Tu Vocacion Al Servicio de Dios

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO DE DIOS
e625 - 2018
Dallas, Texas
e625 ©2018 por Gabo Peralta

Todas las citas Bíblicas son de la Nueva Biblia al Día (NBD).

Traducido por: Virginia Bonino de Altare


Diseñado por: JuanShimabukuroDesign

RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS.

ISBN: 978-1-946707-81-9
DEDICATORIA
A Dios, quien me amó y me concedió el enorme privilegio de
servirle a través de mi vocación.
A mi esposa Johana, quien ha sido fundamental para darle forma
a esa vocación.
A mis hijos, David y Matías, a quienes tengo la responsabilidad de
guiar para que descubran su vocación.
A mis padres, quienes han disfrutado de ver el proceso que Dios
ha usado para desarrollar mi vocación.
A las nuevas generaciones a quienes Dios desea mostrarles el
propósito de su vocación.
CONTENIDO
DECÍDETE A CRECER . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

TU VOCACIÓN: UN REGALO
DE DIOS PARA TI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

VOCACIÓN, ¿DE QUÉ ESTAMOS


HABLANDO? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

RECONOCE TU DISEÑO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

ENCUENTRA TU BANDA SONORA . . . . . 42

EL PROPÓSITO DE TU VOCACIÓN:
EXTENDER EL REINO DE DIOS . . . . . . . . 50

A LA MANERA DE DIOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76

IGLESIA Y VOCACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100

BIBLIOGRAFÍA
COMPLEMENTARIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106

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DECÍDETE A
CRECER
Quiero comenzar por agradecer tu interés en este libro. Me emo-
ciona pensar que me estás permitiendo entrar en tu vida para
compartir un tiempo juntos en el que podamos descubrir ideas
que te provoquen a pensar y a actuar en relación a un tema tan
importante como el que el título del libro propone: tu vocación al
servicio de Dios.
Ya seas una persona en sus años de juventud que trata de
descubrir su vocación y lugar en este mundo, o alguien que ya
considera haber encontrado la primera y se está acomodando en
el segundo, espero humildemente poder sembrar en ti algunas
semillas de conocimiento y experiencia. Y deseo también que esas
semillas den fruto en tu vida para que puedas unirte al emocio-
nante llamado que Dios te está haciendo en tus años tempranos
con el objetivo de extender su Reino en esta tierra y, en lo que
esté a tu alcance, puedas contribuir en algo a la restauración de
esta sociedad de acuerdo con su plan para ti.
Si te has interesado en este libro asumo que formas parte de
algún círculo relacional que se considera cristiano, y que te inclu-
yes dentro de un numeroso grupo de personas que está buscan-
do darle sentido a lo que hace, enmarcándolo dentro de lo que

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

conocemos como el plan de Dios para nuestras vidas. Compren-


do que, en ocasiones, este pueda ser un proceso difícil y hasta
confuso, pero te aseguro que Dios tiene formas muy concretas y
amorosas de guiarnos y que con el paso de los años todo cobra
mucho más sentido.
Es por ello que debes tener en cuenta que para abordar el tema
de la vocación hay una virtud que deberás fortalecer o desarrollar
y de la cual se te ha hablado muchas veces. Me refiero a la fe. Te
preguntarás, qué tiene que ver la fe en todo esto. Déjame acla-
rártelo, invitándote primero a que revisemos la Biblia y específi-
camente lo que el apóstol Pablo escribió en una de sus cartas a
los creyentes en la ciudad de Corinto:
«Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como niño;
pero cuando alcancé madurez en la vida, dejé a un lado las cosas
de niño. De la misma manera, nuestros conocimientos son ahora
muy limitados, como si estuviéramos viendo una figura en un
espejo defectuoso; pero un día veremos las cosas como son, cara
a cara. Mis conocimientos son ahora imperfectos, pero en aquel
día podré conocer tal y como él me conoce a mí. Tres virtudes
hay que ahora permanecen: la fe, la esperanza y el amor. Pero la
más excelente de ellas es el amor». (1 Cor. 13:11-13).
Dios te está invitando a crecer, aunque esta porción de la Biblia
no se refiere en particular al crecimiento físico. Sabemos que,
como regla general en la naturaleza, todos crecemos físicamen-
te. También sabemos que dicho crecimiento no es opcional, sino
que, bajo condiciones adecuadas de alimentación, cuidado y
descanso en un ambiente saludable, un niño o una niña, deberá
crecer de acuerdo con su predisposición genética hasta alcan-
zar su potencial. La única manera en que se pueda entorpecer

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

este crecimiento sería afectando alguna de las variables que he


mencionado anteriormente. Esa es la razón por la cual la respon-
sabilidad de garantizar que estos factores se mantengan dentro
de los niveles deseados, recae sobre los adultos que se encuentran
a cargo del niño o de la niña.
Ahora bien, con el paso de los años el niño o la niña avanza
inevitablemente hacia la edad adulta y se supone que abrace
cada nueva etapa de su crecimiento con la actitud correcta,
asumiendo ahora su propia responsabilidad en el proceso que
ha de llevarle a alcanzar su madurez. No me refiero solamente a
alcanzar su madurez biológica, sino la madurez en el sentido más
amplio y completo que señala la Biblia en las áreas fundamenta-
les que hacen parte del diseño divino para el ser humano, como
pueden ser la espiritual, la emocional, la intelectual, entre otras.
Este crecimiento, alcanzar dicha madurez, sí presupone un es-
fuerzo por parte de la persona. Permíteme ponerlo de una forma
más personal: requerirá un esfuerzo de tu parte. Requerirá que
asumas responsabilidad sobre tu propia vida, y que entiendas que
debes ser intencional para no dejar las cosas en manos de un des-
tino incierto, mientras desarrollas la autodisciplina que te man-
tenga en el camino hacia tu desarrollo a pesar de todas aquellas
cosas que te quieran desviar de él.
Descubrir tu vocación requerirá una actitud de absoluta con-
fianza en Dios. Requerirá de lo que la Biblia llama fe. Cada nueva
etapa de tu vida incluirá enigmas, confusiones y ambigüedades
que deberás enfrentar con total confianza en Dios y que deberás
transitar con esperanza si quieres madurar. Como Pablo men-
ciona, en el presente conocemos de manera limitada y obtener
cualquier nuevo conocimiento puede tomar más tiempo del que
esperas. Esto no debe desanimarte sino fortalecer tu confianza en

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Dios para que puedas tomar decisiones y acciones correctas que


te lleven a crecer.
Descubrir tu vocación —en un sentido amplio y completo— to-
mará tiempo y me atrevo a decir que será algo que se irá pro-
cesando a lo largo de tu vida. No recibirás un correo electrónico
de una cuenta de correo divina o un mensaje de texto con las
indicaciones exactas acerca de qué debes estudiar o en dónde se
supone que debes trabajar, con instrucciones precisas acerca de
cómo encaja todo eso en el llamado de Dios para tu vida. Quiero
comenzar hoy dándote una fuerte dosis de realidad a pesar de
las muchas creencias místicas que rondan en nuestros círculos
cristianos.
Lo hago porque, como Pablo, deseo que puedas dejar a un lado
toda expectativa infantil que puedas tener acerca de Dios y de la
vida. Estoy convencido de que Dios podría utilizar la tecnología
para enseñarnos la realidad de nuestro llamado, pero ha escogido
no hacerlo así. Aun aquellas personas en la Biblia y en la historia
del cristianismo que recibieron un llamado a través de una expe-
riencia que calificaríamos como sobrenatural, debieron esforzarse
por descubrir en qué consistían los detalles del mismo a lo largo
de sus vidas, e identificar el papel que ellos deberían jugar en
éste.
Cuando un bebé llega a este mundo sus padres dirigen todos
los aspectos relevantes que forman parte de su vida. Pero cuando
crece, y las capacidades con las cuales Dios le dotó se desarrollan,
lo más sabio que esos padres pueden hacer es acompañar a su
hijo o hija en un proceso de maduración, en donde se le invite
a descubrir sus capacidades, a plantearse metas, a asumir res-
ponsabilidades y a tomar decisiones —en lugar de tomarlas por

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

él o ella—, y todo esto en un marco adecuado de cuidado y guía


amorosa.
Yo creo que, en gran medida, esa es la forma en la cual Dios ac-
túa con sus hijos. Piensa en Abraham, el padre de la fe. Dios le pi-
dió, que saliera de la tierra en donde vivía con su familia paterna
y que fuera a un lugar que Él le mostraría. Si lees la historia en el
libro de Génesis, te darás cuenta de que las indicaciones no eran
muy específicas y que podríamos calificarlas más bien como am-
biguas. Se requirió de una confianza absoluta en Dios por parte
de Abraham para iniciar ese camino en búsqueda de su llamado.
Se requiere también hoy de tu parte, una total confianza —ese es
el sentido de la fe— en Dios para caminar hacia tu madurez, aun
cuando no tengas todo resuelto y te enfrentes a circunstancias a
las que puedes calificar de ambiguas, mientras descubres en qué
consiste tu verdadera vocación.
Eso sí, puedes tener la certeza de algo: en el proceso contarás
con la guía y cuidado de Dios. Eso hará la diferencia. Por eso te
invito a establecer una verdadera relación de intimidad con Dios
a través de la Biblia, en comunión con el Espíritu Santo y en el
contexto de una congregación. El Señor siempre ha hecho y se-
guirá haciendo lo que a Él le corresponde. Confía en Dios durante
todo el proceso, obedece su guía, respeta su Palabra, vive en la
gracia que Jesús ganó para ti y te aseguro que, de pie, unos años
en el futuro, mirarás hacia atrás y podrás disfrutar de todo lo que
Dios ha hecho y lo que juntos han logrado. Debes tener completa
certeza de esto.
Es por eso que Pablo acompaña la fe con la esperanza en el
pasaje de la carta a los Corintios que cite anteriormente. Esperar
en Dios no implica una espera sin garantía alguna, como cuando
algunos afirman sin certeza: «¡Ojalá y Dios quiera!». ¡No!, se trata

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

de la completa certidumbre de que, si caminamos de su mano, la


buena obra que Él comenzó en nosotros se irá perfeccionando día
tras día hasta completarse.
Decidirte a dar por terminada la etapa de tu niñez —ese es el
sentido de lo que afirma Pablo— implica entender que ahora se
trata de tu responsabilidad el enfrentarte a la vida. No significa
que estás solo o sola, solo significa que ahora eres completamen-
te responsable por lo que será tu vida de aquí en adelante. Te
aseguro que cuentas con Dios, anhelo que sepas que tienes una
familia que te apoya y espero que tengas una congregación que
te acompañe en este proceso.
Te invito a dejar atrás las expectativas infantiles para com-
prender que hay una parte muy importante en lo que tiene que
ver con tu vocación que te corresponde a ti. De eso se trata este
libro. Quiero hablarte específicamente de algunas cosas especiales
que he descubierto a lo largo de mi vida —primero como estu-
diante universitario, después como hombre de negocios y en los
últimos años como pastor y coach acompañando a otros— acerca
de lo que la Biblia nos enseña sobre cuál es nuestra parte, no
solo en el proceso de descubrir nuestra vocación, sino también de
servir a Dios con ella más allá de nuestras congregaciones.

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TU VOCACIÓN:
UN REGALO
DE DIOS
PARA TI
Si te dan la opción de elegir entre comer el plato de comida que
más te gusta y uno que definitivamente no te gusta, estarás
de acuerdo en que la decisión no requiere de mucho tiempo o
esfuerzo. Elegirás casi sin pensarlo aquello que te gusta. El asunto
es que no todas las decisiones en la vida son tan sencillas, espe-
cialmente cuando se nos presentan opciones igualmente validas o
atractivas en un tema en particular. O también cuando nos vemos
avocados a tomar decisiones frente a asuntos sobre los cuales no
tenemos experiencia, no nos hemos formado una opinión precisa,
o francamente sentimos que no estamos preparados para asumir-
las. Cuando abordamos el tema de nuestra vocación podemos en-
contrarnos frente a un escenario que genera gran incertidumbre.
Frente a esto no podemos simplemente desanimarnos y perder
el protagonismo de nuestra vida al postergar decisiones impor-
tantes o, peor aún, no tomándolas, o permitiendo que otros lo
hagan por nosotros. La opción que una persona madura tomará

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

será la de investigar, formar una opinión personal basada en con-


vicciones propias y avanzar a través de la vida con cada decisión
que tome.
La vida es un continuo proceso de toma de decisiones que nos
llevan a convertirnos en las personas que llegamos a ser en nues-
tro futuro. Algunas de esas decisiones parecen más triviales que
otras, pero todas sumarán algo para definir el tipo de persona
en la cual terminamos convirtiéndonos. De allí la importancia de
encarar la vida en esta etapa que estás viviendo con una actitud
responsable y una total confianza en Dios. Piensa en esto: si quie-
res llegar a ser una persona saludable físicamente, deberás decidir
bien sobre tus hábitos alimenticios, de ejercicio y de descanso en
esta época de tu vida.
El premio nobel de medicina Joseph Goldstein afirmó alguna
vez que «el hombre pasa la primera mitad de su vida estropeán-
dose la salud, y la segunda mitad curándose». No puedes simple-
mente desentenderte de tu salud física y esperar que tu cuerpo se
mantenga saludable. Lo mismo sucede con cualquier aspecto de
tu vida. Las decisiones que hoy tomes —o no— afectarán y confi-
gurarán el tipo de persona que serás en lo espiritual, lo emocional
y lo profesional, solo por nombrar algunas áreas. Eres responsable
por ti mismo y ante ti mismo. No le haces un favor a otros cuan-
do te preparas y tomas las decisiones correctas sobre tu vida. Te
lo haces a ti. Cuando no lo haces, te estas saboteando a ti mismo.
La opinión y consejo de otros tienen su lugar apropiado en la vida
de toda persona, pero nunca olvides que eres responsable ante ti
por lo que hagas de tu vida.
Pero, sobre todo, eres responsable ante Dios por lo que hagas
con tu vida. ¿Por qué? Porque es Dios quien te creo y te dio el
regalo de vivirla. La Biblia nos enseña:

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

«Tú hiciste todas las delicadas partes internas de mi cuerpo y


las uniste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por haberme hecho
tan admirable! Es admirable pensar en ello. Maravillosa es la
obra de tus manos, y eso lo sé muy bien». (Sal. 139:13-14).
Las afirmaciones del escritor de este salmo no obedecen a un
deseo de autoexaltación personal ni tampoco tienen un propó-
sito automotivacional, sino que son una expresión de la gratitud
que el autor siente hacia Dios por la vida misma, por la persona
que Dios ha hecho de él. Esto genera en el salmista un sentido de
responsabilidad frente al regalo de la vida que le ha sido dada,
llevándole a afirmar más adelante: «Examíname, Dios (…) pruéba-
me (…) y guíame por la senda de la vida eterna» (Sal. 139:23-24),
con el fin de mantenerse fiel al regalo que ha recibido.
La vida es un regalo de Dios. Todo lo que ella implica: respirar,
pensar, amar, soñar, trabajar, emprender, esforzarse, e incluso tu
vocación, es un regalo que Dios te concede. Por eso debes decidir
cómo la vas a vivir. Debes decidir si tu vida será una expresión de
autoexaltación y egocentrismo o si será, como el salmo te invita a
orientarla, una continua expresión de adoración hacia Aquel que
te la concedió. Si la vida es un regalo de Dios, lo que hagas con
ella es tu regalo para Él.
Ten cuidado de no caer en la trampa de pensar que vivir para
Dios implica vivir en una forma que no te agradará o que no será
tan satisfactoria como quisieras. He escuchado a jóvenes pre-
guntarme con mucha incertidumbre, no sólo en lo referente a su
vocación, sino también frente a otros temas: «¿Y si lo que Dios
desea no es lo que yo deseo?». Esta es una pregunta legítima de
alguien que está en proceso de descubrir el verdadero carácter
del Dios que se revela en la Biblia.

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Se ha promovido una imagen equivocada acerca de Él, de la


Escritura y de la vida cristiana en general. Esta imagen transmite
la idea de que, por lo general, quienes siguen las enseñanzas de la
Biblia están obligados a vivir un estilo de vida aburrido, despro-
visto de libertad y desconectado de la realidad del ser humano
de nuestro tiempo. Nada más equivocado que esto. Esa imagen
es tan solo una distorsión del cristianismo. Necesitamos revisi-
tar las páginas de la Biblia, y nuestros conceptos cristianos y no
cristianos, pidiendo al Espíritu Santo que nos permita descubrir la
emocionante vida que Jesús prometió cuando dijo: «Yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».
(Jn. 10:10).
La palabra que ha sido traducida al español como abundancia,
es la palabra griega perissós. Ésta nos habla de algo que no se
encuentra de manera ordinaria, es decir que es extraordinario.
La palabra se refiere a algo que es extraordinario en cantidad
(superabundante) así como también en calidad (superior). La vida
que Dios nos prometió va más allá de todo lo que podamos ima-
ginar, de ahí la importancia de vivir esa vida con Jesús, quien dijo
también: «Si están separados de mí no pueden hacer nada». (Jn.
15:5). No quería decir que el ser humano no pueda hacer muchas
cosas, incluso muy buenas, si no tiene una relación con Jesús. Lo
que quería indicar es que por bueno que se considere algo que el
ser humano pueda hacer, nunca será tan extraordinario en cali-
dad y cantidad, como lo que puede ser cuando ese ser humano
vive su vida para Jesús.
Así que tu vocación es un regalo de Dios para ti y forma parte
de esa vida abundante, extraordinaria que Él desea que disfrutes.
Es por eso que es tan importante que te tomes el tiempo para
pensar responsablemente acerca de ella, que te esfuerces por

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

descubrirla y te comprometas con su desarrollo para honrar a


Aquel que te la regaló.
John Piper, pastor, teólogo y autor estadounidense, ha acuñado
un concepto que me ha cautivado por años. Es el concepto del
«hedonismo cristiano». Lo que Piper sostiene es que el objetivo
final de Dios en el mundo, que es su gloria, y nuestro deseo más
profundo, el ser felices, son uno solo, porque Dios es glorificado
en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él. Por lo tanto,
nuestra búsqueda de la alegría y propósito en Él es esencial. Piper
ha afirmado que la vida cristiana debería ser la búsqueda de la
máxima alegría en Dios, alegría tanto en calidad como en cantidad
que, a mi modo de ver, se da cuando alineamos nuestros deseos
con su voluntad buena, agradable y perfecta como lo indica la Bi-
blia cuando afirma: «Deléitate en el Señor. Así él te dará lo que tu
corazón anhela. Encomienda al Señor todo cuanto haces, confía
en que él te ayudará a realizarlo, y él lo hará». (Sal. 37:4-5).
Tu vocación, el regalo de Dios para tu vida, debe ser algo que
traiga propósito y alegría a tu vida y que traiga honor y exaltación
para Dios. Ese regalo que Dios te ha dado y que estás descubrien-
do o estás por descubrir, traerá una satisfacción extraordinaria
a tu vida si lo usas como una continua muestra de adoración al
Señor mientras disfrutas cada día de la oportunidad de ejercerla.
No pienses que tu vocación será algo que no vas a disfrutar y que
tendrás que ejercerla porque «tienes» que ser obediente a Dios. No
tengas miedo de permitirle a Dios guiar este proceso de descu-
brimiento o afirmación de tu vocación. No pienses que cuando le
digas a Dios, «Señor, aquí estoy listo para que me guíes a descubrir
la vocación de mi vida, que se haga tu voluntad», Él estará allí di-
ciendo: «¡Tú lo dijiste, que se haga mi voluntad!», y te guiará a una
vida que no disfrutarás y para la cual Él no te creó.

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Ese no es el Dios de la Biblia, no es el Padre que Jesús nos


presentó. En mi país hay un dicho popular que algunos padres
utilizan para reprender a sus hijos cuando estos últimos creen
saber más que ellos en ciertos temas. Ellos dicen: «Hijo, ¡no le
enseñe a su papá a hacer hijos!». Lo escribo hoy con una sonrisa,
aunque cuando mis padres lo usaban no me causaba tanta gracia.
Sin embargo, con el tiempo descubrí, como muchos otros, que
mis padres tenían algo más de experiencia, sabiduría y conoci-
miento que yo en muchos temas. Lo mismo sucede con Dios. Él sí
que tiene mucha más sabiduría y conocimiento de la vida y de ti
de lo que puedes imaginar.
Así que recuerda: no trates de enseñarle a Dios cómo llevar tu
vida y lo que es mejor para ti, o peor aún, no llegues a ignorarlo
mientras avanzas hacia tu madurez, creyendo que tú sí sabes qué
hacer con tu vida. Permite que sea Dios quien dirija tus pasos,
quien te guie a descubrir el hermoso regalo que diseñó para ti y
que llamamos tu vocación. Estoy seguro de que de esa manera
podrás encontrar una vida extraordinaria en todos los aspectos
y de que llegarás a disfrutarla tanto que ni aun los momentos
difíciles, que de seguro enfrentarás, podrán quitarte la motiva-
ción para seguir adelante. Entonces habrás convertido tu vida, tu
vocación en un regalo para Dios de manera que traigas honor y
gloria a su Nombre.

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VOCACIÓN,
¿DE QUÉ
ESTAMOS
HABLANDO?
Hasta este momento hemos usado en varias ocasiones el término
«vocación». Pero en realidad, cuando se plantea la necesidad de
descubrir cuál es tu vocación, ¿a qué me estoy refiriendo con-
cretamente? ¿Se trata acaso simplemente de descubrir cuál es la
profesión que debes escoger hoy para dedicarte a ella el resto de
tu vida? No exactamente. La palabra profesión tiene que ver con
el oficio o la ocupación que alguien ejerce y por la cual recibe
una remuneración. Estoy seguro de que es importante entender
cuál será tu profesión u ocupación en el futuro, pero te puedo
asegurar que es aún más importante determinar tu vocación,
ya que ella determinará no solo la profesión u ocupación —u
ocupaciones— que desempeñes, sino la manera, la motivación
y el sentido de la misma, así como los resultados que obtengas
cuando lo ejerzas.
La palabra vocación proviene del latín «vocatio», que significa la
acción de llamar. Ésta involucra dos realidades. La primera es que

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Dios en su absoluta soberanía hace un llamado a un ser humano.


La segunda es que este ser humano, de acuerdo con la libertad
que le ha sido dada, responde positivamente a ese llamado. El
concepto de vocación abarca entonces un llamado que tiene
lugar por iniciativa divina, en el que Dios invita al ser humano a
unirse a Él para cumplir un propósito, y abarca también una res-
puesta de ese ser humano, que implica la dedicación voluntaria
de su existencia a un quehacer o quehaceres particulares y que
involucra también la elección de un estilo de vida determinado.
Voy a explicar más este concepto a continuación.
Si buscas la palabra vocación en las traducciones modernas
de la Biblia te llevarás una sorpresa: no está. Tendrás que recu-
rrir a traducciones más antiguas para encontrarla y te adelanto
que no la hallarás con mucha frecuencia. ¿Significa eso que la
Biblia guarda silencio en cuanto a un tema tan importante como
este? Definitivamente no. La Biblia habla en múltiples ocasiones
acerca del concepto al que nos referimos como vocación. Ya en el
Antiguo Testamento encontramos términos que, dependiendo de
su contexto, nos permiten enmarcar la idea de la vocación dentro
de una perspectiva divina. Lo que ocurre es que los traductores de
la Biblia han tomado los vocablos y expresiones provenientes del
hebreo y del griego y los han traducido con otras palabras e ideas
equivalentes, dependiendo del contexto bíblico.
Encontrarás una clara asociación con el concepto de vocación
que he desarrollado anteriormente en libros como Éxodo, Núme-
ros o Levítico, en relación con la consagración de Aarón y de sus
hijos como sacerdotes, así como de los miembros de la tribu de
Leví a tareas relacionadas con el cuidado espiritual del pueblo de
Israel y con todo lo relacionado con la vida religiosa de la nación.
Esta era una tarea vital y sagrada dentro del plan de Dios y era

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

todo un privilegio el desempeñarla. Pero ninguna persona fuera


de la familia de Aarón y sus descendientes o de la tribu de Leví
podía ejercerla.
Con el paso de los años el énfasis sagrado de dicha tarea y la
exclusividad de la misma, llevó al surgimiento de una mentalidad
que nos ha influenciado hasta nuestros días y que ha llevado a
establecer una marcada diferencia entre el ámbito de lo sagrado
y el ámbito de lo secular. Este pensamiento ha sido tremenda-
mente nocivo para la iglesia de nuestro tiempo. Esta idea consi-
dera sagrado lo que se hace un fin de semana en el contexto de
una iglesia, pero coloca la acción diaria bajo la perspectiva y las
normas de un mundo altamente secularizado. Considera sagra-
da la predicación de la Biblia desde un púlpito, pero sitúa a la
profesión o la ocupación dentro del ámbito de lo secular bajo las
reglas de la cultura vigente de los negocios, las artes, la políti-
ca, los deportes o cualquiera que sea el área en la que ésta se
desempeñe.
Otorga un carácter sagrado a los cantos que denominamos
de alabanza y adoración a Dios durante los servicios de fin de
semana, pero descuida la manera de hablar, lo que se escucha,
ve y experimenta fuera del contexto eclesiástico, y no considera
que la vida diaria tenga mucho que ver con la adoración que se
debe ofrecer a Dios. Este tipo de pensamiento considera como
muy sagrado lo que se hace como parte del servicio a otros en
nuestras congregaciones o cuando se envía a alguien en «misión»,
pero no considera como sagrado el cuidado y servicio que con
amor se debe brindar a los miembros del hogar o de la sociedad.
Esto puede explicar en parte por qué hoy en Latinoamérica somos
testigos del crecimiento significativo del número de personas que
se identifican como cristianas, mientras que la injusticia social, la

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

inmoralidad y el resquebrajamiento de la familia alcanzan niveles


alarmantes en nuestros países.
Esta mentalidad de lo secular en contraste con lo sagrado ha
divido a los creyentes entre sacerdotes y laicos, asumiendo que
solo los primeros han recibido un llamado divino, mientras que
los segundos deben conformarse con ser espectadores del obrar
divino y encontrar por su cuenta una profesión u ocupación que
satisfaga sus propias necesidades y anhelos, dedicándose a cumplir
con lo que se espera de los buenos cristianos, pero dejando muchas
veces la responsabilidad de hacer avanzar al Reino de Dios al grupo
selecto que se supone que ha sido llamado para ello.
A la luz de la Biblia tal división no existe ya que, como clara-
mente el apóstol Pedro escribió, cada creyente es parte de una
familia escogida de sacerdotes reales, una nación santa que le
pertenece a Dios, y que ha sido llamado con un propósito claro:
el de proclamar las obras maravillosas de Aquel que le llamó de
las tinieblas a su luz maravillosa (1 Pe. 2:9). Debo reconocer que
en algunos sectores del protestantismo y de lo que se conoce
como el evangelicalismo latinoamericano, se han hecho esfuer-
zos por cambiar esa mentalidad, pero considero que éstos son
insuficientes.
Estoy convencido de que se requerirá un trabajo que aborde
el ser, el hacer y el saber de los creyentes en una forma com-
prehensiva y consistente, con un enfoque especial en las nuevas
generaciones, si es que se pretende cambiar aquello que está
tan arraigado en el inconsciente colectivo religioso de nuestros
pueblos, que fue puesto allí por el tipo de evangelización del que
fuimos objeto en nuestros países, y que ha sido reforzado por una
cultura que privilegia la comodidad por encima del servicio a los
demás.

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Esa mentalidad de lo secular en contraste con lo sagrado no


tiene un sustento bíblico. Por más que algunos quieran encon-
trarlo en el sistema religioso del Antiguo Testamento, deben en-
tender que, a pesar de la dedicación de algunas personas al oficio
sacerdotal de la religión hebrea, ni siquiera en aquellos tiempos
Dios consideró la vocación como algo exclusivo de una casta de
gente especial dedicada a ciertas tareas catalogadas como sagra-
das. Hacer tal diferenciación priva al mundo de experimentar el
impacto que Dios puede traer a esta tierra para beneficiar al ser
humano y a su creación.
Cuando Dios llamó al pueblo de Israel para que fuera una
nación santa, no estaba llamando solo a un grupo de sacerdotes
a que lo fuera, estaba llamando a cada individuo de esa nación
a ser santo. Estaba haciéndoles un llamado a cumplir con un
propósito particular y esperaba una respuesta de todo su pueblo.
Esperaba que cada persona descubriera su vocación no solo como
pueblo sino a nivel individual.
El llamado a la santidad no era un llamado a «no hacer cosas»,
como desgraciadamente se ha entendido en muchos sectores
dentro y fuera del cristianismo. Era un llamado a convertirse en el
tipo de personas, en el tipo de nación que, a través de sus deci-
siones, de sus acciones, de sus ocupaciones, de sus profesiones y
de un estilo de vida muy especial, hiciera que las naciones que no
conocían a Dios se preguntaran: «¿Qué otra nación es tan sabia y
prudente como Israel?», y así ellos podrían contestar, «¿Qué otra
nación, grande o pequeña, tiene a Dios entre ellos como el Señor
nuestro Dios está entre nosotros siempre que lo invocamos?».
(Dt. 4:6-7).
Puedo afirmar con total convicción que Dios enmarcó cada
tarea, cada oficio, cada ocupación de su pueblo en el Antiguo

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TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Testamento dentro del marco de lo que podemos considerar


como sagrado, es decir, algo que merece un respeto excepcional y
que debe hacerse de la manera más excelente pues está dedicado
a Dios y a cumplir con sus propósitos.
Max Weber, en su obra La Ética Protestante y El Espíritu del
Capitalismo  [1], aborda muy acertadamente esta concepción bí-
blica de los oficios humanos, describiendo una mentalidad hebrea
en donde lo sagrado no se limita a lo que comúnmente enmarca-
ríamos como los oficios religiosos, sino que abarca todo quehacer
humano para la honra de Dios. Déjame enfatizarlo nuevamente:
no hay esferas del quehacer humano que no deberíamos consi-
derar como sagradas. Ese ha sido el problema fundamental: creer
que hay cosas que podemos dedicar a Dios y otras que no. Un
creyente genuino es movido por un llamado divino y el cien por
ciento de su vida ha de responder a ese llamado. Esa respuesta,
esa inclinación a desarrollar el plan de Dios a través de nuestra
profesión, de nuestra ocupación es lo que llamamos nuestra
vocación.
Si vas a encontrar y disfrutar de tu vocación, debes renovar
tu forma de pensar con la guía del Espíritu Santo. Yo tuve que
hacerlo. Por mucho tiempo viví bajo la influencia del tipo de
pensamiento que hace una marca entre lo secular y lo sagrado
en la vida del creyente. Vine a tener un encuentro con Jesús muy
temprano en mi vida después de una adolescencia muy desor-
denada y en un momento en el que mi familia se quebraba por
completo. Estaba tan roto, vacío y agobiado que cuando Jesús
vino a mi vida, me perdonó y comenzó a restaurarme, me volqué
por completo a buscarlo.

 [1]    Max Weber, Obras Selectas. La Ética Protestante y El Espíritu del Capitalismo (Bue-
nos Aires: Distal, 2003), págs. 87-106.

22
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Recuerdo con mucha emoción esos primeros años. Tenía tantos


deseos de aprender acerca de Él que pasaba horas leyendo la Bi-
blia. Nadie tenía que levantarme temprano para tener mi tiempo
devocional, sino que me despertaba solo o como me gusta decir,
sentía su presencia de manera tan real que no podía quedarme
acostado. Me involucré en todo cuando pude en la congregación
de la que llegué a ser parte. Me vinculé con el servicio como ujier,
asistía a todas las reuniones de jóvenes, no faltaba a ninguna
reunión congregacional incluidos los ayunos y los tiempos de
oración. Descubrir no solo a Dios, sino también el regalo de su
iglesia, fue algo precioso para mí. Descubrir verdaderas amistades,
pasar tiempo con personas que entendieran lo que vivía y que me
acompañaran en mi proceso de crecimiento espiritual, fue algo
hermoso.
En aquel momento estoy seguro de que recibí un llamado
de parte de Dios. Sin embargo, hoy puedo comprender que no
entendí concretamente cómo se llevaría a cabo ese llamado en
mi vida. Así que decidí ingresar al Instituto Bíblico y luego a la
Facultad de Ciencias Religiosas en mi congregación, con el fin de
prepararme para el día en el cual le serviría «tiempo completo» al
Señor. Mientras todo esto sucedía, cursé mi pregrado en Ingenie-
ría Electrónica. Al graduarme, encontré un trabajo muy bueno
en una compañía multinacional llamada Unisys, en la que pude
ejercer una ocupación que consideraba como «secular» mien-
tras esperaba que llegara el tiempo de servir al Señor «tiempo
completo».
Debo decir que disfruté mucho ese trabajo, lo ejercí con dedi-
cación y excelencia y el Señor prosperó todo lo que hice. Tuve la
oportunidad de compartir las buenas nuevas de Jesús con muchas
personas y vi fruto en varias de ellas a lo largo de los años. Como

23
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

resultado de mi ejercicio profesional recibí una tremenda oferta


laboral por parte de Microsoft. Fue una gran alegría para mí, ya
que se me presentaba una oportunidad de avanzar en lo profe-
sional y lo financiero trabajando para una de las compañías más
importantes del mundo. Sin embargo, aunque llevaba a cabo mi
trabajo con la misma entrega y excelencia con la que siempre he
considerado que debe actuar un creyente en Jesús, en mi interior
tomaba lugar una lucha.
Mi nuevo trabajo ahora me llevaba a estar muy ocupado. En
aquella época conocí a la mujer maravillosa que hoy es mi esposa.
Así que me vi obligado a balancear mejor todas las ocupaciones
en mi vida, lo que significó dejar a un lado algunas de las respon-
sabilidades de servicio en mi congregación. Pasaban los meses y
Dios prosperaba mi trabajo en maneras que nunca imaginé. Ahora
tenía más responsabilidades en la compañía, viajaba más y de
alguna manera sentía que me alejaba de mi llamado. Mi idea de
servir «tiempo completo» a Dios dentro de la congregación ahora
se veía lejana.
Sin darme cuenta había fusionado mi llamado con el concepto
que tenía de lo que era una ocupación que consideraba sagrada,
pero no había comprendido aún este concepto que te planteo
como vocación. Recordaba las palabras de Jesús, «¡Es tan grande
la mies y hay tan pocos obreros! (…) Pidan que el Señor de la
mies consiga más obreros para sus campos» (Mt. 9:37), y le decía
a Dios: «Yo quiero ser tu obrero, ¿por qué no veo posibilidades de
dedicarme a tu obra «tiempo completo» y, por el contrario, veo
cada día más oportunidades de crecer en este ámbito secular?».
¿Te das cuenta de cuán influenciado estaba por la mentalidad de
lo secular en comparación con lo sagrado? Tenía la idea de que
el llamado de Dios estaba restringido a ciertas ocupaciones que
consideraba como sagradas.

24
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Aunque hoy mi mentalidad ha cambiado, en aquel momen-


to era algo doloroso. Incluso recuerdo algo que pensé antes de
conocer a Johana, mi esposa, y que voy a compartir contigo, pero
eso sí, te pido que se quede entre nosotros. Había sufrido una
desilusión amorosa muy fuerte. Lo menciono por que hoy me doy
cuenta de que había conectado esa relación con mi idea de servir
a Dios a «tiempo completo». Aunque nadie dentro de mi congre-
gación había hecho una afirmación explícita al respecto, se daba
por entendido que, si alguien iba a servir a Dios allí en ciertas
tareas, debía estar casado. Así que cuando mi relación amorosa
terminó, pensé que mi posibilidad de servir a «tiempo completo»
se estaba alejando.
Recuerdo que en un día de mucha tristeza en el que pensaba
que ya no quería involucrarme en ninguna relación sentimen-
tal, le dije a Dios: «Si no puedo servirte aquí en mi congregación
porque no estoy casado, envíame de misionero a algún lugar
en donde yo pueda cumplir con el llamado que me has dado».
Agradezco a Dios que no respondió esa oración. Fueron muchos
años de pensar de esta manera y, aunque en mi congregación los
sermones y enseñanzas motivaban a las personas a continuar es-
tudiando y a desarrollarse profesionalmente, el ambiente general
de la iglesia, su forma de operar y su organización no estaban
pensados —salvo casos muy particulares— para ayudar a conectar
este concepto vocacional de una manera más amplia y completa.
Pero llegó aquel día en el que Dios comenzó a renovar mi en-
tendimiento con respecto a este tema. Lo recuerdo bien. Llega-
ba a la iglesia como cualquier otro domingo y un amigo se me
acercó y comenzó a hablarme de la equivocación que cometía-
mos al pensar que servir a Dios «tiempo completo» estaba res-
tringido a lo que hacíamos dentro de la congregación en algunas

25
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

ocupaciones particulares. Mi amigo solo comenzó a hablar, yo no


le planteé el tema. Él estaba seguramente lidiando con la misma
idea tal como yo venía haciéndolo, pero por encima de todo Dios
estaba hablándonos a los dos para cambiar nuestra perspectiva.
Todo cambió en ese momento para mí. Mi trabajo tomó una
nueva dimensión y pude disfrutarlo al máximo, tanto es así
que los resultados vinieron y fui contratado por otra importan-
te compañía, Intel, en donde mi carrera profesional alcanzó su
mejor momento. Hice estudios de especialización en mercadeo y
las compañías para las que trabajé invirtieron en mí para desa-
rrollarme en el área de la alta gerencia. Dios me hizo entender
que yo le había servido tiempo completo desde el día en que le
conocí y que sin darme cuenta me había ayudado a encontrar no
solo mi vocación sino a darle forma a la misma. Había servido a
Dios tiempo completo dentro y fuera de la congregación y en el
proceso Dios me había dado experiencias, recursos y oportunida-
des de llevar a cabo su llamado. Es de eso de lo que trata el resto
del libro. Pero antes de avanzar quiero dejar bien sembrada esta
semilla en tu interior.
Así como en el Antiguo Testamento, Dios hoy también desea un
pueblo que entienda su llamado y su propósito. Un pueblo cuya
vocación —entendida no solo como el llamado de Dios, sino como
la respuesta que el pueblo da—, se oriente a cumplir con los pro-
pósitos divinos a través de todo tipo de ocupaciones y de la vida
entera de ese pueblo. Es por esto que el apóstol Pablo escribió
inspirado por el Espíritu Santo, «Yo, pues, que estoy prisionero
por servir al Señor, les ruego con todo cariño que se comporten
como es digno de los que han sido llamados por Dios». (Ef. 4:1).
La versión Reina Valera 1960 lo traduce así, «… os ruego que an-
déis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados».

26
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

La palabra que se traduce como «vocación» en la Reina Valera,


o llamamiento, es la palabra griega klésis, que tiene dos sentidos
básicos. El primero se refiere a una invitación por parte de Dios
a experimentar un privilegio especial, una responsabilidad. El
segundo: una posición que una persona tiene, una condición que
esta persona ostenta. En el sentido más básico del contexto de la
carta a los Efesios, entonces, se refiere a la responsabilidad que
tenemos de proclamar a Cristo con nuestra vida misma y asumir
el privilegio que se nos ha concedido como creyentes de ser parte
del plan y los propósitos divinos, con el objetivo de extender el
Reino de Dios y alcanzar al mundo con el mensaje y las acciones
del evangelio.
Se trata del llamado de alcanzar al mundo con nuestra voca-
ción y esto necesariamente significa servir a Dios más allá de los
templos. Significa dedicar nuestra vida completamente, dentro y
fuera de las congregaciones, para alcanzar al mundo para Jesús.
De eso se trata tu vocación. De un llamado no solo general, sino
particular que Dios te hace para que te unas a Él en el propósito
de establecer su Reino. Se trata de un privilegio que Dios concede
a quienes somos sus hijos. Yo respondí afirmativamente a ese lla-
mado años atrás y creo que es la mejor decisión que pude tomar.
Ha sido extraordinario en calidad y cantidad de experiencias, co-
nocimiento, oportunidades, etc. Hoy Dios te hace esa invitación,
te extiende ese privilegio. ¿Cuál será tu respuesta a ese llamado?
¿Asumes esta hermosa responsabilidad y privilegio como creyente
en Jesús? Entonces, descubramos cómo hacerlo.

Dándole forma a tu vocación


Para este momento espero que entiendas que, como todos los
creyentes, tienes un llamado a extender el Reino de Dios en esta

27
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

tierra. No es necesario que llegue un profeta de Dios y en medio


de una multitud te señale, te invite a pasar delante de tu con-
gregación y te diga que lo tienes para que sea una realidad. No
descarto que eso pueda suceder, pero si necesitas que alguien te
lo diga, pues bueno, te lo digo en este momento: tú tienes un
llamado de Dios.
Ese llamado particular para tu vida se enmarca dentro del
gran llamado que el Señor ha hecho a todos los creyentes, pero
toma una forma particular en ti. Esa forma es tu vocación, que
toma en cuenta el llamado personal de Dios para ti y la respuesta
voluntaria que tú das a ese llamado, orientando tu vida hacia un
estilo de vida y una ocupación determinada. Así que a la profe-
sión, ocupación u ocupaciones que decidas seguir en tu vida, les
llamaremos en adelante la forma de tu vocación.
Toda vocación se encarna, toma forma a través de una ocu-
pación. Es decir, tu llamado ha de hacerse concreto, tangible a
través de la forma de vida y trabajo que escojas en esta tierra.
La vocación no está limitada, como lo hemos discutido, a cier-
tas ocupaciones que tradicionalmente hemos considerado como
sagradas, sino que puede materializarse en todas y cada una de
las profesiones que han ocupado, ocupan y ocuparán los seres
humanos a lo largo de la historia.
Este planteamiento puede generar en ti algo de ansiedad al
entender que, a la complejidad de escoger una profesión para
el resto de tu vida, ahora debes sumarle el hecho de pensar en
cómo esa profesión encaja dentro del llamado que Dios tiene
para ti. No te angusties, no es tan complejo o indescifrable como
podría parecer.
Quiero proponerte un marco de reflexión para que puedas
identificar y comenzar o continuar con el proceso de darle forma

28
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

a tu vocación bajo la guía de Dios y su Palabra. Este marco lo


he desarrollado a lo largo de los años y es el producto de mi
reflexión personal, así como de lo que he aprendido de otras per-
sonas que han hablado sobre este tema tanto dentro como fuera
del ambiente cristiano. Ten en cuenta que de manera consciente
he acotado el alcance de este libro para darte una base sólida
que te permita identificar tu vocación y tomar decisiones que
incluso pueden impactar aspectos tan importantes de tu vida
como tu estudio y tu ocupación. Sin embargo, como lo mencio-
né al comienzo, este es un proceso en el que necesitarás tiempo
de oración, reflexión, investigación y, por qué no, la búsqueda
de consejo o asesoría por parte de personas que tengan cierta
experiencia en el asunto, como pueden ser tus padres, pastores y
líderes espirituales e incluso especialistas en la materia.
En los próximos cuatro capítulos desarrollaremos este marco de
reflexión el cual incluye cuatro ingredientes que te ayudarán a
darle forma a tu vocación: tu diseño, tu banda sonora, la exten-
sión del Reino como el propósito de tu vocación y la importancia
de hacer todo siempre a la manera de Dios.

29
RECONOCE
TU DISEÑO
Hace años, cuando aún vivía en casa con mis padres, teníamos un
perro de raza Labrador llamado Nicanor (un nombre muy bíblico
que quisimos darle a un perro en casa de cristianos). Vivía en una
casa en la ciudad y sus paseos se limitaban al potrero que queda-
ba muy cerca. Solo conocía el agua que tomaba y aquella con la
que eventualmente lo bañaban. Un día la familia salió de paseo a
un lugar en donde había un lago y cuando el perro tuvo la opor-
tunidad se lanzó al agua para buscar algo que había caído allí.
Sé que en general todos hemos dicho que alguien «nada como
un perro» o alguien ha dicho eso de nosotros, lo que aún para la
mente menos suspicaz puede significar que a los perros les gusta
nadar, así que puedes estar preguntándote, ¿qué tiene de extraor-
dinario lo que hizo Nicanor –o sea mi perro— y qué tiene que ver
eso con mi vocación? Ya te lo explicaré, solo déjame terminar la
historia. Me pregunté por qué este perro parecía no solo disfrutar
de lanzarse al agua sino de ir en busca de algo que había caído
allí. Me di a la tarea de investigar sobre la raza y aprendí que el
Labrador actual es descendiente de una raza denominada «perros
de agua», que fue importada a Inglaterra en el siglo XIX, y cuyos
ejemplares fueron utilizados por los pescadores de ese tiempo

30
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

para recoger peces los muertos que se salían de las redes en


aguas que eran demasiado frías para que las personas se lanzaran
a buscarlos.
Con el tiempo esos perros fueron cruzados con otras razas y
dieron origen a este hermoso perro que conocemos como La-
brador Retriever [1]. Así que Nicanor estaba genéticamente pre-
dispuesto a hacer lo que hizo. Había sido diseñado para sentirse
cómodo saltando al agua y nadando. Lo mejor de todo era que
disfrutaba cumplir con un propósito: buscar algo que alguien le
pedía que trajera.
Aunque las razas actuales de perros son el producto de la ma-
nipulación humana, también podemos apreciar en la creación tal
tipo de diseño. Podría darte muchos ejemplos de cómo el diseño
de un animal o una planta determina su función en la creación.
Dios les creo con un propósito. Estos hermosos seres sólo tienen
que vivir de acuerdo con su diseño para cumplirlo. Si esto es así,
¿por qué debería ser diferente con los seres humanos? ¿Por qué
debería ser diferente con los creyentes? ¿Por qué debería ser
diferente para ti? Dios en la creación nos ha dejado un tipo de
sabiduría que debemos apreciar y de la cual podemos y debemos
aprender.
Hace años, cuando el futbolista colombiano Radamel Falcao
García era un niño, recuerdo haber escuchado a mi pastor de
jóvenes, un exjugador de futbol argentino llamado Silvano Espín-
dola, decir de él: «Este pibe va a ser uno de los mejores jugadores
del mundo, tiene un talento sorprendente». El resto es historia.
Es muy probable que hayas escuchado de sus logros, incluyendo
sus nominaciones al balón de oro y su elección como parte del
equipo ideal de la FIFA en el año 2012. Dios diseñó a Falcao de

 [1]    Retriever es una palabra del inglés que puede ser traducida como recuperador.

31
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

una manera especial y le dio talentos naturales que ha explotado


a lo largo de su vida beneficiándose él, dando gloria a nuestro
Dios y ayudando a extender su Reino en esta tierra. Esos talentos
fueron evidentes en él desde muy temprano en su vida. Falcao
los desarrolló con la ayuda de personas que creyeron en él hasta
desarrollarse como el gran deportista que es hoy.
Quiero decirte que Dios te ha dado unos talentos naturales que
hablan de tu propósito. Es necesario despojar de misticismos este
asunto del llamado. Como lo escribí antes, debes depender abso-
lutamente de Dios para descubrirlo, pero esa dependencia tam-
bién significa confiar en los talentos naturales con los que Dios te
dotó para este mundo y trabajar para potenciarlos de manera que
honren a Dios y extiendan su Reino. Darle forma a tu vocación
requerirá que entiendas que tus talentos son regalos innatos que
hacen de ti una persona única e incomparable, con habilidades
especiales para hacer ciertas cosas más fácil y felizmente. [2]
Estos talentos son diferentes de los conocimientos que has
adquirido o adquirirás. Tampoco me refiero a las áreas de inte-
rés por las que te irás inclinando a lo largo de tu vida. Se trata
de esos talentos naturales que constituyen tu huella particular.
Debes ser consciente que, así como tu huella dactilar es diferente
de la de cualquiera de los miles de millones de individuos que
habitan la tierra hoy, o que la han habitado en el pasado, o que
llegarán a habitarla en el futuro, tú tienes un diseño único dado
por Dios para ti. Este pensamiento es para mí no sólo cautivante
sino transformador. Debes enfocarte en quién eres, no en quién
no eres. Debes enfocarte en los que Dios te dio a ti y no en lo que
les dio a otros. El primer paso para darle forma a tu vocación es

 [2]    Nicholas Lore, Now What? The Young Person´s Guide To Choosing The Perfect Ca-
reer (New York: Fireside, 2008), cap. 16, sec. «Natural Talents», párr. 4.

32
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

abrazar quien eres, es amar quien eres, es disfrutar de tu huella


personal.

Es tiempo de derrotar el sentimiento


de inferioridad
Quiero dedicar unas palabras para aquellos que han lidiado con
un sentimiento de inferioridad a lo largo de sus vidas. Si ese es
tu caso espero traer una perspectiva nueva y refrescante acerca
de quién eres. Si no es tu caso, quiero que leas con detenimiento
para que puedas entender a otros que pueden estar lidiando con
este asunto.
El sentimiento de inferioridad no aparece de la noche a la
mañana, sino que se desarrolla desde muy temprano en nuestra
infancia. A veces sucede porque la persona ha sido objeto de una
educación extremadamente autoritaria bajo la cual nunca llega
a sentirse apreciada o aceptada; la persona siente que nada de lo
que hace es suficiente para aquellos a quienes ama, por lo tanto,
va por la vida tratando de demostrar a otros su valor, viviendo de
manera insegura y, en últimas, perdiendo su autoestima.
Si una educación en extremo autoritaria influye para desarro-
llar este sentimiento, lo hace también el otro extremo de la edu-
cación, es decir, aquella que es demasiado consentidora y hasta
sobreprotectora. La persona no aprende el respeto por los demás,
no acepta ningún tipo de límite y nunca aprende a valerse por sí
misma. Como consecuencia, cuando se enfrenta a la vida en co-
munidad enfrenta el rechazo de aquellos que no están dispuestos
a cumplir sus caprichos o a encargarse de sus necesidades como
sucedía en su hogar. Eso genera la sensación de que algo está mal
en ella.

33
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Como mecanismo de defensa podría llegar a aislarse, pero tam-


bién podrá desarrollar lo que los especialistas llaman el «complejo
de superioridad» para defenderse. En el fondo será una persona
insegura, pero en el exterior querrá demostrar que está al control
de toda situación.
Podrás preguntarte: «Pero si yo no viví ninguno de los dos
extremos, entonces, ¿por qué lucho con este sentimiento de
inferioridad?». La respuesta podría estar relacionada entonces
con el contexto en el que te ha tocado vivir. Un factor clave es
el entorno escolar en el que crecemos, pues éste puede ser cruel
ante la diferencia y no valorar ciertos talentos y estilos de per-
sonalidad, mientras que puede premiar lo que el entorno valora
como lo deseable. Lo explico con el siguiente ejemplo. Cuando mi
esposa y yo comenzamos con nuestra tarea pastoral hace unos
años, tuvimos la oportunidad de ejercer el oficio de capellanes en
un colegio de filiación cristiana. Como en muchos de los colegios
de mi país, quien no jugara fútbol, sencillamente no era tomado
en cuenta, así que los chicos se esforzaban por jugar, así no les
gustara o no tuvieran la habilidad para hacerlo. Si no jugabas, no
existías para los demás chicos. El problema es que algunos no de-
sarrollaban el nivel que otros tenían y eso les hacía sentir menos
que los demás.
Hay otro factor que influye en cuanto a nuestra percepción de
nosotros mismos. Tiene que ver con los valores y estándares que
la cultura promueve. Hablo de estándares de belleza y estilo de
vida que hoy especialmente a través de los medios de comuni-
cación y los artistas u otras personas influyentes, se nos venden
como pautas de vida necesarias para ser felices en esta tierra. Es-
tos y otros factores atacan directamente el sentido de identidad
y propósito de las personas, produciendo en ellas una espiral de

34
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

autodesprecio y depresión al no sentir que llenan las expectativas


de los demás. Y esto a su vez los lleva una constante comparación
con otros, generando sentimientos de envidia e inseguridad, o
convirtiéndolas en personas perfeccionistas que consideran que
lo que hacen nunca es lo suficientemente bueno.
Si vas a darle forma a tu vocación, debes comenzar por de-
sarrollar un correcto sentido de identidad y debes aprender a
aceptarte a ti mismo y a tu realidad. Debes reconocer y amar tu
diseño. ¿Recuerdas el Salmo 139? Este es un buen momento para
volver a revisarlo: «Tu hiciste todas las delicadas partes internas
de mi cuerpo y las uniste en el vientre de mi madre. ¡Gracias
por haberme hecho tan admirable! Es admirable pensar en ello.
Maravillosa es la obra de tus manos, y eso lo sé muy bien». (Sal.
139:13-14).
Dios diseño todas las partes de tu ser. El las unió en el vientre
de tu madre. ¡Eres admirable! ¡Eres una maravillosa obra de sus
manos! Dios quiere que hoy lo sepas muy bien. Por eso debes
dejar de compararte con otros, debes dejar de violentar lo que
tú eres tratando de ser quien no eres. Dios te dio unos talentos
naturales que te hablan de tu vocación. No son mejores ni peores
que los de los demás. Son tuyos y punto. Te definen a ti y te
marcan el camino hacia el llamado particular que debes cumplir
sobre esta tierra.
¿Por qué tantas veces pensamos que otros son mejores que
nosotros? Creo que hay dos razones en particular. La primera es
una cuestión de percepción. Nos han menospreciado tanto o nos
hemos acostumbrado a menospreciarnos tanto que perdemos de
vista nuestros talentos naturales, nuestras habilidades. Hemos
creído mentiras acerca de nosotros mismos que nos limitan. La
imagen que viene a mi mente tiene que ver con un gran jugador

35
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

de fútbol de nuestro tiempo: Lionel Messi. Imagínate que por


algunos traspiés en su carrera profesional dijera: «No, yo no sirvo
para nada, soy el peor futbolista de la historia, mejor me retiro de
mi carrera». Todos diríamos que es una completa estupidez. Todos
reconocemos su talento para el fútbol y entendemos que sería una
lástima no verle en una cancha de fútbol mientras pueda jugar.
Bueno, así encontramos a muchos jóvenes y adultos cristianos,
menospreciando quienes son, lo que Dios les ha dado y retirándo-
se del juego de la vida porque permitieron que las circunstancias,
el diablo u otras personas les llenaran de mentiras acerca de su
valor, de su identidad y de su propósito.
La segunda razón por la que pensamos que otros son mejores
que nosotros es sencillamente por una cuestión de realidad. To-
mando el ejemplo de Messi nuevamente, debo decir que, aunque
me gusta el fútbol y lo jugué por muchos años, admito que Lionel
es mejor que yo. Eso es una realidad. Así que, si me comparo con
él, debo reconocer que soy inferior en cuanto a lo futbolístico.
Pero si él se compara conmigo, deberá admitir que es inferior a
mí en cuanto a lo pastoral.
El problema radica en que nos comparamos con las mejores
cualidades de los demás todo el tiempo. Todos serán mejores si
siempre estas cambiando la regla con que te mides. Ellos también
tienen puntos en donde no son fuertes. Por eso te invito a dejar
de comparar y a comenzar más bien a disfrutar de quien eres
y también a disfrutar de lo que Dios le ha dado a los demás. La
verdad es que no eres inferior ni eres superior a otros. Eres simple
y hermosamente tú. Sé quién tienes que ser.

36
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Tu valor radica en quién eres en Dios


Deja que Dios te guíe a descubrir quién eres en Él. Disfrútalo y
aléjate de una de las trampas más comunes de nuestro tiempo:
definirte por lo que tienes, o por lo que haces, o por lo que sabes.
Muchas personas han asociado tanto su valor como individuos
con lo que poseen, con sus logros y con su conocimiento, que se
han olvidado de su esencia, de su ser. Si por alguna circunstancia
algo de esto desaparece, pierden el sentido de sus vidas y entran
en una crisis existencial.
El tener, el hacer y el saber, tienen su correcto lugar en nuestra
vida, pero quienes somos y el valor personal que tenemos, nunca
pueden depender de esas tres cosas, sino que más bien estas
tres cosas deben depender y desarrollarse de manera acorde con
quienes somos.

Figura 1

hacer acer
h
saber

ser ser
tener saber
tene
r
Una vida confundida centrada en el Una vida centrada en el ser da un
hacer, el tener y el saber. propósito al hacer, al tener y al saber

37
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Observa la figura 1. Quien eres y tu valor dependen de Dios,


de su diseño para ti y de cómo Él te define a ti. Lee en primera
persona lo que el apóstol Pedro escribió acerca de quiénes somos
en Dios: Pero yo soy una familia escogida, soy sacerdote real y
soy una nación santa. Soy un pueblo que Dios compró para que
anuncie sus obras extraordinarias; él fue quien me llamó de las
tinieblas a su luz maravillosa. (1 Pe. 2:9). [3]
Eres un hijo escogido de Dios. Eres una hija de Dios apartada.
Hemos sido escogidos, diseñados, apartados y dotados de unos
talentos naturales que no sólo nos harán felices y exitosos,
sino que por sobre todo proclamarán las obras maravillosas
de Aquel que nos llamó de una vida de oscuridad a una vida
extraordinaria.
Descubrir esos talentos naturales requiere algo de lógica y
también de esfuerzo de tu parte. Puedes comenzar revisando tu
historia de vida desde lo más reciente hasta donde tu memoria te
lo permita. Pero no hagas el ejercicio solo. Puedes apoyarte en tus
padres, hermanos, familiares, amigos y conocidos con los que has
compartido actividades. Además de actividades, busca identificar
roles o comportamientos que te resultan naturales y que disfru-
tas. A continuación, te doy algunas ideas que sugiere un experto
en el tema:
• Tareas de un trabajo que has disfrutado.
• Actividades favoritas en tu colegio.
• Actividades favoritas en tu tiempo libre.
• Tus asignaturas favoritas.
• Problemas que disfrutabas resolver.

 [3]    Énfasis del autor.

38
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

• Proyectos que disfrutaste.


• Hobbies.
• Roles que jugabas en tus eventos favoritos.
• Roles o posiciones que disfrutabas en un equipo.
• El reconocimiento que recibiste de otros por algo bien
hecho.
• Todo lo que haya capturado tu atención e imaginación.  [4]
El objetivo de esta investigación, es que puedas llegar a iden-
tificar tus talentos en relación con el tipo de razonamiento e
inteligencia que posees, la clase de memoria con la que Dios te ha
dotado (por ejemplo, de tipo asociativo o numérico) y las habili-
dades particulares para las que Él te diseño (de lenguaje, artísticas,
deportivas, etc.) Para tener más claridad en cuanto a cómo hacerlo,
te sugiero el libro en inglés, ¿Now What? The Young Person´s Guide
to Choosing the Perfect Career (¿Ahora qué? La guía para la per-
sona joven para escoger la carrera perfecta) de Nicholas Lore. Si no
lees inglés, puedes hacer una búsqueda del tema en una librería fí-
sica o electrónica en español, solo asegúrate de acotar tu búsqueda
a herramientas que te ayuden a identificar tus talentos naturales.
Existen programas de análisis de talentos disponibles en el
mercado que puedes usar o puedes buscar una persona experta
en el tema para que te apoye. Lo que más me gusta del libro de
Lore es que además de identificar talentos específicos los asocia
con carreras u ocupaciones específicas. En mi tarea de acompa-
ñamiento de las nuevas generaciones he encontrado que es una
necesidad imperiosa el integrar este tipo de herramientas en
nuestras congregaciones.

 [4]    Lore, Now What? cap. 16, sec. «Self-assesing Your Natural Abilities», párr. 8.

39
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Una vez que hayas identificado tus talentos naturales, debes


trabajar en desarrollarlos al máximo. Como lo dije anteriormente,
no te enfoques en lo que no tienes. Si te comparas con otros y
anhelas ser como otra persona, desarrollando algo que no tienes,
perderás la oportunidad de desarrollar tu propio potencial y ter-
minarás experimentando una gran frustración. Hoy en las orga-
nizaciones y los equipos es claro que debemos enfocarnos en las
aptitudes que son fuertes en las personas en lugar de hacerlo en
sus debilidades. ¿La razón? Desarrollar las fortalezas minimiza las
debilidades y trae mayores progresos, haciéndoles más felices.
Además de tus talentos naturales, tu diseño incorpora los ras-
gos de tu personalidad. Entender esto también te ayudará a darle
forma a tu vocación, escogiendo una ocupación que se ajuste
bien con quien tú eres. Para poder encontrarlos, puedes pregun-
tarte: «¿Cómo me comporto en las diferentes situaciones en las
que me desenvuelvo?». En los círculos cristianos la pregunta que
todos entenderían es: «¿Cuál es mi temperamento?».
Aunque hemos leído mucho sobre los cuatro tipos de tempe-
ramentos—colérico, sanguíneo, flemático y melancólico—, tengo
que decirte que este tema debe ser visto con mayor amplitud. La
teoría de los cuatro temperamentos en realidad es un punto de
partida, pero el tema debe ser tratado más ampliamente para no
encasillarnos en un tipo de personalidad limitada, sino más bien
hacernos conscientes de diferentes rasgos de personalidad que
pueden aprovecharse en un amplio espectro de ocupaciones.
Cuando hablo de rasgos de personalidad me refiero a caracte-
rísticas como el ser conversador o introvertido, atrevido o cauto,
innovador o tradicional, tenso o relajado, emocional o racional,
etc. Se trata de identificar quién eres en realidad, no jugar a
quién te gustaría ser, bien sea porque quieres parecerte a alguien

40
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

o porque la presión del entorno te hace sentir fuera de lugar. Co-


nocerte y agradecer a Dios por quien eres es el primer paso para
darle forma a tu vocación. Nuevamente, te invito a buscar apoyo
y guía de otras personas bien preparadas en este tema. Aunque
hay herramientas disponibles para identificar nuestros rasgos de
personalidad, se requiere del acompañamiento de alguien que
sepa cómo interpretarlas y que tenga la capacidad de proveer un
coaching efectivo que nos dirija en la dirección correcta.

41
ENCUENTRA
TU BANDA
SONORA
Una de las cosas que más disfruto hoy en mi vida es salir a andar
en bicicleta por las rutas montañosas que rodean la población en
la que vivo. Descubrí hace algunos años el ciclomontañismo y se
ha convertido en uno de mis pasatiempos favoritos. Generalmen-
te cuando salgo solo a rodar, lo hago temprano en la mañana y
llevo conmigo mi música favorita. Esa música cumple dos funcio-
nes: me conecta con Dios, me conecta con lo que hago brindán-
dome un ritmo que me permite mantenerme concentrado, y me
ayuda a alcanzar nuevos niveles de desempeño. Debo confesarte
que cuando estoy en esas montañas escuchando esa música y
dando mi mayor esfuerzo, me siento como en una película épica
deportiva en donde el protagonista logra alcanzar un sueño,
sobreponiéndose a la adversidad o a los contrincantes, mientras
de fondo suena una banda sonora inspiradora.
Estoy convencido de que, si vas a darle forma a tu vocación
en una ocupación u ocupaciones a lo largo de tu vida, es nece-
sario que identifiques cual es esa melodía que te mantendrá en
sincronía y conexión con Dios, con lo que hagas, y que cuando

42
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

vengan los obstáculos o las adversidades te dará la motivación


para vencerles.
Hace años aprendí de John Maxwell [1] que un llamado se inicia
en el interior de una persona cuando su propósito se vuelve más
grande que ella misma. Es ese tipo de deseo en el corazón que
dice, «quiero hacer la diferencia» y crece hasta convertirse en su
motor para la vida. Ese llamado es aquello que mueve a la perso-
na y le quita todas las excusas para no hacer algo. Es la melodía
que mueve su vida. Nadie tendrá que obligarte a levantarte de la
cama para que cumplas con tus sueños si en realidad esos sueños
te pertenecen.
Toda vocación tiene una melodía, lo que llamo una banda
sonora. Es por ello que, si vas a darle forma a tu vocación, de-
berás conseguir la tuya. Si lees el capítulo 2 del libro de Éxodo,
notarás algo particular. Moisés, un hombre criado por la hija del
faraón, pero hijo de esclavos hebreos —si alguien tuvo problemas
de identidad seguro que fue Moisés—, un día pudo observar las
penurias del pueblo de Israel. Cuando lo hizo, algo se encendió en
su interior. Fue testigo de cómo un esclavo hebreo era golpeado
por un egipcio. En su interior sintió una carga que no lo abando-
naría por el resto de su vida. Quiso luchar por los oprimidos, qui-
so liberar a Israel de la opresión egipcia. Puedes leer el resto de
la historia en la Biblia: asesinó al abusador por lo que tuvo que
huir y ocultarse muchos años en Madián en donde se estableció y
formó una familia.

 [1]    John Maxwell es reconocido como unos de los principales gurús de liderazgo en el
mundo. Hace diez años, tuve la oportunidad de ser parte del círculo de miembros
fundadores de lo que hoy se conoce como el John Maxwell Team. Como parte de
ese proceso hoy tengo la certificación como Coach, Orador y Entrenador en Lideraz-
go por parte del equipo John Maxwell.

43
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Aunque la Biblia no describe los pensamientos de Moisés du-


rante todos esos años, tiendo a pensar que este hombre llevaba
en su corazón el sufrimiento de sus hermanos. Tal vez Moisés lu-
chó con su llamado, pero un día Dios —quien no había olvidado a
su pueblo— se le presentó y despertó en este hombre nuevamente
el deseo de luchar por Israel. Tal vez podamos decir que Moisés
fue un poco resistente al principio, pero si lo ves bien, se entregó
a su tarea con una pasión que lo convirtió en el gran profeta y
legislador de Israel.
Un llamado puede cambiar el mundo. Tu vocación puede cam-
biar el mundo. Piensa en Nelson Mandela, Martin Luther King Jr.,
Teresa de Calcuta. ¿Qué tienen en común? Una causa que quema-
ba sus corazones, un sentido de llamado que era más grande que
ellos y que hizo que apostarán todo a un estilo de vida particular
y que le dio forma a su vocación. Los resultados que produjeron
sus vidas retumban hasta hoy y lo harán por siempre.
En otra orilla de la historia de nuestro tiempo, cuando Bill
Gates comenzó Microsoft tenía un ideal que se concretó como la
misión de la compañía por muchos años: poner «un computador
en cada escritorio y en cada hogar». El joven Gates movido por
una pasión interna estableció un objetivo que buscaba algo más
trascendente que al principio no supo definir más ampliamen-
te. Sin embargo, con el paso de los años, quienes trabajamos en
aquella compañía vimos cómo detrás de aquella básica definición
existía algo mucho más poderoso. Esto adquirió la forma de una
nueva declaración de misión como organización, la cual apuntaba
a empoderar a cada persona y a cada organización en el planeta
a través del uso de la tecnología.
Estarás de acuerdo conmigo en que una perspectiva como esta
genera mucha más emoción que la sola idea de vender software

44
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

para computadores. El resto es historia y como sabes, el sueño de


Gates y otros visionarios de la industria de la tecnología conta-
giaron a miles de nosotros para darle vida a una transformación
que cambió el mundo para siempre.
Mandela, King Jr., Teresa, Gates y muchos otros han ayudado
a cambiar el mundo para siempre. Dios te invita a creer que tú
también puedes hacerlo si te unes a Él en su llamado. No tienes
que tener mucho dinero o ser una persona sumamente influyente
para que tu vocación produzca un impacto positivo en el mundo
que te rodea. Aunque algo sí te puedo asegurar: en la medida en
que le des forma a tu vocación, lo más seguro es que te con-
viertas en una persona de influencia. Solo tienes que confiar en
Dios, atreverte a soñar, a desarrollar tus talentos, a potenciar tus
rasgos de personalidad y a descubrir esa banda sonora que Dios
diseñó para ti y que le dará forma a tu vocación. ¿Cómo descu-
brir esa melodía? Te invito a que te hagas tres preguntas: ¿qué te
hace soñar?, ¿qué de lo que acontece en el mundo a tu alrededor
rompe tu corazón?, ¿qué te hace cantar?
Estas tres preguntas apuntan a descubrir lo que consideras
como significativo y que le dará sentido a tu vida, guiando todo
lo que hagas. Responderlas te harán consciente de los asuntos
que son verdaderamente importantes para ti, que se relacionan
con tus intereses particulares y con los que seguramente amarías
involucrarte el resto de tus días. A lo largo de tu vida te darás
cuenta que los intereses vienen y van. Lo que un día te intere-
sa, puede ya no llamar tu atención otro día. Sin embargo, hay
intereses que permanecen y permanecerán contigo siempre. Esos
intereses en particular dicen algo acerca de ti.
Recuerdo que hace años, cuando era un adolescente y aún no
tenía idea de qué iba a hacer con mi vida, sucedió en mi país una

45
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

gran tragedia que sepultó a toda una población bajo metros de


lodo acabando con la vida de decenas de miles de personas. No
dudé por un instante en organizarme junto con algunos amigos
para comenzar a conseguir ayuda para quienes habían sobrevivi-
do a la catástrofe natural.
Mientras crecía y mis intereses se iban clarificando encontré un
tema común en mi vida. Disfrutaba de involucrarme en cau-
sas que hicieran la diferencia en la vida de las personas menos
favorecidas. Esa es la razón por la cual lo que he hecho hasta
ahora siempre ha apuntado a sintonizarme con esa melodía. No
importa el rol u ocupación que haya tenido, siempre he buscado
esa sintonía. Tal vez por eso las cosas que más recuerdo de mis
trabajos y ocupaciones relacionados con mi formación profesio-
nal y mi servicio en la iglesia, tienen que ver con el impacto que
éstas trajeron a la vida de personas que enfrentaban situaciones
desfavorables. Si alguien quería sintonizarme, tenía solo que
tocar esa melodía.
Recuerdo con claridad el día y la forma en que uno de los jefes
que tuve en Intel se presentó ante todo el equipo. Este hombre
venía precedido por una tremenda reputación de inteligencia y
logros durante su trabajo en varios frentes de la compañía en
diferentes lugares del mundo. Su presentación comenzó con una
narración de las limitaciones que durante su niñez tuvo para
acceder a la tecnología, y después con un tono emocionado
describió cómo él creía que lo que hacíamos en la compañía era
muy importante para cerrar la brecha digital en todas nuestras
comunidades, y de esa forma poder brindarles mejores oportuni-
dades a las nuevas generaciones en las clases menos favorecidas
de nuestros países. Como podrás imaginar, estuve en su equipo
desde ese mismo día, no por obligación, no por cumplir con una

46
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

asignación, no por ganar dinero, sino porque la melodía que


sonaba para él también tenía sentido para mí.
Todos tenemos una melodía que nos mueve y que debemos
descubrir para que nuestra vocación tome la forma que Dios
desea. Si para descubrir tus talentos y rasgos de personalidad has
tenido que orar, recurrir a tu historia y buscar la ayuda y el con-
sejo de otros, en este caso tendrás que trabajar mucho más con
Dios mirando en tu interior. Puedes contar con lo que otros han
observado en ti, pero se requerirá un alto nivel de sinceridad de
tu parte para que puedas identificar tus verdaderos intereses.
Revisar tu historia es el primer paso, pero ten en cuenta que es
posible que te des cuenta que ésta está llena de intereses que han
ido y venido, pero aún carece de la claridad que necesitas para
identificar tu melodía. Tal vez puedas llegar a pensar: «Es que en
realidad nada me interesa. No hay algo con lo que me haya co-
nectado verdaderamente». No te afanes, estoy seguro de que, si le
pides a Dios y te dispones a escuchar, podrás descubrir tu banda
sonora. Solo debes prestar atención a las oportunidades que Dios
te presenta y hacerte esas preguntas que te he planteado ante-
riormente: ¿qué te hace soñar?, ¿qué de lo que acontece en el
mundo a tu alrededor rompe tu corazón?, ¿qué te hace cantar?
Para responder a estas preguntas incluye una reflexión con
respecto a aquellas inclinaciones que han sido evidentes a lo
largo de tu vida. ¿Observabas con detenimiento a la naturaleza?
¿Te involucrabas con causas para ayudar a otros en necesidad?
¿Eras el alma de las reuniones? ¿Eras capaz de venderle un hueco
a tus compañeros del colegio? ¿Siempre tenías una idea de em-
prendimiento? ¿Arreglabas las cosas que se dañaban? ¿Te encan-
taba pasar tiempo escuchando a otros? ¿Desarmabas y volvías
a armar todo lo que te daban? ¿Jugabas al doctor o la doctora?

47
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

¿Te encanta cocinar? ¿Eres el cineasta de tu casa? ¿Te encantaba


dibujar y escribir historietas?
Esta idea de la melodía me dio vueltas por años en la cabeza,
pero tomó forma cuando leí el libro de Max Lucado, Cura para la
vida común. Allí el autor escribe: «Siga esa música interior. Nadie
la escucha como usted la escucha. Nadie más la oye como usted
la oye». [2] Hay una melodía que el Creador del universo compuso
para ti y que necesitas aprender a escuchar, además de sincroni-
zarte con ella. Como describí anteriormente, en algún momento
de mi vida me debatía entre la satisfacción de trabajar en el
ámbito secular y la sensación que me producía el alejarme de lo
que sentía era el verdadero servicio a Dios.
Por años había desechado mi experiencia «no cristiana» como
una fuente de análisis con respecto a este tema. Había restringido
mi perspectiva de lo que se hace para Dios y que tiene significado
en la vida, como algo que sucedía dentro de las paredes de mi
congregación. Pero con el tiempo llegué a comprender por qué
disfrutaba tanto lo que hacía como parte de mi carrera profe-
sional. Cada vez que lograba operar desde mis talentos natura-
les, que me sintonizaba con mi melodía, exaltando a Dios en el
proceso —me detendré en esto más adelante—, estaba operando
desde lo que Lucado llama el punto óptimo. Algo que él define
como «una zona, una región, un recinto que fue [fuiste] destina-
do a habitar cuando le crearon». [3]
La Biblia nos dice que «somos creación de Dios, creados en
Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios de antema-
no ya había planeado». (Ef. 2:10). Me llama poderosamente la
atención que en este versículo se conectan dos cosas de manera

 [2]    Max Lucado, Cura Para la Vida Común (Nashville: Caribe-Betania, 2005), pág. 3.
 [3]    Lucado, Cura Para la Vida Común, págs.1-2.

48
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

clara: el hecho de que somos creados por Dios y la verdad que


señala que Él ha planeado unas obras específicas para nosotros.
Eres creación de Dios y Él te diseñó para vivir, para operar, desde
una zona que incluye unas obras muy específicas que ha planea-
do para ti. Hay una zona en la que una banda sonora suena para
ti y te sincroniza con las obras que Dios desea llevar a cabo en
esta tierra. ¿En dónde se han de llevar a cabo esas obras especí-
ficamente? ¿Cuáles son esas obras? ¿Cómo todo esto se conecta
para poner en acción tu vocación? Le daremos respuesta a estas
preguntas en la siguiente sección.

49
EL PROPÓSITO
DE TU VOCACIÓN:
EXTENDER EL
REINO DE DIOS
Todo lo que hemos hablado hasta este momento debe canalizarse
hacia el propósito concreto de tu vocación. La finalidad de que
puedas identificar tu vocación para orientar la elección de tu
profesión, no se limita a proveerte de una ocupación altamente
significativa para ti, que además te provea de recursos que pue-
das usar para satisfacer tus necesidades y deseos, así como las de
aquellos a quienes aprecias.
Si amplias la lectura del capítulo 2 de Efesios que citamos
anteriormente, incluyendo ahora los versículos que anteceden al
décimo, notarás algo muy particular. Hay un marcado contraste
entre nuestra existencia ahora que hemos recibido una nueva
vida con Cristo, recibiendo su salvación por gracia, frente a quie-
nes éramos y como actuábamos antes de que eso ocurriera. Antes
estábamos muertos en nuestros pecados y nos movíamos exclu-
sivamente por nuestros propósitos y por nuestra propia voluntad.
Pero ahora, al recibir una nueva vida y una posición especial
—estamos sentados con Cristo en los cielos—, nuestro propósito

50
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

ha sido redefinido claramente: «demostrar a las generaciones ve-


nideras la incomparable riqueza de su amor [el amor del Padre],
que en su bondad derramó sobre nosotros por medio de Cristo
Jesús». (Ef. 2:7).
Puedes identificar tus talentos naturales, los rasgos de tu per-
sonalidad e identificar la banda sonora de tu vida para alcanzar
tus propósitos, para satisfacer tus necesidades, para conseguir
tus propios sueños. O puedes tomar tus talentos y desarrollarlos
mientras operas desde tu punto óptimo para demostrar al mundo
la incomparable riqueza del amor y la bondad de Dios. Este es
el llamado de Dios para ti. Es allí en donde tu vocación tomará
forma pues como hemos visto, ésta involucra dos aspectos: el
llamado de Dios para ti y tu respuesta a ese llamado. Por esto
te invito a que profundicemos un poco más en la naturaleza de
nuestro llamado.
Si le preguntas a un cristiano evangélico promedio acerca de
cuál es el llamado que hemos recibido como creyentes, es pro-
bable que te conteste citando lo que conocemos como la gran
comisión: «Por lo tanto, vayan y hagan discípulos en todas las
naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Es-
píritu Santo, y enséñenles a obedecer los mandamientos que les
he dado. De una cosa podrán estar seguros: estaré con ustedes
siempre, hasta el fin del mundo». (Mt. 28:19-20). Aunque la
respuesta en sí es correcta, el entendimiento que tenemos de este
llamado es, a mi modo de ver, incompleto.
En los últimos años, hemos reducido el hacer discípulos a lo que
podemos describir como la tarea del evangelismo o la búsqueda
de la conversión de las personas a través de la comunicación del
mensaje bíblico apuntando a la salvación de las almas para que
ellas puedan pasar la eternidad con nuestro Creador en el Reino

51
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

de los cielos. Para ello hemos desarrollado programas y estruc-


turas que se centran en el alcance y la consolidación de los no
creyentes con el fin de enseñarles a obedecer los mandamientos
que Dios nos ha dado.
Se han hecho innumerables esfuerzos evangelísticos y se han
invertido millones en estructuras que atiendan a las personas que
son ganadas a través de dichos esfuerzos. Si somos honestos, a
veces incluso se ha puesto una presión asfixiante sobre los miem-
bros para que cumplan con las metas de evangelización de sus
congregaciones y hemos sometido a las personas a un activismo
que yo podría llamar desenfrenado con el fin de mantener a la
gente «creciendo» y conectada con la iglesia.
Como resultado de todo este esfuerzo por cumplir con la gran
comisión, hemos visto el surgimiento de las congregaciones más
grandes de las que hasta el momento se haya tenido noticia en
Latinoamérica y se habla incluso de grandes avivamientos en
diferentes lugares de la región. Hoy en día el número de cristia-
nos que asisten a nuestras congregaciones a lo largo y ancho de
nuestro continente es tan grande que atrae la atención de los
políticos de turno, así como la de los productores de contenidos
de entretenimiento.
Paradójicamente, ese crecimiento es inversamente proporcio-
nal al impacto que el cristianismo de nuestro tiempo produce
en nuestra cultura. Cuando me refiero a la cultura me refiero a
lo que Clyde Kluckhohn [1] definió como «todos los modelos de
vida históricamente creados, explícitos e implícitos, racionales,

 [1]    A.L. Kroeber & Clyde Kluckhohn, Culture, A Critical Review of Concepts and Defini-
tions (Cambridge, Massachusetts: Harvard University, 1952), pág. 50. http://www.
pseudology.org/Psyhology/CultureCriticalReview1952a.pdf (Clyde Kluckhohn fue un
antropólogo y sociólogo estadounidense cuyo trabajo se enfocó en el desarrollo de
teorías y modelos sobre cultura).

52
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

irracionales y no racionales, que existen en cualquier tiempo


determinado como guías potenciales del comportamiento de los
hombres». Si lo piensas bien, contrario a los que muchos sostie-
nen, el impacto del cristianismo en nuestra cultura en Latinoa-
mérica es muy pequeño.
Permíteme aclarar rápidamente esta afirmación haciendo al-
gunas preguntas relacionadas con varias dimensiones de nuestra
cultura, como son la dimensión política, la dimensión económica,
la dimensión social, la que tiene que ver con la ciencia y la tec-
nología y la dimensión estética y de valores, entre otras. ¿Cuántos
verdaderos cristianos hoy lideran nuevas formas de gobierno y
fomentan sistemas de gestión pública que estén en sincronía con
los principios de la Biblia? ¿Cuánto influyen los principios cris-
tianos sobre aquellos que impulsan las decisiones que afectan a
nuestros países y a nuestras comunidades? ¿Cómo ha cambiado
la manera de hacer política en nuestros países en relación con
el crecimiento que han tenido nuestras comunidades? ¿Cómo el
crecimiento del cristianismo ha ayudado a reducir la injusticia
social, a disminuir la corrupción, a preservar el medio ambiente,
etc.? ¿De qué manera el crecimiento del cristianismo ha ayudado
a que mejoren las condiciones de los trabajadores en nuestros
países? ¿Qué sistema económico ha sido propuesto por cristianos
estudiosos y expertos en la materia, que contribuya al desarrollo
sostenible de nuestros países?
¿Por qué si el cristianismo ha crecido tanto, instituciones como
la familia y el matrimonio como las presenta la Biblia no son
valoradas por el conjunto de la sociedad? ¿Por qué no hay más
científicos cristianos produciendo avances que mejoren la calidad
de vida de nuestras sociedades? ¿Por qué no hay más cristianos
liderando el desarrollo de la ciencia en nuestros países? ¿Por

53
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

qué aún los jóvenes que asisten a nuestras iglesias consumen


contenidos musicales y visuales abiertamente contrarios a los
principios bíblicos? ¿Por qué quienes definen en nuestra sociedad
qué es lo que es bonito o feo, bueno o malo, son personas con un
estilo de vida completamente contrario al estilo que promueve
la Biblia y aun los mismos creyentes adoptan tales definiciones?
¿Por qué si somos tantos creyentes, la violencia es tan alta en
nuestros países?
Podría continuar haciendo preguntas, pero creo que ya has
entendido mi punto. ¿Es importante hacer estas preguntas? ¿En
realidad es necesario que los creyentes impactemos las diferen-
tes dimensiones de nuestra cultura? ¿No basta solamente con
predicar el evangelio, salvar las almas y esperar a que Jesús venga
por su iglesia nuevamente? Y de ser necesario impactar nuestra
cultura, ¿por qué y cómo debemos hacerlo?
Creo que el poco impacto del cristianismo sobre nuestra cultura
en Latinoamérica encuentra su origen en tres razones fundamen-
tales: la primera es una conceptualización inadecuada de nuestro
llamado que lleva a una acción incompleta de los creyentes. La
segunda se relaciona con la carencia de una verdadera cosmo-
visión bíblica en medio del pueblo cristiano. La tercera la defino
como la falta de una verdadera sanidad y madurez emocional de
los miembros de nuestras congregaciones. En esta parte abordaré
la primera razón y cuando hablemos del cuarto ingrediente que le
da forma a tu vocación, más adelante, te explicaré la segunda. La
tercera no la desarrollaré en este libro, pero por tu bienestar y el
bien de nuestra sociedad, te invito a explorar más sobre ese tema.
Cuando Jesús llama a sus seguidores a hacer discípulos de entre
todas las naciones y a enseñarles a obedecer los mandamientos
que les ha dado, no se refiere solamente a enunciar una serie de

54
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

ordenanzas de tipo ético. Si analizamos bien las enseñanzas com-


pletas del Señor, tenemos que reconocer que el Maestro le dio un
gran valor a la aplicación práctica que sus enseñanzas deberían
tener sobre la vida de aquellos que se llamen sus seguidores.
Es por eso que leemos en la Biblia cuestionamientos que el
mismo Jesús hace, como el que menciona el evangelio de Lucas:
«¿Por qué me llaman ‘Señor, Señor’, si no me obedecen?». (Lc.
6:46). El Señor no estaba limitando sus mandatos a porciones
específicas de la Biblia que se referían a la salvación eterna del
alma o a la ética individual, sino que incluía todos los aspectos
de la vida, contenidos en lo que él consideraba como Palabra de
Dios, de la cual dijo, «no vayan a creer que vine a anular la ley
de Moisés y las enseñanzas de los profetas. Al contrario, vine a
darles su verdadero significado». (Mt. 5:17).
Cuando habla de la Ley y los Profetas, Jesús estaba refiriéndose
a lo que nosotros conocemos hoy como el Antiguo Testamento.
¿Qué relevancia tiene esto para la reflexión sobre nuestra voca-
ción? Pues que, en uno de los libros del Antiguo Testamento, de
hecho, en el comienzo del mismo, encontramos lo que algunos
autores han denominado el mandato cultural que Dios dio al ser
humano inmediatamente después que le hubo creado: «Luego
Dios los bendijo [al hombre y a la mujer] y les dijo: tengan mu-
chos hijos, para que llenen toda la tierra, y la administren». (Gen.
1:28). ¿Cuál fue la tarea que se le dio al ser humano? Ser fructí-
fero, multiplicarse, aprovechar el mundo natural, administrarlo.
En otras palabras, crear una sociedad en donde Dios reinará y los
seres humanos creados a su imagen, alegremente sometidos a su
reinado, administrarán la creación en una manera que le honrará
a Él y traerá beneficio para ellos. Ese es el mandato cultural y
como afirma Nancy Pearcy:

55
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

«El Mandato Cultural nos enseña que el sentido de realización


depende de ocuparse en un trabajo creativo, constructivo. El
ideal de la existencia humana no es alcanzar una eternidad de
tiempo libre o vacación interminable —ni siquiera retirarse a un
monasterio para orar y meditar—, sino en el esfuerzo creativo
dedicado a la gloria de Dios y el beneficio de los demás. Nuestra
vocación no sólo consiste en <<acceder al cielo>>, sino cultivar
la tierra, no sólo <<salvar almas>>, sino también servir a Dios
con nuestro trabajo. Porque el mismo Dios no sólo se ocupa de
la obra de salvación (gracia especial) sino también de la obra de
preservación y desarrollo de su creación (gracia común). Cuando
obedecemos el Mandato Cultural participamos de la obra del
mismo Dios como agentes de su gracia común.» [2]
Considero que se ha conceptualizado erróneamente el llamado
de los creyentes al limitar la extensión del Reino de Dios mera-
mente a lo que llamamos la predicación del evangelio y todas las
tareas que se consideran asociadas a esa predicación, y que gene-
ralmente toman lugar dentro de las congregaciones cristianas o
en actividades de evangelismo fuera de ellas.
Esa limitada conceptualización, ha desconectado la salvación
individual de la realidad y las demandas de este mundo actual.
La iglesia ha sido fiel en enseñar que «lo más importante es que
[los creyentes] primero busquen el reino de Dios, y hagan lo que
es justo. Así, Dios les proporcionará todo lo que necesiten» (Mt.
6:33), pero ha descuidado una buena explicación de lo que ello
significa y la promoción de una buena práctica asociada a esta
explicación, permitiendo que se enquiste en medio de ella una
idea equivocada del papel de los creyentes en medio de nuestra

 [2]    Nancy Pearcy, Verdad Total. Libera al cristianismo de su cautiverio cultural. (Tyler, TX:
JUCUM, 2015), pág. 51.

56
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

sociedad. Si vas a darle forma a tu vocación necesitas entender


qué significa buscar el Reino de Dios y cómo esto está asociado al
llamado de Jesús en la gran comisión, al mandato cultural y a lo
que tú decidas hacer por el resto de tu vida.

Creación, caída y redención


El capítulo uno del libro del Génesis nos dice que cuando Dios
terminó la obra de la creación de la tierra y de los seres que la
habitan, «contempló todo lo que había hecho, y vio que era muy,
pero muy hermoso». (Gn. 1:31). Podemos decir que el Rey del
universo estableció en este pequeño punto del cosmos un lugar
en donde su Reino también se establecería y todo lo creado pro-
clamaría la obra de sus manos y le daría gloria como el resto del
universo lo hace (Sal. 19:1).
En este hermoso planeta Dios creó a un ser muy especial: el ser
humano. Este ser fue creado a la imagen de Dios, lo que le dotó
de excepcionales capacidades que le permitirían administrar toda
la tierra en representación de su creador. La voluntad fue una de
esas capacidades. A través de ella, Dios le dio al ser humano la
posibilidad de decidir con libertad lo que deseaba o no hacer y
eso incluía el obedecerle o no.
Cuando el ser humano decide no obedecer a Dios, renuncia a
la autoridad que Dios le ha dado para administrar la tierra y la
entrega a aquel que le engañó: Satanás. Inmediatamente, no solo
los seres humanos sino toda la creación, quedan sometidos a las
consecuencias de vivir separados de Dios, lejos de su diseño ori-
ginal. Eso es lo que conocemos como la caída: el pecado entra al
mundo por la desobediencia humana y trae como consecuencia
muerte y destrucción. Cada aspecto de la vida queda afectado y

57
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

ahora vemos al ser humano en conflicto con Dios, consigo mismo,


con los demás y con la creación. El dolor, la enfermedad, la des-
igualdad, la injusticia, la pobreza, los desastres, la muerte, ahora
toman lugar en un mundo que no fue creado para experimentar
tales cosas. Una parte del universo, la tierra, entra en rebelión
contra el Reino de Dios.
El Señor sigue siendo el Soberano de todo el universo, pero su
voluntad perfecta deja de hacerse en la tierra, el establecimiento
del Reino de Dios en este planeta se detiene ... aunque tempo-
ralmente. Ese Dios, quien ha tomado la decisión de crear al ser
humano para que sea libre, única opción posible basada en su
carácter amoroso, es también el Dios omnisciente que prevé los
riesgos de tal decisión.
Por ello ha diseñado con anticipación lo que conocemos como
el «plan de redención», o el plan de rescate para finalmente llegar
a establecer su Reino en esta tierra sin violentar el libre albe-
drío del hombre que Él mismo le concedió. Ese plan de salvación
implica que un hombre perfecto, anunciado inmediatamente
después de la caída y a quien conocemos por el nombre de Jesús,
cumpla amorosa, perfecta y voluntariamente el deseo divino. Este
deseo era que pague por el pecado de la humanidad y resucite de
entre los muertos venciendo a la muerte y deshaciendo las obras
de Satanás, abriendo así las puertas del Reino de Dios en esta
tierra nuevamente y trayendo libertad al ser humano para que
ahora pueda vivir lleno del Espíritu de Dios al rendirse volunta-
riamente al señorío de Jesús y pueda así colaborar con Él para
extender su Reino en esta tierra y restaurar cuanto sea posible
de esta creación. Nunca podemos perder de vista que el plan de
salvación o redención tiene consecuencias no solo eternas sino
presentes.

58
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Al leer los evangelios con detenimiento no puede uno evitar


preguntarse si como iglesia, hemos entendido y enseñado co-
rrectamente las buenas noticias a las que comúnmente llamamos
evangelio. Es claro que la obra redentora de Jesús, se encuentra
en el centro de los mismos. Esas son buenas noticias: el hombre
pecador, sin posibilidad alguna de redención por sus propios
medios y de reconciliación con su Creador, puede experimentar el
perdón y la salvación gracias a lo que Cristo, Dios hecho hombre,
el Mesías siervo, vino a hacer al morir en la cruz y resucitar al
tercer día.
Dios vino a buscar y salvar lo que se había perdido. Pero al leer
los evangelios se da uno cuenta de que las buenas noticias tienen
más detalles importantes. Dios nos salva para algo. Y ese algo no
se limita a esperar a vivir en una eternidad metafísica en comu-
nión con Él. La venida del Hijo de Dios, el Mesías, indica algo más.
Así lo relatan los evangelios.
En sus páginas encontramos la mención no solo de la venida de
un siervo sufriente, sino que ese siervo es el Cristo, el Kyrios [3], el
Señor, que ha venido a establecer de manera definitiva su señorío
en este pequeño punto del universo en donde la rebelión contra
el Reino de Dios persiste. Los evangelios nos hablan no solo de la
venida de esta persona tan especial, sino de la presencia misma
de su Reino en medio de la humanidad gracias a su venida. Los
evangelios nos hablan de una salvación no solo en el sentido me-
tafísico, sino de una transformación que impacta el hoy, el ahora,
pues trae la voluntad de Dios al tiempo y al espacio en los que tú
y yo vivimos, a la historia humana.
Es de hecho esa venida la que ha determinado el devenir de la
historia en los últimos veintiún siglos. La sensación que uno tiene

 [3]    Kyrios es una palabra griega que se traduce como Señor en el español.

59
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

al leer los evangelios, es que predicar solo la salvación indivi-


dual sin consecuencia alguna para la realidad en la que vivimos
es algo incompleto. Es como dejar a las personas a las puertas
del Reino, pero no enseñarles a vivir en él. Es como posponer su
realidad para un futuro. No hablar del Reino es cercenar en gran
parte los evangelios.

La realidad del Reino de Dios


¿De qué se trata este asunto del Reino? ¿Qué implicaciones
tiene para tu vida y para tu vocación? Este Reino es una realidad
tanto presente como futura. Es una realidad presente que comen-
zó a avanzar contra viento y marea desde que Juan el Bautista
comenzó a anunciarlo, y que requiere de esfuerzo para aferrarse
a él (Mt. 11:12, Lc. 16:16).
La realidad de ese Reino se hizo concreta en Jesús, quien señaló
«que el reino de Dios ya está entre ustedes». (Lc. 17:21). Pero es
una realidad también futura en el sentido de que su plenitud
solo podrá ser disfrutada en lo que se denomina el final de los
tiempos, cuando «los justos brillarán como el sol» (Mt. 13:43), y
la historia confluirá de acuerdo con los propósitos divinos, siendo
entonces cuando el Padre concederá la herencia que ha prepara-
do desde la creación del mundo para aquellos que son parte de
ese Reino (Mr. 25:34), y en donde el mismo Jesús compartirá a la
mesa con ellos (Mr. 14:25).
Así que el Reino de Dios es una realidad presente —aunque
incompleta— tanto como una realidad futura, cuando será
establecido en su totalidad. Avanzar el Reino Dios no se limita
simplemente a predicar las buenas noticias con la esperanza
de que las personas vivan una eternidad en condiciones ideales
con Dios como Padre y Rey Soberano en donde su voluntad será

60
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

hecha para siempre y su amor se disfrutará plenamente, sino que


necesariamente implica el reordenar las prioridades del ser huma-
no para alinearlas con el propósito divino (Mt. 6:33, Lc. 12:31).
Dios se ocupa tanto de la eternidad, como del estado presente
de este mundo. El Reino como realidad actual, es la manifesta-
ción efectiva de Dios en este tiempo, en cada lugar en donde su
conocimiento es esparcido y su voluntad es hecha, en donde las
personas se rinden a su señorío y los creyentes se convierten en
sus agentes de transformación. Por lo tanto, si tú has rendido tu
vida a Jesús, el Señor, has recibido el llamado de ser agente de
transformación para esta tierra.
Debido a ello, Dios te concedió unos talentos naturales, unos
rasgos específicos de personalidad y diseñó una banda sonora que
suena bien para ti, de manera que puedas tocarla junto con Él y
convertirte en un agente de transformación, de redención para
este mundo. De eso se trata la parábola de las monedas de oro
—o de los talentos como la conocen muchos— que Jesús utilizó
para enseñar a la gente de su tiempo y que está registrada en el
evangelio de Mateo en el capítulo 25. Espero que la conozcas y
puedas recordarla. De no ser así, toma tu Biblia, léela y conéctate
con lo que voy a tomar de ella aquí.
Hubo un hombre que tenía que viajar a otro país y llamó a
tres de sus siervos. Les dio dinero y acto seguido les instruyó que
lo invirtieran bien durante su ausencia. Jesús nos presenta un
detalle importante en la narración de la parábola: la cantidad
de dinero fue asignada de acuerdo con las capacidades que el
jefe observaba en cada uno de sus siervos. Dos de ellos fueron
arriesgados e invirtieron inteligentemente consiguiendo doblar el
capital que su jefe les había asignado. El tercero por el contrario
fue temeroso y decidió «asegurarse», enterrando el dinero y no

61
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

produciendo ganancia alguna. Cuando el jefe regresó les pidió


cuentas. Felicitó a los dos que produjeron ganancias y les dio mu-
cho más, pues habían demostrado ser personas fieles e idóneas. Al
que fue temeroso y pretendió jugar a lo seguro no produciendo
nada, le reprendió y le hecho fuera.
Hay varias cosas que llaman mi atención de esta parábola. Lo
importante no es la cantidad de dinero que se reparte. El jefe la
reparte de acuerdo con lo que conoce de las capacidades de sus
siervos. Recuerda bien, tu diseño es único. No estés comparándo-
te con otros y con lo que ellos recibieron. Cada uno de los siervos
que produjo beneficios se enfocó en lo suyo. No vemos al segun-
do siervo discutiendo con el jefe: «¿Por qué al primero le das más
que a mí?», sino que lo vemos enfocado en desarrollar lo que su
jefe le ha dado a él. Enfócate en reconocer los talentos naturales
que has recibido y desarrollarlos al máximo. Agradece a Dios por
tus rasgos de personalidad y disfruta de quien eres. Dios te pide
que uses todo ello para extender su Reino.
Aunque esta parábola habla de dinero y puede tener una apli-
cación en lo referente al tema financiero, se trata primordialmen-
te de un jefe que tiene unos intereses específicos y unos siervos
de los que espera den lo mejor para multiplicar esos intereses. Los
intereses del jefe de la parábola están relacionados con el dinero.
Los intereses de Dios están relacionados con la extensión de su
Reino con el fin de traer salvación eterna y restauración a la vida
de las personas en el aquí y el ahora.
Dios está interesado en que su Reino se haga efectivo en esta
tierra en nuestras vidas, en nuestras comunidades, en nuestros
países. Por esa razón, Jesús nos enseñó a orar: «Padre nuestro que
estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino y
cúmplase en la tierra tu voluntad como se cumple en el cielo».

62
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

(Mt. 6:9-10). Tú y yo somos agentes para extender el Reino de


Dios en esta tierra, no sólo a través de la oración o de la predica-
ción, sino a través de nuestras acciones, dando forma a nuestras
vocaciones y encarnándolas en nuestras ocupaciones.
Por eso, Jesús también dijo: «Ustedes son la sal del mundo.
Si la sal pierde el sabor, ¿para qué va a servir? (...) Ustedes son
la luz del mundo (…) ¡Así dejen ustedes brillar su luz ante toda
la gente! ¡Que las buenas obras que ustedes realicen brillen de
tal manera que la gente adore al Padre celestial!». (Mt. 5:13-
16). Hay una conexión entre lo eterno con el aquí y el ahora. Es
por eso que encontramos numerosas referencias en la Biblia en
donde Dios llama al ser humano a ayudar al pobre, a encargarse
de las comunidades vulnerables [4], a practicar la justicia, a hacer
negocios honestamente, a pagar adecuada y puntualmente a los
trabajadores, a respetar a las mujeres, a los niños y a los ancia-
nos, a emprender negocios que beneficien ampliamente a las
comunidades, a que vivamos como es digno de nuestro llamado.
¿Recuerdas que mencioné la importancia de la fe en relación con
tu vocación? Pues bien, quiero que recuerdes que la fe cristiana
es una fe que salva, que redime, en un sentido mucho más amplio
del que hemos aprendido.
Tiendo a pensar que si tenemos tan poco impacto en nuestra
cultura es porque la sal se quedó en el salero y cuando eso sucede
se vuelve insípida. Tiendo a pensar que hemos escondido nuestra
luz en nuestras congregaciones haciendo una diferenciación
entre lo sagrado y lo secular que lo único que ha permitido es

 [4]    Las viudas y los huérfanos eran las comunidades más vulnerables en los tiempos
bíblicos, lo que explica el énfasis que Dios hace en cuidarles. En nuestro tiempo
además de éstas, existen muchas comunidades vulnerables que como cristianos
estamos llamados a ayudar (ej. víctimas de desplazamiento forzado, niños abando-
nados y abusados, hombres y mujeres víctimas de la trata de personas, etc.).

63
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

el mayor deterioro de nuestra sociedad y ha privado a otros de


experimentar el regalo de una relación con Dios que impacta la
realidad presente y trasciende hasta la eternidad.
Tiendo a pensar que hemos jugado a lo seguro, que hemos
tenido miedo de salir de nuestros guetos y enfrentarnos a la
sociedad, no con un mensaje de condenación, criticando todo lo
que no nos gusta, sino amando a otros y respondiendo a las ne-
cesidades sentidas de nuestro tiempo, de nuestras comunidades y
de nuestra sociedad, con nuestras vidas, con nuestras vocaciones
además de con nuestras predicaciones.

Dios no ha renunciado a su creación,


no renuncies tú
Nuestro mensaje es un mensaje de redención que abarca no
solo la eternidad sino la actualidad. Eso lo entendió la iglesia de
los primeros siglos. Su fe cristiana trajo redención en un sentido
amplio. Si estudias la historia del cristianismo te darás cuenta de
que los creyentes antiguos inspirados por un verdadero encuentro
con Dios que había transformado sus vidas, llevaron esa transfor-
mación a las esferas más importantes de la sociedad de su época.
Las mujeres y las niñas eran consideradas cosas en el imperio
romano, pero el cristianismo le devolvió el valor a la mujer. Los
esclavos padecían tratos humillantes, mientras que los cristianos
–amos y esclavos— eran desafiados a tratarse como hermanos.
Fue revolucionario que Pablo escribiera a las comunidades cris-
tianas en donde convivían amos y esclavos que se saludaran con
un beso santo. Es algo en verdad revolucionario. Con el tiempo, la
esclavitud en Roma desaparecería gracias al cristianismo. Podría
citarte muchos más ejemplos de cómo la fe cristiana impactó

64
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

su realidad, dando como resultado que millones de personas se


rindieran a los pies de Jesús. Siento una mezcla de molestia y
vergüenza cuando veo que personas que comúnmente denigran
del cristianismo enarbolan banderas que no podrían levantar si
la fe cristiana no hubiera existido. La igualdad entre los seres
humanos, la justicia social, el derecho a la vida, el progreso, etc.
son logros de la fe cristiana. ¿Qué nos pasó?
Déjame tratar de dar una respuesta citando al pastor y autor
Pablo Deiros:
«Ha habido una tendencia a «espiritualizar» el evangelio desli-
gándolo de toda implicación social y política. Esto está ligado a
un énfasis individualista de la fe cristiana, lo cual produce una
teología de consumo interno, local, intimista, que mira hacia
dentro de la comunidad de fe, niega la realidad del mundo y no
responde a los interrogantes básicos de la existencia social.»  [5]
Nos hemos encerrado en nuestras congregaciones a disfrutar de
la salvación de nuestras almas, a desarrollar ambientes de adora-
ción que honren a Dios por ello y a crear programas y actividades
que formen buenas personas, personas fieles a quienes llamamos
discípulos de Jesús. Siguiendo el llamado de la gran comisión
hemos ido a buscar a muchas personas, les hemos predicado y las
hemos traído a las congregaciones para bautizarlas y enseñarles.
Al final, las hemos dejado allí,
encerradas en la rutina de asistir a nuestras reuniones de fines
de semana —o entre semana—, o de desarrollar un servicio en
diferentes frentes dentro de la congregación. No desconozco
que algunos hemos hecho esfuerzos por activar a los creyentes
en lo que tienen que ver con la obra social o la labor misionera.
 [5]    Pablo Deiros, Historia Global del Cristianismo (El Paso, TX: Mundo Hispano, 2016),
pág. 1247.

65
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Hay frutos hermosos de esa labor en muchos frentes, pero aún


es insuficiente si observamos la realidad de nuestros países. El
asunto es que las personas en nuestras congregaciones tienen la
idea de que ese tipo de trabajo es para un grupo de personas muy
especiales a las que llamamos misioneros.
Son esos que salen de nuestras cuatro paredes y van a donde
el Señor les envíe, armados de su vocación para ayudar a comu-
nidades necesitadas en lugares lejanos. Para ese grupo reducido
de personas toda mi admiración y respeto. Hombres y mujeres
valientes dispuestos a hacer la diferencia en este mundo.
Sin embargo, no he conocido todavía al primer pastor o líder de
agencia misionera que me diga que tiene exceso de personas para
servir en estos frentes. Y, ¿qué pasa con el resto de creyentes?
Ellos están adorando a Dios en las congregaciones. Adorar. Un
término que se ha malentendido en la iglesia hoy. Para mí la ado-
ración se resume en rendir completamente mi vida a Dios para
que su voluntad sea hecha en mí y a través de mi en mi familia y
en mi entorno. Ten cuidado de no confundir la adoración con un
tiempo emocional de cantar en la congregación. La gente puede
llorar, saltar, cantar a grito «herido» y aun así no rendir toda su
vida a Dios. Jesús le dijo a la mujer samaritana que el Padre busca
gente que le adore en espíritu y verdad. En comunión con Él y en
todas las áreas y facetas de su vida. Esto incluye, nuestra voca-
ción. Como Andrew Scott escribió,
«(…) en un sentido, nuestra adoración debe ser mayor fuera
de las paredes de la iglesia que dentro de ellas (…) Si nuestros
actos de adoración en el mundo, el compartir el amor de Jesús a
través de nuestras vidas, fueran tan entusiastas y extravagantes

66
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

como nuestros tiempos de cantar, nuestro mundo sería un lugar


diferente». [6]
Yo creo que debemos dejar de llamar misioneros a un grupo
especial de personas en nuestras congregaciones y comenzar a
vernos todos como misioneros. Todos los creyentes, sin excepción,
estamos en misión hoy. La caída no hizo que Dios renunciará a su
creación y a establecer su Reino en ella. Si Dios no ha renunciado
a su creación, tampoco debe hacerlo su Iglesia. Nuestra misión
es hacer discípulos que vivirán eternamente adorando a Dios en
espíritu y verdad. Adorando con todo lo que son, con todo lo que
hacen, con todo lo que saben, con todo lo que tienen en una
eternidad que comenzó para ellos el mismo día que Jesús les hizo
nacer de nuevo.
La eternidad no está pospuesta para el día en que muramos,
la eternidad ya comenzó para nosotros, por lo tanto, es este el
día en que debemos adorar a Dios con todo nuestro ser, inclui-
da nuestra vocación, lo que necesariamente tendrá un efecto
en nuestra sociedad. Como afirma Pablo Deiros, si nuestra ex-
periencia con Dios es transferida al plano meramente esca-
tológico, estamos privando al evangelio de su pertinencia y
contemporaneidad. [7]
Cuando trabajamos y hacemos negocios a la manera de Dios,
estamos redimiendo lo que Dios mismo creó como un regalo para
el ser humano y lo adoramos a Él. Dios no nos creó para pasar
una eternidad tocando arpas y liras, sino que, como lo indica el
libro de Génesis, le dio al ser humano una labor. El trabajo no
fue un castigo, fue una idea divina y aunque la caída contaminó

 [6]    Andrew Scott, SCATTER. Go therefore and take your job with you (Chicago: Moody
Publishers, 2016), págs. 32-33.
 [7]    Deiros, Historia Global del Cristianismo, pág.1248.

67
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

a Adán y a Eva, así como a todo lo que el ser humano pueda


desarrollar, la obra de Jesús trajo redención no solo a nuestras
almas, sino que nos posibilita el redimir todo lo que Dios creo o
nos permitió crear y hacer.
Cuando entendemos esto y actuamos en consecuencia, estamos
extendiendo el Reino de Dios. Tu diseño y tu banda sonora te fue-
ron dados para que te unieras al llamado de Dios para rescatar la
creación, para extender el Reino de Dios. Jesús vino a deshacer las
obras de Satanás, y eso incluye esta realidad presente. El diablo
vino para matar, robar y destruir, pero Jesús vino para darnos vida
y vida extraordinaria en todos los aspectos, ¿lo recuerdas?
Por lo tanto, dale forma a tu vocación, orientando tu diseño
y tu banda sonora para extender el Reino de Dios. Rechaza esa
división que se ha hecho entre lo secular y lo sagrado y com-
prende que toda ocupación humana puede ser consagrada a Dios
para redimir nuestra cultura en cuanto sea posible, y así llevar a
las personas a que adoren al Padre celestial. Si lo tuyo es el arte,
desarróllalo hasta el máximo potencial y haz un arte que honre a
Dios y haga que las personas adoren a Dios. Solo te pido que no
lo encierres en el salero.
¿A qué me refiero? Te lo explico con la música. Pareciera que la
única música aceptable que nuestros jóvenes hoy pueden crear
es lo que hemos denominado «música cristiana». Una música con
una letra que entendemos nosotros los cristianos, que nos mueve
a nosotros y en la cual fundamentamos nuestros ambientes de
adoración. Mientras tanto, nuestra sociedad celebra con cancio-
nes de artistas que denigran a la mujer y tuercen la idea de la
sexualidad.
Con todo el talento que hay en nuestras congregaciones a lo
largo y ancho de Latinoamérica me preguntó: ¿por qué no somos

68
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

capaces de producir música que llegué a gente que no es cristiana?


¿Por qué tenemos que copiar estilos anglosajones cuando tenemos
una riqueza cultural increíble en nuestro propio folclore y tene-
mos la posibilidad de mezclar y crear nuevos sonidos que lleguen
a personas fuera de nuestras congregaciones? Es que nos hemos
dedicado a redimir las almas, pero no a nuestra cultura. Nos hemos
encerrado a la espera de la segunda venida de Jesús mientras que
nuestra sociedad se descompone frente a nuestros ojos.
En esos guetos que hemos creado para nosotros —porque somos
nosotros los que nos hemos aislado— se ha desarrollado una sub-
cultura propia con un lenguaje muy particular. Sin proponérnoslo
hemos desarrollado un dialecto al que yo llamo cristianés. Es que
los cristianos lo hablamos y déjame decirte que hay diferentes
niveles: cristianés 1, cristianés 2, cristianés 3 y cristianés avan-
zado. Si somos francos, tenemos que reconocer que hablamos
raro para la gente de hoy: gritamos de júbilo, vivimos bendecidos
y en victoria, nos preocupa demasiado el devorador y de vez en
cuando remolineamos, mientras que nuestras nuevas generacio-
nes se desconectan porque no entienden de qué se trata todo lo
que hablamos.
Pero no limitemos el arte solamente a la música. Piensa en
la pintura, la escultura, la literatura, la danza o la arquitectura.
Piensa en las variaciones que puedes tener de estas artes a través
de la ciencia y la tecnología: la fotografía, la multimedia, el cine,
etc. Todas estas artes pueden y deben ser redimidas. No se trata
solamente de hacer arte al que le coloquemos el rótulo de «cris-
tiano», se trata de hacer arte en la forma más bella y excelente
que honre a Dios. Así lo entendieron en el pasado personas como
Händel, Bach, Stravinsky, C.S. Lewis y Tolkein, solo por nombrar
algunos.

69
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Puedes ser sal y luz en cualquiera de las dimensiones de nues-


tra cultura. Si descubres que lo tuyo es la ciencia y la tecnología,
hay demasiadas cosas apasionantes por hacer allí. Recuerdo que
cuando me acercaba al final de mi estudio en el colegio, me
enfrenté ante la decisión de qué carrera debía escoger. Siéndote
franco, no tenía una relación con Jesús, ni la información o la
experiencia que comparto en este libro, pero sí tenía una seria
inclinación hacia la medicina.
Por años había pensado que quería estudiar medicina porque
deseaba ayudar a la gente menos favorecida con esa profesión
—¿recuerdas mi banda sonora? — así que me dedique a pedir
consejo entre mis familiares y conocidos que tenían algo que ver
con ella. Con lo que me apena escribir esto, confieso que aquella
limitada investigación arrojó como resultado que la medicina
sería una carrera que me implicaría una vida permanente de
estudio y un ingreso por debajo de mis expectativas.
Te soy franco, en esa época Dios no estaba en el primer lugar
de mi vida y lo último que pensaba era en extender su Reino —ni
siquiera sabía qué era eso— y aunque tenía una banda sonora,
esta sonaba muy bajito en comparación con mis propias expec-
tativas de vida. Así que me di a la tarea de encontrar otra ocupa-
ción que me diera más dinero —otra confesión que me avergüen-
za— y comencé a explorar otro de mis intereses: mi pasión por la
tecnología.
Ahora bien, cuando te hablo de tecnología, no te imagines ni
por un momento que estoy hablando de la tecnología como tú la
conoces hoy. Mi gusto por ella estaba relacionado con una cu-
riosidad por un campo que apenas estaba a punto de explotar: la
computación y los sistemas de información. En esa época, aunque
Internet ya existía en una forma bastante primitiva, no estaba

70
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

al alcance del común de la gente. Un computador era una cosa


grande con una pantalla monocromática y uno realizaba cosas
interesantes, divertidas y a veces productivas con él.
Mi curiosidad me llevaba a preguntar, explorar y destacar en
mis clases de informática en el colegio, por lo que decidí ver si en
ese campo había algo para mí. Pensé inicialmente en la ingeniería
de sistemas, pero un día leyendo descubrí una carrera que me
daría la posibilidad de unir mi deseo de ayudar a la gente a través
de la medicina con mi interés en la tecnología: la ingeniería elec-
trónica. En particular el área de la electromedicina. Fue por esa
época cuando conocí a Jesús.
Lo que quiero afirmar con esta historia personal, es que descu-
brí, que mi fe no era incompatible con la ciencia como muchos
lo quieren hacer ver hoy. Sino que, por el contrario, podía darle
sentido a lo que la ciencia hace y descubre a través de los ojos
de mi fe. Descubrí que Dios nos reveló en su Palabra todo lo que
consideró pertinente revelar referente al plan de redención para
nuestra vida y esta creación, pero nos ha dado la oportunidad de
descubrir, de progresar, de pensar. Todo esto con el objetivo de
mejorar la calidad de vida de quienes habitan este planeta. ¿No
es acaso eso parte de redimir esta creación? Yo creo sí.
Así que cuando hacemos ciencia descubrimos y explicamos
aquello que Dios ya ha creado y conoce, y en cierta medida cono-
cemos algo más de su poder y majestuosidad. También nos hace-
mos participes de su capacidad creativa, pues Él mismo nos dio su
imagen para que podamos crear. Alguna vez un profesor que tuve
en una especialización que hice en Gerencia de Mercadeo, dijo
que los cristianos no debíamos estudiar mercadeo porque está-
bamos llenos de paradigmas y eso limitaba nuestra creatividad.
Yo me atreví a refutar de manera respetuosa su afirmación pues

71
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

creía, como sigo haciéndolo, que los creyentes amamos a un Dios


creativo por excelencia que ha puesto su Espíritu en nosotros, lo
que ha redimido nuestra creatividad.
Los creyentes debemos ser los más creativos, usar la razón que
Dios nos ha dado para honrarlo a Él y para desarrollar la ciencia
y la tecnología a unos niveles de excelencia y propósito que redi-
man la creación en cuanto sea posible en el presente. Es por eso
que los cristianos debemos participar y liderar en causas como la
de combatir el cambio climático a través del desarrollo de formas
alternativas de energía o productos basados en ellas, o el desarro-
llo de tecnologías que suplan necesidades y traigan desarrollo a
comunidades pobres en todo el mundo, o el avance de la medici-
na, la nutrición, etc.
Nuestra conversión debe dar nueva dirección a nuestros pen-
samientos, a nuestras emociones, a nuestra voluntad. Pablo nos
invita en la carta a los Romanos a entregarnos como «sacrificio
vivo y santo», a ser diferentes en cuanto a nuestra conducta y
forma de pensar (Rom. 12:1-2). En la redención todas las cosas se
hacen nuevas. Debemos tener un acercamiento diferente a nues-
tra cultura y en general al mundo. Hay elementos que pueden ser
redimidos.
Aunque toda la cultura esté impregnada de pecado, como lo
está todo ser humano, cuando Dios viene y redime a un hombre
y/o a una mujer, puede redimir todas las áreas de la vida de esa
persona. Hemos aprendido a tener miedo del mundo porque éste
nos contamina. Hemos satanizado muchos elementos culturales y
se los hemos entregado a quienes no aman a Dios. Hemos crecido
refiriéndonos a quienes no asisten a nuestras iglesias como «ca-
naneos, paganos e incircuncisos» olvidando que dichos términos

72
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

no se usaban para descalificar a las personas sino para describir


grupos humanos particulares.
¿Si vemos así al mundo que nos rodea, con qué actitud iremos
a buscar a aquellos que aún no conocen a Jesús? Si nos olvidamos
que Dios amó tanto a este mundo, ¿con qué motivación iremos a
servir a todos los que lo habitan? Si no nos preparamos y servimos
en todos los campos de nuestra sociedad, ¿cómo podremos
influenciar a este mundo? Como Nancy Pearcy afirma,
«La redención no es solo para ser salvados del pecado sino ser
salvos para algo. Para reanudar la tarea para la que fuimos origi-
nalmente creados (…) Esto significa que la profesión o el trabajo
vocacional no es una actividad de segunda clase, algo que solo se
hace para poner comida en la mesa. Es el alto llamamiento para
el que fuimos originalmente creados. La manera en que servimos
a un Dios creador es siendo creativos con los dones y talentos que
nos ha concedido.» [8]
Dios te llama a unirte a Él con tu vida, con tu vocación en su
plan de redención. Él te invita a que te conviertas en una perso-
na que influye, que crea cultura desde lo que hace. Te pide que
ofrezcas tu trabajo como un servicio para su Reino. Tu trabajo
será tan sagrado como cualquier trabajo eclesiástico, ya que la
obra cristiana no se reduce a lo que sucede en las congrega-
ciones, sino que se debe hacer todo el tiempo en todo lugar en
donde se encuentre un creyente. Eso le dará significado a tu
vocación. Tu vocación debe estar al servicio de Dios, más allá de
los templos o lugares de culto cristianos.
No existe una dimensión de nuestra cultura en donde esto no
aplique. Me emociona ver a deportistas creyentes en Jesús como

 [8]    Pearcy, Verdad Total, 49.

73
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Radamel Falcao García o Juan Guillermo Cuadrado que han de-


sarrollado su talento a un grado que los destaca a nivel mundial,
que no temen hablar de su fe y que además impulsan fundacio-
nes para ayudar a los más necesitados. Ellos son ejemplos dignos
de imitar para todos nuestros jóvenes.
Disfruto cada vez que veo a un hombre o una mujer de nego-
cios que desarrolla su vocación para producir riqueza de tal for-
ma que no sólo le beneficie a él o a ella, sino a quienes trabajan
en su empresa y a la sociedad con un alto sentido de consciencia
social en cuanto a lo que hace. Admiro a esas personas que son
capaces de hacer negocios honestamente a pesar de la presión.
Necesitamos más emprendedores y personas de negocios así.
Pero también necesitamos políticos que entiendan la política no
solo como el arte de ejercer el poder, sino por sobre todo como el
llamado a servir a otros. Que dejen de servirse a sí mismos y a sus
propias causas para servir al bien común. Que vean el dinero del
Estado como algo sagrado y se vean a ellos mismos como admi-
nistradores de Dios para generar bienestar a sus comunidades y a
sus países en general.
Necesitamos pensadores, artistas, científicos, comunicadores y
todo tipo de profesionales que comprendan que han sido llama-
dos a ser la luz de esta tierra. Estamos cansados de la inequidad,
de la injusticia social, de la corrupción, de la pérdida de valores.
Es tiempo de dejar de quejarnos, de dejar de criticar todo lo que
no nos gusta de esta sociedad. Es tiempo de amar a quienes Dios
ha amado y nos ha pedido que nosotros amemos también. Es
tiempo de amar esta hermosa creación de Dios. Es hora de amar a
nuestros países y dejar de culpar a otros por lo que en ellos suce-
de o salir corriendo como si no hubiera nada que hacer en ellos.

74
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Es hora de reorientar nuestra vocación. Necesitamos más perso-


nas con esa conciencia. Te necesitamos a ti. Asume tu llamado y
dale forma a tu vocación. Identifica tu diseño, disfruta tu diseño
y desarrolla todo tu potencial de la mano de tu Creador. Iden-
tifica tu banda sonora y hazlo el tema de tu vida. Alinea todo
esto para extender el Reino predicando a otros de Jesús con tus
palabras, pero también a través de tu ocupación. Si Dios no ha re-
nunciado a su creación, tampoco lo hagas tú. Eso es darle forma
a tu vocación. Ahora bien, hay algo más que quiero explicarte si
vas a honrar a Dios con tu vida dándole forma a tu vocación.

75
A LA
MANERA DE
DIOS
En el libro de los Jueces en la Biblia, encontramos la historia de
un niño que fue dedicado a Dios desde su concepción. Su nombre
era Sansón. Dios tenía una importante tarea para este pequeño y
se la reveló a sus padres en un anuncio sobrenatural. Les dijo que,
al crecer, se convertiría en juez y salvador de Israel en un tiempo
en el que el pueblo estaba siendo oprimido por unos enemigos
llamados filisteos.
Ante semejante perspectiva su padre preguntó al enviado divi-
no: «¿Cómo hemos de criar al niño cuando nazca?». (Jue. 13:12).
Otra traducción del texto como la que presenta La Biblia de las
Américas, no solo amplia nuestro entendimiento acerca de la
pregunta que hace el padre de Sansón, sino que nos conecta con
nuestro tema: «Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser
el modo de vivir del muchacho y cuál su vocación?». [1]
La pregunta se relaciona precisamente con el tema que hemos
abordado a lo largo de este libro. Dios hace un llamado a Sansón

 [1]    La Biblia de las Américas (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman
Foundation.

76
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

y la respuesta a dicho llamado involucra toda una preparación


y el desarrollo de un estilo de vida muy particular de su parte.
Desafortunadamente, aunque los papás de Sansón dieron una
respuesta positiva al llamado divino, la respuesta de Sansón no
fue la adecuada. Este hombre creció conociendo su llamado. De-
sarrolló sus talentos naturales a un nivel que era asombroso. Creo
que no solo se sentía cómodo con quien era, sino que cometió
el error de olvidarse de quién le había dado todo lo que tenía,
dejando que su ego creciera desmedidamente alejándolo de una
intimidad con Dios. Aparentemente alineó su vida con los propó-
sitos del Reino pues se dedicó a infringirle derrotas a los filisteos
que oprimían al pueblo de Israel.
Sin embargo, hay un detalle en la historia que no podemos
dejar pasar por alto. Todo lo que hacía, lo hacía a su forma. Servía
a Dios, ayudaba al pueblo, pero no a la manera de Dios. Tenía
talento y carisma lo cual seguro impresionaba a los demás. Pero
el Señor no estaba impresionado. El problema de Sansón radica-
ba en que era un hombre del pueblo de Dios, con un llamado de
Dios, con un diseño increíble dado por Dios que hacía cosas para
Dios, pero que lo hacía a su manera no a la manera de Dios.
Cuando lees la historia de Sansón es inevitable encontrar que
este israelita no era para nada diferente de la gente que opri-
mía a su pueblo. Había asimilado la cultura circundante hasta el
punto de aceptar aspectos de ella que violaban abiertamente la
voluntad divina. Es más, me atrevo a decir que llegó a despreciar
incluso algunos de los mandatos del Señor, como lo deja ver el
episodio narrado en el capítulo 14 del libro de los Jueces, en el
que toma con sus manos miel de un panal que estaba en el cadá-
ver de un león muerto y después, no contento con comer de ésta,

77
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

les da a sus padres sin contarles de dónde la había sacado.  [2]


¿Recuerdas que más arriba escribí que considero que el poco
impacto del cristianismo sobre nuestra cultura en Latinoamérica
encuentra su origen en tres razones fundamentales? Déjame ex-
plicarte ahora la segunda. Considero que una gran mayoría de los
creyentes de hoy carecen de una verdadera cosmovisión bíblica
que dé forma a sus valores, determine sus convicciones y como
consecuencia produzca un accionar transformador sobre nuestra
sociedad.
¿Qué es una cosmovisión? Te lo explico con una breve
ilustración. Si te colocas unos lentes de color rojo, captarás cada
aspecto de la realidad bajo el color de dichos lentes. Ahora bien,
si esos lentes tienen un aumento que tú no necesitas, tendrás
además una visión distorsionada de la vida que terminará por de-
teriorar tu visión en el largo plazo. Estos lentes te brindarán una
perspectiva errada de tu entorno y te llevarán a actuar de manera
errática y reactiva para adaptarte a lo que percibes.
Una cosmovisión es un conjunto de supuestos que constitu-
yen la imagen acerca de la realidad que tiene una persona y que
determinan sus valores y su comportamiento. Por lo tanto, si
vas a cambiar una cultura, no puedes simplemente influenciar el
comportamiento de la gente. Eso es mero conductismo. Tampo-
co puedes quedarte tratando de influenciar sus valores. Eso es
moralismo. Necesitas afectar la cosmovisión a través de la cual las
personas que forman parte de esa cultura interpretan la realidad.
Toda cosmovisión está configurada por las respuestas que se
dan a las siguientes preguntas:

 [2]    Si no sabes por qué esto era un problema, puedes preguntarles a tus padres, pasto-
res o líderes al respecto. ☺

78
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

«1. ¿Quién o qué es la autoridad última o poder supremo?


(Dios). 2. ¿De qué está constituido el universo y cómo llegó a
ser? (Creación). 3. ¿Qué son los seres humanos, de dónde veni-
mos, que sucede cuando morimos, y cómo conocemos la verdad?
(Humanidad). 4. ¿Cómo determina la gente lo que está bien y lo
que está mal? (El orden moral). Y 5. ¿Hay razón y propósito que
justifique todo lo que existe? (Finalidad o Propósito).» [3]
Todos nosotros poseemos una cosmovisión basada en las
respuestas conscientes o inconscientes a estas preguntas, que
nos lleva a interpretar nuestra realidad y le da forma al con-
junto de valores en los que creemos y la manera en la que nos
comportamos.
Si analizas la historia de Sansón, él era su autoridad máxima, no
Dios. A pesar de ser criado dentro de la enseñanza religiosa de Is-
rael, ésta no era una verdad para su vida. Él tenía algunas creen-
cias, pero no poseía las verdaderas convicciones que caracterizan
a un verdadero creyente. La cultura circundante había moldeado
su perspectiva acerca de los aspectos fundamentales de la vida y
se había convertido en su referente en cuanto a lo que era bueno
o lo que era malo. Aunque tenía un llamado, vivía como si su vida
no tuviese una finalidad o un propósito superior.
El problema con muchos creyentes de hoy se relaciona con el
hecho de que tienen una religión que se llama cristianismo, pero
no tienen una cosmovisión verdaderamente bíblica. Aunque se
afilian como miembros de congregaciones, o por lo menos suelen
asistir a ellas, no están absolutamente convencidos de que la Bi-
blia tenga las respuestas correctas a las preguntas fundamentales
de la vida y sus verdaderas convicciones tienen raíces no bíblicas.

 [3]    Christian Overman, Supuestos y Estilos de Vida (Tyler, TX: JUCUM, 2014), pág. 9.

79
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Como resultado de ello, su estilo de vida, incluida su vocación, no


tiene un impacto que favorezca el avance del Reino de Dios.
He escuchado varias veces a algunas personas decir que una
cosa es cómo se hacen las cosas en la iglesia y otra es la realidad
del mundo. Ellas afirman que es muy lindo lo que la Biblia dice,
pero que el mundo real es otra cosa. En el mundo real, supues-
tamente, los negocios han de llevarse a cabo de ciertas maneras
para alcanzar el éxito. Esas maneras en ocasiones —sostienen— no
se alinean con lo que la Biblia nos enseña. Estas personas creen
que para poder ser aceptados en el ambiente en el que ellos se
mueven, o para escalar de posición en su ocupación, es necesa-
rio adaptarse a lo que la cultura o el ambiente demande, de lo
contrario resultarás excluido o tus metas se verán truncadas. Son
una suerte de camaleones que se adaptan ante las situaciones y
demandas culturales con el fin de alcanzar su propia definición
de éxito.
Estos individuos se definen como cristianos, afirman ser el pue-
blo de Dios, conocen sus talentos naturales y hasta hacen sonar
una banda sonora. Pueden servir en sus congregaciones o cum-
plir fielmente con lo que ellos consideran que un creyente debe
apoyar a su iglesia, incluyendo sus diezmos. El gran problema es
que hacen las cosas a su manera, no a la manera de Dios. Hacen
negocios a su manera, no a la manera de Dios. Cumplen con su
trabajo a su manera, no a la manera de Dios. Llevan las relaciones
con otros a su manera, no a la manera de Dios.
¿Cuál es la razón por la cual tantas personas que afirman ser
creyentes en Dios actúan bajo los mismos patrones de injusticia,
inmoralidad y egoísmo que la Biblia rechaza? Déjame tratar de
explicarlo. No quiero caer en un asunto de mero conductismo.
Desde mi perspectiva no se trata de un asunto de hacer, sino de

80
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

ser. No estoy abogando aquí siquiera por un estilo de vida en el


que la perfección es la norma. Soy consciente de que todos los
seres humanos, aun aquellos que hemos sido redimidos por Jesús,
tenemos muchas cosas por mejorar y luchamos con el pecado.
Sin embargo, creo que debe haber una diferencia clara entre la
vida de una persona que dice tener una relación con Jesús y una
que definitivamente no la tiene. Esa diferencia la hace el Espíritu
de Dios que habita en ella y que produce un fruto que transforma
su vida e impacta necesariamente todo su entorno. No se trata de
cuán cristianos podemos ser por nuestra propia cuenta, sino de
cómo la acción de Dios en nuestra vida nos transforma para ser la
luz y la sal que este mundo necesita.
Jesús afirmó que el árbol se conoce por su fruto y Pablo enfa-
tizó la necesidad de no amoldarnos a la conducta de la cultura
que nos rodea, llamando a los creyentes a ser diferentes no solo
en cuanto a su conducta sino en su forma de pensar con el fin de
aprender lo que Dios quiere, lo cual siempre será bueno, agrada-
ble y perfecto (Rom. 12:2).
Aquí está el quid del asunto. Debemos permitir que el Espíritu
Santo renueve nuestra mente a través de su Palabra con el fin de
que podamos vivir en la voluntad de Dios y extender su Reino.
Debes permitir que el Espíritu Santo renueve tu mente y te ayude
a desarrollar una cosmovisión plenamente bíblica, si vas a darle
verdadera forma a tu vocación.
Quiero que seas consciente de que la realidad de nuestra socie-
dad actual ha sido delineada en gran parte, por los «ismos» que
han influido con mucha fuerza a occidente a partir del siglo XIX.
Eso que llamo ismos son tres grandes sistemas de pensamien-
to que le dan forma al pensamiento de las personas de nuestro
tiempo: el naturalismo, el humanismo y el posmodernismo.

81
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

El naturalismo niega la existencia de una realidad espiritual


como la que la Biblia refiere y por tanto ha despojado de pro-
pósito al ser humano y a la creación. Según éste, la tierra y todo
lo que existe en ella, son el resultado de procesos de millones de
años guiados por el azar y, por lo tanto, tratar de encontrar senti-
do u orden en el universo es una tarea inútil.
El humanismo es esta corriente filosófica que pone al ser hu-
mano en el centro del universo, exaltando a la razón, la expe-
riencia y la ciencia como fundamento de todo conocimiento y
como rectoras de cualquier definición ética o moral. Como podrás
comprender, Dios y la Biblia no tienen mucho espacio en estos
sistemas de pensamiento.
El posmodernismo es un sistema de pensamiento que surgió
en la segunda mitad del siglo XX y que, entre otras cosas, se
caracteriza porque no reconoce verdades absolutas, privilegia el
actuar basado en lo que se siente y se desea y aunque reconoce
la realidad espiritual, no reconoce a la Biblia como única fuente
de información acerca de ésta. El posmodernismo, además, está
caracterizado por una pérdida de confianza hacia las institucio-
nes y la autoridad en general, así como por un consumismo de
tipo compulsivo que va más allá del consumo de bienes y servi-
cios, extendiéndose hacia un deseo desenfrenado por las personas
y las ideas.
Esos tres ismos nos han afectado en formas que debemos
reconocer como creyentes, si es que vamos a comenzar por una
tarea de renovación de nuestra mente que nos lleve a desarrollar
una cosmovisión plenamente bíblica que le dé sentido a lo que he
hablado acerca de redimir nuestra cultura.
Recuerda que señalé la importancia de extender el Reino de
Dios a través de tu vocación al convertirte en una persona que

82
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

produzca cultura. No entiendas aquí que estoy llamándote a


aislarte del mundo o a convertirte en un ser raro que no puede
conectar con su realidad. Estoy invitándote a desarrollar un lente
limpio y ajustado que te permita entender qué aspectos de la cul-
tura son positivos y cuáles no lo son para que puedas darle forma
a tu vocación, de manera que no solo te beneficie a ti, sino que
traiga significado a tu vida, ayude a otros y en última instan-
cia extienda el Reino de Dios sobre esta tierra. Si no tienes una
cosmovisión verdaderamente bíblica el impacto de tu vida para
el Reino terminará por diluirse. Sucumbirás ante las presiones de
una cultura que en muchos aspectos es, no sólo contraria, sino
agresiva frente a lo que la Biblia enseña.
Si no desarrollas un pleno convencimiento de la verdad bíbli-
ca y de cómo esta verdad interpreta la realidad, esas presiones
podrán hasta quitarte la alegría de vivir tu vocación y termi-
narás haciendo lo que el común de las personas hace. Entonces
habrás perdido la oportunidad de convertirte en un agente de
transformación para este mundo a la manera de Dios. Para que la
cultura del Reino de Dios se extienda en esta tierra, primero debe
establecerse en nuestros corazones. Debemos entender, como lo
afirma acertadamente Nancy Pearcy, que vivir una cosmovisión
cristiana significa:
«(…) ofrecer a Dios todas las facultades —prácticas, intelec-
tuales, emocionales, artísticas— para dedicarle a Él cada área de
la vida. La única expresión que tal fe puede adoptar es captar
el ser total y redirigir todo pensamiento. La idea de una división
entre lo sagrado y lo secular se torna impensable. La verdad
bíblica se adueña del ser interior y uno reconoce que no solo se
trata de un mensaje de salvación, sino de la verdad acerca de la
realidad entera. La palabra de Dios pasa a ser una luz para todas

83
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

nuestras veredas y proporciona principios fundamentales para


someter cada parte de la vida al Señorío de Cristo, para glorifi-
carse y cultivar su creación.» [4]
Hace años, cuando mi esposa y yo dirigíamos un ministerio
juvenil como parte de nuestro voluntariado en la congregación
en la que me formé, escuché acerca de un chico que se mantenía
muy firme en sus convicciones cristianas aun a pesar del ambien-
te contario a ellas que experimentaba en su universidad. La pre-
gunta concreta que le hicieron fue: «¿Cómo haces para soportar
la presión de tus amigos?». Su respuesta fue admirable: «¿Cuál
presión? Yo soy la presión de mis amigos».
Este joven no solo tenía algunas creencias, sino que había
desarrollado unas profundas convicciones en cuanto a Dios, su
identidad y su propósito. Esas convicciones estaban arraigadas en
una cosmovisión absolutamente bíblica y determinaban sus valo-
res, así como su comportamiento. Él no entendía la Biblia como
una serie de prohibiciones sino como un manual de vida. Este
joven veía su vida desde la óptica del diseño divino y no quería
de ninguna manera perderse el regalo de vivir bajo ese diseño.
La obra del Espíritu de Dios en su vida era evidente, por tanto,
él no aceptaba la presión de una cultura que quería desviarlo de
ese propósito, sino que se convirtió en la presión de quienes lo
rodeaban demostrando un estilo de vida diferente y alegre. No se
aisló, sino que brilló.
Dios te está llamando a convertirte en el cambio que este
mundo necesita. No te está llamando a ser raro o rara. Te está lla-
mando a ser diferente. Te está llamando a ver la vida a través de
los lentes bíblicos. Dios quiere darte su mente, es la realidad para
el creyente como lo afirma la primera carta a los Corintios en el

 [4]    Pearcy, Verdad Total, pág. 59.

84
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

capítulo 2 versículo 16. Dios te está invitando a encarnar tu vo-


cación en una profesión que le dé forma a la cultura extendiendo
su Reino. Pero si vas a aceptar su llamado, necesitas desarrollar
una cosmovisión auténticamente bíblica. ¿Será posible hacer eso
en este tiempo y prosperar? Claro que es posible. Así como el
chico al que me acabo de referir, déjame contarte de otro joven
que lo hizo en un tiempo en donde la cultura que le rodeaba era
absolutamente contraria a la enseñanza divina.

La historia de otro joven


extraordinario
Hace algo más de dos mil seiscientos años, el rey de un impe-
rio muy poderoso, el imperio Babilónico, invadió a Jerusalén y
puso fin a lo que en aquel momento se conocía como el reino de
Judá. Además de llevarse las riquezas que encontró en Jerusalén
—incluidas las que encontró en el templo—, se llevó cautivo al
veinticinco por ciento de las personas que habitaban la nación. La
Biblia nos dice que esto sucedió porque Dios dejó al pueblo a su
suerte debido a que éste se había entregado a la inmoralidad, la
injusticia y la idolatría.
Por cientos de años, Dios había llamado a su pueblo a que
fuera diferente, pero Israel no quiso escuchar el llamado que el
Señor le había hecho. Dios le hizo un llamado a su pueblo, pero
su pueblo no respondió a su llamado. Israel era el pueblo de Dios,
tenía una religión con la que decía adorar a su Dios, pero su vida
no reflejaba esa adoración. Israel había absorbido mucho de la
cultura de los pueblos a su alrededor a pesar de que Dios le había
advertido, «tienes que ser tú quien influya en ellos y no al revés».
(Jr. 15:19). El pueblo que debía ser luz, no lo fue. La sal se volvió

85
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

insípida y tuvo que ser tirada. Pero en toda situación compleja o


triste siempre hay algo que Dios puede rescatar para cumplir con
su propósito.
Dentro de los que fueron llevados cautivos a Babilonia se en-
contraba un joven que para esta época debía estar alrededor de
los quince años y cuyo nombre era Daniel. La Biblia nos dice que
Daniel junto con otros tres jóvenes fueron elegidos para hacer
parte de un programa de entrenamiento, que de cursarlo exitosa-
mente les permitiría convertirse en consejeros del mismísimo rey
de Babilonia.
El capítulo 1 del libro de Daniel nos da las razones por las
cuales estos jóvenes fueron escogidos. Pertenecían a la familia
real o a la nobleza de Judá, eran muchachos «fuertes, sanos y
de buen parecer» y poseían «una amplia cultura», además de ser
«bien educados, inteligentes, despiertos, sensatos y capaces».
(Dn. 1:3-4). Si lo piensas bien, los criterios de elección del rey
de Babilonia son muy parecidos a los aspectos que la cultura de
nuestro tiempo valora en una persona: una buena preparación
académica, una buena apariencia y habilidades para conseguir el
éxito. Podríamos decir que, en medio de la tragedia de su pueblo,
a Daniel y a sus tres amigos no les fue tan mal. Por el contrario,
se destacaron y encontraron el camino hacia el éxito en su nueva
vida. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro.
Este programa de entrenamiento no se asemejaba al proceso de
ir a la universidad para tomar una serie de asignaturas relaciona-
das con una profesión en particular. Se trataba en realidad de un
programa de adoctrinamiento cultural de tres años que buscaba
una reprogramación sistemática de estos jóvenes judíos. A través
de ese programa se pretendía eliminar todo vínculo con su patria
de origen, con la Escritura y con el Dios de Israel.

86
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

El objetivo era inyectarles una nueva cultura, desarrollar en


ellos una nueva cosmovisión. No solo se les enseñaría matemá-
ticas, economía o historia, sino que se les adoctrinaría en astro-
logía y religión babilónica o superstición. Esto sí que podemos
llamarlo el intento de lavar el cerebro de estos jóvenes. Querían
reemplazar los valores del pueblo de Israel por aquellos que
Babilonia privilegiaba. Querían enseñarles una nueva lengua, una
nueva religión, pero buscaban hacer algo más profundo: busca-
ban cambiar la cosmovisión y la identidad de estos jóvenes.
Por ello, se les asignan nuevos nombres en Babilonia. Sus
nombres originales definían la identidad de estos chicos. Daniel
significa «Dios es mi juez», Ananías significa «Yahveh es misericor-
dioso», Misael expresa «¿Quién es como Dios?» o, en otras pala-
bras, «no hay otro dios como el Dios de Israel» y Azarías «Yahveh
ha ayudado.» Los nombres que les dieron, fueron pensados para
que olvidaran quiénes eran y a Quién representaban: Beltsasar
significa «¡Bel, le protege!», mientras que Sadrac «Mandato de
Aku», Mesac «¿Quién es como Aku es? y Abednego: «Siervo del
dios Nebo» [5]
Nuevos nombres, nuevas identidades, nuevas ropas, y también
una nueva dieta. No comerían más comida judía, sino que come-
rían la mejor comida que había disponible en el imperio, la que
el rey mismo comía. ¿Cuál fue la respuesta de Daniel? Leámosla:
«(…) se propuso no contaminarse comiendo la comida y el vino
que el rey les daba. Por lo tanto, pidió permiso al jefe de personal
para comer otras cosas». (Dn. 1:8).
¿Qué hay de malo con la comida babilónica? ¿Por qué este
joven de quince años decide que no seguirá la orden del hombre
más poderoso del imperio? En el Antiguo Testamento Dios dio

 [5]    Bel, Aku y Nebo eran nombres de deidades babilónicas.

87
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

a los israelitas estrictas ordenes alimenticias. Lo hizo porque


quería que recordaran que Él los había elegido, que eran únicos
en medio del resto de la humanidad. Ellos no comerían como el
resto de la gente come, no porque fueran mejores, sino porque
sería una señal de que Dios les escogió, estaba presente en medio
de ellos, y quería preservar a esa nación para bendecir a toda la
humanidad.
Además, quería que fueran un pueblo saludable. Así que
Daniel no estaba rechazando simplemente la comida, estaba
rechazando un ataque espiritual en contra de su identidad. Este
era otro intento por reprogramarlo para que olvidara sus raíces
espirituales. No sería más judío. Sería babilonio secularizado. Así
que decidió no contaminarse. No podía hacer nada, debía asistir
al programa de formación, debía aprobarlo, incluso si eso im-
plicaba tener que estudiar algunas cosas con las que no estaba
de acuerdo. Si iba a aconsejar al rey, ¿acaso no debía conocer la
cultura del reino? Así era. Pero si iba a aprender de todo esto,
si iba a estar expuesto a todo esto, tenía que tener absoluta
claridad con respecto a quién era.
Su cosmovisión debía ser sólida para no dejar que las distorsio-
nes a su alrededor lo llevaran lejos de Dios. No había lugar para
esconderse, no había forma de aislarse, pero había decisiones
que podía tomar para ser fiel a su Señor y al llamado que había
recibido. Y así fue como Daniel aprobó aquel programa de entre-
namiento sin contaminarse y llegó a servir como consejero del
rey Nabucodonosor. También le sobrevivió a éste y a su imperio y
al final del libro que lleva su nombre en la Biblia, lo encontramos
alrededor de sus ochenta y cinco años habiendo superado incluso
las pruebas más duras, conectado con Dios, cumpliendo con su
llamado y siendo uno de los hombres más influyentes de dos de

88
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

los imperios más importantes de los que la historia ha tenido


noticia.
¿Qué tiene que ver esto contigo? Mucho. El ambiente que
encontrarás mientras creces, escoges tu profesión y en el cual
deberás ejercerla en el futuro, será un ambiente que intentará
reprogramarte en todos los aspectos. Querrá hacerte creer que no
hay verdades absolutas y que por lo tanto puedes operar desde
la relatividad moral. Tenderá a llevarte a la búsqueda de aquellas
cosas que satisfacen tus necesidades y querrá hacerte olvidar que
Dios te ha llamado para que sirvas a otros.
Tendrás la tentación de conformarte a los valores de otros para
alcanzar lo que ellos te venderán como el éxito. Buscará hacerte
olvidar quién eres y a Quién representas. Algunas veces te hará
pensar que, si todos lo hacen, tú también deberías hacerlo. Trata-
rá de llevarte por atajos para conseguir lo que esperas. Intentará
hacerte dudar de la Palabra y mantenerte en constante ocupa-
ción con el fin de alejarte de Dios. Tratará de convencerte de que
el éxito en la vida se alcanza si posees más, sabes más y haces
más, y no en ser la persona que Dios desea que seas y cumplir con
tu vocación. Intentará que te postres ante ídolos como el dinero,
la fama, el poder, la sensualidad. Te amenazará con lanzarte al
foso de los leones si te atreves a hablar de Dios.
Como Daniel y sus tres amigos, tú también tendrás que hacer tu
propia elección. Espero que, como Daniel, te decidas a no conta-
minarte. Espero que te decidas a ser quien forje cultura en lugar
de absorber sin más la cultura que te rodea. Espero que te decidas
a ser la luz del mundo y la sal de la tierra. Espero que no solo
vivas para ti, sino que vivas como es digno de tu llamado. Oro al
Señor para que te guíe a identificar con claridad y desarrollar tus
talentos de manera que disfrutes de ser tú y puedas sobresalir

89
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

como lo hizo Daniel en Babilonia. Pido a Dios que te permita


escuchar tu banda sonora, para que hagas lo que hagas, siempre
esté relacionado o busque conectar con aquello que mueve tu
corazón y para lo cual Dios te diseñó.
Oro para que descubras en cada cosa que haces una oportuni-
dad para extender el Reino de Dios a través de tu vida. Y oro para
que renueve tu mente y te dé la posibilidad de ver la vida con los
lentes correctos para que hagas lo que hagas, siempre sea a la
manera de Dios.
Estoy convencido de que es posible unir nuestra vocación con
la realidad de nuestra ocupación, prosperar en todos los aspectos
en el proceso y contribuir a extender el Reino de Dios. Esa ha sido
mi experiencia desde que conocí al Señor. Cuando miro atrás me
sorprendo de la fidelidad de Dios.
Trabajé para compañías líderes en el mundo de la tecnología,
conocí personas influyentes —científicos, artistas, empresarios
y hasta presidentes de grandes organizaciones y naciones. Viajé
por muchos lugares del mundo, fui testigo de grandes avances
tecnológicos, pero nada se compara con el hecho de saberme hijo
de Dios, disfrutar de su gran amor y cumplir con su propósito.
Es lindo saber que mi vocación ha tomado diferentes formas
a lo largo de mi vida. He sido cajero de una cadena de comidas
rápidas, ingeniero de preventa técnica, gerente de producto,
gerente de una unidad regional de negocios, líder de grupos de
ejecutivos y profesionales, coach, director de un ministerio juvenil
y ahora pastor. Me he asegurado de que cualquiera sea la forma
que tome mi vocación a lo largo de mi vida nunca me aleje de
mi diseño, de mi banda sonora o de extender en alguna forma
el Reino de Dios. Y aunque las cosas no han salido siempre como
yo pensaba o he cometido errores en el proceso —más de los que

90
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

me gustaría admitir—he podido constatar como lo hizo Daniel,


la fidelidad de Dios a lo largo de mi vida. Mantente fiel a Jesús y
Él se encargará de bendecirte como lo hizo con Daniel. Él quiere
extender su Reino en esta tierra y quiere que tú seas una per-
sona de gran influencia para lograrlo. Usa tu vocación para ese
propósito.

Algo que no puede faltarte


Hemos hablado de tu diseño y de tu banda sonora como ele-
mentos esenciales de tu vocación que han sido dados por Dios.
Darle la forma al orientarlos a la extensión del Reino a la manera
de Dios es decisión tuya. Hay sin embargo algo más que deberás
trabajar si vas a darle forma correcta a tu vocación.
Se trata de tu carácter y en particular hay una cualidad de ca-
rácter que sobresale en mi estudio de la vida de Daniel. La Biblia
nos dice que a Daniel y tres amigos suyos «Dios concedió (…) gran
facilidad para aprender y pronto ellos habían llegado a dominar
toda la literatura y ciencia de aquel tiempo». (Dn. 1:17). La tra-
ducción Nueva Versión Internacional lo presenta de esta manera:
«A estos cuatro jóvenes Dios los dotó de sabiduría e inteligen-
cia para entender toda clase de literatura y ciencia». [6] La Biblia
aquí nos dice que Dios les concedió una cualidad para aprender,
entender y como consecuencia vivir hábilmente. Esa cualidad es
la sabiduría.
Ésta no se limita solo a los aspectos que consideramos de
naturaleza espiritual, sino que guarda estrecha relación con todas
las áreas del conocimiento y de la vida humana. Es una sabiduría
que Dios espera que apliquemos en cada dimensión de nuestra
 [6]    La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1986, 1999, 2015
by Biblica, Inc.®

91
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

cultura si vamos a ser agentes de transformación. Necesitamos


desarrollar este tipo de sabiduría a un nivel tal que podamos
entender y ejercer nuestras profesiones de manera sobresaliente,
atendiendo a las necesidades de nuestra sociedad y honrando a
Dios en el proceso.
Es tu responsabilidad desarrollar este tipo de sabiduría. No
se trata de simplemente orar todos los días diciéndole a Dios:
«Señor, dame tu sabiduría» y esperar que mágicamente seamos
sabios en el sentido que estamos discutiendo. Los cristianos so-
mos expertos en «espiritualizar» ciertos aspectos de nuestra vida
solamente para escaparnos de nuestra responsabilidad. ¿Te has
dado cuenta de que cuando alguien no quiere tomar una decisión
en su vida, dice: «Voy a orar por eso»? O ¿has notado que cuando
alguien quiere que una relación con otra persona cambie, ora:
«Señor por favor cambia a esa persona».
No me malentiendas, creo en la importancia de la oración, pero
estoy convencido de que la madurez cristiana consiste en asumir
nuestra responsabilidad de vivir los principios bíblicos no solo
en cuanto a la toma de decisiones y las relaciones sino en todas
las áreas de nuestra vida. En ese mismo sentido, si vamos a ser
sabios en la forma en que Daniel y sus amigos lo fueron, debemos
aplicarnos a trabajar en ello. ¿Cómo? La Biblia nos brinda claridad
al respecto.
En el capítulo 9 del libro de los Proverbios, se personifica a la
sabiduría como alguien que construye una casa con siete colum-
nas. Si estudiamos con cuidado los versículos del uno al doce,
encontraremos unas claves maravillosas acerca de cómo se com-
porta una persona que es sabia.
En primer lugar, leemos que la Sabiduría preparó un gran
banquete, mezcló los vinos y puso la mesa. En el contexto de

92
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

este capítulo de Proverbios nos damos cuenta de que la sabiduría


tiene una tarea que cumplir. Decide hacerlo en la manera en la
que toda persona que deba llevar a cabo una ocupación debería
hacerlo: de manera excelente. No solo quiere dar un banquete,
sino que el versículo 2 presta atención a los detalles. Si vas a
invitar a alguien importante a tu casa y quieres impactarle de
alguna manera estoy seguro de que preparas cada detalle para
que esto suceda. Hay quienes hacen banquetes, pero lo hacen de
una manera mediocre.
La mediocridad puede deberse a dos factores primordialmente.
El primero es la incapacidad o la falta de aptitud para hacer algo.
El segundo es la pereza. Sobre los dos tienes la posibilidad de de-
cidir en cuanto a cómo llevarás a cabo tu profesión u ocupación.
Decide no hacer cosas que te lleven lejos de tu diseño y de tu
banda sonora. Aprende a decir no a esas cosas que tú sabes que
Dios no te diseño para ser. Si vas a sobresalir en una ocupación,
deberás ejercerla desde tu zona de fortaleza. Cuanto más te alejes
de ella, más difícil será que alcances un nivel de excelencia.
También decide ser excelente en lo que haces. Dile no a la
pereza. En mi experiencia profesional aprendí que uno sobresale
cuando da la milla extra, cuando no se esconde detrás de las ex-
cusas que le impiden hacer algo. Descubrí que la excelencia está
en los detalles y que la gente más valorada es la que trabaja con
calidad y disciplina. Aprendí que es mejor decir no, a comprome-
terse a hacer algo y después no hacerlo. Aprendí que planear es
importante y que es aún más importante cumplir con los com-
promisos, haciendo las cosas de acuerdo con lo planeado. Si vas a
honrar a Dios, vive de manera excelente. Que la excelencia sea tu
estándar. Los hijos de Dios debemos ser reconocidos por nuestra
excelencia nunca por la mediocridad. Somos excelentes porque
servimos a un Dios excelente.

93
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

En Latinoamérica nos excusamos en nuestra idiosincrasia para


ser impuntuales, incumplidos, dejar las cosas para último mo-
mento, buscar los atajos, entregar las cosas a medias. Después
terminamos culpando a los demás porque las cosas no resultan
como queremos. Recuerda, más que Latinoamericanos somos
seguidores de Jesús. Su estándar es nuestro estándar. Te aseguro
que la gente notará tu excelencia, darás honra a Dios con ello y
se te abrirán muchas oportunidades de crecimiento profesional.
La segunda clave la encontramos leyendo desde el versículo 3
hasta el 5 allí en Proverbios 9. Hay una característica importan-
te de la sabiduría divina: es generosa. Dice que envío criadas a
los más alto de la ciudad para que invitaran a toda persona que
necesitaba aprender. El banquete que la Sabiduría prepara no es
para unos pocos. Está abierto para todos.
Debemos ser generosos con lo que aprendemos. No me refiero
solamente a ser generoso con tu dinero. Ese es un aspecto de la
generosidad. Pero el tipo de generosidad que notamos en este
capítulo de Proverbios es la generosidad que da de lo que sabe. Si
vas a brillar en esta sociedad necesitas superar el individualismo.
Debes tener mentalidad de equipo. Trabajarás con personas que
comparten tus creencias, otras que rechazan tus creencias y al-
gunas a las que tus creencias les tienen sin cuidado. Si pretendes
trabajar en ambientes exclusivamente «cristianos» vas a tener que
aislarte. Aun si desarrollas tu propio emprendimiento tendrás que
interactuar con no cristianos.
Daniel es un gran ejemplo de cómo brillar en un ambiente en
donde uno es minoría. Comparte tu conocimiento y tus habili-
dades con otros. No tienes que vender tus principios para poder
compartir con otros. Si vas a brillar, vas a tener que hacerlo en
la oscuridad. ¿Qué tiene de extraordinario brillar en un lugar

94
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

lleno de lámparas? Pide amor a Dios por la gente que estará a


tu alrededor a lo largo de tu vida y llénalos de luz a través de tu
generosidad. Sé generoso con todo lo que Dios te ha dado. Vive
generosamente.
La tercera clave se encuentra en el versículo 6. La Sabiduría
ayuda a crecer a los demás. No solo uses a la gente para alcanzar
tus objetivos. En este tiempo se han invertido los valores. Se usa
a las personas y se ama a las cosas. Ese no es el orden de Dios. Lo
que hagas siempre debe ayudar a crecer a los demás. Te aseguro
que todos querrán estar en tu equipo. Puedo decir que he tenido
una buena reputación liderando equipos. Una de las razones era
porque en mis equipos las personas crecían. Me enfocaba en ellas,
en sus habilidades y su potencial para ayudarles a crecer en lo
personal y en lo profesional.
Ayuda a desarrollar buen juicio en los demás. Comparte tu vida
y lo que Dios te ha enseñado para que los demás vean a Dios y a
la vida correctamente. Ayúdales a crecer en todas las áreas de la
vida. Para ello tu vida debe ser un ejemplo de balance espiritual,
emocional, familiar, laboral, intelectual y social. Disfruta de las
cosas buenas de la vida. Como lo señalé antes, Dios no te llamó a
ser raro sino a ser diferente. Recuerda que todo te es permitido,
aunque no todo te conviene. Que las personas a tu alrededor te
vean como un ejemplo en todo para seguir. Que tu vida ayude a
otros a crecer.
Los siguientes tres versículos nos brindan otra clave funda-
mental. La Sabiduría conoce a la gente y sabe cómo relacionarse
con ella. En la vida tendrás gente que te aportará y te ayudará
a crecer y gente que, si se lo permites, te detendrá e incluso te
alejará de Dios. Encontrarás personas que te amarán y recibirán lo
que deseas compartir con ellas y otras que terminarán odiándote

95
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

sin causa. Recuerda que todos estamos rotos y necesitamos a Dios


para que nos restaure. Ama a todas las personas, pero aprende a
relacionarte correctamente. Rodéate de las personas correctas. Un
dicho popular dice, «dime con quién andas y te diré quién eres».
Desarrolla tu sabiduría para rodearte de personas que te ayu-
den a crecer. No inviertas tiempo en personas necias. Deja ir con
alegría a todo aquel que te aleje del plan de Dios para tu vida.
Establece un círculo íntimo que comparta tus principios y con el
que puedas ser una persona auténtica y rendir cuentas sobre tu
vida. Desarrolla tus habilidades para relacionarte con todo tipo de
personas. Desarrolla una buena red de relaciones que te ayuden
no solo a crecer sino a extender el Reino de Dios en esta tierra.
La quinta clave está en el versículo 10. «Lo primero que hay que
hacer para adquirir sabiduría es honrar el Señor; conocer al San-
to es tener inteligencia». Fortalece tu relación con Dios. Estamos
llenos de activismo en nuestro tiempo. Asegúrate de no descuidar
tu relación con Dios. Mantén tu intimidad con Él, no descuides
la oración, el estudio de la Biblia y la reflexión sobre lo que Dios
quiere decirte. No descuides el congregarte regularmente. De tu
relación con Él obtendrás el sentido para todo lo que hagas. Si
estás en conexión con el Señor, amarás lo que Él ama. Serás sen-
sible a su guía en todo momento. Recuerda que el conocimiento
de Dios da propósito a tu vida y orienta tu acción. Nunca le des
a tu profesión o a algo más, el lugar que sólo le pertenece a Dios
en tu vida. Honra a Dios y Él te exaltará a ti. Vive de rodillas de-
lante de Dios y Él te mantendrá en pie frente a los hombres.
La sexta clave que nos ofrece el versículo 11 de este capítulo
de Proverbios es esta: aprovecha bien el tiempo. Si se te dan más
años de vida, tu deber es aprovecharlos al máximo. Recuerda
lo que la misma Biblia dice: hay un tiempo para todo lo que se

96
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

quiere en esta tierra. Tener sabiduría implica tomar la decisión de


organizarse. Cada vez es más común escuchar la afirmación «no
tengo tiempo» o «el tiempo no me alcanza para nada». La Sabidu-
ría no incluye estas y otras frases parecidas dentro de su vocabu-
lario. Sus prioridades están en orden y bien administradas. Sabe
decir no a lo que la distrae.
En esta edad temprana de tu vida te aconsejo que busques
consejo en cuanto a cómo organizar tu tiempo. Incorpora en tu
vida el uso de herramientas como una agenda en la cual puedas
organizar tus días. Identifica bien tus prioridades y asegúrate de
invertir la mayor parte de tu tiempo atendiéndolas. Recuerda que
esta vida es más una carrera de maratón que una carrera de cien
metros. Invierte tu tiempo sabiamente, sé paciente y perseveran-
te, no todo en la vida llega de la noche a la mañana y las cosas
más importantes y duraderas toman tiempo en desarrollarse.
Finalmente, si no tienes la disposición de aprender para
desarrollar la sabiduría serás tú la única persona que sufra,
como lo dice el versículo 12. Por lo tanto, desarrolla un espíritu
enseñable. No hay nada más triste que las personas que sufren
de lo que llamo «el síndrome del producto terminado». Son esas
personas que creen que todo lo saben, que no tienen nada que
aprender. Por el contrario, ten la actitud de aprender todo el
tiempo. Valora a los demás y las cosas que pueden enseñarte. Sé
humilde. Hay un riesgo cuando uno es muy joven. Creer que ya
se tienen todas las respuestas o que no necesitamos el consejo
de otros. Cuando tenía diecisiete años yo pensaba que sabía
todo de la vida. Con el paso de los años he descubierto que
siempre hay cosas que aprender. He aprendido que Dios permite
que nos encontremos con personas y vivamos ciertas situacio-
nes para aprender cada día.

97
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Aún nuestros fracasos tienen muchas cosas que enseñarnos. El


hecho de fracasar no te convierte en un fracaso. A lo largo de tu
vida encontrarás situaciones a las que podrás catalogar como fra-
casos. No dejes que ellas te detengan. Aprovéchalas para obtener
grandes lecciones para tu vida. Seguro cometerás algunos errores
en el proceso de darle forma a tu vocación. Solo recuerda que,
aunque es triste, también podrás aprender de ellos. Ahora bien,
no tienes que equivocarte siempre para aprender. Sé una persona
sabia y aprende también de los errores de otros. Lo trágico sería
que no aprendieras de ninguno de los dos.
Una idea más: lee todo lo que puedas. Sé selectivo, pero no li-
mites tu lectura a los libros que encuentras en las librerías cristia-
nas. Sé una persona culta, abre tu mente a la literatura universal.
Aprende de la historia en general. Llena tu biblioteca de literatura
relacionada con tus intereses. Te darás cuenta con el paso de los
años, que leer te dará muchos metros de ventaja en la vida.
Dios te ha dado un diseño y ha compuesto una banda sonora
para ti. Úsalos para darle forma a tu vocación y dirígelos para
encarnarla en una profesión que extienda el Reino de Dios sobre
esta tierra a la manera de Dios, recordando estas siete cosas que
te convertirán en una persona más sabia:
• Que la excelencia sea tu estándar.
• Vive generosamente.
• Ayuda a otros a crecer.
• Desarrolla tus habilidades para relacionarte con todo tipo
de personas.
• Fortalece tu relación con Dios.

98
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

• Aprovecha bien el tiempo.


• Desarrolla un espíritu enseñable.

99
IGLESIA Y
VOCACIÓN
Unas páginas atrás afirmé que tu vocación debe servir a los
intereses de Dios, a la extensión de su Reino. Permíteme concluir
hablándote de uno de sus grandes intereses sobre esta tierra.
Podemos encontrarlo en el evangelio de Mateo en el capítulo 16
a partir del versículo 13. Jesús se encuentra reunido con sus dis-
cípulos después de haber enseñado y ayudado a muchos. Puedo
imaginar ese momento. Los discípulos están sentados alrededor
de su maestro. Tal vez están cansados, pero la adrenalina que se
ha producido por todo lo que han presenciado y escuchado hasta
ese momento los mantiene atentos a lo que Él tiene para decir.
Jesús les pregunta: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos
contestan, pero ninguna de las respuestas que dan es la correcta.
A continuación, Jesús les hace una pregunta que apunta a su
convicción personal: «¿Y quién creen ustedes que soy?». Simón
Pedro responde entonces con toda seguridad: «¡Tú eres el Cristo,
el Mesías, el Hijo del Dios viviente!». Pedro ha dado en el clavo.
Jesús lo afirma. Quien está ante ellos es más que un buen hom-
bre. No se trata simplemente de otro gran maestro. Es mucho más
que un profeta.
Allí frente a ellos se encuentra el Señor y Rey Soberano de la

100
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

creación. Frente a ellos está el Hijo de Dios, la Segunda Persona


de la Trinidad, de quien la Biblia afirma, «Por medio de él to-
das las cosas fueron creadas, y no existe nada que él no haya
creado». (Jn. 1:3). Esto lo cambia todo. Cualquier cosa que este
Rey diga, debe ser escuchada con atención. Cualquier cosa que
ordene ha de ser cumplida sin vacilación. Todo lo que tenga para
ofrecer debe ser anhelado con pasión. Sus intereses deben ser
buscados con resolución. Él ha venido a establecer su Reino en
esta tierra y revela cómo ha de hacerlo: «Sobre esta roca [Él es la
Roca] edificaré mi iglesia, y los poderes del infierno no prevale-
cerán contra ella». (Mt. 16:18).
¿Quién ha de desplazar a las fuerzas de la oscuridad de esta tie-
rra? La iglesia. ¿Quién ha de extender el Reino de Dios en el aquí
y el ahora? La iglesia. ¿Quién ha de dar respuestas a las necesi-
dades más sentidas de nuestro tiempo? La iglesia. A lo largo de
este libro te he desafiado a servir a Dios con tu vocación más allá
de las cuatro paredes de tu congregación. También he señalado
cómo la iglesia se ha aislado del mundo creando una subcultura
que en muchos aspectos le ha impedido ejercer en este tiempo su
papel como sal y luz del mundo. Esto no significa que no crea en
la iglesia, la ame y desee su bienestar. No quiero que te lleves una
impresión incorrecta al respecto. Creo que el plan de Jesús para la
humanidad se cumple en y a través de su iglesia. No hay plan B.
La iglesia es el plan de Dios.
¿Cómo podemos conciliar el asunto de este libro, servir a Dios
con tu vocación más allá de los templos, con la realidad de la im-
portancia de la iglesia? Mi respuesta: siendo iglesia en el sentido
más bíblico posible. La palabra que Jesús utiliza en el griego, y
que se ha traducido al español como iglesia, es la palabra eccle-
sia. En el mundo griego, esta palabra se usaba para referirse a

101
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

una comunidad de personas que compartía una identidad común


y profesaba un conjunto particular de creencias. Los judíos la
usaban en ese sentido para referirse a ellos como pueblo. Las
traducciones de sus textos sagrados al griego reemplazaban la
palabra hebrea qahal por la palabra ecclesia. Cuando los judíos
usaban la palabra qahal, no estaban pensando en un lugar a
donde ir, sino que la entendían como una asamblea, una comuni-
dad, una congregación unida por sus creencias, costumbres y su
estructura de liderazgo.
La qahal en esencia se refería al pueblo de Dios, el pueblo de
Israel. Cuando Jesús dijo que edificaría su iglesia, estaba dicien-
do que iba a edificar un pueblo, una comunidad de creyentes
redimidos por su sacrificio y empoderados por su resurrección
para establecer su Reino. No dijo que iba a edificar creyentes por
separado. Dijo que edificaría su iglesia. Algunos dicen: «Yo no ne-
cesito ser parte de la iglesia, yo tengo mi propia relación con Dios
y le sirvo a través de lo que hago». Esas personas no han entendi-
do que las cosas de Dios no se hacen a la manera que a ellos les
parece, sino que se hace a la manera del Rey. O Jesús es el Rey de
todo en nuestra vida o no es el Rey de nada.
Un ladrillo por separado es sólo un ladrillo. Un ladrillo unido a
muchos ladrillos construye un edificio. Así mismo, un creyente
aislado no es iglesia, pero muchos creyentes unidos en Dios bajo un
mismo propósito somos la iglesia. Servir a Dios más allá de los tem-
plos, no significa desligarse de la iglesia o de sus congregaciones.
La Iglesia del Señor es una sola y está constituida por los creyentes
en todo el mundo que han sido salvos gracias a la obra redentora
de Jesús. Sin embargo, esa única Iglesia se manifiesta en la forma
de congregaciones —de todos los tamaños—a las cuales conocemos
como iglesias locales. Estas son muy importantes para Dios.

102
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Si lees el libro de los Hechos de los Apóstoles y las diferentes


cartas que están en el Nuevo Testamento, entenderás a lo que me
refiero. De hecho, una de ellas nos dice, «No dejemos de reu-
nirnos, como algunos acostumbran a hacer, sino animémonos
unos a otros». (Heb. 10:25). Nuestras congregaciones deben ser
comunidades en donde aprendamos juntos, nos animemos, nos
curemos y nos fortalezcamos para cumplir con el llamado que
hemos recibido de ser sal y luz en el mundo. No son guetos en
donde nos escondemos, sino que además de ser lugares seguros
en donde aprender acerca de Dios, donde podemos sanar y ser
cuidados, deben convertirse en campos de entrenamiento en los
cuales aprendamos a amar, a perdonar, a perseverar y a servir a
otros. Lugares en donde jóvenes como tú descubran sus talentos
y los pongan al servicio de otros.
En las congregaciones nuestras nuevas generaciones deben
descubrir su diseño y estar cómodas con quienes son. Deben ser
lugares de preparación y fortalecimiento en donde se les anime
y se les envíe a cumplir con su vocación. Un equipo no entrena
para que sus miembros jueguen partidos entre ellos, sino para
salir y competir. Cuando lo han hecho, vuelven a su lugar de con-
centración, en donde se trabaja en su recuperación, se les cuida,
se les nutre y son entrenados nuevamente para volver a salir. Un
ejército no se entrena para quedarse en el cuartel, sino que se
le equipa para cumplir con tareas específicas o para ganar una
guerra. La iglesia —la familia de Jesús—es un ejército que ha sido
llamado a extender el Reino de Dios en esta tierra y la promesa
de Jesús es que nuestro enemigo no podrá pararnos. Por eso de-
bemos ser iglesia en el sentido más bíblico posible, dentro y fuera
de nuestras congregaciones.
Creo en la Iglesia como la gran familia de Dios y creo en las
iglesias locales como el lugar en donde los creyentes hacen

103
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

tangible esa conexión como familia. Por eso después de una


linda carrera en el mundo de los negocios de tecnología, bajo
la guía de Dios, mi vocación hace unos años tomó la forma del
pastorado. Junto con mi esposa hoy lideramos una congregación
en donde anhelamos transmitir a nuestros jóvenes esta pasión
por extender el Reino de Dios a través de sus vocaciones. Esto
nos está desafiando a repensar la manera en que desarrollamos
nuestros programas y actividades congregacionales. No somos los
únicos. Veo despertar a pastores y líderes en muchos lugares de
nuestra región a quienes Dios está incomodando como lo ha he-
cho conmigo. Dios está moviendo a su Iglesia. Las congregaciones
son importantes y requieren de un liderazgo que esté en contacto
con la realidad y que movilice a sus miembros a impactar esta
sociedad para la gloria de Dios.
Tal vez, tu vocación te lleve a ser parte de ese liderazgo como
pastor o ejerciendo alguna ocupación a tiempo completo dentro
de tu congregación. Quiero animarte. Todos los aspectos que he-
mos cubierto hasta ahora aplican también para ti. Debes asegu-
rarte de que tu diseño y tu banda sonora se alinean con esto que
sientes como un llamado. Prepárate profesionalmente. Necesita-
mos pastores y líderes que entiendan bien la Biblia para enseñar-
la. Necesitamos pastores y líderes que tengan una relación íntima
con Dios y sean guiados por su Espíritu a través de la Palabra.
Necesitamos pastores y líderes que entiendan bien la cultura de
nuestro tiempo para desafiar a los demás a aplicar el mensaje que
enseñan. Necesitamos pastores y líderes con la preparación ade-
cuada para guiar a sus congregaciones en las áreas de sanidad y
restauración. Necesitamos pastores y líderes que inspiren a otros
a través de su vida a ser luz y sal del mundo.

104
TU VOCACIÓN AL SERVICIO de DIOS

Si tu vocación ha de tomar forma en ocupaciones fuera de tu


congregación, quiero pedirte algo. Sigue adelante, brilla en esta
tierra para la gloria de Dios. Extiende su Reino, a su manera, a
través de tu diseño y siempre tocando tu banda sonora. Pero por
favor, nunca te desconectes de la iglesia local. Sé paciente con
sus defectos. No seas del tipo de persona que solo habla de los
problemas y no se hace parte de las soluciones. Apóyala con todo
lo que puedas: tu servicio, tu dinero, tus ideas y sobre todo con
tu mejor actitud. Ora por tus pastores y líderes y asegúrate de
compartir con ellos lo que Dios te ha mostrado acerca de tu vo-
cación. Construye relaciones sólidas que te edifiquen, te animen,
te ayuden y te consuelen cuando lo necesites.
Le pido al Señor que renueve la visión de su Iglesia y le forta-
lezca para que cumpla con su misión de extender el Reino de Dios
en esta tierra. Oro que la Iglesia latinoamericana brille con su luz
generando los cambios que urgen en la actualidad en todas las
áreas de nuestra sociedad, redimiendo cada dimensión de nues-
tras culturas. Y finalmente oro para que tú, junto con millones de
jóvenes a lo largo y ancho de nuestro continente, no solo vayan a
la iglesia, sino que sean iglesia en el sentido más bíblico posible,
convirtiéndose en protagonistas del plan de Dios para la humani-
dad y su creación a través de sus vocaciones.

105
BIBLIOGRAFÍA
COMPLEMENTARIA

• Deiros, Pablo. Historia global del cristianismo. El Paso, TX:


Mundo Hispano, 2016.
• Kluckhohn, Clyde & Kroeber, A.L. Culture, a critical review
of concepts and definitions. Cambridge, Massachusetts:
Harvard University, 1952.  
• http://www.pseudology.org/Psyhology/CultureCriticalRe-
view1952a.pdf
• Lore, Nicholas. Now what? The young person´s guide to
choosing the perfect career. New York: Fireside, 2008.
• Lucado, Max. Cura para la vida común. Nashville: Caribe-
Betania, 2005.
• Overman, Christian. Supuestos y estilos de vida. Tyler, TX:
JUCUM, 2014.
• Pearcy, Nancy. Verdad total. Libera al cristianismo de su
cautiverio cultural. Tyler, TX: JUCUM.
• Scott, Andrew. SCATTER. Go therefore and take your job
with you. Chicago: Moody Publishers, 2016.
• Weber, Max. Obras selectas. La ética protestante y el espí-
ritu del capitalismo. Buenos Aires: Distal, 2003.

106
Gabo Peralta es el Director de e625 en Colombia. Además es coach
y entrenador certificado en liderazgo con el equipo John Maxwell.
Por varios años ha trabajado con iglesias y organizaciones a nivel
secular tanto en Colombia como en otros países, ayudándoles a
desarrollar su potencial de liderazgo.
Junto con su esposa Johana, son pastores de la iglesia El Punto de
Encuentro en Chía y creadores de una fundación sin ánimo de lucro
orientada a brindar oportunidades de desarrollo para poblaciones
vulnerables en Colombia.

Sigue ya a /e625com
107
mensaje importante
Especialidades 625 es un equipo de pastores y siervos de distintos
países, distintas denominaciones, distintos tamaños y estilos de iglesia
que amamos a Cristo y a las nuevas generaciones.

Lo que entendimos como encargo de Dios fue a ayudar a las familias


cristianas en Iberoamérica a siempre encontrar buenos materiales y re-
cursos para el discipulado de las nuevas generaciones y para facilitar la
tarea es que abrimos un SERVICIO PREMIUM de SUSCRIPCIÓN por
iglesias que funciona con una cuota o costo mensual por congregación
que le permite a todos sus líderes descargar materiales como este li-
bro para compartirlos en su congregación y también hacer la copias
necesarias de las partes que encuentren pertinentes para las distintas
actividades de la congregación o sus familias.

Además de libros, esta membresía a nuestro servicio Premium brinda


acceso a materiales visuales, audios, clases, hojas de actividades, en-
cuestas y materiales en serie.

El esfuerzo detrás de este servicio es muy grande y hay familias cuyos


ingresos dependen de que sus padres o madres tengan el tiempo sufi-
ciente para dedicarse a esta tarea y por eso es que hay un costo que
entenderás que es bueno compartir entre todos los que creemos que
vale la pena tener un servicio así.

Por favor, usa estos materiales con sabiduría sin postearlos online y ase-
gúrate que tu iglesia es responsable con su suscripción mensual para
poder seguir invirtiendo tiempo, dinero y esfuerzo en seguir proveyen-
do cada vez mejores materiales.

Te amamos. e625

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