Hipertension Arterial
Hipertension Arterial
Hipertension Arterial
Es una enfermedad vascular crónica que se define como la elevación persistente de los niveles de
tensión arterial mayor o igual de 120 mmHg para la presión arterial sistólica y de 80mmHg para la
presión arterial diastólica, acompañada por una serie de factores de riesgos (pre disponentes) y
producidas por uno o varios mecanismos fisiopatológicos. En el 90% de los casos de etiología
desconocida, con o sin daño de los órganos blanco según la evolución de la historia natural de la
enfermedad.
Tabaco
Obesidad
(IMC ≥ 30)
Sedentarismo
Dislipidemia
Diabetes mellitus
Microalbuminuria o FG < 60 ml/min
Edad > 55 varones ó > 65 mujeres
Historia familiar de enf. CV precoz
• Ingesta de sodio (directa) y otros minerales (inversa con potasio, magnesio y calcio)
• Obesidad
• Resistencia a insulina
2. HTA SECUNDARIA: 10% a menudo son secundarias a una enfermedad renal, o por placas
ateromatosas.
• RENAL: más frecuentes. Pielonefritis crónicas, poliquistosis renales, insuficiencia renal aguda y
crónica. Nefropatías intersticiales. Enfermedades parenquimatosas – estenosis arterial renal
(vasculo renal) Glomerulonefritis (aguda-cronica), Nefritis crónica. Enfermedades autoinmunes con
afectación renal. Riñón poliquístico Conectivopatias y Nefrovasculitis, Nefropatía diabética. Atrofia
renal segm, hidronefrosis Retención primaria de sodio (síndromes de Liddle, y de Gordon)
FISIOPATOLOGIA
La influencia genética
junto a factores
ambientales, generan
cambios hemodinámicos
y fisiológicos: Defectos
de la homeostasis del
sodio a nivel renal
(principal factor del
SRAA), retención de
agua y sal, aumenta la
volemia, aumenta el GC
y por consiguiente
aumenta la TA. Otro
mecanismo es la
vasoconstricción
funcional (producto de
la activación simpática),
conlleva al aumento de
la reactividad vascular,
aumenta el estrés de la
pared y la geometría y
eso genera aumento de
la resistencia vascular
periférica que lleva a HTA. Defectos a nivel de la estructura de la pared vascular (remodelado vascular) que genera grosor
de la pared, aumenta la resistencia, disminuye la distensibilidad, y eso genera HTA. Resumen: fisiopatológicamente hay
un desequilibrio hormonal, hemodinámico, estructural, lo que genera aumento del GC, variación del mecanismo
autoregulatorio y aumento de la RVP, todo esto lleva a HTA.
La menor excreción de sodio provoca retención hídrica que lleva a aumento del gasto
cardíaco. Esta creciente elevación del gasto genera, como mecanismo de autorregulación,
vaso-constricción, para evitar riego tisular excesivo que iría seguido de aumento
incontrolado del gasto cardíaco. Sin embargo, esta autorregulación produce aumento de
resistencia periférica y con ello hipertensión.
Gracias a esta hipertensión, los riñones pueden excretar más Na, el suficiente para igualar
al Na ingerido por la dieta y con ello impide la retención de líquido. De este modo, se logra
un nivel constante, aunque anormal de la excreción de Na (reajuste de la natriuresis de
presión) a expensas de la elevación de la presión arterial.
1) psicógenos. Estrés.
El
gasto cardíaco y las resistencias periféricas son los recursos a través de los cuales opera el
sistema de regulación de la PA, intentando mantener las cifras tensionales dentro del rango de
normalidad. Cuando los mecanismos responsables de la regulación son superados en algunas de
sus etapas de participación, las cifras tensionales quedan fuera de la posibilidad de control;
entonces, el sistema fija un nuevo valor (más alto) de regulación, se instala la HTA, pudiendo
perpetuarse y aún agravarse.
Resumen:
COMPLICACIONES:
En el cerebro se puede ver infartos por oclusión vascular, o hemorragias por debilidad y ruptura de
la pared arterial. Si la isquemia es crónica habrá múltiples focos pequeños de necrosis isquémica
de colicuación, subcorticales, de evolución progresiva, con deterioro lento de las funciones
cerebrales.
En los riñones, las lesiones crónicas de arterio y arteriolosclerosis producen isquemia, que por un
lado activan al aparato yuxtaglomerular y al mecanismo renina-angiotensina aldosterona, el que
aumenta la resistencia periférica y retiene sodio, y, por otra parte, la isquemia causa atrofia renal.
Anamnesis
La historia clínica del paciente hipertenso debe ser recolectada al detalle y enriquecerse con
información provista por parientes cercanos, o por otros médicos o personal paramédico que lo
hayan atendido en el pasado, si aplica. La hipertensión es la enfermedad asintomática por
excelencia, por lo que no resultaría extraño que no se recolecten muchos síntomas en la historia, o
que estos síntomas sean poco específicos (dolor de cabeza, mareo y trastornos visuales) Una vez
bien definido el motivo de consulta y habiéndose documentado los datos relevantes de la presente
enfermedad, debe hacerse énfasis desde la primera consulta sobre los siguientes datos:
EXPLORACIÓN FÍSICA
Algunas de las exploraciones que pueden realizarse para la evaluación de paciente con
hipertensión arterial son las siguientes:
LABORATORIOS
Hemograma
Creatinina sérica
Potasio sérico (algunos expertos piden también sodio sérico, para la detección
de hiponatremia, si la clínica la sugiere).
Glucemia en ayunas y 2 horas posprandial (después de comer).
Perfil lipídico: Colesterol total/HDL y triglicéridos (ayuno de 12-14 h), el colesterol LDL
puede calcularse por la fórmula de Friedewald si los triglicéridos son inferiores a
400 mg%: [(CT - C-HDL) – TG/5].
Ácido úrico en especial si se trata de paciente varón o mujeres embarazadas.
Examen general de orina.
Microalbúmina en orina si el examen general de orina no muestra proteinuria y se
sospecha lesión renal por la cantidad y el tipo de factores de riesgo presentes
(diabetes mellitus, por ejemplo)
EXAMENES COMPLEMENTARIOS
Medidas no farmacológicas
Las principales medidas no farmacológicas recomendadas en las guías, salvo algunas diferencias
puntuales, son:
Todas las guías recomiendan iniciar el tratamiento farmacológico en pacientes con PA≥160/≥100
mmHg, independientemente del riesgo CV; y a partir de PA≥130/≥80 mmHg, la mayoría
(exceptuando el NICE) recomiendan que se considere cuando el riesgo CV sea alto o muy alto, o la
PA no se controle con medidas no farmacológicas.
La valoración global del paciente se considera un requisito previo para la selección del tratamiento
antihipertensivo más adecuado en cada caso. Debe fundamentarse en la comorbilidad asociada,
las características o circunstancias particulares, las contraindicaciones y el riesgo de efectos
adversos e interacciones de los fármacos, además, tener en cuenta las prioridades y preferencias
de cada paciente y el cumplimiento eventual del tratamiento.
Fármacos: los inhibidores del enzima convertidor de angiotensina (IECA), los antagonistas de los
receptores de angiotensina II (ARA-II), los antagonistas del calcio (AC) y los diuréticos (tiazidas o
análogos) se recomiendan como posibles fármacos de primera elección en el tratamiento de la
HTA (en monoterapia o asociación), según la situación clínica de cada paciente. Otros fármacos se
consideran también de utilidad para el tratamiento de la HTA, generalmente como alternativa a
los anteriores algunos, como primera opción en situaciones específicas: betabloqueantes (BB),
antagonistas de la aldosterona (AA), otros diuréticos (del asa, ahorradores de potasio), inhibidores
directos de la renina (aliskireno), antagonistas de receptores alfa-adrenérgicos, antiadrenérgicos
de acción central y vasodilatadores directos.
Se recomienda un tratamiento escalonado, asociando diferentes antihipertensivos de forma
progresiva y secuencial hasta alcanzar el objetivo de PA. Según ESC/ESH (3), ISH (4) y SEMERGEN
(2), el tratamiento debe iniciarse con terapia doble en la mayoría de los pacientes y sólo en
determinados casos, considerar la monoterapia como tratamiento inicial; NICE (1) recomienda
comenzar con antihipertensivos en monoterapia en la mayoría de los pacientes; y la ACC/AHA (5)
con monoterapia en HTA grado 1 (130-139/80-89 mmHg) y riesgo CV ≥10% u otros factores de
riesgo CV y con terapia doble en HTA grado 2 (≥140/≥90 mmHg). SemFyC recomienda comenzar
con monoterapia en la mayoría de pacientes con HTA grado 1 (140- 159/90-99 mmHg) y con
terapia doble en pacientes con HTA grado 2 o 3 (PA≥160/100 mmHgHTA) y/o riesgo CV alto y en
afroamericanos. ACC/AHA (5) y SemFyC (8), plantean la opción de cambiar los fármacos
antihipertensivos o aumentar la dosis antes de pasar a terapia doble, cuando no se alcanza el
objetivo de PA con la monoterapia.
Si no se alcanza el objetivo de PA con la terapia doble a dosis óptima (o máxima tolerada), pasar a
terapia triple; y, en caso de HTA resistente, asociar cuatro fármacos: espironolactona (dosis bajas)
u otros antihipertensivos en caso de contraindicación o intolerancia a ésta. Como alternativa a
espironolactona en HTA resistente, SE recomienda betabloqueantes o doxazosina (antagonista de
receptores alfa-adrenérgicos); mientras que SEMERGEN propone eplerenona (antagonista
aldosterona) o amilorida (diurético ahorrador de potasio) con preferencia frente a los anteriores. o
En todos los casos, antes de pasar al siguiente escalón de tratamiento se recomienda verificar el
cumplimiento y comprobar que los fármacos se administran a dosis óptima o máxima tolerada; y
para facilitar el cumplimiento, minimizar el número de dosis diarias (si es posible, una dosis/día) y
siempre que sea factible, utilizar asociaciones a dosis fijas. o Antes de diagnosticar una HTA
resistente, se debe comprobar la técnica de medida de la PA, descartar el fenómeno de la bata
blanca y una HTA secundaria, comprobar el cumplimiento del tratamiento y que los fármacos se
utilizan a la dosis óptima (o máxima tolerada).