STC229 2021

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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

Magistrado ponente

STC229-2021
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01
(Aprobado en sesión virtual de veinte de enero de dos mil veintiuno)

Bogotá, D. C., veinticinco (25) de enero de dos mil


veintiuno (2021)

Se decide la impugnación interpuesta respecto a la


sentencia de 24 de noviembre de 2020, dictada por la Sala
Civil-Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cartagena, dentro de la acción de tutela instaurada por
Juan, en representación de su menor hijo José1 frente al
Juzgado Sexto de Familia de la misma ciudad, con ocasión
del juicio de “fijación de cuota alimentaria”, adelantado por el
aquí actor contra María.

1 Antes de entrar al estudio de fondo del asunto, esta Sala considera necesario tomar
oficiosamente medidas para proteger la intimidad de los niños en pro de quienes se incoó esta
acción, de manera que serán elaborados dos textos de esta sentencia, de idéntico tenor, solo
que, en uno de ellos, el cual será divulgado y consultado libremente, serán cambiados sus
nombres y cualquier otro dato que pudiere conducir a la identificación.
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

1. ANTECEDENTES

1. El reclamante implora la protección de los derechos


al debido proceso, “prevalencia del derecho sustancial” y
acceso a la administración de justicia, presuntamente
transgredidos por la autoridad convocada.

2. De la lectura del escrito tutelar y la revisión de las


pruebas adosadas al plenario, se desprenden los hechos que
a continuación se describen:

El promotor, en nombre de su descendiente José, incoó


libelo de “fijación de cuota alimentaria” contra María2.

En proveído de 25 de septiembre de 2020, la autoridad


acusada, “(…) al observar muchas inconsistencias (…)”,
inadmitió el pliego introductor, concediendo el término de
cinco (5) para su subsanación3.

En auto de 6 de octubre de 2020, el juez de la causa


“rechazó” la demanda, pues, según advirtió, “(…) el escrito
subsanatorio (sic) aportado, no corr[egía] completamente los
errores anotados (…)”4.

Frente a esa determinación, el inicialista interpuso


recurso de apelación5.

2 Folios 141 al 145; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 1 PARTE”.


3 Folios 19 y 20; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 1 PARTE”.
4 Folios 17 y 18; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 1 PARTE”.
5 Folio 21; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 1 PARTE”.

2
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

En providencia de 15 de octubre de 2020, el funcionario


acusado dispuso el “rechazo” del remedio vertical por
improcedente, al ser un trámite de “única instancia”; sin
embargo, adecuó la impugnación a una “reposición”,
resolviendo mantener incólume su decisión6.

Manifiesta el petente que “(…) a pesar de [haber]


subsan[ado] dentro del término (…)”, los yerros señalados por
la célula fustigada, se rechazó su demanda “(…) sin ningún
fundamento[, negándole] el acceso a la administración de
justicia (…)”7.

Agrega, dio cumplimento a los requisitos establecidos


en los artículos 90 y 82 del Código General del Proceso, “(…)
para presentar y subsanar (…)” el escrito introductor8.

3. Pide, por tanto, dejar sin efectos la providencia de 6


de octubre de 2020 para, en su lugar, “(…) revis[ar] el
procedimiento que [se] ha utilizado [y se le permita ejercer su]
derecho de defensa (…)”9.

1.1. Respuesta de la accionada y vinculados.

1. El juez querellado se pronunció frente a los hechos


expuestos por el peticionario, destacando que no le ha
negado “(…) el acceso a la justicia, muy por el contrario, se
tramitó conforme a la ley sustancia y procesal (…)”. Adujo, la

6 Folio 11; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 1 PARTE”.


7 Ibidem.
8 Ibidem.
9 Folio 14; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 1 PARTE”.

3
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

acción de tutela “(…) no se puede convertir en una artificiosa


segunda instancia[, aunado,] todas [las] providencias (…)
fueron debidamente notificadas en los estados electrónicos del
juzgado (…)”; por lo esbozado, se opuso a la prosperidad del
resguardo10.

2. La Procuradora 115 Judicial de Familia de Cartagena


expresó que lo acaecido en el decurso censurado, en torno a
la “(…) inadmisión y posterior rechazo de la demanda, se
ajusta, en principio, a las normas del Código General del
Proceso (…)”; no obstante, aseguró, al debatirse en ese
asunto, los alimentos a favor de un menor de edad, siendo
una

“(…) persona de especial protección constitucional (…) sitúa en un


escenario de indefensión en el que la aplicación excesivamente
rigurosa del procedimiento constituye una barrera de acceso a la
administración de justicia que conduce a la vulneración del interés
superior del niño, muy a pesar de que se actúe por conducto de
apoderada judicial (…)”.

En consecuencia, pidió se adopte una decisión “(…)


orienta[da] a la garantía de los derechos del niño (…), así como
la prevalencia del derecho sustancial en las actuaciones
judiciales según lo establece el artículo 228 de la Constitución
Política (…)”11.

3. La Defensora de Familia del ICBF, Regional Bolívar,


manifestó haber evidenciado “(…) el exceso de rigurosidad por
parte del Juzgado Sexto de Familia (…)”, pues, según sostuvo,

10 Folios 27 al 31; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 2 PARTE”.


11 Folios 204 al 207; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 2 PARTE”.

4
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

“(…) el accionante no tiene el conocimiento técnico del proceso


judicial (…), sin embargo, aquellas falencias que presenta la
demanda, no son los requisitos que impiden la admisión de la
misma (…)”.

Relievó que los procesos de alimentos de menores, “(…)


están revestidos de una importancia mayor (…)[, al ser]
sujetos de derechos que gozan de especial protección por parte
del Estado (…)”, por tanto, los jueces al momento de dictar
sus decisiones, deben “ponderar” las situaciones para evitar
“denegación de justicia”. Por lo esbozado, pidió se concedan
las súplicas del gestor12.

4. De los documentos adjuntos, no se observó


pronunciamiento, por parte de los demás convocados.

1.2. La sentencia impugnada

El a quo constitucional advirtió la vulneración de los


derechos reclamados por el actor, en especial, el acceso a la
administración de justicia, por cuanto, en su criterio, el juez
querellado “(…) imprimi[ó] un excesivo ritual manifiesto al
inadmitir la demanda de regulación de alimentos presentada
y luego rechazarla por falta de subsanación, sin tener en
cuenta la actuación desplegada (…)” por el impulsor.

Agregó que los motivos que llevaron al rechazo, fueron


específicamente cuatro (4), los cuales especificó así:

12 Folios 208 al 2013; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 2 PARTE”.

5
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

“(…) [N]o indicar correctamente el nombre de la demandada, no


indicar fundamentos de derecho vigentes, no indicar el canal
digital de la defensora de familia y no haber solicitado las pruebas
requeridas por derecho de petición.

“Con relación al primer aspecto, es palmar que, del texto mismo de


la demanda y escrito presentado para subsanar las falencias de
la misma, se precisa que el nombre de la demandada es [María],
así se indicó en los hechos y se especificó en los demás acápites
de la misma (…).

“Lo mismo sucede, con la exigencia de indicar el canal digital que


usa la Defensora de Familia adscrita al despacho y la estricta
referencia a normas vigentes en materia de Infancia y
adolescencia, pues, en realidad de verdad, no son exigencias que
justifiquen dar al traste con la demanda (…)13.

1.3. La impugnación

La promovió la célula judicial atacada, expresando que,


en proveído de 25 de noviembre de 2020, dio cumplimiento
al mandato constitucional dictado por el tribunal para dejar
sin efectos las decisiones proferidas el 6 y 15 de octubre de
2020 y, en su lugar, “(…) admitir la demanda de alimentos de
menores promovida por [Juan] contra [María] (…)”14.

2. CONSIDERACIONES

1. La controversia estriba en determinar si con los


pronunciamientos de 6 y 15 de octubre de 2020, el juzgado
denunciado vulneró las prerrogativas del gestor, al
“rechazar” el litigio de alimentos promovido en favor de su
hijo menor y en contra de María, pues, según advirtió esa
autoridad, “(…) el escrito subsanatorio (sic) aportado [por el

13 Folios 217 al 233; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 2 PARTE”.


14 Folio 239; Cuaderno “Expediente 2020-00252-00- 2 PARTE”.

6
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

libelista,] no corrige completamente los errores anotados (…)”


en el proveído inadmisorio de 25 de septiembre hogaño.

2. Se advierte, tal como lo expuso el a quo


constitucional, la procedencia de la protección exigida, por
cuanto revisada la actuación censurada, se constata el
quebranto de la garantía al debido proceso del tutelante y el
desafuero cometido por el juez querellado.

En el subexámine, en veredicto de 25 de septiembre de


2020, el funcionario fustigado inadmitió el decurso debatido,
incoado por el petente, en nombre de su descendiente, en
síntesis, porque:

i) El escrito genitor presentaba “notorias


inconsistencias” respecto del nombre de la demandada, al
indicarse que aquélla es “Maria”, cuando en el registro civil
aportado en el expediente, se observa claramente que es
“María”.

ii) Se observaron “incongruencias graves” en los hechos


2° y 4°, que sirven de fundamento a las pretensiones del
pleito (numeral 5° del artículo 82 del Código General del
Proceso).

iii) Se manifestó que en la “pretensión” n° 2 no se aclaró


la entidad de tránsito a la cual se debía “oficiar” y tampoco
se señaló “(…) el canal digital, de conformidad con el Decreto
Legislativo 806 de 2020 (…)”.

7
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

iv) Se incumplió con el requisito reglado en el numeral


8° del canon 82 ídem, en cuanto a los fundamentos jurídicos,
pues, se transcribió la normatividad de un estatuto jurídico
inadecuado para la clase de proceso -Código de
Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo-.

v) Se mencionan “(…) normas derogadas como el Decreto


2737 de 1989 (…)”.

vi) No se “(…) informó del canal digital de la Defensora


de Familia adscrita a es[e] despacho (…)”.

vii) Para decretar las pruebas solicitadas, debía hacerse


por “(…) la vía del derecho de petición (…)”, según lo consagra
el artículo 173 ídem.

viii) La recepción de los testimonios, debía pedirse con


apego a lo dispuesto en el artículo 212 ídem.

ix) En el acápite de las notificaciones, no fue clara la


ciudad de las direcciones de los testigos.

x) La solicitud de emplazamiento no cumplió con los


requisitos.

xi) El listado de los anexos no se ceñía a los parámetros


del Decreto 806 de 2020 y varios de ellos eran ilegibles.

8
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

Posteriormente, dentro del término otorgado, el actor


radicó escrito con el objeto de subsanar los errores aducidos
por el servidor enjuiciado. En ese mismo orden explicó lo
siguiente:

i) Incorporó al dossier, la demanda corregida en su


totalidad, en cuanto al nombre del extremo pasivo de la litis.

ii) Precisó, en torno a los hechos 2° y 4°, que el infante


tiene 11 años y cuando tenía 9 años, su madre se fue a vivir
a Bogotá.

iii) Indicó que la medida cautelar solicitada se dirige a


ordenar el “embargo” y posterior “secuestro” del vehículo
marca Renault 2016 de placas BNG345, registrado a nombre
de la demandada e inscrito en “(…) el departamento de
tránsito y transporte de Cartagena (…)” y, asimismo, agregó
el canal digital de dicha entidad:
tramites@transitocartagena.gov.co

iv) Referente a los fundamentos de derecho, corrigió y


estableció, indicando: “(…) artículo 397 del CGP (…) artículos
42, 43, 44, 45 CN (…) art. 133, Código del menor (…) artículos
24 y 41 numerales 10, 15, 31 (…) artículo 81, numerales 9 y
11 (…) Ley 1098 de 2006 Código de la Infancia y Adolescencia
(…)”.

v) El “(…) Decreto 2737 de 1989, derogado por el artículo


217 de la Ley 1098 de 2006 a excepción de los artículos 320
a 325 y lo relativo a juicio especial de alimentos (…)”.

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Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

vi) El canal digital de la Defensora de Familia adscrita


al despacho es “(…) Noredy Royeve, celular 3102658895,
atencionalciudadano@icbf.gov.co (…)”.

vii) Frente al decreto de pruebas solicitadas dijo: “(…) es


deber del juez [hacerlo de oficio] para establecer la capacidad
económica del alimentante y la necesidad del alimentario,
cuando las partes no lo aportan (…) numeral 3° del canon 397
(…) [y] 170 del Código General del Proceso (…)”.

viii) Manifestó cada uno de los hechos que pretendía


probar con la recepción de los testimonios, los cuales,
además, se desprenden de los antecedentes transcritos desde
un inicio.

ix) Aclaró que la ciudad es Cartagena, domicilio de los


testigos.

x) Efectuó, nuevamente, la petición de emplazamiento.

xi) Escaneó los documentos aportados como anexos


más legibles.

Ahora bien, la autoridad acusada, en veredicto de 6 de


octubre de 2020, resolvió “rechazar” la demanda interpuesta
por el quejoso, porque “(…) el escrito subsanatorio (sic)
aportado [por el libelista,] no corrige completamente los
errores anotados (…)”.

10
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

2.1. Auscultado el procedimiento criticado, se extrae,


evidentemente, el excesivo rigorismo del togado censurado,
al imponerle cargas ajenas al peticionario e innecesarias para
la tramitación del juicio de alimentos.

Lo anterior, por cuanto, si bien como lo tiene decantado


la Sala15, al lado de los derechos y obligaciones de los
contendientes, surgen también deberes y cargas, cuyo
cumplimiento influye decisivamente en las resultas de la
controversia, también lo es, el mismo estatuto procesal,
brinda facultades a los directores de los decursos para que,
en su función esencial de administrar justicia, hagan uso de
todos los mecanismos jurídicos establecidos y adopten las
medidas conducentes para impedir la paralización y dilación
de los decursos, procurando la mayor economía.

Obsérvese, los yerros mencionados por el servidor al


escrito genitor para sustentar la inadmisión y posterior
rechazo de la demanda, no impedían la continuidad del
trámite en comento, pues se hizo precisión sobre las normas
aplicables y, con todo, el juez fustigado olvidó los poderes
contenidos en el artículo 42 de la obra civil, en específico, en
el numeral 4°16, en concordancia con el canon 170 ídem17,
concerniente al decreto de pruebas de oficio necesarias para
esclarecer los hechos alegados objeto de controversia, tales
como la capacidad de los alimentantes y la necesidad del

15 CSJ SC del 8 de nov. de 1972.


16 ARTÍCULO 42. DEBERES DEL JUEZ. Son deberes del juez:
4. Emplear los poderes que este código le concede en materia de pruebas de oficio para verificar
los hechos alegados por las partes.
17 ARTÍCULO 170. DECRETO Y PRÁCTICA DE PRUEBA DE OFICIO. El juez deberá decretar

pruebas de oficio, en las oportunidades probatorias del proceso y de los incidentes y antes de
fallar, cuando sean necesarias para esclarecer los hechos objeto de la controversia.
Las pruebas decretadas de oficio estarán sujetas a la contradicción de las partes.

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alimentario, para asignar la prestación exigida por el


precursor, en favor del infante.

2.2. Bajo esa tesitura, se destaca, la inobservancia por


parte de la célula fustigada, del precedente jurisprudencial
sobre la protección y trato especial que merecen quienes
integran grupos de especial protección estatal.

En reiteradas oportunidades, esta Corporación ha


insistido en el alcance amplio de la prevalencia del interés
superior de los niños, niñas y adolescentes en el marco del
Estado Social de Derecho. Ello impone un tratamiento
jurídico proteccionista por medio de la tutela judicial efectiva
de sus prerrogativas.

La Constitución Política propende por la protección


reforzada de los derechos de los niños, niñas y adolescentes
en la regla 44 y en otras disposiciones, como desarrollo del
principio de la supremacía constitucional. Precisamente
consigna el indiscutido apotegma: “Los derechos de los
niños prevalecen sobre los derechos de los demás” (art.
44. C. N.) (negrilla y subrayas nuestras).

En tal sentido, esta Colegiatura aludió en pretérita


oportunidad:

“(…) El constituyente de 1991 consagró la calidad de sujetos de


especial protección por parte del Estado para los niños, las niñas
y los adolescentes, autorizando la protección integral, el interés
superior y la prevalencia de sus garantías respecto de los demás
sujetos de derecho, (…) lo cual tiene su fuente en la trascendencia
que revisten en la especie, formación con valores indispensables

12
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

para la existencia, consolidación y desarrollo de los cometidos del


Estado y la comunidad, esto es, por intereses superiores (…)”18.

Esta garantía cobra especial valor en el ámbito del


derecho a los alimentos, por cuanto estos comportan todo lo
indispensable para el sustento, habitación, vestido,
asistencia médica, recreación, educación o instrucción y, en
general, todo lo necesario para el desarrollo integral de los
niños, las niñas y los adolescentes 19.

Frente a los elementos constitutivos del “derecho de


alimentos”, la Corte Constitucional ha precisado:

“(…) El derecho de alimentos puede entenderse como el poder de


voluntad de una persona (alimentario), otorgado por el
ordenamiento jurídico positivo, de exigir a otra (alimentante) los
medios para su subsistencia cuando carece de ellos (…)”.

“(…) El fundamento constitucional del derecho de alimentos es el


principio de solidaridad social (Arts. 1º y 95, Num. 2) en el interior
de la familia, por ser ésta la institución básica de la sociedad (Art.
5º) o el núcleo fundamental de la misma (Art. 42), por lo cual, por
regla general, una de sus condiciones es el parentesco de
consanguinidad o civil entre alimentario y alimentante, en los
grados señalados en la ley, o la calidad de cónyuge o divorciado
sin su culpa (…)”20.

Desde esta perspectiva, es indiscutible que los niños,


niñas y adolescentes son beneficiarios prevalentes del
derecho de alimentos.

3. De lo transcrito, fluye diamantino, tal como lo expuso


el a quo constitucional, la procedencia del resguardo

18
CSJ. STC18057-2017 de 2 de nov. 2017, rad. 2017-00626-01.
19
El artículo 24 del Código de la Infancia y la Adolescencia
20
Corte Constitucional, sentencia C-994 de 2004.

13
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

deprecado, por afectarse los derechos al debido proceso y al


acceso a la administración de justicia del impulsor, pues, el
funcionario acusado, tras de imponerle una carga exagerada
y ajena a sus facultades, lo sancionó con el rechazo del libelo
demandatorio.

Ha señalado la jurisprudencia de esta Sala, siguiendo


la de la Corte Constitucional, que el defecto procedimental

“(…) puede estructurarse (…) cuando ‘(…) un funcionario utiliza o


concibe los procedimientos como un obstáculo para la eficacia del
derecho sustancial y por esta vía, sus actuaciones devienen en
una denegación de justicia”; es decir: “el funcionario judicial
incurre en un defecto procedimental por exceso ritual manifiesto
cuando (i) no tiene presente que el derecho procesal es un medio
para la realización efectiva de los derechos de los ciudadanos, (ii)
renuncia conscientemente a la verdad jurídica objetiva pese a los
hechos probados en el caso concreto, (iii) por la aplicación en
exceso rigurosa del derecho procesal, (iv) pese a que dicha
actuación devenga en el desconocimiento de derechos
fundamentales (CC T-352/12) (…)”21.

Corresponde a las autoridades jurisdiccionales y a los


particulares habilitados para el ejercicio de la función
judicial, atender al debido proceso como un medio para
garantizar los derechos sustanciales y no a manera de un
obstáculo para su realización, pues

“(…) [d]e lo contrario, se estaría incurriendo en una vía de hecho


por exceso ritual manifiesto que es aquel que se deriva de un fallo
en el cual haya una renuncia consciente de la verdad jurídica
(…), por extremo rigor en la aplicación de las normas procesales
convirtiéndose así en una inaplicación de la justicia material
(…)”22.

21
CSJ. STC9028 de 12 de julio 2018, exp. 11001-02-03-000-2018-01822-00.
22
Corte Constitucional. Sentencia T-1306 de 2001.

14
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

3.1. Debe destacarse, el acatamiento de lo ordenado por


el a quo constitucional, en proveído de 25 de noviembre de
2020, no permite revocar el mandato impartido por esa
autoridad, pues, de ningún modo se configuró un “hecho
superado”, por cuanto, de un lado, tal pronunciamiento se
emitió en virtud de este trámite y, de otro, es claro que, de no
haberse acudido a esta jurisdicción, la situación del
peticionario y su hijo no habría variado.

Por consiguiente, se mantendrá el mandato de la Sala


Civil-Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cartagena, consistente en dejar sin efectos los proveídos de
6 y 15 de octubre de 2020 proferidos por el Juzgado Sexto de
Familia de la misma ciudad.

4. Si bien esta Corte ha considerado que en la labor de


administrar justicia, los juzgadores gozan de libertad para la
exégesis del ordenamiento jurídico y la valoración de los
elementos demostrativos23, motivo por el cual el fallador de
tutela no puede inmiscuirse en sus pronunciamientos; en los
eventos donde la autoridad profiere una decisión
ostensiblemente contradictoria o desajustada del plexo
normativo o de la jurisprudencia, como la aquí atacada, es
factible la intervención de esta particular jurisdicción, por
cuanto se afecta rectamente el debido proceso y el principio
de identidad en la construcción del silogismo judicial,
menoscabando el derecho a la defensa.

23
CSJ. STC de19 jun. 2013, rad. 2013-00182-01.

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Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

Aunque los proveídos de los administradores de


justicia son en principio ajenos al análisis propio de la acción
de amparo consagrada en el artículo 86 de la Carta Política,
en los eventos en los cuales la respectiva autoridad profiere
alguna decisión ostensiblemente arbitraria, en contravía de
la legislación, como lo es la aquí atacada, es factible la
intervención de esta particular sede en aras de reparar esa
situación.

En el caso de los procesos de alimentos cuando son


entablados por los demandantes sin el apoderamiento de un
profesional del derecho y muchas veces sin el auxilio del
defensor de familia, las circunstancias son muy diferentes.
Los jueces con especial celo, deben garantizar el acceso a la
administración de justicia para leer los sucesos diarios de un
país o de una comunidad y de las familias que acuden, para
que los obligados cumplan los deberes básicos, concretizados
en el derecho alimentario y que les impone no solamente la
Constitución y las reglas básicas del derecho internacional
de los derechos humanos, sino ante todo el deber más
sentido, básico y elemental de reclamo de protección para
una necesidad ligada con lo mínimo para aspirar a ser
persona para vivir: Los alimentos.

El juez debe actuar como un dispensador de justicia y


no como un calculador y defensor de la lógica jurídica, del
ritualismo, de la congruencia vacua, del despotismo y del
capricho, de la rigidez, del formalismo jurídico desprovisto de
sentido de humanidad. Al leer lo pretendido, debe actuar con
mente abierta y con sentido de humanidad y ética para

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Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

captar la necesidad de justicia, desplegando poderes


oficiosos para coadyuvar en la adecuación del escrito genitor
y en la instrucción probatoria para hallar la verdad y
establecer la presencia o no de los elementos de la obligación
alimentaria, porque no puede olvidar, que gran parte de los
usuarios, carecen tanto del conocimiento, habilidad y
destreza en el desarrollo de esas actividades y funciones
jurídicas, como de los recursos para apoyarse de un
profesional del derecho.

En todos estos casos, el juez no puede actuar como


autómata de un código que no tiene corazón ni sentimientos,
que a medida que pasa el tiempo se desentiende de la
realidad. El director del proceso debe leerlo con una
concepción desprevenida pero inteligente, sabiendo que es su
intérprete dinámico, encarnando el Estado de Derecho que
adjudica normas, lo actualiza a los sucesos diarios y las
necesidades del ser humano; no puede realizar la
subsunción normativa, como si se tratara de un laboratorio
científico, o como un campo estéril donde sólo existe inercia
e insensibilidad. El juez debe llenar el plexo normativo
diariamente de valores, de principios y de derechos, de modo
que cuando ejerce su labor cotidiana, los códigos son apenas
un medio que puede utilizar para acercar el Estado
Constitucional a la ciudadanía.

El juez debe presentarse como la voz del derecho y de


la justicia, es el ser fonador, por no decir, las cuerdas vocales
de quien no tiene voz, porque el reclamante de la prestación
alimentaria no tiene voz, por cuanto tiene hambre y

17
Radicación n.° 13001-22-13-000-2020-00252-01

necesidad de lo básico y sed de justicia; por ello, formula un


juicio alimentario, el primordial y elemental por excelencia,
para reivindicar su existencia, esto debe comprenderlo muy
bien el juzgador cuando pretenda ungirse con la toga.

El juez de familia es una persona con un sello especial


y trascendente, no es un ingeniero ni un científico del
derecho, ni es la ley por la ley, es un ser con una misión
inmortal de verdad, es el auténtico servidor intérprete activo
de la justicia, no es la boca muda ni insensible de la ley y de
la Constitución, es el portador legítimo de la vida que se
edifica en el mínimo vital, es el intérprete del sentimiento y
de las necesidades inmediatas, es el defensor de los derechos
de las actuales generaciones para que tengan existencia
material y de las futuras para que aspiren a vivir, cuando
encara el juicio alimentario; es a quien la Constitución le ha
otorgado la magna tarea de la guardianía de la vida. No es
quien condena a un imputado a la mazmorra por un crimen,
sino quien encara desde lo más profundo, la vida misma, la
existencia del ser humano en cuanto es y debe ser.

5. En consecuencia, la Corte hará el control


constitucional inherente a la acción de resguardo, así como
también el de convencionalidad, dimanante del bloque de
constitucionalidad, según lo previsto en la Convención
Americana de Derechos Humanos24, que exige a los países
suscriptores procurar armonizar el ordenamiento interno al

24
Pacto de San José de Costa Rica, firmado el 22 de noviembre de 1969 y aprobado en Colombia
por la Ley 16 de 1972.

18
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mismo, para evitar cualquier disonancia entre uno y otro. Así


se consignó en sus preceptos primero y segundo:

“(…) Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos: 1. Los


Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar
los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su
libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color,
sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición social”.

“2. Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser


humano”.

“Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno.


Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el
artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones
legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprometen
a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a
las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o
de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales
derechos y libertades (…)”.

De esta manera, las reglas de aquella normatividad


deben observarse en asuntos como éste, so pena de
incumplir deberes internacionales. Por tanto, es menester
tener en consideración las prerrogativas a las “garantías
judiciales” y a la “protección judicial”, según las cuales, una
persona podrá acudir ante las autoridades jurisdiccionales
competentes para obtener la pronta y eficaz resolución de sus
litigios.

Sobre el particular, los cánones 8.1 y 25 de ese tratado


señalan:

“(…) Art. 8. Garantías Judiciales. 1. Toda persona tiene derecho


a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra

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ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de


orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter (…)”.
“(…) Art. 25. Protección Judicial. 1. Toda persona tiene derecho a
un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo
ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de
sus funciones oficiales”.

“2. Los Estados Partes se comprometen: “a) a garantizar que la


autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado
decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal
recurso; “b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
“c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades
competentes, de toda decisión en que se haya estimado
procedente el recurso (…)” (Subrayas fuera de texto).

El instrumento citado resulta aplicable por virtud del


canon 9 de la Constitución Nacional, cuando dice:

“(…) Las relaciones exteriores del Estado se fundamentan en la


soberanía nacional, en el respeto a la autodeterminación de los
pueblos y en el reconocimiento de los principios del derecho
internacional aceptados por Colombia (…)”.

La regla 93 ejúsdem, señala:

“(…) Los tratados y convenios internacionales ratificados por el


Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben
su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden
interno”.

“Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se


interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia (…)”.

El mandato 27 de la Convención de Viena, sobre el


derecho de los tratados de 196925, debidamente ratificada
por Colombia, según el cual: «(…) Una parte no podrá invocar
las disposiciones de su derecho interno como justificación del

25
Suscrita en Viena el 23 de mayo de 1969.

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incumplimiento de un tratado (…)»26, impone su observancia


en forma irrestricta, cuando un Estado parte lo ha suscrito o
se ha adherido al mismo

5.1. Aunque podría argumentarse la viabilidad del


control de convencionalidad sólo en decursos donde se halla
el quebranto de garantías sustanciales o cuando la
normatividad interna es contraria a la internacional sobre
derechos humanos, se estima trascendente efectuar dicho
seguimiento en todos los asuntos donde se debata la
conculcación de prerrogativas iusfundamentales, así su
protección resulte procedente o no.

Lo aducido porque la enunciada herramienta le


permite a los Estados materializar el deber de garantizar los
derechos humanos en el ámbito doméstico, a través de la
verificación de la conformidad de las normas y prácticas
nacionales, con la Convención Americana de Derechos
Humanos y su jurisprudencia, ejercicio que según la Corte
Interamericana se surte no sólo a petición de parte sino ex
officio27.

No sobra advertir que el régimen convencional en el


derecho local de los países que la han suscrito y aprobado,
no constituye un sistema opcional o de libre aplicación en los
ordenamientos patrios; sino que en estos casos cobra
vigencia plena y obligatoriedad con carácter impositivo para
todos los servidores estatales, debiendo realizar no solamente

26
Aprobada por Colombia mediante la Ley 32 de 1985.
27
Corte IDH. Caso Gudiél Álvarez y otros (“Diario Militar”) contra Guatemala. Sentencia de
noviembre 20 de 2012. Serie C No. 253, párrafo 330

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un control legal y constitucional, sino también el


convencional; con mayor razón cuando forma parte del
bloque de constitucionalidad sin quedar al arbitrio de las
autoridades su gobierno.

5.2. El aludido control en estos asuntos procura,


además, contribuir judicial y pedagógicamente tal cual se le
ha ordenado a los Estados denunciados –incluido Colombia28,
a impartir una formación permanente de Derechos Humanos
y DIH en todos los niveles jerárquicos de las Fuerzas
Armadas, jueces y fiscales29; así como realizar cursos de
capacitación a funcionarios de la rama ejecutiva y judicial y
campañas informativas públicas en materia de protección de
derechos y garantías30.

Insistir en la aplicación del citado control y esbozar el


contenido de la Convención Interamericana de Derechos
Humanos en providencias como la presente, le permite no
sólo a las autoridades conocer e interiorizar las obligaciones
contraídas internacionalmente, en relación con el respeto a
los derechos humanos, sino a la ciudadanía informarse en
torno al máximo grado de salvaguarda de sus prerrogativas.

Además, pretende contribuir en la formación de una


comunidad global, incluyente, respetuosa de los

28
Corte IDH, Caso Vélez Restrepo y familiares Vs. Colombia, Excepción preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de septiembre de 2012. Serie C No. 248, párrs. 259 a
290, criterio reiterado Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia, Excepciones
preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2012. Serie C
No. 259, párrs. 295 a 323.
29
Corte IDH, Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala, Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, párrs.
229 a 274.
30
Corte IDH, Caso Furlan y familiares Vs. Argentina, Excepciones preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2012. Serie C No. 246, párrs. 278 a 308.

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instrumentos internacionales y de la protección de las


garantías fundamentales en el marco del sistema americano
de derechos humanos.

6. Por las razones mencionadas, se impone revalidar la


providencia impugnada.

3. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: CONFIRMAR la sentencia de fecha y lugar


de procedencia anotada.

SEGUNDO: Notifíquese lo resuelto mediante


comunicación electrónica o por mensaje de datos, a todos los
interesados y remítase copia de este pronunciamiento al
juzgado involucrado.

TERCERO: Envíese oportunamente el expediente a la


Corte Constitucional para su eventual revisión.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

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ACLARACIÓN DE VOTO

Aunque comparto la decisión adoptada por la


Honorable Sala, dado el acierto en su motivación,
respetuosamente aclaro mi voto con el exclusivo propósito de
resaltar que se torna innecesario en el ejercicio jurisdiccional
cotidiano, incluir de forma genérica y automática una
mención sobre el empleo del denominado «control de
convencionalidad».

Ciertamente, de conformidad con la propia


jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, cuando un Estado ha ratificado un tratado
internacional como la Convención Americana, surge, entre
otros deberes, el imperativo para sus jueces de examinar ex
officio, en sus decisiones, la vigencia material de lo pactado.

De esta manera, el «control de convencionalidad»


comporta una actitud de consideración continua que deberá
acentuarse y manifestarse expresamente, tan solo en
aquellos pronunciamientos donde se advierta comprometido
o amenazado «el efecto útil de la Convención»31, lo cual acontecerá
en los eventos donde pueda verse «mermado o anulado por la
aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones, objeto y fin del
instrumento internacional o del estándar internacional de protección de

31CIDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) contra Perú.
Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C No. 158, párrafo 128.

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los derechos humanos» 32; todo lo cual resulta ajeno al presente

caso.

En los anteriores términos dejo fundamentada mi


aclaración de voto con comedida reiteración de mi respeto
por la Honorable Sala de Casación Civil.

32CIDH. Caso Heliodoro Portugal contra Panamá. Sentencia de enero 27 de 2009.


Serie c No. 186, párrafo 180.

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