Lección 02 Segundo Trimestre 2022

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Lección 2: Para el 9 de abril de 2022

LA CAÍDA
Sábado 2 de abril

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3; 2 Corintios 11:3; Apocalipsis


12:7–9; Juan 8:44; Romanos 16:20; Hebreos 2:14; 1 Timoteo 2:14, 15.

PARA MEMORIZAR:
“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gén. 3:15).

E n medio de todo lo que Dios les había dado a nuestros primeros padres en el
Edén, también había una advertencia: “De todo árbol del huerto podrás comer;
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que
de él comieres, ciertamente morirás” (Gén. 2:16, 17). Esta advertencia en contra de
comer del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gén. 2:16, 17) nos muestra
que, aunque debían conocer el bien, no debían conocer el mal.
Sin duda entendemos por qué, ¿verdad?
Y, además, se cumpliría la advertencia de muerte adjunta a la admonición
sobre la desobediencia (Gén. 2:17): ellos morirían (Gén. 3:19). No solo se les pro-
hibió comer del árbol, sino además fueron expulsados d ​​ el Jardín del Edén (Gén.
3:24) y, por lo tanto, como pecadores, no tuvieron acceso a lo que podría haberles
dado eterna vida (Gén. 3:22).
Sin embargo, en medio de esta tragedia surge la esperanza, que se encuentra
en Génesis 3:15, llamada el protoevangelio, o “la primera promesa evangélica”.
Sí, este versículo presenta la primera promesa evangélica que se encuentra en
la Biblia; la primera vez que se le dice a la humanidad que, a pesar de la Caída,
Dios ha abierto una vía de escape para todos nosotros.

16 Reavivados por su Palabra: Hoy, Éxodo 29.


Domingo 3 de abril | Lección 2

LA SERPIENTE
Lee Génesis 3:1; 2 Corintios 11:3; y Apocalipsis 12:7 al 9. ¿Quién es la
serpiente y cómo engaña a Eva?

El texto comienza con “la serpiente”. La sintaxis de la frase sugiere énfasis:


la palabra “serpiente” es la primera palabra de la oración. Además, “la serpiente”
tiene el artículo definido, lo que indica que se trata de una figura conocida, como
si el lector ya supiera quién es. La realidad de este ser se confirma, así, desde la
primera palabra del capítulo.
Por supuesto, las Escrituras identifican a la serpiente como el enemigo de Dios
(Isa. 27:1) y lo llaman explícitamente “diablo y Satanás” (Apoc. 12:9). Asimismo,
en el antiguo Cercano Oriente la serpiente personificaba el poder del mal.
“Para conseguir lo que quería y pasar inadvertido, Satanás escogió como
medio a la serpiente, un disfraz bien adaptado para su proyecto de engaño. La
serpiente era en aquel entonces uno de los seres más sabios y bellos de la Tierra.
Tenía alas, y cuando volaba por los aires presentaba una apariencia deslumbra-
dora, con el color y el brillo del oro bruñido” (PP 36).
Al hablar del diablo, en cualquiera de sus formas, la Biblia no se refiere a
una mera metáfora. Las Escrituras representan a Satanás como un ser literal,
no solo como un símbolo retórico o un principio abstracto para describir el mal
o el lado oscuro de la humanidad.
La serpiente no se presenta a sí misma como enemiga de Dios; al contrario,
la serpiente hace referencia a las palabras de Dios, que ella repite y parece apoyar
(aunque las tergiversa). Es decir, desde el principio, podemos ver que a Satanás
le gusta citar a Dios y, como veremos más adelante, incluso cita la Palabra de
Dios (Mat. 4:6).
Fíjate también que la serpiente no discute inmediatamente con la mujer,
sino que hace una pregunta que implica que cree en lo que el Señor les ha dicho.
Al fin y al cabo, preguntó: “¿Conque Dios os ha dicho: [...]?” (Gén. 3:1). Por ende,
incluso desde el principio podemos ver cuán astuto y engañoso era este ser. Y,
como veremos, su estrategia también funcionó.

Si Satanás pudo engañar a una Eva sin pecado en el Edén, ¿cuánto más vulnera-
bles somos nosotros? ¿Cuál es nuestra mejor defensa contra sus engaños?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Éxodo 30. 17


Lección 2 | Lunes 4 de abril

EL FRUTO PROHIBIDO
Lee Génesis 2:16 y 17; y 3:1 al 6 (ver además Juan 8:44). Compara las
palabras del mandamiento de Dios a Adán con las palabras de la serpiente
a la mujer. ¿Cuáles son las diferencias entre los discursos y cuál es el sig-
nificado de estas diferencias?

Observa los paralelismos entre la conversación de Dios con Adán (Gén. 2:16,
17) y la conversación de Eva con la serpiente. Es como si la serpiente hubiera
reemplazado a Dios y supiera incluso más que él. Al principio, simplemente
hizo una pregunta, dando a entender que la mujer quizás había entendido mal
a Dios. Pero, después Satanás cuestionó abiertamente las intenciones de Dios,
e incluso lo contradijo.
El ataque de Satanás atañe a dos cuestiones: la muerte y el conocimiento
del bien y del mal. A pesar de que Dios indicó en forma clara y enfática que la
muerte sería segura si desobedecían (Gén. 2:17), Satanás, al contrario, dijo que
no morirían, lo que implicaba que los seres humanos eran inmortales (Gén.
3:4). En tanto que Dios prohibió a Adán comer del fruto (Gén. 2:17), Satanás los
animó a comer de él porque al comerlo serían como Dios (Gén. 3:5).
Los dos argumentos de Satanás, la inmortalidad y el ser como Dios, con-
vencieron a Eva de que comiera el fruto. Resulta preocupante que en cuanto la
mujer decidió desobedecer a Dios y comer del fruto prohibido se comportara
como si Dios ya no estuviera presente y ella misma lo hubiese reemplazado.
El texto bíblico alude a este cambio de personalidad. Eva utiliza el lenguaje de
Dios; la evaluación de Eva del fruto prohibido: “vio [...] que era bueno” (Gén. 3:6),
lo que recuerda la evaluación de Dios de su Creación: “vio [...] que era bueno”
(Gén 1:4, 10, etc.).
Estas dos tentaciones, la de ser inmortal y la de ser como Dios, son el origen
de la idea de la inmortalidad en las religiones griegas y egipcias antiguas. El
deseo de inmortalidad, que creían que era un atributo divino, obligaba a estas
personas a buscar también el estatus divino para adquirirla (eso esperaban). De
manera subrepticia, esta forma de pensar se infiltró en las culturas judeocris-
tianas y ha dado origen a la creencia de la inmortalidad del alma, que existe
aún hoy en muchas iglesias.

Piensa en todas las creencias que existen en la actualidad que enseñan que hay
algo inherentemente inmortal en todos nosotros. ¿Cuán poderosa es la protec-
ción que nos brinda nuestra interpretación de la naturaleza humana y del estado
de los muertos contra este engaño peligroso?

18 Reavivados por su Palabra: Hoy, Éxodo 31.


Martes 5 de abril | Lección 2

ESCONDERSE DE LA PRESENCIA DE DIOS


Lee Génesis 3:7 al 13. ¿Por qué Adán y Eva sintieron la necesidad de
esconderse de Dios? ¿Por qué Dios preguntó: “¿Dónde estás tú?” ¿Cómo
buscaron Adán y Eva justificar su comportamiento?

Después de pecar, Adán y Eva se sintieron desnudos porque perdieron sus


vestiduras de gloria, que reflejaban la presencia de Dios (ver Sal. 8:5; comparar
con Sal. 104:1, 2). La imagen de Dios se vio afectada por el pecado. El verbo “hacer,
en la frase “se hicieron delantales” (Gén. 3:7), hasta ahora se aplicaba solo a Dios
el Creador (Gén. 1:7, 16, 25, etc.). Es como si reemplazaran al Creador mientras
intentaban cubrir su pecado, un acto que Pablo denuncia como justificación
por obras (Gál. 2:16).
Cuando Dios se acerca, les hace la pregunta retórica “¿Dónde estás tú?” (Gén.
3:9), el mismo tipo de pregunta que Dios le hará a Caín (Gén. 4:9). Por supuesto,
Dios conocía las respuestas a las preguntas. Formuló esas preguntas para bene-
ficio de los culpables, para ayudarlos a darse cuenta de lo que habían hecho y, al
mismo tiempo, llevarlos al arrepentimiento y la salvación. Desde el momento en
que la humanidad pecó, el Señor estuvo obrando para su salvación y redención.
Por cierto, todo el contexto refleja la idea de un juicio investigador, que co-
mienza con el Juez que interroga al culpable (Gén. 3:9) con el fin de prepararlo
para la sentencia (Gén. 3:14-19). Pero también lo hace para guiar al arrepenti-
miento, que finalmente conducirá a la salvación (Gén. 3:15). Esta es una temática
que vemos en toda la Biblia.
Al principio, como es muy común entre los pecadores, Adán y Eva intentan
evadir la acusación, buscando culpar a los demás. A la pregunta de Dios, Adán
responde que la mujer que Dios le dio fue la responsable (Gén. 3:12), ella lo llevó
a hacerlo. Fue culpa de ella (e, implícitamente, también de Dios), no de él.
Eva responde que fue la serpiente quien la engañó. El verbo hebreo nashá’,
“engañar” (en Gén. 3:13), significa dar falsas esperanzas a las personas y hacerles
creer que están haciendo lo correcto (2 Rey. 19:10; Isa. 37:10; Jer. 49:16).
Adán culpa a la mujer, diciendo que ella le dio el fruto (hay algo de verdad
en esto), y Eva culpa a la serpiente, diciendo que la engañó (también hay algo
de verdad en esto). Pero, en definitiva, ambos eran culpables.

¿Intentar culpar a otros por lo que han hecho? ¿Por qué es tan fácil para nosotros
caer en la misma trampa?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Éxodo 32. 19


Lección 2 | Miércoles 6 de abril

EL DESTINO DE LA SERPIENTE
“Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella;
su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón” (Gén. 3:15,
NVI). ¿Qué es esto que le dijo el Señor a la serpiente, y qué esperanza está
implícita en estos versículos?

Dios comienza su juicio con la serpiente porque ella es quien inició todo
el drama. La serpiente también es el único ser maldecido en esta narración.
Llegamos aquí a una especie de “reversión” de la Creación. Mientras que la
Creación dio paso a la vida, el aprecio por lo bueno y las bendiciones, el Juicio
conduce a la muerte, el mal y las maldiciones, pero también a la esperanza y la
promesa de salvación. Junto a la lúgubre imagen de la serpiente aplastada que
se come el polvo (Gén. 3:14), brilla la esperanza de la salvación de la humanidad,
que surge en forma de profecía. Aun antes de las condenaciones de Adán y de
Eva, que vendrán después, el Señor les presenta la esperanza de la redención
(Gén. 3:15). Sí, han pecado; sí, sufrirán a causa de su pecado; y sí, ellos también
morirán a causa de los pecados. No obstante, a pesar de todo eso, existe la es-
peranza suprema, la esperanza de la salvación.

Compara Génesis 3:15 con Romanos 16:20; Hebreos 2:14; y Apocalipsis


12:17. ¿Cómo se revelan el plan de salvación y el Gran Conflicto en estos
pasajes?

Observa los paralelismos entre Génesis 3:15 y Apocalipsis 12:17: el dragón


(serpiente) enfurecido (enemistad); la simiente (descendencia); y entre la mujer
del Edén y la mujer de Apocalipsis 12:17, la batalla (el Gran Conflicto) que se
trasladó al Edén, con la Caída, continuará hasta el tiempo del fin. Sin embargo,
la promesa de la derrota de Satanás ya se dio en el Edén, en el sentido de que su
cabeza será aplastada, un tema revelado más explícitamente en Apocalipsis,
que describe su muerte final (Apoc. 20:10). Es decir, desde el principio, a la
humanidad se le dio la esperanza de que habría una salida del terrible caos
que surgió del conocimiento del mal, una esperanza de la que todos podemos
participar ahora mismo.

¿Por qué es tan reconfortante ver que en el mismo Edén, donde comenzó el pe-
cado y la maldad en la Tierra, el Señor comenzó a revelar el plan de salvación?

20 Reavivados por su Palabra: Hoy, Éxodo 33.


Jueves 7 de abril | Lección 2

EL DESTINO DE LA HUMANIDAD
Lee Génesis 3:15 al 24. Como resultado de la Caída, ¿qué pasó con Adán
y Eva?

Mientras que el juicio de Dios sobre la serpiente se identifica explícitamente


como una maldición (Gén. 3:14), no es así con el juicio de Dios sobre la mujer y
el hombre. La única vez que la palabra “maldición” se vuelve a utilizar, se aplica
solo a la “tierra” (Gén. 3:17). Es decir, Dios tenía otros planes para el hombre y
la mujer, en contraste con la serpiente. Se les ofreció una esperanza que no se
le ofreció a la serpiente.
Como el pecado de la mujer se debe a su vinculación con la serpiente, el
versículo que describe el juicio de Dios sobre la mujer estaba relacionado con
el juicio de la serpiente. Génesis 3:16 no solo viene inmediatamente después de
Génesis 3:15, sino además los paralelismos entre las dos profecías indican clara-
mente que la profecía acerca de la mujer en Génesis 3:16 debe leerse en relación
con la profecía mesiánica de Génesis 3:15. Por lo tanto, el juicio de Dios sobre la
mujer, incluida la maternidad, debe entenderse en la perspectiva positiva de la
salvación (comparar con 1 Tim. 2:14, 15).
Como el pecado del hombre se debe a que escuchó a la mujer en lugar de
escuchar a Dios, la tierra de la que fue tomado el hombre es maldecida (Gén. 3:17).
Como resultado, el hombre tendrá que trabajar duro (Gén. 3:17-19), y finalmente
“volver” a la tierra de donde viene (Gén. 3:19); algo que nunca debería haber
sucedido, y que nunca fue parte del plan original de Dios.
Es importante señalar que, frente a este panorama desesperado de muerte,
Adán dirige su atención a la mujer, donde ve la esperanza de vida mediante su
alumbramiento (Gén. 3:20). Es decir, incluso en medio de la sentencia de muerte,
ve la esperanza de la vida.
Mientras tanto, como cualquier padre amoroso, Dios solo hubiese querido
el bien para ellos, no el mal. Pero ahora que conocían el mal, Dios iba a hacer
todo lo posible para salvarlos. Por ello, aun en medio de estos juicios, nuestros
primeros padres no perdieron todas las esperanzas, a pesar de su abierta y fla-
grante desobediencia a Dios; aunque ellos, que realmente vivían en el Paraíso,
no tenían absolutamente ninguna razón para dudar de Dios, de las palabras de
Dios ni de su amor por ellos.

Aunque tendemos a pensar que el “conocimiento” en sí es bueno, ¿por qué no


siempre es así? ¿Cuáles son algunas de las cosas que es mejor que no sepamos?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Éxodo 34. 21


Lección 2 | Viernes 8 de abril

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:


Considera la conexión entre “el árbol de la vida” y “el árbol de la ciencia del
bien y del mal”. El hecho de que ambos estén ubicados “en medio del huerto”
(Gén. 2:9) ya sugiere que hay una relación entre ellos. Pero hay más que solo
una relación geográfica entre los dos árboles. Debido a que los seres humanos
tomaron el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, desobedecieron
a Dios; perdieron el acceso al árbol de la vida y no pudieron vivir para siempre,
al menos en este estado. Esta conexión es la base de un principio profundo.
Las decisiones morales y espirituales tienen un impacto en la vida biológica,
como Salomón le dijo a su hijo: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón
guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te au-
mentarán” (Prov. 3:1, 2). Esta conexión vuelve a aparecer en la futura Jerusalén
celestial, donde solo el árbol de la vida está presente “en medio de la calle de la
ciudad” (Apoc. 22:2).
“Cuando Dios creó a Eva, quiso que no fuera ni inferior ni superior al hombre,
sino que en todo fuese su igual. La santa pareja no debía tener intereses inde-
pendientes; sin embargo, cada uno poseía individualidad para pensar y obrar.
Pero, después del pecado de Eva, como ella fue la primera en desobedecer, el
Señor le dijo que Adán dominaría sobre ella. Debía estar sujeta a su esposo,
y esto era parte de la maldición. En muchos casos, esta maldición ha hecho
muy penosa la suerte de la mujer, y ha transformado su vida en una carga. Al
ejercer un poder arbitrario, el hombre ha abusado en muchos respectos de la
superioridad que Dios le dio. La Sabiduría infinita ideó el plan de la redención
que sometió a la especie humana a una segunda prueba, dándole una nueva
oportunidad” (TI 3:531).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. Dios confrontó a Adán en el Edén y le hizo preguntas no solo para de-
terminar su culpa, sino también para llevarlo al arrepentimiento. Esta
temática vuelve a aparecer con Caín (Gén. 4:9, 10), el Diluvio (Gén. 6:5-8),
la torre de Babel (Gén. 11:5) y Sodoma y Gomorra (Gén. 18:21). ¿Cómo se
revela la idea de un juicio investigador en estos incidentes?
2. ¿Por qué Eva pensó que comer del árbol del conocimiento del bien y del
mal le daría sabiduría? ¿Cómo podríamos evitar, en nuestro contexto, co-
meter un error similar; es decir, desafiar abiertamente la Palabra de Dios
con la esperanza de algo “mejor” que lo que Dios nos ha ofrecido?

22 Reavivados por su Palabra: Hoy, Éxodo 35.

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