Continuidad de Los Parques
Continuidad de Los Parques
Continuidad de Los Parques
NOMBRE:
FECHA:
OBJETIVO: La presente actividad INSTRUCCIONES: Te solicito que realices de
tiene como objetivo fundamental forma individual cada una de las siguientes
que coloques en prá ctica una de las actividades las que permitirá n acercarte a un
habilidades esenciales de tu texto y descubrir, reconocer e interpretar las
proceso de aprendizaje: la ideas principales y secundarias de é l y a la vez
comprensió n lectora. podrá s incrementar tu vocabulario.
TEXTO 1:
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes,
volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la
trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su
apoderado y discutir con el mayordomo una cuestió n de aparcerías1, volvió al libro en la
tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles.
Palabra a palabra, absorbido por la só rdida disyuntiva de los hé roes, dejá ndose ir hacia
las imá genes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del ú ltimo
encuentro en la cabañ a del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el
amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañ aba ella la
sangre con sus besos, pero é l rechazaba las caricias, no había venido para repetir las
ceremonias de una pasió n secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos
furtivos. El puñ al se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un
diá logo anhelante corría por las pá ginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que
todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del
amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de
otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares,
posibles errores. A partir de esa hora, cada instante tenía su empleo minuciosamente
1
atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano
acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la
puerta de la cabañ a. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda
opuesta, é l se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez,
parapetá ndose en los á rboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del
crepú sculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El
mayordomo no estaría a esa hora y no estaba. Subió los tres peldañ os del porche y entró .
Desde la sangre galopando en sus oídos, le llegaban las palabras de la mujer: primero una
sala azul, despué s una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en
la primera habitació n, nadie en la segunda. La puerta del saló n, y entonces el puñ al en la
mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un silló n terciopelo verde, la cabeza del
hombre en el silló n leyendo una novela”.
Continuidad de los Parques, Julio Cortá zar
Señ ale cuá l de las opciones contiene una palabra que podría reemplazar la respectiva
palabra subrayada en el texto, sin que cambie el sentido de éste.
a) Narrar.
b) Asesinar.
c) Escribir.
d) Leer.
e) Descansar.
a) el mayordomo y el asesino.
b) el comienzo y el final de la vida.
c) los amantes y el parque.
d) el narrador y los amantes.
e) la ficció n de la novela y quien la lee.