Vida de Santa Rosa de Lima
Vida de Santa Rosa de Lima
Vida de Santa Rosa de Lima
En Lima
Ya desde su infancia se había manifestado en la futura santa su vocación
religiosa y una singular elevación espiritual. Había aprendido música,
canto y poesía de la mano de su madre, que se dedicaba a instruir a las
hijas de la nobleza. Se afirma que estaba bien dotada para las labores de
costura, con las cuales ayudaría a sostener el presupuesto familiar. Con
el regreso de la familia a la capital peruana, pronto destacaría por su
abnegada entrega a los demás y por sus extraordinarios dones místicos.
Fueron muy contadas las personas con quienes Rosa llegó a tener alguna
intimidad. En su círculo más estrecho se hallaban mujeres virtuosas como
doña Luisa Melgarejo y su grupo de "beatas", junto con amigos de la casa
paterna y allegados al hogar del contador Gonzalo de la Maza. Los
confesores de Santa Rosa de Lima fueron mayormente sacerdotes de la
congregación dominica. También tuvo trato espiritual con religiosos de la
Compañía de Jesús. Es asimismo importante el contacto que desarrolló
con el doctor Juan del Castillo, médico extremeño muy versado en asuntos
de espiritualidad, con quien compartió las más secretas minucias de su
relación con Dios. Dichos consejeros espirituales ejercieron profunda
influencia sobre Rosa.
Últimos años
Hacia 1615, y con la ayuda de su hermano favorito, Hernando Flores de
Herrera, construyó una pequeña celda o ermita en el jardín de la casa de
sus padres. Allí, en un espacio de poco más de dos metros cuadrados (que
todavía hoy es posible apreciar), Santa Rosa de Lima se recogía con
fruición a orar y a hacer penitencia, practicando un severísimo ascetismo,
con corona de espinas bajo el velo, cabellos clavados a la pared para no
quedarse dormida, hiel como bebida, ayunos rigurosos y disciplinas
constantes.
Con todo acierto, Rosa había predicho que su vida terminaría en la casa
de su bienhechor y confidente Gonzalo de la Maza (contador del tribunal
de la Santa Cruzada), en la que residió en estos últimos años. Pocos meses
después de aquel místico desposorio, Santa Rosa de Lima cayó
gravemente enferma y quedó afectada por una aguda hemiplejía. Doña
María de Uzátegui, la madrileña esposa del contador, la admiraba; antes
de morir, Santa Rosa solicitó que fuese ella quien la amortajase.
10.- ¿En qué año recibió su habito y de que orden religiosa era?
11.- ¿Quién era el Santo mulato que era amigo de Santa Rosa de Lima?