La Educación Como Derecho Desde Un Enfoque Interseccional. Políticas Educativas y Práctica Profesional para Garantizar Su Cumplimiento

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PEDAGOGÍA.

Tema 1:

La educación como derecho desde un enfoque interseccional. Políticas educativas y


práctica profesional para garantizar su cumplimiento.

INTRODUCCIÓN
Pensar la educación como derecho es pensarla como el camino para el ejercicio de otros derechos
humanos fundamentales y, en consecuencia, de la ciudadanía. De esta forma, la educación se
convierte en una garantía para promover, fortalecer y cultivar el respeto hacia los derechos del
hombre. La educación, al decir de Paulo Freire, es praxis liberadora, reflexión y acción del hombre
sobre el mundo para transformarlo. Representa esa necesidad que se plantea desde los
educadores de establecer un apasionado compromiso por lograr, que lo político se convierta en
algo más pedagógico y lo pedagógico en algo más político.
Pensar la educación implica una manera de abordar la práctica educativa desde un enfoque
interseccional, pensar la vida de la escuela a partir y a través de la superposición de diferentes
factores sociales, sus actividades, relaciones, fines y funciones. Entenderla como derecho significa
situarla como asunto público que se moviliza sobre temáticas y problemáticas cambiantes, frente a
las que tiene que asumir posición.
La educación en el escenario actual, en tanto acción humana, se entiende como práctica histórica,
colectiva, plural y fundamentalmente pública. Las políticas educativas responden, entonces, a las
alternativas y tensiones de cada contexto social real.
En los siguientes apartados se analizará qué significa pensar la educación como derecho y cómo
las políticas educativas trabajan en pos de su pleno ejercicio.

EDUCACIÓN COMO DERECHO


La educación, de acuerdo con lo que manifiesta Marcelo Ubal (2006) comprende “los procesos de
transmisión, generación y apropiación de la herencia o patrimonio cultural realizada por los sujetos
de una determinada sociedad”. Se podría agregar, que ésta responde a un proyecto de sociedad,
a un conjunto de principios, creencias y convicciones, valorados de acuerdo con el contexto
histórico, lo que implica adoptar una posición ideológica, política. Por ello, la educación es un acto
político.
El concebir a la educación como un derecho fundamental de cada persona se basa en el hecho de
que, es a través de ésta que el ser humano deviene en ser social. Es decir, adquiere las condiciones
y capacidades necesarias para insertarse en la sociedad con posibilidades de éxito personal, social
y laboral.
Estas ideas mantienen una estrecha relación con el concepto que se tiene acerca de los derechos
humanos. Éstos pueden ser entendidos como “facultades individuales y comunitarias como medios
indispensables para el desarrollo de todas las potencialidades de la persona” (Villanueva Bidegain,
2011).
La educación como derecho humano es proclamada en el marco de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, celebrada en la Asamblea General de La Organización de las Naciones
Unidas, en 1948. Explicitada en el artículo 26, declara que toda persona tiene derecho a la
educación, y ésta debe ser gratuita, al menos en lo que concierne a la instrucción elemental y
fundamental, la que será obligatoria. Se expresa que la educación ha de tener por objeto el pleno
desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a
las libertades fundamentales; favoreciendo la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas
las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos.
La Convención de los derechos del Niño, acordada por las Naciones Unidas en 1989, se suma a lo
anterior y menciona la importancia de inculcar al niño el respeto del medio ambiente natural, de su
identidad cultural, de su idioma y sus valores, y el respeto de los valores nacionales y de otras
civilizaciones. Adopta una concepción de niño como sujeto de derecho.
La posibilidad de que todas las personas sean “herederos” del patrimonio cultural, mediante el
ejercicio pleno de la educación, constituye una conquista a nivel universal, la que a nivel nacional
presenta sus particularidades y serán desarrolladas en los siguientes apartados.

EDUCACIÓN COMO DERECHO EN EL URUGUAY


José Pedro Varela exalta en 1874 la importancia de la educación en la forma de gobierno
democrático-republicano, al expresar, en su libro “La Educación del Pueblo”, que: “para establecer
la república, lo primero es formar los republicanos... y todas las grandes necesidades de la
Democracia, todas las exigencias de la República sólo tienen un medio posible de realización:
educar, educar, siempre educar”. Varela proclama los principios rectores de la reforma escolar:
obligatoriedad, gratuidad y laicidad de la educación, asegurando así la democratización del saber.
Los dos primeros son principios incuestionables al considerar el derecho a la educación de todos
los hombres y el correspondiente compromiso con un proyecto social y político que lo concrete. El
principio de laicidad se basa en el hecho de que la escuela pública no persigue un fin religioso, sino
un fin social. Es así como este principio se construye en el escenario de los Derechos Humanos
centrado en la igualdad y libertad de los hombres.
Reina Reyes, fue sin duda una de las grandes pedagogas uruguayas del siglo XX, defensora de
los derechos humanos en el contexto latinoamericano. Pregonaba por un real ejercicio de éstos, y
muy en especial por el derecho a educar y el derecho a la educación. Es así como proclamó los
principios valerianos: gratuidad, obligatoriedad y laicidad, centrando especial preocupación en este
último.
Estos tres principios también se expresan en la Constitución de la República Oriental del
Uruguay(1997). En la misma se explicita el carácter obligatorio de la educación. Es decir, todas las
personas, especialmente niños y adolescentes, deben educarse necesariamente, tienen el derecho
y el deber de hacerlo. Se expone también un artículo en donde se hace referencia al principio de
gratuidad de la educación pública en todas sus instancias, ya que, para ser obligatoria, la educación
debe ser, necesariamente, gratuita. En cuanto a la laicidad, se deja en claro la separación absoluta
entre los contenidos escolares y cualquier culto religioso.
Uruguay ratifica la Convención de los Derechos del Niño, viéndose comprometido a realizar un
proceso de adecuación legislativa. En este contexto, entra en rigor en 2004 el Código de la Niñez
y la Adolescencia. El mismo considera en el capítulo II, artículo noveno, a la educación como un
derecho intrínseco de todo niño y adolescente, entre otros derechos.
En el ámbito concerniente al sistema educativo, entra en vigencia en 2008, la Ley General de
Educación, Ley 18.437. La misma destaca, en su primer artículo, a la educación como derecho
humano fundamental, y agrega que el Estado garantizará una educación de calidad para todos sus
habitantes, a lo largo de toda la vida. De esta forma, se reconoce a la educación como un bien
público, que tiene como fin el pleno desarrollo físico, psíquico, ético, intelectual y social de todas
las personas sin discriminación alguna, tal como lo expresa el segundo artículo de dicha ley. Esto
último deja en evidencia la importancia de garantizar la educación como derecho desde un enfoque
interseccional.
Puede decirse entonces, que las normas jurídicas respaldan la educación como derecho,
encontrándose en la permanente búsqueda de fortalecer este concepto.
Este hecho se refleja en el Programa de Educación Inicial y Primaria (2008), este expresa que la
Educación constituye un derecho de todas las personas y una condición fundamental para la
democracia social participativa, siendo responsabilidad del Estado garantizarlo.

LA EDUCACIÓN COMO DERECHO EN EL MARCO DE LAS POLÍTICAS EDUCATIVAS QUE


GARANTIZAN SU CUMPLIMIENTO
El Estado implementa políticas públicas en el ámbito de la educación, atendiendo a las necesidades
y problemáticas del sistema educativo uruguayo, focalizando en aquellos aspectos que dificultan el
ejercicio efectivo de la educación, así como aquellos que la promulgan, a fin de asegurar que todos
puedan gozar de este derecho. Es así como se establecen los siguientes ejes orientadores del Plan
de Desarrollo Educativo 2020 – 2024:
• El derecho a la educación de calidad para todos y para toda la vida: se concibe a la educación
como un derecho humano fundamental y un bien público ya que a partir de la misma se logra el
pleno desarrollo de las personas, lo que impacta en el desarrollo colectivo de toda la sociedad. Por
ello, ratificar y reafirmar el acceso a la educación constituye un primer paso fundamental, pero se
debe trascender a que ésta sea de calidad, a fin de promover el desarrollo de las potencialidades
de cada individuo a partir de aprendizajes relevantes y pertinentes que le permitan desenvolverse
e insertarse en una sociedad que está en permanente transformación y cambio.
• La centralidad del niño y del joven a partir de políticas inclusivas que consideren la diversidad:
implica desarrollar un conjunto de acciones a nivel sistémico que permita concretar
transformaciones que van desde la administración del sistema, el diseño y desarrollo curricular, la
formación y desarrollo profesional de docentes, así como respecto de los modelos educativos
existentes. Es necesario trabajar, para cultivar el talento de cada uno a partir de una formación que
propicie el conocimiento propio, interior, en un marco de relacionamiento con aquellas cosas que
los rodean, y ello a partir de una personalización de la educación que permita considerar y atender
las características propias de cada estudiante.
• La reducción de la inequidad interna del sistema desde la redistribución equitativa de recursos al
desarrollo de políticas focalizadas: resulta fundamental considerar que los niños y jóvenes proceden
de contextos muy desiguales y que estos factores muchas veces se agudizan o no son atendidos
en forma, por cuestiones propias de nuestro sistema educativo. En el marco de una educación de
calidad, se debe bregar por la equidad como elemento asociado e indispensable respecto de ésta
ya que la misma debe brindar todos los recursos y ayudas necesarias para que los estudiantes
lleguen o logren el máximo de sus potencialidades logrando las competencias necesarias que les
permitan ser plenamente libres, ejerciendo sus derechos ciudadanos insertándose en la actual
sociedad del conocimiento.
• El fortalecimiento de la profesión docente a partir de su protagonismo y corresponsabilidad en el
logro de aprendizajes de calidad: se explicita que el país necesita una formación docente de
excelencia como base indispensable para todo proceso de transformación y de cambio.
• La transformación de la institucionalidad educativa con foco en el desarrollo de los actores locales
y regionales: este eje, implica trabajar por la generación de comunidades profesionales integradas
para una necesaria personalización de los procesos formativos, cuyo foco principal serán los
aprendizajes de los estudiantes.
• La evaluación como herramienta para la mejora continua, en el marco de sistemas de información
para la toma de decisiones y la rendición de cuentas por parte de la administración: se considera
el desarrollo de políticas integradas de evaluación como una cuestión ineludible para conocer la
realidad de los diversos componentes del sistema educativo, para ello es preciso fortalecer los
sistemas de evaluación. Se menciona la necesidad de aprovechar la información que se obtenga
en cada caso. Finalmente, se resalta la importancia de articular la evaluación con los sistemas de
información para optimizar el logro de la calidad anhelada.
Considerando todo lo anterior, los lineamientos estratégicos que se han definido para articular el
conjunto de la propuesta son:
1. Ampliar el acceso, la retención, el egreso y mejorar el trayecto de todos los estudiantes en los
diferentes ciclos de su formación, promoviendo aprendizajes de calidad.
2. Reducir la inequidad interna del sistema educativo y mejorar los aprendizajes de los estudiantes,
con foco en los sectores de mayor vulnerabilidad educativa y social.
3. Adecuar la propuesta curricular en todos los niveles educativos.
4. Fortalecer la gestión de los centros y promover comunidades integradas y de aprendizaje.
5. Diseñar y establecer una política nacional docente que incluya la formación inicial, el desarrollo
y la carrera profesional, así como las condiciones de trabajo.
6. Transformar el diseño y la gestión institucional, profesionalizando los procesos y las funciones
técnico-administrativa y de servicios.
Puede decirse entonces que el principal propósito de la presente Administración a través de sus
políticas educativas es mejorar los aprendizajes de todos los estudiantes, así como lograr una
reducción importante en los niveles de inequidad existentes que determinan que el éxito o fracaso
de los estudiantes esté condicionado por su origen sociocultural.
Es así como las diferentes desigualdades (social, cultural, educativa, política, económica, entre
otras) que sufre el sujeto, son ejes que interseccionan momentos y situaciones de la vida del
alumnado. La interseccionalidad nos coloca en esos puntos de cruces tejidos por las diferentes
dimensiones, estructuras y dinámicas que determinan el fracaso escolar, abandono educativo,
discriminación y exclusión, o, por el contrario, provocan experiencias y situaciones de privilegio.
Lo que todos estos esfuerzos tienen en común es el reconocimiento de un desafío que tienen las
políticas educativas, la profesión docente, y la sociedad uruguaya en general, para responder a su
creciente diversidad con equidad y asegurando el derecho a la educación a todos los niños, niñas
y adolescentes.

REFLEXIONES PERSONALES
Los fundamentos pedagógicos que sustentan las políticas educativas desarrolladas por nuestro
país conciben a la educación como derecho, basándose en las fortalezas que vienen del pasado y
los desafíos que muestra el presente, que ciertamente son muy significativos. Se decide priorizar
al estudiante, poniendo en el centro a la mejora de los procesos de aprendizaje y la reducción de
la inequidad, con la expectativa de que éste sea el comienzo de una mejora gradual y paulatina de
todos los procesos y resultados.
Velar por el derecho a la educación habla de una visión esperanzadora, parte de abandonar la
concepción de niño carente, que se traduce en sujeto ineducable y peligroso, como suele percibirse,
sobre todo, en aquellos contextos “marginales” o “excluidos”. Para ello debemos afiliarnos a la idea
de niño/alumno como sujeto de posibilidad, apostando así a su educación, a su plena realización
en una comunidad de iguales, aplacando las desigualdades instaladas en las relaciones sociales.
De esta forma, es posible consolidar una “educación como posibilidad, más allá del contexto” (Pablo
Martinis, 2006).
Pensar la escuela hoy es pensar en sus acontecimientos educativos como máxima expresión de
su sentido, en tanto concurrencia de la acción docente y los procesos de enseñanza, los alumnos
y los procesos de aprendizaje, los saberes sin los que no hay situación educativa posible; y el
conjunto de elementos estructurales que le dan cabida: el medio social y familiar, el marco
institucional y las estructuras curriculares y políticas educativas en que se inscribe. El
acontecimiento didáctico aparece atravesado por la manifestación política y técnica de cada uno
de estos elementos para garantizar, de este modo, el derecho a la educación de todos los
ciudadanos.

BIBLIOGRAFÍA
• ANEP Proyecto de Presupuesto y Plan de Desarrollo Educativo 2020-2024.
• Constitución de la República Oriental del Uruguay.
• Código de la Niñez y la Adolescencia.
• Ley General de Educación 18.437
• ONU (1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos. Naciones Unidas.
• UNICEF (1989). Convención sobre los Derechos del Niño. Naciones Unidas.
• FREIRE, P. (1970): Pedagogía del Oprimido.
• REYES, R. (1964): El derecho a educar y el derecho a la educación. Ed. Alfa Montevideo.
• SOLER ROCA, Miguel (2008): Los compromisos de los educadores. En Portal Educativo
“Uruguay Educa”.
• UBAL, Marcelo (2006): La falacia de la imposibilidad de educar. En Martinis, Pablo (comp.):
Pensar la escuela más allá del contexto. Montevideo: Psicolibros.
• VARELA, J. P. (1964): La Educación del Pueblo. Colección Clásicos Uruguayos,
Montevideo.

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