Mariposa Del Aire
Mariposa Del Aire
Mariposa Del Aire
Nadie sabía por qué Elisa se alejaba de la gente. Tampoco sabía por qué
no hablaba.
Un día todos los niños fueron de excursión. Elisa estaba muy molesta,
pero no tuvo más remedio que ir. Se sentó sola en el autobús y no dejó
de mirar por la ventana durante todo el camino.
Fueron a una granja. Allí vieron muchos animales, les dieron de comer e
incluso pudieron acariciar a alguno. Ordenaron una vaca, recogieron
huevos e hicieron otras muchas cosas interesante. Elisa, como era de
esperar, ni se acercó.
-Yo iré -dijo uno de los trabajadores de la granja, que estaba con ellos-.
No os preocupéis. Es la niña que no quería acercarse ni contestaba
cuando le hablaba alguien, ¿cierto?
Elisa no dijo nada, en todo el rato que estuvieron esperando. Cuando por
fin pudieron salir, Elisa fue con su acompañante a buscar a los demás.
Cuando llegó todos los niños estaban ya fuera del establo.
Elisa no sabía qué hacer. Estaba un poco agobiada con tanto abrazo.
Tímidamente, consiguió decir:
-¿Por qué? -dijo la maestra-. Todos te dejan espacio porque parece que
quieres estar sola.
-No quiero estar sola -dijo Elisa-. Mi madre dice que soy muy tímida.
Desde entonces Elisa siempre tiene alguien con ella. Aunque le cuesta,
se esfuerza por estar con los demás. Y como todos saben lo que le pasa,
procuran tratarla con cariño y dulzura. Y así Elisa nunca volvió a estar
sola.