RC0009852
RC0009852
RC0009852
ES La decisión de otorgar el
Premio Nacional de
Literatura a Alfonso
Calderón reszlcita antiguas
polémicas sobre la
u
natzlralexa delgalardón
Q$$
C.
%L
~ONIALIRA premiación en 1977 de Rodolfo Oroz mio, que desde 1980 se otorga cada dos años
YARCELO SOTO -cuestionado por ser un lingüista y no un Para colmo, en esta última versión se dio un:
creador- o cuando se le negó a Vicente Huido- serie de condiciones que alimentaron tesis co
a historia del Premio Nacional bro porque era “rico” (en 1947), la polvareda le- mo la sostenida por Volodia Teitelboim, uno dc
de Literatura es rica en guerri- vantada por Calderón parece menor. En efecto, los candidatos, en el sentido de que se trató dc
llas literarias del más variado salvo pocas excepciones, nunca han faltado ra- una decisión de naturaleza “extra literaria”.
calibre. Por eso, lo más proba- zones para censurar la concesión de este pre- Antes de darse a conocer el veredicto, e
ble es que la polémica que sus- mio, creado en 1942 con la idea de ayudar al nombre de Guillermo Blanco, autor de Grucih
bitó la reciente elección de Alfonso Calderón poeta Augusto DHalmar, sumido en la pobreza. y el forastero, era mencionado como seguro ga
67) sólo pasará a engrosar una larga lista Más que cuestionar los méritos literarios de nador. Incluso, las secciones literarias de algu
le controversias. Calderón, el grueso de las acusaciones apunta nos diarios ya tenían preparadas ediciones es
Comparada con el escándalo que provocó la al procedimiento que rige la entrega del pre- peciales dedicadas a Blanco (la Revista de Li
90 QUE PASA 3 DE OCTUBRE DE 1998
f
@ 49.31;
‘ros de El Mercurio, por ejemplo, iba a tratara más bien de un cronista -aunque
‘ublicarun cuento inédito suyo en caso también ha escrito poesía- y no de un na-
e ser elegido). rrador nato como Blanco. Fernando Ae-
De ahí que la sorpresa haya sido ma- &a, dando cuenta de la herida causada
úscula cuando se supo que el favoreci- por la derrota, llegó a señalar que “sepa-
o era Calderón, quien no estaba entre só una aplanadora encima de autores
3s favoritos. Este grupo lo lideraba que tienen una obra firme y cuantiosa”.
{lanco, seguido de Teitelboim, y luego Esto, sin embargo, es refutado por
e mencionaba a Fernando Alegría y el crítico Ignacio Jalente, quien consi-
uis Merino Reyes. Con menores pro- dera que el premio es justo “por la obra
)abilidades, surgía el nombre de Enri- múltiple de Calderón y, sobre todo, por
lue Lafourcade. sus monumentales memorias”. Lo mis-
Aumentó la perplejidad el que Calde- mo opina Lafourcade al describir al re-
.ón no fuera conocido más allá de los cién electo Premio Nacional, como un
:írculos literarios, como él mismo ad- “trabajador incansable de la literatura”.
nite. “A pesar de tener 50 años dedica- Pero sin duda, fue la inasistencia de
30sa la literatura y de haber publicado un miembro del jurado el hecho que ali-
más de 40 libros propios y otras 40 an- m p t ó la controversia. La ausencia del
tologías y ediciones, mi relación con el rector de la Universidad de Playa An-
público es inexistente”, explica. cha, Norman Cortés, disminuyó a cua-
Asimismo, algunos objetaron que se tro el número de jueces: a saber, el mi-
La ley que creó el Premio Naciom =_ Literatura en 1942 decía que el galar-
dón debía ser concedido, “por una vida entera entregada al servicio de la litera-
tura”. En efecto, para muchos intelectuales el galardón era una especie de jubi-
lación para escritores y no tanto el reconocimiento del talento de una pluma.
Por ejemplo, en 1947 lo obtuvo el poeta Samuel Lillo, quien atravesaba por una
difícil situación económica, en lugar de Vicente Huidobro.
Otro de los premios controversiales fue el concedido en 1974 a Sady Zañartu.
Según cuenta Luis Merino Reyes en su libro Escri-
tores laureados con el Premio Nacional, el ministro
de Educación de la época que presidía el jurado pi-
dió la fecha de nacimiento de los postulantes “y
así venció Sady Zañartu”, quien enton-
ces contaba con 81 años. Su principal ri- Pablo de
Rokha
val era el escritor Alberto Romero,
quien resultó desfavorecido por un comentario
formulado por otro de los integrantes del jurado
de la época, quien consideró que los títulos de sus
libros eran “deprimentes”.
En contra del indiscutible talento de Pablo de Rokha jugó su carácter belige-
rante y sus numerosos adversarios. Su elección como Premio Nacional de Lite-
ratura en 1965 sólo fue posible gracias a una conspiración de sus amigos para
que lograra obtener los votos suficientes en el jurado.
La conclusión es que nunca han faltado argumentos en favor o en contra de
los escritores. En 1955, cuando lo obtiene Francisco Antonio Encina, un grupo
reclamó que se trataba de un historiador y no de un escritor. Cuando en 1959
se lo entregan a Alone (Hernán Díaz Arrieta) el problema surgió porque se tra-
taba, básicamente, de un crítico literario, mientras que a Benjamín Subercase-
aux se le recriminó que no fuera un “creador”.
nistro de Educación, José Pablo Arellano; el
Premio Nacional de Literatura 1996, Miguel
Arteche; el rector de la Universidad de Chile,
Luis Riveros, y el presidente de la Academia
,es “un conjunto de notas d Chilena de la Lengua, Alfredo Matus.
De acuerdo con diversas fuentes, en princi-
pio se provocó un empate a dos votos entre
Blanco y Teitelboim. Finalmente y tras dos ho-
ras de deliberaciones, surgió el nombre de Cal-
derón. Debido a la naturaleza secreta del voto,
no existe certeza de quién voto por quién.
Aunque ha sido desmentida por los miem-
bros del jurado, circula la versión de que de-
trás del nombramiento de Calderón se esconde
una fórmula de cuoteo político. Según esta te-
sis -sostenida por un sector de la SECH-, este
año le correspondía el galardón a un escritor
del ala progresista de la Concertación, ya que
el premio anterior fue para uno vinculado a la
Democracia Cristiana, como Miguel Arteche.
De ser así, el ministro Arellano se habría visto
impedido de votar por Blanco, quien además
es en la actualidad presidente del Consejo Na-
cional del Libro.
El premiado rechaza esta versión: “Efectiva-
mente soy de ideas socialistas, pero yo no voy
Aquí en Provenza, en medio del olor de a repartos de premios políticos, porque me po-
drían haber dado una embajada o cualquier
puesto. Eso no lo acepto”. El cariz que tomó la
discusión al interior de la SECH, donde un gru.
PO de sus integrantes protestó contra la deci.
sión del jurado, llevó a Calderón, a sus hijas Te
resa y Lila, al poeta Tomás Harris y a Arteche
a renunciar a la organización.
“Sé que hubo una persona que se paseó con
un lienzo alegando en contra del premio en
medio de una sesión de la SECH y no fue re-
convenida. Lo consideré un ataque personal
que no estaba dispuesto a aceptar ni para mí ni
para mi familia”, explica Calderón.
Pero no todo fueron recriminaciones para el
escritor. Una vez que se informó que él era el
nuevo Premio Nacional de Literatura, llamaron
para felicitarlo dos de los candidatos, Lafourca-
de y Blanco; Ricardo Lagos, Carlos Altamirano
y el poeta Raúl Zurita.
La polémica sirvió a la sociedad de escrito-
res para reclamar dos de sus más antiguas as-
piraciones: que el jurado del premio esté inte-
grado por gente que tenga una vinculación re-
al con el mundo literario y que vuelva a ser
anual, como lo estableció la ley que creó el ga-
lardón en 1942.q~
92 QUE PASA 3 DE OCTUBRE DE 1998