Revolución Verde y Su Impacto

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Revolución verde

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Revolución Verde es el nombre con el que se bautizó en los círculos internacionales al


importante incremento de la producción agrícola que se dio en los años 60, como
consecuencia del empleo de técnicas de producción modernas, concretadas en la
selección genética y la explotación intensiva de monocultivos permitida por el regadío y
basada en la utilización masiva de fertilizantes, pesticidas y herbicidas. A estos sucesos
se le sumaron las producciones del maíz y del trigo

Esta revolución fue hecha en Filipinas y en algunos otros países en vías de desarrollo o
del tercer mundo.

Norman E. Borlaug inició ésta revolución en 1960 a causa de la baja producción


agrícola. La importancia de esta revolución radicó en que mostraba perspectivas muy
optimistas con respecto a la erradicación del hambre y la desnutrición en los países
subdesarrollados.

Los resultados en cuanto a aumento de la productividad fueron espectaculares. En


México, basta citar como ejemplo al trigo: Su producción pasó de un rendimiento de
750 kg por hectárea en 1950, a 3.200 kg en la misma superficie en 1970. Se gastaron
varios millones de dólares para poder hacer ese movimiento.

Pero los aspectos negativos no tardaron en aparecer: problemas de almacenaje


desconocido y perjudicial, excesivo costo de semillas y tecnología complementaria, la
dependencia tecnológica, la mejor adaptación de los cultivos tradicionales eliminados o
la aparición de nuevas plagas. Por esto, la Revolución Verde fue muy criticada desde
diversos puntos de vista que van desde el ecológico al económico, pasando por el
cultural e incluso nutricional.

Revolución verde se llama un período que abarca más o menos de 1960 a 1990, cuando
hubo un gran auge en la productividad agrícola en el mundo en desarrollo.

En esos decenios, en muchas regiones del mundo, especialmente en Asia y América Latina,
la producción de los principales cultivos de cereales (arroz, trigo y maíz) se duplicó con
creces. También aumentó mucho la producción de otros cultivos.

¿Por qué hubo esa revolución?

Entonces ¿qué produjo esa revolución?

Se debió sobre todo a que los gobiernos de los países desarrollados y los países en desarrollo
invirtieron mucho en investigación agrícola. Se utilizó la ciencia moderna para encontrar
formas de producir más alimentos, lo que revolucionó la actividad agrícola.

La cría intensiva y la selección genética permitieron producir variedades de alto rendimiento


de cultivos y razas más productivas de ganado. También hubo grandes innovaciones en la
agroquímica, para producir nuevos plaguicidas y fertilizantes.

Y para llevar la revolución directamente al campo, los gobiernos apoyaron a los productores
fomentando el uso de estas nuevas técnicas y tecnologías agrícolas.
Al principio se consideró un éxito enorme la revolución. Con el crecimiento demográfico y de
la demanda de alimentos, aumentó el suministro de alimentos y sus precios se mantuvieron
estables.

Pero desde el decenio de 1990 se ha observado que el auge de la revolución verde en la


productividad tuvo un alto precio.

Costos de la revolución

¿Cuáles han sido los costos de la revolución verde?

Por una parte, se ha perdido una gran parte de la biodiversidad agrícola. Cuando los
agricultores decidieron producir las variedades mejoradas de cultivos y de ganado, se
abandonaron muchas variedades tradicionales, locales, que se extinguieron. Infórmate sobre
la biodiversidad.

Además, en muchos países el gran uso de plaguicidas y otras sustancias agroquímicas causó
un grave deterioro del medio ambiente y puso en peligro la salud pública. Entérate de los
plaguicidas.

Los sistemas agrícolas de la revolución verde también requieren una abundante irrigación, lo
que ejerce una presión enorme en los recursos hídricos del mundo. Lee sobre la agricultura y
el agua.

Por último, a pesar de que aumentó la productividad agrícola, sigue habiendo hambre. Para
aprovechar los adelantos de la revolución verde, los agricultores necesitan tener dinero y
acceso a recursos como la tierra y el agua. Los agricultores pobres que no tenían estos
recursos quedaron excluidos de la revolución verde. Muchos se hicieron todavía más pobres.

Una revolución sostenible

El cometido de la FAO es ayudar a los países a garantizar que el suministro de alimentos se


mantenga al paso de la demanda.

Pero la revolución verde mostró que no basta incrementar la productividad. Para poner fin al
hambre de una vez por todas, es necesario que la producción sea sostenible. Esto significa
asegurar que nadie quede excluido de sentarse a la mesa y que las generaciones futuras no
corran el peligro de pasar hambre.

Revolución verde

Desde 1950 la producción agrícola ha ido aumentando continuamente, a un ritmo que ha


superado con creces al muy importante aumento de la población, hasta alcanzar una
producción de calorías alimenticias que serían suficientes para toda la humanidad, si
estuvieran bien repartidas.

Este incremento se ha conseguido, principalmente, sin poner nuevas tierras en cultivo,


sino aumentando el rendimiento por superficie, es decir consiguiendo mayor
producción por cada hectárea cultivada. Es lo que se conoce como revolución verde.

El aumento de productividad se ha conseguido con la difusión de nuevas variedades de


cultivo de alto rendimiento, unido a nuevas prácticas de cultivo que usan grandes
cantidades de fertilizantes, pesticidas y tractores y otra maquinaria pesada.

Algunos de los logros más espectaculares de la revolución verde fueron el desarrollo de


variedades de trigo, arroz y maíz con las que se multiplicaba la cantidad de grano que se
podía obtener por hectárea. Cuando a lo largo de los años 1960 y1970 se fueron
introduciendo estas mejoras en Latinoamérica y Asia, muchos países que hasta entonces
habían sido deficitarios en la producción de alimentos pasaron a ser exportadores. Así la
India, país que sufría el azote de periódicas hambrunas, pasó a producir suficiente
cereal para toda su población; Indonesia que tenía que importar grandes cantidades de
arroz se convirtió en país exportador, etc.
 
 

Problemas con la revolución verde

Los beneficios traídos por la mejora agrícola de la llamada Revolución Verde son
indiscutibles, pero han surgido algunos problemas. Los dos más importantes son los
daños ambientales, de los que trataremos con más detalle a continuación, y la gran
cantidad de energía que hay que emplear en este tipo de agricultura. Para mover los
tractores y otras máquinas agrícolas se necesita combustible; para construir presas,
canales y sistemas de irrigación hay que gastar energía; para fabricar fertilizantes y
pesticidas se emplea petróleo; para transportar y comerciar por todo el mundo con los
productos agrícolas se consumen combustibles fósiles. Se suele decir que la agricultura
moderna es un gigantesco sistema de conversión de energía, petróleo
fundamentalmente, en alimentos. 

Como es fácil de entender la agricultura actual exige fuertes inversiones de capital y un


planteamiento empresarial muy alejado del de la agricultura tradicional. De hecho de
aquí surgen algunos de los principales problemas de la distribución de alimentos. El
problema del hambre es un problema de pobreza. No es que no haya capacidad de
producir alimentos suficientes, sino que las personas más pobres del planeta no tienen
recursos para adquirirlos.

En la agricultura tradicional, también llamada de subsistencia, la población se


alimentaba de lo que se producía en la zona próxima a la que vivía. En el momento
actual el mercado es global y enormes cantidades de alimentos se exportan e importan
por todo el mundo. 

Para los próximos decenios se prevé que si bien la producción agrícola aumentará más
rápidamente que la población mundial, este aumento será más lento que el actual. Esta
disminución refleja algunas tendencias positivas. En muchos países la gente come hoy
todo lo que desea, por lo que ya no hace falta aumentar la producción. Pero también
refleja la triste realidad de centenares de millones de personas que necesitan
desesperadamente más alimentos pero que no pueden comprarlos a los precios que
animarían a los agricultores a producir más. 
IMPACTOS DE LA REVOLUCIÓN VERDE,
AGRICULTURA CONVENCIONAL
por Ing. Fernando Queirós

La humanidad se enfrenta a importantes desafíos que se focalizan en:


un incremento de la población mundial sin precedentes, la cual pone
en tensión la producción de alimentos; el agotamiento de la energía
fósil, sobre la cual se han desarrollado las tecnologías de todo tipo de
la sociedad moderna; la necesidad de un desarrollo social
conjuntamente con el económico que permita a millones de personas
garantizar sus necesidades alimentarias, de viviendas, creativas,
asistenciales y espirituales y a un fuerte deterioro del ambiente
provocado por la actividad del hombre, su expansión y los métodos
tecnológicos desarrollados en los últimos 150 años.

La agricultura moderna implica la simplificación de la estructura


ambiental de vastas áreas, reemplazando la biodiversidad natural por
un pequeño número de plantas cultivadas y animales domésticos.
La tendencia al monocultivo crea ecosistemas simplificados y por lo
tanto muy inestables que están sujetos especialmente a las
enfermedades y a las plagas.

El resultado neto de la simplificación de la biodiversidad para


propósitos agrícolas es un ecosistema artificial que requiere de una
constante intervención humana. En la mayoría de los casos, ésta
intervención ocurre en la forma de insumos (agrotóxicos, fertilizantes
químicos, etc), los cuales, además de aumentar los rendimientos (en
el corto plazo), resultan en una cantidad de costos ambientales y
sociales indeseables.

Con el progreso de la modernización los principios agroecológicos son


continuamente desestimados. Como consecuencia, los
agroecosistemas modernos son inestables y sus quiebres se
manifiestan como rebrotes de plagas recurrentes de plagas en
muchos sistemas de cultivo y también en forma de salinización,
erosión de suelos, contaminación de aguas y suelos, pérdida de la
biodiversidad, residuos de agrotóxicos en los alimentos de origen
agropecuario, etc. A su vez la falta de rotación y diversificación
eliminó mecanismos autorreguladores, convirtiendo el monocultivo en
el agroecosistema más vulnerables por su fuerte dependencia en
insumos químicos.
Según el paradigma dominante, la diversidad atenta contra la
productividad, que crea la necesidad imperiosa de uniformidad y
monocultivos . Esto ha generado la paradójica situación en la cual el
mejoramiento de las plantas termina provocando la destrucción de la
diversidad biológica que se emplea como materia prima.

Las consecuencias de la reducción de la biodiversidad son


particularmente evidentes en el campo del manejo de plagas
agrícolas . La inestabilidad de los agroecosistemas se manifiesta a
través del empeoramiento de la mayoría de los problemas de plagas
y está ligada con la expansión de los monocultivos a expensas de la
vegetación natural.

Lamentablemente y desde la llamada revolución verde, la


dependencia a los agroquímicos ha puesto en riesgo los recursos
genéticos de nuestro país a partir de la introducción de pesticidas y
asimismo de semillas foráneas, híbridas, etc. que no han resuelto la
problemática de producción de alimentos, sino que han agudizado
creando resistencia en las plagas y contaminando la salud y el medio
ambiente.

En general tanto técnicos como productores adoptaron las premisas


de la Revolución Verde (o agricultura moderna, convencional o
industrial) en forma acrítica. Este modelo, que se puede caracterizar
como basado en la gran escala, el monocultivo, uso intensivo de
insumos (fertilizantes químicos sintéticos, agrotóxicos, alto grado de
mecanización, alta dependencia con el mercado) comienza a
implementarse con fuerza en el país a partir de los setenta. En
muchos sectores productivos estas propuestas no se adoptaron en su
totalidad. La granja como en otros sectores intensivos, incorporó
algunas características como uso intensivo de insumos y
especialización en aquellos sectores más capitalizados. Se pasó a
caracterizar a esta tecnología como mejorada y se explicaba la no
adopción como una deficiencia de los productores que podía ser
superada con créditos y más y mejor extensión.

Los efectos sociales de la adopción de éste paquete fueron el de


marginar a gran parte de la población rural, incrementar la diferencia
entre los campesinos pobres y los ricos y aumentar la dependencia de
los predios agrícolas. Debido a la degradación de los recursos
naturales, en especial la erosión de los suelos, se observa que la
productividad agrícola comenzó a declinar en algunos granos para los
últimos años, denotando cierto agotamiento del modelo.
ASPECTOS SOCIALES Y ECONÓMICOS
Tomando como fuente el Censo General Agropecuario de los años
1980 y 1990, en el departamento de Canelones en el año 1980
existían 13.940 explotaciones, 10 años más tarde se encuentran
10.688 explotaciones. La misma tendencia se aprecia para el
departamento de Montevideo existiendo 2.223 en el año 1980 y
1.450 en el censo del año 1990. La mayor pérdida de número de
explotaciones se da en los rangos que van entre 1 a 49 hás, por lo
tanto afectando a pequeños y medianos productores que se
desarraigan de sus tradiciones y pasan a engrosar los cinturones
marginales de las ciudades.

En Uruguay desaparecieron entre 1961 y 1990 el 37% de los predios


rurales (Figura 1).
Según un estudio del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca
(1999), entre 1990 y 1999 disminuyó un 32% la cantidad de
horticultores del sur del país, los que quedan son los productores más
viejos. Se fue aceptando como un proceso irreversible, producto de
las tendencias que marca el mercado, en el marco de la apertura del
país al exterior y a la región, pero no son comunes los análisis críticos
sobre la influencia de las tecnologías más intensivas en capital y que
generan más dependencia de los productores.

Desde un punto de vista de sustentabilidad la permanencia de los


agricultores es tan importante como la conservación del suelo o el
uso de insumos que no contaminen.
IMPACTOS ECOLÓGICOS
En Uruguay el 30% de los suelos está afectado por algún grado de
erosión, alcanzando en Montevideo y Canelones el 60% (46% en
grados moderados y severos de erosión).

Para un estudio realizado en Montevideo (Beloqui, C y Kaplán, A.


1998) se concluye que a pesar de que el 36% de los suelos presenta
algún grado de erosión (30% entre moderada a severa) el deterioro
de las propiedades de los suelos es relativamente bajo con relación a
su prolongado uso, sin embargo el hecho más notorio es la
degradación de la estructura de los horizontes superficiales o capa
arable, estrechamente relacionado a la pérdida de materia orgánica.

La situación de los rubros granjeros más intensivos es comparable a


los sistemas no sustentables (agricultura permanente fertilizada), lo
que explica el deterioro de los suelos y la tendencia creciente de la
práctica de incorporación de materia orgánica para mantener la
productividad del sistema.

Adicionalmente los beneficios de la rotación no se limitaron a la


reducción de la erosión sino que se expresan en mayor disponibilidad
de nitrógeno y mejor estructura del suelo. La diversificación
productiva determinó resultados económicos más estables, mejor
rendimiento de grano y forraje y mayores márgenes brutos promedio.

En las zonas agrícolas también se produce el desplazamiento de


cientos de variedades locales por variedades de alto rendimiento,
desarrolladas por centros de investigación y que en general requieren
para expresar su potencial altos niveles de insumos.

La biodiversidad también está siendo afectada en los cultivos


agrícolas por el desplazamiento de cientos de variedades locales por
variedades de alto rendimiento, que han sido y son desarrolladas por
centros de investigaciones y que por lo general además requieren
para realizar su potencial altos niveles de insumos.

En el ámbito mundial el uso de fertilizantes aumenta, pero la


eficiencia cae abruptamente (Rosset, P. 1997). Las reservas de
fosfatos del mundo, al ritmo actual de utilización y con la tecnología
actual de extracción, tienen una vida estimada de 50 años (algo más
de 100 años con el triple de costos de extracción). Uruguay no tiene
reservas propias de este tipo de fertilizantes.

Uruguay no posee petróleo que es la matriz energética sobre la cual


está construido el modelo actual. Desde un punto de vista estratégico
surgen dos opciones: el desarrollo de sistemas más eficientes en el
uso de la energía y otros recursos que no dispone el país o el de
continuar utilizando los insumos más convenientes por su relación
costo beneficio a corto plazo y confiar en que el desarrollo tecnológico
encontrará caminos para superar las limitantes en un futuro.

CONTAMINACIÓN POR AGROTÓXICOS


Uruguay aumentó un 350% el uso de agrotóxicos, considerando las
3500 toneladas de principios activos importadas en 1997 con relación
a lo utilizado en 1983. Se gastan hoy 37,5 millones de dólares en
estos productos. Por cada dólar gastado en agrotóxicos se produce
hoy la mitad de producto agropecuario que en 1983.

Los efectos negativos de los plaguicidas han sido extensamente


denunciados internacionalmente. En nuestro país desde 1992 se
publicaron trabajos que alertaban sobre los problemas del uso de
plaguicidas. Se detectó presencia de agrotóxicos clorados en bebes
recién nacidos y en leche materna de mujeres que no trabajaban en
la agricultura, suponiéndose que se contaminaron por los alimentos
(Salterain, P. 1992).

En nuestro país las intoxicaciones por agrotóxicos ocupan el segundo


lugar en la estadística general del CIAT (Centro de Investigación y
Asistencia Toxicológica), siendo la principal causa de muerte de los
casos informados. (Kausas, S. y Banchero, L. 1993).

Además de los efectos agudos de los plaguicidas sobre la salud, se


han señalado efectos negativos de tipo crónico, que son, cáncer,
efectos sobre el sistema inmunitario y endocrino, lesiones cerebrales,
lesiones al sistema nervioso, hígado, defectos de nacimiento,
esterilidad, abortos espontáneos y muerte del feto (Moses, M. 1992).

Los agricultores experimentan un riesgo elevado para muchos


cánceres que desarrollan los pacientes inmunodeficientes
Se cree que sólo 8 plaguicidas tienen probabilidad de ser
carcinógenos directos, sin embargo los plaguicidas podrían influir en
una variedad de cánceres por medio de un mecanismo inmunitario
(permitters - posibilitadores de la inmunosupresión). (Repetto, R y
Baliga, S. 1996)

Con excepción de los controles que se realizan en algunos alimentos


para exportación, no se dispone hoy de un monitoreo y otros estudios
que permitan conocer el estado sanitario de nuestra población en
relación a su exposición a plaguicidas. Se sabe además que en
Uruguay se venden muchos agrotóxicos que están prohibidos o
severamente restringidos en otros países.
La situación por la cual es necesario aplicar cada vez mayor dosis o
más productos para controlar un número creciente de plagas se
conoce como el círculo vicioso de los plaguicidas.

Los mecanismos involucrados en el caso de los insectos son la


generación de resistencia (es necesario utilizar cada vez más dosis de
producto para provocar la misma mortalidad), la resurgencia de
plagas primarias (cuando la población de la plaga aumenta a niveles
mayores luego de una aplicación de plaguicidas) y el surgimiento de
plagas secundarias.

El número de especies resistentes a plaguicidas viene aumentando en


forma muy importante mientras que la tasa de crecimiento de nuevos
insecticidas introducidos es menor.

PROPUESTA
Objetivo

Intercambiar y lograr el acercamiento entre Organizaciones de base ,


ONGs ambientalistas, grupo de productores que permita avanzar en
una propuesta alternativa para el sector agropecuario, tomando a la
Agroecología como la ciencia que podrá sacar al sector agropecuario
de la crisis en la que se encuentra.

La parte de la ecología que tiene por objeto de estudio los sistemas


agrícolas de cualquier tipo y nivel jerárquico, es la Agroecología. La
Agroecología se centra en las relaciones ecológica de los sistema
agrícolas y su propósito es esclarecer la estructura, las funciones y la
dinámica de estos ecosistemas.

La agricultura sustentable es un modelo de organización social y


económico basado en una visión participativa y equitativa del
desarrollo que reconoce al ambiente y los recursos naturales como
fundamentos de la actividad económica. La agricultura es sustentable
cuando es ecológicamente adecuada, económicamente viable,
socialmente justa, culturalmente apropiada y se funda en un enfoque
científico holístico.

Es claro que se necesita adoptar un enfoque totalmente nuevo en el


desarrollo agrícola y rural para asegurar la autosuficiencia
alimentaria, la conservación de los recursos naturales, la equidad
social y la viabilidad económica.
Un modelo sustentable tiene que reducir la dependencia de insumos
externos de las granjas, para así ayudar a los agricultores a salir de
la crisis y recrear las condiciones para una agricultura basada en un
modelo de granjas pequeñas más justo, distributivo y
verdaderamente productiva.

El énfasis está en el diseño de sistemas agrícolas complejos en los


cuales las interacciones ecológicas y sinergismos entre los
componentes biológicos reemplazan insumos para mantener los
mecanismos que patrocinan la fertilidad del suelo, su productividad y
la protección del cultivo.

METODOLOGÍAS

 realización de cursos, talleres a distancia a través de las salas


virtuales que dispone Antel en todo el territorio nacional.
 Desarrollo de experiencias productivas en diferentes
municipios, contando con productores en donde se llevaran a
cabo las pasantías y las diferentes prácticas.
 Promover estrategias de comunicación participativa que se
correspondan con los principios de la agricultura sustentable,
 Promover la conciencia dentro de nuestras respectivas
organizaciones y de otras, sobre la necesidad de una
agricultura basada en principios sustentables;
 Realizar campañas de educación y promoción para introducir
principios y métodos de agricultura sustentable en todas las
formas de educación, e introducir en los gobiernos locales una
agenda sobre los principios de la Agroecología.
 estimular la mano de obra local y la industrialización de los
productos orgánicos.
 Fortalecer acuerdos entre los gobiernos locales, las redes de
productores y las ONGs que poseen una visión holística y
alternativa de la agricultura.

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