Guy Fussy Direccion Gritadero
Guy Fussy Direccion Gritadero
Guy Fussy Direccion Gritadero
De Guy Foissy
Traducción de Ilya Cazés S.
Mujer 1
Mujer 2
Mujer 3
ESPACIO
SEÑORA 1: Claro que sí. Entre más viejo se es, menos se grita.
SEÑORA 2: ¡Yo también! (Se corrige). ¡Ah, no! Si ahora encima nos
van a prohibir que hablemos, se va a poner bueno. 2
SEÑORA 1: De todas maneras, si no llega, yo grito. Esto es insoportable.
Hace horas que estamos esperando. Horas enteras.
SEÑORA 2: Irrespirable
SEÑORA 1: Por eso se nos impide gritar. ¡Si no, sería un escándalo de
aquellos!
SEÑORA 3: No.
SEÑORA 1: ¡Ya está! ¡Me vuelve esta cosa! Si este camión no pasa en
diez minutos, me voy a poner a gritar. ¿Tiene reloj? El mío se rompió. Es Dirección Gritadero Guy Foissy
4
del trayecto, luego vuelve a respirar profundo, se baja, y después libera
su grito. Justo en el momento adecuado. No antes.
SEÑORA 3: Shhht…
SEÑORA 2: (Id). Quería hacerlo, pero usted sabe lo que es que haya
cosas que una quiere hacer, y luego pasa el tiempo, y no las hace, y luego
piensa una en otras cosas que hay que hacer, que se hacen o que no se
hacen.
SEÑORA 1: (Id). Igualito que yo, sólo que yo, además, muy seguido no
pienso en nada.
SEÑORA 1: ¡Aguántese!
Dirección Gritadero Guy Foissy
SEÑORA 2: ¡Cálmese!
SEÑORA 2: ¡Contrólese!
La controlan.
6
SEÑORA 1: Yo tengo una amiga, bueno, digamos, conocida, nunca
hemos cruzado palabra, pero si nos habláramos nos hubiéramos hecho
grandes amigas, bueno, ella se iba a gritar en la cabina de larga distancia,
allá abajo.
SEÑORA 2: ¿A quién?
SEÑORA 1: No precisamente.
SEÑORA 1: ¿Verdad?
SEÑORA 2: (A la señora 3). ¿Cómo era el grito que iba usted a dar?
SEÑORA 2: Gritos de placer… Claro… Pero… Hay que decir las cosas
como son, ya no son como antes. Cuando yo era joven, los hombres se la
pasaban brincándome encima, ¡¡Cruarrr!! Hoy: ¡mangos! Son todos unos
flojos.
SEÑORA 1: ¡Gritar, sí, pero no donde sea! Aquí no. Está prohibido.
7
SEÑORA 2: Si la gente se pusiera a gritar en cualquier parte, sería
insoportable.
SEÑORA 1: Pero ¿Qué pasa con ese autobús? ¡No podemos seguir
aguantando! ¡Yo ya no puedo aguantar! ¡Voy a explotar! ¡Exploto!
¡Estoy apunto!...
8
SEÑORA 3: Esa sensación de vergüenza, cuando sale una, cuando
regresa, con los nervios hechos… Después de haber jugado su juego,
después de haber aceptado todo esto… ¿Le pasa igual?
SEÑORA 1: ¿Dónde?
SEÑORA 1: No lo veo.
SEÑORA 2: Pasó de largo. ¿Pero qué sucede hoy? ¿Qué es toda esta
mierda? ¡Esto es todavía más caótico que los demás días! Ahora resulta
que los autobuses se pasan de largo. ¿No podía ocurrírseles algo mejor?
SEÑORA 1: Yo no vi nada.
SEÑORA 3: Los autobuses son verde oscuro, las carrozas son negro
claro.
SEÑORA 2: Sí, se pueden confundir. Conozco a alguien que se Dirección Gritadero Guy Foissy
SEÑORA 1: Las carrozas van mucho más rápido que los autobuses, y no
se detienen en las paradas, para muestra basta un botón.
SEÑORA 3: ¿Y qué sabe usted de lo que hacen los demás en sus celdas?
SEÑORA 2: Exactamente…
SEÑORA 2: ¿Mañana será otro día? Pues mañana será otro día. Vamos
el gritadero, y todo se pondrá mejor. Si encima tuviéramos que hacernos
preguntas, ¿Se imagina? ¡Qué mierda!
SEÑORA 2: Esa sí que es buena idea. Cada una correría una tercera parte
del trayecto, para cansarnos menos, y… ¿Pero qué estoy diciendo?
SEÑORA 1: (Con enojo y angustia). ¿Y eso qué es? ¿Qué dice ahí? Ahí,
arriba, para que todo el mundo lo pueda ver. ¡Parada no obligatoria!
¿Parada de qué? Seguramente no de carrozas, ni de camiones de la
basura, sino parada de autobuses, ¡por supuesto!.... y allá, ¿Qué dice allá?
Haga la parada al chofer. ¿Al chofer de qué? Seguramente no de
carrozas, ni de camiones de basura, sino al chofer de autobuses, ¡por
supuesto! Cuando dice que se tiene que pedir la parada en una parada de
autobús, es que el autobús se detiene solo sí se le hacen señas, por
supuesto, ¡siempre ha sido así y siempre será así! Y acá, ¿qué dice acá?
¡Dirección Gritadero! ¿Y quién va al Gritadero? ¡No las carrozas, ni los
camiones de basura! ¡Los autobuses!
11
SEÑORA 1: Yo soy como todo el mundo. Siempre he sido como todo el
mundo, y siempre seré como todo el mundo. Aunque el mundo cambie.
SEÑORA 2: Porque es una intelectual. Yo, que soy una mujer sencilla,
me he dado cuenta de que…
SEÑORA 1: Pues si cuando yo digo que soy como todo el mundo, y que
la señora dice que todo el mundo es como todo el mundo y que usted dice
que nadie es como nadie, si no le llama a eso complicar las cosas, a mí
me gustaría saber que entiende entonces por complicar las cosas.
Además, ¡Ya están bastante complicadas como están, las cosas! A esta
señora, si sigue jodiendo como hasta ahora, yo le propongo que le demos
un poco de gusto. ¡La mandamos, no por un tubo, sino a la chingada!
¡Pfut! ¡Y gritando!
SEÑORA 2: Ad patres.
SEÑORA 3: ¡Esto sí que es increíble! No solo son ustedes las que con su
cotorreo me impiden esperar como un bloque de espera, no sólo son
Dirección Gritadero Guy Foissy
ustedes las que tiene una lengua retorcida y cochambrosa, ¡sino que
además se supone que es a mí a la que habría que castigar!
12
SEÑORA 2: Se puede hablar civilizadamente, por lo menos, sin
propasarse.
SEÑORA 3: ¡Já!
SEÑORA 1: ¿Cómo que la otra idiota? ¿Cuál otra idiota? ¿Dónde está la
otra idiota? ¿Yo soy la otra idiota?
SEÑORA 3: Jamás.
SEÑORA 1: Nunca hace las cosas como los demás. Esa vieja está
pirada.
Dirección Gritadero Guy Foissy
SEÑORA 3: Deje de decirme “esta vieja”. Son los hombres, los que les
dicen viejas a las viejas, ¡si las viejas se empiezan a llamar viejas entre sí,
imagínese a dónde vamos a parar!
13
SEÑORA 2: ¿Por qué no trae usted un arma consigo? ¿No tiene dinero
para comprarla?
SEÑORA 3: Bien sabe usted que a las mujeres nos las dan gratis, a las
ancianas, a las jóvenes inocentes, a los jóvenes encantadores, a los
cobradores, a los guaruras, a los vendedores…
SEÑORA 2: Sí, ya sabemos. Los agresores son los únicos a los que no se
les dan armas gratis. Ellos tienen que comprarlas, ahí es donde se les
reconoce.
SEÑORA 1: Con tal de no hacer lo que los demás. Esta vieja me emputa.
Ahora entiendo por qué recomiendan tanto no hablar en público.
SEÑORA 2: O al revés.
14
SEÑORA 2: Normalmente va junto con pegado. Entonces, si entiendo
bien, ¿Se la pasa usted en el gritadero?
SEÑORA 1: Ya decía yo… Yo sólo voy una vez al día, es lo más sano
para conservar el equilibrio. La señora quizás siga un tratamiento. A mí
me contaron de una vieja que bueno, para curarla, la encerraron durante
quince días en la celda acolchonada. Cuando salió, ya no podía gritar, ya
no tenía voz, tenía las cuerdas vocales como tripas de cabra.
SEÑORA 2: Dos veces al día… No sabía que se pudiera. Creía que las
mañanas estaban reservadas para los hombres.
SEÑORA 1: ¡Vaya! ¡Al menos hace algo como todo el mundo! ¡Un
punto a su favor! Hay que ver de lo que una puede enterarse cuando se
retrasa el autobús. Increíble…
SEÑORA 2: Qué vida, sin ton ni son. Yo no podría, qué horror. Vacía,
vacía como… como una casa sin muebles, o un coche sin volante.
SEÑORA 3: No
SEÑORA 2: ¿Y usted?
aburrirme.
SEÑORA 1: ¿No será sólo por eso que va usted allá? ¿Qué le dan ganas
de gritar? A mí las encuestas, francamente, es lo que se dice, pero yo, no
sé… Puesto que todas las mañanas…
todos regresan y todo está listo, yo lo arreglé, comen, ven las imágenes y
se duermen. A veces, por cierto cada vez más seguido, salen de noche
para ir allá. Cuando vuelven yo ya estoy dormida. No me dirán que no
tengo el día ocupado.
SEÑORA 2: Si.
SEÑORA 1: ¿A mí? Claro que no, que ideas se hace usted… Sería
ridículo. Mi aventura es la aventura de todo el mundo.
SEÑORA 3: ¿Entonces?
Dirección Gritadero Guy Foissy
SEÑORA 1 Y SEÑORA 2: ¿Entonces, qué?
19
SEÑORA 2: El secreto de la celda, cuando se grita, es el mismo secreto
que hay en la casilla cuando se vota. Lo que se grita, es asunto privado.
SEÑORA 3: ¡No le pregunto qué es lo que grita, sino por qué grita!
SEÑORA 1: Conoce muy bien sus mañas. ¿Y cuáles son sus mañas?
SEÑORA 1: ¿Qué?
20
SEÑORA 1: ¿Qué pasa con ese autobús? ¿Pero qué está pasando con ese
autobús? Nunca había hablado tanto de un jalón, seguro que va a llover.
Basta con que algo pase y… por eso nunca pasa nada.
SEÑORA 3: ¡Lo que no es normal es que nos urja ir, sin saber por qué,
sin intentar nunca explicarnos por qué! No es normal que nos den estas
ganas irresistibles, implacables, de romperlo todo, quebrarlo todo,
destruir, tirar, quemar, saquear, volcar las montañas, ganas de erguirse,
como la estatua del Mandamás, y de aullar hasta perder las fuerzas, de
aullar: “¡Deténganse! ¡Deténganse! ¡Deténganse ya! ¡Ya no podemos
seguir así! ¡No es así como se debe vivir! ¡¡¡No es así como se debe
vivir!!! ¡Deténganse! Fundamentalmente, radicalmente, es en la base, en
el principio, en el punto cero que hay…” Y es ahí, frente a la impotencia
de las palabras, en la negra soledad de la multitud que nos ignora, que
pasa, se mueve, se derrama, ¡ahí es donde siente una que su grito
empieza a emerger, a convertirse en una bola de fuego y de sangre en la
garganta! ¡Deténganse! ¡Deténganse! ¡Y las lágrimas impiden que las
palabras cobren vida! ¡Deténganse! ¡No vayamos a los Gritaderos! ¡Ya Dirección Gritadero Guy Foissy
no vayamos!
SEÑORA 3: (Se da por vencida). Pero en vez de eso, cada quien se traga
su grito, cada quien baja la mirada, cada quien sigue las flechas para
encerrarse en la celda acolchonada en donde nadie escucha su grito, en
donde nadie conocerá nada más que su propio grito, en donde nadie
sabrá jamás lo que gritan los otros gritos. ¿Les parece normal? ¿Eso es lo
que les parece normal?
SEÑORA 1: Todo eso suena muy bien, pero no sirve para hacer que
llegue el autobús. El autobús en que ésta vieja se va a subir, y del que va
a bajar para ir, como todo el mundo, a encerrarse. ¡No vale la pena andar
haciendo discursos! Al fin que va para allá. ¿De qué le sirve?
SEÑORA 1: A mí me parece que las cosas están muy bien como están.
Cada quien su vida, y cuando algo anda mal, pues vamos para allá…
SEÑORA 3: No me burlo.
SEÑORA 1: ¿A pie? Ni loca. Son por lo menos tres horas, y con los
zapatos adecuados.
SEÑORA 1: ¡Sería más bien una pendejada que hubieran dejado las
paradas de autobús después de haber cancelado la línea! ¡Es el colmo!
SEÑORA 3: Imagine.
otras.
25
SEÑORA 3: O si no, cada una por su lado, o dos por un lado y otra por
otro, o las tres por el mismo lado, o si no, se van a poner a gritar, o si no,
se van a dedicar a morir.
SEÑORA 3: ¿Y usted?
26
idénticas en que ningún autobús se parara? ¿Si ya no hubiera certeza
alguna?
SEÑORA 3: ¡Especulo!
SEÑORA 1: (Gritando). ¡No! ¡No quiero saberlo! ¿Para qué sirve saber?
¿De qué sirve hacer hervir la sangre?, ¡la sangre hirviendo quema las
venas!
SEÑORA 3: El proceso de las palabras. Lo único que nos queda son las
Dirección Gritadero Guy Foissy
palabras, cada vez más pobres, cada vez más escasas, pero con nuestra
única libertad, nuestra única música propia. No esa que nos asesta golpes
de mazo en cada longitud de onda, a lo largo de las imágenes, sino la
nuestra, nuestra música interior, la música de las palabras. No la de
nuestros gritos.
29
SEÑORA 2: ¡Está delirando! ¡Delira completamente! ¿Cuándo las dice,
las palabras? ¿A quién se las dice, las palabras? ¿Con frecuencia tiene la
ocasión de lanzarlas como un S.O.S.? Usted juega ping-pong de
palabrazos con el espejo, como todo el mundo.
SEÑORA 2: ¿Y por qué no? Eso nos evita ir a buscarlo a otro lado. Nos
ahorra toda una investigación. Lo importante no es que el inculpado sea
culpable, lo importante es que sea visto como culpable. Lo importante no
es el motivo del grito. Sino que el grito esté allí, y que tenga un sitio para
salir.
SEÑORA 3: Mejor.
SEÑORA 2: Permítame…
confundirse.
SEÑORA 3: Peor que una histérica a secas, estamos frente a una histérica
mística, una hipnótica, son las más peligrosas, esas que luego convierten
en santas. 32
SEÑORA 2: ¡Pues a ésta, con sus calores, deberían convertirla en Santa
Maroma!
33
SEÑORA 2: Sin escarbar demasiado en mis recuerdos, puedo decirle que
eso no se ve por los pantalones.
SEÑORA 2: ¡No temerán aquellos que les saltemos encima como bestias
en celo en un gigantesco lupanar!
SEÑORA 1: ¿Por qué no vendrá con nosotras? No existe ninguna ley que
impida a las mujeres hablar con los hombres.
SEÑORA 2: O a la inversa.
SEÑORA 1: De acuerdo.
SEÑORA 2: Eso no tienen nada que ver. Con tal que una salga de allí
serenada…
SEÑORA 1: Lo llamamos.
SEÑORA 1: ¡No oye nada! ¡Este tipo está totalmente sordo! ¡Quizás sea
un anciano!
SEÑORA 2: ¡Se movió! ¡Mírenlo, se movió! ¡Nos escuchó! Dirección Gritadero Guy Foissy
SEÑORA 1: Tal vez sea tímido, voy a buscarlo. Tres mujeres de un solo
jalón, tal vez lo haga titubear. Si llega el autobús, cuento con ustedes para
que me espere.
SEÑORA 3: Naturalmente…
38
SEÑORA 3: Es la primera vez que se ve uno que no esté perdido en la
multitud con la mirada baja. La primera vez que se ve uno fuera de las
horas autorizadas.
SEÑORA 3: Lo está jalando del brazo. ¡Él se defiende! ¡Ella lo jala más
fuerte! ¡Él se resiste! ¡Ella lo sigue jalando! ¡Él se zafa!
Dirección Gritadero Guy Foissy
SEÑORA 2: Oh!…
SEÑORA 3: Oh!....
SEÑORA 2: Oh!…
SEÑORA 2: Oh!…
SEÑORA 3: Oh!…
SEÑORA 2: Oh!…
SEÑORA 2: Él se calla.
Entra la Señora 1.
SEÑORA 1: ¡Me dijeron que tenían ganas de gritar! ¡Me dijeron que ya
no aguantaban, que les venían las ganas, y les subían, y les subían, y los
desbordaban! Que tenían que llegar lo más pronto posible al Gritadero,
41
que su autobús estaba retrasado, que ya no podían más, que no debía
hablarles porque les daban más ganas de gritar…
SEÑORA 3: Hay uno que está gesticulando, indica hacia el otro lado,
hacia el otro lado de nosotras…
SEÑORA 3: Vamos a poder gritar. ¡Al fin vamos a poder dar nuestro
grito! ¡Pegar nuestro grito! Los gritos de los seres vivos siempre suben
hacia el cielo.
43