Trastornos Del Habla Dislalia-Disfemia-Taquifemia
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Trastornos Del Habla Dislalia-Disfemia-Taquifemia
Resumen
Los niños que están aprendiendo a hablar a menudo tartamudean o balbucean de forma notoria, sin
embargo, estos rasgos no tardan en desaparecer por sí solos. De lo contrario, pueden ser la señal de
que existe un trastorno del habla y/o del lenguaje que requiere un tratamiento adecuado.
Los trastornos del habla afectan a la fluidez verbal y a la articulación de sonidos, es decir, la
pronunciación, lo que en cierta medida es normal hasta los cinco años de edad. En los trastornos del
lenguaje, por el contrario, la evolución y la comprensión del lenguaje no se desarrollan de acuerdo con
la edad. La disfemia (tartamudez) es un trastorno del habla, mientras que la taquifemia y la dislalia son
trastornos combinados del habla y del lenguaje:
La disfemia (tartamudez) afecta a la fluidez verbal y se distingue por la discontinuidad en el
habla característica del tartamudeo.
En la taquifemia aumenta la velocidad del habla y la persona afectada comete muchos errores.
En la dislalia aparecen fallos en la articulación de sonidos que no resultan normales para la
etapa de desarrollo.
Pueden surgir trastornos del habla y del lenguaje cuando los niños no llevan a cabo un desarrollo
lingüístico normal. No siempre es fácil determinar las causas. En general pueden desempeñar un papel
importante en la aparición de trastornos del lenguaje los factores hereditarios y físicos y la influencia
psicosocial. Sin embargo, la disfemia (tartamudez), la taquifemia y la dislalia también pueden estar
condicionadas por otros factores (como el bilingüismo, problemas auditivos o retrasos mentales), por lo
que es recomendable un diagnóstico que encuentre las causas.
Si continúa la sospecha de que las anomalías del habla y del lenguaje van a persistir, es importante
realizar un diagnóstico exacto lo antes posible para poder iniciar el tratamiento adecuado contra
la disfemia (tartamudez), la taquifemia o la dislalia.
Para evitar la disfemia (tartamudez), la taquifemia o la dislalia en niños, es recomendable ejercitar el
lenguaje y la comprensión, por ejemplo, hablando mucho o cantando canciones. Si persiste la disfemia,
la taquifemia o la dislalia en niños pequeños, siempre es aconsejable buscar ayuda profesional cuanto
antes, pues sólo así se puede asegurar el mejor desarrollo del niño.
Definición
La disfemia (tartamudez), la taquifemia y la dislalia son distintos tipos de trastornos del habla y/o del
lenguaje:
La disfemia (tartamudez), por definición, se caracteriza por una discontinuidad en la fluidez
verbal y/o las repeticiones rápidas de sonidos, sílabas o palabras, causadas por la tensión en los
músculos que intervienen en el proceso del habla.
La taquifemia es una alteración de la fluidez verbal que provoca que el ritmo del discurso se
vuelva acelerado e irregular, entorpeciendo la comprensibilidad. Este trastorno no radica en el
proceso del habla en sí, sino en la disposición mental previa.
La dislalia consiste en alteraciones en la articulación de los sonidos.
Desarrollo lingüístico
Cuando un niño está aprendiendo a hablar, la disfemia (tartamudez), la taquifemia o la dislalia pueden
ser compatibles con un desarrollo lingüístico normal y, aunque a menudo resultan llamativas, no tardan
en desaparecer por sí solas. No obstante, en algunos casos surgen anomalías en el desarrollo lingüístico
que, en los niños, pueden desencadenar trastornos del habla y del lenguaje. Estos casos requieren
un tratamiento apropiado.
El desarrollo lingüístico perceptible de los niños comienza entre los tres y los 5 meses de vida, con la
articulación de las primeras vocales y sonidos de exhalaciones y gritos. A partir de entonces los niños
utilizan cada vez más consonantes. A los seis meses comienzan a imitar el lenguaje, y pasa mucho
tiempo hasta que la comprensión del lenguaje (lenguaje receptivo) evoluciona hasta la exteriorización
del lenguaje (lenguaje expresivo). Entre los 12 y los 18 meses, los niños pronuncian sus primeras
palabras y a la edad de dos años lo más común es que formulen frases de dos palabras. Desde el jardín
de infancia ya pueden comunicarse con oraciones completas y gramaticalmente correctas, incluso
aunque sigan teniendo dificultades para pronunciar correctamente.
Trastornos del Habla (Dislalia, Disfemia, Taquifemia)
El lenguaje es el medio de comunicación con nuestro entorno más importante. El lenguaje “normal” se
produce mediante una extraordinaria interacción de músculos, huesos, tejido conectivo, posición dental
y forma de las cuerdas vocales. El cerebro dirige el proceso del habla, durante el cual los elementos
anteriores están totalmente vinculados a nuestras sensaciones. A pesar de todo esto, el habla resulta
muy sencilla para una persona sana: se produce prácticamente por sí sola. Por supuesto, en un sistema
tan complejo existen muchas alteraciones, discapacidades y factores que nos pueden “dejar sin habla”.
Para reconocer y tratar posibles trastornos del habla y del lenguaje en niños, como la disfemia,
la taquifemia y la dislalia, es importante en cualquier caso que trabajen conjuntamente profesionales
de distintas especialidades: pediatras, psiquiatras infantiles, otorrinolaringólogos, neurólogos y
logopedas.
Causas
No siempre es fácil determinar las causas de los trastornos del habla y trastornos del lenguaje como
la disfemia (tartamudez), la taquifemia y la dislalia, dada la propia complejidad del lenguaje y del habla.
En la aparición de trastornos del lenguaje suelen entrar en juego factores hereditarios, físicos y
psicosociales. No obstante, en los casos de disfemia (tartamudez), taquifemia y dislalia, es
recomendable descartar factores sociales y culturales (por ejemplo, el bilingüismo), discapacidades
motrices o cognitivas (problemas auditivos), así como un posible retraso mental del afectado, a través
de un diagnóstico con el que se detecten las causas.
Disfemia
En ocasiones, entre los 3-4 años, aparece una disfemia “fisiológica y evolutiva” que, si se agrava y
afianza, se convierte en disfemia propiamente dicha (cuando el niño es consciente de que le ocurre,
hacia los 9-10 años).
La disfemia (tartamudez) tiene muchas y diversas causas, entre las que podemos citar:
Trastornos del Habla (Dislalia, Disfemia, Taquifemia)
Causas psicológicas: en gran medida, las circunstancias durante los primeros años de vida y
durante el desarrollo lingüístico son determinantes para la disfemia. En casi un 70% de los casos
de disfemia se puede confirmar la existencia de factores psicógenos (ansiedad, depresión,
miedos, inestabilidad emocional, sentimientos de inferioridad, etc.) y sólo en un 20% se pueden
descartar con seguridad.
Causas neurológicas: gran parte de los niños que padecen disfemia (tartamudez) presenta
rasgos orgánicos particulares en el cerebro. Además, un 20% de los niños con daños cerebrales
padece disfemia.
Causas hereditarias: aunque el factor hereditario no es tan determinante para la disfemia como
se creía en el pasado, en un 8% de los casos sí se puede demostrar la existencia de un
componente hereditario.
Sexo: la disfemia se presenta en relación 4/1 más en niños que en niñas.
Taquifemia
Las causas de la taquifemia no se pueden explicar de forma generalizada.
Puesto que en algunas familias se producen numerosos casos de taquifemia, parece que el factor
hereditario desempeña un papel importante.
Dislalia
La dislalia “evolutiva o fisiológica” es un rasgo normal del desarrollo lingüístico del niño hasta cerca de
los cuatro años de edad (el niño no articula bien o distorsiona algunos sonidos). Si persiste después de
esa edad, en el 10% de los casos entran en juego factores hereditarios. Sin embargo, un habla
descuidada, una estimulación insuficiente, los problemas en los labios, la lengua, los dientes o el aparato
auditivo también pueden ser los causantes de una dislalia permanente. En ocasiones también puede
estar causada por una disfunción más profunda del cerebro, en cuyo caso la dislalia es sólo un síntoma
entre otros muchos.
Síntomas
Los trastornos del habla y los trastornos del lenguaje como la disfemia (tartamudez), la taquifemia y la
dislalia se manifiestan a través de distintos síntomas. Junto a las características normales de estos
trastornos, en aproximadamente la mitad de los casos se hacen patentes otros rasgos psíquicos, como
la ansiedad, la depresión, los trastornos de atención o la agresividad, que no deben pasarse por alto
durante el tratamiento.
Disfemia
En la disfemia (tartamudez) se presentan los síntomas de un trastorno del habla: el afectado repite y
extiende sonidos así como sílabas. Esta discontinuidad del habla se da en más de un 3% de las sílabas
pronunciadas. A través de los síntomas se pueden distinguir entre varios tipos de disfemia (tartamudez):
Disfemia clónica: el afectado repite muchas veces una sílaba antes de que se inicie o continúe la
emisión de una frase, con ligeros espasmos repetitivos (“D-D-D-Demóstenes”)
Disfemia tónica: el afectado extiende un fonema o sonido, produciéndose bloqueos iniciales y
fuertes espasmos que, cuando cesan, dejan paso a un discurso precipitado (“Demmm...
óstenes”)
Disfemia tónico-clónica: se combinan las dos formas anteriores
La disfemia (tartamudez) suele venir acompañada de tensión física durante el habla. El afectado mueve
parte de la cara o del cuerpo y se entrecorta el ritmo respiratorio natural. Dependiendo de la situación,
también pueden surgir otros síntomas: el afectado se ruboriza, suda y respira irregularmente.
Las personas que han padecido disfemia durante años evitan a menudo ciertos sonidos o palabras.
Intentan construir sus oraciones de manera que puedan eludir hábilmente las partes que podrían
provocar tartamudeo. Resulta muy interesante observar que el tartamudeo no se produce al cantar;
también al hablar con animales suelen desaparecer los síntomas, lo cual puede resultar útil para el
tratamiento.
Taquifemia
A diferencia de la disfemia (tartamudez), la taquifemia presenta los síntomas de un trastorno
combinado del habla y del lenguaje. La taquifemia afecta a la fluidez verbal y se caracteriza porque el
Trastornos del Habla (Dislalia, Disfemia, Taquifemia)
habla se acelera, hay sonidos que no se articulan y el discurso es poco comprensible. De esta forma, el
habla parece atropellada y la pronunciación no resulta clara. Al contrario que con la disfemia, el habla
mejora cuando el niño se comunica con personas desconocidas o cuando se les presta atención, es
decir, cuando el afectado se concentra en el proceso del habla. Además, la taquifemia no provoca la
repetición de sonidos ni interrupciones en el flujo verbal; no obstante, en muchos casos obstaculiza
el desarrollo lingüístico. El afectado puede dar muestras de una personalidad impulsiva.
Dislalia
Aunque algunos consideran la dislalia como un trastorno exclusivamente del habla, al igual que la
taquifemia, la dislalia presenta síntomas combinados de un trastorno del habla y del lenguaje. A pesar
de que se dan una capacidad lingüística y una inteligencia normales, se comenten errores evidentes
durante el habla. Se omiten algunos fonemas, que el afectado de forma o sustituye por otros (“boro” en
lugar de “gorro”, “apato” en lugar de “zapato”), asemejándose así al habla de un bebé. Los niños de tres
años tienen problemas con los fonemas /p/, /b/ y /t/, mientras que los niños de seis años los tienen con
los fonemas /r/, /s/, /f/ y /z/.
En función del número de sonidos que se articulan o emplean incorrectamente, se pueden diferenciar
varias formas de dislalia:
Dislalia selectiva: los síntomas se limitan a errores en uno o dos fonemas, por lo que el discurso
es comprensible.
Dislalia múltiple: se cometen errores en varios fonemas, lo que hace que el discurso resulte
menos comprensible.
Dislalia universal: los síntomas de este trastorno del lenguaje son muy acusados y afectan a un
gran número de fonemas. El discurso es incomprensible.
En función de los fonemas afectados, se pueden distinguir los siguientes tipos de anomalías:
Ceceo: pronunciación del fonema /z/ en lugar de /s/ (“caza” por “casa”).
Seseo: pronunciación del fonema /s/ en lugar de /z/ (“sapato” por “zapato”).
Rotacismo: pronunciación incorrecta del fonema /r/ (“romper” por “rromper”).
Diagnóstico
Antes de que se realice un diagnóstico de la disfemia(tartamudez), la taquifemia o
la dislalia (normalmente a través de un pediatra, otorrinolaringólogo o logopeda), por lo general son los
educadores del jardín de infancia o los profesores del colegio los primeros en señalar la posibilidad de
un trastorno del habla y/o del lenguaje.
A la hora realizar un diagnóstico del trastorno del habla o del lenguaje,
como disfemia, taquifemia o dislalia, es importante evaluar las capacidades lingüísticas del niño
afectado en función de su edad y etapa de desarrollo. Es normal que algunos niños de entre tres y cinco
años hablen de forma atropellada. La dislalia tampoco debe ser preocupante en niños de hasta cuatro
años. Estos períodos de transición suelen pasar por sí solos, especialmente cuando el receptor del
discurso reacciona comprensivamente, estimula el placer de la comunicación y no interrumpe con
correcciones los intentos naturales del niño por hablar.
Si nos encontramos ante un verdadero trastorno, el diagnóstico debe esclarecer si el niño ve y oye
correctamente y si su desarrollo en otras áreas es normal para su edad. Así se puede descartar que otras
enfermedades sean las causantes de los trastornos del habla o del lenguaje como la disfemia,
la taquifemia o la dislalia. Por ejemplo, dado que el lenguaje, el habla, el oído y la comprensión están
interrelacionados, hay ciertos problemas auditivos que pueden obstaculizar el desarrollo del lenguaje.
Tratamiento
Si se dan carencias en el desarrollo lingüístico del niño afectado, es necesario realizar un ratamiento
contra la disfemia (tartamudez), la taquifemia y la dislalia. El objetivo de dicho tratamiento será
posibilitar en adelante que el niño pueda llevar a cabo un desarrollo óptimo.
Disfemia
Si la disfemia (tartamudez) obstaculiza el desarrollo lingüístico de su hijo, es aconsejable buscar un
tratamiento contra este trastorno del habla lo antes posible y dejarse aconsejar en profundidad. No
Trastornos del Habla (Dislalia, Disfemia, Taquifemia)
espere en ningún caso a que la disfemia mejore por sí sola. Puede hablar con un pediatra, un logopeda o
dirigirse a asociaciones de la tartamudez que organicen, por ejemplo, talleres para padres.
Una vez que se haya confirmado el diagnóstico de la disfemia (tartamudez), el siguiente paso es
elaborar un tratamiento personalizado; para ello se puede contar con diferentes opciones que pueden
ser complementarias según los casos:
Información y asesoramiento para los padres: es importante que los padres comprendan cómo
se produce y qué causa la disfemia. Además, tendrán que aprender cómo debe tratar la familia
al niño afectado. Es aconsejable crear un entorno para el niño que fomente la curación
del trastorno, por ejemplo, procurando que no se le dé importancia al tartamudeo, que el niño
siempre pueda terminar de hablar y que todos le escuchen con paciencia.
Tratamiento con ejercicios de logopedia: existen diversos ejercicios verbales para que el
afectado pueda realizar de forma consciente y modificar la respiración, la rítmica y el habla. A
menudo se combinan con ejercicios de relajación (como el entrenamiento autógeno o la
relajación muscular progresiva).
Tratamiento psicoanalítico: algunos especialistas defienden esta opción que se suele llevar a
cabo a modo de terapia de juego con carácter analítico. Basándose en la interpretación de la
disfemia como expresión de un trastorno neurótico, buscan reducir los conflictos de fondo de
forma lúdica durante el tratamiento.
Tratamiento conductual: aquí se considera la disfemia como una conducta aprendida que el
afectado puede llegar a desaprender a través de un tratamiento específico.
Fármacos: los fármacos no pueden combatir los síntomas de un trastorno del habla por sí solos,
pero pueden ayudar al afectado a reducir la ansiedad y los estados de tensión.
Taquifemia
A diferencia de lo que ocurre con la disfemia, las personas que padecen taquifemia se enfrentan a
niveles de sufrimiento menores y no suelen ser conscientes de su problema. De ahí que en ocasiones
sea necesario tener que motivarlos primero para que realicen el tratamiento. También es aconsejable
que el niño y su familia reciban un asesoramiento detallado. Es importante que los padres constituyan
un buen ejemplo lingüístico y que estimulen al niño a hablar con tranquilidad y con pausas para respirar.
Es aconsejable elogiar y premiar al niño cuando se esfuerza por hablar con claridad.
Dislalia
Si la dislalia requiere tratamiento, es importante comenzar los ejercicios lo antes posible para que se
pueda concluir la terapia antes de la escolarización. Después se inicia un programa individual de
ejercicios (elaborado por un logopeda) adaptado a la fase de desarrollo del niño. Con niños pequeños a
menudo se realizan ejercicios indirectos mediante una terapia de juegos. Con los adolescentes lo más
importante es procurar que sean conscientes del problema, para lo que se pueden emplear grabaciones
y espejos.
La dislalia no siempre requiere un tratamiento tan intensivo: a menudo es suficiente con que los padres
del niño reciban un asesoramiento básico. En esos casos es importante que experimenten cómo pueden
estimular el desarrollo lingüístico de su hijo y cómo deben ellos y otras personas receptoras tratar las
peculiaridades del habla del niño.
Evolución
La evolución posterior de la disfemia, la taquifemia y ladislalia dependerá del tipo de trastorno del
habla o del lenguaje de que se trate. En general, un tratamiento temprano y riguroso puede influir
positivamente en el desarrollo lingüístico del niño.
Disfemia
En el caso de la disfemia (tartamudez), la evolucióndependerá en gran medida de cuándo se inicie el
tratamiento: cuanto antes comience el niño el tratamiento y cuanto menos tiempo dure la etapa de la
disfemia (tartamudez), mayores son las probabilidades de que el trastorno del habla desaparezca por
completo. Con un tratamiento tardío también es posible reducir la disfemia o modificarla para que no
dificulte el día a día del afectado.
Trastornos del Habla (Dislalia, Disfemia, Taquifemia)
Entre 4% y 5% de los niños en edad escolar tartamudean en mayor o menor medida. Con un tratamiento
temprano, en un tercio de los casos se consigue curar la disfemia por completo; en otro tercio, el
tratamiento mejora considerablemente la sintomatología; en un último tercio no se muestran mejorías.
Taquifemia
En el caso de la taquifemia, la evolución depende en gran medida de la motivación del afectado por
participar activamente en el tratamiento.
Si el afectado está lo suficientemente motivado, un tratamiento de logopedia puede conseguir que el
discurso resulte comprensible y mejorar las capacidades comunicativas.
Sin embargo, rara vez se consigue curar la taquifemia por completo.
Dislalia
La dislalia tratada presenta por lo general un pronóstico favorable. Tras meses de tratamiento
profesional se suele conseguir que la comunicación se normalice o mejore de forma evidente.
Prevención
Los trastornos del habla o del lenguaje, como la disfemia (tartamudez), la taquifemia o la dislalia se
pueden prevenir de muchas formas: puede hablar mucho con sus hijos o cantar canciones para ejercitar
el lenguaje y la comprensión.
No obstante, esto no siempre puede remediar la disfemia (tartamudez), la taquifemia o la dislalia.
Especialmente frente a los trastornos del lenguaje y/o del habla relacionados con el desarrollo o la
herencia genética, es necesario que el niño afectado reciba ayuda profesional. A ser posible cuanto
antes, para que el problema no se agrave o se extienda. Si el desarrollo lingüístico de su hijo no se
corresponde con su edad, es siempre preferible que busque asesoramiento médico de inmediato.
Más información
Medicina de Familia. Principios y práctica; Robert B. Taylor; 2006; Masson.
Atención Primaria. Conceptos, organización y práctica Clínica; A. Martín Zurzo, J.F Cano Pérez; 2003;
Elsevier.
Onmeda International