Esquema Resumen 7

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Tema 7.- El acto administrativo: concepto y clases.

Requisitos de los actos


administrativos. Eficacia, notificación y publicación. Ejecución de los actos
administrativos. Suspensión de la Ejecución. Nulidad y anulabilidad. La revisión de
los actos en vía administrativa.

EL ACTO ADMINISTRATIVO: CONCEPTO Y CLASES.


El acto administrativo se puede definir, según doctrina, como cualquier declaración de voluntad, deseo,
conocimiento o juicio, realizada por una Administración Pública en virtud de una potestad administrativa,
distinta de la potestad reglamentaria y controlable por Juzgados y Tribunales.
Por tanto, podemos decir que un acto administrativo es cualquier acto dictado por la Administración con
arreglo a las normas de derecho administrativo.
Las distintas clasificaciones realizadas a continuación atienden a diferentes puntos de vista doctrinales:
Según el órgano del que procede
 Acto simple: dictado por un solo órgano administrativo
 Acto complejo: dictado por varios órganos administrativos

En función del destinatario:


 Singulares: los que van dirigidos a persona determinada (se notifican).
 Generales o colectivos: los que se dirigen a una pluralidad indeterminada de personas (se publican).

Por la forma de exteriorizarse:


 Expresos: cuando se redactan por escrito, siendo susceptibles de notificación o publicación.
 Presuntos: cuando se producen por silencio administrativo.

Por los efectos que producen para los interesados:


 Favorables: Beneficiosos para el interesado.
 Desfavorables o de gravamen: Perjudiciales para el interesado.

Por el momento en que se dictan:


o Actos de trámite: los que se dictan durante la tramitación del procedimiento, sin poner fin al
mismo. No son recurribles, salvo los cualificados, contra los que sí cabe recurso de alzada:
 Los que deciden directa o indirectamente el fondo del asunto.
 Los que determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento.
 Los que producen indefensión o perjuicio irreparable.
o Definitivos o resolutorios: los que deciden y ponen fin al procedimiento, por lo que son recurribles.
A su vez pueden ser:
 Actos que ponen fin, causan estado o agotan la vía administrativa. Contra estos actos
puede el interesado recurrir directamente a la vía judicial (ante el Juez de lo Contencioso-
Administrativo), sin que esté obligado a interponer recurso administrativo alguno (por eso
ponen fin a la vía administrativa). Sólo si quiere (pues no está obligado), podrá el interesado
interponer recurso potestativo de reposición antes de ir a la vía. judicial.
 Actos que no causan estado, no agotan o no ponen fin a la vía administrativa. Contra
estos actos, si el interesado quiere asegurarse el poder ir a la vía judicial en el futuro, debe
interponer necesariamente un recurso administrativo (de alzada), pues si no lo hace,
llegado el caso, el Juez no admitirá a trámite el recurso contencioso-administrativo.

REQUISITOS DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS.


Los actos administrativos que dicten las Administraciones Públicas, bien de oficio o a instancia del
interesado, se producirán por el órgano competente ajustándose a los requisitos y al procedimiento
establecido.
El contenido de los actos se ajustará a lo dispuesto por el ordenamiento jurídico y será determinado y
adecuado a los fines de aquéllos.
El art. 35 de la LPACAP, se regula la motivación de los actos administrativos indicando que serán motivados,
con sucinta referencia de hechos y fundamentos de derecho:
o Los actos que limiten derechos subjetivos o intereses legítimos.
o Los actos que resuelvan procedimientos de revisión de oficio de disposiciones o actos
administrativos, recursos administrativos y procedimientos de arbitraje y los que declaren su
inadmisión.
o Los actos que se separen del criterio seguido en actuaciones precedentes o del dictamen de
órganos consultivos.
o Los acuerdos de suspensión de actos, cualquiera que sea el motivo de ésta, así como la adopción de
medidas provisionales.
o Los acuerdos de aplicación de la tramitación de urgencia, de ampliación de plazos y de realización
de actuaciones complementarias.
o Los actos que rechacen pruebas propuestas por los interesados.
o Los actos que acuerden la terminación del procedimiento por la imposibilidad material de
continuarlo por causas sobrevenidas, así como los que acuerden el desistimiento por la
Administración en procedimientos iniciados de oficio.
o Las propuestas de resolución en los procedimientos de carácter sancionador, así como los actos que
resuelvan procedimientos de carácter sancionador o de responsabilidad patrimonial.
o Los actos que se dicten en el ejercicio de potestades discrecionales, así como los que deban serlo en
virtud de disposición legal o reglamentaria expresa.

La motivación de los actos que pongan fin a los procedimientos selectivos y de concurrencia competitiva se
realizará de conformidad con lo que dispongan las normas que regulen sus convocatorias, debiendo, en
todo caso, quedar acreditados en el procedimiento los fundamentos de la resolución que se adopte.

Sobre la forma de los actos administrativos, la Ley contempla que se producirán por escrito a través de
medios electrónicos, a menos que su naturaleza exija otra forma más adecuada de expresión y constancia.

Cuando deba dictarse una serie de actos administrativos de la misma naturaleza, tales como
nombramientos, concesiones o licencias, podrán refundirse en un único acto, acordado por el órgano
competente, que especificará las personas u otras circunstancias que individualicen los efectos del acto para
cada interesado.

EFICACIA, NOTIFICACIÓN Y PUBLICACIÓN.


Eficacia.
La eficacia del acto administrativo es la producción de efectos del mismo, estos pueden ser favorables, por
ejemplo el reconocimiento de derechos o desfavorables, por ejemplo sanciones y gravámenes. De la
eficacia de los actos trata el Capítulo II de la LPACAP. Este concepto debe diferenciarse de la validez, que es
la mera corrección formal del acto. Es decir, el acto administrativo es válido cuando reúne sus elementos
esenciales, pero solo cuando despliega consecuencias jurídicas resulta eficaz.
En general, el acto administrativo es eficaz desde el momento en que se dicta. Así lo determina el art. 39 de
la LPACAP. Sin embargo, ese mismo artículo permite:
1. Que el propio acto pueda disponer su eficacia diferida.
2. Siempre demorar la eficacia del acto si así lo requiere su contenido o si es necesario notificarlo,
publicarlo o aprobarlo posteriormente.
3. Que cabe la eficacia retroactiva en determinados supuestos:
a. Cuando se dicten en sustitución de actos anulados.
b. Cuando produzcan efectos favorables al interesado.

Por otro lado, un acto eficaz puede dejar de producir efectos por resultar anulado o suspendido y un acto
válido puede no ser eficaz, esto ocurrirá en los casos en que su eficacia se supedite a un término o
condición o, como hemos indicado, a su aprobación, notificación o publicación.
Notificación.
Una vez resuelto el acto, se procede a su notificación, esta deberá cursarse en el plazo de 10 días a partir de
la fecha en que el acto haya sido dictado y contendrá el texto íntegro de la resolución, indicando si pone fin
o no a la vía administrativa, la expresión de los recursos que procedan, en su caso, en vía administrativa y
judicial, el órgano ante el que tuvieran que presentarse y el plazo para interponerlos, sin perjuicio de que
los interesados puedan ejercitar, en su caso, cualquier otro que estimen procedente.

Se entenderá cumplida la obligación de notificar dentro del plazo máximo de duración de los
procedimientos con la notificación que contenga, el texto íntegro de la resolución, así como el intento de
notificación debidamente acreditado.

Publicación.
Los actos administrativos, tal y como señala el art. 45 serán objeto de publicación y, por lo tanto, de
notificación en los siguientes casos:
o Cuando el destinatario del acto sea una pluralidad indeterminada de personas, o la Administración
considere que la notificación a un solo interesado es insuficiente para garantizar la notificación a
todos; en este último caso, la publicación será adicional a la notificación que se realice de manera
individual.
o Cuando se trate de actos integrantes de un procedimiento selectivo o de concurrencia competitiva.
En este caso, la convocatoria del procedimiento deberá indicar el medio en el que se efectuarán las
sucesivas publicaciones.

En cuanto a la publicación de los actos y comunicaciones que, por disposición legal o reglamentaria, deba
practicarse en el tablón de anuncios o edictos, se entenderá cumplida con su aparición en el diario oficial
correspondiente.

EJECUCIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS.


La ejecutoriedad del acto administrativo es la propiedad del mismo de producir efectos, aun contra la
voluntad del obligado, sin necesidad de acudir a un procedimiento judicial ya que los actos administrativos
no requieren de la intervención judicial para ser ejecutados.

Las Administraciones Públicas disponen de una serie de facultades que les permiten movilizar a sus
autoridades para forzar el cumplimiento del acto, esta facultad se conoce como autotutela ejecutiva.

Por tanto, cuando exista un acto administrativo válido y eficaz que establezca una obligación, siempre que
no concurran las circunstancias anteriores y el obligado se niegue a cumplirla, la Administración contará con
los siguientes medios de ejecución forzosa:
o Apremio sobre el patrimonio.
o Ejecución subsidiaria.
o Multa coercitiva.
o Compulsión sobre las personas.
En todo caso se deberá respetar el principio de proporcionalidad, sin que se pueda acceder a lugares
inviolables, como el domicilio, sin permiso del titular o autorización judicial.

SUSPENSIÓN DE LA EJECUCIÓN.
El artículo 108 de la LPACAP señala que para suspender la ejecución del acto, este debe ser susceptible de
causar perjuicios de imposible o difícil reparación y la norma general es que la interposición de un recurso
no suspende la ejecución del acto impugnado, aunque se establecen dos excepciones:
o Que la ley disponga lo contrario.
o Que el órgano que deba resolver el recurso suspenda la ejecución del acto de oficio o a solicitud del
recurrente. Para ello es necesario:
 Que el órgano realice una ponderación razonada entre el perjuicio que la suspensión
causará a terceros y al orden público y el ocasionado al recurrente.
 De nuevo, que los perjuicios derivados de la ejecución sean de imposible o difícil
reparación.
 que la impugnación se fundamente en causas de nulidad.

En el caso de que se acuerde la suspensión, esta podrá acompañarse de medidas cautelares. De hecho,
cuando de ella se puedan derivar perjuicios se exige que el interesado preste caución o garantía.

Por último, cabe señalar que la suspensión puede extenderse hasta la presentación del recurso contencioso-
administrativo siempre que lo solicite el interesado.

Curiosamente, si se solicita la suspensión y no se obtiene respuesta en el plazo de un mes, el silencio


administrativo tendrá valor estimatorio.

NULIDAD Y ANULABILIDAD.
Los artículos del 47 al 52 de la LPACAP, establece las diferencias entre la nulidad y la anulabilidad de los
actos de las Administraciones Públicas.

La nulidad se caracteriza por representar la falta de algún elemento esencial, sin embargo la anulabilidad
señala aquella situación en que el defecto del acto administrativo no esencial. Por un lado, cuando un acto
es nulo de pleno derecho es porque, desde el principio, no tiene validez y, por lo tanto, tampoco tiene
ningún efecto jurídico por la falta de alguno de los requisitos esenciales, como puede ser el consentimiento.
Por otro lado, un acto es anulable cuando tiene un vicio que lo invalida; por lo tanto, aunque se cumplan
todos los requisitos esenciales para realizarlo, existe una irregularidad, como puede ser un error en la forma
o una serie de amenazas contra la firma de ese acto, que lo anula. Se trata de errores que se pueden
reparar, por lo que, a diferencia de los actos nulos, los actos anulables, una vez subsanado el vicio, sí
podrían producir efectos.

Son nulos de pleno derecho:


 Los que lesionen los derechos y las libertades susceptibles de amparo constitucional.
 Los que hayan sido dictados por un órgano incompetente por razón de la materia o del territorio.
 Los que tengan un contenido imposible.
 Los que sean constitutivos de infracción penal o se dicten como consecuencia de esta.
 Los que se dicten prescindiendo del procedimiento legalmente establecido o de las normas que
contienen las reglas esenciales para la formación de la voluntad de los órganos colegiados.
 Los actos expresos o presuntos que sean contrarios al ordenamiento jurídico por los que se
adquieren sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales.
 Los actos de la Administración son anulables cuando incurran en cualquier infracción del
ordenamiento jurídico, incluso la desviación de poder.

No obstante, el defecto de forma solo determinará la anulabilidad cuando el acto no cuente con los
requisitos formales que son indispensables para alcanzar su fin o dé lugar a la indefensión de los
interesados.

Por otro lado, el hecho de realizar actuaciones administrativas fuera del tiempo establecido para ellas solo
implicará la anulabilidad del acto cuando así lo imponga la naturaleza del término o plazo.

Por último, los efectos de la nulidad deben entenderse referidos al momento que se dicto el acto y rigen
para todos; mientras que los efectos de la anulabilidad deben entenderse referidos al momento en que se
impugna el acto, y rigen sobre las personas que lo hayan impugnado.

LA REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA.


La Administración debe revisar de oficio la nulidad de cualquier acto administrativo, por iniciativa propia o a
solicitud del interesado. En cualquier caso, es necesario obtener previamente un dictamen favorable del
Consejo de Estado.

A la vista de lo anterior, hay dos tipos de revisión de oficio:


Revisión de oficio de los actos administrativos nulos. Partiendo de lo regulado en la LPACAP podemos
extraer las siguientes características:
 Se inicia en cualquier momento, por iniciativa propia o a solicitud del interesado.
 Necesita de dictamen favorable del Consejo de estado u órgano equivalente de una comunidad
autónoma.
 Su objeto son los actos administrativos que hayan puesto fin a la vía administrativa o no recurrida
en plazo.
 Que se fundamente en alguna de las causas de nulidad del artículo 47.1 de la Ley.

Revisión de oficio de las disposiciones administrativas nulas. Su revisión es igual que la de los actos
administrativos, excepto en:
 El procedimiento de inicio de la revisión no puede ser impulsado a instancia del interesado.
 El fundamento de la nulidad se amplía a todo el artículo 47 de la Ley.

La anulabilidad del acto administrativo se regula en el art. 48 de la LPACAP.


Son anulables los actos de la administración que infrinjan de cualquier modo el ordenamiento jurídico. Los
defectos formales solo determinan la anulabilidad del acto cuando carezca de los requisitos formales
indispensables.

Revisión de oficio de los actos anulables:


 Cuando un acto administrativo favorable, incurre en una causa de anulabilidad, la administración
puede impugnarlo ante el orden jurisdiccional contencioso administrativo.
 Antes de realizar la impugnación es necesario declarar su lesividad.
 La Declaración de Lesividad, es la declaración previa a la impugnación en vía contencioso-
administrativa supone que el órgano administrativo que dicto el acto administrativo reconoce que
este incurre en causa de anulabilidad de acuerdo con el artículo 48 de la Ley.
 El acto de lesividad requiere para ser dictado, que previamente se dé audiencia a los interesados en
el procedimiento administrativo previo al acto lesivo, caduca a los seis meses desde su inicio y no es
recurrible.
 Los actos administrativos desfavorables son susceptibles de revocación, siempre que no haya
transcurrido el plazo de prescripción y que tal revocación no constituya dispensa o exención no
permitida por las leyes, ni sea contraria al principio de igualdad, al interés público o al
ordenamiento jurídico.
 Asimismo, las Administraciones Públicas podrán rectificar en cualquier momento, de oficio o a
instancia de los interesados, los errores materiales, de hecho o aritméticos existentes en sus actos.

En este tipo de procedimientos, el silencio administrativo producirá la caducidad, cuando se inicie de oficio,
o la desestimación cuando se inicie a solicitud del interesado.

Agotada la vía administrativa, nada impide al interesado acudir a la vía judicial para lograr la impugnación
del acto. El interesado deberá promover el correspondiente recurso contencioso-administrativo.

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