los hom-
bres Ubres y expeditos para las armas pudien-
do hacer frente a los invasores injustos. Las hem-
bras sucedían en la herencia , y á ellas pertene-
cía el establecimiento de sus hermanos. Stra-
bon reprobó estos usos como poco políticos y
civiles , pues estas leyes daban á la muger, con-
tra toda razón , el dominio sobre el hombre;
pero á mi ver se puede excusar , y aun apro-
bar en un pueblo; todo de soldados una cosr
tumbre que alentaba el sexói tímido y débil, y
refrenaba el ardor de unos espíritus guerreros^
inquietos , y atrevidos. Las mugeres acostum»
bradasala fatiga se criaban robustas y sin me-
lindre; de suerte que no hacían preparativos
para el parto,: en quaíquiera, parte donde eran
sorprehendidas de los dolores, en aquel mismo
parag-e daban a luz el fruto , y si estaban cerca-
nas a algún rio ü fuente , lavaban inmediata-
mente en sus aguas al niño , y volvían con gran
desemboltura al trabajo. Después del parto el
marido se acostaba , y Ja muger lo servia en el
lecho , y lo regalaba can particular atención y
cuidado, én muestra sin duda de reconocimien-
to
CARTAGINESA. 151
to y gratitud por la prole recibida. Es cosa bien
particular , que esta costumbre de los antiguos
Españoles la hayan hallado los modernos en
algunas Provincias de la América quando fueron
descubriendo aquellos países. En las cercanías
del Duero a donde habían acaso penetrado las
armas de los Cartagineses , y tal vez los Grie-
gos habían introducido también el comercio,
se extendió la idolatría, y se introdujeron otros
usos , que no se conocían en los demás pueblos
de España. Se inmolaban los animales : se ago-
raba sobre sus entrañas, y á veces sobre los ca-
dáveres de los enemigos t cortaban la mano de-
recha á los prisioneros de guerra, y la consa-
graban a sus Dioses : hacían á Marte sacrificios
de machos de cabrio , de caballos, y de escla-
vos : practicaban la hecatombe á imitación de
los Griegos (*).. En la otra porción de España
libre é independiente no se veian estos absur-
dos. Adoraban un solo Dios innominado , de
tuerte que algunos Griegos y Romanos supers-
ticiosos , é idolatras , tubieron á los Gallegos
por impíos y Ateístas , según asegura Strabon.
Este retrato de los antiguos Españoles , que
antes del imperio Romano no reconocieron
otro dominio extrangero , lo he copiado fiel-
mente del que nos han dexado los Escritores
Griegos y Latinos. La descripción que hemos
hecho comprende á los Portugueses , Gallegos,
Asturianos , Cántabros, y Yascónes. Estos pue-
blos eran sumamente groseros, sin género al-
guno de literatura , no conocían la escritura , ni
hacían uso del dinero. E n su comercio daban
siem-
(*) Era el sacrificio mas solemne res, de cien reses todas de ana cm
que se hacia a los Dioses en cien Alta- j>eci«,
152 E S P A Ñ A
siempre cosas necesarias, cambiando cada nno
el género que no le hacia falca por la mercade-
ría que le era útil y habia menester. Navegaban
costeando , y no solo no se atrevían á apartar-
se de las orillas > pero tampoco emprendían
viage alguno dilatado , y sus naves comunmen-
te eran construidasde cueros, r
Usos y eos— X X . Demás de este , habia otro pueblo
tambres de famoso , que a tiempo de los Cartagineses
rok dempo ocupaba una gran parte de Aragón , y de Cas-
C
#

de los Carta- tiüa la vieja , y otros países vecinos. Hablo de


gineses, los Celtiberos, los quales, a pesar de la c o -
municación con Griegos , y Cartagineses con-
servaron tenaces mas que los Andaluces mu-
chos usos españoles antiguos. E l vestido de
color negro, y el sayo ü gabán , el puñal, Ja
espada, la coraza ligera en la guerra , el escudo
pequeño , lasgrevas , el' yelmo , e l temple que
;

daban á las armas de hierro; con el beneficio


de las aguas del rio j el método de pelear ora
a pie, ora montados , conforme la disciplina de
nuestros Dragones: de nada de esto eran-deu¿
dores á otros pueblos con quienes tubieron
; .trato : estos erian usos propios de la .nación.
L o que recibieron de los extrangeros porcuna
suerte infeliz y funesta , fue Ja Idolatría. E n -
dovellico , Neton , Antubel ,.;Nabi, Cauíecé ,
Baraeco , Suttunio, vocablos-conservados en
Jas obras de los Escritores;, y ' e n las monedas
antiguas de España ( 1 ) , se pueden llamar , k
mi juicio , nombres hispánicos de Deidades
Griegas y Fenicias , antes bien que Dioses de
España. Los naturales de la Celtiberia eran e x -
ce-
dí) ;• Velazquez Ensayo sohre los al- España. Art. 4. num. if.pag. 518.
fabetor di Us letras ttesco.ioddas de
CARTAGINESA. 155
eelentes guerreros , y sus espadas eran muy es*
timadas. Metían el acero debaxo de la tierra,
y lo dexaban enterrado , dice Diodoro Sículo,
hasta que se consumía la parte mas débil , é
impura , y quedaba esenta la mas pura y fuer-
te ; de esta suerte sus hojas adquirían un tem-
ple tan perfecto y un filo tan agudo , que cor-
taban de golpe sin mellarse el hierro,y el hue-
so de qualqiera armadura la mas fuerte. No
solo las espadas de acero eran de esta bondad;
-sino también las de cobre tenían un temple es-
tupendo. E l Real Traductor del Salustio con-
serva en su estudio privado dos de estas es-
padas , que poces años ha se encontraron en la
Celtiberia entre Calatayud y Sigüenza, las qua-
les , dice.su Real Alteza , hoy dia. tienen un cor-
te que no se pueden tomar en las manos por
el filo sin riesgo de herirse ( 1 ) . Era extremado
el alvorozo y contento que les inspiraba en la
guerra la esperanza de encontrar una muerte
gloriosa : por el contrario en una grave en-
fermedad les atormentaba el dolor de deber
morir sin honra. N o se puede acordar sin asom-
bro la magnanimidad con que se sacrificaban
por la patria y por los amigos : igualmente ge-
neroso y constante era el amor y la lealtad
que alimentaban para con el Príncipe ; de suer-
te que se avergonzaban de sobrevivir á su pér-
dida acaecida en la batalla. En el comercio y
sociedad de. las gentes eran muy limpios y asea-
dos. Diodoro Sículo solo notó en ellos una
costumbre de poca limpieza que le pareció
digna de censura. Se lavaban con la orina los
dien-
d) E! Serenísimo S^ñor Infante tuina. Nota 7 4 . pag. 3 0 3 .
D. Gabriel. Cajo Satuitio. Notas al Ca-
154 E S P A Ñ A
dientes •, y aun todo el cuerpo ; baño de que
se valían para fortificar todas estas partes: pe-
ro Lucio Marineo no solo escusa , sino defien-
de también y aprueba este Uso ( i ) . La hospi-
talidad era una de las virtudes características
de los Celtiberos. Se esmeraban en honrar a.
los huespedes y estraños cortejándolos , y col-
mándolos de alabanzas. Convidaban con sus
casas á los pasageros ofreciéndoles aloxamien-
to en ellas , y los agasajaban á competencia ,
procurando vencerse los unos á los otros en
el obsequio y cortesía. Su mesa era abundante;
sazonaban los manjares con mucha variedad:
gustaban de la miel y del dulce aun en las be-
bidas : el vino lo compraban de varios nego-
ciantes de este género. De todos sus confinan-
tes , los Vacceos pueblos entre Castilla vieja,
y Galicia eran los mas cultos. Las familias de
aquellos países observaban un método muy
particular en la agricultura. En esta ocupa-
ción se sucedían unas á otras; de modo que
debían exercerla alternativamente un año es-
tos, otro aquellos vecinos del lugar ó aldea.
Esta ley era tan rigurosa , que el paisano que
tenia atrevimiento de violarla , invirtiendo es-
te orden , y establecimiento , era castigado con
la muerte. Los frutos de las cosechas se repar-
tían cow igualdad entre las familias , y tanto
se daba á los que habían gozado del reposo,
como a los que habían fatigado en la campa-
ña. Los Celtiberos unían la humanidad , cor-
tesía , y afabilidad con un ayre serio, grave,
y varonil; ageuo de la delicadeza , y opuesto
al luxo i no se cortaban la barba , no se riza-
ban
(i) Lucio Marineo De ReÍ*« tTispafiU. Lib. 4. p. J i í .
CARTAGINESA.
ban loscabelíos; en una palabra, no tomaron
de los extrangeros uso , ü costumbre que pu-
diese parecer afeminada. E l Poeta Bilbilita- -
no escribió un Epigrama latino , que presen-
to al lector traducido al italiano. El lo dedi-
có á Carmenion , hombre que afectaba la de-
licadeza griega , y en su tiempo se distinguía
entre los mas afeminados de Roma:

• Se vuoi, Carmenion , per leggiadría


Parer Corintio , come ognun ti ere de ;
-¿Perche di me ti chiami poi fratello,
•'. Di me Spagnuolfigliodi Celti é Iberi?
¿ Forse nel volto simiglianti siamol
In te' risplende,innanellato il crine i
In me il capello incolto inorri disce.
Tu vánti il volto invernicato é terso:
t lo pelosa la gamba, e il mentó irsuto.
Tu balbetti con voce dilicata;
La voce dimiafiglia é as sai piu maschia.
Pite si assomiglia alí aquila il colombo,
E il cervo timoroso al fier leone.
¡ Non mi dir piu fratello ; ch' io saría
- Costretto 4 chiamar te sorella-mia.-
Pongo la versión a nuestro idioma para
la inteligencia de todos:

0 Carmenion , ya que te precias tanto


De que todos te tengan por Corintio',
1 Por qué d mí, que de sangre Celtibera
Nací Español, me has de llamar hermano ?
I Acaso en lo exterior nos parecemos}
Tus cabellos son lindos y rizados;
Los mios solo al verlos horrorizan. ]
Tú te afeitas y bruñes las megillas;
V
156 E S P A Ñ A .
Cubre el pela mis piernas y mi cara. •
Tu voz es,tan quebrada ; que, mi hija, .
Quando habla. laktiene mas entera-.it

Mas se parece al águila el palomo >


Y el ciervo temeroso al león fiero.
JVo me llames hermano ; que. seria
-.Obligarme dllamarte hermana mía ( 1 ) . . .
Costum- X X L Después de los Celtiberos son dig-
bres de los nos de particular mención los Baleares Is.leños
j^Pa
s " d e l Mediterráneo, losquales,,sin embargo déla
n o l e s I s

comunicación que tubieron con varios pue-


blos extrangeros, conservaban muchos usos pro-
prios de su país. Entre ellos habia algunos,, que
dando poco honor ala sociabilidad vivían agui-
sa de salvages en las montañas, y habitaban co-
mo las fieras en las cuevas ó madrigueras.: Pero
dexando 3 estos , la nación en general era de
hombres robustos, fuertes y de valor r á estas
qualidades unian la mansedumbre, y humani-
dad ; y solo tomaban las armas contra los p í -
- ratas, y extrangeros, siendo provocados. Erra-
ron los que dixeron que iban desnudos á Ja
batalla; ellos;acostumbraban entrar en los cora-
" ba-
(¿j) ;
Marcff V a l e r i o Marcial UfigrantMeHc. Lib. 10. Epigr.g¿ p, 583.

C ü m te municipein Corinthiorum
Jactes Carmenion , negante millo ;
i C u r Cráter t i b i d i c o r , e x I b e r i s
E t Celtís genitus TTagique civis?
i AK vultu símiles videinur esse ? •
T u flexá n i t i d u s c o m a v a g a r i s ;
Hispanis..ego contümax capillis. ' ." .
X e v i s dropace tu quqtidianó;
Hirsutís e g o cruribus genisque.
. O s blassum tibi , d e b i í i s q u e l i n g u a e s t ;
- N o b i s filia fort'ius l o q u e t u r .
T a m d i s p a r aquilas, c o l u m b a n o n e s t , .
N é c dorcas rígido fugax Jeoni.
, Quare desine m e vocare fratrem, / • • -
N e te , Carmenion , v o c e w sorbrem. '
CARTAGINESA. I$7
Iba tes-con los vestidos sueltos, cubrían un bra-
zo con el escudo, y la diestra empuñaba una
pequeña lanza tostada acia la punta. Usaban tres
hondas de varias medidas , texidas ya de cri-
nes , ya de esparto , y tal v e z de nervios , y
de ellas se valían conforme los puestos mas
ó menos distantes., que ocupaba el enemigo. -
Con una ceñíanla frente, con otra la cintu-
ra , y con la tercera armaban la mano para es-
tar prontos á disparar las piedras ; las arrojaban
del peso de una libra , y lo executaban con
tanta violencia, que si merecen fe las narra»
ciones de los antiguos , vencían la a&ividad y
alcance de las balas de nuestros fusiles. N o ha-
bía yelmo , malla , ó escudo capaz de resistir a
sus golpes. Era estupenda la destreza de aque-
llos honderos para dar en el blanco. Esta ha-
bilidad se debia a l a educación y cuidado de
las madres , que para enseñar a sus hijos po-
nian por blanco sobre un varal la ración de
pan destinada al desayuno , y no lo daban a los
niños hasta que lo ganasen acertando con el
tiro de la piedra. Algunos atribuyen a la ins-
trucción de los Fenicios esta arte y habilidad
en las ballestería , que dio a las Islas el nom-
bre de Balitares ó Baleares 5 pero , á mi ver,
sin razón , porque entre todas las Colonias F e -
nicias de Europa., África , y Asia solo aque-
llos Isleños han merecido el honor de famo-
sos , y diestros tiradores de honda de la anti-
güedad, Estrabon asevera que los Baleares fue-
ron los primeros que usaron la túnica , lla-
mada de los latinos pratexta, antes que en
Roma se hiciese uso de las togas senatoria y
equestre cortadas sobre el mismo modelo , y
con el mismo gusto. E n las Islas no se permi-
V 2 tía
15 S ESPAÑA
tía el dinero , y la plata y oro eran géneros de
contrabando. Esta proscripción de los ricos
metales , y de toda suerte de moneda era una
detestación , decian , de la avaricia que habia
movido los pueblos extrangeros á desamparar
sus patrias para invadir y ocupar la España.
1

Dos veces cada dia ungían sus cuerpos , y no


siendo su terreno muy abundante de azeyte
de olivas , lo hacian también de lentisco , y
lo mezclaban con el lardo. El azúcar de las
Baleares, particularmente de Iviza , es el mas
antiguo de que tenemos noticia en Europa ( i ) .
Las pasiones dominantes de estos Isleños eran
la embriaguez., y la incontinencia; de suerte
que en el cange de los prisioneros daban con
gran facilidad y gusto tres ó quatro hombres
por una sola muger. Estas pasiones eran tan
violentas, que en el exército baxo de la con-
ducta de los Cartagineses empleaban todo- el
prest en vino y en liviandades ; es verdad,
que a esta prodigalidad de la paga podia con-
tribuir la ley nacional que les prohibía v o l -
ver á la patria con dinero. Eran muy inde-
centes en sus matrimonios, y su uso el mas
contrario a la razón humana. E l dia de las bo-
das los parientes y amigos de la esposa , des-
honrando la racionalidad , tenían el derecho
infame de satisfacer a su desenfrenado apetito
antes que el novio > y se daba la preferencia á
la edad. Sus funerales eran muy extravagan-
tes. Apaleaban el cuerpo del difunto , y le ma-
gullaban a golpes todos sus huesos, y miem-
bros , y luego encerraban el cadáver en una
ur-
( i j Véase Dempster pe Etruritt 131,
Tegah. T . II. 1. 4. cap. I Í I . pag. '
CARTAGINESA, I $9
orna, y echaban sobre ella un gran montón
de piedras para, cubrirla. Estas ingenuas des^-
capciones que he hecho de los usos y costum-
bres de los antiguos y célebres pueblos déla
España , y lo que en diversos lugares de esta
historia he dicho- délas Colonias Fenicias y
Griegas , son suficientes, á dar una ajustada
idea de los Españoles anteriores á la época fa-
mosa de los Romanos (1).
X X I I . Un puntó muy considerable y muy Antigua Es-
digno de la historia es la antigua Escritura criuirahispá*
española. Las noticias"que tenemos de ella no £ ^^| °~ lca u
n

-las hemos adquirido de los Autores Griegos y d f f ' ó ^ e - n

Latinos , que poco 11 nada nos han dicho : so- dallas_ de la


mos deudores á las investigaciones de varios P - E s a n a a n t ¡

modernos Españoles ,. los quales con su apli- " S l l s c u

cacion y estudio las han recogido, examinando


diligentemente las antiguas medallas de la nat-
erón. Los Fenicios y los Griegos son dos pue»
'blos que introduxeron sus alfabetos en Espa-
ña , los primeros en la Bética , y Jos segundos
en la Tarraconense. Los caracteres de estos puer
.blos pasando por manos de los Españoles los
alteraron de modo que se formó un doble al-
fabeto hispánico de caracteres llamados incóg-
nitos. A l uno se da ordinariamente el nombre
de Turdetano , y de Celtibero al otro ,. asi por-
que tubieron su origen y se usaron en Ja Tur-
de-
(r) Cito por garantes de las nar-- p. 503. Plinio Historia'¡taturalts.
rativas cooiprehendidas en losnúine- T. t. I. 3. cap. 5. num. 1 1 . p. 1591 y
ros 1 9 . 1 0 . 1 1 . á los siguientes Escrito- otros muchos lugares. Valerio Máximo
res. Estrabon Rerum geographic. T. I. Vastbmm memorab'dium L. z.c. i..fol.
ll 3. p. 1 1 5 . I J I . 1 : 4 . 1 4 7 . 1 4 9 . n a 43..C0I. 1. Polibio , Tito Livio , Ca-
1:51. 1 5 5 . i f « . Junino Historia Vhi- tulo , Ateneo, Dion, Silio Itálico, Aur
ttpplcx. L. 44. c. z desde la.p. 6 1 7 . c v sonio , Plutarco , Lucio Floro, á quie-
3. pag. 610. 8cc. Diodoro Sículo Ble nes cita Vesseíingio , y Casaubon en
Uiotheea. T. 1 . 1 . 5. n 1 7 : 181 13.34-. las notas sobre los lugares insinuados
p. 3 4 1 . 344. 356. 3-5.7. Appiano Ale- de Diodoro Sículo y de Sirabon.
landrino T; I. L. Dt Bellis Kspatikis
l6o E S PA ÑA •
detania , y -Celtiberia.; como también, porque
en estas Provincias , mas que- en otras , se van
hallando continuamente nuevos monumentos
de los antiguos -caracteres-en monedas ó me-
dallas , eh lápidas, y camafeos. En el siglo de
oro decimosexto comezaron:ovarios Literatos
Españoles á recoger , é ilustrar las medallas
de caracteres incógnitos , ó desconocidos. Juan
Andrés Éstrañ , hombre de feliz entendimien-
to , y de copiosa erudición fue acaso el pri-
mero que se distinguió en este género de es-
tudio ; le siguió el célebre Arzobispo, de Tar-
ragona D. Antonio Agustín , tenidu con.razón
por Príncipe de los antiquarios. En el siglo diez
y siete trabajaron , entre otros, D. Bernardo A l -
drete Canónigo de Córdoba , el Jesuíta Pablo
jAlbíniano de Rajas Valenciano, el Doctor Juan
Francisco Andrés , natural de Zaragoza , y mas
que todos D. Vicente Juan de L astanosa de la
ciudad de Huesca. E n la primera mitad del
corriente siglo continuaron estas indagaciones
D . Blas Antonio Nassarre erudito Biblioteca-
rio de-Felipe Quinto , y de Fernando Sexto.,
D . Manuel Marti Dean de Alicante, quien en-
v i ó a Italia al sabio Señor Marqués Scipion
MaffeijVeronés, un regalo de ciento sesenta mo-
nedas de la España antigua. Jayme Barí, Cón-
sul de Olanda en Sevilla , observando la apli-
cación de los Españoles en examinar las me-
dallas antiguas de la nación , aunque no tenia
principios de las lenguas Fenicia y Hebrea , se
dedicó no obstante con empeño y emulación
á este estudio , aspirando también á la gloria de
estas loables fatigas. Pero todos estos Escrito-
res, y otros sus coetáneos sacaron poco fruto
de su trabajo , pues no hicieron ningún descu-
brí-
CARTAGINESA. 161
brimiento" notable de la índole de los caracte-
res incógnitos. E l primero que hizo algunos
útiles progresos fue el Académico Madritense
D . Luis Joseph Velazquez /Caballero del Or-
den de Santiago. E n su Ensayo sobre los alfa-
betos ,de letras desconocidas -publicado en Ma-
drid el año de mil setecientos cincuenta y dos,
dividió en tres clases las medallas de escritura
hispánica, en bastulo-fenicia , turdetana , y cel-
tibera. Estableció por principio- fundamental
que el alfabeto Fenicio y el Griego son las dos
fuentes de donde se ha de sacar la inteligencia
de aquella escritura : se aplicó á: demonstrar las
relaciones de semejanza entre-las letras de los
antiguos Españoles, y las de los Griegos y F e -
nicios. Con el apoyo de estos principios se es-
forzó ,á explicar varias inscripciones y meda-
llas'del Andalucía, y de la Celtiberia. E,l cami-
nó, que abrió Velazquez lo ha seguido hacien-
do nuevos descubrimientos el doctísimo Señor
D . Francisco Pérez Bayér, de quien espera la
España todas aquellas luces que se pueden de-
sear para el conocimiento perfecto de sus anti-
guos alfabetos. Este Literato dio a luz el año
de mil setecientos setenta y, dos.-una obritá úti-
lísima acerca de el alfabeto y lengua de los Fe-
mces,y de sus Colonias ( i ) . Publicó también
otra muy estimada el año de mil setecientos
ochenta y uno sobre las monedas hebreo-sama-
<••.'"'..'.'•'...•'''•. ri-
(l) Esta obrita se estampa en Ma- Biancani, erudito Presidente del cele*
drid junto con la traducción Caste- bre Museo de antigüedades del Estu-
llana del Salustio del Señor Infante dia público de Bolonia. Los Literatos
D. Gabriel. Dos años desjues de su Españoles recibirían con aprecio una,
impresión , aunque yo entonces gra' edición Italiana del libro del Señor
poco versado en la culta lengua, ita-' Bayér • enriquecido de las nuevas lu-
liana , hice una traducción á este ces antiguarías, que el Señor Bianca-
idioma ¿instancia del Señor D,Saatiago ni ha esparcido en él.
l(>i E s ? A . » A'
ruanas , que sirve de introducción a la gran-
de obra que ha prometido al público de las an-
tiguas monedas españolas de caracteres incóg-
nitos. Los antiquarios extrangeros, que han to-
mado estas medallas , siguiendo cada uno el im-
pulso de su amor nacional, por célticas , por-
runas, por góthicas, por etruscas, se sorprehen-
derán al ver un antiguo alfabeto de que no te-'
nian idea ni noticia. La Andalucía y la Celti-'
beria nos ofrecen continuamente un número
estupendo de estas monedas, y se conserva una'
gran cantidad, a pesar del exterminio que se ha
hecho en España (aunque por ventura ha sido
mayor en otros pueblos creidos mas cultos) de
los preciosos residuos de la antigüedad. A prin-
cipio del siglo pasado se encontraron dosmil
en un mismo parage de Longares, aldea de Z a -
ragoza , y otras muchas cerca de la antigua Cas-
tuíon dentro de un vaso de plata del peso de-
diez onzas ,: en cuyo exterior se divisa graba-
da una inscripción hispánica. Hasta el dia de
hoy se han ido haciendo sucesivamente seme-
jantes descubrimientos , y. de estos hallazgos se'
lian formado varios musiéos asi de aplicados-
Antiquarios ,.como de Señores y Grandes estu-
diosos , que han seguido el exemplo que des-
de los primeros años del siglo pasado dio á la
^nobleza Española el Duque de Villahermosa D .
Martin de Aragón. Algunas de estas monedas
son bilingües ó de dos lenguas, pues á mas de
la inscripción española se halla otra ya griega,
ya fenicia , y en las nias modernas se lee tam-
bién una latina. E l cuño mas común de las Cel-
tiberas es ora un solo caballo , ora un ginete
con lanza en mano, ó con una palma en vez
de arma , símbolos, propios de una Provincia
aue
C A R T A G I N E S A. 163.
"qu;e producía los mas briosos caballos,, y cu-
yos naturales eran hábiles y valerosos solda-
dos. También se conservan algunas de estas
monedas con un Delfín , ó con el Elefante ,
empresas introducidas verisímilmente por los
Cartagineses. Las Turdetanas, y las de las otras
Ciudades de la Bética tenían grabado ya un.
manojito de espigas , ya un Toro , imágenes de
las copiosas cosechas y de los. famosos y pingües
ganados de aquel país. Se miran también con
freqüencia Atunes , Delfines, y á veces una
Estrella ó una Nave, ideas muy proprias de los
Gaditanos aplicados a la pesca y á la navega-
ción. E n muchas se observa Hércules , en al-
gunas el S o l , en otras la Luna, Deidades men-
tirosas introducidas por los Fenicios en la
Bética.
X X I I I . La pintura de los usos y costum- ^¿¡¡jfJJJ
bres de los Españoles antiguos que he sacado pueden igua-
de las monedas de aquellos siglos remotos , lar con qua-
y de los autores Griegos y Latinos , nos deben l ' . ° -
l e s t u e r a

' • . 1 j 1 -r? • tr3snaciones


persuadir que los naturales de la España pn ¿ p é , ur0 as

mitiva , comprehendidos aquellos que no tu-


vieron comunicación con los pueblos cultos,
se pueden cotejar con qualquiera de las na-
ciones de sus tiempos llamadas bárbaras. Los
Ingleses Autores de la Historia universal les
hacen esta justicia , y no sola una vez en sus
obras les dan el honor de la preferencia res-
pecto de todos los pueblos que ellos creen
Celtas de origen , sin exclusión de los Galos.
L a Española , dicen aquellos Sabios , era la
nación mas esenta de vicios, y mas adorna-
da de virtudes : ella se hacía admirar entre
todas por su templanza , por su lealtad , y por
su honor: era la única que manejaba armas
X de
164 E S P As A
de buen temple , y poseía con arte la ciencia
militar ( i ) . Los Autores citados quando ha-
blan de esta suerte , consideran á la España co-
mo pueblo rudo y grosero , como lo eran los
demás de Europa. Si examinaran la cultura tur-
detana , y entraran á investigar los estilos y
usos civiles de la Bética , como lo hemos he-
cho en el libro de la España Fenicia ; no du-
do , que añadirían mucho en elogio de aque-
llos antiguos Españoles cotejándolos con los
demás Europeos.
DelaEspa- X X I V . Se puede también atribuirá los
ña pasaron Españoles antiguos el honor de haber comuni-
antiguamen- í \ • • •' ' • i ^ »
te variaseos- " ° otras provincias , principalmente a
c a a

tumbresáln- Francia , Inglaterra , é Italia , no pocos usos y


glacerra. costumbres dignas de una nación culta. Las
navegaciones que se hacian de Cádiz y de otros
puertos de Andalucía á la gran Bretaña, serian
un medio de introducir en aquel Reyno mu-
chos usos españoles E n el libro de la España
Fenicia traxe varías pruebas y testimonios de
Escritores antiguos que lo aseveran (2). Es dig-
no de que se lea á este propósito el cotejo que
hace el Señor Bowles entre Vascones b Irlan-
deses (3). Encuentra aun hoy en día una mará-*
villosa correspondencia de muchos usos entre
s í , en las fiestas populares , en la mesa , en el
vestido , en los exercicios de los hombres ,
en la-honestidad de las mugeres, y en otras par-
ticularidades. D e esta uniformidad que ahora
se observa , se puede deducir que muchos usos
de Irlanda tienen su origen de los Españoles ,
prin-
(1) Wistart• unlverselletradiúte de (3) Bovvter Tntrodtucion a. la TJis-
l' Angh'is. T. 1 3 . 1 . 4. c. ix. Sea. 1 . torta natural de España. Titulo: Vtage
pag. 1 1 0 . i t S . de Madrid a Bayona desde la p. iS8.
(i) Véase la España Temcia num. hasta 3 1 3 .
19.
CARTAGINESA. 16$
principalmente si reflexionamos que los Irlan-
deses y Vizcaínos son dos pueblos tenacísi-
mos en mantener sus antiguas costumbres, y
que la Vizcaya se puede llamar el fiel depósito
de los usos españoles mas antiguos. Recorrien-
do , dice el Autor citado, aquellos países me
parecía haberme trasladado al siglo y d las cos-
tumbres , qué describe Homero : y quien busque
la sencillez,, la robustez y'laverdadera alegría,
las hallara en aquellas montanas,y conocerá que
.si por lo general sus habitadores no son los mas
opulentos , son esencialmente los más felices, los -
mas amantes del .país y los que 'viven menos so-
metidos d\los poderosos ( r ) .
X X V . Por lo que mira a Italia ya hablé en A Italia,
otra parte de las leyes de los Sicános de Cata-
luña , las mas antiguas, sin disputa, que se
puedan citar en las historias italianas;: hice tam-
bién mención de los usos españoles que encon-
tró Séneca en Córcega ( 2 ) . Fuera de esto , no
se puede dudar de la freqüente comunicación
de los Hispano-Cartagineses desde el siglo sex-
to , y por ventura aun antes con los Corsos,
..Sardos, Sicilianos, y también con los Etrüscós
ó Toscanos, con quienes se confederaron desde
aquellos tiempos. Y se ha de observar que es-
tos últimos pueblos se hallaban entonces en
estado de aprender de los Españoles origina-
rios de Cartago ; pero de ningún modo eran
capaces de instruirlos; pues su cultura no era
anteriora aquellos tiempos, y entre las meda-
llas etruscas , que se conservan no hay una sola
que no sea posterior. Cerca de seiscientos años
X 2 an-
(j) Bovvles citado p a g - i j j . mero i » ,
W Véase España Celtibérica na-
166 E S P A S A
antes del Redentor , Tarquinio y su padre De-
marato civilizaron la Etruria, dice Strabon. E l
padre conduxo un gran numero de Artífices de
Gorinto *y el hijo empleó quantiosas sumas de
dinero sacadas del erario de Roma , cuyo cetro
empuñó después del reynado de Anco Marzio.
La cultura ,'y las artes de Corinto pasaron á Ro-
macón el nuevo Soberano , y fácilmente se
puede colegir su perfección dando una sola
ojeada al estado en que se hallaba entonces esta
•Ciudad ( i ) . Una de las cosas que recibieron los
Romanos de los Etruscos fue la Toga que lla-
maban Pretexta: Diximos al número 2 1 . con
la autoridad de Strabon , que los Isleños de las
Baleares fueron los primeros que usaron este
genero de vestidos , y asi no sin razón pode-
mos aseverar que los Etruscos lo tomaron de
los Cartagineses que tenían una Colonia en Ivi-
za , á donde habían formado sus estableci-
mientos en el siglo octavo , y en las otras Is-
las el séptimo antes del Redentor. N o halla*
mos que los Etruscos hiciesen jamas grandes,
'progresos eii la náutica ; pues ellos no intenta-
ron ningún viage dilatado , contentándose de :

Ja piratería por las costas, que la exercieron en


pequeños baxeles , dé modo que no tuvieron
uso ni conocimiento de las naves de cinco or-
denes de remos , ni otras de grande bordo
(2). La alianza marítima , que hicieron con. los
Hispano-Cartagineses , fue el punto de la ma-
yor prosperidad de sus negocios de mar, y esto
puede servir de prueba de las ventajas que ad-
qui-
rí) Strabon T . I. lib. <¡. desde la p. 18. í9. Strabon Tora. I. lib. 5 . p.
p. )y6. Otros Escritores citados por 3 J í . Cicerón, Servio y Agustino, a
Casaubon en la nota. quienes cita Casaubon en la nota 3
W P«liMoB&»M&nwsT. 1.lib.t. Estrabon. • • '
C A: R T A G 1 % E S A . •' ttSj
qui rieron de aquella comunicación. Los escri-
tores de las antigüedades; de Italia , que dan á
la cultura etrusca el honor de preferencia en
antigüedad y perfección , no trahen aquellas
pruebas históricas capaces de convencernos. Y o
leo con admiración (para omitir otros) la obra
del mas reciente de estos escritores, hombre de
doctrina , y versado en las lenguas orientales.
Este Sabio para demonstrar la antigüedad de
los Etruscos contemporáneos de Tyr nieto de
N o e , cita una inscripción sepulcral de San-
ta Cristina Virgen y Martyr , y un buen nú-
mero de Martyrologios del sexto siglo de la
Iglesia , en los quales se hace mención de una
Ciudad Etrusca llamada Tyro, existente en el
siglo octavo a tiempo de Desiderio Rey de
- los Longobardos ( i ) . Las edades de Desiderio
y de los Martyrologios distan un poco de los
siglos de Noe.
. X X V I » La comunicación de los antiguos A
Francia.
Españoles con los habitadores de las Galias fue
mucho mayor que con los Etruscos y demás Ita-
lianos por la proporción que les daba la cercanía
de los países. L o s Iberos Sicános antes de pasar
los Alpes , estuvieron de asiento en Francia , y
dexarian juntas con el nombre muchas de sus
costumbres. Los Gaditanos en sus viages á
las Casitérides costeaban la Francia Septentrio-
nal , y con el tráfico por aquellas riveras se
¡introduxeron en el. país muchos principios de
.religión y de cultura;fenicia , como Confiesa
ingenuamente el Abate Fenel ( 2 ) . Y a demons-
tramos que el origen de los. Celtas era Espa-
ñol ,
(i) Den Eugenio -SarzSna Dtlla la pag. 459. hasta'4 64. '
CufitaU ¡W TusctnUnsi V. t . c, 4. u ) Fenel Plan shtcmat'upu.V.i. '
§. 1. nuai. 1. desde la p. 1 7 5 . hasta, pag. 3.78. y otros lugares,
aso. y P. 1. en el suplemento desde
168 ESPASA
ñ o l , y esta es otra razón , porque debemos
buscar en España el principio de la cuitura de
los Celto-Galos , que tanto celebran los mo-
dernos Franceses. L o s Celtas habiendo toma-
do su marcha de los confines occidentales de
Andalucía , penetraron por Cataluña en las Ga-
lias , quando los Griegos freqüentaban , y ha-
bitaban ya a lo largo de las costas de aquelía
provincia ( i ) . Es , pues , muy verisímil , que
comunicaron á la Francia aquellas pocas luces
que en medio de su natural ferocidad podian
haber adquirido de los Bético-Fenicios, de
cuyos confínes partieron, y de los Griego His-
panos, entre quienes vivieron largo tiempo. Es-
te me parece el origen mas verisímil que se
puede idear de lá cultura de los Gelto-Gaulas.
Subió á mas alto grado de perfección por el cui-
dado y actividad de los Griegos de Marsella,
los quales casi un siglo antes de la Era vulgar
se aplicaron á instruir la nación Francesa en su
lengua , y en su escritura ( 2 ) . Se observe que
la religión de los Gaulas, muy diferente de la
Germana, tenia bastante semejanza con la de
los Fenicios ; pues todas sus divinidades no
tenían otro origen que Griego ir Fenicio (5).
Los Históricos Literarios de la Francia confie-
san que la religión dicha no vino directamente
de Fenicia, ni salió de algún Reyno del Orien-
te ; porque ninguno de los pueblos cultos de
la antigüedad que penetró en aquella región
es anterior a los Griegos de Marsella (4).
¿ A d o n d e , pues , buscaremos la primera cu-
na de la religión y cultura de los Gaulas sino
en
( r ) Vene la "Espulix Ctltibericx : i . P . 354.. y P. 1. p. 3 7 7 . y otras,
num- 7 y 1 3 . (4) UUiúre iitterairé de U franee.
(1) Strabon T. I. I. 4. pag. 1 7 3 . T . i. P. I. n. 14. p. 9 . 1 0 .
(3) Véase Fenel citado. P. i.Seís.
CARTAGINESA. l6o
en España, tino de los establecimientos de los
Fenicios desde el siglo décimo quinto > y .de
los Griegos desde el nono ? De allí se esparcie-
ron los primeros rayos de luz , aunque propa-
gándose por las densas tinieblas de muchos pue-
blos broncos y groseros llegaron débiles y es-
casos. Por eso los Aquitánicos, como diximos
con la autoridadad de Strabon en el libro de la
España Celtibérica , se conformaban mas con
los Españoles en sus usos y costumbres, que
con los mismos Franceses de otros distritos y
provincias: por eso los-Galos, aunque sin es-
critura , conservaban en versos á imitación de
los Turdetanos sus historias y tradiciones : por
eso marchaban a las batallas precedidos de can-
tos , y de Variedad de sonatas alegres y milita-
res como los Lusitanos: por eso usaban en
gran parte las misntas pompas funerales , y los
mismos sacrificios , aunque llenos de horrores
de una crueldad monstruosa que practicaban
ellos , y que nunca conocieron los Españoles :.
por eso finalmente se jactaban de ser descen-
dientes de Pluton Dios de los Reynos de Oc-
cidente. Si los Franceses no quisieren aprobar
este mi sistema , del qual sin embargo no estu-
v o muy ageno Mons. Bochart mucho menos y

se podrá conceder k sus Históricos Literarios,


que entre todos los Europeos solos los Galos
merecieron el privilegio de conservar por m u -
chos siglos sin apoyo de maestro extrangero el
tesoro de todas las ciencias del mundo antiguo,
que depositaron en ellos los primitivos pobla-
dores descendientes de Japhet ( i ) .
He
Itf tüsto'nZitieraZre &c. Iugarcí- ph'it sacra P. i. Chunaim 1. r. cap. 411
tado. num. 1 3 . p. 9. Bochart Gto¿ra- desde la col. 657.
I70 • E S Í - A S A . - • ..-
Conclusión X X V I I . He dado fin á la Historia dé la
de este to- España Antigua» Los tiempos comprendidos en
m 0 ,
ella son mil nuevecientos treinta y dos años ,
comenzando de la época de la primitiva po-
blación hasta la salida de Hannibal , y la pri-
mera invasión de los Romanos. N o podía yo,
hablar con toda certeza y aseveración de unos
tiempos tan remotos y obscuros. En muchas co-
sas me he visto precisado a valerme de las
congeturas ; pero en hechos notables, solo he
dado lugar a las que he hallado apoyadas en
Autores antiguos. Sin embargo , no: me lison-
géo de haber pensado siempre bien. Y o me
persuado que los sabios me podrán corregir
muchos yerros. Aseguro con toda ingenuidad*
que qualquiera que me los hiciere conocer ,
ora sea públicamente por medio de la estampa,:
ora con algún aviso privado», no hará mas que
adular el deseo que tengo de corregirlos. Con-
taré como parte de mi felicidad , si con las lu-
ces que los do&os me comunicaren , puedo
descubrir mas claramente la verdad , y aña-
dir explendor a mi Historia.

ILUS-
ILUSTRACIONES
SOBRE L O S T R E S Ú L T I M O S L I B R O S

DE LA

ESPAÑA ANTIGUA.
J73

LIBRO QUARTO.
I L U S T R A C I O N E S
SOBRE L A ESPAÑA FENICIA.
ILUSTRACIÓN I.
CONTRA E L SEÑOR BAILLY.
LOS PRIMEROS POBLADORES
del mundo después del diluvio no salieron
del Septentrión.

Oco menos de seis mil años ha que Novedad fal-


se piensa. Quien añade alguna novedad a quan- y peligró-
s a

lo se ha pensado ••en el espacio de tantos ^d BaüijT e

siglos , cree tener un derecho de superiori-


dad á los mayores, y haber" adquirido un
nombre inmortal con la posteridad. Pero el
pensamiento nuevo debe ser verdadero ; si so- ,
lo fuere bello ü agudo , herirá la fantasía ó la
imaginación de los hombres , como el relám-
pago que despiden las exhalaciones encendidas
en el seno de las nubes hiere á los ojos. Será
objeto de admiración en el primer momento
en que se v e y no se reflexiona ; pero quando
el ánimo sosegado y libre de sorpresa entra á
examinarlo, cae de un golpe de la reputación
que^habia adquirido. A l contrario, si el pensa-
miento va acompañado del mérito de la ver-
dad , acaso no arrebatará como una novedad
brillante y caprichosa ; mas con el tiempo se
Y z acre»
174 ILUSTRACIÓN I .
acrecentará sn estimación y hará eterna la me-
moria de su Autor. Las novedades esparci-
das en dos tomos de Cartas escritas á Mon-
sieur de Voltaire han hecho célebre en Euro-
ropa al Señor Bailly ; mas yo no sé si su fama
será como la luz del Sol siempre benéfica y
permanente, ó como la del rayo maligna y
pasagera.. Creo que la Historia de la Astrono-
mía será mas capaz de asegurarle la gloria á que
aspira. Una de las novedades que propone es-
te Escritor es la propagación de los hom-
bres desde el Septentrión a Mediodía. Y o po-
dría oponer a este sistema la autoridad infa-
lible de la Escritura santa , y pudiera demos-
trar quán contrario es á todas las historias pro-
fanas. Este empeño de fácil execucion es inú-
til ; porque el Señor Bailly no lo ignora ; pero
no le asusta un obstáculo capaz de contener a
qualquier otro ingenio menos atrevido. Me
valdré de otro medio para combatirlo : me es-
forzaré en refutar las reflexiones, que él ante-
puso a la autoridad de todas las historias, y a
la tradición constante de todas las naciones.
I I . La propagación de los hombres de un
don de pai- clima apacible y templado a otro muy fno e
ses templa- insoportable , no tiene apariencia de verisimi-
l i t u c
fi-ios , no°es
a
* al contrario, es muy connatural al hom-
inverísimíl. bre el desamparar un terreno de temperamen-
to áspero y rígido, é ir en busca de otro mas be-
nigno. Esta es la primera reflexión del Señor
Bailly ( i ) . Si los hombres mudasen de país con
solo el fin de mejorar de alojamiento , esta ob-
servación sería fundada. ¿ Pero quántos otros
son
(i) Baiüy "Lurtessur V origine des tr. 8. p. 114.
¡tientes & des Peuplts de t Asie Lee-
SÓBRELA. ESPASA FENICIA. 175
son los motivos de las transmigraciones del
género humano ? La estrechez de lugar , el de-
seo de mas próspera fortuna , la esperanza de
mayor libertad, el interés, la ambición , la cu-
riosidad , la misma inconstancia humana , y
otras cien razones han contribuido mil veces,
y mueven continuamente á los hombres a,
transmigrar de un lugar á otro , y han sacado
enxambres de pueblos enteros del corazón , y
de los senos mas retirados de sus provincias.
N o se ha temido el frió , no se ha considerado
el calor: solo se han fixado los ojos en el o b -
jeto principal de la empresa. Si esto es asi; ¿por
qué (dice Bailly) las excursiones de las nació-*
nes establecidas al Norte , han sido mas fre-
qüentes que las de otros pueblos mas cercanos
del Mediodía ? ( 1 ) . E n mi Discurso Prelimi-
nar refuté las observaciones físicas de Montes-
qieu sobre la diferencia de climas. N o obstan-
te , de algunos de sus principios, que son cier-
tos , se deduce que el clima frió es favorable
a la generación (2). De hecho la Alemania es
una región muy fría y abunda de pueblos nu-
merosísimos , y el Septentrión no hubiera po-
dido enviar tantas tropas de gentes á nuestras
provincias si no fuera muy fecundo. Pero si
es cierto que las naciones del Norte han veni-
do varias veces a los reynos Meridionales; es
igualmente falso , que ellos hayan sido nues-
tros primitivos pobladores. Entraron siempre
con la fuerza y con las armas en la mano , y
estas invasiones de que conservamos la memo-
ria , no pueden servir de prueba de una ex-
pe-
(1) Bailly cít. pag. 1 3 1 . LÜ!X' T. II. lib. 1 4 . c. i.desdeJa p. 1 .
(1) Monteiquieu L. Esprit des
176 ILUSTRACIÓN I.
pedición mas antigua que no tiene otro apoyo
sino el capricho. N o se hallará noticia., ni
monumento que acredite un solo viage de los
Septentrionales anterior a la población de las
provincias^ del Sud. Este debia ser el principio
de las pruebas de Bailly; pero era una-empresa
no solo ardua, sino imposible; y él se contentó
de suponer lo que no podia probar. Si solo el
frió insoportable del Septentrión hubiera mo-
tivado las excursiones de sus habitadores h a -
cia la Europa , todos aquellos bárbaros hubie-
ran salido ; y abandonados aquellos terrenos,
no se verían los Vándalos y los Godos en su
patria primitiva. Si se podia vivir debaxo de
aquel C i e l o ; el rigor del clima no hubiera
arrojado a sus naturales nacidos y acostumbra-
dos á aquel temperamento : y si no podían re-
sistir a la aspereza de un invierno continuo ,
todos hubieran escapado íi perecido.
ElSepten- Pero el Señor Bailly , aunque ambi-
tnonnoesl3 cioso de gloria, no excluye de la parte que
pama de los p U e d e tener en ella al célebre De Lineé , cu -
alimentos r
. , , . 1 1 • • -1-
primitivos. y autoridad cita en prueba de su opinión. E s -
a

te Literato nos ha comunicado la noticia que


recibió de un Viagero : a saber , que en la Si-
beria nacen por sí mismas sin la ayuda de la
mano del sembrador, muchas-suertes de gra-
nos , y de legumbres , de las quales los Tár-
taros Moscovitas se sirven para amasar el pan
de su sustento. De esta noticia deducé , que
por ventura la Siberia es el pais de donde sa-
lieron los hombres después del diluvio á exten-
derse por toda la tierra , supuesto que alli se
encuentran los principales y primitivos alimen-
tos del hombre. Triunfa con este descubrimien-
to el Señor Bailly , y transportado de gozo ex-
SOBRE LA E S P A S A F E L I C I A , 177
clama : Hasta ahora no conocíamos la verdadera
patria del trigo ( 1 ) . Estoi atónito al oir á es-
tos dos hombres eruditos , y no sé de quien
mas me debo maravillar. ¿Una debilisima con-
getura sin otro apoyo que la narración ó verda-
dera, ó falsa de un vlagero,sin conexión con la
población del mundo, se adopta como suficien-
te para arruinar la autoridad incontestable de to-
das las historias sagradas y profanas, y para abatir
la opinión y el sentimiento común de todos los
hombres que han vivido hasta ahora ? Los dos
Escritores citados piensan que la Siberia es la
patria de los primitivos alimentos , porque
sus terrenos producen como un don espontá-
neo de la naturaleza el trigo y las legumbres;
y de estos frutos infieren , que aquella región
es también la patria-verdadera del hombre,- Pe-
ro si es así, ¿ por qué estamos con mas placer
en estos países que habitamos? ¿por qué han v e -
nido acá los mismos Septentrionales ? Porque
el Norte (responde Bailly) se ha enfriado ex-
cesivamente , y no es ya nuestro alojamiento
correspondiente. Mas si ha perdido la digni-
dad de albergue del hombre, ¿ cómo continúan
todavía las producciones de los primitivos y
principales alimentos ? Si por esta razón fue
nuestra patria, debe hoy en dia ser nuestra
mansión gustosa ; pues alli encontramos el tri-
go sin trabajo ni fatiga, E l Señor De Lineé
afirma , no sé con qué fundamento , que los
Godos nos traxeron muchas de las legumbres
que sembramos en nuestros huertos y terrenos.
Las Indias Orientales y Occidentales en estos
al-
(1) Bailly Littres sur 1. origine 38. 39.
its socaces. Letcre 8, pag. 1 3 7 .
178 ILUSTRACIÓN I .
últimos siglos nos han abastecido de muchos
alimentos diversas suertes de legumbres ame-
ricanas arraigan bien y llegan á sazón en Espa-
ña. Esta noticia no llegó á oidos del Señor
De Linee : de otra suerte hubiera encontrado
en América la patria primitiva del hombre,
patria mucho mas amena, deliciosa , y de cli-
ma mas benigno que la Siberia y que la Mos-
. covia. Las legumbres serán deudoras de una
gloria inmortal a este Literato. Ellas dan al
país en donde arraigan el honor de cuna ilus-
tre del género humano. Pero no sé si todos
los hombres serán de su gusto y escogerán las
judias , lentejas y otras legumbres flatulentas ,
prefiriéndolas a los pérsigos , melones, grana-
das y sandias.
La primera IV. E l Señor Bailly alega otro Escritor
población del famoso en favor de su causa. N o es un Aca-
globo terres- démico estudioso de París insigne solo por
ere no se ha , . . . . • • T?
luces , por erudición y ciencia. Es un
R
s u s
de buscar en
la Tartaria, personage ilustre por su dignidad , denomina-
do Abulghazi Kan de los Usbeckos de Karasm,
el qual floreció el siglo pasado , y tenia su Cor-
te a las orillas del mar Caspio ( 1 ) . Este Prínci-
pe escribió una historia general de los Tárta-
ros , y en ella establece por primer, principio
que Japhet fue a poblar las regiones septen-
trionales. Obsérvese de paso que este autor
supone a los pueblos.del norte originarios de
la patria de aquel hijo de Noe situada en el
Oriente : el Príncipe Tártaro respeta mas que
Bailly las antiguas tradiciones del mundo. Pero
oigamos la narrativa de Abulghazi. Hijo (dice)
de

fr) Bailly Lettret sur /' Mantlie 1 6 0 . hasta la p. 1 7 } .


dt Platón Lettre 1 0 . desde la pag.
SOBRE EA ESPAÑA FENICIA. 179
de Japhet fue Turco, de quien al cabo de cinco
generaciones descendió Alanza-Khan padre de
Tatar y de Mongol. La nación conocida desde
entonces con .-el nombre de Turca , formó ba-
xo la conducta de estos Caudillos¡, dos impe-
rios vastisimos. Los Tártaros baxo del domi-
nio de Tatar se extendieron háciá el Oriente
y ios Mongolitas a los ordenes de Mongol se
dilataron hacia Occidente. Estos dos pueblos
fueron siempre rivales y enemigos. Los M o n -
golitas feroces con la superioridad de que; g o -
zaban hicieron por mucho tiempo innumera-
bles excursiones , entrando victoriosos por lá,
China y por la Persia; pero finalmente batidos
y derrotados cedieron sus conquistas á los Tár-.
tarós. Esta relación del Kan de los Usbeckos.
pareció al Señor Bailly un precioso monumen^
to de mayor autoridad que todas las histo-
rias publicadas hasta ahora, capaz de aterrar
la opinión común de todos los Escritores.
Abulghazi, asevera que tiene por garantes de
sus noticias á la tradición .,. y d las memo-
rias originales. Esta aserción califica de. Orácu-
lo al Autor en Ja crítica y juicio del Sabio
Francés. Los Chinos, los Persas , Egipcios,
Griegos, todos ostentan en sus historias las tra-
diciones y memorias originales : m.ucho.s.m:or
demos Historiadores de Europa han hecho ;

pasar á sus Reynos no solo a Japhet sino tam-


bién a Noe , y han dado a su patria el honor
de madre de todos los Europeos. Y o no sé
con qué derecho el Kan Abulghazi ha de
ser digno de fe , mientras se reusa.el cr.edíto; a
:

los demás Escritores. Pero toda la: vanidad


nacional no pudo llevar al Príncipe Usbecko
al grande exceso de Bailly; porque Abulghazi
Z aun-
i8o . ILUSTRACIÓN I.
aunque conduxo á Japhet hasta los cincuen-
ta grados de latitud j dexó no obstante á sus
descendientes la libertad de poblar á su placer
las demás Provincias de Europa sin obligarles
a hacer ni una sola visita de cumplimiento á
la Siberia. • .: ':• )'
El Infierno V , La situación del Infierno de los gen-
de los Genti- • • •/ _ , • \ . - • °
'esnoescaba ' P a r e C 1 0 también a nuestro Autor una prue-
t l e s

situado en la ba evidente de su sistema y empleó una Garta


Tartaria. ¿q quarenta . y ocho páginas'sobreveste- asunto
(i). Idea curiosa por? cierto , que merece ocu-
par un tomo. entero. Da principio censuran-
do á" Virgilio de un enorme error cometido en
la geografía infernal por haber colocado los
umbrales del abysmo en el lago Averno de
Italia. E Í J amor nacional cegó á aquel. Poeta¿ :

pretendiendo situar en la Italia la habitación


de los muertos; E l Señor Bailly tiene también
el atrevimiento de refutar a los mas de los
Autores Griegos, como locamente apasionados
por su patria ; pues tuvieron la necia vanidad
de hacer correr los rios del Tártaro por E p i -
ro y por la Arcadia. Consúltense , d i c e , los
Griegos mas antiguos. ¿Pero quiénes son es-
tos antiguos dignos de fe acerca del Infierno?
Platón y Homero , los quales, según Bailly ,
colocaron el'Tártaro en la Tartaria. La seme-
janza de; estosdos nombres lleva consigo to-
da la fuerza de una prueba invencible. Oyga-
mos sus testimonios , ya que estos hombres
grandes" no fundaron sus pensamientos sobre
semejantes juegos de palabras , sino sobre só-
lidas'razones.'Platón asevera que en la Isla de
Délos se hábián visto ciertas láminas de cobre
en
(i) Bailly suri' AtUxt'ide¿tPlatia.l.eKr. 21.desde la p. 33f.
SOBRE LA ESPAÑA FENICIA. 181
en las qualesse leía una descripción del Infier-
no en lengua hyperbórea. Hecateo , citado por
Diodoro Sículo, atestigua que los Hyperbóreos
habitaban una Isla á la oti"3 banda de las G a -
lias en el Occeano Septentrional. De ahí infie-
re Bailly que la fábula del Infierno tubo ori¿-
gen hyperbóreo y se inventó en el Septen-
trión. Esta conclusión la fortifica con nuevas
reflexiones en la carta veinte y tres ( i ) . Nota ,
que según las narrativas de los Griegos los Hy-
perbóreos enviaban cada año á la Isla de Délos
las primicias de sus cosechas por mano de al-
gunas Vírgenes tiernas encargadas á la direcion
y cuidado de cien jóvenes que las acompa-
ñaban. Estos viages no podian ser inocentes ,
y observando el desorden que necesariamen-
te debia originarse , determinaron no expo-
ner mas á un funesto naufragio el honor y
la reputación de las doncellas. Enviaron en
adelante el tributo de pueblo en pueblo pa-
sándolo , según Pausanias , los Hyperbóreos á
manos de los Arimaspos, estos lo entregaban á
ios Isedonios, los Isedonios a-los Scythas, y
por este medio llegaba finalmente a los Euro-
peos : añade el erudito Francés, que fuera de
esto , se jactaban también los Griegos de haber
recibido de los Hyperbóreos muchos dones
acompañados de griegas inscripciones. Sin em-
bargo de que estos viages de los Hyperbóreos
son fabulosos en el concepto de Bailly , le sir-
ven de prueba de la antigua comunicación de
los Griegos con los pueblos del Norte , y del
origen septentrional de la historia del Infierno,
de que hablaban las inscripciones insinuadas.
Z 2 ¿Pe,
(i) Bailly obra citada. Carta 1 5 desde la pag. J 8 J . i ía 388.
182 - <: ILUSTRACIÓN I.
• Pero qué caso hemos de hacer de este argu-
mento apoyado en la mytologia y en la narra-
ti va dé un vía ge fabuloso ? Con todo exami-
né mos su fuerza. En primer lugar , ¿ es cierto
que la antigua Hyperbórea estaba situada en la
Tartaria moderna? Según el citado Hecateo
aquella era una Isla de mayor extensión que la
Sicilia , y se encontraba al Norte de las Galias»
Esta descripción geográfica conviene á la In-
glaterra j mas no á la Tartaria. Strabon atesti-
gua que los antiguos Griegos llamaban Ari-
maspos a. los pueblos que habitaban mas allá
del mar negro ; Sar matas á los que se exten-
dían ultra el Danuvio; é Hiperbóreos á los que
tenían sus establecimientos mas allá del Adriá?
tico (i). En este sistema los Hyperbóreos no
habitaban las regiones septentrionales de los
Scythas a donde se hallaban los Sarmatas , si-
no en nuestros países desde el mar Adriático
hasta, el Occeano Francés; y se acuerda con
esta geografía la opinión de Hecateo , el
qual puso su Isla en este mar. L a . necia va-
nidad, alma de todas las historias griegas, me
hace sospechar qual pudo ser el origen de la
fábula de los Hyperbóreos , de sus dones y de.
sus inscripciones. Sabian los Griegos , que los
Fenicios de España navegaban por el Occea-
no hacia algunas Islas Septentrionales particu-
larmente á las Casiterides , de las quales se ig-
noraba en Grecia hasta el nombre. Ellos se
quisieron apropiar la fama de este noble co-
mercio , como se arrogaban todas las glorias
extrangeras , cuyo rumor llegaba a sus oídos.
Ignorantes del nombre de aquellos Isleños ,
lo
(i) Strabon Rerum ¡te¿raph'xarum. 1. n. p. 774.
SÓBRELA ESPAÑA FENICIA. 183
lo inventaron ,'llamándolos con la voz griega
Hyperbóreos como si dixeramos ultraboreales
ó ultraseptentrionales , adaptando el vocablo
a las relaciones geográficas de los Fenicios de
España. Fingieron que estos Hyperbóreos no
solo tuvieron comunicación con ellos, sino
qde también eran sus descendientes : por eso
los describieron como tributarios que cada
año pagaban parias á la Grecia. Les embaraza-
ba mucho el viage que habian de hacer los Ern-
baxadores : no estaban enterados de su situa-
ción , ni sabian qué rumbo darles para que
aportasen á Délos. Eran pueblos ultraborea-
les , se les debía abrir camino por las provin-
cias del Septentrión , de las quales tampoco
tenían noticias muy exactas. Este es el origen
del itinerario inverisímil de aquel viage , cu-
ya memoria nos ha conservado Pausanias con
poco honor suyo. Las inscripciones que Pla-
tón llama hyperbóreas, otros Escritores las
denominan griegas, para que pudiesen servir
de prueba de que los Hyperbóreos eran Grie-
gos de origen , y para obscurecer de este mo-
do la memoria del origen fenicio de los ca-
racteres griegos. Estoy atónito cómo una fábu-
la inventada de proposito para dar alguna apa-
riencia de verisimilitud á la pretendida descen-
dencia de los Hyperbóreos , y para persuadir
al mundo que eran tributarios de la Grecia,
pudo servir de apoyo a la opinión de Bailly
del origen hyperbóreo de la fábula del In-
fierno.
V I . Examinemos la autoridad de Home- Homero no
ro , que es otro grande apoyo del Señor Bailly. insinuó la si-.
Ulyses estaba para partir de la isla Ea al In- °n.sep-
tllaci

G / 1 . , / , rr. tentrional
tierno , y para acertar la derrota consulto a Ti- ¿ \ infierno:
e

re- •
184 ILUSTRACIÓN I .
lo colocó en s i a s , quien le dio esta respuesta: Despliega
re

r T^í las velas al viento ,y los soplos de Bóreas, te coñ-


ca cíe ios r- r A ^

campos Eli- duciran al Infierno. Atravesado elücceano en'


sios. contratas una playa acomodada ; alli verás
los opacos bosques de Proserpina cubiertos de
arboles estériles aborda d estas riberas , entra
en el tenebroso Alcázar de Pluton Ofrece
aquí los sacrificios para invocar las sombras.
Obedeció Ulyses , y llegó k un lugar que ha-
bitaban los Gimerios en una noche eterna. Es-
ta descripción le parece á Bailly una pintura
vivísima y la mas expresiva que se puede ha-
cer de la Tartaria , ó de otro país de aque-
llos contornos ( 1 ) . Pero podía advertir este
Autor que las primeras palabras del A d i v i n o
Tiresias destruyen su sistema. Despliega las
velas al viento ,y los soplos del Bóreas te condu-
cirán al Infierno. El Bóreas es un viento del
Septentrión conocido de nuestros marineros
con el nombre de Nordest. Greco lo llaman
en los mares de Italia. ¿ C ó m o podía Ulyses ir
viento en popa hacia la Tartana ? Con este
viento se puede dirigir el rumbo hacia el Sud,
y al Occidente: de ningún modo al Septen-
trión. 1 Pero en qué parage deponiente ó de
mediodía tenían su establecimiento los C i m e -
rios ? Pudiera el Señor Bailly acordarse de un
pueblo de gentes de este nombre vecino del
Lago de Averno en el Reyno de Ñapóles cer-
ca de Puzuolo , el qual , según varias narracio-
nes poecicas, habitaba en la lobreguez de las
cavernas á donde no penetraban los rayos del
Sol. Es verdad que estos pueblos no estaban
situados á la otra banda del Occeano ; pero
Ho-
(0 Bailly Letlris sur /' Atlaxticle. tettr. 2 i . desde !ap. 540
SOBRE LA ESPAÑA FENICIA . ISJ
Homero tenia licencia poética para inventar
otros Cimerios mas antiguos y situarlos mas
allá de los últimos términos de España en paí-
ses creídos tanto mas tenebrosos quanto mayor
era la distancia del Oriente. Nuestro Escritor
se vale de otro lugar de la Odysea , en el qual
el Poeta establece , a su juicio , los campos
Elisios en el Septentrión : los Elisios y el In-
fierno, (dice) están en el mismo parage : ¿ cómo
se podrá , pues , disputar acerca de la situación
septentrional del Infierno ? E l pasage de H o -
mero es el mismo que yo traduxe al idioma
vulgar en el Discurso Preliminar.
En el bello país de los Elisios ,
Donde del ancho mar la playa ibera
Forma el ultimo termino del mundo t

Y donde habita el fiero Radamanto,


Viven vida larguísima los hombres.
Allá no llega el frío ni la nieve ,
Y corren apacibles de continuo
Los marítimos zéfiros suaves
• A recrear los hombres dulcemente. L i b . 4.
v . 563.
¿Qué proporción hay entre los hielos del
Septentrión , y la benignidad de un clima á
donde no se conoce la nieve , ni se padece el
frió ? ¡¡Con qué razón se puede aplicar al N o r -
te la descripción de un país templado y deli-
cioso ? Bailly encuentra todas estas proprieda-
des agradables en la Sibería; porque esta región
hoy en dia horrible , y casi inhabitable por los
rigores de un perpetuo invierno, era en los
siglos remotos un país sumamente ardiente , y
perdiendo poco á poco los grados de calor, fue
adquiriendo una frialdad excesiva. ¿Pero en el
Jenguage de Homero , á dónde estableceremos
los
186 ILUSTRACIÓN I.
los campos Elisios y el Infierno ? Y o debo de-
cirlo , despreciando el rigor de las censuras á
que me expongo , y que ya se hicieron á V i r -
gilio por la audacia que tuvo de colocar-el.In-
fierno en Italia. Y o hallo , siguiendo al Poeta
Griego , la patria fabulosa de las sombras en
las ultimas extremidades Occidentales de E s -
paña. Por mi buena suerte , Strabon no era E s -
pañol , y será un defensor imparcial de mi te-
meridad : él podia entender mejor que yo y
que Bailly el sentido de las descripciones poé"-
ricas de Homero , y penetrar sus pensamientos.
Ruego a mis Lectores me hagan el gusto de
oir la exposición del Príncipe de los G e ó -
grafos Griegos. Sabiendo (dice) Homero las na-
vegaciones que hicieron Hércules y los Fenicios
á los últimos términos de España , enterado de
la opulencia y demás qualidades ventajosas de
aquel país , situó en aquellos parages los Cam-
pos Elisios , y la mansión beata. De hecho ,
aquella región goza de un Cielo envidiable por
su belleza , el ayre es benigno , y refrescan la
.fiérralos freqüentes soplos de los zéfiros sua-
ves.. El clima es templado per gozar el terre-
no de una situación occidental en los confines de la
tierra : y por esofingieronque alli se hallaba el
parage del Infierno. Por esta razón supuso
también Homero que habitaban hacia aquellos
países Rad'amantoy Minos , de quien disco :
„ Aqui Minos con cetro de oro en mano
„ Leyes pone d las sombras taciturnas.
Los Poetas mas modernos han inventado otras
cosas semejantes-: como dos expediciones d Es-
paña , una en busca de los bueyes de Gerion ;
otra por las manzanas de las Hesperides ; é
hicieron mención de las Islas fortunadas , b de
SOBRE LA ESPAÑA FENICIA. 187
los Beatos las quales existen hoy dia fio muy dis-
tantes de las extremidades de África y de Ca-,
diz. Todas estas fábulas se originaron de las
narrativas de los Fenicios, quienes antes de Ho-
mero poseían los mejores países de África y de
España , cuyo dominio mantubieron hasta que
los Romanos arruinaron el imperio de Cartago....
Atendida la felicidad del clima ,y la suavidad
del ayre que se respira en aquellos países , atri-
buyeron también los Po'e'tas una vida muy larga
d los Españoles Turdetanos, especialmente d sus
Príncipes ; por lo que dixo Anacreonte-,

Yo no deseo el cuerno de Amaltéa


Ni sobre-los felices Españoles
Reynarpor treinta lustros enTarteso (1).

Si se deben pesar las autoridades de los Intér-


pretes de Homero haciendo un paralelo entre
ellos , ¿quién habrá que no prefiera la de Stra-
bon antiguo. Griego á la de Bailly moderno
Francés ?
V I L Este Literato tomando a pechos el La etimo-
íbrtificar quanto le es posible su sistema , se l ° g ' a d e

fatiga en buscar la etimología de los nombres - ™ c ^ o no S

infernales en las lenguas del Septentrión (2). esseptentrio-


Mannes , nombre de las sombras, pretende que « nal

venga de Mann , que significa Hombre : Ache-


ronte de Grondt lo mismo que profundidad:
Cocita de Kota manantial: Flegetonte de Floga,
meteoro: Averno de Aa ivema, agua estancada:
Pluton de Blota degollar las víctimas : Minus
de Minur, título real : Radamanto de Rad,
Aa Se-
fl) Strabon Herunm gtfgrafVica.' ( i ) Bailly Lettres sus V Atlaittide,
fum. Lib. 3 . p. 1 x 3 . 1 4 . 1 5 " Lib. i. Lettr. 1 1 . p, 3 ( 0 . ¡ji. &c.
pag 4. 5 .
i88 ILUSTRACIÓN I .
Senador: Stige de Stegg, cosa ingrata. ¿Qué me
dirá el Señor Bailly , si yo intento hallar eti-
mologías semejantes de los nombres referidos en
qualesquiera otras lenguas del mundo? Pro-
pongamos por diversión algunas que pueden
parecer sacadas del idioma latino tan verisími-
les como las del Académico laborioso. Matines
se puede derivar del verbo manere : Acheronte
y Caronte de careo, y mas eruditamente del ver-
bo caro que significa purgar : Corito de cotlus:
Flegetonte de fleo.attonitus'. Averno de vera-,
nox: Pluto del ablativo polluto , y mas sabia-
mente de Polluílum sacrificio : Minos del ver-
bo minor , amenazar : Radamanto de Radula-
Manium : Rallo de las Almas : Styx ó Styge
de Stips , que quiere decir moneda , para acor-
dar la paga que se daba al barquero Caronte pa-
ra pasar aquel rio ü'laguna. Si esta serie de eti-
mologías latinas formadas a capricho que aca-
bo de insinuar, pareciere una extravagancia á
mis lectores ; no sé qué juicio se podrá hacer
de las septentrionales , que ha propuesto al pú-
blico el Señor Bailly. Y o juzgaría hacerle po-
co honor , empeñándome en refutarlas seria-
mente : estoy muy persuadido que él no tubo
otro objeto que el de chancear y divertirse un
poco para recrear el ánimo , y aliviarlo dé la
fatiga de otros estudios mas serios y de ma-
yor utilidad.
Se refuta VIII. Pero donde parece que toma raa-
el sistema de y or empeño es en el establecimiento de un
cesíva^deTa ^ ^ * qual pretende que nuestro globo
s s t m a e n e

tierra. criado con grados excesivos de calor se ha ido


enfriando poco á poco. E l primer fundamen-
to de esta fábrica es el fuego central de la tier-
ra que sabiamente defiende el célebre Mai-
ran.
SOBRE LAESPAÑA FENICTA. l8»
ran ( i ) . En esto vamos acordes. Bufón tomó el
rumbo que le mostró Mairan , y pasó adelante.
Imaginó que nuestro globo fue criado encendi-
do, y hecho ascua como un hierro que sale de la
fragua. Estableció que se habia de ir enfriando
poco apoco á manera del hierro con aquella len-
titud correspondiente al diámetro de su mole:
hizo varias experiencias sobre masas de varios
diámetros,y determinó el tiempo necesario para
que la tierra llegue al último grado de frialdad,
que será la muerte del mundo y el fin de todas
las cosas. E l Señor Bailly no tiene la osadía de
adoptar todos estos cálculos menudos ; pero
aprueba lo demás del sistema de Bufón ( 2 ) . La
tierra , dice , se ha ido enfriando por la pérdida
del calor central: en los polos hieren los rayos
del Sol mas obliqüos y mas escasos : de ahí se
sigue que las tierras polares no reciben de este
Astro un calor suficiente que las indemnice en
sus pérdidas por la grande evaporación del ca-
lor del centro. Es necesario pues , que el exce-
sivo ardor primitivo del globo se haya ido dis-
minuyendo sucesivamente , primero en las zo^
ñas frías ; después en las templadas; y finalmen-
te acaecerá lo mismo en la tórrida donde toda-
vía se mantiene. De todo esto deduce que sien-^
do las regiones polares las primeras que se han
enfriado, son también las primeras que se han
hecho inhabitables; las primeras que desampa-
raron los hombres; y por consiguiente, que los
primitivos pobladores de la tierra salieron de
aquellos ángulos del mundo. Hagamos algunas
reflexiones sobre este gracioso poema del inge-
Aa 2 nio»
(0 Bailly Ltttref ¡ur l'0ñ¿itit des (i) ídem tettr. 1 0 . desde la pag.
ititntts. Letír. 9. desde la pag. 1 6 9 . 3 0 Í . hasta el fin.
loo ILUSTRACIÓN I.
rijoso Bailly. La tierra fue criada como una as-
cua de fuego con perfecta igualdad de grados
de calor en todas sus partes. E n esta hipótesis,
lio hay razón para que los hombres primitivos
habitasen el Septentrión antes que otros países.
Y o pienso que el Autor de la naturaleza , que
destinó la tierra á ser habitación del hombre,
le comunicaría los grados de calor necesarios,
y al mismo tiempo templados , de suerte que
no la hiciesen inhabitable. Si el ardor era sopor-
table , é igual en todo el globo , i con qué fun-
damento establece Bailly á los primeros mora-;
dores en aquel parage, y no en este? ¿en uiv
terreno antes bien que en otro ? Por ventura
nuestro Autor no intenta hablar de Adán y.
Eva , sino de los hombres después del diluvio.
Y o no quiero hacer mención de la historia sa-
grada , la qüal nos instruye de la. habitación de.
nuestros primeros padres, y del establecimiento,
de Noé a una gran distancia de los polos. M o y -
sés es un Escritor de poca autoridad para Bai-
lly'.hablemos en otro tono , y conforme a sü.
gusto. Quando las aguas del diluvio cubrieron
las últimas cumbres de los montes , contaba el
mundo diez y seis siglos según el texto hebreo,
y veinte y dos siguiendo el cálculo de los Se-
tenta. En este espacio vastísimo de años la
tierra se podia haber enfriado mucho, y las zo-
nas frias podían gozar de la misma temperie^
que experimentamos ahora en las templadas.
Esta es la hipótesis que podemos hacer para co-
locar á los primeros hombres después del di-
luvio en aquel lugar determinado : pero esto
destruye el primer fundamento de todo el sis-
tema. E l calor central con que crió Dios la tier-
ra era sufrible , se adaptaba á la complexión de
los
SOBRE LA ESPAÑA FENICIA. 191
los hombres , á cuyo dominio la entiegaba el
Criador , y a los demás vivientes , y vegetables
destinados á su servicio y sustento. Las zonas
frias después de diez y seis ó veinte y dos si-r
glos de continua evaporación habían perdido
aquellos grados del calor primitivo correspon-
diente á la naturaleza de los mortales , y a su
exigencia. A l contrario, las otras zonas compen-
sándolas el Sol de la pérdida del calor del cen-
tro .pudieron conservar los primitivos grados
con que fueron criadas. Y asi el hombre despus
;

del diluvio debia ir en busca de éstas zonas


templadas, ó de la tórrida , a donde hallase un
calor que le fuese connatural; pero no debia
marchar acia las frías en medio de.cuyos hielos
no podia vivir. Mas yo he hecho mal en nom-
brar el diluvio de N o é . ¿ Qué sé yo si con está
memoria he ofendido la. delicadeza del Señor
Bailly ? olvidémonos de un acontecimiento fu-
nesto al género humano , y pasemos en silen-
cio aquellas horribles avenidas de aguas en que
naufragó toda la tierra. Pero sepamos la época
en que él Septentrión fue la habitación privi-
legiada del hombre. N o pudo ser en el princi-
pio del mundo , porque entonces el calor c o -
mooriginado de un mismo principio, y nó al-
terado todavía ni por evaparociones desigua-
l e s ; ni por la actividad del S o l , debia ser igual
eia .todas partes* Tampoco* después de algunos
siglos , porque como nos vamos alexando de la
creación, los países septentrionales habían de ir
perdiendo los grados del calor connatural á la
vida , 1 o que los había de hacer sumamente r í -
gidos , y de un temperamento insoportable. Y o
no sé que especie de sofismas opondrá Bailly
á este discurso. Por ventura dirá que en la crea-
ción
192 ILUSTRACIÓN I.
cion del mundo no recibió toda la tierra igua-
les grados de calor , sino mas en el polo , y
menos por graduación en las demás partes has-
ta la zona tórrida. O bien sospechará que el gra-
do de calor que se le comunicó era de igual
intensión; pero de suerte que se podia sufrir.en
la zona fria por la poca actividad del Sol en
aquellas regiones: era insoportable en las de-
más zonas por ir acompañado del ardor de
aquel Planeta , cuyos rayos obran con mas ac-
tividad y violencia en los países situados de^
baxo de ellas. ¿Pero con qué razones físicas, ó
sacadas de la historia se puede afirmar esto?
I Quién se persuadirá que Dios crió la tierra
tan caliente , que por la mayor parte era inha-
bitable en sus principios? ¿Que el Criador del
hombre le destinó para habitación las extremi-
dades polares ínterin que el resto del globo iba
perdiéndola gran actividad de su calor? ¿ N o
es una audacia suponer que Dios quiso emplear
un curso tan dilatado de siglos para preparar el
magnífico palacio del hombre , que lo fabricó,
y podia disponerlo en un instante ? ¿ Qué razón
se alega en prueba de que la zona tórrida eraanti
guamente inhabitable? Porque asi lo creyeron
los Griegos, dice Bailly, persuadidos a que no se
podia resistir á la vehemencia delcalor de aque-
llos parages. Pero los Griegos que tanto,han
exagerado los ardores de la zona tórrida ; des-
cribieron también como intolerables los frios
del Septentrión. Estas pinturas son contempo-
ráneas y reconocen a los mismos Autores.Mien-
tras el exceso de calor era un obstáculo inven-
cible para que el hombre se estableciese en la
zona tórrida , no podian las zonas frias haber
adquirido una temperie que le fuese connatu-
ral,
SOBRE LA ESPAÑA F E N I C I A . 193
ral, de modo que pudiese vivir debaxo de su
cielo. Un espacio de tiempo suficiente á ex-
tinguir en ia Siberia el ardor del fuego que la
abrasaba , y á comunicarle todos los rigores dé
un frió excesivo , debia bastar también á que
la Etiopia aunque mas expuesta á la dirección
de los rayos del S o l , perdiendo con la evapo-
ración del centro lo intolerable de su calor, ad-
quiriese un temperamento mas benigno , y go-
zase de un ayre mas moderado. Luego los Grie-
gos fueron igualmente hyperbólicos en una des-
cripción que en la otra : si exageraron enor-
memente quando hablaron de los calores que
abrasan los países situados debaxo del Equador»
no fueron menos fabulosos en el retrato que
hicieron de las regiones del Septentrión. E l
blanco de sus narrativas era dar la preferencia
á su Provincia entre todos los terrenos del mun-
do , como mas agradable y deliciosa por la be-
lleza del cielo , por la bondad del ayre , y por
la benignidad de su clima. Hagamos otra refle-
xión. Desde la edad de Homero á nuestros dias
han pasado veinte y ocho siglos. E n toda es-
ta serie de tiempos no se observa alteración
sensible en los climas de la tierra. Los, hielos
continuos trabajaban a las zonas friasj los ar-
dientes rayos del Sol abrasaban a la tórrida ; y
las otras eran templadas por la suavidad del
clima. Egypto , Palestina, Grecia, Italia, Fran-
cia , España, la India conservan hoy día la mis-
ma temperie de rveinte, treinta ó irías siglos,
según las descripciones de los antiguos. Nues-
tro globo con una evaporación perpetua de
tantos siglos debia haber llegado á aquel grado
de frialdad extrema que de su naturaleza causa
la muerte de todos los vivientes, y destruye to-
dos
194 ILUSTRACIÓN I.
dos los vegetables de la tierra. E n el sistema de
Bailly tenemos las pruebas. Los imperios de
los Caldeos, de los Persas , de los Egypcios se
formaron , según este Autor , de hombres que
desampararon el Septentrión huyendo de aque-
llos hielos horribles a que no podiaíi resistir.
E l concede á los Caldeos una antigüedad su-
perior á la Era Chri->;iana de dosmil quinien-
tos años : á los Chinos los hace tresmil años
mas antiguos que la Era citada; y á los Persas
los hade reynar mas de tresmil doscientos años
antes de la venida del Mesías ( i ) . D e esto se
deduce/ evidentemente que los habitadores del
Nordjfandadores de estas monarquías desampa-
raron su patria a lo menos tres mil quinientos
años antes del nacimiento de Jesu-Chrísto. Se-
gún los cómputos, que el mimo Señor Bailly
adopta en su Historia de la Astronomía anti-
gua ¿de la creación del mundo a la venida del
Salvador pasaron seismil y cien años (2). Las
transmigraciones de los pueblos septentriona-
les acaecieron tresmil y quinientos años antes;
de ahí se infiere po>r conseqüencia necesaria
que el telado contaba entonces dosmil seis-
cientos años o veinte y seis siglos de su crea-
ción. A los tresmil y quinientos años antes del
Mesías, añadamos mil y cerca de ochocientos
que han _corrido desde el nacimiento del R e -
dentor á nuestros dias , y sacaremos según los
cálculos cronológicos de Bailly , cincomil y
trescientos años, que componen cincuenta y tres
siglos desde que la intensión del frió ha exter-
mi-

no Bailly Zetttes sur V Origine <i) Bailly tfistt're de t Astrimsit


des sclenoes. t e t a . i. p. 37. Lettx. i. «níiemte. L. i.f. 6. p. 10.
pag. 41.
SOBBE LA E S P A S A F E N I C I A . I95
minado todo el Septentrión esterilizando la tier-
ra , y haciéndola inhabitable. Si la evaporación
del calor por el término de veinte y seis siglos
reduxo las regiones del Norte á tal estado de
frialdad , que los naturales no tubieron otro
recurso para vivir , que tomar la fuga , é ir en
busca de otro temple , ¿cómo la evaporación
por cincuenta y tres siglos continuos añadidos
a los otros veinte y seis pasados , que compu-
tan setenta y nueve , no ha esterilizado, no di-
go las Provincias de la zona tórrida ; pero ni
aun las regiones de las templadas ? Por conse-
qüencia necesaria no habia de haber vivientes
sobre la tierra-, pues no se debia ya hallar tem-
peramento connatural , ni habitación propor-
cionada al hombre. Sin embargo, todo lo con-
trario nos enseña la experiencia. Sabemos que
en la zona tórrida donde los rayos del Sol caen
a pk>mo sobre las cimas de los montes, y so-
bre la profundidad de los valles , hallan los
hombres habitaciones apacibles , terrenos ame-
nos , y campiñas fértiles y deliciosas. En las
zonas templadas miran nuestros ojos una fre-
qüencia admirable de naciones, y las ciudades
mas florecientes del universo. E n los mismos
países helados, de donde supone Bailly arroja-
dos cincomil trescientos años ha á todos los
vivientes , se encuentran el dia de hoy gentes
innumerables, y muchos pueblos cultos y ci-
vilizados. Estas reflexiones deberían desacre-
ditar el aplaudido sistema del célebre Francés;
ellas hacen tocar con la mano su insubsisten-
cia. La tierra tiene su calor propio á mas dtl
que la comunica el Sol. S í ; pero moderado,
que no puede entrar en paralelo con un hierro
hecho ascua. Este calor se exhala: no lo dispu-
Bb. toj
196 ILUSTRACIÓN I.
to ; pero no se disminuye , porque en la mis-
ma tierra encuentra pábulo que lo nutre y lo
renueva. Muchas causas contribuyen al calor
mas Q menos intenso , mas 6 menos modera-
do de un país. E l Sol es el agente mas prin-
cipal , mas activo, y universal. Donde sus ra-
yos derriten constantemente las -nieves del in-
vierno , se debe conservar el mismo temple de
un año á otro. Solo se enfriará aquel terreno,
cuyos hielos , añadiéndose nuevas nieves a las
antiguas , formando montañas erizadas que se
burlan de la actividad de aquel Planeta. Esta
es la desgracia de los países polares. También
yo estoy persuadido a que estos se han enfria-
do por causa de los hielos antiguos, y perpe-
tuos que endurecen la tierra , 1 a ponen yerta,
y comunican una grande intensión al rigor del
clima : pero no se' ha de buscar la causa en la
evaporación del calor del centro ; pues esta de-
biera ser menor en las tierras yertas y consti-
padas del frió excesivo. Fuera de los países po-
lares , todo el resto del globo comprehendido
debaxo de las cinco zonas ha de ser hoy en dia
tan caliente, ó frió, íi templado , como lo fue
en sus principios, por el beneficio del Sol que
indemniza en el verano á la tierra de los daños
del invierno con la misma actividad y efica-
cia con que la compensaba desde los principios
de su creación. De aquí e s , que se puede con-
ceder al Señor Bailly que, las tierras polares
se han hecho con el tiempo mas. inhabitables
de lo que lo eran en los primeros, siglos: pero
lo demás de la tierra conserva aquellos grados
de calor que le comunicó la mano del Autor
de la naturaleza con aquella alternativa y sur
cesión admirable de las estaciones.
El
SOBRE LA EsPAÍÍA FENICIA. I97
I X . E l ingenio fecundo del Señor Bailly L a s ,. g .
e e

produce algunas otras reflexiones. Se han ha- xionesdeBai-


llado , dice , varios monumentos sagrados de l l v n 0
, *}~
co

1 T7 . ' _, . j . - , 0
vencen la d.-
los JbLgypcios y Etiopes en diferentes parages h frialdad c a

subterráneos de vasta extensión. De esta noti- de! globo cer-


cia congetúra que antiguamente los hombres ' i c s c r e

de la zona tórrida habitaban las cavernas de la


tierra para repararse de los insufribles rayos del
Sol , y mantuvieron aquellos puestos ínterin
que no se refrescó el ambiente , templándose
la demasiada intensión del ardor que comuni-
caba aquel Planeta : entonces se dexaron ver
sobre la tierra , salieron a la luz , y cedieron á
los Dioses las lóbregas habitaciones de las gru-
tas (1). N o son una particularidad del E g y p -
to y de la Etiopia los antiguos edificios deba-
xo de tierra. Estas fábricas no pueden servir
de prueba de que sus naturales aborrecían el
esplendor de la luz como los topos. Los Grie-
gos y Romanos adoraban a sus ídolos en los
templos, y vivian en aloxamientos edificados
como los nuestros sobre la tierra expuestos k
los influxos del Sol y del ayre: sin embargo
los curiosos é infatigables antiquarios trabajan
abriendo los terrenos con profundas cavas en
busca de monumentos antiguos ; y descubren
innumerables preciosos fragmentos, y piezas
de antigüedad , y aún ciudades enteras con su-
ma gloria de quien las halla. ¿Pero qué nece-
sidad pudo obligar a los hombres a ir á la zo-
na tórrida en busca de las madrigueras, mien-
tras en otros países podían respirar el ayre abier-
to y por consiguiente mas puro , y gozar de la
hermosura-de la luz y de una infinidad de ob~
Bb2 je-
(0 Bailly IJWÍÍ sur l' Qr'igmeAts'süewts. Lettr. 10. p. 3 1 3 . ¿ 1 4 ,
198 ILUSTRACIÓN I.
jetos agradables? E l Señor Bailly , que hizo
estar á los progenitores de los Egypcios mas de
dosmil años en la Siberia , podia haberles man-
dado que se detubiesen algún siglo mas, ó en
aquella región , ó en su viage , esperando que
se enfriase un poco el E g y p t o , y no se viesen
condenados á una noche eterna en aquellas pro-
fundas habitaciones : modo de vivir por cierto
a que no se habian acostumbrado en su clima
natural. E n Francia y Alemania , prosigue Bai-
lly , se han encontrado muchas plantas india-
nas petrificadas , que no pudieron nacer sino
teniendo aquellos países muchos mas grados
de calor que ahora: luego la Europa ha per-
dido mucho de su primitivo ardor, y ha ad-
quirido mucha frialdad ( 1 ) . Tampoco es esta
cosa rara, ni singular de la Francia y de' la Ger-
mania. E n muchos países del mundo se obser-
van semejantes extravagancias. Se hallan ves-
tigios de plantas en terrenos á donde no pu-
dieron arraigar : se descubren conchas y frutos*
marinos a donde acaso jamás llegó el mar con
el ímpetu de sus ondas : se desentierran huesos
de animales que nacieron sin duda en países
muy distantes. Si yo atribuyo estos efectos al
diluvio ü a otras grandes revoluciones , cuyas
memorias nos conservan las historias, les daré
una causa cierta , y mis congeturas tendrán por
apoyo un acontecimiento :. pero si pretendo
atribuirlos como Bailly á un principio parto
de mi imaginación, deberá comenzar el discur-
so de sus pruebas.Tendria razón de buscar fun-
damentos imaginarios, si no los hallase verda-*
deros y reales con que poder demostrar la cau-
sa
ÍO Bailly lugar cit. desde la pag. J I J . á la 310.
SOBRE IA ESPAÑA FENICIA. 199
sa verisímil de aquellos efeítos. ¿ Mas qual se-
rá el origen de tantos huesos de elefantes que
freqüentemente se hallan en países muy frios en
donde no se produce ni v i v e aquella especie ?
Se han encontrado , dice Bailly, en Francia: se
han descubierto en Irlanda el año de mil sete-
cientos quince : hasta en la Siberia se encuen-
tra una cantidad tan prodigiosa que el marfil
mineral hace un gran ramo del comercio (1).
L o s Romanos ó los Cartagineses pudieron de-
xar en Francia los residuos escasos de elefantes
que se ven en aquel reyno. E l esqueleto de
Irlanda puede ser muy bien de uno de aque-
llos animales ; ¿ pues qué dificultad hay en que
se conduxese a aquella Isla ora fuese en tiem-
pos remotos , ora mas vecinos? Sabemos que
el año de mil doscientos cincuenta y cinco S.
Luis Rey de Francia regaló uno á Henrique
I I I de Inglaterra. En Europa los hemos visto,
y si el Señor Bailly estubiere en estado de via-
jar a Ñapóles, verá uno que tiene actualmen-
te aquel Monarca en la casa de las fieras. V e -
mos también despojos de caymanes ó cocodri-
llos trahidos de la América , ó del Nilo , ü de
algunos rios del Asia. ¿Masqué diremos del
abundante comercio de marfil que hacen los
Moscovitas? ¿Quién creerá que el África ó
> el Asia ha enviado millares de elefantes a aque-
llas regiones ? Igualmente inverisímil es que
pasados cincuenta y tres siglos en que la S i -
beria yerta con los rigores del frió , y horrible
con las nieves, y los hielos,no es terreno apto
a la propagación de los elefantes , ni connatu-
ral a su especíense encuentre no obstante en
ella
(1) Bailly lug. cít. desde ta pag. 310. a j a i .
2oo ILUSTRACIÓN T.
ella una quantidad estupenda de sus huesos; de
suerte que haciéndose continuas cavas no se
agotan aquellos minerales, antes bien dan este
género con tanta profusión que prosigue su co-
mercio sin decadencia. Es increíble que aque-
lla fria región.,'en ningún tiempo considera-
da como patria de elefantes, nos subministre
sus despojos con tanta abundancia , que exce-
de a los países donde , en el concepto general
de todos, se producen. Con licencia del Señor
Bailly yo pienso que los huesos de que habla-
mos son de otros animales muy diferentes. Si
los Señores Académicos de París y de Presbur-
go los han juzgado de esta especie , ellos erra-
ron engañados de la apariencia. Es grande la
semejanza del marfil ruso con el común. ¿Por
qué no podrá la Siberia producir un animal
de diversa especie , pero en armazón y huesos
parecido al elefante? ¿Por qué querremos des-
mentir a los naturales de aquel país , quando
nos aseguran que en las madrigueras vastísimas
de aquellos desiertos se halla un bruto deno-
minado Manmut'i ¿Quántos descubrimientos
se hacen en nuestro siglo de cosas , que nues-
tro mayores ignoraron? Los Físicos llenos de
luces son deudores de muchas cosas á los rús-
ticos villanos , y a los mismos salvages. Si una
nación bronca y bárbara de América me cuen-
ta un hecho , ó un fenómeno de su país , y
una Academia de Europa, cuyos individuos no
salen del seno de su Provincia , me lo quiere
disputar, yo daré fe a los ojos de aquellos bo-
zales prefiriendo su autoridad á las ingeniosas
reflexiones y congeturas de los sabios. En las
montañas de Cuenca y de Peralejos, terreno el
mas elevado de España, se hallan entre muchas
sin-
SOBRE LA. ESPAÑA F E N I C I A . 201
singularidades , ciertos cuernos desmesurados,
que ciertamente no armaron jamás la frente de
ninguno de los animales conocidos. Tenemos
el testimonio, entre otros, de D.Guillermo Bow-
les que nueve años ha publicó sus observacio-
nes críticas de los terrenos de España baxo de
los auspicios de nuestro Augusto Monarca Car-
los I I I , felizmente reynante ( 1 ) . E l globo ter-
ráqueo nos presenta mil objetos que excitan
nuestra admiración, los. quales, como dixe , un
Físico tendrá derecho de atribuirlos ó a la mis-
ma tierra que los produce , ó a otra causa exis-
tente y real de la naturaleza; mas no á un prin-
cipio imaginario que carece de todo funda-
mento.
X . La Gigantologia ha encontrado también Extravagan-
su lugar entre las pruebas del sistema de Bailly. te sistema de
L a naturaleza (dice) al paso que se va enfrian- d^a^ímfau'
do , se disminuye y pierde sus fuerzas: los ht- don de las
jos de padres mozos., son robustos; la prole ' ' escat:iu as

de los viejos débil. L a zona fria produce los


pequeños lapones; la tórrida es madre de los
corpulentos elefantes, y de las grandes especies.
Los Gigantes que tanto ruido han hecho en la
historia , y de quienes los. Griegos y Orientales
nos han contado proezas estupendas ,, no habi-
taban en los países de estos Escritores: su pa-
tria debía ser el Septentrión el qual por con-
seqüencia necesaria era mas caliente que aho-
ra , para que pudiese producir hombres robus-
tos y de grande estatura (2). L a Física del Se-
ñor Bailly, acerca de la robustez délos cuerpos,
e& del todo opuesta á la de Montesquieu. Este
Fi-
(1) Binvres Introducción ala Kiro,- (x) Bailfy Sur ¡'Origine des scien-
ria natural de España. Art, dil sitio ces, Lettr. 3. p. 1 1 1 . á n f .
donde nace el Tajo, p. IO'J.
ao2 ILUSTRACIÓN r,
Filósofo exáltalos climas, fríos ¿ aquel los cá-
Jientes. Ninguno de estos dos sistemas se puede
defender sin muchas excepciones. E l clima
frió produce hombres pequeños en Laponia;
pero los produce grandes y robustos en A l e -
mania, en Moscovia , y otros países septentrio-
nales. E l clima caliente es la patria de los ele-
fantes ; pero lo es también de muchos pueblos
débiles y sin fuerzas. La robustez y la estatura
.no observan la misma proporción , ni caminan
á pasos iguales , como piensa el Académico
Francés. Los hombres, los caballos, los toros,
los bueyes son mas fuertes , y de mas corage
en España que en Lombardía : sin embargo es-
tas tres especies gozan de mayor corpulencia
en esta Provincia que en aquel Reyno. Los Ga-
los aventajaban en el cuerpo á los Romanos;
y estos eran superiores en valor y denuedo:
aquellos eran de un clima frió ; éstos de un
temperamento mas dulce. Hemos de buscar,
pues , dos causas diferentes , y acaso contrarias
de estos efectos. ¿Cómo probará el Señor Bai-
lly contra mil experiencias que la fuerza y la
estatura crecen a proporción del calor? ¿que con
la misma igualdad con que se ha disminuido
el fuego central de la tierra , se ha ido dismi-
nuyendo también la estatura de los vivientes?
Según la regla de proporción de Bailly, Adán
criado seis mil ó quizás ocho rail años ha , for-
mado de la mano de Dios en el mayor ardor
de la tierra , debia.ser de una estatura que igua-
lase á las altas torres. E l Señor Bailly previno
esta conseqüencía extravagante de su sistema,
diciendo que los hombres habiendo descendi-
do acia el Eqüador , encerrados en las casas,
Vecinos a las chimeneas, cubiertos de paño y
de
SOBRE LA ESPAÑA F E N I C I A . 203
de píeles, impidieron notablemente la- dimi-
nución que debia padecer sü estatura á medi-
da de la exhalación del calor del centro. ¿Mas
qué dirá de Jos brutos ? Estos no usan de ves-
tidos, ni tienen casas, ni se acercan al hogar,
ni hart baxado todos. zV Eqüador , siendo in-
dubitable que en las tierras mas septentriona-
les de Europa y Asia se mantiene un número
muy considerable de animales de la misma es-
pecie de los nuestros. D e ahí es que el absur-
do insinuado se debe seguir por una conse-
qüencia necesaria : la hormiga , pues , sería del
tamaño de la langosta ; ésta de la grandeza de
un conejo :. el conejo sería como un mastín:
este perro como un buey ; el tardo bruto ten-
dría la mole de un elefante ; y esta disforme
bestia una corpulencia, de la qual no nos da
idea ninguna de Jos quadrúpedos que se sus-
tentan del heno , y habitan Jas espesuras de Jas
selvas. Estos son absurdos necesarios que se de-
rivan del sistema del Señor Bailly.
X I . Concluyo con una reflexión sobre él El sistema
lugar que destina el erudito Francés por centro ¿e Bailly se
de la división de la gentes. Fixa este acontecí- ° P ° { ] tyr" e

. . i-p . / • , gar de la di-


miento en la lartaria acia ios quarenta y nue- visión délas
ve grados de latitud. Allí dice , se verificó la Sf
y «ia- ntes

separ ación -.algunos pueblos pasaron acia el g j ¿ ¡ ^ e 1


0
p o r

Nord; mientras otros avanzaban d Mediodía^


( 1 ) E l mismo sistema de nuestro Autor destru-
ye esta aserción ; porque según su hipótesis,
Dios (volvámoslo á repetir) crió la tierra en-
cendida como un ascua , y se ha ido enfriando
sucesivamente , primero en los polos, y des-.
Ce pues
. (i) tv,\\y Sur l' AtUni'fo de VU- des ¡ciernes Lettr. 8. desde la p.
te» Lettr. 1 1 . p. 5 0 1 . Sur /' Origine 1 1 4 .
204 ILUSTRACIÓN i.
pues en las zonas hasta el Eqüador. En esta
suposición y los polos debían haber sido la pri-
mera habitación del hombre , no la Tartaria;
el Eqüador se habia de reservar á ser la última.
Mas supongamos que Bailly hable de la divi-
sión de los hombres acaecida después del dilu-
vio. E n aquel tiempo los Trópicos y otros paí-
ses contiguos fuera de aquel paralelo debían ha-
berse enfriado mucho. Si observó esto el Aca-
démico de París , tubo razón de descender á
los quarenta y nueve grados para establecer alli
a los primeros hombres: ¿Pero por qué muda-
ron país? Desampararon aquel aloxamiento pa-
ra librarse del frió que se les hacía muy moles-
to en aquellas regiones, j Qué contradiciones!
Si huyen los hombres de la primera patria por-
que el frió les es molesto , ¿ cómo avanzan
mas acia el Septentrión , donde los hielos han
de ser intolerables ? Huyen de la frialdad , y
van en busca de la región de las nieves. Esto
no se comprehende ; ni yo alcanzo'como hoy
dia son habitados aquellos rígidos países , que
tantos siglos ha abandonaron los hombres por
el deseo de propagar su especie. E l Señor Bai-
lly no pesó estas dificultades en la balanza de
un juicio recto , quando se determinó a dar á
los Tártaros el honor de. padres y propagadores
del género humano.

ILUS-
205

ILUSTRACIÓN II

CONTRA E L MISMO SEÑOR BAILLY.

-LA RELIGIÓN] LAS CIENCIAS,


las costumbres de los Orientales no tubieron
origen en el Septentrión.

I . itlLAsta ahora hemos creído que el Sistema de


Oriente ha sido la cuna de toda la cultura an- ^ j Ji J ^ T "
a
a l

tigua. E l Señor Bailly que en su extraña hipó- septentrional


tesis hizo septentrionales a todos los hombres de las ciea-
del mundo , pensó hallar en aquellas frias re- c i a S l

giones la patria primitiva de las ciencias , de


las costumbres , y de la religión de los Orien-
tales. Este Autor ha escrito en un Reyno don-
de se aplaude toda novedad. E l sistema bien
recibido en Francia , venciendo las escarpadas
rocas de los Alpes , ha baxado a las llanuras de
una hermosa región (*) en donde lo han col- (*) Italia,
mado de gloria. Y o seré un temerario y atre-
vido intentando oponerme a un célebre Escri-
tor , que sabe el arte de alimentar con la no-
vedad una de las pasiones mas vivas del hom-
bre ; pero me tendré por bien indemnizado
de esta crítica , que ya me parece oir de la bo-
ca de muchos espíritus noveleros , si logro
restituir á nuestros antiguos maestros los Orien-
tales una parte de aquel honor que se les ha
usurpado , y de cuya posesión pacífica han
gozado en el transcurso de tantos siglos.
I I . Fohi que reynaba en la China quatro- Los anales
mil y setecientos años ha , fue el primer maes- delosürien-
tro de los naturales de aquel Imperio. Dieras- P ¿
T A K S N O R
B
U
A
E

Ce 2 chid
20-6 ILUSTRACIÓN II.
ban que 511 chid fundador de Ja Monarquía y de la prírne-
¿e[ ™
U
v i n o
ciudad dtí Persia , civilizó súinacion desde
r a

trLn, ~ los años tresmil doscientos y nueve antes de la


Sínen

EraChristiana. Evechoo primer Rey de los'Cal-


deos .anterior al nacimiento, de Jesu-Christo
dosmil y quinientos años , introduxo las cien-i
ciasen Babyionia. Casi cincomil años.há se.es-
cribieron los libros santos de los Indianos, que
son un depósito ilustre de todas las ciencias
que han hecho famosa la ciudad de Benarés.
Chinos , Persas , Caldeos , Indianos , todos (di-
ce Bailly). desde tiempos muy remotos culti-
vaban las. ciencias , especialmente la Astrono-
mía , en aquel mismo grado de perfección en
que la poseen hoy, en dia: pero por otra parte
eran ignorantes , y sumamente rudos ; pues fue
necesario que aquellos sus hábiles maestros de
Astronomía les enseñasen el uso de las cosas
/mas necesarias a la vida. ¿ C ó m o nos persua-
diremos a que en países tari barba ros pudieron
nacer aquellas ciencias sublimes, y mucho rae-
, nos llegar desde sus principios á aquel grado de
perfección que se supone? Hemos de buscar
a sus. maestros en otras regiones, y hemos de
suponer por conseqüencia necesaria que. eran
extrangeros. Estas son en sucinto todas las re-
flexiones que ha esparcido Bailly en tres Car-
tas'enteras ( 1 ) . Cada una de sus proposiciones
pide muchas mas pruebas , y mucho mas sóli-
das de las que él alega, E n primer lugar, da una
fe ciega á los anales jactanciosos de las nacio-
nes que nombra. A mi ver , esta crítica pare-
cerá á muchos indulgente; yo 110 alcanzo qué

(t) Bailly Let'res siir V Origine pag. t j . i la so. Lettr. 7. desde


des ''saetícee. ' i e t o r i i z. desde ."la i>- "f- ' ' '
SOBRE ZA ESPAÑA FENICIA. 207
subsistencia puede tener un sistema nuevo apo-
yado en fundamento tan poco seguro. Los Grie-
gos y los Latinos son mas cercanos de noso-
tros por lugar , y por edad , que los Indianos
y Caldeos : han escrito muchas mas historias,
y conservamos de ellos muchos mas monu-
mentos incorruptos. Con todo , no sabemos
aun toda la verdad de su origen , y leemos sus
anales con rezelo. N o comprehendo con qué
razón los anales de Pekin , de Persepolis , Ba-
bylonia , y Benarés han de tener un fuero que
no se concede á los de otras naciones. E l Se-
ñor B.dlly está atónito cómo la época de la
sublime Astronomía fue la misma en aquellos
países que la de romper las tierras con el ara-
do , y de plantar un majuelo. La misma admi-
ración debieran causarle las historias de casi to-
dos los pueblos del mundo. Todos se jactan
de haber tenido algún hombre extraordinario
y de feliz entendimiento , de quien recibieron
una instrucción universal en las cosas mas no-
bles y sublimes , y en las mas baxas y ordina-
rias. Fohi , Shastabad, Taut, Mercurio , y otros
ciento semejantes son nombres de sonido di-
ferente , pero no diversos en honor. Cada uno
de estos hombres grandes ha sido el maestro
universal de la nación. Esta idea en que van
acordes todas las historias de los pueblos anti-
guos es un efecto del orgullo , en todos lo si-
glos connatural al hombre. Se ha buscado siem-
pre el origen de las ciencias y de las artes en el
seno de la patria, para escusar el rubor que lle-
va consigo la confesión de la propia ignorancia;
y se ha atribuido también a aquellas obras de
espíritu toda la perfección posible, para no
ser tenidos por pueblos mas rudos , y atrasados
que
•2o8 ILUSTRACIÓN ir.
las demás naciones. Los mismos Analistas com-
pr.ehendian la inverisimilitud de las narrativas
que han sorprehendido la mente elevada del
Señor Bailly ; pero ellos las hicieron mas creí-
bles , proponiendo a su maestro como hom-
bre de talento , y de ingenio superiores á los
otros, y transformándolo no pocas veces en un
Dios , a quien nada es imposible. En casi to-
das las naciones los anales antiguos formaron
un códice religioso , y la superstición añadió
nuevos grados de crédito á los que les habían
atribuido la simplicidad.del vulgo , y la vani-
dad de los sabios. Estas observaciones nos de-
ben servir para proceder con cautela en el cré-
dito que hemos de dar á las relaciones ó cuen-
tos de los anales antiguos. De estos se puede
fácilmente tomar todo lo que hace poco honor
á la nación del Analista : los hechos gloriosos
se han de oir con sospecha , y no los hemos
de recibir sin examen. La narrativa de estos
puede ser parto de la vanidad ; las relaciones
de aquellos van acompañadas de todas las se-
ñales de una ingenua confesión. Los antiguos
Analistas umversalmente atestiguan que sus
naciones tubieron necesidad de instrucción. He
aqui un artículo cierto de la historia. Dicen
que la recibieron de un sabio de su misma pa-
tria. Esta noticia la hemos de leer con sospe-
cha ; prosiguen pintándonos á su maestro de
una agudeza tal de entendimiento , de tan-
ta penetración y sublimidad , que fue el inven-
tor de aquella ciencia ó arte : podemos justa-
mente rezeíar que el móbil de esta asertiva no
fue otro que la vanidad y jactancia. Añaden
que su maestro tubo tal habilidad que con las
primeras lecciones les comunicó perfectamente
U
SOBRE LA ESPARA FENICIA. 209
la instrucción y la cultura : bórrese este hecho
de la historia como inverisímil é imposible,
ó désele un lugar entre las fábulas. ¿Según es-
to yo sospecho del origen persa ó indiano de
las ciencias? ¿Con que puvden ser extrange-
ras como se persuade Bailly ? si no tiene otros
objetos su pretensión , no habrá debates entre
nosotros. La cultura de los Indianos pudo te-
ner su origen extrangero sin que sea menester
darle la cuna en el Septentrión de la Tartaria.
Este es el gran punto de que Bailly debia ale-
gar pruebas menos generales.
I I I . Una de las razones de nuestro Autor La lengua
es la lengua antigua de las Indias llamada antigua de
HamsKrh. E n ella están escritos los anales
l o s l n
^°^Z
antiguos de la nación , y solo la conservan al- , g e r a

gunos Bracmanes que la estudian. E l idioma


Griego que se estudiaba en Roma era extran-
gero : el Latin que se aprende en París no
es natural de Francia ; luego la lengua que se
enseña en la India no és indiana , y T^s cien-
cias comprehendidas en aquellos libros son de
origen extrangero. Este es el argumento de
Bailly ( 1 ) Este Literato no ha hecho en este
lugar las debidas reflexiones. Los Griegos, los
Latinos , y todos los demás pueblos del mun-
do han escrito sus anales en el propio idioma,
y ninguna nación ha publicado sus memorias
antiguas en lenguage forastero. Los Latinos es-
tudiaron en los libros Griegos las historias y
noticias de la Grecia ; pero no las del Lazioj
y los Franceses no buscan en Tito L i v i o los
anales de París; mas sí los de Roma. ¿ Pero por
qué los Bracamanes estudian la lengua de sus
an-
íi) Bailly Sur l' Origine tles scieuces Lettt. z. p. 8 i . hasta la p. 88.
2io ILUSTRACIÓN, I I .
antiguos libros , si están escritos en la natural?
Los habitadores del Lazio , y de la Grecia es-
tudian hoy dia la lengua Latina, y la Griega. ¿Se
dirá por eso que estas dos lenguas eran extran-
geras Tártaras de origen ? E l tiempo , y las
alteraciones, que consumen hasta el bronce,han
corrompido los idiomas de los Griegos y Lati-
nos, como han arruinado sus Imperios. El len-
guage Indiano no gozaba de los fueros de la in-
mortalidad , y de la incorrupción.
La Ignora!!- IV". Los Indianos modernos , añade Bailly,
ciadelosin- han enseñado y defendido mil necedades que
diaaos mo- n mbinan con la sublimidad de sus anti-
o CO

demos no . . . .. r

convence el S Ciencias : inventores tan ilustrados no eran


u a s

origen e x - capaces de aquellos absurdos: hemos, pues, ds


trangero de buscar los maestros en países extrangeros de
suculcuraan- , . J i • K

tigua. donde hayan llevado el aparato de las ciencias


y de las artes. Esta prueba (dice nuestro E s -
critor) que no me ha ocurrido sino pasado al-
gún tiempo, me parece de una gran fuerza. En
. conseqüencia me atrevo d decir que los Brac-
manes no son originarios de la India ( i ) . Ojian-
do la pasión mueve nuestras acciones ,-qual-
quiera razón nos satisface y persuade: una prue-
ba aparente , la congetu ra mas débil parece a
Bailly un sólido fundamento con que apoyar
su sistema. ¿ Pero por qué la patria de los Brac-
manes ignorantes del dia de hoy no pudo pro-
ducir en otros siglos do&ores mas ilustrados
é ingeniosos ? Acuérdese de las tinieblas que
con un velo impenetrable cubrieron a la Fran-
cia en los siglos medios, y de las extravagan-
cias groseras en que han caído los Escritores
Franceses en tiempos aun mas cercanos. Es-
ta
(t) Bailly !ug. c!t. p. 88. 8s>.
SOBRE- LA ESPAÑA FSKTCIA. 211
taímemoria contendrá su audacia en un modo
tan libre de pensar ; usará de otro lenguage , ó
habrá de negar a la Francia la'gloria de haber
producido un Descartes. Esparta no es yá h
-patria de los Legisladores celosos y prudentes-,
ni Atenas de los Sabios iluminados, ni Roma
de los Soldados valientes. ¿ Qué maravilla*
pues que Benarés no tenga ahora aquellos A s -
trónomos antiguos, que tanto honor le dieron?
Y o pregunto al Señor Bailly ¿quál es la cuna
de las ciencias indianas que él supone extran»-
;genas ? No nos hace desear la respuesta ; pues
francamente nos responde: La Tartaria. ¿Mas
;no observa que ta prueba de gran fuerza, que
alegó.contra los Indianos, tiene la misma ó ma-
yor contra los Tártaros? La ignorancia, en que
yacen sumergidos estos pueblos , no combina
con la sublimidad d e las antiguas ciencias orien-
tales, que él mismo les atribuye. Luego no pu-
dieron ser los padres ni los inventores. Los ar-
gumentos de Bailly son de una fuerza imagina-
ria para fortificar susopiniones; pero de verda-
dera y grande eficacia para arruinar su sistema.:
V . Nuestro Autor toma otro camino , y ( ^ ^ ¿ ¿ ^
espera llegar por este nuevo rumbo al término las ideas o-
de su empresa. Expone difusamente en dos neníales se
; cartas la uniformidad de las ciencias y de los mutua"co-
tisos de los antiguos pueblos orientales ( 1 ) . numicacion
Piensa que esta conformidad no se originó fii P d e l o s u e _

;de la casualidad , ni de las comunicaciones re m° 'origen n

ctprocas de los pueblos (2). Con esto cree ha- de aquellosi


ber demostrado el origen tártaro de todasaqué- E n° » e r o Ui,:

lias ciencias y usos. Esta conclusión dista mu- ten rionaI " C
P

Dd • • • • che*
•... i
t*) Biíllr Sur l' ir'¡jnt des ¡Aenctt, (*) Idera Lettc. J . í . desdi pag,
fcetíf. 3. 4. desde l a p . j i i l i i J5... . i5«,_¿io3. •' 1
312 ILUSTRACIÓN n .
cho de los antecedentes. Y o confieso que las
ideas del siglo de oro, del diluvio de la gigan-
totuachia , se hallan con poca diversidad en to-
das las naciones de Oriente. Todas ellas tienen
casi los mismos cómputos cronológicos , las
mismas noticias astronómicas, el mismo esta-
blecimiento de pesos y medidas: estoy persua-
dido de que esta conformidad no puede origir
narse del acaso, y que se le debe dar un origen
comün.Perb que se haya de buscar entre losTár-
taros, y que la mutua comunicación de los pue^
blos no haya contribuido á la uniformidad de
sus ciencias y á la semejanza de sus usos y cos-
tumbres, son dos hechos de los quales no trahe
Bailly pruebas convincentes. Todas las nacio-
nes , dice, son muy zelosas de sus propias ideas:
las extrangeras no se introducen en otros paises
sino á manera de contrabando: los Protestantes
en el seno de Europa han tardado quasi dos-
cientos años en recibir el nuevo Kalendario
Romano: la comunicación entre los pueblos*de
Asia es mucho mas difícil que entre nosotros,
y es menester ir revestido del carácter de Era-
ba xador, ó ser Jesuíta para entrar en Pekín
( i ) . Estas observaciones nada sirven al inten-
to de Bailly. Las naciones son muy zelosas de
sus propias ideas ; pero al mismo tiempo están
llenas de las extrangeras. Los Dioses de la F e -
nicia y del Egypto ocuparon los Templos de
la Grecia; y las Deidades griegas se miraron
colocadas sobre los altares de Roma : los mis-
mos Griegos y Latinos lo confiesan. Los usos
extrangeros no se introducen en otros paises
sino á manera de contrabando ; mas estos con-
tra-
(i) Bailly cit. Lettr. f. desde la pag. i j í . has» el fia.
SOBRE LA ESPAÑA FENICIA. ÍIJ
trabandos han sido muy comunes en todos los
siglos y en todos los lugares: los Sabios de Gre-
cia han sido famosos contrabandistas que han
viajado a países mas cultos que los suyos en bus-
cade los tesoros de las ciencias, de la religión
y de las costumbres para introducirlos en su pa-
tria. .Roma se llenó de los contrabandos de to-
do el mundo , é hizo un abundante comercio
por mucho tiempo. Los Protestantes se opusie-
ron obstinadamente al Kalendario de Gregorio
X I I I . y a pesar de esta resistencia , las naciones
recibieron con aplauso la corrección hecha de
orden de aquel sabio Pontífice por los célebres
Cristoval Clabio Jesuíta, y Luis Lelio Médico
Romano; y finalmente los mismos impugnado-
res lo han adoptado. E l odio de los Protestan-
tes a la santa Sede es un motivo personal con
el qual no se debe cotejar la resistencia de to-
dos los pueblos del mundo k las novedades ex-
trangeras. La comunicación entre los Asiáticos
es mas difícil que entre nosotros; pero esta di-
ficultad no ha impedido los viages que mil ve-
ces se han hecho y se hacen por aquellos rey-
nos. Las invasiones de los Tártaros , las guerras
de los Babilonios, las revoluciones de los Per-
sas, las excursiones de los Griegos, el tráfico de
las mercaderías indianas por el mar rojo , por
África y Europa, son hechos indelebles en la
historia. E s menester ser Embaxador ó Jesuí-
ta para entrar en Pekín : mas los Embaxado-
res y los Jesuítas han comunicado a los C h i -
nos nuestras ideas, y a nosotros las suyas. Los
Europeos saben imitar sus porcelas y pintu-
ras } y ellos están informados de los progresos
matemáticos que se hacen en Europa. La gran
muralla que levantáronlos Chinos, para de-
Dd* fen-
$T4 .». ¡ ILÜ^TRÁCIGIÍ I Í . --i.
,:

fensa de su imperio es una prueba de la c b - ¡


municacion que habia entre los Tártaros. E s :
cierto que la vida oculta* y retirada de los ¡
Chinos, y de algunas otras naciones ,.impiden''
los progresos de sus ideas, -y la posesión de?
otras nuevas 5 pero las que tienen comunes^
a otros pueblos son efecto de la comunicación;
que han tenido con ellos.
Las obser- V I . ' E l Señor Bailly piensa que todas las[
vaciones as- a c i o n e s astronómicas de. los'antieuosse?
o o s e r v

tronotnicas . . ., . v , °,
de los and- han de atribuir a los lartaros: por eso busca
guos no se en la Tartaria el común origen de todas lasT
^ j"°" j
l C
r aideas orientales ( 1 ) . Hé aqui las razones que-'
e n

lo persuaden: Zoroastro, célebre Filosofo délos*


Persas, enseñó que el dia mayor de verano es r

el duplo del día-mas corto, del invierna : bb.-~


servacion que necesariamente hicieron los Tár-
taros que habitan en el clima de 16. horas baxo
del mismo clima se hicieron las observaciones
que recogió Ptolomeo á cerca de la aparición
de las Estrellas; á 4 9 . grados con corta diferen-
cia de latitud , se determinó naturalmente la
circunferencia de la tierra, de que habla Aris tó-
teles, mientras se acuerdan sus medidas con las?
que tomó Picard en París á los mismos 4 9 . gra-^
dos. N o akerquernós sobre el clima debaxo
del qual se hicieron estas observaciones. Esto'-
nó prueba que se deben atribuir á los Tártaros.
N o ignora el erudito Francés la variedad de- :

países del Globo muy distantes de la Tartaria,-


que comprehende el círculo paralelo corres-?
poridienteá aquel clima. ¿ Qué razón hay para
atribuir aquellas operaciones á los Tártaros,
de cuya ciencia astronómica no tenemos rno-
nu-
"tO Biüly sur l' m¿me Ais ¡ñenecs Lettr. 8. desde la p i g . ' i ^ i . ~
SOBRE EA ESPAÑA FENICIA. ¿T^
nurríento' alguno ,: ni memoria ? ¿ Por: qué no-
diremos que son efectos de la aplicación y .
estudio de otros pueblos mas cultos , que nos
han dexado pruebas de sus progresos en la
Astronomía? E l Zundavastavu y otros libros
de' Zoroastro, ño son de aquella antigüedad tan.
remota que se les quiere dar. Pero sea lo que,
fuere de. esta época, los Persas no hubieron
menester ir a Tartaria para saber que en algu-.
nos paises en el Solsticio de verano, el Sol d e - .
jai ver la hermosura de sus rayos por el espacio,
de 1.6. horas. Las medidas de que habla Aris-.
tételes, y las observaciones que recogió Ptolo-;
meo son posteriores á los célebres Astróno-
mos de la Grecia y de otras naciones. Quinien-
tos años antes de Aristóteles yá: se anunciaban:
los eclipses del Sol. Anasimandro y que descu-
brió el Zodiaco ; Gleostrato , que observó los
doce signos ; el Copérnico de la Magna-Gre-
cia Filolao son 200. años anteriores al Estagiri-
ta , y siete siglos á Ptolomeo Beroso de Caldea,,
Apolonio de Perge de. Panfilía, Aristarco de
Samos , Archímedes de Siracusa, el. famoso
Astrónomo Sosigenes, de quien se valió: Cesar/
para la reforma del Kalendario ^reduciendo el -
año , y haciendo que se contase según una du-»
ración mas conforme con el curso annuo del
S o l , e l célebre Andrómaco de Creta , y otros
muchos que no eran Tártaros , florecieron mu-
cho antes que Ttolomeo. Este ilustre Egypcio
que viajó por la Grecia y por otras Provincias,,
no juzgó necesitar de las observaciones de los
Tártaros para enriquecer sus obras. E l Señor
Bailly se vale de otra reflexión mas ingeniosa;
pero no de mayor eficacia. Los Indianos han
conservado la tradición de dos Astros que gi-
STI<5 IUIRSTRAGROKIF. s
rarfíó^dansueltas-.al rededor de la tierra en 1 4 4 '
años, y los Tártaros tienenun periodo de 180
años,que ellos llaman Van, E s bien notable, di*
ce , que los-144 multiplicados por 180 , dan la
suma-d!e 23920 años que forma el.periodo de la
Verdaderarevolución; de las estrellas¿íxas...Todo
!

esto solo prueba que los Tártaros tienen un pe-


riodo de 180 años. E l Señor Bailly debia demos-
trar la gloria quede esto les resulta en la Astro>
nomíá y sobre qué revoluciones han calculado,
este periodo. Querer enlazar por multiplicación
este giro de años con el movimiento de las ES-
trellas, observado por los Indianos, es una c o -
nexión ideal, que no sabemos si existe en los
objetos. Pero supongamos que el periodo tár-
taro es un ¡producto de.cálculos formados sobre
las observaciones astronómicas de Ios-Indianos»
¿ G o m o se nos persuade que esta operación la
hicieron los Tártaros, antes bien que los As-
trónomos de Benarés ? Benarés es una Ciudad
de siglos muy remotos, acaso la mas,antigua
del mundo dixo Voltaire ( 1 ) : ha tenido hom-
x

bres sabios : se han hecho en ella varias obser-


vaciones astronómicas: conserva muchos m o -
numentos antiguos de escritura como quales-
quiera otras Ciudades cultas. Los "Tártaros, no
nos ofrecen pruebas tan convincentes de su an-
tigua cultura. Pero no les disputemos con obsti-
nada altercación el honor de haber calculado su
periodo sobre alguna observación astronómi-
ca. ¿ La Tartaria será por eso la patria mas ilus-
tre por antigüedad de los Astrónomos, y \x.
primera cuna de todas las ciencias del mundo?
De aquel pequeño principio no se puede de-
du-
(1) D e Voltaire tama a Mwitm SníUj Lettr. i.f.f.
SOBRE LA ESPAÍÍA F E N I C I A . 217
ducir una conclusión tan universal.
VIL Las historias, ¡mitológicasi de tos' "¿j ¿ e

orientales suministran al Señor;;Baillyargu-: adorar* las


mentos eficaces del origen 'septentribnaL de coíumnasnó
1 as ciencias.
,
Toma principio de las dos famo- }° tomaron
1 1 t? • • j 1 los Fenicios
sas columnas de los Fenicios consagradas al delaTarca-
Ifuego y al viento:, y le parece hallar- en ellas ría.
la memoria de un pueblo' marinero , que apor-
tando a las riberas erigió estos dos monumen-
tos de reconocimiento, uno al Sol que buscaba;
otro al viento que lo ayudó para encontrarlo.
Del Septentrión , dice nuestro Autor ,. debía
.venir un pueblo tan deseoso del Sol ( 1 ) . ¿Pero
• qué fundamento tienen estos viages y navega-
ciones' de que no hay memoria? ¿Para qué
transformar en Sol el fuego , sin motivo ni
razón ¿Por qué inventar nuevo origen de la
.institución de las columnas:quando lo tenemos
en la historia de los Fenicios ? Sanconiaton
cuenta que habiéndose levantado un gran vien-
to en los contornos de T y r o , que excitó un
grande incendio de sus bosques , Usoo fué el
primero que , horadado un leño, tuvo el atre-
vimiento de arrojarse al mar ert esté troncó
cóncavo y y levantó al fuego y al viento dos
columnas y postrado ante ellas , les ofreció
víctimas de animales, presa de su caza (2).
Esta narrativa no es inverisímil, y demuestra
él origen fenicio ;: pero : no tártkro : del culto
•religioso de las columnas. Si Sancohiatbn. fue
el inventor de esta historia, no por eso ha de
tener Bailly el derecho de forjar otra mucho
mas poética é inverisímil.:
•.) ••. .>:.. •: Las
(1) Bailly tur í" Atlmaidt de fia- (i) Sanconiaton l e fragmem tra-
. ten itu, i¡. p. 1 0 Í . 1 0 ? . ,-> '¿t>h¿«fi'an(oV-iK. j . f. 19.; p. 8. y .
r
£¡iS • i • TLITST'E AcrbN rr, i
El culto del V I I I . Xas fiestas egypcias de Isis. y Osíris}
^pqjpsypf-" ^ ' n " l c " s d e ' Astartea.y Adonis?, se presen-
ñjcios tain-, tan;; comb apoyos del. sistema: de Bailly. Osi'—
ppco sede- f y! Adonis eran el S o l ; Isis y Astartea la L u -
r s

Tartaria b * Lloraban los Egypcios la pérdida de Osi-


n a

de la Scy- ris , y los Fenicios la de Adonis t hacían r e -


*ia. gocijos por. su hallazgo , y celebraban con mil
demonstraeiones de: placer su nueva posesión.
Ningún día privaba el .sol a estíos pueblos dé
su luz : si -lloraban su pérdida no era una ce-
remonia que ellos hubiesen instituido. A l con-
trario , los Septentrionales caracen alguna v e z
del esplendor de este astro.brillante, unosmas,
-otros menos , conforme la mayor ó;menor;dis-
tancia del Equador; de suerte ,que los pueblos
;

[que estaña los 68 grados están sumergidos ett


jópacastinieblaspori¡el espacio de 40 días : tañí-
ste*: días dura ¡ em [Eg.y pío :1a pérdida dé Osiris^:
;Uso que.se! acuerda admirablemente con la ins-
titución septentrional. Demás de esto , estas
fiestas se celebraban en los Solsticios , justos
límites que terminan la carrera del Sol ;puntqs
-de: donde aquel Astro, empieza á ascender y
ibaxari: I0& Mesagetas,, pueblos de la Scythia,
¿adoraban el S o l : Luciano atestigua que: un
Seyrha llamado Deucalion introduxo en F e n i -
cia el culto de Adonis. He propuesto el ar-
gumento de Bailly , sin quitarle nada ¡de su
fuerza ( r ) . El culto del Sol no es característi-
co , ni del Septentrión , ni. del Oriente : ha s i -
d o el' mas común entre las naciones: de, este
Astro tuvo regularmente principio la idolatría,
y se ha visto en todas las partes.del.mundo. B I
Sol es el objeto mas hermoso y visible de to-
dos}
., ft) Baiüy ssr i' AtU/tt'idíit Plml$is.LttU. i j . d e s i c U p. 1 1 4 . hííti
SOBRE L A . ESPAÑA FENICIA. 219
dos; la'criatura mas benéfica , que ¡mas nos fa-
vorece con sus influxos. - Confundidas ©boí?
radasilas.ideas de Ja verdadera Religión, prin-
cipalmente de la espiritualidad é 'invisibili*
dad del primer Ser , era fácil que el hoínbre
grosero ,. sumergida en un piélago de tinieblas
su razón .', se volviese-a;,tjriibut:ar: hoinenage al
Sol como autor de la luz ,.y del calor .que
arregla el curso de:la naturaleza ¿de quien rer
tibian las cosechas y el sustento.'No era me-
nester que los Egypcios y Fenicios estudiasen
en-la.Escuela Tártara para aprender y forjar un
error tan ¡fácil y común. • EÜos rió •habiaji.de.i-_
íicado todavía á ninguno de: sus H é r o e s q u a n -
do yá adoraban al S o l , y a la Luna , creyendo
que' estas dos divinidades contribuyen mucho d
las producciones que nos ofrece todo el globo
terrestre. Esta idea ños dáh¡de<Ja primér-a; Ido-
latría'Diodoro Sí culo del Egypcov.' Y Sanco?
nikton de la Fenicia ( 1 ) . N o lloraban -la pér-
dida del Sol porque se ocultase totalmente;
sino porque apartándose de la linea mas inme-
diata áellosvy^abanzando a l T r ó p i c o distante.-,
iba escaseando;'sus rayos,.' y era más avaro en
repartir'sus ¿nfluxosjbeiiigóosj lo que acontece
hacia el Solsticio del invierno. Celebraban
con regocijos quando retrocedía dando la vuel-
•et¡ al Equinoccio de : la primavera , porque
las restituía., la . abundancia; de sus luces-., Jos
brindaba á echar; la Semilla en¡tierfcav ^¡tes-da-í.
ba la; esperanza de las', cosechas con el' jumento
de los dias. Este es el origen de la costumbre
que'observaban los Fenicios de sembrar trigo
-<••'•• ' " •• : E e : . . -,r y.) ;

(1): Diodoro Sículo B'iUietheca bis- & c . y Fonrmont T> I» 1. i.ScG. 3 ,


tonca T. I. lib. i . n. n . p . 1 4 . 1 5 . cap. 1 . pag. St,
Sanconiaton Le fr*¡mevt. ttximt. , -..>••...•••'•';••.< ••'.->.. H ti)
ató ILUSTRACIÓN ir.
y cebada en las cercanías de las Ciudades en
ciertos terrenos, denominados los Jardines de
Adonis ó del Sol. Este uso puede servir de
prueba de las fiestas que se haciarí al volver la
estación favorable á lasmieses; pero no para
aplaudir el regreso de la luz: perdida del Sol.;
pues este hermoso Planeta ;rioihabia dexado de
aparecerseles en los demás tiempos y estacio-
nes; Él culto ¡de 'los Meságetas de. la Scythia
favorecería la hypotesis del Académico Fran-
cés, si fuera peculiar de aquellos pueblos : mas
sabemos , como ya diximos, que el. globo ter-
restre estuvo Heno de adoradores; de aquel astro.
E s un error fundado' sobras las fábulas .griegas
lo que asevera Lucianoij esto es , qué el'Scy-
tha Deucalion IntroduxoVén. Fenicia la adora-
ción del Sor. üeuca'ion , según los Romances
de losíGfiegQs^erá'hijo'dé'Proírietéó^ habitador
del• monte GáüGaso eiítfceáá;India y.ílaScythia!.
Prometeo 'Voló deidé i la cumbre de aquellos
montes elevados al Cielo , encendió:una an-
torcha en el-Sol ,í y traxouel. fuego .a» la tierra:
¿No era la- cosa ¡}¿ • ma$> ¡naturaWatribütríá¡;:e»s.te
Héroe la introduc:cipn>de1 cultobreligioso del
Planeta >, a-'-cuyó globo viajó: ,:yl la .'propagación
Si'Sú hijo ?'Fuera:;de"esto": sé puede observar
que Jas relaciones de los Griegos citados por
Herodoto j.nos aseguran'-que Hércules tomó
la derrota- desde-' las :"Ulti>'mas(.extre'midades:dé
Elsptfña hacia él i ¿país •'• de ¡Prometeo i y.dallr: tur
vóQín hijo llamado Stythv \ el qnalrfue;pádré
de toda la nación Scytha ( i ) . Sabemos ¡que
fliéfcüles vera no solo el Héroe, sino-también
él Dios de los Fenicios. Algunos antiguos ado-
,-íiíZ.i.l ¡1 .'i JíMur.u i~i i • r:' ra>

(i) Herodoto HiiiatUrmn. l i b . 4. pag ¡ 1 «;••."..:< ••-


SOBRE, XA ESPAÑA FENICIA. &ti
rafoñ el Soten su persona. De.ahí.sesigueque
siendo los Scythas descendientes de esta Dei-
dad no nos debemos maravillar si algunos se
atrevieron a fingir que los Fenicios adopta-
ron el culto scythico del S o l , adorando ellos
al creído Progenitor,de aquella nación con*
fundido con este Planeta.
I X . Pareció al Señor Bailly encontrar el j ^ p os e r s a s

gusto septentrional en las tradiciones persianas, norecibieron


El;.único Dios de aquella nación cea el fuego? el ailto del
el clima de Persia no necesitaba de este ele- septlntrion.
mentó como el de los Tártaros y Seythas. Est
to prueba, dice nuestro. Autor, que el cul-
to del Sol salió del Septentrión ( i ) . E l erudir
to Académico de París se ha olvidado de su
sistema. Supone en este lugar que las regio-
nes septentrionales eran horribles por el frió,
y en su sistema se miran encendidas con el
sumo calor. Los Tártaros no habían menester
el beneficio y fomento del fuego habitando un
terreno ardiente como una ascua. Si ellos de-
sampararon su primer alojamiento j porque se
iba enfriando ., dieron prueba de la poca fe que
profesaban á la divinidad del fuego ; pues
abandonándolo en los hogares de sus casas ,
partieron en busca del mayor calor del Sol.
Un país templado tiene menos necesidad de
aquel elemento que una región de clima muy
frió. Todos vamos acordes en esto; pero tam-
bién convenimos en que absolutamente se ha
menester. Fuera de esto , podian los Persas
adorar el Sol en el fuego : pues Tales , Empe^
docks y otros Sabios, aun mas antiguos, sabían,
Ee 2 CO-

CO Bailly tiér l' AtUnüde. de P/<- Iapaj. ior\


ftttLcttt. l í . p . 1 4 1 . Lettr. r8, desde
¿22 ILUSTRACIÓN II. '"^
como nosotros , que este Planeta; es un globo
vastisimo de fuego. E l mismo Señor Bailíy
poco antes interpretó de este modo el culto
fenicio del fuego ; porque asi hacía a su inten-
tó. Pero deXando estos debate's hemos dé con-
cluir que la mayor necesidad de aquel ele-
mento en las regiones del'Nord será siempre
una congetura débilísima del origen septen-
trional de aquella divinidad. Con igual razón
podría yo decir que el culto del fuego y del
. Sol se inventó debaxo de la Zona tórrida en
los países mas expuestos al calor y á que los
necios inventores de la idolatría igualmente
deificaron las criaturas de quienes esperaban
él bien ; como aquellas de quienes temían
el mal. v. ;. • : .y.. /..
No apren- ' ' ' X . ' ' Prbsigue Ba'iily -sus indagaciones -per-
: ;

dieron de los siams , y cuenta largamente una curiosa tradi-


Tartaros sus ¡ ¿e aquellos países. Dios antes de la crea-
tradiciones. . . , • / - . n ,
c o n r
c
cion de Adán formo ciertas criaturas llamadas
Dives ; los quales entraron en la posesión de
la tierra y gozaron de ella pacificamente siete
mil años. A estos sucedieron los Peris y ocu-
paron dos mil años el mundo. Los primeros
•hombres sobervios , gigantes y terribles , ven-
cidos y - derrotados por Satanás en tiempo de
Adán , fueron- confinados á la otra parte del
Caucase- éh^algünás montañas ,'d las quales no
se puede ,llegar- sin pasar por úri'espacio vasto
de país tenebroso impenetrable d los rayos del
Sol. Los Díyes inquietos sin haber perdido su
oígüilo y ftéréza natural , tomaron muchas ve-
;

ces las afriiás, moviendo guerra a los Peris sus


corninantes, pueblo dulce , pacífico , sabio ,
aliado de los Persas. Se dieron muchas bata-
. lias en las cercanías del Caucaso , en la Persia,
y
SÓBRELA E S P A Ñ A F E N I C I A . 223
y en la India , hasta que Thahamurat, tercero
Rey de Persia , obtuvo una victoria desiciva ,
y por fruto de ella sojuzgó á los Dhss , y los
encerró en grutas subterráneas. Renacida la paz,
sosegados los tumultos de.la, guerra , el primer
objeto d é l a atención de Thahamurat fue la
g;loria de sú corona, ampliando sus estados con
la fundación de Babilonia, Nini ve y otras mu-
chas Ciudades. He hecho esta sucinta narrati-
va para que mis Lectores vean la extravagan-
cia de la historia Persiana en que tanto se apoya
Bailly para dar á los hombres por primera patria
la Scytia hacia el monte Caucaso , y un origen
derivado de aquella religión á las tradiciones
de Persia ( 1 ) . La insinuación de esta Novela
demuestra por sí sola la debilidad de los fun-
damentos de aquel sistema* ¿ Quién no encuen-
tra en toda aquella gran fábula las ideas de los
Angeles anteriores al hombre, de los justos hi-
jos de Dios , y de los pecadores hijos de los
hombres, de los impíos, de los gigantes que
perecieron sumergidos en el diluvio ? Estas
no son ideas scyticas ó tártaras : son tradicio-
nes conservadas en la familia de Noé , salidas
con los hombres de las campiñas de Sennáar,
conservadas con cuidado por los descendien-
tes de Sem , y comunicadas a la posteridad en
la historia sagrada de Mo.ysés.
- X I . Ciegamente apasionado Bailly por el Elar/edees-
Septentrion , busca en aquellas regiones el ar- fnventó'enel
te de escribir. Los Fenicios, dice , primitiva- Septentrión,
mente solo tuvieron diez y seis letras: el mismo
número tuvieron no solo los Etruscos , los pri-
meros Griegos , y los antiguos Latinos ; sino
los
0) Bailly suri' Atlinildede Pía- 743. hasta 1 5 Í .
/o; Lettr. 16. 1 7 . 18. desde la pag.
á*4 ILUSTRACIÓN ir.
los Irlandeses, Teutónicos y Suecos. De ahí
deduce que Griegos, Italianos, los Septentrio-
nales de Alemania , de Irlanda y de Suecia tu-
vieron un origen común con los Fenicios. P e -
ro ¿será verisímil que estos antiguos y famosos
comerciantes desampararon sus puertos cómo*
dos, y su hermoso país para ir a poblar los hela-
dos terrenos de la Suecia? Al contrario, debe-
mos deducir que los Suecos fueron padres délos
Fenicios ( i ) . Atónito estoy al oir el modo tan
extraño de argüir de un hombre de erudición
y talento. Los Griegos escribieron después de
los Fenicios, los Latinos después de_los G r i e -
gos , y los Septentrionales fueron los últimos;
de suerte que la Escritura fue penetrando po-
co a poco y comunicándose a los pueblos k
medida de la menor ó mayor distancia de los
climas templados. Este progreso del arte de
escribir es quasi evidente en las Historias. Una
Novela Persiana es un Oráculo , con el qual
se abroquela el Señor Bailly para oponerse á
las tradiciones de todo el mundo : las historias
de las naciones se ven pospuestas á una mera
congetura caprichosa. Fuera de esto , yo no
comprehendo como era menester que los Feni-
cios poblasen la Suecia para que la noticia del
alfabeto llegase á aquellas provincias; Según
este modo de pensar , se debiera decir que to-
dos los hombres somos descendientes del In-
ventor del arte de escribir. Y o me pasmo cien
veces quando leo las celebradas Cartas del Se-
ñor Bailly.
Pruebas de X I I . Últimamente este Autor fortifica su
das «Liase- i nuevo aparato de etimologías,
s s t é m a c o n o £ r o

timologías. Los
(i) Bailly cicada lettr. t i . p. 194, hasta Iap. ; o i .
SOBRE -LA ESPAÑA. F E N I C I A . 225
Eos "Troyanos son de origensemptentrional
.porque Pergamus viene de Berguem , que sig-
nifica Ciudad: el :arte náutica se inventó en el
mar Glacial ,• porque Scjphus se deriva de
Sciphré navio. La patria de los Fenicios fue
la Suecia', porque el nombre de Hércules se
origina de Her armada, de Hería destrucción,
dé Herb.od declaración de.guerra , de Heracle-
de Hombre armado , de Herfull Capitán de Mi-
licias ( 1 ) . En la Ilustración antecedente he ha-
blado de las etimologías septentrionales del
infierno;fórxadas en la idea fecunda del Señor
Bailly¡ j las que nos propone en esta parte
nó son menos extravagantes. Los eruditos sa-
ben el poco caso que se debe hacer de ellas ,
quando i no tienen algún apoyo .en la historia.
•Ño hayí.argymentoini-maa falázn, ni más pñeri-1
<jiie .este s si nó habla de la. historia ; y si esta
sede óponé:j.^n5tonces se.ha:)de considerar c.Or
mo falso y destituido de razoií. ! .<• 7 .
X I I I . E n estas dos Ilustraciones he reco- Conclusión,
gido todas las reflexiones del Señor Bailly en
defensa de su sistema , exceptuadas las que hi-
zo de la Isla Atlantide , de las quales hablaré
en otro lugar. Su mejor observación es acerca
de la uniformidad de casi todas las ideas de
los Orientales. Esta conformidad prueba un
©rigen común ; pero no tártaro. Podemos re-
ducir todas estas ideas á dos clases. Llamo
hebreas las que están notadas en los libros
santos de Moysés: paganas todas las demás.
Noe practicó con su familia los ritos hebreos,
tuvieron por patria las campañas de Sennaar
centro de la división de las gentes , y desde
las
(1) Bailly Lettr. cit. p . 303. hasta Ja p. 315.
226 ILUSTRACIÓN ii.
las cercanías de Babel salieron con los- hom-
bres a dilatarse por todo el mundo. De las
ceremonias paganas no hallamos establecimien-
to mas antiguo que la Caldea. A l cabo de
300 años de la dispersión universal tuvo
Abrahan el orden del Señor de partir de aque-
lla región y abandonar su patria y> parien-
tes , para sacarlo de esta ¡suerte de enmedio
del fuego'delá superstición é idolatría. Esto
prueba que la' cuna de los ritos, ceremonias,
y costumbres paganas fueron aquellas regiones
"de doiide sé: propagarona otros: pueblosr¿ Pa-
ra qué , - pues , hemos d e ' fatigarnos en ¡iría
buscar entre los Tártaros el origen (de las
ideas orientales si casi todas las vembs na-
cidas en los contornos de Babilonia ? La ge-
nealogía oriental de las; ciencias , y de Ibs er-
rores formará'siempre) ünMhistoria vihn ge*-
nealogía Tártara ó Scytica subministrará rha-»
teria á la fábula.

ILUS-
ILUSTRACIÓN III. i

•E N DJEFENSA DE LAS ANTIGUAS


NAVEGACIONES FENICIAS.

L A G L ORIA DEL ORIGEN


déla náutica debida d los Fenicios , injustamente
se atribuye d los Egypcios , d los Eritréos, '
Meonios, Etruscos, Griegos, Enotrios, .
y Pelasgos.

• i. U N A délas empresas mas arduas y Elartenáu-


maenánimasdel hombre ha sido la de entrar osa* . nc a n o t u b o

,c
, , , , , . orieende los
damente en un buque y sulcar las soberbias Egypcios.
ondas del mar. N o es maravilla que muchas
naciones aspiren á porfía al honor de una in-
vención tan gloriosa. Entre los pueblos anti-
guos los Egypcios tienen menos derecho á la
gloria de esta hazaña: no obstante , la preocu-
pación común , y el error vulgar de su incom-
parable antigüedad, ha movido á algunos mo-
dernos á concederles aun en la náutica la pre-
ferencia a todas las demás naciones. E n el nú-
mero dé estos eruditos cuento al insigne R o -
bertson. N o dice expresamente que aquellos
fueron los primeros navegantes; tampoco les da
el honor de los estupendos progresos en el mar,
que él mismo admira en los Fenicios y Carta-
gineses j pero texiendo cronológicamente la
historia náutica de las naciones, comienza de
los Egypcios , y dice; ¿V cuenta que apenas es-
tablecida su Monarquía, abrieron el tráfico entre
el golfo Arábico y la Costa occidental del graü
continente de la India : y los géneros que trans-
Ff por->
«28 ILUSTRACIÓN I I I .
portaban del Oriente se conducían por tierra des-
de el golfo Arábica d las riberas del Nilo y
siguiendo la corriente de este rio, se llevaban por
sus aguas al mediterránea ( i ) . N o sé conque
razón atribuye Robertson a aquellos pueblos es-
ta navegación tan antigua. No me persuado de
su crítica juiciosa , q u e tubiese por objeto las
batallas navales.de Osiris ó Baca Egypcio •, fá-
bula ,, que en nuestro siglo soló puede tener
lugar en las obras de Monseñor Guarnacci , ó
de algún otro historiador fanático ( 2 ) , deriva-
da de la confusión de muchos Bacos, que real-
mente eran diversos entre s í , y de edad muy
distantes (3). Es verdad que Plinio•> citado por
muchos autores, asevera que Da nao hijo de Be-
lo fue el primero que navegó tomando la der-
rota de Egypto á Grecia. Este testimonio no
puede servir de prueba; ya porque el mismo
Histórico natural dice que aunantes de aquellos
tiempos surcaban informes, naves , ó especies
de jangadas el mar Roxo : ya porque Danao
Egypcio pertenece, al siglo quince antes de la
venida del Salvador , y es incontestable que
las navegaciones de los Fenicios son anteriores
á este tiempo : finalmente, porque es verisímil
que Danao navegase en algún baxel Fenicio,
como de hecho se embarcaron en buques de
esta nación las Colonias Egypcias, que pasaron
a la Grecia, según el juicio del AbateMillot (4).
Era máxima de religión entre los Egypcios el
;
evi-
• ( 1 ) , Robertson Stttrla á* America, famosos Titanes en Diodoro Sículo
T'. I. lib- 1 • p 9- . , íiiblhtheca Histórica» T. !. lib. ?. des-
' (1) Guarnacci Orlglm italkhe. T.I. de el num; 6 7 . al 7 3 . desde p. 1 3 7 .
L. i . n. 5. p. 31-cap. 1. desde p. 5 8 . á 143.
• (3) Léase U célebre Novela de (4) Millot Mcmtns ti' Hlstolre re-
jas guerras-marítimas de Baco ., ó «érale, T . I . Des ígypticas, c. 4 p.77.
Dionysio Rey de Egypto contra los
SOBRE LA E S P A Ñ A F E Ñ Í C I A . 229-'
evitar qnanto les fuese posible la comunicación*
con los extrangeros : alimentaban también una'
aversión indecible al mar y á quanto pertene-
cía al tráfico marítimo. Y o puedo oponer estas
dos razones á la antigüedad remota que se' les 1

atribuye en la náutica. Seguirla opinión del ci-'


tadq Milloten su historia de los pueblos Egyp-
cios , el Rey Sesostris fue el primero que ven-'
ció esta repugnancia de la nación , desvane-
ciendo las preocupaciones vulgares , e hizo
construir baxeles; pero aquel Soberano es solo
mil años anterior a la Era Christiana; y mas mo-
dernamente Herodoto , que floreció como qua-
tro siglos antes del Salvador , viajó á Egypto,
y observó que los naturales de aquellas Pro-
vincias no tenían noticia de Neptuno , ni de
los Dioscuros ( 1 ) ; y en la historia que escribió 7

de sus Dioses , no se lee una sola Deidad mari-


na , ni alguna otra divinidad , que tenga rela-
ción con la náutica. ¿Será verisímil que el
supersticioso Egypto tan fecundo de Divinida-
des , que según varios autores, ha dado el ser á
todas las antiguas ( 2 ) , careciese hasta el tiempo
de Herodoto de sus proprios Dioses presiden-
tes del mar , si desde sus principios se hubiera
aplicado a la náutica? ¿Los montes , los va-
lles , los bosques, los campos, las mieses , los
huertos , los frutos tienen su peculiar Deidad
destinada á su custodia , y solo la navegación,
arte difícil, y de ardua y peligrosa empresa, es-
tá destituida de un Numen tutelar que la pro-
teja? En las pocas navegaciones de alguna cele-
bridad y fama,executadas de orden de losEgyp-
Ffa dos,
(1) Herodoto iTuUrlarum. L. l . (i) Véase Herodoto cít. Lib. i. p.
£.114.118. 10y. 110. y oíros lugares.
330 ILUSTRACIÓN III.
cios, vemos a los Fenicios ó como únicos con-
ductores, ó a lo menos que tienen la mayor
parte en estas expediciones. Necao I I , que rey-
naba en Egypto seiscientos años antes de la ve-
nida del Salvador, quiso restablecer el antiguo
esplendor de su reyno , y proyectando el co-
mercio marítimo , ordenó la navegación des-
de el mar Roxo, dando la vuelta al África, y pe-
netrando en el mar Mediterráneo. Esta empre-
sa de tanto honor la fió á los Fenicios, sin va-
lerse de sus vasallos , si merece fe el testimo-
nio de Herodoto (1).
Ni de los I I . N o carece tanto de razón la opinión
Éntreos. de los que piensan hallar el origen de la náu-
tica en el mar Eritréo. E l Español V i v e s , el
Italiano Bardetti, el Francés Deslandes, y otros
muchos célebres Escritores, apoyados con la au-
toridad de Plinio , aseveran que en uno de los
puertos ó playas del mar R o x o se botó al agua
la primera nave tosca compuesta de maderos
rústicos , de corte y construcción informe (2).
E l eruditísimo Señor Conde de Campomanes
se aparta poco de este parecer. Supone la pri-
mera invención de la náutica en la India Orien-
tal, y piensa que de ahí se introduxó este uso
en el mar Roxo., Observa sabiamente a este
proposito , que los primeros grandes armamen-;
tos navales notados en las historias profanas son
los de Semiramide ei\la India , de los quales
habla Herodoto en el libro primero (3).Pero yo
en mi hipótesis del origen cananéo de los F e -
nicios no puedo adoptar esta.opinión. Obser-
vo
(1) ídem lib. 4. p. 1 5 8 . 3. art. 1 0 . p. 8á. 87. Deslandes E J -
íi) Vives In D. Aurelii Aug. De sai sur la marine des Andeos. §. 4.
Chilate Dei libros 1 1 . Commcntarll. pag. 3 8 .
• Lib. 18. c i'., col. tozo. Bardetti. (3) Campomanes El PerifU de
í> e'yrim'i Aiitatori dtll' llalla P . i . c. Uatmtn ilustrado , pag. 3 1 . •.;
SOBRE t A E S P A S A F E N Í C I A . 1231
v o que Plinio , el grande Autor ídelorigen éri-
tréo de la náutica , es uno de los principales
Escritores que dan á los Fenicios una deriva-
ción e r i t r é a ( i ) , de'suerte que confunde aque-
lla nación con los pueblos habitadores á lo lar-
go de las Costas, del mar Roxo. Esta hipótesis
no se apoya en la opinión délos antiguos, es
parto del mismo Plinio , y por consiguiente
está destituida de fundamento. Veamos no obs-
tante la antigüedad que concede el Histórico
natural a la naves del Eritréo. EL da el honor
de su invención al Rey Eritra ,• en lo que va
consiguiente con su sistema, en el qual los
Eritréos progenitores de los Fenicios tomaron
el nombre de aquel Soberano. El primera di- t

ce Plinio , que viajo en un baxel desde Egypto


d Grecia fue Danao ; antes de aquel tiempo so-
lo se hacía uso de ciertas balsas que inventó el
Rey Eritra entre Jas Islas del mar Roxo ( 2 ) . E Í
anacronismo de esta, proposición es manifiesto^
y me maravillo como no lo han advertido los
Escritores. Entra , hijo de Andrómeda y de
Perséo , en la cronología griega reynó trece si-
glos antes de la Era Christiana , y el viage de
-Danao a Grecia se verificó doscientos años an-
tes del imperio de aquel Príncipe (3). ¿Cómo,
pues, se da á-la invención de las balsas una an-
tigüedad superior a Danao? Y o me persuado que
Plinio no ignoraba que los Fenicios eran acree-
dores á la gloria de las primeras navegaciones,
y que engañado del rumor popular de los Grie-
gos acerca del origen de aquellos pueblos, pen-

(1) Véase la Ilustración 4- (3J Musanzio Tabula chenolegice.


(i) Nave fr'tmus in Graciani ex Edad 4. Tat>.. 6. p. 1 1 . Petasio~K<t :

'Sgyfto Daxius advcnit : antea rati- timal'mm Temforum. P. 1 . 1. i.C. 8.


hts unvigabtaur, htventp in ntatt f.¡ 30. '-
•hrt'inter ínsulas a Rege %rythr&. ' . , ; -.
;
2.32: " I L Ü S T S ACtOíi TIT.. '
só: que Erítrá Ifueuií Príncipe de una antigüe*
dad muy remota , como era menester para que
fuese padre de la nación Fenicia i y esto lo
m o v i ó a darle ,el: honor de las primeras n a -
vegaciones como á Gefe de Jos primitivos ma-
rineros. La observación del Señor Conde d e
Campomanes sóbrela armada naval deSemira-
mide pudiera servir de alguna prueba del ori-
gen Eritréo de las primeras naves informes ; asi
porque el nombre de Eritréo ü Bermejo se ex-
tendía al Occeano Indico , donde ancoraba
aquella flota ; como porque d e aquel mar pudo
pasar la invención no solo al globo Persiano
cercano de los dominios de Eritra ; sino tam-
bién pudo penetrar este usó al golfo Arábico,
a cuyas aguas, p o r un error común , se ha dado
el nombre de Eritréo con exclusión de los de^.
más piélagos. ¿Mas en qué tiempo reynó Se-*
miramide? Ctesiá da a aquel imperio u n a anr
tigüedad muy remota , pues lo establece v e i n -
te y uno ó veinte y dos siglos antes del na-
cimiento del Salvador. Herodoto citado p o r
Campomanes l o pone doce siglos antes de la
Era Ghristiana ( i ) . La remota antigüedad de la
. ;• v , : • ... V . . : > • •' • prí-
(i) H e , a q u i e l a s p e e - .' iiio m u r i ó (y c o m e n z ó e l r

t o d e los dos s i s t e m a s : * R e y n o de Semiramiue en


. Sistema Cronológico de, los,años antes del Mesías, ato?.

- m ' l m w r i o d e l o s Per- A ñ o s . :
' S^™*** ** *** 0 6 0
^ ^
TJ^tr"
antes de
l 0 S a

I. C . . . . . . . . . . .
, Í O !
„< a„ o . Bl Imperio Persiano t u -

A n t e s "del l o s P e r s a s " J o principio el ano a n t e .


feynaroV los M e d o s . , . .
- -Anteriores á los Medos
, .; "ós Pe^hV
A n t e s d e l o s Fersas na-
3 7 • ***
, , . . t i a n obtenido los M e -
b a b i a o r e y n j d o l o s Asiriosv 1 3 0 0 . • j o s l I m p e r i o años 150.
e

Se deduce que el prin- A n t e s d e los M e d o s r e y -


c i p i o del I m p e r i o Asirio naron los A s i r i o s a i l o s . . . <3Q-
fué en l ó s a n o s antes de El Imperio, pues , de
Jesu-Chrisro áijG. i o s Asirios e m p e z ó en los
N i ñ o . primer R e y d e Jel nacimien-
a ñ o s a n t e s

Asiria , reyno años <á- ,¿ ¡ Redentor. .... . . . 1299.


i e

A s i se d e d u c e q u e N i - Niño, primét R e y Asi-


SOBRE LA ESPASA F E N I C I A . ajj
primera ¿poca distante, a lo mas, dos siglos so-
lamente de la dispersión de las gentes, hace in-
verisímil la formidable y' numerosa flota de la
Reyna de los Asirios, compuesta de dosmil fus-
tas ,aunque solo fuesen como botes & serenís.
L a segunda, casi mil años posterior, es muy mo-
derna para establecer en aquella, edad el prin-
cipio de la navegación. D e hecho, mucho ani
tes los Fenicios habían corrido todo él Medi-
terráneo desde sus puertos hasta el Estrecho
de Hércules, que llamamos vulgarmente de G i -
braltar. Fuera de esto : los Autores antiguos,,
que hacen mención de aquella armada , cuen-
tan que aquella célebre Princesa llamó de la
Fenicia , de la Siria , y de Chipre los construc-
tores de las naves ( i ) . D e ahí se infiere por con-
seqüencia necesaria, que los citados Escritores
suponen el arte náutica , y la construccion.de
baxeles de mucha mayor antigüedad , y" per-
fección entre los Fenicios,que entre los ha-
bitadores de las Costas Indianas y Eritréas.
I I I . L o s Lidios y Meonios» pueblos del Ni de los
Asia menor > son deudores del honor de las M e o m o &

primeras navegaciones & varios sabios. E l Esr


pañol Pedro de Medina primer Escritor del
arte náutica en Europa, es de este parecer apo-
yado con la autoridad de S- Isidoro, Arzobis-
po de Sevilla. Traslado sus palabras traducidas
de la antigua versión Italiana impresa en V e -
necia el año de m i l quinientos cincuenta y
quatro. Escribe ( d i c e ) S. Isidoro de la .nave-
ga-

rio, reynó años í2„ los años antes J e la E r a


' Se concluye que la Cfiristlana • "57-
. . m u e r t e d e N i ñ o ,. y e l ( i ) ; D i o d o r o S í c u l o Bibltoih-
principio, del R e y n o d e bUler. T V L 1-2. n . 16. p . 1 3 0 . •
Semiramide acaeció en
tt$4
l
•ílUSTRACrotf ITT. ¡.. a-'.?.
g¡üioH--¡ ym-:*h tibw dé 'las.Etimologíap .qm-hs\
t i

JBidhy>fuer ondas zprithettod'j 'inventamm ;lo¿.


névhs'^ :pem ettos.nsoloi túhíebhnrék cénb'dmientv
de'ímW' unos''maderosncon-otros .-bien Mavadoi
y - calafateados-, y en ellos navegaban• sin apar-
tarse 'mucho,; de la tierra. Después de • estos,
Sp'aptimkdhsi,¡Griego ¿acabo di perficionar los
bMxeie's -,-y'ila'ria®egaciOn.\,yyasi' en la famosa
g'úerr'd dei'W-eldpomso- el GapitámBias se. encon--
tro con naves de carga, y galeras ( i ) . Tomás
Dempster primer inventor de las fábulas Etrus-
cas , habiendo establecido- que-los Etruscos ó
•Túrrenos-; de Italia descienden de los.pueblos
de la- Lidia , busca todos los >médios para -atri-
buirles , entre oirás glorias , la invención de
:

la náutica 5 se* funda en S. Isidoro , y cita á es*


te padre en favor también de los Lidios ( 2 ) ;
En suma , y o o o : o i g o alegar-otro Autor en prue-*'
•ba de las* navegaciones de Lidios ó Meonios
•sirio a aquel Santo Arzobispo de Sevilla , qué
floreció en el siglo séptimo christiano. Un E s -
c r i t o r moderno*, aunque de grande autoridad
p o r su ciencia y santidad, eximia , no puede
acreditar uñ. hecho de tan remota antigüedad,
d e suerte-que se hayaide tener por asentado
mientras se le oponen los Escritores mas an-
tiguos que nos hacen.una narrativa muy di-
versa. Fuera de q u e , S. Isidoro no insinuó el
tiempo de la feliz invención de los Lidios. Si
i:ubo /su ,principio .después delInaci miento
de.Lidb hijo de Athis j que dio su.hombre ¡a
aquellos pueblos, y cuyo hermano Tirreno pa-
só á ilustrar la Etruria ; esta sería una época
mo-
;. ft) Pedro ele Medina. V Arle del (i) Tomás Dempster De ElrurÍA
tutvtfat, in.la qual &..}L,x.<»$X. regall. T. I. 1. j.'ic. 81. p. 4 3 ? ,
fol. 11. llana ¿ . r. ..
SOBKIT LA E S P A Ñ A F E N I C I A . 23 £
moderna, pues según el citado Dempster, solo
aconteció mil años después, del diluvió,.ó, caf
torce siglos antes de la Era Christiana } y otros
citados por Bardetti no la verifican hasta des-
pués de la expidieron de los Argonautas e n e l
siglo trece antes del nacimiento del Salvar
dor. ( 1 ) En efedro el erudito Rickió observó
que:, según Eusebio/, los Lidios empezaron á
sulcar las ondas con sus naves cinco ú . siete
años después de la ruina de Troya acaecida en
el siglo doce antes de JesuChristo (2) ¿ y parece
que Medina es de opinión de que por aquel
tiempo dieron principio aquellos pueblos á su
construcción n a v a l ; pues supone que Jaquel
arte llegó á su perfección á tiempo dé Epar
minondas en el quarto ó quinto siglo antes del
M esías¿ E s , pues , muy verisímil que no fuese
de una antigüedad muy remota un arte que
no se perficionó hasta tiempos tan modernos.;
I V . N o pareció á Dempster qué resultaba N¡ de ios
mucho honor a los Etruscos, atribuyendo la Ecruscos.
invención de los baxeles á sus progenitores los
Lidios solo trece siglos antes de la Era Chris-
tiana , quando Tirreno viajó á Italia : les soli-
citamos gloria , y para adquirírsela .recurre 1
Dracon de Corfú, el qual, según Ateneo, aseve-
ra que muchas Ciudades de Grecia, de Italia y t

de Sicilia acuñaban monedas' con las dos caras


de Jano en una parte,y una nave en el dorso ( 3 ) .
Infiere que los Lidios pudieron ser inventores
de los primeros baxeles construidos de made-
ra ; pero que el uso de las barcas primitivas
Gg for-
(t) Tomás Dempster T. 1.1.1, c. : fil Theodoro Rickio Df ¡irim'ti
3. desde la pag. 8. Bardetti De'jmmt hallie Golimiis. c. 6 p. 414.
abitatoil dell\ Italia. P . I . c. 4 . art.ii. (3) Dempster cit. T . 1. lib.3. c.81.
pag. r a í . pag. 4 3 9 .
g, 3 6 ILUSTRACIÓN I I I .
formadas de cueros y de mimbres, se debe atri-
buir a j a n o . Y sirviéndole de apoyo las fábulas
mas necias de la antigüedad para establecer que
Jano viajó d Italia en un navio*.. que fue el pri-
mero de los Dioses Italianos... .y Rey de Etru-
ria inmediatamente después del diluvio (i) , por
una conseqvUncia necesaria da a sus Etruscos la
preferencia en el arte náutica. Pero ¿con qué
buena razón y con qué crítica formó Demps-
tér su catálogo de los Soberanos Etruscos ( a
manera del de los Reyes de España que publi-
có el falso Beroso de Viterbo) comenzando de
Jano fundador de la Monarquía, y continuán-
dolo hasta Mecenas quinquagesimo R e y , que
empuñó el cetro quatrocientos años antes del
Redentor? Según los cómputos de Eusebio,
Peta v i o , Musanzio , y de quasi todos los E s -
critores juiciosos, Jano primer Soberano del
%

Lazio , reynó- mil trescientos treinta años an-


tes de la Era Christiana (2). No es esta una an-
tigüedad tan remota suficiente para darle el tí-
tulo de primer navegante. Los mejores autores
de las antigüedades itálicas concuerdan en la
época insinuada. El Jesuíta Bárdetti, uno de los
mas críticos y elegantes Escritores prueba, que
el reynado de Jano es posterior ai diluvio de
Decaulion acaecido poco, mas de quince siglos
antes del nacimiento del Salvador ( 3 ) . T h e o -
doro Rickio examinó este asunto muy de pro-
posito , y hechas sus investigaciones, estableció
que el R e y Jano , que dominó en Italia , era
Griego de nación, nieto de Erectéo, Soberano
de
• (1) Telera pag; 440. y 12>. 1 . c.iS. bvU Úy'omlog'cx.^iid 4. Tab.7.p.i 3.
p. 66. lib. 1 . c. 3. p. n i . ••' (í) Bardem D«»prari ahUatorl t
<t) Peta vio KaiititañnnTetnpirum. JÍAIUC. P,- I . C . J . are *. pag. txis. art.
P. 1 . 1. 1 . c. 1 1 . p. 44. Musanzio Tu- 9. desde la pag. 1 5 8 . hasta 1 6 3 . ,.
SOBRE LA ESPAÑA F E N I C I A . 237 '
de Atenas, y floreció en el siglo catorce an-
tes de Jesu-Christo : añade que no se puede
confundir con Noé , ni con ninguno de los
héroes famosos como Ogiges, Deucalion, Eno-
trio , Saturno , Evandro , R ó m u l o , Eneas , sin
trastornar todas las historias ( 1 ) . Joséph Maria
Riccobaldi en su Disertación histórico-etrusca,
el célebre Marqués Maffei citado por él', y
otros sabios Italianos distinguen dos Janos, uno
que floreció mil trescientos treinta años antes
del Mesías retro fabuloso, del qual, dice R i c -
cobaldi , son tan varias las opiniones , ,que es :

casi una necedad el hablar de ellas (2). ¿Pero


qué razones se alegan en favor .de la antigüe-
dad remota del famoso Jano de Dempster?
Monseñor Mario Guamacci tubo el mayor cui-
dado y atención de recogerlas. J a n o (dice)
según Vosio y otros , se deriva del hebreo-
Jain , que significa vino sabemos que N o é
plantó un majuelo , y fue el primero que, ex-
primiendo el dulce licor de las uvas., expe-
rimentó su fuerza y eficacia Í esto prueba que
Jano, primer Rey de Italia,era coetáneo de Noé.
A tiempo de Tito L i v i o era fama que los Ga-
los hicieron la expedición á Italia atrahidos
de la delicadeza de sus vinos 1 se deduce que
Jano , primitivo poblador de estas Provincias,
era el mismo Noe el primero que gustó la
T

suavidad de aquel jugo deliciosísimo. Muchos


Escritores y Santos Padres reconocen a Noé en
la persona de Jano': son, pues , unos crueles
nuestros críticos que usurpan a la Italia la glo-
ria de haber tenido por su primer Soberano
Gg 2 aquel
(t) R i c k i e D Í prlmit Italie CeUxiu. 'Hitorica-Etrusta ragionara. i . d e s d e
c. y. p. 4 1 9 . 4 1 0 . 4 i r . ' k pág. 1 4 .
( i , Riccobaldi del Baya Dlsert.
238 ' ILUSTRACIÓN ni.
aquel Patriarca. E n las célebres guerras titáni-
cas de Jano ó Saturno , y Júpiter, aquel se re-
tiró buscando asilo en Italia: ¿qué mas claro,
que el primero era el mismo N o é , el qual, ven-
cido y derrotado el impío y sacrilego Japhet,
escogió nuestra amena región para gozar de un
reyno tranquilo en elLazio ( 1 ) ? Los sabios
penetran bien el fondo de la insubsistenc.ia de
estas razones para convencer el reynado de Ja-
no ; y para darle la primacía en la náutica : ía
sola insinuación de estas pruebas es su mayor,
y más eficaz refutación.
Mí de los V . La orgullosa Grecia pretende también
Griegos. e i primer lugar en la historia de la náutica. Pe-
ro esta por ventura es una délas célebres na-
ciones de la antigüedad que menos derecho tie-
ne á esta gloria. E l paso de la Propontide y del
Ponto Euxíno que emprendieron los Argonau-
tas el siglo'trece, y la expedición de Troya el
doce antes de Christo , son los viages maríti-
mos mas antiguos de los Griegos. E n las his-
torias de esta nacjon no encontramos un hecho
digno de fe , ni en este ni en otro asunto que
sea anterior a-aquellas empresas. Diodorp Sícu-
lo , sin embargo de merecer á algunos el con-
cepto de Autor fabuloso , nos hace saber la poca
.autoridad de las historias Griegas antecedentes
a l a época citada. Jdcerca de los tiempos , dice,
comprehendidos en mi obra , yo no establezco
cosa alguna sobre los que precedieron al sitio de
Troya , porque en asuntos de aquellas antigüe-
dades no tenemos algún fundamento con que
apoyarnos (a) , y haciendo mención de la náu-
ti-
Ul Guarnacci Or'g'mi ItelicÍjeT.1, • (21 Diodoro Sículo Biblitih. Ks/o-
1. 1. c. 3. p. 1 5 1 . y otras hasta t í o . rica. T. I. 1.1. n. y. p. 9.
SOBRE LA E S P A Ñ A F E N I C I A . 239
tica griega establece dos puntos: el primero,
que hasta la navegación de los Argonautas, los
viages marítimos de los Griegos se habían execu-
fado solo en algunos maderos de corte y traba-
zón informes, b d lo mas en pequeños barquía
• líos de' carga (1) : el. segundo , que los prime-
ros baxeles de la Grecia no se construyeron , ni
anclaron en algún puerto del continente, pues
el primero de esta nación que los tubo fue M i -
nos, Rey de Creta, hijo de Europa, hermana de
Cadmo , y nieta de Agenor (2). Estas circuns-
tancias manifiestan evidentemente el origen fe-
nicio del arte náutica , que se vio en exercicio
en el reynado del dicho Príncipe quince siglos
antes del Redentor. Herodoto, anterior á D i o -
doro, merece mas fe. Este Autor no halla en
las historias Griegas ningún viage marítimo al-
go dilatado hasta el siglo séptimo ó sexto an-
tes de la Era vulgar. Esto prueba la baxa idea
que tenia de la expedición de los Argonautas,
que tanto ruido ha hecho en los Poemas. Los
naturales , dice , de Focea, Ciudad de lajonia,
fueron , entre los Griegos , los primeros que em-
prendieron largas navegaciones : ellos nos han
hecho conocer el Adria , la Tirrenia , la Iberia, y
Tar testo.... eñ el reynado de Argantonio que con-
taba ochenta años de soberanía sobre los Tarte-
sios,yvivió ciento y veinte (3).Este Príncipe vivia
cerca de seiscientos años antes del nacimiento de
Christo. E l mismo Herodoto nos asegura , que
los Atenienses hasta el siglo quinto no comen-
zaron a hacer uso de las naves. Temistóeles hi-.
jo de Neocle con su eloqüencia persuadió d
los
(1) ídem. T cit. 1 . 4 n . 4 1 p . t S ; . (3) Herodoto Hustirkrum lit). I.
(i) Ídem. 1. 5.11. 7 8 . p. 55/4. pag-77.
240 ILUSTRACIÓN ur.
los Atenienses que la suma del público erario,
destinada d otro uso , la empleasen en la cons-
trucción de doscientos buques para prepararse
d la guerra eginetica: consejo útilísimo d la Gre-
cia , pues de esta suerte los Atenienses se hicie-
ron hábiles en la marina (.1), La mayor prueba
de la poca antigüedad de la náutica de los Grie-
gos es su ignorancia en la geografía hasta la
edad misma de Herodoto quatroci en tos años an-
tes del Salvador. E l confiesa que: no pudo
adquirir tina noticia cierta , ni una-descripción
exacta del Occeano, ni de las Costas occiden-
tales y septentrionales de España y Francia.
Nada puedo decir con seguridad de Jas extre-
midades occidentales de Europa. ni aun sé
la situación de las Islas Casiterides de donde nos
•viene el estaño.... Todas las diligencias que
he hecho han sido inútiles , y ningún testigo de
vista me ha podido informar de -la configuración
del mar en aquella parte de Europa, Asi ha-
blaba Herodoto (2). En la España fabulosa in-
sinué,-que acia el siglo octavo antes de Q u i s -
to., los Griegos ignoraban todavía la situación
del África. Parecería cosa increíble si no nos lo
aseverase el Príncipe de la historia Griega , el
qual publica esta ignorancia de su nación con
motivo de hablar de un viage , que habían de
hacer al África los naturales de Tera , Isla del
mar Egéo, por orden de un Oráculo. Ignoran-
tes estos de la situación de África..; expidieron
una embaxada d Creta para tomar lengua de
algún Cretense , ó extrangero práBico de aque-
lla navegación. Los Embaxadores corrieron toda
la
(1) Hírodoto cít. lib. 7. pag. <¡6}. .(i)- ídem lib. }• pag. 1 5 4 .
570.
SOBRE LA E S P A Ñ A F E N I C I A . 241
la Isla , y finalmente encontraron en la Ciudad
de Itano. un mercader de purpuras, llamado Co-
robio el qual. arrojado de. la furia dejos vientos
y

había aportado d Platea,, Isla de- África. Con-


ducido, d Tera Corobio sirvió, de guia en ta na-
vegación que hicieron los Isleños de Tera d la
mencionada Isla Africana ( 1 ) . Esta narrativa
me hace observar que. los. de. Tera para tomar la
noticia que. deseaban pasaron á G r e t a n o a otra
de Ls muchas. Islas del Archipiélago mas cer-
canas ni á alguno de los puertos del continen-
te de. Grecia a. donde podían llegar con peque-
ñas, navegaciones-, de Isla en Isla , acaso , con
mayor facilidad , que al lugar adonde diri-
gieron inmediatamente:, su: rumbo.. Esta ob-
servación puede, servir de prueba de la rela-
ción de. Diodoro á. saber , qtie en. Creta,
Isla muy freqüentada de los Fenicios-, se han
de buscar los primeros, principios- de la náuti-
ca de los Griegos. Corobio , conductor de los
Isleños de Tera ,, era verisímilmente Fenicio,
no Griego-, como se infiere del empleó- que
exercia de. mercader de púrpura ; pues este gé-
nero era uno: de los mas. principales y peculia-
res tráficos-de los Fenicios.
V I . . Entre los antiguos moradores-, de que Ni de los
se ha gloriado la Italia, son memorables los Enon-ios ni
Enotrios y Pelasgos- ios quales , se pretende, ^
x ° e 3 S S 5 ,

que hicieron su viage por mar en el siglo diez


y seis, desamparando ,.los primeros la Arcadia,
Provincia del Pel'oponeso ,. los segundos la
Ciudad de Dodbna en Epiro ( 2 ) . . N o alterque-
mos con Bardetti,. ni con otros Escritores Ita-
lia-
(0 Herodoto citado lib. 4. pag¿ ddl''Italia. P. r. c. 1. art. 1. p. 13. v
347- c. 3. art. 5 p. 7?. So.
(i) Bardetti Ve' frími abitatori
242. ILUSTRACIÓN I I I .
líanos , que sostienen este punto de historia
Etrusca ; pero esto basta para usurpar á los Fe-,
nicios la primacía en el arte náutica. L o com-
prehendió bien Estanislao Bardetti, y por eso
aseveró que los Fenicios practicaron la nave-
gación desde la edad de Canaan ; pero que sus
derrotas no se alexaron del mar R o x o , y que
si sulcaron las ondas del Mediterráneo con va-*
sos de su invención desde aquellos tiempos,
no eran baxeles bien formados; sino que lo
practicaron en alguna trabazón de maderos se-
mejantes á nuestras balsas capaces de navegar
inmediatos , y como lamiendo las orillas ; mas
no de engolfarse en alta mar ( i ) . ¿Pero será
verisímil que los Fenicios, que entraron en el
mar a tiempo de Canaan seis siglos antes que
los Enótrios'y Pelasgos, y qué fueron los pri-
meros constructores de aquellos navichuelos
aunque toscos , y de corté mal formado , fue-
sen hombres tan bárbaros, y tan rudos, que en
tantos siglos nada adelantasen , ni hiciesen al-
gún pequeño progreso en la marina ? ¿ Gomo
nos persuade esto el erudito Bardetti? ¿Cor.
mo nos prueba que los baxeles de los Pelas-
gos y Enótrios tan posteriores , eran buques
perfectos construidos según arte ? Pudiera, acor-
darse que él en otra parte , guiado de la autori-
dad dé Plinio y de Filostrato , aseveró que
Eritra fue inventor.de las balsas.... y que los
Egypcios aprovechándose presto de esta inven-
ción , la perficionaron de modo que , á tiempo
de Danao , eran habilísimos en las dimensiones
interiores , y exteriores , y demás fábrica del
navio ( 2 ) . No pretendo que se observe el pál-
pa-
lo Bardetti crt. p. 1. c. $. Mt.ff. fi) Bardetti obra cic. f. 1. c. 3.
desde la p fü. h.ista S r . art. to. p. 86. 87.
SOBRE LA ESPASA F E N I C I A . 243
pable anacronismo con que se suponen inven-
tadas las naves por Eritra en el siglo trece an-
tes de Christo , y después conducidas á per-
fección por Danao que floreció en el siglo
quince. Supóngase enhorabuena que por un
milagro estupendo del poder de Osiris, prime-
ra Deidad de Egypto , los naturales de esta re-
gión perficionaron el arte náutica doscientos
años antes de su invención. Solo quiero que se
observe , que Danao y Eritra primeros maes-
tros , como supone Bardetti, de la arquitectu-
ra naval, no solo son muy posteriores á la edad
de Canaan, quando se dexaron ver en el mar
los Fenicios; sino también al siglo diez y seis
antes de la Era vulgar , en el qual establece la
pretendida navegación de los Pelasgos y Enó-
trios. Semejantes anacronismos no son muy
raros en la obra de Bardetti ; pero mucho mas
freqüentes son en otros Escritores Italianos,
que han manejado la pluma con mas vanidad,
tratando de las glorias antiguas de su nación.
E l citado autor alega en pro de la primacía
en la náutica de las Colonias Griegas que vi-
nieron á Italia , un texto magistral (asi lo lla-
ma) y poco sabido de Pausanias ; por cuyo tes-
timonio ningún pueblo bárbaro se transfirió de
un parage á otro , antecedentemente d Enó-
trio ( 1 ) . ¿Será digna de fe una proposición tan
general , tan falsa , tan inverisímil , aunque
fuese , no digo de Pausanias autor del segun-
do siglo christiano , sino de qualquier otro
escritor mas antiguo y acreditado? Estanislao
Bardetti cita también a Bochart a favor de
las pretendidas navegaciones de E n ó t r i o , pre-
Hh fi-
(t) Bard«ti cap. cic. v t . j , pag. 79,80,
244 ILUSTRACIÓN in.
firiéndolas en antigüedad á las Fenicias., las,
quales , según aquel Etimologista Francés , no
comenzaron hasta el ingreso de Josué en la
Palestina cien años posterior a Enótrio ( r ) .
Pero Bardetti, que tratándose de los Fenicios,
como él mismo dice , sigue el parecer de Bo-
charte . , . como tan versado en Ja historia de
las Colonias Fenicias ., no debiera apartarse des-
pués de la opinión de este Francés respetable,
el qual ciertamente en asunto de náutica da
el honor de la primacía á los Fenicios ; mas no
á los Pelasgos ni á los Enótrios. Y ya que el
juicio de Bochart es de tanto peso-para Bardet-
ti , le ruego rae haga el gusto de oir las pala-
bras de aquelcélebre Etimologista. Los Feni-
cios , dice , fueron los primeros que emprendie-
ron-navegaciones dilatadas , tubíeron por largo
tiempo el imperio del mar , y aventajaron mu-
cho en el arte náutica d todas las demás nacio-
nes ; por lo qual Luciano dixo , con razón , que
no hubo mercaderes mas divinos, que ellos (2).

( 1 ) ídem cap. i. art. 6. ipag. (i) BochartGeograph'a Sacra p. i.


<4. 6 5 . •• Chananm lib. i . c l 1. pag. 3 5 1 .

ILUS-
ILUSTRACIÓN IV * 4 5

CONTRA GOÜGÜET.

P L I N I O C E N S IT R ABO
injustamente de contradicciónafirmó ciar amen- •'•
te el origen Fenicio del Alfabeto.

I . J H s ¿ N el libro quarto de mi historia doy pii ¡b el n en

á los Fenicios el honor de inventores del arte l i b r o V.con-


de escribir. Cité entre otros testimonios la au- p ^ ^ j | . l o

tóridad de Plinio, quien atribuye á esta nación i n v e n c i ó n del'


tina obra, por ventura la mas gloriosa del inge- Alfabeto,
nio humano. E l Señor Gouguet, que se puso a
tratar de proposito de las produciones mas no-
bles del entendimiento del hombre , habla con
mucho temor y duda del origen primitivo del .
Alfabeto, y fluctuando entre la variedad de sis-
temas no se atreve á decidir si se ha de buscar
en Fenicia , ó en Egypto ; pero destituye á los
Fenicios del apoyo délTIistórico natural, ha- N

ciendole la injusticia de atribuirle los vicios


de obscuridad , y de contradicion en el artícu-
lo que escribió de la invención de las letras ( i ) .
E n dos lugares hallo que hablase Plinio de ella,
en el capit. 12 del lib. V , y en el 56 del lib.
V I L En el primero dice asi: Ipsa Gens Phoe-
nicum in gloria magna (est) Litterarum inven-
tionis (2). E n estas palabras , las únicas que 1

profirió acerca del Alfabeto , yo no observo


ni obscuridad ni contradicion: Tienen los Fe*
nidos la gran gloria de la invención de las Le-
HI12 tras:
(t) Gouguet De VOrlgme disLt'ix, 0) Plinio Historia naturaüs T. I,
i»t trtttfv.T.I. p. i.l. i. e.f. -1. j . c . ii, a. 1 3 . p. 1 5 ? .
s.áfi ILUSTRACIÓN I V ;
tras: ó resulta d los Fenicios una gran gloria
de la invención de las Letras* Este es el sentido
único de aquella proposición. Gouguet no c i -
tó este paso de Plinio , no sabemos con qué
ánimo ; pero quiero suponer que lo omitió sin
malicia. N o obstante , el crítico Francés hizo
una injusticia a aquel Historiador censurando
el modo con que se explicó acerca del origen
del Alfabeto, sin haber examinado primero t o -
dos los lugares en que hace mención de él.
En el lib. V I I . E l segundo texto de Plinio se lee en
Vil. hablo j i i i de Harduino en estos términos: Lit-
a e ( c o n
con claridad ,. . r n , .••
y sin contra- teras semper arbitror ass)rias juisse. Sed ahí,
dicción. apud JEgyptfas d Mercurio , ut Gellius ; alii
apud Syros repertas volunf.... Anticlides , in
Egypto invenisse quemdam nomine Menona, tra-
dit, quindecim annis ante Phoroneum antiquis-
simum Gr¿eci¿e Regem , idque monumentis ap-
probare conatur. E diverso Epigenes, apud Ba~
byhnws septingentorum viginti annorum obser-
vationes Syderum coililibus laterculis inscriptas
d&cet, gravis Auílor in primis : qui mínimum
Berosus ér Critodemus , quadrigentorum nona-
ginta annorum. Ex quo apparet aternum Lit-
terarum usum ( i ) . M e parece que habla bien
claro el Histórico natural. He aqui la inteli-
gencia vulgar con la mayor exactitud grama-
tical. Siempre he sido de parecer que las Letras
fueron Asirías. Otros , como Gelio , quieren
•que las inventó Mercurio entre los Egypcios:
otros las suponen inventadas por los Sirios,
Anticlides cuenta , que las inventó en Egypto
un cierto Menon quince años antes de Foro-
neo antiquísimo Rey de Grecia, y se esfuerza

(i) Plinio T . cit. I.7, c. f í . ñuta. {7. pag. 411,


SOBRE t A ESPAÑA F E N I C I A . 247
a probarlo con monumentos. Por otra parte
Epigenes , Autor grave asevera , que los Babi-
lonios conservaban escritas en ladrillos coci-
dos las observaciones celestes de setecientos
veinte ^años , ó á lo menos de quatrocientos
noventa según el testimonio de Beroso y de
Gritodemo. De lo qual se infiere la remota an-
tigüedad del uso de las Letras. Desafio al críti-
tico mas severo a que note una sola contradic-
ción en este texto. Plinio refiere las diversas
opiniones acerca de la Escritura : no adopta ya
una ya otra j establece sí la suya , como mani-
fiestamente se v e en la primera proposición.
i Quién ha dado la censura de obscuridad y de
contradicción a este modo de escribir? E l Señor
Guoguet hace una injusticia al célebre Histó-
rico natural criticándolo con tanta aspereza,
de suerte que llega á decir , que todo lo que
se lee en aquel A u t o r , por lo que mira a la
invención de los caractés alfabéticos , está lle-
no de contradicciones, sin algún texido , ni
enlace en la narración ( 1 ) .
I I I . Por ventura habrá quien note alguna pi; ío sin n

contradicción en Plinio , haciendo el cotejo contradicci-


entre los dos'textos: en el primero , se p o d r á P " !0n u d o a

j • .., , • • j 1 \ 1 tribuir a los


decir , atribuye la invención de las Letras a los AsinoselAl-
T

Fenicios : en en el segundo a los Asirios. Esta fobeco , que


diversidad de modos de hablar , que no pu- ¿ "^ a

do advertir Gouguet habiendo él visto un so- Fenicios,


lo pasage , es una contradicción aparente ; an-
tes bien el segundo texto sirve de confirmar
el primero; pues es cierto que los antiguos, de-
baxo del nombre general de Asirlos , compre-
hendieron á los Sirios, y a. los Fenicios. Es o b -
ser-
(I) Gougust Dtl'Qrignt AetWx , &(• T.7..p. i . l . 2 . cap. í . pag. jfi».
248 ItÜSTRAOTON I V .
servacion del mismo G o u g e t , y la apoyó con;
la- autoridad .de ' Diodoro • Sículo' ( 1 ) . D e -
;

más de esto j el mismo Plinio en el capítulo;


fl

doce citado del libro quinto , antes de hablar


de la invención del Alfabeto , aseveró que
ellos habitaban, Jas Cost,as, marítimas de Siria ,
llamada, tambiénAsiría ( 2 ) . Queda desvaneció
da qualquiera sombra de contradicion , que
parece resultar de la denominación de Asiría
que dio Plinio al Alfabeto , habiéndole atri-
buido, primero un origen Fenicio; como de h e -
cho , sin repugnancia en los vocablos ó tér-r
minos , puedo yo llamar italiano á un hombre-
. nacido, en Roma , á quien le doy también el
apelativo de Romano. Fuera de esto : las pala-
bras mismas del Historiador natural prueban,
que su intento era de confirmar absolutamente
su. primera .aserción.; Semper arbitror : yo soy
siempre de parecer. Como si dixera : estoy fir-
me en la opinión de que las letras fueron asi-
rías : esto es, inventadas por los Fenicios de 1 *
Asiría ; como habia dicho en el primer lugar.
Concluyo que .Plin.io.de ninguna suerte se con-
tradixo: antes bien e,l segundo lugar de su historia
confirma su opinión. Bruckero , y los Ingleses
de la Historia natural no hicieron esta refle-!
x i ó n ; por eso incurrieron en el error de. creer
que el Alfabeto nació en Asiría , y de ahí se
propagó por la Fenicia ( 3 ) .
Inteligen- j y . E l célebre Harduino entendió el l u -
13
duí- S
a r c
i o-o de Plinio en un sentido diferente
ta

del

( 1 ) El citado Gouguet pag. 3 7 8 . soph'tt T. I. i. %. c.6- p. 1 3 ; . ffste'rt


(i) Plinio lib. 5. cit. e. ix. num. unlverselle traduite de I ' Anglois. T .
13-p.it? X I . lib. }. c. 3 7 . Sefl. } - p a g . 6 j } .
(}) Bruckero KistorU (tit'ie* P/&.*¿»-
soBM'-í A •E*pÁ$fk F k w c i A . ' . 249
del mío : él lo explicó asi -.Soy de parecer que duino acerca
Jas Letras estubier.on siempre en uso entre los , ^\ P^.í" de

uisinos. Esta inteligencia tiene por íundamen- ¡ n 0 i

to la persuasión de que el Histórico natural atri-


• buia al imperio Asirio una remota.''antigüedad,
superior a las demás' Monarquías:(í); pero y o
no 'alcanzo la fuerza de está' razón ,-púes ¿por
que no puede acontecer que un dominio , el
primero y mas antiguo de todos , fuese poste-
rior, a'otros en el uso de lá escritura ? Hardui- V
310 , hombre grande , ingenio peregrino;, de un ' ,'••. •
m o d o de pensar • extraordinario i ' y dé opinioi-
nes singulares, juzgaba que Ñ d é conservó con
la lengua de Adán el arte de escribir usado an-
tes del diluvio : que los Cananeos antes de la
confusión de los idiomas acaecido en Babel,
habian ido áliabitar lá; Fenicia, Provincia del
Asiria ; " y por consiguiente conservaron incor-
rupta la lengua primitiva , y juntamente el an-
tiquísimo Alfabeto de aquel idioma ( 2 ) . Estas
son las razones qué movieron á aquel Francés !

ilustre á interpretar del m o d o qüéOdíximOs eí


texto de Plinio , leyendo'q ue Jos 'JAsitios usa-i
:

ron siempre:dé la escritura^ Harduino ño qüi-í


so conformarse con la mente de Plinio': pre-*"
tendió que*este Histórico"-se cdnfórmásy'cdrí
lá suya. Pero estas opiniones'singulares áé'TJir^
du-hió- ; origmádás'-de la - Viveza''de'sb'ingéhio*
fecundo', no me depen obligar'' a ^convenir én ?

la interpretación que d i o al citado texto. Con


todo, si queremos atribuirle éste'sentido , el
uso inmemoriál dé l Alfabeto;, entre ; ' l e * F e ñ i -
í í
^
cios del Asiria^'sería, •'uña prueba°ébnvincente !

i.;.. ...'•': —.... •,.:,.:..) .<.:A>-l\ - :i. • :. ''de '


(1) 'Harduin. Notx & emeniañe- pag. 4.12. 4 5 1 .
Bes in ílimum, lib. 7 . c. 5 6 . num.57. (xj Ídem pag. 4 5 3 . --i; !
'
2 JO IEÜSTRACÍON I V .
, ... : de habar sido ellos, si no los i n v e n t o r e s , 4 Jo
menos los primeros que la practicaron después
del diluvio.
Enlaopínion V . Las diferentes opiniones que insinuó
rore7ckados^^ ^° n
del uso de la escritura de varias
a c e r c a

por Plinio, naciones, pueden servir también de alguna prue-


los Esjypcios ba del origen Fenicio de aquella arte , ó de su
eos pra¿i?ci- y m a
antigüedad en Fenicia , que entre otros
o r

ron la escii- pueblos. Dos son las naciones á quienes se


tura después atribuye , según Plinio , la práctica de escribir,
c¿osÍ° ** * ^gypcios Y l ° Babilonios. Estos , si cree-
S fen o s s

mos á Epigenes, Beroso , y Critodemo , tenian


grabadas en ladrillos las observaciones de sie-
te , ó á lo menos de cinco siglos. Observando
Harduino que estas escrituras se conservaban
en ladrillos , y trayendo á la memoria que en
¿1 Génesis se nos asevera que los arquitectos
de la famosa Torre cocieron los ladrillos para
su fábrica , estableció las dos épocas al mismo
tiempo , confundiendo la de la escritura con
la de los ladrillos ( i ) . Esta combinación da
ideas es muy extraordinaria , y no la recibirá
por cierto un ingenio menos arrebatado , y de
fantasía menos ardiente que Harduino. A mi
ver , aquellos Escritores quisieron decir , que
k

en su tiempo los Babilonios contaban cinco ii


siete siglos desde que empezaron a notar , c o a
el uso de los caracteres en los ladrillos, sus o b -
servaciones astronómicas. D e esto se infiere
que los Babilónicos practicaban la escritura
linos mil años antes del nacimiento del Salva-
dor : antigüedad posterior no solo al Alfabeto
Fenicio , sino también a Cadmo , que Jo in-
troduxo en Grecia. A u l o Gelio atestigua, que
los
(i) Harduin, citado pag. 4 3 0 .
COBRE i A ESPAÑA F E N I C I A . 2$ i
los Egypcios atribuían aquella invención in-
geniosa á Mercurio , y según Anticlides daban
este honor á Menon , que floreció quince años
antes del Rey Foroneo. Estas dos opiniones se
acuerdan admirablemente, y sirven de nueva
prueba al origen Fenicio de' aquella arte casi
divina. Mercurio de Egypto es el mismo Taaut
de los Fenicios, cuyas escrituras vistas por San-
coniaton , tenían la antigüedad de mas de vein-
te siglos superior á la Era Christiana. Este
héroe de la Fenicia gobernó el Egypto , y asi
los naturales de esta región podiari jactarse con
algunos visos de verdad de liaber tenido ori-
gen entre ellos el primer uso del Alfabeto;
aunque en realidad su principio se habia de
buscar en otra parte. Los caracteres inventa'
1

dos por Taaut en Fenicia , se propagaron poco


a poco por otras Provincias. Los Árabes con-
finantes los conocían , y hacían uso de ellos á
tiempo de J o b en el siglo décimo octavó an-
tes de Jesu-Christo. D e la Arabia podían in-
troducirse en las regiones cercanas del Egyp-
to casi por el mismo tiempo por medio de
Menon , el qual si v i v i ó poco antes de Foro-
neo , pertenece justamente á aquella edad.

Ii ILUS-
«5*
ILUSTRACIÓN V.

LOS FENICIOS .POSEÍAN LA ISLA


de Tyro desde el siglo diez y siete antes
\de la Era Christiana.

Los Sido- ! • ^&-¿AS Colonias Fenicias que aporta-


mos funda- ron a España en el siglo quince en el gobier-
Tym 1700" n
^ Jo
' tornaron su derrota desde la Isla
e o s u e

añosamesde de TyrorEsta .época que he establecido en el


Christo. libro de la España Fenicia estaría destituida de
fundamento , si fuese cierta la opinión de mu-
chos modernos que se oponen, a la existencia
de T y r o por, aquellos tiempos. E l blanco de
esta-Ilustración -será.el vindicar mi hipótesis.
Dos fueron las Ciudades de T y r o en la Feni-
cia. La primera , y mas antigua estaba situada
en el continente sobre las playas del m a r , y
la llamaron los Griegos Pale-Tyro , como si
dixeramo.s Tyro-Antigua , para distinguirla de
la segunda. Deseoso Herodoto de saber la
antigüedad de los Tyrios consultó con los
Sacerdotes , los quales (según la" corrección
del texto Griego corrupto hecha por Des-Vig-
noles) le dixeron,que su Ciudad contaba mil
y trescientos años de fundación (1). Los Sa-
cerdotes dieron esta respuesta a Herodoto qua-
trocientos años antes del nacimiento del Salva-
dor. De ahí se infiere por conseqüencia nece-
saria,que la fundación de Pale-Tyro acaeció mil
setecientos años antes de la Era vulgar , y algo
mas de quatrocientos después de Sidon. N o

(1) Herodoto Hlitoriarum, lib. 1. y nota 73. p. 1 1 $ .
SOBRE LA ESPAÑA F E N I C I A . 253
sé qué dificultad pueden hallar en esta antigüe-
dad el Anotador.de Herodoto , el Abate Mig-
not, Jos Mohedanos , y otros varios moder-
nos ( 1 ) . Estos Escritores se persuaden que los
Sacerdotes hablaron de la nueva Tyro , famosa
á tiempo del Historiador Griego; pero yo pien-
so que tomando: á la segunda Ciudad por una
continuación de la primera , comenzaron sus
anales del origen de su antigua patria. Según
el testimonio sagrado de Isaías , los Sido-
nios la fundaron , y podían muy bien haberla
construido quando contaban ya quinientos años
de posesión en aquellas orillas (2). Al. ingreso
del pueblo hebreo en Palestina., debaxo de la
conducta de Josué , dos siglos después de su
fundación , Pale-Tyro era una Ciudad muy c é -
lebre, y bien fortificada (3). Tenia puerto c ó -
modo , y la freqüentaban los pueblos extran-
géros atrahidos de la fama de sus manufacturas,
y de su abundante comercio.
I I . Eos cimientos; de la nueva T y r o se Los de Pa-
echáron en una pequeña Isla a setecientos pa- le-Tyro fun-
sos del continente , según Plinio , y a quatro y^jy^pt-
millas escasasde Pale-Tyro , como dice Stra- cosañosdes-
bon ( 4 ) . Sus principios fueron un. Templo P « ues

consagrado á Hércules, en donde se erigieron


dos Columnas , una al viento , y otra al fuego.
Sanconiaton en su fragmento , y los Sacerdotes
consultados por Herodoto . van acordes en que
los antiguos Tyrios edificaron este Templo
Ii 2 des-
eo El Anotador ds Herodoto en (4) Plinío Historia «tttmalis. T. I.
la nota citada. Mignot Sur les Vheni- 1. 5. c. 1 ? . n. 1 7 . p. i6¡. Strabon T .
c'iens. Memoria 6 p. 1 8 0 . Moheda- II. 1. ifi. p. 1099. dice que las dot
•no Histeria Literaria ie España. T. I. Ciudades de Tyro distaban entre sí
1. 1 . disert. 4. num. 1 3 . p. j o í . treinta estadios , que hacen 3 7 5 0 .
.(x) Isaías cap. 1 3 . v. 2.. pasos, computando cada.estadio por
(5) Josué cap. i s . Y. 1». 1 1 5 . pasos.
2 $4 ILUSTRACIÓN V.
desde su primer establecimiento ( i ) . E n este
sentido la época de la fundación de la Ciudad
moderna es la misma que la de la antigua. V e r i -
símilmente algunos Sacerdotes habitaron la Is-
la en calidad de Ministros dedicados al culto
de la Deidad. Es también muy probable , que
el zelo de religión , y el interés del comercio
moviesen algunas familias á establecerse en
aquel parage, y con el tiempo se aumentasen
hasta formar un pueblo numeroso , y después
una Ciudad. Los antiguos Mytológicos atribu-
yen su fundación al Rey Agenor , padre de
Cadmo., mil y quinientos años antes de la Era
vulgar. Cedreno atestigua, que algunos anti-
guos establecen su fundación tres siglos y me-
dio antes del Templo de Jerusalén en el siglo
catorce (2). Joseph Hebreo la coloca el siglo
trece , y Justino cien años después, poco an-
terior al sitio de Troya ( 3 ) . Esta variedad de
opiniones me persuade que T y r o se fue for-
mando sucesivamente. E n el siglo diez y sie-
te alvergaba solo algunos Sacerdotes Minis-
tros de la idolatría: en el diez y seis era una
Ciudad de corta extensión : en el siguiente ba-
tidos los Fenicios de las tropas de Israel, echa-
dos de los.puestos. antiguos que poseían en la
Palestina , y rechazados hasta las extremidades
de las playas, aumentaron mucho la población;
finalmente acia el tiempo de la expedición ó
guerra de .Troya , y mucho mas en el reyna-
do de David , era una Ciudad riquísima, muy
poderosa, y acaso la mas considerable de la
Fe-
(1) Sanconiaton cít. por Follf- tum. T. I. p. 58.
monti. t . o 1 . art. 5. $ . 1 9 - p. 8. 9. (3) Joseph Antiqu'ut.. t . 8. c. 3.
Herodoto lib. i. pag. 124. \z\. n. 1 . p. 4 1 1 . Justino Hlstoñ/t Pbi'¡i
m

U) C«4ieno tomfenéitm tSatri** pk*. l i b . 18.. c. j . p. H7.


SOBRE LA E S P A S A F E N I C I A . 255
Fenicia. E n este sistema concuerdan admira-
blemente todas las opiniones de los antiguos
acerca de la época de la fundación de Tyro.
I I I . N o sé por qué motivo Newton y Eiror de
Gouguet no la establecen hasta el reynado de varios mo-
David : tampoco entiendo cómo algunos cé- J^L
lebres modernos la fixan aún mas tarde al tiem^ h la fun- c 0

po de Nabuco, que reynó el siglo sexto antes dación de


de Christo. La alianza de David con Hirám T y r 0 ,

el año mil y cincuenta : la expedición de Sal-


manasar , Soberano de la Asiría, contra aquella
Ciudad en el siglo octavo con una armada
de sesenta buques" : el sitio que le pusieron
las tropas de Nabuco de Babilonia en el sex-
to ,,son tres hechos indubitables , que prue-
ban la fundación de aquella Ciudad anterior
á estos acontecimientos. L o s citados Auto-
res creen que estos sucesos pertenecen á Pa-
l e - T y r o 5 no a T y r o Insular ; pero este es un
error manifiesto. Josepho Hebreo nos ha con-
servado una carta de Hirám á Salomón , que
la.copió de los archivos de Tyro ; el Rey
de esta Ciudad dice en ella el Soberano de
Judéa : Estando nuestra. Ciudad en una Isla,
necesitamos que nos -venga el trigo de afue-?
ra ( 1 ) . Los terraplenes que mandó formar
aquel Príncipe para unir a Tyro con otra Is-
la vecina , en donde habia un Templo con-
sagrado á Júpiter , se levantaron seguramen-
te en el agua , y no en la tierra firme (2).
Ezechiel , hablando de T y r o sitiada de los
Caldeos , dice expresamente que estaba si-
tuada en el corazón, del mar. Isaías dos v e -
ces
(1) Josepb. Antlaultaium Judal- O) Opera. T. IT. Contra Apionsm,
mam. L. 8. e. z.a. j . p. 4 1 0 . t . 1 . n. 1 7 . pag. 4 4 8 .
a§6 ILUSTRACIÓN V .
ees la llamó Isla , y otra le dio el nombre
de Hija del mar. Demás de esto , predixo que
esta opulenta Ciudad al cabo de setenta años
de su ruina volvería á su antiguo esplendor;
vaticinio que se v i o cumplido ( i ) . Sabemos
también que Nabuco , Rey de Babilonia, en el
memorable sito que la puso tiró una lengua de
tierra desde el continente a. la Isla , semejante
á la que dispuso después de muchos años Ale-
xandro Magno , terraplenando todo aquel espa-
cio para batirla , y tomarla con felicidad ( 2 ) . A
vista de estas observaciones yo no comprehen-
d o , cómo se puede decir qde las tropas de-Sal-
ín anasar , y de Nabuco no atacaron a T y r o In-
sular , sino á la antigua T y r o del continente.
E l Abate Mignot funda esta su opinión en el
Profeta Ezechiel, el qual hablando de las fuer-
zas de Nabuco , no hace mención de armada
naval, sino solo de exército. Las tropas de tier-
ra , d i c e , no pueden sitiar , ni bloquear una
Isla sin el socorro de las fuerzas marítimas ( 3 ) .
Pero si el Rey de Babilonia levantó los terra-
plenes , y unió por este medio la Isla con el
continente , pudo su exército acercarse á las
murallas con todas las máquinas de guerra.sin
necesitar de un solo navichuelo. Pudo tam-
bién haberse valido de la armada naval , sin
que hiciese mención de ella la Escritura santa:
el silencio solo del Profeta no es un argumen-
to irrefragable para negarla.

(1) Ezechiel c 16. v . í . C . 1 7 . v.4. L. 8. c l í . V. 1 5 . 1 6 .


Isaías c z¡. v. 1. 6. 1 0 . 1 5 . 1 7 . (3) Mignot Sur les Zbcak'icns.
(1) S. Gerónimo la Titfcüelem. Memoria 6. p. zS$. 1 8 S .

ILUS-
*57

ILUSTRACIÓN VI.

L A S C A S I T E R ID ES,
que freqüentahan los Fenicios. Españoles^
son las Sorlingas cercanas d
Inglaterra.

. I. J £ * L secreto inviolable que observa- Antiguas


ban los Fenicios en el tráfico de las Casiteri- descripcio-
des, ha ocasionado la grande obscuridad é in- í"f ¿ „ e

•j i i i i i J i • Islas Casite-
certidumbre con que han hablado los antiguos ¡d s. r e

acerca de aquellas Islas. Diodoro Sículo usó


de voces generales situándolas en el Occeano
enfrente de España (i). Plinio las colocó de-
lante de los Celtiberos de Lusitania. E l E s -
pañol Pomponio Mela al Septentrión de los
Celtas de Galicia (2). Strabon fue mas exacto,
y en el libro segundo de su Geografía las es-
tableció en el mar grande enfrente del Cabo
de Finisterre acia el Septentrión , casi en el
clima Británico. E n el libro tercero vuelve
a decir que las Casiterides son diez Islas cer-
canas unas de otras , situadas en alta mar
mas allá del puerto de Finisterre acia el Sep-
tentrión (3). Los Autores mas. antiguos care-
cían de estas noticias , y absolutamente igno-
raban su situación. Esta ignorancia sirvió de
prueba al ingenioso Harduino para negar la
existencia de aquellas Islas (4). Pero este sa-
bio no nos alega otro fundamento de su opi-
nión

(1) Diodoro Sículo Sibllah. Vis- ()) Strabon Kerum geograpUc*-


tor. T. 1.1. n. 38. p. ?6r.. tur». T . T. 1 . i . p. i 8 r . 1. 3. p. 1 6 5 .
(1) Pinio Hlstor. nxtur. T. I. I. 4. (4) Harduin. Ja Pliuium.T.l. I.4.
c. iz. n. 36 p. j.30 Mela De SUu « . 1 1 . 1 1 . 36. p. 1 3 0 .
QMs. Lib. 3 . cap. 6. p. zjj.
2¡¡8 ILUSTRACIÓN vr.
nion contraria al juicio uniforme y constan-
te de todos los Escritores , y no observó el
silencio con que exercian los Gaditanos aquel
comercio , del qual eran tan zelosos , que se
valian de todas las cautelas para ocultar sus
rumbos y derrotas ; este método de nave-
gación y tráfico habia de producir necesaria-
mente la ignorancia , ó la incertidumbre en
que se mantubieron tanto tiempo otros pue-
blos. Harduino cree ó pretende que Plinio
las tubo por fabulosas ; pero el Histórico na-
tural insinuó su situación en el libro quarto , y
en el séptimo hace mención del tiempo en
que se abrió aquel comercio (i).Es verdad que
en el libro treinta y quatro parece que duda
del transporte del estaño de algunas Islas del
niar Atlántico en barquillas de mimbres cubier-
tas de cueros (2) ; pero no por eso tubo por
fabulosas Jas Islas; no negó su existencia ; so-
lo se opuso al método del tráfico en barqui-
llos tan infelices , y tan expuestos , de los
quales no se valieron jamás los Hispano-Fe-
nicios en sus viages de mar. Plinio , pues,
según lo d i c h o , y los demás antiguos atri-
buyeron el comercio del estaño z los Españo-
les 3 pero no á los Britános , novicios aun en-
tonces en la navegación.
Convienen I I . Las relaciones geográficas de los antiguos
1 lasSorlin- q
U e hemos insinuado, nos persuaden que las Ca-
siterides eran diez Islas situadas en el Occeano
septentrional a corta distancia déla gran Bretaña
y abundantes de estaño. E l Inglés Camden , y
los Franceses Bochart, Mellot, y otros mu-
chos
(1) Plinio cit. T . 1.1. 4. o 1 1 . n. (1) ídem Tomo II. 1. 5.4. c. tf. a.
$6. p. i ? o . l . 7. c. tí.n.57. p. 4 1 1 . 4 7 . p. í í S .
SOBRE LA E S P A Ñ A F E N I C I A . 259
ehos notaron que estas-tres circunstancias con-
venían admirablemente á las Sorliugas ( i ) -
Efectivamente , entre sus minerales se encuen-
tra el estaño , su situación en el Occeano Sep-
tentrional al Occidente de Inglaterra : es cortí-
sima la distancia que corre entre ellas, como
dixo Strabon, y aunque se cuentan mas de cien-
to , las principales son diez : Santa María ,
Santa Inés , Anothe Sansón , Scilly Brefar ,
Rusco , Santa Helena , San Martin y Arturo..
Diodoro Sículo , arriba citado añade , que á su
tiempo , el estaño de las Casiterides se trans-
portaba al opuesto continente de Francia. C i r -
cunstancia que se adapta perfectisimamente a
la situación de las Sorlingas llamadas Siluri de
los Latinos. Bochart lo confirma con las etimo-
logías fenicias dé. Siluri, y Britanos. Estos, dw
ce, pudieron tomar el nombre de Barat- anac,
que significa Cawlpo de estaño ,'y los primeros
de Siruual lo mismo que Braca , denomina-
ción correspondiente á la de Bracáti, con que
llamaban los latinos á aquellos mismos Ingle-
ses , y la que aplicaron también a una parte de
las Galias , por aquel genero de vestido de
que usaban. Estas etimologías solas no pudie-
ran servir de prueba si estuvieran destituidas
de otro fundamento; pero habiendo demos-
trado con sólidas razones , que los Fenicios de
España navegaban a Inglaterra; no hay duda
que corroboran nuestra opinión.
I I I . El I l l . Señor Conde de Campoma- Examen d e
rao

nes , y con su autoridad el P. Manuel Risco, contraria" de


son de parecer , que las Islas Casiterides se en- C a m p o m a -
, Kk . cuen- nes y de Ris»
CO.
• ( T ) Bochart Gec&r. Sacra. P. i. cometen des Isles Britanmquei pag.
Canaan 1. i . c. 3 9 . desde la col. 1 5 3 . 1 5 4 . '
648. Mellot. sur les revUm'ustts dit ' \
260 ILUSTRACIÓN V I .
cu entran en los mares de Galicia ó de Bayo-
na E l principal fundamento de estos eru-
ditos es la autoridad de Rufo Testo Avieno*
Este Español Poeta del quarto y quinto siglo
de la Iglesia, describiendo las costas marítimas
de España, habla asi: Los Celtas habitan el Sep-
tentrión d donde se eleva un alto promontorio
llamado Estrymnis , y debaxo de él se forma el
seno Estrymnico. En este golfo b mar descuellan
las Islas Estrymnicas de grande extensión, y
encierran ricas minas de plomo y estaño (2). N o
tengo dificultad en conceder que Rufo A v i e -
no entendió por Estrymnico el antiguo Pro-
montorio Céltico de los Artabros , el día de hoy
Cabo de Finisterre , no pudiéndose dar mejor
inteligencia a sus palabras. De ahí se infiere
por conseqüeneia necesaria que el Poeta atri-
buyó el nombre de Seno estrymnico al mar de
aquellas costas , y que situó en aquel piélago
las Islas del estaño. Pero para individuar la si-
tuación exacta que les d i o , es menester averi-
guar también la extensión que Avieno atribuía
á aquel golfo. Debemos observar que el voca-
blo Sinus Seno , en lenguage de nuestro Poeta,
no se encierra dentro los límites. estrechos de
un golfo; se extiende también al mar en gene-
ral. En el verso 265. llamó Sinus Tartesius al
mar de Andalucía, y en el verso 8 4 . da el mis-
mo nombre de Sinus al vastísimo Atlántico
que , a juicio de muchos, comprehende todo
d e s p a c i o , que corre desde el estrecho de
Hércules ó Gibraltar hasta las Canarias, y al-
gu-
(1) Cimporaines Antigüedad ma- cap. i . p. to. n .
tb'n.a DJJC. Prel. p, 44. 4Í. llustrac. . (z) Rirfb Testo Avieno »rveman-
al' Periplo de Hannon. p. 33. Risco tlm* desde el v. 91. p. 13 34.
Ispaña Sagrada T. 3 1 Lá yastoma
SOBRE LA E S P A Ñ A F E N I C I A . 261
gunos lo extienden a la América. En esta hy-
pothesis es muy verisimil que Rufo A v i e n o
dilatase el nombre de Seno estrymnico desde el
cabo de Finisterre por Septentrión hasta I n -
glaterra. Y o tengo las pruebas convincentes
en el mismo Poeta. L o primero : cerca del
Promontorio de Galicia no hay Islas de gran-
de extensión ni abundantes de plomo y estaño^
Laxé jacentes , ér metallo divites stanni, atque
plumbi. Será menester , pues , irlas á buscar á.
mayor distancia. Los moradores de aquellas
Islas, según el Poeta, no usaban de naves cons-
truidas de pino, 11 de abeto , se valían solo de
barquillas de cuero ( 1 ) . Este uso era maspro-
prio de los Ingleses que de los Españoles: los
segundos solo navegaban en ellas por los rios;
los viages de mar los hacían en buenos buques
de madera bien carenados. Esto prueba que las
Estrymnicas pertenecían al mar Británico , an-
tes bien que al de España. Prosiguiendo el
Poeta su relación asevera que de estas Islas en
dos dias de navegación se aportaba d otra que
los Antiguos llamaron Sacra , la qual arroja
muchos céspedes al mar , y la habitan los Irlan-
deses ,y tiene cercana la Inglaterra (2). N a v e -
gando los Antiguos de las Estrymnicas a Irlan-
da en dos dias (ó como se explica Rufo Testo)
en dos soles , que por ventura quiso decir dos
medias jornadas , no podían estar inmmedia-
tas a las costas de Galicia, pues saben los G e ó -
grafos la gran distancia de estas a la Hibernia.
Es mucho mas verisímil que, el Poeta hablase
de las Sorlingas, desde cuyos puertos en cor-
l<Lk 2 to

(i) Rufo Avieno citado desde el (t) El mismo desde el y . IOS. á


to 3. hasta 108 . p. 1334. 1 1 3 - pag. cit.
i6i ILUSTRACIÓN vr.
to tiempo se podia hacer la navegación de Ir-
landa , distando poco mas de cien millas ita-
li anas. Nuestro Rufo añade , que los Cartagi-
neses , y los Españoles de Cádiz acostumbra-
ban hacer sus viages desde el estrecho á las
EstrymnicaS , y que, por testimonio de I m i l -
con , quien lo hizo , empleaban en él poco
menos de quatro meses (i). En mucho menos
tiempo se iba a Galicia. En el poema de Avie-
no tenemos la prueba - pues se lee desde el Es- y

trecho á los Pyrineos se hacia la navegación del


Mediterráneo en unos siete dias (2). La dis-
tancia de Cádiz al cabo de Finestre es la mis-
ma con corta diferencia que hasta los Pyrineos.
De esto puedo deducir, que si en la navega-
ción de las Estrymnicas se empleaban tres ó
quatro meses , aunque comprehendamos la
vuelta, aquellas Islas debían estar a mucha ma-
yor distancia. Sujeto estas reflexiones al exa-
men del ingenio perspicaz de los dos sabios
Españoles arriba citados. Ellos con sus luces
podrán ilustrarme de modo que disipen to-
das las dudas que se pueden mover sobre es-
te asunto.

(1) Rufo A v i e n o d e s d e el v . 1 1 3 . (i) D e s d e el y . 56:. á S i*


e

a izo.- pag. 1 3 3 7 .

ILUS-
263
ILUSTRACIÓN VIL

S E DEFIENDE ARELANDE.

El Ophir de Salomón estaba situado en la


India Oriental hacia las cerca-
nías de Goa.
I . .^sLNtes de indagar la situación de . E [ v

Ophtr a cuyo puerto iban de conserva las Fio-- ophir^era


tas de Hirám y de Salomón , hemos de esta- d i v e r s o y
blecer dos principios históricos. Ei primero, J "^ m a s 3

que Ophir y Tarsis eran dos países diversos: jareis! C

el segundo , que la navegación de Ophir era


mas breve que la de Tarsis. Esto se deduce de
la Escritura Santa , y de las 'antigüedades j u -
daicas de Joseph Hebreo, fuentes principales y
mas seguras de donde debemos recibir las no-
ticias pertenecientes a las navegaciones de Sa-
lomón. E n el capitulo nono del libro 3 . de los
Reyes se habla de Ophir , y en el décimo de 1

Tarsis. E l Autor del Paralipomenon habla con


la misma diversidad , y el Histórico Judío dis-
tingue también estos dos términos de navega-
ción, haciendo mención de ellos en dos capítu-
los diferentes. Fuera de esto , en la Historia Sa-
grada j y en la obra del Sabio Hebreo se pro-
pinen el comercio de Ophtr y el trafico de
Tarsis , como dos tratos diferentes. E n el pri-
mero se daba oro , maderas preciosas y pedrea
lia. De el segundo volvían las naves cargadas
de oro , plata, marfil y algunos animales ex--
traordinarios , como monos y pavos (1). Jere-
mías-
(1) tib. j.Reg. c: 9. v. i<. iy. ir. Jnseph H'ehr. opera mnia T. T..
a8'. e. 1 0 . v . I T . 1 4 . n . Paialipom. ArjlqaU Juiak.\. 8. c. 6. p. 4 3 7 . s .
Kb. i . c. 8 . y.. 1 8 . c. 9 , v. 10. 1 3 . 7. p. 4 i 8 . 4 3 9 .
2^4 ILUSTRACIÓN vir.
mias notó con la mayor claridad , que el prin-
cipal y mas rico comercio de Ophir era el
"oro y la plata de Tarsis. La plata, decia el
Profeta, se transporta de Tarsis y el oro de
Ophaz(i). Estos testimonios no nos permiten
dudar de la diversidad de aquellos países. Fue-
ra de que , la navegación de Ophir se hacía ca-
da año , y cada tres años la de Tarsis. Sé , que
Villalpando y Pineda , con la autoridad de
Atanasio Sinaita aseguran que cada año se ha-
cia una expedición a Ophir y a Tarsis ; pero
que estas flotas tardaban tres años en volver
de sus viages. Esta opinión carece de funda-
mento , pues no hallamos apoyo eh las histo-
rias ( 2 ) . Las relaciones que se nos conservan
son manifiestas. La flota de Hirám volvía de
Ophir cargada de oro.. .'. . La. suma de este
metal, que se transportaba para Salomón , era
de 666 talentos. Consta del libro 3 . de los R e -
yes. Y eh el libro 2 . del Paralipomenon se
afirma la misma cantidad con las mismas pala-
bras (3). Ál contrario , hablándose de la nave-
gación de Tarsis en los dos lugares citados ,
oímos al Sagrado Escritor que las flotas de
Hirám y de Salomón iban de conserva cada
tres años a Tarsis ( 4 ) . Se observa también
esta diversidad de viages en las obras de Fla-
vio Joseph. Este sabio. Jud io hace mención del
viage de Ophir , y dice que -las naves trahidn
cada año 660 talentos de oro : y hablando de
los baxeles que tomaban la derrota a Tarsis,
asegura que tardaban tres años en ida y vuel-
- • , :
- • t a

(r) Jeremías.cap. 1 0 ; v.Q. Paralip. 1. z.e. 9. v . 1 0 . t j .


(z) Pineda De vebm Sdtrmms. ( 4 ; . Lib. y cap. cit. de íes Reyes
L - 4 . C 16. §. 4. pag. zii. v . zz. Paralip. lug. cif. V. 1 1 .
( j ) L. }. Reg. c. 1 0 . v . ' n . 1 4 .
SOBRE L A ESPAÑA F E N I C I A . 265
ta ( I ) í Y o no comprehendo , cómo muchos
Escritores insignes han podido obscurecer un
punto de historia tan claro, dándole una in-
teligencia contraria. Veo con pasmo que Cal-
m e t , los célebres Encyelopedistas , Bochart,
y otros; muchos Sabios, atribuyen al viage de
Ophir el tiempo de tres años , que se em-
pleaba en la navegacionde Tarsis ; y cree nii
admiración , notando que los citados autores
(exceptuado Calmet) distinguieron la diversi-
dad de límites de las dos navegaciones (2). E n
Conclusión se debe establecer que las referi-
das navegaciones eran diversas; que lá de Ophir
se hacía en un año , y que las flotas tardaban
tres años en volver del viage de Tarsis.
II. Y o noto tres opiniones principales El Ophir de
acerca de la situación de Ophir. L o establecen Salomón,no
algunos en América ; otros en África 5 y n o ^ " e s a e n A

pocos en la India. E l Autor de la primera opi-


nión es Christoval Colon aquel famoso Héroe
que abrió el camino de un nuevo continente
ignorado antes , y habiendo descubierto la Es-
pañola , pensó qué aquella Isla debia ser el
Ophir de Salomón, engañado sin duda del oro
que halló en ella. Francisco Vatablo imaginó
esta región en el Perú y México , y con par-
ticularidad la colocó en lá Isla de Santo Do--
mingo. Prevaleció la opinión á favor del Pe-
rú , y la defendieron Goropio Becano , Arias
Montano , Marino de Brescia , Antonio Pose-
vino , Rodrigo Yepes , Manuel Sa , Martin
del R i o , Gregorio García , y otros citados por
Pi-
fj) Flaviojoseph. Amqttit. Ja- Geograph. Sacra. P. i. Phaleg. L. i .
¿tice. 1 . 8 . c. 7 . p. 43 9. cap. 1 7 . . col. 1 4 1 . 'waser. Ve ami-
(1) CalmetPnlegomena. T. 1. Di- quis niimm'ts. L. 1 . c. 9, fol. 1 1 .
sen. in reglonem Optitr p. 1 1 . EmyJo- llana 1 ,
pttie T. li. art. Ophir-p. 4 3 8 . Bochart.
¿66 ILUSTRACIÓN vn.
Pineda ( i ) . E l segundo principio que, hemos
establecido ; á saber, que en el viage de Ophir
se empleaba un solo año , y las flotas desti-
!

nadas á Tarsis tardaban tres ; desvanece la hy-


pothesis de aquellos sabios , que suponen mas
dilatada la navegación al primer puerto , que
-la segunda contra lo que nos enseñan Joseph y
la Sagrada Escritura. Imaginar que. los trabaja-
dores de Salomón pudieron haber abierto las
cuevas que encontró Colon en la Española , es
un pensamiento sin apoyo , y una prueba insu-
ficiente para fixar un punto de historia. La eti-
mología átlPerú, derivada del vocablo Parva-
jim, nombre hebreo , con qué se denomina el
oro en el capítulo 3 . del libro 2. del Paralipo-
menon , no solo es una razón frivola , sino fan-
tástica y falsa; pues sabemos que el nombre Pe-
rú es moderno , é inventado casualmente por
los Españoles quando descubrieron aquel Rey-
no. La sabiduría de Salomón , que debia cono-
cer los tesoros de aquellas ricas Provincias , es
un argumento general para hacer navegar a
sus flotas á todas las regionnes del mundo
abundantes de los preciosos metales. Final-
mente ,;la reflexión de que una empresa seme-
jante , como la de Salomón, magnánima y ex-
traordinaria concuerda admirablemente con una
navegación memorable por rumbos desacos-
tumbrados é incógnitos, es una cóngetüra que
no merece insinuarse; pues aquellas expedicio-
nes fueron brillantes , é hicieron mucho ruido
en tiempo de Salomón ,.y de los Hebreos muy
atrasados en la náutica , y poco acostumbra-
dos al m a r ; pero muy frequentesá los Feni-
cios
(1) PkedaDc rehuí SdomamsX. 4. c. t 6 . J . 3. p. n i .
SOBRE I A ESPAÑA F E N I C I A . 1 6 7
CIÓS marineros, osados y hábiles pilotos , qué
sirvieron de guía á los vasallos del Rey de la
-Judea. Me admiro que estas razones tan frivo-
las fuesen capaces de tener suspenso el entendi-
miento de Pineda, de suerte que dudoso acerca
de este asunto no se atreve a refutarlo (1).
I I I . Menos inverisímil , aunque no m a s
cierta, es la opinión de los que colocan á Ophir Tampoco en
en las costas del África. Unos lo sitúan en Me- África,
linda j otros en el Reyno de Sofara ; algunos
finalmente en Monomotapa. Este sistema ha
merecido la aprobación de Mon Señor Huet,
de los Encyclopedistas , del Historiador M i -
llot , de muchos Españoles y Portugueses , y
modernamente de los Históricos Literarios de
España (2). La costa que hoy dia llamamos
Reyno de Sofara , (ios Portugueses suavizan
la pronunciación y le llaman Sofala ) mantiene
un rico comerció de oro , de que abundan las
r minas de este país, principalmente en los mon-
tes de Manica, Pero quien no ve que esta so-
la prueba no convence : ella da igual derecho
á todos los pueblos famosos por sus minas de
oro ; ó por las preciosas arenas de este metal ,
que arrojan los torrentes y arroyos a las orillas,
para atribuirse la gloria de haber enriquecido
la Corte de Jerusalen. N o movamos pleito
á los naturales de este país sobre la tradición
que , según Pineda , conservan de haber los
Minadores de Salomón abierto una mina ri-
quísima, que todavía se mantiene: no dispu-
temos tampoco sobre la memoria escrita en sus
Lí ana-
(1) Pineda lug. cit. f. 6. o. it j . I. Vhenlc'ens p. 1 1 5 . Rrdriguez Mo-
(2) Huet £>e tiavigationsbas Sa- hediino Hhtvria literaria de España.
Itmms cap. 1. desde la col 1519. T . I. Disert. 5. § . 6. desde la pag.
fttinclopedU. T. II. art. Ophir p- 4^8. 417.
Millot Üemettt A' Histeke gmírdlt T ,
n6S ILUSTRACIÓN vn.
anales deque las naves de aquel Príncipe apor-
taban a sus playas cada tres años ( i ) . Mas, co-
mo hemos repetido otras veces, el viage de
Ophir se hacía cada año : luego Sofara a donde
ancoraba la flota hebrea solo cada tres años, rio
es Ophir. Sofara era cercana de Esiongaber, de
donde tomaban su derrota los baxeles de Salo-
món : no es verisimil que en estas inmediacio-
nes se hiciese el tráfico solo cada tres años. Las
tradiciones de Sofara hablan, a mi ver, de las flo-
tas de Tarsis. Éstas dando vuelta al circuito del
África sin apartarse mucho de las costas navega-
ban hasta España, y á su regreso al mar rojo to-
maban tierra y ancoraban en las ensenadas, 6
calas de aquellas playas para proveerse de oro,
marfil , y de otros géneros. Esto me parece mas
verisimil , y conforme a la tradición del arri-
bo de los baxeles cada trienio. E l nombre de
Sophir, ó Sophira, en que la versión griega,
y Orígenes convirtieron el de Ophir , pudiera
dar fuerza á las pruebas de los que sostienen la
opinión insinuada , si la acompañasen otros
testimonios •ó monumentos para persuadir que
aquellos eran los términos de las navegacio^-
nes de Ophir; pero las etimologías por sí so-
las destituidas de otro apoyo, nada convencen,
como hemos dicho otras veces. La semejan-
za de los nombres es común á otros países ; y se-
gún ella pudiéramos colocar la región de Ophir
en las Islas Ophiusas de los antiguos Grie-
gos , en la Ophiusa española vecina de Iviza;
y si se quiere también en Ophisa , Ciudad de
Polonia, Pero todos ven que esto sería una ex-
travagancia. Los Históricos Literarios de Es-

- p a
*
{i) Pineda Dtrebus Sultmnis. 1.4..c. ií.§. 7. p. n i .
SOBRE LA E S P A Ñ A F E N I C I A . 269
paña , demás de las pruebas insinuadas, alegan
un texto del Génesis, en el qual se dice que
Ophir con sus hermanos se estableció en el es- •
pació de terreno , que se extiende desde Mesa
Sephar (óSophar) Monte Oriental. (1). Y o oi-
go con sorpresa esta prueba , pues no puedo
entender con qué razón confunden el país de
Sophar en Asia , patria de Ophir y de otros
descendientes de Sem , con Sophara ó Sophala
en África, región que poblaron los hijos de
C h a m , E l texto citado favorece á los A u -
tores que colocan el antiguo Ophir en la I n -
dia Oriental.
I V . Efectivamente parece que podemos su situación
asegurar que Ophir hijo de Je&an pobló al- « . 'a india e

guna provincia de las Indias, á la qual dio su ° ' n e n c a l

nombre , y á donde podian ir de conserva las


flotas de Irám y de Salomón. Fuera del texto
de la Escritura , tenemos un testimonio toda-
vía mas expreso de Joseph , quien afirma , que
aquellos buques viajaban á un país déla In-
dia llamado antiguamente Sophira , y el dia de
hoy , tierra de oro ( 2 ) . La opinión del Sabio
Judio , que coloca el Ophir en la India es la
mas bien fundada y segura. La han adoptado
San Gerónimo , Theodoreto , Procopio , Rá-
bano , Nicetas y muchos célebres^ Modernos
que cita el P. Juan de Pineda ( 3 ) , Después de .
ellos , la han propagado Vasero , Bochart,
Boismeslé, Colina y otros con Reland ( 4 ) , Es-
LI2 te
(1) Génesis c . 1 0 . v . jo. Rodri- de esta opinión al Abulense, Ribe-
guez Mohedano Historia literaria de ra , Pereyra , B.irreyros, Acosta ,
ítpaáa. T . I. Disert. s. $. £ numj Barradas, Maluenda , Maffei Histo-
145. pag. 4 1 8 . _ ria de la India , y otros muchos.
(1) Joseph Aotiqttit. Jitiai. L. $. (I) waser de antiaiüs uummis. I.
c. í . p. 4 3 7 . y c. 7. p. 458. 1 . c. 9- fol. n . llana i. y c . 16.
(3) Pineda de robas Salera. I. 4. fol. 4 4 . llana 1 . Bochirt Geogr. Sx-
c. K . i. i. p. 41 í . Alega a favor era P. 1 . Vhale¿. I. z. c. 1 7 . col. 14U
27° ILUSTRACIÓN VIL»
te ultimo es el que mas la ha ilustrado con rrie-f
jores investigaciones y pruebas apoyadas con
sólidos fundamentos : guiado de ellos colo-
có a Ophir en las cercanías de Goa , empo-
rio famoso de los Portugueses ,que hacen en
aquel puerto el rico tráfico dé casi todas las
mercaderías de Oriente.
Particular- V . E l autor citado observó que Joseph He-
me me en breo , Orígenes , y la versión de los setenta ,
'
G o a
como poco há hemos insinuado , en vez de
Ophir, leen seis veces Sophir ó Sophira.
Esto solo no sería de gran fuerza 5 pero ad-
vierte también que los Escritores profanos co-
nocieron el país de Sophir Indiano , pues E s i -
chio hace mención de Sophir., terreno de la
India , abundante de pedrería y de oro : que
este Sophir,, por testimonio de Josepho y de
Procopio se llamaba %fvtriwyvi Aurea-terra tier-
ra de oro ^diferente de la Provincia indiana
conocida baxo del nombre de aurea-Chersone-
so como lo notaron con particularidad Plinio,
Tolomeo y el Autor del Periplo del mar R o -
x o . Este ultimo observa con mas exactitud que
AurearChersonesc era una Isla ( por ventura el
J a p ó n ) , y Aurea-terra pertenecía al conti-
nente. Estas reflexiones persuadieron a Reland,
que Ophir^de Salomón estaba situado en las
cercanías de Goa hacia donde se encuentra
mayor cantidad de oro y de toda suerte de
pedrerías. Una sola dificultad halla este Autor
en su sistema , que le parece de mucha mon-
ta i a saber , la poca distancia que corre de
Esicngaber á Goa i y en viage tan cercano no

íoismeslé Hutalre genérale de la mí- t, p. S. Reland I)lser1aúo»cs m'isct-


trae T. I. I i. desde la p. S. Coli- lanex. Disert. 4. rfc 0(Ur desde ii
na Coasldei aqoxt hterkhe. f. 1 . cap. pag. 1 7 1 .
SOBRE X A É S P A S A F E L I C I A . 271
parece verisímil que las flotas pudiesen tardar
tres años en ida y vuelta ( 1 ) . Si Reland hubie^
se hecho distinción entre las dos navegacio-
nes de Ophir y Tarsis , y hubiese observado
que las narrativas de los Autores Sagrados y
profanos atribuyen tres años á la segunda , pe-
ro uno solo á la primera ; no se hubiera can-
sado en describir la poca práctica de los anti-
guos Marineros , la poca habilidad de los Pi-
lotos , el tiempo que.se requería en aquellos
mares para vencer, mil contrastes , luchando
con los vientos , con los torbellinos, con las
borrascas y con cien monstruos marinos. E n
aquella dificultad , que tanto lo asusta , hu-
biera hallado una nueva prueba con que ilus-*
trar su sistema.
V I . E l viage de Ophir se emprendía de Se proponen
los puertos del mar R o x o y se continuaba cada algunas con-
año : la situación de Goa permitía que se hi- S " " 1 1 5 ,

ciese commodamente esta navegación sin inte-


rumpir el comercio : Jos Fenicios y los He-
breos en' aquellos; puertos podían cargar sus
naves de los principales géneros déla India ,
como lo practican el dia de hoy los mercade-
res Portugueses. En vano , pues , se pretende
dar diferentes rumbos , y mas dilatadas der-
rotas á aquellos baxeles sin ninguna necesidad.
Las mercaderias que se transportaban á Jerusa-
len , consistían en oro , pedrerías , y una cier-
ta madera preciosa que los Hebreos llamaban
Almugim, Siempre se ha dado la preeminencia
a la India en el oro , y en toda suerte de pie-
dras preciosas , de modo que no hay país en el
mundo, que pueda competir con ella en estas
ri-
f») Reland. D'uertatlenes mutila-de* Dísert. 4 p. 1 $9.
^7* ILUSTRACIÓN ni.
ricas producciones. Obsérvese que los defen-
sores de la situación de Ophir en el África,
encuentran en sus minas mucho oro que en-
viar a Jerusalen; pero no pueden remitir á
aquel Soberano ni un soló ^paquete de dia-
mantes , esmeraldas , margaritas, amath y stes ,
rubíes, jacintos ,ágatas crysólitos , carbun-
clos , topacios. Por lo que mira á las maderas
raras y esquisitas ; se encuentran con mas faci-
lidad y abundancia en la India que en las cos-
tas de África ; de modo que los antiguos solo
tuvieron noticia deP ébano indiano. De lo di-
cho se colige que las mercaderías y las rique-
zas del Asia fueron el blanco de las famosas na-
vegaciones de Ophir. Si Salomón no hubie-
ra tenido este objeto sino solo el del comercio
dé Tarsis y de África , no era menester que
hubiese establecido sus flotas en los puertos
del mar R o x o distantes de sus dominios. Era
mucho mas fácil el viage del Mediterráneo
desde Joppe a Tarsis, donde demas de la pla-
;

ta y otros géneros de España , podianproveer-


se , por medio de los Fenicios Gaditanos , de
los diversos producios de África. Exceptua-
do el comercio del o r o , y de las estimables
pedrerías indianas , yo no encuentro otra ra-,
zon que pudiese mover a Salomón a entablar
la expedición de sus flotas desde el mar R o x o ,
y no en el Mediterráneo. En el sistema de los
que ponen en America los límites de estos via-
ges me parece también una necedad y extrava-
gancia hacer partir á los T y r i o s , y Hebreos
desde Elath y Esiongaber puertos del Golfo
arábico. Estas reflexiones las mas fáciles y na-
turales prueban , á mi ver , que Salomón tu-
y o por objeto de sus expediciones los ricos
y
SOBRE I A EsPAffA FENICIA. ¿73
y celebrados productos de las Indias Orien-
tales. . ' ;¡ '

ILUSTRACIÓN VIII. " • . :

EN DEFENSA DE P I N E D A .

Tarsis de Salomón- estaba situada, en Tartesa


•de la España Bética.

I. j C * N la Ilustración pasada he estable- .».„ •


Tarsis de
A m
. . . . RP
Cido como un principio histórico , que l a r - Salomón era
sis y Ophir eran dos términos diferentes délas «a país dc-
navegaciones de Salomón. Este fue el juicio c o - t e m u n a < l 0 ,

mun de muchos siglos. Al principio del X V I I .


prevaleció una opinión muy extravagante qué
la sostuvieron Maluenda, Sánchez, Grozio,
y modernamente Harduino , Colina y otros
•varios ( 1 ) . Enseñan estos Escritores, que Tar-^
sis no se debe aplicar á un país determina-
do , sino generalmente al mar. Pareció á al-
gunos este pensamiento demasiado frivolo , y
dixeron, 110 con menor e x t r a v a g a n c i a q u e
Tarsis era un nombre apropiado á todo ba-
,xel de alto bordo destinado £i largos viages.
Pineda cita varios Escritores que aprobaron
este sentimiento , y después han tenido por
seqüaz á Calmet (2). Se apoyan con-, la auto-,
ridad de los Setenta y de San Gerónimo , los
quales alguna vez convierten el nombre ác.ba-
xeles de Tarsts ; expresión constante del Ori-

c. 1 7 . n. n . - p . 169 Ccjlina cons'i- InGenesim. c. 10. v. 4. p. I O I . 1 0 1 .


Jtratlom hlstorkh P. 1. c. 1 . p. í . y T. II.J» libr. tert'mm Rf£. eap. J » .
(i) Pineda Derebus Salomo/tí:. 1. Y. 11. pag. 706.
4 - c (. p . . i ? t . Cálinet CoamtKta- •
»74 ILUSTRACIÓN rnf.
ginal hebreo en el ds Naves del mar. Ve-
ra el Doctor Máximo de las Escrituras y los
Setenta entendieron por Tarsis una región de-
terminada , y particularmente el parage , que
habitaban los Fenicios Africanos y Españo-
les ; pues ellos en el capítulo 2 7 . de Ezechiel
al verso 1 2 . la palabra. Tarsis la traduxeron
á esta otra Cartagineses. Se observe que Fe-
nicios y Cartagineses son dos vocablos diver-
sos , que los antiguos Escritores no pocas ve-
ces han confundido con sumo descuido y ne-
gligencia. La versión griega , y San Gerónimo
adoptaron este modo de hablar, y atribuyeron
con poca exactitud el nombre de Cartagine-
sas á las Colonias Fenicias del estrechó gadi-
tano anteriores á la fundación de Cartago. Sa-
bemos por testimonios incontestables , que los
Fenicios de Cádiz ( llamados impropiamen-
te Cartagineses) eran los mas famosos mari-
neros , y los antiguos señores del m a r : esto
debe quitarnos la admiración , que nos puede
causar el oir á los traductores de la Escritura
Santa , que dan antonomasticamente el nom-
bre de naves del mar á los baxeles, cuya ban-
dera era la mas respetada en todos los mares y
la dominante en el Occeano. Por lo demás,
son muchos los pasages de la Escritura santa ,
que haciendo mención de Tarsis, absoluta-
mente no se pueden aplicar a un baxél de al-
l to bordo. Las flotas de Hiram y de Salomón
navegaban de conserva d Tarsis : ( 1 ) . Ellas
transportaban plata y oro de Tarsis (2). Jo-
ñas quiso huir d Tarsis : encontró en Jope una
nave que tomaba la derrota de Tarsis : se em-
bar-
U) Lifc, }. Reg, cap. to. y. (&) Patalip. 1.1. e. f. V. * i .
SOBRE L A E S P A Ñ A F E N I C I A . 275
"barco en ella para ir d Tarsis (r). Josaphat
construyó las naves para el viage de Tarsis:.
la flota se deshizo ( por la ira del mar en su
borrasca) y no pudo abordar d Tarsis ( 2 ) :
los Reyes de Tarsis presentarán sus dones d
Salomón ( 3 ) , Los naturales de Tarsis, b Tyro,
son tus negociantes (4). ¿ Pueden ser mas ex-
presos los lugares de la Historia Sagrada para
significar por Tarsis una región determinada ?
¿Los Autores divinos quisieron decir, que
la flota de Salomón iba por el mar al mar?
¿ que la plata y el oro venian del mar? ¿ que
Jonás entró en el mar para ir al mar ? ¿ ó que
se embarcó en una nave para viajar á un na-
vio de grande buque»? ¿ que la flota de Josa-
phat deshecha por la violencia de un tem-
poral no pudo arribar al mar , ó no pudo
abordar a un baxel destinado á viages dila-,
tados ? ¿que los Reyes del mar , ó de las na-
ves de altobordo enviarán dones a Salomón?
¿ que los negociantes de T y r o eran las hin-
chadas ondas del mar , ó la larga quilla y al-
tos costados de un navio grande? Pero do-
blemos la hoja , y pasemos en silencio extra-
vagancias semejantes, que hacen poco honor
á sus autores, y parecen inventadas para obs-
curecer la autoridad de los libros santos.
I I . Son , pues , incontestables los testimo- N o e r a T a r -
nios que nos convencen, que el Tarsis de ? ^ j i s s c i c i a

Salomón era un país determinado. Esta re- j j. j¡ a n£ ai>

gion no podia estar situada en Tarso de C i -


licia , terreno incapaz de proveer a las flotas
combinadas de Tyrios y Hebreos de los ricos
Mm pro-
(t) Jonás cap. i . r. ?. (?) Salmo 7 1 . v. i c .
(1) Paralipom. 1. i.c.io.v.3¿-57. (4) Ezechiel cap. 1 7 . Y- 1 * .
276 ILUSTRACIÓN VIII.
producios que cargaban cada tres años. Era al
mismo tiempo un parage , a donde no se po-
día aportar desde el Eritréo, sin costear to-
da el África hasta penetrar en el Estrecho de
Hérculss , y desembocar en el Mediterráneo.
N i hay que citar la empresa-de juntar este mar
con el Occeano abriendo la comunicación del
Eritréo por medio de un canal. Este pro-,
yeclo fue posterior á los tiempos de que se
habla: y mucho después la execucion (*). E x -
cita la mayor admiración el anacronismo de
Monseñor Huet, el qual antes de la formación
del canal hace navegar la flota de Hirám des-
de T y r o a Esiongabér ; y en tiempos mucho
mas remotos establece el viage de los baxeles
Fenicios del mar Roxo al Cananeo ( 1 ) . Se
puede también notar que la Ciudad de Tarso
por ventura no estaba aun fundada en el rey-
nado de Salomón. Aristobulo , Ateneo , y E s -
tevan Bizantino atribuyen su fundación á Sar-
danapalo que v i v i ó cien años después de aque-
lla edad (2) ; y Aristóteles , Diodoro Sículo,
Strabon , Arriano, y Cicerón hacen memoria
del célebre sepulcro de aquel R e y con la si-
guiente inscripción : Sardanapalo edificó en un
dia las Ciudades de Anchiale , y de Tarso ( 3 ) .
Algunos antiguos Escritores juzgan que Tar-
so era Colonia de los A r g i v o s , quienes en su
fun-
{*) Necao,quereynabaen Egyp- lame la perfecta execucion de este
to Soo. años antes de la venida del canal.
Salvador , intentó abrir un paso (t) Huet lie nav'igatUnibus S.t-
(como dir? Herodoto) que llegase hmbvñs. cap. i . num. 3 . col. I J I J .
desde el N;lo hasta el mar Roxo; num. 9. col 1 5 1 8 .
pero se ve «pian posterior es al rey- (1) Pineda De RebitsS'lomóms.
nado de Hirám de Tyro de L. 4 . cap. i¿. §. 3 . pag. 1 8 8 .
Salomón de la Judéa. Y aun este (3) Musanzio Tabule ChroHtlogi-
Príncipe Egypcio (según cuenta el M. Edad j . Tab, 5 , p. 3 5 .
Hiitoriador Griego) renunció en ade-
SOBRE LA ESPAÑA F E N I C I A . 277
fundación le dieron el nombre de Tuptrós, que
significa uña del -pie, en memoria de la caida
de Belerophonte , cuyo caballo Pegaso se par-
tió la uña al caer. E l Abate Belley , que escri-
bió algunas reflexiones sobre la historia de la
Ciudad de Tarso , confirmando esta opinión ,
que tiene por la mas probable , nota que las
raices de estos dos nombres Tharsis , y Tarso,
son del todo diversas ( 1 ) . De aqui se infiere
que la navegación de los Tyrios. y Hebreos á
Tarso de Cilicia está, no solo destituida de fun-
damento , sino también de toda verisimilitud.
N o tiene mejor apoyo la opinión del Abu-
lense y de Bochart, quienes establecen los l í -
mites de Tarsis en la India (2). Causa admira-
ción que el sabio Francés , que habia demons-
tradlo tan ingeniosamente , y con sólida y co-
piosa erudición la situación de la antigua T a r -
sis en la Bética, y cerca del Estrecho de Cádiz,
refugio de los Fenicios, que huían de los gol-
pes formidables de las espadas de los Israelitas
a la conducta de Josué , establecimiento de
sus mas célebres y antiguas Colonias, empo-
rio el mas famoso de los negociantes de T y r o ,
manantial de los metales preciosos , y de to-
das las riquezas de la Fenicia : causa admira-
ción , digo , que después de todo esto imagi-
ne otra Tarsis en Oriente , movido de que la
vuelta de el África era entonces imposible ( 3 ) .
Este Autor ha esparcido en sus obras muchos
rasgos de su mal aféelo á la nación Española.
N o pienso hacerle injusticia , sí sospecho que
Mm 2 es-

(ij. Belley Obsefvat'w/is sur L' Kis- "Ph.de?. L. 3. cap. 7 . col. 1 7 1 .


1<¡lre de Ir. TILLE
DE TISRSE. pag. 543. (j) Bochart cit. PHALEG. Praf. pag.
(_zJ Bochare GEOGIATH. SICT*. I'.l. 3 ? . y I.3 cap.7. desde la col. 1 6 6 .
278 ILUSTRACIÓN V I I I .
esta aversión pudo borrar la memoria de sus
proprios y sinceros sentimientos, y movió su
pluma a la formación de su nuevo sistema de
una Tarsis Oriental, desconocida de los an-
tiguos.
I I I . Refutadas las referidas opiniones, no
se nos presenta otra Tarsis á donde pudiesen
hacer vela las flotas de Salomón sino la Espa-
ñola. Goropio Becano se atribuye el honor de
haber sido el primero que dio esta gloria á la
España ; pero antes de él propusieron esta opi-
nión algunos célebres Escritores ( 1 ) ; y mas
recientemente otros muchos , particularmen-
te el docto Obispo de Avranches ( 2 ) . E n otro
lugar hemos demonstrado que los descendien-
tes de Tarsis , nieto de Japhet, poblaron pri-
mitivamente la España , y dieron el nombre
de Tarseya á la Bética , al rio Betis , y á va-
rias Ciudades de aquella Provincia , entre las
quates (como atestigua el docto Árabe Rasis
Almanzor ) á las orillas del Guadalquivir , ha-
bía una á dos millas de Córdoba que conser-
vaba el nombreprimitivo incorrupto dcThar-
sis (3) Bochart afirma que Polibio no solo lla-
mó Tarseya aquella parte de España , sino
atestiguó también haber leído una lámina de
• bronce escrita de Aníbal, en la qual aquel Ge-
neral Cartaginés nombra á los Ther sitas entre
los pueblos que conduxo de la España á ej
África. De aquí colige aquel Francés, que el
nombre Tarteso con que Strabon y otros lla-
man á la Bética ó Andalucía, debe ser una
cor
(?) Véase la %<¡pa»a primitiva n.í.
la fenicia num. 57. Pineda cit. §. 3,
SOBRE LA E S P A Ñ A F E N I C I A . 279
corrupción del vocablo mas antiguo Tars.?ya 3

ó Tharseyo ( 1 ) . Erró Mariana pensando que el


nombre de Tharsis no convino primitiva-
mente á España, sino á Cartago ó á Túnez (2).
Este célebre Historiador se fundó en S. Geró-
nimo , quien , como diximos poco antes , lia--
mó Cartagineses á los Fenicios Tarseyos, ó
Andaluces , confundiendo estos dos pueblos,
conforme lo hicieron otros Escritores mas an-
tiguos. Cierto es , que esta Tarsis Africana no
se encuentra en la antigua Geografía ; al con-
trario , la Española la oimos freqüentemente
con el nombre de Tarteso en la boca de los
autores Griegos y Latinos. De ella hacen men-
ción Estesicoro , Eratostenes, Anacreonte, He-
rodoto , Strabon, Dionysio Alexandrino , Sa-
lustio , Cicerón , Plinio , Pomponio Mela , Si-
lio Itálico , Arriano , Estevan de Bisanzio,
Claudiano (3).
I V . E l Salmo setenta y uno de David sub- Profecía de
ministró á Pineda una ilustre prueba á favor ™ * l D a l u c

de la Ta rsis Española de Salomón. Vaticinaba ta opinión,


el Profeta las glorias de su hijo, y agitado del
Estro divino, dixo : El dominará desde el mar
hasta el mar , y desde el rio hasta los últimos
límites de la tierra : d su presencia se pos-
trarán los Etiopes ; los Reyes de Tarsis ,y las
Islas le ofrecerán sus dones , / los Reyes Ara-
bes y de Sabá le enviarán presentes ( 4 ) . E l eru-
dito Sevillano colige déla paráfrasis Caldea,
de Theodoreto, y de otros expositores , que las
Islas insinuadas por David son las Gaditanas
del
( 0 BochartGeographU S«fM.p.t» (i) Véase Pineda Ve rebus Sale-
Thaleg , 1. 3. c. 7 . col. 1 7 1 . minls. L. 4. c. 14. §. z. p. 1 8 7 .
{z, Mariana De rcbus VínjA'M. (4) Salmo 7 1 . y. 8. 9.10.
1 . 1 . c 1 . p. 108. i o s .
a8o ILUSTRACIÓN vnr.
del Occeano , y que según este Santo Profeta,
el nombre de Salomón había de ser famoso
desde el mar Oriental de la India hasta el Oc-
cidental de la España , y desde el rio Eufrates
hasta el Estrecho de Cádiz , último término
del mundo en la geografía antigua ( i ) . Me pa-
rece ver descritas en el citado vaticinio las
regiones, de donde las flotas de Salomón trans-
portaron los inmensos tesoros a aquel gran M o -
narca. E l Profeta Real nombra solos tres paí-
ses , la Arabia feliz , la Etiopia , y Tarsis. Las
flotas partian de Esiongabér, y dirigían el rum-
b o por las orillas de Arabia hasta G o a ; y to-
mando la derrota desde el mismo puerto acia
las Costas de Etiopia , siguiendo toda el Áfri-
ca , tomaban tierra en Tarsis de España.
Los textos V. Todos los pasages de la Escritura san-
delaEscriíu- ta que hablan de Tarsis , convienen admira-
d^Tars'scon ^ ^ * España , ni hay país alguno fue-
e r a e n t e a a

vienofá E s
r a
^e región , a quien se puedan adoptar,
e s t a

paña. Esta prueba , que no la hallo en los defenso-


res de nuestro sistema , me parece la mas con-
vincente de todas. Ezechiel nos describé á
Tarsis como un asiento de los principales ne-
gociantes Fenicios , de donde se transportaban
los géneros de España , principalmente la pla-
ta , hierro , plomo , y estaño a el famoso puer-
to de Tyro , á donde con la llegada de los na-
vios mercantiles se celebrábala magnífica fe-
ria (2). 1A qué país del mundo se puede apli-
car mejor esta relación que a la Bética ó An-
dalucía , emporio mas antiguo de los merca-
deres Fenicios , terreno en aquel tiempo el
mas
(:) Pineda 1. cit. 4. c. 14. S. 1 . W Ezechiel cap. 1 7 . y. 1 1 .
pag. i S ¿ . 1 8 7 .
SOBRE LA ESPAÑA F E N I C I A . 281
más célebre por la abundancia y calidad de la
plata , único país que antiguamente proveía á
los demás de estaño? Isaías llama á T y r o hija
de Tarsis ( 1 ) . N o se puede imaginar otra T a r -
sis con igual derecho al título de madre de
T y r o como la España , origen de las grandes
riquezas, que llenaron de esplendor , e hicie»
ron respetable aquella Ciudad. El Profeta lla-
ma d Tyro hija de Tarsis por los tesoros de la
Bética y de África , que la enriquecieron, dice
Monseñor Huet ( 2 ) . Las navegaciones á Tarsis,
cuya mención expresa se halla en la Escritura
santa, son tres: dos desde el mar R o x o , que fue-
ron las de Salomón y de Josaphat, y una des-
de Joppe, puerto del Mediterráneo á donde se
embarcó Jonás (3) (*). Es pues necesario , que
Tarsis sea un puerto á donde se pudiese ir por
mar , asi desde la Palestina, como del golfo
Arábico, Zarpando las naves de los puertos de
la Palestina , pueden arribar a Tarso de C i l i -
cia , y á Tarsis de España ; pero no á la India,
donde la imaginó el Abulense , sin dar una
vuelta desmedida , la qual se fingirá sin nece-
sidad , pudiéndose hacer el viage mas cómodo
y corto desde el Eritréo. Desde este último
golfo se pueden tomar las derrotas para la In-
dia y para España ; pero no para la Cilicia.
La Tarsis de la Bética es la única de situación
mas proporcionada para viajar á ella desde J op-
pe,
(1) Isaías cap. 1 3 . v. 1 0 . 3 Tarse de Cilicia; pero no lian ob-
<i) Huet De nnvigathmbus Salo- servado que la Escritura santa nos d ¡ -
niónis, cap. 3. n. 9. col. 1 5 1 4 . ce que.Jonás entró en la nave para
(3) Lib. 3. Reg. cap. ro. v. n . huir acia el Occidente á Tarsis, s¡-
Paralipom. L. 2.. c. 1 0 . v. 36. Jonae tuacion de la España respeflo de Jop-
cap 1 . v. 3. pe , quando Tarso de Cilicia está al
(*) Algunos sabios han pensado Neite de aquel puerto,
que este Profeta se embarcó para ir
282 ILUSTRACIÓN vm.
pe , y desde el mar Roxo , sin. las grandes di-
ficultades ni rodeos que se encuentran en otros
rumbos y derrotas.
. Las Flotas VI. Mas ¿por qué las flotas de Salomón
^arr/f délos ^ ^ ^ España partían de Esiongabér y no
U e a n

puertos del ^ alguno de los puertos del Mediterráneo,


£ e

marRoxo,no de donde hacían vela los marineros Fenicios,


del Medker-c o r n o se deduce de la historia de Jonás, y
provee'rsede desde donde la navegación era mucho mas
las mercan- corta y fácil ? Esta dificultad sorprehendió
dia delA" ^ ^
Sd o s
^ ^ fiebres Autores del gran
n i m o s e os

fricad Diccionario Encyclopédico : quedaron asusta-


dos y suspensos. Les pareció que la Escritura
santa no podía decir , sin una contradicion
manifiesta , que la flota de Salomón tomó el
rumbo á Tarsis desde un puerto del mar Ro-
x o , y que la nave de Jonás había partido del
Mediterráneo. Este temor les hizo establecer
dos puertos para las flotas de Salomón. Esion-
gabér era el fondeadero de la de Ophir: Joppe
en las Costas de Palestina de la de Tarsis. Qui-
sieron mas hacer esta distinción contraria á Ja
Historia divina, que dar lugar , dicen , d una
contradicion, de la qual no se sabe cómo salir ( 1 ) .
Pero ¿qué contradicion es esta? ¿_qué dificul-
tad hay en que las naves desplieguen sus ve-
las al viento en diversos mares para viajar a
un mismo puerto? Los baxeles del puerto de
Cavite montando el Cabo de Buena-Esperan-
za,y los del Callao montando el de Hornos, han
aportado a Cádiz ; y tomando la derrota desde
esta bahia pueden navegar a aquellos dos tér-
minos opuestos , y á otros varios. Salomón
debiendo preparar un arsenal, lo mandó sa-
bia-
(«) Eag/clipéáie. T XVI. art, Thtrsis pag. 10?,
SOBRE LA ESPAÑA F E N I C I A . 283
biamente construir en el mar R o x o , y no en
el Mediterráneo/Del golfo Arábico iba fácil-*
mente una flota á la India : la otra que partia
á España-, es verdad que habia de dar una
vuelta dilatada al circuito, del África ; pero
fuera de que Salomón pensó unir en un puer-
to estos dos comercios, noticioso también de
los inmensos provechos que sacaban los F e -
nicios en estos viages siguiendo las Costas tier-
ra á tierra , era su proyecto aprovecharse a
participar de ellos.
VII. Efectivamente las mercancías que tas merca-
cargaban las flotas de Tarsis eran de África y derías que
España. Las barras de plata, que era el pro-, ^"flota^de
vecho principal , los oficiales las sacaban sin Tarsis eran
duda de la Bética , famosa en aquellos tiempos produóiosde
por las minas abundantes de aquel metal, según ^ptisu
el testimonio de los antiguos Escritores. Lo de-
más de la carga consistía , según elAutor Sagra-
do , en oro , marfil , monos , y pavos : Joseph
Hebreo añade esclavos de Etiopia ( 1 ).De todos
estos géneros se podían proveer .abundante-*
mente en el África , y alguna parte podían
también sacar de España. E n la Ilustración
V i l . hemos hablado del oro de Sofara ó So-
fala (.2) ; y del oro de España tenemos los tes-
timonios , no solo de los Autores profanos,
sino el irrefragable de la Escritura ( 3 ) . El mar*,
íil se halla en la Costa que llaman de los Dien-
tes , á donde los elefantes son mas comunes que
en ninguna otra parte j y aunque es verdad
Nn que

•ti) l~ 5. Reg.cap.TO.T.II. Pat4» iñae. L. 8. c. 7. p. 4J-?.


lip. I. 1. cap. s. v . 11. Flavio J o - (1) - Ilustración 7. nüm.
eph Optra emmat, I. Aai'nmt, (3) . Lib. 1 Macbab. cap. 8. T . ) ,
284 ILUSTRACIÓN v n r .
que los antiguos celebraban el marfil de l a l ñ -
dia :' la flota de Salomón se proveía del de
África , porque los Tyrios , que le servían de
guias , tenían mas. empeño y placer de : reci-
birlo porimáno . deolosHispano-Fenicios sus
aliados y hermanos ¿;que de?los Indianos des-
conocidos ; ó porque de los dientes de Elefan-
te de las Costas Africanas se tenían, noticias
mas exactas-;en<:'k; Palestina ^ siendo verisímil
que.loa Fenicios íhíeiesen¡ mas > tráfico y! negó-,
ció del marfil Africano , que del de Asia.: Por
lo que miraá dos monos se halla gran can-
tidad de'ellos.en el monte de Gibraltar, y los
antiguos conocieron los de Egypto, de la Et-ió^
pTá ,¡Libia;;.y Mauritania. Hacen mención de
ellosíHerodoi'o ,íEstrábon , Plinio:» Soliho ,
Estevari de¡ Bisanzio , Anastasio Sinaita , y par-
ticularmente Posidonio testigo de vista ( 1 ) .
Los pavos de Tarsis ó eran de los que .cono-
cemos baxo del nombre de pavos reales., como
es muy probable ; ó de los que antiguamente
llamaban gallinas Africanas ó de la Numidia;
las flotas de Salomón los podían coger á su
Vuelta , pues aquellos animales con-facilidad
se encuentran en las Costas de África. Final-
mente todos ven que los.esclavos Etiopes, de
los quales habla el Historiador Hebreo , solo
en África' se podian coger (*). E n suma , to-
••• . das
(1) Véase Pineda De rebus Sak-
rnh-ais. L. 4. c. 1 7 . § 1 . p- n 8 J
.'(*) Es bien sabido el tráfico mó-
;
ris.,.esto e s , conchas blancas, que
derno de los esclavos de África. En .sirven* de moneda, y'para hacer
la Costa de Angola se hacen las fe'. •• brazaletes , y collares. A,, veces los
rias principales, y su objeto de iría- hijos venden á su padre por algu-
yor aprpcio es la venta y comercio ñas navajas ó bagatelas. Causaría me-
de Negros, que se vienen a corn- nos horror s¡ solo se vendiesen los
prar para llévanos a América , á fin prisioneros hechos en una guerra
de que cultiven la tierra. Una n a - justa.
SOBRE XA ESPAÑA FENICIA. 285
das las mercaderías que , según la narración de
la..sagrada EsG'ritUí-a^cárgaiban: los .baxeles -de
Hirám y de Salomón en los viages , que ha-
cían de conserva a Tarsis, abundan en aque-
llas regiones que iban costeando desde el mar
Roxo á Ja Bética. De. todo l o jdicho ¡se;c©lige,
a mi juicio , con evidencia , que la opinión de
lps que colocan» á Tarsis en la ¡España -Bétb
ca ó Andalucía , no solo es la mas verisímil
y mas fundada ,. sitio-la única que se puede
defender sin hacer violencia á los pasages de
Ja Sagrada Escritura. v¿ '[':•'• :y:".

N112 LI-
LIBRO QUINTO.
I T i U § T R A € I OH E S

SÓBELE - L A / E S P A Ñ A GRIEGA.

I L U S T R A C I Ó N I.

HOMERO NO ESTUBO EN.-ESPAÑA. .

Homero, na !• ¿£*L Autor incierto de la vida de H o -


á Italia, mero asegura que este Poeta insigne en c o m -
vino
como piensa p fj( ¿ mercader navegó desde la T i r -
Tiraboscnu
a
.
a e
,
u n
r
, T . , . v T
f e
. N

rema , y de la Iberia acia a Itaca ( i ) . Esta re-


lación da á la Italia y á la España el honor de
haber aloxado al príncipe de la Poesía Griega.
Se alega a favor de Italia la autoridad de H e -
ráclides Póntico, y en pro de España la de Pau -
sanias. E l primero asegura que consta del testi-
monio mismo de Homero, como él, perdida la
vista , hizo el viage de mar desde un puerto de
la Tirrenia d Cefalonia , y d Itaca (2). El se-
gundo atestigua que Homero , pobre y ciego, ne-
cesitado d ir mendigando casi por todo el mun-
do,... emprendió un viage hasta d los ÚIHA
píos confines de la tierra ( 3 ) . Los historiado-
res Italianos modernos , apoyados con estas
autoridades, no lian dudado de la venida del
fa-
(1) "Anónimo De genere vitaque f?) Pausanias GtxcU tescr'iprio.
Bameri Libellus. p. 794. I . 1. Cor'mihiica sap. 3 3 . pag. iS?.
(1) Heráclides Póntico De Ptl'mh y l i b , 1 , Afilia , cap. 1, p ^ £ ,
í&ulo C Í F W e a w r » » , p*g. jo» } i .
ÍOBRE L A EsPAK'A G R I L G A . 287
famoso Poeta a. la Etruria. D e éstos; los dos
mas célebres Monseñor Guarnacci, y el Caba-
llero Tiraboschi la han adoptado con el-ma-
yor empeño ( i ) . Es bien estraña la crítica ó
lógica , de que se valen para hacer gloriosísi-
m o aquel viage a su nación. Guarnacci no
trae otro testimonio fuera del que hemos ci-
tado arriba del Escritor de la vida de H o m e -
ro ; pero no tiene la advertencia de examinar
que fe merece un Autor anónimo. D e lo,que
este escribe puede resultar alguna gloria á la
Italia : esto basta para contentar la crítica poi-
co melindrosa del Historiador de los Orígenes
Itálicos. E l Señor Tiraboschi es mas circuns-
pecto , y ostenta un ayre de censura mas seve-
ra. Según este Literato , el Escritor de la vida
de Homero carece de autoridad , y solo cita
por garante del viage del Poeta á Italia á Herá-
clides Póntico 3 pero añade , que Heráclides
no es de una antigüedad tan remota como se
requiere , para que su testimonio sea seguro , 1?
incontestable. Hecha esta salva , parece que el
Escritor de la Literatura Italiana iba á refutar
aquella opinión. Sin embargo , sigue el pare-
cer de Guarnacci y demás Autores modernos
de su nación. Observa que Heráclides cita al
mismo Homero , y esta circunstancia es de
tanto peso en su crítica , que dando a. aquel
Autor toda la fe de que antecedentemente no
era digno , concluye que parece -no poderse ne-
gar que Homero estubo en Etruria. Fuera de
esto : ambos Escritores no satisfechos de haber
establecido el viage del Poeta ¡Griego a Italia,
apo-
to Guarnacci Oñgm'i Jfííícíe ;T.I. ría dtlla LetterMura Italiana. T . I,
I . t . cap. 4. p. 213. Tiraboschi Sta- p. i . n. 30. pag. 67. C.
288 ILUSTRACIÓN I.
apoyados con fundamento tan débil , preten-
den toda la gloria y honor posible a su na-
ción. Esta es (dicen) una prueba la mas ilus-
tre de la cultura antigua de los Etruscos , los
qual es en aquel tiempo debían ser hombres
sabios y yerbados en las ciencias , u h pueblo
capaz de instruir, á Homero en muchas mate-
rias, i Qué motivo pudo inducir á aquel Poe-
ta a. transferirse á la Etruria , sino la esperanza
de nuevos conocimientos , con que ilustrar
sus Poemas? ¿A. donde , sino en Toscana.,
pudo aprender lo que escribió del Acheronte,
del A v e r n o , y de otras fábulas semejantes del
gentilismo ? Asi discurren Guarnaccl y Tira-
boschi. E l Prepósito G o r i , citado por el His-
toriador literario , piensa del mismo modo , y
el Señor Girü Minervino , á quien cita Deni-
na , ha llegado al exceso de darle por patria el
Reyno de. Ñapóles ( i ) .
Noloins ^ ^
o n
' de estos célebres Escri-
c e n c a

truyeron los lores haré algunas reflexiones acerca de la ius-


Euuscos. truccioncme el Príncipe d e los Poe'tas Grie-
gos pudo recibir 4 e los Etruscos. Y o no me
empeñaría á tratar de esta gloria , que se quie-
re dar á la Italia , sino por ser también común
á la España. N o quisiera que los Españoles con
igual derecho que los Italianos á la venida de
Homero a su patria, tubiesen también la v a -
na pretensión de haber sido sus maestros. E n
la hipótesis del viage de Homero á Etruria,. y
de haber estado de asiento en ella, nada se i n -
fiere en favor de la cultura de los Etruscos. E l
Poeta pudo venir para aprender ; pero también
pa-

(i) Gori en el lug. clt. de Tita- tetina ¿ella Xjttcl*. T, I. 1.1. cap.
boschi. Denina Historia ptliticaé ttt- p. M - r
SOBRE LA ESPAÑA GRIEGA. 289
para enseñar ; y aun pudo hacer el viage por
otros fines diversos, sin ánimo de abrir escue-
la-,- ni de consultar con los sabios. Si se qui-
siere establecer que el Poeta Griego viajó para
adquirir mayores luces, y enriquecerse de nue-
vos conocimientos, se deben probar dos co-
sas: la primera, que la Etruria era capaz de ins-
truir á Homero: la segunda, que este Poeta ne-
cesitaba de la instrucción de los Etruscos. Ho-
mero era natura! del Asia menor , freqüentada
y habitada de muchos Fenicios , hombres cul-
tísimos , aplicados con particularidad á la Poe-
sía /maestros en gran parte de la mythología y
cultura Griega , y asi no necesitaba de salir de
su país para ser Mythológico y Poeta. Ea Etru-
ria entonces aun bárbara y grosera, no había
adquirido suerte alguna de cultura. Los m o -
numentos que trae Tiraboschi en favor de Ja
Poesía Etrusca , no la .prueban mas antigua que
la fundación de R o m a , un siglo posterior á
Homero ( 1 ) . Es evidente, pues, que los Etrus-
cos no eran capaces de instruirlo en la Poesía;
mucho menos en otras ciencias, comenzando
la cultura de los pueblos regularmente de aque-
lla-Arte. Efedtivamente , Strabon * hombre
juicioso , afectísimo á Homero ^asegura que
este, recibió muchas luces de. los Fenicios ; pe-
ro •nada¡dice de- los Etruscos; Las noticias que
aquellos le comunicaron de los felices terrenos
de España , le :excitaron. la especie, dice el
Geógrafo G r i e g o , de ;colocar i n nuestra pe-
nínsula los campos Elisios, y el Averno ( 2 ) .
*r • '•• ••. • - ¿.Con

( 1 ) Tirabosc hi Sforla ielU Lette- (1) Strabon T. 1,1. i. p. ?• y 1.3.


rmura Italiana. T . J . p . i. num. i j .
r

pag; 60. Ci. ,. , • .{


zyo ILUSTRACIÓN T.
¿Con qué razón pretenden los modernos his-
toriadores Italianos , que el Poe'ta aprendió es-
tas ideas en Etruria , sabiéndose que es deudor
de ellas á los Fenicios? ¿Por qué se comete
el anacronismo de suponer ,.que los Toscanos
lo instruyeron, mientras estos pueblos no se
habían aun despojado de su antigua rudeza y
grosería? Con mas verisimilitud pudieran atri-
buirse este honor los pueblos de la Bética 6
Andalucía , siendo cierto que adquirieron las
artes de los Fenicios seiscientos años antes del
nacimiento del Poeta Griego. Con todo , los
historiadores literarios de España aunque natu-
rales de esta Provincia con una moderación
digna dé la imitación de los literatos de Italia,
se opusieron con muchas reflexiones críticas
a los Ingleses autores de la historia universal,
que con mucha facilidad honraron á la Espa-
ña de la presencia de aquel Poeta ( 1 ) . Si Jos
Italianos se pudieran gloriar de haber contri-
buido á la instrucción de Homero ; n o solo
los Españoles , sino todos los pueblos del
mundo pudieran pretender alguna parte en
esta gloria ; pues sabemos por el testimonio
de Pausanias, que viajó mendigando por casi
toda la tierra.
N o viajó á I I I . Pero cierto es , que él no hizo via-
T o s c a n a n i a ge de ninguna suerte ni á Toscana , ni a E s -
Espana. a a p f\ . Acerca de la Toscana me atrevo á decir,
que Eráclides no habló de la Tyrrenia Italia-
n a , sino de la Griega ; pues.este Autor tratan-
do de los usos de muchos pueblos baxo d e
títulos particulares, solo hizo mención de las *
cos-
co Mohedano Histeria "BuraA» 1 4 Í . 1 4 7 . jrf.i, Discrt, t . p. l.f.y.
¿s £íjv¡».j.T.II.p.i. 1.4, num. 1 1 . p. p. iti. i 8 t .
S O B Ó L A ESPAÑA GRIEGA. 291
costumbres de la Grecia , ó de sus'Colonias.
Creíble es que Homero hiciese algún viage
pequeño desde la Tyrrenia del mar Egéo á las
Islas cercanas de Itaca , y Cefalonia ; pero es
inverisímil que un pobre ciego viniese a la
Toscana , y caminase casi todo el mundo men-
digando, como añade Pausanias. La España no
tiene mayor derecho á esta gloria que la Tosca-
na. Pausanias floreció al principio del segundo
siglo Christiano ; esta gran distancia que halla-
mos entre este Autor y Homero., no nos per-
mite darle fe en una relación inverisímil,
y contraria á las demás noticias que tene-
mos de aquel Poeta. E l Escritor anónimo
de su vida tampoco se puede presumir de
lina antigüedad superior a l a de Pausanias ,
pues no lo conoció Strabon , el qual tomó el
mayor empeño á favor del Poeta, y deseó i n -
formarse de todo quanto le pertenecia. Fuera
de esto: el primero de los dos autores no dixo
que Homero pasó á España , ni le atribuyó
ningún viage hasta a\ ¡as últimas tierras,
aunque lo entendieron asi los históricos I n -
gleses , y los autores poco antes citados de
la Literatura Española. Cierto e s , que de esta
suerte se lee en la versión latina de Rómulo
Amaséo, cuyas palabras he referido; pero el
texto original de Pausanias solo dice que Jos
viages de Homero fueron hri ¿¿¿«pÓTarav, que
significa no in ultimas térras sino in longissi-
tnum, esto es a -países , muy distantes , siendo
aquel un superlativo de fiaupcg , que quiere
decir longus b largo. Strabon , que tomó a
pechos la defensa de la ciencia geográfica de
Homero , no dice, ni supone que viese Ja E s -
paña } solo atestigua que recibió sus noticias
Oo de
292 ILUSTRACIÓN I .
de los Fenicios. En suma, carecemos de sóli-
dos fundamentos, con que poder afirmar el
viage á España del Príncipe de la Poesía Grie-
ga. Y o creería hacer una injuria a la nación
Española , cuyas historias llenas de glorias no
tienen que envidiar a ninguna de las demás
naciones ilustres del mundo , si pensara lison-
gearla con el oropel de una gloria fantástica
y poco segura.

ILUSTRACIÓN II.

ES INCIERTO QUE LICURGO


viajó d España.

Testimo- L ^^Lutarco , que floreció en los últi-


mo del viage mos años del siglo primero Christiano , en la
£^'í" r § 0
vida que escribió de Licurgo dice asi: No
a

me acuerdo que ninguno, fuera de Aristócra-


tes Espartano , hijo de Hipparco, haya afir-
mado que Licurgo corrió toda el África y Es-
paña , y pasó d la India , donde trató con los
Gimnosofistas (1). Estas palabras de este céle-
bre Filósofo de la Grecia han dado todo el
fundamento para atribuir el viage de España al
insigne Legislador de los Lacedemonios.
>n I I . Pero se ha de observar, que Plutarco
Razones „ . , ' , 1

contrarias, es un Escritor de tiempos muy remotos de


la edad de Licurgo \ fuera de que da princi-
pio a la'vida , atestiguando que las noticias
que ha podido adquirir , son todas dudosas
por la suma confusión y variedad con que
las han escrito los antiguos. A mas de esto,
los Griegos de Europa tardaron mucho mas
que
(1) Plutarco Opera T . I. tymrgus. pag, 4 1 .
SOBRE I A ESPAÑA G R I E G A . 293
qu e los Asiáticos en emprender largas y di-
lata das navegaciones , y particularmente los
de Esparta tenían poca inclinación á la náuti-
ca , y parece que carecían dé ideas de comer-
cio marítimo. Las naciones acreditadas , y
que merecían el concepto de cultas entre
los Griegos , eran el Egypto , la Fenicia ,
y Otras mas Orientales. Creíble es que Licur-
go buscase la instrucción , y adquiriese ideas
de legislación entre aquellos pueblos famosos
por su ciencia ; pero no es probable , que se
dirigiese a los pueblos de Occidente , los qua-
les no habian esparcido ningún rayo de luz
sobre la Grecia.
III. N o obstante , se puede observar , que Ramones a
el garante del viage de Licurgo á España es ^ * avor

Aristócrates , mas antiguo que Plutarco , y na-


tural de la misma patria del Legislador Lace-
demonio. Ninguno mejor que un Escritor
Espartano podía informarse de todo lo que
pertenecía á Licurgo : ni la vanidad debia in-
ducirlo á fingir un viage , del qual no se con-
cibe qué género de gloria se derive á los de
Esparta. Es verdad que estos no eran peritos
en la mar, ni conocian las Costas de España;
pero Licurgo pudo navegar en alguno de los
baxeles Griegos ó Fenicios, que iban a esta
región , y la fama constante de aquellos tiem-
pos (como se colige de los poemas de H o m e -
r o ) ( 1 ) de la suma felicidad de los Españo-
les , pudo inspirarle la determinación de e m -
prender aquel viage. Otra prueba de él se pue-
de sacar de lo que escribe Strabon.- Se cuenta^
dice el Geógrafo Griego , que algunos Lusi-
Oo 2 ta*
(I) Véase la Ilustración i . sobre la España Fenicia n u m . t.
294 ItUSTlACION I.
taños de las vecindades del Duero , *oivén se'
gun el uso de los Lacedemonios ; se ungen dos
veces cada dia , se calientan con piedras encen-
didas , se lavan con agua fria , y se alimen-
tan con un solo género de comida con limpieza
y frugalidad ( i ) . Sabemos que en aquellas par-
tes de España no se estableció ningún pue-
blo extrangero antes que los Romanos : de
aqui se pudiera inferir que Licurgo pasó \
aquellos reynos , y que el asiento que hizo
en ellos dio el origen a estas semejanzas. Si
se verificó el viage referido , no es inveri-
símil que los Lusitanos tomasen algunos usos
de Licurgo , ó este Legislador los tomase de
aquellos pueblos. Los usos que pudo apren-
der Licurgo de ungirse , lavarse , calentarse
con las piedras encendidas , y la frugalidad y
limpieza en la mesa , no son agenas de la sim-
plicidad de un pueblo , que no ha tomado
aun ni instrucción , ni costumbres extrange-
ras. N o obstante , yo me persuado que no era
menester el viage de Licurgo para que los Es-
pañoles occidentales y septentrionales pudie-
sen recibir varios usos de pueblos diversos:
los Fenicios Gaditanos que viajaban , costean-
d o aquellas riberas acia las Casitérides, y Jos
Griegos que abrieron el comercio desde e l
Mediterráneo por el rio Ebro hasta las cer-
canías del Occeano Cántabro, pudieron intro-
ducir entre aquellos pueblos no pocas de
sus costumbres. Las razones alegadas, y las re-
flexiones que hemos hecho , prueban que el
viage de Licurgo á España es un objeto pro-
blemático.

<t) Strafeon íterjém ¡eograpWcarítr». f. 1.1. 3. pag, 1 3 1 .

ILUS-
¿95

I L U S T R A C I Ó N III.

HISTORIA DEL ALFABETO


Griego.

I. jLáO primero que debemos establecer El Affabe-


en la historia del Alfabeto Griego es su ori- to Griego tu-
gen. El Señor Carlos Denina , á quien ulti- ^ ¡ o X t ó S
mámente Federico , Rey de Prusia , hizo el duda sin ra-
honor de llamarlo á la corte* de Berlín con el > zon

título ilustre de Historiógrafo , se veia preci-


sado , mas que ninguno otro , a investigar este
asunto , quando con grande aparato , y expec-
tación de la Italia emprendió la Historia po-
lítica y literaria de la Grecia. Pero este sabio
ha,omitido el examen de esta materia , como
dé otras muchas; contentándose de esparcir
muchas dudas superficiales acerca del origen
Fenicio de la escritura Griega , siguiendo las
huellas de quien ha dudado también como él,
movido solo del deseo vano de novedad ( i ) .
Los fuertes argumentos (asi los llama) que
. lo induxeron á abrazar el Pirronismo en es-
te asunto son tres: primero , que los Griegos
hasta los tiempos troyanos solo tubieron diez
y seis letras ; y los Fenicios hicieron siempre
uso de veinte y dos. Segundo : los Griegos se
valían de c@nsonanr.es y vocales; y los Feni-
cios solo conocían las consonantes , como los
Hebreos. Tercero , estos escribían comenzan-
do de la derecha á la izquierda ; al contrario,
aquellos de la izquierda á la derecha. Mas
¿quién

ii) Deniríá Sima fol'it. i la- 1 1 . pag. \\S,


ttr. MU GmU. T . I. 1. i . c .
296 ILUSTRACIÓN ir.
¿quién ha dicho al Señor Denina que los Fe-
nicios tubieron siempre veinte y dos letras?
¿En qué autor ha leido esta noticia ? Y o ten-
go por mas probable que el Alfabeto Feni-
cio fue informe en su primer origen , y que
se fue aumentando sucesivamente hasta llegar
á su última perfección. Pero hagamos la hi-
pótesis contra todas las noticias de los anti-
guos , que el Alfabeto Fenicio desde los prin-
cipios se compuso de veinte y dos letras.
I N o pudieron los Griegos omitir seis que no
se avenían con su modo de pronunciar , y
hacer uso de solas diez y seis? Luego Ja prime-
ra razón de Denina no prueba un origen di-
verso de los dos Alfabetos. En segundo lugar;
¿ con qué fundamento se apoya nuestro H i s -
tórico para asegurar que los Fenicios en sus
escrituras primitivas no exprimían las voca-
les? ¿Ha visto alguna de ellas? ¿Ha leido al-
gún Autor antiguo que lo atestigüe? Aristó-
teles y Plinio , los quales han hecho mención;
de las diez y seis letras que introduxo Cad-
m o en la Grecia , nombran particularmente las
cinco vocales A E T O U ( i ) . Mario V i c t o -
rino , y otros Escritores citados por el A n ó -
nimo adversario de Montfaucon ( d e quien
volveremos a hablar) cuentan entre las pri-
mitivas letras Fenicias , á lo menos las quatro
•primeras vocales (2). Es pues evidente , que
según las historias , los antiguos Fenicios e x -
presaban las vocales en la escritura. ¿Para qué
tanto empeño en hacer mil congeturas contra
la

(r) Plinio y Aristóteles citado


por aquel, Histeria ti&turaüs. T . I . Laeimrum liticrls,p. $ í r , j í j . j í í .
I. 7 . cap. f í . pag. 4 1 1 .
SOBRE LA ESPAÑA G R I E G A . 297
la certeza de un hecho histórico? Las ins-
cripciones Fenicias que nos quedan sin v o -
cales , son muchos siglos posteriores a la edad
de que hablamos. Los puntos que usan los
Hebreos en v e z de aquellas son también i n -
vención mucho mas moderna. Algunos-atri-
buyen su origen a dos sabios Rabinos del si-
glo undécimo Christiano , Ben-Ascher de Pa-
lestina , y Ben-Nephtali de Babilonia : otros k
los Masoretos de Tiberiades del siglo sex-
to : y varios finalmente á la gran Sinagoga de
la edad de Esdras , quatrocientos cincuenta
años antes del nacimiento del Salvador. E n
qualquiera de estas opiniones , los puntos apa-
recen siempre posteriores , á lo menos , mil
años al insigne Caudillo del pueblo de Dios
M o y s é s , y al célebre Cadmo de los Fenicios.
Estos dos Escritores no teniendo conocimien-
to de los puntos , necesariamente debian hacer
uso de las vocales ; de otra suerte sus escritu-
ras no podían ser inteligibles, pues todos los
idiomas resultan de vocablos compuestos de.
las mismas consonantes sin otra variedad que
la de vocales diversas. Por exemplo , en la
lengua Italiana, Mosé y Amos se escriben con
las mismas consonantes M. S. Si uno escribie-
se estas dos letras sin alguna v o c a l , ó sin n o -
tarlas con algunos puntos ú otra señal, ¿cómo
entenderíamos que se quería nombrar antes
bien el Profeta A m o s , que el Legislador Moy-
sés ? N o disputemos acerca del número de las
vocales de los Hebreos. Hay quien les atribu-
ye solas tres: als-ph , jod , y vau , algunos les
dan quatro ; y por ventura tienen seis. C i e r -
to es que este pueblo las tiene , y antes de
la invención de los dos puntos, era necesario
que
298 ILUSTRACIÓN ir.
que las expresasen en la escritura. Los copian-
tes habrán comenzado á omitirlas por abre-
viar. Los sabios y zelosos Rabinos para e v i -
tar la confusión originada de este desorden,
tomarían sin duda el expediente de suplir la
falta" de ellas con algunas pequeñas líneas , 6
con puntos. A los principios se usaría de este
suplemento en los vocablos, que producían
la confusión por la semejanza de las conso-
nantes , que los formaban ; después se habrá
introducido en todos para facilitar la lectura.
E n esta hipótesis , que me parece la mas v e -
risímil de todas, se' concuerdan muy bien las
diversas opiniones de los autores acerca de la
época de los puntos ; los quales pudo inven-
tarlos la Sinagoga en tiempo de Esdras para
las palabras donde se necesitaban , y los Ma-
soretos los extendieron por ventura á toda la
escritura, Pero sea lo que fuere de esto ; Jos
puntos son de invención moderna , y las v o -
cales son antiguas. El Señor Denina habia de
distinguir los tiempos , y no"debía atribuir a
los antiguos la contracción , y mutilaciones
que inventaron los modernos. Mas los Feni-
cios , añade , escribían desde la derecha a la
siniestra; los Grigos formaban sus caracteres
dando principio de la siniestra : ¿ cómo con-
cuerda esto con la uniformidad de los Alfabe-
tos? Si el Señor Denina hubiera consultado
la antigüedad , no se embarazaría con este re-
paro. Los Griegos escriben del modo dicho
desde la edad de Homero : en tiempos mas
remotos observaban el método mas antiguo.
N o se puede dudar que aprendieron el arte
de escribir de los Fenicios. Cierto es también
que estos últimos escribían llevando la pluma

SOBRE LA ESPAÑA G JUEGA. 299
de la parte derecha á la siniestra ,' de un mo-
do diferente del que usan modernamente los
Griegos: era , pues, necesario , que estos en
tiempos mas remotos formasen sus caracteres
diversamente de lo que practican ahora. La
mutación es posterior á la edad de C a d m o ,
y es invención de los mismos Griegos. En la
serie de esta breve historia expondré mis con-
geturas acerca del Autor , y del tiempo de
esta mutación. ¿ Pero para qué me he de dete-
ner en esto ? El mismo Denina confiesa , que
los Griegos la hicieron , y transformaron con
ella todos los caracteres del Alfabeto. La va-
riedad , dice , que se observa entre los car atie-
res fenicios y Griegos , se originó. . . . de
la manera natural y mas cómoda de escribir que
los Griegos ingeniosos imaginaron , que fue de
empezar por la izquierda y abanzar d mano de-
recha : con esta mutación se desfiguraron en
cierto modo los caratieres, y tomaron aquel as-
petTo , que hoy dia tienen en las Escrituras de
los Griegos ( 1 ) . Atónito estoy como este Lite-
rato de Berlín conocida y manifestada la ver-
dadera causa de la diversidad de los dos Al-i
fabetos , se empeñe en buscar con leves conge-
turas un origen diferente. E l crédito de que
goza en Italia , persuadiría , tal vez a muchos,
que yo le censuro sin razón , si no hubiese teni-
do la advertencia de citar, y aun copiar sus mis-
mas palabras. El Autor de la Historia grie-
ga no nos trahe ninguna prueba convincente
que nos haga dudar del origen, fenicio del Al-
fabeto griego. En un asunto perteneciente a la
Historia de la Grecia será siempre una présun-i
Pp cion
(i) Denina SitrU &c. T . I . 1. i.cap. i r . pag. 1 4 S .
goo ILUSTRACIÓN I I I .
clon temeraria el empeño de anteponer las pro-
prias congeturas a los testimonios de los Histo-
riadores antiguos , y a las narrativas de los
mismos Griegos. Herodoto habla en estos tér-
minos : Los Fenicios que fueron d Beoda con
Cadmo , entre los quales iban los Gefireos , in-
troduxeron muchas ciencias en Grecia , partí'
cularmente los caraíJéres de escribir , los quales,
d mi juicio , no los conocían los Griegos antes
de aquel tiempo : las primeras letras que ense-
ñaron son las mismas de que usan todos los Fe-
nicios ( i ) . Diodoro Sículo trahe en prueba de
esto el testimonio de otro Griego mas anti-
guo que él. Dionisio Milesio, dice , atestigua,
que Lino fue el primero entre los Griegos. .. que
acomodó d la pronunciación griega las letras
que introduxo Cadmo de la Fenicia , y que les
dio el nombre y forma ; y añade que estas le-
tras se llamaron fenicias , porque nos vinieron
de la Fenicia (2). Plinio el Histórico natural,
afirma como indubitable , que Cadmo vinien-
do de la Fenicia traxo d Grecia el Alfabeto de
diez.y seis letras ( 3 ) . Juan Luis V i v e s , T h e o -
doro Rickio , Gherardo Vossio , Samuel Bo-
chart , Bernardo de Montfaucon, el Abate M i '
l l o t ; en una palabra , los Literatos mas famo-
sos de los últimos siglos, cuentan éste entre los
hechos incontestables de la Historia , y parti-
cularmente Rickio estaba tan persuadido , que
según su juicio , ninguno se ha opuesto impu-
nemente a esta verdad sin haber tenido después
el rubor y confusión de confesar su error ( 4 ) .

En-
(i) HerSdoto Hisieriarum. t. 5 . 7. c. 5S. num. $ 7 . p. 4 1 1 .
pag. 399. , . . ( 4 ) Vives Cammentarii in D. Aur-
(1) Diodoro Sículo Bibliotbeca Bis- Atsg. de Chhate Oei.L . r8 c. 3 9 .
mrica.L. 3. n. S6. p. 1 3 6 . col. 1 1 0 1 . Rickio De prmiis Italia
•3) Plinio Hister. Natur. T. I. i. ukniis.jt. 7. p. 4 1 7 . Vossio Opera
SOBRE LA ESPAÑA GRIEGA. JOI
IT. Enterados yá y seguros del origen feni- L o s Griegos
cio del Alfabeto Griego , hemos de establecer Xhasta
V. antes
el siglo

su época. D e los testimonios citados se coli- del Salvador


ge que hasta la edad de Cadmo, y el siglo X V . no c o n o c i e -
antes del nacimiento del Salvador, el Alfabeto bron e l Alfa-
e t o . Un A -
fenicio no habia entrado en Grecia. Sin em- nónimo e r u -
bargo , un Escritor anónimo contemporáneo d i t o l o ha
negado sin
de Montfaucon se opuso con grande empeño fundamento.
a la certeza de este punto : el insigne Bene-
dictino contra quien escribía , publicó al. fin
de su Paleografía griega la obrilla del Anónimo
sin refutarla , acaso por obsequio á la amistad
( i ) . Y o abrazo con mucho gusto la ocasión
que se me ofrece de hacer las v e c e s , aunque
débilmente , del Sabio Monge Francés. E l
Anónimo dice que no comprehende cómo una
nación que antes de Cadmo poseía Reynos ,
tenia leyes , y judicatura , y exercia el comer-
cio aun con los estrangeros, hasta con los mis-
mos Fenicios , con todo no conociese la E s -
critura ( 2 ) . Esta dificultad es común a muchas
otras naciones del mundo , que sin arte de
escribir dominaron Reynos enteros, edificaron
Ciudades y establecieron Leyes. Los Tribuna-
les se han mantenido mucho tiempo con gran
decoro entre pueblos diversos y entre los mis-
mos Griegos sin el arte de escribir. Los testi-
gos , el juramento , la presencia de los ciudada-
nos suplían la autenticidad de los procesos
escritos. Homero describió la causa de dos L i -
tigantes agitada por la pena pecuniaria, que
Pp 2 se-
T. II. De art'ttm & iclentlar. nata p. i t 8 .
ra 1. 3. De Mathesl cap. 8. §. ?. p. 69. (1; Véase Bernardo de Montfau-
col. z. Bochart. Geogrophla Sacra. P.con Paleographia greca Prefaz. Titu-
1 . Canaan c. 1 0 . col. 44b. Montfau- lo Recensio Paleograpkie grttett. p 4.
con PaUograpKa grxca. L. 1. cap. 1 . (ii J . B. De prisc'u Griccemm ao
p. r 15. Millot. Elémens ti' Hlstolre ge- Latinorum litierh. num. 9. pag. j< 5.
nérale P. 1 . T . I. Titulo Pbemclens.
goa ILUSTRACIÓN I I I .
se debía pagar por un homicidio. Se trató el
negocio delante del pueblo : el homicida ase-
veraba haber satisfecho a la parte : el pariente
del difunto afirmaba que no habia recibido
ninguna suma de dinero. Recurrieron á la de-
posición de los testigos , sin que se leyese, ó
citase ninguna escritura ni privada , ni autén-
tica. Este genero de juicios conforme á la
simplicidad de aquellos "tiempos no da lugar
a una multitud de enredos, que la avaricia
de Jueces y Abogados no pocas veces inventa
para prolongar las causas con notable detri-
mento de la Sociedad, con ofensa del de-
recho de las gentes , y con una usurpación
manifiesta de los haberes de los pleiteantes.
La reflexión acerca del comercio , sería por
ventura la mas eficaz, si verdaderamente los
Griegos antes de aquellos tiempos hubieran
hecho un tráfico considerable; pero carece-
mos de noticias que nos puedan instruir acer-
ca de esta negociación : ni es verisímil que
exerciesen la mercancía , mientras se mantu-
vieron en su primera y antigua barbarie y
grosería. Los Fenicios pudieron haber comer-
ciado muchos años en Grecia sin introducir
entre aquellos pueblos el arte de escribir , del
mismo modo que freqüentaban por motivo
del tráfico otras regiones bárbaras , cuyos na-
turales permanecieron en su ignorancia , y ad-
quirieron el conocimiento del Alfabeto pos-
teriormente á los Griegos. Los Fenicios eran
mui astutos, secretos, avaros, zelosisimos de
su comercio y de su industria. Su sagacidad,
y las demás calidades les obligaban á ocul-
tar aquellas artes y medios de que se valían
para enriquecer y adquirir un dominio sobre
Jos
SOBRE LA ESPAÑA GRIEGA. 303
los otros pueblos, El Anónimo cita la auto-
ridad de Juan Yzetze , el qual juzga que en
Grecia se escribia antes del ingreso de Cadmo,
porque el Oráculo de Delfos habló en verso
a aquel Héroe de la Fenicia. Esta razón , aña-
de , no se puede refutar , porque de otra suer- •
te se habrá de decir que los Griegos aun Ili-
teratos se dedicaban al estudio de la Poesía ,
lo que no se hace verisímil. ( 1 ) . A mí me sor-
prehende cómo una reflexión semejante ha
podido escapar de la pluma de un erudito.
¿Por ventura antes de la invención del Al-
fabeto no podían los Hombres componer ver-
sos y cantar ? ¿ N o podían ser Poetas sin es-
cribir ? ¿Quantas naciones bárbaras del mun-
do antiguo y del nuevo han celebrado sus
hazañas, sus fiestas y sus amores con poemas
y otra variedad de poesías sin conocer el Abe-
cedario ? Pero hay una circunstancia particu-
lar á nuestro proposito : esto es , que el tem-
plo Deifico de Apolo no es mas antiguo que
Cadmo (2). ¿Y quién se persuadirá que el Orá-
culo antes de existir pudiese hablar ni en
verso ni en prosa ? El Anónimo se apoya con
Diodoro Sículo , el qual en el libro quinto,
citando la autoridad de los Cretenses, afirma,
que las Musas Doncellas tiernas de Creta,
hoy Candía , inventaron el Afabeto (3). Ya
vimos arriba á quien atribuye esta invención
Diodoro Sículo , siguiendo el parecer de Dio-
nisio Milesio. Hablando este Autor de la Is-
la de Creta no muda de opinión ; solo cuen-
ta

(1) J . B . citado n u m . 1 0 . pag. T a b . 1 5 . pag. 1 9 .


5i -
?
(5) J . B. arriba citado n n m . 1 0 .
(1) Véase Musanzio TabuU Cro- p, 5.55,
lógica. Edad 4 . Tab. 1 1 . pag. 1 7 ,
3°4 ILUSTRACIÓN I I I .
ta entre las novelas vanas de aquellos Isle-
ños , la jactancia particular de haberse inventa-
do el Alfabeto en su País. Los pueblos de la
Grecia fueron siempre tenidos por orgullosos y
embusteros. Esta censura á ninguno de ellos
comprehende tanto como á los Cretenses.
Epimenides , uno de sus Poetas , venerado
como un Oráculo, los llamó Siempre Embus*
teros. San Pablo escribiendo á Tito , Obispo
de Creta, le encarga que los reprehenda con
severidad , y cita este pasage sacado del tra-
tado de Epimenides acerca de los Oráculos y
de sus respuestas ( i ) .
Antes del III. E l erudito Anónimo observa , que
Deuca?¡on de
S s e
^ ' m i
Diodoro Sículo , los escritos
e m s m o

engredase de los Griegos perecieron en el diluvio de


ignoraba la P e u c a l i o n , y con aquel naufragio se perdió
Escritura, también la memoria de las letras , que antes se
habian introducido ( 2 ) ; pero el mismo Anóni-
mo nota que esta narración está destituida de
veracidad , a lo menos en parte , porque en
aquellas grandes avenidas de aguas naufraga-
ron muchos Griegos , mas no todos. E s , pues,
inverisímil , que habiéndose salvado algunos
de aquel estrago , no conservasen ni monu-
mento , ni memoria de la Escritura de que
usaban. La reflexión es exacta, y quanto es mas
convincente, tanto mas excita la admiración
de que el Anónimo haya apoyado sobre aque-
lla falsa narración la antigüedad de la Escritu-
ra de los Griegos anterior al diluvio de D e u -
calion. Herodoto y otros autores mas antiguos
que el Historiador Siciliano , jamás han he-
cho
(t) S. Vih\o AiT ¡turne, t . v . ti. (i) J . B. citado a u a i n . 11. p .
SOBRE LA ESPAÑA GRIEGA. 305
d i o mención del naufragio de sus antiguas es-
criturase Esta relación es, sin duda- una fábula.
Los Griegos no podían negar que habían reci-
bido el Alfabeto de Cadmo. La posteridad de
este ilustre Fenicio , que vivia de asiento en-
tre ellos, los podia desmentir y cubrirlos de
rubor , si atrevidos lo hubieran negado. N o
obstante, la espuela de la vanidad tan fami-
liar en todos ellos, les estimuló tal vez a
gloriarse de haber poseído esta arte en tiem-
pos mas remotos; pero los descendientes de
Cadmo tenían derecho á pedirles algún m o n u -
mento auténtico de estas antiguas Escrituras.
¿Cómo podían manifestarlas si no se conser-
vaban ni una sola ? El diluvio de Deucalion,
satisfacía a todas las dificultades. Estas horri-
bles innundaciones acaecieron sesenta años an-
tes de la venida de Cadmo. Era fácil salir del
empeño de mostrarlas; bastaba decir que los
impetuosos torrentes de las aguas las habían ar-
rebatado, y con esta mentira se paliaba ó cubría
la primera. Quedaba todavía una dificultad
que vencer. Era una cosa muy vergonzosa a
los Griegos altivos y satisfechos de su cultu-
ra , el no haber quien escribiese un solo v o -
cablo desde el diluvio mencionado hasta el
ingreso de Cadmo en sus países. D e este em-
barazo los sacaba la tercera falsedad : esto es,
que con las escrituras naufragó juntamente la
memoria de esta arte maravillosa. Esto era in-
verisímil : mas en un texido de embustes ,
¿cómo se puede conservar y ostentar fácil-
mente el ayre de la veracidad ? Pausanias ase-
gura , como testigo de vista , que se hallaba
una inscripción grabada sobre él sepulcro de
Corebo , que v i v i ó en el principado de C r ó -
to-
jc6 ILUSTRACIÓN I I I .
topo Rey de A r g o s , y por consiguiente , aña-
de el Anónimo á tiempo de Deucalion y m u -
cho antes que Cadmo ( í ) . El testimonio de
un Escritor del siglo segundo christiano, 1700*
años posterior a la citada inscripción , tiene
muy poca autoridad para oponerla a las nar-
raciones de los antiguos. N o obstante , désele
en hora buena toda la fe que pretende el A n ó -
nimo ; pero este necesita de una gran sutile-
za en la Chronología para sostener con hon-
ra la fuerza de su argumento. Crótopo Rey
de los Argivos murió 1486. años antes de la
Era Christiana ( 2 ) . Cadmo introduxo su A l -
fabeto en Grecia solo 28. años después en el
año 1458 (3). ¿No podiaCorebo, contemporá-
neo de Crótopo, vivir 30. años después de es-
te Rey , y morir después del arribo de Cad-
m o y de la introducción de la Escritura en
Grecia ? En esta hipótesis, la inscripción no
antecedió al Alfabeto fenicio. Seamos aun mas
liberales con el Opositor de Montfaucon : fin-
jase que falleció algunos años antes del via-
ge de Cadmo. ¿ C ó m o se prueba que la lapi-
da sepulcral se hizo el mismo año de su muer-
te ? ¿ Por qué los parientes ó amigos de Core-
bo no pudieron grabar el epitafio en su sepul-
cro , quando yá se tenian. todas las noticias del
alfabeto , y mientras era aun reciente la muer-
te de aquel, cuya memoria se deseaba consa-
grar á la posteridad ? La edad de Corebo no
es una prueba evidente de la época de la ins-
cripción , quando se carece de otros argumen-
tos que la convenzan. El Anónimo no ha
ob-
(1) J . B. en el lugar citado. _ (3) ídem Edad 4 . Tab. 1 1 . pag,
V.z) Musanzio TabuU Cromlogkñ 2.7,
Edad 4. Tab. 6. p. zz.
SOBRE LA E s P A K A G R I E G A . 307
observado la Incoherencia de sus congeturas.
Según las noticias de Diodoro Sículo j q u e él
mismo cita , los Griegos no tenian genero al-
guno de escritura anterior á la edad de Cad-
mo , por haberse perdido en el diluvio de
Deucalion la memoria del arte de escribir.
i C ó m o concuerda esto con la antigüedad de
la inscripción ó epitafio de Corebo , superior
al arribo de aquel Fenicio á Grecia ?
I V . Todas las reflexiones hechas nos pre- csdtno ín-
cisan á afirmar que Cadmo fue el primer in troduxo ei
trodu&or del Alfabeto entre los Griegos. He- A l
f «o p
a b e

ródoto , Dionisio Milesio , Diodoro Sículo, g i xv. an-


0

y Plinio lo dixeron expresamente como yá v i - tes del Me-


mos. T i m ó n citado por Sisto Pirronio , (para s i a s :
" encotl

, \ ., / . ,., K
F ees se corra >
omitir otros muchos^ llamo en idioma griego poniadediez
á las letras Notas fenicias de Cadmo (i). Fue- y seis leerás,
ra de que los antiguos atestiguan , que las ins-
cripciones de tiempos remotos, cuya m e m o -
ria se conserva , están expresadas en caracteres
cadmeos 6 cadmitos. Cierto es también que la
inscripción mas antigua , que pueden citar los
Griegos fue obra de Cadmo : él qual la gra-
bó en caratéres fenicios al rededor de un Cal-
dero de bronce , que consagró á Minerva en
el Templo de Rodas (á). Herodoto hace men-
ción de tres inscripciones de los siglos trece
y doce antes del Mesías, que él mismo leyó
en Teba's de Beocia. Estaban grabadas sobre
tres preciosas y estimadas Trípodes dedica-
das á Apolo desde aquellos tiempos. La pri-
mera decia en lengua griega :
Dadiva de Amfitreon de Teleboa.
Qq La
(t) Véase Harduino In Vl'miim (i) Diüdoro Sículo BtUitlíi. fo'i/ar,
T. 1.1. 7. c. 56. num, 57. p. 4 1 1 . L, 5. num. 58. p. 577.
308 ILUSTRACIÓN I I I .
La segunda:
Scio vencedor en la solemne lucha
Hizo este don ilustre al Dios Apolo*
La tercera :
En esta su Ciudad me ha presentado
El Rey Laodamante al grande Apolo.
Todas ellas, atestigua H e r o d o t o , estaban
escritas en letras cadméas ( 1 ) . Los carado-
res introducidos en Grecia fueron diez y seis.
N o sé con qué fundamento el erudito Don
Juan Andrés los reduce al número de so-
los catorce ( 2 ) . Las letras eran las siguientes:
A , B. G. D . E. J. K. L . M. N . O. P. R. S. T.
Y . La K. equivalía á nuestra C. y la Y. ha-
cía las veces de U. El Anónimo impugnador
de Montfaucon cuenta entre las tres primiti-
vas letras de los Griegos la Eta H , a la qual'
no dieron lugar entre ellas , ni Aristóteles , ni
Igino , ni Plinio. E l citado Anónimo ha he-
cho una gerigonza de los caracteres primiti-
vos y de los modernos para dar , según su an-
tojo , a. unos el origen fenicio , y griego á
. otros.
E^crTt^'r V . Parece que el primer Escritor de la
Griego: no Grecia después de la introducción del Alfabe-
fue coeta-t 0 f L ¡ Tebano , natural de la misma Beo-
ue n o
neodeCad- . ' , , ^ , , .
mo , ni éste > donde Cadmo empezó a propagarlo.
c i a va v

lo pudo per- Los dos Historiadores Griegos , Dionisio M i -


seguir, lesio , y Diodoro Sículo atestiguan que Li-
no Maestro de Hércules , de Tamíro , de
Orfeo , y de muchos otros , fue el primero de la
Grecia que inventó los rithmos y la melodía : el
primero también que adaptó d la pronunciación
grie-

(1) Herodoto UislorUrum. Lib. 5. fi) Andrés Veü' Origine d'


p.400. cgnl letieratura. T. I. cap. 1. p. 21...
SOBRE XA ESPAÑA GRIEGA. 309
griega las letras que Cadmo traxo de la Fenicia,
y les dio nombres , y forma ( 1 ) . El Adversario
de Montfaucon , y Pedro Vesselingio en sus
anotaciones á Diodoro Sículo , pretenden que
Lino era contemporáneo de Cadmo , y que
escribía con los caracteres griegos , que ellos
suponen anteriores á los de aquel Fenicio (2).
Dan fe al cuento de Zenobio: esto es, que Cad-
mo , ambicioso de la gloria de instruir á los
Griegos en el Alfabeto Fenicio , estimulado
de la envidia quitó la vida al célebre Lino , el
qual enseñaba también sus caracteres particula-
res. Esta relación insubsistente les parece un só-
lido fundamento para apoyar con él la antigüe-
dad del Escritor Lino y de sus proprios caracte-
res. ¿Pero no ven estos sabios que se oponen á
su mismo sistema? Según él, no podia Lino en-
señar á los .Griegos el alfabeto antiguo; porque,
se habia introducido y propagado mucho antes
de Deucalion ; y Cadmo no podia mirar á Li-
no como rival en su ciencia , mientras éste no
enseñaba sino lo que yá sabían los naturales de
su patria. ¿Cómo, se han olvidado tan presto
nuestros Autores que en el diluvio de D e u -
calion pereció la escritura griega, y que aque-
llas aguas borraron de la tierra hasta su m e -
moria ? i N o observan que si Lino , u qual-
quier otro Griego hubiese tenido la suerte de
salvar de la inundación el alfabeto no hubie-
ra pasado sesenta años , quantos corrieron has-
ta la edad de Cadmo , sin enseñarlo ? Debie-
ran reflexionar que los mismos Historiadores
Griegos, á pesar de su natural orgullo , dieron
Qq 2 al
(1) Diodoro Sículo T . 1. 1. 5. n. rum Siculum Annotatlones. L. 5. p.
í8. pag. I ; Í . _ _ 256. 157. J . B. Depile» Scp. 559.
(1) Pedro wesselingio Ta Diodo-
310 ILUSTRACIÓN I I I .
al Héroe de la Fenicia todo el honor de su
alfabeto ; á Lino no le atribuyeron otra gloria
sino la de haber apropriado las letras de Cad-
mo al gusto de la pronunciación de su país. É s -
to hubiera excitado no la envidia , sino la va-
nidad del Fenicio ingenioso , si hubiera flore-
cido á tiempo de aquel Maestro Griego. Es evi»
dente , á mi juicio, que quanto se cuenta de
Lino , cómo inventor de las letras y émula
de Cadmo , es una fábula mal forjada por los
Griegos mas modernos para usurpar a los Fe -
nicios , y atribuirse a sí m i s m o s el arte p r o -
digiosa de escribir. Efectivamente el mismo
Anónimo observa , que Pausanias y Diogenes
acusan de homicida de Lino a Apolo , pero
no a Cadmo. Esta diversidad de opiniones
puede servir de prueba de la falsedad de el
genero de aquella muerte. Las Hitorias Grie-
gas nos presentan á un Lino que floreció en
tiempo de los Argonautas como el primer
maestro de la literatura griega , y cuentan que
perdió violentamente la vida a manos de Hér-
cules. Esta ora sea fábula, ora historia, pudo
con facilidad transportarse á tiempos mas m o -
dernos por medio de algún Griego capricho-
so, atribuyendo á Cadmo el homicidio de que
las historias hacian reo a Hércules , eran los
Griegos una nación embustera abonada para
confundir las épocas y habilísima para alte-
rar las historias.
Lino escri- V I . * La verdadera edad de Lino , primer
b
, v^'ff" Escritor

clo X u l . an- , ,
de la „Grecia
, . .
, fue„ el siglo
- =
X I I I . an-
tes de la Era Christiana. r u é Maestro , como
tes de j e s u -
Christo,mas diximos arriba., de Hércules, de Tamiro y
m"db des- 1S
Orfeo. Ningún autor ha supuesto que el
puesdeCad- Poeta Tamiro fuese mas antiguo que Orfeo.
mo. Los
SOBRE LA E S P A S A G R I E G A . 311
Los tres personages contemporáneos Lino ,
Orfeo y Hércules no se hallan (á mi v e r ) en
las historias griegas hasta la expedición de los
Argonautas en el dicho siglo trece , casi dos-
cientos años después de Cadmo. La Grecia pu-
do haber tenido otros Hércules , otros Orfeos,
y quizas también otros Linos ; pero ni la his-
toria , ni la mytología nos presenta juntos tres
Héroes famosos baxo de estos nombres-sino en
los tiempos que hemos notado. Pedro Vesse-
lingio , queriendo evadir esta dificultad , dice
francamente, que pudieron haber florecido un
Linó y un Orfeo a tiempo de Cadmo , y otros
del mismo nombre en la edad de los Argo-
nautas. En esta hipótesis , añade , es incierto , si
Diodoro Sículo confundió dos Linos ,y dos Or-
feos , que pertenecían d tiempos diversos. Mas
no se haga al Historiador Griego la injusticia
de atribuirle esta confusión , mientras que ja-
mas profirió los nombres de Lino y de Orfeo
en los tiempos de Cadmo. Los Autores de ella
y del anacronismo son Veselingio y el A n ó -
nimo , los quales han figido nuevos L i n o s ,
y Orfeos distintos de los Argonautas, solo pa-
ra mantener con pertinacia su opinión.
V I L Pero y o que he privado á Lino de .
F u e A a t 0 r

la gloria de maestro de un Alfabeto griego mas J i i m a d a


tu
e
a

antiguo que el de Cadmo , pienso poder dar- Bustofrcda.


le otro honor, que por ventura, ningún'otro
le ha atribuido. Quando se inventó el alfabe-
to , pareció á los primeros Escritores cosa mas
natural y conforme dar principio á las lineas
desde el lado derecho como mas inmedia-
to á la mano que manejaba el puntero ú estilo
de hierro con que se escribía. Este método se
llama Oriental, porque este era el uso'de los
an-
312 ILUSTRACIÓN n i .
antiguos pueblos de Oriente , y lo practican'
aun los Hebreos , Árabes , y otros varios.
Los Griegos que aprendieron la escritura de
los Fenicios, practicaron también la misma
forma.. Alguno de ellos ó movido del deseo
de novedad , ó por juzgarlo mas cómodo, mu-
dó el método , comenzando la segunda linea
del lugar donde terminaba la primera , y la
tercera sucesivamente de la parte donde fi-
nalizaba la segunda á manera de los Bueyes,
que aran la campaña , los quales rompiendo la
tierra para que el labrador arroje la semilla
en ella , arrastran el arado para abrir el segun-
do sulco , volviendo atrás desde aquella mis-
ma parte adonde se perficionó el primero. Pau-
sanias nos ha conservado esta memoria; y á este
modo de escribir arando con el puntero las
tablas llamaron" los Griegos Busto freda ( i ) ^
Nada sabemos con certeza de los Autores ,
ni de la época de este modo de formar los
caracteres, ni yo tengo noticia de ningún E s -
critor, que haya hecho investigación acerca de
este asunto. Algunas expresiones de H e r é d e -
lo , y del Siciliano Diodoro me hacen sospe-
char , que los primeros que lo practicaron ,
fueron los Jonios de Ática , y que por v e n -
tura su inventor fue Lino de Tebas. Sien-
do, dice Herodoto , entre los Griegos los Jo-
nios los que habitaban cercanos de los Fenicios
( que vinieron con Cadmo ) usaron de las le-
tras con pequeña mutación , confesando ellos
mismos , como era justo , que los caracteres de
que se valieron , se denominaban Fenicios por
haberlos introducido en Grecia los de aquella na-
ción.
(i) Véase De Montfaucon Va- nS.
hogr.tjjhUgre.a. Lib. z. cap. i . pag.
SOBRE LA ESPAÑA GRIEGA. 313
cion. Parece que quiso confirmarlo con las tres
antiguas inscripciones de que poco antes hici-
mos m e n c i ó n , escritas, d i c e , en letras cad-
méas semejantes en gran parte d las jónicas
(1). Se ha de notar , que aquí Herodoto no
hace el cotejo de los caracteres de las inscrip-
ciones con los Jonios de su tiempo : Estos
eran muy diferentes como lo son hoy dia los
Griegos y los Asirios ; diversidad que no- hay
Griego que la ignore. El Historiador de la
Grecia no habla de los Jonios modernos fun-
dadores de la Jonia Asiática; sino de los anti-
guos, coetáneos de Cadmo , habitadores de Áti-
ca confinante de Beocia , y por consiguiente en
las cercanías ( como d i c e ) de los estableci-
mientos de Cadmo y demás Fenicios ; cuya
inmediación los-proporcionaba para aprender
de ellos el Alfabeto. La pequeña diversi-
dad que se nota entre las escrituras jónica
y cadraea del siglo XIII. antes del Mesias ,
al qual pertenecen las inscripciones citadas,
no podia ser el número menor ó mayor de
los caracteres ; pues el aumento de las l e -
tras es mas moderno , como diremos ; tam-
poco pudo originarse del método de los O c -
cidentales que llevan la pluma sobre el pa-
pel desde la siniestra á la derecha , no ig-
norando los sabios que este uso todavía es
posterior. Debia , pues , consistir en la ma-
nera de' escribir busto/reda , 'que quizás ya
en aquellos tiempos se habia introducido en
Arica» parece que el Autor de esta novedad
fue Lino de Tebas. Este Griego florecía p o -
co antes de la época de las citadas inscripcio-
nes :
(1) Heridoto L. 5. pag. 399. 400.
314 ILUSTRACIÓN I I I .
nes: era natural de Beocia á donde Cadmo abrió
la escuela del Alfabeto , y en cuyas cerca-
nías tuvo origen la escritura jónica : introdu-
xo alguna novedad en el método, pues se ase-
gura, que fue el primero d dar nombre , forma
y acento griego á los caracteres fenicios ( 1 ) . E s -
ta mutación concuerda con los tiempos insi-
nuados , y necesariamente debe ser la misma,
de que habla Herodoto. Según mis congetu-
ras la forma de escribir bustofreda estuvo en
uso casi tres siglos , á saber desde el principio
del siglo XIII. antes de la Era Cristiana , en
que la inventó L i n o , y la practicaron los J o -
nios , hasta el siglo X , en que se empezó a
escribir del modo que hoy dia se usa en todo
el Occidente.
El Alfabeto V I I I . A l cabo de cincuenta años'de la
con el nom- introducción de la Escritura bustofreda en
^ a t ó deIS A t Í C a
' p a s Ó e l A l í a b e t o d e G r e c i a a I t a l i a
> l o

Greda á Ita^ qué" pudo acontecer hacia la mitad del siglo


lia e n e l a i i s X I I I . Plinio y Solino dan este honor á los Pe-
XLII
5 1 § l
° * S
a s
general. Tito L i v i o , Tácito , Ma-
o s e n

rio Victorino., y el Autor de los orígenes de


la gente Romana lo atribuyen en particular
á Evandro Arcade ( 2 ) . Estos Autores que pa-
recen discordes , se concuerdan admirable-
mente , porque Evandro y sus compañeros
era Pelasgos naturales de Arcadia, Provincia
de Achaya en el Peloponeso , establecimien-
to de los Pelasgos. Vesselingio y el Anónimo
empeñados en atribuir mayor antigüedad al Al-
fabeto Pelasgo, que al Cadmeo, pretenden que
la celebridad y fama de la nación pelasga es
tan
(1) Diodoro Sículo Tom. I. lib. á Plinio Kstw. Nttar. T . I. !. 7. c.
5. num. 66. p. 2.;ñ- 5«- u. í7- p. 4I5-- R'ckio de frísele
(i) Véase Harduin en sus notas ítd. cnhmn c . 7. p. 411Í.
S O M E i A ESPAÑA GRIEGA. 315
tari remota , que no llegó á los tiempos de
Cadmo , y de Deucalion , y escriben la histo-
ria , coforme á~ su capricho , de un modo muy
diverso de la idea que nos ha dado Herodoto,
el primer Historiador de la Grecia ( 1 ) . Si me-
rece fe este Príncipe de la historia , los Pelas-
gos habitaban antiguamente la Samotracia , Is-
la septentrional cercana del Chersoneso (2). D e
este país partieron unos acia Oriente al Heles-
ponto , otros acia Occidente á la Thesalia , y
no pocos baxaron al Sud en busca del Ática (3).
Ampliaron después sus dominios , extendién-
dose hasta á la Achaya , donde se mantubie-
ron con su propio nombre de Pelasgos (4).
Los Atenienses los echaron de todos los pues-
tos que ocupaban en el Ática; y se refugia-
ron en la Isla de Lemnos ( 5 ) , de donde arro-
jaron a los descendientes de los Argonautas
posteriormente , tres siglos á lo menos , á la
edad de Cadmo ( 6 ) . Mil años después del ar-
ribo de este insigne Fenicio á Beocia , flore-
ciendo Herodoto , no se habia aun borrado !a
memoria, ni habia perecido el nombre de aquel
pueblo , pues subsistían en alguno de los paí-
ses del Helesponto , y en el territorio crestó-
nico de Thracia acia Macedonia ( 7 ) . Esto
prueba evidentemente , que los Pelasgos , á la
introducción del Alfabeto en Italia , eran to-
davía famosos, y asi pudieron muy bien dar-
l e su nombre , sin que hayamos de buscar el
origen de esta denominación en los Pelasgos
Rr an-

d i Vesel! ngio Tu Viodorum Skul. (3) Herodoto lib. 1 . pag. 1 5 . 1


T . I . I. ? . p . i 1 5 7 . J . B . Deprís- (4) Herodoto 1. 7. p. 547.
ch', &c. desde el num. i J . al 1 7 . p, (5) Ídem iib. í . p. j o r .
55«.S57. • • (S) Ídem lib. 4 . p . 3 4 3 .
(2.) HeroaótoHjifírvvtr.l.i.p.r.i S. (7) Iderq Iib. 1 . p. a í . 17.
316 ILUSTRACIÓN ni.
anteriores a Cadmo , como quisieron los dos
Escritores arriba citados , sin alegarnos ningún
testimonio de los antiguos , antes bien contra
la autoridad expresa de Diodoro Sículo , el
qual atestigua , que los Griegos primero reco-
nocieron el Alfabeto ^ox Cadmio y Fenicio, que
por Pelasgo. ( i ) . Mas .¿por qué el Alfabeto
introducido en Italia tomó el nombre de los
Pelasgos no siendo ellos los inventores? Y o
encuentro dos razones.: la primera la insinúa
Diodoro Sículo.. Las Letras , dice , que Cad-
mo llevó d Grecia, se llamaron Fenicias , por-
que los Fenicios nos las comunicaron ; 'han teni-
do también el nombre de Pelasgas , porque des-
pués de su introducción los Pelasgos fueron los
primeros que hicieron uso de ellas .(2). Veselin-
gio refuta esta razón , por ser insólito £¡ dar
d una nueva invención el nombre , no del Au-
tor , sino de los primeros que la praBicaron (3).
A l Anónimo le parece inverisímil que siendo
los Cadmos ó Cadmitas enemigos y vence-
dores de los Pelasgos ., el Alfabeto de Cadmo
•tomase el nombre de un pueblo émulo y v e n -
cido- ( 4 ) . La critica de estos dos Literatos es
muy singular ; qualquieracongetura , aunque
d é b i l , y destituida de apoyo , les parece sufi-
ciente para confutar un hecho histórico., que
ostenta todo el ayre de veracidad. Es muy v e -
risímil que los Pelasgos , como aseguró D i o -
doro Sículo , fuesen los primeros que usaron
del Alfabeto de Cadmo , pues este era el pue-
b l o .menos rudo y grosero >ds la Grecia., y
.ha-
( 1 ) , SffioáoroSículo 1.3. num.ss. (3) Veselingio varias veces cita-
pag. i j í . Tib. 5. num. 58. pap. 377. do pag.
(1) Diodoro Sículo en el primer _ (4) J . B. De ¡iriséis , 8{c. n*ijj|.
Ingar cit. rtf. p. 557.
SOBRE I A ESPARA G R I E G A . 317
habitaban los países á donde aquel Fenicio
estubo mas tiempo de asiento. Creíble es tam-
bién , que aquellos naturales comunicasen su
apellido á la escritura , sin que para esto fuese
menester que la inventasen ; bastaba solo que
la hubiesen practicado primero que los otros;
pues , como otras veces hemos observado ,
qualquíera título ít pretexto era suficiente pa-
ra que la nación Griega se apropiase con atre-
vimiento y jactancia las invenciones y obras
de otros Autores. T o d o lo dicho se convence,
haciendo la reflexión de que los Historiadores
Griegos no atribuyen a sus Pelasgos la inven-
ción del Alfabeto ; solo los proponen como
primeros en el uso de este arte. Estos sacri-
ficios de la propia gloria son difíciles en casi
todos los Escritores ; en los de la Grecia i m -
posibles. ¿A dónde aprendió* Veselingio , que
es cosa desacostumbrada el usurpar los h o m -
bres las glorias agenas ? Y o veo que es. muy
connatural á su soberbia. La América con-
serva este nombre , que tomó de Américo
Vespucio (ó Vespucci, como se dice en italia-
no ) mercader Florentino , que se atribuyó el
descubrimiento de aquel vasto continente sin
otro mérito ó título que el de haber entrado
como pasagero > ó como mero interesado en
una flota > y haber sido testigo de varias ex-
pediciones. Fuera de lo dicho , si el Alfabeto
Griego tubo el nombre de Pelasgo; tubo tam-
bién el de Cadmio y de Fenicio , con la dife-
rencia que de estos dos nombres tenemos mas
seguros , y mas auténticos testimonios : se si-
gue por consiguiente que , según el mismo
modo de pensar de Veselingio , Cadmo y los
Fenicios fueron sus Autores. La crítica del
Rr 2- Ano-
318 ILUSTRACIÓN I I I .
• Anónimo no es mas justa. Yo tengo por muy
verisímil que los Pelasgos vencidos de Jos
Cadméos , fueron los primeros que dieron su
nombre al Alfabeto de aquel Fenicio , movi-
dos ó de odio , ó de emulación , para obscu-
recer de algún modo la gloria de los vence-
dores. Y o me maravillo cómo este argumen-
to que favorece la causa de los Fenicios, en
concepto del citado Anónimo , pueda servir
de prueba en favor de los Pelasgos. La segun-
da razón del nombre de Pelasgos con que
fue conocido el Alfibeto introducido en Ita-
lia , es por haberlo propagado el citado pue-
blo , que transmigró á esta región. En Grecia
lo llamaron Gadméo , no por haberlo inven-
tado Cadmo , sino porque él lo llevó y lo en-
señó. Demás de esto , los Pelasgos aborrecían
la memoria de los Cadméos : eran jadtancio-
«os, y soberbios como los otros Griegos. ¿Qué.
maravilla es , pues , que entrando en un país,
en donde se ignoraba el origen del Alfabeto
se alzasen con una gloria que no les pertene-
cía? Estas reflexiones tan naturales y convin-
centes , con facilidad pudieran haberle ocurri-
do al Anónimo.
ElsisloXII. El Alfabeto en su primera introduc-
antesdelMe- cíon en Italia constaba de solas diez y seis
^loTeírie* ':
' °i
e t r a s
l ° Griegos habían aprendido de
l i e s

eos ochote- Cadmo» En el siglo doce le añadieron quatro,


¡

tras al Alfa- Thita, Xi, Phi, y Cfli; al cabo de algún tiem-


-k«ovperosui p jo acrecentaron de otras quatro 5 á saber ,
0

mucha neee- \ . ~. — ^ . / - * / / • \ r\
$¿Tad. ' Z 'E » " Y Omega ( 1 ) . De esta
a 7ía fa st

•suerte los Griegos formaron su Alfabeto de


veinte y quatro letras, conforme se usa el día
de
<!) Véase Plinio Wiiterla !)ttturdis,T. I.'l.y. cap; 5fi.11.57. p. 4 1 ? .
SOBRE LA. ESPAÑA GRIEGA. 319
dé hoy. El Anónimo tantas veces citado, que
ha confundido y desfigurado esta historia , atri-
buye á los Pelasgos , como diximos , la primi-
tiva invención de la escritura , y concede a
Cadmo la adición de tres nuevos caracteres:
esto es , la Zka. , Thita , y Xi. Estas letras ,
añade , en la figura , y en el nombre Fenicio
y no Griego , manifiestan su origen Fenicio
y Cadmio , al contrario de las otras diez y seis,
cuya derivación es pelasga y mas antigua ( 1 ) .
N o concibo como un hombre sabio y eru-
dito, tratándose de un hecho histórico de tiem-
pos remotos, pueda establecer con tanta con-
fianza todo lo contrario á quanto nos asegu-
ran los Autores antiguos. Todos van acordes
en que las diez y seis letras son Fenicias , y
las que se añadieron posteriormente , tienen
origen de la Grecia ( 2 ) . N o creo que sea lici-
to inventar ó fingir un acontecimiento de la
historia ; tampoco me persuado que ninguno
tenga derecho á ser creido como un oráculo so-
bre su palabra. Pero los Autores antiguos, di-
ce , no concuerdan acerca de las adiciones al
primitivo Alfabeto ; pues unos dan este h o -
nor á Palamedes,otros-á Simonides, y varios
ai Epicarmo : esta diversidad no nos permite
que los tengamos por dignos de fe. Mas la va-
riedad con que hablaron los Escritores citado?,
no da al Anónimo el.derecho de hacer Autor
a un Fenicio , a quien ninguno de los anti-
guos concedió el referido aumento ó adición
de los caracteres. Esta es una crítica muy ra-
ra , y un modo;de pensar muy diverso del co-
mún.

U) J.'B.c¡taAop3g.?;6r.íí4 ysig. de Harduino , quien_ añada los tosti-


{i) Véase Plinio cit y las notas monios de otros antiguos.
j2o ILUSTRACIÓN IIT.
mun. El gusto Fenicio que cree hallar en las
letras añadidas, y la forma Griega , que obser-
va en las primitivas, no lo pudo notar la sa-
gacidad , 6 la perspicacia de los mismos Grie-
gos. ¿Será creíble que la antigua Grecia lla-
mase fenicias y cadméas las letras de forma
Griega ; y al contrario atribuyese una deno-
minación Griega á los caracteres de figura Fe-
nicia ? A mas de esto la diversidad de parece-
res acerca del aumento del primitivo Alfabe-
to , no es tanto como pretende demonstrar el
Anónimo. Óigase como habla P l i n í ó : Cadmo
llevó de la Fenicia d la Grecia las letras en nú-
mero de diez y seis. Palamedes añadió quatro
d tiempo de la expedición de Troya , y otras
quatro Simonedes Mélico en tiempos posterio-
res. Aristóteles pensó que las primeras
adiciones del Alfabeto se han de conceder antes
bien d Epicarmo que d Palamedes ( i ) . Igino,
coetáneo del Histórico natural , sigue la opi-
nión del Estagirita ( 2 ) . Estos fueron los pa-
receres mas comunes de la antigüedad ; la di-
versidad solo consiste en el primer aumento,
que algunos piensan que provino de Palame-
des ; otros de Epicarmo. Acerca de la segun-
da adición nadie alterca ; pues todos van acor-
des , en que Simonides fue el Autor de ella.
Es pues incontrastable , que los Griegos i n -
ventaron los caracteres que se añadieron al A l -
fabeto Fenicio ; y yo pienso que mas mere-
cen el nombre de uniones , ó mutaciones de
las letras antiguas, que de caracteres nuevos.
Thita Phi , Chi equivalen a Tau, al Phi,
t

(i) Plinio fíltter. nutnr. T.I. I.ji (i) Harduino en las notas al liíg.
c. 5ó. a. 57. p. 4 1 1 . «it. d e P u n í a .
SOBRE LA ESPASA G R I E G A . 321
& la Cappa con sola la adición de la aspira-
ción. El Xi , y Psi son una mera unión de
dos letras antiguas K S, y P S. La Zita es
poco diversa en valor de la S antigua. La Eta
y la Oméga corresponden á la J É y a la 0
duplicadas. Esta observación demuestra que
el Alfabeto Fenicio antiguo., aunque compues-
to de solas diez y seis letras , se componía no
obstante de las notas necesarias para escribir
todas las palabras valiéndose ya de la aspira-
ción ; ya de la duplicación de las letras.
X. El Anónimo y Veselingio distinguen El Alfabeto
este Alfabeto completo de veinte y quatro V c o t p l e c o d e

. , ¿ . , , v J4letras no
letras con el nombre particular de jónico a tuboelnom-
diferencia del primitivo de diez y seis letras bre peculiar
que llaman atticoy pelasgo (1). E s indecible Jónico,
d e

la confusión que han esparcido estos dos L i -


teratos y otros modernos sobre la .historia del
Alfabeto. Apoyado con la autoridad de H e -
rodoto , he demonstrado que el nombre de
Escritura jónica es mas antiguo que el au-
mento griego de los caracteres. Fuera de que,
según los mismos Escritores, que hacen men-
ción de la nueva Jonia Asiática , no se cuen-
ta un solo natural de aquel país , á quien
.atribuyan los Historiadores el nuevo aumen-
to de las letras. Palamedes nació .en H e g r o -
ponto., Simonides era de las Islas Cicladas,
Epicarmo de Siracusa de Sicilia. ,¡¡ Q u i é n ,
pues , daría la denominación de jónica al A l -
fabeto perficiojiado? Calistrato Samio ( d i c e
el Anónimo) Autor de cinco nuevas letras,
las quales con las tres de C a d m o , y con las
. diez
(t) Veselingio y el Anónimo tados.
an los lugares varias reces ci-
%i2 ILUSTRACIÓN i n .
diez y seis primitivas formaron la escritura
de veinte y quatro. ¿Pero quál es el apoyo
del Anónimo , y con qué autoridad lo ase-
guran los Escritores modernos ? Sin duda son
inas dignas de fe las relaciones de los antiguos.
^Galistrato Samio solo tiene el mérito de ha-
ber ordenado el Abedecedario en la forma
que i i o y dia usamos. Si algunos han juzga-
do suficiente esta razón para dar el nombre
de jónico al Alfabeto aumentado y completo;
será también cierto , que por una razón muy
diversa se atribuyó antiguamente aquel nom-
bre al Alfabeto primitivo de diez y seis letras.
X I . Como unos mil años antes de la Era
" C o m o mil Christiana empezaron los Griegos a dar nue-
áños antes del va forma a la escritura , conduciendo todas las
imrroduxo % b'neas desde la izquierda a la derecha. Pronapi-
nueva forma des Ateniense, maestro de Homero fue, a juicio
occidental de ¿ algunos, Autor de este método moderno 11a-
Q

cscn ir. m a d o Occidental. De hecho , Homero y Esio-


do escribieron de esta suerte ; y por consi-
guiente este modo de manejar el puntero ó la
pluma debe ser anterior a la edad de aque-
llos Poetas. Esta novedad , según el parecer
de todos , ha sido la causa principal de la mu-
danza ó trueque de las letras , y de la diferen-
cia que observamos entre los caracteres m o -
dernos y los antiguos. Si fue su Autor Pro-
napides , se v e claramente con qué título los
Atenienses dieron el nombre de Attico al A l -
fabeto , y se arrogaron la gloria de la inven-
ción.Si reflexionamos sobre su natural orgullo,
el título era mas que suficiente ; pero los m o -
dernos Escritores no se debían contentar de
esta razón (como lo han hecho) para conceder
ecn tanta liberalidad á los Pelasgos Añicos la
EsPASfA GltlEGA.
SOBRE 1A 3.23.
primitiva invención de la escritura. Siempre
se ha reputado vana esta jactancia de los Ate-
nienses ; y Enodio, entre otros, llama expresa-
mente Fenicio su Alfabeto. Los Fenicios (dice)
con su entendimiento perspicaz inventaron los
caracteres Áticos ( 1 ) .
XII. Las Colonias de la Grecia , que pa- DelAlfabe-
saron á Italia , a Francia , y España , propaga- ^ ^ " 0 0
s
c
e

ron por Europa sus letras modernas añadidas fo ó el La- rín

a las antiguas, b introduxeron el método occi- tino que hoy


dental de escribir. Los Latinos adoptaron es- día se usa en
ta nueva escritura , y tomaron algunas solas ' p

letras modernas de los Griegos. Se valieron


de su Zita y substituyeron á su Xi la nota
X, y a su Phi la letra F. Por lo demás ellos
no tomaron ni la Eta, ni la Omega, ni el Psi;
en vez de estos caracteres conservaron lá du-
plicación antigua de la E y de la 0 , y de la
separación de las dos letras P. S. Tampoco
recibieron el Thita , ni el Chi, contentándo-
se de añadir solo la señal de aspiración H
á las letras antiguas T y C. Los Romanos
solamente crearon la Q., que justamente es
la menos necesaria de todas , pudiéndose ha-
cer uso de la C en su lugar , como antigua-
mente lo practicaron los Latinos. Los Empe-
radores de Occidente han conservado este A l -
fabeto compuesto, de veinte letras , diez y seis
Fenicias , y las otras quatro nuevas. Este es
el que pasando por el transcurso de tantos si-
glos ha llegado a nosotros sin alguna notable
alteración , y del qual todo el Occidente hace
uso en nuestros dias.

(1) L'ttterat mente Vhtntccs sngtl- conforme se lee en Fabricío B'iblU¿t.


w condlderuat attk&s. Asi finodio <t»f<j. T . II. c n . nwn.11, pag.SSK

Ss
324

LIBRO SEXTO.
I L U S T R A C I O NES
SOBRE L A ESPAÑA C A R T A G I N E S A .

ILUSTRACIÓN I.

LOS GADITANOS ANTIGUOS


návegaron á la América.

I. . O ú L oír el título de esta Ilustración,


gaciones an- muchos arquearan las cejas , y lo creerán una

no de risa, minarán contra mí sus rígidas censuras sin oír-


me primero. N o ignoran que voy á hablar de
un h e c h o , qué el silencio de muchos siglos
ha sumergido en el o l v i d o ; de un caso, de
que solo pudieron hacer mención los Feni-
cios y Cartagineses, cuyas historias han pere-
cido ; de un suceso, cuyas memorias en va-
no se buscarán en las historias Griegas y La-
tinas , las únicas que no se abolieron por los
Romanos conquistadores. Una causa de esta
naturaleza solo se puede decidir con los in-
dicios mas claros, y con las mas prudentes
congeturas. Si coucuerdan estas con aquellos
proponiéndome un hecho verisímil en todos
sus aspectos ; yo no tendré razón si me obs-
tino en negarlo; me debo antes bien consi-
de-
SOBRE IA ESPAÑA CARTAGINESA. 325
derar con un derecho de reputarlo por ver-
dadero. Los tribunales mas severos de judi-
catura civil ó criminal , no podrán conde-
narme.
I I . Los antiguos tübieron noticia del Amé- Autores an-
rica. Este el primer fundamento de la causa tiguosquepa-
que se trata , y de él han de comenzar las noticias
pruebas. Solón , uno de los siete sabios de la del Améri-
Grecia , que estubo en Egypto seiscientos años Y S o l o n

antes de la Era Christiana, escribió una historia, ' a t o n

y con el apoyo de las noticias recibidas de los


Sacerdotes Egypcios , según el testimonio de
Platón , dio las noticias siguientes: Mas allá
del Estrecho , que conocieron los Griegos con el
nombre de Columnas de Hércules , estaba si-
tuada una. Isla. Se dice que era de mayor
extensión que la Libia y la Asia unidas , y que
de ella se pasaba á otras Islas , y después se
aportaba d un continente cercano que se en-
contraba enfrente. ...Un terremoto,y una inun-
dación de 'veinte y quatro horas sumergieron
en el vasto mar la. Isla llamada Alántida. El
cieno producido de las ruinas esparcidas por
el mar lo hicieron innavegable.... La longitud de
la Isla era de tres mil estadios , y su latitud se
extendía d dos mil. Estaba situada acia el Sud,
y sus'parages mas elevados miraban al Sep-
tentrión ( 1 ) .
I I I . Aristóteles , que floreció trescientos Aristóteles,
años antes del Mesías, cuenta por tradición,
. que los Cartagineses mas allá de las Columnas
de Hércules, descubrieron una Isla desierta ba-
ñada de rios navegables , cubierta de grandes
Ss2 sel-
(1) Platón Opera Dialogo Tí- tías , pag. n o S .
ntisus , pag. 1 0 4 5 . y Dialogo Crir
32.6 ILUSTRACIÓN I .
selvas, muy abundante de frutos , y distante
de la tierra firme muchos dias de navegación.
Habiendo algunos de ellos , contrahidas alian-
zas de sangre , formado establecimientos en
aquel país por la bondad y fecundidad del ter-
rreno; se dice que los Gefes del gobierno prohi-
bieron con pena de muerte aquella navegación,
temiendo que las freqüentes transmigraciones de
las gentes del pueblo pudiesen fundar un nue-
vo imperio , que debilitase la Potencia de Car-
tago . . . Se cuenta también , que los Fenicios de
Cádiz corriendo el mar de la otra banda de las
Columnas de Hércules , fueron transportados
de la violencia de un viento del Est d ciertos
países pantanosos.... abundantísimos de atu-
nes de un tamaño incr&ible, que salaban , y lle-
vaban d Cartago ( i ) .
DíodoroSí- RJI - Sículo en su libro quinto
O A O R O

culo. intitulado Insular , hace esta narración : En el


vasto mar Occeano , enfrente de la Libia , hay
una grande Isla distante del África muchos
dias dé'navegación acia Occidente.... Antigua-
mente no se tenia noticia de ella por la gran
distancia del resto de. la tierra. Pero final-
mente la descubrieron los Fenicios. Costeando el
África por el Occeano , una furiosa tormenta
, los arrojó en alta mar , y al cabo de muchos,
dias aportaron felizmente d aquella Isla in-.
cógnita , de cuya situación y fertilidad hicieron
una relación d su vuelta (2).
Posidonio V.
Posidonio , filósofo del tiempo de C i -
y Strajon. c e estaba persuadido a que en el Occea-«
r o l l }

no se hallaba otra porción de tierra no iñfe-i


rior

_ (1) Aristóteles Operurfi T.I. De rmfti.' íz) Diodoro Sículo B'illloihetit T.


bUlbus aiisculialioiiiblts,¡>¿¡i 872.885. l 1.1. $. n . ) ? . i « . p. 504.
SOBRE LA E S P A S A C A R T A G I N E S A . 327
rior a la nuestra. Strabon aprueba este pare-
cer. Con razón creyó Posidonio (dice el geo-.
grafo Griego) como verdadero lo que cuenta..
Platón de la Isla Alántida.... de extensión n&,
inferior al continente ( 1 ) . . . ,
V I . Lucio Anneo Séneca Cordobés, n ó , se&eca.
siendo un.profeta inspirado, era menester que
hubiese adquirido en su patria , á donde for-
maron establecimientos , y vivieron de asien-
to muchos siglos los Fenicios , la noticia del
América conocida en tiempos mas remotos,
para poder vaticinar por medio de congetu-
ras el descubrimiento que se verificó al cabo
dé quince siglos. Óigase su canto en un coro
de su Medéa:

Vendrán al fin con paso perezoso


Los siglos apartados, en que el hombre
Venza del mar Occeano las ondas ,
Y encuentre al cabo dilatadas tierras.
Descubrirá otros Tiphis nuevos Mundos,
Y no mas será Tuie el fin del Orbe (2). •

V I L Plinio en el libro segundo de su his- p i j ^


íoria natural cuenta.que los terremotos en v a -
rias ocasiones no solo han sumergido algunas
Islas y han formado otras 5 sino que han hecho
también desaparecer algunos: terrenos del. conti-.
ncnte. Si damos fe d Platón (añade), esta me*
:
' "
;
• •'- '"• , . ta* • ••
U) Straton Rerum geígraj/i.'r. I.. ti) Séneca TragxiU. Frág. í . Me
1». 2.. col. 1 6 0 . : . ' dea Aílo 1 . en e1 coro p. 80.8,

Venient anuit
Sa?cu!a seris , quibus Oceanus
Vincula rerum- laxet , JJ¿ ingens
Patear, te'ms, Tiphysque novos
Detegat Orbes , uec sit teiris
Ultima Thute,
328 'ILUSTRACIÓN I .
tamorfosis se ha visto en un inmenso espacio del
mar Atlántico. En el libro sexto dice asi : Se
cuenta que. enfrente del monte Atlante habia
una Isla del mismo nombre. Distaba cinco dias
de navegación de los desiertos de la Etiopia oc-
cidentdl ,y del promontorio llamado el Cuerno
Hesperio, hoy dia Cabo de Sierra-Leona ( 1 ) .
S. Clemente. V I I I . San Clemente Romano , del siglo
primero de la Iglesia,, hablando en una carta
a los Corintios de la providencia de Dios con
todas las criaturas , dice , que en el inmenso Oc-
ceano hay otros mundos, gobernados, por el Cria-
dor , con las mismas leyes > con que se gobierna
el nuestro ( 2 ) .
Eliano. I X . Claudio Eliano , que escribía al prin-
cipio del siglo segundo , refiere una antigua
fábula , en la qual se hace mención expresa de
un continente diverso del. nuestro. Contaban
que el Rey Midas , que v i v i ó mas de trece
siglos antes del Salvador , aprendió de S u e -
no, que,- la Europa , África , y Asia son Islas
circuidas, del Occeano., y qué d mas de este
nuestro mundo hay otra tierra de inmensa é
infinita grandeza , en donde\hay otros anima-
les de corpulencia mayor que la ordinaria , y
hombres, que cada uno iguala en la. medida d
dos de los nuestros , y abundan los metales pre-
. eiosos , de suerte que alli se estima-menos el.oro,
que en 'nuestros•países el hierro (3)..
Apuleyo. • X . Lucio A p u l e y o , que floreció pasada la
mitad del siglo segundo, en su libro del Mun-
do dice asi: Muchos dividen la tierra en dos

par-
(t) Plinio tiistorU naluralis. T. I. Epists. i . cap. 10. pag.roo.
1.1. c. 90. 11. 9 1 . p. 1 1 5 . y 1.6. c . 3 1 . (3) Eliano VatWBiüar'iA. Lib. }.
num. i6 pag. 348. cap. 1 8 . pag. 408,
(1) S. Clemente Ad Carhitllks
SOBRE LA ESPAÑA CARTAGINESA. 329
partes , d una dan el nombre de Islas , y d otra
de Continente. Con esto manifiestan su ignoran-
cia ', pues nuestra tierra circuida del mar Alán-
tico forma una sola Isla juntamente con todas
las que se divisan en este golfo : demás de esta t

hay en el Occeano otras varias semejantes , y


algunas menores , las quales no es maravilla
que sean incógnitas , siendo cierto,que no .po-
demos , correr todo el espacio-de la Isla que ha-
bitamos,, Asi como nuestro mar divide unas Is-
las de otras: de la misma suerte aquellas es-
tán separadas entre, sí por medio de piélagos de
agua mucho mas dilatados. ( 1 ) .
XI. Orígenes, Escritor eclesiástico del si^ Orígenes,
glo tercero , y otros muchos apoyados con la
autoridad de San C l e m e n t e , enseñaron la exis-
tencia de los Antipodas , y de 'otra porción de
la tierra diversa d é l a nuestra. Clemente , dice
aquel Autor , Discípulo de los Apóstoles ¡ha-
bló de ciertos hombres d quienes .los Griegos llar
marón Antichthonos , y de ciertas partes del glo-
bo de la tierra , d donde ninguno de nosotros
puede ir ,y de cuyo par age no se puede venir
acá. Dio d estos países el nombre de mundos, y
afirmaba que el Occeano.es impenetrable , y que
el Criador los gobierna: del mismo modo que el
nuestro (2).
XII. T o d o s estos testimonios prueban que interrupción
desde la e d a d de Solón hasta la: de Origehes^ 4 . ~ e l a n 0

y aun mas adelante y;por espacio,:de- nueve


siglos , se conservó >entre los eruditos la notir iglesia d e s d e
ciá d e . un continente . separado del nuestro \ S * e l s i l 0 v

que hoy dia conocemos con el nombre de Amé-


ri-
' • • ( 1 ) Lacio Ápüleyo Opera T . II. . ' (i) ''Origenes Opera Tom.. I. Pera-
lib. de Manda ¡pag. 7 1 1 . ;
-"-i areha^seu"de Vr'ine'ipns. L. a.p.i77S>»
33© .ILUSTRACIÓN T.
rica. Lacrando y San Agustín fueron (a. .mi
v e r ) el origen.de que se perdiese esta memo-
ria eh el. mundo Christiano. A su tiempo la tra-
dición gozaba de todo el crédito , y no se du-
daba de la existencia d e los Antipodas. Los
dos sabios referidos combatieron acérrima-
mente aquella opinión. Laclando la trató con
sumo desprecio é irrisión , calificándola de ás->
lirio filosófico ; pues se persuadía que verifi-
cada la existencia de los Antipodas debían por
precisión los hombres estar colgados en el ayr
re , y que los árboles, las plantas y demás ve-
getables habian de echar sus raices acia arriba,
y sus copas abaxo ; las lluvias en vez de pre-
cipitarse de lo alto , subirían violentamente
contra el orden natural; modo de pensar ex-
travagante ; pero que concuerda con la igno-
rancia de aquellos tiempos ( i ) . S. Agustín com-
prehendió por ventura la futilidad de este ar-
gumento , buscó razones en la Teología para
refutar aquella tradición. La censuró de erró-
nea y peligrosa ; pues creyendo impracticable
la navegación por la inmensidad de aguas del
Occeano , negó la existencia de otro continen-
te poblado como el nuestro , fundado en que
sus habitantes no. pudieran tener un origen
común con nosotros , ni reconocer su descen-
dencia del primer hombre ( 2 ) . La reputación
de las obras de S. Agustín imbuyó en este sen-
timiento á los Fieles, persuadidos de la efica-
cia detesta razón juzgada ¡convincente por la
obscuridad del siglo en que escribía aquel J?a-
-. dre;

_ ?t) Firmiauo Lañando Optft ent- rum cap.14. Ve Antipod'but, p. 1 5 4 .


* • * . TU.• Div'tnarum Ins't'ituthmtm, (2.) S. Agustín fíe CmMtC Del'
lib. i.: De ¡aisA tapieiitU.PhUosepht- Lib. 1 6 . c, 9 . col. 884. -
SOBRE LA ESPAÑA CARTAGINESA. 131
dre ; dé suerte que el Santo Pontífice Zacarías
en el siglo o c h o , engañado , fulminó los rayos
del Vaticano, contra el Presbytero Virgilio,
que enseñaba todo lo opuesto á la doctrina de
Agustino (1).
X I I I . La oposición de este grande Doc-* s.e conser-
tor , y los demás Fieles no pudo borrar del f-
v ó ntre I o s

mundo esta tradición , cuyos principales de- * 1 3 es

positarios fueron los Árabes. Los antiguos li-


bros Orientales , que nos ha conservado ésta
nación hablan , dice Herbelot, de una región
muy diferente de las nuestras, situada a la otra
parte del monte Caf, que justamente es el At-
lante de los antiguos. Los Árabes y Musulma-
nes dieron á aquellas tierras varios nombres,
que todos se apropian admirablemente á la
América. Las han llamado en su idioma Ge-
zha-Kheschk , que significa Isla seca ó tierra
firme. Agiáib al Makhloucat. Las maravillas de
la naturaleza : Jeni Dama, en lengua Turca lo
inisrno que nuevo mundo ( 2 ) .
X I V . La serie chronológica de los Escri- N O fue tu-
tores que he citado , es una prueba convincen- vención de
te de que desde el siglo sexto antes de la Era ^ ' a c o n

Christiaiía hasta nuestros tiempos se conser-


v ó la memoria de aquellas vastas regiones,
cuyos viages se interrumpieron por haberse
sumergido una grande Isla , que puesta entre
los dos continentes facilitaba la comunicación.
Muchos piensan que esta es una relación fa-
bulosa inventada por Platón : los que hablan
asi hacen injusticia a este hombre grande. El
Tt ci-
ft) Natal Alexandro H-síor/* Ecle- (1) D* Herbelot Kblioteque Orle»,
siástica. T. VI. c. ¡ . art. f. p. 7. te tule. Artículo Caf, pag. IJO. Ártica-
Cointe Anuales Ecclesiastlci Franco- lo Ge\trat> pag. 38J.
ruin. T . V . auno 748. pag. ií>í.
332 ILUSTRACIÓN I.
cita los escritos de Solón : tiene cuidado de
nombrar los autores por quienes pasó esta tra-
dición hasta llegar á su noticia ; trae los testi-
monios de los mas antiguos Egypcios, los qua-
les por la situación de sus playas, y por el con-
tinuo trato con los Fenicios , que las costea-
ban podían estar bien informados ; finalmente
asegura que lo que referia Solón no es una
relación fabulosa, sino verdadera historia. Mar-
silio Ficino , Intérprete Latino de Platón, ob-
serva á este proposito , que teniendo tanto
cuidado el Filósofo de atestiguar la certidum-
bre, de la narración , no se le puede nrgar la
fe ; pues este Autor , si tal vez imagina ó fin-
ge alguna cosa , es advertido y atento en dar-
la el nombre de fábula para evitar de este
modo el error y engaño de los lectores (í). Se-
gún esto no parece poderse dudar de la noti-
cia antigua de la América. Muchos modernos
eruditos han sostenido esta opinión. Puedo ci-
tar los nombres de Mariana , Acosta > Pineda,
Palmerio , Veselingio, F i c i n o , Herbelot, Ma-
dama Duboccage , Fabricio , Robertson , el
Presidente de Brcsses , y D . Ignacio López
de Ayála , cuyas autoridades he leido en sus
fuentes (2). Se pueden añadir muchos otros
citados por el P. Juan de Pineda , a saber : el
célebre C o l ó n , Francisco Vatablo» Guillermo
Pos-
~ (t) ricino Divi Pl'atonis Opera en p. 1097. Herbelot en el lugar cit. po-
,el argumento de Critias, pag. 1097. co arites. Madama Dubotcage La Co-
(r) Mariana HUtoriit dé reh. ffisp. lomüade , canto í. nota A. Fabr'cio
X . 1 . c. i . p. 1 3 6 . 1 5 7 Acosta De Bibtiographia antiquarla, T. I. cap. 1 .
novi Orbis natura 0- TitUve L 1 . c. 11, num. 10. desde la pag. 1 8 . Robert-
& c desde la p 1 0 . Pineda De rcbus. son S'víia d' America. T. 1. 1. 2. des-
Salinóvis. L 4 . c. 16. $ 4. p. M ? . de la pag, 1 1 4 . De Brosses La secun-
Páimerio hi traloiiem. T. 1. 1. 3. p. de Gucrre servile-, p. 6 5 . López de
i\o, Veselingio 1» Dhdorum Si.ulum. Ayálafftsioriade Gibraltar , 1 . 1 . n.
T. I. I. <¡ p. Í44 ?4S. Ficino In 8. p. 9.
^latonera en el argumento de Cridas,
SOBRE L A E S P A S A CARTAGINESA. 333
Postello , Goropio Becano , Arias Montano.,
Genebrardo , Maluendo , Ortelio , Marin de
Brescia , Antonio Posevino , Rodrigo Yepes,
Tomás Bozzi , Manuel Sa, David de Pomi,
Martin Delrio , Gregorio Garcia ( i ) : este ca-
tálogo se puede aumentar con no pocos Escri-
tores que citan Fabricio , y W i t s ( 2 ) .
XV. Establecida la noticia antigua del
América, nos toca investigar quales eran sus d
parages freqüentados de los antiguos, y , l o s - j
puertos de nuestro continente , desde donde ¿i
tomaban sus derrotas. E n estos últimos años
los Moscovitas y los Españoles intentaron des-
cubrir en los mares del Norte las cercanías mas
próximas del mundo a n t i g u o y del nuevo.
Sus esfuerzos son dignos del aplauso univer-
sal ; pero es tan ardua la navegación de aquel
piélago , que. aunque ó por casualidad , ó por
fortuna , pudiese algún baxél dirigir su rum-
bo desde la América al Septentrión de la Eu-
ropa ó del Asia ; ó de estos parages a las cos-
tas opuestas , como se asegura haber logrado
algún buque esta suerte; no han de temer por
esto los Españoles , ni tampoco deben esperar
los Moscovitas , que se pueda abrir camino
por aquella parte al comercio Americano (*).
Fuera d e q u e , los pocos rayos de luz que los
antiguos autores han difundido hasta nosotros
sobre este asunto, no.nos guian por aquellas
partes á buscar la comunicación que hubo en
.Tta los

(0 Pineda í>e rébus Salomims.'L. (*) Son famosos ios viages de


4. c. 1 6 . § . 3. pag. 1 1 1 . i n . Cook en estos últimos años, hn uno
(Z) Fabricio Biblmr. a/itiquar. T . de ellos penetró por entre la A<ia jr
I. cap. r. 11. 10. desde la p. 18 wits Aniérira , como se asegura , miran-
MiscelUíteemm Sxcrorum. T. II. Exir- do ambos continentes a una y otr»
parte.
334 l l U S T X ACIÓN I.
los siglos remotos entre los dos mundos; mas
bien nos muestran el camino por las Costas
de la Guinea, El continente del Amérca , ó
la gran Isla vecina á él , estaba ( d i c e Pla-
tón) en el Occeano Atlántico acia el Sud. Se-
gún Diodoro Sículo , su situación miraba la
L i b i a ; y una tormenta desecha transportó á
los Fenicios a aquella parte. Plinio la coloca
enfrente del monte Atlante , y distante cinco
dias de navegación del Cabo de Sierra-Leona,
y de los desiertos de la Etiopia occidental: ya-
cía (aseguran los libros Árabes) a la otra par-
te del monte Caf. Las Costas meridionales del
Occeano Atlántico : las playas de la Libia ; las
riberas opuestas á la montaña de Caf; ó A t -
lante ; el Cabo de Sierra-Leona ; el desierto
occidental de la la Etiopia , ó de Barca : todo
esto unido , necesariamente ha de convenir a
las cercanías de la Guinea. Los baxeles que se
hacían a la vela desde estos puertos, dirigían
el rumbo al S u d , según Platón. Esta derrota
conduce directamente al Brasil. Esto prueba
que los antiguos en sus viages aportaban á las
Costas de aquel reyno. Si todos los Escrito-
res arriba citados no insinúan con igual exac-
titud la situación meridional de las playas A m e -
ricanas , á donde se hacían aquellos viages, n o
nos debemos maravillar , ya porque era gran-
de la obscuridad de las noticias; ya por la-mis-
ma diversidad de países, de donde se podia em-
prender aquella navegación ; siendo cierto que
después del descubrimiento podían partir las
naves ora de Cádiz, ora del mar Roxo , ora
de otros cien parages, y costeando el circui-
to del África , llegar á las playas situadas mas
enfrente del América,
Es-
SOBRE IA.ESPARA CARTAGINESA. 335
X V I . Estos viagesno eran de una difícil y p jj L(jS en c 0

ardua empresa a hombres , que habían adqui- Gaditanos ha-


rido alguna práctica de los mares, p r i n c i p a l - i- cian e s t o s v

mente antes de la sumersión de la Isla Atlán- babJememce


tida. Las relaciones de los autores citados ma los empren-
persuaden que los Fenicios Gaditanos hacían e{"°jy^r V
e

aquellos viages. L a fábula de Atlante., y de sus antesdeJlM«-


famosos hermanos y descendientes , tubo ori- sías.
gen de las historias Fenicias , como se deduce
de la obra de Sanconiaton. Solón nos describe
a la Isla Atlántida" corno la patria y estableci-
miento de los héroes de aquella fábula (1).
Todos saben que estos son de origen Fenicio,
y por consiguiente es verisímil que los Feni-
cios fuesen los que descubrieron y freqüenta-
ron aquella Isla sujeta , como se supone, á su
dominio. Obsérvense algunas circunstancias
particulares que notó Solón. Dice que el her-
mano mellizo de Atlante se llamó en su lengua
natural Gadir. N o t é en mi historia con el
testimonio de. Plinio y de otros Escritores, que
Gadir es nombre púnico ó fenicio t luego el
idioma natural del hermano de Atlante era el
fenicio, ó el cartaginés. Añade, que Gadir tu-
bo- el gobierno, de las partes extremas de la Is-
fa que miraban acia d las Columnas de Hér-
y

cules, -i Con qué mayor claridad se podia i n -


sinuar el origen de Gadir de las Columnas ía
donde estaban establecidos los Fenicios Gadi-
tanos , y su marcha desde aquel parage? Pro-
sigue su narración ,. diciendo que aquella par-
te- de la Isla , que él gobernaba , se llamó Ga-
dirwa de su nombre. He aqui una nueva prue-
ba de la derivación gaditana del nombre de
aquel
{i) Platón en el Dialogo Cñtsas , pag. n o j .
336 ILUSTRACIÓN í. ;

aquel país. Finalmente concluye que los Grie-


gos llamaron al -referido Gadir E'v/A*iÁog. Est;e
vocablo griego formado de £w bien y ¡JLV\\*
O-vejas , significa el Príncipe, ó el hombre de
las buenas Greyes. Las. ovejas de la T ú rde ta-
ñía , y singularmente las de Cádiz , eran las
mas celebradas de la antigüedad , de su¿rte
que Strabon cuenta que la leche de las ovejas
de Cádiz era tan crasa que no tenia suero,
t

de modo que para hacer los quesos era menes-


ter mezclarle una buena porción de agua ; y al
cabo de cincuenta dias se hablan de sangrar
aquellas ovejas , las quaUs engordaban excesi-
vamente con lo pingüe de los pastos de aquellos
terrenos, cuya fama dio. motivo a la fábula de los
ganados de Gerion ( i ) . N o sé que puedan desear-
se mas ciaros indicios de la comunicación de la
Isla de Cádiz con la Atlántida. Pero y o hallo
otros muchos del continuado Comercio de los
Fenicios con aquellas Provincias.Si merecen fe
las relaciones de los Sacerdotes' de E g y p t o ,
Neptuno era la principal Deidad de la Isla
Atlántida. El Teñvplo consagrado a este N u -
men era objeto de la admiración de todos
por la riqueza de sus adornos de marfil, y de
ios metales mas preciosos (Ü}. Nótense dos
cosas ; la primera , que Neptuno era un Dios
de origen Fenicio : la segunda , que los Egyp-
cios mas antiguos no adoraron esta Divinidad.
D e ahí se sigue por necesaria conseqüencia,
que sus Sacerdotes no pudieron inventar esta
circunstancia ; pero sí la aprendieron de los
.negociantesFenicios. L o mas notable del Tem-
plo

(i) Strabon T . I. I. J . p. z i } . ( i ) T?Uton Dialogo CrU'utr , pag.


Y a.;8. iiof. .
SOBRE LA ESPAÑA CARTAGINESA. 337
pío referido, y de los demás de la Isla Atlan-
uda era una Columna, Junto á la qual se inmo-
laban las víctimas; y las leyes de aquellos Is- •
lefios se escribían también en otras coluxii-
nas (1). Ideas á la verdad características de la
nación Fenicia. Se puede ver l o . q u e tengo
escrito en mi historia. Demás de esto , el mar-
fil , los elefantes , las minas de oro y plata „ la
arribada de innumerables buques , los arsena-
les , el gran comercio , y muchas otras cosas
que cuenta Solón de la Isla Atlántida , á nin-
guna nación convienen mejor que á la Feni-
cia , ó Cartaginesa. Otra prüeba,de nuestro sis-
tema es la observación acerca de la época de
los viages que se hacían £í la Atlántida , la
qual insinúa el citado Filósofo. Atestigua con
la autoridad de los Sacerdotes Egypcios , que
estos viages, se hicieron nueve mil años an-
tes ( 2 ) . Tráigase a la memoria lo que dixo Pli-
nio y muchos otros ; esto es , que de los anti-
guos algunos componían el año de seis meses; otros
de quatro como los Arcades 1 varios de tres , /
no faltaba quien lo contaba de un solo mes Lu-
nar como los Egjpcios , en cuyo sentido se dixo
de algunos de ellos haber "divido mil años ( 3 ) .
N u e v e mil años de un solo mes com-
pene de los nuestros 75 a Años.
Los Egypcios ¡hicieron, la relación a ¡
Solón en los años antes del nacimien-
to del Mesías. . . . . . . . . . . . . . . . . . 600.
Los qual es me dan la suma de 1350' Años.

M i l trescientos cincuenta, años antes de la Era


•.• .- • Chris*-
(1) ; ídem p. 1 1 0 7 . (y) •-.•plinio ffltcria natutalh. T.I.
(í Placen Dialogo Tjmeut, pag. i. 7. c. 4 8 . 1 1 . 4 ? . pag. 4 0 3 .
1044^ y ütkL-Craias, p . n o o . 1 1 0 1 . • ,
338 • ILUSTRACIÓN r.
Chmtiana , captaban los Fenicios un siglo
de establecimiento en África y España. N o
• -se hace increíble que desde aquellos tiempos
diesen la vuelta por el circuito de África, y hu-
biesen descubierto sucesivamente las Islas de
la Madera , Canarias, Caboverde , Atlántida,
y también la América.
Confirma-'. X V I I . Todas las razones que acabo de
cion de este exponer , se pueden fortificar con una con-
dfde^Usmo" g e t u r a
cada de las historias Americanas. Los
sa

demáshisto- Salvages de la América Meridional conservan


rías Araeri- dos suertes de ideas religiosas. Unas concuer-
canas. ¿m C Q j Christianismo y con la Escritura
n £

Santa; tales son las noticias de la creación,


del diluvio , de un Hijo de Dios nacido de
una Virgen , y otras muchas semejantes. Otras
son conforme a la mythología de los antiguos
Orientales; de este género son las tradiciones
de varios de aquellos pueblos bozales, cuyo
supremo Numen Amalivacá era un retrato de
Júpiter revestido de calidades contrarias /par-
te divinas , y parte humanas: el Cielo se ado-
raba como una-Divinidad á manera del Ura-
no de Sanconiaton : las Estrellas eran antiguos
héroes , como en el sistema de los Fenicios y
Griegos, colocados en el orden de los Astros,
habiendo obtenido la. inmortalidad : los hom-
bres que se salvaron de las inundaciones del
diluvio; ( c o m o Pirra y Deucalion) eran dos
consortes que restablecieron el Género h u -
mano volviendo á poblar la tierra , arrojando
sobre ella ciertos huesos de frutas que iban
echando por la espalda., de suerte que de los
que'tiraba el hombre se formaban los varo-
n e s , y las hembras: de los que arrojaba la mu-
ger. Y o pudiera citar por garantes de estas tra-
. di-
SOBRE LA. ESPAÑA CARTAGINESA. 339
(liciones muchos Históricos y viageros; pe-
ro me contento de nombrar al Señor Abate
Don Felipe Salvador G i l i j , quien después de
muchos servicios hechos en las Provincias de
Tierra firme a la Religión , y á nuestro Au-
gusto y piadoso Monarca, ha publicado en
Roma , su patria , un Saggio di Storia ameri-
cana , digna de particular encomio por aquel
carácter inge'nuo de veracidad, que resplan-
dece en ella ( 1 ) . Establecido este principio,
discurro asi. E l primer genero de ideas no
es una prueba convincente (aunque muchos
la tienen por tal) de la comunicación anti-
gua entre nosotros y los Americanos. Con el
arribo de los Conquistadores Españoles p u -
dieron de boca en boca penetrar las selvas y
las montañas, y encontrándolas después otros
Europeos mas modernos , pudieron ellos ó tal
vez los mismos Salvages atribuirlas a tiempos
mas remotos. N o intento oponerme a la pro-
mulgación del Evangelio en América desde
los principios del Christianismo. Un Dios
lleno de clemencia no habrá dexado sumergi-
da en las tinieblas una porción tan considerable
de los que redimió con el precio infinito
de su sangre. Solo d i g o , que las noticias de
las verdades infalibles que conservan aque-
llos bozales, no son una prueba capaz por
sí sola de convencer la introducción del Evan-
gelio en sus Provincias en los primeros siglos
de la Iglesia de Jesu-Christo ; pues sabemos
que los primeros Conquistadores con el de-
seo ardiente de los descubrimientos, penetra-
Vv "ron

(1) Gilij Saggio il Historia ame- c. 4. pag. i j , i e , a i . cap. (, desde


fjeana. T . 111. 1, 1 . cap. 3. p. 1 7 . la pag. 1 4 .
340 Ií^STUAClON I.
fon en las tierras* mas remotas , entre las e«j
pesuras de las breñas, en los páramos mas de-
siertos , y pasaron las montañas mas ásperas,
montando las rocas mas escarpadas. A l con-
trario , las ideas mytológicas del Oriente , que
se han observado en el corazón de las selvas
de América, no pudiendo originarse d é l o s
primeros Españoles, que abrieron aquellos ca-
minos , siendo nuestra nación , como todos
lo confiesan , muy religiosa , y por consiguien-
te Antagonista acérrima de semejantes mons-
truosidades , es necesario derivarlas de una co-
municación mucho mas antigua. Cierto es que
el espíritu del hombre no necesita de maes-
tro para caer en el error , y fabricar sobre él
una multitud de ideas exsecrables; pero no
es verisímil que dos naciones sumamente dis-
tantes una de otra , hayan convenido en un
mismo sistema sin ninguna anterior comuni-
cación. El Señor Abate Gilij no hallando nin-
guna semejanza entre las lenguas de América
y las nuestras, sino en las palabras , para de-
cirlo asi, primitivas, como son Papa, Mama,
piensa que en la separación de las gentes des-
pués del diluvio , los Americanos apenas oí-
das ¡as primeras voces tomaron la marcha ,
y no tuvieron otra comunicación con nosotros. ....
porque de otra suerte entre su idioma y el nues-
tro hallaríamos una gran semejanza de vocablos
( i ) . Si este fuera un argumento convincente
'i no es verdad que pudiéramos decir lo mis-
mo de una muchedumbre de pueblos , entre
quie.nes se ha mantenido un comercio conti-
nuo ? La lengua latina no abunda de expresio-
nes
TI) Gilij citado T. III. Apéndice I. P..i. cap. ¡ . pag. ITS,
SOBRE LA ESPAÑA CARTAGINESA. 541
nes púnicas , ni la púnica tiene copia de las la-
tinas ; con todo , los Cartagineses y Romanos
eran dos pueblos ,.que mutuamente se cono-
cían. N o basta qualquiera comunicación para
que un Idioma se enriquezca , tomando lo
que le falta de otro. El dominio extrangero,
y la introducción de los géneros , manifactu-
ras , modas y usos de otros países ,-• son los
dos medios eficaces , para que pasen las voces
de uno á otro pueblo. Los nombres de los fru-
tos , y otros productos proprios de América
son los únicos, que de aquellas regiones se
han adoptado en los modernos lenguages de
Europa , después de tres siglos de comunica-
ción entre nosotros y aquellos Indios: la intro-
ducción de sus efectos nos ha dado también
los nombres. Del mismo modo , los Roma-
nos , conquistada la España, no tomaron de
los Españoles otros vocablos, que los corres-
pondientes á los objetos conocidos en Roma
después de haber sojuzgado aquel Reyno : ta-
les son por exemplo el Minio , Paladear o,
Sparto, Quisquilio, Sago, Lancea , Dureta. Por
el contrario, los lenguages modernos de A m é -
rica , y de España abundan de términos , el
primero castellanos, y el segundo latinos; es
bien fácil de comprehender la razón , no ha-
llándose otra que el dominio de los Roma-
nos en España, y el de los Españoles en las
Indias. Es pues incontrastable , que las fami-
lias que poblaron el América,- después de la
dispersión de las gentes, pudieron mantener
alguna comunicación con las naciones Euro-
peas , aunque los idiomas americanos apenas
tengan algún vocablo de los nuestros. Los Fe-
nicios Gaditanos podian traficar en el Brasil,
Vv2 Q
342 ILUSTRACIÓN I .
ó en tierra firme sin adquirir un palmo de ter-
reno , y sin dejar ningún rastro de su lengua.
T o d o lo que se puede conceder es la intro-
ducción de una ú otra palabra significativa
de las mercancías que transportaban ¿y qué
maravilla sería si al cabo de tantos siglos los In-
dios las hubiesen ó alterado , ú olvidado?
El mismo Señor Abate Gilij queriendo defen-
der los diversos idiomas americanos de la es-
casez de voces numéricas, dice que el estado
de los Saivages que carecen de comercio por
ahora no necesita mas ,y que acaso fueron mas
abundantes en su estado masJioreciente quan-
do debían pasar revista d las tropas de Solda-
dos , contar el número de los pueblos sujetos d
su dominio , y tomar razón de las mercancías, y
variedad de efeBos de que abundaban (i).
^Quién ha tomado el empeño de cotejar los
varios lenguages del Brasil con el de los Feni-
cios Gaditanos ? Por ventura se encontrarán
algunos vocablos semejantes , que nosotros ig-
noramos. Si se hiciese algún estudio en este
v

asianto, quizás se adquiriría alguna luz con que


dar mayor probabilidad a. mi sistema.
Bailly co- X V I I I . E l Señor Bailly para hacer mas ve-
locó la At- risimil su filosófico romance de que hablé en
lanuda en el j dos primeras Ilustraciones a la España Fe-
m s

Septentrión. j
n , i a la Isla Atlántida en el;Septen-
c i a c o O C

trión , y con particularidad en Spitzberg , ó en


algún otro parage del mar Glacial , y se burla
de los que la buscan en las Canarias , ó en
América. Estas ideas , dice , eran del siglo de
los eruditos; pero no del siglo de la Filosofía ( 2 ) .
Oy-
(1) _ Gilij lug. citado cap. 7. p. 304. de Vistan. Lettr. 14. pag. S í . Lett. 1 4 ,
(1) Baüly Letires sur l' Ajlantiit p. 4 5 5 .
SOBRE LA E s P A S A CARTAGINESA. 343
Oygamos las razones filosóficas , con que prue-
ba aquella situación septentrional.
X I X . El Golfo Atlántico , según Heró- Respuesta
d o t o , no se diferencia del Erytréo , ni del argunieu- a l

mar que se encuentra ultra las columnas , y. d° Baiíly. c

Strabon lo extendió hasta las playas de Arabia


feliz. En el templo de Tyro se levantaron dos
columnas consagradas una al fuego , otra al
viento. Todo esto , dice Bailly , me inclina d
abrazar la opinión de Olao Rudbeck , el qual
colocó las columnas de Hércules hacia el Norte,
y halló en Suecia la Atlántica de los Anti-
guos. ( 1 ) . Este es el argumento de mayor fuer-
za que ha sacado Bailly de los senos mas in-í
temos de la filosofía , y lo repite varias v e -
ces como el mas convincente. Y o ingenua-
mente confieso , que no encuentro esta gran-
de eficacia ; por ventura no la conozco , por-
que soy muy inferior en las ciencias filosóficas.
El mar ultra las columnas , el Atlántico , y el
R o x o son un mismo mar. N o censuremos á Bai-
lly la impropriedad de este lenguale. ¿ Pero
quién ha situado en el Septentrión estos Gol-
fos ? Los antiguos los colocaron en el vastí-
simo espacio del Occeano , que se estiende
desde el Estrecho de Hércules ó Gibraltar, por
las costas de África , y Asia hasta la India.
¿ -Qué cercanía tienen las playas africanas con
el Polo Ártico ? La gran distancia de una par-
te á otra se puede ver sin las luces de la fi-
losofia. En segundo lugar, Strabon . extendía
el mar Atlántico/á.las orillas de la Arabia fe-
liz. N o lo contrasto. ¿ Pero á dónde está el

(1) Bailly Histoire del' A'lrono- loñquesl 1 . 1 J . 5. p. 2 8 5 . 1 8 6 . Lelt.


míe a-(tckí»ie. T¡t. Écltúnlssemens lis- sur l' Allawide, Lett. 1 5 . pag, 1 0 8 .
344 ILUSTRACIÓN r,
Septentrión ? ¿ Quién ha pensado jamas que
la Arabia se ha de buscar en los mares de Sue-
cia ? Mi filosofía no abanza tanto. Finalmente,
en el templo de Tyro había dos columnas. ¿Pe-
ro á qué fin ? ¿ Quién dio a las costas de la
Palestina el nombre de mar de las columnas?
Si el Señor Bailly toma el empeño de situar
la Isla de Platón donde se conserva la me-
moria de antiguas Columnas , llenará todo el
mundo de Islas Atlántidas. Demás de ésto ¿qué
relación hay entre Suecia , y Fenicia , entre
T y r o y Estocolmo ? En suma , la sublimidad
del argumento de Bailly lo hace perder de
vista.
Se refutan ^ • ^ ™ prosigue sus argumen-
s t e sc tor

las demás r a -
t o s
filosóficos. Los Atlantes, dice , eran un
zonesdelci- pueblo antiquísimo y muy numeroso, famo-
tado Escri- s o s marineros , y conquistadores de medio
t o r
' mundo. La América se halló con poca gente:
la habitaban hombres bárbaros y sin marina.
Los Peruanos y Mexicanos, únicos pueblos
cultos de aquella parte del mundo , contaban
pocos años de antigüedad ( i ) . Pero el Señor
Bailly se olvida de su filosofía. Los testimo-
nios de los Autores antiguos que han habla-
do de Ja Atlántida , y del gran continente
situado a la otra parte de la Isla , no se ci-
tan en prueba de todas las narraciones fabulo-"
sas de los Atlantes Divinos , sino solo en
favor de la noticia , que. antiguamente se tuvo
de un vasto país separado y distante del nues-
tro. Con todo , dése fe , si se quiere , á aque-
lla estupenda fábula: se crea también , que
los Peruanos y Mexicanos son pueblos m o -
der-
no Bailly Ittmt m i' AtUntMt Lettr. 1 4 . desde la pag. 87. a la 94.
SOBRE LA ESPAÑA CARTAGINESA. 345
dernos : exagérese sumamente la insensatez y
barbarie de los demás Americanos , y el esca-
so número de los habitantes de aquellas Pro-
vincias. ¿ De una nación antigua no se han p o -
dido formar dos pueblos modernos? ¿No pue-
den estos haber tenido otro origen ? ¿ Una pro-
sapia numerosísima no se reduce tal vez a p o -
cos individuos ? ¿Una gente culta , y nave-
gante no ha podido perder toda su instrucción
y el uso del mar í N o es menester la filoso-
fía para entender la posibilidad de estas meta-
morfosis : aun en el siglo de los eruditos la
comprehendia qualquiera que supiese leer la
Historia. T o d o lo demás que añade Bailly
para demonstrar la inverisimilitud de las con-
quistas atribuidas á los Atlantes , es una prue-
ba convincente de lo mucho que se ha in-
ventado acerca de estos pueblos ; pero no per-
suade que los antiguos no tuviesen noticia del
América. Pasa adelante Bailly , procurando re-
futar la opinión de los que han colocado la
Atlííntida en las Canarias. Y o no soy de este
número ; pero sus argumentos atacan igual-
mente á todos. E n las Canarias (dice) se han
encontrado carnes momias como en Egypto,
sin que de esto se pueda deducir el origen Ca-
nario de los Egypcios ( 1 ) . Sobre este argu-
mento no tendremos debates, pero el Señor Bal-
lly no debia perder el tiempo , empleando
tres páginas en un argumento mas erudito que
filosófico. Si las Islas Canarias , añade , fuesen
un residuo de la Atlántida sumergida en el
mar , las aguas que separan las unas de las otras,
tendrían poco fondo, y sería peligrosa su na-
ve-
(1) Bailly citado pag. 9 5 . 9 Í . S 7 . 9 í .
34^ ILUSTRACIÓN I.
vegacion por los muchos escollos y baxíos
( r ) . Esta reflexión es una nueva prueba de la
situación de aquella famosa Isla entre la G i -
néa y el Brasil, cuyo espacio de mar está l l e -
no de baxos. Los montes Atlantes de África
(prosigue) y los desiertos de la Libia Africa-
na ofrecían un desembarcadero muy i n c ó m o -
do á los Atlantes , y eran países que no po-
dían brindarlos con una situación amena y
ventajosa. De ahí se infiere , que Platón habló
de alguna Libia del Asia , la qual dio su n o m -
bre á la Africana ; pues de hecho ; en el Asia
se encuentran muchas memorias de los Atlan-
tes ( 2 ) . El Señor Bailly debiera observar , que
los sabios de buena crítica no atribuyen nin-
guna fe á las navegaciones y conquistas de los
Atlantes , y de los Titanes. N o hay necesidad
de dar fe á estas fábulas para persuadirnos que
los antiguos tenían noticia del América. Fue-
ra de esto : si los Atlantes eran hombres de
tan mal gusto y elección , que antepusieron
los abrasados desiertos del África á las delicias
del mar glacial, y á las amenidades de la Si-
beria; esto no hace a nuestro intento , ni el
Señor Bailly podrá obviar á estos inconve-
nientes por mas esfuerzos que haga en ima-
ginar otras muchas Libias en los países sep-
tentrionales. Finalmente, yo no debo tratar
aquí de las memorias atlánticas que el Señor
Bailly ha descubierto en el Asia. En las Ilus-
traciones a la España Fenicia he hablado de
ellas , y de otras muchas cosas pertenecientes
a este asunto.'
' ( 1 ) ' El Autor citado pag. j g . * (i) De la pag. 99. i la 1 0 6 .

ILUS-
347

ILUSTRACIÓN II.

SOBRE LAS G Ú M E N A S ANTIGUAS


<¿UE S U B M I N I S T R Ó X A E S P A S A

A LA MARINA.

SE EXAMINA UN P AS AGE DE
Ateneo que el Señor Abate Tirabóschi
entendió mal en su Historia de la Li-
teratura-de Italia.

I. -&JOS íreqüentes agravios que el cé- Dos errores


lebre Histórico de la literatura Italiana ha he- de Tirabóschi
cho (acaso por falta de noticias) á la España, ^ ^ a
d
x
e
p o

subministraron' abundante materia al insigne t o griego t e x

Señor Abate D o n Xavier Llampillas para re- de Ateaéo.


parar con gloria el crédito de nuestra nación.
Pero este zeloso Apologista no observó el pri-
mero de estos agravios , y y o tomo gustoso el
empeño de hablar de este asunto , porque es-
te artículo podrá acaso subsministrar alguna
nueva luz á la Historia de la Marina de los
antiguos. Ateneo, Escritor Griego del siglo se-
gundo christiano , describió la gran nave que
se construyó de orden de Hieron , Rey de Si-
racusa a tiempo de Archimédes. E l Señor
Abate Tirabóschi, hecha memoria de aquella
relación , dice que , según el Griego Escri-
tor, se aprestaron muchos materiales traídos de
varias partes para la fábrica del navio , en-
tre otros las cortezas de álamo de España
para texer las gúmenas', inmediatamente aña-
de , que el texto griego dice Iberia , cuya pa-
X x. la-»
3^.8c ILUSTRACIÓN ir.
labra puede también significar la Georgia en
Asia ( i ) . Dos ¡errores noto a"qüi en el Históri-
co Italiano. Primero piensa que Ateneo habló
de las cortezas de álamo , habiendo hecho men-
ción de cosa bien diferente. Segundo sospecha
sin razón, que aquel Escritor pudo tener por ob-
jeto la Iberia Asiática > siendo cierto que su
;

narrativa solo pudo referirse á la Española.


II. La duda de Tirabóschi no estaría des-:
Ateneo a- t* " » de fundamento, sis Ateneo hubiera acos-
111 10 2

cosrumbraba tumbrado atribuir á la España otro nombre di-


líamar á la ferente del de Iberiai.¿> si los antiguos hubieran
elnombrede celebrado el cordage de la Iberia Asiática antes
Iberia. bien que el de la Española. Pero hallamos que
en la antigüedad solo la xarcia. española era fa-
mosa , y Ateneo se conformó con el lenguage
de los demás Escritores Griegos, los quales da-
ban comunmente el nombre de Iberia á la
España en prueba de esto , en el libro segun-
do de sus; obras escribe con admiración que
los Iberos , aunque .los mas, ricos de los hom-
bres beben agua ( 2 ) , y ciertamente los Escritores,
asi antiguos , pomo modernos hicieron gran-,
des elogios de la frugalidad y templanza E s -
pañola : mas no de la de los Iberos del Asia
(3). D e un modo semejante , después de ha-
blar de la morvidéz de los Toscanos, del l u -
xo de los Sicilianos , de la .delicadeza afemi-
nada de los Sibaritas, y de la inmodestia del
trage de los Tarentinos., dice: Al contrario
los Iberos siempre se presentan con vestidos se-,
rios
(1) T'uiboschiStoriadella Litera- I. 1. j . p . 1 3 1 . Lucio Marineo De re-
tara Itdia.na. T . I. P. i . cap. j . . n, • bus EVispanus.. lib. f. pag. 3 3 1 . La
i r . pag. r07. Martiniere' Legraría Diaionaire. T.
- (i) Ateneo Deipaosopbistemm lib.: III. art .Espagné p. 3i8v De Vayrac
a.,pag. 44. ' %tat present de l' Espa¿nt T . I. P. k
Strabon Reriim geegrapUt. T . pag. 40;. .
SOBRE iA ESPAÑA CARTAGINESA. ' 3 4 9
-ríos y modestos , y cubiertos de túnicas enteras
hasta los pies : ni se crea por esto que tienen
menos valor, b que no están tan prontos d pe-
lear : y prosigue contando la disolución de los
Franceses de Marsella y de otros pueblos del
-Reyno de Ñapóles (1). Y o comprehendo, que
-el Histórico Literario tendría gusto de poder
tomar aqui por Iberos á los Georgianos , y n o
á los Españoles ; porque efectivamente el ani-
mo alentado y guerrero , y la honestidad de
costumbres de los Iberos antiguos son unas
virtudes llenas de esplendor que llaman la aten-
ción en cotejo del libertinage de los France-
ses é Italianos de aquellos siglos* Pero era em-
presa sumamente ardua hacer saltar á Ateneo
desde Italia a. la Georgia Asiática, y de la Geor-
gia otra vez a Francia : era necesario tomar el
vuelo sobre el Pegaso,-exponiéndose a la des-
gracia de Belerofonte , q u e fue precipitado de
aquel Caballo. N o intento negar por eso , que
Ateneo" pudo tal vez haber dado el nombre
de Iberia a la Georgia, como lo han practi-
cado otros Escritores; pero quando trata de
una materia, que no pertenece á esta provin-
cia, sino á España ¿con qué crítica se puede
sospechar que la Georgia pudo ser el objeto
de su narración ?
III. 1 Quién carece de la noticia de los dos
célebres Campos de España Espartano y Juh- L a s
§ u m e n a s

. , r\ • / • , , y— . rí • de que había
r

cano? ¿Quien ignora que los Griegos, Cartagi- este Autor,


neses, y Romanos recibían de aquel Reyno el se trabajaban
junco y el esparto para trabajar la xarcia ? Al- f* „¿dos s
m

gunos de los terrenos del Ampurdan, dice Stra- de España,


bon , son buenos ,y otros fecundos de Schino ,
(i) Ateneo citado lib. t i
XX2
pag. j i j .
b
55° ILUSTRACIÓN ir. .
b de junco palustre sumamente útil; este espa-
do dí tierra se llama campo juncario (\). Mas
abajo aseguró que el campo llamado Esparta--
rio es'vasto , y enjuto ; y que el esparto que pro-
duce es de excelente calidad para el cordage
que se transporta d todas partes , principal-
mente d Italia. {%). Plinio describe el espar-
to como una especie de junco proprio de
terrenos, enjutos ; al contrario el Schino como
junco producido de tierras húmedas y panta-
nosas, al qual por esta razón daban los R o -
manos el nombre de Junco marino ; y hablan-
del -esparto , añade , que no es fácil concebir el
grande uso que se hace de él en todas partes,
para los cables y demás cordage délas naves;
para asegurar los andamias délas fábricas,
y otras muchas cosas necesarias , y es cosa es-
tupenda que un campo de menos.de treinta mi-
Mas de latitud, y cuya, longitud no se estiende
d tanto pueda subministrar material sufi-
ciente d todo lo dicho ( 3 ) . Solino: escribió que
tn España hasta los terrenos Áridos son útiles,
pues en ellos encuentra la marina el surtimen-
to para su xarcia (4). El célebre Varron an-
terior á los citados Escritores, según atesti-
gua Aulo Gelio interpretando un pasage de
Homero , que nombró los espartos de las na-
ves , dice que la, abundancia del esparto empe-
zó á ir de España d Grecia ( 5 ) / E n una pala-
bra : es incontestable que los materiales, del
mejor cordage antiguo eran el esparto y el
schino , dos productos, españoles; el primero
de
t») Strabon Xemm geagrafhicar. in StrabonrmT.I.l.j. p. 1 4 1 . 1 4 2 .
T. r. lib. 3. p. 1 4 1 . Léase la nota de (4) Salino Myhistóf T. Ucap. 1 3 .
Salmasio. pag. 3 1 .
<2) Strabon lib. cit. pag. 1 4 4 . (5.) Véase Salmasio VEnUn*Exefr
PUoio citado por Casanboa flttthííei cap; 1 3 . p. 1 8 7 . col. 1 . .
S O B R I I A ESPAÑA C A R T A G I N E S A . 351
de la Mancha , Murcia , de Aragón , y otros
parages: el segundo qpn particularidad.de Ca-
taluña , de grande utilidad y uso hoy en dia
para muchas lavores. D e ahí se deduce nece-
sariamente , que no hay razón para sospechar
que Ateneo habló de la Georgia quando hi-
zo mención de los materiales transportados
de la Iberia para formar las gúmenas.
I V . E l Histórico de la literatura Italiana verdadera
h a cometido otro error en la traducción del inteligencia
texto griego de Ateneo , haciéndole decir ^<~1 t e x t o
• ' sincero tic ^^**
que las gúmenas se trabajaban de las cortezas t e n é o .
de álamo de la Iberia. E n la célebre versión
latina de Jacobo Dalechamps no se nombran
las cortezas de álamo ibero , sino de los ala-
mos italianos diversos expresamente de los Ca-
bles iberos. H e aqui la traducción latina del
citado Autor : Populea quidem ex Italia, ru-
dente s:ex Iberia. Esto e s : los Alamos fueron
transportados de la Italia , y las maromas dt
la Iberia (1). Pero el Señor Abate Tiraboschi
puede apelar de la versión Latina al texto ori-
ginal : estas son las palabras griegas : vAr¡v r%v
fiev é| l'raAÍctg, T*IV e}' ÍK 2 i * e A í ¿ * s , ¿g C-%OÍ-
vía hívacuetv j u e y e £ l%r¡pia,g : El maderage vi-
no de Italia y de Sicilia :.la leucéa para las gú-
menas de la Iberia. Toda Ja diferencia consis-
te en la palabra \%VKC£ICW ó como otros leen
Mvkietv. El Señor Tiraboschi traduce cortezas de
alamos, y probablemente tomó esta inteligen-
cia de Casaubon, el qual en sus notasá los quim
ce libros de Ateneo , dice que tal vez se dio
el nombre de Kimía, á la corteza del álamo ( 2 ) .
Con-
(j) Dalechamps L/it'inn int.rpre- (i) Casaubon Anvol añones in A-
¡mi» Alhfríxi üíioíwsúfh'ístariitn. l i b . thcnxi Deipnosofliistar. L. 5. cap. 1 0 .
J . p. i o s . pag. 116,
ILUSTRACIÓN I I .
Contra este parecer del Histórico Literario
bastará observar que las riberas del Pó es-
taban antiguamente , como ahora , pobladas
de alamos ; lo que hace inverisímil, que los
Siracusanos fuesen á España ; y mucho me-
nos á la Iberia Asiática a proveerse de esta es-
pecie de madera , ó de las cortezas de unos ar-
boles , que tenían tan cercanos. Casaubon cita-
do dio otra inteligencia a las palabras de Ate-
neo , quizás mas inverisímil todavia. Dixo que
algunas toman el vocablo Aewce* por sinóni-
m o de schino , y que teniendo esta v o z dos
significados entre los Griegos , á saber de jun-
co y de cuerda , Ateneo la usó en este ultimo
' sentido ( i ) . Pero , a mi juicio , seria un modo
de hablar muy ridículo el decir que los Sira-
cusanos para trabajar las cuerdas, hicieron ve-
nir las cuerdas de la Iberia. Me admiro que
Casaubon estuviese satisfecho de esta extrava-
gancia. Es mucho mas probable la opinión
de Esichio, él qual porAsoae* entendió Schino,
con cuyo vocablo los Griegos denominaban
el junco, pero no el esparto, como pensó Dale-
champs, confundiendo estos dos productos es-
pañoles ( 2 ) . Según este parecer, el Escritor
Griego quiso decir que los Siracusanos procu-
raron el junco de la Iberia española para los
cables de sus baxeles: cosa muy verisímil;
pues los antiguos hicieron mucho uso del
rma- junco español para trabajar las cuerdas.
itclí- ^ * Algunas reflexiones pueden confirmar
esta inteligencia de Esichio. La v o z griega
<r%omov no significa meramente cuerda, sino
cuerda hecha de schino , ó de junco palustre.
De
(•) Casaubon lug. ck. j . p. l o í , en la nota del margen.
(2.) Dalechamps LIT Ashsn«um. \
SOBRE LA ESPAÑA CARTAGINESA. 353
D e ahí se deduce que habiéndose valido este
Autor del vocablo referido , no pudo ha-
blar de las cortezas de alamos. ¿ Pero por qué
Ateneo , tratando de los materiales para el cor-
dage transportados de España , no usó también
de la misma voz ? Ateneo habia antecedente-
mente dicho que las cuerdas eran Schinias
ó de schino , y asi no era menester explicar
después una cosa tan clara. N o quiso repetir
la misma palabra , hizo uso de otra mas gene-
ral : por eso dixo que los Siracusanos para
fabricar las gúmenas de schino ü de junco , h i -
cieron transportar de España la leúcéa. Este
vocablo derivado de ktyxog, que significa blan-
co , lo adaptaban ordinariamente los Griegos á
muchas plantas de color blanco ó qué tiraban
a él. En las obras de Dioscórides se llama Aew«j
el álamo blanco ( 1 ) , tevxÁKctvQa, el cardó le-
chero (2). ÁEvx¿vla, junquillo blanco ( 3 ) . Áiu-
!

xoíov el alhelí blanco ( 4 ) : otros muchos nom-


bres griegos se derivan del primero yá referi-
do para significar ora esta , ora aquella cosa
blanca. Establecido esté principio , del qual
no parece poderse dudar , el sentido literal
de las palabras de Ateneo es este. Los Siracu-
sanos para las gúmenas de juncos se -proveyeron
de aquel material blanco de España.
V I . Se podrá dudar, si á tiempo de la EnlasPro-
construccion de la famosa nave de Siracusa , vincias ex-,
se hacía uso en los países extrangeros de los trabajaba et
juncos y espartos de España. Cierto e s , que cordage de
1Q' s materiales de
(1) Dioscórides Otras traducidas (i) ídem lib. 3. cap. Í O . pag.
de la lengua griega en la vulgar cas- 177.
lellana, é ilustradas can sucintas ano- (3)(3)ídem lib. 3 . cap. 1 1 9 . pag.
tacienes por el Doóior Andrés de La- 349.
una Mcdxo de Julit 111. Libr t . c. (4) Idsm lib. 3. cap. 1 3 i - pag.
(4)
S. j o . pag. 6 7 , 3ji.
354 ILUSTRACIÓN frv
España en los Griegos se valían del junco , como lo ates-
dequ^habla * S Plinio citado por Salmasio ; y Teófrasto
l u a

Ateneo. casi roo. años anterior a la constricción de


la Nave hace también m e n c i ó n , usando de
la palabra ar%ótm ( i ) . Por lo que mira al es-
parto , no se puede sacar una prueba contra
nuestra opinión , aunque tu uso fuese mas mo-
derno ; pues Ateneo no habló de este pro-
duelo , sino del junco. N o obstante , yo pien-
so que se conocía también el esparto fuera de
España en los tiempos remotos. Es inverisímil
que en el largo discurso de tantos siglos, no lo
hubiesen introducido en sus patrias los Feni-
cios , ni los Griegos ni los Cartagineses, y que
ninguna de estas naciones hubiese hecho el
comercio de este genero , que hicieron des-
pués los Romanos* Salmasio es de parecer que
Teófrasto no lo conoció , y demás de esto,
cita un texto de Varron , quien insinuó que á
su tiempo empezó a verse la abundancia en
la Grecia (2). Por ventura los Españoles mas
antiguos remitían á aquella Provincia el corda-
ge de esparto ya trabajado , y a tiempo de
Varron comenzaron a enviar el material para
la labor.
Con parti- V I L Pero dejando aparte a los Griegos,
usabanfosS^ ^ P hacen a nuestro propósito , los Si-
U e o c o

racusanos , racusános mantenían un v i v o comercio con


que comer- los Españoles á tiempo de la construcción de la
aaban con „ xm n¿ qa vhabla Ateneo. Asi este .
e e U e

Jos Espano- 0
. ,.
íes. como otros autores mas antiguos , con cuyo
apoyo nos cuenta la 'fábrica del Baxel, callan
el
(i) Salmasio Vlm'uma Exercltt- (z) Salmasio citado pag. ig¡,
tuses. T . I cap. í j . p. i$¡. col, i . Col. X. p. 187 cojií,.
pag. iSS.col. i.
SOBRE LA ESPAÑA CARTAGINESA. 355
él año preciso en que se construyó ; pero ase-
guran que se hizo de orden de Hieron , Rey
de Siracusa , y que el famoso Ingeniero Ar-
chimedes le dio todas las dimensiones , y to-
- do el corte , y fue el Director de tola Ja
obra. Hieron segundo ( e l primero no fue
coetáneo ele aquel insigne Matemático) rey-
no a tiempo de la primera guerra púnica
qué él mismo ocasionó , y alcanzó la se-
gunda , en cuyo tiempo murió. La defensa
de Siracusa hizo famoso el nombre de Ar-
chimedes en esta segunda guerra. D e ahí se
infiere que el famoso baxel se pudo cons-
truir en el intervalo de los veinte y qua-
tro años que corrieron entre estas dos guer-
ras , doscientos y veinte ó doscientos y.trein i

ta antes de la Era Christiana. Los Cartago ,


neses que mantenían entonces un comercio
antiguo con España , eran aliados de H i e -
ron desde el principio de la primera guer-
ra. Pudo muy bien el Rey de Siracusa pro-
veerse de junco y demás materiales de Es-
paña por medio de sus confederados due-
ños de una buena porción de aquel R¡.yiio.
Fuera de esto , las tropas Españolas milita-
ban en Sicilia a la conducta de los Carta-
gineses no solo en el reynado de Hieron;
sino también ciento y cincuenta años an-
tes , dominando Dionysio primero el Tira-
no. Se .pueden ver las pruebas en mi Es-
paña Cartaginesa. La larga , continua , y es-
trecha comunicación de los Españoles con
los Sicilianos ; la celebridad de los anti-
guos naturales de España en la marina , cu-
ya arte aprendieron en la escuela de los F e -
Yy. ai-
356 ILUSTRACIÓN I I .
nieios ; la fama de los materiales para el
cordage , que los antiguos sacaban de los
dos campos espartano y jumarlo, no nos
permiten la sospecha prudente de que los
Siracusanos se proveían para sus gúmenas
de los productos de la Iberia Asiática antes
bien que de la Española.
Tiraboschi -VIII, Estas reflexiones manifiestan cla¿
insinuó sin ra- ramente la • sinrazón con que el Histórico
voco^dapa"
d e
* Literatura Italiana , exponiendo el tex-
a

hbiz iberia, to de Ateneo , insinuó que- Iberia es un v o -


' cabio que conviene igualmente a la Georgia
que á la España. ¿ Con qué ánimo ? Será
A

para usurparle la pequeña gloria que de es-


to le resulta , haciendo sospechar á los lee-,
tores , que Ateneo habla por ventura de la
Iberia Asiática ; no de la Europea ? En otro
lugar de su historia se vale del favor de
otro equívoco para dar a la Italia el gran
. Español TeodolfO Obispo de Orleans , aun-
que este- insigne Prelado en sus obras se
honra con el título de Pariente de los Go-
dos de. España. Una inscripción sepulcral
de aquel Obispo la llama Natural de Hes-
peria , y en otro epitafio se lee : Nacido
en Hesperia. E l Señor Tiraboschi tiene gran
cuidado de advertir a sus lectores , que d
nombre de Hesperia convenía- también d la
Italia ( i ) . Y o espero que con algún otro
pre-
( i ) Tiraboschi Storia dellaíet- nealógica de nuevo calibre, j L n e -
Uratura Italiana. T . VI. lib. j.^c. i . go si el Rey de Cerdeña llamase
num. ^. pag. 68. 69. El único al Seikr Abate Tiraboschi de .vó-
argtimento de Tiraboschi para ha- dena á la Corte de Turin , sería
cer Italiano á Teodoifo , es una ésta una prueba convincente , pa*
Chrómca en la qual se l e e , que ra que eu la posteridad se afir-
Carlo Mag'rtt lo llamó, de Italia a mase , que Módena fue la cuna de
frauda. Esta es nna prueba ge-. este Literato! '.
SOBRE LA ESPAÑA CARTAGINESA. 357
pretexto moverá pleyto á los Españoles acer-
ca del nombre España , pudiéndose este v o -
cablo . equívoco dar á qualquiera país que
sustenta conejos. Si esto acaeciere , q u e . n o .
es muy difícil , la España vendrá a ser un
Reyno anónimo.

Yy.a APEN-
35*

APÉNDICE
E N D E F E N S A D E LOS G A L L E G O S ,

perteneciente al tomo primero ü Dis-


curso preliminar de la Historia
crítica de España.

L mes de Abril de 1785 me entregaron


en Roma una carta remitida de Galicia , en
la. qual se nota una equivocación , que yo he
padecido hablando de los terrenos de aquella
Provincia. La advertencia de los errores que
cometo , la considero como un favor muy
singular. M i único empeño es de dar á la
Europa , especialmente á la Italia , una histo-
ria de España la mas exacta y verídica que
me sea posible. Y o contaré en el número de
mis mayores amigos , y reconoceré por bien-
hechor' asi mió , como del Público , á quien
quiera tomarse el cuidado de avisarme todas
aquellas cosas que ignoro. Doy á la luz con
sumo gusto la carta original en los idiomas
Italiano y Español para que sirva de correc-
ción á mi tomo preliminar impreso en las dos
lenguas. Citaría también el Autor de la carta,
si quien me le ha comunicado se hubiera dig-
nado de nombrarlo. Me será lícito añadir al-
guna palabra pan mi justificación , quando lo
juzgare conveniente.
"El Señor Ab^te Masdeu.en su tomo pri.
w.merp de Ja historia crítica de España cap-
»3-
DE LOS GALLEGOS. • 359
"» 3. art. 6. p. 1 7 9 . se acuerda de que Vayrac
»vitupera la ociosidad y negligencia de los
»Castellanos y Gallegos , y en lugar de in-
» pugnarlo y •desmentirlo como, una cosa agena
>Í de toda verdad , y como un error muy no-
»> torio por lo perteneciente á Galicia , se con-
)> forma con esta errada opinión , confesan-
•>•> do pocas líneas mas abaxo , que Galicia es
yyuna Provincia menos favorecida- de la na-
a tur ale za , y que no es maravilla que no
j» se hubiese . restablecido en ella la industria
11 antigua después de las revoluciones que pa-
» deció , particularmente' la de la guerra de
j» sucesión al principio de este siglo."
Permítaseme decir en este lugar para ma-
yor noticia d é l o s lectores i qué quando-.yo
insinué-las funestas revoluciones que retar-;
daron el perfecto restablecimiento de la i n -
dustria antigua de los Españoles , no hablé
solo de Galicia : hablé en general de todas
las Provincias. HÍC4J especial mención de los
•reynos de Galicia y Castilla , porque Mon-
sieur de Vayrac los notó en particular. Copio
mis palabras como se leen en el pasa ge que
cita el Autor de la carta. Vayrac visitó la Es-
paña al ^principio de este siglo.... en cuyo
tiempo no es maravilla que aun no se hubie-
se perf sel amenté restablecido la industria an-
tigua , particularmente en Galicia , provincia
menos favorecida de la naturaleza , y en Casti-
lla , cuyo reyno no tiene las. proporciones que otros
para el comercio por la distancia del mar.
"No. es de estrañar que un sabio que es»
« cribe lexos de España , y que aunque na-
» cido en el la ^ fue en una' Provincia la mas
»»distante del reyno de Galicia , haya pade-
c í ci
360 APÉNDICE EN DEFENSA
» cido un error tan notable ; pero' sería muy
>» de estrañar , que una vez conocido , no lo
» enmendase en sus ulteriores escritos';.
He aseverado , y lo repetiré mil veces,
que no me avergüenzo , ni tendré jamás ru-
bor de corregir mis yerros , pues sé que he
emprendido una obra vastísima muy supe-
rior á mi capacidad , imposible de hacerse
sin errores , principalmente escribiendo fue-
.ra de España , sin auxilio de compañeros, y
sin posibilidad de emplear sumas considera-
bles para los gastos.
" A este fin se le hace presente como c o -
j» sa averiguada y pública , que Galicia es una
» de las Provincias mas pobladas y mas abun-
»dantes de España , si no es la mas".
Estaba ya noticioso de la población de
Galicia , ni la he impugnado jamás ; antes
bien en el cap. 3. art. 2. num. 42. insinué la
ventaja que en esto hace aquel reyno á m u -
chos otros. Por lo que mira á la singular fe-
cundidad de aquellos terrenos , confieso que
no tenia el mejor concepto por carecer de
las noticias que ahora se me participan , y
con suma complacencia comunico al Públi-
co para desvanecer el error , que por ventu-
ra ocasionaron mis escritos. Ojalá muchos Li-
teratos Españoles me hiciesen el don de i n -
numerables noticias que ignoro , con que p o -
der enriquecer mi historia. El beneficio que
estos sabios rae hicieran , yo lo restituiría a
toda la Nación.
" Su terreno produce regularmente dos
»frutos , ó dos cosechas al año 5 y estos en
»tanta abundancia , que -bastan y sobran para
» el sustento de sus naturales , sin que sea
»ne-
DE LOS GALLEGOS. 361
« necesario surtirse de los de otra Provincia:
j» antes bien se extraen de ella para otras las
«carnes , pescados , vinos , lino , y otros en
«notable cantidad : á mas de estas produ-
» ciones deben contarse el azeyte , granos ,
«ganados de toda especie , y frutas exquísi-
ntas de que hay tal abundancia , que en nin-
« guna otra Provincia valen mas baratas , co-,
« m o tampoco los demás bastimentos. Los
11 naturales son tan laboriosos, que sin hacer
« falta al cultivo de su propio país , salen an*
« nualmente-en número de mas de ochenta
« m i l á cultivar y trabajar en otros bien dis-
«tantes , por tiempo de dos , ó tres , ó mas
« meses. La población no se puede señalar á
« p u n t o fixo ; pero se puede colegir del crer
« cido número de gente empleada en el ser-
« vicio del R e y , y consta de la guia de fo-
« rasteros de Madrid. Solo de milicias pro-
«vinciales mantiene nueve Regimientos; de
« marina tiene por lo menos doce mil dos-
» cientos noventa y tres hombres , que es
«mas de una quinta parte de toda la mari-
« na de España. Verdad es , que tampoco hay
« e n ella otra Provincia de tantos y tan bue-
« nos puertos. Estos son por lo menos ciento
« y diez y nueve , y entre ellos se pueden
« señalar algunos de los mejores de Europa j,
« como son el de Vigo , Ferrol , y CoruñafV' t
Debo advertir aquí, que yo no omití la des-
cripción del gran número , de la comodidad,
y excelencia de los puertos de España , y aun-
que h.-blé en general y con aquella concisión
necesaria á la brevedad de mi Discurso pre-
liminar , hice no obstante particular mención
de los de Galicia. A l cap. 3. art. 2. num. 39.
di-
3'6.a APÉNDICE EN DEFENSA
.dixe asi: Los Romanos. hallaron en los puer-
tos de España'soberbios faros b lanternas , de
las quales alaban los antiguos.... la del mar
de Galicia de'una alteza desmedida , y dig-
fia de cotejarse con las fábricas mas memora-
bles. En el artíc. 4 . num. 5 4 . Éntrelas an-
tiguas,torres elevadas que servían de- atalayas,
y comunicaban la luz para guiar d los nave-
gantes , son muy célebres las del puerta de Santa
María, y de las Costas de Galicia.... en par-
ticular la de la Cortina , hecha de los Españo-
les en tiempo de los Romanos de fábrica tan
firme, dice Vayrac, y de construcción tan ma-
ravillosa., que excita la admiración de todos
los que la ven. Y poco mas abaxo '.En nues-
tro tiempo el puerto de Cartagena y el del Fer-
rol son sin duda los mejores no solo de España,
mas de Europa.
" E n ellos es tanta la abundancia de pes-
>» ca , que regularmente no se vende al pe-
»? so , sino á vulto •, y el que esto escribe,
•n alcanzó una ocasión , en que se vendieron
>» muchos carros á todo cargar de sardina fres-
Sí ca á diez quartos cada uno , de modo que
»* por un escudo Romano podían comparse
»>mas de diez y seis carros de sardinas".
E n mi tomo preliminar hablé también de
]a pesca de las Costas de España , é hice par-
ticular .mención de la sardina de Galicia. E n
el cap. 1 . art. 2. num. 1 3 . se lee : Los mares
de Galicia , Vizcaya , Portugal, y confinantes
abundan de toda especia de pescados exquisi-
tos , y se admira la. delicadeza de sus sardi-
nas Ó'c... ¿Las abundantísimas pesquerías
de sardina de Ayamonte y Galicia no sostienen
un tráfico inmenso?
" Fi-
DE i o s GALLEGOS. 363
" Finalmente se puede colegir la fertili-
» dad , abundancia , y población de Galicia
» de las quantiosas rentas que produce : y es-
»tas de muchos proprietarios , entre los qüa-
» l e s se cuentan ocho Grandes de España,
» cinco Iglesias Catedrales , y doce grandes
« Monasterios , todos bien dotados. Los Cura-
» t o s son generalmente pingues desde mil has-
»»ta seismil ducados y mas; y hay legua quadra-
»i drada que produce de diezmos cien mil duca-
»»dos , como puede verse en varias partes de
»» Galicia, singularmente en Ribadavia, Saines.
» Ülla, Miñor, Fragoso, y otros Valles. A vista
» de lo dicho , á que se pudiera añadir mucho
» mas sin faltar á la verdad; no es tolerable la
» reputación de ociosidad, negligencia ,y falta
de industria , de que se tacha á los Gallegos,
11 ni la de ser poco favorecido de la naturale-
nza el país de Galicia".
Confieso ingenuamente que por un efec-
to de ignorancia inculpable di esta segunda
tacha al terreno de Galicia : mas no quisiera
que se me atribuyese también la primera. E l
Francés de Vayrac es quien d i o la censura;
ni yo se la he aprobado. Este error lo atribuí
a las preocupaciones proprias de su nación
contra la Española , en las quales él se habia
imbuido como lo confiesa , y a los tiempos
funestos en que viajó_por.la España , qu.m-
do esta no se habia aun restablecido perfec-
tamente del estado lamentable en que la ha-
bían sumergido mil revoluciones contrarias
en los 'años antecedentes.
" Al contrario consta que lo es tanto , y
»»logra tantas ventajas naturales , y tantas pro-
»» porciones para el comercio , que es iástima
Zz »»no
364 APÉNDICE EN DEFENSA
» no se establezca en él el mayor de España.
« L o s Catalanes, cuya industria sin duda ex-
»> cede á los límites de su propio país , con ser
»este felicísimo , saben muy bien aprove-
»Í charse de las ventajas y proporciones del de
»> Galicia , en donde tienen compañías, y fac-
»> torías muy interesadas, y de donde extraen
n gran cantidad de sardinas , de vinos, y otros
v> efectos para la suya y otras Provincias de
» dentro y fuera de España , y para la A m é -
»»rica".
Agradezco al Autor de esta carta el apre-
cio que hace de Cataluña, Necesariamente de-
bo complacerme oyendo las alabanzas de mi
patria , de la qual en mi tomo preliminar no
hice tantos elogios como de otras Provincias
por 110 mostrarme apasionado , y porque sin-
ceramente juzgo , que en España hay otros
terrenos de su naturaleza mas felices y fér-
tiles.
" Por lo demás, la causa del pretendido
» atraso de Galicia es tan incierta como el
» mismo atraso; porque los estragos de la guer-
r> ra de sucesión fueron menos alli que en
n otra Provincia. Apenas hubo alli acción,
» batalla, ni movimiento de tropas con esta
»»ocasión : y aunque hubo un desembarco de
»»Ingleses en el. año de mil setecientos dos,
» en que quemaron la gran flota de navios
»»Españoles y Franceses surtos en la ria de
» V i g o , y entraron cinco leguas adentro del
país con esta ocasión , no se padeció hosti-
n lidad considerable fuera de la pérdida de los
»»buques , y de alguna contribución de vive-,
j» res que ni entonces pudieron hacer sen-
«sacion notable en la Provincia, y mucho
•>•> me-
T>.E LOS GALLEGOS. 365
j> menos arruinarla para tantos años".
Las reflexiones del Autor de la carta son
prudentes; pero acaso podrán dar motivo &
los lectores de pensar que yo he vituperado
á los Gallegos mas de lo que hice. Y o no he
censurado la industria que actualmente o b -
servamos en estos pueblos; antes bien guiado
de la autoridad de varios Escritores extran-
geros he ponderado los increíbles progresos
de la industria , que hoy dia se miran en to-
das las Provincias de España. Léanse en el
cap. 3. el artículo 1 . num. 38 , el artíc. 2. num.
42 , el artículo 5. num. 64 , y todo el artícu-
lo 6. En muchos lugares se halla descrita la
industria presente de todos los Españoles , y
aun en particular de los Gallegos. Si hice
mención de la decadencia de la Galicia , ha-
blé del siglo decimoséptimo , y de los pri-
meros años del décimo octavo en los quales
vivía Vayrac ; y aun entonces hablé en gene-
ral de todas las Provincias de España 5 mas no
en particular de sola Galicia. Demis de esto,
yo no busqué el origen de esta decadencia en
la guerra de sucesión muy posterior á ella , y
que no podia causar tanta ruina. Pensé hallar-
lo sí en las revoluciones pasadas insinuadas
en el num. 65 ; en las guerras dilatadísimas
de los Españoles con los Moros, en los des-
cubrimientos del nuevo mundo , que despo-
blaron la España, en el gobierno fLmeñgo que
chupó la substancia de la Nación , en los e X é r -
citos numerosísimos que se mantenían fuera
del país , en la expulsión de los judios , y
Moriscos, en. las circunstancias infelices de
los sucesores de Carlos Q u i n t o , finalmente,
Zz 2 en
366 APÉNDICE EN DEFENSA
en Ja introducción de las mercaderías extran-
geras de calidad muy inferior á las naciona-
les. A todo esto ( d i x e en el número 6 8 ) se
añadió para aumentar hs males pasados la
famosa guerra de sucesión , quando la Espa-
ña apenas empezaba d respirar de aquellas
funestas y largas revoluciones que tanto la tra-
bajaron. M e parece que los motivos de la de-
cadencia , propuestos del modo como lo hice,
convienen también a Galicia , aunque tubo
la suerte de no haber sido tan molestada de
la guerra de sucesión como Cataluña , y otros
países. Fuera de que , la Galicia aunque me-
nos perjudicada debia necesariamente padecer
aquellos funestos efectos mas inevitables de
aquella guerra , siempre comunes a toda la
nación en semejantes circunstancias.
" D e camino se le puede avisar al Señor de
t» Masdeu que la Décima impresa en su dicho
»»tomo pag. 2 3 4 , es obra del Cardenal Cien-
»»fuegos , aunque algo alterada , porque los
w términos en que la hizo el Autor casi de
n repente, son estos;

jdqui yace un javalí


manos de una Deidad i
Muriera de vanidad
Si volviera d estar en s{.
Cazador que por aqui
La senda pisando vas,
Vuélvete ,que no hallarás
Fiera en el monte con vida :
Que ésta murió de la herida,
Y de envidia las demás.

n Tal vez no será novedad esta para el Se-


» ñor
Ȓ LOS GALLEGOS. 367
n ñor Abate , y habrá omitido el Autor de
i»tan bella composición mas por política , que
n por ignorancia".
Recibo con el mayor aprecio las noticias
acerca de la inscripción. Y o ignoraba el nom-
bre del Poeta que la compuso : á saberlo, no
hubiera tal vez tenido dificultad de publicar-
la como obra de un Jesuíta.

IN-
3 68 • •

ÍNDICE
D E L A S E DI C Í O N E S
á las quales se refieren las citas
de este volumen»

A
A COSTA (Joseph de). Naturalis ér Mbralis
India Occidentales historia libri septem. En
la nona y última parte de la colección l a -
tina intitulada América. Francofurti 1 6 0 2 .
USÍLIANUS (Claudius). Opera qua extant oní-
nia gracé latine que cura ér opera Conradi
Gesneri. Tiguri 1556.,
ALDRETE (Doctor Bernardo). Del origen y
principio de la lengua Castellana. Madrid
1674,
ALEXANDER (Natalis). Historia Eclesiástica
veteris novique testamenti. Editio novissi-
ma. . opera 6* studio Constantini Ron-
eagli. Luca? 1 7 3 4 .
ANDRÉS ( D . Juan) Dell' origine , progressi, e
stato attuale d' ogni letteratura. Parma
1782.
APPIANUS (Alexandrinus). Rómanarum his-
toriar um cum ¿llexandri Tollii emendatio-
nibus & Henrici Stephani,
i ai aliorum an-
notationibus. Amstelodami 1670.
A P U L E J Ü S (Lucius). Opera , interpretatione &>
notis illustrata d Juliano Florido. Parisiis
.1688.
ARIS-
ÍNDICE.. 369
ARISTÓTELES (Stagirita). Operum nova editio
grace ér lattine opera, Isaacci Casauboni..
Allobrogum 1 6 0 5 .
ATHEN^US, Deipnosophistarum libri XV. cum
latina interpret añone Jacobi Dalechampi.
A p u d Hieranymum Commelinum 1 5 9 7 .
AUGUSTINUS,. ( D i v u s Aurelins). De Civitate
Dei Hbri XXII eruditissimis Commentariis
jper... . Joannem Ludovicum Vivem > illus-
trati ér recogniti. Basilea; 1 5 4 3 .
AVIENUS. (Rufus Testus), Ora marítima. To-
m o 2. de la colección intitulada: Opera
ér fragmenta veterum Poetarum Latinorum*
Londoni 1 7 1 3 .
AYALA ( D . Ignacio López de). Historia de
Gibraltar.. Madrid 1 7 8 2 .

B
BAILLY (Monsieur). Histoire de T Astrono-
mie anciénne depuis son origine jusqu d le
etabilissement de í Kcole d' Alexandrie. Pa-
rís 1 7 7 5 .
Lettres sur T origine des sciences & sur
%

celle des peuples de l" Asie , adressées d


Monsieur de Voltaire. Londres y Pa-
rís 1 7 7 7 .
Lettres sur l" Atlántide de Platón ,.
sur l- anncienne histoire de l" Asie. Lon-
dres y París 1 7 7 9 .
B A R D E T T I (Stanislao). De"primi ahitatori dell"
Italia ,. opera postuma. Módena 1 7 6 9 .
BATER ( D . Francisco Pérez). Del Alfabeto y
Lengua de los Fenices y y de sus Colonias
gara la ilustración de. un lugar de: Sa-
fas-
37o ÍNDICE".
lustio. Madrid 1 7 7 2 .
BEIXEY ( M o n s . L' A b b é ) . Observations sur
l'histoire de la Ville de Tarse. En el tomo 3 1 .
de'la Academia de las Inscripciones y b e -
llas''Letras. París 1 7 7 4 .
BOCHART ( S a m u e l ) . Geografía Sacra , seu
Phaleg ér Chanaan. Lugduni Batavorum,
&• Trajecti ad Rhenum 1 7 0 7 .
BOISMESLE (Monsieur de). Hisioire genérale de
la Marine. París 1 7 4 4 . 1 7 4 6 .
BORBON (Su R. A. el Serenísimo Señor Infan-
te D . Gabriel). Cayo Salustio Crispo en es-
pañol. La conjuración de Catilina ,y la guer-
ra deYugurta. Madrid 1772.
BOWLES (Guillermo). Introducción d la Histo-
ria Natural , y d la Geografía física de
España. Madrid 1 7 7 5 .
BROSSES (Mons. le Président de). La seconde
Guerre servile. Fragmens de Salluste , tires
des troisieme et quatrieme livres de son his-
toire genérale. E n el tomo 37. de la Aca-
demia de las Inscripciones y Bellas Letras.
París 1 7 7 4 .
BRUCKEHUS (Jacobus). Historia crítica Philoso-
phite. Lipsia; 1 7 6 4 .

C
CALMET (Augustinus). PrologomeHa & Diser-
tationes in omnes ér singulos Sacra Scrip-
tur te libros. Venetiis 1 7 3 4 .
Commentariús litteralis in S. Scripturam.
Lucaí. 1 7 3 0 .
CAMPOMANES ( D . Pedro Rodríguez). Anti-
güedad marítima de la República de Car-
ta-
ÍNDICE, 171
1 tagé con el Periplo de su Genera? Hamwn
traducido del Griego, e ilustrado. Madrid
i75 «
6

CASAUBONUS (Isaaccus). Animadversiones in


Athenai Deipnosophistas. hugduai 1600.
In Herodotum , véase Merodotus. In Stra-*
b.onem ,. véase Strabo. "
CASSIUS ( D i o ) . Historia Romana cum anno-
tatiombus jfoanis Alberti Fabricii , ac pau-
cis aliorum. Hamburgi 1 7 5 0 .
CEDRENUS (Georgius). Compendium historia-.
rum ex versione Guillelmi Xylandri cum an-
notationibus. Parisiis 1647.
CICERO (Marcus T u l l i u s ) . De ojjiciis libri
tres. ítem de amicitia ér de seneBute. Pa-
tavii 1 7 5 5 .
CLEMENS ROMANTJS (Sanótus). Ad Corinthios
Epístola ~dua illustrata notis Junii, ér Cote-
lerii , Scc. Cantabrigia; 1 7 1 8 .
C O I N T E • (Carolus l e ) . Annalis Ecclesiastici
Erancorum. Parisiis 1 6 7 3 .
COLXINA (Abondio). Considerazioni istoriche
sopra í origine della Bussola náutica nell'
Europa, e nell' Asia. Faeuza 1 7 4 8 .

D
PALECHAMPIÜS. (Jacobus). In Athenaum. Véa-
se Athenaus.
DEMPSTERUS (Tomás). De Etruria regali libri
septem. Opusposthumum. Florentia: 1 7 2 3 .
D E N I N A (Cario). I&toria política é letteraria
della Grecia. Torino 1 7 8 1 .
PESLANDES ( M o n s í e u r ) . Essai sur la ma-
rine des anciens , et particulierement sur
Aaa leurs
372 I N m c x-
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DIODORUS (Sículus). Bibliotheca histórica Li-
bri qui supersuntinterprete Laurentio Rho-
domano. Ad fidem manuscriptorum recensuit
Petrus W?sselingius., atque aliorum & suas
adnotationes ¿tdjecit. Amstelodami 1 7 4 6 .
DIONYSIUS (Periegetes). Orbis Descriptio. E n el
tomo 1 . de la Colección intitulada : Poeta
Graci veteres carminis heroici Scriptores. Au-
relia; Allobrogum 1606.
DIOSCORIDES (Pedacio). Obra traducida de len-
gua Griega.en la vulgar Castellana , é ilus-
trada con sucintas annotaciones por el Do-
tar Andrés de Laguna , Médico de Julio III.
Pont. Max. . 1 5 5 5 . '• ' • '
DUBOCCAGE (Madame). La Colombiade , on la
Foi porteé au nouveau monde. JPoeme. Pa-
rís 1756".
DUCHESNE (El R . P . ) Compendio de la Historia
de España traducida en Castellano por el
R. P. Joseph Francisco de Isla con algu-
nas notas críticas del .TradutJor. Madrid
1764.

E
EUSEBIUS '(Pamphyl'us). Praparatio Evangéli-
ca. Franciscus Vigerus Rothomagensis Soc.
Je su recensuit , latiné vertit., notis illustra-
vit. Parisiis 1628.
. Chronicon. En la colección intitulada:
Chronica trium illustrium virorum, Eu-
sebiiPamphyli, Divi Eusebii Hierony-
mi, Divi Prosperi Aquitani. Burdigale
1604.
Exi-
ÍNDICE. 373.
EXIMKNO ( D . Antonio). Dell' origine, e delle
rególe della Música ,, colla, storia del suo pro-
gres so , decadenza „ é rinnovazione.. Roma
1774-

F
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antiquaria. Hamburgi 1 7 6 0 .
FENEL (Mons. L' Abbé). Plan sistemdtique de
la religión , et des dogmes des anciens Gau-
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FERRERAS (Jean de). Histoire genérale d' Es-,
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d' Hermilly. París 1 7 4 2 .
FICINUS (Marsilius). Iñ Platonem.Vease Plato.
F L A V I U S (Joseph). Véase Joseph.
FLOREZ (P. M. Henrique). Medallas de las Co-
lonias t Municipios , y pueblos antiguos_ de
España. Madrid 1757- ,
España Sagrada. Edición sucesiva de
Madrid.
FXORUS (Lucius Annajus). Rerum d Romanis
gestarum libri quatuor cum notis integris
Cl. Salmasii, & seletloribus variorum.. Ams-
telodami 1 6 6 0 .
FOÜRMONT (Monsieur.) Reflexíons critiques sur
les histoires des anciens peuples. París 1 7 3 5.
F R E R E T (Monsieur). Observations sur les années
employées d Babilone. En el tomo 16. de la
Academia de las Inscripciones y bellas L e -
tras. París 1 7 5 1 .

Aaaa GEI.-
3J4, I N P ic E*

G
G E I U U S (Aulus); NoBes Attica. Interpreta-
tione ér notis illustr avit Jaco-bus Proust e
Soc, Jesu , jussu Chrisñanissimi Regis. Pari-
siis ió"8i.
G É Ü I ••(•Filippo Salvaddre). Saggio di Storia
Americana. Roma 1 7 8 1 .
GOUGUET (Moxisieur). De Y origine des loix*
"des arts, et des sciences , ét des leurs pro-
. gres chez les anciens peuples. A la Hay-e
1758. .
Gu A R N A C O (Mons» Mario). Origini Jtalwhe*
¿ucea 1 7 6 7 .

H
H A N N O N (Periplo)» Véase Campomanes¿
H A R O U I N ( J Ó A N N E S ) . In Plinium.VezsQ PLINLTTS-.

HERACLIDES (Pónticus). De Politiis Libellus


:
túm interpretatione latina , edente Nicola»
Qragio. Apud Petrum Santandreanúm 1 5 9 3 -
H E R B E L O T "(Monsieur D E ) . Mibiioteque orienta-
Te.. París 1697.
HERMJLLY (Monsieur de). Véase Ferreras.
HERODOTÚS. tíis-toriafum libri -novem ^ex ULau-
rentii Valla interpret atione cum adnotath-
•iiibus Thoma ;Galei >, Jacobi Gronovii, Lu-
dsvici Valckenam,i& Petri Wesselingii.Ams-
telodami 1 7 6 3 .
H 1 E R O N Y MUS (San ¿rus E U S E B I U S , ) . ' ^ ! ? ^ . ..¿Stu-
. dio ac labore Dominici Vallarii. Veronas
*734-
HUET
Í N D I C E . 375
HUET (Daniel). De navigaúonibus Salomónis.
En el tomo octavo parte segunda, volumen
1 5 . de los críticos Sacros. Amsterdam 1698.
Histoire du commerce et de la navigation
des anciens. París 1 7 1 6 .
HwsiNus. Poeticon astronomicum ad Mar cum
Fabium. Venefiis 1485-

I
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JMontfaucon. Parisiis 1708.
JOSIH(Flavius). Opera omnia grace* & latiné
sum notis , &c. Omnia collegit.... Sigibertus
Haver-campm. Amstelsdami, Lugduni Ba-
tavorum , & ultrajeéti 1726.
I-SXA (Joseph Francisco). Véase Duchesne.
JUSTINUS. Historia PHiJippica ex recensione
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sr.um .1683.

L
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ra omna. Lutetiaj Parisioram 3748.
L I V I Ü S (Titus). Historiarum libri qui extant^
§nterpretatione & notis illustravit Joannes
¿Dujatius Jussu Christianissimi Rcgis. Pa-
risiis 1679.
LUCIANUS (Samosaterisis). Opera graco sermo-
me ún latinum conversa. /Parisiis 1 5 4 6 .
376 ÍNDICE.

M
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RR. PP. Mohecíanos sobre la Historia Li-
teraria que publican: Madrid 1 7 8 1 .
M A R I A N A .(Joannes). Historia de rebus His-
panice viginti quinqué. E n el tomo 2 . de
de la Hispania illustrata opera & studió
dotlorum Hominum. Francofurti 1603.
. Historia general de España, ilustrada eti
esta nueva impresión de tablas crono-
lógicas , notas y observaciones
r críticas.
Valencia 1 7 8 3 .
MARINJEUS (Lucius). De rebus Hispania me-
ntor abilibus. En el tomo 1 . de la Hispania
illustrata. Francofurti 1 6 0 3 .
M A R T Í (Emmanuel). Epistoiarum libri duode-
cim. Roma; 1 7 3 8 .
M A E T I A L I S (Marcus Valerius). Epigrammata
cum notis Farnabii, é r variorum. Lugduni
Batavorum 16 $6.
M A R T I N I (Giambattista). Storia della Música.
Bologna 1 7 5 7 .
M A R T I N I E R E (Bruzeh de la); Le grand Diílio-
naire gedgraphique. Haye , Rotterdam , &
Amsterdam 1 7 2 6 . .
M A X I M U S (Valerius). FaBorum &> ditlorum
memorabilium libri novem cum adnotatio-
nibus eruditissimorum virorum. ' Venetiis
1565.
M E D I N A (Pietro de). L' arte del navegar....
tradotto da lingua Spagnuola. Venezia
1554.
M E L A (Pomponius). De situ Orbis libri tres,
una
í N D i c i. 377
una cum auBario Pelri Joannis Qlivarii Va-
lentini. Parisiis 1 5 5 7 . ' .
M E L O T (Monsieur). Memoire sur les révolu-
tions du commerce des Isles Britanniques.
E n el tomo 1 6 . de la Academia de las Ins-
cripciones y bellas Letras. París 1 7 5 1 .
M I G N O T (Mons. L'Abbé). Memoires sur les
Pheniciens. En los tomos 34. 36. 38. 4 0 .
de la Academia de Jas Inscripciones y be-
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M I L L O T (Mons. 1 ' Abbé). Elémens a" histoire
genérale. Lausanne. 1 7 7 5 .
MOHEDANO. Véase Rodriguez.
MONTESQUIEU. U esprit des /o¡?x. Géneve 1 7 4 9 .
l

MONTFAUCON (Bernardo de). Palaographia


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MUSANTIUS (Joannes Domincus). Tabula cro-
nológica. R o m a ; , & Bononiíe 1 7 5 2 .

. N
ÑASSARRE ( D . Blas A n t o n i o ) . Prólogo d la
Bibliotheca universal Je la Polygraphia Es-
pañola compuesta por JD. Christoval Rodrí-
guez. Madrid 17 38.
NAUZE (Monsieur de la). Histoire du Calen-
dierEgyptien. Parte 2. en el tomo 16. de
de la Academia de las Inscripciones y be-
llas Letras. París 1 7 5 1 .
Justification de Pline sur T etymologie de
l' Isle d' Erythia. E n el tomo 34. de
la dicha Academia..
N E P O S '(Cornelius). Qua extant omnia amen-
dis accuratissimé expurgata. Venetiis 1 7 6 8 .
N O R I S ( H e n r i c u s ) . Annus & epocha Syro-
ma-
578 ÍNDICE.
macedonum in vetustis urbium Syria mm-
mis ; prasertim medicáis , expósita.. Flo-
rentia; 1689..

O
OROSIUS (Paulus).^WtWí«í Paganus Historia-
rum libri septem. Lugduni Batavorum 1 7 3 8 .

P
PALMERIUS (Jacobtis). In Diodorum Sículum.
Véase Diodoro.
PAUSANIAS. Gracia, descriptio cum latino Ro-
mulk Amasai interpretatione. ALccesserunt
annotañones Guillielmi Xylandri&c. Lip-
sia; 1696.
P E T A vius (Dionysius). Rationarium temporum.
Venetiis 1 7 4 9 .
P I N E D A (Joannes d e ) . De rebus Salomonis.
Lugduni 1 6 0 9 .
P Í , A T O . Opera omnia , qua extant, Marsilio
Ficinio Intérprete. Francofurti 1 6 0 2 .
P Í I N I U S SECUNDUS (Cajus). Historia natura-
lis lihri XXXVII. quos interpretatione 6"
notis illustravit Joannes Harduinus é Soc. ,
Jesu jussu Regis Christianissimi. Parisiis
!723-
PLUTARCUS. Omnia qua extant opera cum la-
tina interpretatione Cruserii , & Xylandri,
&c. Lutetias Parisiorum 1 6 2 4 .
PÓLYBIUS (Lycorta; Filius). Historiarum libri
qui supersunt. Interprete Isaaco Casaubono
eum notis variorum. Amstelodami 1 6 7 0 .
. ,1 N D I C E . J79
POITJENÜS. Stratagematum libri o&o-, Recen-
suit Justi Vulteii persionem latinam , &>
emendavit Samuel Mursida. Berolidi 1 7 5 6 .
PROCOPIUS. Historiarum sui temporisiíbri óBo t

Interprete Claudio Maltreto Aniciensi Societ.


Je su Presbítero. Parisiis 1662.

R E Í ANDE (Hadrianus). Dissertationes misceJIa-*


nene. Trajecli ad Rhenum 1706.
R i c c o B A X D i DEL B A V A (Guiseppe María).
Dissertatione istorico-etrusca letta in sei Ra-
gionamenti mil' Accademia de' Sepolti. Fi-
renze 1 7 5 8 .
R I C K I U S ( T H E D O R V S ) . :Dissertatio de primis
Italia Coloniis & AZnea adventu. En Ja
obra, intitulada .: Luca Holstenii Nota &>
castigationes in Stephani Byzantii Ethni-
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R i s c o ( P . Fr. Manuel), España Sagrada.
T o m o X X X I I . Madrid 1779.
ROBERTSON (Guglielmo). Storia d" América
tradotta deW origínale inglese dall' Ab.An-
íonio Pillori. Firenze 1 7 7 7 .
R O D R Í G U E Z ( D . Christobal). Bibliotheca uni-
versal de la Polygraphia Española. Ma-
drid 1 7 3 8 .
R O D R Í G U E Z M O H E D A N O {Los PP. RAFEÉ! y Pe-
dro). Historia Literaria de España. Ma-
drid 1769.

Bbb SAL'
SAEMASIUS (Claudius). Plinian¿e>. exerciíatro-
nis in Can Julii Solini Polyhistor. Trajec-
t i a d R h e n u m 1689.
In Strabonem • Véase Straba.
SANCHONI ATHON. Le'fragment traduit de gret
en- franpis en el libro de Rejlexíons cri-
tiques de FourmonP. París 1 7 3 . 5 .
S A R Z A N A ( D . Eugenio) Bella capital'e de'Tüs-
caniensi., ¿del' suo Vescovado. Moatefias-
cone 1 7 8 3 .
SÉNECA. (Lucias Awnaus.) Tragedia. E n el
• tomo segundo de la. colección intitulada:
Opera & fragmenta veterum Poet.arum La-
tinorum.,,&c. Londini 17x3... t
Sitius (Italius).. Be Melló púnico libri XVII
cum argummtis- 6? notis, doítorum. virorum.
Antuerpia; 1601...
SoiiiN us, (Cajú*. Ju 1 ius,), Polyhistor^ Trajéela ad
Rite num 1689..
STR A BO . Rerum geographi'carum libri XVII.
cum. notis- Casauboni. éc aliorum. Amstelaí-
dami 1 7 0 7 .
S Ü Í D A S . Histórica, cateraqwe omnia, opera &
Studio. Hieronymi Woljfi in latínum sermo-
nen., conversa. Ba&ileae 1581...
SYNCEI¡I.US (Georgiüs Monaehus). Chronogra-
phía1
ab 'Adamo usque ad Biocletianum,
cura 'é? studio P. Jacob! Goar Ord. Pradi
catorum. Parisiis 1 6 5 2 .
4 S D I C B.. 3SI

:
. • X

TACITUS (Cajas Cornelius); Opera quaextant r

seleBis variorum. commentariis illustr ata.


Amstelodami 1 6 7 2 . -
T I R A B O S C H T (Girolamo). Storia della Lette^
rotura Italiana. Edición comenzada, en
Florencia 1 7 7 4 . v

V
V A L E R I U S . Véase Maxímus.
VAYRAC. (Mons. l ' A b b é ) . Etat present dé
l'' Espagne: París. 1 7 1 8 -
VELAZQUEZ. ( D . Luis Joseph ) . Ensayo- sobre-
Ios- alfabetos de las letras-desconocidas, .-.~de
España-. Madrid-175.2.;
V I T R U B I U S POLLIO (Marcus);. De arcHiteBura
libri decem. cum Notis , castigationibus &c
Amstelodámi 1649.
V Í V E S : (Joannes Ludovicns). Véase Augus-
tinus.
V O L T A I R E (Mons. de);. Lefres d-M. de Bailly.-
París 1 7 7 7 .
Vossrus (Gerardus Joannes). Opera. Aíratelo-
da mi 1697. 1,701.
W A S E R U S (Gaspar.) .De antiqui's numeris He-
braorum ,- Ghaldaorum , & Syrorum librii
y

duoi- Tiguri 1605.


"WEssEi.iNG.iuS'(Petrus). In Diodóru-m Sículum.-
Véase Diodorus-.
WIT.SITJS (Hermanus). Miscellaneorum Sacro-
rum: libri quatuor. Herbóme. Nassavioruin

De
382 IN D I CE.
De Egyptiacorum Sacr&rum cum hebrai-
cis co.ilatio.ne.' E n el tomo 1. del The-
saurus Antiquitatum sacrarum. V é -
netas 1744.

ANÓNIMOS.

E genere , vita que Homeri. Va con Hero-


' doto. Amstelodami 1.763.
Ecyrto-pedie,üu DitJionnaire, ¿kc.LiVorno 1 7 7 0 ;
Histoire genérale des voy ages. A 1.a Haye 1 7 4 7 .
Histoire litte.raire de la France. Par les Re-
ligieux Beneditlins de S Maur. París 1 7 3 3 .
Histoire univer'selle traduise de 1' Anglois. Ams-
terdam et Leipzig desde 1 7 4 0 .
Origine antica dell' Italia , é chi v'habitarono
innanti é dopo il diluvio. San L i o 1548.

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