El Cultivo de La Vid
El Cultivo de La Vid
El Cultivo de La Vid
1.Taxonomía Y Morfología.
2.Exigencias De Clima Y Suelo Y Fisiopatías
3.Abonado De Fondo.
4.Abonado Del Viñedo.
5.Variedades Principales Que Se Cultivan En España (Cepas Españolas Blancas).
6.Variedades Principales Que Se Cultivan En España (Cepas Españolas Tintas).
7.Parásitos Y Enfermedades.
1. TAXONOMÍA Y MORFOLOGÍA.
La vid es una planta con flores, esto es, una angiosperma, de la clase de las dicotiledóneas, de la subclase
con flores más simples (choripetalae), pero en el grupo dotado de cáliz y corola (Dyalypetalae), es decir, el
más avanzado.
El orden es el de las Rhamnales, que son plantas leñosas. Una planta leñosa tiene por lo general una vida
muy larga, así es fácil encontrar una vid centenaria; tiene un largo periodo juvenil (3-5 años), durante el cual
no es capaz de producir flores; en general, las yemas que se forman durante un año no se abren hasta el año
siguiente. Tiene un aparato radicular que se hace imponente con los años, pero se desarrolla y explora el
terreno con menos minuciosidad que el de una hierba. El aparato epigeo, tronco, ramas, ramos, requiere
mucho tiempo para desarrollarse; no puede renovarse con facilidad como el de una herbácea; la necesidad de
mantenerlo vivo durante el invierno o en tiempo de sequía hace a las plantas leñosas más exigentes en
cuestión de clima y fertilidad, de manera que no viven en alturas excesivas ni demasiado cerca de los polos ni
en los desiertos como pueden hacerlo las hierbas.
La vid es un arbusto constituido por raíces, tronco, sarmientos, hojas, flores y fruto. Ya se sabe que a través
de las raíces se sustenta la planta, mediante la absorción de la humedad y las sales minerales necesarias, y
que el tronco y los sarmientos son meros vehículos de transmisión por los que circula el agua con los
componentes minerales. La hoja con sus múltiples funciones es el órgano más importante de la vid. Las hojas
son las encargadas de transformar la sabia bruta en elaborada, son las ejecutoras de las funciones vitales de
la planta: transpiración, respiración y fotosíntesis. Es en ellas dónde a partir del oxígeno y el agua, se forman
las moléculas de los ácidos, azúcares, etc. que se van a acumular en el grano de la uva condicionando su
sabor.
Esa sustancia verdosa llamada clorofila es la encargada de captar de los rayos del sol la energía suficiente
para llevar a cabo todos estos procesos.
En el mes de marzo, cuando el calor comienza a hacerse notar, la savia se pone en movimiento y se produce
el denominado “lloro” de la vid que se expresa a través del fruto. El fruto surge muy verde, pues está saturado
de clorofila, y a partir de aquí toda la planta empieza a ejercer servidumbre a favor del fruto que poco a poco
irá creciendo.
La uva verde, sin madurar, contiene una gran carga de ácidos tartáricos, málicos y, en menor medida, cítricos.
El contenido de estas sustancias dependerá en gran medida del tipo de variedad de la que procede y de las
condiciones geoclimáticas, ya que luz, temperatura y humedad van a ser decisivas en la conformación de los
ácidos orgánicos.
El momento en que la uva cambia de color recibe el nombre de “envero”. Del verde pasará al amarillo, si la
variedad es blanca y al rojo claro, que se irá oscureciendo, si es tinta. Durante el proceso de maduración de la
uva, los ácidos van cediendo terreno a los azúcares procedentes de la frenética actividad ejercida por las
hojas, merced al proceso de fotosíntesis. Los troncos de la cepa también contribuyen al dulzor de la uva, ya
que actúan como acumuladores de azúcares. Debido a esta razón, las vides viejas son capaces de
proporcionar un fruto más regular y una calidad más constante.
Entrando de lleno en el fruto, cabe hacer una primera división entre lo que es el “raspón”, o parte leñosa que
forma el armazón del racimo y el grano de uva.
El raspón, aunque lógicamente no es la parte fundamental del fruto, tiene su importancia por cuanto es capaz
de aportar ácidos y sustancias fenólicas (taninos) dependiendo de su participación o no, en los procesos de
fermentación.
El grano de uva a su vez puede ser dividido en tres partes cada una de ellas con un aporte específico de
características y componentes: la piel, la pulpa y las pepitas.
La piel, también denominada hollejo, contiene la mayor parte de los componentes colorantes y aromáticos de
los vinos.
En la pulpa se encuentran los principales componentes del mosto (agua y azúcares) que después, mediante
la fermentación se transformarán en vino.
Las pepitas o semillas, se encuentran dentro de la pulpa y difieren según las variedades, llegando incluso a
encontrarse uvas que nos las contienen. Poseen una capa muy dura y proporciona taninos al vino.
Vitis Labrusca: serie Labruscoideae americanae; por ejemplo, la uva Isabel procede de esta especie.
Vitis Rupestris: serie Rupestres. Originaria de terrenos semisecos de aluvión, ha dado origen a muchos
portainjertos.
Vitis Riparia: serie Ripariae. Originaria de regiones mucho más frescas, ha dado origen a muchos
portainjertos y a uvas de vino (híbridos productores directos).
Vitis Berlandieri: serie Cinerascentes. Originaria de regiones áridas y suelos calcáreos; ha sido trascendental
para la constitución de portainjertos resistentes a la clorosis y a la sequedad.
Vitis Vinifera: es la vid común.
En zonas montañosas se ven viñedos sólo hasta cierta altura. El clima impone límites de altura. Los límites
macroclimáticos determinados por la altura y la latitud son ampliamente rebasados en muchas regiones, por el
hecho de que el viñedo se planta en pendientes muy bien orientadas. Estas zonas disfrutan de un régimen
térmico más elevado, sufren menos con las heladas invernales y las escarchas de primavera se secan
rápidamente, de manera que la vegetación es más breve y el grado de azúcar más elevado. Se habla en
estos casos de microclima. Cuando un cultivador planta las variedades más precoces en terrenos menos
soleados y los tardíos en terrenos mejor orientados no hace otra cosa que adecuarse a las exigencias
microclimáticas.
En invierno, las temperaturas mínimas que puede la vid aguantar son de hasta –20 ºC. Por debajo tendrían
lugar graves daños. Se consideran daños ligeros a la necrosis de la médula y el diafragma. Daños muy graves
sería la muerte de las yemas en los sarmientos de un año (la muerte del cambium en los sarmientos de un
año y en el tronco. Estos males se dan más en las vides jóvenes, en las vides vigorosas y en las que ya han
producido mucho.
Producen graves daños las heladas por debajo de los –2 ºC después de la brotación pues destruyen
completamente la cosecha.
Como medios empleados contra las heladas tenemos las nieblas artificiales y el riego por aspersión. El
segundo es realmente eficaz pero costosísimo, aunque la instalación sirva contra el hielo, como riego estival y
como medio de lucha antiparasitaria.
También se pueden adoptar variedades de brotación tardía, o retrasar la poda, de modo que, aunque haya
habido daños, también haya más brotes utilizables. Los cultivos elevados son menos castigados que los
bajos.
Las temperaturas demasiado altas (30-34º C), especialmente si van acompañadas de sequedad, viento
caliente y seco, son temperaturas que queman hojas y racimos. Las temperaturas óptimas para el cultivo de la
vid en sus distintas etapas de desarrollo serían las siguientes:
Apertura de yemas: 9-10 ºC
Floración: 18-22 ºC
De floración a cambio de color: 22-26º C
De cambio de color a maduración: 20-24º C
Vendimia: 18-22º C
En relación con las lluvias la distribución de éstas en el cultivo sería aproximadamente la que se indica:
Durante la brotación: 14-15 mm. Hay una intensa actividad radicular, que resulta promovida por la
lluvia.
Durante la floración: 10 mm. Las lluvias resultan por lo general perjudiciales.
De la floración al cuajado de los frutos: 40-115 mm. Es necesaria una intensa fotosíntesis.
Entre el cuajado y la maduración: 80-100 mm. Es necesaria una intensa fotosíntesis.
Durante la vendimia: 0-40 mm. Las lluvias suelen ser perjudiciales.
El granizo es el meteoro más dañino para la viticultura. Los daños son de diversa naturaleza. Los granos
quedan hendidos o aplastados. Fácilmente sobrevienen mohos y marchiteces. Las hojas son agujereadas o
laceradas, y a menudo son arrancadas, con pérdida de superficie fotosintetizante. En los sarmientos queda
dañada la corteza, pero también con frecuencia el leño. Los tratamientos antiparasitarios, por lo general a
base de caldo bordolés o bien productos orgánicos de síntesis, tienen importancia para impedir que se
instalen infecciones de hongos.
Para luchar contra el granizo, algunos investigadores han indicado que el bombardeo de las nubes con
sustancias formadoras de núcleos de condensación puede determinar su transformación en lluvia antes que
en granizo; el granizo ya formado puede ser disgregado mediante el empleo de cohetes explosivos.
Existen otros medios de defensa como las mallas antigranizo que suelen tener una duración de unos diez
años, y los seguros contra granizo que hoy en día tienen muy buena aceptación.
La vid se adapta a muchísimos terrenos. Además hay una cierta gama de portainjertos que permite adaptarse
a las más variadas exigencias. Un componente importante del terreno es la materia orgánica:
El granizo es el meteoro más dañino para la viticultura. Los daños son de diversa naturaleza. Los granos
quedan hendidos o aplastados. Fácilmente sobrevienen mohos y marchiteces. Las hojas son agujereadas o
laceradas, y a menudo son arrancadas, con pérdida de superficie fotosintetizante. En los sarmientos queda
dañada la corteza, pero también con frecuencia el leño. Los tratamientos antiparasitarios, por lo general a
base de caldo bordolés o bien productos orgánicos de síntesis, tienen importancia para impedir que se
instalen infecciones de hongos.
Para luchar contra el granizo, algunos investigadores han indicado que el bombardeo de las nubes con
sustancias formadoras de núcleos de condensación puede determinar su transformación en lluvia antes que
en granizo; el granizo ya formado puede ser disgregado mediante el empleo de cohetes explosivos.
Existen otros medios de defensa como las mallas antigranizo que suelen tener una duración de unos diez
años, y los seguros contra granizo que hoy en día tienen muy buena aceptación.
La vid se adapta a muchísimos terrenos. Además hay una cierta gama de portainjertos que permite adaptarse
a las más variadas exigencias. Un componente importante del terreno es la materia orgánica:
Los abonos potásicos pueden suministrarse a finales de invierno, pero a menudo se suministra una parte de
los mismos más tarde, después de la floración, hasta poco antes del cambio de color de las uvas. También
pueden darse en invierno, porque se fijan en el suelo, pero no en terrenos ligeros, donde serían arrastrados
por el agua.
El estiércol se da en la medida de que se dispone: por lo general, cada dos o tres años en invierno. Renueva
las pérdidas de humus en el terreno, sobre todo en terrenos labrados y sueltos.
Más frecuentemente se usan los abonos simples: para el nitrógeno el sulfato amónico, el nitrato amónico, el
nitrato de calcio, teniendo en cuenta que la rapidez de penetración del ión nítrico y amoniacal son diversas, y
por tanto, también son diversas la rapidez del efecto y su duración.
Para el potasio, el cloruro o el sulfato potásico; para el fósforo, el superfosfato, o más raramente en terrenos
ácidos las llamadas escorias Thomas.
La capacidad de las hojas de absorber los elementos minerales puede ser utilizada por el abonado foliar. Los
productos utilizados deberán ser fácilmente solubles en agua, y no fitotóxicos.
Muchos elementos pueden ser absorbidos por las hojas; el nitrógeno (sobre todo en forma ureica), pero
también el fósforo, el potasio, el magnesio, el boro y el hierro bajo ciertas formas.
Generalmente se considera suficiente el abonado del terreno. El abonado foliar resulta ventajoso cuando las
raíces no están en condiciones de absorber suficientemente, por ejemplo, en climas muy áridos.
Airén: Es la uva mayoritaria de los vinos blancos manchegos y la de mayor volumen de vino monovarietal a
nivel mundial.
Albariño: Se produce principalmente en la costa atlántica de Galicia. Propia de zonas frías y húmedas.
Godello: Se cultiva en Valdeorras, provincia de Orense.
Macabeo-Viura: Variedad básica de los blancos riojanos de calidad, así como de los cavas.
Moscatel: Básicamente se elabora en mistela. Se cultiva principalmente en la Comunidad Valenciana, Cádiz,
Málaga y la cuenca media del Ebro.
Palomino: Es la variedad por excelencia de Jerez. Orense, León y Valladolid son otras provincias donde se
cultiva el Palomino.
Parellada: Se cultiva en las zonas altas de Cataluña. Actúa como uva complementaria en la elaboración de
los cavas.
Pedro-Ximenez: Crece principalmente en las provincias de Córdoba y Málaga.
Treixadura: Es otra uva gallega semejante al albariño pero menos glicérica y refinada. Es la uva tradicional
del Ribeiro.
Verdejo: La uva blanca de Rueda, de la Ribera del Duero y de otras áreas de Castilla.
Xarel-lo: Se complementa muy bien con otras variedades sobre todo en la elaboración de los cavas.
7. PARÁSITOS Y ENFERMEDADES.
Los hongos pueden anidar en los restos de viejas raíces y dar lugar a infecciones y daños en las jóvenes
estacas. En todos los viñedos están presentes también las virosis. El vehículo de transmisión de las virosis a
las nuevas estacas lo constituyen las viejas raíces, que pueden permanecer en el terreno perfectamente vivas
durante más de un año y una vez muertas dejan residuos dañinos durante bastantes años, especialmente los
nematodos (sobre todo el Xiphynema index) que parasitan las raíces. Los nematodos por sí solos ya
representan un hecho negativo, porque atacan el aparato radicular de las plantas cuando todavía son jóvenes
y poco desarrolladas.
Una buena práctica es la fumigación del terreno. Ésta es obligatoria para las instalaciones de material de
propagación, sea la que sea la presencia de nematodos o virosis.
Se usan fumigantes de tipo y fórmula diversa (dicloropropano-dicloropropeno o dibromometano), en forma
líquida o granular. Algunos tienen sólo acción nematicida, otros actúan también sobre las plantas, ante todo
matando las viejas raíces de la vid y también como fungicidas.
En el caso de la lucha contra la polilla, la recogida de datos consiste en el empleo de trampas de feromonas.
Por el número de mariposas capturadas en las trampas se puede deducir el momento oportuno de la
intervención, así como el grado de peligrosidad del parásito. En este caso el objetivo de la información no es
sólo fijar el momento de la intervención, sino también intervenir solamente en casos de necesidad.
En efecto, son de temer los efectos colaterales o secundarios del tratamiento insecticida. Muchos insecticidas
en realidad favorecen la multiplicación de ácaros o cicadélidos, ya sea por la desaparición de sus parásitos y
depredadores, ya por la fitotoxicidad que determinaría en las plantas una composición de jugos celulares apta
para el parásito (trofobiosis).
Estos efectos colaterales son, en muchos casos, de suma importancia, aun en el caso de productos
anticriptogámicos. Por ejemplo, la sustitución con productos orgánicos de síntesis de los tradicionales
productos de cobre ha determinado una mayor incidencia de la Botrytis cinerea.
Las plagas y enfermedades que más incidencia tienen en la vid son: Peronospora, Oidio, Botrytis Cinerea,
Araña Roja, Araña Gallo, Tortrix, Cigarrero y Cigarra.
Algunos parásitos presentes en el campo, como el mildiu y el oidio, pueden deterirar los racimos; el más
peligroso es el moho gris (Botrytis Cinerea), porque puede seguir desarrollándose después, incluso a
temperaturas muy bajas, o infectar durante la conservación partidas inicialmente sanas.
Parásitos que pueden hacer su aparición durante el periodo de conservación son hongos del género
Penicillium (mohos verdeazulados) o Alternaria, Cladosporium y otros (podredumbre negra). En el caso de la
podredumbre gris es importante la lucha preventiva; partidas que hayan sido ya atacadas no pueden ser
destinadas a una larga conservación. Durante el periodo de mantenimiento el método más eficaz y usado con
mayor frecuencia es el anhídrido sulfuroso, suministrado por vía gaseosa o como metabisulfito.
Su propósito es facilitar la distribución del agua de riego, controlar malezas, etc. Las
labores están en intima relación con los momentos de riego, por lo tanto con las
épocas de mayor necesidad de humedad, como lo son el comienzo de vegetación (lloro
e incitamiento de las yemas). Otro periodo importante va desde fecundación hasta el
envero. Los riegos pueden hacerse por surco o por inundación.
Fertilización
Necesidades de plantación
Es necesario antes de la implantación el conocimiento de los cultivos antecesores,
ya que algunos tienen necesidades similares a la vid, tales como: Trébol, alfalfa y
trigo.
Ácido fosfórico: Durante el periodo vegetativo este cultivo tiene baja
necesidad a este nutriente.
Potasio: Elemento clave para la vid, afectando la calidad del producto por ser
el responsable del enriquecimiento en azúcares de las bayas. Al igual que el
fósforo este nutriente debe ser aplicado en profundidad,
Calcio y magnesio: El primero solo es utilizado para elevar el ph en suelos
ácidos, mientras que el magnesio generalmente esta en niveles suficientes en
todos los suelos.
Se podría decir que, sin llegar hasta las carencias, cuanto más disminuye el vigor de
una cepa (sin una restricción hídrica excesiva), más rico es el vino, esto en la medida
en que la disminución del vigor es imputable a la restricción de la alimentación
nitrogenada.
Sistemas de conducción
En la región de cuyo la más importante productora vitícola del país persisten dos
sistemas, el denominado parral sanjuanino (español) y el francés en las
"contraespalderas", pero con modificaciones respecto a los originales.
Parral sanjuanino: en San Juan, por lo general, se construye el parral a 2mx2m con
una altura total que oscila entre 1,8 a 1,9 mts y con una distancia entre poste
perimetrales y sus respectivos muertos de 0,75 a 1,5 m. Este sistema presenta
deficiencias en la iluminación y ventilación del fruto, exposición a ataques de
enfermedades y dificultad en las labores.
Sobre cada un de ellos se tensa sin alambre con marcas que van: La primera a
un metro y las siguientes 2,5 mts. El extremo del alambre se coloca en el vértice del
ángulo y se señala cada marca con un trozo de caña de manera de indicar en todo el
perímetro del cuartel el lugar donde irán enterrados los muertos. Seguidamente se
hacen los pozos, se entierran, apisonan y riegan. Luego se mide a partir de cada una
de las líneas de muertos 2 mts hacia adentro.
Los cuatro puntos donde se cortan las líneas de muertos constituyen el lugar
donde se entierran los esquineros. Sobre esa misma línea se determina también la
ubicación de los postes perimetrales o cabeceras. Al igual que para los muertos se
coloca una caña en cada marca quedando de tal forma el primer cabecero a 1,5 mts
del esquinero y se procede a hacer los hoyos correspondientes. Al tiempo que se va
rellenando, regando y apisonando el hoyo del esquinero se pasan las riendas que lo
unen al muerto por las escotaduras correspondientes.
Dispuestos los esquineros con sus correspondientes muertos y riendas se
procede al tendido del alambre perimetral y luego de esto se colocan los
postes perimetrales. Para ello se coloca 1 cada 10 y se lo pinta de blanco en la
cabeza y la base recibiendo el nombre de campeones que están perfectamente
alineados y ubicados. Estos conforman los puntos a partir de los cuales se alinearan los
restantes cabeceros.
Construcción de la contraespaldera
En este caso y a diferencia del parral, primero se coloca las plantas y al año siguiente
recién se hace el alambrado. Las distancia entre hileras y entre plantas esta dada por
el sistema de poda usado. Como ejemplo usaremos un "bordeles" con una distancia
entre hilera de 2,20 mts y entre plantas de 1,20mt.
Para marcar el cuartel tomaremos una línea de referencia y hacia adentro marcados la
Línea de base. Esta deberá tener la medida que se desee para el callejón o avenida
mas 2,2 mts (mts de acequia, 0,6 mts de proyección de cabecero y 0,6 mts del
cabecero a la primer planta). Una vez determinada esta línea se debe marcar los
ángulos rectos consecutivos, se toma luego un alambre con marcas a 2,20 mts y se
coloca sobre la línea de base correspondiente marcando con una cañita el comienzo de
cada hilera.
Sistemas de poda
Poda de formación
Primer verano: se elige el brote mas vigoroso y se lo amarra a medida que crece a la
traba o varillon y se despuntan los restantes brotes como as! también la feminelas que
se originan sobre el principal.
Segundo verano: se seleccionan los dos brotes opuestos mejor ubicados dejándolos
crecer libremente y despuntanos los restantes sobre el nudo siguiente al último racimo
si lo hubiere a fin de retardar su crecimiento.
Segundo invierno: se rebaja a la altura del alambre los dos sarmientos mejor
ubicados y más vigorosos, dejándole 3 a 4 yemas en sus base y desyemando el resto.
A estos se los ata al alambre y se elimina la vegetación restante. Estos sarmientos
constituyen los dos brazos primarios de la planta.
Tercera de invierno: se eligen en cada brazo los dos sarmientos mejores por vigor y
posición y luego se repiten todas las operaciones del invierno anterior. Se obtiene así
los cuatro brazos necesarios para el sistema.
Cuarta de invierno: se selecciona en cada brazo los dos sarmientos más basales y
mejores para cargador (el superior) y para pitón (el inferior), Se ata el cargador a su
correspondiente alambre maestro en forma arqueada.
Poda de fructificación: En general se puede decir que existe tres tipos de poda de
fructificación poda corta (todo a pitón), poda mixta (pitón y cargador), poda larga
(arqueado). En este caso se elimina en cada brazo el cargador del año anterior. De los
dos sarmientos originados en cada pitón, el superior se deja como cargador y se lo ata
arqueado al alambre maestro y el inferior se rebaja a nuevo pitón - es decir es una
poda mixta.
Poda de fructificación
Formada la planta con 2 cargadores y 2 pitones eliminamos los cargadores del año
anterior y dejamos como cargadores nuevos al sarmiento superior de cada pitón y
como pitón nuevo al sarmiento basal del pitón anterior.
Los cepajes.
Etapa fenológica en que se encuentra la planta en el momento de producirse la helada
(descanso completo, primeros movimientos de savia y lloro o llanto).
Heladas de primavera: son en general heladas negras producidas por vientos polares
que producen un descenso brusco de la temperatura.
Métodos de lucha:
Existen dos métodos para combatir las heladas, una es la prevención y otra la lucha
activa.
Prevención
-Elegir cepajes con desborre tardío para parcelas expuestas.
-Podas tardías, lo que contribuirá a demorar el desborre.
-No instalar viñas en hondonadas expuestas a heladas.
Lucha activa
-Estos son procedimientos costosos basados en dos primicias
-Reducir el enfriamiento del aire.
-Mantener los órganos de la planta a una temperatura superior a de los daños.
El segundo se hice por medios de barreras como plástico o humo que homogenizan las
capas, minimizando la disminución de la temperatura a nivel de las plantas. También
para limitar el enfriamiento del vegetal se realizan riesgos por aspersión, que lo que
hace es mantener las hojas y yemas cubiertas de hielo, permaneciendo estas a cero
grado centígrado.
Los daños más comunes son rotura de hojas y caída de flores o pequeñas bayas.
También en algunos casos casos pueden producirse heridas en sarmientos
principalmente cuando las piedras son relativamente grandes.
Para aquellos cultivos más sensible una forma de prevenir estos daños es disponer las
espalderas en la misma dirección de los vientos predominantes. También se utiliza en
la mayoría de los casos cortinas rompevientos.
Plagas y enfermedades
Enfermedades Control
Bacterias
Micoplasmas y virus
Plagas