Sistema Muscular y Cardiaco

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Sistema Muscular.

Existen tres tipos de músculos en el cuerpo: liso, esquelético y cardiaco.

T. de tejido muscular: El musculo esquelético es estriado y responde a órdenes voluntarias del


sistema nervioso. El sistema musculo cardiaco un tipo especial de musculo estriado que se
encuentra solo en el miocardio del corazón, tiene fibras ramificadas conectadas por discos
intercalados que permiten la contracción involuntaria sincronizada para mantener una frecuencia
cardiaca constante.

El musculo liso: no es estriado y se contrae involuntariamente en ondas peristálticas que mueven


sustancias a través de los tractos digestivos, urinarios, respiratorios y reproductivos del cuerpo.

Musculo esquelético: Los músculos esqueléticos se unen a los huesos del esqueleto y se
contraen voluntariamente para producir movimiento.

Musculo liso o visceral: Tapiza el tracto gastrointestinal, el tracto respiratorio, el tracto urinario
y los órganos reproductivos.

Musculo cardiaco: Se encuentra en el miocardio del corazón se contrae a respuestas a señales


del sistema de conducción cardiaco para hacer latir el corazón.

Anatomía Muscular: Las principales regiones musculares del cuerpo son:


-Cabeza.
-Cuello.
-Cintura escapular.
-Espalda.
-Tórax.
-Abdomen.
-Pelvis.
-Cadera.
-Extremidades superiores.
-Extremidades inferiores.

Estructura del Musculo Esquelético:


-Órganos musculares
Un musculo

Un musculo esquelético es un órgano formado principalmente por fibras musculares y tejido


conjuntivo. El tejido conjuntivo fibroso rodea cada fibra muscular individual, después envuelve
grupos de fibras musculares denominadas fascículos y, a continuación, forma un envoltorio
alrededor de todo el órgano. La fascia es el tejido conjuntivo laxo, la parte más que externa de
los órganos musculares que forma un material de empaquetado pegajoso y flexible entre
músculos, huesos y piel.

La mayoría de los músculos esqueléticos se insertan en dos huesos que tiene una articulación
móvil entre ellos. En otras palabras, la mayor parte de los músculos se extiende desde un hueso
hacia otro a través de la circulación. A demás uno de los dos huesos suele permanecer mas fijo
que el otro durante un determinado movimiento. La conexión del musculo con el hueso mas fijo
se conoce como su origen, la conexión con el hueso más móvil se denomina inserción del
músculo.

Los tendones anclan los músculos a los huesos con firmeza y están formados por tejido
conjuntivo fibroso denso que se extiende desde los envoltorios musculares descritos antes. Los
tendones en forma de láminas anchas tienen gran resistencia. No se desgarran ni se arrancan de
los huesos con facilidad. A pesar de todo, cualquier médico o personal de enfermería de área de
urgencias atenderá muchas lesiones tendinosas, tendones desgarrados o separados de los huesos.

Entre algunos tendones y los huesos subyacentes se encuentran pequeños sacos llenos de
líquidos, conocidos como bolsas. Estos pequeños sacos de tejido conjuntivo están tapizados por
una membrana sinovial. La membrana sinovial secreta un liquido lubricante (líquido sinovial)
que llena la bolsa. Como una almohadilla pequeña y flexible, la bolsa facilita el deslizamiento
del tendón sobre el hueso cuando se corta el músculo.

Algunos tendones están rodeados por vainas tendinosas. Puesto que esas estructuras tubulares se
encuentran tapizadas por membrana sinovial, facilitan también, al igual que las bolsas, el
movimiento corporal.

Postura: La postura corporal se puede mantener gracias a un tipo especial de contracción del
musculo esquelético, llamada tono muscular o contracción tónica. Puesto que el número de fibras
musculares que se acortan simultáneamente durante la contracción tónica es relativamente
pequeño, el musculo en conjunto no se corta y no se produce movimiento. En consecuencia, las
contracciones tónicas no mueven ninguna parte corporal. Sin embargo, mantienen los músculos
en posición. En otras palabras, el tono muscular mantiene la postura. Una buena postura significa
que las partes corporales están en las posiciones que favorecen la función. Esas posiciones
equilibran la distribución del peso y por tanto imponen menos carga a los músculos, tendones,
ligamentos y huesos.

El tono muscular esquelético mantiene la postura al oponerse al efecto de la gravedad. La


gravedad tiende a empujar la cabeza y el tronco hacia abajo y adelante, pero el tono de los
músculos de la espalda y el cuello tiran en sentido contrario lo suficiente como para vencer la
fuerza de la gravedad y mantener, por tanto, la cabeza y el tronco erguidos.

Producción de calor: La supervivencia y la salud dependen de la capacidad para mantener una


temperatura corporal constante. La elevación de la temperatura corporal (fiebre) solo uno o dos
grados por encima de 37 grados Celsius es casi siempre un signo de enfermedad. El descenso de
la temperatura corporal también es un signo serio. Cualquier disminución por debajo de la cifra
normal, una condición conocida como hipotermia, tiene efecto drástico sobre la actividad celular
y la función corporal normal. La contracción de las fibras musculares produce la mayoría de
calor necesario para mantener la temperatura corporal. La energía necesaria para producir una
contracción muscular se obtiene de ATP. Parte de la energía transferida al ATP y liberada
durante una contracción muscular se usa para acortar las fibras musculares. No obstante, gran
parte de ella se pierde en forma de calor durante su transferencia al ATP. Este calor nos ayuda a
mantener constate la temperatura corporal. Sin embargo, en ocasiones el calor por generación del
ATP durante un trabajo muscular intenso puede ser excesivo y tenemos que sudar o quitarnos
ropa para adjuntar nuestra temperatura.

Fatiga: Si las células musculares son estimuladas repentinamente sin periodos adecuados de
reposo, disminuye la fuerza de la contracción y se produce fatiga. Si la estimulación continua, la
fuerza de la contracción sigue disminuyendo y el musculo acaba de perder la capacidad de
contraerse.

Supera la capacidad de la irrigación del musculo para sustituirlos. Cuando falta oxigeno, las
células musculares emplean un tipo de conversación de energía que no precisa oxigeno. Este
proceso produce ácido láctico, que puede contribuir a la sensación de quemazón muscular
durante el ejercicio. El termino deuda de oxigeno describe el aumento continuo del metabolismo
que debe producirse en una célula para eliminar el exceso del ácido láctico acumulado durante el
ejercicio prolongado. De ese modo se recuperan las reservas de energía agotadas. La respiración
laboriosa después de cesar el ejercicio es necesaria para pagar la deuda del oxigeno consumido
del oxigeno consumido del esfuerzo metabólico.

Estimulo Muscular:

En el laboratorio es posible aislar una sola fibra muscular y someterla a estímulos de intensidad
variable para estudiar sus respuestas. Tales experimentos demuestran que una fibra muscular no
se contrae hasta que el estimulo aplicado alcanza un cierto nivel de intensidad. El nivel mínimo
de estimulación necesario para que la fibra se contraiga se conoce como estimulo umbral.

Cuando la fibra muscular es sometida al estimulo umbral se contrae totalmente. Por esa razón se
dice que la contracción de las células musculares es un fenómeno del tipo todo o nada. Sin
embargo, un musculo se compone de muchas fibras musculares controladas por unidades
motoras diferentes y con niveles de estímulos umbral distinto. Aunque cada fibra de músculo
como el bíceps branquial responde por completo al estimulo o no lo hace en absoluto, no sucede
lo mismo con el conjunto del musculo. Este hecho tiene una importancia capital en la vida diaria.
Nos permite levantar una botella de refresco de 21 o un peso de 20kg estimulando el mismo
musculo, pero contracciones de distintas fuerzas. Las cargas diferentes activan un número
distinto de unidades motoras. Una vez activada, sin embargo, la respuesta de cada fibra es de tipo
todo o nada.

Los músculos no deben contraerse de forma espasmódica, si no de un modo uniforme y


progresivo.

La contracción tetánica es una respuesta más persistente del espasmo. Se produce mediante una
serie de estimulo que bombardean el musculo en su sección rápida. Las contracciones sucesivas
se funden para producir una contracción mantenida o tétanos. Alrededor de 30 estímulos por
segundo provocan una contracción tetánica en ciertos músculos esqueléticos. La contracción
tetánica no es necesariamente una contracción máxima, en la que todas las fibras musculares
responden al mismo tiempo. La mayor parte de las veces, solo unos pocos grupos de fibras
musculares están contraídas a un mismo tiempo.

Efectos del ejercicio sobre los músculos esqueléticos:

Sabemos que el ejercicio es bueno para la salud. El ejercicio regular y correctamente practicado
mejora mucho el tono muscular, la postura y la capacidad funcional del corazón y los pulmones
y aumenta la resistencia a la fatiga y la sensación de bienestar, además de proporcional un mejor
aspecto físico.

Los músculos esqueléticos experimentan cambios en función de la cantidad de trabajo que


realizan normalmente. Durante la inactividad prolongada disminuye la masa muscular, una
condición llamada atrofia por desuso. El ejercicio, por otra parte, puede causar aumento del
tamaño muscular, lo que se conoce como hipertrofia.

La hipertrofia muscular se puede potenciar mediante el entrenamiento de fuerza, que conlleva la


contracción de los músculos contra resistencias grandes. El ejercicio isométrico y el
levantamiento de pesas son dos formas comunes de entrenamiento consigue aumentar el número
de miofilamentos que se hallan presentes en cada fibra muscular. Aunque el número de fibras
musculares permanece constante, el mayor número de miofilamentos aumenta mucho la masa
del músculo.

El entrenamiento de resistencia llamado con frecuencia entrenamiento aeróbico, no suele


producir hipertrofia muscular. Por el contrario, este tipo de ejercicio aumenta la capacidad del
músculo para realizar un trabajo moderado durante largos periodos de tiempo. Las actividades
aeróbicas, como la carrera, el ciclismo y otros movimientos principalmente isotónicos, aumenta
el número de vasos sanguíneos del músculo sin incrementar significativamente su tamaño. El
mayor flujo de sangre permite un suministro más eficaz de oxigeno y glucosa a las fibras
musculares durante el ejercicio. El entrenamiento aeróbico provoca además un aumento del
número de mitocondrias n las fibras musculares. Eso hace posible la producción de más ATP
como fuente de energía rápida

Grupos musculares esqueléticos.

En los párrafos siguientes se describen se describen músculos representativos de los principales


grupos musculares esqueléticos. Consulte con frecuencia la figura 7-10 para visualizar cada
músculo al mismo tiempo que estudia su situación en el cuerpo y sus funciones. La tabla 7-2
identifica y agrupa los músculos según su función y proporcionan información sobre la acción y
los puntos de origen e inserción. Tenga en cuenta que los músculos mueven huesos y que los
huesos movidos son los que proporcionan los puntos de inserción.

Músculos que mueven las extremidades inferiores:

El psoas iliaco tiene un origen profundo en el interior de la pelvis y las vertebras inferiores y se
inserta en el troncáter menor del fémur y la capsula articular de la cadera. Se suele considerar un
flexor del músculo y un músculo postural importante, que estabiliza en el tronco e impide que
caiga hacia atrás en posición erecta. Sin embargo, si el músculo esta fijo y no puede moverse,
este músculo flexiona el tronco, por ejemplo al ponerse en cuclillas.

 En anatomía humana, el sistema muscular es el conjunto de los más de 650 músculos


del cuerpo, cuya función primordial es generar movimiento, ya sea voluntario o involuntario -
músculos esqueléticos y viscerales, respectivamente. Algunos de los músculos pueden
enhebrarse de ambas formas, por lo que se los suele categorizar como mixtos.
El sistema muscular permite que el esqueleto se mueva, mantenga su estabilidad y la forma del
cuerpo. En los vertebrados se controla a través del sistema nervioso, aunque algunos músculos
(tales como el cardíaco) pueden funcionar en forma autónoma. Aproximadamente el 40% del
cuerpo humano está formado por músculos, vale decir que por cada kg de peso total, 400 g
corresponden a tejido muscular.
La contractibilidad es la propiedad que tienen las fibras musculares para acortarse y hacerse más
gruesas. Ello es posible porque cada célula contiene numerosos filamentos que están formados
de dos proteínas diferentes llamadas actina y miosina, ambos tipos tienen aspecto diferente, los
filamentos de actina son delgados y de color claro, mientras que los de miosina son de color
oscuro y gruesos. Se alternan entre sí imbricados como cuando se entrelazan los dedos de las
manos.
Según el modelo del filamento deslizante, en situación de reposo la fibra muscular presenta un
grado moderado de solapamiento entre los filamentos de actina y miosina, en estado de
contracción el solapamiento aumenta, mientras que si se produce una elongación muscular el
solapamiento disminuye y puede llegar a ser nulo.
Tono muscular:

El concepto de tono muscular describe una tensión ligera y constante en el músculo que se


manifiesta como resistencia cuando se intenta movilizar de forma pasiva una articulación. Tiene
una función primordial en el mantenimiento de la postura, por ejemplo para permanecer de pie o
sentado en un banco sin respaldo. El exceso de tono muscular se llama hipertonía, mientras que
su descenso es la hipotonía.
El mantenimiento de una postura corporal determinada requiere una actividad continua
del sistema nervioso para ajustar la actividad de la musculatura del tronco y las extremidades, de
tal forma que en cada momento el tono muscular se adapta a la situación de las articulaciones y a
la existencia de cargas externas, por ejemplo cuando se transportan objetos pesados.

Tendones:

Se llama tendón a la estructura anatómica situada en el extremo un músculo que sirve para unirlo
a un hueso. El tendón transmite la fuerza desarrollada por el músculo al hueso y provoca el
movimiento. La mayor parte de los músculos cuentan con dos tendones, uno en cada extremo. En
ocasiones el extremo de un músculo se bifurca y termina en dos tendones, pero también puede
ocurrir lo contrario, es decir que varios músculos se unan en su extremo terminal y formen un
único tendón, por ejemplo en la pantorrilla se unen los tendones del músculo sóleo y los
dos gastrocnemios para formar el tendón de Aquiles. El sitio en el que se une el tendón con el
músculo se llama unión miotendinosa, mientras que la unión del tendón con el hueso recibe el
nombre de unión osteotendinosa. No debe considerarse el tendón como una estructura inerte,
pues se ha comprobado que contiene filamentos de actina y miosina lo que le da cierta capacidad
de contracción.

Los músculos voluntarios o esqueléticos: son aquellos que se contraen de forma voluntaria, es


decir, de forma consciente. Son los músculos que forman parte del aparato
locomotor (Ej.: bíceps, tríceps, dorsal). Están adheridos a los huesos por tendones, parte no
contractil del músculo, pero muy firme y resistente.

Los músculos involuntarios: son aquellos que se contraen de forma involuntaria, es decir, se


contraen sin que nos demos cuenta de ello. Estos músculos están presentes en los órganos
internos de nuestro cuerpo (estómago, intestino, vasos sanguíneos, corazón, etc). Sin ellos,
tendrías que decirle al corazón cuándo tiene que latir y a tu estómago cuando triturar la comida.

Para realizar los movimientos, el sistema nervioso analiza cada situación y coordina al sistema
muscular. Esto sucede porque entre el cerebro y el resto del cuerpo hay una comunicación
constante; cuando queremos mover parte de nuestro cuerpo, el cerebro  envía señales a los
músculos, a través de los nervios, para que actúen.

Entonces, un simple movimiento involucra tres sistemas: óseo, muscular y nervioso. Al conjunto
de los sistemas muscular y óseo se le llama aparato locomotor, y lo coordina el sistema nervioso.

El tejido conectivo rodea y protege al tejido muscular. Una fascia es una capa o lamina de tejido
conectivo que sostiene y rodea a los músculos y otros órganos del cuerpo. La fascia superficial,
que separa al musculo de la piel, se compone de tejido conectivo areolar y tejido adiposo. Provee
una vía para el ingreso y egreso de nervios, vasos sanguíneos y vasos linfáticos al musculo. La
fascia profunda es un tejido conectivo denso e irregular que reviste las paredes del tronco y de
los miembros, y mantiene juntos a los músculos con funciones similares. Desde la fascia
profunda se extienden tres capas de tejido conectivo para proteger y fortalecer el musculo
esquelético. Las más externa de las tres, el epimisio, envuelve al musculo en su totalidad. El
perimisio rodea grupos de entre 10 y 100 o incluso más fibras musculares, separándolas en haces
llamados fascículos. Tanto el epimisio como el perimisio son tejidos conectivos densos e
irregulares. En el interior de cada fascículo y separando las fibras musculares una de otra, se
encuentra el endomisio una fina lamina de tejido conectivo areolar.

Las tres fascias ya mencionadas pueden extenderse más allá de las fibras musculares para formar
el tendón muscular, un cordón de tejido conectivo denso y regular compuesto por haces de fibras
colágenas que fijan el músculo al hueso o a la piel. Cuando los elementos del tejido conectivo se
extienden como una lamina ancha y fina el tendón se denomina aponeurosis.

Músculos esqueléticos más importantes:

Vista frontal general: músculos faciales, esternocleidomastoideo, trapecio, deltoides, pectoral


mayor, bíceps branquial, serrato anterior, línea alba, recto anterior del abdomen, extensores de
las muñecas y los dedos, retináculo, flexores de la muñeca y dedos, oblicuo mayor del abdomen,
aductores del muslo tensor de la fascia lata, sartorio, vasto externo, vasto interno, recto anterior
del muslo, tendón rotuliano, rótula, gastrocnemio, tibial anterior, sóleo, extensor largo de los
dedos, peroneo lateral largo, peroneo lateral corto, retináculo superior de los extensores.

Vista posterior general: esternocleidomastoideo, esplenio de la cabeza, trapecio, deltoides


infraespinoso, redondo mayor, redondo menor, tríceps branquial, dorsal ancho, oblicuo mayor
del abdomen, extensores de la muñeca y dedos, glúteo mayor, grupos de la corva posteriores del
muslo ( semitendinoso, bíceps femoral, semimebranoso), aductor mayor del muslo, recto interno,
ligamento iliotibial, gastrocnemio, tendón calcáneo (tendón de Aquiles), peroneo lateral largo,
peroneo lateral corto y sóleo.

Funciones de los tejidos: Esquelético. Las células musculares esqueléticas poseen algunas
características que les permiten funcionar como lo hacen. Una de ellas es la capacidad de ser
estimuladas, denominada con frecuencia excitabilidad o irritabilidad. Estas células son
estimulables por lo que pueden responder a los mecanismos reguladores, por ejemplo, los
impulsos nerviosos. La contractibilidad de las células musculares, es decir, su capacidad para
contraerse permite a los músculos tirar de los huesos, produciendo así el movimiento. Cardiaco.
Delimita las paredes del corazón y se mueve de manera involuntaria, estimulando el bombeo de
la sangre.

Contrariamente a la creencia popular, el número de fibras musculares no puede aumentarse a


través del ejercicio; las células musculares simplemente se hacen más grandes. Sin embargo, se
cree que las miofibrillas tienen una capacidad limitada de crecimiento a través de la hipertrofia y
se dividirán si están sujetas a un aumento de la demanda. Hay tres tipos básicos de músculos en
el cuerpo (liso, cardíaco, y esquelético). Aunque difieren en muchos aspectos, todos ellos usan
actina y miosina para crear la contracción muscular y la relajación. En el músculo esquelético, la
contracción es estimulada en cada célula por impulsos nerviosos que liberan acetilcolina en la
unión neuromuscular, creando potenciales de acción a lo largo de la membrana celular. Todo el
músculo esquelético y muchas contracciones del músculo liso son estimulados por la unión del
neurotransmisor acetilcolina. La actividad muscular es responsable de la mayor parte del
consumo energético del cuerpo. Los músculos almacenan energía para su propio uso en forma de
glucógeno, que representa alrededor del 1% de su masa. El glucógeno puede convertirse
rápidamente en glucosa cuando se necesita más energía.

El músculo liso o "músculo involuntario" consiste en células musculares en forma de huso que se
encuentran dentro de las paredes de órganos y estructuras tales como el esófago, el estómago, los
intestinos, los bronquios, el útero, los uréteres, la vejiga y los vasos sanguíneos. Las células
musculares lisas contienen un sólo núcleo y no estriaciones.
El músculo cardíaco es también un "músculo involuntario", pero está estriado en su estructura y
apariencia. Al igual que el músculo liso, las células musculares cardiacas contienen un sólo
núcleo. El músculo cardíaco se encuentra sólo en el corazón.

Los músculos cardíaco y esquelético son estriados porque contienen sarcómero y forman
paquetes de haces muy regulares; los músculos lisos no tiene sarcomero. El músculo estriado es
activado a menudo en momentos cortos e intensos, mientras que el músculo liso sostiene
contracciones más largas o incluso casi permanentes.

Teoría de filamento deslizante:

Cuando un músculo se contrae, las proteínas musculares actina y miosina se deslizan hacia el
centro del sarcómero hasta que los filamentos de actina y miosina se superponen completamente.
La zona H se vuelve cada vez más pequeña debido a la creciente superposición de filamentos de
actina y miosina, y el músculo se acorta. Así, cuando el músculo está completamente contraído,
la zona H ya no es visible (como a la izquierda del diagrama). Hay que tener en cuenta que los
filamentos de actina y miosina por sí mismos no cambian de longitud, sino que se deslizan entre
sí.

Espasmos
Cuando los músculos lisos y esqueléticos pasan por múltiples espasmos, se lo denomina ataque
epiléptico o convulsión.
Calambres
Las actividades agotadoras pueden causar largos espasmos dolorosos, esto se conoce como
calambres.

Sistema Circulatorio.
Todos los sistemas del cuerpo humano son importantes. Uno de ellos es el aparato
circulatorio que tiene como función distribuir la sangre por todos los órganos y tejidos del
cuerpo. Está conformado por el corazón y los vasos sanguíneos que son de tres tipos: las arterias,
las venas y los capilares.

 Las células sanguíneas son de varios tipos, los glóbulos rojos o eritrocitos contienen
hemoglobina y su función es transportar oxígeno (O) y dióxido de carbono (CO2), los glóbulos
blancos o leucocitos están relacionados con el sistema de defensa contra agentes infecciosos, y
las plaquetas o trombocitos necesarios para el proceso de coagulación, dentro del aparato
circulatorio.

Partes del corazón:

 Para llevar a cabo esta función, el corazón consta de cuatro cavidades: dos aurículas y dos
ventrículos, el lado derecho del corazón recibe la sangre del cuerpo y la envía a los pulmones,
allí ocurre un intercambio gaseoso en el que la hemoglobina libera el dióxido de carbono de
los tejidos y se carga con oxígeno proveniente del aire que respiramos.

 La sangre oxigenada llega a los tejidos por las arterias, a su vez la sangre poco oxigenada
regresa al corazón a través de las venas.

El corazón es el órgano clave del aparato circulatorio. La función principal de esta bomba


muscular hueca es impulsar la sangre a través del cuerpo. Suele latir de 60 a 100 veces por
minuto, sin embargo, puede latir mucho más rápido cuando es necesario. Además, late unas
100.000 veces por día, más de 30 millones de veces por año y unas 2,5 millones de veces en una
vida de 70 años. 

En el ser humano el sistema circulatorio está constituido por un fluido que se llama sangre, un
conjunto de conductos (arterias, venas, capilares) y una bomba impulsora que es el corazón. El
corazón es una estructura muscular que se contrae regularmente y mantiene la sangre en
constante movimiento dentro de los vasos sanguíneos. La sangre contiene glóbulos rojos ricos
en hemoglobina que transportan el oxígeno hasta todas las células del cuerpo. El sistema
linfático formado por los vasos linfáticos que conducen un líquido llamado linfa desde el espacio
intersticial hasta el sistema venoso también forma parte del sistema circulatorio.

El corazón derecho impulsa la sangre pobre en oxígeno a través de la arteria pulmonar hacia los
pulmones para que se oxigene (circulación pulmonar), mientras que el corazón izquierdo
distribuye la sangre oxigenada hasta los tejidos a través de la arteria aorta y sus múltiples
ramificaciones (circulación sistémica).
Los componentes principales del sistema cardiovascular humano son el corazón, la sangre, y
los vasos sanguíneos. El corazón tiene 4 cámaras, la sangre sigue 2 circuitos diferentes: la
circulación pulmonar que lleva la sangre del ventrículo derecho a los pulmones para que se
oxigene y la circulación sistémica que lleva la sangre oxigenada del ventrículo izquierdo a todos
los órganos y tejidos del organismo. Un adulto promedio contiene aproximadamente 5 litros de
sangre, lo que representa aproximadamente el 7 % de su peso corporal total. La sangre se
compone de plasma, glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.

Los componentes principales del sistema cardiovascular humano son el corazón, la sangre, y
los vasos sanguíneos. El corazón tiene 4 cámaras, la sangre sigue 2 circuitos diferentes: la
circulación pulmonar que lleva la sangre del ventrículo derecho a los pulmones para que se
oxigene y la circulación sistémica que lleva la sangre oxigenada del ventrículo izquierdo a todos
los órganos y tejidos del organismo. Un adulto promedio contiene aproximadamente 5 litros de
sangre, lo que representa aproximadamente el 7 % de su peso corporal total. La sangre se
compone de plasma, glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.

La sangre es un tipo de tejido conjuntivo fluido especializado, con una matriz coloidallíquida,


una constitución compleja y un color rojo característico. Tiene una fase sólida (elementos
formes), que incluye a los leucocitos (o glóbulos blancos), los eritrocitos(o glóbulos rojos),
las plaquetas y una fase líquida, representada por el plasma sanguíneo.
La linfa es un líquido transparente que recorre los vasos linfáticos y generalmente carece
de pigmentos. Se produce tras el exceso de líquido que sale de los capilares sanguíneos
al espacio intersticial o intercelular, y es recogida por los capilares linfáticos, que drenan a vasos
linfáticos más gruesos hasta converger en conductos que se vacían en las venas subclavias.

El corazón humano tiene el tamaño aproximado de un puño cerrado y pesa alrededor de 300
gramos, dispone de 4 cavidades, dos aurículas y dos ventrículos, la aurícula derecha se conecta
con el ventrículo derecho a través de la válvula tricúspide, mientras que la aurícula izquierda se
conecta con el ventrículo izquierdo mediante la válvula mitral. El corazón se sitúa en el centro
del tórax, por encima del diafragma, entre el pulmón derecho y el izquierdo, está desviado hacia
el lado izquierdo, por lo que alrededor de las dos terceras partes del órgano se localizan en el
hemitórax izquierdo y solo un tercio está ubicado en el hemitórax derecho.

El corazón se contrae automáticamente a una frecuencia media en reposo de entre 60 y 80 latidos


por minuto. Los latidos cardiacos normales son controlados por el propio corazón. Para que el
corazón funcione se necesita de un nódulo sinoauricular, que se encuentra en la aurícula derecha.
Este nódulo dispara aproximadamente cada segundo, un impulso nervioso en forma de onda de
contracción que hace que las aurículas se contraigan, posteriormente este impulso nervioso llega
a otro nódulo que se encuentra entre los dos atrios llamado nódulo aurículoventricular,
inmediatamente encima de los ventrículos, este último nodo tiene como función llevar el impulso
nervioso a través del sistema de conducción cardíaco hasta los ventrículos para provocar su
contracción.
El corazón de una persona en reposo impulsa alrededor cinco litros de sangre por minuto, o sea
75 ml por latido. Durante los 70 años de vida promedio de un individuo, su corazón late unas
2600 millones de veces. Cada latido cardiaco consta de una contracción o sístole, seguida de
relajación o diástole. Entre cada latido el corazón descansa aproximadamente 0.4 segundos.

Las venas principales que devuelven la sangre de la cabeza y los brazos se juntan para formar
la vena cava superior. La sangre de la parte inferior del cuerpo es llevada hacia el corazón por
la vena cava inferior, tanto la vena cava superior como la vena cava inferior desembocan en la
aurícula derecha. La arteria pulmonar surge del ventrículo derecho y se divide en dos ramas que
llevan la sangre hacia los vasos capilares de cada pulmón, donde el oxígeno entra en la sangre y
el dióxido de carbono sale de ella. Después, la sangre regresa por las venas pulmonares hasta
la aurícula izquierda y de allí, pasando por la válvula mitral, llega al ventrículo izquierdo. El
ventrículo izquierdo empuja la sangre a través de la válvula aórtica hacia la arteria aorta, quien
lleva la sangre nuevamente oxigenada a todos los capilares de nuestro cuerpo y así se completa el
ciclo.

La circulación pulmonar es la parte del sistema cardiovascular en la que la sangre pobre en


oxígeno se bombea desde el corazón derecho, a través de la arteria pulmonar, a los pulmones y
vuelve, oxigenada, al corazón a través de la vena pulmonar. La sangre pobre en oxígeno parte
desde el ventrículo derecho del corazón por la arteria pulmonar que se bifurca en sendos troncos
para cada uno de los pulmones. En los capilares alveolares pulmonares la sangre se oxigena a
través de un proceso conocido como hematosis y se reconduce por las cuatro venas pulmonares
que dirigen la sangre rica en oxígeno hasta la aurícula izquierda del corazón.

Es la parte del sistema cardiovascular que transporta la sangre oxigenada desde el ventrículo
izquierdo al resto del cuerpo a través de la arteria aorta y sus ramas. La circulación sistémica es,
en términos de distancia, mucho más larga que la circulación pulmonar. El recorrido de la sangre
comienza en el ventrículo izquierdo del corazón, continua por la arteria aorta y sus ramas hasta
el sistema capilar. A partir de los capilares la sangre pobre en oxígeno es conducida por
diferentes venas que convergen en la vena cava superior y la vena cava inferior que desembocan
en la aurícula derecha del corazón

El circuito mayor o sistémico transporta sangre oxigenada a través de arterias desde el corazón


hasta los tejidos y la regresa desoxigenada (concentraciones elevadas de dióxido de carbono) a
través de venas de nueva cuenta al corazón. En cambio, el circuito pulmonar transporta sangre
desoxigenada mediante las arterias desde el corazón hasta los pulmones y devuelve sangre
oxigenada a través de las venas otra vez al corazón. Esta aparente paradoja resulta de un
concepto anatómico de acuerdo al cual todos los vasos que se originan en el corazón son arterias
y todos los que llegan a él son venas, cualquiera que sea la saturación de oxígeno en la sangre y a
pesar de que etimológicamente la palabra arteria significa “que lleva aire”.
La sangre es el fluido que circula por todo el organismo a través del sistema circulatorio. Es un
tejido líquido, compuesto por agua y sustancias orgánicas e inorgánicas (sales minerales)
disueltas, que forman el plasma sanguíneo y tres tipos de elementos formes o células sanguíneas:

- Glóbulos rojos
- Glóbulos blancos
- Plaquetas

Una gota de sangre contiene aproximadamente unos 5 millones de glóbulos rojos, de 5.000 a
10.000 glóbulos blancos y alrededor de 250.000 plaquetas. 

Los glóbulos rojos


También denominados eritrocitos o hematíes, se encargan de la distribución del oxígeno
molecular (O2). Tienen forma de disco bicóncavo y son tan pequeños que en cada milímetro
cúbico hay cuatro a cinco millones, midiendo unas siete micras de diámetro. No tienen núcleo,
por lo que se consideran células muertas. Los hematíes tienen un pigmento rojizo llamado
hemoglobina que les sirve para transportar el oxígeno desde los pulmones a las células. Una
insuficiente fabricación de hemoglobina o de glóbulos rojos por parte del organismo, da lugar a
una anemia, de etiología variable, pues puede deberse a un déficit nutricional, a un defecto
genético o a diversas causas más.

Los glóbulos blancos


También denominados leucocitos tienen una destacada función en el Sistema Inmunológico al
efectuar trabajos de limpieza (fagocitos) y defensa (linfocitos). Son mayores que los hematíes,
pero menos numerosos (unos siete mil por milímetro cúbico), son células vivas que se trasladan,
se salen de los capilares y se dedican a destruir los microbios y las células muertas que
encuentran por el organismo. También producen anticuerpos que neutralizan los microbios que
producen las enfermedades infecciosas.

Las plaquetas 
Son fragmentos de células muy pequeños, sirven para taponar las heridas y evitar hemorragias. 

El corazón por fuera


El corazón consiste principalmente, en una masa muscular llamada miocardio o músculo
cardiaco. Está cubierto por una capa de endotelio llamada endocardio y lo recubre una membrana
de doble pared llamadas epicardio y pericardio. Además, existe la llamada cavidad pericárdica,
ubicada entre las dos paredes, en la que se encuentra un líquido lubricador, que permite que el
corazón lata sin rozamientos.

El corazón por dentro


En el interior del corazón se encuentran cuatro cavidades: dos aurículas y dos ventrículos. Estas
están conectadas entre sí mediante válvulas. La que conecta al ventrículo izquierdo con la
aurícula izquierda se llama válvula mitral o bicúspide, y la que comunica al ventrículo derecho
con la aurícula derecha se llama válvula tricúspide. Las válvulas están formadas por dos y tres
membranas, respectivamente, que se encuentran conectadas a las paredes del corazón.
Las venas
Las venas son las que llevan la sangre al corazón, desde los órganos del cuerpo. Las que llegan al
corazón son las dos venas cavas y las cuatro pulmonares. Las venas cavas llegan a la aurícula
derecha y las pulmonares, a la aurícula izquierda.

Las venas conducen la sangre desde los órganos al corazón. Sus paredes son mucho más finas
que las de las arterias. Por su interior, la sangre circula a baja presión. Su vuelta al corazón se
produce gracias a la presencia de válvulas que impiden su retroceso, ya que se aprovecha la
contracción muscular para facilitar su avance.

- Vena cava superior: Recibe la sangre de la mitad superior del cuerpo.


- Vena cava inferior: Recibe la sangre de los órganos situados debajo del diafragma. 

Las arterias
Las arterias son los vasos que llevan la sangre desde el corazón hacia los órganos. Salen del
corazón la arteria pulmonar y la gran artería aorta, una del ventrículo derecho y la otra, del
ventrículo izquierdo.

Sus paredes son fuertes, con una musculatura potente y, a la vez, elástica. Por el interior de las
arterias, la sangre circula a elevada presión. Al alejarse del corazón, las arterias se ramifican y se
hacen cada vez más finas.
 
La circulación

El proceso circulatorio es un círculo cerrado que se inicia y finaliza en el corazón.

Las cavidades derechas son las que impulsan la sangre que contiene los desechos del organismo
hacia los pulmones, para su eliminación. En los pulmones se recoge el oxígeno captado por el
aparato respiratorio y la sangre oxigenada se introduce en el corazón por la aurícula izquierda, siendo
impulsada hacia el organismo desde el ventrículo izquierdo. Así, la sangre con residuos llega a la
aurícula derecha a través de las venas cavas, mientras que la sangre oxigenada llega al corazón a
través de las venas pulmonares y se reparte por todo el cuerpo a partir de la aorta. 

Circulación mayor o general: La circulación de la sangre oxigenada por todo el cuerpo y el


retorno de la sangre venosa de todo el organismo hacia el corazón.
 
Circulación menor o pulmonar: La circulación que envía la sangre venosa a los pulmones y
que recogiendo el oxígeno de éstos, introduce en el corazón la sangre oxigenada.
 
El sistema linfático
Es uno de los más importantes del cuerpo, por todas las funciones que realiza a favor de la
limpieza y la defensa del cuerpo.
Está considerado como parte del sistema circulatorio porque está formado por conductos
parecidos a los vasos capilares, que transportan un líquido llamado linfa, que proviene de la
sangre y regresa a ella. Este sistema constituye por tanto la segunda red de transporte de líquidos
corporales.
Trastornos del sistema circulatorio
El sistema circulatorio y el corazón, son de gran importancia y cualquier alteración en su forma o
función, provoca trastornos circulatorios y como consecuencia daña la función de los tejidos
vitales.
Desde el nacimiento hasta los 5 años las dificultades que se presentan son, de carácter congénito.
Después de esta edad se desarrollan las afecciones carácter reumático. Pasados los 30 años
empiezan a manifestarse los problemas de las coronarias, la arteriosclerosis y
la hipertensión arterial, que pueden terminar en un infarto cardiaco.
Algunas de las enfermedades más frecuentes en el sistema circulatorio son:
Hipertensión arterial
La presión o tensión arterial es la fuerza que la sangre ejerce sobre la pared de las arterias. Esta
presión no es constante en el tiempo sino que varía con los ciclos cardiacos. Cuando el corazón
se contrae, expulsa la sangre hacia la aorta y la presión arterial sube hasta un máximo. Cuando el
corazón se relaja, la presión arterial desciende hasta un mínimo.
Además, la presión arterial también varía a lo largo de las 24 horas del día, generalmente
relacionándose con las horas de vigilia y sueño. Suele ser más alta al despertar y posteriormente
disminuye durante las primeras horas de sueño. Por otro lado, la presión arterial también varía
con la edad de la persona, siendo menor en los niños y más alta en los adultos.
La causa de la hipertensión arterial más frecuentes son: congénitos, la dieta rica en sal, el
sedentarismo, la obesidad, el estrés y la ansiedad las enfermedades renales, los trastornos
hormonales, la ingesta excesiva de alcohol, los anticonceptivos orales y otros medicamentos y el
abuso de ciertas drogas como la cocaína.
Habitualmente la hipertensión produce daño en la pared de las arterias de forma silenciosa.
Algunos pacientes refieren cefalea, mareo y/o decaimiento. La hipertensión produce daño en
diferentes órganos, principalmente en el corazón, cerebro, riñón y retina.

Circulación deficiente
Llamada claudicación intermitente, este trastorno es grave. También lo identificamos como
calambre o debilidad, es un signo de que los músculos de las piernas no están recibiendo
suficiente oxigeno y nutrientes.
Esta es generalmente causada por la arteriosclerosis, pero estos factores aumentan el riesgo:
fumar, tener 60 o más años, tener presión arterial alta, ser obeso, ser sedentario, padecer diabetes.
Con un bloqueo severo, se puede experimentar molestias aun en reposo, luego el tejido privado
de oxigeno puede volverse gangrenoso y requerir amputación.

Circulación deficiente
Llamada claudicación intermitente, este trastorno es grave. También lo identificamos como
calambre o debilidad, es un signo de que los músculos de las piernas no están recibiendo
suficiente oxigeno y nutrientes.
Esta es generalmente causada por la arteriosclerosis, pero estos factores aumentan el riesgo:
fumar, tener 60 o más años, tener presión arterial alta, ser obeso, ser sedentario, padecer diabetes.
Con un bloqueo severo, se puede experimentar molestias aun en reposo, luego el tejido privado
de oxigeno puede volverse gangrenoso y requerir amputación.

Anemia
La anemia no es una enfermedad sino una manifestación que se puede encontrar en varios
padecimientos La anemia (del griego, 'sin sangre'), es una enfermedad de la sangre caracterizada
por una disminución anormal en el número de glóbulos rojos o en su contenido de hemoglobina.
Los glóbulos rojos son los encargados de transportar el oxígeno al resto del organismo y recogen
bióxido de carbono de cada una de las demás células que conforman nuestro cuerpo, por esto los
pacientes anémicos presentan un cuadro clínico causado por el déficit de oxígeno en los
tejidos periféricos.

Arteriosclerosis
Son las arterias estrechadas o bloqueadas. Es la acumulación de depósitos grasos que contienen
colesterol en las paredes internas de las arterias. A medida que la placa se desarrolla, el interior
de estos grandes vasos se estrecha, con lo que se reduce el flujo sanguíneo.
El crecimiento de la placa también determina que la parte interna en este caso se vuelva irregular
y rugosa. Un desgarro (ruptura) en la placa puede provocar un coagulo sanguíneo. Este, al
impedir el flujo de sangre al músculo cardíaco (miocardio) habitualmente causa un ataque al
corazón.
Su desarrollo es silencioso e indoloro. Se caracteriza por la formación de depósitos grasos en las
paredes de las arterias. Esta acumulación aparecen como protuberancias llamas placas, las que
van aumentando de tamaño y estrechando cada vez más el interior e estos vasos. La
consecuencia es que el flujo de sangre disminuye y si esta reducción ocurre en las arterias
coronarias, desencadena un dolor llamado angina pectoris.
Ataque cardíaco
Un ataque cardiaco es una lesión al músculo cardíaco debida a una privación de aporte
sanguíneo. Sobreviene cuando se bloquean las arterias que llevan sangre y oxigeno al órgano.
Generalmente, este bloqueo lo produce un coágulo que se forma en una arteria estrechada por
acumulación de colesterol y depósitos de grasa. Sin oxigeno, las células son destruidas, causando
dolor u opresión, y la función cardiaca se altera.
Un ataque al corazón no es un suceso estático, que ocurra de una vez. Es un proceso dinámico
que se desarrolla en cuatro a seis horas. Con cada minuto que pasa, mayor cantidad de tejido es
privada de oxigeno y se deteriora y muere.

 
 

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