El Fraccionamiento Psicológico

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 13

EL FRACCIONAMIENTO PSICOLÓGICO:

los distintos "yoes" o programas psicológicos

DOSSIER 20
20 de junio de 2018
ÍNDICE

Utilidad del dossier 3

1. Introducción 4

2. Las distintas naturalezas 5

3. Los personajes de nuestro Ego: los “yoes” 7

4. Desmontando a un “yo” 10

5. Reto de esta semana 13

2
UTILIDAD DEL DOSSIER

Cada semana, recibirás un dossier que resume los contenidos impartidos en la sesión
para que puedas completar tus apuntes.

Además, de este modo, no hará falta que tomes apuntes si no lo deseas. Para algunas
personas tomar apuntes facilita aprender, para otras persones les dificulta seguir la clase.
Sabiendo que recibirás el resumen de la sesión, podrás decidir si tomas muchos o pocos
apuntes en clase: ¡siempre lo tendrás todo!

Sin embargo el dossier no sustituye la sesión, porque en la sesión hay cosas que se
cuentan y no pueden plasmarse por escrito. A veces lo que se dice es menos importante
que el lugar desde donde se dice y eso es difícil de captar por escrito. Recuerda que la
asistencia a la clase en directo o en diferido es el 80% del resultado del mismo.

También te invitamos a hacer preguntas sobre el tema tratado en la sesión usando el


espacio que hay para preguntas que encontrarás en la pestaña “Acceso Alumnado” de
www.universidaddevida.online.

Te rogamos que solamente hagas preguntas sobre el tema y no consultas privadas: no


es un consultorio personal y eso bloquearía tanto a Daniel como a Sergi. Las preguntas
contestadas se enviarán los lunes en un boletín de dudas donde aparecerán las
respuestas de forma anónima: así podrás preguntar libremente y, además, podrás
disfrutar de las respuestas que se den sobre el tema a otras compañeras o compañeros
del curso.

¡Ah! Una última cosa: no dudes en proponer temas para que sean abordados en el curso
si crees que hay un aspecto que te interesa o en el que quieres profundizar. ¿Te parece?

3
1. INTRODUCCIÓN

Esta semana, tal como estaba planificado en el calendario, teníamos que hablar sobre
la soberbia, el orgullo, la vanidad y la auto-importancia. Sin embargo, al preparar la
clase, me di cuenta que era importante hacer una introducción previa para que el con-
tenido fuera más comprensible.

Por ello, esta semana haremos una introducción y, en dos semanas, abordaremos en
profundidad el tema de la soberbia, el orgullo, la vanidad y la auto-importancia. ¿Os
parece?

Esta sesión se ubica en el bloque de auto-observación y mecanicidad, puesto que ha-


blaremos de nuestra parte más mecánica. Desde mi punto de vista, el trabajo interior se
fundamenta en dos pilares: por un lado, el darse cuenta de lo que YA somos (y siempre
hemos sido); por otro, detectar lo que NO somos, pero, aun así, nos hemos creído que
somos.

En esta sesión hablaremos de este segundo pilar: pondremos al descubierto cómo fun-
ciona nuestra parte más mecánica, aquella con la que, por lo general, las personas más
se identifican.

¡Empecemos!

4
2. LAS DISTINTAS NATURALEZAS

Las personas tenemos la posibilidad de desarrollar tres naturalezas distintas. De hecho,


una de ellas ya está desarrollada y forma parte de nosotros/as desde el momento en
que nacemos. Las otras dos se pueden desarrollar a medida que vamos viviendo y cre-
ciendo.

Podemos verlo en la siguiente imagen:

La naturaleza que es común en todas las personas es la naturaleza humana. Esta natu-
raleza contiene una serie de elementos (los distintos centros de la máquina: instintivo,
motor, mental y emocional), que vienen ‘de serie’ solo por el hecho de nacer. Una de
sus funciones más importantes es encargarse de la supervivencia de la propia ‘máquina’.

Cuando una persona vive desconectada de la naturaleza superior, la naturaleza domi-


nante es la humana, que con la colaboración de los distintos centros, dará origen a la
naturaleza egoica. La naturaleza humana, con la ayuda de la mente, nos llena de progra-
mas psicológicos que tienen como único objetivo la supervivencia del ego/personaje.
Como veremos, todos esos programas viven en nuestro interior y gobiernan nuestra
vida.

En general, la naturaleza que más presencia tiene en nuestra sociedad es la naturaleza


egoica. No es difícil darse cuenta de ello, dado el alto grado de egoísmo que impera en
nuestro mundo. El motivo: vivir desconectados de la naturaleza superior.

Ahora bien, existe la posibilidad de desarrollar esta tercera naturaleza: la naturaleza


superior, gracias al trabajo interior. Esta naturaleza se conquista a medida que nos co-
nectamos con nuestra esencia, o en otras palabras, a medida que vamos subiendo los
5
peldaños de nuestra línea vertical. De este modo conectamos con lo que ya ES: la uni-
dad, la presencia, y regresamos a ‘casa’. Cuando esto sucede, puede decirse que la per-
sona se gobierna a sí misma o lo que es lo mismo, gobierna a su naturaleza humana
porque su centro de gravedad se ha establecido en la naturaleza superior.

En caso contrario, cuando la naturaleza superior no gobierna a nuestra naturaleza hu-


mana, quién reinará en nuestro interior será la naturaleza egoica y, entonces, los recur-
sos de la máquina estarán todos al servicio de la supervivencia del Yo. La consecuencia:
en lugar de uno, habrá una multiplicidad de yoes, una gran cantidad de programas, con
un único objetivo: reforzar la identidad con la que nos hemos identificado.

6
3. LAS DISTINTAS CARAS DE NUESTRO EGO: LOS “YOES”

La idea fundamental es que, al vivir desconectado/as de la Unidad (lo Superior), nuestra


psique está fragmentada y, por ahora, no nos vivimos como una Unidad.

Si tuviese que representar la estructura de nuestro Ego con un dibujo, sería algo pare-
cido a esto:

Ego = Personaje

YO YO YO YO YO YO
YO YO YO YO YO YO
YO YO YO YO YO YO
YO YO YO YO YO YO
YO YO YO YO YO YO

Nuestro mundo interior está completamente partido en pedacitos. A cada uno de estos
pedacitos lo llamamos un “yo”. Como podemos ver, tenemos infinidad de “yoes”. Por
YO YO
eso podemos decir que las personas humanas no tenemos un único Yo, sino varios.
YO
Cuando no vivo conectado a mi Centro (mi esencia), los ‘yoes’ se van sucediendo en mi
interior y yo me identifico con todosY y cada uno de ellos. Entonces, voy dando vueltas
como una pulga, pasando de un “yo” a otro.
YO
Las distintas tradiciones han explicado
YO
este tema de varias maneras. En el budismo, este
fraccionamiento psicológico fruto de la desconexión de la esencialidad, lo encontramos
YO
representado con las cinco hijas de Mara (Mara sería el Ego); en el Antiguo Egipto, los
demonios rojos de Seth, representarían las distintas facciones del Yo; en el hinduismo,
Patanjali hablaba de las vasanas, como distintas caras de la ignorancia humana; en el
cristianismo, el fraccionamiento psicológico lo encontramos en la idea de los pecados
capitales, a los que yo prefiero llamar ‘ignorancias capitales’. Incluso encontramos ésta
idea en el cine, en películas como la famosa Matrix.

En resumen, solo hace falta observarse a uno/a mismo/a para detectar las distintas vo-
ces y programas que van apareciendo en nosotros, de instante en instante.

Si hiciésemos un símil con la serie “Juego de tronos”, diríamos que en nuestro mundo
interior viven muchos monarcas que quieren hacerse con el trono. Todos quieren tener
7
el poder y se van sucediendo, de manera que siempre tenemos a uno, a dos o a tres
sentados en el trono. Nosotros nos identificamos por completo con ese personaje que
está sentado, de forma que, independientemente del personaje que esté, nos seguimos
llamando “yo”.

Cada uno de estos personajes que viven en nuestro interior tiene un propósito dis-
tinto. Por ejemplo, la soberbia quiere obtener el máximo reconocimiento del mundo
exterior. Cuando la soberbia se sienta en mí trono, todo lo que hago es para obtener
reconocimiento: mis pensamientos, mis acciones, emociones, todo me conduce a la bús-
queda de aceptación y valoración por parte de los demás.

Otro ejemplo es la gula, que tiene como objetivo acumular. ¿Acumular qué? Sensacio-
nes, información, datos, emociones, ¡de todo! La codicia, otro programa, tiene como
propósito atrapar, coger, poseer, etc.

Lo que es evidente es que todos quieren algo y existen muchísimos “yoes”. Por nombrar
algunos: el perezoso, el irritable, el pesimista, el optimista, el desconfiado, el humilde,
el crítico, el insensible, el aburrido, el responsable, el envidioso, el hipócrita, el codicioso,
el vergonzoso, el culpable, el escéptico, el rencoroso, el avaricioso, el goloso, el vani-
doso, el orgulloso, el bondadoso, el pacífico…

Ahora bien, algunos ‘yoes’ tienen mucho peso en nuestro interior. Personalmente, creo
que siempre hay uno que domina por encima de los demás. Pero siempre se van suce-
diendo uno tras otro. A veces, en pocos segundos, pueden manifestarse cuatro o cinco
‘yoes’, de ahí nuestra falta de continuidad de propósitos.

La idea fundamental, por lo tanto, es que estamos identificados con todos y cada uno
de los personajes o “yoes” que van desfilando por nuestro mundo interior. Llamamos
“yo” a todo lo que sucede en nosotros.

Cada uno de los “yoes” tiene absoluta autonomía en nuestro interior, es decir, se va
moviendo por los centros de la máquina. Ahí, hacen lo que quieren: los “yoes” nos ‘sien-
ten’, nos ‘piensan’ y nos ‘hacen’. Nosotros únicamente nos identificamos con ellos y en
cierto modo nos convertimos en ellos.

Gurdjieff decía que en el interior de una persona mecánica todo sucede: los pensamien-
tos, los sentimientos, las acciones inconscientes…Y, mientras tanto, nuestra esencia
duerme…

Sin embargo, no debemos considerar a estos “yoes” como los malos de la película.
Todos ellos cumplen una función en nuestra actual manera de vivir. El Ego, simplemente,
quiere ayudarnos, quiere satisfacernos y hacernos sentir seguros. La gula, por ejemplo,
8
quiere que nunca nos sintamos vacíos. La pereza, por su parte, tiene el objetivo de que
nos sintamos seguros/as siempre: al no hacer nada, nada nuevo sucede ante nosotros y
no tenemos que adaptarnos a los cambios. La soberbia, que es otro personaje, quiere
que nos sintamos reconocidos para aumentar nuestra (falsa) auto-estima. La codicia
quiere atrapar todo aquello que cree que necesitas para sentirte completo.

Los ‘yoes’ tienen buenas intenciones, aunque su ignorancia acaba generándonos sufri-
miento y nos encadena a una vida mecánica.

9
4. DISECCIONANDO A UN “YO”

Vamos a estudiar, ahora, como está estructurado un “yo”. Todos los ‘yoes’ poseen el
mismo ‘esqueleto’ y, por ello, si entendemos su estructura general, entenderemos cómo
funcionan todos y cada uno de ellos. Lo único que cambiará será el vestido, pero la
estructura será la misma. Eso nos ayudará a tomar conciencia de algo que hasta ahora
pasaba desapercibido. Tomaremos conciencia de la existencia de estos programas en
nuestro interior y ello nos permitirá empezar a des-identificarnos de ellos.

Para entender la estructura del “yo”, voy a utilizar el siguiente esquema:

Para mí, este es el “esqueleto” de un Yo cualquiera. Se trata de una serie de fases por
las que transita el Yo. Fijaros que es un círculo cerrado del que, aparentemente, no hay
salida.

El proceso de identificación, con los distintos personajes, empieza siempre en la fase del
deseo. Los deseos no son malos, nos empujan a la acción. Eso sí, hay deseos que provie-
nen de la parte más inconsciente y hay anhelos que provienen de las partes más eleva-
das. Debemos recordar que cuando estamos muy identificados con la naturaleza egoica,
quién genera el deseo es el Ego.

Después del deseo, al identificarnos con el ‘yo’ de turno, aparece una expectativa. La
expectativa de satisfacer el deseo, claro está. En esta fase damos continuidad al deseo
en la mente, donde proyectamos de forma más o menos sostenida, la imagen de noso-
tros mismos satisfaciendo el deseo (por ejemplo, si nuestro deseo es comer un trozo de
pastel al llegar a casa, seguramente horas antes nuestra mente ya estará planeando ese
deseo y recreándose ‘mentalmente’ con su satisfacción ). Con la imagen del momento
de satisfacción del deseo en la cabeza, todo lo que tenga delante perderá interés y, por
lo tanto, no lo estaré viviendo en realidad. Estoy proyectando en mi mente una situación
del futuro: solo tiene valor el instante en el que llegue a casa y consiga comerme el
pastel. El ego nos quiere convencer que solo entonces podré ser feliz…

10
Pero esto convierte la vida en una “sala de espera”, hasta que se produzca el momento
de satisfacción del deseo. La expectativa nos convence que, en un momento futuro, va
a suceder algo genial y, que mientras eso no ocurra, todo lo demás será aburrido, de
poco interés…

Cuando tengo una expectativa puede suceder que ésta tenga éxito o que no lo tenga.
En el caso anterior, puedo llegar a casa y puede suceder que: 1) el pastel aún esté en la
nevera (éxito), 2) que alguien se lo haya comido (no éxito). Si el pastel no está en la
nevera, tal y como yo había imaginado en mi mente, es posible que aparezca el resenti-
miento y, con él, la frustración. En caso que tenga éxito y consiga comerme el pastel,
también caeré en la frustración pues, cuando lo termine, volveremos a encontrarnos
cara a cara con la cruda realidad: Yo sigo siendo el mismo y me siento igual de vacío que
siempre.

Esto genera mucha incomodidad. Por ello, esperamos que un nuevo deseo surja de
nuevo para tener otra distracción que nos haga olvidar la frustración y la experiencia del
vacío existencial.

Al final, lo único que conseguimos es convertir nuestra experiencia de Vida en una ex-
periencia robótica, en una experiencia vivida por el personaje. Y siempre, de forma
automática, estamos en alguna de estas fases.

Todos los “yoes” están esperando algo, esperan que se cumpla la expectativa, y de
este modo acabamos valorando la vida por lo que vendrá y no por lo que Es. Todos tie-
nen una proyección de cómo deberían ser las cosas. El Ego siempre compara momentos:
lo que tengo y lo que debería tener (según el personaje de turno). Por este motivo, apa-
recen los momentos “mejores” y los momentos “peores”. Cada personaje persigue con
ansias su momento ideal y, cuando lo atrapamos, al cabo de un rato nos volvemos a
sentir vacíos.

Consecuentemente, nunca estamos viviendo el momento presente. El Ego nos condena


a esta situación. Si fuésemos capaces de fundirnos con el aquí y el ahora, desde la esen-
cialidad, no habría frustración. Cuando uno vive la vida desde la Esencia, desde lo que
ES, entonces es cuando verdaderamente se funde con el aquí y el ahora y desaparecen
las calificaciones de buenos momentos y malos momentos. Solo habría un momento y
nosotros estaríamos ahí fundidos. Desaparecerían los buenos y malos momentos y solo
quedarían momentos plenos.

Por eso, la conexión con la parte espiritual nos permite salir de este círculo mecánico y
vivir la Vida desde lo que ES; no desde el círculo vicioso de expectativa y frustración en
el que solo hay sufrimiento.

11
Lógicamente, cuando uno empieza el trabajo interior también tiene deseos y expectati-
vas. Pero solamente necesitamos ser conscientes del aquí y ahora para romper con esa
mecanicidad. Y eso solo se consigue desde la conciencia, desde la presencia. Por eso es
muy importante la relación entre la detección de los personajes y los ejercicios de auto-
observación.

¡Ese será el reto de la semana!

12
5. RETO PARA ESTA SEMANA

Esta semana vamos a observarnos con la intencionalidad de ver en qué fase estamos:
en el deseo, en la expectativa, en el éxito o no éxito, en la frustración, en el resenti-
miento…Para ver en primera persona que siempre estamos en una de estas fases. Eso
sí, ¡sin juicio y sin crítica!

Cuando nos demos cuenta de que siempre estamos en un laberinto, el laberinto em-
pieza a desmontarse. Uno deja de ser el laberinto para convertirse en el que se da cuenta
de él.

En quince días, diseccionaremos cuatro personajes que tienen un peso muy importante
en nuestra vida: la soberbia, el orgullo, la vanidad y la auto-importancia. ¡Veréis que son
muy graciosos!

13

También podría gustarte