EMDR y Procesamiento Emocional - Anabel Gonzalez
EMDR y Procesamiento Emocional - Anabel Gonzalez
EMDR y Procesamiento Emocional - Anabel Gonzalez
Anabel González
Anabel González
iv
DEDICATORIA
CONTENIDO
Prólogo 1
Anexo 399
Referencias 411
AGRADECIMIENTOS
Para Mabel, Paloma, Lucía y Adriana, por su contribución dar forma a este
texto.
Prólogo
Cuando leí el libro por primera vez pensé que era como presenciar una
charla o una supervisión de Anabel durante horas y horas. Según avanzaban
los párrafos reconocía su estilo, su forma de concebir la patología, sus
modos de aproximarse a los pacientes, su saber hacer. Me resultó por
encima de todo un libro honesto, sin artificios, sin falsas promesas y sin
simplificación. Anabel es eminentemente ecléctica, crítica y práctica, y
sintetiza contribuciones de diversos modelos teóricos. Tiene la capacidad de
traducir horas y horas de lectura de los textos más complejos de la
neurobiología en un capítulo de carácter claramente clínico lleno de
consejos terapéuticos y "perlitas" a la hora de conceptualizar un caso. Su
enfoque es siempre integrador, realizando propuestas que incluyen
concepciones netamente neurobiológicas o evolutivas, aportando también
una visión del ser humano desde su carácter corpóreo (no tenemos un
cuerpo, sino que somos cuerpo), pasando por el mundo de las emociones y
su regulación y llegando, sin escatimar, a la profundización en el psiquismo
del individuo o en el carácter sistémico de las cuestiones a abordar. Este
libro es por tanto tan multidimensional como lo es el ser humano: cuerpo,
mente y emoción, por un lado; individuo, miembro de la familia y
participante social, por otro. De tal modo, aunque el objeto de estudio es el
mundo emocional, la autora no deja atrás la atención al cuerpo ni la revisión
de los casos atendiendo a las cogniciones que bloquean el procesamiento
(con su origen biográfico siempre detrás).
Pues bien, llegados a este punto y con el permiso del lector, creo que vale la
pena parar y recordar algunas ideas en tomo a las emociones y su papel en
la psicoterapia. Mucho se ha escrito sobre la definición y conceptualización
de la emoción, surgiendo modelos incluso contrapuestos para explicar su
naturaleza. Sin ánimo de realizar una revisión profunda del asunto podemos
resumir que existen dos visiones, aquella que considera a las emociones
como fenómenos emergentes (es decir, que surgen de forma automática tras
un estímulo determinado, como fruto de un estado corporal y neural
concreto) y la que las considera un constructo (fruto del aprendizaje
anterior, que las dota de significación y valor subjetivo). En el primer caso,
diríamos que no decidimos las emociones que sentimos, y que lo único que
podremos hacer es modular lo que hacemos con ellas. En el segundo caso,
haríamos más hincapié en cómo lo que nos decimos a nosotros mismos y
nuestras experiencias previas condicionan una vivencia emocional
determinada ante un estímulo X. En cualquiera de los dos casos, a la hora
de regular la vivencia de ciertas emociones (o sus respuestas conductuales
asociadas) no nos queda más remedio que aludir a los componentes
emocionales que sí son modificables: desde la atención a las emociones, la
identificación de las mismas, la atribución de agencia y significado, y la
conducta que ponemos en marcha tras ellas. Regular las
Por último, no quisiera cerrar este prólogo sin hacer una pequeña reflexión
en torno a un tema fundamental que Anabel González introduce y que, tal y
como refiere, "daría para un libro". Se trata de la función del terapeuta
dentro del proceso. Ya he adelantado algo cuando me refería al terapeuta
como regulador externo (interpersonal) de los estados emocionales del
paciente, pero la cuestión es más profunda. El terapeuta no solo puede
promover una regulación sana y ayudar a la persona a entrenarse en dicha
regulación diádica, sino que también puede ser un disparador de malestar en
el paciente. Aun teniendo la actitud más cuidadosa del mundo, el mero
hecho de que alguien esté presenciando sus reacciones emocionales puede
ser en sí mismo un disparador de angustia. Por otro lado, EMDR no está
exento de los tradicionales procesos de transferencia y contratransferencia
(por poco que me gusten dichos términos) que genera cualquier
psicoterapia. En este sentido, cuanto más "trabajado" esté un terapeuta,
mejor compañero de viaje será para el paciente. El terapeuta que conoce sus
limitaciones sabe hasta dónde puede acompañar y hasta donde no, avanza
no solo cuando el paciente está preparado, sino también cuando el propio
terapeuta puede abordar el tema en cuestión. El terapeuta que ha
profundizado en su propia historia biográfica, puede identificar cómo van a
influirle las diferentes dianas a trabajar con el paciente y a menudo podrá
anticipar si va a poder estar emocionalmente disponible para el paciente
(tratar una diana que produzca desconexión o activación excesiva en el
terapeuta puede ser retraumatizante para el paciente). El terapeuta que trae
consigo un trabajo personal sabe lo que es enfrentarse a lo que da miedo, y
entiende que la evitación de los pacientes no es caprichosa, ni algo para
fastidiar al de enfrente. Aprende a poner los límites necesarios que permitan
su propio autocuidado y modela el del paciente. Y aun así... el camino es
arduo y difícil, igual que nutritivo y reconfortante.
Capítulo 1
Aunque, como vemos, la emoción es uno de entre varios elementos con los
que se trabaja en EMDR, las emociones tienen también mucho que ver con
las razones por las cuales determinados recuerdos no pueden ser
procesados. Sabemos que la emoción potencia la consolidación de los
estímulos (Putman et al., 2004; Roozendaal, 2000), a través de la secreción
de hormonas del estrés como la adrenalina y el cortisol, que llevan a una
activación noradrenérgica en la amígdala (McGaugh, 2006), lo que a su vez
modula regiones como el hipocampo. Además, las experiencias que nos
generan emociones abrumadoras e inmanejables son las que suponen
mayores desafíos para nuestro sistema de procesamiento, y muchas de ellas
pueden no llegar a elaborarse por completo incluso después de años de
haberse producido. Veremos más adelante los complejos matices que el área
de las emociones introduce en el trabajo con trauma, y en particular con
EMDR.
P: Me veo sola con una luz blanca (la paciente se muestra realmente
extrañada de lo que está viendo, indicando que no se trata de un proceso
dirigido). Tengo esa imagen.
T: Y con ese recuerdo, tal como lo ves ahora, ¿cuánta perturbación notas?
Estos cambios, en los cuales vemos que la imagen se vuelve más borrosa,
más distante o incluso resulta difícil acceder a ella, mientras la persona va
experimentando una disminución gradual de la perturbación, son frecuentes
en las sesiones de EMDR. Sin embargo, como puede observarse en la
sesión, el efecto que se produce va más allá. Cambia el contenido del
recuerdo y, sobre todo, cambia su significado. Esto que en muchos
Hayes et al. (2007) señalan también que, para poder valorar su significación
clínica, los investigadores han de elaborar un modelo de procesamiento
emocional momento a momento que abarque todo el tratamiento,
incluyendo lo que ocurre en la sesión. Welling (2012) propone tener en
cuenta la secuencia de transformación emocional como un principio común
de cambio en psicoterapia, articulando desde esta base las intervenciones en
distintos modelos de terapia, aunque señala que cuando existe evitación o
no reconocimiento de determinadas emociones tiene más sentido la
exposición. Este análisis de procesos ha ocupado poco espacio en la
literatura sobre terapia EMDR, en la que predominan las hipótesis sobre lo
que la estimulación bilateral activa o desencadena y por qué. A nivel de
procedimientos, la terapia EMDR se ha centrado en la definición y análisis
de protocolos. Dado que la intervención terapéutica con EMDR en el TEPT
se ha estructurado como un protocolo en ocho fases (Shapiro, 1996, 2018),
parece que cualquier autor que se precie ha de definir un protocolo con
nombre propio si quiere que su propuesta sea considerada legítima, y se
utilice como herramienta terapéutica. Llegados a este punto, para que el
lector no se llame a engaño con este libro, creo necesaria una declaración de
intenciones por mi parte: este no va a ser un libro de protocolos. De hecho,
creo que ya tenemos demasiados, y que pese a su utilidad sobre todo a
efectos de investigación, han generado importantes efectos secundarios en
la comunidad de terapeutas EMDR. Como supervisora he visto cómo
muchos compañeros que reciben a un paciente nuevo con una problemática
X, se plantean como primera pregunta si hay un protocolo para esto.
Trabajar de este modo supone en mi opinión una simplificación extrema de
lo que es una psicoterapia y, lo que es peor, nos aparta del elemento esencial
que es entender el caso desde la perspectiva de EMDR. En otras palabras, el
protocolo no nos deja ver al paciente. Además, este estilo pragmático lleva
implícita la creencia errónea de que la psicoterapia se reduce a la aplicación
de recetas y que, si tenemos un catálogo de técnicas suficientemente diverso
y variado, podremos resolver todos los problemas. Esta creencia es muy
destructiva para el terapeuta, que se ve abocado a hacer cursos sin parar de
toda cuanta intervención mágica aparezca en el mercado - que siempre
promete resolver lo que todas las demás técnicas no han conseguido - y a
aprender todo abordaje terapéutico que afirme ser más eficaz que sus
competidores. La consecuencia de esta bulimia formativa -aparte del
consumo de tiempo y dinero - no suele ser la sabiduría, sino el incremento
de la creencia de "nunca es suficiente". Por muy eficaces que sean las
técnicas aprendidas - muchas pueden ser útiles en momentos puntuales -
nada sustituye a la comprensión en profundidad del modelo central con el
que trabajamos y del ser humano único que tenemos delante. Por ello creo
firmemente en el análisis de los procesos en psicoterapia, y que necesitamos
trabajar más en ello desde el paradigma de EMDR. Las intervenciones que
propongo tendrán así que ver con entender las características del sistema de
cada paciente, en concreto su modo de procesar las emociones y las
situaciones que se van desarrollando en la sesión y entre sesiones.
Durante muchos años el campo de la emoción fue menos estudiado por las
dificultades que suponía traducir las emociones a mediciones concretas. Sin
embargo, en las últimas décadas, cada vez más estudios han abordado
diversos aspectos de la emoción. En los años 60 se empezaron a integrar las
emociones en el marco cognitivo (Deak, 2011). Amold (1960) y Lazaros
(1966) desarrollaron el concepto de valoración (appraisal) y empezaron a
diferenciarse los elementos que producían una respuesta positiva, aversiva o
neutra, en base a la respuesta emocional que generaban. Las emociones
pasan así a verse como sensores para interpretar lo que ocurre a nuestro
alrededor. Más tarde Schachter y Singer (1962) hablarán de las emociones
como una interacción entre esta valoración cognitiva y la activación
(arousal) fisiológica, incorporando así lo corporal a la ecuación. Más
adelante se desarrollarán diversas teorías en las que el procesamiento
emocional juega un papel fundamental (Damasio, 1994; Davidson, 1995;
LeDoux, 1996; Panksepp, 1998) y las nuevas técnicas de neuroimagen han
permitido que nos aproximemos a las bases neurales de la emoción.
Damasio (1994) ha destacado el papel de la emoción en los procesos de
toma de decisiones. Ya Lazarus (1991) señalaba que la emoción no
informaba solo
de si un estímulo era o no relevante para el individuo, sino que tenía que ver
con saber qué hacer ante esa situación. La emoción es esencial para
entender la acción (Zhu y Thagard, 2002), y puede entenderse como algo
que se practica y se aprende en el contexto social (Scheer, 2012).
Mindfulness Rumiación
adentro" afuera"
Aceptación Ejercicio
Distracción Comida
Actividades sociales
Naragon-Gainey et al. (2017) analizan los factores subyacentes a los
distintos estudios, basados a su vez en diferentes modelos, y consideran que
los mecanismos disfuncionales más relevantes son la desconexión y la
perseverarían cognitiva aversiva. Los mecanismos funcionales principales
serían según estos autores la implicación adaptativa y la tolerancia al
malestar - relacionada con bajo nivel de pensamientos negativos repetitivos
y evitación experiencial - y altos niveles de aceptación y mindfulness.
Traduciendo estos conceptos a situaciones clínicas, veremos en los distintos
capítulos el manejo de los pacientes que desconectan de lo que sienten o
que le dan vueltas sin parar, así de como los que evitan sus emociones.
Capítulo 3
Capítulo 3
Sin embargo, los problemas en la regulación emocional van mucho más allá
de la presencia de emociones intensas que el paciente no tolera o no es
capaz de calmar. La regulación de las emociones dista de ser un fenómeno
simple, y se necesita un paradigma conceptual más amplio para abarcarlo.
En las últimas décadas se han estudiado diversos aspectos relacionados con
la emoción, partiendo desde áreas del conocimiento muy variadas, como la
investigación de interacción cerebro-cuerpo, la neurobiología y la
neurodenda cognitíva. Uno de los intereses de este libro es integrar esta
informadón en el modelo EMDR y en la práctica dínica.
Paciente: Tengo mucho cuidado con la gente, pero creo que es porque soy
muy sensible, lo siento todo mucho. Mi madre me dice, "tienes un corazón
que no te cabe en el pecho, eres demasiado sensible a todo lo malo". Pero es
no solo lo malo, puede que como de mí no se preocuparon, yo quiero
demasiado a los demás, me preocupo demasiado. Yo creo que mi problema
reside en eso, no se controlar las emociones.
Vemos aquí que la paciente se está juzgando porque le haya pasado lo que
le pasó. No se está mirando con comprensión. Su terapeuta intenta
preguntarle por otras emociones para ampliar un poco el foco.
T: ¿Y aparte de rabia?
T: ¿Qué te viene?
P: Esa imagen.
P: Sí...
EB.
T: ¿Qué te viene?
EB.
EB.
T: ¿Qué te viene?
¿Qué ha pasado aquí? Aparece vergüenza, una emoción que muchas veces
es difícil, y luego tristeza, una emoción que como hemos visto no parece
haber sido validada y acompañada por la madre. El cambio parece muy
repentino para que esa emoción se haya procesado por completo, en una
sesión productiva de EMDR el paciente puede ir cambiando de emoción, o
de intensidad, pero esto no ocurre en milisegundos. Cuando esto es así, es
muy probable que se esté poniendo en marcha un sistema de regulación
disfuncional. Conociendo el estilo habitual de la paciente, que habremos
explorado en la fase 1, podemos entender estos cambios y ponerlos en
contexto. La paciente sale de la tristeza hacia la rabia, una emoción que está
siempre muy presente en ella, y que a la vez rechaza. El enfado no sale para
fuera, no se enfada con el novio por darle una bofetada, se enfada consigo
misma. Esto también tiene que ver con su necesidad de protección y su
sensación de ser incapaz de protegerse. Una rabia bien gestionada nos
ayuda a sentir que nos podemos proteger, en su versión más saludable, la
rabia nos lleva a sentirnos molestos y a ponemos firmes. Pero en esta
paciente, por muchas veces que aparezca esta emoción, y por muy intensa
que sea, no cumple su función protectora.
EB.
T: ¿Qué te viene?
EB.
EB.
EB.
T (ve que le cuesta seguir los movimientos oculares): Deja que tu cabeza
vaya sola.
P: Es que me cuesta.
T: No pasa nada.
EB.
EB.
T: ¿Y ahora?
EB.
P: En el corazón.
T: EB.
Vemos que la paciente repite mucho esta frase. No se permite sentir lo que
siente, está siempre preguntándose cuáles son las emociones que se supone
que tiene que sentir. Ninguno de sus padres de pequeña, ni tampoco muchas
de sus relaciones de pareja posteriores, fueron capaces de reconocer sus
emociones, validarlas y darle una imagen reguladora. Si el terapeuta en este
momento es capaz de hacer esto, estará introduciendo una información
esencial para el sistema. Esto es lo que podríamos denominar un entretejido
regulador.
P: Pues la vergüenza.
EB.
EB.
T: EB.
P: Me viene que no soy capaz de dejar a esa niña atrás. En mi vida general
sigo siendo una niña, como que ella está muy presente en mí.
T: EB.
EB.
EB.
EB.
EB.
P: Quizás en el pecho.
T. EB.
EB.
P: Un poco tensa.
EB.
P: Tristeza (llora).
P: Sentimiento de ausencia.
EB.
EB.
P: Una imagen que tengo con mi tía.
EB.
EB.
P: Calma.
EB.
P: Mucha calma.
una forma mucho mejor de terminar una sesión incompleta que llevar a esta
paciente a un lugar seguro, que había tenido muchas dificultades para
instalar.
sintónica
deja ayudar, ayudar, relación
con
complace,
terapéutica
oculta, rechaza.
expresa su malestar
claramente, se siente Exploración
el paciente Mostrarse o
cómodo con el conexión entre la
confiar funciona
terapeuta relación y la
como un
historia
disparador
Exploración Relata No conecta, Ayudar a entender
de
la emoción
espontáneamente minimiza, evita las raíces del
y
todo lo
relacionado con
sus emociones y la emoción funcionamiento
sus entiende la relación emocional y sus
dinámicas con el pasado y el No entiende la disparadores
presente conexión presentes
emoción-
disparadores
No soporta
Aceptar Se permite sentir Entender el
sentir
en ellas sin
ellas autocuidado y
tratar
de regularlas autorreguladón
Accede al No nota nada
Interrumpir Identificar las
recuerdo al
recuerdo o
interfieren en necesidad de regulación
"no le
viene nada"
el acceso , intervenciones patológicas y
en
fase 4.
adicionales plantear
Estrategias
de regulación estrategias
emociones mismo" o
respuesta (regulación
que surgen
cambian las emocional, emociones intema)
que
adaptativas diádica)
espontáneos en
y reflexión literal, escasa cognitivos,
el
el paciente
Nuevas mental
piensa
Anabel González
48
Capítulo 5
Veamos una entrevista a la madre de este chico, que explica en qué contexto
nació y creció, y cómo se fueron regulando desde niño sus distintos estados
emocionales.
cómo cumple con el guión de una "buena madre", pero centrado únicamente
en el cuidado material o instrumental. Nos indica también que la regulación
emocional que pudo hacer con este niño no fue buena, pero necesitamos
entender en más profundidad lo que ocurría.
M: Cuando tenía 9 meses me acuerdo de una sesión de fotos, que son los
cuadros que tengo en casa, pero tampoco tengo así... Yo trabajaba todo el
día en aquella época.
T: Haz una cosa, piensa en esas fotos. Quédate un minuto pensando en esas
fotos, ¿vale? Quédate notando la reacción emocional y la sensación que te
da pensar en esas fotos. ¿Qué te viene a la cabeza?
M: Me viene que no... Me viene que no fui buena madre (en este momento
se le humedecen los ojos y muestra una resonancia emocional concordante
con lo que está contando).
T: ¿Por qué?
M: Pues porque lo abandoné mucho.
M: No.
T: No notaste nada.
M: No porque estaba tan... Tenía una vida tan... Estaba tan cansada de
aguantar al padre, tan cansada, tan cansada que... No tenía...
Sin esta conexión, sin sensibilidad hacia el estado emocional del niño, no
podrá desarrollarse en éste un aprendizaje de la regulación emocional sana,
de modo que solo tendrá acceso a mecanismos reguladores disfuncionales.
T: Esa sensación de estar conectada que no tenías con él, ¿Tu recuerdas
haber sentido esa conexión de los demás hacia ti cuando eras pequeña, de
alguien?
M: No.
T: De tu madre...
M: Nunca.
M: Yo estaba contenta.
M: Sí.
T: Cuando estaba triste, se sentía mal (la paciente niega con la cabeza). Ahí
no podías...
M: No.
T: No estabas.
M: Yo nunca estuve.
T: ¿Y cuándo estabas?
T: ¿El se enfadaba alguna vez de pequeño? ¿Se portaba mal, tenía rabietas?
M:Sí.
M: Lo llevaba fatal.
T: Cuéntame un poquito.
M:Sí.
M: No.
M: Sí.
T: Ahora cierra los ojos y deja ir tu cabeza hacia atrás en el tiempo. Busca
la misma sensación a lo largo de tu vida, la primera vez que hayas notado
una sensación como esa, aunque la situación no se parezca en nada.
M: Malas.
T: Ponme un ejemplo.
M: Yo quería estar como una niña normal, poder salir con mis amigas y ella
no me dejaba.
T: ¿Y qué hacía?
Como vemos, son los ejemplos que pedimos al paciente y su descripción los
que nos dan más información sobre cómo sucedieron las cosas. Si
estuviésemos hablando con el chico, su relato espontáneo de sus
dificultades y de su infancia nos aportaría probablemente muy pocos datos.
Es muy posible que no tuviese conciencia de su dificultad para notar la
tristeza, y por tanto no podría explicamos que tiene ese problema. Su
tendencia a externalizar llevaría también a un relato de acontecimientos
externos, en el que faltaría una reflexión sobre su contribución a dichas
situaciones, así como de su proceso interno ante ellas.
Anabel González
Capítulo 6
En terapia, este paciente será complicado para trabajar, sobre todo cor, un
abordaje como EMDR, en el que la conexión con las emociones y
sensaciones asociadas a los recuerdos no procesados es importante a la hora
de explorar cuáles son las memorias más relevantes, y también cuando se
trate de acceder a ellas y procesarlas. Incluso la motivación para hacer
terapia puede ser escasa o no ir en la línea que el terapeuta le pueda
proponer. Puede acudir porque otro lo trae, como el adolescente que viene
obligado por su madre, pero que no quiere hablar de "tonterías" (el nombre
que muchos adolescentes dan a los sentimientos), o el marido al que arrastra
su mujer a consulta porque no se comunica emocionalmente con ella. Otras
veces el paciente quiere hacer terapia, pero sin tocar temas desagradables -
es decir, cualquier cosa asociada a emociones negativas - o quiere un
tratamiento que "le quite el malestar" o "le haga dormir de una vez".
Algo parecido puede pasar cuando los padres están siempre preocupados o
ansiosos. El niño necesita a un cuidador regulado, y cuando no lo está,
muchas veces se invierten los roles y el niño se dedica a calmar ul cuidador,
o se centra en que éste esté satisfecho, portándose bien y tratando de no dar
a sus padres "más quebraderos de cabeza". Cuando crezca, este niño llevará
consigo una creencia muy destructiva, pensará que es responsable de que
todo el mundo se sienta bien. Cuando tenga hijos se angustiará porque "no
les hace felices", y los motivos para hacer terapia vendrán del fracaso en
esta meta inalcanzable, o de la sobrecarga de todas las necesidades
insatisfechas que se le han quedado dentro a lo largo de su historia. Sin
embargo, es muy probable que estos pacientes no sean conscientes de que
ése es el problema, todo esto son cosas que los terapeutas apuntamos en
nuestras notas al margen.
Otro escenario temprano que puede tener que ver con esta tendencia a
dejarse llevar y quedarse durante tiempo en las emociones perturbadoras, es
haber crecido con figuras que presentaban esa tendencia a la desregulación
y que se tomaron como modelos de qué hacer - o de qué no hacer - con las
emociones. Ejemplos de esto serían cuidadores que entraban en estados de
abatimiento prolongados, dejaban que sus emociones se descontrolaran
delante de sus hijos, hacían comentarios de alta carga emocional como "me
vais a matar, acabáis conmigo", o incluso tenía gestos suicidas en presencia
de sus hijos. Las primeras plantillas de cómo se regula el malestar van a ser
estas, y desde ahí se configurarán los modelos internos. Probablemente se
genere una alta ambivalencia y contradicción, porque esos modelos son
poderosos y están muy presentes, pero a la vez, el individuo puede
rechazarlos intensamente debido al sufrimiento que éstas situaciones le
generaron. Además, este rechazo hacia las figuras de apego es muy difícil
para un niño, que no puede permitirse crecer y desarrollarse sin una figura
de apego con la que vincularse. Esto hace que estos modelos no puedan ser
cuestionados, pero tampoco integrados. La persona puede pasarse toda la
vida intentando no ser como esas figuras, pero cuando entra en ese registro
emocional concreto, se activa esa plantilla base. Todo el rechazo hacia esa
reacción, todo el empeño de no ser así, ha hecho que el individuo se
mantenga apartado de esa gama de afectos, pero a veces la vida nos pone
indefectiblemente frente a ellos, y cuando se activan, la persona se
encuentra sin ningún recurso para manejarlos. Curiosamente, acaba
reaccionando del último modo que querría hacerlo, se ve haciendo algo que
se había jurado que nunca haría. Esta sensación no ayuda a regular la
emoción que se está moviendo, sino que añade muchas emociones
secundarias y bloqueo (rabia o vergüenza contra uno mismo por reaccionar
así), con lo que es mucho más probable que la reacción se salga del control
Capítulo 7
Una vez que - con estas preguntas, las escalas y la observación directa -
tenemos una valoración del estilo de regulación del paciente, pasamos a
buscar información sobre dónde aprendió ese modo de modular sus
emociones. Sobre esta información se puede ir añadiendo un trabajo
psicoeducativo y distintos tipos de intervenciones. En este capítulo voy a
centrarme en describir la información que necesitamos extraer en cada
apartado.
Necesitamos saber cuáles fueron las personas con las que el paciente se
crio, y si vivió siempre con ellos o cambiaron en alguna época. Es
importante saber si se crio con ambos padres, con uno de ellos o con una
familia ampliada. También exploraremos si hubo cambios, separaciones o
periodos en los que variaron los cuidadores.
Las figuras reguladoras principales no son siempre los padres. Puede haber
figuras importantes en este sentido aparte de la familia, en ocasiones los
abuelos u otros parientes juegan un papel muy importante. A la hora de
recoger las características de estas figuras, hemos de ayudar al paciente a
seleccionar en cuáles centrar la entrevista. Si no lo hacemos, pueden
considerar como las figuras más relevantes a aquellas que fueron más
positivas a nivel afectivo. Sin embargo, si queremos entender la
desregulación del paciente, las figuras más negativas han sido las
referencias principales y han de ser exploradas en detalle.
contratados en alguna etapa. Nos interesa saber cuánto tiempo pasaba con
ellos. También preguntamos si estuvo alguna etapa de su vida en algún
internado o institución, y si fue adoptado o vivió con alguna familia de
acogida.
2) Regulación externa
Preguntamos cuál es el primer recuerdo que tiene con esa persona. Este
primer recuerdo que queda registrado y los detalles que lo componen, es
siempre significativo.
Otro elemento que nos da luz sobre el tipo de relación del paciente con esa
figura son los matices que puede ver y la valoración que hace de ellos. Para
entender esto, es útil pedir a la persona que nos diga cinco adjetivos que
describan la relación entre esa figura reguladora y el paciente durante la
infancia y adolescencia, pidiendo siempre ejemplos sobre cada adjetivo.
Observamos si la descripción es rica y reflexiva o pobre y estereotipada
(apenas puede decir más que "buena" o "sacó a sus hijos adelante"); si el
paciente aporta elementos positivos y negativos, o si presenta una visión
idealizada.
Las emociones también pueden ser una vía para que el cuidador influya en
la conducta del niño. Un cuidador puede mostrar rechazo ante determinados
estados mentales o reacciones del niño, o puede gestionarlos generando
humillación (por ejemplo, ridiculizando: "eres un llorica") o vergüenza
("debería darte vergüenza ponerte así"). Otro elemento muy relevante es el
no prestar atención o la falta de modulación de un estado emocional del
niño, que puede generar en éste dificultades para percibir o dar importancia
a ese estado, con lo que no aprenderá a regularlo sino a ignorarlo, o a tender
al autoabandono cuando aparezca.
No solo las actitudes de rechazo o abandono tienen relevancia. Algunas
reacciones que el paciente puede connotar como positivas, no lo son tanto a
la hora de desarrollar una autorregulación sana. Por ejemplo, ver con
frecuencia preocupación en la cara de una figura significativa, que ésta se
preocupara por el paciente en exceso, no ayudan al desarrollo de confianza
y seguridad. Si esa figura tenía confianza en las capacidades del paciente y
le transmitía seguridad, animándole a desarrollar autonomía, con el tiempo
se convertirá en una persona capaz de autorregularse. Si este no es el caso,
se sentirá inseguro y tenderá a buscar siempre a los demás para regularse,
estableciendo relaciones de dependencia emocional o manejándose mal en
las distancias cortas.
Sobre todo cuando las figuras principales no han sido reguladoras o han
contribuido a la desregulación, cobra especial importancia cualquier
momento con otras personas que ocupan un papel más periférico o incluso
anecdótico en la vida del paciente. Nos interesa saber qué papel jugaron en
la vida del paciente, cuánta presencia tuvieron, y si dejaron de estar ahí, por
qué fue y qué significó para el paciente. La forma en la que regulaban sus
propias emociones y las del paciente, puede representar un modelo
alternativo y un recurso a reforzar.
Aunque estas figuras pueden representar factores de resiliencia importantes,
si han muerto o no siguen en la vida del paciente, la pérdida no resuelta
puede bloquearlas como recursos. También es importante ^observar a partir
de los ejemplos que el paciente aporta si se trata de una ■figura realmente
positiva, o si hay un componente de idealización debido a Fio disfuncional
del entorno y a que el paciente no tenía mucho a lo que agarrarse. Si
intentamos tomar estas figuras para instalar recursos, ambos factores - duelo
e idealización - emergerán posiblemente al acceder a esos recuerdos y al
introducir la estimulación bilateral. Cuando esto ocurra, hablaríamos más
bien de "procesamiento de recursos", ya que necesitaríamos desensibilizar
la perturbación asociada a ellos, que los mantiene aislados en las redes de
memoria. Al hacerlo, se transformarían en referencias accesibles para el
presente.
Las dificultades que pueda presentar la persona para contarnos todo esto
con detalles, de modo reflexivo, y regulando la emoción mientras lo hace,
lejos de ser un problema para la recogida de historia, son una fuente de
información aún más valiosa que aquello que el paciente nos puede contar
directamente.
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Alguien que apenas puede hablar de una situación, nos está dejando claro
que esa experiencia fue abrumadora, no ahondemos en los detalles.
Si el paciente puede describir a una persona con matices, pero de otra nos
da una visión más plana y estereotipada, nos indica que la interacción
con esta segunda figura es más compleja. Si nos da una visión general muy
simple, con pocos detalles emocionales, nos da un reflejo de la pobreza de
los aprendizajes emocionales tempranos. A nivel muy general, esto nos
hablará también de los estilos de apego, con una tendencia a descripciones
planas, simples y estereotipadas en el apego evitativo/distanciante, relatos
cargados de emocionalidad intensa y desbordada en el apego
ansioso/preocupado/ambivalente y numerosas contradicciones en el apego
desorganizado.
graves o cualquier otro evento, nos interesa entender cómo las personas que
rodeaban al paciente regularon las emociones de éste: ¿Prestaron atención a
cómo se sentía? ¿Hicieron cosas que le ayudaron a sentirse mejor? ¿Lo
hicieron sentir peor? ¿Fueron modelos de regulación emocional sana o de
desregulación? Si se han producido situaciones como maltrato o abuso
sexual, se ha de explorar la reacción de todas las figuras significativas ante
esos hechos, tanto los que participaron activamente como los que no
hicieron. En no pocas ocasiones, que los adultos que estaban allí mientras el
niño sufría algún tipo de daño no hicieran nada, es vivido como algo mucho
peor que el daño en sí.
- Poner las frases que escuchó de cada uno de ellos y que le ayudaron.
Capítulo 8
Pero, por supuesto, las cosas no son tan simples en el sistema nervioso
humano. Veamos algunos de los problemas inherentes al concepto de
ventana de tolerancia:
T: Pero la Niña Pequeña y el Señor de Negro no son gente real, son partes
de ti. El hecho de que durante tu infancia alguien te hiciera daño, no
significa que las partes de tu mente tengan que seguir repitiendo las mismas
cosas (la paciente no parece estar entendiendo). Una cosa es lo que tú
viviste, y otra lo que ocurre ahora en tu mente. ¿Puedes entender la
diferencia?
T: Pero la Niña Pequeña y el Señor de Negro no son gente real, son partes
de ti. El hecho de que durante tu infancia alguien te hiciera daño, no
significa que las partes de tu mente tengan que seguir repitiendo las mismas
cosas (la paciente no parece estar entendiendo). Una cosa es lo que tú
viviste, y otra lo que ocurre ahora en tu mente. ¿Puedes entender la
diferencia?
P: No.
T: ¿Puedes preguntarle?
P: Tengo miedo.
T: No vas a volver a vivirlo otra vez, aquello pasó hace muchísimo tiempo,
cuando tú eras muy pequeña. Esa persona ya no está en tu vida, ni está
dentro de tu cabeza, ¿eso lo sabes?
Asiente.
T: Trata ahora de pensar sobre lo que te dije, porque antes creo que el miedo
no te dejaba escucharme. El Hombre de Negro NO es la persona que te hizo
daño en el pasado, solo tiene el aspecto externo de esta persona, pero por
dentro es algo diferente.
P: Sí (esta vez sí parece estar entendiendo).
T: Vale, ahora párate a notar lo que significa esto. Piensa durante un minuto
en el Hombre de Negro, y en que es una parte de tu mente. Es diferente de
la persona de carne y hueso que te hizo tanto daño cuando eras niña. ¿Qué
notas en el cuerpo?
P: Siento paz.
T. ¿Todavía te da miedo?
P: No.
P:Sí.
T: Nota eso.
T: ¿Qué te viene?
El cambio con solo dos sets de EB fue muy evidente y permitió continuar
con el trabajo psicoeducativo, así como mejorar la comprensión del sistema
interno y la diferenciación entre el pasado y el presente. Aunque no
tenemos mediciones que lo confirmen, podemos pensar que la paciente
estaba en un estado de alta activación simpática, y que la activación
parasimpática que típicamente se produce con los movimientos oculares fue
suficiente en este caso para reducirlo. Aquí un procedimiento de EMDR, el
procesamiento de una fobia disociativa, funcionó como una herramienta de
regulación emocional, pese a que la paciente estaba fuera de su ventana de
tolerancia.
Anabel González
Capítulo 9
La regulación de abajo a arriba
La predominancia de los modelos cognitivos en psicología ha llevado a dar
mayor importancia a la regulación cognitiva o de las áreas denominadas
"superiores", evolutivamente más complejas. Tanto lo corporal como las
estructuras subcorticales dentro del sistema nervioso central quedaban en un
segundo plano. Sin embargo, el papel del cuerpo en la regulación emocional
ha ido cobrando una importancia creciente, y muchas orientaciones
terapéuticas centran su trabajo de modo predominante en lo corporal
(Röhricht, 2009).
James propuso en 1884 que era el cuerpo el que definía a la emoción. Las
emociones eran para James sentimientos que se generaban ante los cambios
corporales que determinados estímulos activaban. Según este autor, no
lloramos porque estemos tristes, sino que nos sentimos tristes porque
lloramos. Más tarde Prinz (2004) hablará de reacciones viscerales,
presentando un concepto de emoción puramente somático. Las emociones
serían para Prinz simplemente percepciones de los cambios corporales. La
neurociencia moderna denominará interocepción a la percepción corporal
(Craig, 2003), y en el sistema interoceptivo se incluirían dos vías: (1) la vía
insular o espinotálamocortical, en la que las fibras aferentes procedentes de
todos los tejidos corporales se proyectan a través de la médula espinal al
tronco cerebral y el córtex insular (Craig, 2002) y (2) la vía
somatosensorial, en la que los aferentes dérmicos se proyectan al córtex
somatosensorial (Khalsa et al., 2009). Podríamos ver estas dos vías como la
conciencia de las sensaciones de los distintos órganos del cuerpo por un
lado, y de lo relacionado con el sentido del tacto por el otro. Así como la
amígdala ocupa un papel preeminente en el análisis de la emoción, sobre
todo del miedo, la ínsula se ha propuesto como un núcleo muy vinculado a
la percepción de los estados internos y como un núcleo que conformaría la
base neurobiológica de una conciencia corporalizada (Craig, 2009); es
decir, la ínsula interviene en que las emociones alcancen un nivel
consciente (Critchley, Wiens, Rotshtein, Óhman y Dolan, 2004).
• iV'QTfl./VlKTA sH 14
Todo esto puede influir en el trabajo con EMDR, desde las fases iniciales de
recogida de historia hasta las etapas de procesamiento. Una persona con
extrema hipervigilancia describirá ansiosa y obsesivamente síntomas y
sensaciones internas, presentando al mismo tiempo mucho temor y rechazo
ante ellas. Durante el procesamiento de un recuerdo, le costará "dejar que
venga lo que tenga que venir", porque esto es lo que intenta constantemente
que no ocurra. Por el contrario, el paciente hiporreactivo no podrá
identificar los recuerdos más relevantes, porque no tendrá acceso a los
sensores internos que le destaquen cuando algo le afecta y cuándo no.
Tendrá también problemas para acceder a los recuerdos en la fase 3, y
probablemente durante el reprocesamiento tenderá al "no me viene nada".
A nivel clínico, vemos que algunos sujetos presentan una desconexión entre
sus gestos faciales y las emociones que experimentan internamente. Este
hecho, aparte de generar una respuesta discordante en la persona que
observa externamente, podría influir en el procesamiento de la emoción
propiamente dicha, e interferir de algún modo en el reprocesamiento que se
produce con EMDR. Una intervención que a veces he ensayado a nivel
intuitivo con pacientes que tienen dificultad en conectar con la emoción, o
en los que el procesamiento se estanca, es pedirles que exageren la
expresión facial que están notando en ese momento, y que se permitan
sentir la sensación asociada a ella. Otras veces, señalo la discordancia entre
la expresión y la emoción que el paciente parece estar experimentando.
Estas intervenciones me han resultado útiles para desbloquear el
procesamiento, y continuar el proceso asociativo de modo más fluido.
Estudios como el que acabo de referir, pueden dar sentido al efecto clínico
de estos procedimientos.
Aunque inicialmente se estudió la respuesta ante las expresiones faciales y
el reconocimiento de las mismas, más recientemente se ha ido viendo que la
postura corporal también era relevante para que fuésemos capaces de
reconocer un estado emocional. No voy a detenerme en esto, ya que está
más relacionado con la identificación de emociones en otros. De cara al
trabajo con EMDR me parece de mayor interés un área menos estudiada,
como es el papel de nuestra postura corporal en cómo experimentamos y
procesamos nuestras propias emociones. Se ha visto por ejemplo que un
movimiento fluido de los brazos aumenta la fluidez y la creatividad del
pensamiento (Slepian y Ambady, 2012). La flexión de los brazos en
contraposición a estirarlos, mejora la resolución de problemas y favorece el
insight y la generación de ideas originales (Friedman y Fórster, 2000,2002).
Esto podría relacionarse con una tendencia a la aproximación (flexión de
los brazos) en lugar de evitación (extensión), lo que favorecería un estilo
global de procesamiento (Cacioppo, Priester y Berntson, 1993).
La teoría polivagal
¿Por qué es importante esto para el trabajo con EMDR y qué relación tiene
con la teoría polivagal? En primer lugar, hemos de diferenciar entre
tendencias predominantes de hiper o hipoactivación y este cambio marcado
entre uno y otro patrón, que podemos ver en los sujetos con más
disociación-compartimentalización. En estos últimos, con patrones rígidos,
extremos y no integrados de emociones, creencias y conductas que están en
conflicto o alternan, vamos a ver - a veces en la misma sesión - respuestas
muy distintas y a veces opuestas. Cada una de ellas puede presentar un
patrón muy diferente de activación neurofisiológica, por lo que el efecto de
la EB cuando el paciente está en un estado mental caracterizado, por un tipo
de activación autonómica, puede ser opuesto al que tiene cuando cambia a
un estado distinto. Veremos más sobre regulación emocional y disociación
en capítulos posteriores.
- /vo - 109/J4 t
e/v-cnc -
no
Capítulo 10
trastornos (Beck et al., 1979; Fairburn et al., 1995; Marlatt et al., 1988). En
los últimos años se ha puesto énfasis en la aceptación como mecanismo de
regulación adaptativo, a través de las intervenciones basadas en
mindfulness (Gratz y Roemer, 2004). La aceptación es la conciencia del
estado emocional eliminando todo juicio y análisis, centrado en el momento
presente, asumiéndolo por completo tal y como es (Kabat-Zinn, 1990; Segal
et al., 2002; Shapiro y Schwartz, 1999). El trabajo con regulación
emocional basado en mindfulness forma parte de orientaciones como la
terapia dialéctico conductual, orientada a pacientes con desregulación
emocional severa como es el caso de los pacientes límite (Linehan, 1993;
Lynch et al., 2007). Desde la terapia EMDR se ha planteado que una
posición de atención plena y aceptación de las emociones y sensaciones
podría ser uno de los mecanismos que contribuyen a la efectividad del
procesamiento de recuerdos con EMDR (Solomon y Shapiro, 2008;
Zangwill y Kosminsky, 2002). El uso de la aceptación como estrategia
reguladora parece relacionarse con mejores evoluciones en terapia (Hayes y
Lillis, 2012; Heffner et al., 2003) aunque esto no ha sido evaluado en
terapia EMDR. Sin embargo, un elemento que sí ha mostrado ser clave para
que el procesamiento con EMDR sea eficaz es la atención dual (Lee y
Cuijpers, 2013), es decir, la capacidad para estar a la vez en el presente y en
contacto con las emociones del recuerdo pasado. Cuando imaginamos esta
capacidad de observar con distancia en una sesión de EMDR, realmente
estamos pensando en un individuo que mira el recuerdo sin recriminarse por
lo que pasó de modo despiadado, y que se permite sentir toda la gama de
emociones con muy distintas intensidades, dejándolas venir, dejándolas
fluir y dejándolas marchar. De hecho, entre las estrategias que proponemos
a los pacientes cuando no pueden hacer esto están las maniobras de
distanciamiento, consistentes en ver proyectado el recuerdo en una pantalla
o imaginarse en un tren que avanza mirando por la ventanilla cómo las
cosas se acercan y van quedando atrás. De modo implícito en estas
estrategias de la pantalla o del tren está el observar sin interferir ni controlar
lo que viene, al igual que no lo haríamos viendo las escenas de una película
o el paisaje que contemplamos sentados en un tren, cuyos mandos no nos
planteamos siquiera manejar. Pero, como comprobamos muchas veces los
que trabajamos en clínica con EMDR, esta no es la situación que nos
encontramos en los pacientes más complejos.
Estrategias disfuncionales:
118
Capítulo 11
La evitación de la emoción
Pero volvamos a la evitación, que es el tema que nos ocupa en este capítulo,
y a los trastornos de ansiedad. En ellos, es típico el evitar situaciones y
sensaciones que quedaron asociadas a la ansiedad (Levitt et al., 2004). A
nivel externo se denominará agorafobia, y a nivel interno algunos autores
han utilizado el término evitación interoceptiva (Barlow, 2002). Según
algunas teorías, se produciría una respuesta condicionada de miedo frente a
la experiencia de algunas sensaciones físicas típicas de la ansiedad, y al
repetirse el estado de pánico y los correlatos somáticos de la ansiedad, las
sensaciones físicas se quedarían asociadas al ataque de pánico, y
funcionarían como disparadores (Bouton, Mineka y Barlow, 2001). Los
pacientes con ansiedad típicamente se asustan de estas sensaciones y tratan
de evitarlas. Esta tendencia a evitar las sensaciones, la dificultad para
permanecer un contacto con determinadas experiencias privadas - sean
sensaciones corporales, emociones, pensamientos, memorias o tendencias
conductuales - enlaza con el concepto de evitación experiencial de la terapia
de aceptación y compromiso (Hayes, Strosahl y Wilson, 1999), y con lo que
en la teoría de la disociación estructural se define como fobia a las acciones
mentales (Van der Hart et al., 2006). Podríamos decir que la evitación de las
emociones tiene que ver con una reacción fóbica a éstas, mientras que la
supresión, como decía antes, estaría más relacionada con el control. Al
menos así lo voy a plantear en este libro.
Como comentaba antes, este aspecto es relevante para trabajar con una
terapia orientada al trauma como EMDR. Algunos autores subrayan la
importancia de tener en cuenta estas fobias a los aspectos internos (Gelinas.
2011). Las dificultades no se plantean solo en el procesamiento de ios
recuerdos, sino muy al principio, cuando el paciente llega a consulta, o
incluso antes. Un individuo con una tendencia altamente evitativa.
probablemente evite hacer terapia, sobre todo con un terapeuta que trabaja
con traumas. Quizás esté dispuesto a aprender técnicas de relajación, o a
participar en terapias más verbales, centradas en aspectos más periféricos
pero si le proponemos afrontar sus emociones, que es lo que más teme, sera
reacio. En caso de que acepte, porque se trate de una persona con mucha
tendencia a complacer y a acatar lo que se le dice, la evitación se
manifestara indirectamente, con faltas de asistencia o llegadas tarde, o
millones de-motivos para "no trabajar hoy en este tema", sin expresar
directamente el temor que esto le causa. Aunque algunos estudios han
referido que la evitación no correlaciona negativamente con la efectividad
de EMDR (Kim 2014; Leiner et al., 2012), estos pacientes estarán
probablemente infrarrepresentados en los estudios sobre EMDR en TEPT v
en otras patologías, ya que cuando se le plantea a un paciente con una fuerte
control. Otra reformulación que puede ayudar es que vean el miedo como
una emoción tan primaria, que funciona como un bebé. Dejar que el miedo
nos domine es equivalente a dejar que un bebé alterado conduzca el coche
en el que vamos: la solución es que tomemos el volante, por mucho que
grite el bebé, y que planifiquemos una dirección. Más tarde o más
temprano, el bebé se acabará calmando.
Dado que se trata de una reacción muy inmediata y bastante automática,
tomar conciencia en directo cuando se está produciendo es imprescindible
para poder modificarla. Este es un trabajo continuado que podemos hacer
en sesión, ya que vamos a estar observando si se activan las tendencias
evitativas mientras el paciente habla de algún tema, cuando le preguntamos
algo, o más tarde cuando estemos procesando un recuerdo. Pararnos ahí a
que el paciente tome conciencia de Jo que ha ocurrido, analizando los
elementos que lo han disparado y buscando otras alternativas, va dando a la
persona herramientas para manejar los estados emocionales que antes
activaban la evitación. Este trabajo no se configura como una técnica
puntual sino como una intervención dinámica que se implementa en los
momentos de la sesión en los que es necesario y se va desarrollando poco a
poco, a lo largo de meses o años. Es uno de esos trabajos "de siembra" que
se hacen en terapia, y que producen efectos de modo progresivo y
acumulativo.
Paciente: El peor supongo que... Bueno, ya que nos dijera que se iba a
morir.
P: Me digo "tienes que parar eso". Tema que aparentar que todo iba b
T: Simplemente deja que las cosas sean como son, no trates de cambiarlas.
¿Qué te viene? ¿Qué estás notando ahora mismo?
P: Es que no quiero.
T: No hace falta que lo fijes, tú obsérvalo tal como es y dime que notas P:
Esa angustia, ese como temor.
T: Vale pues simplemente nota eso, tal como lo notas. Simplemente sentir lo
que sientes, lo que estas notando ahora.
EB.
EB.
P: Que estoy más tranquila, pero que hay esa cosa ahí.
EB.
¿Qué te viene?
EB.
T: ¿Y Ahora?
P: Más tranquila.
P: Es que me noto más tranquila, pero sigue ese como temor no sé cómo
explicarlo.
T: ¿Como si te fueras?
P: Sí.
T: Explícame un poquito
T: ¿Y a dónde te fuiste?
P: Tranquila.
P: Sí.
T: ¿Dónde la notas?
P: Por aquí.
T: Coloca las manos sobre esa zona, sin presionarla, solo como si le
prestaras atención a esa sensación y la cuidaras, como si te dijeras "hoy
puedo pararme y ocuparme de esto". Quédate un minuto notando eso,
notando las manos cuidando de la sensación... Observa lo que notas ¿Qué te
viene?
P: Como esa sensación que está más... pero tengo la sensación de como si
subiera... no sé.
T: Sigue cuidándola, deja que este por donde quiera estar, simplemente
nótala.
EB.
T: ¿Qué te viene?
T: Sigue cuidándola.
EB.
¿Qué te viene?
P: Más calmada.
EB.
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: Sí.
T: Pues nótala.
EB.
T: ¿Ahora?
P: Nada.
P: No, nada.
EB.
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: Más tranquila.
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: Que estoy más tranquila pero aún queda un poco esa sensación como de
miedo. Es como una montaña rusa, esa sensación va y viene.
P: Vale.
P: Sí.
P: Normal, ¿no?
P: Sí.
P: Sí.
Anabel González
136
Capítulo 12
1) La distracción
2) Concentración
3) Rumiación
Un subtipo particular de hiperfocalización, que resulta extremada
patológico, es la rumiación. La persona piensa de forma recurrente en sus
emociones y problemas. La rumiación, sobre todo en torno a negativas, es
una estrategia disfunciona] presente en muchas patologías (Nolen-
Hoeksema et al., 2008). En el tratamiento con EMDR, los individuos
altamente rumiativos tienden a tener dificultades para permitir proceso
asociativo fluya o se conecte con información positiva Cuando terapeuta le
pregunta al paciente ¿qué te viene ahora? éste suele responder desde su
bucle de funcionamiento habitual.
En este capítulo voy a centrarme más en los aspectos más relacionado: con
la distracción. Veamos un ejemplo de procesamiento en un paciente con
Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) podemos
observar varios aspectos relacionados con el procesamiento emocional:
b) Otro aspecto tiene que ver no ya con el TDAH en si, sino con las
experiencias asociadas a éste. Cuando tiene las asociaciones normales
Anabel González
Paciente: El tema es que no entiendo por qué cuando me fui a otra ciudad
mi madre estaba bien y ahora vuelve a estar así.
P: Sí.
P: No noto nada.
P: Sí.
P: No lo sé.
T: Fíjate en lo que notas por dentro. A veces me contestas tan rápido que te
da tiempo a pararte a notar nada. Tú piensa bien en esa situación dime si la
respiración va igual de rápido, más rápido o más lente...
P: Va igual.
P: No noto nada.
P: Sí.
T: Vale, entonces hagamos una cosa, pon las manos aquí. Vas a pensar en la
cara de tu madre enfadada, y mientras piensas en eso vas a notar tu
respiración ¿vale?
T: ¿Por qué?
P: Porque no.
P: Porque no.
T: A ver, explícamelo.
Aquí vemos que no es su dificultad para notar sensaciones, porque están tan
abajo que no las percibe (supresión), ni que se distraiga con otros
pensamientos, sino que lo que se pone en marcha es una respuesta de
evitación. De modo que trato de ayudarlo a afrontar.
T: Pero no querer pensar en algo no hace que se solucionen los problemas,
¿me explico?
P: Sí.
T: Pues tienes que pensar en ello. Porque si no quieres pensar en ello y hay
alguna dificultad, no la vas a poder solucionar ¿me explico? La
solucionarás marchándote a otra ciudad (es lo que ha hecho en los últimos
años), pero no lo arreglarás de verdad.
T: Prueba, deja que te vengan las cosas a la cabeza, deja que te ayude.
Pensar en los problemas no los empeora, hace que podamos entenderlos. Y
al entenderlos, los podemos solucionar. Si no los miramos, no los
arreglamos, ¿sí? Piensa en tu madre enfadada, nota tu respiración, no
P: Vale.
EB.
P: Nada, se me va la cabeza.
T: ¿Y a dónde se te va?
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: Nada, tonterías.
P: Nada, tonterías.
T: Pedro...
T: Déjame ver si tienen que ver o no. Todo lo que te viene a la cabeza es
P: Yo que sé, hay veces que parece que no me hago respetar por la gente.
T: Y ¿por qué no va a tener que ver?
Tapping.
T: ¿Qué te viene?
T: Estas cosas se te hacen difíciles ¿te fijas cuánto te escapas? Un poco más
y te tengo que atornillar a la silla, ¿entiendes lo que quiero decir? Pero
trabajar esto es importante. Tiene sentido que tu cabeza conecte las k
discusiones con tu madre con tus problemas con tu padre. Puede pasar ■
que por eso reacciones tanto cuando ves a tu madre enfadada, porque lo V
asocias con tu padre.
P: Sí.
T: Con tu madre puedes discutir o podréis tener un mal día o lo que sea,
pero es una persona que no tiene nada que ver con tu padre, ¿no es cierto?
Tu cabeza hace esa conexión, pero si tú no te paras a pensarlo no te das
cuenta, y todo eso actúa en automático. Entonces tú vas a reaccionar ante lo
de tu madre de una manera que tiene más que ver con tu padre que con tu
madre, porque fíjate que tu cabeza lo ha asociado a la discusión con tu
padre. Eso se te conecta en la sesión, y tú no crees que esté relacionado,
pero tiene muchísimo que ver. También tiene sentido que lo asocies con lo
de que no te das a respetar, y que no te sientes respetado, porque tu padre no
te respetaba.
P: Sí.
P: No sé.
problema, porque con tu madre las cosas las puedes hablar, y las puedes
resolver. Te darás cuenta de que a veces ni siquiera tendrá que ver contigo,
estará ella mal también por sus historias o por lo que sea.
P: Ya.
T: Entonces tú cada vez que nos veamos déjame hacer un trocito de esto,
aunque no sea mucho ¿vale?
P: Sí.
Anabel González
150
Capítulo 13
Rumiación y preocupación
hacen grandes esfuerzos por lidiar con esa activación, pero sus estrategias
son disfuncionales y contraproducentes. Estas serían según Pascual-Leone
et al. (2016) estrategias desadaptativas (lo que hago empeora aún más las
cosas), como tender a una autoculpabilización extrema, aferrarse a
creencias disfuncionales, hacer comparaciones no saludables, hacerse
autolesiones físicas u otra conducta equivalente, presentar ideación suicida
recurrente o centrarse en el odio y la venganza sin ir hacia una acción
reparadora. Pascual-Leone estudia estos aspectos desde los modelos de
procesamiento emocional, mientras que la rumiación se ha propuesto y
analizado más desde las teorías de regulación cognitiva de la emoción, pero
existen muchos paralelismos entre estos conceptos. La autoculpabilización
extrema, el "¿por qué a mí?", el rencor y la fijación con la injusticia o las
creencias repetitivas, encajan en la definición de rumiación. La rumiación
se ha descrito como un pensamiento negativo repetitivo, como un estilo de
pensamiento respecto a los problemas (y las emociones) o a los recuerdos
pasados, que es reiterativo, al menos parcialmente intrusivo, y del que al
individuo le resulta difícil desengancharse (Ehring et al., 2011)
Muchas veces la persona no tiene conciencia de lo disfuncional de este
mecanismo, ni tampoco cree tener otra opción. La percepción subjetiva de
los pacientes que se enganchan en la preocupación (angustiarse por lo que
puede venir) o la rumiación (dar vueltas y vueltas a lo que les pasa o lo que
les ocurrió en el pasado), es que están haciendo grandes esfuerzos por
sentirse mejor. Cuándo se preguntan una y otra vez "¿cómo puedo estar
así?", creen estar realmente intentando entender lo que les ocurre. Sin
embargo, estos "porqués" no están basados en la curiosidad y la
autoobservación, sino que funcionan como una autotortura. Es como si la
persona se cogiera por las solapas y se sacudiera, diciéndose que no tiene
ningún motivo legítimo para estar así, y presionándose para ponerse bien de
una vez.
2. ¿Dónde lo aprendí?
4. ¿Me ayudaría que los que me rodean ahora me dijeran esas cosas?
5. ¿Le diría eso a una persona a la que quiero y que me importa que se
sintiera como me siento yo?
Suelo enmarcar el trabajo con la rumiación dentro del trabajo con patrones
de autocuidado, que describíamos ya en el libro EMDR Disociación: El
Abordaje Progresivo (González y Mosquera, 2012). Este traba empieza
pidiendo al paciente que cubra la escala de autocuidad' (Gonzalez-Vazquez
et al., 2018), y enlazando la información que aporta con la historia
temprana, en base a la entrevista que describía en el capítulo 6. Se trata de
que la persona tome conciencia - de un modo general - de como se cuida y
se regula, y de cómo se relaciona esto con cómo fue cuidado y regulado en
su infancia y en las relaciones más significativas de su vida. Nos paramos
tiempo en este trabajo, que supone una completa reformulación de la
historia y la demanda del paciente, más o menos en esta línea:
"El problema no es que ahora estés mal, y que lleves mal desde que tu
marido empezó a maltratarte. El problema es que hace muchos años que no
vives con tus padres, y tú a ti misma te tratas mucho peor de lo que ellos te
trataron (previamente el paciente ha de tener cierta conciencia de que su
crianza fue disfuncional). Te insultas internamente por estar mal, te
abandonas, te cuesta dejarte ayudar incluso por las personas que sabes que
te aprecian. A veces incluso has pensado en asesinarte (uso
intencionadamente esta palabra, en lugar de suicidio). Si todo esto le pasara
a tu mejor amiga, ¿le dirías lo que te dices a ti misma?, ¿le aconsejarías
hacer lo que tú haces? (la respuesta suele ser un no rotundo). Entonces, si tú
te tratas igual o peor que las personas que peor te trataron, ¿cómo vas a
ponerte bien? Yo no conozco a nadie que se trate mal y que mejore, es
como si tuvieras una herida y vinieras a pedirme que te la cure, mientras tú
arañas la herida hasta llegar al hueso. Lo que yo puedo hacer es trabajar
contigo para que aprendas a cuidarte mejor, eso es lo que yo he visto que
realmente ayuda a las personas que están en tu situación".
P: Yo tengo la culpa de todo lo que pasó, de lo que estoy pasando tenía que
haber vivido con esa persona, mira todo lo que pasaron mis hijos.
T: Cuando uno echa la vista atrás todo parece muy claro, pero en aquel
momento no veías más opciones ¿no?
P: Sí, es cierto.
T: Si hubieras sabido que ese hombre iba a darte esa vida ¿te hubieras
casado con él?
T: Sin embargo, no tienes esto en cuenta ¿Te das cuenta de que te machacas
continuamente?
P: Pero esto no pasa (llora), yo no consigo nada, me siento una inútil. voy
para atrás, yo intento hacer algo y sale mal.
T: ¿Te das cuenta de cómo te estás tratando ahora? ¿Le dirías algo así a
alguien a quien quieres, si lo vieras en tu situación?
T: ¿Por qué?
P: Bien, éramos pobres, pero nunca me falto cariño. Mi padre era un poco
seco, pero bien. Mi madre era muy cariñosa.
P: No.
T: Podemos hacerlo otro día, si eso es mejor para ti, pero explícame: ¿Por
qué no quieres hacerlo ahora?
T: Con la tristeza no tiene sentido pelearse, es normal que con ese recuerdo
te pongas triste.
EB.
EB.
| T: ¿Qué te viene?
EB.
EB.
EB.
P: En el corazón.
EB.
P: Era débil.
EB.
EB.
EB.
P: Tengo que quitar este daño de dentro de mí, tengo que sentirme mejor.
T: EB.
EB.
EB.
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: Tranquilidad.
P: 0.
EB.
El plan terapéutico
166
---..
Malr~emocional
re~;,rulación ]
1
Buena
regulación 1
emOCIOnal
l
-- --~====r7,=-=-~-:..._-=:¡__ __ _
Si harun -1
recuerdo con T
mavuscula en el
1 El paciente
puede procesar
J El paoente no puede
acceder a los recuerdos
·inicio del recuerdos (evitación, amnesia,
trastorno, o un control extremo...)
recuerdo
intrusivo, Procesar
empezar con ése primero los No hay Hay disociación-
recuerdos más disodación- compartimenta-
conectados con compartimen- lización (partes
Trabajar el resto la desregulación talización disocia ti vas con
de recuerdos en ''dónde lo marcada atuonomía
1 orden cronológico aprendjó" mental)
1
Trabajo con
Trabaío con el a u toctlidado
resto de los Trabajar con el
(cognitivo,
recuerdos en somático, sistema interno
orden simbólico) 1
cronológico, o
si hay Trabajo con
dificultad, en
orden de
( Trabajo con
recuerdos en
l autocuidado
(cognitivo,
accesibilidad y 1 1 somático,
orden de simbólico
tolerabilidad
accesibilidad
(de lo más facil
a lo más difícil) 1 y tolerab•lidad
(de lo más Trabajo con
fácil a lo mas recuerdos en
difícil)
j
r orden de
accesibilidad y
tolerabilidad
1 (de lo más f;;íci l
a lo más difícil)
Capítulo 14
Como hemos visto, los conceptos que se han incluido dentro del campe de
la regulación emocional son muy variados, y se han propuesto muchos
modos diferentes de clasificarlos. La polaridad entre mucha y poca emoción
es solo una de las categorizaciones posibles, como se describía en el
capitulo sobre la ventana de tolerancia. Otra de las formas de entender la
regulación emocional es analizarla en función de lo que el paciente hace
con la emoción. En relación con esto, en los estudios sobre neurobiología
de la emoción y de los circuitos implicados en los procesos regulatorios, se
ha dado un papel muy relevante al córtex prefrontal. El funcionamiento
óptimo de estas áreas se alcanza en los niveles medios de activación,
presentándose problemas tanto por hiper como por hipoactivación
prefrontal (Del Río-Casanova et al., 2016a). Esto guarda cierta relación con
el nivel de arousal, pero no es en absoluto equivalente.
Infrarregulación
"No puedo hacer nada con lo que siento" "No me puedo controlar" "Soy
incapaz"
Sobrerregulacion
"No quiero sentir esto” "No debería sentirme así "Esto no me va a afectar"
"Soy fuerte
¿Por qué nos interesa todo esto a la hora de trabajar en terapia? En los I
estudios sobre neuroimagen en TEPT antes y después de hacer EMDR, se
ha visto cómo este patrón de hiperactividad amigdalina y prefrontal
hipofuncionante se revertía tras la terapia. No sabemos si esto es
simplemente una consecuencia de la mejoría sintomática, o si estas áreas |
están directamente implicadas en el efecto de la estimulación bilateral. Si
los estudios que muestran que los movimientos oculares disminuyen la
activación amigdalina (ej: De Voogd et al., 2018) estuvieran reflejando un
efecto directo del movimiento ocular sobre la amígdala, ¿qué ocurriría en
los cuadros postraumáticos con más disociación, donde la amígdala está
hipoactivada? Es decir, hemos visto que con MO la amígdala disminuye su
hiperfunción previa, pero ¿incrementarían los MO la activación en una
amígdala hipofuncionante? ¿podemos trasladar automáticamente los
resultados obtenidos en el TEPT clásico al patrón opuesto que se presenta
en el TEPT disociativo? Aunque algunos estudios parecen reflejar un efecto
de EMDR similar en el subtipo disociativo del TEPT (Zoet et al., 2018),
este aspecto está empezando a estudiarse. Tampoco podemos trasladar los
resultados del TEPT con sintomatología disociativa a los casos de
trastornos disociativos más complejos. Más aún, los resultados obtenidos en
el TEPT no pueden generalizarse sin más a todas las estrategias de infra y
sobrerregulación. Lo que pretendo con esta explicación es que tomemos
conciencia de la complejidad de estos mecanismos, y de que las
conclusiones que saquemos de los fascinantes estudios con neuroimagen
que se han ido publicando en Jas últimas décadas sean cautas. Distinta-
presentaciones clínicas pueden mostrar respuestas diferentes, v I muchos
aspectos de los que todavía sabemos bien poco.
TEPT Hiperemodonalidad El
paciente no sabe qué El terapeuta hace de
TLP
hacer con sus
"entrenador prefrontal",
' TD con emociones introduciendo estrategias de
hiperactivación regulación adaptativas
Estrategias
(síntomas Prevención y toma de
compensatorias:
positivos, conciencia de estrategias
evitación, regulación
arousal compensadoras
externa (drogas,
| elevado) autolesiones...)
¡ Disociadón
somatomorfa
Capítulo 15
P: Soledad.
EB.
EB.
T: ¿Qué te viene?
EB.
P (llora): Me viene mi madre.
EB.
EB.
T: ¿Qué te viene?
T: ¿Dónde lo notas?
P: En la barriga.
EB:
EB.
P: Necesito a mi hermana.
EB.
P: No me habla.
EB.
P: Tengo un gatito.
EB.
EB.
EB.
P:Sí.
T: Vamos a procesarla un poco (hacemos tapping, nunca ha tolerado bien
los movimientos oculares).
P: Se me agarrota el pecho.
T: Estás aquí conmigo, no voy a dejar que te pase nada. El aire va a seguir
entrando siempre, es una sensación.
Esta explicación, que muchas veces ayuda a los pacientes cuando están
conectando con la ansiedad, no parece llegarle a Claudia. Me mira asustada.
T: Es desagradable la sensación.
P: Ahora es miedo.
T: ¿Te puedes imaginar que es un gatito, esta sensación que tienes aquí?
Imagina que es un gatito pequeño y está muy asustado. Y tú lo coges, y le
hablas, y lo vas calmando, cuidando, tranquilizando... (le digo esto en un
tono de voz, y con una cadencia, que da a la paciente un posible modelo de
regulación) ¿Cómo lo harías con el gatito?
T: Claro.
P: Los golpes.
T: Recuerda que no está pasando. Pon las manos aquí. Mírame a mi...
¿Puedes darte cuenta de que eso es un trozo del recuerdo?
P; Sí, pero no debía de hablar mal de él... o debía de hablar y no se... (se va
metiendo más en el recuerdo, parece estar allí).
EB.
Cuando la paciente cierra los ojos, se va más al recuerdo. Por eso trato de
potenciar la conexión con el presente y conmigo.
P: No (dudando).
P: Mucho tiempo, pero parece que aún me están doliendo las costillas.
T: Notas la sensación, pero no está pasando. Son dos cosas muy diferentes.
Sentir dolor no significa que nos estén haciendo daño, sentir miedo no
significa que haya peligro.
EB.
EB.
Capítulo 16
P: Tristeza.
EB (movimientos oculares).
P: Enfado, por todas las cosas que me dijeron en ese sitio (se refiere a
situaciones de rechazo y burlas que vivió en ese colegio,
EB.
P: No noto nada.
P: Nerviosa.
EB.
P: Tengo miedo a estar haciéndolo mal, no sé, no sé... Nada, no sé... hoy
estoy rara...
P: Aquí.
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: Mi madre y...
T: ¿Te viene algún recuerdo con tu madre? (Se hace una pausa, la paciente
no contesta) ¿Qué estás pensando?
P: Es que se me pasan... Estoy pensando que... que estoy cansada y que con
poder sacar a mis hijos para adelante... ya me conformaba...
T: Bueno, eso ya lo estás haciendo... Vamos a volver al recuerdo,
intentamos reprocesar un poco, ¿te parece?
Volviendo al recuerdo.
P: Es desagradable.
EB.
T: No hay nada que tenga que pasar, simplemente observa lo que pasa en ti,
lo que sientes, notas, observas... sea lo que sea... y me lo cuentas.
P: Es desagradable y se me va la imagen.
EB.
P: No siento nada.
EB,.
P: No siento nada.
P: Rabia, aquí.
Podemos entender esto como una oscilación entre suprimir las sensaciones
de modo casi automático, y rechazar de modo más explícito e intencional la
imagen de la niña, como rechazando la conexión con las emociones
abrumadoras que representa. La tristeza que aparecía inicialmente, no ha
podido emerger.
P: No me viene nada.
Un paciente que "no siente nada", al que "no le viene nada", es un auténtico
desafío para el trabajo con EMDR. El diagnóstico diferencial del "no me
viene nada" es complejo, y no se limita a la supresión emocional. Por
ejemplo, el paciente puede decir que no le viene nada porque está esperando
tener un pensamiento revelador o que vengan recuerdos, y el cambio que ha
experimentado en la sensación no le parece relevante. Otras veces, la
persona dice que no le viene nada porque experimenta un cierto bloqueo,
que a su vez puede tener múltiples orígenes. O también, puede haberle
venido algo que le avergüenza comentar a su terapeuta. Hemos de explorar
qué subyace al "no me viene nada" de esta paciente.
P: Me pongo tensa.
EB.
P: Triste.
EB.
P: Nada.
T: Pregúntale que podrías hacer para ayudarla un poco con su tristeza ¿Qué
te dice?
P: Me da asco.
P: Me resulta violento.
P: En el fondo sé que esa niña soy yo... pero no puedo evitar que me de
asco.
T: Eso es importante.
El tema del control tiene que ver en parte con la estrategia de supresión,
pero aunque en la investigación sobre regulación emocional no se recoge
como tal, me inclinaría a pensar que no es exactamente lo mismo. La
supresión es desde luego un mecanismo de control, la emoción se quiere
hacer desaparecer, pero esto ocurre en su mayor parte de modo automático.
Cuando hablo de un paciente que trata de controlar lo que siente, me refiero
la una persona que ejerce un control con más componente voluntario. Se
trata de personalidades más rígidas, que no quieren dejar fluir, que se
niegan a que aparezcan determinadas emociones y se exigen sentir otras
"por real decreto".
Paciente: Les sigo viendo las caras, pero ahora también veo donde estoy el
pasillo, la puerta. Ya no noto la presión.
EB.
EB.
P: Parece que aquí se calmó, aquí, pero aquí no, pero no soy capaz de
concentrarme, ahora me viene otra cosa a la cabeza.
T: No intentes controlar lo que pasa, deja que pase lo que tenga que pasar,
aunque sea otra imagen, que no tiene nada que ver con eso ¿Qué te viene?
P: Unas escaleras y una mano, la casa de mi abuela, miro para arriba v veo
un pasamanos y unas manos.
EB.
P: Pero me pesan...
EB.
P: Cansada.
T: Simplemente nótalo.
P: Es como que si... yo soy la que mando en él, pero después cuando...
T: Se rebela.
EB.
P: Algo mejor.
EB.
P: Angustia.
EB.
T: ¿Qué te viene?
P:Sí.
P:Sí.
T: ¿Cuáles son esas ideas?
P: Que no lo estoy cuidando, que tengo que estar más a su lado, que no
quiero que muera (la paciente se va mostrando más angustiada conforme va
diciendo esto).
P:No.
P: Mucho.
T: Fíjate que por eso el control no sirve para todo, en estas situaciones que
no se pueden controlar, solo hace que nos desesperemos más.
P: Supongo.
T: Y en estos casos, que haya alguien ahí, es muy importante ¿te das
cuenta? Aunque no estés todo el tiempo con la sonrisa puesta, porque la
situación es dura. ¿Crees que siente que te importa? ¿Qué hay alguien ahí a
quien le importa?
T: Pues eso es lo más importante de todo, y ves que no tiene nada que ver
con el control. Solo es estar. Pensando en esto y en la situación ¿puedes
decirte, aunque sea un poco, "estoy haciendo lo que puedo"
P: No, porque podría hacer más.
P: Ya.
EB.
T: ¿Notas el miedo?
El paciente asiente.
P: Siento que las imágenes salen por la derecha, y cuando ya no las veo, hay
otras que vienen por la izquierda.
T: ¿Cómo lo notas?
P: Ahora no está. Solo me viene cuando miro las imágenes. Al principio las
veo, luego no las veo tan bien porque son imágenes lejanas.
T: Pero no estás esforzándote por verlas.
P: Un poco sí.
T: Eso aumenta la presión, si las dejas sueltas, es más fácil. Solo las
miramos el primer minuto. Si luego no nos vienen las imágenes, no vamos a
buscarlas.
P: Después las dejo pasar, y cuando Jas dejo pasar las veo muv ¡e;'
P: Explota.
P: Es verdad, la primera imagen va bien, pero las otras son lejos y muy
rápido.
T: Y así hay que dejarlas ir, porque el cerebro lo estamos acelerando que
vaya más rápido.
P: Sí, sí.
En un fragmento de otra sesión con el mismo paciente pódemos ver los
frecuentes entretejidos y verbalizaciones que se necesitan para iintentar
ayudar a Samir a aflojar el control sobre sus procesos mentales y a d fluir.
Tapping.
P: Dolor de cabeza.
P: La cabeza, la cabeza.
T: Déjala que se mueva, deja que vaya donde quiere ir. ¿Qué te viene?
P: No está bien.
P: Lo mismo.
■ P: Solo el dolor.
F T: ¿Dónde lo notas ahora?
P: No sé.
T (en ese momento tiene una expresión triste, estábamos trabajando con el
recuerdo de los compañeros de prisión que murieron): ¿Hay tristeza?
P:Sí.
En pacientes con dificultad para conectar con las emociones, sea un patrón
habitual o una situación puntual, puede ser necesario que el terapeuta
traduzca a palabras el lenguaje no verbal del paciente. Creo que,
P: Me da miedo.
Tapping.
Tapping.
Tapping.
P: Va bajando la intensidad.
P: Tengo la cabeza que me da vueltas ahora. Quiero parar, pero ¿por qué me
da vueltas la cabeza?
Cuando los pacientes que tienden al control emocional van aflojando dicho
control, lo mismo que ocurre con los pacientes con niveles de desconexión
importante (no siempre generada por el control), irán conectando con
emociones que hasta ese momento mantenían - con mayor o menor éxito -
apartadas. Es importante anticipar este momento cuando dibujamos como
será el progreso terapéutico y la recuperación. De otro modo el paciente se
sentirá asustado o desbordado, y sin el recurso del sabrá qué hacer con eso.
Si hemos hablado previamente de que dejará salir estas sensaciones, y
gracias a eso se podrán marchar para siempre, podremos reformular la
situación actual de sentir más emociones perturbadoras como la esperada
buena noticia, aunque el paciente del todo así. La preparación de este
momento ha de formar parte de la fase 2 de estabilización, en pacientes con
tendencia marcada al control. Éstos necesitan más información, saber a qué
atenerse, qué pueden esperar y cómo se producirán los cambios. Alguien
que funciona desde el control no suele tener mucha tolerancia a la
incertidumbre o a las sorpresas
Anabel González
206
Capítulo 17
Otro ejemplo es lo que mencionaba antes sobre el cansancio, que puede ser
resultado de una sobrecarga sostenida a la que el sistema se ha visto i
sometido. Por ejemplo, una persona que se autoexige mucho, o que tiende
a cuidar y responsabilizarse de todos los que le rodean - pero no atiende sus
propias necesidades - más tarde o más temprano acabará por sobrecargarse.
Cuando lógicamente se note cansada no se lo permitirá, y r solo parará
cuando una enfermedad se lo impida. En ocasiones la presencia de una
patología física será considerada una coartada válida para no hacer nada,
pero otras veces la sensación de debilidad y de necesitar ayuda y cuidado se
le hará intolerable a una persona que ha salido adelante desde el "soy
fuerte" o el "puedo con todo".
Lucas tiene 21 años y lleva una larga temporada sin estudiar ni trabajar,
sumido en una especie de estado depresivo que no responde a los fármacos.
Inició una carrera y a los dos años la abandonó sin ser capaz de tirar desde j
entonces en ninguna dirección. Esto sorprendía mucho a sus padres, ya que
r había sido un "niño modelo, que nunca había dado problemas". Su
hermana mayor, por el contrario, tuvo una adolescencia muy difícil y sus
padres estuvieron siempre preocupados por ella. Lucas sentía que sus
padres ya tenían bastante con su hermana, y trató de no darles más
disgustos. Con ello fue negando sus necesidades, gestionando solo su
malestar, o incluso negándolo. No se creía con derecho a reclamar la
atención de sus padres, aunque la necesidad de recibir esa atención estaba
ahí, como en todos los niños, y el resentimiento se fue acumulando. Eligió
hacer derecho como su padre, la carrera que creía sería más valorada por
éste, pero que poco tenía que ver con sus propias inquietudes y habilidades.
Dado que Lucas no tenía mucha conciencia de todo esto, estos lastres
acabaron impidiéndole seguir, sin que él se diese cuenta del significado de
lo que le ocurría. Además, su depresión le proporcionó por primera vez la
sensación de ser el foco de atención de sus padres, Jo que era profunda y
negada necesidad. Todo esto ocurría fuera de su conciencia y era
vehiculizado a través de una enfermedad, que le aportaba una razón
legítima para su incapacidad de funcionar. Pese a ello, no estaba tranquilo
con su situación, pero tampoco era capaz de moverse de ella.
El trabajo con Lucas llevó mucho tiempo. No podemos entrar a procesar
con EMDR experiencias de las que el paciente no es consciente, y fue
necesario dedicar meses a un trabajo de análisis conjunto de su historia a
identificar y comprender sus estados emocionales y a prestarles atención.
Tras un tiempo de trabajo en esta línea, Lucas empezó a tener cierta
conciencia de su resentimiento, y pudimos empezar a reforzar - a través de
la instalación de recursos - momentos en los que podía pedir lo que
necesitaba o mostrar su desacuerdo. También fue provechoso trabajar los
momentos en los que su hermana se alteraba en casa cuando eran pequeños,
porque Lucas podía ver claramente estas situaciones como problemática
aunque todavía le costaba identificar y reconocer en su totalidad sus
sentimientos hacia sus padres.
Estas tendencias se verán influidas por los tipos de apego. En las personas
con apego ansioso, la preocupación por la aceptación y el rechazo puede
hacer que se centren más en la evitación del fallo. La seguridad en ei apego
lleva a que los individuos se focalicen en los desafíos inherentes a la tarea y
que se sumerjan en la actividad sin estas preocupaciones con el éxito o el
fracaso. Los de apego evitativo tendrán menor tendencia a buscar la
sensación de dominar una tarea y el desafío que ésta supone, y ademas
sentirán miedo al fallo, al igual que los de apego ansioso.
preocupa, pero puede verse por ello expuesto a más situaciones de riesgo
que influirán en su tendencia a seguirse aventurando en el futuro. Al estar
además en menor contacto con sus propias emociones y necesidades,
tampoco desarrollará metas claramente conectadas con sus propias
tendencias, lo que puede conllevar una menor motivación para lograr
objetivos significativos para la persona. En. el apego desorganizado
podremos ver una mezcla de ambos patrones. La comprensión de estos
factores es importante para la selección de blancos a procesar.
Estas respuestas son las más adaptativas ante un peligro inexorable. Cuando
se produce una respuesta de parálisis el individuo puede pasar más
desapercibido y no generar estímulos que activen al agresor, al igual que en
el medio natural, donde los animales que no pueden enfrentarse al
depredador se quedan inmóviles, esperando que otro objeto en movimiento
llame su atención. Inicialmente puede haber tensión, activación interna, se
contiene la respiración, no se hace ruido, tratando de no ser un estímulo
para el atacante y minimizar así el daño. Posteriormente se pasa a una fase
de inmovilidad en la que se afloja por completo la tensión, el sistema
colapsa, la presión baja para disminuir la pérdida de sangre periférica si se
produce una lesión, y se entra en un estado de shock y de reserva de
energía. En este estado se experimenta una especie de autoanestesia tanto
física como emocional para disminuir el sufrimiento, y los procesos
mentales y la memoria se desconectan o se reducen drásticamente.
Capítulo 18
apego del individuo. Por ejemplo, la rabia puede disminuir las conductas
negativas en los demás y mantener la proximidad al atraer la atención, pero
cuando conlleva desesperación debilita las relaciones y hace que los demás
se alejen (Bowlby, 1973; Mikulincer, 1998). La expresión de tristeza
comunica al otro que se necesita ayuda y apoyo, y la expresión de
preocupación manifiesta la necesidad de protección (Brenning y Braet,
2013).
Entender las rutas que cada emoción sigue de forma natural para procesarse
puede ayudarnos a buscar intervenciones específicas cuando por algún
motivo se presentan problemas con una emoción en particular. El modo de
trabajo en EMDR se inspira de hecho en este tipo de análisis, viendo cómo
transcurre habitualmente el procesamiento espontáneo al aplicar la
estimulación bilateral, introduciendo todos los elementos necesarios para
facilitar que sea así, y ayudando a desbloquear el sistema cuando los
cambios adaptativos dejan de producirse. Por ejemplo, en la fase 3
introducimos todos los elementos de los distintos niveles de procesamiento
(percepción, emoción, creencia/significado y sensación corporal) para
facilitar el acceso; también dibujamos la creencia positiva que es el cambio
adaptativo en el significado del recuerdo para la identidad del sujeto, para
facilitar la conexión con una perspectiva más funcional y con las redes
positivas. En la fase 4 introducimos entretejidos para superar bloqueos y
volver el procesamiento a su cauce, aceleramos el procesamiento cuando no
avanza y ayudamos al paciente a distanciarse cuando se ve demasiado
inmerso en
alguien, el efecto puede ser mucho más relevante. No hace falta una
intervención sofisticada, pero el decir mientras se hace la estimulación
bilateral "recuerda que ahora estás aquí conmigo" o el expresar que
entendemos lo duro que tuvo que ser aquello para el paciente, no es lo
mismo que permanecer en silencio. Hemos de discriminar - en base a la
información que hemos recogido en la fase 1 - cuándo hemos de estar en
silencio, acompañando el procesamiento, y cuándo es necesario decir algo
para reforzar el contacto con el paciente de cara a ayudar a este a mantener
la atención dual y a poder procesar de modo efectivo la información.
La emoción de miedo tiene mucho que ver con el trabajo con casos de
TEPT, en los que el individuo típicamente se ve expuesto a una amenaza
vital. Foa y Kozak (1986) describen los elementos implicados en el
procesamiento del miedo. El miedo, dicen los autores, está al servicio de un
programa para escapar del peligro o evitar el daño, y forma parte de una
estructura en la memoria que ha de ser modificada para que la emoción
pueda procesarse. La emoción de miedo está muy presente en el TEPT y el
protocolo estándar de trabajo con EMDR está muy orientado a recuerdos en
los que el miedo está muy presente. El ejercicio del lugar seguro, que se
propone como preparación básica, tiene todo su sentido si pensamos en él
para neutralizar situaciones de peligro. El miedo tiene además mucho que
ver con la hiperactivación de la amígala, que se ha visto que se revierte con
la estimulación bilateral (De Voogd et al., 2018). Tiene también relación
con una activación del sistema nervioso simpático, que la estimulación
bilateral ayudará a disminuir a través de la activación parasimpática que
genera (Fariña et al., 2015; Sack et al., 2008, Frustraci et al., 2010). Se ha
visto una mejoría en el aprendizaje de la extinción del miedo tras la terapia
EMDR (Rousseau et al., 2019). Todos estos aspectos podrían no ser
equiparables al funcionamiento de la estimulación bilateral con estados
emocionales con distintos correlatos neurofisiológicos.
La rabia
La tristeza
P: Impotencia, rabia, a veces lo llevo a hacer cosas, pero ese día no sabía
qué hacer.
EB.
EB.
tuya.
P: No.
T: Con la tristeza es importante aprender a estar, pero no pudiste aprender
esto, porque tus padres no la gestionaban bien. Cuando estabas triste, ¿se lo
podías contar?
P: Sí.
T: Nota la sensación.
EB.
EB.
P: Si, eso lo tuve que hacer muchas veces con mis hermanos.
P: No, nunca.
P: Muy poco, no suelo hablar de mis problemas. Solo hay una amiga, quedo
con ella a veces, también ha tenido una vida difícil.
La vergüenza.
Una vez que Amalia es capaz de poner en palabras la vergüenza que siente,
el procesamiento puede continuar. La vergüenza es una emoción que lleva
consigo una tendencia a esconder. Cuando aparece en el procesamiento, el
paciente puede a veces tener dificultades para desvelarlo. Además, en este
caso, esta emoción abrió la puerta a una parte de la historia que hasta ahora
yo desconocía, precisamente porque a la paciente le avergonzaba hablar de
ello.
El asco.
238
Capítulo 19
¿El paciente escoge las situaciones que promueven una regulación sana de
sus emociones? Es decir, exploramos si busca situaciones agradables,
compañía y apoyo de gente con la que se siente bien, o pide ayuda cuando
se siente desbordado. Analizamos también lo contrario, si evita o se protege
de situaciones adversas que es innecesario afrontar. Por ejemplo, si no
genera enfrentamientos que
Cuando está en situaciones complejas o difíciles, ¿hace algo para que las
cosas mejoren o para llevarlo mejor internamente? ¿O más bien lo que hace
va poniendo las cosas aún peor? ¿O no hace absolutamente nada? Muchos
pacientes no se sienten con recursos para modificar el curso de los
acontecimientos, dejando que se desencadenen, como si estuviesen bajo una
tormenta y ni siquiera se pusieran a cubierto ni echaran mano de un
chubasquero. Otras veces, saben que lo que están diciendo o haciendo
empeorará la respuesta del otro, y que al final se sentirán fatal, pero creen
que no pueden parar (y por tanto, no intentan hacerlo). Pueden
hiperfocalizarse en lo que más les molesta, sin tratar de pasar por alto los
puntos que más les disparan para no desbordarse y poder salir cuanto antes
de la situación. A otros les cuesta "ir al grano", sin dejarse arrastrar por
disparadores que les acaban metiendo en el bucle negativo de siempre, y no
logran centrarse en resolver del mejor modo posible.
Estos aspectos no solo nos ayudan a entender cómo funciona el con sus
emociones en medio de un proceso dinámico e interactivo, sino que nos da
una idea de lo que nos podemos encontrar trabajando con EMDR durante el
procesamiento en las fases 3 a 8, y por tanto, qué elementos tendremos que
preparar durante la fase 2. Un paciente que se mete de cabeza en situaciones
problemáticas todo el tiempo hará que tengamos que dedicar sesiones a
apagar fuegos, a menos que nos focalicemos en neutralizar esta tendencia.
Un paciente que durante las situaciones de alta
Veamos esto traducido a un caso práctico. Una paciente nos plantea que su
objetivo en la terapia es sentirse diferente con su madre. Teresa tiene 42
años y funciona de un modo eficiente en su trabajo. Es encargada de una
pequeña tienda, se siente con recursos para manejar a los clientes, que no
pocas veces le plantean problemas o tienen actitudes inadecuadas. Sin
embargo, estas capacidades se evaporan frente a su madre, con la que acaba
discutiendo con frecuencia. Tras estas discusiones se siente mal durante
días y le cuesta volver a la normalidad. Ha tratado de alejarse de su madre,
pero se siente atrapada.
En los pacientes con trauma complejo, como parte del trabajo para mejorar
su capacidad de pensamiento reflexivo, me ha sido útil trabajar cor. tarjetas
que representan distintos estados emocionales. La persona puede así
observar estas secuencias y adquirir cierta perspectiva. Una vez delante de
ellas, es importante que se plantee qué le ayudaría realmente hacer rara
regular la primera emoción que surge. Esto que le ayudaría hacer te
podemos entender como un recurso, y podríamos reforzarlo a través del
protocolo de instalación de recursos (Leeds, 2001). También podríamos
trabajarlo desde el autocuidado cognitivo, ayudando al paciente a buscar io
que le ayudaría decirse a sí mismo. Esto sería algo similar a lo que le dina a
alguien a quien quiere si se sintiera así, o lo que le ayudaría que otros le
dijeran.
Anabel González
246
Capítulo 20
indefensión y abandono.
250
parasimpática derivada de la estimulación bilateral (y cualesquiera que sean
los mecanismos adicionales subyacentes a ésta). La segunda situación
obviamente será más compleja, y ello coincide con Ja observación clínica
de que los recuerdos con T mayúscula suelen requerir de mayor
intervención del terapeuta. Quizás de entrada el nivel de SUDs no sea tan
alto, pero habremos de introducir elementos relacionados con dar
significado (entretejidos), con el efecto regulador del consuelo
(autocuidado), con la capacidad de mirarse (en atención dual) y entenderse
(modificando la autoculpabilización y la rumiación), es decir, todo lo que
no pudo ocurrir cuando hubiera sido necesario. En los casos más graves,
estas experiencias de comprensión y consuelo le son completamente ajenas
al paciente, no solo con respecto a la situación que se está trabajando, sino
en general en toda su historia relacional. Es en estos casos en los que la fase
2 de la terapia EMDR ha de incluir aprender a mirarse para adentro
(autoobservacion y autoconciencia), a entenderse (psicoeducación
interactiva), a regularse a través de la implicación social (trabajo en la
relación terapéutica! y la interiorización de esta regulación diádica para dar
lugar a patrones mas saludables de autorregulación y autoconsuelo (trabajo
de autocuidado). De hecho, si pensamos en nuestros pacientes,
probablemente todos preferiríamos trabajar una memoria de T mayúscula
que una de t minúscula, y la impresión general de los terapeutas es que el
efecto de la estimulación bilateral es más claro, rápido y sencillo en los
recuerdos de t mayúscula.
— Autoculpabilización extrema.
- Ideación suicida.
— Odio, venganza, satisfacción con el sufrimiento de otros: es una
expresión de rabia que no es reparadora.
procesar los recuerdos. También parece lógico explorar estos aspectos fase
1, para poder elaborar un plan de trabajo que incluya aspectos relacionados
con las estrategias regulatorias predominantes en cada caso
oscilar para manejar sus emociones. Cada sistema estaría asociado con
distintas regiones cerebrales y se asociaría a una distinta base neuroquímica.
Estos sistemas son el de amenaza, el de los impulsos y el de autocalmarse.
La perturbación se caracterizaría por un desequilibrio en estos sistemas,
generalmente asociado con un iníradesarrollo de! sistema o autocalmarse, y
propone un trabajo terapéutico basado en el desarrollo ella autocompasión.
La manera en la que como adultos miramos al niño que fuimos puede por
tanto ser un reflejo del modelo operativo interno, derivado del estilo de
apego que tenemos, y también nos da pistas sobre el sistema de regulacic
emocional predominante. Alguien que no puede mirar a su niño interior,
que se angustia ante las emociones representadas en él, puede estar
manifestando una tendencia evitativa. Una persona que culpa duramente al
niño por lo que le pasó, es probable que emplee con frecuencia la
rumiación. Si quiere que el niño desaparezca de su vida y se lleve consigo
todas las emociones negativas, el estilo de regulación será al menos en parte
la supresión. Si directamente no ve al niño o reacciona con un "menuda
tontería de ejercicio", podemos estar ante la supresión o la disociación, Este
niño interior simboliza las emociones y las necesidades que estas
representan, y la forma en la que el adulto se sitúa frente a el es un reflejo
del modo en el que percibe y atiende sus necesidades, y de la manera en la
que regula sus emociones.
259
autocuidado simbólico.
Terapeuta: Cuando miras a esa niña ¿qué emoción es la que sientes es más
fuerte y más difícil para ella?
T: ¿Cuándo se te activa ahora esa sensación que tenías de niña de que eras
buena, esa decepción?
P: Cuando veo que no voy a ninguna parte, que las cosas no tiener sentido,
el vacío.
P: Furia.
P: Mucho, un 8.
EB (Tandas cortas para ver cómo tolera el malestar y para prevenir que
entre demasiado en los contenidos traumáticos).
P: Soledad.
EB.
P: Los papeles rotos son como puzles, se pueden pegar. Pero estoy en la
oscuridad.
EB.
T: Vamos a mirar a esa niña, ¿qué sientes que necesita esa niña?
P: Le hace falta decirle que va a salir de ahí y ya está. Saber qué hacer. Le
falta luz.
T: ¿Qué más?
T: Vale. Vamos a ver esa niña, tú te das cuenta de que se encuentra tris sola,
y de que tiene miedo ¿Puedes simplemente darle la mano?
P: Sí.
P: Desconfianza.
T: Dile a la niña que es normal que no confíe. Los adultos con los que se
crio no eran muy de fiar, pero ahora eres tú la adulta que la acompaña, ¿sí?
Dile que es normal que no confíe. Que ha vivido situaciones muy duras y
que nadie la veía. No podía contar a nadie lo que estaba viviendo. Incluso
cuando trató de contarlo, no la creyeron, ¿cómo no le va a costar fiarse de
alguien, aunque sea de ti? Dile que lo entiendes.
EB.
EB.
T: ¿Qué notas?
P: Tranquilidad.
EB.
T: Vale, nótalo.
EB.
P: Solo calma.
EB
T: ¿Qué notas?
P: Calma.
T: Es normal ¿no?
T: Vale.
P: Pues no lo sé.
P: No creo.
T: Nota un poquito eso, que por lo menos puede llorar. ¿Por qué pued
llorar?
fe.
P: Solo calma.
T: Poco a poco... Eso que vivió la niña en ese armario fue muy duro, y
supongo que ahí había mucho miedo.
P: Sí.
T: El que ahora pueda notar calma con ese recuerdo me parece importante.
P: En los hombros.
EB.
T: Dile nada más que vas a estar ahí, que ahora está contigo, que no te vas a
olvidar de ella. ¿Dónde la notas por dentro?
T: Pon la mano en esa zona, nótala ahí. Quédate un ratito con ella, y dile
que volveremos a trabajar en todo esto.
Como vemos, este trabajo tiene mucha más intervención directa del
terapeuta, que acompaña, encauza, entiende y modela un nuevo modelo de
autorregulación y de autocuidado. En un caso como este, en el que la
paciente es capaz de hacer cambios positivos en poco tiempo, con alguna
[ayuda del terapeuta, esta intervención irá dando paso a un procesamiento
de recuerdos más estándar, donde la intervención del terapeuta se limitará a
entretejidos cuando sea necesario. El objetivo de estos entretejidos, seguirá
siendo potenciar la autorregulación y el autocuidado.
EMDR y pr(Kesamientoem(Kion<iI
Capítulo 21
Otro bucle está basado en las dificultades para identificar las necesidades
subyacentes. Tomar conciencia de ellas implica un nivel mayor de
introspección, pero solo resulta productivo si esto lleva a algún lugar. Si la
persona se da cuenta de lo que necesita y está segura de que puede buscar el
modo de conseguirlo (tiene sentido de agencia), sera proactiva a la hora de
intentar cubrir esas necesidades, o cuando trate de protegerse. En caso de
que esas necesidades no puedan ser satisfechas, o al menos no pueden serlo
inmediatamente, la persona ha de ser también capaz de aceptarlo y hacer el
duelo por lo que se ha perdido, o en todo caso aprender de la experiencia.
Cuando la conciencia de esas necesidades retroalimenta el miedo y la
vergüenza, porque la persona las considera pruebas de su debilidad o su no
valía - en lugar de algo natural en todo ser humano - de nuevo vemos como
esto se convierte en un bucle, en lugar de un procesamiento productivo. Por
ejemplo, una persona que está sintiendo una profunda sensación de
abandono se da cuenta de que sigue necesitando afecto, con la
desesperación de un niño desamparado. Lejos de que esta toma de
conciencia lleve al paciente a hacerse cargo de esa necesidad, la vive desde
la más absoluta impotencia y cae en el autoabandono, sintiéndose
insignificante y sin valor. Esta necesidad de afecto nunca fue reconocida ni
cubierta, por lo que la ruta para alcanzarla nunca ha sido dibujada. Al no
tener un modelo, la persona no reconoce la necesidad en sí, o no siente que
esté a su alcance. Puede incluso que la necesidad adopte un significado
negativo, entendiéndola como una flaqueza, y esto con algo malo en sí
mismo. En esta situación, el procesamiento no avanza y tampoco se ven
progresos entre sesión y sesión.
como un eco de las agresiones sufridas; un miedo que se vive como reflejo
de un peligro actual y éste como sinónimo de desintegración; una vergüenza
nuclear insoportable; o un sentimiento de rechazo inasumible para un niño.
En este segundo grupo, posiblemente nos encontraremos con relaciones
tempranas en las que sí pasaron cosas, pero estas fueron dañinas: agresión,
humillación, pérdidas, rechazo
Si esto ocurre, desde este modelo que estoy planteando, los entretejidos que
hacemos no han de entenderse simplemente como "cognitivos". Si nos
fijamos, muchos de los entretejidos clásicos incluyen elementos del lado
derecho del esquema anterior y tienen que ver con:
P: Soy insignificante.
Esta creencia positiva no parece adecuada, pero ¿por qué lo ve así el paciente?
Esto tiene mucho que ver con su sistema de funcionamiento el que parece
estar siempre tratando de demostrarse que es superior o puede dominar a los
demás, para salir de esos sentimientos de insignificante que le cuesta mucho
tolerar. De entrada, trato de reformul esta creencia.
Pero con respecto al esquema que veíamos más arriba, este paciente est
centrado en la rabia. El malestar no es indefinido, es capaz de identificar
una emoción, pero esta rabia está cargada de impotencia y será importante
observar si el paciente es capaz de salir de ahí.
Durante la fase de desensibilización, todas las asociaciones tienen que ver
con la rabia, el paciente parece atascado en la rabia y la impotencia el
procesamiento no avanza. Las asociaciones que vienen alimentan mas esa
rabia.
P: Rabia.
T: Permítete sentirlo.
EB.
T: ¿Qué te viene?
EB.
P: Todo se olvida, tenemos una relación buena y diferente, pero aun odie a
mi madre.
P: Rabia.
P: Miedo.
Al volver al recuerdo.
EB.
Como vemos, aparece el miedo, pero esta emoción está todavía en este
primer bloque de diferenciación emocional y, lejos de salir hacia las
respuestas funcionales, vuelve de nuevo hacia la impotencia y la rabia.
Intento ayudarlo a conectar con las necesidades subyacentes.
T: Nota esa rabia en el cuerpo (tapping), ¿puedes sentir lo que hay por
debajo de esa rabia?
P: Noto una sensación muy extraña. Creo que mi madre me quiso mucho, y
la parte más difícil fue que actuara de esa manera conmigo, ¿entiendes?
T: Claro.
EB.
EB.
EB.
P: Me viene a la mente un cuchillo ensangrentado.
Para ayudar al paciente a ver más matices en lo que se mueve por debajo de
la rabia y a conectar con sus necesidades subyacentes, le voy enseñando
tarjetas con dibujos de distintos estados emocionales. El paciente selecciona
como muy presentes en él, y muy conectados con el recuerdo que estamos
trabajando, los de sensación de abandono y de tendencia al autoabandono.
Estos dos esquemas con frecuencia se presentan juntos, llevando a un bucle
de retroalimentación del tipo: la persona tiene un profundo sentimiento de
abandono y esto - en lugar de llevarla a autocuidarse y autoconsolarse a
pensar en figuras positivas que la cuiden y la consuelen - la lleva a lo más
contraproducente para esa sensación, que es autoabandonarse y aislarse. Al
hacer esto, la sensación de abandono crece más y más. Habílamos
brevemente de esto, y seguimos el procesamiento.
P: Tristeza.
EB.
P: Siempre fui un desastre, todo lo arreglaba tomando drogas,
emborrachándome. Estoy mejor ahora, pero aún me tiendo a autoabandonar,
físicamente y psicológicamente.
T: ¿Qué notas?
T: Nótalo un poco.
EB.
T: ¿Por qué?
P: ¡Cierto!
P: De acuerdo.
EB.
EB.
T: ¿Paramos aquí?
P: Sí, vale.
Como vemos en este ejemplo los avances, los bloqueos y las intervenciones
del terapeuta, pueden entenderse en base a la granea planteada en este
capítulo. En un caso como éste, el procesamiento completo de un recuerdo
nuclear como el que se describe llevara probablemente muchas sesiones.
Cada uno de los procesamientos va a incluir también un proceso de
aprendizaje de regulación emocional., en la línea que comentaba Coubard
(2015), pero dado que estamos en el territorio del trauma complejo y la
desregulación emocional es grave, se precisaran intervenciones adicionales.
Este trabajo ha de hacerse como parte de la tase 2 de preparación, e
integrarlo posteriormente en el procesamiento en las fases 3 a 7, sobre todo
en la fase de desensibilización. Durante el procesamiento de un recuerdo, el
paciente entra en contacto emocional
Capítulo 22
La regulación interpersonal
Los pacientes con este estilo de apego tendrán problemas para acceder y
procesar experiencias que están compartimentalizadas porque se vivieron
como contradictorias, y por tanto inasumibles. ¿Cómo puede un niño
integrar una imagen reguladora unificada cuando sus cuidadores
manifiestan actitudes a veces diametralmente opuestas? Podrá conectar con
la rabia protectora, con la sensación de victimización o con un rol de
rescatador, pero es difícil poder verlo todo a la vez y asumirlo en conjunto
como parte de su identidad. El trabajo con este tipo de pacientes tendrá
características del abordaje que empleamos con la disociación, aunque no
todos los pacientes con apego desorganizado llegan a cumplir criterios
diagnósticos para un trastorno disociativo. En resumen: para poder procesar
una experiencia, hemos de tener un mapa de la estructura del sistema
interno o, en terminología del apego, del modelo operativo interno.
Pero aparte de las dificultades intrapsíquicas, también nos enfrentaremos a
problemas para el establecimiento de una relación terapéutica colaborativa
y productiva. El individuo puede activar distintos estados y proyectar otros
en el terapeuta, por ejemplo, sentirse como víctima y ver al terapeuta como
rescatador ("solo tú puedes ayudarme"), o pasar de esta diada a la opuesta
(puede profundizarse más en estas diadas relaciónales en el libro del
Abordaje Progresivo), situándose el paciente como perseguidor y
victimizando al terapeuta (agresividad hacia éste). A mayores, si el paciente
tuvo que recurrir a estrategias controladoras de tipo cuidadora o punitiva,
puede activarlas también en la relación terapéutica, preocupándose por el
terapeuta o tratando de dominarlo.
T: ¿Qué notas?
P: Que absorbo, que siento lo mismo que él, es como si lo llevara conmigo.
T: Te cuesta estar ahí sin sentir el mismo dolor que siente él.
T: Es normal que te cueste porque vienes de una familia donde se cree que
todos tenéis que pensar lo mismo y sentir lo mismo. ¿Qué sensación te
produciría pensar una frase como "tengo mis propias
ideas y sentimientos"?
T: Claro, pero puedes quedarte con tus viejas ideas, las que arrastras desde
tu infancia, o poner otras allí. Si giras alrededor de esas ideas de siempre, la
cosa se pone peor ¿verdad?
P: Sí, esa idea fue la que me llevó a tener la crisis. Pienso que si yo también
sufro, puedo aliviar su dolor. No tiene lógica, ¿verdad?
T: Sería importante cambiar este modelo. ¿Te enseñaban esto en casa, que el
sufrimiento de uno redime al otro? ¿Pudiste aprender esto en casa?
P:Sí.
T: Pero tú no compartes muchas de sus ideas, muchas cosas que ellos te han
dicho, tú las has cuestionado. Son simplemente aprendizajes.
P: De mi infancia.
T: Claro, porque si todos vivís pegados, que alguien piense diferente es una
amenaza y entonces se penaliza, para que vuelvas al núcleo.
P: Pero si pienso diferente, me voy a quedar sola.
mundo.
- ¿Crees que María tuvo unos padres que la cuidaron muy bien, y que
ella aprendió de ellos cómo cuidar bien a un niño, pero que decidió no
utilizar esas capacidades contigo porque tú eres diferente?
Anabel González
296
Capítulo 23
Disociación-distanciamiento Disociación-compartimentalización
notarás cosas. Esto es bueno, porque al salir las emociones para fuera, las
podremos procesar y se podrán ir. Pero si tú ves que te sobrepasa me haces
una señal y paramos.
P: Vale.
P: 7.
T: Toma la imagen, las palabras soy débil y nota la sensación. Dime cuando
la estás notando.
P:Sí.
EB.
P: Me siento mareada.
P:Sí.
EB.
T: ¿Qué viene?
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: No, puedo.
P: Enfado.
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: Me siento triste.
EB.
T: ¿Qué te viene?
EB.
T: ¿Qué viene?
EB.
P: Ahora mi padre.
EB.
T: ¿Ahora?
P: Mi padre.
T: ¿Y qué notas?
EB.
T: ¿Y la sensación?
T: ¿Y de intensidad de 0 a 10?
P: 7.
EB.
T: ¿Qué te viene?
EB.
T: ¿Qué te viene?
EB.
P: Estoy ahí.
EB (durante los MO le digo "recuerda que no está pasando otra vez"). ¿Qué
te viene?
T: Nótalo.
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: Nada.
T: ¿Cuál es la sensación?
Volvemos al recuerdo.
T: Permítete sentirlo.
EB.
T: ¿Qué viene?
EB.
T: ¿Ahora?
P: Mi sobrina.
T: ¿Cómo es la sensación?
P: Buena.
P: Sí.
P: Es que hay una de las partes a la que no puedo llegar, el resto puedo
verlo todo y pensar en ello, pero eso no. Es de otra etapa de mi vida.
T: No tienes que esforzarte en recordar nada, solo deja que venga lo que
tenga que venir. Llevas mucho tiempo conteniendo, ahora te has conectado
más, te has permitido sentirte triste, enfadada, y soltar un poco más. Puede
que por hoy sea suficiente.
P: Vale.
P: Tuve una ocasión, hace mucho tiempo, hubo un chico que me forzó y me
venía ese recuerdo que siempre he estado apartando y ahora, en algunos
momentos, me venía éste como si fueran la misma persona.
Se dio cuenta de la relación que tenían sus reacciones con los hombres con
la necesidad que sentía de niña de complacer a su padre, una persona
siempre amargada e insatisfecha. También fue capaz de poner distancia con
una amiga con la que tenía una relación que consideraba muy tóxica.
Todavía había sentimientos que surgían y que no entendía bien, y muchas
cosas que trabajar. Dedicamos la siguiente sesión a elaborar todo el material
que había surgido entre sesiones. En general, podemos considerar que la
sesión había sido productiva, que se habían movido cosas en un sentido
positivo para la paciente y estaba más conectada emocionalmente, aunque
todavía no sabía muy bien qué hacer con todo aquello. Aunque el trabajo
terapéutico no se limitó en adelante al procesamiento de recuerdos, esto
continuó siendo una de las intervenciones centrales del tratamiento.
P: Bastante más calladas, desde que salió "la mala" en la última consulta.
Salió "la mala", ¿verdad? No me ha insultado ni me han acribillado tanto.
T: Tenemos que rebautizar a esta parte. ¿No crees que llamarla mala es un
insulto? Es verdad que a veces hace cosas que no te gustan, que no te
ayudan...
P: "La mala".
T: Todas esas partes son lo que tú eres. Y si hay algunas llenas de rabia,
nuestro objetivo es entenderlas de verdad, ver su función. Si simplificamos
tanto no lo podemos entender. Si hay partes en ti, cada parte tiene un
sentido y no lo podremos entender si simplemente las clasificamos en
buenas o malas. Si vamos entendiendo qué función tiene cada una, podemos
ir mejorando. Y cada una tiene cosas importantes, por algo llevan ahí desde
hace tanto tiempo. Cada parte tiene un recurso, una capacidad tuya que no
pudo evolucionar.
T: Las partes con más rabia suelen ser defensivas y si no pueden sacar esa
rabia, se bloquean. Si la rabia no se puede expresar, si no puede salir para
fuera, se va para dentro. Nos machacamos, nos hacemos daño. Pero la rabia
en sí no es un problema, es solo una emoción más. Piénsalo, ¿qué problema
tendría una persona que no siente rabia?
P: Para enfadarse.
P: Sería un robot.
T: Eso es. La rabia es un indicador de lo que no nos gusta. Si nuestro sensor
funciona bien, sabemos identificarlo y hará que nos protejamos. La rabia
nos va a ayudar a elegir con quién relacionarnos, nos ayudará a ver lo que
no nos dan y a saber pedirlo. Te interesa que tu rabia trabaje contigo para
que te enseñe lo que no te gusta. Es importantísima, como todas las
emociones.
P: Consigo ponerme firme por ejemplo con mis niños. Pero cuando soy yo
la que he fallado, me cuesta más.
T: Lo bueno es que ya tienes la experiencia de hacerlo con los niños. Solo
que con nosotros mismos cuesta más tiempo, hay que tener más paciencia...
¿Tus niños juegan con videojuegos?
P: Sí.
T: ¿Notas que hay partes que tienen más que ver con el miedo?
T: Eso es. Nos alerta del peligro. Es como ver no solo los pros, sino también
los contras de las cosas, así es como planificamos las cosas de manera
realista. Todos necesitamos tener algo de miedo. ¿Qué pasa si un niño no
tiene miedo?
sienten culpa?
P: Son psicópatas.
T: Son muy dañinos. También hay gente que como nunca sienten que tienen
la culpa, se la echan siempre a los demás.
P: Como mi madre.
T: Entonces, ¿para qué nos sirve? Para aprender de los errores. Lo normal
es que las cosas nos salgan mal muchas veces. Y lo que hacemos a veces es
bueno para unos y no tan bueno para otros. Si no tengo algo que me frene
un poquito, no calculo. Entonces sentirnos culpables nos sirve para ser
mejores personas y para darnos cuenta de que fallamos. Por eso tu madre no
podrá evolucionar bien, porque no se da cuenta de lo que hace mal ni lo
reconoce. Necesitamos la culpa, pero a un nivel pequeño, simplemente para
que nos diga que igual hay una manera mejor de hacer las cosas...
T: La estructura que tú tienes es muy radical. A veces ves las cosas desde
una parte y luego cambias y pasas a verlas desde otro lado muy distinto. Tú
no te sientes culpable, pero hemos visto que hay algunas partes que sienten
muchísima culpa. Algunas partes sienten más unas emociones que otras,
pero la realidad no es blanca o negra, tiene matices. Cada parte tiene
algunos de esos matices, y cuando seas capaz de ver desde todas esas
perspectivas, será mejor. Creciendo con una madre muy crítica, lo de la
culpa no es fácil, pero si tu crítica interna baja será más sencillo:
simplemente te darás cuenta cuando te equivoques, lo reconocerás y le
pondrás solución. Cometer errores no será el fin del mundo, será lo normal,
todos cometemos errores.
T: Claro, sigamos con las otras emociones ¿Para qué sirve la tristeza?
T: ¿Sabes que hay gente que nace sin dolor y que no puede sobrevivir? El
dolor es un indicador de que algo va mal. Imagínate que no pueden sentir
una herida o que tienen apendicitis y no lo notan... La tristeza, el dolor
emocional, es un indicador de que nos falta algo. Es como una especie de
pegamento: cuando tenemos algo que nos interesa, nos sentimos apegados.
Los seres humanos nos vinculamos con la gente y cuando se van, al
perderlos, nos ponemos tristes.
T: Eso es. Para encajar, ser adecuados a lo que nos rodea, para protegernos
de no exponernos excesivamente. ¿Cómo es la gente que no siente
vergüenza?
P: Más alegre.
T: Seguro que sí. Porque los humanos tenemos todas las emociones. Pero si
alguna se nos hace muy difícil, la enterramos. Entonces es otra parte la que
la siente y tú te desconectas de esa emoción. Pero fíjate que a veces
sentimos vergüenza, por cosas de las que no tiene sentido que nos
avergoncemos (digo esto porque sé que la paciente sufrió un abuso sexual
intrafamiliar y en estos recuerdos típicamente la vergüenza es intensa, por
mucho que los adultos sepamos que un niño que sufre esta situación no ha
hecho nada malo). A veces la vergüenza es parecida a la culpa. Si un adulto
no asume la culpa y te dice que la tienes tú, al final te acabas creyendo que
la tienes tú.
P: La-la-la-la (canta).
P: No tengo.
T: ¿Te das cuenta de que en este momento te estás activando, que tienes
más rabia?
P: No sé.
P: Que se va a acabar.
Por la manera en la que la paciente está hablando, entiendo que está
hablando de suicidio. Está claro que hablar de la vergüenza la ha hecho
conectar con sensaciones inasumibles. Pese a que la rabia parecía
representar una emoción muy disociada, que se almacenó en el
compartimento de la parte crítica y la parte agresiva, la paciente podía
tolerar hablar de ella y plantearse su finalidad adaptativa. Lo mismo ocurría
con el miedo, la tristeza, o incluso la culpa. Sin embargo, la vergüenza, en
parte por las características de esta emoción, y en parte por su conexión más
directa con los recuerdos de abuso, ha disparado todos los mecanismos
disfuncionales, activando partes protectoras más basadas en la rabia,
yéndose hacia la desconexión: "no siento nada" y volviendo la rabia contra
sí misma. Lo que sea con tal de no sentir eso.
T: Hay distintas maneras de acabar. ¿Las que piensas son en hacerte daño?
T: Sí. Sí que hay. Funciona bien, puede hacerse, solo que no va a ser
rápido... ¿Te acuerdas de lo que decíamos de la tristeza? Una de las
T: Seguro que sí. Porque los humanos tenemos todas las emociones. Pero si
alguna se nos hace muy difícil, la enterramos. Entonces es otra parte la que
la siente y tú te desconectas de esa emoción. Pero fíjate que a veces
sentimos vergüenza, por cosas de las que no tiene sentido que nos
avergoncemos (digo esto porque sé que la paciente sufrió un abuso sexual
intrafamiliar y en estos recuerdos típicamente la vergüenza es intensa, por
mucho que los adultos sepamos que un niño que sufre esta situación no ha
hecho nada malo). A veces la vergüenza es parecida a la culpa. Si un adulto
no asume la culpa y te dice que la tienes tú, al final te acabas creyendo que
la tienes tú.
P: La-la-la-la (canta).
P: No tengo.
T: ¿Te das cuenta de que en este momento te estás activando, que tienes
más rabia?
P: No sé.
P: Que se va a acabar.
T: Hay distintas maneras de acabar. ¿Las que piensas son en hacerte daño?
T: Sí. Sí que hay. Funciona bien, puede hacerse, solo que no va a ser
rápido... ¿Te acuerdas de lo que decíamos de la tristeza? Una de las maneras
de ayudar a nuestras emociones a procesarlas es notarlas, dejarlas seguir su
camino y que se vayan.... Si además se van desbloqueando los recuerdos,
aún será más fácil. Sé que es complicado para ti todo lo que hemos ido
hablando, pero poquito a poquito lo podemos ir haciendo. La idea es ir
sacando los diques, abrirlos un poquito y que lo de dentro se vaya yendo,
para que ya no te produzca dolor. Esa es la idea de lo que podemos hacer en
la terapia. Y con las cosas que se atasquen, podemos trabajar con EMDR.
Cuando vayamos trabajando así los recuerdos, podrás mirar tu historia sin
que te lleguen sensaciones dolorosas. No tendrás que desconectarte, no
tendrás que apartarlas, simplemente dejarán de estar, se irán. No es tan
rápido como cuando te desconectas, pero es mucho más sólido.
T: Claro, sentir es duro, pero no es cierto que sufras menos, porque al final
el daño aumenta, y el sufrimiento también. Es como la pescadilla que se
muerde la cola. ¿Notas mucho malestar ahora?
P:No.
P: Ahora mismo no saben por qué estoy aquí. Me dicen que no estoy tan
mal.
P: Lo que dice ahora mi cabeza es que no entiende por qué estoy aquí. Pero
algo me dice que es porque estoy tomando un tratamiento.
T: Pues escucha a las dos partes. A veces necesitas desconectar para hacer
tu vida, para salir de aquí y coger el autobús, por ejemplo. Así no te
despistas y llegarás a casa sin problemas.
T: ¿Qué tal sería saber que tienes problemas y apartarlos al archivo, dejarlos
ahí para otro momento?
T: Eso es. ¿Qué te parece si cuando estés con los terapeutas puedes hablar
de los problemas, pero después apartarlos para poder seguir con tu vida?
Capítulo 24
EB.
T: Haz una respiración profunda, déjalo ir... Dime qué te viene a la cabeza,
qué notas.
Paciente: Siento... calma, noto... El cuerpo está relajado. Es como si... ¡Ya
no soy estúpida nunca más!
Por muy potente que sea la estimulación bilateral, obviamente una única
tanda no puede bajar a cero la perturbación e instalar la creencia positiva
por completo. De modo que exploramos con el sistema qué ha ocurrido.
P: ¡Me he mareado!
P: Sí, sí que quiere. Pero tengo un poco de calor, ¿puedo abrir la ventana?
P:Sí.
T: Es la misma idea que antes, pero ahora sería la voz la que tendría que
trabajar.
P: Vale.
T: Entonces, pídele que piense en el mismo recuerdo y que mire qué nota.
P: Vale... Ella nota... (habla internamente con la voz) ¿Qué me dices? Ella
solo nota cosas negativas.
P: Vale... Lo está notando (hablando con la voz) dime... dice que ella
P: Lo está notando.
EB.
T: Respira, déjalo ir... Ahora mira cómo está ella, pregúntale cómo se
siente.
P: Está mejor.
P: Sí.
T: ¿Quiere parar aquí o quiere hacer un poquito más para sentirse algo
mejor?
EB.
P: Está bien.
T: Si miras ahora esa misma situación con la voz, ¿qué es diferente después
de que ella haya trabajado su parte?
EB.
P: No.
P: ¡Pufff! No es fácil.
T: Tiene muchas cosas dentro, y quizás necesita que salgan, pero a la vez le
da miedo que salgan (habíamos hablado de esto en otras sesiones). Hoy
creo que ha visto que podemos trabajar esto poco a poco, y al hacerlo así tú
tendrás tiempo de irlo asimilando, pero a la vez ella irá soltando presión.
P: Sí.
simbolizar las distintas emociones y ver cómo el paciente se sitúa con ellas
o para representar las distintas etapas de la vida del paciente y observar cuál
es su valoración de sí mismo en cada una de ellas. Pero cuando hagamos
estas intervenciones las usaremos de modo puntual, tendiendo con el tiempo
a ir hacia un lenguaje y un procesamiento más normalizado.
Capítulo 25
Estos pacientes se presentan a terapia a veces traídos por otros, sin ninguna
convicción de tener problema alguno. Pueden decir que ellos no tienen
traumas y que, de haberlos tenido, "los tienen superados". Esta frase, en
todos los años que llevo trabajando con EMDR, jamás ha significado que
un recuerdo esté realmente procesado, sino que suele ser un indicador de
falta de conexión con la experiencia y de falta de conciencia del efecto que
sigue produciendo en el presente.
De cara a plantear cómo trabajar con estos pacientes, creo que es importante
establecer grupos en función de cuál es el problema subyacente. Con
propósitos clínicos, podríamos clasificarlos en estos tipos:
Gran parte de este trabajo formará parte de la fase de preparación, pero esto
no quiere decir que hayamos de esperar a que el paciente tenga un buen
reconocimiento emocional para empezar a introducir la estimulación
bilateral o procesar recuerdos. El efecto de conexión que tiene la
estimulación bilateral puede ser muy útil y puede potenciar el trabajo de
reconexión y autorregulación. Eso sí, si entramos a trabajar recuerdos,
vamos a necesitar llevar a cabo muchas más intervenciones dirigidas a (1)
potenciar la conexión (2) dar sentido a aquello con lo que el paciente se esta
conectando y (3) introducir estrategias adaptaüvas para regular esas
emociones que emergen.
Paciente: Lo veo, pero como que tengo que esforzarme para verlo.
P: Indiferencia.
T: Nota la respiración, pon aquí las manos. Mira cómo la ves ahora y
quédate notando la respiración. Nota la sensación del cuerpo por dentro.
¿Qué te viene?
P: No hay.
T: ¿Qué te viene?
T: Pues nótalas, permítete sentirlas... Es una cosa muy muy triste... la cosa
más triste del mundo... ¡Cómo no vas a tener ganas de llorar!
No es intrascendente lo que decimos en estos casos. Aquí estoy, sin
planificarlo previamente, resonando con su experiencia emocional,
validándola, entendiéndola. La experiencia de mostrar y compartir el dolor
es muy beneficiosa, pero muchos pacientes nunca la han tenido porque
tuvieron que gestionar solos lo que sentían. No surgirá espontáneamente ni
sabrán cómo hacerlo a menos que se lo facilitemos.
P: Las cosas bonitas... las cosas bonitas que ha hecho, que ha vivido...
T: Cuando se vaya el dolor las cosas bonitas vendrán más, será más fácil
recordar esa parte.
Sin embargo, los problemas en este caso no son extremos y se activan sobre
todo con respecto a ese recuerdo en particular. Aunque esta mujer tenía
cierta tendencia a estar más centrada en el cuidado de los demás que en sus
propias necesidades, mantenía bastante capacidad para identificar sus
sentimientos y regularlos. Los obstáculos para el procesamiento tenían que
ver sobre todo con aspectos muy específicos de las situaciones de duelo,
como el aferrarse al dolor para mantener viva en cierto modo a la persona
fallecida, lo que se sumaba a una cierta tendencia disfuncional a suprimir
emociones, que venía de su historia de apego. No hicieron falta más que
T: ¿Qué observas?
P: Nada.
EB.
T: ¿Qué te viene?
P: No siento nada, pero no puedo abrir los ojos y mi mano está temblando.
EB.
Dado que la sensación del estómago fue la que activó el síntoma, parece
una sensación más primaria y además importante, por ello trato de ayudarle
a focalizar en esa zona.
T: ¿Qué notas en el estómago?
P: Ahora no veo nada (con sorpresa), me siento bien, pero no puedo abrir
los ojos, y cuando lo hago, veo doble... y mi mano no, no... No puedo hacer
nada con ella.
P: No, no puedo.
P: Sí.
P: No puedo pensar (de nuevo su recurso ante sus dificultades para notar y
sentir, es irse a los pensamientos).
El paciente está con los ojos cerrados, hace gestos, pero no puede hablar. En
esta parte de la sesión continúo la estimulación incluso cuando estoy
hablando o lo hace el paciente.
P: No puedo pensar.
P: Es difícil.
T: Lo sé, pero si las dejamos libres las podremos procesar... observa lo que
viene, ¿te llega algún recuerdo? ¿algún pensamiento?
Como vemos, trato de facilitar procesos que en un paciente con mejor
regulación se producirían de modo espontáneo y fluido, como la asociación
con otros recuerdos o pensamientos.
T: ¿Qué edad tenías? (me mira dudando) ¿Cinco, diez, quince años?
P:Sí.
P: Algo así.
Creo que este caso ejemplifica muy bien cómo muchas veces el trabajo
terapéutico no consiste en sesiones en las que encontramos "la clave" y con
ello resolvemos gran parte del problema. Estas sesiones existen, pero la
mayor parte de nuestra labor con pacientes severamente desregulados es un
"trabajo de siembra". Cuando se lanzan a la tierra las semillas, lo hacemos
porque confiamos en que algún día - bajo el clima propicio - darán su fruto.
Tratamos de lanzar la semilla apropiada para el momento del año en que
pueda prender y germinar, pero solo veremos los frutos cuando se den las
condiciones para que la semilla germine y el fruto salga y madure. Esta
metáfora de la terapia supone para los terapeutas EMDR un cambio
completo de perspectiva que pasa de la técnica al abordaje terapéutico, del
protocolo a la psicoterapia. Los cambios que nos interesan son los que
consiguen que nuestros pacientes recuperen sus vidas y hay rutas que han
de ser necesariamente lentas, progresivas y pacientes. Una de estas
situaciones tiene que ver con la reconexión con sus emociones de un
individuo extremadamente alexitímico y desconectado de sí mismo. No
pocas veces la terapia implicará aprender desde cero un lenguaje
completamente nuevo, mientras se van desmontando mecanismos negativos
profundamente arraigados.
Anabel González
346
Capítulo 26
Algunas herramientas para el trabajo con EMDR en pacientes severamente
desregulados
La figura reguladora
momentos puntuales en los que alguien ha hecho algo que ayudó con algún
estado emocional. Si vamos buscando con atención con el paciente todos
los momentos de ese tipo de su historia, podremos construir un conjunto de
experiencias que globalmente sirven como referencia. Para dibujar esta
imagen global podemos ir visualizando momentos concretos con esas
personas, representando a cada una de estas personas y momentos en un
papel, escoger las frases que dijeron y lo que significaron, e instalar cada
una de ellas con estimulación bilateral. Todos estos dibujos/frases/imágenes
y la sensación corporal que generan, se vinculan a una frase global que
represente que - aunque fuera a trozos - lo que la persona siempre ha
necesitado estaba ahí, repartido en esos pequeños momentos.
teórico, sino que forme parte de las redes de memoria del paciente.
El autocuidado
La simbolización de la emoción
Entretejidos
2 Entretejidos somáticos
3 Entretejido de diferenciación.
4 Entretejidos relacionales
Integrando emociones
La presencia terapéutica
Es evidente que, para poder hacer este trabajo, como terapeutas hemos de
tener una buena capacidad para autoobservarnos y analizar situaciones - a
veces de alta carga emocional - con distancia. No es posible hacer esto si
nuestras propias redes nos están conectando con material nuestro no
procesado. El trabajo personal del terapeuta es imprescindible para una
terapia de trauma en la que estamos entrando en profundidad en historias
muy duras y complejas y en la que habitualmente conectamos con estados
emocionales intensos y de alta complejidad. La herramienta más importante
del terapeuta no es el conocimiento teórico ni una gran cantidad de posibles
técnicas a implementar, sino el tomar conciencia de su papel esencial como
instrumento regulador para el paciente. Este instrumento ha de estar bien
afinado para poder cumplir esta función de promover el cambio en el
paciente hacia un sistema de regulación más saludable, rico y eficiente.
Anabel González
366
Sara había tenido fobia a vomitar desde muy pequeña y luego se fueron
desarrollando múltiples conductas de seguridad para prevenir el posible
contagio de virus gástricos (lavado de manos no ritualizado) o los vómitos
(llevaba siempre encima antieméticos); también aparecieron conductas
evitativas "por si me pongo mal y vomito". En la edad adulta empezó a
presentar sintomatología agorafóbica (evitaba alejarse del radio de
seguridad de su casa, los lugares donde no conocía la salida o las
actividades en las que pudiera marearse, como el deporte o volar en
avión...). También aparecieron miedos respecto al futuro, como a la
maternidad "porque las embarazadas tienen náuseas y los bebés vomitan
mucho" o a buscar un trabajo a jornada completa "porque sería estar más
tiempo expuesta a un posible contagio". Todo esto le angustiaba mucho por
su repercusión en su relación de pareja, en el ámbito laboral y en su vida
cotidiana en general.
y qué pasaba en esa época, vemos que estos síntomas se iniciaron a raíz de
experiencias traumáticas que Sara vivió en el colegio: de los 4 a los 6 años
las cuidadoras del comedor escolar amenazaban constantemente a los niños
con llevarlos al cuarto de las ratas si no se acababan la comida y les
gritaban o agredían físicamente (bofetadas, zarandeos) para forzarlos a
comer. Recordaba vividamente la imagen de un niño que vomitó cuando le
obligaron a acabarse la comida, al que le hicieron ingerir su propio vómito.
Estaba siempre en el comedor con una sensación de miedo constante,
pensando "me va a pasar algo malo", "estoy en peligro". En esa situación el
miedo a vomitar tenía un valor protector: no vomitar le permitía mantenerse
a salvo de castigos como el que recibió aquel niño. La estrategia de evitar
situaciones de potencial riesgo de vómito le permitía sentirse "a salvo".
Aquí vemos cómo una emoción - en este caso el miedo - no llega a ser
procesada de modo natural y queda asociada a un mecanismo regulador
disfuncional - la evitación. Los vómitos formaban parte de este recuerdo
nuclear y por ello se quedaron asociados a la sintomatología. A partir de
aquí la evitación del vómito llegó a convertirse en un problema con
importantes repercusiones en su funcionamiento adulto, debido al
mantenimiento y generalización de esa estrategia de evitación a lo largo de
su vida.
Pero este evento traumático no era el único origen del problema de Sara.
Como en muchos casos, las relaciones de apego primarias van a configurar
una base que puede - en el apego seguro - funcionar como un factor de
resiliencia frente a los eventos adversos, o bien - en los apegos inseguros y
el desorganizado - actuar como un factor multiplicador del trauma. Veamos
lo que sucedió con Sara en esta área. Sus padres se conocieron con 17 años
y se casaron con 23. La madre tuvo un aborto un año antes del nacimiento
de la paciente. El padre, que había insistido mucho para que tuvieran hijos,
cuando la madre de Sara estaba embarazada de ella, se fue con otra mujer.
El último día que los padres se vieron fue el día del nacimiento de la
paciente. Ella supo que hubo una discusión en el hospital, pero nunca le
contaron lo qué sucedió. Aunque Sara no lo explicó así de entrada, sus
descripciones de la infancia hacen pensar que su madre pudo estar
deprimida o, al menos, intensamente afectada por el abandono del padre y
también sin habilidades para manejarlo. Nunca hablaba sobre el tema, y en
las pocas ocasiones en las que Sara trató de hablar con ella de su padre (qué
había ocurrido, dónde estaba...), "nunca pude hacerlo, se ponía fatal, a
llorar, decía que no pasaba nada y se iba... Yo no quería que llorara, así que
sabía que era un tema del que no se podía hablar". Sus abuelos maternos,
con los que se crio junto con su madre, eran católicos y muy conservadores,
para ellos el abandono del padre y el divorcio supuso "una vergüenza en la
familia, siempre fue un tabú".
Cuando Sara acudió a consulta el miedo llevaba muchos años con ella,
había sido su referencia en la toma de decisiones importantes y en
actividades cotidianas; por ello estaba totalmente identificada con él, decía:
"yo soy una miedica". Por otro lado, racionalmente sabía que vomitar no era
peligroso y que este miedo irracional la limitaba enormemente, lo que le
generaba muchísima vergüenza y no lo comentó con nadie salvo su madre y
su pareja. Reaccionaba ante los problemas como lo aprendió en su familia:
sintiendo vergüenza y no hablando de ello, "metiendo todo bajo la
alfombra". Cuanto mayor era la problemática que se iba acumulando, más
rumiativa se volvía la paciente respecto a su problema, culpándose y
criticándose por no poder solucionarlo. Esto que se decía a sí misma, por
supuesto, no la ayudaba, pero fue el modelo que aprendió.
Sara fue trabajando con sus recuerdos y también con sus situaciones
presentes. Abordó su conflicto en la toma de decisiones a nivel laboral.
Siempre había decidido en base al miedo; por ejemplo, quedarse en su
ciudad natal a estudiar y trabajar como profesora, que es lo que su madre le
inculcó que sería bueno para ella. Se planteó dedicarse al diseño de joyería,
pero eso implicaría no hacer lo que su madre quería (activación del miedo
nuclear al abandono) y asumir incertidumbre - algo que no sabía manejar ni
tolerar - en cuanto a ingresos (en alguien de base altamente temerosa).
Finalmente fue viendo que la docencia en sí le gustaba, pero no presentarse
a las oposiciones de magisterio, que era a lo que su madre le empujaba. Fue
capaz de ponerse más firme con su jefe de estudios y mejorar sus
condiciones laborales.
Cuando la vi por primera vez, Noa llevaba un año trabajando con una
terapeuta, que me derivó el caso porque creía que no estaban consiguiendo
avances. Mi compañera, una clínico EMDR con mucha experienda, había
descartado hacer estimulación bilateral, porque cuando empezaba ya con
¿Qué tipo de regulación vemos aquí? En primer lugar, pareciera que Noa no
era del todo consciente de sus verdaderas emociones y necesidades, no
parecía haber una buena conexión emocional, dado el relato normativo que
hacía de su infancia y de su vida. Pese a la ausencia de detalles de su
historia temprana, tanto los síntomas disociativos, como la respuesta
corporal involuntaria y egodistónica, apuntaban a un "desconectado tipo 2",
es decir, una desconexión aparente, que ocultaba debajo una estructura
fragmentada: estaríamos ante disociación-compartimentalización. Como
segundo aspecto a destacar, la actitud general de Noa hacia sus dificultades
era de ignorarlas y minimizarlas. Cuando tuvo la lesión, la falta de
evolución favorable la llevó a esforzarse más, hacer el doble de fisioterapia
de la que le indicaban, tratar de hacer cosas aunque le fallaran las fuerzas y
sentirse mal cuando descansaba o no hacía nada. Aunque en esto había
cierto grado de control intencional, Noa hacía todo ello en gran medida de
modo automático y no consciente. Por ello etiquetaría esta tendencia como
supresión. En tercer lugar, parecía haber una evitación activa de
determinados elementos, dada su súbita respuesta ante mis comentarios
sobre la infancia. Este aspecto necesitaba explorarse más a fondo, para ver
hasta qué punto había una estructura disociativa subyacente, que hiciese
necesario un trabajo con partes.
Tras unos meses de trabajo me planteé que podría ser interesante ver de
modo más claro qué era "el interior", aunque parecía evidente por las
respuestas que daba y la sorpresa de la paciente ante muchas de ellas, que se
trataba de una parte de la personalidad con cierto nivel de autonomía
mental. Suelo pedir a mis pacientes, como un modo de explorar disociación,
que dibujen en un círculo que yo hago en una hoja de papel lo que ellos
sienten que hay en su interior. Al hacerlo con Noa, ella dibujó una cruz,
como tachando el círculo. Mi interpretación fue que había una evitación
marcada a mirarse para adentro. Tomando este dibujo como diana, hicimos
EB para ayudar a la paciente a conectar; tras cada set fue dibujando algo, y
poco a poco fue apareciendo una cara. Sin embargo, a la siguiente sesión,
volvió a tachar el círculo. Repetimos el mismo procedimiento, con el
mismo resultado. Es decir, durante la sesión parecía procesarse algo y
desvelarse una parte disociativa, pero en la siguiente sesión, todo estaba
igual. Era como si la niebla hubiera vuelto a cubrirlo todo. Veamos un
fragmento de la siguiente sesión, cuando le dibujo el círculo por tercera vez.
P: Bien, como siempre, al llegar a casa estuve dos horas metida en la cama,
y después bien. Cada vez me dura menos tiempo. Y desde hace un par de
semanas ya no estoy tomando ninguna medicación. Lo que me cuesta
conciliar es el sueño.
P: No me gusta nada.
T: ¿Por qué?
P: Porque la última vez que lo hice me sentó fatal... Bueno, pero sí, lo hago.
P: Sí, mira, ya estoy sudando (se quita la chaqueta). No sé por qué, pero
hasta mirar para ahí me cuesta, mira tú que tontería, porque no tiene nada,
pero me cuesta.
Por supuesto, teníamos que consultar con el sistema interno. Aunque con el
dibujo esta parte disociativa no se desvelaba, la comunicación con ella de
P: Sí, sí.
P: Sí (nueva contractura).
P: Bien.
P: Es que me hace gracia, porque como es solo un papel (el que tenía
dibujado el círculo estaba a su derecha, sobre la mesa), nunca me había
costado mirar a un papel. Pero ahora mejor, al abrir los ojos la vista ya no se
me va hacia la izquierda, ya miro de frente. Es como "solo es un papel".
P: Ahora, paramos.
P: Que a lo mejor hay que pararse en cosas más básicas, más simples, que
lanzarse a cosas más complicadas.
T: Cuanto más despacio hemos ido, más hemos avanzado. Esto en general
lo hemos visto en todas las sesiones.
T: ¿Dónde notas físicamente esa sensación de que queda algo por cerrar?
P: Aquí estoy cómoda, estoy a gusto, como que ahí arriba no...
T: Vale, muy bien. Hay una necesidad de estar escondida, ¿de estar
protegida quizás?
P: Sí.
T: Vale, pero es importante que note esa sensación de estar bien, de estar
protegida, más profundamente, y que la reforcemos.
Mi idea al proponerle esto era reforzar esa sensación positiva, que es lo que
Noa buscaba con la evitación: estar escondida de los problemas, en un lugar
en donde éstos no pudieran alcanzarla y no tuviera que mirarlos. En el
fondo de cualquier mecanismo disfuncional está la búsqueda de algo
positivo, que se considera inalcanzable por otra vía, y lo que yo buscaba
aquí era intentar entender algo de su significado. Comprender el significado
no solo es importante para saber qué terreno pisamos y articular el proceso
terapéutico. La comprensión es una parte esencial del procesamiento
emocional, la parte que tiene que ver con los procesos mentales más
complejos. Además, en un caso como este, con niveles de conciencia tan
bajos sobre el origen del problema, la relevancia de comprender iba mucho
más allá.
Por otra parte, el mensaje de que no íbamos a hacer nada que yo sintiera
que ella no estuviera preparada para hacer había producido al inicio un
efecto potente en "el interior". Acompañar ahora su tendencia a plegarse y
no forzarla a cambiarla, suponía otro mensaje importante a nivel relacional.
Noa tenía una gran tendencia a forzarse y presionarse, y cuando percibía lo
mismo del exterior, se bloqueaba doblemente. Que yo estuviese haciendo lo
contrario le aportaba un modelo de regulación externa diferente, que quizás
le sirviera para interiorizarlo y usarlo internamente.
T: Vale, entonces que se permita sentir esa sensación de estar bien, de estar
protegida.
T: Es importante que te hagas caso, que notes las tendencias que tienes y
que no des por sentado que son equivocadas. Si tu interior necesita esa
sensación de protección, eso tiene que ser importante.
P: ¿Te fijas? Ya no me voy para delante, estoy con la espalda apoyada, hasta
ando más derecha.
El trabajo con Noa continúa, pero después de esta sesión los movimientos
involuntarios desaparecieron. A partir de aquí fuimos entendiendo los
recuerdos que habían ido contribuyendo a su problema y a los patrones de
regulación emocional que estaban en la base del mismo. Dado que la
paciente se había desconectado de su parte vulnerable, la información que
tenía que ver con el dolor no se fue evidenciando hasta que fuimos
pudiendo acceder a las capas más profundas. Aún estamos en el proceso,
pero creo que hemos encontrado el ritmo. Ya no hay evitación. La
disociación ya no es un obstáculo para trabajar y el sistema es más claro. La
supresión se va desmontando poco a poco. Estamos ya procesando
recuerdos cerca del núcleo de su experiencia, más relacionada con su
historia de apego y con muchas t pequeñas, que con la T grande de la lesión
que parecía de entrada ser un evento muy relevante. El papel de este evento
precipitador fue el de ser confluencia de todos estos fenómenos, ante una
situación que la paciente no pudo evitar, y que activó en ella más emociones
de las que su sistema fue capaz de suprimir. Desmontar estas tendencias no
fue algo que hicimos mientras usábamos procedimientos terapéuticos, sino
una parte central de la terapia de Noa.
Anabel González
Capítulo 29
El caso de Víctor
Quiero dedicar este último capítulo a los pacientes con los que no tenemos
sesiones espectaculares, que no responden a los procedimientos habituales,
y con los que parece que la terapia no va a ningún sitio. Ellos pueblan
nuestras consultas, y lo que les ocurre también tiene raíces en su historia. El
trabajo terapéutico no consiste en encontrar un protocolo específico para su
problema, ni tampoco en descubrir en alguna técnica o terapia novedosa y
revolucionaria la llave que permita el cambio. La parte esencial es el
acompañamiento, la continuidad en el trabajo y lo que una buena amiga mía
llama "terapia de pico y pala".
Es cierto que hay casos que no avanzan, con los que llegamos a un punto
del que no logramos salir, o con los que perdemos la perspectiva. Otros
pacientes, sin embargo, avanzan a un ritmo lento, se hacen un nudo consigo
mismos o tienen muchísimos bloqueos. Con ellos, la búsqueda de la
"solución" nos lleva a entrar en desesperación, frustramos, o intentar derivar
el caso a otro compañero. Hacer esto es una lástima, porque son pacientes
que pueden beneficiarse mucho de un pausado trabajo de siembra y de una
relación terapéutica en la que puedan sentirse aceptados tal y como son, y
acompañados en el difícil trabajo de modificar sus rígidos y persistentes
patrones de regulación.
Como ejemplo de estos casos, voy a hablar un poco de Víctor. Cuando llegó
a consulta tenía 25 años y llevaba ya cuatro trabajando con otro terapeuta,
que me lo derivó porque no veía avances. En efecto, Víctor también decía
que estaba igual desde el inicio del problema. Su síntoma
central era la ansiedad, no dormía bien y esto le hacía estar cansado todo el
día. A mayores, se quejaba de frecuentes dolores de cabeza y no se sentía
capaz de rendir en sus estudios. Había empezado una carrera, pero estaba
bloqueado y no había terminado por completo el tercer y penúltimo año.
Pese a estas dificultades, no quería dejar los estudios. Su perfil de
personalidad era obsesivo, rígido y con dificultades para cambiar de
perspectiva o plantearse distintas alternativas.
La historia que el paciente contaba era muy limitada. Insistía en que todo
era normal, que nunca había tenido problemas y que no le pasaba nada,
salvo su atasco con los estudios y sus dificultades para dormir. Su terapeuta
anterior había intentado trabajar algún recuerdo con EMDR, pero Víctor
tenía muchos problemas para conectar emocionalmente o notar las
sensaciones corporales, y las veces que lo intentaron la respuesta era
sistemáticamente que no le venía "nada". Esos intentos de procesamiento no
llevaron a ningún cambio objetivable, y el paciente decía que eso del
EMDR no funcionaba con él.
Solo el primer paso en este trabajo le costó un tiempo. Víctor tenía que
notar si decirse "no puedo estar así" hacía que su malestar bajara o subiera.
Esto suponía que tenía que (1) pararse a notar sus sensaciones corporales,
(2) ponerle palabras y (3) discriminar su intensidad. No recuerdo cuántas
veces repetimos este ejercicio, hasta que lo fue haciendo con cierta
normalidad. Al final, iba reconociendo que, por supuesto, repetirse todo el
tiempo "no puedo estar así" hacía que se sintiera peor. Fuimos ensayando
otras frases, que yo le daba (claro está, a Víctor no se le ocurrían
alternativas) del tipo "hago lo que puedo". Instalábamos muchas veces estas
frases con EB, aunque durante mucho tiempo no reconocía cambios en la
sensación ni cambios de ningún tipo.
ANEXO
401
402
EMO
¿Le cuesta sentir sus emociones como lo hacen otras personas? Explique
por qué
- Disfrute - Satisfacción
- Dolor - Seguridad
404
- Otro (describa).
405
2) Figuras reguladoras
¿Vivió siempre con ellos o cambió en alguna época la gente con la que
vivió?
Escoja de todas estas personas que ha descrito antes, las que considera más
relevantes en su vida. Entendemos por relevantes personas que han influido,
para bien y para mal, en sus emociones y su modo de vincularse
con la gente.
Por último, tómese tiempo para buscar al menos 10 momentos en los que
sintiera que alguien le ayudó con algún estado emocional. Puede ser alguien
con quien compartió un momento de alegría o de tristeza, una persona que
le ayudó a gestionar una emoción difícil o que fue para usted un modelo de
cómo hacerlo. No hace falta que sean personas que hayan estado ahí
siempre o hayan jugado un papel importante. Tampoco es necesario que
sean situaciones que hayan ocurrido muchas veces. Son solo pequeños
momentos, en los que alguna vez sintió que otro ser vivo (incluye personas
y animales) le ayudó con sus emociones.
407
FIGURA:
Si no forma parte de su vida ¿por qué es así? Describa cómo reaccionó ante
esa pérdida y cómo reaccionó el entorno: ¿hablaron con usted del tema? ¿no
tocaron el tema? ¿se preocuparon por cómo se sentía? Ponga un ejemplo:
Escriba cinco adjetivos que describan su relación con esa persona durante
su infancia y adolescencia y ponga un ejemplo de cada adjetivo:
¿Cómo reaccionaba esa persona ante sus éxitos o sus fracasos? ¿Qué hacía
cuando sacaba buenas notas o destacaba? ¿Cómo reaccionaba cuando tenía
un error? ¿Cómo corregía un mal comportamiento? Describa.
¿Le ayudó esta persona de algún modo con las situaciones importantes que
vivió en la infancia o la adolescencia? ¿Cómo lo hizo?
Rodee con un círculo las palabras que describan cómo le hizo sentir esta
persona, a lo largo de su infancia y adolescencia (escoja todas, aunque fuera
ocasionalmente):
Otro:
Alegría
Tristeza
Rabia
Miedo
Vergüenza
Asco
Preocupación
¿Cuál era la emoción que esta persona llevaba peor sentir? Ponga un
ejemplo.
¿Cuál era la que llevaba peor que sintiera usted? Describa brevemente.
Respecto a la emoción que esta persona llevaba peor que usted sintiera, qué
hacía cuando era así (señale todas las que se hayan producido):
- Se enfadaba.
- Me avergonzaba por sentirme de ese modo.
- Otro (explique).
¿Le ayudaba esta persona a sentirse mejor cuando estaba físicamente mal?
¿De qué modo?
¿Hay algo más sobre esta persona que crea importante comentar?
412
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SOBRE LA AUTORA
Anabel González es psiquiatra y psicoterapeuta, con formación en diversas
orientaciones como terapia de grupo, terapia cognitivo-analítica, terapia
sistémica y terapias orientadas al trauma. Doctora en Medicina y
Especialista en Criminología. Pertenece a la directiva de la Sociedad
Europea de Trauma y Disociación (ESTD) y es vicepresidenta de la
Asociación EMDR España. Trabaja en el Hospital Universitario de A
Coruña (CHUAC), coordinando el Programa de Trauma y Disociación,
orientado a pacientes con traumatización grave.
www.anabelgonzalez.es
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El campo de La regulación emocional se ha nutrido de. numerosas
aportaciones desde la neurociencia cognitiva. las teorías del apego, la
neurobiologia y la filosofía. Para los terapeutas EMDR. conocer estos
desarrollos es de gran importancia de cara a entender los procesos que se
ponen en marcha durante el trabajo con los recuerdos. Esto es aún más
relevante cuando se trata de pacientes con niveles elevados de
desregulación emocional