ZamoraPedrazaGregoria-Abril2017 Cercas Vivas

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UNIVERSIDAD VERACRUZANA

CENTRO DE INVESTIGACIONES TROPICALES

CARACTERIZACIÓN DE LA FLORA Y MANEJO DE CERCOS VIVOS


ASOCIADOS A CINCO ECOSISTEMAS DEL ESTADO DE VERACRUZ

TESIS

QUE PARA OBTENER EL GRADO DE


MAESTRA EN ECOLOGÍA TROPICAL

PRESENTA:

GREGORIA ZAMORA PEDRAZA

Comité tutorial:
Dr. Juan Carlos López Acosta
Dr. Noé Velázquez Rosas
Dr. Sergio Avendaño Reyes

XALAPA, VERACRUZ, MÉXICO ABRIL 2017

1
DECLARATORIA

El contenido del trabajo de tesis titulado "Caracterización de la flora y manejo de cercos vivos
asociados a cinco ecosistemas del estado de Veracruz" fue realizado por la Biol. Gregoria
Zamora Pedraza, como parte de sus estudios de maestría en el Posgrado en Ecología Tropical,
del Centro de Investigaciones Tropicales de la Universidad Veracruzana (CITRO-UV), bajo la
dirección del Dr. Juan Carlos López Acosta. Para tal efecto contó con el apoyo de una beca
otorgada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), mediante su Programa
Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), con el número de becario: 385303 y CVU: 610678.

Los resultados presentados en esta tesis son originales, por lo que no se han utilizado con
anterioridad para obtener grado académico alguno, ni deberán ser utilizados en el futuro con
este fin.

Biol. Gregoria Zamora Pedraza

Derechos de autor

Abril 2017

2
ACTA DE APROBACIÓN DE TESIS

El presente documento titulado "Caracterización de la flora y manejo de cercos vivos


asociados a cinco ecosistemas del estado de Veracruz" realizado por Gregoria Zamora
Pedraza, ha sido aprobado y aceptado como requisito parcial para obtener el grado de
Maestra en Ecología Tropical.

Tutor-Director

SINODALES

Presidente

Secretario

Vocal

3
AGRADECIMIENTOS

Al Conacyt por el apoyo recibido durante la realización de mis estudios de posgrado, a través
de la beca Nacional 385303.

Al PROMEP por su apoyo económico mediante el fondo de “Integración de Redes Temáticas


de Colaboración Académica” con el proyecto: “Conservación de la Biodiversidad en
Ambientes Antropizados” clave 40965, otorgado al Cuerpo académico UV-CA-345
“Conservación Biológica”.

A la Universidad Veracruzana y al Centro de Investigaciones Tropicales por la oportunidad de


realizar un posgrado.

Al Dr. Juan Carlos López Acosta por la dirección de este trabajo.

A los miembros del comité tutorial: Dr. Noé Velázquez Rosas y Dr. Sergio Avendaño Reyes
por enriquecer esta tesis con sus comentarios, sugerencias y asesorías.

A los miembros del jurado: Dr. Armando Aguirre Jaimes, Dra. Maite Lascurain Rangel y Odilón
Sánchez Sánchez por su aportación al mejoramiento de esta investigación.

Al Dr. Miguel de Jesús Cházaro por su colaboración en la identificación de especímenes de


herbario.

A mis maestros y compañeros de cursos por el aprendizaje obtenido.

A mis padres: Julian Zamora Rosas y Maria Claudia Pedraza Navarro.

4
ÍNDICE GENERAL
RESUMEN 9
1. INTRODUCCIÓN 10
2. ANTECEDENTES 12
2.1 Heterogeneidad de ecosistemas del Estado de Veracruz 12
2.2 Elementos de paisajes antropogénicos y su capacidad para
retener biodiversidad 14
2.3 Los cercos vivos y su importancia biológica 17
2.4 Estudios de los cercos vivos 19
3. JUSTIFICACIÓN 22
4. OBJETIVOS 22
4.1 General 22
4.2 Particulares 22
5. MÉTODO 23
5.1 Selección y ubicación de los sitios de muestreo 23
5.1.1 Los Tuxtlas 23
5.1.2 Actopan-Naolinco 23
5.1.3 Tlalnelhuayocan-Banderilla 24
5.1.4 Las Vigas de Ramírez 24
5.1.5 Perote 24
5.2 Análisis de vegetación asociada a los cercos vivos 24
5.3 Colecta de material botánico 25
5.4 Entrevistas estructuradas 25
5.5 Análisis de datos 25
5.5.1 Caracterización de la vegetación 25
5.5.2 Esfuerzo de muestreo 25
5.5.3 Diversidad alfa (α) 26
5.5.4 Índice de valor de importancia (IVI) 26
5.5.5 Diversidad beta (β) 28
5.5.6 Contraste de composición de especies 28
5.5.7 Síndromes de dispersión, hábitos de crecimiento,
usos y origen de las plantas 28
5.5.8 Manejo y uso de los cercos vivos 29
5.5.9 Clasificación de los cercos vivos 29
6. RESULTADOS 30
6.1 Caracterización florística de los cercos vivos 30
6.2 Validación de muestreo 31
6.3 Diversidad alfa (α) 32
6.4 Índice de Valor de Importancia (IVI) 35
6.4.1 Cercos asociados al bosque tropical perennifolio 35
6.4.2 Cercos asociados al bosque tropical caducifolio 37

5
6.4.3 Cercos asociados al bosque mesófilo de montaña 39
6.4.4 Cercos asociados al bosque de pino-encino 41
6.4.5 Cercos asociados al bosque de pino 43
6.5 Diversidad beta (β) 45
6.6 Comparación de la composición de especies entre
los estratos 46
6.7 Síndromes de dispersión de las semillas 47
6.8 Hábitos de crecimiento de la vegetación 47
6.9 Origen de las plantas (nativas e introducidas) 48
6.10 Usos de las plantas 50
6.11 Manejo y uso de los cercos vivos 51
6.12 Clasificación de los cercos vivos 55
7. DISCUSIÓN 56
7.1 Análisis de diversidad y composición de las especies en cercos 56
7.2 Análisis de los síndromes de dispersión y hábitos de
crecimientos de la vegetación 61
7.3 Manejo, estructura y uso de flora 63
8. CONCLUSIONES 73
9. RECOMENDACIONES 74
10. BIBLIOGRAFÍA 75
11. ANEXOS 88

6
ÍNDICE DE FIGURAS

Funciones productivas y ecológicas de los cercos vivos en paisajes


Figura 1 19
agrícolas.
Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1cm de DAP) en
Figura 2 36
cercos asociados al bosque tropical perennifolio.
Valor de importancia relativa de plantas en reclutamiento de
Figura 3 36
cercos asociados al bosque tropical perennifolio.
Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1cm de DAP) en
Figura 4 38
cercos asociados al bosque tropical caducifolio de Veracruz.
Valor de importancia relativa de plantas en reclutamiento de
Figura 5 38
cercos asociados al bosque tropical caducifolio.
Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1cm de DAP) en
Figura 6 40
cercos asociados al bosque mesófilo de montaña.
Valor de importancia relativa de plantas en reclutamiento de
Figura 7 40
cercos asociados al bosque mesófilo de montaña.
Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1cm de DAP) en
Figura 8 42
cercos asociados al bosque de pino-encino.
Valor de importancia relativa de plantas en reclutamiento de
Figura 9 42
cercos asociados al bosque de pino-encino.
Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1cm de DAP) en
Figura 10 44
cercos asociados al bosque de pino.
Valor de importancia para las especies de plantas en reclutamiento
Figura 11 44
de cercos asociados al bosque de pino.
Dendrograma basado en la similitud de la vegetación (índice de
Figura 12 Morisita) de cercos asociados a cinco ecosistemas de Veracruz. 46
A=adultas y R=reclutamiento.
Porcentaje de plantas útiles y sin uso reportado (adultas y
Figura 13 51
reclutamiento) de cercos vivos.
Prácticas de manejo en cercos asociados a diferentes ecosistemas
Figura 14 53
en el centro de Veracruz
Cercos vivos consolidados, exiguos y en desarrollo asociados a
Figura 15 55
diferentes ecosistemas en el estado de Veracruz.

7
ÍNDICE DE CUADROS

Cuadro 1 Sitios y rangos altitudinales por tipo de vegetación. 23


Riqueza taxonómica (familias, géneros y especies) en cercos por
Cuadro 2 30
ecosistema.
Número de especies, individuos, familias y géneros de plantas
Cuadro 3 adultas (>1cm DAP) y en reclutamiento (<1cm DAP, >30 cm altura) 31
en los cercos por ecosistema.
Esfuerzo de muestreo de la vegetación en cercos vivos por
Cuadro 4 32
ecosistema.
Diversidad de vegetación adulta y en reclutamiento de cercos por
Cuadro 5 33
ecosistema.
Diversidad de plantas adultas (> 1cm DAP) en cercos vivos por cada
Cuadro 6 34
ecosistema.
Diversidad de vegetación en reclutamiento de los cercos vivos por
Cuadro 7 35
cada ecosistema.
Índices de Whittaker para plantas adultas (A) y reclutamiento (R)
Cuadro 8 45
en cercos por ecosistemas.
Análisis de especies compartidas para plantas adultas y
Cuadro 9 46
reclutamiento en cercos por ecosistema.
Porcentajes y valores absolutos de síndromes de dispersión en
Cuadro 10 plantas adultas y reclutamiento de los cercos por ecosistemas (se 47
indica porcentaje / número de individuos).
Porcentajes y valores absolutos de los hábitos de crecimiento de
Cuadro 11 plantas adultas y reclutamiento en los cercos por ecosistemas (se 48
indica porcentaje/número de individuos).
Porcentajes y valores absolutos de las plantas nativas e
Cuadro 12 introducidas (adultas y reclutamiento) en los cercos por 49
ecosistemas (se indica el porcentaje / número de individuos).
Cuadro 13 Flora introducida en cercos por ecosistemas 49
Prácticas productivas y aprovechamiento de parcelas por
Cuadro 14 52
ecosistemas
Cuadro 15 Usos y propagación de plantas en los cercos por ecosistema. 54

8
RESUMEN

El estado de Veracruz presenta una gran heterogeneidad y diversidad de paisajes naturales,


en función a su variación altitudinal y uso del suelo. Uno de los elementos característicos en
el mosaico antropogénico es el “cerco vivo”, el cual se establece dentro de paisajes agrícolas
para dividir parcelas o predios. Se caracterizó la diversidad vegetal y el manejo de cercos
vivos asociados a cinco ecosistemas: bosque tropical perennifolio, tropical caducifolio,
mesófilo de montaña, de pino-encino y de pino. En total se muestrearon 150 transectos (1.5
ha) en un rango altitudinal de 10 a 3500 msnm, se trató de cubrir la heterogeneidad en el
manejo y uso de los cercos. Se censaron dos contingentes de plantas: >1cm DAP (“adultos”)
y <1cm DAP >30cm altura (“brinzales”). Se calculó el índice de valor de importancia (IVI). Se
evaluó diversidad (alfa y beta) y la similitud entre comunidades. De la flora se determinó su
síndrome de dispersión, hábito de crecimiento, uso y origen. Se describió el manejo de los
cercos vivos en cada ecosistema muestreado. Se registró un total de 253 especies
pertenecientes a 181 géneros y 74 familias. Los cercos adyacentes al bosque tropical
caducifolio resguardan una alta diversidad vegetal (109 especies), mientras los cercanos al
bosque de pino presentan baja diversidad (21 especies). Se detectó la mayor similitud de
especies en los cercos cercanos a el bosque de pino y pino-encino. En general, los cercos
registraron una alta riqueza de plantas adultas (>1cm DAP) en comparación con los
“brinzales” (<1cm DAP, >30cm altura), éstos correspondieron a especies características del
ecosistema original. La mayoría de las especies útiles son nativas y proveedoras de forraje,
madera, postes, frutos, combustible, medicina, etc. Se constató que los productores toleran
algunas plantas introducidas con uso potencial. El síndrome de dispersión más
representativa fue la zoocoria. Este estudio evidencia la contribución de los cercos vivos en
la conservación de la flora leñosa de los ecosistemas en donde se establecen y los proyecta
como una herramienta en términos de manejo de paisaje.

9
1. INTRODUCCIÓN

El impacto humano sobre el paisaje natural del trópico, lo ha convertido en un mosaico


heterogéneo que puede ser llamado “paisaje antropizado” (Dirzo et al., 2009). El paisaje
principalmente está conformado por una matriz de potreros o cultivos anuales rodeados por
otros elementos que retienen alguna cobertura de vegetación como: relictos de bosque en
diferentes estados de conservación, cercos vivos y árboles dispersos (Harvey et al., 2005;
Tobar et al., 2007). Estos sistemas remanentes tienen potencial de albergar diversidad y
plantean el reto contemporáneo de conservar, manejar y restaurar el capital natural
(Challenger y Dirzo et al., 2009).

Uno de los sistemas comunes en el paisaje antropizado es el “cerco vivo”, que se


caracteriza como un elemento lineal, divisorio, arbolado, el cual separa áreas de pastizales,
cultivos y algunos parches de bosques (Harvey et al., 2005). Para su construcción las personas
emplean troncos de árboles provenientes usualmente de esquejes, estos pueden dar
soporte al cerco muerto (alambre de púas y postes de concreto) que regularmente forma
parte de este sistema. Generalmente se utilizan árboles persistentes y con rebrote rápido,
sin embargo, también se ocupan arbustos y ocasionalmente especies herbáceas (Salvador et
al., 2010). El cerco no solo se establece en áreas diversas, con diferentes elevaciones y zonas
ecológicas, también en aquellas con distintas culturas, historias de uso del suelo y producción
agrícola (Sauer, 1979; Budowski, 1987).

Algunos estudios documentan que los cercos vivos poseen un gran valor desde una
perspectiva ecológica: mantienen la biodiversidad, influyen en los patrones de movimiento
de animales, funcionan como corredores biológicos y aumentan la persistencia de especies
(Harvey et al., 2005; Chacón y Harvey, 2006). También ayudan a incrementar la productividad
y diversificación de productos en fincas ganaderas, sirven como fuente de forraje, leña,
madera y frutos (Harvey, 2003; Tobar-López e Ibrahim, 2010). Sin embargo, los cercos son

10
sometidos a diferentes condiciones ambientales y de manejo local, por ello variarán en
estructura y composición de especies arbóreas entre los paisajes y parcelas (Harvey et al.,
2005; González, 2012).

Bajo estas premisas, los cercos se convierten en sistemas importantes de estudio, ya


que son sitios potenciales para albergar especies útiles y nativas de las selvas tropicales
asociados a matrices ganaderas (Ruiz-Guerra et al., 2014). Además, pueden formar sinergias
con otros sistemas de manejo, por ejemplo, los árboles aislados en potreros sirven como
áreas de refugio para organismos dispersores de semillas y ayudan a detonar los procesos
de sucesión natural (Guevara et al., 1992).

Veracruz es uno de los Estados más ricos desde el punto de vista florístico, esto se
debe principalmente a la heterogeneidad orográfica y altitudinal que ocasiona una gran
diversidad de ecosistemas. Los cercos varían en el territorio veracruzano. A pesar de ser
comunes, existe poca información en aspectos como: la diversidad vegetal que albergan, el
tipo de manejo y el uso potencial de la flora. (Avendaño y Acosta, 2000; Ruiz-Guerra et al.,
2014). Ante este panorama, es necesario investigar el aprovechamiento y manejo actual de
las especies vegetales establecidas en los cercos, así como su retención de diversidad
florística de ecosistemas adyacentes. Esta información servirá de base en estrategias de
interconectividad, contribuir a la conservación y al manejo adecuado de los recursos
naturales de este importante elemento del paisaje.

11
2. ANTECEDENTES

2.1 Heterogeneidad de ecosistemas del Estado de Veracruz


En Veracruz se encuentran representados casi todos los tipos de vegetación descritos en el
país (Castillo-Campos y Luna-Monterrojo, 2009). Una de las causas de la riqueza florística en
el territorio es porque se ha congregado un numeroso grupo de taxones de origen templado
y tropical como resultado de su historia evolutiva (Ellis y Martínez Bello, 2010). Se han
reportado alrededor de 8,000 especies nativas, donde más de un 50% de las especies son
herbáceas (Gómez-Pompa y Castillo-Campos, 2010) y más de 400 plantas están amenazadas,
de las cuales más del 25% son endémicas al estado (Castillo-Campos et al., 2011).

Además de la gran heterogeneidad de los ecosistemas, se presenta un marcado


gradiente altitudinal, el cual comprende tierras bajas de 0 a 500 msnm a las altas, que van
de macizos montañosos entre los 3 000 hasta los 5 675 msnm. Asimismo, el territorio
Veracruzano presenta 19 tipos de vegetación (Rodríguez et al., 2011), entre los más
destacados por su cobertura, diversidad y alta presión antrópica (Challenguer y Dirzo et al.,
2009) se encuentran: el bosque tropical perennifolio, bosque tropical caducifolio, bosque
mesófilo de montaña, bosque de pino y el bosque de pino-encino. Los remanentes de estos
ecosistemas son de gran importancia, pues resultan ser los sitios transmisores de
biodiversidad.

1.- Bosque tropical perennifolio (BTP). Este tipo de vegetación se caracteriza por su
riqueza de especies, se reportan 2 230 especies de plantas (Castillo-Campos et al., 2011). Se
presenta en zonas con clima cálido y húmedo, en sitios desde el nivel del mar a los 900 m
(Gómez-Pompa, 1980). Se compone por un estrato arbóreo medio abierto de 15 a 25 m, un
estrato arbustivo de 2 a 8 m y un estrato herbáceo escaso (Castillo-Campos et al., 2011). Su
característica es la pérdida del follaje de aproximadamente una cuarta parte de los
elementos arbóreos en la época más seca del año (Pennington y Sarukhán, 1998). Se
destacan especies como; Brosimum alicastrum, Cynometra restusa, Dialium guianense,
Pterocarpus rohrii, Poulsenia armata, Nectandra ambigens, Manilkara zapota, Cupania

12
glabra, Guarea glabra, Quararibea funebris, Astrocaryum mexicanum y Chamaedorea
tepejilote (Castillo-Campos et al., 2011).

2.- Bosque tropical caducifolio (BTC). Se reportan alrededor de 1 754 especies de


plantas (Castillo-Campos et al., 2011), comprende altitudes de hasta 700 msnm, se distribuye
en regiones de clima cálido y con suelos negros-arcillosos (Cházaro, 1992). Esta comunidad
vegetal se caracteriza fisiónomicamente por tener un estrato arbóreo bajos, generalmente
de 6-12 m y por la pérdida del follaje durante la época seca (Castillo-Campos et al., 2011). Es
común encontrar cactáceas en forma de columna o de candelabro (Ellis y Martínez Bello,
2010). Sus principales componentes florísticos son: Bursera simaruba, Caesalpinia mexicana,
Comocladia macrophylla, Pseudobombax ellipticum, Fraxinus dubia, Lysiloma microphylla,
Casearia nitida, Chiococca alba, Croton torreyanus, Psychotria erythrocarpa, Randia
acuelata, Hechtia sp. y Anthurium schlechtendalii (Castillo-Campos et al., 2011).

3.- Bosque mesófilo de montaña (BMM). Se registran alrededor de 2 028 especies de


plantas, se desarrolla en un límite altitudinal inferior de 900 y superior de 2 300 msnm
(Castillo-Campos et al., 2011), crece en los cerros o en cañadas muy húmedas con neblina
frecuentemente por las tardes, sobre suelos profundos derivados de roca volcánica ricos en
humus (Cházaro, 1992). Fisionómicamente, presenta un dosel superior, con alturas que van
de los 15 a 35 m de alto. Las epífitas están bien representadas, abundan líquenes, musgos,
helechos, orquídeas, piperáceas y las bromelias (Ellis y Martínez Bello, 2010). Algunas de las
especies vegetales destacadas son: Carpinus caroliniana, Clethra mexicana, Ilex tolucana,
Liquidambar styraciflua, Meliosma alba, Ostrya virginiana, Podocarpus matudae, Ulmus
mexicana, Cornus florida, Magnolia macrophylla, Perrottetia ovata, Rapanea myricoides y
Rhamnus capraeifolia (Castillo-Campos et al., 2011).

4.- El Bosque de pino (BP) es relativamente pobre en especies, con aproximadamente


1 015 especies de plantas (Castillo-Campos et al., 2011), parte de los 3 000 hasta los 4 000
m o más de altitud. Predominan las especies del género Pinus y el clima varía de templados

13
a fríos, semihúmedos o semiáridos. El estrato arbóreo puede alcanzar los 30 m de altura,
este es acompañado por un sotobosque compuesto por herbáceas y matorrales. Son
comunes los musgos, líquenes y hongos (Ellis y Martínez Bello, 2010). Sus principales
componentes florísticos son: Pinus leiophylla, Pinus maximinoi, Pinus pseudostrobus,
Quercus candicans, Quercus castanea, Quercus glabrescens y Quercus laurina (Castillo-
Campos et al., 2011).

5.- Bosque de pino-encino (BPE). Cuenta con aproximadamente 883 especies de


plantas, esta comunidad vegetal se restringe a las zonas de alta montaña, por arriba de los 1
200 msnm (Castillo-Campos et al., 2011). Fisionómicamente la altura de este bosque varía
desde los 8 hasta los 25 m o más, su estructura revela un estrato superior dominado por
pinos y un estrato bajo dominado por encinos (Castillo-Campos et al., 2011). Las especies
vegetales destacadas son; Pinus cembroides, Pinus hartwegii, Pinus pseudostrobus, Juniperus
deppeana, Juniperus monticola, Baccharis conferta, Berberis trifolia, Eupatorium
calophyllum, Morella cerifera, Muhlenbergia pubescens, Stipa editorum y Tagetes
foetidissima (Castillo-Campos et al., 2011).

2.2 Elementos de paisajes antropogénicos y su capacidad para retener biodiversidad


Las amenazas a la diversidad biológica en Veracruz se incrementan principalmente por la
deforestación, algunas de sus causas son: la expansión de actividades agropecuarias, la
infraestructura vial y la urbanización (Martínez Bello, 2008). Así mismo, se genera pérdida de
vegetación natural, aumenta la fragmentación del hábitat (Challenger y Dirzo et al., 2009) y
disminuye la diversidad de especies a escala de paisaje (Sánchez-Velazquez et al., 2008; Dirzo
et al., 2009). En cifras, el Estado ha ocupado el segundo lugar dentro de las tasas de
deforestación más altas del país y se estima que más del 72% de vegetación original fue
transformada (PRONATURA, 2007). Se confirma que el 80.39% de la superficie veracruzana
corresponde a usos de suelo agrícola, ganadero, industrial y urbano (Ellis y Martínez Bello,
2010). Mientras que la vegetación perturbada, aquella que sufre una transformación en su

14
composición de especies a causa de un disturbio como el desmonte o un incendio se remite
a 18.51% (Ellis y Martínez Bello, 2010).

Se conoce que el establecimiento de áreas agrícolas y ganaderas son los principales


factores de alteración de las selvas, aunque la importancia relativa de estas actividades varía
de región a región (Dirzo, 2004). A principio del siglo XX el principal uso otorgado a la tierra
consistió en la ganadería extensiva, un ejemplo es la zona sur del estado de Veracruz, donde
subraya la fuerza del movimiento de ganaderización del trópico convirtiéndolo como tierra
de pastizales (Rodríguez, 2010). Después se empezó a competir con usos más rentables del
suelo que constituyen la mayor parte del manejo del ambiente: la fruticultura, los cultivos
básicos, la caña de azúcar y los cultivos comerciales. Actualmente cada paisaje natural
favorece la presencia de ciertos cultivos, los cuales han dado pie a varios sistemas de
producción (Rodríguez, 2010). Tales actividades agropecuarias son económicamente
importantes a nivel local y regional, pues de ellas se obtienen muchos productos de consumo
útiles para el sustento de la comunidad.

Es claro que los paisajes y los ecosistemas delimitan el campo de posibilidades para
aprovechar los recursos naturales, los componentes principales son las plantas
seleccionadas, propagadas, cuidadas y cosechadas por los seres humanos (Altieri y Nicholls,
2004) de tal manera que el éxito del buen manejo de la tierra depende tradicionalmente de
las prácticas incluidas por los dueños de las parcelas (Mollison y Slay, 1991; Rodríguez, 2010).
Una manera de hacerlo es mediante el establecimiento de árboles, ya sea alrededor, a orillas
o entre cultivos, ésto se puede apreciar en el paisaje como diferentes formas de asociaciones
vegetales. Así el tipo de manejo en fincas conduce a tener un mayor interés en su
conocimiento, porque se involucran actividades útiles que salvaguardan la disponibilidad de
valiosos recursos naturales potenciales, como alternativos al deterioro de los hábitats y
degradación del suelo (Wiersum, 1997).

15
Con frecuencia, las comunidades florísticas en los diversos ecosistemas son
relativamente pequeñas en cuanto a su extensión, lo cual, las hace muy vulnerables ante la
intervención humana (Chapela, 2012), por ello es necesario enfocarnos y valorar elementos
del paisaje donde se mantienen relictos de vegetación como: árboles dispersos, cercos vivos,
cultivos bajo sombra, cultivos abandonados y acahuales (Zamora, 2012). Estudios
desarrollados en el sur de Veracruz, consideran que la riqueza de plantas no disminuye con
la conversión de la selva en terrenos de uso pecuario (Lira-Noriega et al., 2007). Asimismo,
se ha comprobado que en el paisaje antropizado hay una alta diversidad florística retenida,
la cual constituye un potencial de conservación de la biodiversidad (Gliessman, 1998; Dirzo
et al., 2009). También se ha planteado que los árboles aislados en potreros son remanentes
de selva, los cuales favorecen la proliferación de plantas nativas, debido a que varios
animales regurgitan, defecan semillas y aumentan la dispersión desde los bosques hacia los
campos agrícolas (Guevara y Laborde, 1993), además estos árboles representan diferentes
funciones como sombra, alimento, leña o madera (Guevara et al., 1994). Por otra parte, hay
evidencias de que las plantaciones de naranjo en abandono (Citrus sinensis) son claves en el
reclutamiento de especies en beneficio de la regeneración natural. A mayor tiempo en
abandono se incrementa la riqueza vegetal, lo cual propicia una alta dispersión zoócora
(Zamora, 2012). En el centro de Veracruz, se han realizado investigaciones enfocadas a la
biodiversidad albergada en cafetales (Manson et al., 2008), donde se demuestra que el
manejo en la parcela incide en la composición florística: formas de crecimiento, distribución
de tamaños y edades de otras plantas acompañantes. En este sentido, se confirma que a
menor intensidad de manejo el número de especies es mayor (Contreras-Hernández, 2010).

Los paisajes atropogénicos no solo se han estudiado en México también en otros


países, por ejemplo, en Nicaragua Merlos et al. (2005) analizaron la diversidad, composición
y estructura de la vegetación en bosques secundarios, bosques ribereños, charrales, cercos
vivos y potreros. Se concluyó que los bosques ribereños y bosques secundarios tienen mayor
valor para conservación de la flora, porque albergan una alta riqueza y mantienen
poblaciones bajas de árboles maderables en peligro de extinción.

16
La diversidad del paisaje antrópico junto con el uso local de los recursos de la cultura
rural, son la base para una gestión de sistemas sostenibles y diseño de prácticas que
mantengan o aumenten la fertilidad y la calidad de las producciones (Sans, 2007).

2.3 Los cercos vivos y su importancia biológica


Un elemento sobresaliente en el paisaje es el cerco vivo; la historia de su uso en América es
muy antigua, se remonta al periodo de la preconquista (Sauer, 1979). Los agricultores
indígenas de América Central y México plantaban cocuite (Gliricidia spp.) en cercos de cacao,
así como plantas espinosas (Acacia spp.) para la protección de propiedades (Standley, 1992).
Posiblemente, esta tradición se hizo más importante después de la introducción de la
ganadería y antes de la invención del alambre de púas.

La plantación de un cerco vivo es desarrollada comúnmente por productores en


diversos lugares del mundo (Hernández y Simón, 1993; Hernández et al., 2001). Sin embargo,
su apariencia, estructura y composición obedecerá según la región y su dinámica dentro del
paisaje, así como de las preferencias de los productores, la disponibilidad de las semillas, la
historia del uso del suelo, los sistemas de producción, el tamaño de la finca y el manejo de
pastizales (mecanización agrícola y uso de herbicidas) (Burel, 1996; Ibrahim et al., 2007).

El costo de establecimiento de un cerco dependerá del tipo de poste utilizado y el


lugar de procedencia, así como de la decisión de usar materiales inertes (postes muertos)
tales como columnas de concreto, tablones, tubos, zanjas, alambre de púas etc. (Hernández
et al., 2001). En general, resulta más económico y de mayor duración construir cercos con
postes vivos de especies nativas en lugar de postes de concreto o madera, porque de los
árboles se obtiene el material vegetativo para nuevos postes (propagados por esquejes o
estacas), lo cual reduce el costo de transporte y manejo (IRENA, 1993; Geilfus, 1994;
Villanueva et al., 2005; Torres et al., 2008).

17
Budowsky (1987) reportó en cercos vivos de América Central el establecemiento de
árboles multipropósito: con valor maderable, frutos, sombra, forraje (Hernández y Simón,
1993; Mendieta, 2000; Barrance et al., 2003) y para favorecer principalmente al ganado
(Ivory, 1990; Otárola, 2000). Para zonas húmedas destaca Erythrina spp. y Gliricidia sepium,
mientras en zonas secas usualmente Bursera simaruba, Spondias purpurea y Leucaena
leucocephala. Cada especie arbórea tiene características de crecimiento particulares,
requerimientos de cultivo y prácticas de manejo, de las cuales se derivan productos y
beneficios (Budowski y Russo, 1993).

Desde el punto de vista ecológico, los cercos vivos contribuyen a la conectividad física
del paisaje y sirven como corredores a parches de bosques aislados (de Lima y Gascon, 1999;
Harvey y Haber, 1999; Estrada et al., 1993, 1998; Daily y Erlich, 1996; Harvey et al., 2003;
Harvey et al., 2004). Funcionan como zonas de refugio, nichos ecológicos y sitios de paso
para ciertos organismos (Johnson y Beck, 1988; Bennett, 1990; Guevara et al., 1994, 1998;
Millán de la Peña et al., 2003) como plantas, insectos, aves y mamíferos pequeños (Burel,
1992 y 1996). Su composición puede presentar diferentes estadios sucesionales, los cuales
proveen oferta alimenticia (Molano et al., 2003). Además, incrementan el flujo genético
necesario para el mantenimiento de variabilidad genética (Haskell et al., 2001; Hilty y
Merenlender, 2004; Harvey et al., 2008).

Otra función importante de los cercos es que mediante las raíces de los árboles se
retiene el suelo para evitar su degradación y se arrastre por el agua o el viento (Tamayo-Chin
y Orellana, 2007). Además, los cercos vivos mejoran la fertilidad del suelo y aumentan la
materia orgánica del mismo a través de la caída de hojarasca, particularmente de los árboles
y arbustos leguminosos; hay una contribución del nitrógeno proveniente de la poda
(Daccarett y Blyndestein, 1968; Russo, 1983; Budowski y Russo, 1993; Vázquez-Yanes y Batis,
1996), aunque este efecto dependerá del ancho de su copa y la densidad del cerco. Por lo
tanto, los cercos vivos cumplen una serie de funciones fundamentales para el desarrollo de
modelos de conservación (Figura 1).

18
Funciones productivas División de fincas y Funciones ecológicas
potreros

Sombra para el Recurso para vida


ganado silvestre

Madera Hábitat para plantas y


Cercos vivos animales

Leña
Conservación de
suelos
Forraje y frutos
Postes para Conectividad del
nuevos cercos paisaje

Figura 1. Funciones productivas y ecológicas de los cercos en paisajes agrícolas.

2.4 Estudios en cercos vivos


Un destacado estudio en cercos de nopal y cultivos asociados, realizado en Sudamérica, con
un enfoque agroecológico, de desarrollo social y económico, permitió la recuperación de
varias áreas degradadas y generó ingresos para los habitantes rurales (Matallo et al., 2002),
por lo tanto, no solo deben considerarse estos elementos como parte de las áreas
productivas, sino también constituyen una estrategia para el manejo sostenible del paisaje
rural (Monzote y Funes, 2003; Sánchez et al., 2004; Otero y Onaindia, 2009). En
Centroamérica se han realizado varias investigaciones relacionadas con cercos que
documentan el desempeño en estructura y composición de los paisajes fragmentados o que
merecen ser considerados en el diseño de políticas agrícolas para mejorar la conectividad
del paisaje y promover la conservación de la biodiversidad (Ospina, 2005; Chacón y Harvey,
2006; Tobar e Ibrahim, 2010; Siles et al., 2013).

Otros estudios determinan que los cercos funcionan como hábitats, para la
alimentación humana y en algunos casos, con fines de reproducción de organismos, pero
19
solo se limitan a una sola franja de vegetación y se omiten diferencias de su manejo
relacionados con distintos ambientes (Harvey et al., 2003, 2005). Por ejemplo, se realizaron
investigaciones sobre la retención de diversidad de mariposas, donde se confirma que los
cercos compuestos por diferentes especies arbóreas presentan una mayor abundancia y
riqueza de mariposas (Tobar e Ibrahim, 2010). En el mismo sentido, se reportó que los cercos
cercanos a fragmentos de bosque mantienen alta diversidad de plantas nativas y de aves
(Pulido-Santacruz y Renjifo, 2011); también se documentó que ofrecen mayor protección
ante los disturbios humanos (Ikuta y Blumstein, 2002).

Sin embargo, los beneficios del cerco están influenciados por el tipo de manejo que
hacen los productores y su posición en el paisaje (Harvey et al., 2003, 2005; Tobar e Ibrahim,
2010). La experiencia empírica de los agricultores está bien documentada, por ejemplo, en
algunos lugares se consideran las fases lunares relacionadas a procesos de germinación y
crecimiento de plantas leñosas, pero se analizó que los cambios de fases no parecen afectar
a la flora (Alonso, 2002-a). Se reportó que las características de crecimiento, el desarrollo de
las plantas y la explotación productiva en la parcela, permiten establecer aquellas plantas
que son redituables en el cerco (Alonso, 2002-b), por ello, es significativo conocer la flora útil
y nativa en estos sistemas (Moreno-Casasola y Paradowska, 2009). Algunos hallazgos
confirman que los cercos mantienen un alto porcentaje de especies introducidas y
reproducidas asexualmente (esquejes y propágulos), pero que contribuyen muy poco en la
provisión de servicios y productos (Siles et al., 2013).

En México los estudios sobre los cercos determinan las ventajas tanto económicas
como ecológicas, representan una opción como estrategia de protección y aprovechamiento
de los recursos vegetales (Maldonado et al., 1997; Torres et al., 2008). Otros estudios
registran que las especies arbóreas aparte de ser usadas como cercos, tienen usos múltiples
(ornamentales, combustibles, forrajeras, comestibles, medicinales, melíferas, maderables)
(Pezo e Ibrahim, 2006), entre las familias botánicas más representativas son Fabaceae y
Euphorbiaceae (Salvador et al., 2010).

20
En el Estado de Veracruz se constatan varios estudios sobre cercos, donde se
reconoce la retención de diversidad vegetal y animal cuando se mantiene suficiente
cobertura arbórea (Estrada y Estrada-Coates, 2001). También, se documenta 218 especies
vegetales (árboles y arbustos) en diferentes ecosistemas con distintos usos tradicionales: 62
especies comestibles, 55 medicinales, 45 ornamentales, 36 como combustible, 27 en
construcciones rurales, 22 maderables, 13 forrajeras, 6 melíferas y 42 de otros usos se
destaca que el uso de especies nativas contribuye al aprovechamiento adecuado de la flora
y la conservación del germoplasma local (Avendaño y Acosta, 2000). Otro hallazgo es el
estudio de los cercos y pastizales en dos regiones con diferentes historias de manejo; Los
Tuxtlas y la región de Uxpanapa estos sistemas son relevantes, ya que albergan especies
útiles y nativas típicas de las selvas tropicales (Ruiz-Guerra et al., 2014).

21
3. JUSTIFICACIÓN

A pesar de la gran diversidad biológica del Estado de Veracruz, el panorama reciente indica
que está en riesgo de perderse, porque es dominado por tierras agrícolas y ganaderas. Por
ello, es necesario entender el estado actual y futuro de la diversidad tropical, en paisajes
manejados y modificados por los seres humanos (Chazdon et al. 2009), porque son los únicos
sistemas que conservan una alta diversidad biológica y hacen uso sostenible de los recursos
naturales (Hart, 1980). Merece atención la función desempeñada de los árboles dentro de
los sistemas productivos tradicionales (Palma, 2005; del Amo, 1990) como lo es el cerco vivo.

Veracruz cuenta con escasos estudios del cerco vivo, por ejemplo, algunos señalan
que para su establecimiento se utilizan especies multipropósito, resguardan flora nativa
(Avendaño y Acosta, 2000; Ruiz-Guerra et al., 2014) y mantienen la conectividad del paisaje
fragmentado (Estrada y Estrada-Coates, 2001). Sin embargo, poco se conoce sobre la
dinámica de la regeneración florística y su manejo en distintos ecosistemas. Ante tal
escenario, la presente investigación se abocó a caracterizar la estructura y la composición de
la vegetación de cercos vivos con la finalidad de identificar el potencial de retención de la
diversidad florística y comprender algunas estrategias locales sobre su uso y manejo.

4. OBJETIVOS

4.1 General
Caracterizar la diversidad vegetal y el manejo de cercos vivos asociados a cinco tipos de
vegetación del estado de Veracruz.

4.2 Particulares
1) Analizar la riqueza, estructura y composición de las especies presentes.
2) Determinar el potencial de reclutamiento de las especies.
3) Identificar el patrón de dispersión, hábitos de crecimiento y usos locales de las especies.
4) Describir y determinar el manejo local de las especies asociadas a los cercos.

22
5. MÉTODO

5.1 Selección y ubicación de los sitios de muestreo


Las salidas de campo se realizaron entre junio del 2015 a enero del 2016. Para la selección
de los cercos vivos se consideró el tipo de vegetación, altitud y uso de suelo comprendidos
en un gradiente altitudinal de 10 a 3500 msnm (Cuadro 1). Se tomaron datos de sus
coordenadas geográficas y altitud (m.s.n.m) con un GPS (Trimble JUNO 3b).

Cuadro 1. Sitios y rangos altitudinales por tipo de vegetación. Nomenclatura de vegetación


basada en Rzedowski (1978).
Sitios de muestreo Altitud Tipo de vegetación
(msnm)
Los Tuxtlas 10 - 150 Bosque tropical perennifolio
Actopan-Naolinco 500 - 900 Bosque tropical caducifolio
Tlalnehuayocan-Banderilla 1300 -1600 Bosque mesófilo de montaña
Las Vigas de Ramírez 2000 - 2500 Bosque de pino-encino
Perote 3000 - 3500 Bosque de pino

5.1.1 Los Tuxtlas


Los sitios de muestreo se ubicaron entre las comunidades de Balzapote y Montepío, en las
coordenadas 18° 36.53' de latitud norte y 95° 4.82' de longitud oeste y 18° 40.35' latitud
norte y 95° 9.04' longitud oeste. En esta región la fragmentación es muy elevada debido a su
principal actividad productiva, la ganadería. Además, se encuentran parches de vegetación
secundaria en distintas etapas sucesionales (Arriaga et al., 2000) la vegetación corresponde
al bosque tropical perennifolio (Rzedowski, 1978).

5.1.2 Actopan- Naolinco


Se localiza en el centro de Veracruz, en el fondo del valle plano de la cuenca media-alta del
río Actopan, entre las coordenadas 19° 31' y 19° 37' de latitud norte, 96° 41' y 96° 54' de
longitud oeste (Castillo-Campos et al., 2007). Las principales actividades productivas de la
zona son la ganadería y la agricultura (cultivo de caña de azúcar, chayote y café). El tipo de
vegetación es el bosque tropical caducifolio (Rzedowski, 1978).

23
5.1.3 Tlalnelhuayocan-Banderilla
Los muestreos se llevaron a cabo en los municipios de Tlalnelhuayocan y Banderilla. El
primero entre las coordenadas 19° 33.74' latitud norte y 96° 58.71' longitud oeste, el
segundo entre los 19° 35.23' latitud norte y 96° 56.15' de longitud oeste. El tipo de
vegetación presente en ambas comunidades es el bosque mesófilo de montaña (Rzedowski,
1978). El paisaje de esta zona está caracterizado por la ganadería y la agricultura (maíz y
café).

5.1.4 Las Vigas de Ramírez


Los sitios de muestreo se establecieron en el municipio de Las Vigas, entre las coordenadas
19° 37.8' de latitud norte y 97° 05.83' de longitud oeste. Presenta un tipo de vegetación de
bosque de pino-encino (Rzedowski, 1978), localizado en cerros de origen volcánico y
sedimentario del altiplano, sobre suelos someros y rocosos (Cházaro, 1992). En las áreas de
esta zona domina la ganadería y la agricultura (maíz y papa).

5.1.5 Perote
El sitio de muestreo fue en la comunidad El Conejo en las coordenadas 19°33' 56.70'' de
latitud norte y los 97° 14' 35.26'' de longitud oeste. En la zona predominan plantaciones
forestales, la agricultura (papa, haba), el ganado caprino y ovino. El tipo de vegetación es el
bosque de pino (Rzedowski, 1978).

5.2 Análisis de la vegetación asociada a los cercos vivos


En cada tipo de vegetación se muestrearon en los cercos vivos 30 transectos de 50 x 2m
(100m2) de acuerdo con el método de Gentry, 1982 y 1988 modificado, y se tomó como eje
central el propio cerco. En cada transecto se midieron todos los individuos con diámetro a la
altura del pecho (DAP) mayor o igual a 1cm; este conjunto representó a la categoría de las
plantas adultas. También se registraron individuos de diámetro menor a 1cm, pero con altura
mayor a los 30cm; este grupo de especies fue reconocido como vegetación en reclutamiento.

24
5.3 Colecta de material botánico
Herborización. Los ejemplares colectados fueron debidamente procesados y posteriormente
depositados en el Herbario XAL del Instituto de Ecología (INECOL). La determinación de
ejemplares se hizo mediante diversas claves taxonómicas entre ellas la Flora de Veracruz,
Flora del Bajío, de regiones adyacentes y Flora de Guatemala, también se comparó con
ejemplares ya depositados en el herbario XAL, además de la revisión de bases de datos
consultados en la red de internet (www.tropicos.org y www.theplantlist.org).

5.4 Entrevistas estructuradas


Se realizaron en total 20 entrevistas estructuradas a los dueños de los predios o informantes
clave, los datos se registraron en un cuestionario formado por 16 preguntas (Anexo II). Para
tener una visión general, se preguntó sobre las actividades productivas de las parcelas, las
prácticas del manejo y el uso de las especies utilizadas en los cercos. Se optó por consultar
información con personas de edad mayor, por poseer conocimientos de la historia del sitio
y configuración de su propiedad.

5.5 Análisis de datos

5.5.1 Caracterización de la vegetación


Con base en el inventario (Anexo l), el conteo de las familias, géneros y especies de plantas,
y el análisis de las condiciones ambientales (topografía, altitud, suelo, etc.,) se caracterizó y
la flora de los cercos vivos correspondientes a los cinco sitios estudiados.

5.5.2 Esfuerzo de muestreo


El muestreo fue evaluado mediante el estimador no paramétrico Chao 1, el cual se basa en
abundancias y el número de especies raras, estima el número aproximado de especies que
se podrían encontrar en la muestra (Escalante, 2003). Esto fue analizado con el programa
Past versión 3.12 (Hammer et al., 2006).

25
5.5.3 Diversidad alfa (α)
Se utilizaron dos métricas complementarias para describir la diversidad alfa: el índice de
Fisher evaluó la diversidad en función del número de individuos y del número de especies
(un valor bajo muestra que el número de especies es escaso y un valor alto indica más
diversidad), y el índice de Shannon-Wiener que analiza la estructura por medio de la
abundancia proporcional. Este índice asume que los individuos son seleccionados al azar y
todas las especies están representadas en la muestra, también expresa la uniformidad de los
valores de importancia a través de todas las especies. El valor de dicho índice se incrementa
en dos sentidos, conforme un mayor número de especies y a una mayor uniformidad, donde
resulta que la proporción de individuos de las mismas es más homogénea, y que dependerá
del número de especies presentes y de la frecuencia con que estén representadas
(Magurran, 1988). Lo anterior se analizó con el programa Past versión 3.12 (Hammer et al.,
2006). Estos índices son comúnmente utilizados en la bibliografía además de basarse en
parámetros diferenciales para estimar la diversidad, la intención de presentarlos es hacer
comparables estos resultados con otros estudios.

Para comprobar si había diferencias estadísticas en la diversidad, se compararon


entre pares los sitios de muestreo con sus respectivos índices de diversidad, solo para el
índice de Shannon, mediante el procedimiento de Solow (1993), el cual consite en pruebas
de aleatorización combinada de pares de datos por 10 000 veces para estimar el nivel de
significancia (P).

5.5.4 Índice de valor de importancia (IVI)


Con el fin de analizar estructuralmente la vegetación, se utilizó el índice de valor de
importancia (IVI) (Lamprecht, 1990) basado en los valores de densidad (DeR), frecuencia (FR)
y dominancia (DoR) relativa para los individuos mayores a 1 cm de DAP. La suma total de los
valores relativos de cada parámetro fue igual a 100 y los valores de importancia sumados de
todas las especies fueron de 300. En el caso del contingente en reclutamiento se sumó
densidad relativa (DeR) y frecuencia relativa (FR), por lo tanto, la suma total de los valores

26
relativos de cada parámetro fué igual a 100 y el valor de importancia de todas las especies
de 200. El resultado final de este análisis permitió conocer la relevancia ecológica de cada
especie en las comunidades vegetales (Mostacedo y Fredericksen, 2000). En el caso de los
agaves cuyo hábito de crecimiento no permitía estimar correctamente su contribución en el
área basal (por el ancho de sus hojas), se midió a un grupo de agaves (en campo) tanto el
diámetro de la roseta (DAP) como el diámetro de la base del agave y se obtuvo la función de
ajuste: DA (Diámetro del Agave total) = 0.178 B (base) + 10.429 (R2=0.74; P>0.001; n=30).

Los datos calculados para el IVI fueron:


 Individuos > 1 cm DAP

La densidad = número de individuos de una especie por unidad de área


densidad de la especie
Den r = × 100 (Valor en %)
número total de individuos encontrados en el cerco vivo

La frecuencia = número de transectos en los que aparece la especie


número de transectos en los que aparece la especie
Fr = × 100 (Valor en %)
número total de transectos

La dominancia = área basal total de cada especie (se calculó a partir del DAP. Para esto se
utilizó la fórmula: AB (Área basal) = II / 4X (DAP)2
dominancia de la especie
Domr = × 100 (Valor en %)
área basal total de todas las especies

IVI = Densidad relativa + Frecuencia relativa + Dominancia relativa

 Individuos < 1cm >30 cms altura

La densidad = número de individuos de una especie por unidad de área


Densidad de la especie
Den r = × 100 (Valor en %)
Número total de individuos encontrados

La frecuencia = Número de transectos en los que aparece la especie

27
Número de transectos en los que aparece la especie
Fr = × 100 (Valor en %)
Número total de transectos

IVI = Densidad relativa + Frecuencia relativa

5.5.5 Diversidad beta (β)


Fue calculada la diversidad beta (β) para evaluar el grado de recambio entre los estratos
(plantas adultas y en reclutamiento) y los ecosistemas asociados a los cercos vivos. Para ello,
se utilizó el índice de Whittaker, entre más alto sea el valor menor es el número de especies
reemplazadas entre los estratos.

5.5.6 Contraste de composición de especies


Se utilizo un método multivariado (análisis de cluster) de ordenación y clasificación para
poder comparar las diferentes comunidades en términos de la diversidad beta (Magurran,
2004). La clasificación por cluster utiliza medidas de similitud (basadas en la composición de
especies), divide un sistema en celdas, las cuales agrupan especies que tienen propiedades
en común (ej. distribución de la abundancia) y se ubican de acuerdo a sitios con mayor
similitud entre sí (Matteucci y Colma, 1982). Esta ordenación se represento a través de un
dendrograma con el índice de Morisita-Horn, el cual está influido por la riqueza de las
especies, el tamaño de los muestreos y es altamente sensible a la abundancia (Magurran,
1988). El valor de este índice se encuentra entre 0 y 1, los valores cercanos a uno son más
similares. Lo anterior se elaboraró mediante el programa Past versión 3.12 (Hammer et al.,
2006).

5.5.7 Síndromes de dispersión, hábitos de crecimiento, usos y origen de las plantas


Mediante literatura especializada se clasificó cada especie por: su síndrome de dispersión,
hábito de crecimiento, usos y su origen (nativas e introducidas). Según el agente dispersante
se organizaron en las siguientes categorías: 1. Zoocoria (animales), 2. Anemocoria (viento),
3. Autocoria (dispersión por la misma planta), 4. Barocoria (gravedad), 5. Hidrocoria (por
medio de agua). Según el hábito de crecimiento se ordenaron de acuerdo a Font Quer (1977)

28
en 1. Árbol 2. Arbusto, 3. Liana, 4. Herbácea. En el caso de las cactáceas para su agrupación
se tomó como referencia la clasificación de Vázquez-Sánchez et al. (2012). Por cada
ecosistema se realizó un análisis de asociación considerando los diferentes atributos
(síndromes de dispersión, hábitos de crecimiento, origen y usos de las especies) de las
plantas encontradas en los cercos vivos, para esto, se generaron tablas de contingencia y se
comprobó la asociación dentro de los ecosistemas en términos de frecuencia de
observaciones por estrato.

5.5.8 Manejo y uso de los cercos vivos


En cuanto al uso y manejo practicado en los cercos vivos, la información fue proporcionada
por los productores a través de la entrevista. Se describió el aprovechamiento de las parcelas
adyacentes a los cercos y posteriormente se graficaron las prácticas de su manejo; por
último, se elaboró una tabla de los usos y propagación de las plantas para el cercado de
terrenos.

5.5.9 Clasificación de los cercos vivos


Los cercos identificados en campo se clasificaron en función a su desarrollo: 1. Cercos
consolidados, aquellos conformados por varias especies (más de cinco) en su estructura,
generalmente no necesitan mantenimiento; 2. Cercos exiguos, formados por una o dos
especies y presencia de alambre de púas 3. Cercos en desarrollo, su tamaño y cobertura
están en crecimiento, estacas recién sembradas, tienen dos o tres años de establecidos.

29
6. RESULTADOS

6.1 Caracterización florística de los cercos vivos


Se registraron 253 especies de plantas, pertenecientes a 74 familias y 181 géneros, en 150
cercos vivos de 50 m x 2 m, estó correspondió a 1.5 ha (15 000 m2). Los cercos asociados al
BTC registron la mayor riqueza de especies (109). En cercos cercanos al BMM obtuvieron una
riqueza intermedia con 69 especies (46 familias y 60 géneros). Los cercos vivos establecidos
a mayores altitudes tienen menor riqueza de especies, como se observó para el ecosistema
del BPE y el BP, donde se registraron únicamente 21 y 22 especies respectivamente (Cuadro
2).

Cuadro 2. Riqueza taxonómica (familias, géneros y especies) en cercos vivos por ecosistema.
BTP (bosque tropical perennifolio), BTC (bosque tropical caducifolio), BMM (bosque mesófilo
de montaña), BPE (bosque de pino-encino), BP (bosque de pino).
Ecosistema Familias Géneros Especies
BTC 38 92 109
BTP 30 62 80
BMM 46 60 69
BP 10 19 22
BPE 14 19 21

En la categoría de las plantas adultas (>1 cm DAP), los cercos asociados al BTC
tuvieron más especies. Sin embargo, hay una cantidad elevada de individuos adultos en
cercos adyacentes al BTP (1187 individuos) y BPE (1004 individuos). Los cercos cercanos al
BPE tienen el valor más bajo en cuanto a especies con 19 en total. (Cuadro 3).

Para la vegetación en reclutamiento (<1cm DAP > 30 cm altura), los cercos adyacentes
al BTC mostraron la mayor cantidad de especies, pero en términos de individuos destacó un
número elevado en los cercos cercanos al BTP (1484). El menor reclutamiento de vegetación
fue en los cercos asociados a los ecosistemas del bosque de PE (16 especies) y P (20 especies)
(Cuadro 3).

30
Cuadro 3. Número de especies, individuos, familias y géneros de plantas adultas (>1cm DAP)
y en reclutamiento (<1cm DAP, >30 cm altura) en los cercos por ecosistema.
>1cm DAP <1cm DAP, 30 cm altura
Ecosistemas Especies Individuos Familias Géneros Especies Individuos Familias Géneros
BTC 91 798 34 73 63 896 29 55
BTP 57 1187 24 44 58 1484 26 46
BMM 61 820 43 55 54 1352 35 46
BP 21 624 9 18 20 1388 9 17
BPE 19 1004 13 17 16 1457 12 16

6.2 Validación de muestreo


La validación del esfuerzo de muestreo para plantas adultas (>1cm DAP) y en reclutamiento
(<1cm DAP > 30 cm altura) confirmó que en los cercos vivos adyacentes al BTP
aproximadamente se debieron encontrar 96 especies con respecto a 80 registradas, este
sitio tuvo el mayor déficit con 17%. Mientras que en los cercos cercanos a las demás
comunidades (BTC, BMM, BPE, BP), el esfuerzo de muestreo se acerca a los valores de las
especies estimadas por Chao 1 y con déficits menores entre un 12% y 7% (Cuadro 4).

Para la categoría de plantas adultas (>1cm DAP), se muestra un sesgo mayor de las
especies que se debieron encontrar en cercos adyacentes a los ecosistemas del BTP y BPE,
no se acercaron a los valores del estimador no paramétrico Chao-1 y, por lo tanto, sobre pasa
el 20% del déficit de muestreo (Cuadro 4).

En el caso del contingente de reclutamiento, el más alto déficit de muestreo (12%) se


registra en los cercos asociados al BTP, el estimador predice que se debieron encontrar 66
especies y fueron observadas 58. De la vegetación en reclutamiento de los cercos asociados
a los demás ecosistemas (BTC, BMM, BPE y BP), no hubo diferencias en el número de
especies observadas y estimadas, por lo tanto, los valores indican que se obtuvo un buen
nivel de representatividad en el muestreo (Cuadro 4).

31
Cuadro 4. Esfuerzo de muestreo de la vegetación en cercos vivos por ecosistema.
>1cm DAP y <1 cm > 30
Vegetación >1 cm DAP < 1 cm DAP > 30 cm altura
cm altura
Chao- Déficit de Chao- Déficit de Chao- Déficit de
Ecosistema Especies Especies Especies
1 muestreo 1 muestreo 1 muestreo
BTP 80 96 17% 57 78 27% 58 66 12%
BTC 109 117 7% 91 109 17% 63 63 0%
BMM 69 72 4% 61 65 6% 54 54 0%
BPE 21 24 12% 19 29 34% 16 16 0%
BP 22 26 12% 21 26 19% 20 20 0%

6.3 Diversidad alfa (α)


Vegetación adulta (>1 cm DAP) y reclutamiento (<1cm DAP, >30 cm altura)
En términos de diversidad, las dos categorías: plantas adultas (>1 cm DAP) y en reclutamiento
(<1cm DAP, >30 cm altura), se muestra que los cercos adyacentes al BTC son más diversos,
éstos obtuvieron el valor más alto (Fisher=26) con 109 especies y 1694 individuos. Los cercos
vivos con bajos valores en diversidad son los asociados al BPE (Fisher=3), los cuales albergan
21 especies y 2461 individuos (Cuadro 5).

El índice de Shannon en el BMM alcanzó el valor más alto (H’=3.5), es decir, los cercos
son más diversos al registrar un total de 69 especies y 2171 individuos. Este ecosistema
(BMM) también tiene la mayor equidad (0.8), por lo tanto, los individuos de los cercos
asociados presentan una distribución más homogénea en el establecimiento de las especies.
Los cercos cercanos al BTC (H’=3.3) y BTP (H’=3.0) registran valores intermedios y además
reflejan una alta equidad (0.7) en ambos sitios. Los cercos que presentan valores más bajos
en diversidad son los aledaños al BPE (2) y BP (2.2). Sin embargo, en cercos adyacentes al
BPE presentó una distribución menos uniforme en el establecimiento de sus especies (0.6)
(Cuadro 5). Al contrastar los índices de diversidad (Shannon) registrados en los cercos vivos
por ecosistema, todas las zonas fueron significativamente diferentes (P< 0.05).

32
Cuadro 5. Diversidad de vegetación adulta y en reclutamiento de cercos por ecosistema.
Alfa de Índice de Índice de
Ecosistema Especies Individuos
Fisher Shannon Equidad
BTP 80 2671 15.5 3 0.7
BTC 109 1694 26 3.3 0.7
BMM 69 2171 13.5 3.5 0.8
BPE 21 2461 3 2 0.6
BP 22 1898 3.5 2.2 0.7

Vegetación adulta (>1 cm DAP)


El grupo de plantas adultas (>1 cm DAP) de los cercos asociados al BTC son los más diversos
(Fisher=26) con un total 91 especies y 798 individuos. Por otro lado, los cercos adyacentes al
BPE tienen poca diversidad de plantas adultas (Fisher=3.32), estos albergan 19 especies con
1004 individuos (Cuadro 6).

El índice de Shannon, muestra los dos sitios más diversos en plantas adultas (H’=3),
estos son los cercos asociados al BTC y el BMM. Los cercos asociados al BPE son los menos
diversos (H’=2) en plantas >1cm DAP. Sin embargo, se registra una tendencia, a mayor altitud
hay un aumento en equidad. Los cercos adyacentes a comunidades tropicales (BTP, BTC)
tienen menos semejanza en la distribución de individuos por especies (>1cm DAP), mientras
que en los cercos cercanos a comunidades templadas (BP) tuvieron la mayor homogeneidad
(Cuadro 6). Al contrastar estadísticamente los índices de diversidad (Shannon), se determinó
que tres comparaciones no fueron significativamente diferentes: BTP y BP (P< 0.05; Delta=
0.5079), BTC y BMM (P< 0.05; Delta= 0.8529) y finalmente con el BPE y BTP (P< 0.05; Delta=
0.0756) (Cuadro 6).

33
Cuadro 6. Diversidad de plantas adultas (>1 cm DAP) en cercos vivos por cada ecosistema.
Alfa de Índice de Índice de
Ecosistema Especies Individuos
Fisher Shannon Equidad
BTP** 57 1187 12.5 2.2 0.55
BTC* 91 798 26 3 0.67
BMM* 61 820 15.2 3 0.74
BPE 19 1004 3.3 2 0.72
BP** 21 624 4 2.3 0.75
*no existe diferencia significativa.

Vegetación en reclutamiento (< 1cm DAP, >30 cm altura)


Los cercos adyacentes al BTC presentaron la mayor diversidad de plantas en reclutamiento
(Fisher=15.5), mientras los cercos asociados al BTP y BMM tuvieron valores similares de
diversidad. Por otro lado, los cercos menos diversos de flora reclutada fueron los aledaños
al BPE (Fisher=2.5) (Cuadro 7).

El índice de Shannon muestra valores similares en diversidad y equidad en el BMM


(H’=3.2, E=0.8) y BTP (H’=3, E=0.7), esto significa que los cercos vivos asociados a estos
ecosistemas se encuentra mayor diversidad y homogeneidad de la distribución del número
de individuos por cada especie (<1cm DAP, >30 cm altura). Una baja diversidad y equidad se
registra en los cercos asociados al BPE (H’=1.8, E=0.6) (Cuadro 7). Al confrontar los índices
de diversidad (Shannon) de la vegetación en reclutamiento, las zonas presentan diferencias
significativas (P< 0.05; Delta=0.0001), exepto al comparar la diversidad de los cercos
adyacentes al BTP y BTC, estos no difieren significativamente (P< 0.05; Delta= 0.12) (Cuadro
7).

34
Cuadro 7. Diversidad de vegetación en reclutamiento de los cercos vivos
por cada ecosistema.
Alfa de Índice de Índice de
Ecosistema Especies Individuos
Fisher Shannon Equidad
BTP* 58 1484 12 3 0.7
BTC* 63 896 15.5 2.8 0.7
BMM 54 1352 11 3.2 0.8
BPE 16 1457 2.5 1.8 0.6
BP 20 1388 3.3 2 0.6
*no existe diferencia significativa

6.4 Índice de Valor de importancia (IVI)

6.4.1 Cercos asociados al bosque tropical perennifolio


Se registraron 57 especies de plantas adultas (>1 cm de DAP). La especie con mayor IVI fue
Bursera simaruba con un 83%, esto se debe a su alta dominancia, frecuencia y abundancia
relativa. En orden de importancia se encuentra después Jatropha curcas con 32% de IVI
total, principalmente por ser abundante, aunque muy poco frecuente y, finalmente, Gliricidia
sepium con 29%. Estas tres especies en conjunto suman 144% del IVI y figuran como las más
representativas (Figura 2).

Se registraron 58 especies vegetales en reclutamiento (<1cm DAP, >30 cm altura). Las


tres especies sobresalientes en IVI, tanto en abundancia como frecuencia son Vachellia
cornigera (28%), Tabernaemontana alba (22%) y Eugenia capuli (16%). Valores entre el 12%
y 6% de IVI los obtuvieron las especies siguientes: Eupatorium sp., Cupania dentata, Psidium
guajava, Eugenia nigrita, Cupania glabra, Jatropha curcas y Tabernaemontana donnell-
smithii, en conjunto las diez especies tienen un IVI total del 122% (Figura 3).

35
83 82

32 29
19
12 11 9 8 8 7

Figura 2. Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1 cm de DAP), en cercos


asociados al bosque tropical perennifolio.

78

28
22
16
12 10 8 7 7 6 6

Figura 3. Valor de importancia relativa de plantas en reclutamiento de cercos asociados


al bosque tropical perennifolio.

36
6.4.2 Cercos asociados al bosque tropical caducifolio
Se documentaron en los cercos vivos 91 especies de plantas adultas (>1 cm de DAP). La
especie con mayor IVI fue Bursera simaruba (80%) por su alta dominancia, frecuencia y
abundancia relativa. Mientras Spondias purpurea obtuvo un IVI de 40% debido a su
abundancia relativa (19.5%) y Spondias mombin un 18% por ser dominante (9.5%). Las
especies anteriores suman el 138% del IVI total. Otras especies como; Nopalea dejecta (12),
Cedrela odorata (8), Ximenia americana (6), Acanthocereus tetragonus (6), Ficus pertusa (6),
Trichilia hirta (6) y Trichilia havanensis (5) oscilan entre el 12% y 5% de IVI (Figura 4).

Por otro lado, se encontraron 63 especies de plantas en reclutamiento (< 1cm DAP,
>30 cms altura), de las cuales Nopalea dejecta destaca con el mayor IVI (46%) debido a su
alta abundancia relativa (46.2%), enseguida se ubican Acanthocereus tetragonus con 16% y
Bursera simaruba con 14%, las cuales, sobresalen en abundancia y frecuencia. Estas tres
primeras especies sumaron un 76% del IVI total. Por último, siete especies más obtuvieron
valores entre 9% y 4% de IVI (Vachellia cornigera (9), Cestrum tomentosum (9), Acacia
farnesiana (7), Cestrum dumetorum (5%, Cissus verticillata (5), Croton micans (4) y Serjania
caracasana (4) (Figura 5).

37
113

80

40

18
12 8 6 6 6 6 5

Figura 4. Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1cm de DAP), en cercos


asociados al bosque tropical caducifolio

81

46

16 14
9 9 7 5 5 4 4

Figura 5. Valor de importancia relativa de plantas en reclutamiento de cercos asociados al


bosque tropical caducifolio.

38
6.4.3 Cercos asociados al bosque mesófilo de montaña
Se registraron 61 especies adultas (>1 cm de DAP). En primer lugar, destaca Yucca gigantea
con 56% de IVI total debido a su alta abundancia (25%), frecuencia (9%) y dominancia relativa
(22%). Después, Erythrina americana ocupa un 37% debido a su dominancia (21%) y Bursera
simaruba representa 27% de IVI por su abundancia (13.6%). Estas tres especies principales
abarcan un IVI total del 120%. Otras especies como: Acacia pennatula (15), Annona
cherimola (14), Platanus mexicana (13), Cestrum tomentosum (11), Liquidambar styraciflua
(9), Trichilia havanensis (8) y Quercus xalapensis (7) tienen valores entre el 15% y 7% del IVI
(Figura 6).

La vegetación en reclutamiento (<1cm DAP, >30 cms altura) mostró 54 especies,


donde sobresale Piper auritum con el 31% de IVI total debido a su alta abundancia relativa
(23%). Valores similares en frecuencia y abundancia los obtuvieron Solanum ferrugineum
13%, Rubus adenotrichus 10% y Malvaviscus arboreus con 10% de IVI total. En conjunto estas
cuatro especies alcanzan el 64% de IVI total. Las especies con menor aporte en IVI son;
Quercus xalapensis (8), Myrsine coriacea (8), Cestrum tomentosum (8), Solanum torvum (7),
Trichilia havanensis (6) y Smilax moranensis (6), las cuales suman 43% de IVI (Figura 7).

39
103

56

37
27
15 14 13 11 9 8 7

Figura 6. Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1cm de DAP), en cercos


asociados a bosque mesófilo de montaña.

93

31

13 10 10 8 8 8 7 6 6

Figura 7. Valor de importancia de plantas en reclutamiento de cercos asociados al bosque


mesófilo de montaña.

40
6.4.4 Cercos asociados al bosque de pino-encino
Se encontraron 19 especies >1cm DAP. La especie Agave salmiana resultó ser la que presenta
el IVI más alto con 81%, este valor se debe mayormente a su abundancia relativa (29%) y
dominancia (41%). Enseguida se encuentra Prunus serotina con un IVI 39%, por su
abundancia y frecuencia similares (15%). Estas dos especies en conjunto suman el 120% de
IVI total. Otras especies presentaron valores intermedios: Baccharis conferta (30), Alnus
jorullensis (29), Cupressus lusitanica (26), Barkleyanthus salicifolius (24). Las especies que
tienen menos valores de IVI son: Pinus ayacahuite (15), Lonicera japonica (15), Crataegus
mexicana (14) y Monnina xalapensis (11) cuyos valores fluctúan entre 15% y 11% de IVI
(Figura 8).

La vegetación en reclutamiento (<1cm DAP, >30 cms altura) registró 16 especies, de


las cuales Prunus serotina fue la más importante con un IVI de 47%, debido a su dominancia
y frecuencia en todos los sitos de muestreo. En segundo lugar, se encuentra Baccharis
conferta con un IVI de 39%. Estas dos especies representan un IVI total de 86%. Valores de
importancia similares se muestran para Agave salmiana y Barkleyanthus salicifolius con 34%
y 33% de IVI respectivamente. Monnina xalapensis alcanza un IVI del 17%, mientras las
especies Alnus jorullensis (6), Ribes affine (5), Cupressus lusitanica (4), Malus domestica (3) y
Crataegus mexicana (2) presentaron valores bajos de IVI (Figura 9).

41
81

39
30 29
26 24
15 16
15 14 11

Figura 8. Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1cm de DAP) en cercos


asociados al bosque pino-encino.

47

39
34 33

17

10
6 5 4 3 2

Figura 9. Valor de importancia relativa de plantas en reclutamiento de cercos asociados al


bosque de pino-encino.

42
6.4.5 Cercos asociados al bosque de pino

Se registraron 21 especies >1cm DAP, Abies religiosa sobresale por su dominancia,


abundancia y frecuencia relativa con un IVI de 50%. En segundo lugar, se registra Baccharis
conferta (44%) por una alta cantidad de individuos (147) y en tercer lugar se encuentra Agave
salmiana (39%), estas tres especies suman el 133% de IVI total. Después se presentan valores
intermedios de IVI en algunos árboles como: Alnus jorullensis (31), Cupressus lusitanica (28)
y Pinus pseudostrobus (26). Otras especies: Senecio cinerarioides, Barkleyanthus salicifolius,
Ribes ciliatum y Pinus ayacahuite tienen valores entre el 16% y 12% del IVI (Figura 10).

De la vegetación en reclutamiento (<1cm DAP, >30 cm altura) se documentaron 20


especies, por su alto número de individuos (625) y estar presente en la mayoría de los
transectos muestreados (26), Baccharis conferta obtuvo un 67% de IVI total. Los porcentajes
entre el 22% y 10% de IVI lo tiene Barkleyanthus salicifolius (22), Senecio cinerarioides (17),
Ribes microphyllum (15), Abies religiosa (14) y Stevia monardifolia (10). El conjunto enterior
de especies suma un IVI total de 153%. Los valores más bajos de IVI lo obtuvieron las
siguientes especies: Agave salmiana (8), Ribes ciliatum (7), Symphoricarpos microphyllus (5),
y Pinus pseudostrobus (5) (Figura 11).

43
50
44
39

31
28 26 25

16 15 14 12

Figura 10. Valor de importancia relativa de plantas adultas (>1 cm de DAP) en cercos
asociados a un bosque de pino.

67

30
22
17
15 14
10 8 7 5 5

Figura 11. Valor de importancia relativa de plantas en reclutamiento de cercos asociados a


al bosque de pino.

44
6.5 Diversidad beta (β)
De acuerdo al análisis de recambio florístico registrado en los cercos por estratos de
vegetación (adulta y reclutamiento), se observan valores según el índice de Whittaker
cercanos a uno, esto indicó que la composición de especies en los cercos vivos difiere entre
sí y hay alto recambio de estas. Por ejemplo, se observa un aumento de diversidad beta al
comparar los estratos de bosques tropicales con los templados, es decir, hay un alto
recambio de especies y mayor heterogeneidad tanto de plantas adultas (A) como en
reclutamiento (R) (Cuadro 8).

Cuadro 8. Índices de Whittaker para plantas adultas (A) y en reclutamiento (R) en cercos por
ecosistemas (arriba del diagonal número de especies).
BTP A BTP R BTC A BTC R BMM A BMM R BPE A BPE R BP A BP R
BTP A 0 115 148 121 118 111 76 73 78 77
BTP R 0.39 0 149 122 119 112 77 74 79 78
BTC A 0.85 0.86 0 155 152 145 110 107 112 111
BTC R 0.91 0.88 0.42 0 125 118 83 80 85 84
BMM A 0.91 0.93 0.84 0.83 0 115 80 77 82 81
BMM R 0.96 0.91 0.86 0.84 0.2 0 73 70 75 74
BPE A 0.97 1 0.96 0.97 0.9 0.94 0 35 40 39
BPE R 1 1 0.98 1 0.92 0.97 0.2 0 37 36
BP A 1 1 0.98 1 0.97 1 0.6 0.62 0 41
BP R 1 1 0.98 1 0.97 1 0.58 0.61 0.12 0

Los cercos vivos establecidos a menor altura, típicos de los ambientes tropicales
tienen un alto número de especies compartidas, en contraste con los de bosques de pino
que comparten pocas especies. El índice de Morisita muestra un patrón con tendencia al
incremento de valores conforme aumenta la altitud. Lo anterior significa que las plantas
adultas y en reclutamiento de los cercos vivos asociados al BTP, BTC y BMM tienen un alto
recambio de especies y difieren en su composición florística. Mientras los cercos vivos
establecidos en lugares montañosos (BP, BPE) corresponden a sitios con especies similares
compartidas y presentan menos recambio de estas (Cuadro 9).

45
Cuadro 9. Análisis de especies compartidas para plantas adultas y reclutamiento en cercos
por ecosistema.
Especies
Ecosistema Adultas Reclutamiento Especies Morisita
compartidas
BTP 57 58 80 35 0.19
BTC 91 64 109 43 0.29
BMM 61 54 69 45 0.25
BPE 19 16 21 14 0.86
BP 21 20 22 18 0.71

6.6 Comparación de la composición de especies entre los estratos


El análisis de similitud con el índice de Morisita explica la semejanza de la composición de
vegetación adulta y en reclutamiento presente en los cercos vivos por cada ecosistema. En
el dendrograma claramente se formaron dos grupos, el primero une al BP y BPE, los cuales
tienen una mayor afinidad florística (Morisita= 0.50) e indicó mayor homogeneidad de la
composición de vegetación en los cercos vivos. El segundo grupo aglomera a cercos
asociados a los ecosistemas del BTP, BTC y BMM, estos son más diferentes en la composición
de especies (Morisita= 0.12) (Figura 12).

Figura 12. Dendrograma basado en la similitud de la vegetación (índice de Morisita) de


cercos asociados a cinco ecosistemas de Veracruz. A=adultas y R=reclutamiento.

46
6.7 Síndromes de dispersión de las semillas
La dispersión zoocoria encontrado en los cercos fue el más dominante para las plantas
adultas (>1cm DAP) mayormente en cuatro ecosistemas: (BTP=57%, BTC=78% y BPE=54%)
con frecuencias superiores al 50%. Mientras que la dispersión anemocoria tiene fuerte
asociación en los cercos establecidos en el BP (74%) (X2 =362.34, P<0.05, GL=16).

De las plantas en reclutamiento (<1cm DAP >30cm de altura), nuevamente se destacó


la zoocoria en cuatro ecosistemas (BTP=91%, BTC=65%, BMM=77% y BPE=55%). El segundo
tipo de dispersión es la autocoria, la cual estuvo presente en todos los cercos pero con
valores menores a 20% por ecosistema (X2=214.616, P<0.05, GL=16) (Cuadro 10).

Cuadro 10. Porcentajes y valores absolutos de síndromes de dispersión en plantas adultas y


reclutamiento de los cercos por ecosistemas (se indica porcentaje / número de individuos).
Ecosistema Vegetación Síndromes de dispersión
Zoocoria Anemocoria Autocoria Barocoria Hidrocoria
>1cm DAP 57/678 1/12 0 41/489 1/8
BTP
<1cm DAP, >30 cm 91/213 5/12 0 3/8 1/1
>1cm DAP 78/623 13/103 9/72 0 0
BTC
<1cm DAP, >30 cm 65/106 15/24 20/33 0 0
>1cm DAP 43/353 13/109 37/303 7/55 0
BMM
<1cm DAP, >30 cm 77/172 13/28 4/10 6/13 0
>1cm DAP 54/540 35/348 10/115 1/1 0
BPE
<1cm DAP, >30 cm 55/60 43/49 2/3 11 0
>1cm DAP 11/68 74/465 15/91 0 0
BP
<1cm DAP, >30 cm 24/28 75/89 1/2 0 0

6.8 Hábitos de crecimiento de la vegetación


El hábito de crecimiento arbóreo es el más representativo de las plantas adultas (>1cm DAP),
está asociado a todos los cercos por ecosistemas muestreados (X2=143.75, P<0.05, GL=12).
También fue evidente que los arbustos dominaran en los cercos pero con porcentajes
menores (BTP=34%, BTC=18%, BMM=20%, BPE=30% y BP=46%).

47
En cuanto a las plantas en reclutamiento, el hábito de crecimiento arbustivo destaca
en BTC=46%, BMM=54%, BPE=52% y BP=63%, sin embargo, en el BTP se presentan más
árboles (63%). Las lianas se asociaron más a los cercos del BTC (15%), (X2= 88.56, P<0.05,
GL=12), (Cuadro 11).

Cuadro 11. Porcentajes y valores absolutos de los hábitos de crecimiento de plantas adultas
y reclutamiento en los cercos por ecosistemas (se indica porcentaje/número de individuos).
Hábitos de crecimientos
Ecosistema Vegetación
Árbol Arbusto Liana Herbácea
>1cm DAP 66/783 34/402 0/2 0
BTP
<1cm DAP, >30cm 63/148 36/85 1/1 0
>1cm DAP 80/643 18/142 2/13 0
BTC
<1cm DAP, >30cm 39/64 46/75 15/24 0
>1cm DAP 80/655 20/165 0 0
BMM
<1cm DAP, >30cm 41/92 54/120 5/11 0
>1cm DAP 41/412 30/304 0 29/288
BPE
<1cm DAP, >30cm 33/37 52/59 0 15/17
>1cm DAP 51/316 46/290 0 3/18
BP
<1cm DAP, >30cm 26/31 63/75 0 11/13

6.9 Origen de las plantas (nativas e introducidas)


En los cercos se registraron mayormente plantas adultas que son nativas, estas destacaron
en todos los tipos de vegetación por arriba del 80% (BTP=93%, BTC=87%, BMM=80%,
BPE=99% y BP=90%). En cuanto a las introducidas los porcentajes fueron mínimos (BTP=2%,
BTC=1%, BMM=3% y BPE=1%). Para el contingente en reclutamiento (<1cm DAP, >30cm)
nuevamente se mostró la dominancia de las plantas nativas en los cercos (BTP=77%,
BTC=76%, BMM=51%, BPE=96%, BP=76%), (X2=16.77, P<0.05, GL=8), (Cuadro 12).

48
Cuadro 12. Porcentajes y valores absolutos de las plantas nativas e introducidas (adultas y
reclutamiento) en los cercos por ecosistemas (se indica el porcentaje/número de individuos).
Ecosistema Vegetación Nativa Introducida
>1cm DAP 93/1098 2/25
BTP
<1cm DAP, >30 cm 77/179 7/15
>1cm DAP 87/696 1/6
BTC
<1cm DAP, >30 cm 76/124 0
>1cm DAP 80/651 3/29
BMM
<1cm DAP, >30 cm 51/113 2/4
>1cm DAP 99/995 1/9
BPE
<1cm DAP, >30 cm 96/108 3/4
>1cm DAP 90/564 0
BP
<1cm DAP, >30 cm 76/90 0

En general, algunas de las especies introducidas destacadas son cítricos como naranja
(Citrus sinensis) y limón (Citrus limon), frutales como mango (Mangifera indica), árbol de
panapén (Artocarpus heterophyllus), níspero (Eriobotrya japonica), manzana (Malus
domestica), ciruelo (Prunus domestica) y café (Coffea arabica), (Cuadro 13).

Cuadro 13. Flora introducida en cercos por ecosistemas


Ecosistema Especies
Citrus sinensis
BTP Rollinia mucosa
Piper umbellatum
Artocarpus heterophyllus
BTC Coffea arabica
Mangifera indica
Citrus limon
Coffea arabica
BMM Eriobotrya japonica
Ligustrum lucidum
Liquidambar styraciflua
Cotoneaster pannosus
Locinera japonica
BPE
Malus domestica
Prunus domestica

49
6.10 Usos de las plantas
De acuerdo a la literatura consultada, las plantas establecidas en los cercos vivos presentaron
varias categorías de uso, tales como: medicinal, comestible, ornamental, combustible,
maderable, industrial, artesanal, forraje y construcción, aunque en algunas no se reportó su
utilidad. Los cercos vivos adyacentes a los cinco ecosistemas se asociaron con flora medicinal,
esto fue evidente para la vegetación >1cm DAP (X2=386, P<0.05, GL=36), donde alcanzan
valores por arriba del 40% (BTP=43%, BTC=68%, BMM=47%, BPE=45% y BP=50%). Por otra
parte, los cercos del BMM se asociaron con plantas comestibles, estos obtuvieron un valor
del 30%. Mientras en los cercos aledaños al BTP sobresale vegetación (>1cm DAP) utilizada
como combustible con 39% (Anexo III).

Para la vegetación en reclutamiento nuevamente se destaca la categoría de uso


medicinal en los cercos de cuatro ecosistemas por arriba del 40% (BTC=47%, BMM=48%,
BPE=74% y BP=53%), (X2=218, P<0.05, GL=36). El 25% de la vegetación de los cercos vivos
tienen uso comestible en BTC. Otros usos muestran valores entre 14% y 1%, entre ellos el
maderable, industrial, artesanal, forraje y construcción (Anexo III).

En general, el 92% de las plantas en los cercos vivos asociados a los ecosistemas (BTP,
BTC, BMM, BPE, BP) son útiles, esto se confirmó para la categoría de plantas adultas (>1cm
DAP) las cuales tiene algún uso, mientras el 8% no tiene algún uso reportado. Para el
contingente en reclutamiento el 75% de plantas de los cercos son útiles y el 25% no (X2=71,
P<0.05, GL=4), (Figura 13).

50
N=191

N= 155

N=57

N=58

Figura 13. Porcentaje de plantas útiles y sin uso reportado (adultas y reclutamiento) de
cercos vivos

6.11 Manejo y uso de los cercos vivos


La explotación de ganado vacuno en el BTP se destaca como la principal actividad productiva,
mientras en el BP las áreas están dedicadas al ganado caprino y ovino. Con respecto a las
actividades agrícolas, hay alta variación en aprovechamiento de parcelas. Por ejemplo, en el
BTC se manejan diversos tipos de cultivo (maíz, café, caña, chayote y mango) y en
ecosistemas de montaña principalmente las tierras están destinadas a la producción del maíz
(BMM y BPE) (Cuadro 14).

51
Cuadro 14. Prácticas productivas y aprovechamiento de parcelas por ecosistema
Aprovechamiento Ecosistemas
productivo BTP BTC BMM BPE BP
Agricultura * * * *
Actividad
Ganadería * * * * *
Maíz * * *
Café * *
Caña *
Chayote *
Cultivos
Mango *
Papa *
Agave *
Forestal *
Vacuno * * * *
Ganado Caprino * *
Ovino *

Según las encuestas, cada poda o deshierbe en cercos dependerá de lo que se


requiera obtener ya sean estacas, follaje, leña u otro producto. Para la poda o deshierbe se
utiliza principalmente el machete y azadón. Particularmente las podas son bianuales en BTP,
BTC y BMM, mientras en el BPE y BP son anuales. En el caso del deshierbe se practica (cada
4 o 5 meses) más en zonas tropicales (BTP y BTC) y húmedas (BMM) donde es acelerado el
rebrote de hierbas y malezas. Para la “limpia” pueden eliminar todas las hierbas o en algunos
casos, dejar especies multiusos. La fertilización no es usada excepto en el BPE (Figura 14).

52
Figura 14. Prácticas de manejo en cercos asociados a diferentes ecosistemas en el centro
de Veracruz.

Las plantas registradas tienen diferentes categorías de uso, como son: comestible,
medicinal, maderable, construcción, combustible, sombra, ornamental y forraje. En general,
el método de siembra para establecer el cerco fue por estaca al comienzo de la época de
lluvia. Los productores seleccionan ramas de árboles de 2 m de largo y 15 cm de grueso,
conforme cortan la estaca la siembran a una profundidad de aproximadamente de 30 cm. En
el caso de la siembra de plántulas (e.j. Pinus spp. y Cupresus sp.) se obtienen de los programas
de CONAFOR y otras especies mediante la siembra de semillas (Cuadro 15).

53
Cuadro 15. Usos y propagación de plantas en los cercos por ecosistema.
Ecosistema Nombre local Especie Usos Propagación
Construcción, maderable
Cocuite Gliricidia Sepium comestible, forraje, Estacas
BTP combustible
Mulato Bursera simaruba Maderable Estacas
Piñón Jatropha curcas Maderable Estacas
Spondias purpurea Forraje, comestible,
Ciruelas Estacas
Spondias mombin maderable
BTC Huizache Acacia farnesiana Combustible, maderable Estacas
Nopal Nopalea dejecta Comestible Brote
Cruceta Acanthocereus tetragonus Comestible Brote
Izote Yucca gigantea Comestible, maderable Estacas
Espino Acacia pennatula Combustible, maderable Estacas
Comestible, ornamental,
Gasparito Erythrina americana Plántulas
BMM combustible
Maderable, combustible, Estacas, Brote
Liquidámbar Liquidambar styraciflua
construcción o retoño
Sauco Sambucus mexicana Medicinal, ornamental Estaca
Forraje, medicinal,
Maguey Agave salmiana Brote de raíz
comestible
Maderable, combustible,
Estacas,
Capulín Prunus serotina construcción, comestible,
plántulas
medicinal
Medicinal, comestible, Estacas,
Tejocote Crataegus mexicana
combustible, plántulas
Injerto,
Aguacate Persea americana Comestible
BPE plántula
Estacas,
Manzana Malus domestica Comestible, combustible,
plántulas
Ciruela Prunus domestica Comestible Estacas
Maderable, combustible, Injerto, semillas
Ocote Pinus patula
construcción (plántulas)
Maderable, combustible, Injerto, semillas
Ciprés Cupressus lusitanica
construcción (plántulas)
Azumiate Barkleyanthus salicifolius Medicinal Brote
Semillas
Maderable, construcción,
Oyamel Abies religiosa (Plantulas),
comercial
BP estacas
Escobillo Bacharis conferta Combustible Brote
Jarilla Senecio cinerarioides Medicinal Brote

54
6.12 Clasificación de los cercos vivos
Los cercos vivos consolidados están mejor representados en: BTP, BTC y BPE, mientras que
en el BMM predominan los cercos exiguos. Por otra parte, se observó que los cercos en
desarrollo prevalecen conforme aumenta la altitud, como sucede con los del BP (Figura 15).

Figura 15. Cercos vivos consolidados, exiguos y en desarrollo asociados a diferentes


ecosistemas de Veracruz.

55
7. DISCUSIÓN

Esta investigación permitió ampliar el conocimiento de vegetación en sitios perturbados. El


manejo y uso de los cercos vivos son representativos del paisaje antropizado del estado de
Veracruz, debido a: I) la alta frecuencia en los ecosistemas estudiados, II) la priorización de
especies locales para su establecimiento, III) la presencia de especies útiles, IV) la apropiación
de estos elementos por los dueños de los predios. En conjunto, el cerco es un sistema en el
trópico con alto potencial para utilizarse como eje estratégico en restauración a nivel de
paisaje. Acontinuación, se discuten los principales resultados en tres secciones; I) el análisis
de diversidad en relación a los ecosistemas muestreados, II) la importancia y función de los
síndromes de dispersión y hábitos de crecimiento de la vegetación, por último, III) las
implicaciones del manejo y presencia de la flora útil. Finalmente, estos tópicos contribuirán
a valorar los sistemas estudiados.

7.1 Análisis de diversidad y composición de las especies en cercos


Se registraron 253 especies, correspondientes a 74 familias y 181 géneros de plantas dentro
de los 150 transectos muestreados (1.5 ha). Las familias mejor representadas fueron:
Fabaceae, Asteraceae y Euphorbiaceae. La familia Fabaceae fue la más representativa en los
cercos asociados al BTC, lo cual coincide con lo documentado en otros estudios (Avendaño y
Acosta, 2000; Siles et al., 2013; Torres et al., 2008; Palma, 2005; Salvador et al., 2010), donde
se utilizan leguminosas (e.j. Gliricidia sepium, Erythrina spp., Leucaena leucocephala) por su
alta capacidad de rebrote (Villanueva et al., 2005), además su presencia en áreas de
pastizales son fundamentales para el desarrollo de suelos ricos en nitrógeno (Daccarett y
Blyndestein, 1968; Budowski y Russo, 1993) y constituyen un indicador como sistemas
sostenibles (Monzote y Funes, 2003; Sánchez et al., 2004). De acuerdo con Gentry (1995) y
Burnham et al. (2004), las leguminosas son dominantes del bosque seco en el neotrópico; es
la tercera familia con mayor riqueza de especies después de las compuestas (Asteraceae) y
las orquídeas (Orquidaceae) (Judd et al., 2002; Stevens, 2001).

56
En general, también se observó una alta presencia de especies pertenecientes a la
familia Asteraceae, esto obedece a que las parcelas consideradas están dedicadas a
actividades agrícolas, las cuales pese a estar bajo manejo y cercanas a lugares de vegetación
nativa, facilitan la invasión de arvenses (Magdaleno et al., 2005).

Es difícil hacer la comparación de estos los resultados reportados de este estudio (253
especies) con lo reportado por Avendaño y Acosta (2000), quienes identificaron 218 especies
en cercos de doce hábitats del estado de Veracruz, ya que en esta investigación se
registraron sólo una categoría de plantas (>1cm DAP) establecidas en el cerco, mientras el
presente estudio también considera el reclutamiento, lo cual aumenta el número de
especies. Además, aporta información sobre especies toleradas (Wiersum, 1997) y describe
el tipo de manejo de los cercos.

Este trabajo se contrasta con lo documentado por Ruiz-Guerra et al. (2014) en BTP,
ellos reportan en la región de Los Tuxtlas 62 especies en 0.3 ha, midieron plantas >1cm DAP
y < 1cm DAP, >30cm altura. En la misma zona, con igual metodología y área, los datos del
presente estudio son diferentes, ya que se registró un total de 80 especies (18 especies
más=22.5%). Asimismo, en otro sitio con la misma afinidad de vegetación como es la zona
del Uxpanapa (Ruiz-Guerra et al., 2014), reportan 48 especies. Los autores aluden a que las
diferencias en diversidad obedecen a las prácticas de manejo, las cuales en Uxpanapa están
más dirigidas a la “limpieza de cercos vivos” y limitan el reclutamiento, mientras en “Los
Tuxtlas” existe la tradición de mantener especies asociadas a los cercos vivos. El presente
estudio junto con el reportado por Ruiz-Guerra et al. (2014) suma 107 especies resgistradas
en cercos. Esto evidencia la alta diversidad de especies de plantas adyacentes a este sistema
de manejo y provee información importante para su consulta.

Por otro lado, los cercos con el mayor número de especies estuvieron adyacentes al
BTC (109 especies, 92 géneros y 38 familias), esto es similar con lo reportado por Avendaño
y Acosta (2000) para el mismo tipo de hábitat (115 especies), sumando todas las especies

57
encontradas en las dos investigaciones, estas son 180. Otros estudios florísticos en cercos
realizados en BTC es el de Torres et al. (2008), en la zona de La Antigua, Veracruz, con 87
especies (árboles y arbustos), este dato está por debajo de lo documentado en este trabajo,
es de esperarse cifras distintas debido a la metodología utilizada y por diversas especies
establecidas en el cerco. Sin embargo, estos datos son relevantes para resaltar que los cercos
localizados en BTC son sitios con alta capacidad de retener especies.

En la misma zona donde se realizó el muestreo en BTC, Castillo-Campos et al. (2007)


reportó una riqueza de 294 especies, es decir, la diversidad retenida en los cercos representa
un 32% de la riqueza total para la zona, solo al considerar árboles, arbustos, bejucos y
cactáceas. De estas últimas, se registraron 5 especies de las 14 identificadas por Castillo-
Campos et al. (2007). En el caso de Pilosocereus cometes, se encuentra citada en la NOM-
059-SEMARNAT-2010 con la categoría de “protección especial”, está amenazada por
factores que inciden en su viabilidad, debido a ello se propicia su recuperación y
conservación.

Los cercos vivos adyacentes al BPE y BP, fueron similares en riqueza con 21 y 22
especies respectivamente, al comparar estos resultados con otros trabajos realizados en los
mismos ecosistemas como Avendaño y Acosta (2000) que registraron 27 especies en
encinar-pinar y 18 en pinar, resultan ser análogos en cantidad de especies, pero cabe aclarar
que las metodologías aplicadas son distintas, ya que registraron solo plantas establecidas y
no el reclutamiento de los cercos.

Este trabajo evidencia que, la riqueza vegetal de los cercos vivos presentó un patrón:
las especies disminuyen mientras se incrementa la altitud. Los valores más altos en riqueza
correspondieron a ecosistemas tropicales (BTP y BTC) debido a que la riqueza local tropical
se incrementa por la dispersión de especies desde sus zonas núcleo hacia otros hábitats
(Stevens, 1992), esto dependiendo del grupo de cada planta. En relación a lo anterior, uno
de los factores mas importantes son la humedad ambiental pues determina la distribución,

58
composición de especies y el crecimiento de bosques (Wadsworth, 2000). También otros
factores que origina la riqueza de especies son: ubicación geográfica, variaciones de
temperatura, precipitación y disponibilidad de luz (Gentry, 1988).

Los valores estimados del esfuerzo de muestreo (Chao-1) coincidieron con las
cantidades de riqueza de la vegetación en reclutamiento en casi todos los ecosistemas, no
obstante, la vegetación adulta obtuvo una sobreestimación de la riqueza sólo en los cercos
asociados al BPE. En general el muestreo fue suficiente, debido a que el déficit estuvo por
debajo del 20%, lo que indica que las muestras tomadas son las adecuadas para explicar la
riqueza. En otros sistemas modificados como los cafetales también se ha utilizado el
estimador Chao-1 pero los resultados destacan que no fue preciso para la estimación de
riqueza de plantas, sin embargo, los estimadores no paramétricos son más adecuados para
la estimación de riqueza de sistemas no naturales ya que tienen mayor aproximación (López-
Gómez y Williams-Linera, 2006).

Se pudo observar la diferenciación de los valores en las métricas de diversidad.


Cuando se valoró solo el número de individuos y especies (índice Alfa de Fisher), los cercos
más diversos fueron los adyacentes a ecosistemas tropicales (BTP y BTC), se ubicaron a una
altura de 10 a 500 msnm, mientras que, valores bajos en diversidad se mostraron en los
cercos asociados a los bosques de pino (BPE y BP), localizados entre los 2000 y 3500 msnm.
Lo anterior nos indica que en bajas altitudes hay una alta heterogeneidad de flora
establecida, sin embargo, en las montañas se restringe la diversidad de especies de
escosistemas afines, son sitios con menor diversidad arbórea, además se opta más por el
cerco muerto (alambre de púas, piedra y poste de concreto). Cuando se analizó la diversidad
enfocada a la sensibilidad de la abundancia de las especies de menor densidad y la equidad
de individuos (índice de Shannon), el valor más alto sobresale en los cercos asociados al
BMM, los cuales presentan una mayor uniformidad de la distribución y el establecimiento
del número de individuos en cada especie. Es importante recordar que la cantidad de plantas
en los cercos vivos dependerá de la historia de uso de la tierra (potreros o cultivos),

59
disponibilidad de especies, demanda del recurso, el tamaño de la parcela (Ibrahim et al.,
2007) y el manejo, este conjunto de elementos promoverá la disminución o el incremento
de su diversidad (Conell, 1978).

Las diferencias en composición florística de los cercos vivos entre los ecosistemas y
áreas productivas fueron evidentes, esto depende de las condiciones ecológicas, físicas, así
como de la manera en la cual los productores establecen y manejan los cercos vivos (Harvey
et al., 2003, 2005). A mayor distancia la similitud de composición de especies disminuye y el
recambio de las especies de los cercos aumenta (Whittaker, 1960). Debido a lo anterior, se
encontró una mayor semejanza entre la vegetación de los cercos asociados a sitios más
templados (Ibrahim et al., 2007) que forman un primer grupo distinguible (BPE y BP). Entre
estos lugares es clara la afinidad de la flora (en términos de cercanía entre 2000 y 3500
msnm) con respecto a los cercos de zonas cálido-húmedas (BTP, BTC y BMM). Estos cambios
son originados por las variaciones ambientales que se presentan conforme hay un aumento
de distancia. La configuración del ambiente (espacio-tiempo) influye al movimiento de
especies, pues, si hay mayor número de barreras la similitud disminuye abruptamente, a
comparación de un sitio topográficamente abierto y homogéneo, por otro lado, depende la
capacidad de dispersión de las especies (Nekola y White, 1999).

En cuanto a los estratos de las plantas adultas y en reclutamiento presentaron más


especies compartidas los ecosistemas del BTC, BMM y BTP. En cercos adyacentes al BTP
encontramos una baja similitud de 0.19 (Morisita) entre sus estratos, debido a que se
registraron plantas en reclutamiento típicas de selva madura como; Brosimum alicastrum,
Amphitecna tuxtlensis, Mortoniodendron guatemalense y Nectandra ambigens. Un hallazgo
importante en los cercos asociados al BTC fue la “captura” de cactáceas como:
Neobuxbaumia euphorbioides, N. scoparia, Nopalea dejecta y Pilosocereus leucocephalus, lo
cual explica la alta heterogeneidad de especies y bajos valores en similitud. También se
reportó Psychotria erythrocarpa, especie arbórea típica de bosques maduros (Guevara et al.
1994). En los cercos asociados al BMM el estrato adulto tiene un valor bajo de recambio con

60
su reclutamiento (Morisita= 0.25), en este sentido, los cercos son capaces de retener
especies que están alrededor en otros elementos del paisaje, por ejemplo, Piper hispidum,
un arbusto típico de zonas más conservadas y Smilax moranensis una liana comúnmente
utilizada para la elaboración de zarzaparrilla. Se encontró una similitud en composición de
especies mayor en los cercos adyacentes al BPE (Morisita=0.86) y BP (Morisita=0.71); en el
primero destaca Sambucus mexicana en regeneración mientras en BP se encuentra Ribes
microphyllum, ambas de uso medicinal. Los datos confirmaron que los cercos vivos no solo
son líneas de árboles monoespecíficos, capturan flora típica proveniente de la selva.

7.2 Análisis de los síndromes de dispersión y hábitos de crecimientos de la vegetación


En general, se ha señalado que la mayoría de las semillas que colonizan pastizales o zonas
abiertas son dispersadas por el viento, mientras las semillas que entran a las plantaciones
son dispersadas por vertebrados (Orozco Zamora y Montagnini, 2007). Esto ocurre de igual
manera para los cercos vivos: la dispersión zoocoria fue más importante en plantas adultas
y sobre todo para el reclutamiento, sin duda por los árboles utilizados. Un árbol “icónico” y
conspicuo para dispersores es Bursera simaruba, estuvo presente en cercos vivos de tres
ecosistemas; BTP, BTC y BMM, se ha registrado que sus ramas actúan como perchas de aves
y aumentan la lluvia de semillas en un sitio (Zahawi, 2003).

Otro elemento destacado en los cercos asociados al BTP fue Gliricidia sepium, su tipo
de dispersión barocoria restringe su función solo a perchas, pero favorece el reclutamiento
de especies (Ruiz-Guerra et al., 2014). Se encontraron árboles del género Ficus spp. con alta
disponibilidad de siconos maduros (unidad de dispersión) y calidad alimenticia, esto los
determina como “claves” (Keystone) en la comunidad de frugívoros tropicales (Terborgh,
1986). El mantenimiento y promoción de Ficus spp., así como de Citrus sinensis, pueden ser
importantes, ya que su sistema de dispersión es altamente atractivo para los vertebrados y
benefician el reclutamiento por debajo de los cercos vivos (Zamora, 2012).

61
En los cercos adyacentes al BPE destaca la dispersión zoocoria, pero debido a
diferencias en diversidad hay un menor reclutamiento en términos de especies e individuos.
Fue muy común el capulín (Prunus serotina) registrado en ambos estratos (adultas y
reclutamiento), presenta una semilla fácil de manipular, por lo cual se infiere pueda
removerse fácilmente por las aves a otros sitios, al igual con la semilla del tejocote (Crataegus
mexicana), pero al parecer no es tan removida por dispersores, ya que se encontró una
mayor abundancia de plántulas debajo de sus árboles madres. También fueron halladas otras
especies frutales como ciruelos y manzanas depredadas, pero no muestran evidencias de ser
removidas por animales

Finalmente, la dispersión anemócora en el BP fue dominante, pues es el principal


vector de polinización en las coníferas (Plana, 2000) debido a una alta cantidad de individuos
de la especie Baccharis conferta. Esta especie brinda condiciones adecuadas para la
germinación y desarrollo de plántulas de pinos, por ello es conocida en la región como
“madre del pino” (Narave y Chamorro, 2013).

El vector principal de dispersión son los animales que acarrean propágulos de los
remantes del bosque y el cerco funciona como un sitio de germinación, donde se almacenan
importantes semillas en el suelo, detonante para el establecimiento de especies tolerantes
en su composición (Ruiz et al., 2014). Merece atención los árboles semilleros citados en este
estudio para profundizar cómo influye la fauna dispersora en los cercos, qué sucede con los
frutos o semillas de especies retenidas y sus interacciones en el proceso de regeneración
(Guariguata, 1998).

En términos del hábito de crecimiento, es lógico encontrar como principal


representante a los árboles, debido a que le confieren características básicas a la función del
cerco “capacidad de delimitación”. Esta forma de vida es favorecida por el manejo del
sistema (cercos) y las actividades agrícolas (Grime, 1982). Otro grupo interesante fue el de
los arbustos, algunas especies citadas en este estudio constituyen opciones propicias para

62
repoblar bosques (Flores y Linding-Cisneros, 2005), aumentar la diversidad y su uso para
diferentes propósitos productivos (Febles y Ruiz, 2008).

7.3 Manejo, estructura y uso de flora


Recordemos, la función fundamental del cerco es dividir los predios o excluir zonas
específicas (e.j. pastoreo y cultivos), así su manejo está sujeto a los intereses del uso
temporal que tengan los terrenos adyacentes, por tal motivo, los servicios de mantenimiento
dependen totalmente de los criterios y desiciones de los dueños de las parcelas (Mollison y
Slay, 1991). Las especies de los cercos son manejadas por personas que han vivido la mayor
parte de su vida en cada comunidad estudiada y de acuerdo a la ubicación de la parcela, el
uso de los cercos se condiciona al conocimiento tradicional de la flora tal como se describe
a continuación.

El BTP tiene un paisaje dominado por pastizales y ganado vacuno (Rodríguez, 2010),
esto se remonta a la época de la colonia, junto con el tabaco y la caña de azúcar han sido los
factores de cambios históricos en este sitio. Derivado de la ganadería, la región adoptó el uso
de los cercos, los cuales entrelazan coberturas arbóreas. En algunas ocasiones los
propietarios de los predios optan por combinar cercos muertos (alambre de púas, cerco
eléctrico y poste de madera) con cercos vivos, sin embargo, cuando el cerco vivo va
afianzando, este queda como único ya que requiere menos mantenimiento. La estructura de
los cercos se destaca por el uso de Bursera simaruba, como especie dominante da un
colorido particular y su amplia copa resulta atractiva para las aves, por lo que es un elemento
muy representativo de la zona. En algunos estudios esta especie ya ha sido citada por su
adaptación en diversos ambientes, tolera el estrés hídrico, es fácil su propagación por medio
de estacas (Geilfus, 1994; Avendaño y Acosta, 2000; Zahawi, 2005; Villanueva et al., 2005) y
se obtiene forraje, estas características son determinantes para su uso por parte de los
productores (Siles et al., 2013), además se ha promovido por CONAFOR para su manejo en
plantaciones y vivero. Frecuentemente hay cercos de gran fuste de B. simaruba hasta más
de 4 individuos mayores de 30 cm de DAP en líneas de 50 metros, su amplia sombra facilita

63
la instalación de bebederos y comedores para el ganado (Ivory, 1990). Los cercos son
renovados aproximadamente cada cinco años, pero siempre dependerá del estado del poste.
La copa de los árboles se poda máximo dos veces al año para obtener nuevos postes, mismos
que son colocados como cercos.

En los cercos también dominó Gliricidia sepium, la cual tiene otras ventajas, sirve para
la construcción, su flor es comestible (CONABIO, 2016), provee forraje de alto valor nutritivo
y es mayormente utilizada durante la estación seca, cuando los pastos escasean (Beer, 1987).
Ocasionalmente fue observada Jatropha curcas con un alto número de individuos (310 en
líneas de 150 metros hasta 134 en 50 metros). El aprovechamiento de J. curcas es destacado
como tutores de cultivos, control de erosión, medicinal, árbol de sombra, ornamental y
producción de aceite para su transformación en biodiésel (Schmook y Serralta, 1997;
Córdova et al., 2015). Aunque existe un gran potencial utilitario de esta especie, no es
aprovechada de manera adecuada porque confluyen tanto variedades no tóxicas y tóxicas
en las zonas húmedas de México (Córdova et al., 2015). Otra especie importante fue Ficus
aurea, descrita por tener una función como hábitat, alimento y refugio para aves, mamíferos,
reptiles e invertebrados (Harvey y Haber, 1999; Terborgh, 1986): es utilizada en la medicina
tradicional (Eldridge, 1975) y tiene la capacidad de reproducirse por estaca de manera
exitosa. Algunos de los cercos son mantenidos constantemente, sobre todo ante un
incremento de su copa, se elimina el pasto y especies arvenses que crecen por debajo de los
árboles, las cuales influyen en la reducción del potencial de productividad de las parcelas
(Harvey et al., 2003).

Durante el proceso del deshierbe se toleran algunas especies pioneras como


Vachellia cornigera, Tabernaemontana alba, Psidium guajava y Eugenia spp., estas son
observadas en el estrato adulto. Lo anterior puede deberse a que la primera especie por sus
gruesas espinas impiden el paso de agentes externos (personas o animales) a las parcelas.
En general, en la región se encontraron un alto número de cercos consolidados, es decir, su
estructura de este elemento del paisaje se compone de diferentes especies de árboles (de

64
grandes fustes) con poca intervención respecto a la poda y deshierbe. Esto es de esperarse
por la historia del tipo de actividades productivas de la localidad.

En el BTC se encontró un modelo similar de manejo al del BTP, a excepción de que en


los lugares de muestreo es común observar actividades productivas diferentes, como el
cultivo de caña, chayote, mango y café. También resulta dominante B. simaruba, sin
embargo, las ciruelas (Spondias mombin y S. purpurea) son ampliamente usadas en la zona
como cercos. En cuanto al manejo del cerco, los propietarios de los predios indicaron que
dejan crecer la copa del árbol de ciruela, porque se obtienen estacas y se cosechan frutos
que son vendidos en mercados locales. En la zona se puede observar los árboles de mango
(Mangifera indica) en medio de las parcelas, es una planta altamente apreciada y tolerada
cuando algún individuo se desarrolla dentro del cerco para dar sombra al ganado (Mendieta,
2000) o como comestible, no obstante, raramente se utiliza, porque su gran copa reduce el
establecimiento de los pastos (Harvey et al., 2003).

Otras especies toleradas dentro del cerco son las cactáceas, como el nopal (Nopalea
dejecta) y la cruceta (Acanthocereus tetragonus). Estas tienen alta capacidad para
regenerarse en los claros de selvas bajas (Miranda, 1975; Meza, 2011), se evita eliminarlas,
ya que se consumen los tallos como verdura, por lo que se han desarrollado manejos para
su cultivo (Ríos y Quintana, 2004) y también favorecen el cerco debido a sus espinas que
impiden el paso de agentes externos. La alta abundancia de otras plantas como: Vachellia
cornigera, Cestrum tomentosum, Acacia farnesiana y Cestrum dumetorum se reflejó en todos
los cercos muestreados, esto es de esperarse pues se desarrollan rápidamente en sitios
perturbados. Especialmente el huizache (Acacia farnesiana) ha sido documentado para ser
aprovechable como forraje en época de lluvias (Villa-Méndez et al., 2008), lo cual coincidió
con lo reportado en este estudio. Es el sitio con más cercos consolidados, es decir, que se
mantiene y maneja un alto número de especies en estado adulto, debido principalmente a
la gran diversidad florística que se aloja en el BTC y por las distintas actividades productivas
de las parcelas, esto permite a los dueños aprovechar el cerco de forma más eficiente.

65
El BMM está rodeado por cultivos de maíz y de espacios dedicados a la ganadería.
Uno de los elementos más importantes utilizados como cerco es el izote (Yucca gigantea),
especie endémica de México, pues presenta los IVI más altos por su dominancia y
abundancia. El izote se siembra como estaca y su rebrote es rápido; presenta un tallo
engrosado en la base, el cual brinda una mayor resistencia y protección. Se poda
ocasionalmente y los productores tienen cierto cuidado con las hojas porque su ápice es
espinoso. Tradicionalmente es apreciada por producir una inflorescencia comestible
conocida como “palmito o flor de izote”, vendida junto con esquejes en mercados locales.
En algunos cercos, se establece como única especie el colorín (Erythrina americana) esto se
corrobora al tener un IVI alto en dominancia. El colorín es nativo y de distribución restringida
(Rzedowski, 1991), tiene varios usos: sus flores son comestibles, es ornamental, medicinal y
provee de sombra al ganado. Otros árboles empleados como cercos y con uso medicinal
fueron el sauco (Sambucus mexicana), la rama tinaja (Trichilia havanensis) y el hibisco
(Malvaviscus arboreus) (Acosta de la Luz et al., 2013). Para obtener leña y postes se utiliza el
huizache (Acacia pennatula). Se observaron especies de dosel superior: Liquidambar
styraciflua y Pinus patula, pero ambas tuvieron menor competitividad dentro de los cercos.
En algunos casos se registraron plantas introducidas, de alto valor local por su fruto, tal es el
caso de Citrus limon. Se destacaron otras especies introducidas como Coffea arabica la cual
es tolerada (Wiersum, 1997) por su fruto, aunque su producción es de baja calidad al estar
por debajo del umbral de los 1500 m.

Los pobladores indicaron que los rebrotes de algunas especies son seleccionados y
no se cortan, por ejemplo, la marangola (Clethra mexicana) argumentan que hay muy pocos
individuos, por lo tanto, no es intervenida y de esta manera se conserva. El mismo caso
anterior sucede para el liquidámbar (Liquidambar styraciflua). También, en el contingente
de reclutamiento se encontró una alta cantidad de individuos de Piper auritum (acuyo), pues
se considera oportunista en zonas clareadas de pastizales y debido a la dispersión por

66
animales, rebrota rápidamente, además la población lo usa como condimento (Gómez,
2011).

Una familia característica en los cercos vivos asociados a esta comunidad (BMM) es
la Solanaceae, donde destacan especies del género Solanum, de distribución cosmopolita y
rápido crecimiento en áreas abiertas. Por ejemplo, S. ferrugineum y S. diphyllum que crecen
alrededor del cerco en densas capas; también es posible encontrar algunas malezas como S.
torvum y otras especies que se cultivan por constituir una fuente de alimento entre ellas S.
lanceolatum. En general, en este sitio los dueños de las parcelas explicaron que existe un
equilibrio en la manutención del cerco, es decir, son selectivos en el manejo al no dejar que
las copas de los árboles se desarrollen demasiado y tampoco eliminan por completo lo que
permite la regeneración. Lo anterior indica que, si hay un menor mantenimiento al cerco, se
permitirá el incremento de la regeneración de plantas (Contreras-Hernández, 2010).

En la zona del BMM los cercos se destacaron por presentar uno o tres árboles como
dominantes: Yucca gigantea, Erythrina americana y Bursera simaruba, por tal motivo, son
considerados de tipo exiguo, se conforman de una o dos especies; su establecimiento es
reciente y hay presencia del alambre de púas. En la mayoría de casos, ya no es común
encontrar cercos vivos y dominan más los cercos muertos (alambre de púas, poste de
concreto o de madera). Esto se debe a que los dueños de las parcelas no dedican todo su
tiempo al trabajo de campo, lo hacen por temporadas, ya que participan en otras labores
como la albañilería o el comercio para obtener mayores ingresos económicos. Por ello, no
disponen de tiempo para mantener cercos vivos y optan por establecer cercos muertos,
donde adquieren el material para su construcción en comercios cercanos a la zona
conurbada de Xalapa.

El paisaje del BPE es dominado por el cultivo de papa, maíz, ganado vacuno y caprino.
Para establecer los límites de las parcelas se trazan zanjas, cercos vivos o muertos. En su
mayoría los cercos se distinguen por una alta cantidad de individuos maguey (Agave

67
salmiana), que se desarrolla exitosamente en esta región (Las Vigas), y se adapta a las
condiciones adversas como el frío o la sequía, cerros pedregosos, laderas o montañas de
gran altitud (García-Herrera et al., 2010). Los dueños señalaron que el maguey se propaga
por “hijuelos” en la base de las plantas adultas y tiene la ventaja de cerrar completamente el
piso formando los “metepantles” (metl=maguey; pantli=pared; en nautl), estos sistemas
evitan la erosión (Altieri y Trujillo, 1987) y benefician el cercado, ya que la hoja termina en
una espina puntiaguda, que brinda mayor protección.

Además de funcionar como barrera, el maguey se aprovecha para la extracción de


aguamiel, del que posteriormente se elabora el “pulque”, bebida comercializada en la zona.
Las hojas secas se utilizan como combustible y las verdes como alimento para el ganado. Con
el mixiote (cutícula transparente que cubre la hoja) y la yema apical, se preparan guisos
tradicionales. También ha sido reportado su uso en reforestación, conservación de los suelos
y en planes de manejo para su cultivo (Barrios-Ayala et al., 2006). En relación al
mantenimiento, los productores indican que la poda es necesaria para el desarrollo de la
planta, su fertilización solamente se hace de manera orgánica y para ello se emplean los
residuos derivados del corte. Se destacaron árboles frutales por su importancia económica y
cultural como: manzana (Malus domestica), capulín (Prunus serotina), tejocote (Crataegus
mexicana), ciruela (Prunus domestica) y aguacate (Persea americana). En particular del
capulín se ha documentado que sus frutos se comercializan (Lascurain et al., 2010), es
maderable y cuenta con propiedades medicinales (Losoya, 1982). Las especies Cotoneaster
pannosus y Lonicera japonica, fueron registradas a pesar de ser de origen asiático, pero son
permitidas por sus características ornamentales.

En cuanto a otros árboles manejados se encuentran: el ciprés (Cupressus lusitanica),


el pino colorado (Pinus patula), el pino acalocote (Pinus ayacahuite) y el ilite (Alnus
jorullensis), este último destaca por tener una amplia área basal y su presencia en la montaña
es de gran valor para controlar la erosión en suelos de fuerte pendiente e inestables (Ospina,
2005). En el caso del ciprés, se mantienen algunos árboles como arbustivos y son podados,

68
de los cuales se obtienen las estacas para ser renovadas. En general, los árboles mencionados
forman barreras rompevientos que ofrecen protección a los cultivos, particulamente al maíz
y la papa, ambos de amplia distribución en la región. Las cortinas rompevientos son
significativas para la conservación de la fauna silvestre principalmente para aves (Vílchez et
al., 2004, 2008), mamíferos (Burel, 1992; Hernández et al., 2003, Tobar et al., 2007) y
mariposas (Tobar-López e Ibrahim, 2010). En el cerco vivo se efectúan procesos ecológicos
relevantes para la preservación de organismos (Chacón y Harvey, 2006).

Los propietarios de las parcelas seleccionan en la vegetación circundante especies en


regeneración como el capulín, maguey e ilite, estas son importantes por su aprovechamiento
en estado adulto. En el BPE los cercos son característicos por estar consolidados, es decir,
tienen varias especies de gran tamaño y no son intervenidos de manera constante. El manejo
del cerco en este ecosistema fue diversificado, esto significa que se establecen árboles con
múltiples propósitos, ya que aparte de la agricultura tienen espacios para la ganadería.

Las actividades productivas más sobresalientes del BP son el cultivo de papa,


plantaciones forestales, el ganado caprino y ovino. Esta zona representa cercos de oyamel
(Abies religiosa) y el escobo (Baccharis conferta). Frecuentemente destaca el oyamel en los
cultivos por su cercanía con el bosque, alberga una gran diversidad biológica y juega un papel
importante en la captación de agua (Manzanilla, 1974). El cerco vivo se combina con muros
de piedra. Estos provienen de la remoción de piedras cuando se preparan las tierras para el
cultivo de papa, de esta forma se encierran a los cultivos y se ofrece mayor protección contra
el esparcimiento de ganado caprino u ovino de los alrededores.

Algunos dueños de los predios señalaron que en ocasiones no es necesario el


establecimiento de árboles para cerco. Sin embargo, se registró al escobo (Baccharis
conferta) como altamente abundante, debido a que en áreas deforestadas, claros y orillas
de caminos rebrota rápidamente (Villers et al., 2006). Otro arbusto de rápida propagación
fue el azumiate (Barkleyanthus salicifolius), los propietarios indicaron que permiten el

69
rebrote de nuevas especies y son utilizadas para otros fines. El escobo (Baccharis conferta)
es usado como combustible y para elaborar escobas, esta misma función la tiene
Symphoricarpos microphyllus Kunth, las cuales forman parte de los recursos forestales no
maderables (Monroy et al., 2007). El azumiate (Barkleyanthus salicifolius) se ha valorado
como insecticida (Rodríguez et al., 2001) y es medicinal al igual la jarilla (Senecio
cinerarioides) (Navarro y Avendaño, 2002). El oyamel (Abies religiosa) se comercializa como
árbol de navidad y su follaje es utilizado para hacer adornos en ceremonias religiosas. De
acuerdo con lo anterior, la mayoría de los cercos se ubicaron en la categoría de exiguos,
donde sobresalen dos especies como dominantes (el escobo y el azumiate), se observaron
estacas recién colocadas y el uso de alambre de púas.

Los cercos constituyen elementos de conservación al funcionar como reservorios de


especies nativas (Dirzo et al., 2009; Merlos et al. 2005), se confirmó en todos los sitios de
muestreo con valores mayores al 70%, lo que significa que captan germoplasma proveniente
de relictos de bosques adyacentes (Avendaño y Acosta, 2000; Haskell et al., 2001; Harvey et
al., 2008). Además de resguardar plantas nativas (Pulido-Santacruz y Renjifo, 2011) los cercos
vivos toleran flora exótica, las cual no se siembra de manera directa, se mantiene desde que
nace por su valor estético o comestible.

De acuerdo al uso de las plantas, se determinaron 253 especies con la revisión de


literatura y se registraron nueve categorías de uso: comestible, ornamental, combustible,
maderable, industrial, artesanal, forraje, construcción y medicinal, esta última fue la más
sobresaliente. En el libro Plantas Medicinales del Estado de Veracruz (Del Amo, 1979),
registra 544 plantas medicinales utilizadas en diferentes partes del estado de Veracruz, y
dado el resultado obtenido en este estudio fueron 184 especies medicinales encontradas en
cercos vivos, las cuales representan el 34%. Esto indica que una parte de la vegetación
resguardada tiene fines medicinales. Sin embargo, los datos anteriores no coincidieron al
compararlos con los usos de la flora mencionados en las entrevistas, donde se documentan
24 especies más utilizadas para establecer el cerco y tienen ocho categorías de uso:

70
construcción, maderable, comestible, forraje, combustible, ornamental, comercial y
medicinal, las más representativas son la maderable y la comestible. Lo anterior nos indica
que el objetivo del sistema (cerco vivo) es dividir predios con especies arbóreas que tengan
un beneficio extra, principalmente que sea maderable y comestible debido a su importancia
economica.

Como ya fue mencionado se confirman distintas categorías de uso en los cercos vivos
(medicinales, comestibles, postes, construcción, leña, sombra, ornamental y forraje). Lo cual
es favorable, ya que puede reducir la presión en el bosque circundante al evitar la extracción
o tala de árboles nativos (Murgueitio e Ibrahim, 2000). También los dueños de los predios
afirmaron que los productos obtenidos son vendidos en mercados locales, así se corrobora
que este sistema se vuelve ecológico y económicamente más viable (Montagnini, 1992). El
cerco garantiza un ahorro a futuro y otorga un valor agregado a pesar de ser considerados
como una simple línea divisoria.

Como se pudo examinar pese a las actividades antrópicas, el establecimiento de las


plantas perennes en los cercos vivos representa una gran importancia, como proveer
múltiples beneficios ecológicos (Pezo e Ibrahim, 2006). El mayor porcentaje de la flora útil se
aglutinó en las plantas adultas que forman el cerco, esto se corroboró en ecosistemas como
el BTC y BMM. Sin embargo, la presencia de algunas plantas conservadas en reclutamiento
resulta ventajosa por otorgar diversos beneficios en estado adulto. La riqueza de árboles y
arbustos de los cercos vivos son fuente de recursos alimenticios (flores y frutos), plantas
hospederas, sitios de descanso, refugio o percha (Johnson y Beck, 1988; Bennett, 1990;
Guevara et al., 1994, 1998; Daily & Erlich, 1996; Millán de la Peña et al., 2003; Siles et al.,
2013).

En conjunto, los cercos se pueden considerar potencialmente funcionales en el


paisaje antropizado, ya que actúan como “trampas de diversidad”, donde ocurren procesos
ecológicos favorables para la conservación de organismos (Gliessman, 1998; Ospina, 2005) y

71
el aumento de la conectividad del paisaje (Estrada y Estrada-Coates, 2001; Harvey y Haber,
1999; Harvey et al., 2003; Guevara et al., 2004).

72
8. CONCLUSIONES

o Se registraron un total de 253 especies pertenecientes a 74 familias y 181 generos en


una superficie de 15 000 m2 (1.5 ha). Las familias mejor representadas son Fabaceae
y Asteraceae.
o Los cercos asociados a tipo de vegetación tropical (BTP y BTC) presentaron la mayor
riqueza. Mientras que los cercos adyacentes a los bosques de pino (BPE y BP) tuvieron
la menor riqueza.
o Los cercos vivos del BTC se distinguieron por albergar cactáceas. En especial
Pilosocereus leucocephalus, se encuentra en la categoría de “protección especial” por
la NOM-059-SEMARNAT-2010.
o El cerco es un elemento importante y típico del paisaje veracruzano con el potencial
de retener alta diversidad vegetal.
o Los cercos vivos funcionan como “trampas de vegetación”, ya que retienen
propágulos que provienen de ecosistemas originales.
o La estructura de los cercos vivos esta en función de las actividades agropecuarias
circundantes.
o Algunas plantas en reclutamiento son toleradas por los propietarios, llegan a formar
un estrato adulto que consolida al cerco, este hecho dependerá de la utilidad de las
plantas.
o De acuerdo a la revisión bibliográfica, en cada región se documentaron diferentes
categorías de uso de la flora, desarrollar su aprovechamiento beneficiaría tanto a los
propietarios de las parcelas como a la conservación de la biodiversidad.
o A pesar de que pueden apreciarse solo como objetivo la delimitación de parcelas, su
manejo adecuado promovería la conectividad a nivel de paisaje, el flujo de
germoplasma y fauna en los sistemas antropizados.

73
9. RECOMENDACIONES

Se sugiere capacitar a productores para que en cercos exiguos (con una o dos especies)
cambien o incluyan cercos diversificados (más de dos especies), lo cual contribuirá a
potencializar los bienes y servicios, en términos de productividad y conservación de la
biodiversidad.

Se debe dar a conocer las ventajas que el cerco vivo representa al ser manejado
correctamente, para evitar que un cerco de alambre de púas y postes de concreto lo
sustituya. Por tal motivo, es necesario previamente saber sobre las prácticas de manejo y así
ampliar el conocimiento que los campesinos tienen sobre el uso potencial de las especies
vegetales.

Mientras mayor sea la amplitud, la complejidad estructural y la diversidad de especies


en cercos, más importante será su contribución a la biodiversidad local y adquirirá mayor
valor. Por lo tanto, los productores podrán considerar a la vegetación del cerco como una
pieza integral del sistema productivo y una alternativa económica. La lista de especies puede
servir de guía para el aprovechamiento múltiple en los cercos.

Aunque son escasas las técnicas de manejo en los cercos vivos, su aplicación debe
realizarse de manera adecuada, para asegurar un buen enriquecimiento de especies y
contribuir a la coservación de la biodiversidad de acuerdo a cada zona. Se necesitará un
estudio de los productos obtenidos de los cercos y de las ganancias que genera su venta en
el mercado, con el fin de determinar la viabilidad comercial proveniente de cada uno de ellos.

74
10. BIBLIOGRAFÍA

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87
11. ANEXOS

Anexo I. Lista de especies presentes en los cercos vivos de los cinco ecosistemas de estudio.
Se indica la comunidad vegetal en la que fue registrada (BTP= bosque tropical perennifolio,
BTC=bosque tropical caducifolio, BMM=bosque mesófilo de montaña, BPE=bosque de pino
encino, BP=bosque de pino).

Familia/Especie BTP BTC BMM BPE BP


Achatocarpaceae
Achatocarpus nigricans Triana X
Adoxaceae
Sambucus mexicana C. Presl ex DC. X X
Agavaceae
Agave salmiana Otto ex Salm-Dyck X X
Anacardiaceae
Comocladia macrophylla (Hook. & Arn.) L. Riley X
Mangifera indica L. X X
Rhus terebinthifolia Schltdl. & Cham. X
Spondias mombin L. X
Spondias purpurea L. X X
Spondias radlkoferi Donn. Sm. X
Annonaceae
Annona cherimola Mill. X X
Annona muricata L. X
Rollinia mucosa (Jacq.) Baill. X
Apocynaceae
Cascabela thevetioides (Kunth) Lippold X
Gonolobus sp. X
Plumeria rubra L. X X
Tabernaemontana alba Mill. X
Tabernaemontana donnell-smithii Rose X
Araliaceae
Oreopanax xalapensis (Kunth) Decne. & Planch. X
Arecaceae
Attalea butyracea (Mutis ex L. f.) Wess. Boer X
Asparagaceae
Yucca gigantea Lem. X X X
Asteraceae
Baccharis conferta Kunth X X
Barkleyanthus salicifolius (Kunth) H. Rob. & Brettell X X
Brenandendron donianum (DC.) H. Rob. X
Calea urticifolia (Mill.) DC. X
Calea zacatechichi Schltdl. X
Cirsium jorullense (Kunth) Spreng. X
Eupatorium sp. X X

88
Familia/Especie BTP BTC BMM BPE BP
Asteraceae
Montanoa tomentosa Cerv. X
Roldana barba- johannis (DC.) H. Rob. & Brettell X
Senecio angulifolius DC. X
Senecio cinerarioides Kunth X
Stevia monardifolia Kunth X
Symphoricarpos microphyllus Kunth X
Trixis inula Crantz X
Verbesina sp. X
Vernonanthura deppeana (Less.) H.Rob. X
Vernonia sp. a X
Vernonia sp. b X
Betulaceae
Alnus jorullensis Kunth. X
Carpinus caroliniana Walter. X
Bignoniaceae
Amphitecna tuxtlensis A.H. Gentry X
Crescentia cujete L. X
Handroanthus chrysanthus (Jacq.) S.O. Grose X
Tecoma stans (L.) Juss. Ex Kunth X
Boraginaceae
Tournefortia glabra L. X
Cordia alliodora (Ruiz & Pav.) Oken X X
Cordia spinescens L. X
Burseraceae
Bursera simaruba (L.) Sarg. X X X
Cactaceae
Acanthocereus tetragonus (L.) Hummelinck X
Neobuxbaumia euphorbioides Buxb. X
Neobuxbaumia scoparia (Polselg.) Backeb. X
Nopalea dejecta (Salm-Dyck) Salm-Dyck X X
Pilosocereus leucocephalus (Poselger) Byles
X
& G.D. Rowley
Cannabaceae
Celtis caudata Planch. X
Trema micrantha (L.) Blume X
Capparaceae
Quadrella incana (Kunth) Iltis & Cornejo X
Caprifoliaceae
Lonicera japonica Thunb. X
Celastraceae
Salacia cordata (Miers) Mennega X
Pristimera celastroides (Kunth) A.C.Sm. X

89
Familia/Especie BTP BTC BMM BPE BP
Chloranthaceae
Hedyosmum mexicanum C. Cordem. X
Chrysobalanaceae
Hirtella racemosa Lam. X
Clethraceae
Clethra mexicana DC. X
Clusiaceae
Garcinia intermedia (Pittier) Hammel X
Cupressaceae
Cupressus lusitanica Mill. X X X X
Ebenaceae
Diospyros acapulcensis Kunth X
Ericaceae
Arbutus xalapensis Kunth X
Erythroxylaceae
Erythroxylum havanense Jacq. X
Euphorbiaceae
Adelia barbinervis Cham. & Schltdl. X
Alchornea latifolia Sw. X
Cnidoscolus aconitifolius (Mill.) I.M. Johnst. X
Croton ciliatoglandulifer Ortega X
Croton micans Sw. X
Croton schiedeanus Schltdl. X
Euphorbiaceae
Croton glabellus L. X
Euphorbia pteroneura A. Berger X
Jatropha curcas L. X
Omphalea oleifera Hemsl. X
Sapium lateriflorum Hemsl. X
Fabaceae
Acacia angustissima (Mill.) Kuntze X
Acacia farnesiana (L.) Willd. X
Acacia macracantha Willd. X
Acacia pennatula (Schltdl. & Cham.) Benth. X X
Acosmium panamense (Benth.) Yakovlev X
Calliandra houstoniana (Mill.) Standl. X
Desmodium sp. X
Dialium guianense (Aubl.) Sandwith X
Diphysa americana (Mill.) M. Sousa X
Erythrina americana Mill. X X
Erythrina folkersii Krukoff & Moldenke X
Eysenhardtia polystachya (Ortega) Sarg. X
Gliricidia sepium (Jacq.) Walp. X X

90
Familia/Especie BTP BTC BMM BPE BP
Fabaceae
Indigofera suffruticosa Millar X
Inga jinicuil Schltdl. X
Leucaena diversifolia (Schltdl.) Benth. X
Leucaena leucocephala (Lam.) de Wit. X
Lonchocarpus guatemalensis Benth. X
Lonchocarpus sericeus (Poir.) DC. X
Lonchocarpus sp. X
Lysiloma microphylla Benth X
Senna atomaria (L.) H. S. Irwin & Barneby X
Senna multijuga (Rich.) H.S. Irwin & Barneby X
Senna pallida (Vahl) H. S. Irwin & Barneby X
Vachellia cornigera (L.) Seigler & Ebinger X X
Fagaceae
Quercus affinis M. Martens & Galeotti X
Quercus laurina Raf. X
Quercus leiophylla A. DC. X
Quercus xalapensis Bonpl. X
Ruprechtia fusca Fernald X
Gesneriaceae
Moussonia deppeana (Schltdl. & Cham.) Hanst. X
Grossulariaceae
Grossularia microphylla (Kunth) Coville & Britton X
Ribes affine Kunth X
Ribes ciliatum Humb. & Bonpl. ex Roem. & Schult. X
Ribes microphyllum Kunth. X
Hamamelidaceae
Liquidambar styraciflua L. X
Hernandiaceae
Gyrocarpus jatrophifolius Domin X
Juglandaceae
Juglans olanchana Standl. & L. O. Williams X
Lamiaceae
Clerodendrum bungei Steud. X
Lauraceae
Nectandra ambigens (S.F. Blake) C.K. Allen X
Nectandra salicifolia (Kunth) Nees X
Ocotea dendrodaphne Mez X
Persea americana Mill. X X X
Persea schiedeana Nees X
Malpighiaceae
Bunchosia sp. X
Gaudichaudia albida Schltdl. & Cham. X
Heteropterys brachiata (L.) Kunth X

91
Familia/Especie BTP BTC BMM BPE BP
Malvaceae
Abutilon trisulcatum (Jacq.) Urb. X
Ceiba aesculifolia (Kunth) Britten & Baker f. X
Guazuma ulmifolia Pers. X
Hampea nutricia Fryxell X
Heliocarpus appendiculatus Turcz. X
Heliocarpus pallidus Rose X
Malvaviscus arboreus Cav. X X X
Mortoniodendron guatemalense Standl. & Steyerm. X
Pachira aquatica Aubl. X
Phymosia rosea (DC.) Kearney X
Pseudobombax ellipticum (Kunth) Dugand X X
Melastomataceae
Conostegia arborea Steud. X
Conostegia xalapensis (Bonpl.) D. Don ex DC. X
Miconia argentea (Sw.) DC. X
Miconia glaberrima (Schtdl.) Naudin X
Meliaceae
Cedrela odorata L. X X
Guarea glabra Vahl X
Swietenia humilis Zucc. X
Trichilia havanensis Jacq. X X X
Trichilia hirta L. X
Trichilia martiana C. DC. X
Moraceae
Artocarpus heterophyllus Lam. X
Brosimum alicastrum Sw. X X
Ficu americana Aubl. X
Ficus aurea Nutt. X X
Ficus cotinifolia Kunth X X
Ficus obtusifolia Kunth X
Ficus pertusa L.f. X
Poulsenia armata (Miq.) Standl. X
Myricaceae
Morella cerifera (L.) Small X
Myrsinaceae
Myrsine coriacea (Sw.) R.Br. ex Roem. & Schult. X
Myrtaceae
Eugenia acapulcensis Steud. X
Eugenia capuli (Schltdl. & Cham.) Hook. & Arn. X
Eugenia macrocarpa Schltdl. & Cham. X
Eugenia nigrita Lundell X
Psidium guajava L. X X X

92
Familia/Especie BTP BTC BMM BPE BP
Nyctaginaceae
Bougainvillea glabra Choisy X
Pisonia aculeata L. X
Oleaceae
Fraxinus dubia (Willd. Ex Schult. & Schult. F.)
X
P.S. Green & M. Nee
Ligustrum lucidum W. T. Aiton X
Ximenia americana L. X
Papaveraceae
Bocconia frutescens L. X X
Passifloraceae
Passiflora foetida L. X
Passiflora suberosa L. X
Picramniaceae
Picramnia antidesma Sw. X
Pinaceae
Abies religiosa (Kunth) Schtdl. & Cham. X
Pinus ayacahuite Ehrenb. ex Schltdl. X X
Pinus patula Schltdl. & Cham. X X
Pinus pseudostrobus Lindl. X
Piperaceae
Piper amalago L. X
Piper arboreum Aubl. X
Piper auritum Kunth X
Piper hispidum Sw. X X
Piper sp. X
Piper umbellatum L. X
Plantaginaceae
Penstemon gentianoides (Kunth) Poir. X
Platanaceae
Platanus mexicana Moric. X
Poaceae
Chusquea sp. X
Olyra latifolia L. X
Polygalaceae
Monnina xalapensis Kunth X
Antigonon leptopus Hook. & Arn. X
Coccoloba barbadensis Jacq. X
Coccoloba montana Standl. X
Primulaceae
Ardisia compressa Kunth X X
Ranunculaceae
Clematis dioica L. X

93
Familia/Especie BTP BTC BMM BPE BP
Rhamnaceae X
Colubrina triflora Brongn. ex Sweet
Frangula discolor (Donn. Sm.) Grubov X
Rhamnus humboldtiana Will. ex Schult. X
Rhamnus pompana M.C. Johnst. & L.A. Johnst. X
Ziziphus amole (Sessé & Moc.) M.C. Johnst. X
Rosaceae
Cotoneaster pannosus Franch. X
Crataegus mexicana Mo‡. & Sess, ex DC. X
Crataegus sp. X
Eriobotrya japonica (Thunb.)Lindl. X
Malus domestica Borkh. X
Prunus domestica L. X
Prunus serotina Ehrh. X X
Rubus adenotrichus Schltdl. X
Rubiaceae
Coffea arabica L. X X
Hoffmannia excelsa (Kunth) K. Schum. X
Palicourea tetragona (Donn. Sm.) C.M. Taylor X
Psychotria erythrocarpa Schltdl. X
Psychotria limonensis K. Krause X
Randia aculeata L. X
Randia armata (Sw.) DC. X
Rutaceae
Citrus limon (L.) Osbeck X
Citrus sinensis (L.) Osbeck X
Zanthoxylum caribaeum Lam. X
Zanthoxylum fagara (L.) Sarg. X
Zanthoxylum melanostictum Schltdl. & Cham. X
Zanthoxylum riedelianum Engl. X
Zanthoxylum sp. X
Salicaceae
Casearia corymbosa Kunth X X
Casearia sp. X
Pleuranthodendron lindenii (Turcz.) Sleumer X
Populus mexicana Wesm. Ex DC. X
Prockia crucis P. Browne ex L. X
Xylosma flexuosa (Kunth) Hemsl. X
Sapindaceae
Cardiospermum grandiflorum Sw. X
Cupania dentata Moc. & Sessé ex DC. X
Cupania glabra Sw. X
Paullinia clavigera Schltdl. X
Paullinia tomentosa Jacq. X

94
Familia/Especie BTP BTC BMM BPE BP
Sapindaceae
Serjania caracasana (Jacq.) Willd. X
Serjania triquetra Radlk. X
Sapotaceae
Sideroxylon sp. X
Schoepfiaceae
Schoepfia schreberi J.F. Gmel. X
Scrophulariaceae
Buddleja parviflora Kunth X X
Smilacaceae
Smilax moranensis M. Martens & Galeotti X
Solanaceae
Brugmansia arborea (L.) Steud. X
Brugmansia candida Pers. X
Capsicum annuum L. X
Cestrum dumetorum Schltdl. X
Cestrum nocturnum L. X X
Cestrum sp. X
Cestrum tomentosum L.f. X X
Lycianthes lenta (Cav.) Bitter X
Solanum diphyllum L. X
Solanum ferrugineum Jacq. X
Solanum lanceolatum Cav. X
Solanum torvum Sw. X
Urticaceae
Myriocarpa longipes Liebm. X
Verbenaceae
Citharexylum mocinoi D. Don X
Lippia myriocephala Schltdl. & Cham. X
Violaceae
Orthion veracruzense Lundell X
Vitaceae
Cissus verticillata (L.) Nicolson & C. E. Jarvis X
Vitis tiliifolia Humb. & Bonpl. Ex Schult. X
Vochysiaceae
Vochysia guatemalensis Donn. Sm. X

95
Anexo II.

ENCUESTA PARA DETERMINAR EL MANEJO DE CERCOS VIVOS EN EL ESTADO DE VERACRUZ.


1. DATOS DE IDENTIFICACIÓN DEL PRODUCTOR:
Nombre del productor: _______________________________________
Ocupación__________________ Ubicación de la parcela: _________________________
Comunidad: __________________ Municipio: ________________ Fecha: ___________

1.1 ¿Cuántos años tienen de vivir en este lugar?

1.2 ¿De dónde es (son) originario (os) usted (es), o de dónde viene (n)?
a. Migrantes recientes (menos de 5 años) del Estado de Veracruz
(localidad):
b. Migrantes del Estado de Veracruz con antigüedad de cinco años o
más.
c. Migrantes de otros sitios del país

2. PRÁCTICAS PRODUCTIVAS
2.1 ¿Cuál es su principal actividad productiva?
a. Agricultura ¿Qué Cultiva? ___________________________________________
b. Ganadería- ¿de qué tipo? _________________________________________
c. Silvícola-Forestal ________________________________________________
d. Otra __________________________________________________________
2.2 Uso de la parcela
Cultivo, Ganado, Tipo
Otros

3. PRÁCTICAS DEL MANEJO DE LOS CERCOS VIVOS


3.1 Podas:
Época No. De veces

Observaciones: ____________________________________________________

3.2 Deshierbe (¿natural o con herbicidas?)


Época No. De veces

Observaciones: _____________________________________________________
3.3 Siembra (plantas para establecer el cerco vivo: estaca/plántula)
Fecha Especie Método

Observaciones: _____________________________________________________

96
3.4 Fertilización
Tipo de Veces al Fecha Cantidad
fertilización año

Observaciones: _____________________________________________________
3.5 ¿Qué plantas utiliza para el cercado del cultivo o ganado? o ¿utiliza `plantas sólo para delimitar
la propiedad?
3.6 ¿Por qué usa esas plantas?

3.7 ¿cómo se seleccionan las especies que se utilizan como cercos vivos?

3.8 ¿Cuánto tardan en crecer?

3.9 ¿Qué parte de la planta utilizada como cerco vivo tiene valor utilitario?

3.10 ¿Es para autoconsumo o se comercializa?


Plantas (Autoconsumo/venta) otro

3.8 ¿Qué beneficios considera que otorga el manejo de los cercos vivos? (interpretar la respuesta)
a. Económicos
b. Ambientales
c. Sociales
d. Otros;

4. CAMBIOS DE USO DE SUELO-AMBIENTE


4.1 ¿Ha observado cambio en el uso del suelo en los últimos veinte años?
a. Sí b. No

4.2 ¿Qué uso tenía anteriormente y por cuál se cambió?


a. Ganadero
b. Agrícola-frutícola
c. Forestal
d. No maderable
e. Otro

4.3 ¿Ha asistido a algún taller de capacitación en temas ambientales?


1) Si 2) No
¿Qué temas?

97
Anexo III.

Porcentajes y valores absolutos de los usos de las plantas adultas (>1cm DAP) y en reclutamiento
(<1cm DAP, >30 cm de altura) de los cercos vivos asociados a cinco ecosistemas del estado de
Veracruz. Abreviaturas; M=medicinal, C=Comestible, O=Ornamental, COM=Combustible,
MA=Maderable, I=Industrial, A=Artesanal, F=Forraje, CO=construcción, S/U= Sin uso reportado (se
indica el porcentaje / número de individuos).

Ecosistema Vegetación Usos de plantas


M C O COM MA I A F CO S/U
BTP >1cm DAP 43/506 3/38 1/6 39/477 1/2 1/14 1/7 1/9 0/3 10/125
<1cm DAP, >30 cm 23/54 7/15 4/9 9/22 1/3 3/6 3/6 5/12 3/6 42/101
BTC >1cm DAP 68/543 12/101 5/41 1/6 1/8 0 3/23 1/7 0/1 9/68
<1cm DAP, >30 cm 47/77 25/40 4/5 1/1 0 0 1/1 1/2 0 21/37
BMM >1cm DAP 47/387 30/247 4/29 10/81 4/33 0 0 0 0 5/43
<1cm DAP, >30 cm 48/106 8/18 7/15 10/22 7/16 0 0 0 0 20/46
BPE >1cm DAP 45/456 6/61 1/4 0 11/112 29/288 0 0 0 8/83
<1cm DAP, >30 cm 74/82 2/2 3/4 0 2/3 14/16 0 0 0 5/6
BP >1cm DAP 50/312 0/1 6/37 0 22/134 2/14 17/107 0 0 3/19
<1cm DAP, >30 cm 53/63 0 12/14 0 4/5 2/3 11/13 0 0 18/21

98
Anexo IV.

Cerco vivo consolidado

Cerco vivo exiguo Cerco vivo en desarrollo

Cercos vivos asociados al bosque tropical perennifolio en la región de Los Tuxtlas, Veracruz.

99
Cerco vivo consolidado

Cerco vivo exiguo Cerco vivo en desarrollo

Cercos vivos asociados al bosque tropical caducifolio en Actopan, Veracruz.

100
Cerco vivo consolidado

Cerco vivo exiguo Cerco en desarrollo

Cercos vivos asociados al bosque mesófilo de montaña en Banderilla-Tlalnehuayocan,


Veracruz.

101
Cerco vivo consolidado

Cerco vivo exiguo Cerco vivo en desarrollo

Cercos vivos asociados al bosque mesófilo de pino-encino en Las Vigas, Veracruz.

Cerco vivo exiguo Cerco vivo en desarrollo

Cercos vivos asociados al bosque de pino en Perote, Veracruz.

102

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