Chlorella, Detoxificación de Metales Pesados y Tóxicos

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Chlorella, detoxificación de metales pesados y tóxicos

Un alga unicelular “atrapa” el mercurio y lo expulsa de su organismo

Cómo comer pescado sin envenenarse con su mercurio

Elimine todo el tóxico que ha ido acumulando y su salud se


beneficiará al instante
El pescado tiene propiedades nutricionales que lo convierten en esencial dentro una
dieta equilibrada. Contiene proteínas de buena calidad y lípidos saludables… pero ¡ay!
¡También contiene mercurio! Y es muy posible que usted esté intoxicado.

El mercurio es un metal de color plateado cuya particularidad, única en los metales, es


la de ser líquido a temperatura ambiente. Pero también es un veneno de insólita
violencia, tóxico para los sistemas nervioso e inmunitario y los principales órganos del
cuerpo humano.

Pero no se alarme, usted puede deshacerse de todo el mercurio que tiene acumulado en
su organismo. Déjeme contarle cómo.

El hombre, el principal culpable


La culpa de que el pescado esté repleto de mercurio no la tienen los peces, sino sobre
todo el hombre. En el caso de Europa, las principales fuentes de contaminación son las
emisiones de las centrales térmicas de carbón, calefacciones y cocinas y la industria del
cloro, que vierten grandes cantidades de este material pesado a los mares y océanos. La
minería y la eliminación de residuos también tienen parte de culpa. Algo de mercurio
también llega a los mares de forma natural, a través de las emisiones que vierten los
volcanes.

Una vez liberado al medio, ciertas bacterias lo transforman en metilmercurio.

El resultado es que el pececillo que todos los días absorbe una pequeña cantidad de
mercurio al alimentarse de algas y de plancton acaba por concentrar mercurio en su
organismo en un proporción más elevada que la que hay en el entorno (es lo que se
llama bioacumulación). Los peces grandes, que a lo largo de su vida consumen miles de
pececillos, se llevan la peor parte. Y es que el mercurio se va concentrando poco a poco
en cada eslabón de la cadena alimentaria y, mediante el fenómeno que se conoce como
bioamplificación, algunos peces que se encuentran en lo más alto de esta cadena acaban
por tener un nivel de mercurio problemático: es el caso del atún, el pez espada, la lubina
o el tiburón, y de peces como la raya, la platija y otros de crecimiento lento.
Y si eso le pasa a los peces, piense ahora en el marisco. Almejas, ostras, vieiras, cigalas,
bogavantes y langostas filtran constantemente el agua del mar, reteniendo en sus tejidos
parte de los metales que encuentran en ella, tanto aquellos que forman parte de su
composición natural como los que han llegado allí por culpa del hombre.

Cuando nosotros, finalmente, ponemos encima de nuestra mesa un suculento plato de


pescado, ese que sabemos que debemos comer con frecuencia como parte de una dieta
saludable, en realidad estamos ingiriendo dosis y más dosis de mercurio, en algunos
casos en una cantidad intolerable.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mercurio es uno de los productos


químicos que plantean más problemas de salud pública. Hasta tal punto es así que 140
países (desde Albania a Zimbabue, pasando por España) firmaron el año 2013 el
Convenio de Minamata sobre el mercurio, comprometiéndose a aplicar una serie de
medidas para ir reduciendo las emisiones de mercurio y los productos que lo contienen.
Sólo 28 lo han ratificado de momento. (1) (2)

Quizá piense que el nombre del convenio, Minamata, se tomó del lugar donde se firmó.
Pues no es así. Se trata de una ciudad de Japón, pero lo que allí ocurrió fue que se
produjo en 1956 un envenenamiento masivo de personas por mercurio debido a la
ingestión de pescado y de marisco contaminado por los vertidos de una empresa
petroquímica. Hubo decenas de fallecimientos y miles de casos de problemas
neurológicos, que aún persisten a día de hoy, así como nacimientos de bebés
gravemente afectados.

El mundo está algo más concienciado con los peligros de este terrible metal. Han
desaparecido los termómetros de mercurio, y apenas se utiliza ya en los empastes
dentales, pero pasarán décadas (si es que ocurre) hasta que realmente nuestros mares y
océanos, y en consecuencia nuestros peces, estén libres de él.

Prueba de ello es el dato que voy a darle ahora.

En la Unión Europea existe un sistema de alerta rápida para piensos y alimentos,


llamado RASFF (por sus siglas en inglés), que envía alertas a todos los países cuando
un alimento presenta un riesgo grave y está en el mercado, lo que hace necesaria una
actuación urgente. Pues bien, en el año 2015 se lanzaron 138 notificaciones por metales
pesados en los alimentos. De ellas, 104 se refirieron a contenido de mercurio en pescado
y otros productos pesqueros y (¡prepárese a leer el dato!), el 65% tuvieron como origen
pescado español. (3)

Resulta que nuestros pescados, apreciados en todo el mundo y que deben incluirse
obligatoriamente como parte de nuestra dieta, están llenos de mercurio.

Por qué debe evitar la acumulación de mercurio


La solución no pasa por dejar de comer pescado, pues sería contraproducente, dado que
los beneficios son mayores que los riesgos.

Lo que debe hacer es tener un consumo razonable (dos o tres veces a la semana), tanto
de pescado azul como blanco y preferentemente peces jóvenes y de pequeño tamaño
(boquerones, anchoas, sardinas…). Salvo en caso de embarazo, que no deben
consumirse pescados grandes ni marisco, pues el metilmercurio que contienen puede
dañar el cerebro y el sistema nervioso del feto.

Así que hoy quiero hablarle de un nuevo remedio para evitar la acumulación de
mercurio, prácticamente desconocido en nuestro país.

Se trata del alga chlorella, un alga unicelular que, además de tener el mayor porcentaje
de clorofila del planeta y contar con interesantísimas propiedades nutricionales, tiene
la increíble capacidad de poder eliminar las toxinas del cuerpo, evacuando los metales
pesados del organismo de quien los toma.

Por eso quiero hablarle hoy de ella. Y más en unas fechas en las que, en vacaciones, es
más frecuente tomar pescados y mariscos al borde del mar.

Cómo actúa exactamente la chlorella


Este alga tiene la capacidad de unirse al mercurio (y al resto de metales pesados,
productos químicos y algunos pesticidas) que acumulamos en el organismo, bloqueando
parcialmente su absorción y facilitando su eliminación. Es decir, que en lugar de ir
acumulándolos en el organismo, los expulsamos del cuerpo.

Haría la misma función de los quelantes que hemos visto antes, pero de forma
totalmente natural y muy suave.

Más adelante le daré consejos concretos sobre cuánta chlorella tomar, pero le voy a
adelantar uno: cuando vaya a tomar pescado o marisco y tema que vaya a aumentar el
nivel de mercurio de su organismo (porque vaya a tomar atún, pez espada, ostras,
almejas o bogavante, por ejemplo), puede tomar chlorella antes de sentarse a la mesa o
durante la comida. Una vez en el estómago, antes incluso de ser absorbidas por el
intestino, las moléculas de mercurio y de otros metales pesados se unirán al alga y su
cuerpo podrá eliminarlas naturalmente por la vía intestinal.

Pero hay algo importantísimo que debe saber: es tal el poder de atracción de los metales
pesados y tóxicos por parte de esta pequeña alga, que es fácil que durante el proceso de
cultivo se vea contaminada. Y esto es así porque igual que la chlorella tiene la
capacidad de limpiar nuestro organismo porque atrae el mercurio, también tiene la
capacidad de limpiar el planeta, y por ello necesita ser cultivada con enorme cuidado.
Así, debe cultivarse en estanques situados en zonas apartadas, lejos de las zonas
urbanas, industriales o agrícolas, y el agua usada para su cultivo debe ser objeto de
constantes análisis (pH, residuos…).

Cada lote debe analizarse antes de su salida al mercado mediante el estudio de su


contenido en clorofila, carotenoides, proteínas, pesticidas, metales pesados (como
plomo, arsénico, mercurio…), bacterias (Staphylococcus, Salmonella...).

Si al adquirir suplementos siempre hay que poner mucha atención al elegir el proveedor,
en el caso de la chlorella esta precaución debe ser extrema. Le sorprendería saber la
cantidad de marcas de chlorella que, al analizarlas en un laboratorio, se descubre que
contienen elementos tóxicos en concentraciones significativas. Y estará conmigo en que
sería absurdo tomar un complemento para ayudar a su cuerpo a eliminar los tóxicos, y
que a la vez se los esté introduciendo en el organismo…

Por ello debe asegurarse de que adquiere la chlorella a un proveedor de confianza, que
ponga a su disposición los resultados de los análisis técnicos que garanticen la ausencia
de contaminantes.

Estas son algunas preguntas que podría plantear al laboratorio:

 ¿La chlorella procede de un medio natural y salvaje o de estanques


artificiales (que son más fáciles de controlar)?

 ¿Verifican si hay contaminación de metales pesados en el proceso de


cultivo y producción?

 ¿Con qué frecuencia analizan los lotes de chlorella?

 ¿Poseen certificados de cumplimiento de las condiciones de producción de


la agricultura ecológica?

Sólo debe fiarse de laboratorios que sean claros en la mención de los criterios que
siguen y cuya producción esté certificada como biológica. Aunque las generalizaciones
siempre son algo injustas, nosotros solemos desconfiar de la chlorella procedente de
China. La razón es que este país no tiene una normativa en materia medioambiental
suficientemente rígida, por lo que en ocasiones los productos procedentes de allí están
contaminados de metales pesados y tóxicos. Y cuando estamos hablando de un
organismo tan sensible como la chlorella, no se puede admitir que sea cultivada en
estanques sin suficiente control.

¿Cuánta chlorella hay que tomar?


Usted debe decidir primero si lo que quiere es llevar a cabo un proceso de
detoxificación con el que librarse de los metales pesados y tóxicos que ha ido
acumulando en su organismo a lo largo de su vida, o bien utilizar este alga de forma
preventiva, para no ir añadiendo más tóxicos a su organismo.

 Para limpiar en profundidad. Deberá ingerir entre 4 y 12 gramos de alga


al día, repartidos en 3 ó 4 tomas, durante 6 a 12 meses. Las cantidades y
duración del tratamiento dependerán del punto de partida de cada
individuo, es decir, de la concentración de metales pesados en su
organismo en el momento de iniciar este proceso de detoxificación. Hoy
día pueden analizarse los niveles de metales pesados existentes en el
organismo, pero como el tratamiento con alga chlorella es natural y suave,
probablemente no valga la pena, por lo que puede hacerlo si quiere
deshacerse del mercurio y otros elementos que ha podido ir acumulando
en su organismo. (4)

 Como preventivo. Tomar 4 ó 5 gramos de alga cada vez que coma


pescado o marisco es suficiente. Es un medio simple, práctico y
económico de evitar la acumulación excesiva de metales pesados por
parte del organismo.

Consejo: para potenciar el efecto de la chlorella, se puede combinar el tratamiento con


cilantro (Coriandrum sativum), de acción estimulante.

El alga chlorella se encuentra en el mercado comercializada por distintos fabricantes y


en distintas dosificaciones. Ya le comenté que la chlorella es también un alga de
excepcional calidad y valores nutricionales (tiene gran cantidad de proteínas y además
betacaroteno, vitaminas del grupo B, vitamina C y minerales). Hasta tal punto es así
que, tras la Segunda Guerra Mundial, con tanta gente pasando hambre, se llegó a pensar
que su cultivo podría resolver el problema de la superpoblación y la falta de alimentos.
Pero esta idea se abandonó, ya que su producción necesita demasiados cuidados y, por
lo tanto, es demasiado costosa como para servir de alimento básico.

Para la finalidad de eliminar el mercurio del organismo, tanto de forma depurativa como
preventiva, a nosotros nos gusta especialmente la chlorella que comercializa
el Laboratorio SuperSmart, que cultiva de forma absolutamente cuidadosa y segura en
Taiwan. Los resultados de sus análisis siempre están disponibles, y en ellos se puede
comprobar su alta pureza: ni un miligramo de metales pesados y ninguna contaminación
bacteriana. Recomienda una toma diaria de entre 5 y 10 cápsulas (como hemos
comentado antes, la dosis varía según el efecto que busca quien la consume -una toma
depurativa, preventiva…-). Esta chlorella posee una concentración de 500 mg de
Yaeyama (una subespecie de la Chlorella vulgaris), que ofrece un mayor aporte de
factor de crecimiento de chlorella (CGF) rico en ácidos nucleicos (ADN y ARN),
clorofila y péptidos.

Esta fórmula está especialmente pensada para extraer todo el potencial desintoxicante
del alga chlorella, por lo que será un gran aliado para su salud, sobre todo si toma con
cierta frecuencia pescado y marisco.

A tener en cuenta
El alga chlorella no tiene efectos segundarios conocidos en las dosis estudiadas, pero se
trata de un producto para adultos; no está recomendado para niños ni para mujeres
embarazadas o en periodo de lactancia.

Contiene una pequeña cantidad de yodo (aproximadamente 600 mcg/100 g), por lo que
las personas con problemas de tiroides deben consultar con su médico antes de tomarla.

Si se anima a eliminar el mercurio y los productos químicos que ha ido acumulando, al


disminuir la carga tóxica en poco tiempo notará que tiene más energía, menos fatiga
mental, mejores digestiones (en esto interviene el alto contenido en clorofila de la
chlorella) e incluso que duerme mejor. Además, al estimular los macrófagos y la
actividad de los linfocitos T, aumenta la capacidad del sistema inmunitario para luchar
contra virus y bacterias. También ayuda a equilibrar el pH del cuerpo y a controlar los
niveles de azúcar en sangre y la presión arterial.

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