Jesús Sana A Un Leproso

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. Jesús sana a un leproso.

1. (1-2) El leproso hace su pedido a Jesús.


Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró
ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
a. Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente: Los milagros de Jesús atrajeron
mucha atención; pero también lo hizo Su ministerio de enseñanza. Mateo demostró esto por
medio de su mención de la mucha gente que lo siguió después de descender del Monte de las
bienaventuranzas.
ii. Recordamos un versículo fundamental importante del Evangelio de Mateo: Y recorrió Jesús toda
Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo (Mat_4:23). Mateo continuó diciéndonos acerca del
ministerio de enseñanza de Jesús (Mateo 5-7); ahora nos dice más acerca del ministerio de
sanación de Jesús, y cómo Sus obras confirmaron Sus palabras.
b. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él: En el mundo antiguo, la lepra era una enfermedad
terrible y destructiva, y aún lo es en algunas partes del mundo. Un leproso antiguo no tenía
esperanza de mejorar, así que vino este leproso a Jesús con un gran sentido de necesidad y
desesperación.
i. “La lepra puede comenzar con la pérdida de sensación en alguna parte del cuerpo; los nervios
son afectados; los músculos se atrofian; los tendones se contraen al punto que las manos parecen
garras. Después vienen ulceraciones de las manos y pies. Luego comienza la pérdida progresiva de
los dedos de manos y pies, hasta que al final toda la mano o todo el pie se cae. La duración de ese
tipo de lepra es como de veinte a treinta años. Es un tipo de muerte progresiva terrible en la cual
un hombre muere por centímetros”. (Barclay)
ii. Según la ley y las costumbres judías, uno tenía que mantenerse a 6 pies (2 metros) de un
leproso. Si el viento soplaba proveniente de donde estaba el leproso, tenían que mantenerse a
150 pies (45 metros) de distancia. La única cosa más contaminante que el contacto con un leproso
era el contacto con un cadáver.
iii. “En la Edad media, si un hombre se convertía en leproso, el sacerdote se ponía su estola y
tomaba su crucifijo, y traía al hombre a la iglesia, y leía el servicio fúnebre sobre él. Para todos los
propósitos humanos, el hombre estaba muerto”. (Barclay)
iv. Por todas estas razones, la condición de leproso es un modelo del pecado y sus efectos. Es
una enfermedad contagiosa y debilitante que corrompe a su víctima y lo hace esencialmente
muerto mientras vivo; y casi todo el mundo, la sociedad y la gente religiosa despreciaban a los
leprosos. Los rabinos despreciaban especialmente a los leprosos, y los veían como personas bajo
el juicio especial de Dios, que no merecían piedad ni misericordia.
v. En el tiempo de Jesús, los rabinos algunas veces se gloriaban de lo mal que trataban a los
leprosos. Uno se jactó de que se negó a comprar un huevo en la calle donde vio a un leproso; otro
se jactó de que les lanzó piedras a unos leprosos al verlos.
vi. Sin embargo, el leproso vino a Jesús por sí mismo y a pesar de muchos desánimos.
• Él sabía lo terrible que era su problema.
• Él sabía que otras personas renunciaron a él por tener una condición sin esperanza.
• Él no tenía a nadie que quisiera o pudiera llevarlo a Jesús.
• Él no tenía un ejemplo previo de Jesús sanando a un leproso para darle esperanza.
• Él no tenía una promesa de que Jesús lo sanaría.
• Él no tenía invitación de Jesús o sus discípulos.
• Él debió haberse sentido avergonzado y solo en la multitud.
c. Vino un leproso y se postró ante él: A pesar de su condición desesperada, este hombre no solo
le rogó a Jesús, también se postró ante él.
i. “El verbo en griego es proskenein, y esa palabra nunca se usa para otra cosa que la adoración de
los dioses; siempre describe los sentimientos y acciones de un hombre en la presencia de lo
divino”. (Barclay)
ii. ¿Cómo adoró el leproso a Jesús?
• Él adoró a Jesús viniendo a Él, honrándolo como el Único que podría suplir su necesidad que de
otra forma sería imposible.
• Él adoró a Jesús con su postura (se postró ante él).
• Él adoró a Jesús con la palabra “Señor,” honrándolo como señor y Dios.
• Él adoró a Jesús con su humildad, no demandando, sino dejando su petición a la voluntad de
Jesús.
• Él adoró a Jesús con su respeto del poder de Jesús, diciendo que todo lo que se necesitaba era la
voluntad de Jesús, y él sería sanado.
• Él adoró a Jesús con su confianza de que Jesús podía hacerlo más que sano; Jesús podía hacerlo
limpio.
iii. “El leproso rindió a Cristo un homenaje divino; y si Jesús hubiera sido simplemente un buen
hombre, y nada más, habría rechazado la adoración con santa indignación”. (Spurgeon)
iv. “Aquellos que llaman a Jesús ‘Señor’ y no lo adoran, están más enfermos que lo estaba el
leproso”. (Spurgeon)

d. Señor, si quieres: El leproso no tenía duda alguna de la capacidad de Jesús para sanar. Su única
pregunta era si Jesús quería sanar.

i. Él creyó en el poder de Jesús. Cuando un comandante sirio llamado Naamán fue afligido por
lepra, él vino a Joram, el rey de Israel porque él escuchó que había un profeta en Israel que Dios
usó para hacer cosas milagrosas. Cuando Naamán vino a Joram, Joram sabía que él no tenía poder
para ayudarlo, y él dijo: “¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un
hombre de su lepra?” (2Re_5:7) La lepra no tenía remedio en el mundo antiguo que el sanar a un
leproso era comparado con resucitar a los muertos; sin embargo, este leproso sabía que todo lo
que Jesús necesitaba era estar dispuesto.

ii. Sin embargo, este leproso estaba seguro de que Jesús quería usar Su poder para el beneficio del
leproso. “Los hombres creen más fácilmente en poder milagroso que en amor milagroso”. (Bruce)

e. Señor, si quieres, puedes limpiarme: Este leproso buscó más que sanación. Él quería limpieza;
no solo de su lepra, sino también de los terribles efectos en su vida y su alma.

i. Además, este es el primer lugar en el evangelio donde Jesús es llamado Señor. Este título fue
particularmente significativo a la luz del hecho de que la palabra Señor era usada para traducir la
palabra hebrea Yahveh, y Mateo escribió su evangelio a aquellos que estarían familiarizados con el
contexto judío de esa palabra.

2. (3) Jesús toca al leproso y él es limpiado.


Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.

a. Jesús extendió la mano y le tocó: Este fue un toque valiente y compasivo de Jesús. La idea es
que el leproso mantuviera distancia de Jesús, pero Él extendió la mano y le tocó. Estaba en contra
de la ley ceremonial tocar a un leproso, lo que hizo que el toque fuera aún más significativo para el
hombre afligido. Por supuesto, tan pronto como Jesús lo tocó, ¡él ya no era un leproso!

i. Le tocó: Jesús no tenía que tocar al leproso para sanarlo. Él pudo haberlo sanado con una
palabra o incluso un pensamiento. No obstante, Él sanó al leproso con un toque porque eso es lo
que el leproso necesitaba.

ii. Jesús seguido varió la forma de sanar, y usualmente Él escogió una forma particular que sería
significativa para la persona afligida.

iii. Mar_1:41 dice que cuando Jesús lo vio tuvo misericordia de él. Había pasado mucho tiempo
desde que este leproso había visto un rostro con compasión.

b. Quiero: La afirmación de Jesús “quiero” simplemente respondió la pregunta del hombre, y nos
da un punto de partida para las veces que nos preguntamos si Jesús está dispuesto a sanar.

Debemos suponer que Jesús está dispuesto a sanar a menos que nos muestre algo diferente.
i. ¿Cómo podemos saber si Jesús está dispuesto a sanarnos? Asumiendo que Él lo está, pero
escuchándolo si Él nos dice que no lo hará. Es así como pasó con el apóstol Pablo en 2Co_12:7-10;
parece que Pablo suponía que Jesús lo sanaría de su aguijón en la carne hasta que le llegó la
noticia de que no lo haría.
c. Y al instante su lepra desapareció: La vida del ex leproso fue cambiada para siempre. Jesús había
dicho recientemente, pedid, y se os dará (Mat_7:7). Esto fue ciertamente verdad para el ex
leproso ahora limpio.

i. Esta es la primera sanación individual descrita por Mateo. Anteriormente, se nos habló del
ministerio de sanación de Jesús en un sentido general (Mat_4:23-24), pero aquí en un caso
específico.

3. (4) Jesús ordena al hombre sano dar testimonio de su sanación solamente a los sacerdotes.
Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino vé, muéstrate al sacerdote, y presenta la
ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.
a. Mira, no lo digas a nadie: Jesús en ocasiones mandó a la gente que no anunciara sus sanaciones
o alguna obra milagrosa que Él había hecho por ellos. Él hizo esto porque quería mantener baja la
emoción de las multitudes hasta el tiempo adecuado de Su revelación formal a Israel, la cual fue
una fecha exacta como fue profetizado en Daniel 9.
i. Además, los milagros de Jesús no fueron calculados principalmente para hacerlo famoso o una
celebridad (aunque ciertamente dieron testimonio de Su ministerio). Más aún, Jesús sanó para
satisfacer las necesidades de individuos específicos y para demostrar el evidente poder del Mesías
en el amor y cuidado de las necesidades personales de las personas humildes.
ii. Por lo tanto, Jesús fue cauteloso acerca de cómo las multitudes lo miraban y por qué lo seguían.
“Este motivo de discreción… es mejor entendido como un reflejo de un peligro real que Jesús
podía alcanzar una popularidad no deseada simplemente como un hacedor de milagros, o peor
aún, como un libertador nacionalista, y así fomentar un grave malentendido sobre la verdadera
naturaleza de su misión”. (France)
iii. Marcos nos dice que el leproso no obedeció a Jesús y en vez él comenzó a publicarlo mucho
(Mar_1:44-45).
b. Muéstrate al sacerdote: Jesús ordenó al hombre dar testimonio a los sacerdotes, y ¡qué
testimonio fue! La Ley mosaica prescribía sacrificios específicos para llevar a cabo por la sanación
de un leproso, y cuando el hombre se los reportó a los sacerdotes, sin duda tuvieron que realizar
ceremonias que rara vez (si alguna vez) se realizaban (Levítico 14).
i. Ir al sacerdote también traería al ex leproso a la sociedad. Jesús quería que la sanación de la
enfermedad del hombre tuviera el mayor beneficio posible.
ii. “La ofrenda era dos avecillas vivas, limpias, y madera de cedro, grana e hisopo, Levítico 14:4, las
cuales debían ser traídas para su limpieza; y, después de ser limpio, dos corderos, una cordera,
tres décimas de efa de flor de harina, y un log de aceite, Levítico 14:10; pero si la persona era
pobre, entonces él debía traer un cordero, una décima de efa de flor de harina, y un log de aceite y
dos tórtolas o dos palominos, Levítico 14:21, 22”. (Clarke)

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