López Ajenjo Marta. TFM.
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LIBERTAD SEXUAL:
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
ÍNDICE
RESUMEN .............................................................................................................................. 3
2.1. Tipo cualificado del art. 179 CP: el delito de violación ............................................. 30
1. CONCEPTO...................................................................................................................... 36
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2.1. Abuso sexual no consentido ........................................................................................ 37
2.3. Abuso sexual fraudulento o con abuso de una posición de confianza, autoridad o
influencia sobre la víctima. ............................................................................................... 40
1. ASPECTOS DE HECHO.................................................................................................. 52
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................. 73
JURISPRUDENCIA ............................................................................................................. 77
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RESUMEN
De esta manera, se analizarán los requisitos de los diferentes tipos, incluyendo los
conceptos de violencia, intimidación, consentimiento, y resistencia de la víctima, entre
otros. Asimismo, se valorará la posibilidad de que alguno de tales elementos evolucione
con respecto a la concepción de la sociedad actual.
Por otra parte, para establecer la distinción entre ambos delitos y con el objeto de reflejar
la difícil labor a la que se tienen que enfrentar los jueces y magistrados españoles en el
enjuiciamiento y fallo de este tipo de delitos, se utilizará un caso reciente y muy mediático
que ha recibido la dura opinión de la sociedad española como ataque a la ley, a su fallo y
a los propios magistrados que justificaron la condena de los autores.
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ABREVIATURAS
art./arts. Artículo/s
CP Código Penal
DP Derecho Penal
FJ Fundamento Jurídico
LO Ley Orgánica
PE Parte Especial
pp. Página
ST Sentencia
TS Tribunal Supremo
Vol. Volumen
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INTRODUCCIÓN
En España existe una clara división entre las agresiones sexuales (con sus respectivos
subtipos agravados o cualificados en los arts.178-180 del Código Penal ‒en adelante CP‒
) y los abusos sexuales en los arts. 181- 182. Este trabajo va encaminado a poner de
manifiesto las diferencias existentes entre los delitos de agresión y abuso sexual en
España, y cómo son percibidos por la sociedad en su conjunto.
Por el contrario, en este trabajo no se prestará atención a los delitos contra la indemnidad
sexual de menores (salvo alguna breve mención) y otros delitos relacionados como la
prostitución, la pornografía, etc.
Así, en el Capítulo I serán analizados los conceptos comunes a las agresiones y abusos
sexuales como la evolución legislativa, el bien jurídico protegido y los sujetos del delito.
En los capítulos II y III, serán desarrollados por separado los requisitos del tipo de cada
uno de los delitos de agresión y abuso sexual con el objeto de poner de manifiesto las
diferencias existentes entre ambos.
Por último, una vez haya sido despejada toda duda acerca del contraste entre los delitos
de agresión y abuso sexuales, los conceptos teóricos se aplicarán de manera práctica a
través del análisis de una sentencia.
En este sentido, el interés por este tema surge de la problemática social que plantean estos
delitos, sobre todo desde la polémica Sentencia nº 38/2018 dictada por la Sección
Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra en fecha 20 de marzo de 2018,
popularmente conocida como “Sentencia de La Manada” (denominación que será
utilizada en adelante), que será analizada en el presente trabajo, como ya he adelantado,
en el Capítulo V. Igualmente, dado que esta sentencia ha sido recurrida, se incluirán
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algunos fragmentos de la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Navarra en fecha
30 de noviembre de 2018
Tras esta polémica sentencia se ha vuelto a abrir la Sección Penal de la Comisión General
de Codificación, la cual está formada por un grupo de juristas que asesora el Ministerio
de Justicia, a los cuales se les ha encomendado la tarea inmediata de reforma de los delitos
contra la libertad sexual. El objeto de esta Comisión es reformar estos delitos de manera
que sean el reflejo de la sociedad actual y salvaguarden adecuadamente todos los bienes
jurídicos protegidos por estos delitos. De esta manera, se podría producir una variación
en los requisitos del tipo, o incluso que ambos se congregaran en uno solo.
En España, por el momento, habrá que esperar para ver cómo evoluciona la legislación
respecto de estos delitos.
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1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Los aspectos fundamentales de los delitos contra la libertad sexual, sobre todo de los
violentas, han experimentado innumerables reformas a lo largo de los años. Así, la LO
3/1989 de 21 de junio sustituyó en el anterior CP 1944/1973 la antigua y tradicional
rúbrica de “De los delitos contra la honestidad” por la más amplia de “Delitos contra la
libertad sexual”, que se mantuvo posteriormente en el Código Penal de 1995. 1
Los cambios en la mentalidad de las personas y, por ende, de las costumbres sociales en
lo que a la sexualidad se refiere, dieron lugar a que la LO 3/1989 supusiera un verdadero
progreso de la regulación de los delitos sexuales. Mediante esta reforma se produjo la
equiparación de los sujetos activo y pasivo del delito, la aceptación de que el acceso carnal
podía realizarse tanto de manera anal como bucal, y la tipificación de la introducción de
objetos como un delito de agresión sexual. Igualmente, se enfatizó que los delitos contra
la libertad sexual tienen el objeto de doblegar la voluntad de la víctima con independencia
del comportamiento sexual que se lleva a cabo,2 por lo que el consentimiento de la víctima
cobra también especial relevancia.
1
MONGE FERNÁNDEZ, Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, pp. 20 ss.
2
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.). Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
pp. 165 ss.
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referencia al acceso carnal, y se matizaron las vías por las que se podía materializar este
delito (vaginal, anal, bucal). 3
Esta reforma de 2003 fue relevante dada la confusión que tenían los tribunales para
tipificar un hecho consistente en la introducción de miembros corporales que no fueran
objetos. Por ejemplo:
3
HUETE NOGUERAS, “Delitos contra la liberta sexual: Principales novedades de la reforma del Código
Penal. Tipos básicos de agresión y abusos sexuales”, 20 de abril de 2015, p. 3.
4
STS nº 1728/1999, Sala 2ª, de lo Penal, de 5 de abril de 2000, [FJ 1].
5
HUETE NOGUERAS. “Delitos contra la liberta sexual: Principales novedades de la reforma del Código
Penal. Tipos básicos de agresión y abusos sexuales”, 20 de abril de 2015, p. 3.
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indemnidad sino también contra su desarrollo y formación. Igualmente, se introduce el
concepto de child grooming, o utilización de Internet y de las tecnologías de la
información y la comunicación con fines sexuales contra menores.
La última modificación del Código Penal ha tenido lugar a través de la Ley Orgánica
1/2015, de 30 de marzo, mediante la cual ‒entre otras reformas‒ se han introducido
nuevos delitos contra la libertad, la libertad sexual y la intimidad.
De esta manera, en el art.182.1 CP, referente a los delitos de abuso sexual puede ser
también autor el que abuse de una posición de reconocida confianza, autoridad o
influencia sobre la víctima. En el mismo artículo se ha incrementado el mínimo y el
máximo de edad del sujeto pasivo. Así, el mínimo ha pasado de los 13 a los 16; y el
máximo de los 16 a los 18. Por último, se ha aumentado la pena de prisión de uno a tres
años (con anterioridad a la reforma era de prisión de uno a dos años, o multa de 12 a 24
meses).6
De ello deriva que también se hayan producido reformas en los delitos de abusos y
agresiones sexuales. Así, entre otras, se ha elevado la edad de consentimiento del sujeto
pasivo de 13 a 16 años.
La causa de que se hayan producido todas estas reformas en los delitos contra la libertad
sexual se debe a la evolución de la sociedad en cuanto a la concepción de la sexualidad.
Es decir, si los valores y bienes jurídicos sociales sufren un cambio, la Ley debe cambiar
de manera paralela.
Sin embargo, aún con todas con todas estas reformas, parece que aún queda mucho por
modificar y perfeccionar en lo que respecta a la regulación de los delitos sexuales. Así,
existe una crítica generalizada en cuanto a la variedad de subtipos agravados, puesto que
en ocasiones un mismo hecho puede encuadrar en varios subtipos agravados que pueden
incurrir en un ne bis in idem. Es decir, en muchas ocasiones incluso los jueces no saben
en qué subtipo agravado delito cabe encuadrar en un determinado atentado contra la
libertad sexual dado que una misma conducta puede quedar subsumida en varios delitos
que cuentan con características similares.
6
Idem.
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ejerció contra una mujer con una discapacidad psíquica-intelectual del 65% sin que
mediara consentimiento alguno. El sujeto activo realizó a la víctima tocamientos y
distintas prácticas sexuales que no supusieron problema para calificarlos de delito, pero
dado que el hecho se había cometido sin violencia e intimidación, fue calificado como
abuso sexual con acceso carnal.
La dificultad para el juzgador residió en definir en qué subtipo agravado de abuso sexual
quedaban subsumidos los hechos. Al tratarse de una incapaz, no podía prestar su
consentimiento para mantener una relación sexual. ¿Entonces en este caso se podría
encuadrar la conducta en el art. 181.5 e.r.c. el art. 180.1.3 CP?
Sin embargo, además, existía una relación de superioridad entre la incapaz y el sujeto
activo, derivada de la propia incapacidad de la víctima. Por tanto, ¿se podría calificar
también como delito del art. 181.5 e.r.c. el art. 180.1.4 CP?
Este suele ser uno de los conflictos a los que se tienen que enfrentar los juzgadores, sobre
todo cuando la víctima es una persona con discapacidad especialmente necesitada de
protección. Pues, si al autor se le castigara por ambos subtipos agravados, se estaría
produciendo un ne bis in idem, es decir, se estaría castigando dos veces por un mismo
hecho.
7
STS nº 411/2014, de 26 de mayo, [FJ 4º]. La negrita es mía.
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Pero estas mismas circunstancias, que son las que configuran el tipo básico, no pueden
ser valoradas después, nuevamente, como agravaciones específicas”.8
La determinación del bien jurídico protegido en los delitos sexuales ha sido siempre
controvertida. En el CP 1944/1973 se hablaba de honestidad, pero no se precisaba el bien
jurídico protegido.
Otra corriente doctrinal sostuvo que el bien jurídico protegido tenía que estar representado
por la moral sexual, definida por Muñoz Conde como “aquella parte del orden moral
social que encauza dentro de unos límites el instinto sexual de las personas”. 10
Sin embargo, para Antonia Monge Fernández, la concepción de moral sexual como bien
jurídico protegido es peligrosa para la seguridad jurídica, debido al carácter fluctuante de
la moral social. Además, al ser un concepto impreciso, permite que el juez haga valer sus
propias concepciones personales conforme a la moral sexual dominante. 11
En definitiva, considerar la moral sexual como objeto protegido podría ser cuestionable
desde la perspectiva del principio de exclusiva protección de bienes jurídicos, que
“…exige que el Derecho penal tenga por función principal la protección de uno o varios
bienes jurídicos frente a conductas que los lesionen o pongan en peligro. Ello supone, en
primer lugar, el rechazo del moralismo legal (es decir, de la criminalización de conductas
8
Idem.
9
GIMBERNAT. Estudios de Derecho Penal. Civitas, Madrid, 1976, pp. 197 y ss. Véase también. MONGE
FERNÁNDEZ, Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, pp. 20 ss.
10
MUÑOZ CONDE, DP, PE, 20. ª, 2015, p. 191.
11
Idem.
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meramente inmorales)”. En segundo lugar, supone “la exclusión del Derecho penal de
conductas no peligrosas para el objeto de protección” (mediante la tipificación de aquellos
comportamientos que no resulten dañinos para el bien jurídico protegido, o mediante la
exclusión de hechos insignificantes para el mismo) 12.
Una misma idea aporta Orts en referencia al concepto de libertad sexual como “la facultad
del ser humano de definirse autónomamente en el ámbito de la sexualidad”, esto es, “la
posibilidad de elegir y practicar la opción sexual preferida en cada momento por la de
utilizar y servirse de propio cuerpo”. 15
A partir de la reforma introducida por LO 11/1999, la rúbrica del Título VIII alude
asimismo a la indemnidad sexual16, en caso de atentado contra la libertad sexual de
menores e incapaces.
La indemnidad significa estado o situación de quien está libre de daño. Por tanto, la
indemnidad sexual es el derecho de los menores y personas con discapacidad
12
PÉREZ-SAUQUILLO MUÑOZ, Revista General de Derecho Penal, 29, 2018, pp. 6 y 7.
13
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016, p.
166.
14
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas 2005, pp. 54 y ss.
15
ORTS BERENGUER, E., en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 199.
16
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.). Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p.166.
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especialmente necesitadas de protección a no ser molestados y a no sufrir daño en el
terreno sexual. 17
La razón por la que en este caso no se habla de la libertad sexual propiamente dicha, sino
de indemnidad sexual deriva del hecho de que los menores y determinadas personas con
discapacidad especialmente necesitadas de protección son más vulnerables en cuanto a
su capacidad de consentimiento, el cual se puede ver fácilmente viciado. Lo que no
significa que no puedan prestar su consentimiento para mantener una relación sexual, lo
cual dependerá del grado de discapacidad o de la edad de la víctima, sino que carecen o
tienen limitada su capacidad para decidir libremente en este ámbito. 18
En caso del menor, la prohibición de realizar actos de contenido sexual con los mismos
se basa en que puede afectar al desarrollo de la personalidad y a su vida futura,
produciendo un desequilibrio psíquico, al menos, en lo que al ámbito sexual se refiere;
mientras que, en el caso de las personas con discapacidad especialmente necesitadas de
protección, lo que se evita es que sean utilizados como objetos sexuales.19
En definitiva, la libertad y la indemnidad sexuales son los dos bienes jurídicos protegidos
en los delitos sexuales.
En principio, en los delitos de agresión y abusos sexuales, el sujeto activo puede serlo
cualquiera que realice la acción típica, es decir, la autoría del delito no está limitada a una
persona de un determinado sexo. Por tanto, tanto el hombre como la mujer pueden ser
sujetos activos de estos delitos. Por otro lado, el sujeto pasivo puede serlo cualquier
persona.20
17
ORTS BERENGUER, E., en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p.199.
18
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.). Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p.166.
19
MONGE FERNÁNDEZ, Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p.64. Véase también
MUÑOZ CONDE, DP, PE, 20.ª , 2015, p. 191.
20
MONGE FERNÁNDEZ, Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p.64
21
Idem.
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En definitiva, los delitos de agresión y abuso sexuales son un delito común, de sujeto
activo indiferenciado, al no exigir ninguna cualidad en el sujeto que lleva a cabo la acción
típica. Por tanto, la acción típica la podrá ejecutar cualquier persona, al margen del sexo
u orientación sexual. 22
Si bien, dependiendo de la edad del sujeto pasivo la pena puede verse incrementada dada
la mayor vulnerabilidad que presentan los menores. Así, en el caso de los abusos sexuales,
el tipo delictivo aplicable será el regulado en el art. 183 CP si el sujeto pasivo es menor
23
de 16 años; o el art.182 CP cuando se trate de menores de 18 años y mayores de 16 .
Para los casos de agresión sexual, en virtud del art.180.1.3 CP la pena podrá ser mayor
cuando la víctima sea especialmente vulnerable, por razón de su edad, enfermedad,
discapacidad o situación, salvo lo dispuesto en el artículo 183.
Sin embargo, dichas afirmaciones no son válidas para los tipos cualificados de los
artículos 179, 180 y 181.4 CP, dado que el legislador exige ciertas cualidades en los
sujetos del delito. Así, por ejemplo, el artículo 179 se refiere a tener acceso carnal, donde
se suscita la cuestión sobre si la mujer puede ser sujeto activo de esta conducta. 24
Algunos autores como Muñoz Conde dicen que la mujer no puede ser sujeto activo de las
conductas consistentes en una penetración (vaginal, anal o bucal), entendida la que puede
ser realizada por el órgano reproductor masculino, por lo que ésta solo puede cometer la
modalidad de introducción de miembros corporales y objetos. 25
Otros, como Orts dicen que “el acceso carnal por vía vaginal es un acto realizado tanto
por el hombre como por la mujer que copulan, por el que el autor puede ser un hombre o
una mujer (debiendo, en este segundo caso, pertenecer el sujeto pasivo al sexo opuesto”).
26
Del mismo modo, en su día se abrió un debate sobre si podía haber delitos contra la
libertad sexual en el matrimonio, es decir, siendo cónyuges los sujetos activo y pasivo.
De esta manera, había distintas posturas doctrinales y jurisprudenciales. Algunas
consideraban que no existía delito sexual cuando el acto sexual era cometido contra el
propio cónyuge. Otros decían que el acto era típico, pero no antijurídico porque
23
MUÑOZ CONDE, DP, PE, 20.ª, 2015, p. 191
24
MONGE FERNÁNDEZ, Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, pp.55 y ss.
25
MUÑOZ CONDE. DP, PE, 20ª, 2015, p. 194.
26
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p.205
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concurriría la eximente de ejercicio legítimo de un derecho. Mientras que otras corrientes
mantenían la semejanza entre la condición de cónyuge y de cualquier otras a efectos de
27
calificar como delito sexual.
Ruiz Vadillo definía muy bien su postura, que se refleja en la realidad actual, en cuanto
alegaba que “la base del bien jurídico, la libertad sexual, que no pierde una persona por
el hecho de contraer matrimonio o vivir unida sentimentalmente a otra”. 28
“Ni la norma legal excluye al cónyuge como sujeto pasivo al tipificar el delito de
violación o agresión sexual, ni existen supuestos "derechos" a la prestación sexual,
debiendo primar, ante todo, el respeto a la dignidad y a la libertad de la persona. Es
por ello por lo que esta Sala ha declarado reiteradamente que comete violación, o
agresión sexual, y no está amparado por causa alguna de justificación quien,
usando violencia o intimidación, tuviese acceso carnal o atentare contra la
libertad sexual de su cónyuge ( Sentencias de 7 de noviembre de 1989 , 9 de marzo
de 1989 , 14 de febrero de 1990 , 24 de abril y 21 de septiembre de 1992 , 23 de febrero
de 1993 , 27 de septiembre de 1995 , 8 de febrero de 1.996 , 9 de Abril del 1997, núm.
584/97 y 17 de junio de 2008, núm. 436/2008 , entre otras)”. 29
“Este tipo de conductas constituye, sin duda alguna, un grave atentado al bien jurídico
protegido por el tipo, que es la libertad sexual, libertad que no se anula por la
relación conyugal, por lo que no existe justificación alguna para violentar por la
fuerza o mediante intimidación la voluntad contraria del otro cónyuge. Y, en el caso
actual, la víctima hizo constar su falta de consentimiento de una forma expresa,
manifiesta y activa, que solo mediante la violencia pudo ser superada”. 30
27
SUÁREZ RODRÍGUEZ. El Delito de Agresiones Sexuales asociadas a la violación, 1995, p. 283.
28
RUIZ VADILLO, Actualidad Penal, núm. 38 y 39, octubre 1990, p. 552. Véase también SUÁREZ
RODRÍGUEZ. El Delito de Agresiones Sexuales asociadas a la violación, 1995, p. 283.
29
STS nº 355/2013, Sala Segunda, de lo Penal, de 3 May. 2013, [FJ2]
30
Idem.
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El tipo básico de las agresiones sexuales se recoge en el Título VIII del Código Penal,
concretamente en el art.178 CP, en virtud del cual:
“El que atentare contra la libertad sexual de otra persona, utilizando violencia o
intimidación, será castigado como responsable de agresión sexual con la pena de
prisión de uno a cinco años”.
Es decir, “comprende toda suerte de ataques, menos los consistentes en vía vaginal, anal
o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por vía vaginal o anal,
integrados en las agresiones sexuales calificadas o violación”, por tanto, tan solo se
dispone de una delimitación negativa en este tipo de delitos. 32
Por lo que puede consistir en cualquier comportamiento lascivo realizado con violencia
o intimidación, atentatorio contra la libertad sexual de otro. Por tanto, “se considera
agresión sexual (tipo básico) los tocamientos, caricias y otros, que supongan un contacto
físico corporal entre el sujeto activo y pasivo, en cuyo caso habría que acudir al art.179
CP”. 33
31
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.). Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p.167.
32
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p.201.
33
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.). Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p.167.
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p.199.
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b) Un tipo subjetivo: el dolo y, para alguna doctrina, el ánimo lúbrico.
En el art. 178 CP no se delimitan las clases de conductas típicas, sino que se formula el
tipo como atentado contra la libertad sexual, siendo típica toda conducta que afecte a ese
bien jurídico (y en la que se den el resto de elementos del tipo que se analizarán más
adelante). Este tipo requiere un acto sexual que se transforma en agresión porque el sujeto
pasivo no presta su consentimiento. 34
Sin embargo, si bien en la mayoría de los supuestos se dará tal contacto físico entre
agresor y víctima, cabe imaginar supuestos en los que no existe: por ejemplo, contactos
que la víctima es obligada a realizar sobre un tercero o a sí misma (auto- contactos) ante
la exigencia del autor de los hechos. De ahí que se proponga por alguna doctrina
interpretar el contacto corporal en sentido restringido sobre el sujeto pasivo .36
En esta línea, por ejemplo, Antonia Monge Fernández considera que “parece indudable
que en un sentido material es posible atacar y lesionar la libertad e indemnidad sexuales
mediante acciones que no supongan un contacto físico entre el agresor y la víctima”. Y
añade que “la inexistencia de contacto corporal hay que entenderla en el sentido de que
no es preciso que exista dicho contacto entre el autor y la víctima, pero sí es preciso
que exista algún tipo de contacto corporal en o sobre el cuerpo de la víctima”.37
34
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, pp. 79 y ss.
35
Idem.
36
Auto del TS de 4 de marzo de 1998. Véase también STS de 7 de mayo de 1998.
37
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, pp. 79 y ss.
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exhibición obscena o en la visión posterior de esos actos mediante su reproducción,
aunque medie violencia o intimidación.38 La razón por la que la doctrina considera que
estos últimos actos no están incluidos en el precepto 178 es por comparación con el art.
185, el cual castiga los actos de exhibicionismo ante menores o personas con discapacidad
necesitadas de especial protección sin limitar los medios, por lo que quedarían incluidos
los casos en que se emplee violencia o intimidación. Y ello es porque si estos delitos
vinieran incluidos en el art.178 CP se estarían castigando más gravemente estas conductas
realizadas entre adultos, que si las mismas se efectuaran ante menores o incapaces. Por lo
que la protección de estos dos últimos colectivos no tendría la protección que requiere su
39
vulnerabilidad.
“La imposición violenta del acto carnal a una persona que ejerce la prostitución
constituye el delito de violación, hoy agresión sexual, ya que la persona afectada,
con independencia del modo que vive su sexualidad, conserva la autonomía de su
voluntad en orden a disponer libremente de su cuerpo y de la sexualidad que le es
propia”.41
38
MUÑOZ CONDE. DP, PE, 20ª, 2015, pp.190.
39
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, pp. 79 y ss.
40
GONZÁLEZ-CUÉLLAR GARCÍA, A. en: CP. Doctrina y Jurisprudencia t. II. 1997, p. 2163.
41
STS nº 1667/2002, Sala Segunda, de lo Penal, de 16 de octubre de 2002, [FJ10].
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sexuales, los acusados no tienen derecho a recurrir a la violencia para imponer
brutalmente la ejecución forzada de lo que sus víctimas ya no quieren realizar
voluntariamente”.42
Lo mismo ocurre en cuanto a la antigua concepción de los delitos contra la libertad sexual
en el matrimonio. 44
b. Violencia o intimidación
El segundo requisito para que exista delito de agresión sexual, además de la falta de
consentimiento en la realización de un acto sexual, es la presencia de violencia o
intimidación, “y es aquí donde más claramente se muestra la voluntad contraria del sujeto
pasivo y, por tanto, donde se protege en su sentido más estricto como libertad de decisión
en esta esfera”. 45 De hecho, como se desarrollará más adelante, la exigencia de violencia
o intimidación es el elemento diferenciador entre el delito de abusos sexuales y de
agresiones sexuales.
Sin embargo, este elemento no es suficiente para originar el delito cuando existe
consentimiento. Por ejemplo, los actos de sadomasoquismo no pueden ser calificados
como agresión sexual pues en ellos, aunque medie violencia, el sujeto pasivo consiente
el acto sexual. 46
La violencia o intimidación tiene que estar relacionada con la agresión sexual, aunque no
sea necesaria una relación causa efecto entre aquéllos y la pérdida de la libertad. Por el
42
Idem.
43
STS nº 1667/2002, Sala Segunda, de lo Penal, de 16 de octubre de 2002, [FJ10].
44
Véase supra, Capítulo I.
45
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p.169; ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p.201
46
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.) Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p.169
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contrario, hay algunos autores como Orts que consideran que “entre la violencia y la
acción sexual ejecutada ha de haber una conexión causal, de modo tal que pueda afirmarse
que la segunda se ha producido como consecuencia de haberse utilizado la primera”. 47
b.1. La violencia
Por otro lado, la fuerza física aplicada a un sujeto distinto de la víctima, también llamada
vis in rebus o fuerza en las cosas, podrá constituir modalidades concretas de provocar
intimidación en sujeto pasivo, pero no son por sí mismas constitutivas de la violencia
típica de este delito. 52 Es decir, “no solo hay que atender a la fuerza física, sino también
47
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 205
48
WOLTERS KLUWER. Guías jurídicas: Las agresiones sexuales.
49
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.). Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 170
50
WOLTERS KLUWER. Guías jurídicas: Las agresiones sexuales.
51
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 205
52
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, pp. 86 y ss.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
a la fuerza física con la amenaza de que a mayor resistencia que oponga la víctima, mayor
energía física aplicará el autor”.53
Como indica Gimbernat “la inicial violencia puede terminar generando intimidación
cuando se amenaza a la víctima con seguir ejerciendo la vis física demostrada lo que no
es obstáculo para calificar el hecho como agresión violenta”. 54
Asimismo, es posible que la violencia sea ejercida por otra persona distinta a la que realiza
el acto sexual. Esto ocurre por ejemplo cuando una persona sujeta a la víctima y es otra
la que realiza el acto carnal. 55
Por otro lado, no es necesario que la violencia sea irresistible o absoluta, bastará que sea
suficiente y eficaz para doblegar la voluntad contraria a la realización del acto sexual de
que se trate. La violencia se mide, por tanto, “por su idoneidad, por su eficacia, no por su
cantidad”. 56
En este sentido, no es necesaria una resistencia continuada del sujeto pasivo, el cual
puede, apenas comiencen los actos de violencia, tolerar (que no consentir) la agresión
sexual para evitar males mayores. 57Dada la dificultad que plantea el término de
resistencia, este será tratado más adelante con mayor precisión 58.
b.2. La intimidación
53
Idem.
54
GIMBERNAT. Estudios de Derecho Penal. Civitas, Madrid, 1976, pp. 179-180; véase también
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (Coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016, p.
170.
55
Idem.
56
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, pp.205
57
MUÑOZ CONDE. DP, PE, 20ª, 2015, p. 192.
58
Véase infra, Capítulo III.
59
CONZÁLEZ-CUÉLLAR GARCÍA, A., en: CP. D y J, t. II, 1997, p. 2166.
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En opinión de Antonia Monge Fernández: “la intimidación se identifica con la amenaza
de un daño ilícito (y en algunos casos lícito), sometida a una condición ilícita”. 60
Es imprescindible que el sujeto esté intimidado y convencido de que ese mal con que
se amenaza puede hacerse real en cualquier momento. Y es en ese momento, cuando
63
la víctima está convencida de que la amenaza es real, cuando existe la intimidación.
Por tanto, la amenaza debe ser grave, seria, inmediata y efectuada por el sujeto que efectúa
el acto sexual o un tercero. Tampoco es necesario que el mal se prolongue
ininterrumpidamente, sino que basta con que la exteriorización de la amenaza resulte
operativa. 64
En cuanto a la gravedad, para Gimbernat, debe reunir los siguientes requisitos: “a) tratarse
de un mal constitutivo de delito, b) que el delito cuya realización se amenaza esté
sancionado con una pena igual o superior a la violación y c) que en caso de tener una pena
menor constituya un ataque contra la integridad corporal”. 65
60
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 96.
61
ORTS BERENGUER, E., en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 205
62
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, pp. 98 y ss.
63
ORTS BERENGUER, E., en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 207.
64
Idem.
65
GIMBERNAT, Estudios de Derecho Penal. 1976, pp. 184 y ss., citado en LAMARCA PÉREZ, en:
Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016, p. 171.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
La tesis anterior no tiene en cuenta aquella amenaza que no es delito, pero que sí se
presenta como grave para la víctima. 66
En lo que respecta la edad del sujeto pasivo y el contexto social o familiar que le rodean,
son factores decisivos para valorar hasta qué punto la intimidación puede tener el grado
suficiente para integrar el tipo de alguno de estos delitos. No se trata, por tanto, de que
sea el sujeto pasivo quien determine, con su personal sentimiento de valoración, cuándo
la intimidación puede ser suficiente para considerar el acto sexual como agresión sexual
o, en su caso, como violación, sino que el juzgador tenga en cuenta las circunstancias que
conocía el agresor y que han llevado al acto sexual.67
Los seguidores del criterio parten tanto de la crítica al criterio objetivo, que en su opinión
limita demasiado los supuestos típicos de intimidación; como de la crítica al criterio
subjetivo, por las dificultades probatorias de determinación del efecto psicológico que
necesariamente debe producirse en la víctima. 69
66
Idem.
67
MUÑOZ CONDE. DP, PE. 20ª, 2015, p. 193.
68
GONZÁLEZ GUERRA. Delitos contra la libertad sexual, 2015, pp. 129 y ss.
69
Idem.
70
GONZÁLEZ GUERRA. Delitos contra la libertad sexual, 2015, pp. 129 y ss.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
Si se afirmara que esa determinación de la gravedad corresponde a los tribunales, se
estaría pretendiendo erróneamente que éstos deben juzgar cuándo una amenaza es seria
desde la perspectiva interna de quien la formula. 71
Aunque existen otros, lo anterior corresponde tan solo a la crítica del criterio más común
utilizado para la delimitación de la intimidación.
Me gustaría poner esta crítica en relación con el caso de la Sentencia de “La Manada”
73
que va a ser analizada en el presente trabajo, pues una de las críticas a dicha sentencia
versa sobre la existencia o no de intimidación en un caso en el que finalmente el tribunal
falló a favor la calificación jurídica de abuso sexual. En este sentido, ¿se podría considerar
intimidación que cinco hombres en edad adulta se queden a solas, y en un reducido
espacio, con una chica de apenas 18 años?
De acuerdo con la doctrina dominante, el dolo está integrado por un elemento intelectual
y otro volitivo, esto es, se trata de la conciencia y voluntad de realización de los elementos
objetivos del tipo. Por tanto, el dolo de las agresiones sexuales del art.178 CP está
constituido por el conocimiento del sujeto activo de que está realizando un acto sexual en
71
Idem.
72
GONZÁLEZ- CUÉLLAR GARCÍA, A., en: CP. D y J, t. II, 1997, p. 2166.
73
Véase infra, capítulo V.
74
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p.111. Véase también supra,
apartado 1.1.
75
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p.172
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
el cuerpo de otro, con violencia o intimidación, y sin el consentimiento del sujeto pasivo;
y, por tanto, sin la voluntad de realizar dicho acto 76.
Para muchos autores, el dolo requiere la comprensión del significado social del hecho, es
decir, que el autor conozca su significado sexual. Así, para Muñoz Conde, basta con
77
que el autor tenga conocimiento de que realiza una agresión de carácter sexual. Del
mismo modo, para Antonia Monge Fernández es rechazable la concepción de dolo como
mero conocimiento de la realización del tipo. 78
Existe cierta polémica sobre si se requiere algún elemento subjetivo de lo injusto adicional
y distinto del dolo, pues durante muchos años la doctrina mayoritaria, e incluso cierta
jurisprudencia, opinaban que en los delitos sexuales había que requerir el “ánimo lúbrico”
o tendencia lasciva como un elemento subjetivo de lo injusto distinto del dolo. 80 Así, por
ejemplo, según ha señalado el Tribunal Supremo en el pasado:
En la gran mayoría de estos delitos el autor obra con tendencia lasciva, pero no siempre
es así, pues se realizan actos de carácter sexual con fines de venganza, burla, curiosidad,
76
Idem.
77
MUÑOZ CONDE, DP, PE, 19ª, 2013, p.216. Véase también LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez
(coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal”, 2016, p. 172.
78
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 111.
79
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 172.
80
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 116.
81
Auto TS nº 2693/2001, Sala Segunda, de lo Penal, de 14 dic. 2001, [FJ3].
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Los Delitos contra la libertad sexual
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despecho, etc. Por eso, en la actualidad la doctrina y jurisprudencia mayoritarias
determinan que el único elemento subjetivo es el dolo.82
82
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 116.
83
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 117.
84
STS nº433/2018, Sala Segunda, de lo Penal de 28 Sep. 2018.
85
Idem.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
1.3. COMISIÓN POR OMISIÓN
¿El delito de agresión sexual puede cometerse por omisión? En todos los delitos se hace
el mismo planteamiento cuando se quiere responder a esta pregunta: ¿se puede cometer
el delito por omisión a título de autor? Y cabe preguntarse si cabe la participación por
omisión, ya que en este caso la respuesta es siempre afirmativa independientemente de
cuáles sean los requisitos exigidos para la participación por omisión. También es obvio
que en el delito de agresión sexual caben tanto la cooperación necesaria como la
complicidad por omisión.86
En este sentido, algunos autores como Díez Ripollés, distinguen entre la modalidad de
agresión sexual violenta y la intimidatoria: en la primera, es necesario que se produzca
una acción violenta causada por un tercero, y que el sujeto activo aproveche tal
circunstancia para realizar la conducta sexual. Así, este autor considera que se produciría
una violencia omisiva en los comportamientos ejecutados sobre una víctima maniatada e
inmovilizada, que por ello no puede oponer resistencia. Aunque dichas conductas
implicarán en ocasiones el empleo mínimo de fuerza física por el agresor, constatándose
la presencia de violencia activa. 88
86
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 117.
87
Idem.
88
Díez Ripollés, Comentarios al Código Penal Parte Especial, Vol. II, 2004, p. 294. Véase también:
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 117.
89
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 120.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
La jurisprudencia del Tribunal Supremo ha interpretado el concepto de “agresión” en un
ámbito restrictivo y ha afirmado en numerosas sentencias que éste debe consistir en un
acometimiento personal, de carácter material o físico. Aunque niega tal exigencia en otros
casos para compensar la drástica reducción de los bienes jurídicos defendibles. 90
Las agresiones, como los abusos sexuales, son delitos de mera actividad ya que no
requieren un resultado diferenciado de la acción sexual alguno.91
Estos delitos se consuman con la realización de tocamientos con contenido sexual, junto
92
con el empleo de violencia o intimidación sobre la víctima.
En lo que respecta a los actos preparatorios, ¿los actos preparatorios se castigan en este
tipo de delito? Siguiendo el principio de impunidad de los actos preparatorios, y teniendo
en cuenta que el CP no prevé expresamente la punición de la conspiración, provocación
ni proposición para esta clase de delito, hay que concluir que las conductas que no hayan
pasado de esta fase del iter criminis quedan impunes.
En cuanto a los sujetos del delito, teniendo en cuenta la redacción del art. 178 CP,
cualquier persona puede ser sujeto activo o pasivo con independencia del sexo, basta con
que sea un ser humano.94
La persona que realice la conducta descrita en el tipo delictivo será la autora del delito.
Además, son posibles las diversas formas de participación reguladas en los arts. 28 y 29
90
MONGE FERNÁNDEZ, Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 120.
91
ORTS BERENGUER, E., en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 208
92
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 172
93
Idem.
94
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 173
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
CP. Así, por ejemplo, cuando un sujeto sujeta o amenaza a la víctima mientras el otro
lleva a cabo la conducta sexual, se suele calificar la conducta como participación por
95
cooperación necesaria. Esta es la opinión del Tribunal Supremo y de un sector de la
doctrina.
Sin embargo, para otros autores como Lamarca, este supuesto “constituye más bien un
supuesto de coautoría donde cada sujeto realiza una parte de la conducta típica que
consiste no solo en el comportamiento sexual, sino en ejecutarlo precisamente por medio
de violencia o intimidación”. 96 En una misma línea se manifiesta Orts Berenguer: “no se
requiere que todos los participantes ejecuten la agresión sexual, basta con que colaboren
a que alguno de ellos la realice”. 97
En caso de que se trate de actuaciones conjuntas o en grupo, este hecho ya puede constituir
por si solo una amenaza suficiente para el sujeto pasivo, produciéndose los que Orts
Brenguer denomina: intimidación ambiental. 98 La razón de ello es que en estos casos la
víctima presenta mayores dificultades para negarse a las pretensiones de los agresores.
Asimismo, supone una superior lesividad para el bien jurídico un ataque en grupo. 99
En cuanto a los concursos, cabe apreciar delito continuado en los delitos contra la
libertad sexual, el cual se produce cuando los mismos sujetos y en los mismos hechos, se
101
ejercen varias conductas de agresión sexual o violación. En cuanto al concurso de
leyes, existe cuando los actos de agresión sexual que se dirigen a consumar el acceso
canal o la introducción de objetos quedan subsumidos en el tipo cualificado, excepto
95
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.) Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016, p.
173.
96
Idem.
97
ORTS BERENGUER, E., en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 213.
98
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 173.
99
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016, p.
175.
100
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 173.
101
ORTS BERENGUER. en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, pp. 209 y 210.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
cuando la conducta sexual es innecesaria y grave para la realización de la violación, en
cuyo caso habrá concurso de delitos. 102
a. Conductas típicas
La conducta típica del delito de violación se recoge en el artículo 179 del Código Penal:
“Cuando la agresión sexual consista en acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal,
o introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras
vías, el responsable será castigado como reo de violación con la pena de prisión
de seis a 12 años”.
Para que se produzca la violación, se requieren los mismos elementos que los del tipo
básico ya analizados y, además, que la agresión sexual consista en:
Esta conducta comprende tanto la acción de penetrar por parte del autor, como la
conducta de obligar a la víctima a que la realice. 103
102
Idem.
103
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 168.
104
ORTS BERENGUER. en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 202. Véase también,
LAMARCA PÉREZ en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016, p.
174.
105
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 202.
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Los Delitos contra la libertad sexual
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2) Introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos
primeras vías (i.e., vaginal o anal).
Como ya se ha mencionado con anterioridad, en este delito los sujetos activos y pasivos
pueden serlo cualquiera: tanto un hombre como una mujer puede ser autores.109
106
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 168. Véase también ORTS BERENGUER, E., en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 202
107
MUÑOZ CONDE. DP, PE, 20ª, 2015, p. 195.
108
Idem.
109
Véase supra, Capítulo I.
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Los Delitos contra la libertad sexual
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Al igual que en el tipo básico de agresión sexual, la violación no es un delito de propia
mano sino que cabe la autoría mediata. Como ya se ha citado anteriormente, la realización
de la violencia o intimidación por un tercero distinto al que realiza la acción de acceder
carnalmente o introducir objetos constituirá coautoría, para unos autores, y participación,
110
para otros.
En este delito rigen las reglas generales de la participación, por lo que caben la inducción,
la cooperación necesaria y la complicidad. En cuanto a la cooperación necesaria, esta
podía consistir en ayuda física (por ejemplo, para sujetar a la víctima), o verbal o
gesticular (amenaza). 111
En cuanto a los concursos, es muy frecuente que, con anterioridad a realizar una violación,
se haya efectuado alguna conducta del tipo básico de agresión sexual. Si bien éstas no se
pueden castigar de manera individualizada, sino que quedan subsumidas en el tipo más
grave, que es la violación. Lo mismo ocurre con las posibles lesiones leves, coacciones o
amenazas que se puedan ocasionar a la víctima. 112
Hay ocasiones en que unas lesiones graves pueden dar lugar a concurso de delitos cuando
exista dolo del autor de lesionar con independencia del de atentar contra la libertad sexual:
110
Véase supra. Capítulo II.
111
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 204
112
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 209
113
STS nº 491/2003, Sala Segunda, de 13 de nov de 2003, en relación por ejemplo con las lesiones
psíquicas.
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Los Delitos contra la libertad sexual
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En los casos de detención ilegal, se puede dar un concurso medial dado que existe una
relación de medio a fin entre dicha detención y la posterior agresión sexual. Si bien, puede
114
convertirse en un concurso real si la detención se alarga después de del delito sexual.
Por otro lado, el Tribunal Supremo determina que cabe el delito continuado “a) cuando
la repetición del acto sexual se produce de manera seguida e inmediata con el mismo
sujeto pasivo”; b) en el mismo marco de la misma ocasión, en análogas circunstancias de
tiempo y lugar, bajo la misma situación de fuerza o intimidación; y c) cuando todos los
actos responden al mismo impulso libidinoso no satisfecho hasta la realización de esa
pluralidad con o sin eyaculación (STSS 4/12/2000, 26/3/2003, 23/4/2004, 30/1/2009)”.
115
2ª) Cuando los hechos se cometan por la actuación conjunta de dos o más personas.117
Existe cooperación necesaria cuando “se produce una violación en la que la presencia de
varios individuos, sin previo acuerdo, pero con conciencia de la acción que realizan, actúa
como componente intimidatorio, aunque no realicen acto alguno, produciéndose lo que
puede denominarse gráficamente intimidación ambiental, porque la simple
114
Idem.
115
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p.p. 210
116
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 209
117
Véase supra. Capítulo II.
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Los Delitos contra la libertad sexual
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concurrencia de una o varias personas, distintas del agresor efectivo, produce en el
agredido un estado de indefensión real o efectivo” 118.
3ª) Cuando la víctima sea especialmente vulnerable, por razón de su edad, enfermedad,
discapacidad o situación, al avanzado estado de gestación de la víctima o su estado de
embriaguez (STS de 22 de noviembre de 2005).
La vulnerabilidad hace referencia a la facilidad con la que alguien puede ser atacado y
lesionado, por lo que no depende de la fuerza del atacante, sino del estado de la víctima.
119
4ª) Cuando, para la ejecución del delito, el responsable se haya prevalido de una relación
de superioridad o parentesco, por ser ascendiente, descendiente o hermano, por
naturaleza o adopción, o afines, con la víctima. Este subtipo agravado pretende castigar
la mayor facilidad que tiene el autor para realizar el delito sexual cuando existe algún
parentesco con la víctima o algún tipo de superioridad. Es decir, este subtipo añade una
ventaja para el agresor, de la cual se prevalece. 120
5ª) Cuando el autor haga uso de armas u otros medios igualmente peligrosos,
susceptibles de producir la muerte o alguna de las lesiones previstas en los artículos
149 y 150 del CP, sin perjuicio de la pena que pudiera corresponder por la muerte o
lesiones causadas.
Basta con el uso de tales medios para aplicar esta circunstancia, si bien el uso del arma
para asustar a la víctima formará parte de la intimidación y no de este subtipo agravado
(STS 22 de diciembre de 1997).121
Como manifiesta Muñoz Conde, “la razón de la cualificación reside en algunos de los
supuestos en la inferioridad en que se encuentra la víctima respecto al autor o autores de
la agresión sexual. Esto es especialmente evidente en la circunstancia 2ª, en que la
118
SSTS de 20/10/1999, y de 17/1/2001, citadas en: ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.),
DP, PE, 5ª, 2016, p. 210.
119
ORTS BERENGUER. en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 213
120
ORTS BERENGUER. en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 214
121
Idem.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
actuación conjunta de dos o más personas no requiere que las dos o más personas lleguen
a realizar el contacto corporal, sino que basta que una de ellas ejerza la violencia o
intimidación sobre la víctima, mientras que la otra accede carnalmente”. 122
122
MUÑOZ CONDE. DP, PE, 20ª, 2015, p. 198.
123
LUZÓN CUESTA. Compendio de Derecho Penal. PE, 2010, p. 87.
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Los Delitos contra la libertad sexual
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CAPÍTULO III. LOS ABUSOS SEXUALES
1. CONCEPTO
Los abusos sexuales están tipificados en los arts. 181 y 182 CP, y según Orts “consisten
en la realización de actos salaces atentatorios a la libertad sexual de otra persona, sin el
consentimiento válido de ésta y sin violencia ni intimidación”. 124
En una misma línea se pronuncia Lamarca, definiendo los abusos sexuales como
“aquellos comportamientos que se caracterizan por la realización de conductas de
contenido sexual sin hacer uso de la violencia o intimidación”. 125
Según Muñoz Conde: “la diferencia fundamental con las agresiones sexuales es la no
concurrencia de violencia o intimidación en los abusos como medios de ataque a la
libertad sexual, pero tienen en común con aquéllas que se trata de un ataque a la libertad
sexual no consentido o con consentimiento viciado”. 126
2. CLASES O TIPOS
Para explicar los abusos sexuales y sus subtipos, Orts los divide en tres grupos, en función
del grado de falta de consentimiento o de consentimiento viciado que se aprecie en la
víctima. Son los siguientes:
1) Abuso sexual no consentido.
2) Abuso sexual de prevalimiento
3) Abuso sexual fraudulento o con abuso de una posición de confianza, autoridad
o influencia sobre la víctima.
Además, puede haber abusos sexuales con acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, o
con introducción de objetos o miembros corporales por vía vaginal o anal (art. 181.4 C.P),
con una pena de 4 a 10 años de prisión. También hay otro subtipo agravado si concurren
las circunstancias 3º o 4º del art. 180.
124
ORTS BERENGUER, E., en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 217
125
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 178.
126
MUÑOZ CONDE. DP, PE, 20ª, 2015, p. 199.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
Los abusos sexuales no consentidos son los regulados en los números 1 y 2 del art.181
CP.
El legislador especifica en el 181.2 CP tres supuestos que serán considerados en todo caso
como abusos sexuales no consentidos :
Se entiende por víctima privada se sentido “la persona desmayada, la que ha perdido el
conocimiento o está narcotizada, anestesiada, bajo los efectos de una droga, embriagada,
dormida […]”, es decir, que no está “en condiciones de ejercitar sus facultades, de captar
la realidad y de acomodar su conducta a tal conocimiento” (STS 22/10/2008, 28/7/2009;
25/11/2010, 27/6/2012). 128
Lamarca define tal privación de sentido como aquella “situación donde -el sujeto pasivo-
no puede manifestar libremente su oposición a la conducta sexual. Se establece una
presunción sobre la falta de consentimiento de la víctima […]”. 129
127
MUÑOZ CONDE. DP, PE, 20ª, 2015, p. 200. Al respecto, véase supra, Capítulo II.1, el debate sobre el
concepto de comportamiento o acto sexual.
128
ORTS BERENGUER, E., en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 218
129
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 178.
130
MUÑOZ CONDE. DP, PE, 20ª, 2015, p. 201.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
Según Lamarca el trastorno consiste en “que la víctima padezca una grave alteración
psíquica que le impida apreciar el significado de la acción sexual que consiente […]”.
Continúa esta autora: “el trastorno puede deberse a motivos de índole emocional o
afectivo (así, por ejemplo, si la víctima se encuentra en un estado de miedo intenso no
provocado sino aprovechado por el autor)”. 131
Para Orts, el trastorno “ha de entenderse como enfermedad mental grave, dolencia
psíquica que conlleva una profunda afección de las capacidad intelectivas y/o volitivas
del sujeto que le impiden comprender el significado pleno de sus actos y de acomodar su
comportamiento a dicho conocimiento”.132 Al igual que Lamarca, incluye el trastorno
mental transitorio.
Este trastorno mental puede ser transitorio o permanente, pero se exige que, en el
momento de cometerse el hecho, exista objetivamente esa enajenación de la víctima, y
133
que el agresor, conocedor de ese estado, abuse del mismo.
131
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 179.
132
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 218.
133
Idem.
134
LUZÓN CUESTA. DP, PE, 2010, p. 92.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
En este caso, el autor anula la voluntad de la víctima “mediante fármacos drogas o
cualquier otra sustancia natural o química”. Por tanto, en este caso el autor no se
aprovecha de la situación, sino que es él quien la provoca. 135
“Lo relevante es que la víctima se encuentre en una situación de incapacidad para decidir
[el acto sexual]”. Además, no es necesario que haya una anulación de voluntad absoluta,
sino la suficiente para que la víctima no tenga capacidad de decisión 136.
Lamarca define el abuso por prevalimiento de una manera más sencilla: “… un supuesto
donde la víctima, aunque presta su consentimiento para la realización de la conducta de
abuso sexual, no lo hace libremente”. 140
Ahora bien, esta situación de superioridad no es en sí misma suficiente para que exista el
delito, sino que se deben dar dos requisitos para que exista esta variedad de abuso sexual:
135
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 219.
136
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 179.
137
MUÑOZ CONDE. DP, PE, 20ª, 2015, p. 203.
138
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 2016, 5ª, p. 220.
139
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 180.
140
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 180.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
b) el sujeto activo ha de prevalerse de esa posición para relacionarse sexualmente
con el sujeto pasivo. 141
Este tipo de abuso por prevalimiento tendrá una especial relevancia a través del análisis
de la sentencia de “La Manada”. 145
Este tipo de abuso sexual está regulado en el art.182 CP, en el cual se pueden observar
tres situaciones distintas: abuso mediante engaño, abuso de una posición de reconocida
146
autoridad o influencia, o abuso de una posición de reconocida de confianza.
Antes de pasar a ver cada situación de manera individual, es de advertir que en este
supuesto de abuso sexual la edad está limitada a aquella persona que tenga entre 16 y 18
años. 147
141
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.) DP, PE, 5ª, 2016, p. 220
142
LUZÓN CUESTA. DP, PE, 2010, p. 93.
143
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 220
144
LAMARCA PÉREZ, en: Lamarca Pérez (coord.), Delitos. La parte especial del Derecho Penal, 2016,
p. 180.
145
Véase infra, Capítulo V.
146
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 220
147
Idem.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
En primer lugar, el abuso mediante engaño consiste en que el autor ofrece algo a la
víctima que no se ajusta a la realidad, para que ésta acceda a realizar prácticas sexuales.
Así, el abuso sexual mediante engaño consta de los siguientes componentes:
1) el sujeto activo tiene que emplear una confabulación para conseguir que el sujeto
realice lo que quiere el autor.
2) El sujeto pasivo se tiene que creer las mentiras del autor.
3) Debe darse una relación de causa-efecto, en cuanto a que dicha relación sexual
debe ser propiciada por el engaño provocado por el sujeto activo. 148
Por último, y al igual que en el caso anterior, el abuso de una posición de reconocida
confianza plantea numerosos problemas, pues normalmente las situaciones de confianza,
si no van unidas a una superioridad, pocas veces pueden suponer un ilícito penal. 150
148
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 221
149
Idem.
150
ORTS BERENGUER, en: González Cussac (coord.), DP, PE, 5ª, 2016, p. 221
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
151
Véase supra, Capítulo II.
152
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, pp. 2029-2035.
153
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, pp. 2011-2028.
154
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, p. 2016.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
Una de las cuestiones más llamativas era la relativa a si se realizaba o no el delito de
violación cuando la víctima desistía del rechazo del ataque, y en consecuencia la
interrupción de la resistencia se producía a causa de una satisfacción erótica por los actos
realizados por el sujeto pasivo. 155
Gracias a la evolución de la conciencia social, así como del propio Código Penal, la
situación ha cambiado, y no la podría haber descrito mejor Joaquín Francisco Pacheco
cuando decía que: “no es imprescindible que haya hecho una resistencia desesperada o
que haya vencido todos sus esfuerzos. […] No debía buscarse en las mujeres heroínas y
en los violadores colosos de fuerza o de poder. En resultando que la resistencia fue
verdadera y que se emplearon medios materiales capaces de sujetar, de inutilizar, de
155
Idem.
156
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, p. 2017. Véase también la STS nº3125 de junio de 1963
157
Idem.
158
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, p. 2018. Véase también, DIEZ RIPOLLÉS. Comentarios al Código Penal, Parte Especial
II, 2004, p. 289.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
amedrentar a una persona común, la violación está justificada”159. En general, según
señala González Rus, se ha producido una atenuación formal de los requisitos exigidos
en torno a la resistencia, pero, como se verá en el apartado cuarto, continúa siendo un
requisito tácito que emplean jueces y tribunales para castigar este tipo de delitos160.
Así, para comenzar podemos advertir que la resistencia no es un requisito del tipo de
agresión y abuso sexuales, y así lo manifestó el Tribunal Supremo en su sentencia
604/2004 de 15 de diciembre:
“Lo que califica la agresión sexual del artículo 179 del Código Penal no es la mayor o
menor resistencia, sino la falta de consentimiento para el contacto sexual mediante
penetración anal, bucal o vaginal, que se obtiene mediante la violencia o el miedo ”.
“El delito de violación, comprendido en el art. 429 CP 1973, supone, según una
reiterada jurisprudencia, un ataque a la libre disposición de la autodeterminación
sexual, a la libertad y dignidad de la persona, constituyendo la conducta típica la acción
violenta o intimidante dirigida a lograr el acceso carnal con la víctima, si bien tales
ataques no han de ser irresistibles, sino idóneos en la ocasión concreta para conseguir
el fin propuesto (TS S 27 Feb. 1995), bastando que la intimidación sea eficaz y
suficiente para doblegar la voluntad de la mujer, no requiriéndose por parte de ésta
que se produzca resistencia, elemento que no forma parte del tipo penal, como ha
puesto de relieve el TS en SS 4 May. 1992, 11 Feb. 1994, 3 Feb. 1995, no excluyéndose
la existencia del delito por la pasividad de la víctima cuando la resistencia aparece
159
PACHECO. Código penal concordado y comentado, III, Madrid 1881, p.126, citado en GONZÁLEZ
RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique Gimbernat, 2008, p. 2016.
160
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, pp. 2019-2020.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
inútil o el temor la inhibe (TS SS 12 Jun. 1985, 10 Dic. 1986, 17 Mar. 1987, 12 Jun.
1990 y 3 Feb. 1995)”161.
“es suficiente para integrar la figura delictiva que la manifiesta y explícita oposición
de la víctima, el agente persista en los propósitos [sic], venciendo por la fuerza esa
oposición y la resistencia ofrecida aunque esta fuera una resistencia pasiva porque
lo esencial es que el agresor actúe contra la voluntad de la víctima porque obra
conociendo su oposición, toda vez que incluso para superar esta resistencia meramente
pasiva el agresor necesita utilizar la fuerza o la energía muscular, por escasa que ésta
sea, sobre el cuerpo de la víctima para conseguir el objetivo propuesto (STS.
20.3.2000)”.162
Resulta poco clarificadora la postura del Tribunal Supremo con respecto a la resistencia,
pues en una misma Sentencia:
1) Exige que la víctima se resista cuando la fuerza empleada por el sujeto activo sea
de menor entidad.
161
La negrita es mía.
171
La negrita es mía.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
“No puede exigirse a la víctima que oponga resistencia hasta poner en riesgo serio
su vida o su integridad física, sino que basta con que sea idónea según las
circunstancias del caso ”.
Todo este caos respecto de la resistencia necesaria en los delitos de agresión sexual
queda relativizado, pues, solo puede prescindirse de la resistencia cuando hay
un temor fundado, un racional convencimiento de la inutilidad de su empleo o
de que oponiéndose a la agresión se corre el riesgo de un mal superior.
“La realización del tipo se suele dar también cuando la situación de inferioridad en
la que se encuentra el sujeto pasivo le permita razonablemente suponer que su
resistencia podría acarrearle más perjuicios que ventajas, tal es la situación en la
que se encontraba la víctima, detenida en un calabozo, cuando fue objeto del abuso del
recurrente, dado que se encontraba prácticamente en manos del agresor y en una
posición de clara inferioridad en la que podría temer represalias o, en caso de una
defensa activa, ser acusada de agresión al policía”.
“Es decir, que los elementos principales o nucleares del tipo y que como tal deben ser
acreditados cumplidamente por quienes ejercitan la acción acusadora son: la falta de
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
consentimiento y oposición de la víctima para realizar la penetración y el
vencimiento de esa voluntad por medio de fuerza material o intimidación dirigida
al sujeto pasivo de causarle un mal inminente y grave para constreñirle u obligarle a
realizarle la penetración inicialmente rechazada”.
“La violencia o fuerza física utilizada ha de ser la adecuada para evitar que actúe según
las pautas derivadas del ejercicio de un derecho de autodeterminación. La resistencia
de la víctima no tiene que ser tan intensa que tenga que provocar necesariamente
la activación de actos violentos por su agresor. El tipo penal únicamente requiere la
violencia por el acusado y no hace mención a la resistencia que debiera oponer la
víctima y mucho menos el grado o entidad de tal resistencia contra la fuerza física
empleada por el agresor”.164
En primer lugar, en esta sentencia parece que el Supremo da a entender que la víctima se
debería resistir “un poquito”, para probar hasta dónde está dispuesto a llegar el agresor.
Entonces, si este último emplea medios más violentos no habrá duda de que existe
violación. ¿Pero y si el agresor emplea directamente medios violentos?165 En este sentido,
parece en la actualidad aún se sigue la línea del Tribunal Supremo en su sentencia
131/1998, de 9 de febrero:
164
STS nº 573/2017, Sala Segunda, de lo Penal, de 18 jul. 2017. La negrita es mía.
165
Véase infra, Capítulo V.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
una fuerza clara y suficiente, entonces la resistencia es innecesaria si lo que
determina el tipo es la actividad o actitud de aquél, no la de esta”.
En segundo lugar, llama la atención que el segundo párrafo de esta sentencia de 2017 sea
exactamente el mismo a que se ha hecho mención anteriormente a través de la sentencia
del Tribunal Supremo, Sala Segunda, de lo Penal, Sentencia 770/2006 de 13 jul. 2006,
Rec. 1471/2005.
Al menos, parece que algo ha avanzado la jurisprudencia en este aspecto, pues (como ya
se ha indicado) hubo un tiempo en el que la mayor parte de la jurisprudencia entendía
necesaria la resistencia respecto de los delitos de agresión sexual.
Tras haber analizado los delitos de agresión y de abuso sexual, haber entendido las
diferencias existentes entre ambos tipos, en este apartado es preciso comparar la
delimitación de los delitos de agresión sexual, sobre todo del de violación, respecto de
los delitos de abusos sexuales, y el papel que en esa delimitación debería (o no) jugar la
idea de resistencia. 167
166
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, pp. 2011-2028.
167
Idem.
168
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, pp. 2029-2035.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
debería ser un requisito del delito de violación resulta bastante lógico. Sin embargo,
como hemos visto gracias al análisis de la jurisprudencia en los apartados anteriores de
este capítulo, los tribunales intentan hacer que esté presente en el delito, logrando, de esta
manera, que con esa exigencia de la resistencia, un elemento implícito del delito haya
adquirido un protagonismo superior a los explícitos (falta de consentimiento y violencia
e intimidación). 169
En este sentido, si comparamos el delito de agresión sexual con otros en los que también
se exige violencia (ej., robo con violencia o intimidación), junto al uso de medios
violentos no se exige como requisito la resistencia del sujeto pasivo. Por ejemplo, en el
caso de un robo de cartera con violencia, no se exige del sujeto pasivo que luche con el
ladrón o se enfrente activamente al mismo. Por el contrario, para considerar el hecho
como delito basta con la agresión y con la entrega de la cosa. Ni siquiera se exige en estos
delitos que la víctima obstaculice de alguna manera la comisión del delito, por lo que
tendría que ser igual para los delitos de violación y de agresión sexual. 170
Así pues, como añade González Rus: “El elemento de resistencia solo debería tomarse
en cuenta cuando no conste por otros medios que el sujeto pasivo no consiente la
169
Idem.
170
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, p. 2032.
171
Idem. Cabe señalar, sin embargo, que para otros autores el hecho de que la intimidación suela aparecer
conjuntamente con la violencia en delitos como los de robo o agresiones sexuales es indicativo de que su
lesividad es equivalente a la de la violencia, y no menor como se indica en el texto y opina González Rus.
Véase en este sentido SÁNCHEZ-VERA, Blog Fide, 15-11-2018.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
relación sexual”. 172
De este modo, “donde resulte claramente acreditada la falta de
consentimiento del sujeto pasivo, donde la víctima diga directamente: ¡no!, es precisa la
violencia, pero no la resistencia”, al igual que ocurre en el robo con violencia e
intimidación.173
172
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, p. 2032. La negrita es mía.
173
Idem.
174
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, p. 2033.
175
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, p. 2034.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
la conducta típica no puede traducirse en el requerimiento a la víctima de una conducta
propia que aumente aún más los riesgos del comportamiento prohibido. 176
El mensaje debe ser otro, en (acertada) opinión de González Rus: ante un ataque
intolerable, la protección penal debe ser debida a la víctima en cuanto manifieste la
necesidad de la misma, rechazando explícitamente el comportamiento agresor, sin
necesidad de incrementar por su parte los riesgos para su vida o salud. 177
176
Ibídem, pp. 2034-2035.
177
GONZÁLEZ RUS, en: García Valdés et al. (coord.), Estudios penales en homenaje a Enrique
Gimbernat, 2008, p. 2035.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
Con el objeto de llevar a cabo un análisis más exhaustivo y poder comprender cuáles son
las diferencias entre la agresión y el abuso sexual, es preciso llevar estos extremos a la
práctica. De esta manera, se va a exponer un supuesto de hecho que será analizado
comenzando por los hechos y relacionándolos con la calificación jurídica establecida por
el tribunal, y las razones por las cuales se ha calificado el delito de aquella manera.
Igualmente, dado que esta sentencia ha sido recurrida, se incluirán algunos fragmentos de
la sentencia de segunda instancia que sean de relevancia en este capítulo, dictada por el
Tribunal Superior de Justicia de Navarra en fecha 30 de noviembre de 2018 (STJS de
Navarra nº 8/2018). Lo más relevante en esta resolución es que hay un voto particular
(firmado por dos magistrados) que falla a favor de una condena por agresión sexual y no
por abuso, por lo que serán analizadas las razones que llevan a esos dos magistrados del
TSJ a alegar la existencia de intimidación en la comisión del delito.
1. ASPECTOS DE HECHO
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su coche a dormir, ofreciéndose los procesados a acompañarla, sin que ésta pusiera
objeción alguna.
Los cinco chicos, junto con la denunciante, pasaron varios minutos callejeando por las
calles de Pamplona, aparentemente con el objeto de acompañarla al lugar donde tenía
estacionado el vehículo. Sin embargo, la trayectoria escogida para llegar a ese lugar no
fue la más adecuada, sino que empezaron a caminar en otra dirección.
Entretanto, dos de los condenados acudieron a un hotel a preguntar si tenían libre alguna
habitación para mantener sexo. Algo que la denunciante, durante el acto del juicio, afirma
no haber escuchado.
De este hecho se puede desprender que al menos dos de los condenados ya tenían
intención de mantener relaciones sexuales con la denunciante desde el momento en que
manifestaron el propósito de acompañarla a su coche.
Pues bien, al cabo de un rato caminando por las calles de Pamplona, uno de los
condenados vio que había una chica entrando a un portal, por lo que decidió hacerse pasar
por inquilino y así tener acceso al interior.
El chico que había conseguido acceder al portal le dijo a los demás, "vamos, vamos", con
el objeto de que todos accedieran al mismo. Así, “… quien le había dado la mano a la
denunciante para besarse, tiró de ella hacia él, cogiéndole de la otra mano [otro de los
condenados]; ambos la apremiaron a entrar en el portal tirando de «la denunciante», quien
de esa guisa entró en el recinto de modo súbito y repentino, sin violencia”.178
178
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 16. La negrita es mía.
179
Idem.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
sino que aquélla accedió al habitáculo por su propia voluntad creyendo que iban a realizar
otras actividades y no lo que finalmente ocurrió.
Una vez dentro, los condenados le dijeron que no gritara ni hablara en alto con el objeto
de que los vecinos no se percatasen de su presencia. Así, una vez tuvieron acceso al portal,
los cinco chicos guiaron a la denunciante a una parte del portal aislada, sin salida y de
unos de 2,73 cm de largo, por 1,02 cm de ancho y 1,63 cm de ancho en la parte más
amplia.
Cuando la denunciante accedió al primer rellano, cuya puerta de acceso estaba abierta,
tenía delante de ella a uno de los condenados y detrás a otros. De este modo fue dirigida
por ellos al habitáculo descrito, donde entre todos la rodearon. 180 Parte de dichas
relaciones sexuales fueron grabadas (siendo la mayor parte de la prueba practicada la
consistente en esos vídeos), sin que la denunciante advirtiera ningún móvil ni aparato
grabando ni los condenados le manifestaran tal hecho.
Una vez estaban dentro del habitáculo, los condenados le quitaron la riñonera a la víctima,
le bajaron los pantalones y comenzaron a practicar actos de naturaleza sexual con
penetración: “en esta situación la denunciante, [sic] sintió un intenso agobio y
desasosiego, que le produjo estupor y le hizo adoptar una actitud de sometimiento y
pasividad, determinándole a hacer lo que los procesados le decían que hiciera,
manteniendo la mayor parte del tiempo los ojos cerrados. […] todo este conjunto de
circunstancias, causó en la denunciante un bloqueo emocional, que le impidió reaccionar
ante los hechos y le hizo adoptar la disposición de ánimo, que acabamos de reseñar como
probada”.181
La denunciante en el acto del juicio “en concreto precisó que cuando llegaron al
cubículo empezó a sentir más miedo, porque se vio rodeada por los cuatro y ante
determinadas actitudes de ellos se sometió, quería que todo acabara y luego irse, le daba
igual lo que pasara; contestando a pregunta específica del Ministerio Fiscal: «… sentía
miedo cuando ya me vi rodeada por los cuatro y eso, entonces, no sabía cómo reaccionar
y no reaccioné. Reaccioné sometiéndome.», sin que pueda determinar los actos de
naturaleza sexual realizados, ni cuánto tiempo duró, pues: «… lo único que quería era que
pasara; yo cerré los ojos y si en algún momento los abrí, lo único que veía eran tatuajes
180
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 53.
181
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 16
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
(…).». Mantuvo con rotundidad que en ningún momento dirigió la acción, ni dijo qué iba
a hacerles a cada uno de ellos, no habló durante todo el tiempo en que duraron los hechos,
no decidió cambiarse de posturas, ni insistió para que fuera uno de ellos quien le penetrara
vaginalmente, ni de ninguna otra forma.”182 Añade en otro momento: “Lo único que le
puedo decir es que estaba en estado de shock, entonces me sometí y cualquier cosa que
me dijeran iba a hacerla porque es que estaba en estado de shock, yo no, no, ni pensé,
ni pude decidir en ese momento.”183
2. ASPECTOS JURÍDICOS
Los hechos narrados en el apartado anterior, fueron calificados por el Tribunal como:
En este apartado se analizarán cuáles fueron las razones por las que la Audiencia
Provincial de Navarra calificó el delito contra la libertad sexual como abuso sexual con
acceso carnal (sin que medie violencia ni intimidación) y no como violación (que requiere
el empleo de violencia o intimidación).
182
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 55. La negrita es mía.
183
Idem. La negrita es mía.
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Los Delitos contra la libertad sexual
Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
Navarra. Dicha apelación ha sido recientemente resuelta por el TSJ (STSJ nº 8/2018, de
30 de noviembre), llegando a la misma conclusión que la sentencia de la AP: se condena
por delitos de abuso sexual con acceso carnal y no como violación.
Las pruebas más relevantes que se practicaron en el juicio oral fueron, como ya se ha
avanzado, los vídeos grabados en el momento del acto sexual con la denunciante; la
declaración de la propia denunciante; y las declaraciones de los policías y personal
médico que la atendió con posterioridad.
“En lo que atañe a la intimidación como medio comisivo alternativo, precisamos que
ha sido definida por la jurisprudencia como constreñimiento psicológico, consistente
184
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 96. La negrita es mía.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
en la amenaza o el anuncio de un mal grave, futuro y verosímil, si la víctima no
accede a participar en una determinada acción sexual.185
Sin embargo, ¿ese miedo y esa superioridad provocados por el hecho de que fueran cinco
contra uno, no se podría entender como una forma de intimidación? El hecho de que una
persona esté sola en un cubículo y rodeada de cinco hombres más fuertes que ella y la
empiecen a desnudar, ¿tampoco se podría entender que es intimidatorio?
La respuesta para el tribunal es negativa pues dice: “Por el contrario estimamos, que los
procesados conformaron de modo voluntario una situación de preeminencia sobre la
denunciante, objetivamente apreciable, que les generó una posición privilegiada sobre
ella, aprovechando la superioridad así generada, para abusar sexualmente de la
denunciante quien de esta forma no prestó su consentimiento libremente, sino viciado,
coaccionado o presionado por tal situación”.188
Es decir, lo que se está analizando es una situación dirigida y provocada por los
condenados, los cuales desde un principio buscaron un lugar donde mantener relaciones
sexuales con la denunciante y al no encontrarlo decidieron acceder al reducido habitáculo
de un portal. Son cinco contra uno, con mayor corpulencia física y mayor edad. Y la
185
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, pp. 97 ss. La negrita es mía.
186
Idem. La negrita es mía.
187
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 99. La negrita es mía.
188
Idem. La negrita es mía.
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Agresión y abuso sexuales Marta López Ajenjo
conclusión a la que llega la Audiencia es que no es intimidación, sino que es una situación
de preeminencia sobre la denunciante provocada por esa superioridad en número en edad
y en grado de experiencia y madurez. A una misma conclusión llega el TSJ, en cuanto
afirma que “la conducta sorpresiva de los acusados que sitúan a la joven en un contexto
opresivo y humillante, mediando su desvalimiento, aprovechando una desproporción
abusiva de fuerzas, y sirviéndose de una situación de superioridad por razón de género,
edad y actuación en grupo”.189
Continúa el TSJ: “A juicio de la Sala los vídeos evidencian de una parte la pasividad
doliente de la víctima y de otra el abusivo comportamiento de los acusados, que inician
sin prolegómeno alguno y desarrollan sin miramiento un atentado contra el derecho a la
libre determinación personal de la joven, prevaliéndose de su número y fuerza,
escarneciendo su situación de desamparo”.191
“en conclusión, la situación que según apreciamos describen los videos y fotos
examinados, nada tiene que ver, con un contexto en el que la denunciante estuviera
activa, participativa, sonriente y disfrutando de las prácticas sexuales, según
mantiene los procesados. Las grabaciones muestran como los procesados disfrutan de
la situación e incluso posan en actitud jactanciosa alguno de ellos, mientras que nada
de eso revelan las grabaciones respecto a la denunciante, quien según acabamos de
razonar, en los dos últimos vídeos a partir de los que se interrumpió la grabación
189
STSJ de Navarra nº 8/2018, de 30 de noviembre, p. 28.
190
Véase supra, Capítulo II.
191
STSJ de Navarra nº 8/2018, de 30 de noviembre, p. 29. La negrita es mía.
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aparece agazapada, acorralada contra la pared por dos de los procesados y
gritando”.192
“En concreto, en relación con las declaración en el acto de juicio oral de la denunciante
a la que antes nos hemos referido con detalle, en el sentido de que cuando ocurrieron
los hechos estaba en estado de shock - sic- , lo único que mostró fue pasividad y
sumisión; describiendo la vivencia de los hechos como una situación de bloqueo
psicológico, en que no sabía qué estaba pasando, no entendía la situación, no podía
pensar y en consecuencia no podía reaccionar”. 193
“…Y así frente a una situación en la que la persona siente que su vida corre peligro,
se obvia la actuación de pensamiento racional, del cerebro superior en la que se
ponderan las diversas posibilidades y se actúa con el cerebro primitivo donde está el
sistema límbico”.194
Según los médicos forenses, en esta situación caben diversas reacciones: una reactiva de
lucha, defensa, petición de ayuda, otra de pasividad, ya sea con rigidez o con relajación,
y por último una incluso de acercamiento o cierta amistad con el agresor, para evitar
males mayores y conseguir que concluya cuanto antes.195
De esta manera, en virtud de esto último declarado por el tribunal, sobre la víctima cabrían
dos tipos de reacción cuando se ve forzada a mantener relaciones sexuales no consentidas:
Es decir, si la víctima intuye que reaccionar e intentar zafarse del sujeto pasivo va a
suponer un riesgo importante para su vida, y responde a la situación de manera callada
y sumisa ante el peligro de una reacción fatídica de los hombres, va a ser abuso
siempre y cuando no medie violencia ni intimidación.
192
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 73. La negrita es mía.
193
Idem. La negrita es mía.
194
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 73. La negrita es mía.
195
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 75.
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En este sentido, es relevante una sentencia mencionada anteriormente, concretamente
sentencia 604/2004, de 15 de diciembre, del Tribunal Supremo:
“Lo que califica la agresión sexual del artículo 179 del Código Penal no es la mayor
o menor resistencia, sino la falta de consentimiento para el contacto sexual mediante
penetración anal, bucal o vaginal, que se obtiene mediante la violencia o el miedo”.
En el caso de “La Manada”, el contacto sexual se obtiene a través del miedo que le
produce a la víctima encontrarse sola, en un espacio reducido, con cinco hombres más
fuertes y mayores que ella. ¿Entonces por qué en estos hechos no ha habido agresión
sexual, y en cambio se ha calificado como abuso?
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personal, ni con la inmediatez que se define y de desequilibrio en cuanto a la edad y
demás circunstancias que declaramos probadas.
Más que impresionante, la palabra a utilizar sería intimidante, lo cual consiste en aquello
capaz de infundir miedo.
De todo ello se puede concluir que para el tribunal la intimidación era un requisito del
tipo ausente. Si bien, esa “atmósfera coactiva” o “puesta en escena” que los condenamos
fueron urdiendo, se asemeja a la “intimidación ambiental” que propone Orts.197
2) Reaccionar, intentar zafarse y posiblemente poner en riesgo su vida frente a los cinco
hombres corpulentos que están frente a ella en un habitáculo reducido.
Y esta opción es la que de nuevo nos deriva a aquel requisito tácito e intrínseco que es la
resistencia, el cual ha sido objeto de análisis en este trabajo 198.
En caso de que la chica se hubiera resistido y la hubieran forzado, ¿entonces habría habido
violación? Sin embargo, al no haber habido resistencia y al haber tenido la víctima el
196
SAP de Navarra nº 38/2018 de 20 de marzo de 2018, p. 102.
197
Véase supra, Capítulo II.
198
Véase supra, Capítulo IV.
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consentimiento viciado por la situación intimidatoria y de superioridad, de la que los
condenados eran conscientes y de la cual se aprovecharon, únicamente hay abuso sexual.
Por tanto, hay dos posibles reacciones: o resistirse, y que en ese caso haya forzamiento y
por tanto violación; o dejarse llevar para no sufrir un mal mayor, y entonces solo habrá
abuso.
En consonancia, lo que se exige a la víctima para que haya violación es que se resista si
todavía no han empleado violencia sobre ella; mientras que para que haya intimidación
se exige al autor que la ponga de manifiesto de manera clara y directa sobre la víctima.
Pues el hecho de que cinco hombres rodeen a una chica y la empiecen a desnudar no se
puede entender como intimidación, puesto que en ningún momento nadie dice expresa
una amenaza (si no haces esto, te haré lo otro…).
En contraste con la concepción de los hechos que han tenido (en general) tanto la AP de
Navarra como el TSJ de Navarra, los cuales han fallado a favor de la existencia de abuso
sexual en lugar de agresión sexual, llaman poderosamente la atención el voto particular
de la sentencia del TSJ.
Para éstos últimos, los hechos que acaecieron en los San Fermines de 2016 no deben ser
calificados de abuso, sino de delito continuado de agresión sexual (arts.178 y 179 CC, y
subtipo agravado del art.180). La razón es que para estos dos magistrados hay
intimidación. Y lo relevante es que los hechos que se produjeron entonces, no han
cambiado en absoluto. Entonces, ¿por qué dos de los cinco magistrados ven intimidación,
y los otros no?
Las razones en las que fundamentan la calificación de los hechos como agresión sexual
se basan en la existencia de la llamada “intimidación ambiental”, que, como vimos, es
un concepto no desconocido y seguido por muchos autores, entre ellos Orts. 199 Así, en el
voto particular se explica este concepto de intimidación de la siguiente manera:
199
Véase supra, Capítulo II.
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y hora no exista posibilidad de obtener auxilio por terceras personas, así como la
actitud del sujeto agresor, normalmente de consistencia física más fuerte, que
manifiesta su decidido propósito de abusar del cuerpo ajeno para la satisfacción de sus
propios apetitos, sin que sea preciso utilizar ningún arma o instrumento material
amenazante»”. 200
[..] “la existencia del grupo puede producir en la persona agredida un estado de
intimidación ambiental, a la vez que provocar un efecto de reforzamiento
psicológico, por envalentonamiento de los agresores”. 201
Estas afirmaciones llevan a concluir a los magistrados del TSJ que firman el voto
particular discrepante que:
“Ante los tales actos habidos tanto con anterioridad, […] no ha de obtenerse la
conclusión de haber tenido lugar, simplemente, un supuesto de abuso de superioridad
del que se han aprovechado y prevalido los acusados para la satisfacción de sus deseos,
sino un acto de intimidación y coacción creado por todos ellos, tendiendo una
encerrona a la víctima, teniendo en cuenta la prácticamente nula posibilidad de ésta
de huir y/o escapar. En definitiva, conductas reveladoras de la existencia de
intimidación suficiente para mantener que los hechos tuvieron lugar mediante
intimidación ambiental para vencer la voluntad de la víctima”. 202
[…] “en definitiva, nos encontramos ante un supuesto de ausencia o inexistencia total
de consentimiento efectivo de la víctima, anulado por la acción de los acusados, ante
lo que aquélla valora como algo que hace inútil una posible oposición por su parte,
ante la imposibilidad de obtener auxilio por terceras personas, máxime cuando la
actitud del sujeto agresor (en nuestro caso cinco agresores), de consistencia física
más fuerte, que manifiestan su decidido propósito de abusar del cuerpo ajeno
para satisfacción de sus propios apetitos, sin que sea preciso utilizar ningún arma
o instrumento material amenazante (Sentencia del Tribunal Supremo de 4 de julio
de 1.991)”. 203
200
STSJ de Navarra nº 8/2018, de 30 de noviembre, p. 81.
201
Idem.
202
STSJ de Navarra nº 8/2018, de 30 de noviembre, p. 88.
203
Idem. La negrita es mía.
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la interpretación de este concepto? ¿El voto particular de los dos magistrados del TSJ
podría ser un paso para que evolucione la concepción actual y se incluya el concepto de”
intimidación ambiental”?
Parece que la sociedad española se manifiesta a favor de esta última práctica (la
intimidación ambiental), pues ésta ha sido la protesta generalizada de los españoles a raíz
de la sentencia de “La Manada”. Un caso que además de tener votos a favor de abuso y
votos a favor de agresión; ha tenido incluso un voto particular de absolución hacia todos
los acusados (y ahora condenados). Por lo que este caso no está exento de complejidad.
Para entender la repercusión social que ha tenido esta sentencia podemos acudir a lo
manifestado en algunos medios de comunicación. Por ejemplo, según un editorial de El
País:
204
EL PAÍS. 27 de abril de 2018. La negrita es mía.
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jurisprudencia tenga que adaptarse a los nuevos tiempos y que situaciones como la del
portal se consideren intimidación».205
No obstante, y dado que todo es opinable, muchos juristas expertos en la materia han
apremiado al Tribunal por el exhaustivo trabajo realizado en la argumentación sobre la
calificación jurídica de abuso y no de agresión sexual.
Así, en aras de dar una visión objetiva sobre el caso analizado, me gustaría poner de
manifiesto que España es una nación con separación de poderes y que la independencia
205
GONZÁLEZ. Diario de Navarra, 6 de mayo de 2018.
206
GIMBERNAT. EL MUNDO, 28 de mayo de 2018. La negrita es mía.
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de la justicia y la aplicación de las leyes deben ser perseverantes y primar frente a la
opinión pública, que en muchas ocasiones se deja llevar sin conocer ni saber lo que la
Ley predica.
Ya por último, resulta interesante observar uno de los argumentos de los condenados, que
recurrieron en apelación la SAP de Navarra alegando la existencia de error invencible de
tipo. En este apartado se analizará por qué el TSJ de Navarra ha desestimado dichas
afirmaciones.
Como ya decíamos en el apartado anterior, tan arraigada está la idea de que para la
existencia del delito de violación o de agresiones sexuales es precisa la resistencia del
sujeto pasivo, que llega a considerarse en ocasiones que la falta de resistencia puede dar
lugar a un error vencible sobre la existencia de intimidación. De esta manera la SAP de
Guadalajara en su sentencia 82/2006 de 12 de mayo acordó que:
“Cabe apuntar incluso que el procesado incurrió en un error vencible sobre un hecho
constitutivo de la citada infracción penal, la intimidación, elemento normativo del tipo
de este concreto delito, y que en esa situación, la mera negativa de ella no tuvo
entidad bastante para manifestarse como resistencia, pues, según reiterada
Jurisprudencia del Tribunal Supremo, no es suficiente, a tales efectos, la mera
oposición formal de la víctima, por lo que el procesado llevó a cabo la relación sexual
creyendo que contaba con el consentimiento ”. 207
En primer lugar, cabe hacer una distinción entre el error de tipo y el error de prohibición.
El error de tipo, regulado en art.14.1 y 2 CP, tiene lugar sobre alguno de los elementos
configuradores del tipo penal (sobre un hecho constitutivo del delito), y se produce
cuando el sujeto activo no es consciente de que con su conducta está realizando todos los
elementos objetivos de un tipo penal. El error de tipo actúa sobre la tipicidad y la
antijuridicidad, en particular sobre el dolo del autor, eliminándolo. Este error puede ser
vencible o invencible en función de si podía haberse evitado o no.
220
La negrita es mía.
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Por su parte, el error de prohibición (art.14.3 CP) se produce cuando existe un absoluto
desconocimiento de que la acción que el sujeto está realizado de manera consciente y
voluntaria está prohibida por el ordenamiento jurídico. 208
En este apartado tan solo me centraré en el error de tipo, con el objeto de compararlo con
los delitos contra la libertad sexual anteriormente analizados. Pues en aquellas ocasiones
en que la víctima tiene su consentimiento viciado por una superioridad de la que se
prevalece el autor, y no manifiesta signos de no querer que se produzca la relación sexual
para evitar un mal mayor, ¿realmente es posible que el autor crea que el sujeto pasivo
quiere y consiente esa relación sexual y actúe mediante error de tipo?
Algunos autores como Antonia Monge Fernández consideran que en la práctica, en los
delitos de agresión sexual, no hay espacio para que se den supuestos de error sobre un
elemento del tipo, en particular de error sobre el consentimiento de la víctima, mientras
que en el caso de los abusos sexuales sí suele plantearse con mayor frecuencia. 209
Por otra parte, el error vencible es aquel que pudo evitarse aplicando las más elementales
normas de cuidado; elimina el dolo, dejando la responsabilidad culposa, de existir el
correspondiente tipo penal imprudente. En cambio, el error invencible es aquel en el que
ni aplicando las más elementales normas de la diligencia exigible se hubiera podido evitar
el resultado, motivo por el que excluye totalmente la responsabilidad penal. 210
Por tanto, esencial en esta cuestión no es solo el no saber o no conocer, sino también el
determinar si era posible evitar el error (es decir, evitar que la realización de todos los
elementos de un hecho ilícito se desconociera).
Hay sentencias que pueden llegar a apreciar error en el sujeto activo, en cuanto al
consentimiento del sujeto pasivo a la hora de mantener relaciones sexuales:
208
Idem..
209
MONGE FERNÁNDEZ. Los delitos de agresiones sexuales violentas, 2005, p. 112.
210
Idem.
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de un automóvil donde las maniobras que describe el "factum" por parte del acusado
necesariamente requerían no sólo una actitud permisiva por parte de Luis Pablo, sino
también un cierto grado de colaboración en la complicada y casi contorsionista acción
que se relata en el "factum" para culminar con la penetración. Pero, en todo caso, lo
que resulta de todo punto incuestionable es que en este contexto, la inexistencia por
parte de Luis Pablo de toda palabra o expresión corporal de oposición, rechazo,
contrariedad o disentimiento al acto sexual, aboca, cuanto menos, a considerar desde
la perspectiva del acusado, un consentimiento tácito a dicho acto por parte de aquél y,
en último extremo, la concurrencia de un error de tipo del art. 14 C.P. (LA LEY
3996/1995) al pensar que la relación sexual no era inconsentida. Cierto es que se
trataría de un error vencible, pues bastaría una pregunta al partenaire, pero no
existiendo posibilidad legal de calificar este delito como culposo, la conclusión sería
la misma que si el error fuera invencible al afectar el error directamente al elemento
subjetivo del delito, esto es, a la consciencia y voluntad de ejecutar la acción sexual
sin el consentimiento del sujeto pasivo, de suerte que la no concurrencia de tan
fundamental componente del injusto, impide la tipificación como tal.
En conclusión, siendo la única prueba en que se apoya el Tribunal a quo para declarar
la culpabilidad del acusado tan frágil, vulnerable y debilitada por las circunstancias
que han quedado expuestas, y siendo la misma susceptible de llevar a un resultado
valorativo contrario al obtenido por la Sala de instancia, es claro que la dicha prueba
carece de la suficiencia incriminatoria exigible para sustentar un pronunciamiento
condenatorio, precisamente porque esa insuficiencia avala la persistencia de dudas
racionales y razonables sobre la tan mencionada concurrencia del consentimiento del
sujeto pasivo del encuentro sexual completamente incompatible con el citado juicio de
certeza que debe presidir toda sentencia condenatoria”.211
En el caso analizado, según los hechos probados en la sentencia, parece que fueron los
propios autores los que provocaron conscientemente esa situación y de la que se
prevalieron para abusar de la víctima, sin que ésta última fuera realmente conocedora de
sus intenciones.
211
STS nº726/2006, Sala Segunda, de lo Penal, de 29 jun. 2006.
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no le dejan si quiera ver lo que hay a su alrededor (como prueba de lo cual no se dio ni
cuenta de que estaba siendo grabada), sería difícil entender que cinco hombres en edad
madura no tuvieran la suficiente diligencia de advertir que, posiblemente una chica de 18
años recién cumplidos, no quisiera mantener sexo con cinco hombres a la vez en un
habitáculo minúsculo. Por tanto, en este caso, sería difícil apreciar cualquier tipo de error
en los autores que les pudiera eximir de alguna responsabilidad, sobre todo por la
superioridad manifiesta tanto en número como edad que éstos tenían sobre la víctima.
“La laxitud con que los acusados apreciasen el asentimiento de la joven no es tampoco
excusa de su lesivo proceder, pues media una prevalente desproporción de fuerzas,
una radical inferioridad ─en razón de edad, número y condición─, y en lugar angosto
y opresivo que dificulta su reacción y defensa”. 213
“La subsunción en el tipo penal de abuso con prevalimiento resulta una consecuencia
inevitable del relato fáctico de la sentencia recurrida. Se declaran probadas no sólo
la situación de manifiesta superioridad ─numérica, física y escénica─ de los
acusados (cinco varones de edades muy superiores y fuerte complexión rodeando a la
víctima en un lugar recóndito y angosto) y su efectiva incidencia en la libertad de
elección, acción y reacción de la víctima (que en esa situación se sintió impresionada
y sin capacidad de reacción, experimentando un intenso agobio y desasosiego que le
hizo adoptar una actitud de sometimiento y pasividad, y a hacer lo que los procesados
le decían), sino que también se declara probada la consciencia de la posición de
dominio o preeminencia que la sumisión de la denunciante proporcionaba a los
acusados y el aprovechamiento por ellos de dicha situación de desequilibrio para la
satisfacción de sus apetencias sexuales (los procesados conocieron y aprovecharon la
212
STSJ de Navarra nº 8/2018, de 30 de noviembre, p. 32.
213
STSJ de Navarra nº 8/2018, de 30 de noviembre, p. 33.
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situación de la denunciante, conseguida conforme a lo pretendido y deseado por ellos,
para realizar con aquella diversos actos de naturaleza sexual)”. 214
214
STSJ de Navarra nº 8/2018, de 30 de noviembre, p. 34.
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CONCLUSIONES
A través de este trabajo me he querido centrar sobre todo en el delito de agresión y abuso
sexual y los requisitos del tipo que conciernen a cada uno de ellos. Y qué mejor forma de
hacerlo que a través de un caso de hecho real y polémico, que como hemos visto ha sido
cuestionado y criticado por la sociedad.
Así, las cuestiones a las que se ha dado respuesta a través de este trabajo han sido, a groso
modo, las siguientes:
Como hemos visto, hay ocasiones en que una situación puede ser intimidante por sí sola,
sin que medie la intervención del autor. Pero el hecho de que no haya una injerencia real
y directa del autor no quiere decir que el mismo no tenga la voluntad de intimidar a la
víctima, o que no sea consciente de que con su propia presencia la víctima se encuentra
amenazada.
Tras el análisis del supuesto de hecho podríamos concluir que existen dos tipos de
intimidación: la directa y la indirecta. La primera es aquella en la que el propio autor hace
manifiesto un mal que va encaminado a obtener el consentimiento viciado de la víctima
para mantener relaciones sexuales con ella.
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aquel escenario creado a conciencia con el único propósito de agredir sexualmente. Es
decir, se produce lo que muchos autores denominan “intimidación ambiental”.
Por tanto, considero que la Ley (o su interpretación) debería evolucionar, pues una
situación no es intimidatoria porque así lo exprese el autor, sino aquella en la que con su
actuación haya creado una situación intimidatoria y con ello haya viciado el
consentimiento de la víctima, siendo el sujeto activo perfectamente consciente del efecto
que ha creado en la víctima y de lo cual se aprovecha para cometer el delito de agresión
sexual.
Ambas cuestiones nos deben llevar a una reflexión. ¿Por qué el concepto de intimidación
es rígido y solo existe cuando es expreso por parte del autor? Mientras tanto, la resistencia
no es un requisito del tipo, y sin embargo alguna jurisprudencia y doctrina actúan como
si lo fuera.
Ni un concepto debería ser tan limitado ni el otro tan versátil, sino que siempre se deberían
tener en cuenta todos los aspectos que han rodeado el hecho delictivo.
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JURISPRUDENCIA
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