Tema 5
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0.- INTRODUCCIÓN
7.- CONCLUSIONES
8.- BIBLIOGRAFÍA
0.- INTRODUCCIÓN
En 1788, a la muerte de Carlos III accedió al trono su hijo Carlos IV e inmediatamente se vio
desbordado por la compleja situación creada por la Revolución francesa (1789). El miedo a la
expansión revolucionaria paralizó todas las reformas iniciadas por el despotismo ilustrado de Carlos
III.
Carlos IV apartó del gobierno a los ministros ilustrados (Floridablanca, Jovellanos…) y confió el poder
a Manuel Godoy, que contaba con el apoyo protector de la reina Mª Luisa de Parma. Las Cortes
fueron disueltas, ante el temor de que ocurriera lo mismo que en Francia, se prohibió por ley la
entrada de propaganda y obras “peligrosas” extranjeras y se estableció una rígida censura para
evitar el contagio de las ideas revolucionarias.
La ejecución del rey de Francia, Luis XVI (primo del monarca español Carlos IV), por los
revolucionarios franceses en 1793 condujo a Carlos IV en coalición con otras monarquías absolutas,
a declarar la guerra a la República Francesa1. El conflicto fue desastroso para España. Francia ocupó
numerosas plazas en los Pirineos y en América. La guerra finalizó con el acuerdo de paz de Basilea
en 1795. A partir de ese momento la política española buscó pactar con Francia para evitar el
enfrentamiento
A partir de 1796 Francia y España firmaron el Segundo y Tercer Tratado de San Ildefonso, por el que
acordaban mantener una política militar conjunta frente a su enemigo común, Inglaterra y su aliada,
Portugal. La flota española acabaría siendo derrotada por la inglesa frente al cabo San Vicente en
1797 lo que provocaría el hundimiento del comercio colonial español y en 1801, se emprendía una
guerra contra Portugal, la llamada Guerra de las Naranjas.
Cuando la armada española fue derrotada por la británica en Trafalgar (1805), Napoleón se planteó
la incorporación de España a sus proyectos imperiales. Aquella derrota hizo perder a Napoleón el
deseo de mantener una relación equilibrada con España pues, sin barcos, de nada podía servirle ya
para hacer frente al poderío naval inglés.
Tratado de Fontainebleau
Así, con la excusa de conquistar Portugal, aliada de Inglaterra, Napoleón logra que Godoy firme el
Tratado de Fontainebleau (1807) por el que se permitía a las tropas francesas atravesar España. En
caso de éxito Portugal quedaría dividido en tres zonas de las cuales le correspondía a Godoy la del
sur, con soberanía hereditaria y título de Príncipe de los Algarves. En pocas semanas la presencia de
soldados franceses en territorio español fue en aumento. En realidad esas tropas tenían como
misión, además de conquistar Portugal, apoderarse de España.
Mientras tanto las tensiones se incrementaban en la corte española. A ello había que añadir el hecho
de que la Hacienda estaba en bancarrota a causa del descontrol en el gasto y, sobre todo, del
endeudamiento, originado por las sucesivas guerras. A ello se unía una escasa producción agrícola y
que el malestar social iba en aumento. Con el objeto de sanear la Hacienda, Godoy recurrió al
endeudamiento público, aumentó las contribuciones e impulsó una desamortización de tierras
eclesiásticas. Todo esto provocó un clima de hostilidad hacia Godoy y el mismo Carlos IV a los que se
les hacían responsables de los desastres militares y políticos; de la grave situación económica y de
las carestías que azotaban a la población.
El motín de Aranjuez
Del descontento nace un grupo opositor liderado por el heredero y Príncipe de Asturias, Fernando, y
que agrupaba a aristócratas, clero e ilustrados marginados por el monarca. La camarilla, nombre con
el que luego se conocería al reducido grupo de consejeros de Fernando, contribuía a difundir la
imagen del príncipe de Asturias como hombre ejemplar y auténtico redentor de la Monarquía.
Pronto se tramó una conspiración, la llamada “Conjura del Escorial” (1807), que fracasó, pero meses
más tarde, cuando era evidente que lo acordado en Fontainebleau era un pretexto para ocupar toda
la Península, y ante el intento por parte de Godoy de trasladar a Carlos IV y su familia a Sevilla, por si
era necesario embarcar hacia América temerosos de que la presencia francesa terminase en una
invasión real del país, estalló un nuevo motín, el motín de Aranjuez (marzo, 1808) donde los
partidarios del príncipe Fernando tomaron el palacio por asalto. Godoy fue depuesto y encarcelado y
Carlos IV obligado a abdicar a favor de su hijo Fernando VII. Estos hechos evidenciaron una crisis
profunda en la monarquía española y confirmaron su debilidad e incapacidad.
Cuando, tras los sucesos de Aranjuez, el nuevo rey, Fernando VII, entró en Madrid la capital se
encontraba ocupada por las tropas francesas al mando de Murat y durante algunas semanas todo su
esfuerzo se encaminó a lograr el apoyo de Napoleón.
Con la excusa de poner en claro la situación de la familia real española, Napoleón reunió en Bayona a
Carlos IV y Fernando VII, que había dejado en Madrid una Junta de Gobierno. En esa localidad
francesa ambos se vieron forzados a renunciar a sus derechos a la corona española (Abdicaciones de
Bayona) de tal modo que la corona quedó en manos de Napoleón. El emperador francés eligió a su
hermano José como nuevo rey de España, quien reinó con el nombre de José I.
1.3.- JOSÉ I BONAPARTE
Tomó posesión de la corona de España y de las Indias en julio de 1808 e inició una experiencia
reformista que pretendía la liquidación del Antiguo Régimen. Convocó una asamblea de notables
españoles en Bayona con el fin de aprobar una ley fundamental para España, el Estatuto de Bayona
(1808) que reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y el acceso a los cargos
públicos. También aprobó medidas encaminadas a la abolición del régimen señorial, la
desamortización de tierras de la Iglesia y la desvinculación de los mayorazgos a la nobleza.
El Consejo de Castilla y la Junta de Gobierno acataron las órdenes francesas y dieron la bienvenida al
nuevo soberano y contó con el apoyo y colaboración de los afrancesados, grupo integrado por una
parte de los intelectuales, altos funcionarios y nobles. Sin embargo, para la mayoría de la población
española el nuevo monarca y su gobierno eran ilegítimos y estaban sustentados en el poder de las
armas. Por eso el grueso de la población española se opuso al monarca y afrontó la guerra como un
movimiento de defensa y resistencia contra el invasor y por la vuelta de Fernando VII
El plan de convertir a España en uno de los Estados Familiares que constituían la periferia de un
imperio europeo cuyo centro era Francia se encontró con una inesperada oposición armada en la
Península dando lugar a la Guerra de la Independencia (1808 -1814)
Recordemos la política afrancesada de Godoy. A ello hay que sumarle una crisis general de fin de
siglo en España:
Fue provocada por los numerosos gastos en guerras, reducción de los ingresos del comercio
americano en la Hacienda Real y la crisis de subsistencias en las que se sucedieron años de malas
cosechas y hambrunas que provocaba malestar y sublevaciones del pueblo. Mientras tanto el déficit
fiscal aumentaba, el Estado se encontraba pobre y endeudado (7 millones de reales en 1808) lo cual
provocaba continuas subidas de impuestos y malestar del pueblo llano. Las reformas emprendidas
por Godoy para paliar la crisis afectaban a los privilegiados (nobles y clero) ya que procedió a la
desamortización de bienes eclesiásticos y la anulación de señoríos y bienes de la Compañía de Jesús
e Inquisición y provocó el malestar de este sector.
Dentro de la Corte, Godoy, valido del rey, y de origen humilde, era envidiado por su posición e
influencias, marginaba a la aristocracia y al mismo príncipe Fernando, provocando una situación de
rechazo. Hubo sectores que pedían la abdicación del rey Carlos IV y la destitución de su ministro
Godoy. En febrero de 1807 organizaron la conjura del Escorial, por la que Fernando conspiró contra
su padre y contra Godoy, para obtener la Corona aunque el rey Carlos lo perdonará.
Tras el motín de Aranjuez, Napoleón se hizo eco de la debilidad de la monarquía española y envió
sus tropas. Reúne a Fernando VII y a Carlos IV en Bayona y, viendo la debilidad de ambos, provocó
las abdicaciones de Bayona (mayo 1808), por lo que ambos fueron obligados a renunciar al trono a
favor de José I (reinó entre 1808 y 1813). El 2 de mayo el pueblo de Madrid se levanta en armas, se
inicia la resistencia de los patriotas.
2.2.- EL ESTALLIDO DE LA GUERRA. EL 2 DE MAYO DE 1808
El levantamiento del 2 de mayo se produce después de la alarma que había causado la sucesiva
salida de la capital de los miembros de la familia real. En la mañana del día 2 de mayo, los rumores
sobre la partida forzosa del Infante don Francisco de Paula, último miembro de la familia real que
quedaba en España, hacia Bayona, produjeron un alboroto en las puertas de Palacio Real en Madrid.
Murat dio órdenes de disparar contra los madrileños y, a partir de ahí, se generalizaron las luchas
callejeras y el levantamiento contra los franceses; una lucha en la que exclusivamente intervino el
pueblo.
El ejército español permaneció al margen, y sólo los capitanes Daoíz y Velarde tuvieron el valor de
desobedecer las órdenes y sublevar el Parque de Artillería. Pero la lucha era imposible ante los más
de 30.000 soldados franceses que convergieron sobre la ciudad.
Al anochecer la resistencia había cesado y Murat pudo publicar su famoso bando, con el que iniciaba
la represión y dejaba claro que a partir de entonces él era la máxima autoridad en la Península. Un
centenar de prisioneros fueron fusilados aquella misma noche en la tapia del Cuartel de la Montaña
de Príncipe Pío y en El Pardo2
La misma tarde del día 2 de mayo, el alcalde de Móstoles, Andrés Torrejón, dictaba su famoso bando
llamando a las armas contra los franceses. Por todas partes se tomaron medidas para cumplir el
bando de Móstoles, a finales de mayo casi todas las ciudades se habían sublevado contra los
franceses.
La sublevación popular se transformó en guerra abierta que sería larga y sangrienta. En un primer
momento la resistencia se centró en las ciudades de Gerona, Tarragona y Zaragoza, esta última
defendida por el general Palafox, sometidas a los sitios de las tropas francesas. Con la resistencia a
estos sitios se inmovilizó parte del ejército francés y se impidió el avance hacia Levante. Además los
franceses fueron derrotados en Bruc (junio, 1808) y en Bailén (19, julio, 1808) donde tropas
francesas del general Dupont, que intentaban enlazar con la escuadra fondeada en la bahía de Cádiz,
son derrotadas por Castaños. La victoria española de Bailén (Goya representó en su cuadro del “Dos
de Mayo” o la “Carga de los mamelucos” al pueblo madrileño ante unas tropas de elite (los
mamelucos) desbordadas por el ímpetu inicial de los sublevados. También recogió la represión
francesa en “Los fusilamientos de 3 de mayo” En Bailén por primera vez era derrotado un ejército
napoleónico en campo abierto, haciéndole 19.000 prisioneros (cerca de 14.000 perecieron de hambre
y sed durante su cautiverio en la isla de Cabrera) tuvo como consecuencia inmediata que impidió la
conquista de Andalucía, forzó a José I a abandonar Madrid y que gran parte del ejército napoleónico
se replegara al norte del Ebro. En agosto cuerpo del ejército expedicionario inglés, al mando de sir
Arthur Wellesley, duque de Wellington, desembarca en Portugal y vence a los franceses en Lisboa.
Ante estos hechos, Napoleón concentrará sus esfuerzos en la recuperación de la Península Ibérica,
para lo que se pondrá personalmente al mando de sus tropas más cualificadas, la Grande Armée, un
poderoso ejército de 250.000 hombres.
Con estas tropas, tomará Burgos, derrotará a Castaños en Tudela y ocupará Madrid restableciendo a
José I. Durante 1809, el dominio francés se extendió por toda España. La victoria de Ocaña permitió
a los franceses avanzar sobre Andalucía obligando a la Junta Central a trasladarse
precipitadamente a Cádiz, ciudad que resistió las acometidas francesas. Pero el resto de Andalucía
pasó a estar bajo control francés. 1810 marcó el apogeo francés en España.
Sin embrago siempre se mantuvo un constante acoso sobre el ejército invasor bajo la forma de
guerrilla: Las guerrillas, pequeños grupos (partidas), conocedores del terreno y con el apoyo de las
gentes del lugar, hostigaban al ejército por sorpresa, destruían sus instalaciones, asaltaban convoyes
de avituallamiento, etc. Entre los jefes guerrilleros destacaron el Cura Merino, El Empecinado o
Espoz y Mina entre otros muchos (bandolerismo).
A partir de 1812 Napoleón tomó una decisión trascendental: retirar parte de su ejército para
enviarlos a la campaña de Rusia. Ante ello, las tropas españolas, apoyadas por la guerrilla y por el
ejército británico mandado por Wellington, avanzaron y tras la victoria en Arapiles (Salamanca, julio
1812) entraron en Madrid y José I abandonó la capital, que fue tomada por Wellington. Las victorias
en Vitoria y San Marcial (Irún) consumaron la derrota francesa, obligando a José I a cruzar la
frontera. Los ejércitos españoles avanzaban en todos los frentes, y los generales franceses
procedieron a organizar una retirada ordenada de sus tropas. El 12 de agosto de 1812
Ante la incapacidad por parte de Napoleón de mantener los múltiples frentes abiertos, éste se vio
obligado a pactar el final de la guerra en España. Se firmó en 1813 el Tratado de Valençey, un
acuerdo bilateral entre Napoleón y Fernando VII, al que reconoce a partir de ahora como el rey
legítimo de España y de las Indias, con el que se puso fin a las hostilidades entre Francia y España. La
paz definitiva se firmó en París un año más tarde, el 23 de abril de 1814.
La guerra fue solo un episodio de un conflicto internacional más amplio, que se inició en la Francia
revolucionaria, lo continuó Napoleón y terminó con el Congreso de Viena de 1815. Por tanto la
guerra no afectó únicamente a España y Francia, sino también a Portugal y Gran Bretaña. Los
británicos desembarcaron tropas en la Península y utilizaron Portugal, que a su vez había sido
invadida por los franceses, como base de operaciones para luchar contra las tropas de Napoleón. Su
intervención fue decisiva para la victoria española.
Frente a ellos, se encontraban los patriotas que se negaban a ser regidos por un monarca extranjero
impuesto por las armas. En su seno se distinguieron: Los tradiicionalistas o absolutistas, que
deseaban la vuelta al absolutismo bajo la monarquía de Fernando VII; los ilustra dos que creían que
con la vuelta de Fernando VII se podría emprender u n programa de reformas; los liberales
(burgueses, profesionales…) que veía n en la guerra la posibilidad de realiza r un cambio político,
implantando un sistema político liberal. Al margen de estos posicionamientos se encontraba la
mayoría del pueblo que se enfrenta rá a las tropas francesas para expulsarlas de España y lograr la
vuelta de su re y, Fernando VII.
Ante el teórico vacío de poder creado por las abdicaciones de Bayona y ante la pasividad de la Junta
de Gobierno, que había dejado en Madrid Fernando VII antes de partir hacia Bayona, que acataron
las órdenes francesas y recibieron al nuevo rey José I Bonaparte, el pueblo se sintió abandonado por
parte de las autoridades.
Así, tras el levantamiento de mayo del 2 de mayo 1 808, surgieron numerosas Juntas Locales de
armamento y defensa. En un principio éstas tuvieron un carácter local, pero la necesidad de
coordinar la lucha impulsó la formación de Juntas Provinciales que asumieron la soberanía en
ausencia de Fernando VII, declararon la guerra a Napoleón y buscaron el apoyo de Inglaterra
Tras la victoria de las tropas españolas al mando del general Castaños en Bailén (julio, 1808), se
intentó unir los esfuerzos de la lucha, tanto en el plano militar como político, creándose para ello la
Junta Suprema Central. Esta se reunió por vez primera en Aranjuez pero ante la presión de las tropas
francesas tuvo que replegarse hacia Sevilla, y de aquí a Cádiz.
La guerra generó un elevado número de muertes. Se calcula que más de medio millón de personas
perdieron la v ida, una cifra considerable si tenemos en cuenta que la población española de la
época rondaba los once millones.
La vida económica quedó paralizada, muchas zonas de cultivo quedaron abandonadas y la naciente
industria sufrió un freno que retrasó la revolución industrial en la Península. En definitiva, agudizó la
quiebra económica y financiera que se arrastraba desde la época de Carlos IV.
Por otro parte el fin de la guerra también supuso el exilio de los afrancesados, en su mayoría
ilustrados, intelectuales y artistas.
A la destrucción material, hay que sumar el expolio de obras artísticas, sólo parcialmente devueltas
tras la guerra
Como consecuencia de la labor llevada a cabo por las Cortes en Cádiz durante la guerra, se inicia el
desmantelamiento del entramado social y económico del Antiguo Régimen; y se van afianzando los
principios de soberanía nacional e igualdad ante la ley. La trascendencia histórica de las Cortes de
Cádiz descansó especialmente con la promulgación de la Constitución del 19 de marzo de 1812.
Otra consecuencia fue la emancipación de las colonias americanas. Los criollos, hijos de españoles
emigrantes a las colonias americanas, aprovecharon el momento de desconcierto político reinante
en España para hacerse fuertes y, poco a poco, aumentar su peso político en el territorio americano.
El contexto en el que tendrán lugar las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 no será otro que
el de la Guerra de la Independencia (1808 – 1814) que hemos descrito, pues las Cortes de Cádiz se
celebrarán durante el conflicto.
Ante la incapacidad de dirigir la guerra, la Junta Suprema Central se disolvió hacia 1810, aunque
antes convocó Cortes para que los representantes de la Nación decidieran sobre su organización.
Mientras se reunían las Cortes se mantenía una Regencia. La elección de los diputados y el viaje de
estos a Cádiz fue un proceso difícil debido al estado de guerra. Ante las dificultades se optó por
nombrar sustitutos elegidos entre miembros de la ciudad.
Las Cortes celebraron su primera sesión en septiembre de 1810 de forma provisional en la Isla de
León (S. Fernando, Cádiz) para trasladarse posteriormente, ante la presión de las tropas
napoleónicas, a la iglesia de S. Felipe Neri (Cádiz) donde proseguirían las sesiones.
Las Cortes dispusieron de la máxima capacidad decisoria, y crearon un nuevo orden político y
jurídico, el liberal. Lo hicieron, además, proclamando el principio fundamental de la soberanía
nacional. Es decir, se afirmó que la única fuente de autoridad y legitimidad era la nación y no el rey.
A diferencia de las Cortes medievales, divididas en estamentos, las de Cádiz reunían a todos los
diputados o representantes llegados de distintos lugares de España en una misma asamblea.
También hubo diputados que provenían de las colonias españolas de América.
Los diputados presentes en Cádiz representaban sectores de opinión diferentes. Muchos de los
parlamentarios pertenecían a la burguesía intelectual, abogados, comerciantes y propietarios, pero
también había un número importante de eclesiásticos, militares, funcionarios y nobles. Sin embargo
no figuraban entre ellos artesanos, trabajadores ni campesinos.
Las Cortes funcionaron hasta septiembre de 1813 y entre los diputados pronto se distinguieron
tendencias bien opuestas:
Los absolutistas, miembros del clero y la nobleza terrateniente, defensores del sistema del
Antiguo Régimen, cuya idea era la de mantener sus privilegios y devolver a Fernando VII
todas las atribuciones de monarca absoluto Recibieron el calificativo de serviles.
La legislación de las Cortes de Cádiz (1810 – 1813) respondió a dos objetivos básicos: a) elaborar una
constitución como eje de un nuevo régimen político y b) promover una serie de reformas
socioeconómicas que liberaran las ataduras del Antiguo Régimen. Ambas cuestiones, a) obra
constituyente y obra legislativa, tenían la misma finalidad: desmontar el Antiguo Régimen y hacer
posible la revolución liberal española.
La Constitución de 1812 representa la obra más importante de las Cortes de Cádiz. Constituyó la
primera ley fundamental aprobada en la historia de España.
En 1810, las Cortes habían creado una comisión encargada de redactar el proyecto de la primera
constitución española. Comisión que estuvo presidida por el sacerdote liberal Muñoz Torrero y en la
también destacan Agustín Argüelles y conde de Toreno, José María Queipo de Llano, seguidor de las
tesis de Adam Smith.
El 19 de marzo de 1812 se proclamará la Constitución (día de San José, de ahí que fuera conocida
popularmente como la Pepa). Su aprobación supuso la oposición al Estado absolutista y la ruptura
con el Antiguo Régimen y abrió el camino hacia el establecimiento de un Estado liberal. Esta
Constitución consta de 10 títulos y 348 artículos. Diseña un sistema político basado en la soberanía
nacional y en una monarquía constitucional.
La soberanía nacional, es decir el poder reside en el conjunto de los ciudadanos (art. 3 “La soberanía
reside en la Nación…”.). Dice que a esta Nación, que “no es ni puede ser patrimonio de ninguna
familia ni persona” corresponde el derecho de establecer, a través de las Cortes, sus leyes
fundamentales. Además establece que la nación española
es la “reunión de todos los españoles” de ambos hemisferios
El poder legislativo recae en las Cortes, que se componían de una única cámara. Se encargan de
elaborar leyes, aprobar presupuestos y tratados internacionales, mandan sobre el ejército, etc. El
mandato de los diputados es de dos años y son inviolables en el ejercicio de sus funciones. La
elección de los diputados se realiza mediante sufragio universal masculino indirecto, es decir, se
establece un sistema escalonado a través de sucesivas elecciones en la parroquia, el municipio y la
provincia
El judicial “reside en los tribunales…” (art. 17). Se establecen los principios básicos de un estado de
derecho, es decir, códigos únicos en materia civil, criminal y comercial; garantías en los procesos;
etc.
Proponía como sistema de gobierno una monarquía constitucional, representada por los Borbones.
El rey debería jurar y acatar la Constitución como condición previa a su reconocimiento por la
nación.
Reconocía la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y ante el fisco “sin privilegio alguno”.
Establecía el derecho a la libertad de pensamiento y de opinión, el derecho de propiedad, el derecho
de educación y se suprimía la tortura (art. 330).
Establece la división del Estad o en provincias, para cuyo gobierno interior se crean las diputaciones,
favoreciendo el centralismo y olvidando las particularidades de los antiguos reinos históricos.
En otros artículos se crea un ejército de la Nación y el servicio militar obligatorio (distingue entre
tropas de continuo servicio y la Milicia Nacional, cuerpos armados provinciales creados en
situaciones de necesidad con una composición proporcional a su población y circunstancias
concretas).
La labor de las Cortes de Cádiz no se limitó a la elaboración de una Constitución, sino que también
llevó a cabo una amplia obra legislativa que igualmente pretendía aplicar reformas sociales y
económicas para acabar con instituciones y privilegios del Antiguo Régimen. Entre los decretos más
significativos se encuentran aquellos que recogían:
La supresión del régimen señorial, con la abolición de los derechos feudales, acabándose así con la
dependencia personal que los campesinos tenían respecto de sus señores. Se abolieron los
señoríos jurisdiccionales por lo que los señores dejarían de administrar justicia y de percibir rentas
por ejercer esta función. Aunque se mantuvieron, en cambio, los señoríos territoriales convirtiendo
a los antiguos señores en propietarios de la tierra.
La eliminación de los mayorazgos, con lo que las tierras antes vinculadas pasan a ser propiedades
libres.
La abolición de los gremios, con lo que se establecía la libertad de trabajo, producción, venta y
contratación.
Con la labor de las Cortes de Cádiz de establecen las bases de un Estado liberal (soberanía nacional,
división de poderes, derechos individuales, supresión del régimen señorial y de los estamentos,
liberalismo económico…).
Por la restauración de la Monarquía Absoluta en 1814 cuando regresó a España Fernando VII
No obstante será una referencia constante durante todo el siglo XIX en España: Se convertirá en un
mito liberal universal: Será modelo para futuras constituciones en España, Europa y América
A su retorno a España, Fernando VII desobedeció las instrucciones de las Cortes de volver
directamente a Madrid para jurar inmediatamente la Constitución y validar el nuevo orden político.
En vez de esto se dirigió a Valencia, siendo aclamado por allí donde pasaba. Cerca de Valencia el
general Elío se pronunció ante el rey a favor del restablecimiento pleno de la soberanía real, es decir,
por el absolutismo y un grupo de diputados a Cortes entregó al rey un escrito conocido como el
Manifiesto de los Persas, en el que se pide al rey la vuelta al Antiguo Régimen. Además el rey contó
con el apoyo del pueblo llano, que secundó las medidas contrarrevolucionarias al grito de ¡Viva el
rey!, ¡Muera la Constitución! o ¡Vivan las cadenas!.
Así, Fernando VII “El Deseado” firma el Decreto de 4 de mayo de 1814, por el cual anulaba la
Constitución y toda la labor legislativa de las Cortes de Cádiz y anunciaba la vuelta al Antiguo
Régimen. Una vez en Madrid, el rey y sus colaboradores procedieron con la disolución de la Regencia
y de las Cortes, detuvieron y procesaron a los liberales más destacados, y pusieron en práctica una
represión sin contemplaciones, restableciendo la Inquisición, restituyendo el sistema señorial y
devolviendo las tierras al clero.
En España la situación general era desastrosa y los intentos por parte de Fernando VII de rehacer el
país fracasaron. Los seis años de la primera restauración estuvieron salpicados de intentos por
derribar el absolutismo. Surgió entonces un nuevo fenómeno, el de los Pronunciamientos (golpes de
Estado), que ha marcado sucesivamente la historia contemporánea de España. Básicamente consiste
en la constante interferencia del ejército en la vida política, tratando de conseguir cambios en el
gobierno o en el sistema político en general recurriendo para ello al golpe militar.
El 1 de enero de 1820, el Coronel Rafael del Riego, jefe de las tropas expedicionarias acantonadas
en Las Cabezas de San Juan para ser enviadas a América para luchar contra los independentistas, se
pronunció a favor de la Constitución, pronunciamiento que se extendió por todo el país, obligando a
Fernando VII a restituirla.
Se formó entonces un nuevo gobierno y se convocaron elecciones a Cortes, al tiempo que muchos
exiliados liberales comenzaban a volver del exilio. Se formaron Cortes en 1821 que comenzaron a
producir una nueva legislación reformista: desamortizaciones, libre circulación de productos
agrarios, reducción de diezmos, liberalización de la industria y el comercio, etc.
Fernando VII terminó pidiendo expresamente ayuda a la Santa Alianza, una alianza militar de las
potencias absolutistas europeas, para actuar en defensa del absolutismo interviniendo militarmente
en cualquier país donde avanzara el liberalismo. En 1823, los Cien Mil Hijos de San Luís, al mando
del duque de Angulema, entraron en territorio español y repusieron a Fernando VII como rey
absoluto.
Nuevamente se desató una fuerte represión contra los liberales, muchos de los cuales tuvieron que
tomar nuevamente camino hacia el exilio. Aunque a partir de 1830 volvieron a desatarse nuevas
conspiraciones liberales. Nuevos pronunciamientos fueron rápidamente abortados, tanto el de
Espoz y Mina en el norte como la del general Torrijos en Málaga.
Los que no pudieron huir fueron perseguidos, encarcelados o ejecutados: como el mismo Riego,
Mariana Pineda o El General Torrijos.
El problema económico era, como había venido siendo hasta ahora, muy grave. A los tradicionales
problemas de la Hacienda se le sumaban la pérdida definitiva de las colonias. Para tratar de hacer
frente a los problemas económicos, Fernando VII buscó apoyo en el sector moderado de la
burguesía financiera e industrial de Madrid y Barcelona lo que provocó que los sectores
ultraconservadores, los realistas, se agruparan en torno a Carlos María Isidro de Borbón, hermano
del rey y previsible sucesor, ya que Fernando VII no tenía hasta el momento descendencia.
A la muerte de Fernando VII los sectores liberales se agruparon en torno a su hija Isabel, nacida en
1830, nombrada heredera por la Pragmática Sanción, mientras que los absolutistas apoyaron a
Carlos Mª Isidro. Lo que desembocaría en la primera de las Guerras Carlistas.
El proceso revolucionario en América se abre cuando aquí es invadida por las tropas francesas,
cuando se produce la marcha del rey a Bayona y el vacío de poder de España. Destacan dos fases:
De 1808-1815. Surgen dos focos independentistas: el primer foco en México dirigido por el cura
Hidalgo y Morelos, que fracasó. El segundo foco en el Virreinato de Río de la Plata, que abarca los
territorios: Uruguay, Argentina.. Resultado de la primera fase: independencia de Argentina.
De 1816-1825 La estrategia la dirige Simón Bolívar desde Río de la Plata y José de San Martín desde
Chile. Se logra la independencia de todas las colonias del Sur. La zona que más resistió fue la zona de
Bolivia y Venezuela. Al mismo tiempo se logra la independencia de México y América Central y en
1825 a España solo le quedan dos colonias: Filipinas y Cuba. Al independizarse de España no eran
países maduros para organizarse como regímenes liberales.
CONCLUSIÓN
Miguel Artola considera que la Constitución de 1812 es importante en si misma por ser el comienzo
del constitucionalismo español y el origen del Estado Liberal. Supuso la primera Constitución liberal
española y la tercera mundial más avanzada y progresista de su época (en comparación con la
americana de 1787 y la francesa de 1791). Tuvo un gran impacto mundial: En el ámbito nacional, sus
propuestas liberales fueron aplicadas durante la guerra y el trienio liberal, por tanto fue escaso su
impacto en sus inicios, fruto del regreso del absolutismo con Fernando VII. Pero superó su marco
legislativo porque influyó poderosamente en sucesivas constituciones liberales, unas más
moderadas (1845) y otras más progresistas (1837 y 1869).
frente a Absolutismo.
Primera cuestión.
Explique brevemente la evolución de las relaciones entre España y Francia durante el proceso
revolucionario.
Segunda cuestión.
Explique las dos conspiraciones palaciegas del partido “cortesano” al final del reinado de
Carlos IV.
Tercera cuestión.
Cuarta cuestión.
¿Qué batalla fue la primera derrota del ejército napoleónico -Grande Armée- en suelo
hispano?
Explique brevemente la táctica de guerrillas adoptada por la resistencia española frente a los
invasores.
Quinta cuestión.
Explique brevemente quienes eran los afrancesados y patriotas y sus programas de gobierno.
Sexta cuestión.
Séptima cuestión.
¿Cuál fue la primera Carta Magna de la historia del constitucionalismo español?
Explique brevemente los grupos ideológicos representados en las Cortes y las características
esenciales de dicho texto.
Octava cuestión.
¿Qué monarca español fue restaurado en el trono tras la firma del Tratado de Valençay?
Novena cuestión.
¿Qué nombre recibieron los españoles nacidos en las colonias americanas que lideraron el
proceso de Independencia de Hispanoamérica?
Explique brevemente las causas (internas y externas) del proceso de emancipación y las
consecuencias económicas para España.
Décima cuestión.
Explique brevemente el problema sucesorio al final de dicho reinado y los apoyos sociales
del aspirante absolutista al trono.
Onceava cuestión.
¿Con qué nombre se denomina a los españoles que se mostraron favorables al gobierno de
José I?
Doceava cuestión
¿Con qué nombre se conoce la guerra mantenida por España contra la Francia de Napoleón?
Explique brevemente las razones por las que se produjo la misma y sitúela cronológicamente
Treceava cuestión:
Explique brevemente las razones por las que se produjo la misma y sitúela cronológicamente