La Matematica Como Lenguaje de La Ciencia
La Matematica Como Lenguaje de La Ciencia
La Matematica Como Lenguaje de La Ciencia
RESUMEN
Este es un trabajo esencialmente didáctico en el sentido que se trata de mostrar una revisión
bibliográfica sobre la definición de la matemática. En el estudio encontrarás que hemos hecho
una revisión sobre el pensamiento de autores de vieja data y de los tiempos modernos.
Nuestro propósito original al escribir este artículo fue proporcionar un material que despeje las
posibles confusiones en los estudiantes y muchos profesores sobre la definición de la ciencia
matemática. Hallarás que se ha insistido en dejar meridianamente claro qué es la matemática
y cuáles son sus alcances como ciencia auxiliar de las demás ciencias y de ella misma.
INTRODUCCIÓN
El propósito de este trabajo, tiene en esencia, buscar una definición concreta y suficiente
sobre la ciencia matemática; una definición que no salga de la ligereza de un diccionario ni de
sus raíces etimológicas ya que, como bien sabemos, estos no son elementos suficientes para
tal fin. De esta manera, nos abocamos al trabajo de hacer una revisión bibliográfica que sea
suficiente para comprender que el conglomerado de autores, hombres y mujeres de ciencia,
cada uno emite su definición; encontrándonos que lo hacen con veracidad y precisión, pero no
podemos concluir cuál es la más acertada y mucho menos hacer una fusión de ellas hasta
concluir con las más compacta, idónea y descriptiva. Los que nos hemos dedicado a la
docencia en la enseñanza de la matemática nos corresponde hacer este oficio con madurez y
sabiduría ya que así lo exige esta disciplina, de lo contrario corremos el riesgo de caer en
posiciones aventureras, cuestión que debemos evitar los docentes en esta ciencia, máxime
que, como bien sabemos, la enseñanza de la matemática está sufriendo actualmente un
momento de crisis histórica. Es indiscutible que al comienzo de un curso, dentro de una
actividad de incentivación debe exponerse con mucha claridad qué es la matemática, cuáles
son sus alcances y sus aplicaciones. Esta actividad, la hemos considerado los docentes de
suma importancia e indispensable para arrancar con el proceso enseñanza-aprendizaje, es el
momento en que trataremos de lograr que el estudiante se identifique con esta ciencia y
alejarlo de las posibles frustraciones. Debemos evitar las improvisaciones y nunca creer que
“nos las sabemos todas”. Es necesario que nos sometamos plenamente al rigor que exigen los
preceptos pedagógicos, de la didáctica de la matemática y filosofía de la educación. En el
caso de la enseñanza de la matemática no podemos olvidar que es una actividad con carácter
de apostolado y no dejar de lado la gran interrogante ¿de qué manera debemos enseñar las
matemáticas? Para ello, con lo primero que debemos contar es con un conocimiento sólido
acerca de los tópicos matemáticos objeto de estudio y luego aprender a enseñarlos. Sin duda
que un buen logro sería que el estudiante pueda emitir una definición precisa de la matemática
basada en sus conocimientos y en sus propias experiencias. De esta manera, la revisión
bibliográfica que sirvió de apoyo en el marco de la escritura de este artículo fue con el
propósito de cumplir con un único objetivo.
OBJETIVO GENERAL
INFORME DE LA INVESTIGACIÓN
Uno de los grandes físicos del Siglo XX, Niels Bohr (1955), deseando subrayar el grandioso
papel de la matemática en el desarrollo de las ciencias naturales teóricas, señaló que la
misma no es sólo una ciencia, sino el lenguaje de la ciencia. Es cierto que con ayuda de los
conceptos y métodos matemáticos, otras ciencias expresan las relaciones y dependencias
entre las propiedades y parámetros de los procesos investigados, formulan sus teorías,
intentan descubrir nuevas leyes y encontrar fenómenos antes desconocidos. Sin duda, cuando
Bohr se refería al lenguaje matemático tenía en cuenta el lenguaje en un amplio sentido de la
palabra, es decir, lo consideraba comomedio de expresión del pensamiento científico. En
este sentido el lenguaje matemático puede asemejarse al lenguaje corriente. De la misma
forma que éste además de expresar los pensamientos, posibilita el proceso de pensar, el
lenguaje de la matemática no se limita a la formulación precisa de nuevas leyes y teorías, sino
que en algunos casos contribuye a su descubrimiento y creación.
Los señalamientos de Bohr nos abren las siguientes interrogantes ¿Qué es la matemática?
¿Cómo fue creada y quiénes fueron y son las personas que la crean y la practican? ¿Se
puede describir su desarrollo y su papel en la historia del pensamiento científico, así como
predecir su futuro? Podríamos decir, que la matemática es un microcosmo autosuficiente,
pero tiene también la capacidad de reflejar y modelar todos los procesos del
pensamiento y hasta, quizá, toda la ciencia. Ha tenido siempre gran utilidad, y continúa
teniéndola, en grado cada vez mayor. Hasta podría decirse que la matemática fue necesaria
para la conquista de la naturaleza por el hombre y para el desarrollo de la especie humana, a
través de la formación de sus modos de pensamiento.
En efecto, por lejos que nos remontemos en los testimonios de la curiosidad del hombre y de
su búsqueda de comprensión, hallamos que la matemática fue cultivada, estimada y enseñada
para su transmisión a las nuevas generaciones. Se le ha considerado como la expresión más
acabada del pensamiento racional referido al mundo externo, y también como un
monumento al deseo del hombre de sondear el funcionamiento de su propia mente.
Insistiendo sobre la empinada idea de hallar una definición de la matemática, Federico Engels
(1890) expone una sobre la matemática pura y expone: la matemática pura tiene por objeto
las formas espaciales y las relaciones cuantitativas del mundo real. En las primeras
etapas de su desarrollo, la matemática, surgida en la remota antigüedad por las necesidades
que presentaba el hacer práctico, tenía por objeto la forma más simple de los números y de las
figuras geométricas. En lo fundamental esta situación se conservó hasta el siglo XVII. Desde
este tiempo y hasta la segunda mitad del siglo XIX, la matemática se desarrolló sobre todo,
como análisis matemático, que fue descubierto precisamente en el siglo XVII. El
descubrimiento de las geometrías no euclidianas y la creación de la teoría de los conjuntos
llevaron a la reestructuración de todo el sistema de la matemática y a la creación de ramas
suyas completamente nuevas. En la matemática actual, ha adquirido un importante significado
la lógica matemática. Los métodos matemáticos se usan en gran escala en la ciencia natural
exacta. Su aplicación en la biología y en las ciencias sociales ha presentado un carácter
casual hasta los últimos tiempos. En este terreno, la creación, por influjo directo de la práctica,
de secciones como la programación lineal, la teoría de los juegos, la teoría de la información, y
la aparición de las máquinas matemáticas electrónicas abre perspectivas completamente
nuevas. Los problemas filosóficos de la matemática, carácter y origen de la abstracción
matemática, peculiaridades de la misma, siempre han sido campos de lucha entre el
materialismo y el idealismo. Poseen una significación de singular importancia las cuestiones
filosóficas surgidas en torno a los problemas de los fundamentos de la matemática.
http://www.math.com.mx/aplicaciones_matematicas.html
Si tratamos de describir históricamente una parte del desarrollo de la matemática y de
examinar brevemente algunos hitos fundamentales y alguna influencia descollantes,
concentraremos nuestra atención en el problema de saber en qué medida el progreso de la
matemática depende de la “invención” y en qué medida tiene el carácter de un descubrimiento;
para ello, trataremos de discernir si el mundo físico exterior a nosotros, al que percibimos con
nuestros sentidos y observamos y medimos con nuestros instrumentos, dicta la elección de
axiomas, definiciones y problemas. ¿Será esto en esencia, libre expresiones de la mente
humana, influida quizás, o hasta determinada, por la estructura fisiológica del hombre? Al igual
que otras ciencias, la matemática ha sufrido grandes cambios en los últimos cien años. No
solamente se ha dilatado mucho su ámbito, no sólo se ha desplazado el énfasis sobre los
problemas considerados como fundamentales, sino que también se han modificado en cierta
medida el tono y los fines de la matemática. No hay duda que muchos grandes triunfos de la
física, la astronomía y otras ciencias “exactas” derivan en buena parte de la matemática,
después de disponer libremente de las herramientas que la matemática ayudó a perfeccionar
las disciplinas hermanas han retribuido la atención suministrándole nuevos problemas y
dándole nuevas fuentes de inspiración.
También la tecnología puede ejercer una profunda influencia sobre la matemática; al haber
permitido la creación de computadoras de gran velocidad, ha aumentado
inconmensurablemente el campo de experimentación dentro de la matemática misma. Los
cimientos mismos de la matemática y de la lógica matemática han sufrido cambios
revolucionarios en los tiempos modernos; así es cómo a través de toda la historia de la
matemática vuelven a aparecer constantemente ciertos temas específicos, ejemplificando con
profusión su interacción y sus variaciones. El tema más característico de la matemática es el
del infinito y al tratar de mostrar cómo se lo introdujo, se lo definió y se lo trató en diversos
contextos; de esta manera, una opinión muy difundida contrariamente entre los no
científicos, la matemática no es un edificio cerrado y perfecto. La matemática es una
ciencia; y también es un arte. Los criterios de juicio en la matemática son siempre estéticos,
al menos en parte. La mera verdad de una proposición no basta para considerarla como una
parte de la matemática. Se busca “utilidad”, “interés” y también “belleza”. La belleza es
subjetiva y puede parecer sorprendente que haya, por lo común, bastante acuerdo entre los
matemáticos en lo concerniente a valores estéticos.
En un aspecto la matemática se diferencia de otras ciencias: En ella nada cae en desuso. Una
vez que se ha demostrado un teorema nunca pierde su valor, aunque puede pasar luego a ser
un simple caso de una verdad más general. El material matemático crece sin revisiones, y el
aumento de conocimientos es constante.
Los objetos matemáticos más primitivos son los números enteros: 1, 2, 3,… Quizás igualmente
primitivos sean los puntos y las configuraciones simples como son, por ejemplo, las rectas y
los triángulos. Se hallan tan profundamente arraigados en nuestras experiencias más
elementales, aquellas que se remontan a la infancia, que durante siglos se los admitió sin
examen. Sólo a fines del siglo XIX se emprendió seriamente un intrincado examen lógico de la
aritmética (Peano, 1890; Frege, 1900; Russell, 1930) y de la geometría (Hilbert, 1920) pero
aunque se aceptaban de manera acrítica los enteros positivos y los puntos, continuó el
proceso característico de la matemática, de crear nuevos objetos y erigir nuevas estructuras.
De los objetos se pasa a conjunto de esos objetos, a funciones y a correspondencias. La idea
de correspondencia o transformación proviene de la tendencia, también elemental, del hombre
a identificar ordenamientos similares y a abstraer un modelo común de situaciones diferentes
en apariencia; y a medida que el proceso de interacción continúa se pasa a clases de
funciones, a correspondencias entre funciones, luego a clases de tales correspondencias, y
así sucesivamente a un ritmo cada vez más acelerado y sin fin. De esta manera, los objetos
simples dan origen a otros de nueva y creciente complejidad. El método consiste
principalmente en el formalismo de la demostración, que apenas ha cambiado desde la
antigüedad. El esquema básico es, aún, partir de un pequeño número de axiomas y luego,
mediante reglas lógicas estrictas, deducir nuevos enunciados. Las propiedades de este
proceso, su alcance y sus limitaciones sólo han sido examinadas críticamente en años
recientes. Este campo de estudio, la metamatemática, también forma parte de la
matemática. El objeto de este estudio puede parecer un conjunto de reglas bastante
especiales, a saber, las de la lógica matemática. Pero estas resultan ser omnímodas y
poderosas. En cierta medida pues, la matemática se alimenta de sí misma. Pero no hay en
ella ningún círculo vicioso, ni tampoco es un juego estéril, como lo demuestran los triunfos de
los métodos matemáticos en la física, la astronomía y otras ciencias naturales. Quizás esto se
deba a que el mundo externo sugiere vastas clases de objetos para la labor matemática, y los
procesos de generalización y elección de nuevas estructuras no son totalmente arbitrarios. La
irracional eficacia de la matemática quizás siga siendo un misterio filosófico, pero no ha
impedido en modo alguno sus espectaculares éxitos.
Este tipo característico de abstracción, que conduce a una despreocupación casi total por la
naturaleza física de los objetos geométricos, no está confinado a los límites tradicionales de la
matemática. El examen crítico de Ernst Mach (1897) inspirado en James C. Maxwell (1873),
sobre la noción de temperatura es un ejemplo de ello. Para definir la temperatura se necesitan
las nociones de equilibrio térmico y contacto térmico, pero definir éstas en términos
lógicamente aceptables es, por lo menos, difícil, y hasta quizá sea imposible. El análisis revela
que lo que realmente se necesita es la transitividad del equilibrio térmico, esto es, el postulado
llamado a veces el principio térmico de la termodinámica, según el cual si (A y B) y (A y C)
están en equilibrio térmico, entonces también lo están (B y C). Para completar el esquema,
también se necesita un tipo de principio inverso del principio cero, a saber, que si A, B y C
están en equilibrio térmico, entonces también lo están (A y B) y (A y C). Nuevamente, como en
la geometría, no se necesita conocer el significado, lógicamente, preciso de los términos, si no
solamente como combinarlos en enunciados permisibles.
Pero si bien podemos operar confiadamente con objetos y conceptos indefinidos y quizás
hasta indefinibles, estos objetos y conceptos derivan de la realidad física aparente o al menos
sensorial. Las apariencias físicas sugieren y hasta dictan los axiomas iniciales; la misma
realidad aparente nos guía en la formulación de cuestiones y problemas.
Decía Henry Poincaré (1894), “Existir en matemática es estar libre de contradicción”. Pero
la mera existencia no garantiza la supervivencia. Para sobrevivir en la matemática se requiere
un tipo de vitalidad que no es posible describir en términos puramente lógicos, y el lector debe
convencerse de que en la matemática pura hay más de lo que contiene la definición de
Russell: La matemática pura es la clase de toda las proposiciones de la forma p implica
q donde p y q son proposiciones que contienen una o más variables, las mismas en las
dos proposiciones, ni p ni q contienen ninguna constante excepto constantes lógicas.
La utilización de un rico aparato matemático junto con las reglas y principios de la lógica
posibilita la obtención de todos los corolarios necesarios de las leyes, hipótesis y teorías
formuladas con precisión en las ciencias concretas. Pero en este caso, la matemática tiene
asignado otro papel, según el cual su aparato formal se aplica al entendimiento de los criterios
rigurosos acerca de qué considerar demostración, cuándo una consecuencia se deduce
lógicamente de las premisas, de qué forma podemos juzgar sobre la corrección lógica de las
teorías.
Si en el primer caso, es decir, cuando se habla del lenguaje matemático en un amplio sentido
de la palabra, identificaremos en esencia este lenguaje con el de las formulas, ecuaciones,
funciones y otras estructuras, en el segundo se trata de la y utilización de métodos
matemáticos para la creación de lenguajes formalizados especiales de las distintas ciencias.
Algunos científicos consideran este aspecto como el fundamental para la elaboración de las
teorías científico-naturales. Por ejemplo, el investigador inglés J. H. Woodger (1929), uno de
los pioneros en la aplicación del método axiomático en biología, considera que el uso de
métodos lógico-matemáticos en la biología y otras ramas de las ciencias naturales consiste en
la creación de un lenguaje tan perfecto que pueda considerarse una excepción.
El método axiomático, utilizado exitosamente por Euclides en el siglo III a.C. para la exposición
de la geometría elemental sirve de fundamento para la creación de ese lenguaje científico.
Como sabemos, la axiomática euclidiana tenía un carácter concreto, de contenido, pues
describía las propiedades geométricas de los objetos del mundo que nos circunda. Haciendo
abstracción de este contenido concreto puede fundarse un sistema axiomático abstracto en el
cual los conceptos de partida de la geometría, que son el “punto”, la “recta” y la “superficie”,
pueden interpretarse de la forma diversa.
David Hilbert (1900) fue el primero que formuló con precisión esta concepción abstracta sobre
los axiomas. Decía en broma que si sustituimos las palabras “punto”, “recta” y “superficie” por
las palabras “mesa” “silla” y “círculo de bebedores” nada cambiaría en la geometría. Sin
embargo, tanto en los sistemas axiomáticos concretos como en los abstractos, las reglas por
medio de las cuales los teoremas se deducen de los axiomas no se indican claramente, sino
que sólo se suponen. Además, los propios axiomas, al igual que los teoremas, se formulan
mediante la utilización de determinados símbolos matemáticos. Precisamente, es así como en
la actualidad se exponen la mayoría de las disciplinas matemáticas.
Para pasar a los sistemas axiomáticos formalizados es necesario, en primer lugar, formular
con claridad y enumerar totalmente las reglas lógicas de la conclusión; en segundo término,
que todos los conceptos y juicios expresados en el lenguaje común se han traducido al
lenguaje de símbolos y formulas.
A primera vista puede parecer que entre los cálculos y las demostraciones de los teoremas
existe una diferencia indeterminable. De hecho, los cálculos tienen que ver con cifras, mientras
que las demostraciones están relacionadas con las afirmaciones. Las reglas del cálculo son
más exactas que las de la conclusión. Los cálculos admiten la utilización de métodos
aproximativos, al tiempo que no existen conceptos de demostración aproximativa. Por último,
para los cálculos se dispone de procedimientos efectivos, en tanto que el proceso de
demostración es inefectivo en gran medida. Analizando todas estas diferencias Hao Wang
(1967) en uno de sus primeros artículos “hacia una matemática mecánica”, subraya que las
mismas no deben ser exageradas. En lugar de valoraciones abstractas hay que ocuparse de
la búsqueda de procedimientos más efectivos para la comprobación de las demostraciones.
En 1958 creó tres programas para computadoras. Con la ayuda del primero de ellos logró en
menos de tres minutos, comprobar la demostración de doscientos teoremas de cálculos de
enunciados que aparecen en el trabajo de más autoridad en lógica matemática, Principia
Mathematica de Russell y Whitehead (1920).
Resultaron más modestos los intentos de hacer uso de la máquina para la confección de
teoremas a partir de símbolos y seleccionar aquellos que poseían una significación no trivial. A
partir de estos resultados, Hao Wang (1975) llegó a la conclusión de que las máquinas
computadoras pueden utilizarse para la formalización y comprobación de demostraciones y no
para la demostración de nuevos teoremas. En realidad, durante la formulación y búsqueda de
demostraciones de teoremas hay que modelar las condiciones más sofisticadas y complejas
del trabajo del matemático. Por supuesto, pueden detectarse y programarse diversos
procedimientos heurísticos de razonamiento que nos acerquen a la verdad. Pero como bien
observa Wang, resulta absurdo suponer que estamos en condiciones de otorgar a la máquina
una subconsciencia comparable a la de Poincaré, las investigaciones para la búsqueda de
procedimientos demostrativos universales se planteó como fin último la formulación y
comprobación de las demostraciones que se aplican en la matemática moderna. Por ello
exigía como es de suponer, resolver esta tarea en la propia lógica matemática. Los resultados
satisfactorios en este campo fueron obtenidos, como vimos, a cuenta de la desmembración de
la demostración en una cantidad mayor de pasos elementales y de su análisis ulterior en una
computadora. Sin embargo, en los razonamientos matemáticos de contenido, esos pasos
elementales se funden en otros mayores. Por esta razón, resultó natural intentar utilizar
bloques constructivos más grandes en lugar de dividir la demostración en ladrillos elementales
más pequeños. Para desarrollar esta idea, en el Instituto de Cibernética de la Academia de
Ciencias de Ucrania, tal como señala V. M. Glushkov (1961), se creó una lógica matemática
práctica que se correlaciona con la matemática clásica, de la misma forma que el lenguaje
contemporáneo de los programas de clase superior se relaciona con el lenguaje de la máquina
de Turín.
Los métodos formales y los lenguajes formalizados fueron utilizados primeramente en la
propia matemática para el análisis de la estructura de sus teorías. El campo principal de
aplicación fueron las investigaciones sobre las fundamentaciones de la matemática
relacionadas con la superación de ciertas dificultades aparecidas en la teoría de los conjuntos
de cantor, una vez descubierto en ella todo un conjunto de paradojas o antinomias. Para
superar estas paradojas o, por lo menos, localizarlas, la teoría de conjunto se construye ahora
de forma axiomática, en cuyo caso los axiomas se seleccionan teniendo en cuenta excluir,
desde los comienzos, la formación de conjuntos demasiado grandes a los cuales están
vinculadas las paradojas. La aparición de paradojas estimuló la investigación del lenguaje de
la ciencia y, ante todo, de la matemática para ello era menester disponer de una determinada
teoría del análisis lógico del lenguaje. Según la opinión del conocido matemático y lógico
norteamericano A. Church (1973), la adopción de semejante teoría debía considerarse el
rasgo distintivo principal del lenguaje formalizado y no las circunstancias de que resultara
cómodo sustituir algunas palabras por letras y símbolos especiales. La posibilidad apareció
después de la creación de la lógica matemática la que comenzó a usar métodos matemáticos
en los comienzos para el análisis de los propios razonamientos y demostraciones
matemáticas, y después, para el de los razonamientos de otras ciencias. Debido a ello hubo
necesidad de ampliar y generalizar el propio concepto del lenguaje.
Aunque este sueño del fundador de la lógica matemática resultó utópico, de todas formas
permitió la elaboración y aplicación de los modelos lógico-matemáticos a otras ciencias. Entre
estos métodos hay que señalar, en primer lugar, las teorías y métodos matemáticos con ayuda
de los cuales se analiza la estructura formal de los lenguajes de las diferentes disciplinas
científicas.
Si nos referimos a cualquier ciencia empírica veremos que desde los propios comienzos opera
con un gran número de conceptos y términos cuyas relaciones son con frecuencia tan
complejas y confusas que no permiten una expresión precisa con ayuda de axiomas o por lo
menos, exigiría una gran cantidad de ellos. Es por eso que en estos casos se renuncia a los
métodos matemáticos formales de investigación y se apela a las consideraciones intuitivas y a
los métodos heurísticos de razonamiento que se apoyan en la experiencia y en el arte del
investigador. Incluso en los casos relativamente poco numerosos de utilización de métodos
formales en la biología, la medicina y las ciencias sociales destinados a la obtención de
conclusiones practicas, es menester emplear los métodos probabilísticos y, lo que es más
importante, las máquinas computadoras. Como ejemplo se puede señalar el intento de
emplear el lenguaje formal del cálculo de enunciados y los métodos de la teoría de toma de
decisiones para la elaboración de los problemas del diagnóstico médico. En la forma más
general y esquemática dicho enfoque se reduce a establecer un diagnóstico probable a partir
de los síntomas que presenta el enfermo. Con este fin se analizan todas las combinaciones
posibles de síntomas y enfermedades, algunas se consideran irreales desde el punto de vista
de la medicina. De todas formas, el número de combinaciones admisibles sigue siendo tan
grande que, para establecer un diagnóstico, hay que utilizar una computadora. Esto se
presenta condicionado por las circunstancias de que las conclusiones a partir de las premisas
en lenguajes tan complejos como los de la biología, la medicina y la sociología, resultan muy
largas, por lo que son irrealizables sin computadora. Según la opinión del académico V. M.
Glushkov, es precisamente el empleo de computadoras lo que amplía considerablemente las
posibilidades de formalizar los lenguajes de las mencionadas ciencias. El hecho de que
hayamos entrado en el siglo de la automatización de los procesos del conocimiento, nos
permite considerar que han sido traspasadas las fronteras que detenían artificialmente las
posibilidades de la matematización. Debe tenerse también presente que con el
perfeccionamiento de las computadoras y, en especial, con la elaboración de métodos más
complejos y flexibles de programación, se abren posibilidades para la modelación matemática
de los procesos dinámicos complejos incluyendo la conducta de los seres vivos y la
investigación de los problemas referentes al intelecto artificial.
La primera dificultad con que nos tropezamos aquí consiste en comprender con claridad
cuáles son los problemas y tareas que deben considerarse intelectuales. Puede parecer a
primera vista que la solución de complicadas tareas de cálculo, como el hallazgo de raíces en
ecuaciones y sus sistemas, constituye el ejemplo más típico de la tarea intelectual. Sin
embargo, para la solución de muchas de esas tareas existen, como es sabido, algoritmos muy
bien elaborados, por medio de los cuales el cálculo se reduce a la realización de una
secuencia de operaciones de cierto tipo. Esta secuencia, expresada en un lenguaje
“comprensible” a la máquina, no es otra que el programa para la solución de una tarea de
cálculo que puede realizarse con ayuda de una computadora.
Por otro lado, existen muchas tareas del tipo de rompecabezas, juegos, así como un conjunto
de problemas prácticamente importantes de reconocimiento de imágenes, traducción de un
idioma a otro, búsqueda de demostraciones, los que se someten con dificultad a la
algoritmización y exigen, indudablemente, la participación del intelecto en su solución. Todavía
más, son precisamente esas tareas las que figuran con frecuencia en las investigaciones
sobre el intelecto artificial, ya que se considera que nuestro intelecto funciona de forma más
compleja y económica que por los rígidos cánones de los algoritmos.
En estos momentos hay que señalar, en primer lugar, los de la búsqueda heurística. La idea
que le sirve de base es muy simple. Para limitar el volumen de examen de las diferentes
variantes, es necesario disponer en una cierta información sobre la tarea planteada. En el
ejemplo de un diagnóstico por medio de la combinación de síntomas y enfermedades que
vimos antes, la exclusión de las combinaciones irreales se lograba con ayuda de la teoría
médica. En otros casos puede usarse la información empírica, ligada, por ejemplo, a una
determinada función valorativa, como sucede, por ejemplo en las tareas de programación
óptima. Cualquiera que sea el carácter de semejante información, su objetivo no es otro que
facilitar el procedimiento de búsqueda. De ahí que dicha información se denomina heurística y
los métodos que se basan en su empleo de métodos heurísticos de búsqueda.
En realidad, si el vértice inicial del grafo corresponde a la descripción del estado inicial,
entonces todos los vértices siguientes se obtendrán por medio de la aplicación de un operador
hasta tanto no se halle el vértice final, que corresponde a la descripción del estado coincidente
con el logro del objetivo propuesto. En el caso de un examen a ciegas de las diferentes
variantes, es decir, en ausencia de cualquier información de carácter heurístico, la disposición
de los objetivos no influye sobre el orden de creación de los vértices del grafo correspondiente.
La obtención de dicha información encamina la búsqueda del lado del objetivo. Con estas
palabras, en este caso se crearán primeramente los vértices demás perspectivas. La
información heurística sirve aquí para el ordenamiento del examen en forma de función
valorativa. El papel de dicha función, independientemente de cómo se ofrezca, se reduce a
seleccionar aquel vértice del grafo cuya probabilidad de hallazgo en el mejor camino hacia el
final es la mayor.
Los métodos de la teoría de los grafos resultan útiles también al comparar entre sí las distintas
variantes de búsqueda. De hecho, es suficiente atribuir a los arcos del grafo valores que
correspondan a los de la aplicación del operador representado por ellos para obtener los
criterios de optimización. Resulta óptimo el camino entre los vértices que tenga el valor
mínimo.
CONCLUSIONES
Matemática no significa contabilidad. Si bien los cálculos aritméticos son importantes para los
contables, los avances en matemática abstracta difícilmente cambiarán su forma de llevar los
libros. Esto la aleja de una definición definitiva.
El lenguaje formal no es una simple extensión de los lenguajes naturales humanos que utiliza
una gramática y un vocabulario definidos con extrema precisión, cuyo propósito es la
descripción y exploración de relaciones conceptuales y físicas. Recientemente, los avances en
el estudio del lenguaje humano apuntan en una dirección diferente: los lenguajes naturales
(como el español o el francés, por ejemplo) y los lenguajes formales (como el matemático o los
lenguajes de programación) son estructuras de naturaleza básicamente diferentes. Tal vez la
más acertada conclusión sobre la definición y naturaleza de la matemática está en que no se
finaliza con una definición conclusiva, y en cuanto a su naturaleza podemos asegurar que la
ciencia, en general, habla a través de la matemática.
BIBLIOGRAFÍA
MARK KAC y STANISLAW M. ULAM. Matemáticas y Lógica. Monte Ávila Editores, C. A.,
Estados Unidos de América, 1969.