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RED. Revista de Educación a Distancia, Núm. 58. Artíc.

1 31-10-2018
DOI: http://dx.doi.org/10.6018/red/58/1 http://www.um.es/ead/red/58/coll_engel.pdf

El modelo de Influencia Educativa Distribuida


Una herramienta conceptual y metodológica para el análisis
de los procesos de aprendizaje colaborativo en entornos
digitales
The Distributed Educational Influence Model
A Conceptual and Methodological Tool for the Analysis of
Collaborative Learning Processes in Digital Environments

César Coll
Universidad de Barcelona. Barcelona, España
ccoll@ub.edu

Anna Engel
Universidad de Barcelona. Barcelona, España
anna.engel@ub.edu

Resumen
El concepto de influencia educativa (IE), elaborado en el marco de una serie de trabajos
sobre el análisis de las prácticas educativas en contextos presenciales, hace referencia a los
procesos interpsicológicos mediante los cuales los profesores, y en su caso otros agentes
educativos, ayudan a los estudiantes a construir significados progresivamente más ricos,
complejos y válidos sobre los contenidos de enseñanza y aprendizaje. Para que la IE
ejercida por el profesor o los otros actores sea eficaz debe ser contingente y ajustarse al
desarrollo y evolución del proceso de aprendizaje. El concepto de influencia educativa
distribuida (IED), por su parte, refleja la idea de que en las situaciones de aprendizaje
colaborativo el ejercicio de la IE se distribuye entre todos los participantes, ya que todos
pueden y deben contribuir con sus actuaciones a conseguir una colaboración eficaz que
promueva los procesos comunicativos, sociales y cognitivos implicados en el aprendizaje.
El trabajo presenta un modelo teórico y metodológico de análisis de los procesos de
aprendizaje colaborativo en entornos digitales basado en los conceptos de IE e IED y
describe los resultados de algunas investigaciones orientadas profundizar en algunos de sus
componentes y a explorar algunas de sus implicaciones prácticas.
Palabras clave
análisis estructural, análisis de contenido, aprendizaje colaborativo en entornos digitales,
Influencia educativa, influencia educativa distribuida,

Abstract
The concept of educational influence (EI), developed in the framework of a series of works
on the analysis of educational practices in face-to-face contexts, refers to the
interpsychological processes through which teachers, and in their case other educational
agents or actors present in the context of learning, help students to build progressively
richer, complex and valid meanings on the contents of teaching and learning. For EI
exercised by the teacher or other actors to be effective, it must be contingent and adjusted
to the development and evolution of the learning process. The concept of distributed
educational influence (DEI) reflects the idea that in collaborative learning settings the
exercise of EI is distributed among all participants, since all can and should contribute with
their actions to achieve an effective collaboration that promotes the communicative, social
and cognitive processes involved in learning. The work presents a theoretical and
methodological model of analysis of collaborative learning processes in digital
environments based on the concepts of EI and DEI and describes the results of some

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research aimed at deepening some of its components and exploring some of its practical
implications.
Key words
collaborative learning in digital environments, content analysis, distributed educational
influence, educational influence, structural analysis

1. Antecedentes: el ejercicio de la Influencia Educativa y el análisis de los procesos


de enseñanza y aprendizaje

El modelo de influencia educativa distribuida (IED) tiene su origen en una serie de


investigaciones y trabajos dedicados al análisis de las prácticas educativas escolares y
familiares iniciados en la década de 1980 (Coll, 1981; Coll, Colomina, Onrubia y
Rochera, 1992; Colomina, 2001; Mayordomo, 2003; Onrubia, 1992; Rochera, 1997;
Segués, 2006) y realizados en el marco de la concepción constructivista de la enseñanza
y el aprendizaje (Coll, 1990, 1999). El concepto de influencia educativa (IE), base y
antecedente del concepto de IED que está en el foco de este texto, surge así con el
propósito de explicar y ayudar a comprender el aprendizaje escolar entendido como un
proceso de construcción de conocimiento en situaciones presenciales. En este tipo de
situaciones la interacción cara a cara y la comunicación directa entre los actores juega
un papel determinante y a ellas remite lógicamente, en primera instancia, el concepto de
IE.

1.1. Construcción guiada del conocimiento e influencia educativa en entornos


presenciales
De acuerdo con la visión constructivista y sociocultural del aprendizaje y de la
enseñanza adoptada en estos trabajos, el aprendizaje escolar se entiende como el
proceso de construcción de significados y de atribución de sentido que llevan a cabo los
alumnos sobre un conjunto de saberes culturales incorporados al currículo escolar como
contenidos de aprendizaje. Se entiende, además, que este proceso se produce en buena
medida gracias a la labor mediadora y el apoyo del profesor, que tiene la
responsabilidad de promoverlo, orientarlo y guiarlo en la dirección de los significados
culturalmente construidos y aceptados. El aprendizaje así entendido es pues el resultado
de un proceso de construcción al mismo tiempo cultural, social e individual: cultural,
porque los contenidos de aprendizaje son saberes históricamente construidos y
culturalmente organizados; social, porque su realización y resultados dependen en
buena medida del apoyo, la orientación y la guía de un agente educativo que actúa como
mediador entre el alumno y los contenidos de aprendizaje; e individual, porque el
alumno es el responsable último de su aprendizaje y nadie puede sustituirle en esa tarea.
De acuerdo con este planteamiento, la construcción individual e interna de significados
y sentidos que caracteriza el aprendizaje y su orientación social y externa no se
entienden como rasgos opuestos, sino que, por el contrario, se considera que están
intrínseca y necesariamente entrelazadas. De ahí que la IE se conceptualice como
«ayuda» al proceso de construcción: es una ayuda, porque el proceso de construcción
es, en sí mismo, individual e interno, y no puede ser sustituido o determinado
completamente desde el exterior; pero es una ayuda necesaria, porque sin ella es poco
probable, por no decir que es prácticamente imposible, que la construcción permita
apropiarse óptimamente, desde el punto de vista tanto del significado como del sentido,

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de los contenidos culturales cuyo aprendizaje es la razón de ser de la educación escolar.


La IE hace referencia a los procesos interpsicológicos mediante los cuales los
profesores, y en su caso otros agentes educativos, ayudan a los alumnos a construir
significados progresivamente más ricos, complejos y válidos sobre situaciones,
fenómenos u objetos físicos o simbólicos. Para cumplir su función y ser efectiva, la
ayuda ha de ajustarse al proceso de construcción que llevan a cabo los alumnos, lo cual
significa que debe variar en tipo y grado en función de las vicisitudes del proceso de
construcción. La ayuda educativa ajustada puede adoptar, en consecuencia, formas
distintas, ejercerse de maneras diversas y concretarse en actuaciones y dispositivos
didácticos variados. Los procesos de IE constituyen, en este esquema explicativo, el
eslabón entre, por una parte, la vertiente más individual e interna del aprendizaje –los
procesos de construcción de significados y de atribución de sentido a los contenidos de
aprendizaje que lleva a cabo el alumno–, y por otra, la más cultural y social –la
apropiación y reconstrucción de unos saberes culturales ya existentes con la ayuda de
los agentes educativos.
Señalemos aún que, desde la perspectiva en que se sitúan estos trabajos, la investigación
de los procesos de IE y la identificación y análisis de los mecanismos de influencia
educativa (MIE) –es decir, de cómo el profesorado consigue, cuando lo consigue,
ejercer una IE eficaz– constituye un tema de especial interés, tanto por razones teóricas
como prácticas. Desde el punto de vista teórico, los procesos de IE son el elemento
central del esquema explicativo propuesto por la concepción constructivista de la
enseñanza y el aprendizaje escolar, en tanto constituyen el engarce necesario entre, por
una parte, el aprendizaje de los alumnos o aprendices, y por otra, la enseñanza –
entendida como un conjunto de ayudas o apoyos al proceso de aprendizaje–. Desde el
punto de vista práctico, la comprensión de estos procesos resulta imprescindible para
proporcionar pautas y criterios de actuación a los profesores y otros agentes educativos
que les sean de utilidad para reflexionar sobre su práctica, revisarla y mejorarla.
1.2. Las formas de organización de la actividad conjunta y los mecanismos de
influencia educativa
Las investigaciones llevadas a cabo con el fin de identificar los MIE han permitido
establecer una serie de principios y llegar a un conjunto de conclusiones que resumimos
brevemente a continuación1.
En primer lugar, el ejercicio de la IE opera en el marco de la actividad conjunta en la
que se involucran los participantes. En el caso de los procesos escolares de enseñanza y
aprendizaje la actividad conjunta se define como la articulación de las actuaciones que
despliegan el profesor y los alumnos en torno a la tarea que están realizando o al
contenido que están abordando. Nótese que, de acuerdo con esta caracterización, la
actividad conjunta incluye no solo los intercambios comunicativos directos entre
profesor y alumnos, sino también otras actuaciones que, aún realizándose de forma
individual y por separado sin que medie interacción ni comunicación entre ambos, están
interrelacionadas y solo pueden entenderse cabalmente las unas en relación con las
otras. Pensemos, por ejemplo, en una profesora que está en su despacho revisando las
tareas que han hecho sus alumnos; o en unos alumnos que están en la biblioteca

1
Se puede consultar una síntesis de estas investigaciones y de sus principales resultados en Coll, Onrubia
y Mauri (2008).

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preparando un dossier sobre un tema concreto que deben entregar a su profesora. En


ambos casos, los actores realizan estas actividades por separado sin que medie
interacción o comunicación entre ellos; sin embargo, para entender lo que hace la
profesora es necesario tener en cuenta lo que hará después (y probablemente también lo
que hizo antes) con sus alumnos; de la misma manera, para entender realmente lo que
hacen alumnos es necesario tener en cuenta las consignas e instrucciones sobre la
elaboración del dossier que les dio antes la profesora (y probablemente también lo que
hará después, cuando los revise y les comente el resultado de la revisión).
En segundo lugar, la actividad conjunta puede adoptar diferentes formas de
organización, entendidas como formatos regulares y reconocibles de articulación de las
actuaciones de profesor y alumnos de acuerdo con unas determinadas reglas o
“estructuras de participación” social y académica (Erickson, 1982; Green, 1983; Green,
Weade y Graham, 1988). El hecho interesante desde la perspectiva de la IE es que la
forma que adopta la organización de la actividad conjunta habilita la posibilidad de
ofrecer uno u otro tipo de ayudas y de ofrecerlas con mayor o menor intensidad y
amplitud. En otras palabras, las formas de organización de la actividad conjunta
condicionan la IE que pueden ejercer los participantes, por lo que el estudio de estas
formas y de su evolución durante el desarrollo de las actividades de enseñanza y
aprendizaje deviene una pieza clave para la identificación y análisis de los MIE.
En tercer lugar, los mecanismos de influencia educativa operan tanto a través de las
actuaciones discursivas como no discursivas de los participantes. Un participante puede
ayudar a otro u otros haciendo o diciendo algo, o aún haciendo y diciendo algo al
mismo tiempo. Los componentes discursivos y no discursivos de la actividad son de
hecho indisociables debido a la capacidad del discurso para integrarse en el flujo
general de la actividad y mediar por igual la actividad de cada uno de los participantes y
su actividad conjunta. El análisis del discurso de los participantes en el marco de la
actividad conjunta que despliegan en torno a las tareas y contenidos de aprendizaje
ocupa así un lugar destacado en el estudio de la IE y de los MIE
En cuarto lugar, el ejercicio de la IE es altamente sensible a las características de los
contextos y de las situaciones y actividades de enseñanza y aprendizaje en los que se
manifiesta, así como a los motivos que presiden y orientan la actividad de los
participantes. Como ya se ha mencionado, la IE opera en el marco de la actividad
conjunta, pero esta no viene dada de una vez por todas, sino que es a su vez objeto de un
proceso de construcción que depende, en un primer momento, de la manera como los
participantes se sitúan ante la situación de enseñanza y aprendizaje, y está abierto,
posteriormente, a sucesivas revisiones y reformulaciones en función de los cambios que
se producen en la situación y en los mismos participantes.
En quinto lugar, estas investigaciones han permitido identificar y estudiar con cierto
detalle dos MIE presentes en los procesos de enseñanza y aprendizaje exitosos en
situaciones de aula. El primero es el traspaso progresivo del control y la responsabilidad
del proceso aprendizaje desde profesor hacia los alumnos. Este mecanismo consiste en
que los apoyos y ayudas del profesor se van retirando progresivamente facilitando y
promoviendo de este modo una actuación cada vez más autónoma y autorregulada del
alumno en la realización de las tareas, la utilización funcional de los contenidos y la
gestión de su propio aprendizaje. El segundo es la construcción progresiva de sistemas
de significados compartidos entre profesor y alumnos. Este mecanismo consiste en que

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los apoyos y ayudas del profesor van evolucionando y se modifican de acuerdo con
versiones sucesivas, cada vez más ricas, complejas y válidas, de las representaciones de
los contenidos y tareas que son objeto de la actividad conjunta, posibilitando así que las
representaciones de los alumnos de esos contenidos y tareas evolucionen en la misma
dirección.
Señalemos aún, para finalizar este apartado de antecedentes del modelo de IED, que las
investigaciones sobre la IE y los MIE se apoyan en un conjunto amplio de referentes
teóricos y trabajos de otros autores como el estudio de los procesos de asistencia en la
zona de desarrollo próximo (p.e., Newman, Griffin y Cole, 1989; Rogoff, 1993;
Wertsch, 1988), el análisis del discurso en el aula (p.e., Edwards y Mercer, 1988;
Mercer, 1997, 2001) o el análisis ecológico del aula (Stodolsky, 1991; Tharp y otros,
2002), entre otros.
2. De la Influencia Educativa a la Influencia Educativa Distribuida
El concepto de IE, elaborado inicialmente para el análisis de las prácticas educativas en
situación de construcción guiada del conocimiento (Mercer, 1995) en contextos
presenciales, necesita ser revisado cuando se aplica a prácticas educativas que tienen
lugar en contextos sensiblemente distintos como son los de construcción colaborativa
del conocimiento en entornos digitales. En las situaciones de construcción guiada del
conocimiento, el agente educativo asume en primera persona el ejercicio de la IE
ofreciendo ayudas y apoyos a sus alumnos; y lo hace, por añadidura, mediante la
interacción y la comunicación oral cara a cara gracias a la presencia simultánea de uno y
otros en un mismo espacio. En las situaciones de construcción colaborativa del
conocimiento en entornos digitales, en cambio, se entiende que todos los participantes
pueden ejercer en mayor o menor medida, según los casos, la IE y todos pueden ofrecer
y recibir ayudas del resto de participantes en un momento determinado; lo habitual,
además, es que lo hagan mediante una comunicación por escrito y sin que haya
interacción cara a cara, si bien esta puede tener lugar ocasionalmente a través de las
pantallas. Es lógico, en consecuencia, que el intento de utilizar el concepto de IE para el
análisis de este tipo de prácticas obligue a introducir ajustes y modificaciones en el
mismo concepto y en el modelo de análisis.

2.1. El ejercicio de la Influencia Educativa en los procesos de aprendizaje


colaborativo en entornos digitales
El punto de partida de estos ajustes es la conjetura de que el éxito en el desarrollo y los
resultados de un proceso de aprendizaje colaborativo dependerá de que los participantes
asuman y ejerzan de forma eficaz la IE que el profesor es capaz de desplegar en las
situaciones de construcción guiada del conocimiento. De la misma manera que en estas
últimas se postula que los resultados dependen en buena medida del acierto con que el
profesor ejerce la IE, la hipótesis es que en las situaciones de aprendizaje colaborativo
los resultados dependerán también en buena medida de que todos los participantes
asuman realmente esta responsabilidad y la ejerzan con acierto.
Hablamos así de influencia educativa distribuida (IED) para referirnos al hecho de que
en las situaciones de aprendizaje colaborativo no solo todos los participantes pueden ser
fuentes potenciales de IE, sino que la expectativa es que efectivamente lo sean (Bustos,
20111). Por supuesto, pueden ejercerla todos con la misma intensidad o no; pueden
ejercerla todos de la misma o de diferentes maneras; pueden especializarse en uno u

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otro tipo de ayudas. En otras palabras, en los grupos colaborativos la IED puede adoptar
diferentes formas, lo que equivale a decir que los procesos colaborativos pueden adoptar
diferentes formas desde el punto de vista de cómo sus miembros ejercen la IE y de
cómo la IE se distribuye entre ellos. Más aún, cabe contemplar la posibilidad, al menos
como hipótesis, de que diferentes formas de distribución de la IE puedan dar lugar a
dinámicas de trabajo colaborativo netamente distintas, pero ser igualmente exitosas
desde el punto de vista de los aprendizajes realizados por el grupo en su conjunto y por
sus miembros individuamente considerados.
2.1.1. Las condiciones para el ejercicio de la Influencia Educativa
Ahora bien, el hecho de que las situaciones de aprendizaje colaborativo tengan lugar en
entornos digitales y se desarrollen total o parcialmente en línea introduce algunas
novedades importantes respecto a la organización de la actividad conjunta y, en
consecuencia, respecto al ejercicio de la IE (Coll, Bustos, Engel, Gispert y Rochera,
2013). Las novedades tienen que ver básicamente con las restricciones derivadas de que
las actuaciones, interacciones y contribuciones de los participantes se apoyen
fundamentalmente en la comunicación escrita, casi siempre asíncrona y a menudo sin
contacto visual directo. Estas restricciones plantean algunas exigencias al ejercicio de la
IE distintas a las que plantean las situaciones de interacción cara a cara en las que el
lenguaje oral es el medio fundamental de comunicación y en el que los participantes
cuentan, además, con recursos de comunicación paralingüísticos y no verbales –
lenguaje gestual y corporal, sobre todo.
Así, en los entornos digitales la negociación y revisión de las formas de organización de
la actividad conjunta, y en consecuencia la posibilidad de ofrecer y recibir ayudas,
dependen del cumplimiento de ciertas exigencias de participación. Es necesario, por
ejemplo, que los participantes accedan con relativa frecuencia y regularidad al entorno,
ya que, si no lo hacen, difícilmente podrán ofrecer o recibir ayudas de los otros
participantes. Pero es necesario, también, que lean las contribuciones de los otros
participantes y que realicen contribuciones con cierta frecuencia y regularidad, porque
en caso contrario difícilmente sus contribuciones van a poder ser utilizadas como
ayudas por los otros participantes ni estos van a poder ayudarles a avanzar. Los
participantes que no cumplan estos y otros requisitos de participación impuestos por las
restricciones de los entornos digitales difícilmente podrán ejercer la IE y contribuir al
desarrollo de los procesos de aprendizaje colaborativo.
No basta, sin embargo, con que los participantes cumplan estas exigencias de
participación para que sus contribuciones contribuyan a mejorar el proceso de
colaboración y de aprendizaje colaborativo, es decir, para que puedan ejercer la IE de
forma eficaz. Para ello, es necesario, además, que sus aportaciones sean relevantes, es
decir, contribuyan efectivamente al establecimiento de unas formas de organización de
la actividad conjunta en cuyo marco pueda tener lugar el proceso, tanto a nivel
individual como colectivo, de construcción de significados y de atribución de sentido
sobre los contenidos de aprendizaje. De nuevo es importante, en este punto, tomar en
consideración las restricciones que imponen los entornos electrónicos. En las
situaciones de interacción cara a cara en contextos de enseñanza y aprendizaje
presenciales, la actividad conjunta adopta a menudo formas que no es necesario
explicitar, o al menos no es necesario hacerlo de forma prolija, ya que se hacen
evidentes a todos los participantes únicamente por el hecho de estar presentes. Solo

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cuando alguien hace o dice algo no esperado o contradictorio con la forma de


organización de la actividad conjunta que opera en ese momento, suelen hacerse
explícitas las reglas que la presiden y que han estado operando hasta entonces de forma
más o menos implícita. Y aun así, tanto la identificación de las actuaciones que se alejan
de lo esperado como su reconvención y el recordatorio de lo que se espera de los
participantes se resuelve por lo general con rapidez gracias a los recursos comunicativos
que ofrece la comunicación cara a cara, la existencia en el entorno de referentes físicos
y simbólicos compartidos y la inmediatez de los efectos de las actuaciones; excepto,
claro está, cuando se produce un malentendido o un desacuerdo profundo entre los
participantes respecto a la forma de organización de la actividad conjunta y se genera un
conflicto abierto.
En el caso de las situaciones de interacción basadas en la comunicación escrita,
asíncrona y sin contacto visual directo, como son mayoritariamente las actividades de
aprendizaje colaborativo en entornos digitales, la adopción de unas formas determinadas
de organización de la actividad conjunta y el respeto a las reglas que las presiden
requieren, por lo general, una mayor atención y esfuerzo de los participantes. Para
construir colaborativamente significados cada vez más ricos, más complejos y más
compartidos sobre los contenidos de aprendizaje, los participantes necesitan ponerse de
acuerdo sobre qué van a hacer y cómo van a hacerlo, planificar quién va a hacer qué y
en qué orden, cómo van a coordinar sus actuaciones, qué productos o resultados van a
generar, qué exigencias deben cumplir estos productos y cómo van a supervisar que el
proceso se desarrolle de acuerdo con las previsiones. Dicho con otras palabras,
contrariamente a lo que sucede en las situaciones basadas en la interacción cara a cara,
en este caso las formas de organización de la actividad conjunta no suelen hacerse
evidentes de entrada a los participantes por el simple hecho de acceder al entorno. Por el
contrario, lo habitual es que se formule de manera explícita la organización adoptada de
la actividad conjunta y que se dediquen no pocos esfuerzos a asegurar que los
participantes conocen las obligaciones y exigencias derivadas de ella, a identificar y
reconvenir las actuaciones que no las respetan y a recordarlas en caso de necesidad.
2.1.2. Los ámbitos de ejercicio de la influencia educativa
Esta mayor exigencia de explicitación y precisión a la que se enfrentan los participantes
en las situaciones de aprendizaje colaborativo en entornos digitales nos ha llevado a
proponer una aproximación al estudio de la IED que tiene en cuenta tanto las ayudas
relativas al proceso de construcción de significados sobre las formas de organización de
la actividad conjunta como las relativas al proceso de construcción sobre los contenidos
de aprendizaje. Hemos establecido así tres dimensiones en el proceso de construcción
del conocimiento en entornos de aprendizaje colaborativo identificadas respectivamente
como gestión de la participación social, gestión de la tarea académica y gestión del
contenido (Coll, Bustos y Engel, 2011). Las dos primeras conciernen a los significados
relacionados con la organización de la actividad conjunta y la tercera a los relacionados
con los contenidos de aprendizaje. Además, se postula que tanto el desarrollo del
proceso de colaboración como los resultados del aprendizaje colaborativo dependen en
buena medida de que la IE de los participantes, tomada en su conjunto, atienda a estas
tres dimensiones.
La gestión de la participación social hace referencia a las actuaciones, aportaciones e
intercambios comunicativos relacionados con el establecimiento de reglas, instrucciones

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o consignas sobre quién puede o debe hacer qué, cómo, cuándo, con quién y con qué
frecuencia. La gestión de la tarea académica remite a las actuaciones, aportaciones e
intercambios comunicativos relacionados con el establecimiento de reglas, instrucciones
y consignas sobre qué hay que hacer, cómo hay que hacerlo, mediante qué
procedimientos, qué productos finales hay que generar y qué características deben tener
esos productos. Ambas dimensiones, la gestión de la participación social y la gestión de
la tarea académica, son esenciales para analizar y comprender cómo los participantes
organizan su actividad conjunta estableciendo así el contexto que hace posible construir
y compartir significados en torno a los contenidos de aprendizaje. La tercera dimensión
tiene que ver justamente con la gestión de los contenidos que llevan a cabo los
participantes en ese contexto de actividad conjunta y remite a las actuaciones,
aportaciones e intercambios comunicativos directamente relacionados con los
significados que atribuyen a esos contenidos.
La atención a las características diferenciales de los procesos de construcción
colaborativa del conocimiento que está en el origen del concepto de IED, junto con la
toma en consideración de las condiciones y exigencias que los entornos digitales
imponen al ejercicio de la IE, son la base a partir de la cual hemos ido desarrollando el
modelo de análisis de la IED. Antes, sin embargo, de proporcionar una descripción del
modelo en su estado actual de elaboración, conviene que situemos el enfoque de la IED
en el marco más amplio de otras aproximaciones teóricas y metodológicas a los
procesos de aprendizaje colaborativo en entornos digitales. Ello nos permitirá subrayar
la especificidad del modelo de análisis de la IED y, al mismo tiempo, poner de
manifiesto su relación con otros modelos y enfoques, como el modelo de Community of
Inquiry (Garrison y Anderson, 2005; Rourke y Kanuka, 2009), con los que presenta
cierto paralelismo pero con los que mantiene también discrepancias significativas.

3. El estudio de la Influencia Educativa Distribuida en el contexto de los trabajos e


investigaciones sobre los procesos de colaboración en entornos digitales

La literatura especializada refleja el gran interés que despiertan los procesos de


colaboración en entornos digitales para promover el aprendizaje de los participantes. Un
amplio número de estos trabajos se sitúa bajo el amplio paraguas de las siglas CSCL
(Computer Supported Collaborative Learning), otros hacen referencia a las
comunidades de aprendizaje o las comunidades de indagación, y aún otros se etiquetan
simplemente como aprendizaje colaborativo en línea. Pese a que todos estos trabajos
comparten un interés común por comprender cómo los entornos digitales pueden
facilitar la interacción, el trabajo en grupo y los procesos de construcción colaborativa
del conocimiento, encontramos en ellos una gran diversidad de planteamientos teóricos
y propuestas metodológicas.

En una primera aproximación podemos distinguir dos grandes tipos de trabajos: unos
centrados en analizar los resultados de aprendizaje que logran los estudiantes gracias a
su participación en procesos de colaboración y otros centrados en analizar las
características de las dinámicas colaborativas en cuyo seno se produce (o no) el
aprendizaje. En efecto, una buena parte de los trabajos empíricos de este ámbito
plantean diseños experimentales o quasi experimentales mayoritariamente interesados
en medir los resultados de aprendizaje entendidos en un sentido amplio, que incluye

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desde conocimientos específicos de dominio o competencias transversales como


habilidades de pensamiento crítico y de resolución de problemas hasta actitudes y
habilidades de trabajo en grupo. Son trabajos más interesados en indagar los efectos de
la colaboración en el aprendizaje individual o grupal de los participantes que en
caracterizar los procesos de colaboración que conducen al logro de esos aprendizajes
(ver, por ejemplo, la revisión de Wang, Kirschner y Tsai, en prensa).

El segundo grupo de trabajos, bastante más minoritario, se ha centrado en el análisis de


las características del proceso de colaboración que pueden explicar los efectos de este
tipo de situaciones en el aprendizaje de los participantes. Si bien los autores de estos
trabajos parecen estar de acuerdo en que existe una relación entre las características de
los procesos grupales en que se implican los estudiantes y sus resultados de aprendizaje,
difieren en su opinión sobre qué aspectos de los procesos grupales aseguran una
colaboración exitosa y sobre cómo estimar el éxito de esa colaboración en términos de
los aprendizajes logrados (Lund, 2011). La diversidad de perspectivas sobre los
procesos colaborativos de enseñanza y aprendizaje y la diversidad de focos de interés de
estos investigadores hace que nos encontremos ante un ámbito de investigación
sumamente heterogéneo. Con todo, podemos identificar cuatro focos distintos,
correspondientes a otras tantas dimensiones de los procesos colaborativos, que son los
que han concitado más interés y atención a tenor del número de investigaciones
realizadas. Estos focos son i) el proceso de construcción de significados; ii) los aspectos
socio-afectivos y motivacionales; iii) las dinámicas de participación o comunicativas; y
iv) la coordinación y la regulación mutua entre los estudiantes.

Así, algunos trabajos han analizado el proceso de construcción de significados desde


una perspectiva cognitiva centrándose en la calidad de las contribuciones individuales
de los participantes (por ejemplo, Bullen, 1997; Newman, Johnson, Webb y Cochrane,
1996) frente a otros que han puesto el énfasis en el proceso social de construcción
conjunta de conocimiento. Estos últimos lo han definido como un proceso secuencial en
que los participantes avanzan desde la divergencia de ideas y aportaciones hacia la
comprensión compartida, la convergencia de ideas y la co-construcción de significados
(por ejemplo, Gunawardena, Lowe y Anderson, 1997; Harasim, 1990; Onrubia y Engel,
2009; Xin, 2002). Encontramos también trabajos interesados en analizar la construcción
de significados en función de la calidad de los procesos argumentativos en que se
implican los participantes. Desde este enfoque, se sostiene que el aprendizaje está
directamente relacionado con el grado en que los colaboradores son capaces de aportar
colectivamente razones y evidencias, a partir de diferentes puntos de vista, para
construir una comprensión compartida del problema (ver, por ejemplo, la exhaustiva
revisión de estos trabajos de Noroozi, Weinberger, Biemans, Mulder y Chizari, 2012).

Un segundo foco que ha dado lugar a un importante número de trabajos se ha interesado


por el conjunto de los aspectos socio-afectivos y motivacionales que tienen lugar en los
procesos colaborativos. La expresión de emociones y de sentimientos, el humor, el
manejo de los conflictos interpersonales, entre otros, son los elementos utilizados desde
estas investigaciones para intentar comprender el papel que este conjunto de factores de
carácter relacional, emocional y/o afectivo juega en situaciones de aprendizaje
colaborativo y en el aprendizaje de los participantes (Gunawardena y Zittle, 1997;
Janssen, Erkens, Kirschner y Kanselaar, 2012; Kreijns, Kirschner y Jochems, 2003; Tu
y McIsaac, 2002).

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La aplicación de metodologías de análisis de redes sociales ha dado lugar a la tercera


línea de investigaciones que mencionábamos, cuyo foco son las estructuras de
interacción y los patrones de comunicación en los procesos de aprendizaje colaborativo
(por ejemplo, Cho, Gay, Davidson y Ingraffea, 2007; de Laat, Lally, Lipponen y
Simons, 2007; Nurmela, Lehtinen y Palonen, 1999; Reffay y Chanier, 2003). El análisis
de redes sociales ofrece un potente conjunto de conceptos, procedimientos y medidas, a
partir de algoritmos relativamente estandarizados, para describir y explicar las
estructuras de interacción o participación entre los miembros de los grupos (ver, por
ejemplo, Scott, 1991; Wasserman y Faust, 1994). Así, indicadores como la densidad de
la red, para describir el conjunto de relaciones entre los participantes; la centralización,
para identificar los participantes que ocupan posiciones centrales o periféricas en la red;
o la cohesión, en función de las díadas y subgrupos que presentan relaciones
comparativamente más intensas entre ellos que con el resto de los participantes,
permiten valorar las dinámicas interactivas de los participantes en el proceso
colaborativo.

Finalmente, el último grupo de trabajos que señalábamos lo constituyen aquellos que se


centran en algunos aspectos específicos de la organización y funcionamiento de los
grupos como la planificación, coordinación y la regulación mutua entre los participantes
(Iiskala, Volet, Lehtinen y Vauras, 2015; Janssen, Erkens, Kanselaar y Jaspers, 2007;
Jarvela y Hadwin, 2013; Volet, Vauras, Khosa y Iiskala, 2013). En conjunto, estos
estudios muestran que una parte importante de la comunicación entre los miembros del
grupo se centra en planificar, coordinar y supervisar el trabajo común. La idea
subyacente en este caso es que compartir y avanzar en la construcción de un sistema de
significados compartidos requiere que los estudiantes negocien planes, metas,
responsabilidades, reglas y tiempos, supervisen mutuamente el cumplimento de las
acciones acordadas y evalúan conjuntamente el proceso seguido y los aprendizajes
realizados.

Adicionalmente, encontramos trabajos interesados en dos o tres de los focos señalados


que, en general, se centran en la dimensión de construcción de significados combinada
con otra, como, por ejemplo, con los aspectos socio-afectivos y motivacionales (por
ejemplo, Schrire, 2006), los procesos de coordinación y la regulación mutua (por
ejemplo, Strijbos, Martens, Jochems y Broers, 2004) o las dinámicas de participación
(por ejemplo, Martínez et al. 2003). Muy pocos trabajos, sin embargo, se apoyan en
modelos teóricos potentes y capaces de dar una visión multidimensional e integrada de
los procesos de aprendizaje colaborativo.

Un excepción destacada a este respecto es la propuesta de Garrison, Anderson y Archer


(2000) del modelo de comunidad de indagación —Community of Inquiry—, que es
probablemente el modelo que ha tenido una mayor influencia en la investigación y
diseño de entornos de aprendizaje digitales e híbridos, como lo demuestran las sucesivas
revisiones realizadas sobre los trabajos empíricos que lo han utilizado (Garrison,
Anderson y Archer, 2010; Garrison y Arbaugh, 2007; Kineshanko, 2016; Rourke y
Kanuka, 2009, entre otros).

Este modelo está conformado por tres dimensiones o presencias: la presencia cognitiva,
la presencia social y la presencia docente. Garrison y Anderson (2005) definen la

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presencia cognitiva como el grado en que los estudiantes construyen significados a


partir de la reflexión y el discurso conjunto. La presencia social, por su parte, se define
como la capacidad de los participantes de una comunidad de indagación para
proyectarse a sí mismos social y emocionalmente como personas reales. Finalmente, la
presencia docente es, para Garrison y sus colaboradores, el conjunto de actuaciones
dirigidas a diseñar, facilitar y orientar los procesos comunicativos y cognitivos de los
participantes con el fin de que alcancen unos objetivos de aprendizaje personalmente
significativos y educativamente valiosos. Para estos autores el establecimiento de un
nivel apropiado de presencia cognitiva y de presencia social depende, en último
término, de una presencia docente adecuada.

Una característica especialmente novedosa del concepto de presencia docente propuesto


por Garrison y sus colaboradores, y que tiene un claro paralelismo con el concepto de
IED, es que, aun considerando la función esencial del profesor, subrayan que todos los
participantes, en determinadas circunstancias, pueden asumir también algunas de estas
funciones y contribuir a la presencia docente (Garrison y Anderson, 2005). Dicho en
otras palabras, el modelo apuesta por una clara distinción entre la presencia del docente
y la presencia docente, con el propósito de resaltar que en las comunidades de
indagación cualquier participante puede ejercer la presencia docente sin tener asignados
las responsabilidades y el rol del profesor. Una segunda característica relevante del
modelo es que considera que la posibilidad de ejercer presencia docente evoluciona y se
distribuye en mayor medida entre los estudiantes a medida que estos son cada vez más
capaces de asumir el control y la responsabilidad del proceso de enseñanza y
aprendizaje.

Como señalan los propios autores:

(…) en una comunidad de indagación, marco de nuestra exposición, todos los


participantes tienen la oportunidad de contribuir a la presencia docente. De
hecho, si el objetivo último es aprender a aprender, debe animarse a los
estudiantes a que sean capaces de auto orientarse y de gestionar su propio
estudio. Todo ello resulta aún más evidente cuando proponemos que se designen
moderadores entre los estudiantes. Por esta razón, no nos hemos referido a este
concepto como presencia del docente sino como presencia docente. A medida
que los participantes se desarrollan desde el punto de vista cognitivo y social, la
presencia docente se vuelve más distribuida. (Garrison y Anderson, 2005, p.
104)

En este sentido, el modelo de presencia docente (Garrison y Anderson, 2005) muestra


ciertas semejanzas con el modelo de IED en cuanto que ambas perspectivas ponen el
énfasis en la importancia de la distribución del control y la responsabilidad entre todos
los participantes para el desarrollo de la comunidad de aprendizaje. Sin embargo, el
interés del modelo de IED en la identificación y análisis de las ayudas que se entregan,
su mayor o menor ajuste a las necesidades de los participantes, su evolución a lo largo
del proceso de enseñanza y aprendizaje, así como los patrones interactivos y
comunicativos en los que se inscriben, marcan discrepancias importantes y
fundamentales con el modelo de presencia docente.

A continuación describimos el modelo de IED que, como señalábamos, se orienta

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específicamente al análisis del conjunto de apoyos y ayudas que se prestan entre sí los
participantes en las situaciones colaborativas en entornos digitales para promover el
aprendizaje individual y colectivo.

4. El modelo de análisis de Influencia Educativa Distribuida

4.1. La aproximación multimétodo al estudio de la Influencia Educativa Distribuida


El modelo de análisis de la IED adopta una aproximación multimétodo que combina dos
tipos de análisis: el análisis estructural de la participación y la interacción de los
participantes y el análisis de contenido de sus contribuciones desde la perspectiva de los
procesos comunicativos, sociales y cognitivos implicados en el aprendizaje. En el
primero, el interés se centra en la identificación de perfiles individuales de actividad
potencialmente asociados al ejercicio de la IE y en el peso relativo de los diferentes
perfiles identificados en el seno del grupo. La finalidad del segundo es establecer el
nivel efectivo de ejercicio de IE de los participantes e identificar las modalidades en las
que la ejercen. Los registros de actividad en el entorno digital y las contribuciones
(mensajes y documentos) de los participantes constituyen el núcleo de las informaciones
utilizadas para acometer, respectivamente, ambos análisis.
Las aproximaciones multimétodo al estudio de los procesos de aprendizaje en entornos
digitales son habituales en las investigaciones realizadas en las dos últimas décadas. Las
propuestas, sin embargo, varían considerablemente en función de los objetivos y de los
marcos teóricos de referencia de las investigaciones. En unos casos, el acento se pone
en la combinación de aproximaciones cuantitativas y cualitativas (Hmelo-Silver, 2003);
en otros, en la combinación de niveles de análisis (De Wever, Van Keer, Schellens y
Valcke, 2007; Martínez, Dimitriadis, Rubia, Gómez y de la Fuente, 2003); y en otros,
aún, en la combinación de medidas e indicadores individuales y grupales (Arvaja,
Salovaara, Häkkinen y Järvelä, 2007). En prácticamente todos los casos, no obstante,
encontramos la misma insistencia en la necesidad de adoptar aproximaciones
multimétodo como la mejor opción para el estudio de los procesos de aprendizaje en
redes asíncronas. Y en muchos de ellos, además, esta opción se concreta en propuestas
que combinan el análisis estructural de determinados aspectos de la participación y la
interacción de los participantes con el análisis del contenido de sus contribuciones (de
Laat, Lally, Lipponen y Simons, 2007; Schrire, 2006).
4.2. El análisis estructural de la actividad de los participantes: dimensiones e
indicadores
El análisis estructural de la actividad de los participantes incluye un conjunto de
indicadores e índices que se calculan tanto para los participantes individuales como para
el grupo en su conjunto (Bustos, 2011; Coll, Bustos y Engel, 2011; Coll, Bustos y
Engel, 2015; Coll y Engel, 2014; Coll, Engel y Bustos, 2009; Coll, Engel y Niño, 2017;
Engel, Coll y Bustos, 2013; Niño, 2017). Más concretamente, el análisis estructural
contempla indicadores e índices de acceso y participación, por una parte, y de
conectividad, por otra. El supuesto que subyace a ambos tipos de indicadores e índices
es que la naturaleza e intensidad de las ayudas que los participantes se ofrecen entre sí –
y, en consecuencia, la IE que pueden ejercer– están condicionadas por su implicación y
participación en la actividad conjunta, así como por los intercambios comunicativos que
establecen entre ellos, a lo largo del proceso de aprendizaje colaborativo.

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4.2.1. Indicadores e índices de acceso y participación


En lo que concierne al acceso y la participación, el modelo incluye, en su versión actual,
cinco indicadores individuales y tres indicadores grupales (ver la tabla 1). Para cada uno
de ellos se señala la modalidad o el valor umbral por encima del cual el acceso y
presencia de los participantes es teóricamente propicia, en el aspecto o dimensión a la
que remite, para el ejercicio de la IE. La toma en consideración simultánea de los cinco
índices individuales permite además establecer perfiles de participación que pueden ser
valorados en función de su mayor o menor proximidad a un perfil teóricamente idóneo
para el ejercicio de la IE.

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Tabla 1. Indicadores e índices estructurales de acceso, participación y conectividad


Indicadores individuales Indicadores grupales
Índice individual de acceso (IIA) Índice grupal de acceso (IGA)
Total de días de acceso del participante / total Total de días de acceso del conjunto de
de días de duración de la actividad. participantes / días de duración de la
actividad multiplicado por el número de
participantes.

Patrón individual de acceso (PIC)


Continuo: el participante no presenta ningún
periodo de más de X días sin acceso. (*) ---
Discontinuo: el participante presenta uno o
más períodos de más de X días sin acceso. (*)

Índice individual de lecturas (IIL) Índice grupal de lecturas (IGL)


Total de contribuciones leídas por el Total de lecturas de las contribuciones
participante / total de contribuciones realizadas por todos los participantes /
realizadas por los otros participantes. número de lecturas posibles de las
contribuciones realizadas por todos los
participantes.

Índice individual de contribuciones (IIC) Índice grupal de contribuciones (IGC)


Total de contribuciones realizadas por el Total de contribuciones realizadas por todos
participante / total de contribuciones los participantes / número esperado de
requeridas a cada participante. contribuciones de todos los participantes de
acuerdo con las instrucciones.

Patrón individual de contribuciones (PIC)


Continuo: el participante realiza sus
contribuciones de manera permanente y
distribuida en los días de duración de la
actividad. ---
Discontinuo: el participante realiza sus
contribuciones de manera aislada y
concentrada en unos pocos días durante la
actividad.

Índice de densidad de la red (IDR)


Total de relaciones comunicativas reales
---- que establecen los participantes con otros
participantes / total de relaciones posibles
que podrían llegar a establecer [n(n-1)]

Índice individual de reciprocidad (IIR) Índice grupal de reciprocidad (IGR)


Total de relaciones comunicativas recíprocas Total de díadas recíprocas registradas / total
que establece el participante con otros de díadas recíprocas posibles.
participantes / total de relaciones recíprocas
posibles que podría llegar a establecer.
(*) El valor de X varía de las características concretas del proceso de aprendizaje colaborativo y de las instrucciones
establecidas para regular las actuaciones de los participantes.

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El índice individual de acceso (IIA) se calcula dividiendo el número de días en los que
cada participante accede al entorno digital en el que se desarrolla el proceso de
aprendizaje colaborativo sobre el número total de días de duración de este. La hipótesis
es que hay una frecuencia mínima de días de acceso por debajo de la cual es
prácticamente imposible seguir el hilo de las contribuciones, ofrecer ayudas al resto de
participantes y por supuesto ajustar las ayudas que puedan ofrecerse. Con carácter
general, el modelo propone situar el valor umbral de este índice en 0.5, que corresponde
a un número de días de acceso equivalente a la mitad del total de días de duración del
proceso. Este valor, sin embargo, debe ajustarse en cada caso en función de las
características concretas del proceso de aprendizaje colaborativo y de las instrucciones
establecidas para regular las actuaciones de los participantes. El índice grupal de acceso
(IGA), por su parte, es el sumatorio de los días en que los diferentes participantes
acceden al entorno en línea sobre los días de duración de la actividad por el número de
participantes.
Una característica del acceso de especial relevancia en lo que concierne al ejercicio de
la IE es su continuidad. Los participantes con patrones individuales de acceso (PIA)
que incluyen períodos largos o relativamente largos de no acceso tendrán sin duda una
mayor dificultad para ejercer la IE, habida cuenta de las dificultades que ello supone
para hacer un seguimiento de las contribuciones del resto de participantes y ofrecerles
ayudas ajustadas a ellas. La definición operacional de lo que constituye una continuidad
propicia para el ejercicio de la IE depende también lógicamente de las instrucciones que
presiden la actuación de los participantes en el proceso de aprendizaje colaborativo y de
su duración.
El índice individual de lectura (IIL) es el resultado de dividir el número total de
contribuciones leídas por cada participante por el número total de las contribuciones
realizadas por los otros participantes. El argumento que justifica la elección de este
índice es que, para poder proporcionar ayudas ajustadas y contingentes, es necesario
compartir el contexto discursivo que se está construyendo y esto sólo es posible si se
leen todas, o casi todas, las contribuciones de todos, o casi todos, los participantes. El
valor de este debería ser en consecuencia elevado, de manera que cuanto más cercano a
1 sea este valor mejor situado estará el participante para ejercer la IE. En cuanto al
índice grupal de lecturas (IGL), se calcula dividiendo el total de las lecturas de las
contribuciones realizadas por todos los participantes sobre el número de lecturas
posibles de las contribuciones realizadas por todos los participantes.
Realizar aportaciones, contribuir a la actividad que el grupo está desarrollando
colaborativamente compartiendo mensajes escritos -y eventualmente orales, cuando las
herramientas disponibles y el diseño de la actividad lo permiten–, es la vía por
excelencia para solicitar y dar ayudas a los otros participantes en los entornos digitales.
De ahí la relevancia del índice de individual de contribuciones (IIC), que es el resultado
de dividir el número total de contribuciones realizadas por cada participante por el
número total de contribuciones exigidas en las instrucciones del proceso de
colaboración. La hipótesis es que la posibilidad de ayudar a los otros participantes
requiere un número de contribuciones superior al mínimo exigido por las instrucciones.
Difícilmente pueden ofrecerse ayudas ajustadas contribuyendo menos de lo esperado.
Con carácter general, en el caso de este índice el modelo sitúa el umbral idóneo para el
ejercicio de la IE en un valor superior en un 50% al número de contribuciones exigidas
a cada participante. En lo que concierne al índice grupal de contribuciones (IGC), su

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cálculo se hace dividiendo el total de contribuciones realizadas por todos los


participantes por el número esperado de contribuciones de todos los participantes de
acuerdo con lo establecido en las instrucciones.
Finalmente, el patrón individual de contribuciones (PIC) tiene que ver con el hecho de
si el participante realiza o no al menos una contribución diaria y con la evolución del
número de días con al menos una contribución durante el proceso de aprendizaje
colaborativo. En función de la frecuencia de días con al menos una contribución, el
modelo establece tres niveles de contribución: alto –porcentaje de días con al menos una
contribución entre el 60% y el 100% del total–, medio –porcentaje de días con al menos
una contribución entre el 40% y el 59%– o bajo –porcentaje de días con contribuciones
inferior al 39%. La hipótesis es que son favorables para el ejercicio de la IE los patrones
estables –el nivel de contribución se mantiene en el mismo rango en los diferentes
períodos o fases del proceso de aprendizaje colaborativo–, siempre y cuando, además,
dicho nivel sea alto o medio, y los patrones no estables con tendencia ascendente o
descendente –patrones en los que el nivel de contribución en los diferentes períodos o
fases aumenta o disminuye uno o dos rangos de un período al siguiente y siempre en la
misma dirección (ascendente o descendente)–. Los patrones no estables con otras
características se consideran indefinidos respecto a la idoneidad para el ejercicio de la
IE.
Considerando simultáneamente los cinco índices y patrones individuales de acceso y
participación, es posible establecer un perfil teórico de actividad del participante en un
proceso de aprendizaje colaborativo potencialmente idóneo para el ejercicio de IE. De
este modo, los perfiles de actividad de los participantes pueden ser evaluados según su
grado de proximidad a este perfil ideal y, por tanto, a su idoneidad para el ejercicio de la
IE. Cuanto más se acerque el perfil individual de actividad de un participante a este
perfil ideal, mayor es su posibilidad de ejercer IE, es decir, mayor es su posibilidad de
ayudar y apoyar a sus compañeros. Además, cuanto mayor sea el número de
participantes en el foro con un perfil de actividad similar o igual a este perfil ideal,
mayor es la distribución de la IE en el grupo y mayor es también la posibilidad de que el
grupo en su conjunto pueda ofrecer ayuda a sus miembros. En la Tabla 2 se muestra, a
modo de ejemplo, el perfil individual de actividad teóricamente idóneo para el ejercicio
de la IE en un proceso concreto de aprendizaje colaborativo en línea (para una
descripción de las características del proceso de aprendizaje colaborativo al que se
refiere este ejemplo, ver Coll, Bustos y Engel, 2015).

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Tabla 2. Perfil individual de actividad teóricamente idóneo para el ejercicio de la IE (adaptada


de Coll, Bustos y Engel, 2015)

Perfil de actividad
Interpretación desde la perspectiva
Índices individuales teóricamente idóneo
de la IE
para ejercer la IE
Acceder al entorno más de la mitad
de los días de duración de la
Índice individual de
actividad incrementa la posibilidad
acceso ≥ 0,5
de mantener intercambios
comunicativos que permiten dar y
recibir ayudas.
Un patrón de acceso continuo
permite al participante seguir de
manera más precisa las
Patrón Individual de
contribuciones de los otros
acceso Continuo
participantes y proporcionarles, así
como recibir de ellos, ayudas
ajustadas.
Un porcentaje de lecturas próximo al
100% favorece el establecimiento de
Índice individual de un contexto discursivo compartido
≥ 0,9
lecturas más amplio e incrementa la
posibilidad de ofrecer y recibir
ayudas.
Cuando las contribuciones de un
participante superan el mínimo
Índice individual de establecido por las instrucciones de
≥ 1,5
contribuciones desarrollo de la actividad, la
probabilidad de proporcionar y
recibir ayudas se incrementa.
Un patrón de contribuciones
Patrón individual de equilibrado incrementa las
Equilibrado
contribuciones posibilidades de ofrecer y recibir
ayudas de los otros participantes.

4.2.2. Indicadores e índices de conectividad


Los indicadores e índices de conectividad incluidos en el modelo de análisis de la IED
(ver la tabla 1) están inspirados en el análisis de las redes sociales –Social Network
Analysis– (ver, por ejemplo, Scott, 1991; Wasserman y Faust, 1997) e informan sobre
las relaciones comunicativas en términos de respuestas directas de los participantes a las
contribuciones previas de otros participantes. Particularmente interesantes para el
estudio de la IED son las relaciones recíprocas y responsivas como indicativas del nivel
de comunicación interpersonal necesario para ofrecer y recibir ayudas en el contexto de
un modo de aprendizaje esencialmente conversacional. Más concretamente, el modelo
incorpora un índice individual y dos índices grupales de conectividad.

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El índice individual de reciprocidad (IIR) es la proporción de relaciones comunicativas


recíprocas que establece un participante con otros participantes sobre el total de
relaciones recíprocas posibles que podría llegar a establecer. El argumento en este caso
es que los participantes que establecen relaciones recíprocas con un mayor número de
participantes y que, por lo tanto, ocupan una posición central en la red de relaciones
están mejor situados para ejercer la IE que los que ocupan lugares periféricos. En su
vertiente de grupo, el índice grupal de reciprocidad (IGR) se define como la proporción
de pares de participantes que tienen una conexión recíproca y se calcula dividiendo el
número total de díadas recíprocas registradas sobre el número total de díadas recíprocas
posibles.
Por último, el índice de densidad de la red (IDR) se define como la proporción de
relaciones comunicativas reales que establecen los participantes con otros participantes
sobre el total de relaciones posibles que podrían llegar a establecer [n(n-1)]. Mediante
este índice se intenta captar la amplitud de los vínculos o conexiones que establecen los
participantes entre sí a partir de las contribuciones que se dirigen unos a otros.
A pesar del interés de la información que aporta en lo que concierne a las condiciones
de acceso y participación a los entornos digitales y a la interacción y comunicación
entre los participantes, el análisis estructural es incapaz de proporcionar informaciones
relevantes sobre el contenido, la dinámica y los efectos del ejercicio de la IE. De ahí la
necesidad de completarlo con un análisis del contenido de las contribuciones de los
participantes susceptible de informar tanto sobre el ejercicio efectivo –y no solo
potencial, como es el caso de la información proporcionada por el análisis estructural –
de la IE, como de las distintas modalidades de ejercicio de esta influencia y de su
distribución y complementariedad en los procesos de aprendizaje colaborativo.
4.3. El análisis del contenido de las contribuciones de los participantes
El análisis del contenido de las contribuciones permite identificar el grado y la
modalidad de la IE efectivamente ejercida por los participantes. Este análisis se centra
en la identificación de las contribuciones o fragmentos de contribuciones relativos a las
tres dimensiones de la actividad conjunta que hemos definido en el apartado 2 de este
trabajo: la gestión de la participación social, la gestión de la tarea académica y la
gestión de los contenidos de enseñanza y aprendizaje. Utilizando técnicas de análisis
temático y mediante un proceso reiterado de ida y vuelta entre el marco teórico de
partida sobre la IED y los datos provenientes de los casos estudiados hasta ahora, se han
identificado, para cada una de estas tres dimensiones, una serie de categorías que se
relacionan, describen y ejemplifican en la tabla 3.

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Tabla 3. Análisis de contenidos de las contribuciones de los participantes: dimensiones, categorías y ejemplos
Dimensión: gestión de la participación social
2
Descripción Ejemplo

Formulación o recordatorio de las reglas de participación o Principio del equilibrio participativo: si el producto ha de ser colectivo, la participación ha de tender a ser
de actuación de los participantes equilibrada. Esto no es nuevo, pero nos regíamos por un “mínimo de intervenciones” y ningún tope máximo.
Lo que ahora digo es que conviene que estemos pendientes, mientras participamos, de que todo el mundo
está haciéndolo (ya sé que es difícil); que los silencios resulten “sonoros” [profesor]
Petición o exigencia de precisiones sobre las reglas de El "formato" de interacción es nuevo, al menos para mí, y no tengo claros muchos procedimientos como:
participación o de actuación de los participantes ¿hasta cuándo esperar tu nuevo turno? ¿Cómo podemos decidir pasar al punto siguiente del debate?...
[estudiante]
Formulación de precisiones sobre las reglas de Traten de no abrir tantas líneas de discusión -sólo cuando verdaderamente se requiera- y lean todos los
participación o de actuación de los participantes, a mensajes de su grupo y los míos (en el foro de grupo y en el de noticias) [profesor]
requerimiento de otros participantes
Propuesta de revisión o reformulación de las reglas de Apoyo a María y Verónica sería más dinámico y útil -si perseguimos compartir y co-construir- que fuéramos
participación o de actuación de los participantes más sintéticos y explícitos [estudiante]
Valoración de las reglas de participación o de actuación de Luisa, como ya les comenté a otros equipos el foro de trabajo es completamente suficiente para trabajar el
los participantes o de las propuestas de reglas de producto de este bloque 1. Otros equipos así lo han demostrado, están a punto de acabar su mapa,
participación o de actuación de los participantes: positiva trabajando en interacción recíproca exclusivamente por medio del foro sin haber usado el chat una sola vez
(acuerdo, relevancia, interés ...), negativa (desacuerdo, [profesor]
grado de exigencia, ...), expresión de dudas o confusión
Valoración del grado de cumplimiento de las reglas de Se los pido por favor, porque creo que tenemos un buen de actividades y para que el trabajo sea equitativo,
participación o de actuación de los participantes: positiva me gustaría no volver a sentir la ausencia de algunos integrantes del equipo [estudiante]
(constatación de respeto o cumplimiento), negativa
(constatación de falta de respeto o incumplimiento)

2
Extractos de las contribuciones de los participantes a un foro de discusión en línea en una materia de nivel universitario. Con el fin de preservar el anonimato los nombres
de los participantes son ficticios.

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[Tabla 3, continuación]
Dimensión: gestión de la tarea académica

Descripción Ejemplo

Formulación o recordatorio de las características o Yo creo que para facilitar ya debemos ir enunciando las competencias de todo el material que tenemos y justificar
exigencias de la tarea, su abordaje y su producto o el enunciado o competencia que proponemos, así le será más fácil a Juan juntarlas y como dice la profesora no
resultado empapelarse [estudiante]
Petición o exigencia de precisiones sobre las De entrada quiero saber si lo que pretende o el objetivo del foro es abordar el tema del “objetivismo y
características o exigencias de la tarea, su subjetivismo” a un nivel de “problema epistemológico” de análisis conceptual o a un nivel desde “problema
abordaje y su producto o resultado tanto sobre su metodológico”, es decir a nivel desde cómo las teorías sobre las metodologías cuantitativas o cualitativas afrontan
versión inicial como sobre las eventuales el tema [estudiante]
propuestas de reformulación
Formulación de precisiones sobre las Es obvio que el debate debe tener un nivel epistemológico y otro de aplicaciones, metodológico. Yo creo que
características o exigencias de la tarea, su debemos empezar por el primero, sin olvidar del todo el segundo [profesor]
abordaje y su producto o resultado, a
requerimiento de otros participantes
Propuesta de revisión o reformulación de las A una semana de acabar el foro, creo que deberíamos trabajar una tarea muy concreta que nos permitiera llegar a
características o exigencias de la tarea, su alguna conclusión compartida (aunque fuera una parcela muy limitada) [estudiante]
abordaje y su producto o resultado
Valoración de las características o exigencias de la Me parece interesante lo que propone Manuel, que fundamentemos la competencia que aportamos, pero no sólo
tarea, su abordaje y su producto o resultado tanto en un artículo o documento, sino en el producto entregado la semana pasada que es el escenario docente. Es
en su versión inicial como en sus eventuales nuestra guía para proponer las competencias [estudiante]
reformulaciones: positiva (acuerdo, relevancia,
interés...), negativa (desacuerdo, grado de
exigencia ...), expresión de dudas o confusión
Valoración del grado de respeto o cumplimiento A pesar de esto, creo, sinceramente, que estamos llevando a cabo un buen trabajo, porque estamos consiguiendo
de las exigencias de la tarea, su abordaje y su construir significados compartidos (a través del lenguaje escrito, en este caso, cosa que no está nada mal)
producto o resultado: positiva (constatación de [estudiante]
respeto o cumplimiento) o negativa (constatación
de falta de respeto o incumplimiento)
[Tabla 3, continuación]

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Dimensión: gestión de los contenidos

Descripción Ejemplos

Aportación a iniciativa propia de significados propios, Obviamente debe considerarse que gracias a la discusión del caso en el supuesto grupo de la asignatura
presentados como propios con un cierto grado de elaboración seleccionada, se aborden temas relevantes (por lo que veo, creo que sería Educación Especial" y el tema
(desarrollo, ampliación, profundización) "Integración Educativa") y se logren aprender contenidos relevantes. Después de que se tenga el dilema se
perfilan los personajes y se estructura la narrativa [estudiante]
Aportación a iniciativa propia de significados atribuidos a Perrenoud deduce la figura del profesor ideal con base en un doble registro el de la ciudadanía y el de la
fuentes externas o referencia a una o más fuentes de construcción de competencias [estudiante]
significados, con un cierto grado de elaboración (desarrollo,
ampliación, profundización)
Incorporación de significados mediante adjuntos documentales Y a propósito de esto, me permito incluir un artículo sobre investigación cualitativa que me parece ofrece de
de autoría propia o ajena forma muy concreta una visión general sobre este tema. Espero que nos resulte de utilidad para amarrar las
ideas claves que venimos discutiendo! [estudiante]
Recordatorio literal o casi literal de significados presentados En lo que respecta a las preguntas de estudio la pregunta "Qué deben de hacer los padres de Carlos, sacarlo de
previamente por otros participantes la escuela y dejarlo en casa, aunque le afecte esta decisión en su desarrollo? ¿Por qué?" siento que se sugiere
una respuesta, como que no da del todo pie para la discusión [estudiante]
Requerimiento a otros participantes para que aporten Con todo lo anterior, aun no me queda claro ¿cuales son concretamente los mecanismos que nos permiten
significados sobre un tópico o se pronuncien sobre los interpensar? ¿Qué pasa no sólo en el intercambio conversacional, en el sujeto, para que pueda comprender o
significados aportados por quien formula el requerimiento intentar comprender el marco de referencia y el contenido de su interlocutor? [estudiante]
Respuesta a un requerimiento de otro participante para aportar Me parece, Luisa Fernanda, que la cuestión de los mecanismos psicológicos que propones implicados en el
significados sobre un tópico o pronunciarse sobre los "interpensamiento" es una cuestión muy interesante y que nos debemos formular a medida que vayamos
significados aportados por quien ha formulado el requerimiento avanzando en el libro. De momento, en el capítulo 3 -lo dado y lo nuevo- aparecen una serie de estrategias,
técnicas que nos permiten entender los vínculos de significado entre lo nuevo y lo dado (la recapitulación, la
reformulación...). Mercer habla, también, de los "recursos cohesivos" (como la repetición y la referencia
anafórica) como técnicas para establecer "un significado conectado" en el transcurso del proceso de
comprensión (oral o escrito) [estudiante, respondiendo a la contribución previa]
Valoración favorable (manifestaciones de acuerdo y aceptación) El caso está bien delineado, los personajes son válidos y sus actitudes son creíbles. [profesor]
de significados aportados previamente por otros participantes

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Valoración crítica (manifestaciones más o menos formales y Pero (siempre hay un pero en esta vida) todavía hay pulir el trabajo, darle un enfoque más preciso a este
contundentes de desacuerdo o discrepancia) de significados escenario, argumentar más sobre los docentes de formación ocupacional y la enseñanza que imparten, así como
aportados previamente por otros participantes sus necesidades y problemas en cuanto a formación docente, ¿ok? [profesor]

Identificación de tópicos o temas de atención, indagación y De acuerdo al escenario planteado y a una de las principales problemáticas que enfrenta el docente de la
discusión formación ocupacional, yo propongo que se evalúen dos grupos de competencias, producto de la semana
pasada. ¿Cuáles? Las formas de enseñanza y la metodología de enseñanza del docente. El otro grupo sería el de
la evaluación [estudiante]
Petición de precisiones, aclaraciones o explicaciones a otro Pero, no me queda claro cómo podemos acercarnos la pregunta metodológicamente, si no tenemos un acuerdo
participante sobre los significados presentados previamente por al nivel epistemológico sobre la necesidad de revisiones en las reglas, conceptos y herramientas. ¿Quieres
él elaborar tu idea un poquito más? [estudiante]
Respuesta a una petición de precisiones, aclaraciones o Para mí, el problema más importante no está en el posicionamiento en una opción epistemológica, sino más
explicaciones de otro participante sobre los significados bien en la disponibilidad de infraestructura metodológica. Evidentemente podemos profundizar muchísimo más
presentados previamente por quien responde en la conceptualización de una opción epistemológica interesada en lo subjetivo, esto es, que implique una
aproximación al objeto de estudio de carácter émico. No obstante, creo que nos pondríamos rápidamente de
acuerdo en que esta opción es posible y puede ser científica (objetiva), con la forma de entender estos términos
que esta opción implica, cuestión que se ha examinado un poco en este foro [estudiante, respondiendo a la
contribución previa]
Identificación y/o corrección de errores, incomprensiones o No, recuerda que no es un caso por sí mismo (como los que aparecen en los archivos de una institución) lo que
lagunas (verdaderos o no) en los significados aportados se tiene que desarrollar sino un caso polémico, que implique un dilema y que sea capaz de generar una discusión
previamente por otros o por uno mismo con al menos dos alternativas posibles de solución o de toma de postura [profesor]
Expresión o manifestación de dudas, interrogantes, Entonces, tengo la sensación de que no avanzamos (si es este el objetivo o no entiendo suficiente), seguimos con
incomprensiones o de inseguridad respecto a uno o varios de los la necesidad y el interés de buscar la aproximación de la objetividad con subjetividad, para poder conocer lo que
tópicos que están siendo objeto de discusión nos resulta subjetivo del conocimiento humano, con medidas observables y cuantificables. Me encuentro
constantemente ante una pared. ¿Solo yo tengo esta sensación? [estudiante]
Formulación de síntesis, resúmenes o recapitulaciones A continuación mi síntesis (incluida mi interpretación) de las lecturas que les envié, las cuales habrá que
integrando los significados portados previamente por uno contrastar con el escenario y las competencias que señalamos, para establecer la rúbrica: Las tendencias en
mismo y por otros participantes enseñanza de la odontología han pasado de un enfoque disciplinar (por materias), y de una cátedra (enseñanza)
magistral (expositiva) a un enfoque basado en competencias y centrado en el aprendizaje de los alumnos
[estudiante]

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Las categorías relativas a la participación social hacen referencia a las actuaciones,


aportaciones e intercambios comunicativos de los participantes relacionados con el
establecimiento de reglas, instrucciones o consignas sobre quién puede o debe hacer
qué, cómo, cuándo, con quién, con qué frecuencia, etc. Algunas categorías propias de
esta dimensión son, por ejemplo, la formulación o el recordatorio de las reglas de
participación en la actividad, la petición o exigencia de precisiones sobre estas reglas, la
valoración del grado de su cumplimiento por los participantes, o aún las propuestas de
revisión o de reformulación de las mismas.
Las categorías relativas a la tarea académica remiten a las actuaciones, aportaciones e
intercambios comunicativos de los participantes relacionados con el establecimiento de
reglas, instrucciones y consignas sobre qué hay que hacer, cómo hay que hacerlo,
mediante qué procedimientos, qué productos finales hay que generar, qué características
deben tener estos productos, etc. Categorías propias de esta dimensión son, por ejemplo,
el recordatorio de las características de la tarea o de las exigencias del resultado o
producto esperado, la petición de precisiones sobre estas características y exigencias, las
propuestas de reformulación de las mismas o la valoración de su cumplimiento por los
participantes.
Finalmente, las categorías relativas a los contenidos tienen que ver con qué aportan los
participantes y cómo contribuyen a los procesos de construcción de sistemas de
significados cada vez más compartidos y ricos sobre los contenidos y tareas de
aprendizaje. Esta dimensión incluye actuaciones, aportaciones e intercambios
comunicativos de los participantes como, por ejemplo, la presentación de información,
la formulación de dudas, la petición de aclaraciones, la realización de síntesis y
recapitulaciones, la valoración favorable o desfavorable de las aportaciones realizadas
por otros participantes, la identificación y corrección de errores, las manifestaciones de
acuerdo o de desacuerdo, etc., en relación con los contenidos y las tareas de
aprendizaje3.
4.3.1. Indicadores e índices de las dimensiones de ejercicio de la Influencia Educativa:
participación social, tarea académica y contenidos
Al igual que sucede en el caso del análisis estructural, a partir de los resultados de la
codificación de las contribuciones de los participantes atendiendo a estas dimensiones y
categorías, hemos procedido a definir tres índices de carácter individual y otros tres de
carácter grupal relativos a las tres dimensiones asociadas al ejercicio de la IE (Coll,
Engel y Niño, 2017; Niño, 2017).
El índice individual de gestión de la participación social (IIP) refiere al porcentaje de
las contribuciones o fragmentos de contribuciones que un participante dedica a las
reglas o instrucciones relativas a cómo participar en la actividad –por ejemplo, proponer
las reglas de participación que deben regir en el grupo, valorar esas reglas, pedir
precisiones sobre ellas, definir los roles que asumirá cada participante, etc.– sobre el
total de contribuciones o fragmentos de contribuciones de ese participante. Por su parte,
el índice grupal de gestión de la participación social (IGP) refiere al porcentaje de las
contribuciones o fragmentos de contribuciones que el grupo en su conjunto dedica a las

3
Se puede consultar el detalle del procedimiento de categorización de las contribuciones y los procedimientos utilizados para
garantizar la fiabilidad y consistencia del análisis de contenido en Coll, Bustos y Engel (2011), Coll y Engel (2014) y Niño (2017).

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reglas o instrucciones relativas a cómo participar en la actividad sobre el total de


contribuciones o fragmentos de contribuciones del conjunto de los miembros del grupo.
El índice individual de gestión de la tarea académica (IIT) refiere al porcentaje de las
contribuciones o fragmentos de contribuciones que un participante dedica a las reglas o
instrucciones relativas a las características y exigencias de la tarea, los pasos a seguir
para realizarla o las características del producto final –por ejemplo, pedir precisiones
sobre la tarea, valorar las características de la tarea propuesta, proponer una forma de
abordar la tarea, etc.– sobre el total de contribuciones o fragmentos de contribuciones de
ese participante. El equivalente a nivel de grupo, el índice grupal de gestión de la tarea
académica (IGT), por su parte, refiere al porcentaje de las contribuciones o fragmentos
de contribuciones que el grupo en su conjunto dedica a las reglas o instrucciones
relativas a las características y exigencias de la tarea, los pasos a seguir para realizarla o
las características del producto final sobre el total de contribuciones o fragmentos de
contribuciones del conjunto de miembros del grupo.
Por último, el índice individual de gestión de los contenidos de aprendizaje (IIC) refiere
al porcentaje de las contribuciones o fragmentos de contribuciones que un participante
dedica a negociar y discutir los contenidos de enseñanza y aprendizaje –por ejemplo,
aportar información, requerir a los otros que se pronuncien sobre lo aportado, pedir
precisiones sobre una contribución, identificar errores o lagunas, elaborar síntesis, etc.–
sobre el total de contribuciones o fragmentos de contribuciones de ese participante. En
la versión correspondiente al grupo, el índice grupal de gestión de los contenidos de
aprendizaje (IGC) refiere al porcentaje de las contribuciones o fragmentos de
contribuciones del grupo en su conjunto relacionados con los contenidos de enseñanza y
aprendizaje sobre el total de contribuciones o fragmentos de contribuciones del conjunto
de miembros del grupo.
De acuerdo con la elaboración teórica del concepto de IED presentada más arriba, los
participantes en procesos de aprendizaje colaborativo en entornos digitales deben
ejercer la IE en las tres dimensiones descritas para que la colaboración se desarrolle sin
dificultades ni malentendidos y alcanzar así unos resultados de aprendizaje
satisfactorios tanto a nivel individual como grupal. La toma en consideración de las tres
dimensiones de la actividad conjunta utilizadas como referente para analizar el
contenido de las contribuciones de los participantes permite identificar, además,
modalidades diferenciadas de ejercicio de la IE en función, precisamente, de la
dimensión o dimensiones en que esta se ejerce (ver el punto 5.2. de este trabajo).
Señalemos aún, para finalizar esta descripción general del modelo de análisis de la IED,
la relación entre el análisis estructural de la actividad y el análisis del contenido de las
contribuciones de los participantes y sus correspondientes resultados. En efecto, los
resultados de los análisis de los procesos de aprendizaje colaborativo analizados hasta el
momento indican que en general los participantes cuyo perfil de actividad está más
cercano al perfil idóneo para el ejercicio de la IE –establecido mediante el análisis
estructural de la actividad– son también los más activos desde el punto de vista del
ejercicio real de esta influencia –establecido a partir del análisis de contenido de las
contribuciones–.

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5. Algunas aplicaciones del modelo de Influencia Educativa Distribuida


La aplicación del modelo de IED a diferentes situaciones de enseñanza y aprendizaje
nos ha permitido mejorar nuestra aproximación teórica a este constructo y profundizar
en la comprensión del aprendizaje colaborativo en línea. En lo que sigue presentamos
los trabajos empíricos que hemos desarrollado con el fin de explorar diferentes aspectos
centrales del modelo de IED, así como otros trabajos de carácter más aplicado dirigidos
a utilizar el modelo para promover que los participantes asuman efectivamente su
responsabilidad como dispensadores y receptores de ayuda y se alcance un nivel
adecuado de distribución de la IE en el conjunto del grupo.

5.1. El modelo de IED y los perfiles de actividad para el ejercicio de la IE


Buen parte de nuestros trabajos (Bustos, 2011; Bustos, Coll y Engel, 2011; Coll, Bustos
y Engel, 2011; Coll, Engel y Bustos, 2009) se han centrado en el análisis estructural de
la actividad de los participantes en el entorno digital. En cada uno de los casos
estudiados, en función de las características de las actividades de enseñanza y
aprendizaje propuestas, hemos establecido un valor umbral como propicio para el
ejercicio de la IE para cada uno de los indicadores del modelo de IED –los índices
individuales de acceso, de lectura y de contribuciones, así como los patrones de acceso
y de contribuciones–. La toma en consideración simultánea de estos índices nos ha
permitido además establecer perfiles de participación que hemos podido valorar en
función de su mayor o menor proximidad a un perfil teóricamente idóneo para el
ejercicio de la IE en esa situación de aprendizaje colaborativo concreta.
Los resultados obtenidos muestran que el análisis estructural a partir de los registros de
actividad permite identificar, por una parte, el nivel de distribución de la IE en el grupo
de participantes, entendido como el número de participantes que presentan un perfil
potencialmente idóneo para el ejercicio de la IE, y por otra, perfiles de participación
netamente diferenciados entre sí. La lógica seguida en la confección de estos perfiles ha
permitido ordenarlos en función de su mayor o menor proximidad a un perfil
teóricamente idóneo para el ejercicio potencial de la IE. Y los resultados confirman que
los perfiles así ordenados se corresponden efectivamente con niveles distintos de
ejercicio de la IE. Es decir, en términos generales, los participantes cuyo perfil está más
próximo al establecido como idóneo para el ejercicio potencial de la IE son también, de
acuerdo con el análisis de contenido de sus contribuciones, los más activos como
portadores de IE; e inversamente, los participantes con perfiles más alejados son los
menos activos en este sentido.
Estos mismos resultados, sin embargo, muestran que la correspondencia entre los
perfiles de participación y el ejercicio de la IE está lejos de ser perfecta. Algunas de las
discrepancias detectadas pueden deberse a las carencias y limitaciones del
procedimiento y de los criterios utilizados en cada caso para construir los perfiles de
participación y valorar su idoneidad para el ejercicio de la IE. No obstante, estas
discrepancias ponen también de manifiesto las limitaciones intrínsecas del análisis
estructural. Por su propia naturaleza, este tipo de análisis de la actividad solo es capaz
de proporcionarnos información sobre si los participantes cumplen o no las condiciones
favorables para el ejercicio de la IE, pero no sobre el contenido, la dinámica y los
efectos del ejercicio de la IE. Resulta pues necesario completarlo con el análisis del
contenido de las contribuciones de los participantes para determinar si ejercen
efectivamente la IE y qué modalidad de ejercicio de esta influencia están ejerciendo en

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el proceso de aprendizaje colaborativo.

5.2. El modelo de IED y las modalidades individuales de ejercicio de la IE


La toma en consideración de las tres dimensiones de la actividad conjunta utilizadas
como referente para analizar el contenido de las contribuciones de los participantes nos
ha permitido identificar modalidades diferenciadas de ejercicio de la IE (Bustos, 2011;
Coll y Engel, 2014; Coll, Engel y Niño, 2017; Niño, 2017). En nuestros primeros
trabajos, para la identificación de las distintas modalidades de ejercicio de la IE hemos
tenido en cuenta la información proporcionada por los índices individuales de
participación social, tarea académica y contenidos, es decir, qué participantes
contribuyen con sus aportaciones a la gestión de la participación social, a la gestión de
la tarea académica y a la gestión de los contenidos, en qué grado contribuyen y en qué
momento o momentos de la secuencia didáctica.
Los resultados de estos análisis nos han permitido identificar que el ejercicio de la IE
puede adoptar modalidades distintas, concentrándose en una u otra de las tres
dimensiones o repartiéndose de forma más o menos equilibrada entre dos de ellas o
entre las tres. En efecto, en los casos estudiados hasta el momento hemos identificado
hasta siete modalidades distintas de ejercicio de la IE que pueden agruparse en tres
categorías: i) la modalidad de ejercicio total, en la que la IE se ejerce en las tres
dimensiones de la actividad conjunta (participación social, tarea académica y
contenidos); ii) las modalidades de ejercicio parcial mixto, en las que la IE se ejerce en
dos de las tres dimensiones de la actividad conjunta (contenidos-tarea académica,
contenidos-participación social o tarea académica-participación social); y iii) las
modalidades de ejercicio único, en las que la IE se ejerce en una sola de las tres
dimensiones de la actividad conjunta (participación social, tarea académica y
contenidos).
Sin embargo, las modalidades de ejercicio de la IE de los participantes así definidas no
nos proporcionaban información sobre el impacto de estas modalidades en la dinámica
del proceso colaborativo del grupo. Para captar el efecto de las modalidades de ejercicio
de la IE de los participantes en la dinámica del proceso de colaboración particular de
cada grupo en los casos estudiados en nuestros últimos trabajos sobre esta cuestión
hemos introducido dos informaciones que complementan y modulan la información
proporcionada por los índices individuales de participación social, tarea académica y
contenidos. La primera es el peso de la dimensión a la que refiere el índice individual
que estemos considerando en el conjunto de contribuciones del grupo. Así, es razonable
suponer que cuando las contribuciones de una dimensión constituyen una proporción
muy pequeña o muy elevada del total de las contribuciones, el impacto de los índices
asociados a esa dimensión será sensiblemente menor o mayor al impacto de las otras
dos dimensiones. La segunda información complementaria tiene que ver con cómo se
sitúa el número de contribuciones de un miembro del grupo en la dimensión a la que
refiere el índice individual que estemos considerando respecto a la media de
contribuciones de los miembros del grupo en esa misma dimensión. Así, es razonable
suponer que el impacto del índice individual de un participante en una dimensión cuyo
valor se encuentra por encima del valor del índice grupal correspondiente será mayor
cuando el número de contribuciones en esta dimensión está por encima de la media de
contribuciones del grupo en esta dimensión
La toma en consideración de estas dos informaciones complementa la visión de las

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modalidades aportada por los índices de las dimensiones del ejercicio de la IE al


informar sobre la distribución de las modalidades en el seno del grupo. A este fin,
hemos considerado que la aportación de un participante al ejercicio de la IE en una
dimensión determinada tiene un impacto elevado sobre la dinámica del proceso
colaborativo cuando el número de sus contribuciones en la dimensión en cuestión se
sitúa en la mediana o por encima de la mediana de las contribuciones de los miembros
del grupo en esa dimensión.
De la misma manera que el modelo teórico de IE postula la existencia de modalidades
distintas de ejercicio individual de la influencia educativa en función de la dimensión o
dimensiones en que se ejerce de forma prioritaria, habría modalidades de distribución de
la IE en los grupos en función de cuántos y cuáles de sus miembros contribuyen de
forma relevante a ejercer la IE y en cuál o cuáles de las tres dimensiones se concentra
este ejercicio. En algunos casos, por ejemplo, la distribución de la IE en el grupo puede
adoptar la forma de una aportación equilibrada o relativamente equilibrada de la
mayoría de los miembros del grupo al ejercicio de la IE en las tres dimensiones. En
otros, en cambio, la distribución puede concretarse en que algunos miembros del grupo
ejercen mayoritariamente la IE en unas dimensiones y otros en otras.
En conjunto, los resultados obtenidos sugieren que para comprender por qué
determinados procesos colaborativos pueden ser o no constructivos no basta con
identificar cuántos participantes ejercen efectivamente la IE, sino que también es
necesario analizar las modalidades individuales de ejercicio de la IE y el grado en que
estas modalidades se distribuyen entre los participantes, así como la evolución de esas
modalidades y su distribución a lo largo del proceso colaborativo.

5.3. El modelo IED y e-feedback formativo


También hemos abordado desde la perspectiva de la IED el e-feedback y su función de
apoyo al trabajo colaborativo en pequeños grupos en un entorno de aprendizaje digital
(Coll, Rochera, de Gispert y Díaz Barriga, 2013; Rochera, Engel y Coll, 2016). El
término e-feedback se utiliza habitualmente para referirse a un tipo de ayuda muy
concreto: la información ofrecida a los participantes en un proceso de aprendizaje en
línea con el fin de valorar su situación en ese proceso y orientarlos hacia el logro de los
objetivos (Narciss, 2008).
El análisis realizado contempla cuatro ejes fundamentales para el estudio de las
características del e-feedback en entornos colaborativos digitales: i) el foco del
feedback, entendiendo que se puede ofrecer información sobre las tres dimensiones
fundamentales del modelo de IE –participación social, tarea académica y contenidos–;
ii) el tipo de feedback, distinguiendo entre feedback de verificación, cuando se indica si
la actuación es correcta o incorrecta, o de elaboración, cuando además se ofrece
información para orientar las actuaciones del participante; iii) el destinatario del
feedback, diferenciando entre si se dirige a un participante en particular o al grupo en
general; y iv) el momento en que se ofrece el feedback.
Los resultados de los estudios realizados indican que en las situaciones colaborativas
todos los participantes, estudiantes y profesores, pueden ofrecer ayudas a manera de
retroalimentación a lo largo del proceso de construcción del conocimiento. También
ponen de manifiesto que, para que la colaboración sea fluida y los participantes avancen
en sus aprendizajes, la retroalimentación debe atender no solo a los contenidos de

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aprendizaje, sino también a las características y las exigencias de la tarea y a la


organización social requerida para abordarla, aunque lo hagan de forma desigual, con
énfasis diferentes y en momentos distintos.

5.4. El modelo IED y las analíticas del aprendizaje


Entre los trabajos de carácter aplicado, un primer grupo explora la posibilidad de
construir una analítica del aprendizaje inspirada en el modelo de IED (Coll, Bustos, y
Engel, 2015; Coll, Engel y Niño, 2017; Niño, 2017). Así, hemos elaborado una analítica
de aprendizaje orientada a recopilar los datos que registra la plataforma de aprendizaje
en línea sobre la actividad de los participantes, procesarlos e interpretarlos a la luz del
modelo de IED, y generar información para ofrecerla a los estudiantes, en tiempo real,
con el fin de promover una implicación más activa de estos participantes en el proceso
de colaboración como dispensadores de ayudas al resto de participantes.
Sobre esta base, estudiamos el impacto de la información proporcionada a los
participantes sobre el proceso colaborativo, su evolución y los resultados del
aprendizaje. También indagamos si la información proporcionada tiene un efecto
diferencial en función, por una parte, de si está basada en el análisis estructural de su
actividad, en el análisis del contenido de sus contribuciones o en ambos tipos de
análisis, y, por otra parte, si se refiere a la actividad individual de los participantes o al
grupo colaborativo en su conjunto.

Los resultados de estos trabajos muestran que el hecho de proporcionar información a


los participantes sobre los componentes estructurales –acceso, participación y
conectividad– y sobre el contenido de sus contribuciones –gestión de la participación
social, la tarea académica y los contenidos– tiene un efecto positivo inmediato sobre el
proceso colaborativo y sobre la propia actuación individual de los estudiantes. En
efecto, constatamos un incremento en los valores de los indicadores grupales e
individuales de acceso, participación y conectividad y en los indicadores grupales e
individuales de gestión de la participación social, la tarea académica y los contenidos,
así como también una mayor distribución del ejercicio de la IE entre los miembros de
los grupos. En todos los casos, sin embargo, este efecto positivo no se sostiene a lo
largo de todo el proceso colaborativo pese a la presentación reiterada de información
sobre la actividad.

En lo que concierne al posible efecto diferencial en función de la naturaleza de la


información proporcionada a los grupos, los resultados obtenidos son poco
concluyentes. Por una parte, algunos trabajos muestran que la entrega de información
individual produce un efecto más claro que la entrega de información grupal. En
relación con el hecho de proporcionar información a los participantes sobre los
componentes estructurales, el contenido de sus contribuciones o ambos tipos de
informaciones al tiempo, los resultados obtenidos no muestran que se produzca
diferencias que puedan atribuirse a la naturaleza de la información proporcionada. Así,
en todos grupos de un mismo caso aparecen modalidades similares de ejercicio
individual de la IE. Por otra parte, y sin ser concluyentes, algunos de los resultados
apuntan que es posible que la naturaleza de las informaciones que se ofrecen a los
participantes sobre su actividad puede llegar a influir en las dinámicas de trabajo que se
instauran en los grupos en términos de cómo se distribuye el ejercicio de la IE entre sus
miembros.

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5.5. El modelo IED y los scripts colaborativos


El segundo grupo de trabajos de carácter aplicado que hemos llevado a cabo (Engel,
Coll, Vidosa, Salinas y Niño, 2014; Engel, Rochera, Vidosa, Delgado y Coll, 2016 ) se
propone utilizar las formulaciones teóricas y el modelo de análisis de la IED como un
referente para la elaboración de pautas de actuación o script colaborativos susceptibles
de guiar y orientar a los participantes en este tipo de situaciones y de facilitar y
promover una dinámica constructiva de trabajo colaborativo.
Así, de acuerdo con este referente, se propuso a los estudiantes diseñar pautas para
orientar su trabajo colaborativo prestando especial atención a tres aspectos. En primer
lugar, las pautas debían orientarse a promover el ejercicio efectivo de la IE en todos los
participantes, es decir, a promover un nivel elevado de distribución de la IE. En segundo
lugar, puesto que los procesos de colaboración fluidos y eficaces requieren una gestión
adecuada de la participación social, la tarea académica y los significados sobre los
contenidos de aprendizaje, las pautas debían incluir orientaciones relativas a estos tres
ámbitos de la actividad conjunta. Y en tercer y último lugar, en la medida en que la
posibilidad de ofrecer y recibir ayudas, y por lo tanto de ejercer la IE, requiere de los
participantes un cierto nivel de presencia y de participación en las actividades que se
realizan en el entorno, las pautas debían establecer con claridad las exigencias a este
respecto y llamar la atención sobre la importancia de su cumplimiento. Adicionalmente,
con la finalidad de valorar el nivel de autonomía más adecuado para no inducir a los
grupos a elaborar unas pautas muy alejadas de sus procesos de trabajo espontáneos,
establecimos dos condiciones: proporcionamos a la mitad de los grupos orientaciones
generales para la elaboración de las pautas y a la otra mitad directrices detalladas.
Los resultados indican que los estudiantes valoran de forma muy positiva las pautas
elaboradas al inicio de proceso para orientar su colaboración. Además, los estudiantes
obtuvieron buenos resultados de aprendizaje y manifestaron que sus procesos
colaborativos habían mejorado con el desarrollo de la propuesta. No obstante, no
encontramos diferencias entre los grupos con orientaciones generales y los que contaron
con directrices más específicas para elaborar sus pautas de trabajo conjunto. Incluso las
calificaciones del profesorado a los grupos se distribuyeron de forma idéntica en ambas
condiciones.

6. El desarrollo del modelo: perspectivas de futuro


Los resultados obtenidos muestran las potencialidades de la utilización del modelo de
IED para identificar, describir y analizar los procesos colaborativos en entornos
digitales, así como también para apoyarlos y orientarlos. No obstante, estos resultados
ponen también de manifiesto algunas limitaciones que apuntan claramente a nuevas
líneas de investigación para seguir avanzando en el desarrollo y mejora del modelo.
En primer lugar, nuestros resultados también sugieren que algunos indicadores
estructurales de acceso, participación y conectividad tienen un mayor alcance que otros
como indicadores del cumplimiento o no cumplimiento de unas condiciones favorables
para el ejercicio de la IE. Futuros desarrollos del modelo de IE tendrán que revisar la
decisión de otorgar el mismo valor a los índices (de acceso, participación y
conectividad, así como los patrones de acceso y de contribuciones) utilizados en la
confección de los perfiles de actividad más o menos idóneos para el ejercicio de la IE.
Todo hace pensar que el peso de algunos índices, como el índice individual de lecturas

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y el índice individual de contribuciones, deberían tener un impacto mayor en la


confección de los perfiles.
En segundo lugar, como señalábamos anteriormente, nuestros resultados sugieren que
tan importante es identificar cuántos participantes ejercen la IE efectivamente, como las
formas o modalidades de ejercerla y la distribución de estas modalidades entre los
participantes. En los casos estudiados hasta el momento hemos podido identificar
modalidades y grados distintos de ejercicio individual de la IE educativa en función de
en cuál o cuáles de las tres dimensiones se concentra este ejercicio. Sin embargo, el
procedimiento de agregar las modalidades individuales de ejercicio de la IE de los
miembros del grupo se ha mostrado insuficiente para comprender la modalidad de
distribución de la IE en el grupo. Será necesario llevar a cabo nuevas investigaciones
que presten especial atención a las diferentes modalidades de distribución de la IE en
los grupos, en función de cuántos y cuáles de sus miembros contribuyen de forma
relevante a ejercer la IE y en cuál o cuáles de las tres dimensiones se concentra este
ejercicio, y su efecto en la evolución de las dinámicas colaborativas y los resultados de
los procesos de colaboración.
En tercer lugar, los resultados obtenidos ponen de manifiesto que el ejercicio de la IE
está condicionado por las características y exigencias de la tarea y del contenido en
torno al cual se articula el proceso colaborativo. Las características de los participantes,
de los objetivos de aprendizaje, de los contenidos, de las tareas y de los recursos
tecnológicos disponibles para desarrollarlas condicionan las dinámicas colaborativas
que se pueden instaurar entre los participantes. Estas consideraciones invitan a definir
modelos de distribución y ejercicio de la IE diferentes en función de las características
del proceso colaborativo y las condiciones en que tiene lugar. Avanzar en el diseño y
desarrollo de una analítica del aprendizaje inspirada en el modelo de IED implica, desde
esta perspectiva, renunciar a la búsqueda de un modelo ideal para todos los procesos
colaborativos, con validez universal al margen de las características concretas de estos
procesos. Por el contrario, se trata de construir una herramienta que cuente con un
sistema de indicadores que se puedan ponderar para confeccionar perfiles de actividad
idóneo para el ejercicio de IE adecuados a las características concretas de cada situación
de enseñanza y aprendizaje. La posibilidad de dar un peso diferencial a cada uno de los
indicadores del modelo de IE permitiría desarrollar una analítica de aprendizaje lo
suficientemente flexible para ser utilizada en una gama amplia de entornos digitales de
aprendizaje, en distintos tipos de actividades y con grupos de estudiantes de distintas
características.

En cuarto lugar, y en relación con la posibilidad de avanzar en el diseño y desarrollo de


una analítica del aprendizaje inspirada en el modelo de IED, se hace necesario prestar
mayor atención a las cuestiones relacionadas con el significado que los participantes
atribuyen, o no, a la información proporcionada por una herramienta de tales
características. Si bien ninguno de los participantes en nuestros distintos estudios tuvo
dificultades en interpretar correctamente los indicadores o perfiles de actividad que se le
proporcionaban, algunos participantes eran claramente incapaces de asignarles un
significado, mientras que otros le atribuían un significado evaluativo que difería del
atribuido por los investigadores y el profesor. Esto apunta a la posibilidad de diseñar y
desarrollar actividades centradas en enseñar a los participantes a hacer uso de la
información proporcionada para finalidades relacionadas con la regulación y la mejora
del aprendizaje colaborativo en el entono digital.

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DOI: http://dx.doi.org/10.6018/red/58/1 http://www.um.es/ead/red/58/coll_engel.pdf

En quinto lugar, como hemos señalado, los resultados muestran que en los procesos
colaborativos el ejercicio de la IE se distribuye, en grados y modalidades diversas, entre
los estudiantes y profesores. Sin embargo, estos resultados no aportan información
sobre uno de los aspectos más esenciales del ejercicio de la influencia educativa: el
principio de ajuste de la ayuda educativa. O, en otras palabras, no aportan información
sobre si la IE así ejercida y distribuida ha supuesto o no, y en qué medida, una ayuda
eficaz para el avance del aprendizaje de los estudiantes. Esto apunta a la necesidad de
desarrollar procedimientos de análisis que ayuden a establecer relaciones y patrones de
relaciones, tanto a nivel individual como grupal, entre el ejercicio de la IE, los procesos
de colaboración y los resultados de aprendizaje.

En sexto lugar, y para concluir, nuestro modelo no contempla la dimensión socio-


afectiva del proceso colaborativo que sin duda es esencial para entender cómo se
organiza la actividad conjunta de los participantes en el entorno digital. Sin duda, los
aspectos socio-afectivos y motivacionales con los que los estudiantes afrontan los
procesos de aprendizaje colaborativo, junto con las características de las relaciones que
crean durante el desarrollo de los mismos, ocupan un lugar central en los procesos de
construcción de conocimiento entre estudiantes y en el sentido que estos atribuyen al
aprendizaje. Los análisis de los distintos casos que hemos estudiado revela que estos
aspectos, sin ser un tópico explícito en la conversación de los participantes más allá de
los convencionales saludos y despedidas que marca la net-etiquette en este tipo de
medios de comunicación, se relejan en muchas de las contribuciones de los
participantes. Su abordaje requiere, sin embargo, otro tipo de aproximación analítica
que la presentada aquí y que esperamos poder desarrollar en futuros trabajos.

Presentación del artículo: 23 de Octubre de 2018


Fecha de aprobación: 30 de Octubre de 2018
Fecha de publicación: 31 de Octubre de 2018

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Financiación.-
Las investigaciones que han hecho posible la elaboración, desarrollo y aplicación del
modelo de Influencia Educativa Distribuida se han llevado a cabo gracias a la
financiación obtenida en diferentes convocatorias competitivas de proyectos de I+D
(BSO2001-3680-C02-01; SEJ2004-07658-C02-01/EDU; EDU2009-08891) y de
reconocimiento de grupos de investigación de Catalunya (2005 SGR 1040; 2009 SGR
933; 2014 SGR 178).

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RED. Revista de Educación a Distancia, Núm. 58. Artíc. 1 31-10-2018
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