Gestión de Aguas y Control de Vertidos
Gestión de Aguas y Control de Vertidos
Gestión de Aguas y Control de Vertidos
Introducción
A pesar de que el 70% de la superficie terrestre está cubierta por mares y océanos,
el agua es un recurso escaso puesto que se calcula que el agua dulce representa
menos del 3% del total. De ese porcentaje sólo está disponible 1/3 para consumo
humano, pues el resto se encuentra congelado en glaciares y casquetes polares, así
que nos queda el 1%. Dentro de éste, los lagos, embalses y ríos solamente suponen
la centésima parte, y juntos componen la mayor parte de las reservas de las que se
abastecen los seres humanos, por lo que sólo el 0,01% del agua del planeta queda
disponible, con garantías, para nuestro consumo y se estima que actualmente ya se
ha explotado la mitad.
El uso sostenible o sustentable del agua sería aquel que permite al hombre de hoy
aprovechar el recurso sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras
para hacer lo mismo. Para ello es fundamental indexar el tipo de uso al nivel de
calidad del agua, por ejemplo, no tiene sentido utilizar agua potable para regar un
cultivo.
Se dice que un agua tiene “calidad” cuando sus propiedades físicas, químicas y
biológicas la hacen apta para un uso concreto. Según la finalidad del recurso, las
normas nacionales e internacionales establecen estándares de calidad específicos
con los requisitos que ha de cumplir el agua que va a ser utilizada para un fin
concreto, ya sea agrícola, ganadero, industrial o urbano.
pH: Se mide en una escala que va desde el 0 al 14, siendo 7 su valor neutro,
por encima del mismo se considera que el entorno es básico y por debajo
ácido.
Conductividad: Mide la capacidad del agua para conducir electricidad y
depende fundamentalmente de las sales disueltas o electrólitos.
Demanda Química de Oxígeno (DQO): Cantidad de oxígeno disuelto (mg/l)
consumido por la oxidación de materia orgánica e inorgánica oxidable.
Demanda Biológica de Oxígeno en cinco días (DBO5): Cantidad de oxígeno
disuelto (mg/l) consumido durante cinco días por las bacterias
descomponedoras de materia orgánica.
Microrganismos: Como huevos de nematodos, bacterias coliformes…
Metales: Como el hierro, el cobre, el níquel, el cromo, el plomo…
A pesar de que la molécula de agua es neutra tiene carácter bipolar, es decir, se comporta
como si por un extremo tuviera carga negativa y por el otro positiva. Esto se debe a que
está formada por un elemento electropositivo (el hidrógeno) y otro electronegativo (el
oxígeno).
La molécula de agua a su vez tiende a unirse con otras moléculas de agua cercanas,
mediante los enlaces conocidos como puentes de hidrógeno que son enlaces de
tipo intermolecular débil y de corta duración, por lo que se forman y se destruyen
muy rápidamente. Estos se producen por la atracción entre la zona positiva y la
negativa de moléculas de agua vecinas, debido a que los cuatro electrones
restantes del oxígeno están en pares no enlazados y, por tanto, son excelentes
aceptores de enlaces de hidrógeno. Si no fuera por esta atracción, el agua sería una
sustancia gaseosa a la temperatura ambiente, de ahí su importancia.
En esta figura se observa como una molécula de agua puede unirse hasta con otras
cuatro moléculas de agua diferentes.
A continuación se van a tratar cada uno de los procesos que componen el ciclo del
agua:
Del agua que llega a la Tierra, cierta cantidad será directamente aprovechada por
los organismos vivos, otra cantidad se desplazará superficialmente hasta alcanzar
un río, un océano u otra masa de agua superficial, conociéndose a este fenómeno
como salida o escorrentía superficial. Finalmente, otra cantidad se infiltrará o
percolará a través del suelo, formando masas de agua subterráneas. Dichas masas,
se mueven lentamente, desde lugares elevados y con alta presión, hasta lugares
con escasa elevación y baja presión. Generalmente, se desplaza desde la superficie
del terreno y tras la infiltración a través de un acuífero hacia una zona de descarga,
como puede ser un océano o un mar.
Finalmente indicar, que toda el agua que llega a la tierra, regresará nuevamente a
la atmósfera a través de la evaporación y transpiración, cerrándose así el ciclo del
agua. El tiempo que esto conlleva es variable en función de múltiples factores.
La relación del hombre con el medio hídrico, del que depende, ha presentado
secularmente importantes dificultades debido fundamentalmente a la distribución
irregular del recurso en la Tierra y a su variación volumétrica espacial (geográfica) y
temporal (climatológica). Así, desde que el hombre se vuelve sedentario (durante el
Neólitico, tras descubrir la agricultura en el 10.000 a. C.) ha desarrollado multitud
de técnicas y tecnologías destinadas a un fin básico, controlar las corrientes de
agua y adaptarlas a cubrir sus necesidades.
Aunque es posible vivir con unos 5 litros de agua al día (y así es en algunos países
africanos), normalmente se requiere bastante más agua para alcanzar un nivel de
calidad de vida aceptable. Son muchas las fuentes que coinciden en que con unos
50 litros por persona y día, se pueden cubrir todas las necesidades personales y del
hogar de una forma digna. Sin embargo, en los países desarrollados se lleva a cabo
un consumo de agua mucho más elevado. Ronda así la media los 250 litros por
persona y día en Europa, y los 600 L/persona-día en el caso de los Estados Unidos
de América (llegando a extremos de 1.000 L/persona-día, en la ciudad de Las
Vegas), lo que sin duda es un despilfarro imperdonable sabiendo que el agua es un
recurso escaso y valioso.
Como usos generales y esenciales del agua, se pueden citar tres: uso humano
(doméstico y terciario), industrial y agrícola. Es posible añadir a esos tres otros usos
como el de producción de energía.
La distribución del consumo del agua a nivel mundial puede ser observada en la
siguiente ilustración.
En los siguientes temas se van a tratar por separado cada una de las tres fracciones
de demanda hídrica (agrícola, industrial y humana) a las que se ha hecho referencia
anteriormente.
Demanda agroganadera
Como ya se ha adelantado, la revolución agraria se produce tras la aparición del
regadío como complemento a las insuficientes dotaciones que pluviometría natural
proporciona a los cultivos. Las técnicas de riego permiten o facilitan al hombre el
control sobre la producción agrícola anual, y lo hacen más resistente a cambios
meteorológicos o circunstancias climáticas como la sequía.
Por otro lado, se estima que más del 10% de la superficie cultivada causa
problemas de salinidad en los acuíferos de los que se nutren, debido a la masiva
extracción de agua dulce que conllevan. Esto provoca además, que se requiera más
agua para eliminar estas sales de profundidad.
Las condiciones de desarrollo del medio rural han estado, desde el origen,
vinculadas a la gestión y al uso del agua. Especialmente en aquellos países donde
la disponibilidad de este recurso es limitada, por lo que la sobreexplotación y
contaminación de las fuentes naturales es hoy en día el principal riesgo que corren
las poblaciones agrícolas para seguir subsistiendo con sus condiciones de vida
tradicionales.
Para minimizar el consumo de agua en este sector, es aconsejable llevar a cabo una
serie de buenas prácticas, entre las que se encuentran las siguientes:
No siempre este cambio de modelo es pacífico, y surgen tensiones ente los que
tienen la necesidad de acceder a volúmenes mayores o mejores calidades del
recurso (normalmente habitantes del medio rural) y los que se decantan por el
ahorro y la eficiencia en el uso (representados en parte por los movimientos
ecologistas). Son bastante sonados determinados casos en materia de obras
hidráulicas (como las infraestructuras para el trasvase de agua de una cuenca
hidrográfica a otra) y otras disputas entre sectores (como el turismo o la industria
frente a la agricultura).
Sin duda, el problema esencial respecto al agua del sector industrial, es que genera
cerca de 5,5 km3 anuales de vertido. Por tipo de industria, la azucarera, química y
petrolera, generan en conjunto más de 65 m3/s y cerca de 4 millones de toneladas
de DQO anuales. Las centrales térmicas, nucleares e hidroeléctricas son también
importantes productoras de vertidos de aguas residuales.
Con la intención de reducir las afecciones que las industrias generan en las aguas,
se ha venido desarrollando un importante entramando legislativo, que insta a las
industrias a implementar técnicas de depuración acordes a la actividad concreta y a
la reutilización de aguas.
Paralelamente a lo anterior, y con el mismo fin de llevar a cabo una utilización más
adecuada del agua, se puede instar a las autoridades locales para que tomen una
serie de medidas, como pueden ser minimizar el consumo de agua en la limpieza
vial, llevar a cabo campañas de sensibilización o revisar las conducciones de agua y
reparar las fugas detectadas.
La inversión inicial en este tipo de instalaciones es elevada (equipos, obra civil, tendido
eléctrico, etc.), pero sus gastos de explotación y mantenimiento son relativamente
reducidos, y eso hace que actualmente sea una de las fuentes de energía más rentables.
La altura de salto.
El caudal de agua que circula por la turbina.
Para incrementar esa altura del salto, se suele además derivar el agua por un canal de
pendiente pequeña, menor que la del cauce del río, para alcanzar un desnivel mayor entre el
canal y el cauce natural. Desde el canal o desde la presa el agua entra en una tubería
forzada, donde se efectúa el salto y la energía potencial se convierte en cinética, accediendo
finalmente a la sala de máquinas, donde se encuentran las turbinas hidráulicas. El golpeo
del agua sobre las palas de las turbinas hace girar sus ejes, transformándose en energía
mecánica de rotación, que utiliza para producir electricidad el generador eléctrico al que
están conectadas.
El salto de agua:
o De alta presión: Se caracterizan por estar situadas en zonas de alta montaña
y por contar con grandes saltos (> 200 m), caudales desalojados pequeños
(20 m³/seg.), turbinas de alto rendimiento (Pelton) y tuberías de grandes
longitudes.
o De media presión: Se caracterizan porestar conectadas a grandes embalses
con saltos de media altura (20-200 m), con caudales desalojados de
magnitud intermedia (200 m³/seg.) y turbinas adaptadas a soportar grandes
variaciones de caudal (Francis).
o De baja presión: Se sitúan junto a saltos pequeños (< 20 m), normalmente en
amplios valles al pie de las cordilleras, cuentan con grandes caudales
desalojados (300 m³/seg.), y turbinas adaptadas a pequeños saltos (Kaplan).
El curso de agua asociado: La topografía del terreno es el factor fundamental de
entre los que condicionan la implantación de una central hidroeléctrica ya que,
según la que presente el lugar donde se va a ubicar, así será la obra civil a ejecutar y
el tipo de maquinaria que convendrá instalar.Según el discurrir de las aguas a su
paso por la central existen los siguientes tipos:
o De agua fluyente:Se trata de centrales que no cuentan con ningún embalse o
mecanismo de retención de agua por encima de las turbinas, por lo que la
energía se produce al paso de la corriente. Su potencia depende así del
caudal que pasa por el río, por lo que deben ubicarse junto a saltos brutos
prácticamente constantes, de pequeña altura y en ríos de gran caudal,
alcanzando la máxima potencia en la época de lluvias. Las centrales de este
tipo están directamente condicionadas por la hidrología del lugar donde se
instalan, al no tener capacidad de regulación, aunque en algunos casos se
construye una pequeña presa para controlar las variaciones estacionales, con
el fin de evitar la pérdida de producción. También se las conoce como
centrales de pasada o a filo de agua.
o De agua embalsada o de regulación: A diferencia de las anteriores, estas
centrales disponen de un embalse de agua que regula el caudal del río y,
consecuentemente, la cantidad de agua que pasa a las turbinas. Esto se debe
fundamentalmente a que se instalan junto a cursos de agua de escaso caudal
y con grandes saltos de agua, donde es necesario acoplar demanda y
producción de electricidad. Véanse los diferentes tipos:
A pie de presa:Se construyen junto a embalses de gran capacidad, y
cuentan con sistemas de regulación sobre los caudales de salida del
agua, que permiten controlar el paso por las turbinas según la
demanda. Pertenecen a este tipo las centrales situadas en embalses
destinados a otros usos, como riegos o abastecimiento de agua a
poblaciones. Dependiendo del uso principal de la presa, se
aprovecharán energéticamente los excedentes de caudal, los
desembalses para riego, el caudal ecológico, etc. De este modo, el
agua que va a alimentar la central se capta de la denominada zona
útil, que abarca la masa de agua que se encuentra por encima de la
toma, quedando fuera de su alcance la denominada zona muerta, que
almacena el agua que no puede alimentar las turbinas.
De bombeo: Aprovechan los excedentes de energía eléctrica
producida por la central, para recargar artificialmente el embalse,
garantizando de esta manera un mayor reservorio de energía. De esta
manera, el agua es bombeada cuando existe una capacidad extra en la
red y esto permite posteriormente que al descender de nuevo vuelva
generar energía, lo que suele ser muy útil sobre todo en las horas
punta de demanda. Aunque este sistema utiliza más energía de la que
genera, es fundamental para tener siempre disponible una reserva
flexible que permita ser eficiente a la red eléctrica.
Captación y aducción
Las aguas atendiendo a su origen se pueden clasificar en aguas superficiales y en aguas
subterráneas. Los sistemas de captación de aguas superficiales son muy diversos, mientras
que en el caso de las subterráneas el bombeo es el sistema generalmente más utilizado.
Actualmente, son cada vez más frecuentes los abastecimientos de poblaciones por medio de
embalses. El nivel de agua contenida en un embalse, varía en función de las aportaciones de
lluvia y del caudal de agua que se dirija al consumo. Por esta razón, las torres para la
captación de agua se construyen con tomas a distintas alturas, que se abren y cierran por
medio de compuertas reguladoras.
Para evitar la entrada de cuerpos que puedan obstruir las compuertas, como ramas u otros
materiales, existen una rejas de desbaste colocadas justo en la entrada, que impiden el paso
de estos objetos que pueden dañar o impedir el funcionamiento de las compuertas.
La cota para la toma del agua varía en base a los resultados de los análisis que se realizan
en las distintas profundidades del embalse, y que permiten determinar la calidad del agua
en los diversos estratos. En cada momento ha de seleccionarse la cota en la que los
contaminantes sean mínimos ya que, de esta forma, será necesario aplicar un proceso más
liviano en la estación de tratamiento de agua potable (ETAP).
La captación también se puede realizar directamente desde los ríos, siendo varios los tipos
de tomas que se pueden emplear en estos casos: laterales, de fondo, etc., no existiendo un
modelo de toma ideal. En el caso de que el caudal sea escaso, se debe aprovechar algún
azud o pequeña presa que garantice siempre un volumen de agua suficiente. Es posible
incrementar, en cierta medida, la altura de la lámina de agua de manera artificial, colocando
unos gaviones bajo la toma, que pueden reducir la dificultad de captación ante la falta de
caudal.
En los ríos, como consecuencia de la mayor velocidad del agua, se incrementan los
arrastres de arenas, sólidos, flotantes, etc., por lo que se suelen colocar en la propia toma,
rejas de desbaste tanto para finos como para gruesos, llegando incluso a ser necesaria la
instalación de desarenadores o de tamices.
Las estaciones de tratamiento de agua potable, conocidas con las siglas ETAP, son
instalaciones que se utilizan para transformar el agua natural o bruta en agua potable. Se
encuentran ubicadas entre las instalaciones de captación de agua (embalses y pozos) y los
depósitos y redes de distribución.
Una vez que el agua alcanza la ETAP, comienza el tratamiento para su potabilización. Éste
consiste en una serie de procesos consecutivos, los cuales se recogen en el siguiente
diagrama y van a ser desarrollados en este tema.
Tras la mezcla homogénea del agua, ésta pasa hasta a la fase de oxidación, mediante la que
se eliminan ciertas sustancias disueltas. Entre los objetivos que se persiguen con esta fase
se encuentran los siguientes:
Son varios los agentes oxidantes que pueden ser utilizados en esta fase, la selección de uno
u otro depende de varios factores como los siguientes: tipo de contaminante a oxidar,
instalación de la que se dispone, viabilidad económica, etc.
C.- Decantación
Mediante la decantación se persigue eliminar los sólidos presentes en el agua por acción de
la gravedad. Ciertas partículas sedimentan de forma natural en el decantador, mientras que
otras (coloides) no sedimentan con facilidad. Para el segundo de los casos se utilizan
reactivos que las hacen más voluminosas y pesadas, incrementándose por tanto, la
velocidad de sedimentación, y a este proceso se le denomina coagulación - floculación.
Los coagulantes eliminan las cargas eléctricas sobre la superficie del coloide permitiendo la
aglomeración y la formación de flóculos, los cuales inicialmente son pequeños, pero que se
van agrupando progresivamente y forman aglomerados mayores capaces de sedimentar.
Entre los agentes coagulantes más comúnmente utilizados se encuentran las sales de hierro
y aluminio que, comercialmente, se presentan como polímeros de alúmina, cloruro férrico,
sulfato de aluminio, cloruro de aluminio y sulfato férrico.
D.- Filtración
El agua una vez que ha sido decantada pasa a la fase de filtración, que no es más que un
proceso físico que consiste en hacer pasar una mezcla a través de un filtro o medio poroso,
en el que produce la retención de la mayor parte de los componentes sólidos.
Los filtros deben ser lavados periódicamente. El proceso de lavado consiste en una
inyección de agua y/o aire a contracorriente, provocando que se desprendan los sólidos que
han quedado retenidos en el lecho filtrante. El agua de estos lavados puede llevarse a la
cabecera de la planta o alguna instalación de aprovechamiento de las aguas. El lavado
tendrá que realizarse siempre que se produzca la saturación del filtro, lo cual ocurre cuando
se llega a un nivel de lámina de agua máximo.
Acondicionamiento en la ETAP
Antes de conducir el agua a los depósitos o a las redes de distribución, y en definitiva a
consumo final, es necesario acondicionar la misma a la normativa de calidad actualmente
en vigor.
En España, el pH del agua de salida de una ETAP ha de estar comprendido entre 6,5 y 8,5
según establece el Reglamento Técnico-Sanitario, para evitar de esta forma tanto un agua
incrustante que pueda producir obstrucciones en la red, como un agua agresiva que pueda
originar corrosiones.
Para cumplir con lo anterior, el agente más utilizado suele ser el ácido fluosilísico (H2SiF6),
o su sal sódica (Na2SiF6), los cuales pueden adicionarse en estado líquido. Existen no
obstante otros productos que también se pueden emplear, en este caso como polvo. Se trata
del fluoruro sódico (NaF) y el fluoruro cálcico (CaF2).
Desinfección en la ETAP
El objetivo de la desinfección es eliminar los organismos patógenos que pueda
contener el agua, asegurando sanitariamente su consumo, por lo que se trata de
un proceso fundamental dentro de la potabilización. Algunas de las sustancias que
se emplean para la oxidación, actúan igualmente como desinfectantes.
Entre los derivados del cloro empleados como desinfectante, las cloraminas son
poco usadas, ya que poseen una menor capacidad de desinfección y dan origen a
una mayor cantidad de subproductos.
En dióxido de cloro destaca por su capacidad oxidante sobre aguas que contengan
fenoles y oxida muy bien aguas que contienen manganeso e hierro. Sin embargo,
requiere ser prepararlo in situ con ácido clorhídrico e hipoclorito sódico, con los
inconvenientes que conlleva la manipulación de reactivos químicos.
El ozono viene siendo utilizado en las ETAP desde hace años debido
principalmente a sus siguientes capacidades:
Desalación del agua marina
La desalación es un proceso que permite convertir el agua del mar en un recurso
hídrico, que puede ser utilizado para distintos usos entre los que se encuentra el
abastecimiento humano.
El agua para consumo humano no ha de contener más de 0,5 gramos por litro, ni
ser agua totalmente carente de sal (destilada), en ninguno de estos casos es
aprovechable para el organismo.
Por tanto, para obtener agua potable a partir de agua de mar, resulta necesario
separar las sales que contiene, hasta alcanzar una concentración inferior a 0,5
gramos de sal por litro de agua, y esto es lo que se persigue cuando se desala agua
de mar.
A.- Captación del agua de mar
Como resulta lógico pensar, el primer paso para desalar agua de mar es la
captación de la misma. Ésta suele realizarse mediante pozos, siempre que la
permeabilidad del terreno así lo permita. En caso contrario, se realiza la captación
de forma directa mediante tuberías situadas en el lecho marino.
El siguiente paso consiste en llevar a cabo una corrección del pH, que deberá
ajustarse a las necesidades del tratamiento. Seguidamente, se añade coagulante,
de forma que se retienen los coloides del agua de mar los cuales son inferiores a
0,1 µm. Finalmente, se adicionan reactivos para desinfectar el agua de materia
biológica y se pasa ésta por filtros que eliminan las partículas en suspensión.
Existen varias técnicas para llevar a cabo la desalación del agua marina. Entre estos
puede destacarse la ósmosis inversa y la destilación.
Vertidos agrarios
Por vertido se entiende la emisión al medio natural de efluentes líquidos resultantes de
procesos productivos que, según el tamaño y las características de la actividad que los
produzca tendrán una mayor o menor incidencia en el medio ambiente. Inevitablemente
estos vertidos terminan en el dominio público hidráulico del que se abastecen para los
hombres para su consumo, y alteran sus características físicas, químicas y/o biológicas
dificultando su tratamiento posterior o incluso contaminando el agua permanentemente.
Los vertidos procedentes de los usos agrarios son, por lo general, de carácter difuso,
persistente y, en consecuencia, destacan por su compleja y costosa depuración.
En cuanto al uso agrícola del agua, destacan especialmente dos tipos de contaminación:
Por nitratos: El uso irracional de la amplia gama de fertilizantes nitrogenados
disponible en el mercado (bien sea por un uso excesivo en cantidad o por el
inadecuado momento de la aplicación) hace que, actualmente, los nitratos
constituyan la principal fuente de contaminación difusa del medio hídrico. Este tipo
de contaminación está alcanzando cada vez mayor protagonismo en la degradación
de las aguas, ya que cuanto mayor es el grado de depuración y limitación de los
vertidos localizados, mayor es el peso relativo de este tipo de contaminación.
Salinización: Multitud de cultivos dependen de las aguas subterráneas para poder
desarrollarse. La sobreexplotación de los acuíferos conlleva una bajada en sus
niveles de acumulación hídrica y esto puede provocar que, de manera natural, el
espacio que deja el agua dulce pase a ser ocupado por agua salada pudiendo tornar
el depósito en inservible para la actividad agrícola.
Esta contaminación agraria va a tener su origen no sólo en los cultivos, sino en otras
fuentes fijas como la ganadería intensiva (un ejemplo bastante representativo de esto son
los purines de los cerdos), y mientras que los vertidos de los usos urbanos o industriales
están concentrados (en cidudades o polígonos), la principal característica de los usos
agrarios es la dispersión geográfica de las explotaciones. La diseminación de las granjas por
los diferentes territorios, unida al uso de fertilizantes inorgánicos y plaguicidas de síntesis,
hace que la contaminación agroganadera posea una extraordinaria complejidad.
Además, este tipo de vertidos presentan una dificultad añadida como es la elevada
persistencia de los contaminantes debido a su composición. Algunos pesticidas pueden ser
muy peligrosos para el equilibrio ecológico, ya que permanecen estables a lo largo de la
cadena alimentaria y si son utilizados en grandes superficies y en considerables cantidades
el efecto puede ser devastador. Porque el medio hídrico es capaz de acogerlo y extenderlo
rápidamente a otros lugares y el carácter acumulativo en los tejidos vivos, de algunos de
ellos, acentúa la gravedad del problema.
Los lixiviados procedentes del tratamiento con fertilizantes y productos fitosanitarios, son
la causa primordial de la eutrofización de lagos y embalses y de la degradación de las aguas
subterráneas.
Existen numerosas medidas que pueden corregir estos efectos perjudiciales para el entorno,
como por ejemplo:
Vertidos industriales
Los recursos hídricos utilizados en el sector industrial son inevitablemente
sustraídos a otros usuarios, como el abastecimiento público, los cultivos o los
demás sectores en los que el agua es un recurso de inevitable uso, por lo que
habrá que valorar si son realmente necesarios y, en todo caso, reducir al mínimo su
consumo.
Pero además, la instalación de una depuradora adecuada a los vertidos que se
vayan a generar como consecuencia de la actividad industrial, debe ir unida a una
continua medición de los vertidos producidos durante la explotación, para que
siempre cumplan con los parámetros exigidos. Es fundamental que desde la
dirección se promueva el control eficiente sobre las aguas contaminadas que se
produzcan, poniendo a funcionar los medios técnicos, tecnológicos y humanos que
sean necesarios.
Mientras las líneas de tratamiento de los vertidos urbanos son bastante similares
entre ciudades, pues presentan impurezas minerales y orgánicas cuya naturaleza y
concentración son análogas, los vertidos industriales, debido a su gran diversidad,
necesitan de tratamientos a medida según el tipo de actividad, así como la
aplicación de procesos de tratamiento específicos.
A.- Pretratamientos
Una línea de tratamiento tipo podría estar compuesta por los siguientes elementos:
Fangos activados.
Lechos bacterianos.
Lagunas aireadas o mixtas.
Las técnicas de tratamientos definidas para los fangos urbanos pueden aplicarse a
los fangos industriales.
A continuación, se van a ver con más detalle cada una de las líneas de tratamiento que
pueden estar presentes en una EDAR tipo.
Línea de aguas - EDAR
En esta línea de tratamiento de la EDAR, hay dos factores imprescindibles a tener
en cuenta:
La carga contaminante del agua a tratar, según su tipología y cantidad así serán los
tratamientos que se deban aplicar.
Rectangulares: las aguas acceden por uno de sus lados y salen por el lado
opuesto.
Flotación: Se trata de un proceso físico basado en la diferencia de
densidades existentes en el vertido, lo que permite separar las partículas que
tienen una menor densidad por ascenso de éstas hacia la superficie del agua
ya que, en este caso, las fuerzas de empuje hacia arriba (rozamiento y
empuje del líquido) superan a la fuerza de la gravedad. Cabe distinguir entre
la flotación natural, que se utiliza para eliminar los restos de grasas o aceites
sin más intervención que la ya referida, de la acelerada, en la que se
introducen burbujas de gases (normalmente aire) para que se le adhieran
partículas de menor tamaño, subiendo hasta la superficie la burbuja con las
partículas.
Filtros banda: En ellos inicialmente los lodos se vierten sobre una banda
portadora (perdiendo agua a lo largo de su recorrido) que los lleva a una
segunda banda y en ésta, bajo presión ascendente, los fangos se
deshidratan hasta obtener una consistencia adecuada para la fase de
prensado. En esta fase, las bandas filtrantes con la torta situada entre las
mismas, son guiadas a través de unos tornillos de prensado que
simultáneamente producen un efecto de cizalladura, secando la torta hasta
alcanzar la mayor deshidratación posible.
Filtros prensa: Están constituidos esencialmente por un conjunto de placas
acanaladas y cubiertas con una tela filtrante, que se apoyan fuertemente
unas contra otras gracias a la fuerza ejercida por una serie de tornillos
hidráulicos dispuestos en uno de los extremos de la batería. Se usa este
sistema cuando es necesario obtener unos lodos especialmente secos, como
es el caso de la incineración.
Centrífuga: Se trata en esencia, de un tambor cilíndrico-cónico que gira
sobre un eje horizontal a gran velocidad, sometiendo a los fangos a 1000
veces superior a la fuerza de la gravedad que provoca la deshidratación.
Aguas regeneradas
Las aguas residuales debidamente tratadas se conocen como aguas regeneradas, y
ya pueden ser devueltas al cauce hídrico o directamente al mar, o pueden
reutilizarse para determinados usos dentro de la propia empresa o en alguna
actividad cercana, por ejemplo: