La Modernidad

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez
La Grita - Estado Táchira

LA MODERNIDAD SEGÚN ENRIQUE DUSSEL


(Análisis)

Participante:
Sandra Pérez C.I. E- 84.314.084

Marzo de 2022
La Dialéctica de la Modernidad abordada por Dussel, trata de ir hacia el
origen del Mito de la Modernidad, asumiéndola como un concepto emancipador
racional, pero, al mismo tiempo, desarrolla un mito irracional, de justificación de la
violencia, que considera debemos negar y superar. Los postmodernos critican la
razón moderna como razón, el autor critica a la razón moderna por encubrir un
mito irracional.
En este orden se considera que 1492, es la fecha del nacimiento de la
Modernidad en Latinoamérica; entendiendo que la Modernidad se originó en las
ciudades europeas medievales, libres, centros de enorme creatividad. Pero nació
cuando Europa pudo confrontarse con el Otro y controlarlo, vencerlo, violentarlo;
cuando pudo definirse como un ego descubridor, conquistador, colonizador de la
Alteridad constitutiva de la misma Modernidad. De todas maneras, ese Otro no fue
descubierto como Otro, sino que fue encubierto como lo Mismo que Europa ya era
desde siempre. De manera que 1492 será el momento del nacimiento de la
Modernidad como concepto, el momento concreto del origen de un mito de
violencia sacrificial muy particular y, al mismo tiempo, un proceso de
encubrimiento de lo no europeo.

El autor explica las conferencias en Frankfurt, refiriéndose a algunos de los


grandes pensadores de esta ciudad; desde Hegel que tiene su juvenil etapa de
Frankfurt, hasta la así llamada "Escuela de Frankfurt" que lleva su nombre,
introduciendo desde una reflexión sobre un hecho histórico, un discurso
que deberá desarrollarse en el futuro en un sentido más crítico aún. Se
trata de clarificar la posibilidad de un diálogo intercultural e interfilosófico.

Para muchos, como para Montaigne o Richard Rorty, la existencia empírica


de diversas culturas, mundos de la vida son incomunicables e inconmensurables.
Es importante desarrollar una teoría o filosofía del diálogo como parte de una
Filosofía de la Liberación del oprimido, del incomunicado, del excluido, del Otro,
sobre las condiciones de posibilidad histórica hermenéutica de la comunicación
intercultural.
La filosofía trascendental apeliana tiene dificultad en este nivel, ya que se
encuentra en el ámbito del discutido problema de la aplicación (Anwen-dung) de
los principios éticos. En cambio, para la Filosofía de la Liberación, que parte desde
la Alteridad, desde el compelido o el excluído (la cultura dominada y explotada),
de lo concreto histórico, se trata de mostrar esas condiciones de posibilidad del
dialogar, desde la afirmación de la Alteridad, y, al mismo tiempo, desde la
negatividad, desde su imposibilidad empírica concreta, al menos como punto de
partida, de que el Otro excluido y dominado pueda efectivamente intervenir.

Es importante aclarar el termino de Alteridad, inicialmente cabe mencionar


que la alteridad es un concepto que procede del latín alter: El "Otro", siendo
definido por Eduardo Sousa como "el principio filosófico de alternar o cambiar la
propia perspectiva por la del otro, considerando y teniendo en cuenta el punto de
vista, la concepción del mundo, los intereses, la ideología del otro, y no dando por
supuesto que la “de uno” es la única posible" (2011, p. 27); por lo tanto, como
primera aproximación al término alteridad se puede decir -siguiendo a Sousa
(2011)- que este se aplica al descubrimiento que el yo hace del otro, lo que hace
surgir, no solamente una amplia gama de imágenes del otro, sino también
visiones múltiples del yo; así expresa González (2007), una persona a través de la
interacción con el otro puede conocer aspectos del otro que antes no sabía,
creando imágenes e ideas sobre el otro que antes se desconocían y pudiendo de
esta manera llegar al reconocimiento del otro.

Para Enrique Dussel (1995), la alteridad es el saber pensar el mundo desde


la exterioridad alterativa del otro, lo que tiene como consecuencia el
reconocimiento del otro como otro diferente al sí mismo, a través del encuentro
cara a cara con el otro, el oprimido, el pobre; es decir, alguien que se escapa del
poder del sujeto y que responde más bien a una experiencia y una temporalidad
que no le pertenecen al sí mismo (Aguirre & Jaramillo, 2006). En este sentido,
Dussel comparte el concepto de Emmanuel Lévinas sobre el otro, cuando el
filósofo lituano-francés plantea que el otro es lo "absolutamente otro; anhelo
activo de salir de la monotonía de uno mismo para ascender locamente a la paz, al
bien perfecto, a aquellos lugares y aquella dicha que nunca conocimos" (2012, p.
8).

Dussel propone dos conceptos de modernidad: El primero es eurocéntrico,


provinciano, regional. La Modernidad es una emancipación, una salida de la
inmadurez por un esfuerzo de la razón como proceso crítico, que abre a la
humanidad a un nuevo desarrollo del ser humano.

La filosofía de Dussel aparece como un pensamiento que se propone


demostrar que el hombre como un yo individual, necesita de la alteridad, del otro,
para alimentar su propio ser, todo en la pluralidad que nos rodea. Para Dussel la
experiencia originaria de la Filosofía de la Liberación consiste en descubrir el
hecho de la dominación, al constituirse una subjetividad como señor y otra como
esclava.

La filosofía de la liberación es entendida como una formulación de carácter


ético, con lo que Dussel corrobora su tesis original de que la ética es la filosofía
primera; para Dussel, lo práxico antecede a lo teórico, ya que lo primero en el
orden de lo real es la relación persona a persona.

Dussel nos muestra que la Transmodernidad es un proyecto que va por


fuera de la Modernidad y de la Postmodernidad, es un proyecto paralelo que
surgiría fuera de Europa y de Estados Unidos, oponiéndose así al carácter
totalizante que tiene el proyecto moderno europeo. Dussel realiza un
planteamiento historicista del término, cercano a nuestra realidad, ya que la idea
transmoderna significa ver y analizar los fenómenos de manera mundial, desde el
sistema mundo, y no solamente desde categorías intraeuropeas y eurocéntricas.

Hablar en cambio de Transmodernidad exige una nueva interpretación de


todo el fenómeno de la Modernidad, para poder contar con momentos que nunca
estuvieron incorporados a la Modernidad europea, y que subsumiendo lo mejor de
la Modernidad europea y norteamericana que se globaliza, afirmará desde fuera
de ella componentes esenciales de sus propias culturas excluidas, para desarrollar
una nueva civilización futura, la del siglo XXI (Dussel, 2001: 390).
Lo que hay detrás de la posición de Dussel es un esfuerzo por interpretar
de manera no eurocéntrica la historia, y plantear un proyecto a futuro, utópico, un
planteamiento de diálogos interculturales simétricos. La idea de Transmodernidad
lleva consigo el propósito de resurgir lo propio de cada cultura, aquello que dejó
de lado el proyecto moderno por ser inconmensurablemente disímil a su propia
ideología.

Europa comenzó a ser centro del mercado desde la revolución industrial;


que en el plano cultural produce el fenómeno de la ilustración. La hegemonía
central e ilustrada de Europa no tiene sino dos siglos (1789-1989). Muy corto
plazo para poder transformar en profundidad el núcleo ético-mítico de culturas
universales y milenarias como la china y otras del extremo oriente (como la
japonesa, coreana, vietnamita, etc.), la indostánica, la islámica, la bizantino-rusa,
y aún la bantú o la latinoamericana (de diferente composición e integración
estructural) (Dussel, 2005).

La Transmodernidad se propone ver desde el otro los fenómenos y


discursos hegemónicos que se producen y se enuncian desde el centro. Desde la
cultura europea estadounidense, las otras culturas que son asimétricas tanto en el
aspecto económico, militar, político, científico como tecnológico, guardan en sí una
alteridad con respecto a la Modernidad europea, con la cual se han
interrelacionado y convivido, y han aprendido, a la vez, a responder a su manera a
los desafíos de ésta (Dussel, 2005).

El autor nos dice que estas culturas sólo están en un proceso de letargo, y
que en la actualidad comenzarían a despertar; estando en un proceso de pleno
renacimiento buscando caminos nuevos para su próximo futuro, Dussel considera
que las culturas exteriores a la occidental, por no ser modernas tampoco pueden
caer en la categoría de postmodernas. Son premodernas (más antiguas que la
modernidad), conviven con ella y a futuro serán transmodernas.

Así el concepto estricto de transmoderno quiere indicar esa radical novedad


que significa la irrupción, como desde la Nada, desde Exterioridad alternativa de lo
siempre Distinto, de culturas universales en proceso de desarrollo, que asumen los
desafíos de la Modernidad, y aún de la Post-modernidad europeo-norteamericana,
pero que responden desde otro lugar.  Desde el lugar de sus propias experiencias
culturales, distinta a la europeo-norteamericana, y por ello con capacidad de
responder con soluciones absolutamente imposibles para la sola cultura moderna
(Dussel, 2005).

Transmodernidad es entonces todos los aspectos que están más allá, y más
acá, de las estructuras valoradas por la cultura moderna europeo-norteamericana.
Estos aspectos siguen vigentes en las culturas universales no-europeas, y que el
autor establece que se han puesto en dinamismo hacia una utopía
heteroglósica, de diálogos simétricos, no solo de apariencia como ocurre en la
modernidad, sino de simetría real, y de he ahí el carácter utópico y futuro.

También podría gustarte