Vocacional 4. El Religioso, Seguidor..

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TEMA 4: EL RELIGIOSO, SEGUIDOR DE CRISTO EN EL CORAZON DEL MUNDO

1. OBJETIVO
- Conocer la identidad y misión de los religiosos(as).

2. DESARROLLO DE LA REUNION

2.1. DINAMICA: TESTIMONIOS DE VIDA RELIGIOSA


Se invita a dos o tres religiosos(as) para que den testimonio de su vida religiosa siguiendo este esquema:

¿Por qué escogieron esta vocación?


¿Cómo definen la vida religiosa? ¿Qué es?
¿Qué ha significado la vocación religiosa en sus vidas?
¿Qué es lo que hacen?
¿Qué dificultades han tenido?
¿Qué espera el mundo de los religiosos?

2.2. CHARLA: "IDENTIDAD Y MISION DE LOS RELIGIOSOS"

- Todos nosotros hemos visto en .los colegios. en los hospitales o en la calle a las Hermanas religiosas ("monjitas'1. También sabemos o hemos
escuchado que tal sacerdote es "jesuita", "franciscano" o "Javeriano" Todos ellos tienen algo en común: han sido llamados por Dios a la vida
religiosa.

- Vamos a preguntarnos en esta charla qué es la vida religiosa, quiénes son los religiosos y cuál es su misión en la Iglesia y en el mundo.

A. SEGUIMIENTO RADICAL DE CRISTO

- El origen y la fuente de la vida religiosa es Jesús: su causa -el Reino de Dios-, su encarnación, su pobreza, sus palabras, sus hechos, su vida...
Por eso el Concilio Vaticano 11 dice que "la norma última de la vida religiosa es el seguimiento de Cristo tal como se propone en el Evangelio"
(PC 2).

- Los religiosos, por tanto, son las personas que se comprometen a seguir radicalmente a Cristo, se asemejan a El y se consagran totalmente a su
servicio. Los religiosos actualizan en la Iglesia y en el mundo el modo de vivir de Jesucristo.

- Los religiosos manifiestan su seguimiento a Jesús mediante los votos públicos de pobreza, castidad y obediencia. Estos votos son tres mane. ras
concretas de comprometerse a vivir como Cristo vivió: pobre, casto y obediente

B. LA VIDA EN COMUNIDAD

- Los religiosos siguen a Cristo viviendo en comunidad. Desde el punto de vista jurídico los votos públicos y la vida comunitaria constituyen la vida
religiosa.

- La vida en comunidad no se reduce a vivir en la misma casa y tener una disciplina común. Es, sobre todo, una vida en comunión o, mejor dicho,
una comunión en fraternidad que implica profundas relaciones interpersonales: respeto, confianza, colaboración, generosidad, donación, etc.

- La vida en comunidad de los religiosos, entendida en último término como comunión de todos y cada uno con Jesús y en Jesús, es un testimonio
visible del Reino de Cristo, una experiencia viva de Iglesia y una respuesta a los anhelos más profundos del hombre de hoy.

C. AL SERVICIO DE LA MISION DE LA IGLESIA

- Los religiosos participan de una forma particular en la misión de la Iglesia, ya que la opción de vivir para Cristo se convierte en una opción de vivir
para la Iglesia:

"Pero como los consejos evangélicos, mediante la caridad hacia la que impulsan, unen especialmente con la Iglesia y con su ministerio a quienes los
practican, es necesario que la vida espiritual de estos se consagre también al provecho de la Iglesia. De aquí nace el deber de trabajar según las
fuerzas y según la forma de la propia vocación, sea con la oración, sea también con el ministerio apostólico, para que el Reino de Cristo se
asiente y consolide en las almas y para di/atarlo por todo el mundo" (LG 44).

San Juan Bautista/Pastoral Juvenil/Programa de Educación en la Fe/Dimension Vocacional


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- La participación de los religiosos en la misión de la Iglesia adopta distintas formas según el carisma propio de cada instituto: educación, medios
de comunicación social, asistencia a los pobres, enfermos, misiones, catequesis, etc.

D. EN EL MUNDO SIN. SER DEL MUNDO

- Los religiosos han de imitar y revivir la existencia histórica de Cristo: inserto en el mundo, viviendo para el mundo, pero sin ser del mundo.

- Insertados en el mundo, los religiosos comparten las necesidades y esperanzas de todos los hombres. Desde su peculiar estado de vida y con la
fuerza del Evangelio han de luchar por la justicia, por los derechos humanos, por la libertad, por los pobres y oprimidos..

"(Los religiosos) acompañan a los que sufren por la injusticia, por la carencia del sentido profundo de la existencia humana y por el hambre de paz,
verdad y vida. De este modo... tienen como privilegiados a los pobres, predilectos del Señor" (Puebla 743)

"Por su experiencia testimonial, la vida religiosa 'ha de ser siempre evangelizadora para que los necesitados de la luz de la fe acojan con gozo la
Palabra de salvación; para que los pobres y los más olvidados sientan la cercanía de la solidaridad fraterna; para que los marginados y los aban -
donados experimenten el amor de Cristo; para que los que sin voz se sientan escuchados; para que los tratados injustamente hallen defensa y
ayuda' (Juan Pablo /1, Homilía en la Catedral de Santo Domingo, IO.X.92)" (Santo Domingo 85).

NOS COMPROMETEMOS

2.3. COMPROMISOS
¿A qué nos compromete el tema que hemos reflexionado hoy?

3. MATERIALES COMPLEMENTARIOS

3.1. PLEGARIA

Dios, Padre nuestro, en todos los pueblos y religiones has suscitado hombres y mujeres que han vivido en radicalidad la experiencia de tu presencia, y _n
Jesús nos has hecho la llamada perfecta a una entrega radical a la causa del reino.

Te damos gracias porque a lo largo y ancho de la historia nunca ha faltado el testimonio de estos' hombres y mujeres radicales, la denuncia de su profecía,
la fortaleza de su lucha, la confianza de su esperanza, la pasión de su amor a la utopía.

Nos mantenemos en la confianza de que, por caminos siempre nuevos, no dejarás que falten nunca ni en tu iglesia ni en el mundo. Por J.n.S.

3.2. ¿QUE PIDE NUESTRO MUNDO A LOS RELIGIOSOS?

A. AUTENTICIDAD HUMANA

Ante todo, y fundamentalmente, el mundo pide al religioso que sea verdadero hombre, verdadera mujer. Que el profesional de la integridad del Evangelio
recuerde siempre que no por darse a Dios ha de abdicar de su condición humana, antes ha de potenciarla, porque la trascendencia de la opción asumida
exige plena madurez y vigor humanos. Concretamente desea ver en los conventos y en la calle hombres/mujeres veraces, sinceros, honestos, nobles,
sociables, equilibrados, con sentido de la responsabilidad, de la justicia, de la solidaridad social, y competentes en su respectiva actividad...

B. AUTENTICIDAD RELIGIOSA

El mundo actual pide rabiosamente al religioso autenticidad religiosa. Coherencia de lo que dice profesar con los gastos reales de su persona: con sus
comportamientos y actitudes. Quien hace profesión de pobre, que vista como pobre, que se alimente como pobre, que tenga casa pobre, que se relacione
con los pobres, que muestre sensibilidad ante los más necesitados. Quien predica las excelencias de la castidad que no guste de chistes verdes ni de
miradas o gestos equívocos con el sexo opuesto, y no sea visto por puro pasatiempo en películas inadecuadas. Quien hace loas de la humildad del
Evangelio, que no ceda a la soberbia, a la altivez, a la afectación, al exhibicionismo. Quien se dice llamado a manifestar la caridad de Cristo, que no humille
a nadie y acoja al más miserable. Quien acentúa las excelencias de la vida de entrega a Dios y al hombre, no aparezca falto de alegría, de contento, del
optimismo satisfecho que da el hallarse uno en el sitio en que "puede realizarse".

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Consecuente consigo, el mundo nos pide un estilo religioso, un modo de pensar, de sentir y de hablar cristiano y religioso. No quiere decirse que el religioso
-la religiosa- hable sólo de Dios y de espiritualidad es, que mencione continuamente al Señor, el cielo, las Santas Reglas... Sino que al hablarse de
cualquier cosa -del tiempo, de los sucesos de hoyo de ayer, de temas políticos, sociales, económicos o deportivos de infortunios o cata clismos-, sus
reflexiones y ocurrencias reflejen una mentalidad, una sensibilidad y unos criterios de sustrato evangélico. Esto será "evangelizar la vida profana", difundir
espíritu de Cristo, sin predicar, pero con fuerza seductora. Y dar la imagen genuina. La incoherencia de la vida destruye cuanto pretenda construir la
profesión.

C. COMPROMISO INTERHUMANO

Asimismo, el mundo actual pide al religioso que se haga paladín decidido de los valores a que hoy aspira el hombre moderno: la autenticidad y la verdad, la
justicia, la liberación y la libertad, la corresponsabilidad, la lucha por el hombre, por su dignidad y sus derechos y por la paz..Y quiero que el religioso no
sólo se haga vocero de tales valores, sino que se encarne efectivamente, con acción directa, en los esfuerzos, luchas y tareas del ciudadano que vive a su
lado, para llevar a cabo el proyecto de un futuro más humano.

No gusta al hombre de hoy ver al religioso ajeno al mundo, confinado en su monasterio, ensimismado en su pietismo y en su tarea de iglesia. Lo quiere
cerca de sí, copatícipe de sus anhelos, sus esperanzas y dolores y comprometido en la solución de sus problemas.

Pero si el pueblo nos quiere cerca, y necesita sentirnos como hermanos y amigos, "nos quiere distintos: siente la necesidad de percibir a Dios en nosotros y
experimentar paz, alegría y esperanza" (Mons. Pironio).

"En el mundo, sin ser del mundo" suena el lema que puede definir nuestra bipolar actitud. Pero entendámoslo bien. Estamos en el mundo, dentro de la
sociedad de los hombres, aun físicamente, porque -salvo los contemplativos claustrales- no hemos de enclaustrarnos en nuestros conventos o Hemos de
sentirnos -y ser- del mundo por conllevar en nuestra existencia "los gozos y las esperanzas, las tristezas y. las angustias" de nuestros contemporáneos;
porque "nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en nuestro corazon" (GS 1); porque combinamos nuestros esfuerzos con los de nuestros
hermanos del mundo para la total promoción del hombre.
Pero "no somos del mundo" -ni hemos de serlo- por el estilo de nuestra vida, por la mentalidad secularizada, por el lenguaje libre, por la mirada liviana, por
la conversación picaresca, por la ética utilitaria, por los trucos y disimulos, por la afición al dinero y al confort de la vida, por el servicio interesado. Ni por los
aforismos vulgares carentes de finura ética.
Hemos de reflejar, como siempre, aquí también, la imagen de Cristo Jesús, que vivió y conversó con los hombres, pero nunca dio nota alguna de
mundanidad. Quizá los religiosos prestamos muchas veces una imagen con rostro muy diverso al de Jesús: no somos del mundo por desinteresar nos de
sus problemas, y somos del mundo por una mentalidad y unas aficiones del todo mundanas.
(G.G. DORADO, Religioso y cristiano hoy)

3.3. LA VIDA RELIGIOSA EN EL "NUEVO CATECISMO"

Nacida en Oriente en los primeros siglos del cristianismo y vivida en los institutos canónica mente erigidos por la Iglesia, la vida religiosa se distingue de las
otras formas de vida consagrada por el aspecto cultual, la profesión pública de los consejos evangélicos, la vida fraterna llevada en común, y por el
testimonio dado de la unión de Cristo y de la Iglesia.

La vida religiosa nace del misterio de la Iglesia. Es un don que la Iglesia recibe de su Señor y que ofrece como un estado de vida estable al fiel llamado por
Dios a la profesión de los consejos. Así la Iglesia puede a la vez manifestar a Cristo y reconocerse como Esposa del Salvador. La vida religiosa está
invitada a significar. bajo estas diversas formas, la caridad misma de Dios, en el lenguaje de nuestro tiempo.

... Los miembros de estos institutos participan en la tarea de evangelización de la Iglesia, "en el mundo y desde el mundo", donde su presencia obra a la
manera de un "fermento" (PC 11). Su "testimonio de vida cristiana" mira a "ordenar según Dios las realidades temporales y a penetrar el mundo con la
fuerza del Evangelio". Mediante vínculos sagrados, asumen los consejos evangélicos y observan entre sí la comunión y la fraternidad propias de su "modo
de vida secular" (CIC 713).

(Catecismo de la Iglesia Católica 925, 926 Y 929).

Texto propiedad de:


Un proceso de Formación para los Grupos Juveniles 3
Javier González Ramírez
Editorial San Pablo

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Este texto sólo puede ser utilizado para fines de formación juvenil. Se prohíbe el uso lucrativo con cualquier contenido de este material.

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