Transexualidad
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Transexualidad
En este trabajo describiré la experiencia transgénero en relación a personas que desean vivir
e intervenir sus cuerpos -tanto a nivel hormonal como quirúrgico- con la intención de lograr
una reasignación al sexo/género “opuesto” a la categorización (de acuerdo a su sexo
biológico) que les fue socialmente asignada al momento de su nacimiento. Con ello no
pretendo construir una definición absoluta, ni abordar la subjetividad y los deseos de la
totalidad del colectivo transgénero, por el contrario, reafirmare y celebro su diversidad.
Hago referencia particularmente de personas que concurren a espacios de terapia y atención
clínica.
La convicción personal que tiene cada persona de ser hombre o mujer es aquello que
conocemos como identidad sexual, podríamos decir que se trata de la necesidad de
integrarse a un sexo en específico, tanto como biológica y psicológicamente. La
Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) Determina la transexualidad como
“un deseo de vivir y ser admitido como elemento del sexo opuesto, comúnmente seguido
por una sensación de desagrado o inadecuación del propio sexo biológico, y una necesidad
de someterse a cirugía y tratamiento hormonal para formar su propio cuerpo tan congruente
como le sea permitido al sexo deseado”. Asimismo, es distinguida como Síndrome de
Harry Benjamín, en consideración al autor que uso por primera vez la palabra
transexualismo en 1948. Actualmente se le denomina con el término “Disforia de Género”
en lugar de “Trastorno de Identidad de Género”, de acuerdo a la nueva edición del sistema
de clasificación DSM V (2013) (M. Carmen Barrios, Et al., 2017)
Para 1987 el DSM-III se presentan dos categorías diagnosticadas distintas que aludían a la
identidad de género. La primera es el Trastorno de Identidad de Género, que agrupa para
catalogar únicamente al trastorno en niños y la segunda, el Transexualismo, para registrar a
adolescentes y adultos.
Las personas transexuales (PTS) desde muy temprana etapa de su vida exponen una
circunstancia, cuando considera alguna contradicción de como se aprecia a sí mismos. Es
decir, que no existe una relación con su apariencia externa, en la forma que las personas
que le rodean responden ante el individuo, y como este se percibe a sí mismo, lo cual no
corresponde puesto que tiene un sentido opuesto a los otros. Regularmente, las PTS
solicitan ser nombrados y aproximados ya sea por sus apellidos o por un nombre que
corresponde al opuesto al de su género otorgado al nacer. (Salín Pascual R. J., 2015)
La práctica transgénero nos habla de individuos que anhelan vivir y por tanto intervenir en
sus cuerpos -hormonal y quirúrgicamente- con el propósito de lograr una reasignación al
sexo/género “contrario” a la clase que les fue socialmente otorgada al momento de su
llegada al mundo. (Delllacasa M. A., 2017)
Sin embargo, Se ha demostrado, que las personas transexuales no presentan como media un
perfil psicopatológico (Rodríguez Molina et al., 2014).
Existen varios términos relacionados con el concepto de la palabra sexo que es necesario
esclarecer para continuar hablando del tema. El sexo cariotípico viene delimitado por la
presencia de cromosomas XX o YY. Se inclina más por este término, al del sexo biológico,
ya que los individuos transexuales discrepan que ellos también son seres biológicos.
Entonces podríamos decir que al llamar a las mujeres biológicas a las que nacieron mujeres,
para diferenciarlas de las mujeres transexuales (de hombre a mujer), sería sinónimo de decir
que las personas transexuales no son seres biológicos, por poner un ejemplo. Inclusive,
dentro del activismo transexual, se acostumbra negar que se nombre biológicas a las otras
mujeres, adoptando las activistas frases de la clase de “nosotras no somos de plástico”. Lo
mismo aplica para transexuales masculinos (de mujer a hombre). (Rodríguez Molina J.M.,
Asenjo Araque N., Becerra Fernández, Lucio Pérez. M.J., 2015)
La identidad sexual, también nombrada sexo psicológico o sexo sentido, es el sexo a que el
sujeto cree pertenecer, el convencimiento de ser hombre o mujer, más allá del formato de
sus órganos sexuales (Money & Eirrhardt, 1972).
La homosexualidad era considerada una enfermedad mental hasta 1973, pero hasta 1980 no
fue completamente retirada de los sucesivos DSM. Sin embargo, este concepto de
transexualidad parte del error ya mencionado, de identificar orientación sexual e identidad
sexual. Las personas transexuales se perciben interiormente como del sexo contrario al
cariotípico con independencia de si les atraen sexual-mente los hombres, las mujeres,
ambos o ninguno. Esto no significa que en la práctica clínica no haya a veces problemas
para diferenciar ambos conceptos, que pueden ser confundidos, incluso por el propio sujeto,
que durante una etapa de su vida tal vez haya creído ser homosexual o viceversa
(Garaizabal, 2003).
Sin dejar a un lado, se debería mencionar el género como concepto que se utiliza con
frecuencia al hablar de transexualidad. De hecho, se suelen utilizar los conceptos identidad
de género e identidad sexual como sinónimos (incluso las unidades de tratamiento se suelen
denominar "de identidad género") pero verdaderamente no lo son. Cuando nos referimos a
género hablamos de conductas observables de un sujeto, así como a las que la sociedad
espera que dicho sujete realice. Estas expectativas sociales de género se diferencian en
función del agrupamiento de la persona a un sexo. El género es una construcción social.
Cuando decimos identidad de género nos estamos haciendo alusión al compuesto de
conductas que la persona misma realiza o anhela realizar (incluyendo conductas motoras,
pero también pensamientos y emociones) en relación de su integración a un género. La
identidad de género es una construcción psicológica con relación del género. (Rodríguez
Molina J.M., Asenjo Araque N., Becerra Fernández, Lucio Pérez. M.J., 2015)
En México, las personas transexuales (PTS) son fuertemente discriminadas y refieren a los
servicios de salud como uno de los lugares donde más son cercanas a este tipo de actitudes
discriminatorias. En Argentina, se reportar prácticas de similitud adoptadas por médicos,
enfermeras, psicólogos, asi como personal administrativo. El trans Murder Monitoring
reporto 295 homicidios a individuos trans, publicados en 33 países entre el 1 de octubre de
2015 y 30 de septiembre del 2016, la gran parte de los mencionados pertenecen a Brasil
contando con 123 casos y, ocupando el segundo lugar, México con 52 casos, asi como
también México es el país con la cuarta tasa más alta de transexualismo en América (2,2
por millón de habitantes).
La medicina sigue teniendo en cuenta la transexualidad como una patología y propone una
serie de intervenciones para adecuar la corporalidad a la identidad de género que se designa
a la readecuación sexogenérica. La Clínica Especializada Condesa es la única instancia
pública que ofrece estos servicios, forma parte de la Secretaría de Salud de la Ciudad de
México, es una acción gubernamental sin precedentes en el país y forma parte de recientes
reivindicaciones a los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis,
transgénero e intersexuales (LGBTTTI).
Entre los principales problemas de salud de la población trans se han identificado altos
niveles de exposición a violencia verbal, emocional y física, incluyendo el homicidio.
Diversos estudios documentan cómo influye el rechazo social en la salud de LGBTTTI,
otros analizan el papel que la medicina científica ha tenido en la patologización de prácticas
no heterosexuales, planteando una relación entre esta, el rechazo social y la
estigmatización. Otros análisis desarrollan el carácter de construcción social del género y la
imposición de un esquema heterosexual que determina las relaciones sociales, la identidad
y la subjetividad. En ese sentido, la identidad trans resulta paradigmática en una cultura
binaria del género y su análisis es susceptible de aportar conocimiento sobre la relación
entre sexualidad y salud, para lo cual se requiere de un abordaje. (Granados Cosme
J.Granados. A., Hernández Ramírez P.A., Olvera Muñoz O.A.,2017)
Uno de los primeros en usar el término transexual fue Magnus Hirschfelden en 1910,
refiriéndolo al caso de un paciente que lo identifico como “transexual psíquico”. El médico
alemán plasmo en su obra la diversidad que podría encontrarse en las prácticas de tipo
homosexual, y a la vez, condenar la aparente homogeneidad causal de los llamados (en
aquel entonces) “actos contra la naturaleza” En el contexto histórico en que surgió la
primera sexología con personajes como Krafft-Ebing, el Código Imperial de 1870 reprimía
con extrema crueldad las sexualidades no heterosexuales. En relación a lo que argumentaba
la en desarrollo sexología, si no hay actos contra la naturaleza es porque la naturaleza está
en todas partes, incluso en sus manifestaciones mórbidas, se trata de “impulsos
irrefrenables” y, por lo tanto, inimputables por la justicia penal. No es de sorprendernos que
Hirschfelden fuera un colega muy apreciado por Freud y estuviese vinculado con los
miembros fundadores del Instituto Psicoanalítico de Berlín en 1920.
Por su parte, Stoller desarrollará junto a Garfinkel varios de sus trabajos en Stanford,
fundando luego en Los Ángeles la Gender Identity Research Clinic (Universidad de
California). Esta línea de trabajos se ubicará más cercana al campo psi, implementando las
primeras terapias para personas transgénero y consiguiendo una aparentemente clara
distinción entre sexo biológico y género psicosocial. El paso siguiente al estudio de los
papeles sexuales, fueron los estudios de género. Numerosos autores y autoras, han
destacado la importancia del concepto de género, como una de los aportes más interesantes
del pensamiento del siglo XX planteando que es una herramienta crítica que permitió
trascender el terreno biológico en la determinación de las diferencias y habilitó lecturas
histórico-sociales, culturales y políticas del sexo/genero. (Morel, 2002)
Bibliografía.
Numero de preguntas: 15
Los sexólogos consideran la Escala de Kinsey como una de las teorías más útiles a la hora
de crear un mapa acerca de la sexualidad humana, aunque otros la describen como
demasiado restrictiva.
La Escala de Kinsey va del 0 al 6, siendo los extremos los llamados absolutos, pero en el
medio existen otros matices de la sexualidad humana.
0: Exclusivamente heterosexual
6: Exclusivamente homosexual