El Contrabando

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El Contrabando

Desde la tercera década del siglo XVI, navegantes ingleses, franceses y


holandeses merodeaban las costas del Caribe tanteando la posibilidad de
atacar las poblaciones de fácil acceso o, como resultara más adelante, de
establecer un intercambio de productos con sus moradores. En 1537 un
corsario francés asalto y quemo algunos ingenios vecinos a la villa de Azua y a
la bahía de Ocoa. En 1540 un navío español fue atacado camino a Europa por
corsarios ingleses. 
Pronto la situación se agravo de tal manera que la Corona española dispuso de
un “régimen” o sistema de flotas y galeones que debían de acompañar a todos
los navíos en su comercio con las Indias; estas flotas zarpaban de Sevilla dos
veces al año con los productos manufacturados y retornaban de Veracruz, en
México, y Portobelo en Panamá, cargados del tesoro y productos agrícolas.
Con el sistema de flotas se inicia el largo proceso de aislamiento y decadencia
de la isla Española. Los barcos que se dirigían a Santo domingo debían de
zarpar de Sevilla junto a las flotas y al llegar al Caribe desviarse solos en su
ruta a Santo Domingo, exponiendo a posibles ataques de piratas. Los fletes
empezaron a costar el doble y los artículos europeos alcanzaron precios
verdaderamente inadmisibles, pero aun así continuaron llegando
embarcaciones en búsqueda de artículos de exportación a buenos precios. La
situación se le hizo mucho más difícil a los vecinos de la Española a partir de
1566 cuando se dispuso que las flotas provenientes de Tierra Firme se unieran
en la Habana, que desde entonces seria el puerto y escala principal en el
Caribe, desplazando casi totalmente a Santo Domingo. 
Como el crecimiento y expansión del sistema de plantación estaba
directamente relacionado con la demanda de las casas comerciales sevillanas,
en la segunda mitad del siglo, “la isla empezó a producir más de lo que le
interesaba a España”,11 o de lo que España podía comprar para revender. Sin
embargo, a los países del norte de Europa les interesaba mucho la adquisición
directa de materias primas a mejores precios de lo que les vendía España, es
decir, comprándolas a los vecinos de las Indias occidentales para quienes esta
posibilidad significaba la salvación, pudiendo vender sus productos a mayores
precios que a los comerciantes sevillanos y comprando los artículos europeos
directamente de quienes los producía, mucho más barato.
Del monopolio comercial impuesto por la Corona, de su incapacidad para suplir
el mercado colonial, así como del aislamiento y abandono que se empezaba a
sentir en la isla, surgió la respuesta económica que prevalecería por siglos en
la isla de Santo Domingo; el contrabando. 
En 1563 el comerciante inglés John Hawkins llegó a la villa de Puerto Plata con
tres barcos llenos de mercancías y esclavos; luego de ser supuestamente
rechazado por las autoridades, se desplazo a la abandonada villa de la Isabela,
donde con los mismos vecinos de Puerto Plata entre los que se encontraba
hasta el cura del pueblo, pudo intercambiar toda su mercancía por los
productos locales. Aunque los funcionarios de Santo Domingo enviaron una
patrulla que confiscó los artículos que se le habían cambiado al inglés, y el
mismo Hawkins y sus socios tuvieron problemas al regresar a Europa, este
viaje les aseguro a los comerciantes ingleses que los habitantes de las Indias
se encontraban bien dispuestos a comercializar con ellos. 
Pronto la incidencia del contrabando comenzaría a afectuar ciertos cambios en
la sociedad y economía de la isla, hasta llegar a deteriorar seriamente las
finanzas reales; cambios que resultaron imposible de controlar por las
autoridades locales, quienes rápidamente también se involucraron en el nuevo
y ventajoso negocio. 
El grueso de la población se empezó a trasladar a las zonas costeras donde se
podía efectuar el contrabando. Las principales villas beneficiadas por el
comercio contrabandista fueron la Yaguana, Bayajá, Monte Cristi, Puerto Plata,
e incluso algunos autores señalan a San Juan de la Maguana, La Vega y
Santiago como centros de producción destinada mayormente al comercio con
los extranjeros y no a la venta en el puerto de Santo Domingo que además de
todo, representaba un aumento en los costos y dificultades en el transporte, ya
que los caminos indígenas habían sido borrados tras la despoblación y los
montes se encontraban invadidos por arboles, hombres y animales
cimarrones. 
La producción de la caña de azúcar empezó a ser desplazada por la de
ganado, de mucha demanda extranjera y cuyos costos resultaban menores
debido a su gran abundancia, la poca necesidad de mano de obra, e inversión
en maquinarias. De la misma manera se incrementaron las estancias
dedicadas al cultivo de jengibre, muy solicitado en Europa, con precios mejores
que los del azúcar. 
Poco a poco la industria azucarera comenzó a decaer y muchos de los
esclavos de ingenios pasaron a los hatos y las plantaciones de jengibre, lo que
les redujo las largas jornadas de trabajo y en cierta medida contribuyó a
suavizar las relaciones amo-esclavo, quienes al poseer mayor libertad de
movimiento, lentamente fueron desarrollando algunas actividades en
convivencia con sus amos y capataces.
 
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%20la%20tercera%20d%C3%A9cada%20del,de%20productos%20con%20sus%20moradores.

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