Reseña Ley 115 y Constitución Política

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UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN


LICENCIATURA EN CIENCIAS SOCIALES
PROBLEMAS DE LA EDUCACIÓN COLOMBIANA Y POLÍTICAS
EDUCATIVAS
DIEGO HERNÁN ARIAS GOMEZ
RESEÑA: Ley 115 de 1994 o Ley General de Educación – Constitución política de
Colombia.

Por: Edwin Alberto Vergara Molina


Contexto general
Los artículos sesenta y siete y sesenta y ocho (principalmente) de la Constitución de
1991 están enfocados a reglamentar de forma general las directrices educativas en términos
de qué enseñar, quién enseña, dónde se enseña, etc. Ahora bien, la ley 115 de 1994,
conocida también como Ley General de Educación en Colombia, desglosa en profundidad
lo mencionado por la Constitución. En la segunda se habla específicamente sobre las
definiciones de educación (formal, informal, no formal) su estructura (preescolar, básica y
media), sus fines, su gestión administrativa, docente y social, sus objetivos,
preocupaciones, estamentos y absolutamente todo lo relacionado con educación en
Colombia.
Desarrollo y críticas
Ahora bien, es necesario iniciar comprendiendo qué entiende la ley 115 de 1994 por
educación, la cual menciona que es un “proceso de formación permanente, personal,
cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su
dignidad, de sus derechos y de sus deberes” (pp. 1). No obstante, la definición anterior no
es completa en relación a la concepción que se tiene de educación desde dicha ley, ya que
más avanzado el documento, la concibe como un servicio, algo que, en cierta medida, es
contradictorio con la preocupación que hay en la misma por respetar y tener presentes los
derechos de niños, niñas y adolescentes. Además, se menciona que “el servicio educativo
podrá prestarse en instituciones educativas de carácter comunitario, solidario, cooperativo o
sin ánimo de lucro” (Ley 115 de 1994, pp. 1), pero concebir la educación como servicio,
implica hablar de negocio, intercambio, mercado, es decir, sí existen de por medio
intenciones lucrativas.
De la misma manera, hay un énfasis en la calidad y esta es entendida desde el MEN
citado en Arias (2009) como “la capacidad del sistema para lograr que todos o la gran
mayoría de los estudiantes alcancen niveles satisfactorios de competencias para realizar sus
potencialidades, participar en la sociedad en igualdad de condiciones y desempeñarse
satisfactoriamente en el mundo productivo” (pp. 73), lo cual, sumado a la búsqueda por el
pleno desarrollo de la personalidad (fin educativo que plantea la ley), constituyen otra
contradicción, ya que, siguiendo al mismo autor, lo anterior demuestra que “sigue sin
reconocer que el ser humano tiene dimensiones afectivas, estéticas, lúdicas y artísticas,
pertinentes de ser abordadas desde la escuela, para el crecimiento multidimensional de los
estudiantes” (pp. 76).
Continuando con los fines educativos que dispone la ley, quisiera resaltar el que
menciona que es importante impulsar “la formación en la práctica del trabajo, mediante los
conocimientos técnicos y habilidades, así como en la valoración del mismo como
fundamento del desarrollo individual y social” (pp. 2), puesto que, considero que de los
trece que se mencionan, es el único que se aplica de forma enfática y rigurosa en Colombia,
reflejando el sentido neoliberal de la educación colombiana: una educación para el trabajo,
centrada en el entrenamiento de habilidades y capacidades prestas para el mundo laboral.
De la misma manera, esta dinámica sucede con los objetivos comunes para todos los
niveles de educación formal, en donde el que más se trabaja es el de “formar una
conciencia educativa para el esfuerzo y el trabajo”, dejando de lado otros como el
desarrollo de una sana sexualidad, la formación ética o la responsabilidad y autonomía.
La ley es muy enfática en su interés por la educación para el trabajo, ya que incluso
en el artículo veintiséis establece un servicio especial de educación laboral. Además, hay
un apartado sobre educación media técnica en donde se definen las necesidades,
posibilidades y objetivos de la misma. De hecho, cuando se habla de educación campesina,
el énfasis es directamente en educación técnica (ya que no se menciona ningún otro tipo de
educación), convirtiéndose en la única opción para gran parte de la población de estratos
bajos. En ese sentido, me preguntaba si había algún apartado dedicado específicamente a la
educación media universitaria o relacionado con ella y lo más cercano a ello es el artículo
veintisiete, en donde se reconoce cierta preocupación por el ingreso a la educación superior,
no obstante, esta preocupación es con el fin de ingresar estudiantes al mundo laboral, más
allá de recibir una educación universitaria crítica y propositiva.
Conclusiones
Existen muchas más críticas que me surgieron al leer la ley en mención, sin
embargo, por términos de espacio me limité a enfatizar en la más presente durante toda la
ley. De igual manera, considero importante nombrar rápidamente algunas, tales como la
contradicción que hay entre lo que menciona la ley sobre la no obligatoriedad de recibir
educación religiosa y lo que realmente sucede en los colegios, en donde no hay
posibilidades al respecto. Así mismo, me resulta preocupante que el Gobierno Nacional
fomente “la participación de los medios de comunicación e información en los procesos de
educación permanente y de difusión de la cultura” (pp. 12), sobre todo porque estos están
cooptados por una hegemonía política que no permite una verdadera difusión crítica y
abierta de la información.
En conclusión, identifico gran influencia de la economía en el campo educativo,
producto de la globalización y las orientaciones impartidas por organizaciones como el
FMI, el BM o la OCDE. Lo anterior es evidente en la ley cuando se reglamentan los
procesos de acreditación con énfasis en la calidad (ya explicada anteriormente), lo que para
Arias (2009) es la imposición de “un enfoque de gerencia y administración (…), que
definitivamente homologa el funcionamiento de la escuela al de una empresa” (pp. 73),
ingresando las lógicas neoliberales al mundo educativo. Igualmente, gracias a mi
experiencia en la educación y relacionado con lo mencionado en el presente documento,
considero importante mencionar que muchos de los aspectos planteados por la Ley General
de Educación, se limitan a quedar consignados en el papel, puesto que, en la realidad, las
dinámicas son totalmente distintas. Resulta necesario leer documentos como los reseñados
en el presente documento, sobre todo para poder entenderlos, criticarlos y si es necesario,
retomarlos o reformarlos.
Referencias bibliográficas
 Arias, D. (2009). Políticas públicas y crisis de la pedagogía en Colombia. Nodos &
Nudos, 26, 68-80.

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