Cronica de Una Desigualdad Anunciada.

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OXFAM NOTA INFORMATIVA

13 de noviembre de 2014

Crónica de una desigualdad anunciada


La desigualdad en América Latina y el Caribe no es fortuita, sino el fruto de
decisiones políticas deliberadas que sirven a un grupo reducido de la
sociedad en vez de garantizar el bienestar común.
En la última década los países de Latinoamérica y el Caribe lograron grandes progresos en la
reducción de la pobreza. Sin embargo, la región sigue siendo la más desigual del mundo y
donde más creció (38%) en el último año el número de ricos que acumulan más de mil millones
de dólares. En ninguna otra región del mundo subió tanto este grupo. La desigualdad
constituye un obstáculo para la sostenibilidad y el avance en la erradicación de la pobreza.

El informe de Oxfam “IGUALES. Acabemos con la desigualdad extrema” resalta que la extrema
concentración de la riqueza en manos de pocos no es un hecho accidental ni inevitable, sino
resultado de políticas que lo propician y que pueden y deben ser revertidas. La gran
acumulación de riqueza en manos de unos pocos hace invisible la línea de separación entre el
poder político y el económico, propiciando una forma de secuestro democrático por las élites
económicas y políticas que diseñan las reglas en beneficio de unos pocos y en detrimento de
la mayoría de la sociedad. La ganancia de una minoría se produce a costa de los sectores más
vulnerables, que son víctimas de entornos políticos excluyentes, sistemas fiscales regresivos e
injustos, servicios de educación y salud deficitarios, políticas de protección social de cobertura
limitada y un sistema laboral basado sobre informalidad y explotación. Las mujeres siguen
siendo las que más sufren la exclusión.

El informe “IGUALES” desgrana las causas y las consecuencias de la desiguadad y propone


soluciones concretas para revertirla. En definitiva los países de América Latina y el Caribe se
enfrentan todavía a las altas tasas de pobreza y vulnerabilidad, y los gobiernos tienen la
responsabilidad última de garantizar los derechos de toda la ciudadanía. Como parte de esta
obligación deben enfrentar los intereses particulares y desarrollar políticas que representen el
interés colectivo y reduzcan la desigualdad.

La desigualdad en Latinoamérica y el Caribe


1
En las últimas dos décadas el mundo ha sido testigo de grandes avances en la lucha contra la
pobreza extrema. En América Latina y el Caribe (LAC) observamos una espectacular
disminución: la pobreza monetaria que se redujo de un 48% en 1990 a 28% en 20121. También
bajaron los índices de desigualdad económica. Entre 2000 y 2010 la mayoría de los países de
la región acortaron la brecha entre los más ricos y los más pobres. Pese a esto, todavía en
República Dominicana, Paraguay y Honduras el 10% más rico acumula alrededor de 40 veces
el ingreso del 10% más pobre.

Es importante resaltar que estas estadísticas no llegan a medir la desigualdad más extrema, es
decir la elevadísima concentración de la riqueza en el 1% más rico de la población en
comparación con la riqueza de los más pobres. El análisis realizado por Thomas Piketty sobre
la base de los ingresos más altos del mundo (World Top Incomes Database) compara tres
naciones latinoamericanas: Argentina, Colombia y Uruguay. El 1% más rico de los colombianos
concentra el 20% de los ingresos del país, en Argentina la cifra es del 17% y en Uruguay del
14%2. De acuerdo a datos recientes, los multimillonarios3 latinoamericanos aumentaron de 111
en 2013 a 153 en 20144, convirtiendo a LAC en la región con la tasa de crecimiento de ricos
más alta del mundo.

Las diferencias en la distribución del ingreso en la región continúan siendo de las más altas en
todo el mundo, una realidad que amenaza con socavar e incluso revertir los avances en la
lucha contra la pobreza de la última década. El nuevo informe de Oxfam, IGUALES Acabemos
con la desigualdad extrema, detalla de forma minuciosa los impactos negativos de la
desigualdad extrema y de las altas tasas de concentración de riqueza. No es casual que LAC
sea la región más desigual del mundo y también la más peligrosa: 41 de las 50 ciudades más
riesgosas son latinoamericanas y en entre 2000 y 2010 se registraron un millón de asesinatos.

En los últimos cuatro años se observa una importante desaceleración del crecimiento
económico y un estancamiento en la reducción de la pobreza, una combinación que mantiene
altos niveles de desigualdad5. La presencia y el crecimiento de los multimillonarios coexisten
con millones de pobres que viven en contextos de vulnerabilidad. Si bien es cierto que muchos
lograron salir de la pobreza, también lo es que no abandonaron la posición de vulnerabilidad
económica ni accedieron a ser parte de la clase media. De hecho en la década entre 2000 y
2010 las personas en situación de vulnerabilidad aumentaron de 34.4% a 37.8%6,
aproximadamente unos 200 millones de mujeres y varones.

Hoy el desafío de los gobiernos de la región en materia de desigualdad es doble: hacer


sostenible la reducción de la pobreza y la desigualdad en un escenario de desaceleración del
crecimiento, y lograr que los avances para saldar las diferencias de ingresos se trasladen a
otras dimensiones del desarrollo humano. Si bien vivimos un momento de desaceleración
económica, hay suficiente evidencia que demuestra que poner en marcha políticas concretas
para redistribuir la riqueza y generar capacidades tiene como consecuencia directa una
reducción de los niveles de pobreza.

Desigualdad y secuestro democrático


2
En el último año las paradojas de la desigualdad estuvieron presentes en los debates
económicos. El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) denunciaron que la desigualdad extrema
es uno de los mayores riesgos para el crecimiento económico y la erradicación de la pobreza.
Las mismas preocupaciones fueron repetidas por grandes organizaciones del capital privado
como el Foro Económico Mundial (FEM), McKinsey, Morgan Stanley, Standard & Poor’s y
Credit Suisse. Algo está definitivamente mal en el sistema. Lo que falta abordar en estos
debates, sin embargo, son las causas. ¿Qué genera una concentración tan alta de riqueza en
las manos de tan pocas personas? ¿Es simplemente el resultado de la globalización y de las
leyes de mercado?

Cuando existe crecimiento y reducción de la desigualdad es porque las leyes y las políticas
que rigen los mercados actúan a favor de las clases medias y de los colectivos más pobres de
la sociedad. Cuando solo ganan los ricos es porque esas leyes y políticas se inclinan
exclusivamente a favor de sus intereses. Hay ya suficientes evidencias que demuestran que un
crecimiento económico por sí solo no necesariamente disminuye los niveles de pobreza de la
sociedad si no va acompañado de medidas de redistribución de la riqueza y la inversión en
políticas públicas de calidad que construyan capacidades en los más débiles.

La concentración de riqueza extrema corroe las instituciones, de manera que los gobiernos
dejan de procurar el bienestar de su ciudadanía y pasan a servir los intereses de una minoría
acaudalada. A lo largo de la historia, grupos con poder económico y político se han valido de
dicho poder para influir sobre las instituciones formales e informales (y en ocasiones
secuestrarlas) y conseguir así un trato a favor de las élites en la definición de leyes y
normativas. Esto es lo que entendemos como “secuestro democrático” y está íntimamente
vinculado con los altos niveles de desigualdad.

En sociedades muy desiguales, un gran número de personas no tienen control sobre sus vidas
ni pueden ejercer sus derechos. Dichas sociedades son enormemente vulnerables a las
tensiones sociales. Es necesario actuar para revertir la desigualdad y la concentración de
riqueza para favorecer sociedades seguras y prósperas y para terminar con la pobreza.

Oxfam lleva más de cincuenta años trabajando en la región, luchando contra el endeudamiento
insostenible, contra los paraísos fiscales y trabajando junto con organizaciones ciudadanas en
reformas de políticas públicas que luchen contra la desigualdad. En el trascurso de estas
experiencias presenció de primera mano cómo las personas y los colectivos más ricos y
poderosos se apropiaron de las instituciones para su proprio engrandecimiento y en contra de
la sociedad.

La perpetuación y reproducción de la desigualdad no es un hecho fortuito o una fatalidad. Este


fenómeno se produce a través de políticas deliberadas, instituciones y mecanismos
económicos, políticos y socioculturales que aseguran el acceso y el disfrute de la riqueza, el
poder y el estatus social de un grupo reducido de la población7..

Los gobiernos responden cada vez más a los intereses creados por unos pocos. Las élites
económicas utilizan a menudo su riqueza y poder para influenciar las decisiones políticas.
Otras élites no económicas, como los altos funcionarios públicos, utilizan su acceso al poder y
la influencia para enriquecerse y proteger sus intereses.

3
¿Cómo se expresa el secuestro democrático?
Diferentes estudios han levantado y analizando estas prácticas en diferentes países de la
región, a continuación se muestran algunos de casos reportados que ilustran el secuestro
democrático.
La privatización del sector de las telecomunicaciones implementada en México en la década
de los 90 es un claro ejemplo de los vínculos entre el comportamiento monopólico, la debilidad
y falta de adecuación de las instituciones jurídicas y reguladoras, y la consiguiente desigualdad
económica.
El multimillonario mexicano Carlos Slim (que compite con el estadounidense Bill Gates por el
puesto de persona más rica del mundo) ganó gran parte de su fortuna a partir del manejo
exclusivo de los derechos del sector de las telecomunicaciones. Dado que su monopolio impide
que exista una competencia de peso, Slim puede inflar los precios que impone a sus
conciudadanos: el costo de las telecomunicaciones en México es de los más elevados de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La riqueza le sirvió
para esquivar muchos de los cuestionamientos legales a su monopolio.

Al igual que las telecomunicaciones, las reformas fiscales también son a menudo
influenciadas y modeladas por las élites. Las estrategias incluyen exoneraciones tributarias,
normas excepcionales y capacidad de veto. Las exoneraciones son una institución en la región.
Creadas con el objeto de incentivar a los sectores industriales y exportadores, representan una
de las causas de la baja recaudación y la persistencia de sistemas tributarios regresivos. En
Centroamérica8 se detectaron casos de “exoneraciones escandalosas” bajo “argumentos
inadmisibles”. Un ejemplo es el de las empresas que comercian en la Bolsa Agropecuaria en
Nicaragua, quienes según la Ley de Equidad Fiscal pagan solo el 1% sobre las ventas como
Impuesto a la Renta (IR), mientras los sectores asalariados pagan en impuestos hasta un 31%
de sus ingresos. La comercialización de productos agropecuarios a nombre de la Bolsa recae
en un régimen tributario privilegiado que excluye a cualquier otra empresa.

En República Dominicana los sectores que operan en zonas de libre comercio, en la zona
fronteriza, en el sector turístico y el industrial reciben exenciones de impuestos para la inversión
por más de 720 millones de dólares anuales. Estos sectores influenciaron la toma de
decisiones del Estado de tal manera que los beneficios se materializan en exenciones al pago
de impuestos sobre las utilidades de empresas, el valor agregado, los impuestos aduaneros y
los selectivos al consumo. También se extienden a la importación de maquinaria y bienes de
capital. Estos grupos tienen un papel importante en la administración del régimen de
exenciones y por tanto las modificaciones que pueda sufrir.9. Se estima que los incentivos
representan hasta el 84% del valor de las empresas en el sector de turismo10. El volumen de
exoneraciones que reciben estas empresas anualmente podría aumentar en un 70% el
presupuesto en salud de 2013, o multiplicar por tres el de agua y saneamiento básico o por 30
el de vivienda. Las consecuencias fiscales son enormes y se suman a la baja e injusta
recaudación nacional.

En Honduras, los empresarios aseguran su influencia sobre el gobierno de turno de diferentes


maneras: por razones de militancia política, de parentesco, de relaciones sociales, comerciales,
financieras, y por su financiamiento de las campañas de los candidatos a la Presidencia de la
República. Los beneficios de esta relación para los empresarios son múltiples, por ejemplo:
logran que no cambien leyes que les favorecen o que se reforman a su favor, garantía para sus
4
inversiones, control de la inversión pública, venta de productos y servicios al Estado casi
siempre en condiciones desfavorables para el país, condonaciones injustificadas, exoneración
de impuestos, amnistías tributarias, nombrar a los representantes de la empresa privada en las
dependencias del Estado que por ley corresponden a los gremios, cargos diplomáticos y
consulares en países de su interés para quien sea de su conveniencia, etc. Los empresarios
también ejercen su influencia de forma más directa, postulándose a cargos de elección popular
y ocupando puestos ministeriales en los gobiernos con una agenda abiertamente empresarial.11

En Paraguay, la élite agroexportadora sojera es la gran privilegiada12. El IMAGRO (impuesto


a las rentas de actividades agropecuarias) aporta entre el 1% y el 3% del total de la
recaudación impositiva. Los decretos “ad hoc” a favor del agronegocio son una práctica común
y una de las causas de la baja recaudación. El sector apenas participa cerca del 5% de la
recaudación total del IVA13, se beneficia con un impuesto a la tierra irrisorio14 y la ausencia de
un tributo a las exportaciones. Los impuestos indirectos, incluyendo el IVA, perjudican a los
más pobres: después de pagar impuestos indirectos, el ingreso del 10% más pobre de la
población se reduce en 43% frente a una disminución de apenas 7.9% del 10% más rico.15

En Perú la minimización de las regulaciones ambientales y la reducción de las sanciones a las


empresas mineras son una muestra de cómo las élites utilizan el poder político para mantener
o adquirir privilegios16. En dicho proceso jugaron un papel clave los lobbies mineros y los
medios de comunicación afines a este sector, que difundieron información imprecisa y sesgada
para retratar las regulaciones ambientales como factores negativos que desalentaban la
inversión privada y el desarrollo del país. El control que ejercen las élites para preservar o
beneficiarse con nuevos privilegios representa un retroceso en los avances alcanzados, por
ejemplo, en materia de estándares ambientales, consulta previa.1718

En Guatemala, luego de 36 años de guerra civil, las élites y el ejército desplegaron una enorme
presión para impedir que se aprobaran reformas a la tierra e impuestos que perjudicaran la
monopolización de los recursos nacionales. Y lograron orientar los logros del acuerdo de paz a
su favor.19

Brasil presenta un caso particular de “secuestro parlamentario” con un inmenso poder de


presión. La llamada “Bancada Ruralista”, por su nombre oficial “Frente Parlamentar da
Agropecuaria” (FPA)20, contaba en el Congreso anterior con 191 de los 550 diputados de la
cámara baja y 11 de las 81 bancas en el Senado. La influencia del Frente en temas de su
interés logró la aprobación de leyes y del presupuesto anual a su favor, así como un freno
sistemático a cualquier propuesta de reforma agraria21.

El “secuestro democrático” por parte de las élites debilita a las instituciones: niega a las
personas que no forman parte de esos grupos la posibilidad de hacer oír sus opiniones en un
plano de igualdad, mina la capacidad para garantizar los derechos de la población e impide a
los colectivos más pobres y vulnerables salir de sus contextos. Esta desigualdad económica
anunciada, genera una mayor desigualdad política y deja al margen a gran parte de la
ciudadanía.

El foco puesto en las trampas de la desigualdad

5
Las trampas de la desigualdad no actúan de forma independiente. En muchos casos configuran
complejas tramas sociales donde intervienen costumbres y fenómenos culturales, instituciones
económicas, procesos de lobby y normativas legales que se refuerzan entre sí al reproducir las
diferencias sociales.

Los altos niveles de desigualdad bloquean la movilidad ascendente, erosionan la cohesión


social y dañan la legitimidad de las instituciones y la confianza en el gobierno. Esta situación se
perpetúa porque las condiciones de vida de los más pobres no mejoran. En América Latina, el
ascenso social tuvo interesantes avances, producto de un clima económico favorable en los
últimos años. Entre 1995 y 2010 el 21% de las personas lograron superar el umbral de
pobreza22. Sin embargo, la mayoría aún se encuentra en un estrato de ingresos vulnerable.

La movilidad intergeneracional (de padres a hijos) todavía es muy baja dado que el rendimiento
escolar de los niños tiene una enorme dependencia del origen socioeconómico de la familia y/o
el grado de educación de los padres23.

Uno de los principales vehículos para la movilidad intergeneracional es la adquisición de


capacidades por parte de los más desfavorecidos. Ello implica la voluntad política para mejorar
el gasto en servicios básicos como educación, salud y protección social, y la promoción de
políticas fiscales progresivas, de empleo y de desarrollo productivo que aseguren mejores
condiciones e ingreso justo a la personas trabajadoras.

Educación
Mientras las clases altas de la región alcanzan en promedio 15 años de educación, los pobres
apenas logran terminar la primaria24. En la región existe un consenso sobre la importancia de
estos servicios y los gobiernos realizaron esfuerzos por mejorar la cantidad y calidad de los
mismos. Sin embargo, aún hay enormes brechas por cerrar. En 2012 los adultos del 20% más
rico en la región alcanzaron casi 12 años de escolaridad, mientras que el 20% más pobre
solo llegó a cursar 5.5 años25.

Muchas veces los sistemas educativos de la región están abocados al logro de la


universalidad de la cobertura, pero no necesariamente a la conquista de niveles de calidad
homogénea, uno de los factores clave para superar la desigualdad intergeneracional.26

La mala calidad de los servicios públicos, unida a la expansión de las clases medias, provoca
un fenómeno de traslado hacia la cobertura privada (educación, salud e incluso seguridad).
Esta situación pone en riesgo el pacto social: los sistemas de bienestar universales se truncan
con el consiguiente desinterés de la clase media y alta por mejoras en la calidad de los
servicios públicos. El resultado final es un escenario de servicios públicos (para pobres) y
servicios privados (para las clases medias y altas) que reproducen la pobreza y la desigual
distribución del ingreso.27

Protección y asistencia social


En la última década los esquemas de protección y asistencia social del Estado en LAC
registraron una ampliación en su cobertura, algunos programas volvieron a manos del Estado
en forma parcial o total y recibieron un aumento del presupuesto28. Sin embargo, entre las
formas en las que se expresa el acceso desigual a los sistemas de pensiones y de salud, la
CEPAL29 registró importantes disparidades según el nivel educativo y el quintil de ingreso. Por
ejemplo, entre asalariados con educación universitaria y aquellos que no terminaron la primaria
la brecha llega a los 55 puntos porcentuales en la afiliación a un sistema de pensiones y a 40
6
puntos en la adhesión al seguro de salud. Entre los asalariados del quintil de ingresos más
pobre, la afiliación a pensiones y seguros de salud es de 24% y 44%, respectivamente. En el
quintil de ingresos más rico, en cambio, estas tasas de afiliación suben a 71% y 80%.

Además, el 47% de las personas con un empleo fuera del sector agrícola -unos 100 millones de
trabajadores- viven una “situación de informalidad que apenas permite la subsistencia sin
ningún tipo de protección”.30 Estas brechas de acceso reproducen la desigualdad a lo largo del
ciclo de vida e imponen techos a la movilidad social intergeneracional.

Los programas de transferencia condicionada han sido adoptados por la mayoría de los países
de la región y, aunque existen controversias, su impacto en la reducción de la pobreza
monetaria resulta indiscutible. Menos contundente ha sido su contribución en el combate de las
desigualdades. Parte de esto se explica porque “la prioridad dada a los programas de
transferencias públicas para reducir la pobreza se hizo en varios países a costa de mantener (e
incluso acentuar) la pobreza de los servicios públicos del Estado del Bienestar, tales como
sanidad y educación”31. y la falta de enfoque de género en sus diseños 32.

Salud
Las disparidades de acceso a los servicios de salud son aún hoy un gran problema en la región
y requieren esfuerzos particularmente enfocados a los sectores pobres más difíciles de
alcanzar. En Bolivia33, por ejemplo, el porcentaje de mujeres que atienden su parto en el
sistema de salud es de 38% en el quintil inferior y de 99% en el superior. En Honduras34 esta
cifra es del 33% y 99% respectivamente, mientras que en Colombia35 es de 72% y 99%36. En
México, las tasas de mortalidad materna entre indígenas son seis veces más altas que la media
nacional y tan altas como en muchos países africanos.

Fiscalidad
Los gobiernos latinoamericanos no utilizan el potencial que podrían tener sus sistemas fiscales
–articulados junto con otras políticas públicas- para combatir las desigualdades de forma
directa. Prueba de este hecho es que mientras los países de la OCDE reducen la desigualdad
de ingresos a través de la recaudación de impuestos y el gasto social37 en más de un 35%, los
sistemas fiscales de LAC solo disminuyen la desigualdad en menos de un 10%, según datos de
la CEPAL.

Por otro lado, los presupuestos públicos de muchos países de la región dependen en gran
medida de los ingresos derivados de la explotación de recursos naturales poco predecibles e
insostenibles desde el aspecto social y ambiental. En Trinidad y Tobago, por citar un ejemplo,
el 46% del presupuesto público depende de estos ingresos. En la lista siguen Venezuela (con
40%), Ecuador (35%), México (33%), Bolivia (30%), Chile (17%), Colombia (16%), Argentina
(14%) y Perú (9%).

Para lograr que la fiscalidad sea un instrumento de combate de las desigualdades, se debe
necesariamente tener en cuenta el efecto conjunto que los diseños tributarios y el gasto e
inversión social tienen en la distribución del ingreso. Las transferencias en efectivo,
acompañadas de un creciente gasto social, no fueron suficientes para revertir el efecto
regresivo de las estructuras tributarias en Argentina, Bolivia, Brasil, México, Perú y Uruguay.38
La política fiscal todavía está lejos de lograr la reducción de la desigualdad alcanzada por los
países de la OCDE.

7
Las posibilidades para transformar esa política son múltiples: aumentar significativamente la
presión tributaria y, a través de ello, mejorar la prioridad del gasto social; revisar las
exoneraciones logradas por ciertos sectores empresariales; y concentrar los esfuerzos en
mejorar la calidad y transparencia del gasto y reducir la corrupción.

Empleo
Pese a los avances registrados en la reducción del desempleo, la región se caracteriza por la
alta informalidad del trabajo, los salarios bajos y la falta de cobertura de los planes de
protección social (seguro médico, pensión, etc.). El porcentaje de trabajadores informales
supera el 60% en Bolivia, Guatemala, Honduras, Ecuador, El Salvador, Perú y Colombia,
mientras que en Chile y Uruguay es de alrededor de 32%.39

Las brechas de género también continúan siendo altas y la segregación ocupacional en


perjuicio de las mujeres no se modificó significativamente. La inserción laboral de los pueblos
indígenas tampoco muestra signos de avance y las más perjudicadas también son las mujeres.

“Las características económicas de la región, enfocadas en el desarrollo de materias primas y


commodities, producen un efecto de pirámide invertida: los sectores de mayor productividad
crean menos empleo que los tienen un rendimiento menor. De este modo, la mayor
concentración de las ganancias (participación en el PIB) se da en sectores que solo absorben
alrededor de uno de cada cinco ocupados”40. Así se perpetúa la fuerte vinculación entre el
modelo productivo y las desigualdades de ingresos y de apropiación de ganancias.

La desigualdad más antigua y extendida del mundo


A escala latinoamericana, la mayoría de las personas que viven en la pobreza son mujeres 41.
Muchas de las estructuras de discriminación y dominación permanecen intactas, aunque se
hayan logrado grandes avances en materia de igualdad42 entre varones y mujeres.

Las diferencias educativas resultan un determinante de las potenciales diferencias en los


niveles de productividad. En América Latina y el Caribe, las brechas entre educación primaria y
secundaria fueron cerrándose: en 2012 los años promedio de educación de las mujeres
llegaron a 9.5 y la de los varones, 8.7.43

Los tradicionales roles de género que limitan las posibilidades de las mujeres en el mundo
laboral se relacionan con la sujeción a normas que establecen que deben ser las únicas
responsables de las tareas domésticas y reproductivas. Las tasas de participación femenina en
el empleo son 18 puntos porcentuales menores a la de los varones.44

Estas diferencias hacen que las mujeres no alcancen niveles de autonomía económica y
empoderamiento. Incluso, las que logran ingresar al mercado laboral deben soportar una triple
carga de trabajo (doméstico, reproductivo y laboral), que en muchos casos las empuja a las
actividades terciarias, informales y de baja productividad. Esas son las que les ofrecen una
flexibilidad horaria suficiente para conciliar las responsabilidades. Adicionalmente, su capacidad
de acceder a recursos productivos está limitada por las propias estructuras de las entidades
financieras45. Según datos de 2012 en LAC el 41% de los varones ocupados trabajaba en el
sector informal, mientras la cifra se elevaba a 48% en el caso de las mujeres46.

8
Las mujeres ganan menos que los varones aunque cumplan con el mismo trabajo y se
encuentren en similares niveles educativos en todos los países de la región. En promedio
perciben el 70% del ingreso laboral de los varones.47

Es hora de cambiar las reglas: revertir una desigualdad


anunciada
La sostenibilidad en el tiempo de los logros en la reducción de la pobreza en la región está en
riesgo. El crecimiento vivido fue el resultado de la bonanza económica por efecto de los precios
internacionales de recursos naturales, de los cuales varias economías latinoamericanas
dependen.

Sin embargo, los países de América Latina y el Caribe se enfrentan todavía con altas tasas de
desigualdad, pobreza y vulnerabilidad. Los gobiernos tienen la responsabilidad de trabajar para
la concreción de los derechos de la ciudadanía y, como parte de esa misión, deben enfrentar
intereses particulares para desarrollar medidas que reduzcan la desigualdad del ingreso. Las
políticas de interés colectivo que contribuyen significativamente a este objetivo incluyen:

Impulsar una política tributaria que asegure suficientes ingresos, y haga pagar más a
los que más tienen. Transparentar y revisar los incentivos fiscales otorgados a nivel
nacional impulsando la cooperación fiscal entre los países de la región. Participar en la
definición de normas fiscales internacionales que limiten los mecanismos que facilitan la
evasión y elusión fiscal de las multinacionales.
Proveer a la población de servicios de educación y salud públicos, gratuitos y de
calidad con la suficiente financiación. Evitar y revisar las subvenciones públicas a
proveedores privados y regular la calidad de sus servicios.
Promover puestos de trabajo y salarios justos para terminar con la desigualdad.
Además, es necesario incrementar el salario mínimo para que alcance un nivel digno.
Desarrollar sistemas de protección social que aseguren una red de seguridad
permanente y universal que proteja a los colectivos más pobres y vulnerables
independientemente de su condición laboral.
Aplicar políticas económicas y leyes dirigidas a reducir la desigualdad económica de
las mujeres, incluyendo medidas que promuevan la igualdad salarial, el trabajo digno,
el acceso al crédito e igualdad en cuanto a los derechos sobre la tierra y el derecho de
herencia, así como reconocer, reducir y redistribuir la carga de trabajo no remunerado.

Todas las políticas y estrategias nacionales deben estar guiadas por el principio del interés
general y el objetivo de luchar contra la desigualdad. Un gobierno que garantice de manera
eficaz que las instituciones estatales representen a la ciudadanía y no a los intereses
empresariales organizados. Para ello, debe ponerse fin al fácil acceso a los procesos de toma
de decisiones políticas del que disfrutan el poder económico y los sectores más ricos.

Las políticas de los próximos años deberán acelerar el avance hacia la igualdad y la movilidad
social promoviendo oportunidades comunes a todos. Llegó la hora de dar el gran salto en
América Latina y el Caribe para revertir la desigualdad anunciada. ¡Es hora de cambiar las
reglas!

9
Oxfam es una confederación internacional de 17 organizaciones que trabajan juntas en 92 países: Oxfam América
(www.oxfamamerica.org), Oxfam Australia (www.oxfam.org.au), Oxfam-in-Belgium (www.oxfamsol.be), Oxfam
Canada (www.oxfam.ca), Oxfam France (www.oxfamfrance.org), Oxfam German (www.oxfam.de), Oxfam GB
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(www.oxfamnovib.nl), Oxfam Quebec (www.oxfam.qc.ca)

Referencias

1
Cálculo propio en base a Cepalstat
2
http://topincomes.parisschoolofeconomics.eu
3
Por multimillonarios entendemos personas con patrimonios netos iguales o superiores a los mil millones de dólares.
4
http://www.billionairecensus.com/?file=dl
5
CEPAL 2014 “Pactos por la Igualdad”
6
UNDP RBLAC (2014) ww.ar.undp.org/content/dam/argentina/Publications/UNDP%20Globales/UNDP-RBLAC-
Grupos_sociales_AL-2014.pdf
7
François Bourguignon, Francisco H.G. Ferreira & Michael Walton (2006). “Equity, Efficient and Inequality Traps: A
Research Agenda” John F. Kennedy School of Government, Harvard University.
8
ICEFI (2012), La política fiscal de Centroamérica en tiempos de crisis. Guatemala: Instituto Centroamericano de
Estudios Fiscales. 2012
9
Christian Daude, Hamlet Gutiérrez and Ángel Melguizo (2014), ““Doctoring the ball”: The political economy of tax
incentives for investment in the Dominican Republic”. OECD DEVELOPMENT CENTRE Christian Daude, Hamlet
Gutiérrez and Ángel Melguizo Working Paper No. 322 Research area: Latin American Economic Outlook January
10
En el caso del turismo los privilegios se extendieron a actividades de construcción, y a un subsidio implícito a los
dueños de una segunda vivienda.
11 “Honduras: Poderes Fácticos y Sistema Político”, Víctor Meza, Leticia Salomón, Ramón Romero, Manuel Torres y
Jorge Illescas, CEDOH, 2008.
12
Deborah Itriago (2012), “Tributación en Paraguay: El ostracismo de la pequeña agricultura”. Informe de
investigación de OXFam. OXFAM.
13
Idem
14
Las recaudaciones por propiedades inmobiliarias rurales alcanzan a 0,04% PIB frente a 0,94% en la región y 1,8%
en países desarrollados.
15
Sean Higgins, Nora Lustig, Julio Ramirez, William Swanson (2013), “Social Spending, Taxes and Income
Redistribution in Paraguay.” CEQ Working Paper No. 11. Disponible en: http://www.commitmentoequity.org/ p. 20
16
http://www.peruviantimes.com/07/peru-deputy-minister-steps-down-to-protest-consultation-law/18994/
17
http://www.reuters.com/article/2013/05/04/peru-mining-indigenous-idUSL2N0DL0CO20130504
18
http://www.psf.org.pe/institucional/2014/10/suplemento-informativo-la-verdad-del-paquete-reactivador/
19
Kelsi Stin (2011), A State of Inequality: Confronting Elite Capture in Post-conflict Guatemala.
Thesis for completion of Master of Arts in Law and Diplomacy Fletcher School of Law and Diplomacy, Tufts
University.
20
http://www.bbc.co.uk/portuguese/noticias/2014/09/140910_eleicoes2014_agronegocio_salasocial_jf. Fecha de
acceso:21 de octubre de 2014.
21
http://www.brasildefato.com.br/node/30142.Fecha de acceso: 21 de octubre de 2014.
22
Ferreira, et al. 2013. La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en America Latina.
23
Op. Cit.
24
Birdsall, Nancy. 2012. “A Note on the Middle Class in Latin America.”
25
CEPAL, 2013, pactos para la igualdad. Hacia un futuro sostenible.
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