Convención de Viena

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UNIVERSIDAD PERUANA LOS ANDES

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

CATEDRA
DERECHO COMERCIAL II: COMERCIO INTERNACIONAL
MONOGRAFÍA
CONVENCIÓN DE VIENA

CATEDRÁTICO: Iván, AGUILAR CUEVAS

ESTUDIANTES:

 CUADROS ROJAS KARIN PAMELA


 CURASMA GUTIERREZ FIORELA LIZBETH
 OSPINA MIRANDA GEOVANNA MARELYN
 PUCLLAS ARZAPALO KEILA SELINA
 RODRIGUEZ ARMAS FRITSBEY ALEXIA
 SUAREZ HIDALGO BERTHA KATTYCZA

SEMESTRE ACADÉMICO: DÉCIMO PRIMERO

HUANCAYO – PERÚ
JUNIO – 2021
1
DEDICATORIA

A mis padres, que con amor y


dedicación me incentivan a continuar
por este largo camino de la hermosa
carrera de derecho.

2
INTRODUCCIÓN

La Convención de Viena de 1980 básicamente fue creado para regular aspectos


sustanciales de los contratos más utilizados a nivel mundial, cuya promulgación
conforme veremos más adelante se debió a los tantos esfuerzos de un grupo de
juristas de diversos países del mundo, cuyo objeto o finalidad era la de establecer
un marco normativo especifico, uniforme que se encargue de regular los aspectos
más importantes de los contratos de compraventa en el ámbito internacional.

El presente trabajo Monográfico precisamente debido a la gran importancia que hoy


en día ha adquirido el comercio internacional, abordara el tema de “La Convención
de Viena de 1980”, a efectos de que con su estudio podamos conocer a mayor
profundidad que aspectos regula este cuerpo normativo antes mencionado, así
como los beneficios que trae consigo, o que países firmantes se tiene. Es menester
señalar que el comercio internacional, actualmente es observado con mayor
cercanía, por lo cual, resulta necesario pues poder conocer la esencia de lo que se
conoce como “La convención de Viena”.

Dada uy explicada la importancia del estudio de “La Convención de Viena, se


consideró pertinente dividir el presente trabajo monográfico en cuatro capítulos:
CAPITULO I: ASPECTOS BÁSICOS RELATIVOS A LA REGULACIÓN DE LA
COMPRA VENTA INTERNACIONAL (Concepto de Compraventa internacional,
Tipo de compraventa internacional) CAPITULO II: LEY APLICABLE:

3
CONVENCIÓN DE VIENA DE 1980 SOBRE CONTRATOS DE COMPRAVENTA
INTERNACIONAL (Ámbito de aplicación de la Convención, Exclusión de la
Convención de Viena por la Autonomía Conflictual de Viena, Disposiciones
Generales de la Convención de Viena)

Al desarrollar este presente trabajo monográfico tenemos como principal objetivo,


que los lectores a efectos de conocer a mayor profundidad lo que viene a ser la
Convención de Viena de 1980; pues primero se debe explicar los aspectos básicos
relativos a este tema, como lo es la definición del comercio internacional, o los tipos
de comercio internacional que existe; del mismo modo, se busca que el lector pueda
conocer a mayor detalle que aspectos regula la Convención de Viena de 1980, así
como su ámbito de aplicación, las delimitaciones que tienen los contratos de compra
venta internacional, o que requisitos deberán tener para que la Convención de Viena
sea de su aplicación.

Finalmente, agradecemos al docente del curso por los conocimientos impartidos y


las indicaciones brindadas en clases para desarrollar el presente trabajo.

4
INDICE

PORTADA

DEDICATORIA

INTRODUCCION

ÍNDICE

CAPÍTULO I

ASPECTOS BÁSICOS RELATIVOS A LA REGULACIÓN DE LA COMPRAVENTA


INTERNACIONAL

1.1. Concepto…………………………………………………………………………… 7

1.2. Clases de compraventas internacionales………………………………………. 8

CAPITULO II

LEY APLICABLE: CONVENCIÓN DE VIENA DE 1980 SOBRE CONTRATOS DE


COMPRAVENTA INTERNACIONAL DE MERCADERÍAS

2.1. Introducción histórica…………………………………………………………….. 10

2.2. Ámbito de aplicación…………………………………………………………….. 12

2.2.1. Ámbito de aplicación espacial……………………………………………. 14

a. Carácter internacional de las compraventas objeto de regulación de la


Convención de Viena…………………………………………………….. 15

b. Presupuestos de aplicabilidad de la Convención de Viena………. 16

2.2.2. Ámbito de aplicación temporal………………………………………….. 18

2.2.3. Ámbito de aplicación material…………………………………………… 19


5
a. Delimitación de los contratos de compraventa……………………... 20

b. Concepto de mercaderías……………………………………………… 20

c. Compraventas excluidas……………………………………………….. 21

d. Cuestiones no reguladas por la Convención de Viena……………… 24

2.3. Exclusión de la Convención de Viena por la autonomía conflictual de las


partes…………………………………………………………………………………… 27

2.3.1. Carácter dispositivo de la Convención de Viena……………………… 28

2.3.2. Autonomía conflictual en la Convención de Viena…………………… 30

2.3.3. Exclusión expresa y exclusión tácita………………………………… 31

a. Exclusión expresa…………………………………………………… 32

b. Exclusión tácita……………………………………………………….. 33

2.4. Disposiciones generales………………………………………………………… 34

2.4.1. Dificultades interpretativas y aplicativas de la Convención de Viena 34

2.4.2. Interpretación de la voluntad de las partes………………………… 35

2.4.3. Usos y prácticas del comercio internacional……………………….. 35

2.4.4. Cuestiones de forma…………………………………………………… 36

2.4.5. Principio de jerarquía de las disposiciones de la Convención 37

de Viena

CONCLUSIONES

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

6
CAPITULO I

ASPECTOS BÁSICOS RELATIVOS A LA REGULACIÓN DE LA


COMPRAVENTA INTERNACIONAL

Para comenzar, debemos señalar que la Convención de Viena del año 11 de abril
de 1980 relativo a los contratos de compra venta internacional de mercerías,
actualmente se ha constituido como en un instrumento sumamente importante
dentro del derecho comercial; toda vez que muy aparte de regular los contratos
típico mercantiles que tengan lugar a nivel internacional, también se tiene que dicho
convenio es multilateral, ya que son alrededor de 70 países que forman parte de
ella, lo cual definitivamente resulta traer consigo diversos beneficios, principalmente
económicos.

1.1. CONCEPTO DE COMPRA VENTA INTERNACIONAL

En conformidad a lo que esgrime la Convención de Viena respecto a la


compraventa internacional, pues la podemos definir como aquel en virtud del
cual una parte se obliga a entregar y transmitir la propiedad de una mercadería,
mientras que la otra parre se ha de comprometer a pagar el precio y a recibir
dichas mercaderías. En otras palabras, básicamente consiste en el intercambio
de mercaderías por dinero, obviamente siempre en cuando estas se dan en el
ámbito internacional.
7
Al respecto, Daniel Boyeras Schuman (2008), señala:
“En principio, y con las exclusiones del artículo 2, en el término de
compraventa quedan incluidas todas las modalidades de contrato, sea
cual sea la calificación que le otorguen las partes, en el que los
contratantes intercambian cosas por dinero, así como ciertos contratos
mixtos, como los contratos de suministro, de mercaderías que hayan
de ser manufacturadas o producidas, en los términos del artículo
tercero.”1

Castellanos Ruiz, respecto a la compraventa internacional señala: “Por compra


venta se entiende todo contratos sinalagmáticos en virtud del cual el vendedor
se obliga a entregar una cosa y el comprador a pagar por ella un precio cierto.
Sin embargo, para que la compraventa sea internacional basta con que dicho
contrato presente un elemento extranjero.” Pp. 812

De lo expuesto líneas supra podemos colegir que la compra venta internacional


es aquella que se lleva a cabo cuando las partes que forman parte del contrato
pues necesariamente deben detener establecimiento en distintos Estados. Es
menester dejar en claro, que la compraventa según la Convención de Viena
específicamente está referido a la venta de mercancías, es decir de bienes
muebles, por tanto, lo referido a bienes inmueble, es decir a la venta de estas,
pues ello está excluido del objeto de regulación de la Convención de Viena de
1980.

1.1.1. CONCEPTO DE ESTABLECIMIENTO

La Convención de Viena no se define este punto, sin embargo, se


considera como un aspecto clave dentro de la compra venta en el ámbito
internacional, dado que ello nos servirá para determinar el carácter de
internacionalidad de compra venta y por consiguiente con ello se
establecerá la aplicabilidad de la convención.

1
BOYERAS, D (2008) “La compraventa internacional de mercancias la modalidad FOB”, p.41
2
Castellanos E. “La convención de Viena de 1980 sobre la compraventa internacional de mercaderías:
Ambito de aplicación, carácter dispositivo y disposiciones generales.”, Pp. 81

8
1.1.2. CONCEPTO DE MERCANCÍAS

Del mismo modo, la Convención de Viena no ha establecido una


definición respecto a lo que debemos entender por mercancías, sin
embargo, haciendo una interpretación del artículo 7° del cuerpo
normativo antes indicado, se colige que las mercancías son los bienes
muebles y materiales, en este sentido, la compraventa de bienes
inmuebles, o bienes inmateriales, la venta de participaciones de una
sociedad, ello está fuera del objeto de Regulación de la Convención de
Viena.

1.2. CLASES DE COMPRAVENTA INTERNACIONALES

1.2.1. PRIMERO

Cuando la compraventa es efectuada entre una empresa francesa y una


empresa mexicana, sin embargo, cada empresa tiene sus
establecimientos comerciales en cada uno de los países mencionados,
si puede ser objeto de regulación por la Convención de Viena de 1980.

1.2.2. SEGUNDO

También, puede suceder que tanto la empresa mexicana como francesa


tengan un establecimiento en España, pues esta sigue siendo
internacional, sin embargo, en este último caso no es objeto de
regulación por la Convención de Viena de 1980, ello debido a que no se
cumple con el elemento internacional, el cual viene a ser que los
contratantes tengan establecimientos en Estados diferentes.

9
CAPITULO II

LEY APLICABLE: CONVENCIÓN DE VIENA DE 1980 SOBRE CONTRATOS DE


COMPRAVENTA INTERNACIONAL DE MERCADERÍAS

2.1. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

2.1.1. ANTECEDENTES

La Convención de Viena fue realizada en Viena el 11 de abril de 1980


a cargo de las Naciones Unidas la cual buscaba la unificación en razón
a la compraventa internacional, es decir se buscaba crear dos
instrumentos que pudiera unificar el contrato de compraventa
internacional, y la ejecución de ella. Dichas concepciones de poder
llegar a unificar lo ya antes mencionado el cual quedo suspendido por
la Segunda Guerra Mundial. Pasado el tiempo se reanudaron las
actividades y como avance se pudo evidenciar la aprobación de dos
Leyes uniformes, y los Convenios conexos, dentro de los cuales se
presenta el Convenio de la Haya en relación a venta, que entró en
vigencia el 18 de agosto de 1972, ante los esfuerzos sin gran respuesta
y el rechazo por parte de Estados Unidos y con un débil apoyo se da la
presencia de la Comisión de las Naciones Unidas en relación al derecho
mercantil internacional el 17 de diciembre de 1966; el cual decidió como
10
principal punto a tratar la unificación del derecho en relación con la
venta internacional, es así que se dio pase a la incorporación de nuevos
instrumentos para la formación del contrato y acerca de las obligaciones
de esta, las cuales eran producidas los la compraventa internacional de
mercadería, que servía para mayor aceptación de los demás países que
tenían un sistema jurídico, económico y social diferente.

Cabe hacer mención que para el año 1978 con 11 sesiones realizadas
se dio por aprobado el proyecto de Convención sobre Compraventa
internacional de Mercadería, dichas normar ayudaron a la formación de
contratos de compraventa a nivel internacional; así lo menciona el
autor Castellanos (2011) en referencia sobre las ventajas de un texto
único:

El texto unificado traía mejores ventajas que los problemas que algunos
Estados podrían encontrar en su Derecho nacional para paliar una
ratificación parcial de un texto íntegro. Tras un debate, la Comisión
decidió combinar el proyecto de Convención sobre la formación de
contratos y el proyecto de Convención sobre la compraventa
internacional de mercaderías en un texto único que se denominó
Proyecto de Convención sobre los contratos de compraventa
internacional de mercaderías. Para ello se celebró una Conferencia
internacional de plenipotenciarios en 1980 en Viena, del 10 de marzo al
11 de abril, con el fin de unificar en un sólo texto el Derecho sobre
compraventa internacional.

Para poder finalizar el Convenio de Viena se ha convertido en parte


fundamental de la regulación de compraventa en el Derecho Interno y
en todos los países, ante la última actualización del sitio web de la
Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil
Internacional se da la existencia de 70 los países que conforman y
forman parte del Convenio de Viena, es así que dentro de ello podemos
encontrar a nuestro Perú.

11
2.2.1. FUNCIONES

a. Dentro de las funciones primordiales que cumple el convenio de


Viena mencionaremos que, es el encargado de poder regular los
contratos de tráfico mercantil a nivel internacional. Es decir, busca
evitar el conflicto que se pudiera generar en virtud de la trasmisión
de propiedad de las mercancías libres de carga, asimismo ayuda a
que no se genere la obstaculización normativa internacional con las
tradiciones legales.
b. Del mismo modo podemos mencionar que dentro de sus demás
funciones encontraremos que ayuda a que de reduzcan las posibles
interpretaciones en las relaciones comerciales que se suscitan en
la compraventa, en razón de ello Navarro (2016) menciona:
(…) la Convención de Viena no dice cómo se deben interpretar
las normas, sino que hace hincapié en los principios generales
que deben regir las relaciones comerciales. (…) este acuerdo
hace que un juez de un país determinado no pueda interpretar
las disposiciones según el significado de su ordenamiento
jurídico interno, sino que debe tener presente su carácter
internacional.

Como queda evidenciado el mencionado Convenio manifiesta que


no se da la libre interpretación de las normas que posee, sino que
utiliza a los principios del comercio para que su aplicación.

2.1.3. CARACTERISTICAS

a. De forma primigenia mencionaremos a una de las características


resaltantes del Convenio de Viena es su carácter de la No
Retroactividad, que en pocas palabras quiere decir que no es
aplicable a acciones pasadas de la formación y puesta en vigencia
del Convenio.

12
b. Otra de las características que resaltan dentro del presente
convenio es en relación a la aplicación, es decir que la suscripción
del contrato que se suscitará entre personas jurídicas las cuales
deben de tener su sede en diferentes Estados, asimismo se ha
tener en consideración los pilares que la rodean como son la
formación que tiene el contrato, asimismo como los derechos y las
obligaciones que existe entre las partes, como las acciones que se
han de adoptar ante el incumplimiento de ser el caso, y los
principios que la rigen.
c. Otra de las características que destacan son que dicho convenio no
es aplicable para mercaderías compradas para uso personal,
familiar o similar, asimismo para las subastas o los valores
mobiliarios.

2.1.4. ESTRUCTURA Y CONFORMACION

El mencionado Convenio presenta la siguiente estructura en primer


lugar se encuentra el preámbulo que está distribuida en cuatro partes,
con su con sus respectivos capítulos los cuales a su vez se subdividen,
asimismo mencionaremos que de forma total el Convención de Viena
consta de 101 artículos. Como queda evidenciado a través del presente
convenio y como así lo expresa el señor Castellanos (2011) se da la
existencia de que:

“La Convención está dividida en cuatro partes: la primera, y


objeto de este estudio, referida a su ámbito de aplicación y
disposiciones generales (Arts.1 a 13), la segunda a la
formación del contrato (Arts.14 a 24), la tercera a la
compraventa de mercaderías (Arts.25 a 88) y la cuarta referida
a las disposiciones finales (Arts.89 a 101).”

Haciendo referencia a la conformación es de menester poder mencionar


que los siguientes puntos a tratar la desarrollan de forma detallada.

13
2.2. ÁMBITO DE APLICACIÓN

Correspondiente a los artículos 1 al 5 del mencionado Convenio, donde se


podrá observar en virtud de sus disposiciones el ámbito de aplicación que tiene
el Convenio de Viena el cual enmarca a tres pautas (ámbito espacial, ámbito
temporal y el ámbito material), asimismo podremos apreciar las disposiciones
aplicadas para cada caso, así como la jerarquía que presenta las normas que
son aplicables en cuestión de compraventa internacional y las formas de
contrato.

2.2.1. ÁMBITO DE APLICACIÓN ESPACIAL

a. Carácter internacional de las compraventas objeto de regulación


de la Convención de Viena

Como ya se ha venido manifestando dentro de las características que le


son atribuidas al presente convenio la realización de compraventa de
mercadería, se llevara a cabo entre sujetos con establecimientos los
cuales se encuentren en distintos estados con una independencia de
nacionalidad entre los sujetos (comprador y vendedor), cabe mencionar
que ello no surtirá efecto cuando antes de haberse realizado el contrato
correspondiente o al momento de su celebración, no se manifestó al
existencia de los establecimientos en estados diferentes. Como lo pone
el manifiesto el autor Castellanos (2011) cuando señala el objeto de la
norma:
“(…) proteger la buena fe y, en general, la seguridad del tráfico,
evitando que se aplique la Convención de Viena y se sorprenda
así a la parte que contrató con la creencia de que se trataba de
un supuesto de puro tráfico interno. (…), en el caso que las
circunstancias concretas en que se hayan desenvuelto las
relaciones entre las partes, éstas conocieron de la
internacionalidad de la situación o si objetivamente debieron

14
conocerla. La carga de la prueba recaerá, (…), sobre la parte
que invoque su falta de conocimiento del establecimiento
extranjero del otro contratante.”

Cabe hacer mención que cuando se hace alusión a un establecimiento


se refiere, a la instalación que cuenta con cierta duración y estabilidad, la
cual este facultada para poder realizar negocios; asimismo se sostiene
que no es de obligatoriedad que se presenta la autonomía jurídica, es
decir, que solo se puede presentar como una oficina o sucursal.

b. Presupuestos de aplicabilidad de la Convención de Viena

En primer lugar, es indispensable tener en cuenta que el requisito básico


para que la convención opere es que las partes tengan sus
establecimientos en Estados distintos.

En esa misma línea Ferrari hace mención:

“que aun cuando un contrato presente elementos


internacionales porque, por ejemplo, fue celebrado en un país
para cumplirse total o parcialmente en otro o, bien, supone el
movimiento transfronterizo de mercaderías, la Convención no
regirá, a menos que las partes tengan sus establecimientos en
Estados distintos al momento de contratar. Tampoco interesa
la nacionalidad de los contratantes. A la inversa, un contrato de
compraventa bien puede quedar sujeto a las normas de la
Convención, aunque las mercaderías no crucen ninguna
frontera, en tanto las partes tengas sus establecimientos en
distintos Estados.”

Sin embargo, ese no es el único requisito, siendo indispensable, también


se exige que la ubicación de los establecimientos sea además aparente.
Es decir, ella debe resultar de algún modo del contrato, las tratativas
preliminares o de la información revelada por las partes durante las
negociaciones. De conformidad con lo dispuesto en dicho artículo, el

15
tribunal deberá determinar, en caso de surgir alguna controversia sobre
este punto, si la parte que alega desconocimiento de esta circunstancia
supo o debió razonablemente haber sabido que el establecimiento de su
contraparte estaba en el extranjero. Las circunstancias que el tribunal
deberá tomar en consideración son aquellas ocurridas con anterioridad a
la celebración del contrato o, bien, con ocasión de su celebración.
Circunstancias acaecidas con posterioridad son en general irrelevantes.

Se ha fallado que la parte que reclama que el carácter internacional de la


compraventa no era aparente al momento de contratar tiene la carga de
demostrarlo para evitar la aplicación de la Convención, no al revés. La
asignación de la carga de la prueba de este modo derivaría del hecho
que la Convención aplica por defecto. De ahí que corresponda a la parte
que alega su inaplicación probar los hechos en los cuales se funda, cada
vez que existan antecedentes que prima facie parecieran apuntar en
sentido contrario. Más adelante volveré sobre este punto al tratar en
específico la carga de la prueba bajo la Convención.

En todo caso, es importante tener claro que es la ubicación de los


establecimientos de las partes lo que debe resultar aparente, no el hecho
de que la Convención rige el contrato. El que las partes estén o no
conscientes de esta consecuencia jurídica es irrelevante, en tanto sepan
o hayan debido saber que una de ellas tenía su establecimiento en un
país distinto. De ahí que en nada servirá al contratante disconforme con
la aplicación de la Convención el alegar que creía que el Derecho
Doméstico regía su contrato pese a que una de las partes tenía su
establecimiento en el extranjero.

Una vez determinado el carácter internacional de las compraventas


incluidas en el ámbito de aplicación de la Convención de Viena es
necesario determinar en qué casos dichas compraventas internacionales
quedan sujetas al régimen convencional previsto en la Convención de
Viena, pues no se aplica por parte de los Estados contratantes

16
indistintamente a todas las compraventas internacionales, tal y como han
sido definidas anteriormente, sino sólo a aquellas compraventas que
tengan una conexión suficiente con los Estados contratantes. En
concreto, la Convención de Viena establece dos situaciones distintas de
aplicabilidad.

1. Aplicabilidad directa o autónoma

La Convención establece dos vías por las cuales puede resultar


aplicable. La primera de ellas es cuando ambas partes tienen sus
establecimientos en Estados distintos que han suscrito la Convención.
Esta es la llamada aplicación directa o autónoma de la Convención. Se
la denomina así porque, conduce a la aplicación de la Convención en
virtud de sus propios presupuestos, con independencia de las normas de
conflicto del tribunal que conoce del asunto.

En prácticamente la totalidad de los casos examinados la Convención fue


aplicada como resultado de esta causal. Ambas partes tenían sus
establecimientos en Estados signatarios distintos. Esto no hace más que
confirmar el enorme éxito que ha tenido este tratado en el ámbito de
ratificaciones.

En primer lugar, la Convención de Viena se aplica cuando el vendedor y


el comprador tengan sus respectivos establecimientos en un Estado
contratante.

Es el sistema de la reciprocidad. Según este criterio, la Convención de


Viena de 1980 es directamente aplicable a todas las compraventas
internacionales en que las partes tengan sus establecimientos en
diversos Estados contratantes. Por tanto, un acuerdo por el que las
partes decidan someter un contrato de compraventa internacional a la
Convención de Viena, al que se le pueda aplicar directamente la
normativa uniforme, no tiene más valor que el de evitar que pueda
entenderse excluida la aplicación de la misma, puesto que se debe

17
aplicar de oficio por los jueces de los Estados parte siempre que la
compraventa cumpla con las exigencias estipuladas en los Artículos 1° al
6° de la Convención de Viena.

2. Aplicabilidad indirecta

La segunda vía por la cual la Convención puede resultar aplicable es


cuando las normas de Derecho Internacional Privado del foro (el tribunal
que conoce del asunto) designan la ley de un Estado que ha suscrito la
Convención para que rija el contrato. En este caso, la Convención regirá
como parte integrante de la legislación de dicho Estado (aunque sin
perder su carácter de tratado internacional). solo cobrará importancia en
caso de que una de las partes no tenga su establecimiento en algún
Estado signatario.

En el contrato de compraventa, como en todo contrato sinalagmático,


ambas partes resultan obligadas. Esto hace necesario escoger de entre
las obligaciones que genera el contrato aquella que habrá de servir para
localizarlo. La llamada teoría de la prestación característica provee de
una solución para este problema. De acuerdo con esta teoría, debe
preferirse aquella obligación que identifica y caracteriza al contrato del
cual se trata.

Si las partes no tienen algún establecimiento en un Estado contratante,


la Convención de Viena será de aplicación cuando las normas de
Derecho Internacional Privado prevean la aplicación de la ley de un
Estado contratante. Basta con que uno de los contratantes no tenga
establecimiento en un Estado parte para que la Convención de Viena no
les sea aplicable de forma directa.

2.2.2. ÁMBITO DE APLICACIÓN TEMPORAL

La Convención, no obstante haber sido firmada el 11 de abril de 1980,


solamente vino a entrar en vigor internacionalmente a partir del 1o. de

18
enero de 1988. En relación con Colombia, que se adhirió con
posterioridad, su vigencia comenzó a partir del 1o. de agosto de 2002.

Artículo 28° de la Convención de Viena, donde expresamente menciona:

“Irretroactividad de los tratados. Las disposiciones de un


tratado no obligaran a una parte respecto de ningún acto o
hecho que haba tenido lugar con anterioridad a la fecha de
entrada en vigor del tratado para esa parte ni de ninguna
situación que en esa fecha haya dejado de existir, salvo que
una intención diferente se desprenda del tratado o conste de
otro modo.”

En cuanto a la aplicación de la convención en el tiempo conviene


distinguir, de una parte, la aplicación de la convención con respecto a los
estados que la han ratificado, y, de otra parte, su aplicación a un contrato
determinado en función del momento de su entrada en vigor en cada uno
de los estados parte

a. Cuando un estado ratifique la Convención de Viena después de haber


sido depositado el décimo instrumento de ratificación, la Convención
de Viena entrara en vigor, respecto de eses estado, el primer día del
mes siguiente a la expiración de un plazo de doce meses, contados
desde la fecha del depósito del instrumento de ratificación.
b. Para los estados que son parte de alguna de las convenciones de la
haya de 1964 la adhesión a la Convención de Viena no será efectiva
hasta que as denuncias que estos estados deban hacer, en su caso,
respecto de estas dos últimas convenciones hayan surtido efecto a su
vez.

2.2.3. ÁMBITO DE APLICACIÓN MATERIAL

19
El ámbito objetivo o material de aplicación de la Convención lo configuran
los contratos de compraventa de mercaderías, a pesar de que en ella no
se definen los términos compraventa ni mercaderías.

Tal indeterminación permitiría asimilar a compraventa una variedad de


negocios jurídicos de índole internacional, tales como los contratos llave
en mano o el leasing internacional.

La Convención igualmente prevé que los contratos de suministro de


mercaderías que hayan de ser manufacturadas o producidas se
considerarán como contratos de compraventa, lo mismo que los
contratos mixtos en los que la parte principal de las obligaciones de la
parte que proporciona las mercaderías no radique en suministrar mano
de obra o prestar otros servicios.

a. Delimitación de los contratos de compraventa

En cuanto al ámbito de aplicación material, la Convención de Viena no


define qué debe entenderse por contrato de compraventa. Del contenido
de la reglamentación convencional, se infiere, sin duda, que se refiere a
todo contrato sinalagmático en virtud del cual una parte entrega a otra la
propiedad de una mercancía a cambio del pago de un precio

La Convención solamente se aplica a contratos de compraventa que


estén vinculados a transacciones de carácter internacional. Las
transacciones internas se encuentran excluidas de su regulación.

Para ello la Convención decidió adoptar un criterio objetivo al señalar que


el carácter internacional de la transacción lo determina, con exclusividad,
el hecho de que los establecimientos de las partes, comprador y
vendedor, se encuentren localizados en diferentes estados, sin que la
nacionalidad de los contratantes o la del mismo contrato influya en esa
calificación.

20
Es irrelevante, para los efectos de aplicación de la Convención, que el
carácter del contrato, o el carácter de las propias partes, sea civil o
comercial.

b. Concepto de mercaderías

La Convención de Viena de 1980 sólo se aplica a las compraventas


internacionales de “mercaderías”, es decir, cuando su objeto son los
bienes muebles corporales. Por tanto, la compraventa internacional de
bienes inmuebles y la de bienes inmateriales (como la propiedad
industrial o intelectual) están excluidas del ámbito de aplicación de la
Convención de Viena; por lo que no deja de sorprender que una Corte
alemana haya decidido que, según el sentido de la Convención de Viena,
las “mercaderías” comprendían todos los bienes materiales e
inmateriales que pudieran ser objeto de un contrato de compraventa
internacional.

c. Compraventas excluidas

Según Castellanos (2014), refiere que el Art. 2 de la Convención delimita


aún más las mercancías objeto de compraventa a los efectos de aplicar
la normativa uniforme. (…) tratándose de bienes muebles se excluyen:

1. Las compraventas de mercaderías para uso personal, familiar o


doméstico (Art. 2.a).
Normalmente las compraventas de consumidores son compraventas
internas, pero son susceptibles de revestir carácter internacional en
ciertos casos, como ad ex., las compras efectuadas en las fronteras,
las compras de turistas o las compras por correspondencia. Este tipo
de compraventas para uso no profesional quedan reguladas por las
normas de Derecho Internacional Privado. (…) La ratio de la exclusión
de este tipo de compraventas se encuentra en el deseo de evitar que
la aplicación efectiva de la Convención chocase con las leyes
nacionales imperativas dictadas para la protección del consumidor,

21
como parte débil del contrato. La Convención de Viena será, sin
embargo, aplicable a compraventa de consumidores cuando tiene la
apariencia de compraventas mercantiles, pese al propósito del
comprador de destinar las mercaderías a uso personal. A él le
corresponde informar al vendedor de la concreta finalidad que
persigue con el contrato. Si no lo hace, cabrá presumir la aplicabilidad
de la Convención de Viena a dicho contrato.
2. Las compraventas en subastas (Art. 2.b)
Se da principalmente por dos razones: a) Son objeto de disposiciones
especiales en los sistemas jurídicos nacionales que muy difícilmente
hubieran podido compatibilizarse con el régimen previsto en la
normativa uniforme. Dentro de la exclusión de las compraventas en
subastas hay que entender comprendidas tanto las subastas por orden
judicial como las subastas privadas. b) Es imposible saber de
antemano quién será el comprador y, por consiguiente, si se reunirían
los requisitos exigidos por la Convención de Viena a toda compraventa
internacional para poder incluirla dentro del ámbito de aplicabilidad de
la Convención de Viena ex Art. 1.1 de la Convención. Por el contrario,
cabe entender que no están comprendidas en esta excepción las
ventas en bolsas de mercaderías, que técnicamente no son
consideradas subastas, sino una forma especial de contratación.
3. Las compraventas judiciales (Art. 2.c).
Se trata de compraventas que no son negocios y, por tanto, se regulan
de forma imperativa por cada uno de los Estados. Se trata de
compraventas que sólo pueden ser reguladas por la lex fori porque se
caracterizan por su ejecución forzosa.
4. Las compraventas de valores mobiliarios, títulos o efectos de
comercio y dinero (Art. 2.d).
Esta exclusión obedece a la existencia en los ordenamientos
nacionales de disposiciones específicas para los títulos valores y los
medios de pago que imprimen un carácter autónomo a estas parcelas

22
jurídicas y las dotan, de ordinario, de una reglamentación de carácter
imperativo, como ad ex., las normas de control de cambios.
5. Las compraventas de buques, embarcaciones, aerodeslizadores
y aeronaves (Art. 2.e).
El fundamento de esta excepción es que la mayoría de las
legislaciones nacionales someten a registro la compraventa de buques
y aeronaves. La extensión de la exclusión a los objetos no
matriculados se justifica por la disparidad existente de un Estado a otro
en cuanto a la exigencia de registrar los objetos apuntados. Es ésta,
además, una materia en las que opera frecuentemente el Derecho de
los formularios. Está claro que la excepción no comprende la
compraventa de los componentes o materiales que se utilizan en la
fabricación de estos medios de transporte, como los motores o partes
de aeronaves comerciales.
6. Las compraventas de electricidad (Art. 2.f).
(…) La energía eléctrica debe calificarse como un bien hiperfungible,
lo que hace irrelevante para su intercambio sus fuentes de producción,
los trayectos recorridos por ella desde el lugar de producción al de
puesta a disposición, etc. Por ello, la electricidad no puede ser
asimilada a otros graneles sólidos, líquidos o gaseosos. La
aplicabilidad de la Convención de Viena a este tipo de contratos es,
prácticamente, innecesaria; ya que los contratos industriales e
internacionales de suministro de energía eléctrica son, de ordinario,
objeto de un tratamiento extenso muy cuidado por parte de los
contratantes que los concluyen. Otro tipo de energía en particular, el
gas y el petróleo no está, en cambio, inicialmente excluido, aunque las
partes siempre tienen la facultad de descartar la aplicación de la
Convención de Viena (Art. 6), si quieren someter la venta de gas o de
petróleo a otra legislación.

Las partes pueden someter a la normativa uniforme una compraventa


internacional, aunque por su naturaleza o por el objeto de la misma

23
esté excluida de su ámbito de aplicación material (Arts. 2 y 3), tal y
como establece el Art. 6 de la Convención, donde se declara el
carácter dispositivo de la Convención de Viena. La libertad debe ser la
regla, lo contrario la excepción, debido a que los contratos de venta
mencionados en los Arts. 2 y 3, con excepción de la venta de
consumidores, fueron excluidos en consideración de las dudas
expresadas en el seno de la Conferencia de Viena acerca de la
inadecuación de la disciplina uniforme para regular los contratos
específicos de los Arts. 2 y 3 de la Convención. (pp.104-107)

Entendiéndose entonces a aquellas exclusiones expresas del ámbito


de aplicación que hacen referencia a seis categorías de contratos ya
tratados en el artículo 2, ante los cuales por un lado, se excluyen los
contratos de consumidores, en razón del fin perseguido por el
comprador; y por otro lado se excluyen las ventas en subastas y las
ventas judiciales, por razón de las modalidades de la venta; las ventas
de valores mobiliarios, títulos o efectos de comercio y dinero; y las
ventas de buques, embarcaciones, aerodeslizadores y aeronaves y de
electricidad, en función de su objeto.

d. Cuestiones no reguladas por la Convención de Viena

Castellanos (2014), indica que el Art. 4 de la Convención regula


exclusivamente la formación del contrato de compraventa y los
derechos y obligaciones del vendedor y del comprador, dimanantes de
ese contrato. Salvo disposición expresa en contrario de la Convención,
esta no concierne, en particular:

a) A la validez del contrato ni a la de ninguna de sus estipulaciones, ni


tampoco a la de cualquier uso (Art. 4.a).

b) A los efectos que el contrato pueda producir sobre la propiedad de


las mercaderías vendidas (Art. 4.b).

24
Los Arts. 11, 12 y 29.2 de la Convención contienen disposiciones
sobre la validez formal del contrato, es evidente que el Art. 4.a) se
refiere a las cuestiones de validez material, como ad ex., la capacidad
de las partes, la licitud del contrato o los vicios del consentimiento. En
la medida en que no haya disposiciones expresas de la Convención,
las cuestiones de validez del contrato deberán resolverse conforme a
las reglas del sistema de Derecho Internacional Privado
correspondiente.

La exigencia de que no haya “disposición expresa en contrario” de la


Convención (Art. 4) parece apuntar a una prohibición de aplicar
analógicamente disposiciones sobre validez explícitas. Por ello, la
impugnación de la validez de la compraventa por error en la cualidad
de una persona no se puede resolver con base en el Art. 71.1 de la
Convención, pues se trata de un error que no está “expresamente”
comprendido por la reglamentación que ofrece sobre el incumplimiento
previsible del contrato. Igual sucede a propósito de la nulidad por error
sobre una cualidad sustancial de la cosa puesto que parece estar muy
cerca del problema de la obligación de conformidad que sí está
regulado por la Convención (Arts. 35 a 43).

El error en una cualidad sustancial de la cosa no puede resolverse por


las disposiciones de la Convención de Viena reguladoras de la
obligación de conformidad de las mercancías para no perturbar el
equilibrio que realiza la Convención en sus disposiciones relativas a la
falta de conformidad de las mercancías. Incluso, la Convención de
Viena no se puede aplicar, en virtud del Art. 4.a), a los contratos de
adhesión celebrados sobre la base de un error en sus estipulaciones.
También están excluidas las cuestiones relacionadas con la
transmisión de la propiedad de las mercancías, como ad ex. la
adquisición del dominio sobre las mercancías o la admisibilidad y
régimen de la cláusula de reserva de dominio.

25
Así, junto a las cuestiones de validez y de transmisión de la propiedad
(Art. 4) están excluidas del ámbito material de aplicación de la
Convención aquellas otras cuya naturaleza jurídico-material no
corresponde a la venta. Así, ad ex., cabe citar la regulación de ciertos
temas procesales –como el poder de los síndicos de la quiebra y la
incidencia que ésta tiene sobre los contratos sinalagmáticos en
general y sobre la compraventa en particular o la legitimación de
terceros, que se rigen, en principio, por una legislación nacional; el de
la prescripción; o el de ciertas instituciones jurídicas propias en general
del Derecho de obligaciones y no privativas de la compraventa –como
la cuestión relativa a la validez de las cláusulas que contienen
condiciones generales por las que se modifican los derechos de una
de las partes, en relación con la modificación del derecho de retención
del comprador, la capacidad de obrar, los vicios del consentimiento, el
mandato, la representación, las relaciones con un proveedor, la cesión
de créditos ,la asunción de la deuda, las cláusulas penales, la cuestión
de la compensación, aunque cuando la cuestión de la compensación
guarde relación con reclamaciones derivadas de la Convención de
Viena se ha considerado que sí queda regulada por la normativa
uniforme; la validez de las cláusulas de elección del foro .

Por el contrario, en la Convención se encuentran reguladas la carga


de la prueba, la culpa in contrahendo, la ruptura de las negociaciones
por retirada de la oferta, el derecho de suspensión y retención, la
exoneración de responsabilidad, la responsabilidad por los auxiliares,
entre otros temas. E incluso, existen cuestiones como el problema de
la fijación del tipo de interés que, dependiendo de los jueces y
tribunales estatales que conozcan, se consideran bien, como una
materia excluida por la Convención, según el Art. 4; o bien como una
cuestión no resuelta por la CV, pero incluida en su ámbito de
aplicación, que debe solventarse en virtud del Art. 7.2 del texto
uniforme.

26
La Convención no se aplica a la responsabilidad del vendedor por la
muerte o las lesiones corporales causadas a una persona por las
mercaderías (Art. 5). En efecto, de una parte, esta cuestión desborda
las relaciones entre el vendedor y el comprador; de otra parte, las
normas en vigor en cada uno de los Estados, relativas a la
responsabilidad de los productos por los daños causados a las
personas, son en general consideradas como de orden público. Son,
por tanto, inaplicables en esta materia las disposiciones de la
Convención relativas a los daños y perjuicios o al plazo para denunciar
la falta de conformidad. Las consecuencias de esta situación deberán
ser apreciadas por el Derecho aplicable según el sistema de Derecho
Internacional Privado correspondiente. (pp.107-112).

Estableciéndose e identificando claramente aspectos que no son


regulados dentro de la Convención dado una naturaleza jurídico-
material distinta a la de la institución jurídica de la venta, propia de
ésta. Absteniéndose de regularla dentro de su contenido y
consecuentemente mencionándonos aquellos aspectos que si son
regulados dentro de ella, con la finalidad de esclarecer dicha
regulación interna.

2.3. EXCLUSIÓN DE LA CONVENCIÓN DE VIENA POR LA AUTONOMÍA


CONFLICTUAL DE LAS PARTES

2.3.1. CARÁCTER DISPOSITIVO DE LA CONVENCIÓN DE VIENA

Castellanos (2014) nos indica que:

“Así lo señala su Art. 6 cuando establece que las partes podrán


excluir la aplicación de la Convención o, sin perjuicio de lo
establecido en el Art. 12, establecer excepciones a cualquiera
de sus disposiciones o modificar sus efectos. La Convención

27
de Viena confiere, por tanto, una particular importancia a la
autonomía de la voluntad de los contratantes.” (p.112)

Encontrando de esta manera 2 aspectos importantes: la autonomía


privada dentro del comercio internacional ante la cual por ello no se
imponen reglas imperativas universales. Y la exclusión de su ámbito de
aplicación de aquellos contratos en los que no existe un equilibrio
contractual entre las partes, como en el caso de los contratos con
consumidores (Art. 2.a). Existiendo tal libertad, por tanto, es posible por
las exclusiones que la propia Convención establece en su Art. 2.

2.3.2. AUTONOMÍA CONFLICTUAL EN LA CONVENCIÓN DE VIENA

Castellanos (2014) nos dice que:

“El Art. 6 establece el principio regulador de la autonomía de la


voluntad del vendedor y del comprador, de forma que el
ejercicio de dicha autonomía prevalece sobre lo dispuesto por
la Convención, que puede ser excluida en su totalidad, en
partes o incluso en singulares disposiciones. Este derecho de
las partes a excluir total o parcialmente el Derecho uniforme se
justifica como una aplicación particular de un principio general
de Derecho Internacional Privado: la autonomía de la voluntad
conflictual entendida como la facultad reconocida a las partes
para designar el ordenamiento jurídico aplicable a un contrato
internacional.” (p.114)

El tema fundamental dentro de la autonomía conflictual es la voluntad


de las partes en cuanto a la aplicación parcial o total de la mencionada
Convención u optar por la normativa del derecho interno en un contrato
internacional, respetándose el acuerdo que establezcan las partes.

2.3.3. EXCLUSIÓN EXPRESA Y EXCLUSIÓN TÁCITA

28
Las exclusiones de la Convención de Viena, aunque no estén
estipuladas de forma taxativa, se pueden interpretar de dos formas: la
forma expresa y la forma tácita. El hecho de que no se mencione de
forma expresa la exclusión tacita, se debe a que se busca evitar se
subsuma de forma irracionable el supuesto de exclusión de lo regulado
en la Convención de Viena. Es necesario mencionar también, que no
cabe la exclusión total o parcial realizado únicamente por una de las
partes.

a. Exclusión expresa

La exclusión expresa está referida a dejar el uso de la Convención de


Viena, como uno de los métodos que existe para ello. Castellanos
(2014) dice:

“La exclusión expresa puede llevarse a cabo a través de una


disposición concreta en el contrato de compraventa donde se
indique que la Convención de Viena de 1980 sobre venta
internacional de mercancías no será aplicable a dicho contrato
o mediante la inserción de determinadas condiciones generales
de la contratación incorporadas al contrato.” (p. 114-115)

Este tipo de exclusión puede ser desarrollada mediante dos supuestos:


la primera a través de una disposición concreta en el contrato de
compraventa, que indique la decisión de las partes de no utilizar la
Convención de Viena en el contrato que están realizando; el segundo
supuesto se da cuando mediante la inserción de la subsunción de
condiciones del derecho general, en estos casos no es necesario que
las partes indiquen cual es la Ley aplicable.

Cuando las partes están de acuerdo en no aplicar la Convención de


Viena son las normas de Derecho Internacional Privado las que
determinen la normativa legal a aplicar. En la jurisprudencia solo se
conocen de dos casos en donde las partes decidieron no aplicar la

29
Convención de Viena y en ambos esta decisión es expresada de forma
expresa en el contrato.

b. Exclusión tácita

De forma tácita también se puede expresar la decisión de no utilizar lo


regulado por la Convención de Viena. Si no se enuncio de forma
expresa, es un tópico para evitar que los órganos jurisdiccionales
puedan interpretar, con argumentos insuficientes, la exclusión de la
Convención de Viena.

1. Exclusión tácita de la Convención de Viena frente a una


recepción negocial o incorporación por referencia de una ley
extranjera:
Acerca del supuesto en donde las partes se refieren a una ley o
parte de un ordenamiento legal para determinar los efectos de su
relación contractual, surgen dos aspectos dilucidantes, la existencia
del ejercicio de la voluntad internacional privada de la aplicación de
un contrato o una autonomía contractual manifestada, a través de
una formulación directa de normas aplicables. Lo más usual es que
las partes efectúen un “reenvió” del ordenamiento jurídico general a
donde pertenecen las normas en lugar de hacer una especificación
directa de la normativa a utilizar; este “reenvió” no puede
considerarse como la exclusión en la aplicación de la Convención
de Viena. Según la doctrina, este tipo de acontecimientos escapa
de forma total del Derecho Internacional Privado.
Al efectuase la calificación de la autonomía privada, puede
valorarse como una mera manifestación de la voluntad contractual
o como un fidedigno ejercicio de la autonomía contractual; en
ambos casos surge un problema de calificación de la autonomía
privada.
Surge diversas interrogantes, una de ellas es si al agregar clausulas
dentro de un contrato de compraventa, mediante el cual las partes

30
hacen referencia a la normativa legal que se va aplicar; esto puede
ser considerado como una manifestación de la voluntad contractual
o como el ejercicio de la voluntad implícita. En este problema
interesa que no existen parámetros objetivos y directos sobre el cual
se pueda distinguir un pacto, ya sea de forma expresa o tácita. Para
darle solución a esto se debe recurrir a una presunción
interpretativa a favor de la autonomía privada internacional y el
respecto de la libertad contractual que revisten a las partes que
efectúan el contrato.

2. Requisitos de Prueba
Para considerar una exclusión tacita como valida, esta debe ser real
y consciente. Que sea real puede ser entendido como que la
exclusión de la aplicación de la Convención de Viena debe ser
deducida del conjunto de circunstancias del contrato. La
característica de consciente se entiende como el conocimiento que
ceben tener las partes de la existencia de la Convención de Viena.
3. Supuestos de Exclusión Tacita
A) Cláusulas de Derecho aplicable a favor de un Estado no parte
de la Convención de Viena: Estas cláusulas deben ser
consideradas como pactos de exclusión tacita de la
Convención; ya que ante la ausencia del establecimiento de
esta cláusula la aplicación de la Convención de Viena seria
irrefutable y de ninguna manera podría asumirse la postura de
la exclusión.
B) Cláusulas de Derecho aplicable a favor de un Estado parte de
la Convención de Viena, como ad ex: “El presente contrato de
compraventa quedará sometido al Derecho español”: La
Convención de Viena se constituye como parte del derecho y
su aplicación es directa cuando existan casos en donde amerite
su adecuación, cuando se da la exclusión de su aplicación por

31
el hecho de que las partes tengan establecimientos en distintos
Estados se da la aplicación directa de la libertad contractual.
4. Exclusión tácita y Art. 1.1.a)
Desde el momento en que la Convención de Viena entro en vigor
se advierte que existe para su aplicación la valoración del derecho
general y del especifico. La voluntad de las partes debe
interpretarse caso por caso, se debería entender la autonomía de
la voluntad como la exclusión de la Convención en beneficio
irrestricto del derecho interno, ya que si las partes hubieran querido
que se de la aplicación de la Convención de Viena no hubiera sido
necesario designar o indicar el derecho de otro estado contratante.
Las partes intervinientes subsumen que el derecho aplicable será
el interno, en este supuesto la solución es menos complicada, ya
que las partes no escogen todo el derecho sino una parte exacta.
5. Exclusión tácita y Art. 1.1.b):
Cuando se da el supuesto en donde se celebra un contrato en
donde las partes no tienen establecimientos en distintos Estados y
las partes deciden incluir una cláusula de derecho aplicable, este es
totalmente licito; existe una determinación de partes que de forma
errónea es considerada como la exclusión de la Convención de
Viena, este caso es cuando la compraventa se celebra entre partes
con establecimientos no contratantes, siempre en cuando se
incluya alguna normativa legal de un ordenamiento jurídico estatal.
Si tan solo la decisión de las partes del designar el derecho nacional
daría lugar a entender la exclusión implícita, la aplicación del
articulo 1.1. b) de la Convención perdería sus efectos jurídicos, su
aplicación quedaría restringida; en este caso habría que entender
que la Convención fue excluida por las partes, aunque esto no haya
sido lo que pretendían.
En el caso de partes que tengan en distintos estados no
contratantes celebren un contrato de compraventa que no puede

32
ser incluido de forma directa en su ámbito de aplicación, será
regulado por la Convención.
Si en el contrato se incluye disposiciones generales de la
contratación se supone la exclusión tacita de la aplicación de la
Convención de Viena; sin embargo, no podría considerarse la
exclusión total solo por el hecho de que las partes hagan referencia
a condiciones de un concreto ordenamiento jurídico.
En caso de duda de si se debe efectuar la exclusión de la
Convención, prima la aplicación del principio de la aplicabilidad,
mediante el cual se debe dar primacía a la aplicación de la
Convención de Viena.
6. Autonomía material y prórroga de la aplicación de la
Convención de Viena:
También es importante saber si existe la posibilidad de que las
partes pueden prorrogar la aplicación de la Convención por
designación expresa de las compraventas excluidas de su ámbito
de aplicación, esto porque las partes no tienen establecimientos en
estados diferentes; los supuestos en donde si entran en el ámbito
de aplicación de la Convención de Viena son cuando las partes
efectúen una declaración afirmando su aplicación, esto para evitar
en fututo problemas interpretativos. La posibilidad de que las partes
pueden elegir la normativa que regulara el contrato que están
celebrando, es posible siempre que se consagre al principio de
autonomía de la voluntad; la validez de elección de la normativa
aplicable dependerá entonces del concepto de autonomía de
voluntad que suman los estados.
Si las partes eligen la aplicación de la Convención de Viena a una
compraventa que no cumple con las condiciones debidas, esto no
quiere decir que de ninguna manera la Convención se debe aplicar.
7. Disposiciones Imperativas de la Convención de Viena:

33
La exclusión, ya sea expresa o tácita, tiene límites estas son las
disposiciones imperativas sobre la forma y como estas se
establecen. Las partes no pueden dejar de lado su obligación de
que la celebración, modificación o extinción del contrato debe
realizarse por escrito cuando ambas partes se encuentren de
acuerdo.

2.4. DISPOSICIONES GENERALES

En el capítulo II de la Parte I de la Convención de Viena, se establece una


serie de criterios que se constituyen como disposiciones generales que
coadyuvan a la correcta interpretación y adecuación de la Convención de
Viena a los contratos de compraventa efectuados por las partes contratantes.
También se hace referencia, en este apartado, a la forma y modo de los
contratos.

2.4.1. DIFICULTADES INTERPRETATIVAS Y APLICATIVAS DE LA


CONVENCIÓN DE VIENA

a. INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIÓN DE VIENA

El más grande problema que tienen los tratados de derecho, incluyendo


la Convención de Viena, es que existe un riesgo en la interpretación que
puedan asumir los diferentes Estados acerca de estos convenios; este
riesgo surge porque los diferentes Estados tienen reglas de
interpretación jurídica diferente según sus sistemas jurídicos.

1. Internacionalidad del texto uniforme


Indica que, para la interpretación de las disposiciones del Convenio,
es necesario tener en cuenta la internacionalización de estas
normas. Este principio se entiende por el origen internacional que
reviste al Convenio.
2. Uniformidad del texto uniforme

34
En la interpretación que se efectúa a la Convención de Viena se
debe tener en cuenta la necesidad de promover la uniformidad en
la aplicación de su regulación.
3. Observancia de la buena fe internacional
La Convención de Viena debe ser interpretada siguiendo los
lineamientos de la buena fe y sin que medie intereses personales
que afecten de forma inadecuada a las otras partes del contrato.
b. INTEGRACIÓN DE LA CONVENCIÓN DE VIENA
1. Principios generales de la Convención de Viena:
Cuando existen lagunas en la interpretación de la normativa, el art
7.2 regula que, en primer lugar, debe acudirse a los principios
generales en los que s basa la Convención; entre los principales
principios se tiene:
 Respeto de la Buena Fe Contractual
 Prohibición del Abuso de derecho
 Ausencia de Formalismos
 Deber de Cooperar con la otra Parte para la buena ejecución
del Contrato
 Deber de comunicar toda información útil para la realización de
este fin
 Entre otros.

2.4.2. INTERPRETACIÓN DE LA VOLUNTAD DE LAS PARTES

La Convención de Viena formula varias interpretaciones de la voluntad


de las partes las cuales combinan entre (subjetivismo y objetivismo).
Castellanos dice que:

“Se trata, por tanto, de un criterio hermenéutico que se inclina


por el subjetivismo –la interpretación debe indagar cuál es la
voluntad real de cada uno de los contratantes-, aunque
moderado por una exigencia –que la otra parte haya conocido
o no haya podido ignorar cuál era la intención del otro

35
contratante. Se refiere, por tanto, a las “declaraciones y otros
actos de una parte” y no a la “voluntad contractual” o “voluntad
común de las partes”. (p.136)

Si no se cumple esta prueba, la declaración de ambas partes y otras


acciones se consideran realizadas por una persona razonable en las
mismas condiciones y en las mismas circunstancias que la otra parte.
Se recurre, a un concepto jurídico indeterminado complejo, en el que se
combina un elemento subjetivo –que se halle en circunstancias
semejantes una persona de su misma condición- y uno objetivo –el
estándar del hombre razonable-, del que hay diversas manifestaciones
en la Convención. Un elemento común de las dos reglas anteriores es
que la intención de una de las partes, o la situación considerada,
determina lo que una persona razonable de la misma clase entiende en
tal situación.

2.4.3. USOS Y PRÁCTICAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL

a. Usos y prácticas convenidos

Establece que las partes están obligadas por los usos y las prácticas
que ellas mismas han convenido.

1. Consiste en que ambas partes recurren en expresiones del comercio


internacional de forma tácita debido a aquellos casos de los que se
infiere en el comportamiento del comprador y vendedor de la
interpretación de voluntad a criterios de la Convención.

2. Se refiere a usos en los que regularmente han seguido en relaciones


entre las partes para que se determine su intención y obligaciones entre
ellas.

b. Usos objetivamente aplicables

Se trata de usos objetivamente aplicables en donde la validez no se ha


pactado ni expresa ni tacita de ambas partes se hubiera establecido lo

36
que consistía de un uso amplio conocido y regular observado por partes
en contratos del mismo tipo porque se consideró de aplicación.

En definitiva, los usos objetivamente aplicables deben reunir tres


requisitos:

1. Carácter internacional, de tal forma que sea aplicable en el comercio


internacional y no sólo en el comercio interno aun en el ámbito del
comercio internacional.
2. Conocido por las partes. El uso debe ser conocido por ambas partes
o debieran conocerlo ambas partes.
3. Efectivamente seguido por las partes. No basta con que el uso sea
conocido por las partes, sino que efectivamente sea seguido por los
contratantes.

2.4.4. CUESTIONES DE FORMA

Las cuestiones de forma no figuran en la parte de la Convención relativa


a la formación del contrato de compraventa. La Convención consagra,
igualmente, una disposición en materia de forma relativa a una posible
modificación eventual del contrato. Por ello, se trata:

1. en primer lugar, el principio de la libertad de forma;


2. en segundo lugar, la prueba del contrato;
3. y, en tercer lugar, la modificación del contrato

a. Principio de libertad de forma

La Convención de Viena no exige que los contratos se celebren por


escrito, pero no excluye el hecho de que las partes que llevan a cabo la
formación dependen del tipo de formación y del formalismo.

La Convención de Viena no exige que los contratos se celebren por


escrito, pero no excluye el hecho de que las partes que llevan a cabo la
formación dependen del tipo de formación y del formalismo voluntario
resultante del uso de la formación.

37
Los requisitos de dicho Estado de reserva no se imponen en todos los
casos en que las partes están establecidas en ese Estado y se imponen
únicamente se las normas del derecho internacional prevén
expresamente el derecho de las materias en cuestión.

b. Prueba del contrato

consagra el principio de la libertad de forma, precisando que el contrato


puede ser probado por distintos medios, incluso por testigos. Esta
disposición, sin embargo, puede fracasar por la reserva del Art. 96,
precedentemente examinada.

c. Modificación del contrato

Un contrato puede ser modificado o extinguido por mero acuerdo entre


las partes. Esta regla, sin embargo, se modera por la propia Convención
al establecer que cualquiera de las partes quedará vinculada por sus
propios actos y no podrá alegar esa estipulación en la medida en que la
otra parte se haya basado en tales actos. Si, ad ex., el contrato,
estableciendo que toda modificación ha de hacerse por escrito, prevé
un plazo de pago de tres meses y el vendedor lo extiende oralmente a
seis meses, el vendedor no puede retractarse de esta modificación. Le
corresponde, no obstante, al comprador demostrar que ha adaptado su
comportamiento en función de los actos del vendedor.

2.4.5. PRINCIPIO DE JERARQUÍA DE LAS DISPOSICIONES DE LA


CONVENCIÓN DE VIENA

En cuanto a lo dispuesto de la Convención, la categoría de normas


aplicadas a una compraventa en su ámbito de utilidad se establece a
disposiciones imperativas de los Derechos que trata de usos que trata
de usos que se han establecido entre ambas partes y las cuales puedan
haberse expresado por la Convención.

38
CONCLUSIONES

1. La compra venta internacional es aquella que se lleva a cabo cuando las


partes contratantes tienen establecimiento en distintos Estados,
adquiriendo por tanto de suma relevancia la concurrencia de un requisito
extranjero.
2. La compraventa según la Convención de Viena específicamente está
referido a la venta de mercancías, es decir de bienes muebles, por tanto, lo
referido a bienes inmueble, es decir a la venta de estas, ello está excluido
del objeto de regulación de la Convención de Viena de 1980.
3. El Convenio de Viena se ha convertido en parte fundamental de la
regulación de compraventa en el Derecho Interno y en todos los países,
ante la última actualización del sitio web de la Comisión de las Naciones
Unidas para el Derecho Mercantil Internacional se da la existencia de 70 los
países que conforman y forman parte del Convenio de Viena, es así que
dentro de ello podemos encontrar a nuestro Perú.
4. El ámbito de aplicación que tiene el Convenio de Viena de 1980 se
encuentra enmarcado básicamente en tres puntos: (ámbito espacial, ámbito
temporal y el ámbito material).
5. Las exclusiones de la Convención de Viena, aunque no estén estipuladas
de forma taxativa, se pueden interpretar de dos formas: la forma expresa y
la forma tácita. El hecho de que no se mencione de forma expresa la
exclusión tacita, se debe a que se busca evitar que se subsuma de forma
irracional el supuesto de exclusión de lo regulado en la Convención de
Viena. Es necesario mencionar también, que no cabe la exclusión total o
parcial realizado únicamente por una de las partes.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. BOYERAS, D (2008) “La compraventa internacional de mercancias la


modalidad FOB”.

2. Castellanos. E. (2011). Énfasis Investigativos en Derecho Mercantil y


Derecho de los Negocios y Contratos Internacionales. N° 1. Recuperado de:
file:///C:/Users/USER/Downloads/157-Texto%20del%20art%C3%ADculo-
608-1-10-20141212.pdf

3. Castellanos E. “La convención de Viena de 1980 sobre la compraventa


internacional de mercaderías: Ambito de aplicación, carácter dispositivo y
disposiciones generales.”

4. FERRARI, G. (2004) “El Comercio Internacional, normas aplicables”

5. BOYERAS, D (2008) “La compraventa internacional de mercancías la


modalidad FOB”.

6. Castellanos E. “La convención de Viena de 1980 sobre la compraventa


internacional de mercaderías: Ámbito de aplicación, carácter dispositivo y
disposiciones generales.”, Pp. 81

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