MA013
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Presentación a la asignatura
Desde hace más de cien años existe un debate entre dos visiones de la economía: por un
lado, la economía neoclásica analizadora de los precios. Las empresas venden bienes y
servicios, y con esto renumeran los factores de producción (tierra, trabajo y capital); por otro
lado, la economía ecológica ve el planeta Tierra como un sistema abierto a la entrada de
energía. En este sentido, el funcionamiento de la economía exige un suministro adecuado de
energía y materiales, así como poder disponer de los residuos de manera no contaminante.
Los servicios que la naturaleza presta a la economía humana no están bien valorados en el
sistema de contabilidad crematística propio de la economía neoclásica, por ello hay que
recurrir a la economía de los recursos naturales, que otorga una valoración monetaria
convincente a las externalidades, es decir, a toda aportación de un recurso o servicio
ambiental no incluido en el mercado.
En este contexto, el temario se ha dividido en cinco capítulos en los que se hace un repaso
básico a la importancia que tiene revertir los ingresos obtenidos de los recursos naturales
para así compensar su pérdida.
Los objetivos del módulo son los que se consideran en la tabla siguiente:
APORTACIÓN Y
RESUMEN DEL
OBJETIVO PARTICULAR RESULTADO
CAPÍTULO
CAPÍTULO CONSEGUIDO
Concepto de externalidad
Definición de
y relación entre el óptimo
externalidad
Explicar qué son las social y el óptimo privado
externalidades o efectos no
Capítulo 3 contemplados en los precios Análisis de las corrientes
de mercado y formas de de pensamiento
Internalización de
corregirlas existentes empleadas
las externalidades
para internalizar las
externalidades
OBJETIVO
- ¿Cómo se producen e intercambian los bienes? ¿Cómo se eligen los bienes que se deben
producir?
- ¿Vale la pena estudiar? ¿Por qué es tan difícil encontrar trabajo en algunas ocasiones y tan
fácil en otras?
En este punto, conviene referirse a los conceptos de teoría positiva y teoría normativa.
Analicemos una afirmación como la siguiente: "[...] los gastos médicos de los ancianos son
muy altos en comparación con los del resto de la población, por lo tanto, el Estado debería
pagar los gastos médicos de las personas ancianas".
La primera parte de la afirmación, sobre la cantidad de los gastos médicos de los ancianos,
pertenece a la economía positiva, es decir, es cierta a todas luces. La segunda parte, sobre
lo que debería hacer el Estado, es un juicio de valor basado en las opiniones que tienen las
personas que lo realizan, acerca de las obligaciones de la sociedad. Es, por tanto, un juicio
de economía normativa.
Todo esto se podría concretar en la siguiente definición: "La economía es un estudio de la
humanidad en los asuntos cotidianos de la vida" (Marshall, 1890).
"El objeto de la economía es estudiar cómo los individuos y las sociedades, experimentando
necesidades ilimitadas, administran unos recursos escasos para satisfacer dichas
necesidades".
Los seres humanos desean ilimitadamente una serie de elementos denominados bienes
(cosas tangibles, como una casa, un coche o unos zapatos) y servicios (formas de trabajo
realizadas por otros, que no dan como resultado la producción de bienes tangibles; por
ejemplo, la atención médica, el corte de pelo o la enseñanza).
Hay que tener en cuenta que algunas de estas "necesidades" o "deseos" son imprescindibles
para el mantenimiento de la vida, como la comida o el alojamiento; no obstante, muchos de
ellos son el producto de vivir en una sociedad civilizada (la televisión o el coche).
Algunos de estos bienes o servicios existen en tales cantidades que todos los deseos o
necesidades en relación con los mismos pueden ser satisfechos (por ejemplo, el aire). Sin
embargo, existen otros (petróleo, papel) que no se dan en cantidad suficiente para satisfacer
todas las necesidades. En este caso decimos que los recursos son escasos. Cuando los
recursos son escasos, algunos deseos no pueden ser satisfechos y entonces los hombres
deben tomar decisiones para determinar su reparto entre las diversas personas y entre los
diversos empleos en que son susceptibles de utilizarse, es decir, los recursos son
administrados.
"El objeto de la economía es el análisis de las leyes sociales que rigen la producción y
distribución, y su influencia sobre el devenir de las civilizaciones".
Según Marx, la economía no se preocupa en modo alguno de la producción, sino de las
relaciones sociales de los hombres en la producción, del régimen social de la producción, la
economía y la sociología están íntimamente interrelacionadas.
La economía no es una ciencia exacta, en ella existen fenómenos muy importantes que no
están sujetos a leyes científicas. Por ejemplo, no se han explicado al 100% los motivos que
producen un auge o una recesión económica.
No obstante, podemos afirmar que existe una ciencia económica, que es posible desarrollar
leyes económicas. Las leyes económicas son relaciones explicativas de los fenómenos
económicos que se producen y se reproducen bajo ciertas condiciones.
Para la formulación de las leyes económicas, la economía se vale de dos útiles herramientas:
las matemáticas y los modelos económicos.
Por otro lado, las matemáticas constituyen un instrumento muy útil para el economista,
ya que existen en economía muchos problemas que necesitan maximizar alguna
variable sometida a ciertas restricciones.
2. Error "post hoc" (después de, a causa de). Inadecuada interrelación de causa y efecto.
Se suponen como ciertas algunas relaciones causa-efecto, que en realidad no tienen
ninguna relación entre sí, tan sólo que una cosa precede a la otra.
Algunos conceptos como renta nacional, empleo total o inversión total, se convirtieron a partir
de la década de los años treinta en elementos determinantes de la política económica para
combatir las graves consecuencias de la Gran Depresión.
- Clásico. Iniciado por Adam Smith a finales del siglo XVIII y dominado por autores ingleses.
Al término de esta etapa, los autores pensaban que la economía era una ciencia
perfectamente acabada, en la que ya no quedaba nada por descubrir.
- Marxista. Marx realizó su aportación sintetizando la teoría clásica con las de Hegel y
Feuerbach. Según su filosofía, las contradicciones entre las fuerzas de producción y las
clases sociales llevarían al hundimiento del sistema capitalista.
- Período keynesiano. Keynes publica su teoría en 1936, como una crítica al sistema
clásico. Su teoría permanecería indiscutida hasta finales de la década de los setenta. El
enfoque keynesiano se basa sobre todo en la relación existente entre paro, inflación y las
medidas de política fiscal aplicables para reducir ambas.
A partir de la década de los setenta, las teorías keynesianas se ven cuestionadas, ya que, las
medidas de política fiscal adoptadas no son capaces de frenar la ascendente inflación y el
desempleo. Paralelamente, se producen dos acontecimientos importantes: la crisis del
petróleo (los precios del crudo se multiplicaron por cuatro) y la flotación de los tipos de
cambio consecuencia de la dispersión de las tasas de inflación de los distintos países (y
debido al incremento de la cantidad de liquidez existente en los países de la OPEP, por la
subida de los precios).
- Las formas de combinar y distribuir esos recursos para el mejor aprovechamiento de los
recursos escasos.
Las necesidades pueden tener diferentes objetivos. En primer lugar, para cubrir los
requerimientos biológicos y primarios tales como: la alimentación, el albergue o el vestido y,
posteriormente, cuando éstas ya están cubiertas, aparecen aquellas que nos procuran una
existencia más placentera. No puede establecerse una separación total entre ambos tipos de
necesidades; por ejemplo, cuando vamos a comer a un buen restaurante, a la vez que
satisfacemos la necesidad primaria de comer, estamos disfrutando del buen ambiente y de la
buena cocina.
Cuando tenemos un coche pequeño aspiramos a otro mejor, nos gustaría vivir en un
apartamento más grande, etc. Nuestros deseos nunca dan señales de estar completamente
satisfechos. Sin embargo, no todas las necesidades pueden satisfacerse debido a que
nuestra capacidad productiva no es ilimitada.
Al ser las necesidades ilimitadas y los recursos escasos, nos enfrentamos al problema de la
escasez. Por ello, aparece la necesidad de elegir cuáles serán las necesidades que
queremos satisfacer.
Veamos un ejemplo: supongamos que una economía básica sólo puede producir dos tipos
de bienes/servicios:
- Alimentos.
- Entretenimiento o diversión.
Existen cuatro trabajadores que pueden trabajar tanto en la industria de la alimentación como
en la de la diversión. Según la distribución de estos trabajadores en las industrias, será
mayor la producción de una o de otra. Las posibles opciones aparecen en la tabla 1.1.
REPRESENTACIÓN TABULAR DE LA CURVA DE POSIBILIDADES DE PRODUCCIÓN
Producción
Nº trabajadores Nº trabajadores Producción ocio
alimentación
industria alimentación industria ocio (unidades)
(unidades)
4 25 0 0
3 22 1 9
2 17 2 17
1 10 3 24
0 0 4 30
4 25 0 0 0
3 22 1 9 3
2 17 2 17 5
1 10 3 24 7
0 0 4 30 10
La CPP muestra para cada nivel de producción de un bien, la cantidad máxima que se puede
producir del otro bien, esto es, la producción máxima conjunta de los dos bienes.
En la práctica, la producción real puede ser inferior a la capacidad potencial marcada por la
CPP. Si nos situamos en un punto por debajo de la curva, no se estaría produciendo al
máximo de la capacidad; se podrían producir más alimentos, más entretenimiento o más de
ambos bienes. En este caso, la sociedad estaría despilfarrando recursos, o lo que es lo
mismo, produciendo de forma ineficiente.
Los puntos por encima de la curva están fuera del alcance de nuestros recursos, lo que nos
recuerda el problema de la escasez.
1.6.2. Bienes
El concepto teórico se refiere a cualquier cosa, tangible o intangible, que sea útil para el
hombre y le satisfaga alguna necesidad individual o colectiva o que contribuya al bienestar
de los individuos. No obstante, por razones prácticas, se restringe el uso del concepto a los
objetos corporales y tangibles. De esta forma, se puede hablar de bienes como algo distinto
de los servicios, a pesar de que estos últimos también satisfacen necesidades y contribuyen
al bienestar.
Los bienes son medios materiales que satisfacen las necesidades humanas.
Tal y como se ilustra en la figura 1.3, los bienes se pueden clasificar según diversos
criterios.
- Bienes de consumo: destinados a satisfacer las necesidades del consumidor final y que
están en condición de usarse o consumirse sin ninguna elaboración adicional. Pueden ser
bienes duraderos o no duraderos.
- Bienes de capital: son aquellos bienes que se utilizan para la producción de otros, y no
satisfacen las necesidades del consumidor final. Entre estos bienes se encuentran los
edificios, la maquinaria y el equipo.
- Bienes finales: son aquellos bienes que tienen el grado de terminación necesario para
entregarlos a los consumidores, no requiriendo ningún proceso posterior de transformación
para ser vendido a los consumidores. Pueden ser complementarios o sustitutivos.
b) Bienes sustitutivos: son bienes o servicios que se pueden utilizar en lugar de otros, al
proporcionar algunos mismos usos o disfrutes que otro bien. Cuando el precio de uno baja, la
demanda de los otros disminuye, inversamente ocurre cuando el precio se incrementa. Por
ejemplo, la margarina y la mantequilla o el chorizo y el salchichón.
- Bienes intermedios: son bienes que requieren de procesos posteriores antes de ser
vendidos a los consumidores. Se denominan así por el hecho de servir a los consumidores
de forma indirecta en la satisfacción de sus necesidades, ya que representan etapas
intermedias en los procesos productivos. También son conocidos como materias primas o
insumos.
- Bienes privados: son bienes cuyo uso está sujeto al principio de exclusión y que las
empresas privadas suministran a quienes están dispuestos a pagar por él.
- Bienes públicos: son bienes o servicios que tienen la característica de no poder excluir a
nadie de su uso y no existir rivalidad en el consumo, por estas características es
generalmente proporcionado por el Gobierno.
- Bienes de demanda normal: son la mayoría de los existentes y/o que se intercambian
diariamente. Su demanda está estrechamente relacionada con el ingreso; si éste aumenta, la
demanda puede aumentar, o disminuir cuando disminuye aquél.
- Bienes inferiores: son bienes para los que la demanda disminuye (aumenta) cuando el
ingreso aumenta (disminuye). Por ejemplo, la ropa que no sea de marca.
- Bienes no transables: son bienes cuyo consumo sólo se puede hacer dentro de la
economía en que se producen, no pudiendo importarse ni exportarse. Este hecho se debe a
que estos productos tienen costos de transporte muy altos o existe en la economía un alto
grado de proteccionismo.
- Bienes transables: son aquellos bienes que se pueden consumir dentro de la economía
que los produce, y se pueden exportar e importar. Generalmente, tienen bajos costos de
transporte y pocos aranceles y cuotas de importación que puedan bloquear el libre flujo de
bienes a través de las fronteras nacionales.
1.6.3. Servicios
1. Sector primario
2. Sector secundario
- Unidades transformadoras de bienes y servicios.
3. Sector terciario
Los recursos son los elementos básicos utilizados en la producción de bienes y servicios, por
lo que también se les denomina factores de producción.
La utilidad puede lograrse mediante las transformaciones de forma y uso de tiempo, de lugar
o de posesión. Por ejemplo, la industria hace transformaciones de forma, una empresa de
almacenamiento logra la utilidad a través del manejo del tiempo de bienes almacenados, los
transportes logran utilidad a través del desplazamiento de lugar y el comercio de posesión,
entre otras.
1.6.4.1. La tierra
Está constituida por todos los dones de la misma, utilizables en el proceso de producción, y
que dan lugar a ingresos. Se considera entonces como recurso en si misma, como fuente de
recursos para la producción y como proveedora de recursos. Comprende:
1.6.4.2. El trabajo
Es el término general para referirse a todas las actividades humanas, sean físicas o
mentales, que se pueden aprovechar para transformar y adaptar los elementos de la
naturaleza para producir bienes y servicios con el fin de satisfacer las necesidades humanas.
En todas las épocas es válido el hecho fundamental de que el producto social es fruto del
trabajo humano.
El trabajo es más o menos productivo, de acuerdo con los medios de producción y los
instrumentos de producción que se disponga.
1.6.4.3. El capital
Lo conforman todos los bienes producidos por el hombre que ayudan a la producción de
otros bienes y servicios hasta llevarlos al consumidor final. Se considera como sinónimo de
medios de producción.
Las fincas, los hatos ganaderos, las fábricas, las plantas generadoras de energía, los medios
de transporte, las carreteras, los puertos, los ferrocarriles, los inventarios, las herramientas y
equipos, entre otros, se consideran entonces bienes de capital o de producción.
Son recursos producidos por la inteligencia del hombre, que se concretan en nuevos bienes
de producción y de consumo que sustituyen los bienes naturales, en nuevos procesos de
producción, de administración y de control, así como en nuevos conocimientos para
incorporar al proceso productivo.
El concepto de factores de producción y de activos tangibles de la empresa ha evolucionado
para dar la prioridad al conocimiento, con lo cual se vuelven obsoletas la definición capitalista
y socialista de la propiedad.
Las principales características sobre las cuales descansan los sistemas económicos actuales
en una sociedad económica moderna, aparte del empleo de la tecnología avanzada y de los
bienes de capital, mencionados con anterioridad, son:
Todas las economías modernas logran una mayor eficiencia en la producción mediante el
uso de bienes de capital con tecnología avanzada. La mayor eficiencia productiva se puede
lograr con el uso de mejores bienes de capital, lo cual a su vez genera grandes beneficios,
de ahí que en el capitalismo existan estímulos muy fuertes para el avance tecnológico, lo
cual no pasa en las economías dirigidas.
Por otra parte, las sociedades dependen de un alto grado de división y especialización del
trabajo para poder usar las diferentes capacidades de los individuos, regiones y países, las
fortalezas de localización una región frente a otra y la experiencia individual o colectiva,
convirtiéndose en condiciones indispensables para el ahorro de tiempo y una mayor
eficiencia productiva y de uso de los recursos disponibles.
La generalización en el uso del dinero en sus diferentes formas como corriente vital del
sistema que facilita el comercio, la ampliación de los mercados internacionales, el mercado
de capitales y la especialización, unido al sistema de mercado como mecanismo para
transmitir las decisiones de productores, consumidores y proveedores de recursos,
impulsados por la competencia, se constituyen en las características mas importantes del
sistema económico actual.
1.7.1. La división y especialización del trabajo
Se considera como una de las más antiguas conquistas del conocimiento económico de los
pueblos. En todas las épocas de la historia humana las sociedades recurrieron a los
principios de división del trabajo para lograr una mayor eficiencia en sus tareas, con sistemas
rudimentarios que cedieron después de la revolución industrial del siglo XVIII con la
especialización y diferenciación de funciones individuales, originadas en la necesidad de una
mayor productividad.
Sin los instrumentos monetarios sería imposible el cambio y nuestra actual división del
trabajo, así como el comercio y la internacionalización de los mercados.
En todas las culturas, exceptuando las más primitivas, el hombre utilizó el dinero como medio
para adquirir las mercancías que requería y se constituyó en la forma de simplificar la vida
económica. Asimismo, la existencia de un medio adecuado para el intercambio de bienes se
convirtió en el prerrequisito para la especialización.
El dinero se define de muy diversas maneras, pero todos los autores coinciden en atribuirle
dos características fundamentales:
- Ser un medio de pago. El dinero es una forma de crédito contra los bienes de la sociedad,
es decir, un medio de pago de esos bienes.
1.7.2.1. El trueque
La evolución fue lenta y, durante siglos, se utilizaron algunas mercancías como instrumentos
monetarios, lo cual representaba un procedimiento bastante imperfecto.
Los intercambios variaban mucho de una región a otra y de una época a otra. Las
mercancías debían ser raras para que tuvieran valor de cambio y satisfacer importantes
necesidades comunes para que fueran aceptadas sin restricciones (pieles, tabaco, algodón,
lino, lana, azúcar, sal, entre otras), de tal manera que quien las recibiera podía estar seguro
de intercambiarlas inmediatamente por cualquier otro bien o servicio deseado.
La metalización se institucionaliza ocho siglos antes de Cristo al ser los metales raros,
durables, fraccionables y homogéneos. Además, presentaban un gran valor en relación con
su poco peso.
Se utilizó el hierro, el cobre y el bronce, entre otros, pero se impusieron la plata y el oro.
1.7.2.4. La moneda-papel
De esta manera, aparecen las notas bancarias como una simple operación de crédito y no
como resultado de depósito de una especie metálica, a lo cual se le denomina papel moneda
o moneda fiduciaria, y con ésta surge la era del dinero bancario o cuentas corrientes.
Como el valor de las notas pasa a ser mayor que la garantía, se pierden las garantías plenas
del sistema. Los riesgos implícitos obligan a crear los Bancos Centrales controlados por el
Estado, reglamentados en su funcionamiento y respaldadas por ley en su valor,
desvinculándose así de cualquier garantía metálica.
Sustituye el manejo del papel moneda por operaciones bancarias escriturales más simples y
seguras a través de una operación de crédito y débito efectuada por los bancos. Se utilizaba
como medio de pago y aún cuando no se tuviera cuenta, se podría hacer mediante un
cheque y, posteriormente, las tarjetas de crédito y el dinero plástico.
Tal y como se verá más adelante, los sistemas de precios y de mercados se constituyen en
la fuerza organizadora fundamental para el funcionamiento de la economía capitalista. A
través del sistema de precios y de mercados, la sociedad decide cómo asigna sus recursos,
qué y cuánto se debe producir y cómo distribuye la producción resultante.
1.7.3.1. Características
La libre expresión de las preferencias de los individuos se manifiesta por el libre juego de la
oferta y la demanda, y es la que define en parte las equivalencias para el intercambio, que se
conocen como precios del mercado, en el cual intervienen además los precios relativos, las
relaciones entre la oferta y la demanda y la elasticidad de los precios.
- Informar sobre las preferencias de los individuos que se manifiestan por el libre juego de la
oferta y la demanda.
- Definir en parte las equivalencias para el intercambio, que se conocen como precios del
mercado, en el cual intervienen además los precios relativos, las relaciones entre la oferta y
la demanda y la elasticidad de los precios.
Para la economía, la utilidad se define como la capacidad que tiene un bien o un servicio
para satisfacer una necesidad. A medida que una persona obtiene unidades adicionales de
un bien o servicio, la satisfacción o utilidad total que se obtiene de ella aumenta, pero no
proporcionalmente, sino que puede llegar a un punto en el que ésta puede ir decreciendo en
la medida en que la persona posee unidades adicionales de esa mercancía o servicio.
Se denomina utilidad marginal a la utilidad que se obtiene por cada unidad adicional que se
tenga o se adquiera, y se mide por el crecimiento o disminución de la necesidad por cada
unidad que se agrega.
La mercancía es, en primer lugar, un bien que puede satisfacer alguna necesidad humana;
en segundo lugar, es algo que puede cambiarse por otro bien que satisfaga otra necesidad.
Desde este punto de vista, el valor es un concepto subjetivo, es decir, depende de cada
persona, de la necesidad que le satisfaga, del lugar en donde se encuentre, del tiempo y de
la utilidad que le proporcione, entre otros.
Es el valor que posee una mercancía por ser susceptible de satisfacer una necesidad, y que
puede ser completamente diferente para cada individuo, por lo que el valor de uso no
constituye una cualidad intrínseca del bien o servicio, sino su capacidad de satisfacer una
necesidad humana.
Dos valores de uso no son comparables por la valoración subjetiva que tienen
para cada individuo.
El valor de cambio es el poder que posee un bien de proporcionar utilidad para que pueda
desearse y, de esta manera, intercambiarse o comprarse.
En la sociedad mercantil simple, caracterizada por poseer los productores los medios de
producción, el desarrollo de las fuerzas productivas crea un excedente del producto social
que sobrepasa las necesidades del hombre y, por lo tanto, es susceptible de ser cambiado
por el productor. Al valor de una mercancía se asocia el concepto de precio, que es entonces
la expresión monetaria del valor.
Sin embargo, la pregunta a través del tiempo fue cómo determinar la naturaleza de tal valor
para que existieran equivalencias en el momento que pudieran ser cambiados unos bienes
por otros. ¿Cuál es la actividad que crea el valor de cambio y qué diferencia el valor de una
mercancía sobre otra?
- Los primitivos establecían como referencia el trabajo necesario para obtener el bien.
- Para los clásicos (Ricardo), se consideró la función del trabajo necesario para obtener un
bien en términos de unidades de tiempo de igual calidad.
- Para Stuart y Mill (Prekeinesianos), tanto el valor como los precios del mercado, se
determinan por la utilidad combinada con la necesidad y la dificultad económica para lograrlo,
lo que se traduce en oferta (basada en costos de producción) y demanda (basada en la
utilidad).
- Para Marx, "La magnitud del valor de toda mercancía es la cantidad de trabajo socialmente
necesaria para su producción", pero estableció la distinción entre trabajo simple y trabajo
complejo.
Estas nuevas relaciones que se establecen hacen variar también los conceptos de valor de
cambio y precio de los productos.
La teoría del valor se refiere a los precios relativos o a los valores de cambio de una
mercancía, y debido a que la demanda de bienes proviene de su capacidad para satisfacer
las necesidades humanas, éstos poseen una utilidad diferente para cada persona, de la cual
se desprenden diferentes conceptos sobre el valor: valor de cambio y valor de uso. El
agua, por ejemplo, posee un gran valor no a causa de su precio, sino por poseer gran utilidad
y capacidad de satisfacer necesidades humanas.
El precio de venta se determinará entonces con base a los costos de producción más la
ganancia esperada, que es mediatizada por la concurrencia de otros productores en el
mercado, los precios ya existentes y la demanda y las condiciones de producción que
establece explícita o implícitamente la sociedad.
Representa pues una tendencia del mercado, un precio de equilibrio y no el precio unitario de
una mercancía de una empresa específica, sino el costo de un sector productivo de acuerdo
a determinadas condiciones y momentos, lo que se traduce en la interacción de las fuerzas
de la oferta y la demanda.
De ahí que este concepto, como también el de valor, se diferencie significativamente con el
concepto técnico de costos de producción desde el punto de vista de la empresa. En el
capitalismo, se refieren a los gastos de producción, como la suma que se desembolsa para
pagar todos los factores de la producción que requiere el proceso productivo: materias
primas, energía, mano de obra, gastos generales, gastos de amortización y mantenimiento
de las instalaciones.
Una hipótesis básica de la teoría de los precios es que los individuos responden más a los
precios relativos que a los precios absolutos, siendo los primeros los portadores de
información en el mercado. Por ejemplo, cuando aumenta el precio relativo de un bien, de
alguna manera, la información que se traduce es que el bien es más escaso y, por lo tanto,
los productores verán en esto una oportunidad para aumentar sus ganancias.
Gran parte de estos vicios se dan por la existencia de estructuras de mercado bastante
alejadas de la competencia perfecta y, por lo tanto, generan condiciones que pueden
distorsionar los resultados de las fuerzas libres de la oferta y la demanda.
En las economías occidentales, por lo tanto, la defensa del liberalismo puro pierde su razón
de ser acudiendo a la construcción de los sistemas mixtos caracterizados por la acción
conjugada de la empresa privada y el Estado.
El Estado puede poner contrapesos y equilibrios que no son aportados por la competencia
perfecta, ya sea regulando el monopolio o regulando los precios u otros mecanismos como el
aumento artificial de la oferta.
Las actividades económicas tienen lugar a través de los mercados. Se definen, en su sentido
más amplio, como "instituciones o mecanismos donde concurren oferentes o productores y
compradores o consumidores, para realizar las diferentes transacciones comerciales". En
definitiva, es el punto de encuentro entre los agentes económicos que actúan como oferentes
y demandantes de bienes y servicios.
Existen mercados de muy diversas formas. Todas las situaciones que vinculan a los
compradores o demandantes potenciales con los productores u oferentes potenciales
constituyen mercados, algunos son locales, otros son nacionales o internacionales. Por
ejemplo, las estaciones de gasolina, las tiendas de música y video, las bolsas de valores, los
mercados de trabajo, entre otras.
Los mercados geográficos, por su parte, son lugares físicos donde igualmente operan las
diferentes transacciones en la realidad e involucran un contacto directo entre el comprador y
el vendedor.
Entonces, la capacidad del sistema de mercados para comunicar los cambios en datos
básicos, tales como gustos y preferencias del consumidor, sensibilidad hacia los precios, e
inducir respuestas adecuadas de las empresas y de los proveedores de recurso, se
denomina función directriz o función indicativa de los precios.
1.7.4.1. Condiciones para la existencia de un mercado
Para poder hablar en economía de la existencia de mercados, es necesario que existan dos
grandes grupos: compradores y vendedores. Los compradores son los consumidores que
compran bienes y/o servicios para satisfacer una serie de necesidades; y los vendedores son
las empresas, que compran trabajo, capital y materias primas, que utilizan para producir
bienes y servicios.
Es evidente que la mayoría de los individuos y de las empresas actúan como compradores y
como vendedores al mismo tiempo, pero para el análisis del mercado resulta más útil
estudiarlos por separado, es decir, simplemente como compradores cuando compren algo o
como vendedores cuando vendan algo. Sin embargo, para que pueda darse una interrelación
entre compradores y vendedores, debe existir una serie de bienes y servicios con precios
asignados, de tal manera que el intercambio pueda ser efectivo; en otras palabras, para que
el intercambio entre consumidores y vendedores sea real, es necesario que exista una
mercancía del interés de ambos agentes y con un precio conocido, donde un agente esté
dispuesto a entregar la mercancía a otro si recibe a cambio el precio que pide por ella y aquel
agente que quiere disfrutar de la mercancía debe pagar su precio para poder obtenerla.
La fuerza de la competencia controla o guía el interés propio, de tal manera que éste
consigue de forma automática, y no intencional, lo que más le conviene a la sociedad: es lo
que en 1776, Adam Smith, en su libro "La Riqueza de las Naciones" denominó "La mano
Invisible", la cual generaba el resultado económico óptimo al buscar los individuos su propio
beneficio.
La base del sistema económico está en la forma como el individuo y la sociedad decide
utilizar sus limitados recursos con el fin de lograr sus necesidades y requerimientos. Difiere
de un país a otro, fundamentalmente por la propiedad sobre los factores de la producción y el
método que se utilice para orientar la actividad económica.
Los tres modelos mas conocidos para orientar la actividad económica son: sistema de libre
empresa (capitalismo puro), planificación central (comunismo) y economías mixtas.
Los principales procesos y operaciones económicas los lleva a cabo la empresa privada, libre
del control directo de la actividad gubernamental. Cada participante en el proceso busca
maximizar su satisfacción o beneficio a través de sus propias decisiones de consumo o
producción, decisiones que a su vez están limitadas por el mercado y regidas
fundamentalmente por la competencia y el sistema de precios.
La visión totalmente opuesta a la anterior es la que prevalece en Cuba y en los cada vez
menos numerosos países comunistas, donde predomina la tendencia hacia la planificación
centralizada de la economía como contraposición extrema del capitalismo puro,
caracterizada por la propiedad del Gobierno sobre la mayoría de los medios de producción y
la toma de decisiones económicas en forma centralizada. Las empresas son propiedad del
Gobierno y es éste el que mediante una junta central de planificación determina el qué, el
cómo y cuánto producir.
En teoría no existe ninguna razón que impida a una sociedad democrática optar por una
planificación centralizada de la producción, los precios y la distribución de la renta, sin
embargo, la experiencia demuestra que la planificación central de las economías también ha
tenido grandes problemas, no obstante han existido importantes diferencias en el grado de
control entre los distintos países comunistas, e incluso, en un mismo país a lo largo del
tiempo.
El Gobierno desempeña un papel más decidido para buscar el mantenimiento estable del
nivel de precios e, igualmente, establece políticas que regulan la economía en general; los
controles de precios se limitan a las mercancías más esenciales. Los precios aumentan en
los sectores no controlados, atrayendo hacia éstos a los mayores inversionistas para no
frenar la expansión de la producción a causa del control.
Asimismo, requiere hacer negociaciones y tratados para acceder con facilidad a los
mercados de los países industrializados, con el fin de vender sus productos manufacturados
y las materias primas que poseen. Sin embargo, la capacidad política de los países ricos
para atender estas necesidades depende de que puedan solucionar sus propios problemas,
como la inflación, el desempleo y el estancamiento del crecimiento.
La figura 1.4 presenta un sistema de economía mixta en forma simplificada, pues omite
transacciones con el resto del mundo. El gráfico permite entender su funcionamiento como
una compleja red de interrelaciones, de toma de decisiones y de actividades económicas,
entre las familias, el Gobierno y las empresas, entre los cuales se establece un sistema de
mercado de recursos y productos, que propicia la redistribución del ingreso a través del pago
por el uso y consumo de los recursos, bienes o servicios y paga impuestos que el Gobierno
emplea para utilidad común.
OBJETIVO
- Dar a conocer la importancia y repercusiones de incluir la variable ambiental en los procesos
económicos.
- funciona como sumidero de desechos, los cuales son expulsados por el sistema económico
como resultado de procesos de producción y consumo; y,
- proporciona bienes y servicios naturales, los cuales son demandados por la sociedad. Lo
anterior se refleja en el hecho de que los miembros de la sociedad están dispuestos a pagar
algún monto determinado por el uso de esos bienes y servicios (recreación, consumo directo,
consumo indirecto, existencia, etc).
- el nivel de producción de desechos es mayor que el nivel de asimilación por parte del
ecosistema,
Tal y como se ha visto, el medio natural desarrolla diversas funciones que pueden
considerarse económicas, ya que inciden directa o indirectamente en las actividades
económicas de los hombres. Estas funciones son básicamente de tres tipos:
- Proporcionar recursos.
- Asimilar residuos.
Los productos y servicios generados por estas funciones dan como resultado una
disminución de los recursos naturales. Desde el punto de vista económico, cómo se puede
analizar esta pérdida? A través de los beneficios (derivados de las ganancias obtenidas por
el uso que se le da a la tierra) y costes ("beneficios de uso" que se pierden al destinar la
tierra a otros usos) de cada acto destructivo.
El valor económico total de los activos ambientales estaría compuesto por el valor de uso
más el valor de no utilización (figura 2.2).
Los valores de uso directo son relativamente sencillos de cuantificar, pues se refieren a
productos que se pueden consumir directamente: alimentos, biomasa, salud, etc. Los de uso
indirecto alcanzan los beneficios denominados funcionales, tales como la regulación del
clima o microclima, la protección contra crecidas y riadas, etc.
Los valores de opción se refieren a valores de uso directo o indirecto en el futuro, por lo que
existe la dificultad de predecir los niveles tecnológicos de los años venideros, los cuales
influirán en la productividad inducida del medio ambiente.
El valor de existencia deriva del propio conocimiento de la existencia de un determinado
activo ambiental. Es el caso, por ejemplo, de la Antártida o de la biodiversidad, cuya
existencia, aunque sea por mera convicción moral, nos parece valiosa. Obviamente, a la hora
de hacer juicios morales las dificultades de cuantificación se multiplican, aunque puede
resultar más sencillo lograr una ordenación de prioridades.
Sus defensores aseguran que algunos problemas ambientales, como la calidad del agua y
ciertos tipos de contaminación, mejoran al crecer el nivel económico, o que el libre comercio
favorece el uso eficiente de recursos y la difusión de tecnologías limpias y que contribuye a
acabar con subvenciones y políticas que favorecen productos y actividades ambientalmente
nocivos.
Respecto a las "ventajas" del libre comercio, sus críticos reprochan que el mercado no
selecciona por sí mismo productos y actividades más limpios que los actuales a no ser que le
produzca una rentabilidad económica directa, cosa que no siempre se da. La idea del
"mercado verde", siguiendo fórmulas neoliberales para resolver los problemas ambientales,
también ha cobrado especial auge en los últimos años.
El medio ambiente es un bien libre, es decir, no existe un mercado que determine un precio.
Por tanto, ni tiene un precio para reflejar su escasez ni generalmente el precio de un
producto contempla los costes ambientales que han sido necesarios para producirlo.
Por otro lado, los problemas ambientales han pasado a tener en la actualidad un carácter
transfronterizo, es decir, afectan a nivel mundial (cambio climático, destrucción de la capa de
ozono, contaminación atmosférica por tóxicos persistentes) o bien se trata de problemas
locales, pero abundantemente repartidos por todo el planeta (cambios de uso de la tierra,
pérdida de biodiversidad, invasiones biológicas). Esto hace que los países que deciden
proteger su entorno natural produzcan externalidades positivas que sirven a otros países; sin
embargo, muchas veces es el propio país el que tiene que sufragar todos los gastos para
beneficio del resto, lo cual no siempre es gratificante para el primero.
En economía ambiental, las distorsiones o fallas del mercado son indicadoras de problemas
ambientales, por lo que se propone la revisión de estas fallas, entendidas como males
públicos y externalidades.
Se puede decir que con el estudio del valor económico de las externalidades
ambientales, nace la economía ambiental.
Esta escuela aporta a la economía importantes ideas sobre las valoraciones no monetarias.
Asimismo, adopta instrumentos desarrollados en la economía para utilizarlos en cuestiones
relacionadas con el medio ambiente.
Una vez estimado el valor monetario de una determinada economía externa, busca
establecer los mecanismos más 'eficientes' para internalizar dichas externalidades. La
economía ambiental se centra, de este modo, en dos ámbitos básicos: el campo de la
valoración (estudios de impacto y de coste ambiental, para lo que utiliza una serie de
instrumentos y metodologías como los estudios de coste/beneficio, la valoración contingente,
la 'disponibilidad a pagar', etc.) y el campo de la política y gestión ambiental, donde propone
diversos instrumentos de política fiscal ambiental, constitución de mercados secundarios,
políticas y gestión ambiental.
- Modificar las variables económicas reales con la idea de que el individuo se comporte de la
mejor manera posible, disminuyendo los niveles de contaminación producidos y, por
consiguiente, reduciendo los problemas de degradación de los ambientes naturales.
- Proponer una serie de metodologías específicas para la estimación del valor económico de
los daños ambientales producidos por la contaminación, con el objetivo de encontrar los
valores de la compensación necesaria para eliminar los efectos de las externalidades
ambientales.
- Estudiar la relación de los equilibrios o desequilibrios (lo que en inglés se conoce como
trade off) existentes entre la conservación de los recursos naturales y ambientales de un país
y las actividades económicas necesarias para el impulso de su crecimiento económico, con
miras a la maximización del bienestar económico de la sociedad de las generaciones
actuales y futuras.
La economía ambiental apuesta por complementar la economía convencional
estableciendo instrumentos de valoración de los costes/beneficios ambientales
externos por medio de diversas metodologías.
Según Azqueta (1994) la economía ecológica es "una disciplina, que apoyándose en las
leyes de la termodinámica, busca la consecución de la sostenibilidad. En este sentido se
puede decir que lo que persigue es encontrar un equilibrio entre la explotación que el sistema
económico hace del sistema ecológico y la posibilidad de regeneración de éste último".
Según Aguilera (1992) la economía ecológica se articula sobre tres principios fundamentales:
- Finalmente, el tercer principio indica que es imposible generar más residuos de los que
puede tolerar la capacidad de asimilación de los ecosistemas y que no se puede extraer de
los ecosistemas más de lo que pueda considerarse su rendimiento sostenible o renovable, ya
que de lo contrario los destruiríamos.
La economía ecológica, a la que quizá se debería denominar ecología humana, ofrece una
crítica a la economía convencional y aporta instrumentos propios para explicar y juzgar el
impacto humano sobre el ambiente. Una tarea tan extensa requiere nuevas herramientas de
estudio y revisar los conceptos clásicos con una metodología más flexible y pluralista.
Capítulo 3 .- Fallas de mercado y externalidades
OBJETIVO
- Explicar qué son las externalidades o efectos no contemplados en los precios de mercado y formas
de corregirlas.
Por otra parte, no siempre la contaminación física implica una externalidad negativa o coste
externo, ya que además debe darse otra circunstancias más: que la pérdida de bienestar no
sea compensada. Por ejemplo, si el agente (A) produce polución negativa para el agente (B),
pero le compensa adecuadamente, entonces esta polución no se considera una externalidad;
lo que se está produciendo entonces es una internalización de las externalidades.
En definitiva, una externalidad (negativa) existe cuando se dan las dos condiciones
siguientes:
Por lo tanto, si los que toman las decisiones son aquellos agentes que están provocando la
externalidad (lo cual significa que la decisión responde al óptimo privado), esa decisión no
sería la óptima desde el punto de vista social, ya que no considera el costo externo que esta
decisión está provocando sobre otros agentes de la sociedad. La existencia de este
fenómeno lleva a que se produzcan mayores cantidades de los bienes y servicios que
provocan la externalidad; se venderán a precios menores y se producirá un mayor nivel de
contaminación que el deseado socialmente. A este fenómeno se le conoce como una "falla
de mercado".
1
Hay que aclarar que en el caso de la fotografía, la contaminación viene dada por la
chimenea larga y estrecha que aparece a la izquierda de la imagen y no por el vapor de agua
emitido por las torres de refrigeración que, en todo caso, contribuiría al efecto invernadero.
Ahora cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿puede ser corregida esta falla del mercado?
¿Puede el óptimo privado coincidir con el óptimo social?
Para que el óptimo privado coincida con el óptimo social, es decir, para que las decisiones
individuales (privadas) correspondan con aquéllas óptimas desde el punto de vista social, se
requiere un proceso de "internalización" de las externalidades. El mismo podría darse por
negociación directa entre las partes involucradas o por intervención gubernamental. En el
primer caso, podría suponerse que si los beneficios del agente que está provocando la
externalidad son mayores que los costos del afectado, el primero podría compensar al
segundo por los daños causados y aún así obtendría un beneficio neto positivo. En el caso
contrario, los beneficios del causante de la externalidad son menores que los costos del
afectado, entonces, la compensación no tendría sentido, lo cual llevaría a que no se
produzca la externalidad. Este tipo de negociaciones, sin embargo, ha sido poco común en la
práctica.
Pigou (1920), en su obra "La economía del bienestar" fue el primero en aportar términos
como "deseconomías" externas para designar los impactos negativos derivados de la
actividad económica.
Aboga por la intervención del Estado para que corrija los fallos de mercado a través de tasas
y que este actúe como un asignador de recursos para frenar aquellas actividades cuyos
"costos sociales" excedan ostensiblemente a los "costos privados", dando lugar a fuertes
externalidades negativas (o para incentivar aquellas actividades en las que ocurriera lo
contrario), realizando esto, a través de impuestos a los que contaminen (impuesto
pigouviano) o de subsidios para los que no lo hagan o contaminen menos de lo que se
denomina "nivel de contaminación óptimo", que consiste en otorgar un nivel máximo de
contaminación a cada agente afectado en la controversia.
El impuesto pigouviano se trata de un impuesto por unidad producida cuyo importe coincide
con el valor de la externalidad evaluada en el punto óptimo; es decir, consiste en aplicar al
contaminador un gravamen de acuerdo con el coste externo que impone a otros. Lo que se
pretende es que la empresa, al tener que abonar un impuesto por unidad de producto igual al
valor del efecto externo que genera, se vea obligada a elegir el nivel de producción
socialmente deseable y producir allí donde vea maximizados sus beneficios.
- en caso de competencia imperfecta (el caso más exagerado sería el de los monopolios) los
impuestos pueden generar una pérdida en el bienestar social; y,
A pesar de los problemas que representa la aplicación de los impuestos pigouvianos como
único modo de internalizar las externalidades negativas, se han desarrollado con éxito
diferentes clases de tributos ecológicos combinables entre sí y con otros instrumentos.
Cualquiera de estos instrumentos llevará como resultado algún nivel de contaminación física,
aún en el caso en que se logre el "óptimo social".
En 1960, el economista británico Ronald Coase publicó su obra "El problema del costo
social" donde estaba implícito el teorema que lleva su nombre.
Coase argumenta que el problema radica más en términos jurídicos que económicos y que
principalmente, bajo determinadas condiciones ideales, la libre competencia conduciría
directamente a 'internalizar' las externalidades, resolviendo el problema económico que
suscitaban los impactos medio ambientales sin necesidad de impuestos ni de otras
intervenciones administrativas, criticando así el enfoque de Pigou.
Internalizar las externalidades consiste, bajo supuestos de libre mercado, añadir al precio de
mercado la contaminación realizada por la producción del bien o del servicio, a través de un
diseño de los derechos de propiedad sobre el medio, siempre y cuando, puedan ser
intercambiados libremente; los costes de transacción sean nulos; y puedan ser
intercambiados en un mercado perfectamente competitivo.
A su vez asume que, siempre y cuando un recurso o uso medioambiental cualquiera sea
apropiable y, en consecuencia, valorable e intercambiable, su gestión cae ya dentro de lo
establecido de lo económico; deja de ser pues una externalidad para convertirse en algo que
encuentra solución dentro del mercado y tratamiento dentro del aparato conceptual al uso de
esta disciplina que confiere a aquella solución el carácter de óptimo económico. Esto asigna
un papel mínimo al Estado, en el que éste debería actuar solamente en temas de regulación,
imposición de sanciones económicas, subvenciones a las medidas correctivas y la creación
de un mercado de permisos comercializables de las externalidades.
"Se piensa en general que (A) produce un daño a (B) y que lo que debe decidirse es el saber
cómo impedir a (A) el producir dicho daño; sin embargo, esto es falso. Se trata de un
problema de naturaleza recíproca. El evitar daño a (B) producirá un daño a (A). La cuestión
real que debe decidirse es: ¿debería permitirse que (A) ocasione un daño a (B) o es (B)
quien debería tener permiso para dañar a (A)?" (Coase 1960, "El problema del coste social").
Por otra parte, considera que una atribución clara de los derechos de propiedad sobre los
bienes ambientales permitiría que el mercado funcionase correctamente. Esto ocasionaría
que se pudiera negociar entre el causante de la externalidad y el perjudicado por la misma,
de modo que se llegase a un punto en el que el volumen de actividad estuviese a un nivel de
producción socialmente óptimo. En este caso no sería necesaria la intervención pública.
Las teorías de Coase fueron bien acogidas por los economistas neoclásicos
porque asignaban un papel mínimo al Estado y el problema medioambiental se
resolvía en el mercado.
Sin embargo, la solución negociada que propone Coase tienen unos límites, ya que no
siempre se puede aplicar. Como mayores limitaciones al teorema de Coase se encuentran
las siguientes:
- Se requiere que los participantes estén bien definidos: para poder aplicar el teorema de
Coase se deben conocer quiénes causan las externalidades y quienes son los perjudicados.
Esto no siempre es evidente; por ejemplo, en el caso de la contaminación atmosférica en un
polígono industrial no es fácil distinguir quienes son los causantes de la externalidad, ya que
los compuestos emitidos pueden reaccionar entre sí y producir efectos sinérgicos; otro
ejemplo sería el caso de la contaminación de suelos, en el que pueden pasar décadas desde
el momento de la contaminación hasta el momento en el que se detectan los efectos.
- Los participantes en la negociación deben ser pocos: se supone que hay pocos
agentes que causan la externalidad y pocos agentes que la sufren, lo que no siempre es
cierto; como en la mayoría de casos, a medida que aumenta el número de participantes, se
complican las negociaciones, por lo que no siempre se puede llegar a una solución
negociada.
- Los resultados obtenidos son independientes de quien tenga los derechos de titularidad de
los bienes ambientales inicialmente: en realidad esto no siempre se cumple.
- El teorema no permite alcanzar el nivel óptimo de producción y externalidad en los casos en
que la empresa es un monopolio (caso de empresa con competencia imperfecta).
OBJETIVO
En la figura 4.1 se ilustran los diferentes mecanismos para internalizar las externalidades.
Tal y como se ha mencionado con anterioridad, pueden distinguirse los siguientes tipos de
mecanismos:
Los tributos ecológicos se definen como aquellas prestaciones pecuniarias que el Estado u
otro ente público, exigen al sujeto pasivo en uso del poder que le atribuye el ordenamiento
jurídico, y cuyo objetivo es la protección y mejora del medio ambiente.
Básicamente, constituyen un método que permite asignarle un precio a la utilización de los
bienes ambientales. Los tributos ecológicos son un modo de que el usuario esté
internalizando los costes que genera el hecho de utilizar estos bienes.
Dentro de los tributos ecológicos se tienen las tasas y los impuestos. La tasa es:
"[...] Todo aquel ingreso público obtenido por la prestación de un servicio público de consumo
divisible, siendo el hecho imponible de la misma, la utilización del dominio público o la
prestación de una actividad".
(Ley General Tributaria, art. 26).
- Tasas2 por unidad de vertido o por emisión: es un tributo que fija la administración para
que el contaminador pague una suma proporcional a la cantidad y calidad del
contaminante/es vertidos o emitidos. Es importante que el importe de estas tasas sea
superior al coste que representa la adopción de medidas para evitar la contaminación, ya que
de lo contrario no se conseguirán mejoras ambientales. Esta medida suele aplicarse en la
protección de aguas, residuos y contaminación acústica, principalmente.
- Tasas por servicios prestados: son pagos que se realizan en función del coste del
tratamiento público de los vertidos, emisiones o ruidos. Dichas tasas persiguen compensar el
gasto público que representa la degradación ambiental, imponiendo a los agentes
contaminadores un pago por los servicios de tratamiento y reparación de los perjuicios
causados al medio ambiente.
- Tasas sobre el producto: son los tributos aplicados al precio de los productos que pueden
resultar contaminantes, bien sea en la fase de fabricación, en la de utilización, o que hayan
dado lugar a la organización de un servicio de eliminación. Su objetivo es incitar a la
demanda a consumir productos menos contaminantes, y por tanto más baratos. Este sería el
caso de la gasolina con plomo, los envases no retornables, las pilas de mercurio y de
cadmio, etc.
- Tasas administrativas o tasas por permisos y licencias: incluyen los pagos por
derechos de permisos (autorizaciones) o por derechos relacionados con el control de la
contaminación que se deben abonar a las autoridades competentes.
[...] un tributo exigido sin contraprestación, cuyo hecho imponible está constituido por
negocios, actos o hechos de naturaleza jurídica o económica, que ponen de manifiesto la
capacidad contributiva del sujeto pasivo y que, por lo tanto, además de constituir una
herramienta de política ambiental, sí que puede reportar ingresos netos a la administración".
(Ley General Tributaria, art. 26)
Los impuestos constituyen uno de los posibles instrumentos de política ambiental, que
influyen sobre los impactos ecológicos, reduciendo o eliminando determinados problemas.
Antecedentes
Sin embargo, no es hasta 1999, a raíz del "Pacto de Progreso", ratificado por todas las
fuerzas políticas con representación parlamentaria a excepción del partido popular,
cuando surge por primera vez una pequeña mención en el apartado de financiamiento
autónomico sobre la posibilidad de estudiar la instauración de un impuesto o tasa.
El nuevo Govern Balear decide entonces hacer suya esta premisa hasta el punto de
calificarla como "tema estrella del Govern", fundamentalmente para cambiar la impresión
de continuidad política que tenía la opinión pública y hacer frente a la presión de la
oposición.
En la primavera del año 2000, tras algunos meses de debates y posturas encontradas, el
impuesto va tomando forma, presentándose como una medida en pro de la mejora de la
calidad turística. En este sentido, cada vez toma más fuerza el cobro del impuesto en los
establecimientos hoteleros, en detrimento de otras modalidades planteadas.
Se comprende pues la ecotasa como una medida con un objetivo recaudatorio, que
proporcione los recursos financieros necesarios para nutrir el Fondo de Rehabilitación de
Espacios Turísticos, con la finalidad de la mejora y conservación a medio plazo del
turismo en las Baleares.
Conflicto y Fin de la ecotasa
Por fin, el 27 de marzo de 2002 se decide aplicar la ecotasa por imposición. Más de 600
hoteles se niegan a la medida, incluso afirmando que pondrán el dinero de su propio
bolsillo3. Paralelamente, la industria turística alemana protesta ante la UE y se amenaza
con llevar el tema a los tribunales. Mientras tanto, la mayoría de la población de las islas
ve con buenos ojos la aplicación del impuesto a los turistas, pero no tan sólo a los
"turistas de hotel".
El caso es que la ecotasa continuó en vigor y, con el paso del tiempo, la conflictividad fue
enfriándose hasta que en las elecciones autonómicas del 25 de mayo de 2003, volvió a
resurgir el tema con la misma fuerza e intensidad que anteriormente.
Esta vez, el 11 de julio de 2003 la mayoría parlamentaria del partido popular aprueba el
proyecto de Ley de supresión de la ecotasa, argumentando el daño que ha hecho el
impuesto a la imagen turística balear y el hecho de que gravar sólo a personas que se
alojen en establecimientos turísticos no constituye la forma más adecuada de delimitar un
tributo.
1
Adaptado de Esther Blanco Cartagena, La fiscalidad ecológica en el sector turístico. Un
estudio de caso: la ecotasa balear. Revista Interdisciplinar de Gestión Ambiental, nº 72,
diciembre 2004. Ecoiuris.
2
Si nos atenemos estrictamente a la definición, la ecotasa balear no es ni una tasa, pues se
trata de un gravamen que se cobra sin la contraprestación de servicio alguno por parte de la
administración, en todo caso sería un impuesto; ni tampoco sería un impuesto ecológico, ya
que su objetivo no busca la modificación de comportamientos sino que es meramente
recaudatorio.
3
Los hoteleros regalan al cliente consumiciones en contraprestación al euro pagado. De ahí
la denominación de "impuesto del refresco" que tuvo en su día la ecotasa.
Con esta denominación se engloban varias formas de ayuda que tienen como objetivo el
incentivar a lo agentes económicos a modificar sus comportamientos, con el fin de reducir la
degradación medioambiental3 o el financiar las medidas necesarias para ello.
Figura 4.2: Las ayudas financieras no siempre benefician al medio ambiente. En este sentido
podemos tomar como ejemplo las ayudas dirigidas a la explotación de los recursos
forestales.
Las ayudas financieras son un instrumento que no siempre es justificable, ya que son, en
cierto modo, contrarias al principio de "quien contamina paga"; hay que tener en cuenta que
en este caso son los contribuyentes los que asumen los pagos, mientras que la empresa
contaminadora es quien recibe el beneficio económico. Por esta razón sólo se pueden aplicar
en ciertos casos y siempre y cuando se cumplan los siguientes requisitos:
- Que sean otorgadas dentro de un programa bien definido y por un período de tiempo
determinado.
- Las subvenciones: implica la entrega de dinero (o bienes a título gratuito) por una serie de
conceptos como pueden ser la aplicación de equipos anticontaminantes, por unidad reducida
de vertido, por cambios de ubicación, por investigación en nuevos productos, por la
aplicación de tecnologías limpias, etc.
- Las ventajas fiscales: se trata de una serie de medidas que favorecen a los agentes
económicos mediante la autorización de amortizaciones aceleradas o concediendo
desgravaciones y exenciones fiscales si adoptan medidas anticontaminantes. Como ejemplo
reducir un cierto porcentaje del IVA en la maquinaria anticontaminación, considerar las
inversiones destinadas a mejoras medioambientales como medidas a desgravar en el
impuesto de sociedades, etc.
- Los créditos blandos: son aquellos préstamos que gozan de un interés reducido, o que
tienen un período de amortización más largo.
Esta postura en pro de los incentivos económicos fue ratificada en el Protocolo de Kyoto,
donde se sugirió precisamente la introducción de incentivos fiscales, exenciones y subsidios,
para combatir las emisiones atmosféricas contaminantes.
Durante muchos años se ha venido aplicando este instrumento en las bebidas retornables,
de modo que el consumidor pagaba en envase incluido en el importe de la bebida y
recuperaba la parte correspondiente al devolver en el envase vacío. Actualmente este
sistema se encuentra en retroceso por proliferar los envases no retornables como alternativa.
Figura 4.3: El sistema de depósitos reembolsables se ha utilizado mucho en el retorno de
envases, aunque en este campo tiende a sustituirse por la aplicación de envases no
retornables.
En algunos países del norte de Europa este instrumento se ha venido aplicando para evitar el
abandono de los coches en las calles, de modo que los compradores de coches nuevos, al
adquirir un nuevo vehículo, pagan una cantidad que les es abonada a las personas que
depositan la carrocería de su vehículo viejo en puntos especiales de recogida o desguace.
- Las "burbujas": consiste en situar un burbuja figurada sobre una empresa o un área, de
modo que la podamos considerar como una única fuente de emisiones (aunque contenga
varios focos emisores). La Administración establece un límite a las emisiones de la planta o
área que abarca la burbuja, permitiendo a los agentes contaminadores que asignen
libremente la reducción de la polución entre las diversas fuentes existentes, de modo que se
respete el límite global establecido.
- El sistema de emisiones netas o redes de control: consiste en permitir que los focos
contaminadores ya existentes que quieren ser modificados no satisfagan las normas más
estrictas (que deberían cumplir si fuesen calificados como nuevas fuentes), siempre y cuando
las emisiones netas totales de la planta en la que estén ubicados no superen el nivel anterior
a la modificación. De hecho es un sistema similar al de las burbujas pero pensado para
permitir la modificación de empresas ya existentes.
Figura 4.5: El sistema de "las burbujas" consisten en considerar la zona comprendida en una
burbuja imaginaria dentro de la cual sólo se admite un límite de sustancias contaminantes. 4
1
La mayoría de los impuestos ambientales a nivel de la UE se refieren a energía y
transporte, aunque se han hecho esfuerzos para expandirlos a otros ámbitos.
2
Se suelen usar indistintamente los términos "tasa", "gravamen" y "canon".
3
No todas las ayudas financieras reducen la contaminación ambiental, ya que pueden estar
dirigidas a sectores que contribuyan a acentuarla o que degraden el medio ambiente
(subvenciones al sector de explotación forestal, créditos para la compra de productos
fitosanitarios, etc). En principio sería deseable minimizar este tipo de subvenciones.
4
Fuente: archivo FUNIBER.
- Mediante estándares de calidad ambiental: establecen los límites aceptables para las
actividades contaminantes.
Estas regulaciones englobarían los casos en los que la Administración obliga a las empresas
a utilizar ciertas técnicas o equipos anticontaminantes (filtros en chimeneas para retener las
partículas del humo emitido, prohibir a partir de cierta fecha la fabricación de automóviles que
admitan la gasolina con plomo,...).
Los estándares de calidad ambiental establecen los límites aceptables para las actividades
contaminantes. Pueden clasificarse en:
Figura 4.6: La ordenación de zonas intenta solventar los perjuicios que ocasiona la
contaminación al bienestar. Estos perjuicios son función de las características del lugar
(capacidad de absorción del medio o proximidad entre los contaminadores y los
perjudicados).
La disuasión moral implica un cumplimiento voluntario de una serie de normas por parte del
contaminador. Esta técnica no siempre funciona, ya que lo que se ofrece es una satisfacción
moral por haber actuado correctamente, lo cual tiene una difícil traducción económica para el
empresario.
En principio, es más efectiva una educación ambiental desde la infancia que las campañas
informativas sobre temas puntuales, sin embargo, estas últimas se muestran interesantes en
tres supuestos:
- En casos en los que surge una emergencia imprevista, ya que suele ser la única opción
viable. Un ejemplo sería la colaboración ciudadana ante catástrofes como inundaciones o
incendios.
- Cuando por falta de recursos se quieren conseguir voluntarios para protección ambiental,
como son los casos de limpieza del bosque por parte de escolares, particulares o
asociaciones.
Figura 4.8: La acción de persuasión moral que implican las campañas informativas resulta
muy útil en caso de catástrofes naturales.
Fuente: http://www.mendoza.edu.ar/m_docentes/actos/incendios/biblioteca/index.htm
[Leído: 06 de agosto de 2007, 10.10 h GMT -5].
Aunque se hayan presentado por separado los instrumentos económicos, los controles
directos y la formación y persuasión moral, lo habitual es que los tres mecanismos convivan y
se complementen. Esta solución es la que se conoce como sistema híbrido o mixto.
Para evaluar y seleccionar los diferentes instrumentos podemos aplicar diferentes criterios:
- Según su eficacia: la eficacia sería la capacidad de una herramienta para lograr el objetivo
u objetivos medioambientales previamente supuestos.
- Según su aceptabilidad: es importante que el instrumento sea aceptado por los grupos
afectados por su aplicación. Para aumentar el grado de aceptabilidad se pueden utilizar
campañas informativas y establecer canales de consulta o de comunicación con los
colectivos afectados o interesados por esas medidas.
- Según su conformidad con el principio "quien contamina, paga": En este sentido, los
responsables de los deterioros medioambientales tendrán "la obligación de reparar el daño
causado".
- Según los costes administrativos y de cumplimiento: interesa que los costes que
implican los mecanismos utilizados sean bajos, de modo que los instrumentos no generen
pérdidas, sino ingresos para la Administración.
OBJETIVO
- Dar a conocer los métodos empleados para la valoración monetaria del medio
ambiente.
5.1. Introducción
La valoración económica del medio ambiente pretende reflejar en dinero los beneficios y
costes medioambientales. En capítulos anteriores se han visto algunas de las formas de
"internalizar las externalidades"; sin embargo, para hacerlo, se necesita poder asignar un
precio a cada componente del medio ambiente. A la disciplina que intenta valorar los efectos
ambientales de la actividad económica (es decir, las externalidades) se la conoce como
Economía de los Recursos Naturales.
Uno de los principales problemas por los que el óptimo privado no coincide con el óptimo
social, es el hecho de que con mucha frecuencia no se conoce el valor total de los daños
causados (externalidades), así como tampoco el valor total de los activos naturales, lo cual
debe incluir no sólo el valor de uso directo (los cuales son frecuentemente valorados a
precios de mercado), sino otro tipo de valores que pueden estar compuestos por valores de
uso indirecto o, incluso, valores de no uso.
Para que una empresa maximice sus beneficios, deberá encontrar cuál es la combinación
óptima entre el precio (P) y la cantidad de producto (q) a generar. Este punto será el óptimo
privado, es decir la relación "precio-producción" óptima para la empresa (el volumen de
producción de equilibrio). El problema es que este punto no coincide con el óptimo social, es
decir, con el punto que haría que la sociedad tenga suficiente producto, a buen precio y con
un nivel bajo de contaminación (de externalidad).
Lo ideal para la sociedad sería que la empresa operase en el óptimo social, pero para llegar
a este punto debería primero internalizar las externalidades, considerándolas cuando calcule
el punto óptimo en el que operar. La consecuencia de internalizar las externalidades es que
se debe tener algún método para valorarlas económicamente, lo cual se tratará a
continuación.
Las externalidades originan una divergencia entre el producto neto marginal privado (PMP)
y el producto neto marginal social (PMS). En la figura 5.2 se representa un efecto externo
negativo (por ejemplo la polución ambiental). En el eje de abcisas (horizontal) se representa
el nivel de producción o de actividad (q) y en el de ordenadas (vertical) se representa el
precio (P). En este gráfico encontramos los siguientes elementos:
Como que suponemos que a mayor producción, mayor será la polución, la línea que
representa los costes externos (E) irá aumentando a medida que aumenta la producción
(q).
CMP aumenta a medida que aumenta el nivel de producción. Dado que las empresas no
soportan los costes externos sino que lo hace la sociedad, el CMP únicamente contempla
los costes que tiene la empresa (compra de materia prima, salarios, patentes, locales,
maquinaria, etc.). CMS son los costes reales que representa la actividad para la
colectividad, incluyendo los costes privados más los costes externos.
Si la empresa trata de maximizar su beneficio, producirá donde CMP sea igual a IMa, por lo
que el óptimo de producción privado será q*; sin embargo el óptimo social se encuentra en
el punto de coincidencia entre CMS e IMa, es decir, el óptimo de producción social será qs.
Si la empresa hubiese tenido en cuenta las externalidades hubiese producido qs, pero al no
tenerlas en cuenta producirá en el punto que le es más beneficioso económicamente. Para
evitar esta tendencia hay que internalizar las externalidades, de modo que la empresa
calcule los óptimos con CMS; para lograrlo se utilizan una serie de instrumentos
(impuestos, reglamentaciones y la disuasión moral).
Figura 5.2: Interpretación gráfica de las externalidades: óptimo de producción social y óptimo
de producción privado.
Este método es aplicable en cualquier caso, pero se utiliza especialmente cuando no puede
establecerse relación alguna entre los bienes ambientales y los bienes privados. Consiste en
generar un mercado hipotético donde en realidad no existe. Para generarlo se utilizan una
serie de encuestas en las cuales se averigua si la población estaría dispuesta a adquirir un
determinado bien a un determinado precio.
Se trata de un método directo ya que se pregunta de forma directa cuanto estaría dispuesto a
pagar el individuo por un bien ambiental.
Juegos de licitación
También se utiliza aquí un sistema de encuestas en las que el entrevistador actúa como
licitador, ofreciendo un abanico de precios por un bien (como si fuese una subasta). El
encuestado opina sobre las diversas propuestas de valoración que le ofrece el licitador.
Referéndum contingente
Consiste en plantear a la población preguntas del tipo ¿Aceptaría esto o no?, de modo que
se puedan contabilizar la cantidad de respuestas positivas y negativas. El número obtenido
nos daría una estimación de la probabilidad de que el individuo diga que sí o que no. Este
referéndum se puede complementar con preguntas que proporcionen información sobre
aquellas características de los encuestados que pueden haber influido en su respuesta (nivel
cultural, edad, nivel económico, etc.).
Este método se utiliza para analizar las cualidades ambientales de un bien que ya tiene un
precio de mercado. Por ejemplo, supongamos que tenemos dos edificios de características
idénticas (número de pisos, diseño de la fachada, calidad de los acabados,...), pero situados
en puntos diferentes. Lo que se trataría de valorar es la presencia de zonas verdes en el
entorno. La técnica consiste en averiguar qué función matemática se puede aplicar a estos
edificios para valorarlos, de modo que se tenga en cuenta la presencia o ausencia de dichas
zonas verdes.
Este método se aplica para averiguar el valor monetario de los espacios naturales, cuya
conservación implica unos costos monetarios a cargo de las autoridades y unos costos de
oportunidad1 al dejar esos espacios como reservas.
El método averigua la disposición a pagar de los visitantes del espacio natural y consiste en
calcular lo que un individuo suele pagar (gasolina, transporte, tiempo,...) por desplazarse
hacia un lugar para disfrutar de un determinado bien ambiental; sabiendo esta cantidad
podremos estimar el valor del bien. Este método sólo es válido si se dan en algunos casos y
si se cumplen una serie de condiciones.
Un ejemplo sería estimar la media del gasto en el que incurren los visitantes para visitar un
parque determinado.
1
Lo que se deja de ganar por desarrollar una actividad y no otra. Por ejemplo, el espacio se
podría dedicar a explotación ganadera, petrolífera o de atracción turística de masas.
Ordenación contingente
Este método intenta calcular los ratios de sustitución entre diferentes atributos mediante una
serie de encuestas o preguntas. Los entrevistados deben ordenar según sus preferencias
una serie de situaciones alternativas, de modo que se obtiene un conjunto de datos tratables
estadísticamente.
Actividad contingente
Consiste en estimar la valoración que otorgan las personas a los cambios en el bienestar que
les produce la modificación en la oferta de un bien o servicio ambiental usando mercados
hipotéticos.
En este caso lo que se pregunta a los encuestados es cuál sería su comportamiento ante
cambios de un determinado atributo ambiental, de modo que se pueda averiguar cómo varía
el comportamiento de la población ante diferentes cambios.
Bibliografía
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