Convención de Viena
Convención de Viena
Convención de Viena
La Convención tiene su origen remoto en la gestión inicial del Instituto Internacional para
la Unificación del Derecho Privado (UNIDROIT). Así mismo, en las convenciones de La Haya
de 1964 relativas a una ley uniforme sobre la formación de contratos para la venta
internacional de mercaderías y a una ley uniforme sobre la venta internacional de
mercaderías.
La Convención fue redactada en las seis lenguas oficiales de la ONU y a la fecha la han
ratificado o adherido sesenta y dos Estados.
Ya que las inmunidades y privilegios que recíprocamente se otorgan los Estados no se dan en
razón de las personas, aunque sean ellas las depositarias de esta concesión, se da por hecho
que se les otorga en su calidad de representantes de los Estados. Esta racionalidad está en el
centro del argumento que explica por qué la CVRD es mandatoria para los Estados que la han
firmado y ratificado, y por qué cuando se violan sus principios hay repercusiones en la relación
entre los Estados que sientan un mal precedente diplomático ante los demás.
En las relaciones internacionales hay constantes periodos de tensión que afectan la
convivencia mundial y regional, pero en todos ellos, el cumplimiento de esta Convención
facilita la adecuada convivencia entre los Estados, expresada en el trabajo de sus
representantes diplomáticos. Cuando este cumplimiento se violenta, se violentan también las
relaciones diplomáticas y se dificultan las relaciones bilaterales, que pueden, por extensión,
entorpecer también los espacios multilaterales.
Solo es aplicable a tratados entre estados, sin embargo dispone que no afecta el valor de
otros acuerdos internacionales no regulados por la misma, por ejemplo los celebrados entre
Estados y Organizaciones Internacionales.
Cualquier intento de violación de un tratado por las partes implicadas queda prohibido, aunque
se lleve a cabo antes de la puesta en vigor de este.
Si un tratado es firmado por una representante aparente de una organización, pero careciendo
de los poderes de representación necesarios, el tratado queda anulado a no ser que la
organización decida que está de acuerdo con él.